I. SÍNTESIS DEL TRABAJO En octubre del año 2001 el 55,6% de los menores de 18 años eran pobres y prácticamente el 60% de los pobres eran menores de 24 años. Entre 1998 y mayo del 2002 se profundiza la recesión en la Argentina. En este período, la desocupación se expandió en un 74.2%, los salarios reales cayeron un 23.7%, la pobreza creció más de un 60% y la indigencia aumentó un 180%. En mayo de 2002 el 66.6% de los menores de 18 años son pobres y el 56.3% de los pobres son menores de 24 años. En mayo del 2002 el 33.1% (4.138.000) de los menores de 18 años viven en la indigencia. La provincia de Corrientes exhibe el porcentaje más alto del país en materia de pobreza (89.8%) y la de Misiones en materia de indigencia (60.3%). La provincia de Buenos Aires concentra casi el 40% de esta realidad. En ella viven 3.272.785 menores pobres y 1.585.798 en situación de indigencia. La región NEA es la que exhibe el mayor porcentaje de menores pobres (25% superior al promedio nacional) y de menores indigentes (51 % más que a nivel nacional). El 61% de los menores pobres e indigentes se encuentran en la zona centro. Viven en ella 5.079.853 menores pobres y 2.485.921 en situación de indigencia. Del total de menores pobres e indigentes, prácticamente el 40% (3.295.890) se concentra en el tramo de edad entre 6 a 12 años. El 30% (2.581.099) entre 13 a 18 años y casi el 29% (2.442.011) hasta 5 años. En mayo del 2002 el 47.7% (1.946.777) de los jóvenes de 19 a 24 años son pobres y el 15.2% (619.221) son indigentes. Prácticamente el 20% de la población entre 15 y 24 años (1.209.038) no trabaja, no busca empleo, no estudia ni realiza tareas domésticas. El 65% de esta realidad se concentra en la región centro donde la provincia de Buenos Aires reúne el 58.2% de los jóvenes en esta situación. 2 II. LA SITUACIÓN A OCTUBRE DEL 2001 Solemos decir desde nuestra Central que resulta inexplicable que, en un país hecho de pan, mueran cien pibes por día por causas evitables, entre las cuales el hambre ocupa un papel central y relevante. Esta frase es gráfica en la denuncia del orden neoliberal y actúa a su vez como fundamento siempre presente de todos nuestros esfuerzos. En línea con la frase expuesta es que este trabajo pretende precisar los impactos que la pobreza y la indigencia tienen sobre la población de menor edad. Es conveniente comenzar destacando que "vivimos en un país donde la mayor parte de los pobres son pibes y donde la mayoría de los menores son pobres". Nuestra historia nos muestra que Argentina finalizó el régimen convertible con el siguiente cuadro de situación: Población bajo la línea de pobreza: 14.405.889 Total de jefes de hogar pobres con menores a cargo: 2.404.436 Total de jefes de hogar en situación de indigencia con menores a cargo: 840.864 Total de menores de 18 años en situación de pobreza: 7.082.200 Total de menores de 18 años en situación de indigencia: 2.912.550 Total de jóvenes entre 19 y 24 años en situación de pobreza : 1.539.330 Total de jóvenes entre 19 y 24 años en situación de indigencia: 489.622 Como puede observarse y fundamentando lo que dijéramos sobre finales del 2001, la mayor parte de los menores de 18 años (el 55,6% de ellos) son pobres. Asimismo, si agregamos a los 7.082.200 menores pobres los que se encuentran en dicha situación entre los 19 y los 24 años, surge que del total de población en situación de pobreza, los menores de 24 años representan el 59,8%. La información disponible permite observar la distribución de los menores en situación de pobreza en las distintas provincias del país. 3 Cuadro Nº 1 Niños y adolescentes hasta 18 años según pobreza e indigencia. Por Provincias ordenado por incidencia de pobreza e indigencia. Octubre 2001 Cuadro Nº 2 Jóvenes de 19 a 24 años según pobreza e indigencia. Por Provincias ordenado por incidencia de pobreza e indigencia. Octubre 2001 4 Cuadro Nº 3 Niños y adolescentes hasta 18 años distribución absoluta de pobreza e indigencia Por Provincias. Octbre 2001 Lo presentado para cada provincia permite ordenar la distribución absoluta de la pobreza y la indigencia en niños y adolescentes para Octubre del 2001. La situación expuesta es la consecuencia del tipo de reestructuración económica y social que en el marco del predominio de las políticas neoliberales se diera en la Argentina durante el último cuarto de siglo (1974-2001). Ciertamente, durante el período señalado, mientras los salarios cayeron un 39,9%, el desempleo se multiplicó prácticamente por cinco –del 3,8 a mediados de los 70 al 18,3 en octubre del 2001–. 