notas soBrE La vida dE pEdro sÁnChEZ dE taGLE ramón GOYAS

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Notas sobre la vida
de Pedro Sánchez de Tagle
Ramón Goyas Mejía
Universidad de Guadalajara
ramon.goyas@profesores.valles.udg.mx
Introducción
Los Sánchez de Tagle fueron importantes durante el virreinato por
las redes de poder político y económico que lograron concentrar,
inclusive actualmente se les asocia con la introducción de la primera taberna de tequila en el occidente de México, sin que existan evidencias históricas que respalden tal aseveración. El mérito dado a
Pedro Sánchez de Tagle como el primer destilador de vino mezcal
(hoy tequila) —todavía presente en algunos trabajos sobre el origen
de dicha bebida— se ha ido erosionando poco a poco, puesto que
no se han encontrado evidencias históricas que lo sustenten. Sin
embargo, la fascinación por el personaje y sus negocios en la Nueva
España son los motivos principales del presente trabajo.
La familia Sánchez de Tagle tuvo su origen en la villa de Santillana del Mar, enclavada en las montañas de Burgos. El norte de la
península ibérica dio abrigo a antiguos linajes cristianos, mismos
que resistieron el avance árabe y con el tiempo conformaron el reinado de Asturias. Si bien los pobladores de esta área tuvieron una
Véase por ejemplo: Ricardo Lancaster Jones, Haciendas de Jalisco y Aledaños (1606-1821),
Guadalajara, Financiera Aceptaciones S.A., 1974, p. 38 y 86.
En la probanza de méritos de Manuel Esteban Sánchez de Tagle, un habitante de Santillana afirmó que los Sánchez de Tagle “...fueron hijosdalgos notorios, comúnmente tenidos
en ese concepto [por lo que] se les confirieron los empleos onorificos (sic) y distintivos de esta
villa como consta en los textos de su archivo; que su familia fue comúnmente reputada por
una de las muy distinguidas en ella, y lo confirman los escudos de Armas que públicamente
se miran a las puertas de sus casas… y todos sus ascendentes fueron tenidos por christianos
viejos, limpios de toda mala raza de judío, moro o converso…” Cfr. “Manuel Esteban Sánchez
de Tagle y de la Campa”, Archivo Histórico Nacional de España (en adelante ahn), O.M.,
Caballeros de Santiago, exp. 7562. Manuel Esteban Sánchez de Tagle fue más allá en sus argumentos, al señalar que los Tagle eran de las primeras familias de las montañas de Burgos
ehn 45, julio-diciembre 2011, p. 47-80.
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participación menos destacada durante la fase del descubrimiento
y conquista de América de la que tuvieron los oriundos del centro y
sur del reino de Castilla, poco a poco se incorporarían a la economía
del Nuevo Mundo y serían un elemento clave en las relaciones mercantiles entre España y sus colonias americanas.
Esta tendencia tan pronunciada por el comercio, sobre todo entre peninsulares de origen vasco y montañés habría que buscarla en
sus mismas regiones de origen, ya que, desde fines del siglo xvii,
los puertos de Santander y Bilbao competían por el control del comercio con el norte de Europa y de las mercancías provenientes de
territorios americanos. Otros autores han puesto énfasis en que la
emigración ultramarina de estas áreas estuvo relacionada con la endeble y a la vez rígida estructura de la economía local, incapaces de
soportar el peso de sus efectivos humanos, generadora de recursos
laborales ociosos que habrían de buscar ocupación lejos de sus lugares de nacimiento. No es fortuito, por tanto, que desde mediados
del siglo xvii miembros de la familia Sánchez de Tagle hayan emigrado hacia América en busca de fortuna en el comercio, la minería,
la Iglesia y los puestos públicos.
El presente trabajo versa específicamente sobre la trayectoria de
vida de Pedro Sánchez de Tagle, y su entorno familiar inmediato,
quien en 1710 por matrimonio llegó a convertirse en el segundo
marqués de Altamira. Este trabajo no pretende ser una biografía del
personaje, el análisis se centra más bien en las condiciones que hicieron posible el rápido ascenso económico de muchos de estos inmigrantes peninsulares en tierras americanas. Por otro lado, intenta
contribuir con nueva información historiográfica sobre los grupos
de poder del periodo colonial en México.
Si bien para que un recién llegado hiciera fortuna en la Nueva
España debieron incidir una multiplicidad de factores personales y
y como tales eran descendientes de Pedro, duque de Cantabria. Aunque resulte casi imposible de establecer dicho vínculo sanguíneo, la idea pone de relieve la concepción de nobleza
que los miembros de esta familia tenían de sí mismos. Cfr. Archivo General de Indias (en
adelante agi), Indiferente, 145, n. 82, f. 4 y 23.
Rodolfo Puiggrós, La España que conquistó al Nuevo Mundo, México, Costa-Amic, Editor,
1976, p. 320.
Jesús Lains, Escritos reaccionarios para separatistas y progresistas, Madrid, Editorial Encuentro, 2008, p. 169.
Ramón Maruri Villanueva, “De la vieja montaña a la Nueva España: los caminos hacia
la nobleza titulada (siglo xviii)”, en Francisco José Aranda Pérez, Burgueses o ciudadanos en la
España moderna, Cuenca, Universidad de Castilla-La Mancha, 2003, p. 257-259.
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estructurales, este trabajo parte de la premisa de que existieron tendencias comunes en torno a las estrategias para la acumulación de
capital entre dichos inmigrantes y los grupos a los cuales accedieron
al llegar a la Nueva España y, en ese sentido, la vida de Pedro Sánchez de Tagle y su entorno familiar ofrecen una excelente oportunidad para entender dicho fenómeno. Ello sin olvidar que conocemos
más a quienes escalaron altos puestos o hicieron fortuna, pero se
pierden en el anonimato multitud de peninsulares que nunca pasaron de contar con empleos o negocios modestos, es decir, que fueron
mercaderes de escala limitada.
Autores como David A. Brading —apoyado en descripciones y
tratados del siglo xviii—, han destacado la tendencia hacia los negocios y el afán por acumular riquezas que tenían los peninsulares,
elemento que los diferenciaba fuertemente de los criollos, los cuales
además, fueron excluidos de los cargos públicos de mayor importancia. Es evidente también, entre los españoles que lograron fortuna en la Nueva España, el respaldo que recibieron no sólo de
parientes ya establecidos en la ciudad de México, sino de las autoridades de la época, lo cual debió ser una ayuda que, bien aprovechada, sirvió de trampolín para insertarse en los negocios y acumular bienes en poco tiempo. Una de las fuentes más importantes para
un ascenso rápido era el comercio de la plata. A fines del siglo xvii
los mercaderes de plata habilitaban a los principales mineros y adquirían la mayor parte de los metales que se producían en Nueva
España con el propósito de amonedarlos e intercambiarlos con ventaja dentro y fuera de la Colonia. El comercio de la plata y el control
de su amonedación, aunado al dominio que ejercieron sobre el Consulado de Comerciantes de la ciudad de México, fue precisamente
lo que convirtió a Luis y a Pedro Sánchez de Tagle en los mercaderes
novohispanos más prestigiosos de su época. No es fortuita por
tanto, la influencia que ambos tuvieron sobre los sucesivos virreyes
en las décadas que van de 1680 a 1710.
David A. Brading, Mineros y comerciantes en el México borbónico, (1763-1810), México,
Fondo de Cultura Económica, 1993, p. 287-289.
Guillermina del Valle Pavón, “Negocios y redes familiares y sociales de los Sánchez de
Tagle, mercaderes de plata de la ciudad de México (1660-1724)”, en Rafael Domínguez Martín y Mario Cerutti (editores), De la colonia a la globalización, empresarios cantabros en México,
España, Universidad de Cantabria, 2006, p. 15.
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Cabe señalar que, dentro del análisis subyacen como claves explicativas las redes de filiación y parentesco, no sólo en el plano
biológico sino también en su expresión económica, política y cultural, cuyo soporte fueron los sistemas clientelares acordes con el pensamiento tradicional y nobiliario de la época; por consiguiente, la
extensión geográfica que los negocios de Pedro Sánchez de Tagle y
su linaje alcanzaron a abarcar en su momento, los cargos detentados
y la riqueza que a nivel particular se le puede imputar a cada uno
de sus miembros, en realidad son expresión de una serie de relaciones sociales específicas, producto colectivo de una gran cantidad de
agentes involucrados, cuya característica común sería el parentesco.
Hay que destacar también que fue arduo el trabajo para identificar
a muchos miembros de la familia Sánchez de Tagle, tanto por la
endogamia que los caracterizó, como por la tendencia a utilizar los
mismos nombres entre las diversas ramas familiares. Ambas características hablan de una fuerte cohesión de grupo, fenómeno común
entre las élites hispanas del virreinato.
Los inicios en Nueva España
El antecedente de la riqueza del marquesado de Altamira es sin
duda, don Luis Sánchez (o Sáenz) de Tagle. En la lista de pasajeros
de Indias no se ha encontrado el año en que don Luis se embarcó
hacia la Nueva España, sin embargo, debió arribar por lo menos a
mediados del siglo xvii, puesto que ya desde 1658 participaba en la
compra de plata, cuando apenas tenía 16 años y en 1661 casó con
Damiana Dávila y Rojas en la ciudad de México. La complejidad de
las actividades vinculadas al comercio de plata a gran escala exigía,
además, un status que sirviera como elemento de confianza, tanto de
las autoridades de la época, como con proveedores y compradores,
pero ello se lograba sólo con mucha habilidad y años de trabajo constante. En 1780 Luis Sánchez de Tagle era ya uno de los principales
mercaderes de plata en México y a principios del siglo xviii se había
convertido en el personaje más influyente de la Nueva España. Esta
posición la logró tras medio siglo de dedicarse a los negocios.
Ibid., p. 19.
Rafael Domínguez Martín y Mario Cerutti, op. cit., p. 10.
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Pedro Sánchez de Tagle y Pérez de Bustamante, nació en el barrio de Vispieres, en la villa de Santillana del Mar en 1661, fue hijo
mayor de don Andrés, hermano del primer marqués de Altamira,
y de doña María Pérez de Bustamante. Compartió sus primeros
años de vida con otros cuatro hermanos: Andrés, Luis Antonio, Ana
María y Luisa. Se les pierde la pista a algunos de ellos, sin embargo,
Andrés y Luisa serían el origen de otras ramas emparentadas que
se extendieron y alcanzaron fama y riqueza en América.10
Pedro Sánchez de Tagle pasó a Nueva España por invitación de
su tío Luis Sánchez de Tagle. El trabajo de los recién llegados al lado
de sus parientes que ya habían hecho cierta fortuna en el comercio,
se convertía en una especie de universidad de la vida, una relación
de cooperación y servicio permanente que exigía disciplina y el desarrollo de múltiples habilidades si el aprendiz quería ser en el futuro una persona con fortuna económica.
