UNIVERSIDAD DEL ROSARIO ORDEN DE CALATRAVA MARZO 12 DE 2014 Señoras y señores, amigos todos. Desde el día en que fui invitado por el Departamento de Desarrollo Humano a dirigir estas breves palabras, en el acto en el que la Universidad Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario nos confiere la orden de Calatrava al mérito laboral, han venido atravesando por mi cabeza algunas reflexiones en torno al significado que hoy, en el albor del siglo XXI, tiene para nosotros recibir un símbolo centenario lleno de riqueza espiritual y que marca la naturaleza actual de nuestro quehacer en esta magna empresa educativa al servicio de la sociedad. Me permito, entonces, compartir con ustedes estas reflexiones que se concentran en dos ideas principales: La primera idea me surgió de indagar en la historia de la orden de calatrava y de lo que simbólicamente podría significar el hecho de que la Universidad nos otorgue esta orden a nosotros: esta primera idea la relaciono con el concepto de Comunidad Rosarista y congregación de personas mayores. Cuenta la historia, acompañada de visos de leyenda, que por allá en el año del señor de 1147 el rey Alfonso VII había arrebatado a los árabes la ciudad de Calatrava, importante baluarte para la defensa de Toledo ante el ataque moro. Para asegurar su defensa el rey entregó la ciudad a la Orden del Temple, ya que por aquellas fechas no existían los ejércitos regulares; sin embargo, años más tarde los caballeros templarios, ante el empuje islámico, devolvieron la fortaleza al nuevo rey Sancho III, sucesor de Alfonso. Ante la indefensión, Sancho reunió a sus nobles y ofreció la ciudad a quien se hiciera cargo de su defensa. Entre la sorpresa y las bromas de los nobles, el abad Raimundo del monasterio cisterciense de Fitero, aceptó el reto y en poco tiempo reunió un ejército de más de 20.000 monjes y soldados. Ante tal multitud, los árabes rehusaron entrar en batalla, se retiraron hacia el sur y la ciudad se vió libre de enemigos por mucho tiempo, permitiendo la prosperidad y la riqueza de todos sus habitantes. En este pasaje sobre el origen de la orden de Calatrava se presentan elementos que tienen que ver con la heroicidad de aquellos que participan en la defensa de la ciudad pero además resaltan aspectos relacionados con la capacidad de un líder para conseguir que un altísimo número de personas se encuentren y se comprometan en torno a un fundamento común, a un ideal que trasciende el momento coyuntural y se convierte en una causa histórica de largo aliento. ¿No es acaso este uno de los elementos constitutivos y fundamentadores del Rosario?, ¿no participamos todos de una causa común y defendemos unos principios que desde Fray Cristobal se han venido consolidando como una cultura, una filosofía y una impronta?. Al ser afirmativas las respuestas a estos dos interrogantes, puedo afirmar que uno de los elementos que hoy nos convoca en la celebración de la orden al mérito laboral y que nos debe llenar de orgullo y felicidad es nuestra capacidad para hacer nuestra la misión de la Universidad, para actualizarla y hacerla operante en un mundo donde este tipo propósitos resulta difícil y requiere del compromiso y el trabajo arduo y constante de todos los que laboramos en el Rosario, o dicho de otro modo, todos aquellos que constituimos esta orden o congregación. Mis reflexiones sobre la orden de Calatrava me llevaron entonces a la segunda idea, relacionada con la visión de mundo de aquellos legendarios monjes y soldados que conformaron la primera orden y de aquellos otros personajes que han seguido y desarrollado a lo largo de la historia y hasta nuestros días, estos idearios en defensa de la polis. Como ya dije antes, la conformación de la orden de se debió al arrojo del abad Raimundo, perteneciente a la santa orden del císter que tiene como ideal de vida el ascetismo unido al trabajo manual. Así, según nos narra el relato, la unión del ideal cisterciense con la cultura militar llevó a que los caballeros de la orden de Calatrava se acomodaran a las costumbres del Cister tanto como lo permitiese su oficio guerrero, uniendo la fatiga del soldado con la abstinencia del cenobita, las fervientes oraciones con el bravo empuje en la pelea. Recordemos que es en este contexto histórico