RECURSOS NATURALES Los recursos naturales son aquellos materiales que el ser humano puede extraer de la naturaleza y aprovechar para su propio beneficio. Algunos de estos recursos naturales se pueden aprovechar directamente, como los minerales, el agua, los animales o las plantas. De otros se aprovecha la energía que generan, como los combustibles fósiles (carbón o petróleo), el viento o el agua. A la hora de explotar los recursos naturales, el ser humano ha de tener un gran conocimiento para poder explotarlos sin extinguirlos, permitiendo que se puedan volver a generar de manera natural. Aparte de procurar su regeneración, dado que muchos de estos recursos se convierten en materias primas, hay que procurar que el proceso de elaboración no contamine (controlar los residuos y los desechos que la industria genera) y al mismo tiempo preservar el ecosistema. Materias primas Las materias primas se utilizan en la industria para la fabricación de otros productos. Se pueden clasificar según su origen: Vegetal: como la madera, el algodón, el caucho, el corcho, el lino, etc. Animal: como la piel, el cuero, la lana, los huevos, la leche, etc. Mineral: Metálicas, como el oro y la plata que se utilizan en la joyería. En la industria me• talúrgica se utilizan materias como el hierro o el cobre. No metálicas, como el azufre o la fluorita, que sobre todo se usan en la industria • química. Rocas industriales, que se usan en la construcción, como el granito, el mármol o • la pizarra. Fuentes de energía Muchos de estos recursos naturales se utilizan como fuentes de energía, que se pueden dividir en dos grupos: Renovables Son todos aquellos recursos que no se agotan o cuya regeneración es bastante rápida. La velocidad con la que se renueva un recurso ha de ser similar a la del consumo humano. Por ese motivo, si el consumo humano aumenta excesivamente, un recurso renovable puede llegar a extinguirse. Las principales fuentes de energía renovables son: Eólica: usa la fuerza del viento para generar energía. Mareomotriz: es la que se aprovecha del movimiento de las mareas. Geotérmica: usa el calor del interior de la Tierra. Hidráulica: aprovecha la fuerza del agua. Solar: aprovecha la luz y el calor del sol para obtener energía. Biomasa: en este caso, la energía se genera mediante la combustión de la materia orgánica. De aquí se obtienen los biocombustibles. La biomasa se presenta de tres maneras: Sólida: se utiliza para producir energía térmica y eléctrica.οο Líquida: son los biocarburantes que empiezan a sustituir al petróleo como ο combustible para los automóviles. Gaseosa (biogás): se usa en las centrales térmicas, y también como combustible para motores. No renovables Los recursos no renovables son aquellos que no se regeneran, o que tienen una regeneración muy lenta. Las principales fuentes de energía no renovables son: Petróleo: es la fuente de energía más utilizada, sobre todo por el transporte y la industria. El petróleo es de origen fósil y está formado por compuestos sólidos, líquidos y gaseosos. El principal suministrador mundial es Oriente Próximo. Estados Unidos y Rusia también producen, pero sobre todo para consumo interno. El petróleo, como recurso no renovable, corre el riesgo de extinguirse si no se utiliza con moderación. Su combustión genera una gran cantidad de CO2 que se va acumulando en la atmósfera; además, tampoco se disuelve en el agua, así que cuando se producen vertidos de petróleo en el mar, todo el ecosistema resulta contaminado y mueren los animales y plantas que viven en él. Carbón: es una roca sedimentaria muy rica en carbono. Su extracción es subterránea, ya que se encuentra a muchos metros de profundidad. El carbón suministra gran parte de la energía y se utiliza sobre todo en las centrales térmicas, las industrias siderúrgicas y las de cemento. Los principales países productores son China y Estados Unidos. Gas natural: se obtiene a través de una mezcla de gases que hay en los yacimientos de petróleo o en los depósitos de carbón. Está formado principalmente por metano, junto a otros gases como el nitrógeno, el CO2 y el ácido sulfúrico. Se utiliza sobre