En 1700, gracias a la riqueza y apoyo de su tío, Pedro Sánchez
de Tagle logró que lo nombraran prior del Real Consulado de Comerciantes de la ciudad de México, cargo que ocupó hasta 1703. El
Real Consulado había sido fundado el 15 de junio de 1592 y para
fines del siglo xvii era una poderosa institución que acaparaba el
comercio interior y exterior de la Nueva España por medio de un
sistema de flotas y del control de puertos, además de dirimir conflictos de carácter mercantil y de intervenir en la renta de alcabalas.11
La habilidad en los negocios de Pedro Sánchez de Tagle le permitió
aprender rápidamente el manejo del banco de plata del cual era
dueño su tío.12 En él se comercializaba plata para su acuñación y se
realizaban préstamos de capitales para funciones trascendentes por
parte de mineros, hacendados y comerciantes y también sirvió como
ahn, om, Caballeros de Santiago, exp. 7562.
Matilde Souto Mantecón, “Creación de los consulados de comercio en la Nueva España”, Revista complutense de historia de América, n. 32, Madrid, Universidad Complutense, 2006,
p. 21-23, Véase también, Ostwald Sales Colín, El movimiento portuario de Acapulco: el protagonismo de Nueva España en la relación con Filipinas, 1587-1648, México, Plaza y Valdés, 2000,
p. 95-96.
12
En 1706, a los 28 años, Francisco Fagoaga de Iragorri, originario de la región vasca de
Oyarzún, inició negocios en la Nueva España. Quien a la postre se convertiría en el más
formidable rival económico de Pedro Sánchez de Tagle y sus herederos, según Laura Pérez
Rosales, había nacido en 1678, es decir, cuando Luis Sánchez de Tagle era ya uno de los acaparadores más importantes de plata en la Nueva España. Cfr. Laura Pérez Rosales, Familia,
poder, riqueza y subversión, los Fagoaga novohispanos, 1730-1830, México, Universidad Iberoamericana, Real Sociedad Vascongada de los Amigos del País, 2003, p. 17-18.
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fuente de financiamiento para las autoridades virreinales. El monopolio en los créditos mediante su banco, además del control que
ambos personajes ejercieron en el Real Consulado de Comerciantes,
debió facilitarles el acceso a la acuñación de plata en la Casa de la
Moneda de la ciudad de México.
Los préstamos a la Real Corona
La riqueza de Luis Sánchez de Tagle y de su sobrino no se puede
entender sin tomar en cuenta las condiciones de la época, sobre todo
la interdependencia del poder político de los virreyes con respecto
a los grandes acaparadores de plata de aquel entonces. Los nombramientos públicos y títulos nobiliarios conseguidos por la familia
tuvieron que ver con el apoyo que ésta había brindado a las autoridades novohispanas; a su vez, la bonanza económica de los Tagle
estuvo relacionada con el escaso control que las autoridades podían
ejercer sobre los negocios de hábiles peninsulares, en su mayoría de
origen vasco y santanderino. En 1689 era el comercio la actividad
más atractiva para los recién llegados de España y en ella encontraban ocupación el 73 % de los peninsulares que vivían en la ciudad
de México.13
Como buenos empresarios, los Sánchez de Tagle financiaban el
trabajo de las minas a cambio de la plata; ésta, a su vez, era vendida
a la Casa de la Moneda de la ciudad de México (donde también los
Tagle tenían ingerencia) y amonedada. Estratégicamente era de su
interés que la producción de plata se mantuviese boyante y para
garantizarla llevaron a cabo gran cantidad de préstamos a las autoridades novohispanas, además de apoyarlas económicamente para
el sostenimiento de la paz en el territorio.
Desde 1683 al menos, diversos virreyes recurrieron a Luis Sánchez de Tagle y luego a su sobrino Pedro Sánchez de Tagle para ob13
En 1689 en la capital había 1 182 peninsulares, de los cuales 302 eran andaluces, 218
vascos, 141 de la montaña (santanderinos), 32 extremeños, 121 castellanos y el resto de origen
diverso. De éstos, 864 estaban relacionados con el comercio, 124 eran funcionarios de la corona y 72 eran artesanos. Frente a la inmigración del siglo xvi en que casi todos los españoles
recién llegados provenían de Andalucía o Castilla, para 1692 dos terceras partes de inmigrantes provenían del norte de la península, es decir eran vascos, navarros y santanderinos y la
mitad eran comerciantes. Cfr. Luis Navarro García, Historia general de España y América, v. xi,
Madrid, Rialp, 1989, p. 464.
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tener recursos económicos. Los siguientes datos provienen de las
relaciones de méritos y servicios que presentó tanto el maestre de
campo Luis Sánchez de Tagle el 12 de octubre de 1697 y el 27 de octubre de 1703, como Pedro Sánchez de Tagle, el 22 de agosto de
1704.14 En lo general, lo más destacado es el grueso de préstamos en
efectivo que llevaron a cabo para cubrir los gastos que tenía que
realizar la administración novohispana. El 20 de julio de 1683 el
marqués de la Laguna, virrey de la Nueva España, solicitó 400 000
pesos de préstamo a los mercaderes de plata de la ciudad de México para aumento del caudal del gran tesoro que llevaría la flota del
general Diego de Zaldívar. A Juan Antonio de Urrutia y Retes, y al
maestre de campo, don Luis Sánchez de Tagle, les tocó aportar
200 000 pesos de dicha cantidad. El 9 de marzo de 1684 ambos personajes prestaron otros 100 000 pesos para enviarlos a las islas Filipinas.15 Cinco meses después, el 7 de agosto de 1684, Luis Sánchez
de Tagle prestó 12 500 pesos para aumento del erario que llevó la
Nao a cargo del almirante don Francisco Navarro; el 14 de agosto
del mismo año prestó otros 20 000 pesos para acrecentar el envío de
la Nao ya señalada; el 16 de abril de 1686, Juan Antonio de Urrutia
y Retes y Luis Sánchez de Tagle prestaron otros 78 000 pesos, de
200 000 que se habían solicitado a los comerciantes de plata de México, para su envío a España en el galeón Santa Teresa de Jesús, a cargo
del capitán Luis García Suárez.16
La carencia de azogue fue una constante en la Nueva España.
Quien se encargaba de proveerlo eran las autoridades, pero el costo
por su compra y traslado desde lugares lejanos era muy alto y la Real
Hacienda constantemente estaba en números rojos, de ahí que se
requirieran préstamos de los personajes más acaudalados de la época. El 30 de mayo de 1692 Luis Sánchez de Tagle prestó 154 945 pesos
para dirigirlos al reino del Perú, esta cifra representaba la mitad del
crédito solicitado por el conde de Galve, virrey de la Nueva España
14
“Méritos Luis Sánchez de Tagle”, agi, Indiferente, 136, n. 142 y “Méritos Pedro Sánchez
de Tagle”, agi, Indiferente, 136, n. 179.
15
Según Ricardo Ortega y Pérez Gallardo, el título de marqués de la Villa del Villar y Águila le fue concedido el 12 de julio de 1687 a don Jerónimo de Urrutia, quien casó con doña María
de Retis (o Retes), los cuales fueron padres de Juan Antonio de Urrutia y Retes, II marqués de
la Villa del Villar y Águila. Cfr. Ricardo Ortega y Pérez Gallardo, Estudios genealógicos, México, Imprenta E. Dublán, 1902, p. 30.
16
agi, Indiferente, 136, n. 142, f. 6 y 7.
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a los comerciantes de la ciudad de México, como pago de 3 047 quintales de azogue que se importaron desde dicha provincia.17
De conformidad con un nuevo decreto para préstamos expedido
por el conde de Galve, virrey de la Nueva España, el 14 de agosto
de 1692, Luis Sánchez de Tagle suministró 91 500 pesos para ayuda
a los presidios de las islas de Barlovento, debido a la falta de recursos en que se encontraba la Real Hacienda. En febrero de 1695 Luis
Sánchez de Tagle nuevamente prestó a las autoridades 116 154 pesos
para socorro de las islas Filipinas. Por decreto del conde de Galve el
28 de noviembre de 1695 el mismo personaje prestó otros 54 000
pesos, para la paga de varios meses que se adeudaban a los soldados
de infantería y caballería apostados en los presidios de Veracruz y
San Juan de Ulúa, se buscaba con ello evitar su deserción. El 10 de
julio de 1698, nuevamente prestó otros 20 000 pesos para socorrer
los presidios anteriores.18
Dado que las cajas de la Real Hacienda se hallaban sin recursos,
el 30 de octubre de 1700 Luis Sánchez de Tagle, por orden del nuevo
virrey conde de Moctezuma, tuvo que prestar otros 160 000 pesos
para paga de salarios de la armada del general Pedro Fernández de
Navarrete y para el mantenimiento de los bajeles de dicha flota en
el puerto de La Habana.19
El 20 de diciembre de 1702 Luis Sánchez de Tagle financió con
300 000 pesos al virrey duque de Alburquerque para el pago de la
escuadra de guerra comandada por Monsieur Ducase, la cual se encontraba estacionada en el puerto de Veracruz en espera de partir
hacia las islas del Caribe. La razón para este nuevo préstamo era que
las cajas de México y Veracruz prácticamente no tenían ningún efectivo y sólo se habían reunido 110 000 pesos aportados por Juan José
de Veitia Linaje, alcalde mayor y superintendente de las reales alcabalas de Puebla de los Ángeles.20 El día 13 de enero de 1703 Luis
Sánchez de Tagle prestó otros 40 000 pesos. En este caso el dinero fue
destinado para fortalecer la flota de la Habana y para contrarrestar a
una flota de 90 barcos ingleses ubicados en Jamaica que amenazaban
Cuba y la Florida.21 En síntesis, de 1683 a 1703, Luis Sánchez de Tagle
Ibid., f. 10.
Ibid., f. 10, 11, 12 y 17.
19
Ibid., f. 21.
20
Ibid., f. 25.
21
Ibid., f. 33.
17
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había prestado por su cuenta o en conjunto con el marqués del Villar
del Águila, más de un millón y medio de pesos a las autoridades de
la época; una cantidad descomunal si se toma en cuenta no sólo el
valor del dinero, sino que de este monto jamás recibió algún porcentaje de interés alguno. En cuenta de estos y otros méritos obtuvo el
título de marqués de Altamira y vizconde de Tagle en 1704.22
El segundo de los apoyos que Luis y su sobrino Pedro Sánchez
de Tagle ofrecieron a las autoridades virreinales tuvo que ver con la
seguridad interna de la Nueva España. El 8 de junio de 1692 sucedió
el más serio motín popular que durante el virreinato se presentara
en la ciudad de México. Por falta de alimentos una gran cantidad de
población menesterosa se rebeló ante las autoridades. Indígenas y
castas de los diversos barrios de la ciudad se presentaron en tumulto frente al palacio de los virreyes llegando a los mayores extremos.
