Eduardo Alvez 4.189.781-6 Psicología Concepto de estigma vinculado al desarrollo de procesos colectivos en contextos de encierro. La sociedad busca establecer parámetros y normas los cuales son entendidos como corrientes/naturales o extraños/anormales. Dentro de lo considerado como normal, también se pone en juego un sinnúmero de interpretaciones personales que van a catalogar y clasificar a lo anormal, siempre desde el prejuicio ya que esta sobreentendido cual es el rol social que se espera de cada uno, y sin ese anormal, no existe una referencia para la normalidad. Surge por lo tanto el concepto de estigma, utilizado como algo negativo, o poco habitual, algo que escapa a la norma o código social, un adjetivo desacreditador. El sujeto/grupo o la conducta objeto de ese estigma, será señalado por el resto “normal” como el punto negativo. Las personas que no se ubican dentro de ese acuerdo tácito, son excluidas, apartadas, estigmatizadas. Es importante tener en cuenta lo que implican estas barreras no visibles cuando pensamos abordar un trabajo que tenga foco en los contextos de encierro. Contextos los cuales fueron creados para alejar y retener a ese miembro de la sociedad que no se adecuaba a la norma. Por lo cual, representantes máximos de la estigmatización social (el loco y el preso). Es fundamental no solo un abordaje propicio, que trate de sortear esas barreras socialmente construidas y reproducidas –aquí decimos “trate”, porque por más que lo tengamos presente también llevamos asimilada esa carga sociohistórica, de la misma forma que las personas con quien vamos a generar el encuentro-. Por lo cual antes de empezar generar algún tipo de acuerdo es fundamental tener presente que el contacto debe ser construido con cada acercamiento, con cada jornada de abordaje y que también será una experiencia movilizante, independientemente del recorrido académico/profesional/laboral que se pueda tener como bagaje. La persona estigmatizada tiene dañada su identidad social, está desacreditada frente al resto de la sociedad. También es un punto considerable que cada vez que alguien con estigma alcanza notoriedad (sobre todo positiva), los demás que comparten esa situación se vuelven más accesibles. En este sentido la tarea es doble, primero el acercamiento, deconstruir barreras, desobjetivizar a esas personas, buscar la horizontalidad y a partir de eso poder construir una tarea con un objetivo en común.