de las ordenes religiosas militares que nace una nueva forma de orden religiosa relacionada con la predica y la enseñanza: la orden de los dominicos o más precisamente la orden de predicadores que acoge como escudo la cruz de calatrava, representativa de la visión de mundo descrita que combina de manera perfecta los ideales humanísticos y éticos con los ideales de servicio aguerrido a la sociedad. De igual manera, se hace imperativo recordar, que en la fundación, hace ya 360 años, fray Cristóbal de Torres adoptó la cruz de Calatrava como insignia de este colegio mayor, en honor a su comunidad dominica y como alusión al ideario de ser una congregación de personas mayores comprometidas con la ilustración de la república con sus grandes letras y con los puestos que merecerán con ellas. Así mismo como dominico, fray Cristóbal compartió de cerca la filosofía tomista y la reflejó en su obra: este colegio mayor. La filosofía tomista, como uno de sus argumentos sobre la verdad divina, se fundamenta en la fe en la razón. En este sentido cuando tomas hablaba de Aristóteles como el maestro, le reconocía la necesidad de comprender las ciencias físicas como preámbulo necesario de la filosofía trascendental. De lo expresado en esta segunda idea (visión de mundo) quiero resaltar que quienes hoy recibimos con honores la cruz de Calatrava podemos gloriarnos no sólo de pertenecer a una comunidad (la comunidad Rosarista descrita en la primera idea) sino de compartir una visión de mundo que orienta nuestro quehacer como educadores a la formación integral de personas insignes y a la actuación en beneficio de la sociedad con máximo sentido de responsabilidad. Quienes hoy celebramos los cinco, los diez, los quince o más años en el Rosario, hemos compartido durante ese período un ideario plasmado en el Proyecto Educativo Institucional e instrumentalizado en el Plan Integral de Desarrollo. Todo nuestro ser y nuestro quehacer han estado al servicio de un proyecto responsable que se propone que el Rosario mantenga siempre firmes los ideales humanistas y éticos de formación de “hidalgos, católicos y patriotas” y al mismo tiempo mantenga “con la mente puesta en el porvenir” para asegurar que la Universidad siga respondiendo con responsabilidad y con calidad a los desafíos del presente y del futuro de la sociedad. Como Corolario a las dos reflexiones precedentes deseo citar al Rector Castro Silva, en el discurso de apertura, desde Nueva York, del año escolar 1949. Estas palabras, dirigidas a los estudiantes rosaristas de la época son fácilmente ajustables como mensaje a todas las personas que hoy recibimos la orden de calatrava al mérito laboral en la universidad del Rosario y que nos caracterizamos por ser una comunidad rosarista con una visión compartida sobre la educación y la misión de la Universidad y una actitud comprometida y responsable con la persona, con el entorno y con la sociedad Castro Silva escribió: "vuestro ideal, señores rosaristas, no consiste solamente en sacar adelante los estudios reglamentarios. A ellos tenéis que dedicaros con diligencia sostenida porque ahí está la cimiente de aquella grande ciencia que el Fundador del Colegio os pide para que sirváis con lucimiento y dignidad a la patria. Pero al adelanto de los estudios tenéis que añadir el propósito firmísimo de ser hombres capaces de gobernarse a sí mismos, profundamente convencidos de que la verdad y la razón - voces de Dios- tienen que dirigirnos con imperioso imperio y emanciparnos de la servidumbre ruinosa y desgraciada que resulta de no hacer lo que debemos, sino lo que nos halaga y lisonja.” Amigos y amigas, compañeros de la orden de calatrava al mérito laboral, reciban hoy mis más sinceras felicitaciones así como el reconocimiento al deber cumplido por parte de la Universidad, a la dedicación de una parte importante de nuestra vida en la consolidación de un proyecto educativo serio, situado y responsable con la construcción de una mejor sociedad y con el avance del conocimiento en todas sus manifestaciones. Directivos, profesores, colaboradores, estudiantes, comunidad rosarista. Un especial sentimiento de agradecimiento con el Rosario, con cada uno de ustedes, por permitirnos colaborar en la construcción colectiva de un mejor mañana. Muchas gracias