5 Cuadro Nº 4 Ingreso Medio asalariados GBA 1974 = 100 No obstante, y pese a la contundencia de la transformación estructural vivida y a los impactos que ésta tuvo sobre el mercado laboral, es conveniente destacar la relevancia que la profundización del cuadro recesivo en el período 19982002 ha tenido sobre la problemática de la pobreza que estamos considerando. El mismo aparece gobernado por el final 6 de régimen convertible y la salida devaluacionista practicada desde comienzos del 2002. Si observamos el Cuadro Nº 5 podemos percibir dicha situación: Cuadro Nº 5 Fuente: Elaboración propia en base a INDEC, SIEMPRO y estimaciones privadas. III. LA PROFUNDIZACIÓN DE LA CRISIS Y LOS DATOS DE MAYO DEL 2002 Es en el contexto que hemos descripto que se inscribe la salida "devaluacionista " e inflacionaria practicada por el gobierno nacional en articulación con la cúpula empresarial histórica de la Argentina (Grupos empresarios locales y extranjeros con fuerte presencia exportadora y dominantes en los principales rubros de la producción local) y en consonancia con las necesidades de los acreedores externos del país (FMI mediante). La estrategia señalada no sólo no resolvió ninguno de los problemas sociales expuestos, sino que agravó los existentes y agregó nuevas dificultades. Así, los impactos resultantes sobre el mercado laboral en los últimos meses son: Destrucción record en materia de empleo. Mantenimiento de las rebajas salariales de bolsillo tanto por vía de decisiones institucionales, como por definiciones empresariales que aprovechan la situación de rehén del trabajador ocupado ante la vigencia de una elevada tasa de desempleo. Reducción sistemática del salario real y de los ingresos fijos, en particular, ante la aceleración inflacionaria. Esto implica una rebaja mensual que en promedio se ubica en torno al 5% y que en términos anuales redondea un 45% en total. Caída que se hace mayor para la población de ingresos inferiores (en el caso de los que tienen ingresos ubicados en torno a la línea de indigencia, la caída mensual y anual se ubica en el orden del 8% y el 65%) dado el mayor componente alimentario que exhibe su canasta de consumo debido a que los alimentos son justamente los que más subas registran en el marco de la evolución general de los precios. 7 El proceso abierto ha desencadenado un cuadro de violencia material sobre la población que se expresa en una brutal y regresiva distribución del ingreso y de la riqueza cuyos resultados implican arrojar a 762.622 personas por mes bajo la línea de pobreza. Al agravamiento que supone en la situación de los menores y de los jóvenes el proceso de agudización de la pauperización, deben adicionarse otros efectos que vienen caracterizando al mercado laboral en los últimos tiempos y que también actúan sobre la población juvenil. Así, la caída en el ingreso de los hogares acompañada por la expansión en el desempleo de los jefes de familia y la demanda creciente en el sector más formal de la economía de trabajadores de menor edad, determina que el cuadro que opera sobre la juventud supone un escenario de injusticia y desigualdad no sólo signado por la exclusión del mercado laboral sino también por su integración en condiciones de absoluta precarización (menores ingresos y peores condiciones). Los datos expuestos definen una Argentina que como sociedad ha roto las bases más elementales para la efectiva vigencia de un compromiso social democrático. En la práctica, la afirmación de un cuadro de creciente pauperización en un contexto donde la cúpula empresarial trasnacionalizada revela mecanismos y políticas que le permiten independizar su suerte de las condiciones del ciclo económico local y resolver la crisis por vía de una mayor desigualdad, define un cuadro de creciente desagregación social. Desagregación que supone un cambio de nuestra morfología social ya que implica el aniquilamiento de la estructura de homogeneidad e integración social que hasta mediados de los 70 distinguiera a nuestro país de la situación de América latina. Es la desarticulación de los sectores medios argentinos (de cada 10 pobres, 6 provienen de las viejas capas medias) la que determina el fin de la movilidad social en el país y que, por lo tanto, destruye todo imaginario colectivo acerca del futuro. Es este punto el que termina impactando sobre la situación de los menores y los jóvenes ya que la suerte de estos está por demás definida por la idea de futuro que una sociedad tiene sobre sí misma. Hechas estas consideraciones corresponde precisar el agravamiento (respecto al desastre ya observado en octubre del 2001) que exhiben los datos sobre la infancia, la adolescencia y la juventud en