todo para el consumo doméstico e industrial. Los principales productores son Rusia y Oriente Uranio: está presente en la naturaleza, en las rocas, la tierra, el agua e incluso el aire. Se extrae de algunas rocas y es radiactivo. Se utiliza en las centrales nucleares. DESARROLLO SOSTENIBLE La sostenibilidad es poder satisfacer las necesidades humanas sin perjudicar la biodiversidad y los ecosistemas, al tiempo que se hace un buen uso de los recursos naturales. En 1972, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, se consideró que el medio ambiente era un aspecto de importancia mundial, y se intentaron integrar las acciones por el medio ambiente dentro de los planes de desarrollo. En 1983, en la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, se decidió que el crecimiento de la economía y la protección del medio ambiente tenían que ir totalmente ligados. En 1987 se presentó el informe Brundtland, en el que se definió la idea de desarrollo sostenible como aquello que permite «satisfacer las necesidades de la generación actual sin comprometer la capacidad para satisfacer las necesidades de las generaciones futuras». En 1992 se celebró la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y Desarrollo en Río de Janeiro. En esta cumbre nació la Agenda 21 como un acuerdo de carácter mundial. En 1994 se celebró la Conferencia Europea de Ciudades y Pueblos Sostenibles, y la propuesta se centró en los aspectos de ámbito local. Los municipios tomaron el mando, y en la Carta de Aalborg aprobaron que cada pueblo y cada ciudad elaboraría su propio plan de acción para conseguir la sostenibilidad. En 1997 se firmó un acuerdo internacional en la ciudad de Kioto (Japón), en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Este acuerdo, conocido como el Protocolo de Kioto sobre el cambio climático, es un pacto internacional que tiene como objetivo reducir un 5% las emisiones de los principales gases de efecto invernadero entre los años 2008 y 2012, tomando como referencia los niveles de emisiones de 1990. Para que pudiera entrar en vigor, la mayoría de los países tenían que ratificar el acuerdo y comprometerse a cumplir los objetivos. Finalmente, en 2005, Rusia ratificó el acuerdo y el Protocolo de Kioto entró en vigor: el 55% de los países industrializados ya lo habían ratificado. PROBLEMAS MEDIOAMBIENTALES Problemas de ámbito mundial Superpoblación en las ciudades A partir de la Revolución Industrial, la gente abandonó el campo y emigró a las ciudades. Durante los últimos años, el desarrollo económico de las zonas industrializadas ha hecho que la población se concentre en las áreas metropolitanas. Las tres ciudades del mundo más pobladas son Tokio, México D.F. y Nueva York. Entre las tres suman una población de más de 80 millones de habitantes. Esta concentración de la población en las ciudades hace que se incremente la demanda de energía y de recursos naturales. Sólo el 20% de la población mundial consume el 80% de los recursos del planeta y genera el 80% de la contaminación global. Se trata de los habitantes de los países desarrollados. El crecimiento de las ciudades comporta muchos problemas medioambientales, como la ocupación y destrucción de zonas rurales, la contaminación atmosférica, un consumo desmesurado de energía y agua, y el aumento de los residuos urbanos. Incremento del efecto invernadero y cambio climático• El efecto invernadero es un fenómeno natural muy importante, porque regula la temperatura de la Tierra. Gracias al efecto invernadero, la temperatura media del planeta es de 15 ºC, y si no existiera sería de unos 18 ºC bajo cero. La energía para sustentar la vida proviene del Sol. La atmósfera es bastante transparente a la radiación solar, que durante el día calienta la superficie terrestre. En cambio, la atmósfera es una barrera para el calor que emite la Tierra en forma de radiación infrarroja durante la noche. Este calor queda retenido en las capas bajas de la atmósfera por los llamados gases de efecto invernadero, que son, principalmente, el CO2 (56%), los clorofluorocarbonos (CFC, 23%), el metano (CH4, 14%) y el NO2 (7%). Pero el exceso de