Con piedras atacaron a la fuerza armada y luego quemaron algunos
de los edificios más importantes de la ciudad, entre ellos el palacio de
los virreyes, las casas del cabildo y la del marqués del Valle de Oaxaca.23 Tanto don Luis como Pedro Sánchez de Tagle entre otros vecinos pudientes contribuyeron a apaciguar la rebelión.24 Más allá
del trance de honor que pudo implicar el poner sus bienes y personas al servicio del virrey, Luis Sánchez de Tagle y su sobrino reafirmaron su poder sobre el consulado de comerciantes. Según la citada
relación de méritos de Luis Sánchez de Tagle cuando sucedió el
tumulto él fungía como prior del Tribunal del Consulado y fue elegido capitán de infantería de los comerciantes de la ciudad de México. Generoso, o tal vez pensando en sus propios intereses, otorgó de
sus recursos armas y municiones a todo el tercio conformado. Pagó
salarios a aquellos “que por sus cortos medios se hallaban necesitados…” y mantuvo de sus bienes la custodia y manutención de los
22
María del Carmen Velázquez, El marqués de Altamira y las Provincias Internas de Nueva
España, Jornadas 81, México, El Colegio de México, 1976, p. 11.
23
J. Ignacio Rubio Mañé, El Virreinato, expansión y defensa, México, unam, Instituto de
Investigaciones Históricas, Fondo de Cultura Económica, 1983, p. 42-53. El Regimiento
de Comercio funcionaría por lo menos hasta 1783. Borchart de Moreno señala que, si bien no
se tiene claro si dicho Regimiento fue fundado de manera espontánea durante los desórdenes
de junio de 1692, como lo presumía el Consulado décadas después, o en febrero de 1693 por
cédula real. En cualquiera de los casos, los Sánchez de Tagle tuvieron un papel crucial en su
organización y despegue. Cfr. Christina Renate Borchart de Moreno, Los mercaderes y el capitalismo en México, (1759-1778), México, Fondo de Cultura Económica, 1984, p. 43-44.
24
agi, IIndiferente, 136, n. 142, f. 31-35.
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reos que se detuvieron para ser castigados.25 Ello le valió ser nombrado caballero de la orden de Alcántara.
A causa de esta experiencia el virrey Gaspar de la Cerda Sandoval Silva y Mendoza, conde de Galve, decretó el 16 de febrero de
1693, por real cédula, que se formara un tercio miliciano entre los
comerciantes de la capital para defensa de la ciudad y de sus comercios por “los acasos que sobreviniesen”. El tercio se componía de
tres compañías que agrupaban alrededor de 370 soldados, armados
y vestidos en su mayoría por Luis Sánchez de Tagle.26 Al frente del
tercio militar formado entre comerciantes quedaron don Luis, nombrado mariscal de campo, y don Pedro Sánchez de Tagle, al cual el
virrey le despachó título el 26 de octubre de 1695, reconociéndole
el grado de sargento mayor del tercio referido, en atención al servicio que prestó en el tumulto del 8 de junio de 1692.27
A la llegada del conde de Moctezuma como nuevo virrey de la
Nueva España, el 2 de abril de 1697 se ordenó que nuevamente se
pusieran en acción todos los cabos, oficiales y soldados del tercio
militar del comercio, “para ocurrir a los accidentes que pudiesen sobrevenir” con motivo de la falta de granos que experimentaba la Nueva España. Con el fin de evitar desmanes debido al hambre de la
época, la milicia de comerciantes estuvo cuidando la ciudad de
México hasta el 14 de noviembre del referido año de 1697 en que
nuevamente se acuartelaron las banderas.28
En abril de 1698 se recibieron noticias de que escuadras de barcos
enemigos se encontraban cerca de las costas del golfo de México, por
lo que previniendo intentasen desembarcar se ordenó al maestre de
campo don Luis Sánchez de Tagle y a su sobrino volvieran a activar
a esta sección de milicianos, cuya orden —según el virrey— se ejecutó con puntualidad permaneciendo en servicio hasta el 24 de marzo
de 1700. Nuevamente el 17 de mayo del mismo año se les volvió a
llamar a las armas en ocasión de la guerra de España contra Holanda
e Inglaterra. En este caso, una compañía de estos soldados del comercio se vio obligada a guarecer el presidio de Veracruz. Los demás
miembros del tercio quedaron custodiando el palacio del virrey y la
Ibid., n. 142, f. 65 y 66.
Guillermina del Valle Pavón “Negocios y redes familiares y sociales de los Sánchez
de Tagle…”, en Rafael Domínguez Martín y Mario Cerutti, op. cit., p. 36.
27
agi, Indiferente, 136, n. 179, f. 1.
28
agi, Indiferente, 136, n. 179, f. 17.
25
26
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ciudad de México hasta octubre de 1702. Al igual que su tío, Pedro
Sánchez de Tagle prestó también fuertes sumas para la compra de
maderas y aparejos destinados a la armada de barlovento. Estos servicios permitieron a Pedro Sánchez de Tagle conseguir que el rey de
España le otorgase certificación de armas el 22 de agosto de 1704.29
Según Guillermina del Valle, la generosidad de los Sánchez de
Tagle llegó a su límite cuando el virrey duque de Alburquerque,
contrariado por el intempestivo matrimonio de Ignacia Cruzat y
Góngora, rica heredera del exgobernador de Filipinas, y el general
Domingo Ruiz de Tagle (sobrino de Luis Sánchez de Tagle), el cual
se realizó en contra de su voluntad en julio de 1703, se esforzó por
castigar a los parientes del novio que habían hecho posible dicha
unión. El virrey mandó desterrar y encarcelar a Luis y a Pedro Sánchez de Tagle en los castillos de San Juan de Ulúa y de Acapulco,
impuso a ambos elevadas multas e hizo todo lo posible porque este
último fuera destituido de su cargo de prior.30
El duque de Alburquerque intervino también en un conflicto
suscitado entre el Ayuntamiento y el Consulado que dirigían los
Sánchez de Tagle, en el que el primero acusó a algunos de los principales líderes de la corporación de comercio de elevar los precios
de la canela, el azafrán, el papel y el hierro. Alburquerque tomó el
partido de la ciudad al decretar la rebaja en el precio de los ultramarinos mencionados y amenazar con la imposición de multas elevadas y el destierro a quienes no cumplieran dicha orden, la cual dio
a conocer a los mercaderes a través de los escribanos del mismo
Cabildo. En el fondo, lo que había era una pugna entre los intereses
del virrey y los de la dirigencia del Consulado de México, todos ellos
Ibid., f. 13-17.
Guillermina del Valle Pavón, “El respaldo económico del Consulado de México para
la guerra de sucesión dinástica”, en Antonio Acosta Rodríguez et al. (compiladores), La Casa
de la Contratación y la Navegación entre España y las Indias, Sevilla, España, Universidad de
Sevilla, 2003, p. 951-952. Domingo Ruiz de Tagle estaba además demandado por doña María
de Acuña y Bonal (o Bonan) por incumplimiento de palabra de matrimonio, luego que en su
estancia en México, intentó armado y de noche sustraerla de su casa a la fuerza para llevarla
ante el obispo Juan de Ortega y Montañés y casarse con ella. A ruegos de ella no se casaron,
pero de esta relación resultó embarazada, y bajo promesa de matrimonio procreó con él dos
hijos, por lo que pedía la anulación del matrimonio entre el demandado e Ignacia Cruzat. Cfr.
agn, Indiferente virreinal, caja 5529, exp. 12. El juicio debió ser ganado al menos en parte por
María de Acuña, ya que en 1716 se estaba obligando a Domingo Ruiz de Tagle —ya para
entonces marqués de Sierra Nevada— para que socorriera con alimentos a la susodicha y a
sus dos hijos de nombre Juan y Manuel de Tagle. Cfr. agn, General de parte, v. 21, exp. 231.
29
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involucrados en el comercio ilegal hacia China y Filipinas, y con las
flotas de origen francés en el océano Atlántico.31
La oposición del virrey duque de Albuquerque hacia los Sánchez de Tagle finalmente tuvo que matizarse en razón de la fuerte
dependencia que su administración tenía de los préstamos que periódicamente realizaban los miembros del Consulado de Comerciantes de México y de la Guerra de Sucesión española que llevó al
trono a Felipe V de la dinastía Borbón. En ese tenor, el duque de Alburquerque, al entregar el gobierno al duque de Linares a fines de
1710, pudo confirmar la fidelidad de la oligarquía comerciante novohispana hacia el nuevo rey, expresada en los nuevos préstamos
concedidos para el sostenimiento de sus ejércitos.32
Redes familiares y negocios de ultramar
Lo que resulta evidente es que si los negocios lícitos de los Sánchez
de Tagle eran lucrativos, aquellos que se hacían fuera del control de
la Corona española lo eran mucho más. Tanto Pedro como su tío
Luis Sánchez de Tagle llevaban a cabo intercambios prohibidos de
plata de Nueva España hacia Filipinas y el Perú, y a la vez introducían mercancías orientales en el puerto de Acapulco, amparados en
una gran red de contactos y de puestos estratégicos en los que habían ido posicionándose miembros de la misma familia.
Esta red abarcaba diversas zonas de la América novohispana.
Así, en el norte de México, entre la comunidad minera, en 1719, un
sobrino del segundo marqués de Altamira, de nombre Andrés José
Sánchez de Tagle, consolidó su posición al casarse con doña María
Ildefonsa de la Campa, oriunda de la villa de Sombrerete e hija de
Fernando de la Campa, conde de San Mateo de Valparaíso.33 Su
Op. cit., p. 192.
Iván Escamilla González, “La memoria del gobierno del virrey duque de Alburquerque, 1710”, Estudios de Historia Novohispana, México, v. 25, 2001, Instituto de Investigaciones
Históricas, unam, p. 159-160.
33
Para ilustrar la riqueza e influencias de María Ildefonsa de la Campa y Coss, diremos
que siendo ya viuda consiguió en diciembre de 1758 que Francisco López Portillo, oidor de
Guadalajara, le mercedara 143 sitios de ganado mayor y 17 caballerías, las cuales fueron
agregadas a sus haciendas de Tenango, Nuestra Señora de Guadalupe y San Juan de los
Ahorcados. Con ello conformó una propiedad calculada en 254 sitios de ganado mayor y 16
caballerías, es decir, cerca de medio millón de hectáreas entre los distritos mineros de Nieves,
31
32
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Notas sobre la vida de Pedro Sánchez de Tagle
59
actividad lo llevó a ser regidor, alférez mayor y alcalde ordinario
de la ciudad de Zacatecas.34 Su hermano, Pedro Anselmo Sánchez de
Tagle, fue inquisidor del Santo Oficio y con el tiempo llegaría a ser
obispo de la Nueva Vizcaya y de la provincia de Valladolid (hoy
Morelia), donde se distinguió por su afán para prohibir las bebidas
alcohólicas, como consta en diversos edictos episcopales de mediados del siglo xviii.35
Fuera de la Nueva España, otros parientes cercanos habían alcanzado diversas posiciones políticas y militares. En Centroamérica,
gracias a su desempeño en el ejército, Juan Antonio Ruiz de Bustamante (1670-1725), un primo hermano de Pedro Sánchez de Tagle,
había sido nombrado alcalde ordinario de la ciudad de Guatemala
en 1707. Un año después se le nombró justicia mayor y teniente
general de la misma ciudad; el 13 de enero de 1713 fue ascendido a
alcalde mayor y capitán general de la provincia de San Salvador y
San Miguel, luego escalaría otros puestos de importancia.36 Como
Mazapil y Fresnillo. Algunas de las tierras que detentaba habían sido compradas al marquesado de San Miguel de Aguayo. Cfr. aipj, Tierras y Aguas, 1ª colección, libro 26, exp. 48.