nuestro país, en base a la información disponible para mayo del presente año. La situación es la siguiente: Población total bajo la línea de pobreza: 18.219.000 Jefes de Hogar pobres con menores a cargo: 3.040.868 Jefes de Hogar en situación de indigencia y con menores a cargo: 1.063.433 Menores y adolescentes en situación de pobreza : 8.319.000 Menores y adolescentes en situación de indigencia: 4.138.000 Jóvenes pobres entre 19 y 24 años : 1.946.777 Jóvenes en situación de indigencia entre 19 y 24 años: 619.220 Por lo tanto, a mayo la mayor parte de los menores de 18 años son pobres (exactamente el 66,6%) y si sumamos los pobres comprendidos entre los 19 y 24 años surge que del total de población en situación de pobreza el 56,3% son niños, adolescentes y jóvenes. 8 El Cuadro Nº 6 nos muestra el panorama de los menores de 18 años pobres e indigentes en las distintas provincias del país. Puede observarse que el promedio de 66,6% de menores pobres se transforma en 89,8% en el caso más crítico – Corrientes- y se ubica en el 20,5% en la mejor de las situaciones –Santa Cruz–. El Cuadro Nº 6 nos muestra la distribución absoluta del total de menores en situación de pobreza e indigencia. Se observa que, si bien según el Cuadro Nº 6 la Provincia de Buenos Aires se ubica en torno al promedio nacional en materia de pobreza (67,7%) e indigencia (32,8%) en los menores, concentra casi el 40% del total en dicha situación. Es decir, que de los ocho millones de menores pobres y de los cuatro millones de menores indigentes, en la Provincia de Buenos Aires hay 3.272.785 de menores pobres y 1.585.798 de menores indigentes. Cuadro Nº 6 Niños y adolescentes hasta 18 años ordenados según incidencia de pobreza e indigencia. Por Provincias. Estimación a mayo 2002 9 Cuadro Nº 7 Niños y adolescentes hasta 18 años distribución absoluta de pobreza e indigencia. Por provincias. Estimación a mayo 2002 Fuente: Elaboración propia en base a datos SIEMPRO-INDEC. Los valores provinciales presentados nos permiten exhibir el siguiente ordenamiento regional: Cuadro Nº 8 Niños y adolescentes hasta 18 ordenados según incidencia de pobreza e indigencia. Por regiones y provincias. Estimación a mayo 2002 Fuente: Elaboración propia En éste puede observarse que el promedio correspondiente al NEA es un 25,5% superior al promedio nacional y el del NOA un 7%. Corrientes y Jujuy encabezan el ranking de pobreza en niños y adolescentes en sendas zonas del país. En la zona de Cuyo, la situación más grave le corresponde a San Juan; en tanto que en el Centro del país, Entre 10 Ríos y Santa Fe exhiben los porcentajes más elevados. La Pampa y Chubut en Patagonia Norte y Patagonia Sur constituyen las situaciones más graves de sus respectivas regiones. En lo relativo a la indigencia el promedio que exhibe la región NEA es un 51% superior al nacional. A diferencia de lo que ocurre con la pobreza ,es Formosa la que exhibe el promedio mayor de la región. De igual modo, en el NOA es Salta la que muestra el porcentaje más elevado. En el centro, las tendencias son las mismas que en el caso de la pobreza con la salvedad que la situación de Entre Ríos es tal que la lleva a ubicarse casi en el mismo nivel que la castigada Formosa. En Cuyo, San Juan no se destaca como en el caso de la pobreza y la situación es similar en las tres provincias. Por último, Neuquén encabeza el ranking de Patagonia Norte. Observando el Cuadro Nº 9 identificamos la distribución en valores absolutos de los menores en situación de pobreza e indigencia. Cuadro Nº 9 Niños y adolescentes hasta 18 años. Distribución absoluta según pobreza e indigencia. Por regiones y provincias. Estimación a mayo 2002 Fuente: Elaboración propia. Se observa que el 60% de los menores en esta situación se encuentran en la zona Centro, en ella viven 5.079.853 niños y adolescentes en situación de pobreza y 2.485.921 bajo la línea de indigencia. 11 Al observar como se reparte el total de menores en esta situación según los distintos tramos de edad nos encontramos con: Cuadro Nº 10 Fuente: Elaboración propia en base a datos de SIEMPRO-INDEC Los distintos tramos de edad considerados provincia por provincia evidencian lo siguiente: Cuadro Nº 11 Niñez y adolescencia hasta según pobreza e indigencia. Por Provincias. Estimación mayo 2002. Ordenado por incidencia de la pobreza y la indigencia. Fuente: Elaboración propia en base a datos de SIEMPRO-INDEC. Nota: Según los datos de SIEMPRO, en octubre de 2001 había 7.082.200 niños y adolescentes menores de 18 años pobres (55,8) y en mayo de 202, 8.319.000 (66,6) pobres y 4.138.000 indigentes. No hay datos para la provincia de Río Negro 12 Cuadro Nº 12 Fuente: Elaboración propia en base a datos de SIEMPRO-INDEC CUADRO Nº 13 Fuente: Elaboración propia en base a datos de SIEMPRO-INDEC A continuación presentamos la distribución provincia por provincia del total de jóvenes entre 19 y 24 años que se encuentran en situación de pobreza e indigencia. 