estos gases hace que el calor quede atrapado en la atmósfera, provocando un calentamiento de la Tierra y un cambio en el clima. Este cambio climático lleva a la Tierra hacia un calentamiento global y comporta muchos desajustes en el clima terrestre, como por ejemplo: Aumento de la temperatura Disminución de las lluvias Periodos de sequía más largos Riesgo de inundaciones Riesgo de incendios forestales Destrucción de la capa de ozono La capa de ozono es imprescindible para el desarrollo de la vida porque absorbe las radiaciones ultravioletas que emite el Sol hacia la superficie de la Tierra. El ozono se forma y se destruye continuamente, y en este proceso se absorben las radiaciones. El problema llega con la emisión de gases como los clorofluorocarbonos (CFC), que liberan átomos de cloro. Éstos no sólo reaccionan con el ozono y lo destruyen, sino que además se unen a los átomos libre de oxígeno e impiden la formación natural del ozono. Cuanto menos ozono haya, más radiaciones llegarán a la superficie de la Tierra. Sin capa de ozono, el aumento de la radiación ultravioleta cambiaría el metabolismo de los animales, plantas y bacterias. Los seres humanos correrán más riesgo de cánceres de piel, y su sistema inmunológico se debilitará. Pérdida de la biodiversidad La pérdida de biodiversidad comporta la desaparición de especies. Desgraciadamente, este proceso es irreversible: cuando se extingue una especie, ya no se puede recuperar. La principal causa de la extinción de especies es la contaminación y la destrucción de sus hábitats. El hombre, al producir y construir, destruye los ecosistemas naturales. La introducción de especies exóticas en nuevos territorios también ha provocado muchas extinciones. El hombre también está acabando con aquellas especies que se dedica a cazar y explotar indiscriminadamente, ya sea por comercio o por ocio. Principalmente, la pérdida de biodiversidad comporta un desequilibrio del ecosistema natural. Si desaparece una especie, se desajusta todo el sistema y las interacciones entre especies han de restablecerse. Estos cambios son muy lentos, y los ecosistemas tardan años en recuperarse. Si se sobreexplota una especie con la intención de comercializarla, se corre el riesgo de extinguirla, lo que provocaría el hundimiento de todo el sistema económico asociado a esa actividad. Erosión y desertización El suelo es un elemento básico para el desarrollo de la vida. No sólo es la base de los ecosistemas terrestres y una reserva de agua y nutrientes, sino que también es un elemento imprescindible para la agricultura y la ganadería, y, por tanto, para la economía. El suelo tiene una erosión natural provocada por el viento y el agua. El ser humano, con la construcción de carreteras, la agricultura intensiva, la deforestación, los incendios, etc., es el responsable de la destrucción de gran parte de la vegetación. Las raíces de los árboles y plantas preservan al suelo de la erosión del agua y del viento. Cuando el suelo no tiene vegetación queda desprotegido, y el agua de la lluvia se lleva la capa fértil. Esta capa se llama humus, y es un manto que se forma lentamente por la mezcla de la arena con la materia orgánica (restos vegetales y animales) que se ha ido depositando en el suelo. Una vez eliminado el humus, el viento seca el suelo y elimina la arena. Una vez ha desaparecido la capa fértil, el cambio climático, con altas temperaturas, menos lluvias y tormentas intensas, hará que el suelo se seque, convirtiéndolo en un desierto. La desertización no sólo afecta a la pérdida de biodiversidad, sino que también disminuye la producción agrícola, ganadera y forestal de la sociedad que depende de ella. En los países desarrollados, la desertización es provocada por el crecimiento sin control. En los países más pobres, la falta de alimentos hace que los campesinos quemen zonas de bosque para obtener tierras de cultivo. Eso agota el suelo, que se vuelve yermo y se abandona. Para poder solucionarlo, habría que promocionar una agricultura menos agresiva, controlar las zonas de pasto, evitar los incendios forestales y luchar contra las talas masivas de bosques.