34
agi, Indiferente, 143, n. 36. Hijo de éste personaje fue el capitán de milicias Manuel
Esteban Sánchez de Tagle y de la Campa, dueño de las haciendas de San Ildefonso de los
Corrales en la provincia de Sombrerete y San Juan de la Cruz de Pozo Hondo, quien también
llegó a ser alcalde mayor de Zacatlán de las Manzanas, en la jurisdicción de Puebla. Cfr. Archivo General de la Nación (agn), Reales cédulas originales, v. 122, exp. 29. Según Ricardo
Ortega y Pérez Gallardo, el capitán Manuel Esteban era hijo del general Francisco Antonio
Sánchez de Tagle y de doña Antonia de la Campa (cfr. Ricardo Ortega y Pérez Gallardo, op.
cit., p. 50), sin embargo, en la probanza de méritos presentada por Manuel Esteban Sánchez
de Tagle y de la Campa, para solicitar el hábito de caballero de la orden de Santiago en 1782,
señala ser hijo de Andrés Sánchez de Tagle, caballero de la orden de Calatrava y natural de
la villa de Santillana del Mar, así como de doña María Ildefonsa de la Campa y Coss, natural
de la villa de Sombrerete en la Nueva España. Dicha información coincide con otras fuentes
de archivo de la época. ahn, om, Caballeros de Santiago, exp. 7562.
35
Ricardo Ortega y Pérez Gallardo señala por error que el obispo Pedro Anselmo Sánchez
de Tagle era hijo de Andrés Sánchez de Tagle y de Juliana de la Rasa Barreda, y hermano de
don Luis Sánchez de Tagle, primer marqués de Altamira (Cfr. Ricardo Ortega y Pérez Gallardo,
op. cit., p. 50), tal confusión debe provenir por lo repetido de los nombres ya que en efecto, el
padre del obispo Pedro Anselmo se llamó también Andrés Sánchez de Tagle, casado con doña
Josefa de Valdivieso, como lo atestiguó el licenciado Joseph Arias de Villafañe, abogado de la
Real Audiencia de México, en la probanza de méritos ya citada de don Manuel Esteban Sánchez
de Tagle y de la Campa para ser caballero de la orden de Santiago. Cfr. Archivo Histórico Nacional de España, OM, Caballeros de Santiago, exp. 7562. f. 25. Los citados Andrés Sánchez de
Tagle (Ruiz de Higareda) y Juliana de la Rasa Barreda eran bisabuelos del obispo Pedro Anselmo; Luis Sánchez de Tagle, primer marqués de Altamira, era en cambio tío abuelo del citado
personaje. Cfr. Archivo Histórico del Colegio de San Ignacio de Loyola, Parras, Coahuila, Fondo
Civil, expedientes 535 y 537, véase también agn, Indiferente Virreinal, caja 5150, exp. 7.
36
Juan Antonio Ruiz de Bustamante fue hijo de Alonso Ruiz de Bustamante y Pérez de
Herrán y de Ana Pérez de Bustamante; ésta última era hermana de la madre de Pedro Sánchez
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justicia mayor y teniente general de la provincia de Guatemala poseía una encomienda clave, ya que le tocaba revisar y sancionar la
mercadería prohibida o que sin registro pasara por su jurisdicción.
En Perú, eran sus familiares cercanos los santanderinos José Fernando de Tagle y Bracho, conquistador del reino de Chile y pagador
perpetuo del presidio del Callao —quien llegó a ser marqués de
Torre Tagle en 1730— casado con Rosa Juliana Sánchez de Tagle
Hidalgo 37 y Juan Antonio de Tagle y Bracho, quien en 1750 fue nombrado conde de la Casa Tagle de Trasierra.38
Pero fueron las islas Filipinas hacia donde se dirigieron una buena cantidad de peninsulares oriundos de Santander, incursionando
como comerciantes, en los puestos públicos, en la milicia o como
capitanes del Galeón que anualmente hacia su viaje a las costas de
México. El ya citado Domingo Ruiz de Tagle y Pedro Pérez de Castañeda y Tagle se habían avecindado tempranamente en Filipinas
con el apoyo de su tío Luis Sánchez de Tagle, primer marqués de
Altamira, con la finalidad de comercializar bienes orientales que sólo
les estaba permitido a los vecinos de Manila. Domingo —que también había fungido como alcalde mayor y capitán de guerra en la
provincia de Charcas hasta 1694—, fue general de los galeones Nuestra Señora del Rosario, San Francisco Javier y Santa Rosa.39
de Tagle. Entre sus acciones más notables en Centroamérica, se menciona la organización de
un ejército de 2 790 hombres con los que rechazó un desembarco inglés en la bahía de Amapala. Ante la posibilidad de una invasión extranjera a esta parte de América, Ruiz de Bustamante mantuvo en armas este ejército más de un año, en gran medida de su propio bolsillo.
En 1710 llevó a cabo la defensa del presidio del Petén, el cual estaba amenazado por una
partida de ingleses; además, congregó y trató de evangelizar a miles de indígenas que no
estaban bajo el gobierno hispano. Cfr. agi, Indiferente, 140, n. 72.
37
Rosa Juliana era hija del capitán Francisco Sánchez de Tagle y Castro Velarde, primo
de Pedro Sánchez de Tagle. Luis Sánchez de Tagle y Cossío y Andrés Sánchez de Tagle de la
Rasa, padres de los anteriores personajes, eran primos hermanos, hijos de Alonso y de Andrés
Sánchez de Tagle y Ruiz de Higareda respectivamente.
38
agi, Títulos de Castilla, 3, R. 10.
39
agn, Indiferente virreinal, caja 3224, exp. 33; Guillermina del Valle Pavón, “Negocios y
redes familiares y sociales de los Sánchez de Tagle…”, en Rafael Domínguez Martín y Mario
Cerutti, op. cit., p. 31. Domingo Ruiz de Tagle debió ser hijo de Jacinta Sánchez de Tagle quien
estuvo casada con Juan Ruiz de Somavia; Jacinta era media hermana del primer marqués de
Altamira, ya que ambos descendían de Andrés Sánchez de Tagle y Ruiz de Higareda, pero
no de la misma madre. El primer marqués era hijo de Juliana de la Rasa Barreda, mientras
que Jacinta era hija de Dominga Sánchez de Tagle, primera esposa (y tal vez prima) de Andrés
Sánchez de Tagle y Ruiz de Higareda. Los datos sobre esta rama familiar son escasos, pero
es probable que de este enlace provengan los Ruiz de Tagle, tan activos en el comercio interoceánico como sus primos. En el caso de Pedro Pérez de Castañeda y Tagle surgen más
dudas y es probable que se trate en realidad del futuro yerno de Pedro Sánchez de Tagle,
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Notas sobre la vida de Pedro Sánchez de Tagle
61
Poco tiempo después, encontramos a varios sobrinos de Pedro
Sánchez de Tagle, como el capitán Luis Antonio Sánchez de Tagle,
guardia marina de la Real Armada Española, quien logró ser gobernador de las islas Marianas en 1710.40 También sobrino de Pedro
Sánchez de Tagle fue el general Francisco Manuel Sánchez de Tagle,
capitán de una de las compañías de la ciudad de Manila; maestre de
plata del galeón capitana Nuestra Señora de Begoña, de donde pasó a
ejercer en 1723 el cargo de sargento mayor del Real Tercio de la
ciudad de Manila por lo que luchó contra los moros joloes y mindanaos con los que los españoles se disputaban el control de algunas
islas; luego fue general del galeón capitana Santo Cristo de Burgos.
En 1731 fue electo alcalde ordinario de la ciudad de Manila.41
Otro familiar fue el sargento mayor Juan Manuel Pérez de Tagle,
quien pasó a Filipinas en 1715 con plaza de alférez real de la infantería española.42 Ya en la ciudad de Manila fue nombrado gobernador y capitán general de algunas islas y luego capitán de mar y
guerra del navío Nuestra Señora del Carmen; gracias a sus méritos
alcanzaría el título de marqués de las Salinas en 1733.43 En síntesis,
muchos consanguíneos de los detentadores del marquesado de Altamira estaban bien posicionados en las Filipinas, o se habían encargado de dirigir la Nao hacia Acapulco, lo cual supieron aprovechar
para fomentar el intercambio legal e ilegal de todo tipo de mercadería, lo anterior se puede comprobar con diversas investigaciones que
durante las primeras dos décadas del siglo xviii involucraron como
quien se casaría con Manuela, la hija primogénita. De ser así, Luis Sánchez de Tagle sería más
bien su tío abuelo.
40
agi, Filipinas, 118, n. 9. Provisión de plaza de gobernador de las Marianas.
41
agi, Indiferente, 145, n. 82. Estos personajes, así como el obispo Pedro Anselmo Sánchez
de Tagle y Andrés José Sánchez de Tagle, alcalde de Zacatecas, eran hijos de Andrés Sánchez de
Tagle —hermano del segundo marqués de Altamira— y de doña Josefa de Valdivieso. Revísese por ejemplo, el testamento de Andrés Sánchez de Tagle y Pérez de Bustamante, y de su
esposa doña Josefa de Valdivieso, en: “Manuel Esteban Sánchez de Tagle y de la Campa”,
Archivo Histórico Nacional de España, O.M, Caballeros de Santiago, exp. 7562. De esta línea
familiar nacería en 1782, en Valladolid, provincia de Michoacán, el poeta y político Francisco
Manuel Sánchez de Tagle, tataranieto del segundo marqués de Altamira, el cual se incorporó
a la revolución de Independencia y participó en 1821 en la redacción del Plan de Iguala. Fue
miembro de la Junta Provincial Gubernativa, diputado del primer Congreso Nacional y vicegobernador del estado de México. También fue elegido varias veces senador por el estado de
Michoacán. Cfr. Justo Sierra, et al., Antología del centenario: estudio documentado de la literatura
mexicana durante el primer siglo de independencia, 1800-1821, México, unam, 1985, p. 107-108.
42
“Méritos de Juan Manuel Pérez de Tagle”, agi, Indiferente, 152, n. 14.
43
agi, Filipinas, 196, n. 6.
