Esta obra está protegida por el derecho de autor y su reproducción y comunicación pública, en la modalidad de puesta a disposición, se han realizado con autorización de CEDRO. Queda prohibida su posterior reproducción, distribución, transformación y comunicación pública en cualquier medio y de cualquier forma, con excepción de una única reproducción mediante impresora para cada empleado. La responsabilidad patrimonial del estado-legislador por infracción del derecho de la unión en materia tributaria: la sentencia del Tribunal Supremo de 17 de septiembre de 2010. La responsabilidad patrimonial del estado-legislador por infracción del derecho de la unión en materia tributaria: la sentencia del Tribunal Supremo de 17 de septiembre de 2010. BIB 2011\548 Jorge De Juan Casadevall. Gonçalves Pereira Abogado del Estado. Doctor en Derecho. Socio de Cuatrecasas Publicación: Quincena Fiscal Aranzadi num. 9/2011 (Análisis). Editorial Aranzadi, SA, Pamplona. 2011. - 1.- Planteamiento - 2.- Presupuestos de responsabilidad del Estado por infracción del Derecho Unión - 3.- El derecho a la reparación económica: los principios de equivalencia y efectividad - 4.- La recepción de la doctrina de la responsabilidad del Estado infractor en nuestro Derecho interno: STS de 17 de septiembre de 2010 ( RJ 2011, 679) 1- Planteamiento El panorama de nuestra fiscalidad contenciosa se ha visto animado recientemente por la STS de 17 de septiembre de 2010 ( RJ 2011, 679) ( recurso contencioso-administrativo nº 153/2007), que abre, en nuestro Derecho interno, la vía de la responsabilidad patrimonial del Estado-Legislador para la reparación de los perjuicios económicos irrogados por la infracción de lo que, tras el Tratado de Lisboa, se conoce como el Derecho de la Unión. En el momento de escribir este trabajo, la novedosa doctrina que condensa esta sentencia ya no constituye un pronunciamiento aislado, sino una sentencia precursora, un auténtico leading case como se diría en el common law system, que ha dado lugar a una sólida y decidida línea jurisprudencial. Tras el reenvío prejudicial al TJUE, el Tribunal Supremo ha constelado una pléyade de sentencias que acogen la nueva doctrina, y que son constitutivas de jurisprudencia en el sentido técnico-legal (art 1.6 Cc). En particular, se han dictado más de cincuenta sentencias, siempre en relación a la limitación a la deducibilidad del IVA de las SSTS de 3 subvenciones, entre las que podemos citar, a título meramente ejemplificativo, las de diciembre de 2010 ( RJ 2010, 8363) (rec nº 345/2007), 13 de diciembre de 2010 ( RJ 2010, 8374) (rec nº 346/2007), 23 de diciembre de 2010 ( RJ 2011, 680) (rec nº 504/2007), entre otras. Para comprender la magnitud del cambio que experimenta nuestra jurisprudencia es preciso retrotraerse a la situación preexistente. En efecto, nuestra jurisprudencia contenciosa había admitido la aplicación de la doctrina de la responsabilidad patrimonial del Estado legislador en materia tributaria cuando se había producido una declaración de 1 inconstitucionalidad , pero había vedado esta vía procesal cuando se producía una violación del Derecho comunitario. En relación a leyes tributarias declaradas inconstitucionales, se admitía la acción de responsabilidad patrimonial por el cauce de los art 139 y ss. LRJAP y PAC ( RCL 1992, 2512, 2775, y RCL 1993, 246) , que había de ejercitarse en el plazo de un año desde la sentencia de inconstitucionalidad, y permitía el resarcimiento incluso de 2 . impuestos cuyo derecho de devolución tributaria hubiera prescrito 1 Nuestro Tribunal Supremo, siguiendo la senda abierta por el Consejo de Estado francés desde el histórico arrêt «la Fleurette» de 14 de enero de 1938, ha venido reconociendo la responsabilidad patrimonial del Estado-Legislador por STS de 13 de junio de 2000 ( RJ la declaración de inconstitucionalidad de normas con rango legal. Como advirtiera la 2000, 5939) , «por definición, la ley declarada inconstitucional encierra en sí misma, como consecuencia de la vinculación más fuerte de la Constitución, el mandato de reparar los daños y perjuicios concretos y singulares que su aplicación pueda haber originado» . En materia tributaria, esta doctrina se aplicó a la declaración de inconstitucionalidad del gravamen complementario de la tasa fiscal del juego (entre otras muchas, las SSTS de 15 de