¿Cómo ser feliz en un mundo infeliz? Estas lineas proponen sugererencias para la felicidad desde un punto de vista teológico y filosófico, pese a las crudas realidades que vivimos ¿Cómo ser feliz en un mundo infeliz? Todos en el fondo de nuestro ser, conciente o inconcientemente, buscamos la felicidad, independiente de como cada cual la defina. La buscamos pese a que vivimos en un mundo donde más de la mitad de la población mundial es pobre, tenemos terremotos, inundaciones, huracanes, crisis económicas, guerras, el SIDA, el tráfico humano, el narcotrafico, el cambio climático y toda clase de conflictos internacionales. En el plano nacional, en Estados Unidos desde donde escribo, hay 37 millones de pobres, 46 millones no tienen seguro médico, la crisis hipotecaria que está afectando a miles de familias, la crisis económica donde se han perdido casi 1 millón de empleos en lo que va de año, más recortes en la educación, la clase media parece dirigirse a ser la clase baja, la pérdida de privacidad y libertades civiles. En síntesis, vivimos en un mundo infeliz Frente a esas realidades nos preguntamos ¿se puede ser feliz en un mundo infeliz?. Es muy necesario destacar que esas realidades no invalidan la busqueda permamente de la felicidad aunque sus frutos no sean tan evidentes publicamente. El teólogo y filosofo brasileño Leonardo Boff, basandose en el estudio de Pedro Demo quien estudió y presentó en 3 tomos, 2001, la “Dialectica de la Felicidad”, Boff propone que la felicidad está en la relación con lo demás. Es decir, el ser humano es por natualeza un ser social, desde que nace, se desarrolla, se reproduce y hasta que muere. Según Boff la felicidad tiene dos tiempos: vertical y horizontal. El vertical es el momento por ejemplo cuando un hijo se gradua de la universidad, ganar un gran premio, el nacimiento del primer hijo o hija, la compra del primer carro, el primer encuentro amoroso. Todos estos tiempos son positivos, pero pasajeros. Que llenan el foro interno a las personas, pero cuando no hay esos momentos, sentimos generalmente un vacio existencial, la rutina, la monotonía, una vida sin sentido y sin fundamento. El tiempo vertical es el tiempo de estar feliz. A diferencia del tiempo vertical, el tiempo horizontal es el ser feliz. Aunque la felicidad nunca es total, la persona que busca ser feliz horizontalmente sabe negociar con las contradiciones, aprende a resolver problemas, aprende a tolerar, dialogar, rescatar lo mejor de los conflictos familiares, es creativo, admite sus virtudes y defectos, vive en la práctica una experiencia existencial espiritual y ética colectiva. Es optimista sin dejar de ser realista. Contrario a estar feliz, el ser feliz lo es diariamente, día a día y puede sacarle placer hasta las cosas mas ordinarias y cotidianas de la vida como limpiar la casa, trabajar, comer, ver una película junto a su pareja, jugar con los niños, etc, etc. Ser feliz es un estado profundo dinámico basado en las relaciones con los demás que nos pueden hacer ser felices. Se es feliz de manera pasajera cuando ocurre un gran momento específico emotivo de nuestra vida o se es feliz de manera verdadera y prolongada. Prolongada, porque siempre necesita ser alimentada y cultivada. Si se trabaja continua y consistentemente en la búsqueda de la felicidad horizontal, en otras palabras ser feliz y no estar feliz, podemos ser feliz. Aunque no sea fácil ni simplemente se trata de un cambio de actitudes, pero vale la pena si es que queremos ser verdaderamente ser felices y optar por ser feliz aún cuando estemos en un mundo infeliz.