COLOR Batllo 16/5/07 10:57 Página 1 La Casa Batlló Texto: Daniel Romaní Fotos: Toni Soriano “La línea recta es de los hombres, la curva es de Dios.” Ésta era una de las premisas básicas de Antoni Gaudí. Fiel a esta sentencia, el genial arquitecto catalán evitaba cualquier línea recta cuando dibujaba los planos de un edificio. La Casa Batlló es un buen ejemplo de ello: ¡prácticamente no hay ningún ángulo recto en toda la casa, tanto en el interior como en el exterior! a casa más conocida —y fotografiada por cámaras de todo el mundo— es toda ondulada. Se sabe que el mismo Gaudí dirigía a los obreros personalmente, desde la calle, la colocación de la cerámica vidriada y los fragmentos de cristales rotos de distintos colores en la fachada del Paseo de Gracia número 43. El barroquismo de la fachada —que por sus formas y colores se ha comparado con la serie de óleos de Claude Monet Les nimphéas, de su jardín de Giverny— anunciaba la de la Casa Milà, La Pedrera, que proyectará más tarde en el mismo paseo de Gràcia. En la Casa Batlló es la última ocasión en la que Gaudí realiza un uso exuberante del trencadís —técnica que utilizó por doquier, ya que le permitía colorear las omnipresentes superficies curvas de los edificios que diseñaba. Dos rasgos de la Casa Batlló serán todavía más acentuados en La Pedrera: el uso de la forja y la ondulación de las paredes. La Casa Batlló se había edificado entre los años 1875 y 1877. En 1900 era propiedad de Josep Batlló, industrial textil propietario de la fábrica El Vapor Batlló, dedicada al hilo y al algodón —situada en la calle Urgell, que después ha sido sede de varias escuelas universitarias dedicadas a especialidades técnicas, tuvo una vida corta: de 1870 a 1889—. Josep Batlló encargó las obras que en principio tenían que consistir en derribar el edificio y construir uno nuevo, pero en 1904 cambió de idea y decidió hacer una reforma. Parece lo más lógico para un edificio que había sido construido sólo 25 años antes. L COLOR Batllo 16/5/07 10:57 Página 2 COLOR Batllo 16/5/07 10:57 Página 3 Gaudí se empleó a fondo, transformando una casa típica del Eixample en uno de los edificios más singulares de la arquitectura de Barcelona, en cuya planta noble vivirían los Batlló. Realizó una reforma integral, diseñando todos los elementos, incluido el mobiliario. Lo hizo con toda libertad, incluso desoyendo algunas de las peticiones de los propietarios, como revela esta simpática anécdota: la señora Amàlia Batlló estaba preocupada porque no veía la manera de colocar el piano de cola de su hija; el arquitecto siempre le respondía que encontraría alguna solución, y cuando la casa estuvo terminada y no cabía el piano, Gaudí le contestó ¡que le comprase un violín! En la fachada añadió una tribuna, nuevos balcones y cerámica policromada; en el interior organizó los espacios y unificó los patios y la escalera para conseguir más iluminación y ventilación. Añadió dos plantas, que remató con un coronamiento cerámico espectacular. “Les Golfes” —la buhardilla—, recuperadas y rehabilitadas con motivo del centenario de la Casa Batlló, junto con las chimeneas y la cruz tridimensional, constituyen el excepcional terrado. La Casa Batlló (1905-1907) es sin duda el edificio más innovador y arriesgado de los tres de la “manzana de la discordia” —entre Consell de Cent y Aragó—, llamada así por la diversidad de estilos —dentro del modernismo— que alberga. Lo cierto es que muy pocos barceloneses dejaron de opinar al verla acabada. Prácticamente no dejó a nadie indiferente. Algunos incluso tacharon el edificio de “horrible”, mientras otros lo elogiaban o lo premiaban con el concurso de arquitectura de 1907. En la “manzana de la discordia” se produce la máxima concentración de modernismo de Barcelona. Además de los bancos y farolas modernistas que flanquean el Paseo de Gracia, aquí se hallan tres edificios de familias de la burguesía industrial barcelonesa que reunciaron a copiar las formas de vida de la aristocracia, instalando sus viviendas en la arteria principal del nuevo Eixample, que había sido urbanizado a finales del siglo XX. Se trata de los Lleó Morera, que residieron en la casa diseñada por Domènech i Montaner, y los Amatller, que vivieron en la que había diseñado Josep Puig i Cadafalch. “Si de alguna manera hubiera que definir la Casa Batlló, sería diciendo que se trata de una sonrisa arquitectónica, de una explosión de placer compositivo de quien se halla en pleno dominio de su propio y personal estilo, que le permite desligarse de toda imitación o de toda escuela contemporánea o histórica”, ha escrito Joan Bassegoda Nonell. La abundancia de formas, colores y símbolos invitan a soñar numerosos significados. El más extendido es la leyenda de Sant Jordi y el dragón, la lucha del bien contra el mal: el techo sería la cresta del dragón, y sus vértebras darían forma a la escalera principal del edificio. Pero hay otras muchas interpretaciones posibles, quizás algunas todavía por descubrir.J COLOR Batllo 16/5/07 10:57 La Casa Batlló es el resultado de una reforma integral en una casa típica del Eixample barcelonés en la que Gaudí realizó el diseño de todos los elementos, incluido el mobiliario. La abundancia de formas, colores y símbolos invita a soñar numerosos significados. Página 4