13 CUADRO Nº 14 Fuente: Elaboración propia en base a datos de SIEMPRO-INDEC La consideración de esta franja etárea obliga a señalar el impacto superlativo que el desempleo tiene sobre la misma. Así, tomando los valores a octubre puede observarse que ante una tasa del 18,3 %, los jóvenes de 19 a 24 años exhiben una tasa de 31,8%; es decir un 13,5 más alta que el promedio. Asimismo, debemos precisar que esta franja de edad es la más afectada por el desempleo de larga duración (39,2%). El último aspecto a destacar es la evidencia empírica disponible respecto al total de pibes entre 15 y 24 años que no estudian ni trabajan. La información se presenta ordenada por provincia y regionalmente expresando su distribución relativa y absoluta. Cuadro Nº 15 Jóvenes de 15 a 24 años que no estudian ni trabajan.Distribución relativa por región. Estimación a mayo 2002 14 Cuadro Nº 16 Jóvenes de 15 a 24 años que no estudian ni trabajan. Distribución relativa por región. Estimación a mayo 2002 Cuadro Nº 17 Jóvenes de 15 a 24 años que no estudian ni trabajan. Distribución absoluta por región. Estimación a mayo 2002 Fuente Cuadros 16 y 17: Elaboración propia en base a datos de SIEMPRO-INDEC 15 Se observa en ellos que el 18.1% de los jóvenes de esta edad no estudian ni trabajan. Esta realidad muestra en el NOA un porcentaje superior al promedio nacional y concentra en la zona centro el 65,4% de este problema. Dentro de ésta el punto de mayor concentración es la Provincia de Buenos Aires. IV. Conclusión Un discurso hipócrita alienta, bajo la argumentación de buscar la inserción en el mundo, la continuidad de las políticas que nos han puesto en esta situación. Señalando los costos del aislamiento parecen no considerar el crimen social que constituye la presencia de más de 18 millones de argentinos y de más de 10 millones de menores de 24 años en dichas situación; es decir, progresivamente aislados de toda posibilidad. No se destaca que más allá de la injusticia que supone esta realidad, el hecho de vulnerar el nivel de vida presente a estos extremos deteriora absolutamente el futuro argentino en términos de productividad y competitividad. No se requieren proyecciones sobre el futuro para señalar la necesidad de rectificar urgentemente el rumbo actual. No obstante, corresponde decir que de mantenerse la situación que hoy vivimos, a finales de año el total de menores de 18 años en situación de pobreza ascenderá a 10,5 millones. De igual modo la franja entre 19 y 24 años se expandirá hasta 2,4 millones. Así, del mismo modo que ayer (en 1976) el golpe genocida pretendió robarnos el futuro transformando en un botín de guerra a los hijos de los detenidos - desaparecidos, hoy el régimen económico lo destruye y coloca a nuestro país en un angustiante y dramático presente perpetuo. Es obvio que una sociedad donde el 66,6% de los menores es pobre, ha puesto en cuestión su futuro y constituye efectivamente una comunidad en riesgo. Este riesgo adquiere plena manifestación en el dato que exhibíamos en nuestros últimos cuadros. El 18% de la población juvenil (1.209.038 jóvenes entre 15 y 24 años) no trabaja, no busca empleo, no estudia ni realiza tareas domésticas. Este cuadro, sin duda alguna, puede alimentar ilusiones de futuro en el submundo de la ilegalidad frente a la falta de perspectiva que ofrece el ordenamiento social vigente. En este marco, parece imprescindible eliminar de toda consideración el represivo discurso sobre la seguridad que transforma el denominado criterio de tolerancia cero frente al crimen, en un expreso gatillo fácil sobre los jóvenes. Eliminarlo para reemplazarlo por lo que obviamente surge de cualquier consideración sensata sobre la información que contiene este trabajo: un programa de redistribución del ingreso y la riqueza que defina la tolerancia cero de esta sociedad con la injusticia de la pobreza. Su posibilidad es absoluta, hemos señalado ya en otros materiales, que al dividir el consumo total de los hogares argentinos –aún en este momento de depresión económica– por el valor total de la canasta de pobreza, surge que este país está en condiciones de garantizar que 128 millones de personas no sean pobres. Por lo tanto, con sólo redistribuir el 14% de ese consumo, en Argentina no habría más hogares en situación de pobreza. 16