siembre de 2005 [ RJ 2005, 9970] ; 18 de mayo de 2006 [ RJ 2006, 3923] ; 5 de diciembre de 2006 [ RJ 2006, 9578] ), o del recargo del 50% por pagos voluntarios extemporáneos (entre otras, SSTS de 13 de marzo de 2004 [ RJ 2004, 2121] ; 22 de febrero de 2005 [ RJ 2005, 2363] , 28 de marzo de 2006 [ RJ 2006, 5066] ). Véase sobre el particular MORENO FERNÁNDEZ, Op. cit., pág. 84 y ss. 1 Nuestro Tribunal Supremo, siguiendo la senda abierta por el Consejo de Estado francés desde el histórico arrêt «la Fleurette» de 14 de enero de 1938, ha venido reconociendo la responsabilidad patrimonial del Estado-Legislador por STS de 13 de junio de 2000 ( RJ la declaración de inconstitucionalidad de normas con rango legal. Como advirtiera la 2000, 5939) , «por definición, la ley declarada inconstitucional encierra en sí misma, como consecuencia de la vinculación más fuerte de la Constitución, el mandato de reparar los daños y perjuicios concretos y singulares que su aplicación pueda haber originado» . En materia tributaria, esta doctrina se aplicó a la declaración de SSTS de 15 de inconstitucionalidad del gravamen complementario de la tasa fiscal del juego (entre otras muchas, las siembre de 2005 [ RJ 2005, 9970] ; 18 de mayo de 2006 [ RJ 2006, 3923] ; 5 de diciembre de 2006 [ RJ 2006, 9578] ), o del recargo del 50% por pagos voluntarios extemporáneos (entre otras, SSTS de 13 de marzo de 2004 [ RJ 2004, 2121] ; 22 de febrero de 2005 [ RJ 2005, 2363] , 28 de marzo de 2006 [ RJ 2006, 5066] ). Véase sobre el particular MORENO FERNÁNDEZ, Op. cit., pág. 84 y ss. 2 La acción de responsabilidad patrimonial nace con la declaración de inconstitucionalidad, y es ajena a la expiración del plazo preclusivo de impugnación de la liquidación tributaria, o de prescripción de la devolución tributaria. Como señalaba la STS de 13 de junio de 2000 ( RJ 2000, 5939) , «la reclamación presentada es ajena a dichos actos, en la medida en que no pretende la nulidad de la liquidación ni la devolución de ingresos indebidos por parte de la Administración que ha recibido la cantidad ingresada, sino la exigencia de responsabilidad patrimonial del Estado por funcionamiento anormal en el ejercicio de la potestad legislativa». Por el contrario, las SSTS de 29 de enero de 2004 ( RJ 2004, 1077) y 24 de mayo de 2005 ( RJ 2005, 5408) habían denegado la extensión de esta doctrina a los supuestos de infracción de la legalidad comunitaria por las diferencias estructurales existentes entre ambos tipos de reclamación, a saber: i) las leyes estatales gozan de una presunción de constitucionalidad, y las autoridades administrativas y judiciales deben aplicarlas en tanto que el Tribunal Constitucional no declare su inconstitucionalidad, mientras que, según reiterada jurisprudencia del TJCE, las leyes contrarias al Derecho de la Unión deben ser inaplicadas por las autoridades judiciales y administrativas, a las que se puede solicitar directamente la reparación del daño patrimonial; y ii) la infracción del Derecho de la Unión que pueda generar responsabilidad debe declararse en una sentencia prejudicial del TJCE dictada en virtud del art 267 TFUE, y que, a diferencia de las sentencias del Tribunal Constitucional, no determina la nulidad de la legislación controvertida ni genera efectos jurídicos ex tunc. Pues bien, en el recurso jurisdiccional nº 153/2007, que da lugar a la sentencia comentada, el Tribunal Supremo eleva cuestión prejudicial sobre la legalidad comunitaria de esta su propia jurisprudencia. En el litigio principal, la recurrente Transportes Urbanos instó la reclamación de responsabilidad patrimonial del Estado Legislador dentro del plazo de un año desde que se dictó la STJCE de 6 de octubre de 2005 ( TJCE 2005, 292) ( asunto C-204/03), que declaró la incompatibilidad con la Sexta Directiva de la limitación del carácter deducible Ley 37/92 ( RCL 1992, del IVA correspondiente a subvenciones recibidas establecida por la 2786) . En este caso, el sujeto pasivo que había soportado IVA que no se podía deducir en los ejercicios fiscales de 1999 y 2000, no había instado la rectificación de las correspondientes autoliquidaciones y, en el momento de presentar la reclamación de responsabilidad patrimonial el tributo ya había prescrito. El Consejo de Ministros, invocando las SSTS de 29 de ( RJ 2004, 1077) y 24 de mayo de 2005 ( RJ 2005, 