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responsables de diversos ilícitos a los Tagle, en especial a Pedro y a
su tío Luis Sánchez de Tagle.
En 1704 la audiencia de Guatemala comisionó a José Osorio Espinosa de los Monteros para proceder contra Luis Sánchez de Tagle,
Pedro Sánchez de Tagle y Juan de Quintana por el extravío de los
reales quintos de oro y por comercio prohibido con el reino del Perú,
lugar de donde llevaban y traían plata de contrabando.44
En 1712 se descubrió que el segundo marqués de Altamira había
enviado de Pachuca varias barras de plata sin quintar, situación que
al parecer era ordinaria. Según Guillermina del Valle, Pedro Sánchez
de Tagle se granjeó el favor de los virreyes, como sucedió con el
duque de Linares, quien lo apreciaba de manera especial, entre otras
razones porque le había ofrecido su persona y caudales cuando se
había perdido la Almiranta de Barlovento durante la Guerra de Sucesión y la flota de Juan de Uvilla, la cual unos años antes había sido
alcanzada por un huracán en Las Bahamas. En consecuencia, trató
de proteger sus negocios en Pachuca.45
En 1714 se descubrió que Pedro Sánchez de Tagle junto con otros
importantes personajes de la época habían enviado fuera de registro
50 000 pesos en la nao Nuestra Señora de Begoña, hacia las islas Filipinas; ante ello, Jerónimo de Soria Velásquez, oidor de la Audiencia
de México, entabló un litigio que duró al menos hasta 1727, contra
los herederos del segundo marqués de Altamira.46
En 1721 la Audiencia de Guatemala demandó al segundo marqués de Altamira, así como al apoderado del conde de Miravalle, a
Juan del Castillo, albacea de Fernando López Moroso, a Francisco
del Valle Salazar y otros comerciantes de México, por el decomiso
de 349 000 pesos que introdujeron sin registro del puerto del Callao
al del Realejo en el barco San Juan Bautista.47
Los Tagle tenían también tratos no muy claros que cuestionan su
actitud de servicio al monarca español y de defensa de la integridad
de la Nueva España. Así, Pedro Sánchez de Tagle era socio de Luis
Monterde y Antillón, sin embargo, tanto Luis como su hermano Jeró agi, Escribanía, 379c, Visitas Audiencia de Guatemala.
Guillermina del Valle Pavón, “Luchas electorales en el Consulado de México por el
beneficio de la renta de alcabalas”, en http://www.economia.unam.mx/amhe/memoria/
simposio03/Guillermina%20DEL%20VALLE.pdf , 21 de enero de 2009.
46
agi, Escribanía, 264a y 264b, Comisiones Audiencia de México.
47
agi, Escribanía, 340ª, Pleitos Audiencia de Guatemala.
44
45
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Notas sobre la vida de Pedro Sánchez de Tagle
63
nimo Monterde y Antillón, alcalde ordinario y regidor de la ciudad
de Veracruz, respectivamente, habían sido acusados en 1708 por Felipe González de Agüero, oidor de la Audiencia de México, de traficar
ilícitamente con ingleses y holandeses. Para su suerte, consiguieron
el indulto gracias al nacimiento de Luis I de la familia Borbón.48
La compra de haciendas
Pedro Sánchez de Tagle casó en febrero de 1691 con su prima Luisa
María Sánchez de Tagle (1663-1728); la dote de la novia fueron 50 000
pesos, él por su parte aportó 66 000 pesos, de los cuales 6 000 pesos
fueron por compra de arras. Con este capital iniciaron su matrimonio pero poco a poco fueron consolidando una cuantiosa fortuna
económica.
A diferencia de Luis Sánchez de Tagle —a quien no le interesó
invertir en otros negocios que no fuesen los relacionados al comercio,
su banco de plata y la acuñación de moneda—, Pedro Sánchez de
Tagle incursionó en la compra de grandes extensiones de tierra. En
1702 compró por 160 000 pesos las propiedades del alcalde provincial de Querétaro, don Alonso de Estrada Altamirano, es decir, las
haciendas de San José de Bravo en Querétaro, Ocotes en la villa
de León, Tarimoro y Ciénega en la jurisdicción de La Barca, tierras de
Huaxtla y llanos de Guadalajara, en Tala y Tequila, y la hacienda
de Santa Ana Pacueco en las jurisdicciones de La Barca y Pénjamo.
El giro principal de estas haciendas era la ganadería, sobre todo la
cría de borregos, aunque varias de ellas contaban con inversión
importante en otros bienes.49 Poco después adquirió otros 35 sitios
de ganado mayor y menor en términos de la hacienda de Santa Ana
Pacueco. Sólo de esta hacienda eran más de 150 000 hectáreas ubicadas entre los reinos de la Nueva España y la Nueva Galicia, tierras
48
agi, Escribanía, 262ª, Comisiones Audiencia de México. No parece que a los Monterde
les haya afectado dicha acusación, ya que en 1711 Jerónimo Monterde era regidor de la ciudad
de México, donde también participaba Pedro Sánchez de Tagle en calidad de regidor perpetuo. Cfr. María del Consuelo Díaz Rosiñol, Guías de las actas de cabildo de la ciudad de México,
1711-1720, México, Departamento del Distrito Federal, Comité Interno de Ediciones Gubernamentales, Universidad Iberoamericana, 1988, p. 9.
49
agn, Vínculos y Mayorazgos, v. 3, exp. 1.
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dedicadas al pastoreo de ganado para su venta en la capital o en los
reales de minas del norte de México.50
Su afán por la adquisición de tierras continuó. En esos mismos
años compró la hacienda de Nuestra Señora del Rosario de Cuisillos
en la Nueva Galicia. Esta hacienda contaba con 21 sitios de ganado
mayor, uno de menor y 13 caballerías de tierra, es decir, alrededor
de 38 181 hectáreas, sin contar el ganado y las construcciones.51 En
Querétaro compró también la hacienda de Santa Marta, la cual se
constituía de tres sitios de ganado mayor, dos de menor y cuatro
caballerías. Pagó por ella 4 200 pesos y quedó agregada a la hacienda de San José de Bravo de su propiedad.52
En el norte de la Nueva España invirtió también en la compra
de grandes extensiones de tierra. El 20 de junio de 1702 compró en
pública subasta las haciendas de Álamo y San José, que habían sido
del capitán Juan Bautista Escorza, por la cantidad de 11 000 pesos.
Se componían de 43 sitios y 43 caballerías. Como en otras ocasiones,
lo siguiente fue ampliar la nueva posesión mediante la compra de
heredades contiguas, para lo cual compró también las haciendas de
Las Cruces y La Magdalena en 8 500 pesos. También compró a Nicolás de Salinas Aspeitia la labor de San Buenaventura con todos
sus aperos pagando por ella 4 000 pesos. En total, en la adquisición
de todas las tierras de este latifundio que pasó a llamarse San Pedro
del Álamo invirtió 23 600 pesos.53 Comparado con otros negocios
fue poco el capital invertido, pero San Pedro del Álamo sería la base
de una de las fortunas más importantes de la Nueva España. En
1733, en el título composición de todas sus tierras, concedido por la
Real Audiencia de la Nueva Galicia, se le reconocieron 101 sitios de
ganado mayor, es decir, unas 177 255 hectáreas.54
Idem.
aipj, Tierras y aguas, 2ª colección, v. 83, exp. 16. Lancaster Jones señala que la hacienda
de Cuisillos estaba incluida en el remate de las haciendas que le pertenecieron a don Alonso de
Estrada Altamirano y que pasaron a manos del marquesado de Altamira (Ricardo Lancaster
Jones, op. cit.); sin embargo, otra fuente señala que quien vendió la hacienda de Cuisillos a
Pedro Sánchez de Tagle fue Martín Sánchez Calderón, aipj, Tierras y aguas, 2da colección, v.
84, exp. 20, de ser así, poco antes de su muerte Estrada Altamirano debió traspasar la hacienda a Martín Sánchez Calderón.
52
agn, Vínculos y mayorazgos, v. 3, exp. 1.
53
agn, Vínculos y Mayorazgos, v. 3, exp. 5, f. 135-140.
54
María Vargas-Lobsinger, “Los informes de los administradores de San Pedro del Álamo”, en María Teresa Jarquín Ortega (compiladora) Origen y evolución de la hacienda en México:
siglos xvi al xx, México, El Colegio Mexiquense, Universidad Iberoamericana e Instituto
Nacional de Antropología e Historia, 1990, p. 193-194.
50
51
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Notas sobre la vida de Pedro Sánchez de Tagle
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Por esas mismas fechas debió adquirir también la hacienda de
El Maguey, en las jurisdicciones de Fresnillo y Jerez, en el actual
estado de Zacatecas. Un cálculo aproximado nos habla de 160 000
hectáreas por las que pagó 64 000 pesos a don Gaspar Benito de
Larrañaga su anterior poseedor. Luego extendió aún más dicho latifundio al comprar una hacienda aledaña llamada Santa Cruz. Por
esta hacienda pagó 10 500 pesos, aunque no se menciona cual era la
extensión que tenía.55
Otras haciendas que compró fueron la de El Reino, San Antonio
del Blanquillo y la de Santo Cristo. De la primera no hay muchos
datos, salvo que para 1725 en que la administraba Lorenzo de Plascencia, contaba con 44 723 ovejas; de San Antonio del Blanquillo,
ubicada en San Miguel el Grande, se sabe que Sánchez de Tagle la
adquirió por 18 000 pesos, de los que 10 300 pesos eran por las tierras
y lo restante correspondía a los bienes muebles,56 y, en el caso de la
hacienda de Santo Cristo la compró en remate de los bienes de Francisco Núñez de Acevedo. Esta hacienda se componía de 28 caballerías y se ubicaba cercana a la ciudad de México, en la jurisdicción
de Tacuba. Poco después, le agregó un rancho llamado El Astillero,
por el que pagó 2 200 pesos a las religiosas de Nuestra Señora de la
Concepción.57
El poder de Pedro Sánchez de Tagle lo vinculaba a otras actividades que seguramente le redituaban buenos dividendos. A principios del siglo xviii era administrador general del marquesado del
Valle que fundara Hernán Cortés. En 1702, con permiso de las autoridades, administraba también las rentas por los puestos de registradores y cancilleres en las audiencias de México, Guadalajara,
Chile, Guatemala, Filipinas, Santo Domingo, Perú, Panamá, Quito
y Santa Fe, como consta en las relaciones de los cobros a los diversos
personajes que tomaron posesión de este oficio en ese año.58 El 26
de septiembre de 1706, por testamento de su madre, doña María
Pérez de Bustamante quedó también como heredero en parte de los
bienes que sus padres habían acumulado en la villa de Santillana
agn, Vínculos y Mayorazgos, v. 3, exp. 5, f. 135.
Es probable que a la muerte de Pedro Sánchez de Tagle esta hacienda pasara a manos
de Pedro de Valdivieso y sus herederos, en razón de que para 1785 se encontraba en manos
del conde de San Pedro del Álamo y en 1809 a manos del marquesado de San Miguel de
Aguayo. agn, Tierras, v. 2732, exp. 7 e Indiferente virreinal, caja 5884, exp. 43.
57
agn, Vínculos y Mayorazgos, v. 3, exp. 3.
58
agn, Indiferente virreinal, caja 1221, exp. 5.
55
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del Mar.59 Con tantos negocios y entradas de recursos, no resulta
extraño que haya sido generoso y promoviera diversas obras pías
en su tierra natal.60
En julio de 1710 falleció el primer marqués de Altamira, don Luis
Sánchez de Tagle, quedando como heredera universal su hija Luisa
María. Sus bienes se resumían básicamente al banco de plata y los
créditos que dejó sin cobrar. Otros autores han sugerido que esta
herencia incluía también dos haciendas de minas ubicadas en Pachuca.61 De cualquier modo, debió ser una riqueza considerable. Aunque, según Pedro Sánchez de Tagle, a la muerte del primer marqués
de Altamira, a él le había tocado acrecentar el capital corriente, a
pesar de lo incobrable de muchas deudas.62
Pedro Sánchez de Tagle continuó consolidando su riqueza hasta
1723, año de su muerte. Es probable que nunca haya tenido tiempo
de recorrer las enormes extensiones de tierras compradas en las diversas provincias de la Nueva España. Algunos expedientes de manera tangencial hablan del reparto de algunas haciendas que hizo
entre sus hijas. Así, en 1714, cuando gozaba aún de perfecta salud y
casó a su sobrino Pedro Pérez de Tagle con su hija mayor,63 les regaló como dote 6 y medio sitio de ganado mayor, 5 de menor y 16 caballerías, tierras ubicadas en el valle de Huaxtla, al poniente de Guadalajara.64 Sin embargo, no sólo regaló propiedades a sus hijas, su
prodigalidad puede verse en los 200 000 pesos que otorgó como dote
a Luisa María Sánchez de Tagle al casarse con Francisco de Valdivieso Mier y Barreda.65 Las haciendas vinculadas a San Pedro del Álamo
también pasaron a manos de su hija Luisa María y su esposo Francisco de Valdivieso, la hacienda de San José del Maguey y sus anexas
se heredaron a sus hijas Manuela y María Antonia, casadas con
59
“Manuel Esteban Sánchez de Tagle y de la Campa”, Archivo Histórico Nacional de
España, om, Caballeros de Santiago, exp. 7562.
60
Julián Ortiz de la Azuela, Monografía de la antigua colegiata (hoy iglesia parroquial) de
Santillana del Mar, Santander, España, 1919.
61
Guillermina del Valle Pavón, “Luchas electorales en el Consulado de México...”
http://www.economia.unam.mx/amhe/memoria/simposio03/Guillermina%20DEL%20V
ALLE.pdf Sin embargo, en 1725, un año después de su muerte, sólo se registró una hacienda
de minas valuada en 12 mil pesos. agn, Vínculos y Mayorazgos, v. 3, exp. 3.
62
agn, Vínculos y Mayorazgos, v. 3, exp. 3, f. 150.
63
María del Carmen Velázquez, El marqués de Altamira y las Provincias Internas de Nueva
España, Jornadas 81, México, El Colegio de México, 1976, p. 12.
64
agn, Vínculos y Mayorazgos, v. 3, exp. 1.
65
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David A. Brading, op. cit., p. 237.
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Notas sobre la vida de Pedro Sánchez de Tagle
67
Pedro Pérez de Tagle y Juan Manuel de Argüelles respectivamente.
Cabe destacar, sin embargo, que el primero de diciembre de 1725,
ante el escribano Diego Díaz de Rivera, Pedro Pérez de Tagle vendió
sus derechos sobre estas haciendas a Juan Manuel de Argüelles por
la cantidad de 108 940 pesos. Para el comprador fue un excelente
negocio ya que buena parte de este monto fue pagado con ovejas y
carneros que se criaban en esas mismas haciendas.66
Ya en su lecho de muerte Pedro Sánchez de Tagle hizo testamento el 18 de diciembre de 1723. Ante Antonio Alejo de Mendoza, escribano real de la ciudad de México, nombró herederas universales
a su esposa y a sus tres hijas. Para cumplir su voluntad sus albaceas
fueron doña Luisa María Sánchez de Tagle, su esposa; don José de
Torres y Vergara, maestre de escuela de la Iglesia Catedral; y su
yerno, don Francisco de Valdivieso. Éste último personaje y Luisa
María Sánchez de Tagle, quedaron con poder universal para cobrar,
recibir, administrar, inventariar y vender de todos sus bienes.
Pedro Sánchez de Tagle pidió 2 000 misas rezadas, cada una pagada a un peso de oro común. De éstas, una tercera parte debía rezarse en los conventos de religiosos carmelitas, las otras en los conventos de religiosos de San Diego, los de la Recolección de San
Cosme y los clérigos del Oratorio de San Felipe Neri, encargándoles
se dijesen todas las misas que fueran posibles el día de su fallecimiento.67 Mandó dar 1 000 pesos al convento de San Sebastián, de la orden
de los carmelitas y repartió otros 1 000 pesos entre los demás conventos de la ciudad de México. Mandó fundar cuatro capellanías con
3 000 pesos cada una, de éstas habían de ser patronos Andrés Sánchez de Tagle, de las otras tres habían de ser los padres del convento de Santo Domingo, todos residentes de la villa de Santillana del
Mar, en la península ibérica.
En vida logró acumular los nombramientos de caballero de la
orden de Calatrava, maestre de campo, gentil hombre de boca de su
majestad y segundo marqués de Altamira. Era además gobernador,
justicia mayor y administrador del marquesado del Valle y regidor
perpetuo de la ciudad de México.68 Por disposición testamentaria
su cuerpo fue sepultado en la sala capitular del convento de San
Sebastián de los Carmelitas Descalzos de la villa de Coyoacán, hoy
agn, Vínculos y Mayorazgos, v. 3, exp. 3.
agn, Bienes Nacionales, caja 516, exp. 8.
68
Idem.
66
67
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68
Ramón Goyas Mejía
exconvento del Carmen en San Ángel. Con el fallecimiento de Pedro
Sánchez de Tagle lo que quedaba de sus bienes pasaron a manos de
su esposa Luisa María Sánchez de Tagle. Tocó a ella finalmente disolver la cuantiosa riqueza que aún poseían.
Antes de su muerte, ocurrida en Coyoacán el 19 de noviembre
de 1728, la marquesa heredó todos sus bienes en partes iguales a las
familias de sus tres hijas. Sus albaceas testamentarios fueron sus tres
yernos: Pedro Pérez de Tagle, Juan Manuel de Argüelles y Miranda
y Francisco de Valdivieso, quedando éste último como responsable
directo del reparto. El 13 de diciembre de 1728, ante Domingo Valcarcel y Formento, juez y alcalde de crimen de la corte de México,
los herederos se pusieron de acuerdo para repartir la fortuna de
Luisa María Sánchez de Tagle.69
Pedro Pérez de Tagle, viudo de María Manuela Sánchez de Tagle recibió la hacienda de Santa Ana Pacueco, ubicada en el distrito
de La Barca y los confines de Pénjamo y La Piedad. En 1728 los casi
100 sitios de ganado mayor y menor de tierras que componían esta
gigantesca hacienda, se tasaron en 80 500 pesos, los bienes muebles
y el ganado por su parte, se valuaron en otros 183 212 pesos,70 es
decir, la hacienda valía poco más de 260 000 pesos. De aquí se debían
60 000 pesos a la archicofradía del Santísimo Sacramento de la ciudad de México y otras deudas menores que quedaron a cuenta del
nuevo propietario.
María Antonia Sánchez de Tagle recibió las haciendas de San
José de Bravo en Querétaro y la de Ciénega en Nueva Galicia, consideradas de ganado menor, trasquila y obraje. En 1728 la hacienda
de Ciénega se componía de 61 sitios de ganado mayor y menor y
132 caballerías de tierra y su valor se calculó en 67 790 pesos. Las
haciendas de San José de Bravo y Santa Marta se componían de 15
½ sitios de ganado mayor y menor y once caballerías, tierras calculadas en 28 610 pesos, de los cuales 12 000 pesos correspondían a
mejoras de los últimos años. En total, el valor de estas propiedades
era de 96 400 pesos.71 El menaje de la hacienda de Ciénega se calculó en 41 664 pesos, el de San José de Bravo en 24 505, por tanto, el
monto total de lo heredado en estas dos propiedades fue de 162 569
69
María del Carmen Velázquez, El marqués de Altamira y las Provincias Internas de Nueva
España, p. 14-15.
70
agn, Vínculos y Mayorazgos, v. 3, exp. 1, f. 40.
71
Ibid., f. 9.
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Notas sobre la vida de Pedro Sánchez de Tagle
69
pesos. Sobre la hacienda de Ciénega había un adeudo de 40 000 pesos
que —al igual que en el caso de Santa Ana Pacueco—, se debían a
la Archicofradía del Santísimo Sacramento en la ciudad de México.
Cargaba también con otros adeudos menores por capellanías.72 María Antonia heredó además las mansiones de las calles de Vergara
y Betlemitas en Coyoacán, valuadas por el alarife Miguel de Rivera en 69 659 pesos, mismas que por convenio de las partes se rebajaron a 55 000 pesos.
Por último, a su nieto Pedro de Valdivieso, por ser hijo de Luisa
María y de Francisco de Valdivieso, le heredó el oficio de tallador
mayor de la Casa de Moneda en la ciudad de México. Todos los
heredados convinieron en que el valor de las dos terceras partes de
dicho cargo equivalía a 150 800 pesos, monto que pagó la marquesa
para que siguiera en manos de la familia. Es decir que para 1728 este
cargo valía más de 200 000 pesos, lo que indica la importancia que
tenía y lo redituable que podría ser para su poseedor.
Luego se repartió el caudal partible del que era dueña la marquesa. El monto contabilizado fue de 775 320 pesos. Sus adeudos totales
se calcularon en 298 835 pesos. El dinero restante era 476 484 pesos.
Por tanto, tocó a cada uno de los tres herederos la cantidad de 158 828
pesos.73 Por último, el valor de las alhajas que dejara la segunda
marquesa de Altamira se calculó en 41 235 pesos, dinero que también
se repartió en partes iguales entre las tres familias herederas.74
Acerca de su descendencia
Muchos de los ascendentes y descendientes de Pedro Sánchez de
Tagle y de su prima Luisa María murieron en sus primeros años
de vida, otros familiares optaron por los oficios religiosos. Ambos
fenómenos contribuyeron a la dispersión más lenta de la cuantiosa fortuna acumulada. Por la importancia de sus ramas familiares
representadas en sus tres hijas, se ha hecho un breve análisis por
separado de cada una de ellas.
72
Los 40 mil pesos adeudados, se pagaron finalmente el 27 de noviembre de 1760 por el
Oidor de la Real Audiencia de México, Domingo de Trespalacios y Escandón, bisnieto de
Pedro Sánchez de Tagle, heredero en parte de este gran latifundio, op. cit., exp. 5, f. 228-229.
73
Ibid., f. 40.
74
Ibid., f. 148.
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70
Ramón Goyas Mejía
• La hija mayor, de nombre Manuela Sánchez de Tagle casó con su
primo Pedro Pérez de Castañeda y Tagle (llamado comúnmente Pedro Pérez de Tagle). Este matrimonio heredó el título del marquesado
y tuvo tres hijos, dos varones que murieron a temprana edad y una
mujer llamada Luisa Josefa, la cual casó el 21 de marzo de 1730 en el
convento de la Santísima Trinidad de la ciudad de Puebla de los Ángeles con un peninsular originario de Asturias, de nombre Juan Rodríguez de Albuerne Miranda y Bustos, constituyéndose en los IV
marqueses de Altamira.75 Rodríguez de Albuerne fue Oidor de las
audiencias de Guadalajara (1728-1738) y México (1738-1753), Auditor
de Guerra y Hacienda y Superintendente del Mercurio. Como Oidor
y Auditor de Guerra, a Rodríguez de Albuerne le tocó intervenir en
la colonización de Texas y Nuevo México, la pacificación chichimeca
de Sierra Gorda, la pacificación de seris y pimas en Sonora y el establecimiento de presidios y poblados en el norte de la Nueva España.76
De este matrimonio nacieron dos hijas y un hijo. La primera, llamada
Juana, falleció soltera a temprana edad, la segunda hija, de nombre
María Cecilia, casó con Domingo de Trespalacios y Escandón quien,
como su suegro, también llegó a ser Oidor de la Real Audiencia de
México,77 el tercer hijo fue Manuel Vicente Rodríguez de Albuerne.
En 1753, a la muerte del IV marqués de Altamira, el título pasó
a su hijo, Manuel Vicente Rodríguez de Albuerne Pérez de Tagle.
Entre los bienes que el V marqués logró acumular destacan la
mitad de las haciendas de Cuisillos y de Santa Ana Pacueco, era
señor de la Casa de Castanera en el Puente de San Miguel y poseía
75
Pedro Pérez de Tagle entregó de dote a su hija la hacienda de Cuisillos y las tierras de
Huaxtla, en las jurisdicciones de Tala y Tequila. La primera se componía de 22 sitios de ganado mayor y seis de menor (unas 43 291 hectáreas), contaba también con 68 caballerías de
riego (unas 2 900 hectáreas), lo que la convertía en una hacienda estratégica para la producción
de trigo en la Nueva Galicia. En sus áreas de agostadero pastaban 9 133 toros y 557 caballos
mansos, valuados en 29 682 y 2 228 pesos respectivamente. A diferencia de otras haciendas
que habían sido de Pedro Sánchez de Tagle y que en lo general funcionaban como enormes
agostaderos, en el caso de Cuisillos, si contaba con casco de hacienda y gran cantidad de
objetos de lujo. El valor de escritorios, baúles, imágenes de santos, joyas, pinturas, ropa fina,
candelabros, enseres de cocina y demás muebles se calculó en 16 184 pesos. La dote incluyó
también las tierras de El Astillero, Huaxtla y llanos de Guadalajara, áreas con menos inversión
y que se tasaron en 8 160 pesos. En total, la dote de la novia se calculó en 110 580 pesos; Rodríguez de Albuerne por su parte, aportó en efectivo 120 582 pesos. aipj, Notarios, protocolos
de Juan García de Argomaniz, v. 29, 1730, f. 56-64.
76
Domingo Elizondo, Noticia de la expedición militar contra los rebeldes seris y pimas de Cerro
Prieto, Sonora, México, unam, Instituto de Investigaciones Históricas, 1999; véase también
María del Carmen Velázquez, El marqués de Altamira y las Provincias Internas de Nueva España.
77
aipj, Tierras y aguas, 2da colección, v. 83, exp. 16.
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Notas sobre la vida de Pedro Sánchez de Tagle
71
el mayorazgo de Villapresente en Santander. Contrajo nupcias el 21
de abril de 1771 en Madrid, España, con María de la Paz Isabel Girón
y Moctezuma, la cual estaba emparentada con importantes familias
de la nobleza hispana. Manuel Vicente Rodríguez de Albuerne se
desempeñó como rector del Real Colegio de Abogados de México y
murió en Madrid el 17 de junio de 1791.78
• María Antonia, segunda hija de Pedro Sánchez de Tagle, casó con
un rico peninsular llamado Juan Manuel de Argüelles y Miranda.
Este personaje pasó a la Nueva España siendo menor de edad.79 En
Nueva España logró ser contador y juez oficial de la Real Caja de
Pachuca y dueño de la hacienda Devode en la jurisdicción de Ixmiquilpan.80 María Antonia Sánchez de Tagle tuvo dos hijos: Josefa
Paula y Manuel de Argüelles Sánchez de Tagle. Manuel al parecer
se convirtió en religioso franciscano,81 Josefa en cambio, estuvo casada con Manuel Silvestre Pérez de Camino quien fuera tesorero de
la Real Casa de Moneda en la ciudad de México y fue ella quien
heredó la fortuna de sus padres, consistente en diversas haciendas,
fincas, joyas y dinero en efectivo.
Dado que en el matrimonio entre Josefa Paula de Argüelles con
don Manuel Silvestre Pérez del Camino no hubo descendencia, luego
de la muerte de Manuel Silvestre Pérez del Camino, el 23 de mayo de
1765, doña Josefa hizo testamento ante Andrés Delgado Camargo,
escribano real de la ciudad de México, dejando como herederos de
todos sus bienes al Colegio de Santo Tomás de Aquino de la Compañía de Jesús en la ciudad de Guadalajara. Era dueña de las haciendas
de Ciénega, El Maguey, El Torreón, Huerta de Santa Cruz, Baños de
Atotonilco, Riochico, Órganos, Juana González y Labor de la Natividad, la mayoría habían sido adquiridas por Pedro Sánchez de Tagle
y estaban ubicadas en los actuales estados de Zacatecas y Jalisco, con
giro en la cría de ganado menor. La riqueza de Josefa Paula de Argüelles se calculó en 573 771 pesos por Vicente Fuentes, tasador, juez
78
Rodolfo Aguirre Salvador, Carrera, linaje y patronazgo, clérigos y juristas en la Nueva
España, Chile y Perú (siglos xvi al xviii), México, unam, Centro de de Estudios sobre la Universidad, 2004, p. 290-292.
79
agn, Bienes de difuntos, v. 1, exp. 1.
80
María del Carmen Velázquez, El marqués de Altamira y las Provincias Internas de Nueva
España, p. 15.
81
agn, Bienes de difuntos, v. 3, f. 8-9.
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72
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repartidor general de la Real Audiencia de la Nueva España.82 Sin
embargo, en 1767 con la expulsión de los jesuitas, se anuló dicha herencia y sus bienes fueron disputados por familiares en diverso grado
de consanguinidad. El pleito legal tardó hasta el siglo xix en resolverse, pero desde antes muchos de sus bienes pasaron a manos del Fondo Piadoso de las Californias.83 En 1805 todavía se mantenían en los
tribunales las demandas por parte de esta herencia.
• Por último, Luisa, la hija menor de Pedro Sánchez de Tagle, casó
con Francisco de Valdivieso, mariscal de campo y futuro conde de San
Pedro del Álamo, con quien procreó a Pedro Luis de Valdivieso y Sánchez de Tagle, quien murió prematuramente el seis de agosto de 1734.
Francisco de Valdivieso provenía de una rama emparentada con los
Sánchez de Tagle y era originario también de Santillana del Mar. Era
hermano de doña Josefa de Valdivieso Mier y Barreda, la cual estaba
casada con don Andrés Sánchez de Tagle, hermano del segundo
marqués de Altamira, por lo que este matrimonio intensificó la relación entre la descendencia de los Sánchez de Tagle y los Valdivieso.
La relación entre Francisco de Valdivieso y Pedro Sánchez de
Tagle fue fructífera dada la habilidad del primero para llevar los
negocios de su suegro. Pedro Sánchez de Tagle había depositado en
él toda su confianza para el manejo de sus asuntos financieros. Él se
encargaba de las ventas en los expendios de carneros y lanas que
poseía el marqués de Altamira; también revisaba la administración
de las haciendas de San José de Bravo, San Antonio, El Blanquillo y
otras; cuidaba del banco de plata de la ciudad de México, asunto
que anteriormente había atendido Francisco Antonio Sánchez de
Tagle, sobrino del segundo marqués de Altamira. Cabe destacar que
el oficio de tallador mayor de la Casa de la Moneda y el banco de
plata eran tal vez los negocios más lucrativos de todos los que poseía
Pedro Sánchez de Tagle. Francisco de Valdivieso vivía en una casa
alquilada a su suegro, al lado del actual convento del Carmen, en
San Ángel, villa de Coyoacán, donde tenían casas también las demás
hijas del segundo marqués de Altamira.84
Por enlaces matrimoniales esta rama de descendencia emparentó
con el marquesado de San Miguel de Aguayo. El marquesado de San
agn, Bienes de difuntos, v. 2, exp. único, f. 980.
agn, Bienes dedifuntos, v. 1, exp. 1.
84
agn, Vínculos y Mayorazgos, v. 3, exp. 3, f. 174-175.
82
83
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Notas sobre la vida de Pedro Sánchez de Tagle
73
Miguel de Aguayo se había otorgado por real decreto el 23 de noviembre de 1682 a Agustín de Echeverz Subiza y San Martín, gobernador
y capitán general del Nuevo Reino de León y alguacil perpetuo y hereditario del reino de Navarra, quien estaba casado con Francisca Valdés Alcega y Urdiñola, una descendiente del gobernador de Nueva
Vizcaya, Francisco de Urdiñola.85 A su muerte, el título pasó a manos
de su hija Ignacia Javiera de Echeverz quien estuvo casada en terceras nupcias con José Ramón Azlor Virto-Vera. Ella a su vez lo heredó
a Josefa Micaela Azlor Echeverz quien en julio de 1735 casó con Francisco de Valdivieso, viudo de Luisa Sánchez de Tagle. Con ello,
Francisco de Valdivieso conjuntó ambos títulos nobiliarios. De éste
segundo matrimonio nacieron José Francisco y Pedro Ignacio de Valdivieso Azlor Echevers, quien en 1778 detentaba por herencia el título de marqués de San Miguel de Aguayo.86 El título de conde de San
Pedro del Álamo quedó en su hermano José Francisco en 1776.87
Como se puede observar en las uniones matrimoniales del árbol
genealógico de Pedro Sánchez de Tagle, aunque existen uniones con
personajes de mucho peso político, predominan los enlaces endogámicos. Los apellidos Sánchez de Tagle y Valdivieso se entrecruzan
constantemente en las diversas décadas de los siglos xvii y xviii, lo
que dio como resultado que para fines de la etapa colonial todavía
acapararan recursos económicos, puestos políticos y títulos nobiliarios en la Nueva España.
El siguiente gráfico corresponde a un fragmento del árbol genealógico de la familia Sánchez de Tagle. Se trató de representar sobre
todo a los consanguíneos que tuvieron más relación con Pedro Sánchez de Tagle, segundo marqués consorte de Altamira, aunque, por
espacio, se dejaron fuera a gran cantidad de parientes (los Ruiz de
Tagle por ejemplo), que fueron cruciales en su desempeño como comerciante de plata. Los recuadros en gris corresponden a los detentadores del marquesado de Altamira, comenzando con Luis Sánchez
de Tagle y terminando con Manuel Vicente Rodríguez de Albuerne
y Pérez de Tagle quien detentó el título hasta fines del siglo xviii.
85
José Ignacio Rubio Mañé, El virreinato II, expansión y defensa, Primera parte, México,
fce-unam, 2005, p. 145; Ortega y Pérez Gallardo registra como “Valdéz Arzega” y no “Val-
dés Alcega”, a doña Francisca, consorte de don Agustín de Echeverz Subiza y San Martín.
Cfr. Ricardo Ortega y Pérez Gallardo, op. cit., p. 37.
86
agn, Real Hacienda, v. 100, exp. 17.
87
agn, Reales Cédulas Originales, v. 107, exp. 197.
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74
Ramón Goyas Mejía
Árbol genealógico de la familia Sánchez de Tagle
(fragmento)
María Manuela Trespalacios
Rodríguez de Albuerne
y Sánchez de Tagle
Doña María Cecilia Rodríguez
de Albuerne con Domingo de
Trespalacios y Escandón
Manuel Vicente Rodríguez de
Albuerne Pérez de Table con
Isabel Girón y Moctezuma (5to.
marqués de Altamira)
Josefa Paula de Argüelles con
don Manuel Silvestre Pérez del
Camino
Doña Luisa Josefa Pérez de
Tagle con Juan Rodríguez de
Albuerne, (4tos marqueses de
Altamira)
Don Pedro de
Valdivieso
María Antonia Sánchez
de Tanglecon Juan
Manuel Argueles y
Miranda
Luisa María Sánchez
de Tagle con Juan
Francisco de Valdivieso
y Mier
Pedro Sánchez de Tagle y Pérez de
Bustamante con su prima doña Luisa
María Sánchez de Tagle (2dos
marqueses de Altamira)
Manuela Sánchez de Tagle con
su primo Pedro Pérez de Tagle
(3ros marqueses de Altamira)
Fancisco Manuel Sánchez
de Tagley Picazo
Fancisco Manuel Sánchez
de Tagley Herrera
Andrés Fernando Sánchez
de Tagle y de la Campa
Manuel Esteban Sánchez
de Tagle y de la Campa
Andrés José Sánchez de
Tagle y Valdivieso con
María Ildefonsa de la
Campa y Coss
Ana María Huarte y Muñiz
Sánchez de Tagle
Gertrudis Sánchez de Tagle
con Gallo con Pedro Ignacio
Echevers y Valdivieso
Francisco Manuel de
Valdivieso y Sánchez
de Tagle
Francisco Manuel Sánchez
de Tagle
José de Valdivieso
Luisa Sánchez de Tagle
con don Pedro de
Valdivieso
Luis Sánchez de Tagle y de la
Rasa (1er marqués de Altamira)
Fancisco Manuel Sánchez
de Tagley Valera
Andrés Sánchez de Tagle con doña
María Pérez de Bustamante
Ana Manuela Muñiz y
Sánchez de Tagle
Pedro Anselmo
Sánchez de Tagle
Andrés Sánchez de Tagle
con doña Josefa de
Valdivieso y Mier
Isabel Sánchez de
Tagle y Veydacar
Andrés Sánchez de
Tagle y Pérez de la
Sierra
Pedro Sánchez de
Tagle y de la Rasa
Ana Sánchez de
Tagle y de la Rasa
Andrés Sánchez de Tagle Ruíz
de Higareda y Juliana de la
Rasa Cosió Barreda
Fuente: AGN, Civil, caja 5803, exp. 40; Bienes Nacionales, caja 516, exp. 8; Vínculos y
Mayorazgos, v. 3, exp. 1 y 5; Bienes Difuntos, v. 3, f. 8-9, y v. 7, f. 2-4; AGI, Expedientillos,
n. 8324, f. 9-10; Indiferente, v. 136, n. 179 y 142, v. 143, n. 136; Ricardo Ortega y Pérez
Gallardo, Estudios genealógicos, p. 47-49.
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Notas sobre la vida de Pedro Sánchez de Tagle
75
Consideraciones finales
Durante el siglo xvii personajes como los primeros marqueses de
Altamira dirigieron casi toda su energía a la acumulación de riquezas mediante los préstamos, la acuñación de plata y el comercio a
gran escala. En efecto, en los albores del siglo xviii los Tagle, particularmente Luis y Pedro Sánchez de Tagle, fueron una importante palanca del comercio ultramarino de la Nueva España. Gracias a
dichas actividades se posicionaron en la cúspide del poder económico. Con el ascenso de la dinastía Borbón y el intento por regular
eficazmente el comercio y las finanzas en sus dominios, las siguientes generaciones de mercaderes comienzan tener mayores problemas para monopolizar sobre todo la compraventa de la plata y la
acuñación de la misma. Dicha situación se comenzó a visualizar casi
inmediatamente del arribo al poder del duque de Alburquerque,
con quien los Sánchez de Tagle tuvieron serios conflictos. Los Borbón no parecían dispuestos a pasar por alto las acostumbradas corruptelas de décadas anteriores, lo cual marcó el fin de la carrera
política del mismo virrey Alburquerque.88
Así por ejemplo, por su experiencia, Francisco de Valdivieso
había heredado no sólo el banco de plata de Pedro Sánchez de Tagle,
sino el oficio de tallador mayor de la Casa de la Moneda, sin embargo, el 14 de junio de 1732 se emitió una Real Cédula que excluyó a
los dos banqueros más importantes de Nueva España, a Francisco
de Fagoaga (quien fuera yerno de Juan Bautista de Arozqueta, rival
financiero de Luis y Pedro Sánchez de Tagle) y a Francisco de Valdivieso de labrar y reducir la plata a moneda. Ello, porque desde
1728 se les seguía juicio por el envío de remesas de monedas a España cuyo peso era inferior al que debían tener, a más de cobrar 68
reales de plata por marco, en lugar de los 66 que marcaba la ley. De
hecho, si no se llegó a mayores sanciones fue por la importancia
que ambos tenían en la actividad minera de la época, a juicio de un
fiscal que llevó el caso, éstos personajes eran “como los arcarios
generales de los mineros” y de confiscarles su riqueza —según éste
88
Iván Escamilla González, “La memoria del gobierno del virrey duque de Alburquerque, 1710”, Estudios de Historia Novohispana, v. 25, 2001, Instituto de Investigaciones Históricas,
unam, p. 160-161.
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76
Ramón Goyas Mejía
testimonio—, “cesaría universalmente en este Reino la labor de las
Minas”.89
Para la segunda mitad del siglo xviii, en lugar del comercio,
eran muy variadas las actividades en las que estaban insertos muchos familiares del segundo marqués de Altamira, y, parece ser que
su fortuna tendía a dispersarse.90 Si bien los partidos vasco y montañés seguían acaparando el tráfico comercial de la Nueva España,
llama la atención la ausencia de los Tagle al frente del Real Consulado del Comercio, actividad que había sido importantísima para
Luis y Pedro Sánchez de Tagle. Las ramas familiares tendían hacia
la heterogeneidad. Algunos parientes como el obispo Pedro Anselmo Sánchez de Tagle, Manuel Vicente Rodríguez de Albuerne, o
Francisco Manuel Sánchez de Tagle eran más bien intelectuales,
miembros de los grupos ilustrados que, a medida que trascurrió el
siglo xviii, comenzaron a ser cada vez más visibles y jugarían un
destacado papel en la independencia de México.91 Otros familiares
lograron encumbrarse gracias a matrimonios como en el caso de
Ana María Josefa de Huarte Muñiz y Sánchez de Tagle (1786-1861),
bisnieta de un primo hermano del segundo marqués de Altamira
y esposa que fue de Agustín de Iturbide, primer emperador de
México. Por último, otros probables parientes fueron menos cautelosos en el manejo de los recursos que sus antepasados y cayeron
en el despilfarro, paso previo para la subsecuente pobreza.92 En
89
Laura Pérez Rosales, Familia, poder, riqueza y subversión, los Fagoaga novohispanos, 17301830, México, Universidad Iberoamericana, Real Sociedad Vascongada de los Amigos del
País, 2003, p. 27.
90
Coincidiendo con María del Carmen Velázquez, diremos que tanto en Filipinas como
en el ayuntamiento de la ciudad de México, el Consulado de Comerciantes o el tribunal de la
Inquisición, encontramos a los Sánchez de Tagle figurando prominentemente en la primera
mitad del siglo xviii, pero en la segunda es raro encontrar su nombre. Cfr. María del Carmen
Velázquez, El marqués de Altamira y las Provincias Internas de Nueva España, p. 19.
91
Ernesto de la Torre Villar destaca, por ejemplo, que Juan Rodríguez de Albuerne (IV
marqués de Altamira) a más de escribir serios tratados sobre el estado que guardaban las
llamadas Provincias Internas, había defendido en 1745 las ideas del libro Teatro Americano,
obra escrita por José Antonio de Villaseñor y Sánchez, denostado en una publicación llamada
“Epístolas”, del deán de Alicante, Manuel Martí, lo que demuestra que poseía una cultura
intelectual sólida y una idea clara de la importancia del elemento criollo en el engrandecimiento de la Nueva España. Ernesto de la Torre y Villar, Juan José de Eguiara y Eguren y la
cultura mexicana, México, unam, 1993, p. 143-144.
92
Un ejemplo de este tipo de personajes podría ser Andrés Sánchez de Tagle, denunciado en 1794 ante el tribunal de la Inquisición, al que se acusaba de que, a pesar de ser de “linaje esclarecido”, era “un tahúr o jugador de profesión, pródigo sacrificador de sus intereses
en obsequio de sus pasiones…” Por casquivano, sus familiares trataron de ponerle tutor,
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Notas sobre la vida de Pedro Sánchez de Tagle
77
cierto modo, dicha trasformación del modo de vida y del sistema
de relaciones de esta familia es botón de muestra de lo que sucedía
dentro de la élite novohispana, en la cual se habían ido generando
nuevas expectativas y problemáticas que serán cruciales para el
movimiento armado de 1810.
Fuentes consultadas
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Vínculos y mayorazgos
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Artículo recibido el 26 de julio de 2010
y aprobado el 18 de enero de 2011.
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