5408) , desestimó la 02 de junio de 2011 © Thomson Aranzadi 2 La responsabilidad patrimonial del estado-legislador por infracción del derecho de la unión en materia tributaria: la sentencia del Tribunal Supremo de 17 de septiembre de 2010. reclamación presentada, y el interesado deduce recurso jurisdiccional ante la Sala de lo Contencioso-administrativo del Tribunal Supremo, que decide suscitar la cuestión prejudicial sobre la validez de su propia jurisprudencia citada como fundamento jurídico de la resolución administrativa desestimatoria. La cuestión prejudicial se resuelve con la STJUE de 26 de enero de 2010 ( TJCE 2010, 21) 3 ( asunto C-118/08) que, como advertimos en su momento , iba a tener una extraordinario impacto en nuestro Derecho interno. En efecto, esta sentencia prejudicial no contenía en sí misma una doctrina novedosa, sino que, desde una perspectiva iuscomunitaria, condensa la jurisprudencia que el Tribunal de Justicia, ha ido destilando sobre la reparación del daño antijurídico que dimana de un acto normativo estatal. Su relevancia se produce, en términos de Derecho interno, al dejar expedita una vía procesal para la exacción de responsabilidad patrimonial del Estado Legislador por infracción comunitaria, que el Tribunal Supremo había arrumbado, reservándola exclusivamente para la depuración de los efectos económicos de vicios de inconstitucionalidad. 3 Véase nuestro artículo «Luz verde a la recuperación de impuestos ilegales» en Cinco Días 11/2/2010. 3 Véase nuestro artículo «Luz verde a la recuperación de impuestos ilegales» en Cinco Días 11/2/2010. Con este claro pronunciamiento prejudicial, exigido por los principios de efectividad y equivalencia, el comentario a la STS de 17 de septiembre de 2010 ( RJ 2011, 679) no es más que la crónica de una sentencia anunciada, que, ciertamente no ha resuelto todas las cuestiones que plantea a nivel teórico la admisibilidad de la acción entablada, pero que tiene la virtualidad de establecer de forma nítida e incontrovertida, un nuevo título de imputación de responsabilidad patrimonial al Estado-Legislador en materia tributaria, a saber: la infracción del Derecho de la Unión. 2- Presupuestos de responsabilidad del Estado por infracción del Derecho Unión 4 Sobre el particular, véase nuestro trabajo de JUAN CASADEVALL: «El principio de no discriminación fiscal como instrumento de armonización negativa». Editorial Aranzadi.2010. Pág 232 y ss, ( BIB 2010, 802) La responsabilidad patrimonial del Estado Legislador determina que la infracción del Derecho de la Unión, -no sólo por contravención de las libertades comunitarias, sino también por su inaplicación, o por la inexistente, defectuosa o extemporánea transposición de Directiva comunitaria- genera el deber de reparación del daño antijurídico irrogado. Se reconoce así el principio de responsabilidad patrimonial del Estado, como «pieza cierre del sistema», que subviene las deficiencias que plantea la tutela de los derechos subjetivos 5 derivados del ordenamiento comunitario . 5 JANER TORRENS, D: «La responsabilidad patrimonial de los poderes públicos nacionales por infracción del STS de 23 de Derecho comunitario» . Tirant lo Blanch. Valencia. 2002. Pág. 37. En este sentido también la propia diciembre de 2010 ( RJ 2011, 680) que advierte que «El reconocimiento de principio de responsabilidad patrimonial del Estado constituye una cláusula de cierre del sistema que regula las relaciones entre el Derecho Comunitario y los ordenamientos nacionales al garantizar la plena eficacia del ordenamiento comunitario y la tutela judicial efectiva de los particulares, al ver reparados los perjuicios que les causa la infracción o incumplimiento del Derecho Comunitario por parte de las autoridades nacionales». 5 JANER TORRENS, D: «La responsabilidad patrimonial de los poderes públicos nacionales por infracción del Derecho comunitario» . Tirant lo Blanch. Valencia. 2002. Pág. 37. En este sentido también la propia STS de 23 de diciembre de 2010 ( RJ 2011, 680) que advierte que «El reconocimiento de principio de responsabilidad patrimonial del Estado constituye una cláusula de cierre del sistema que regula las relaciones entre el Derecho Comunitario y los ordenamientos nacionales al garantizar la plena eficacia del ordenamiento comunitario y la tutela judicial efectiva de los particulares, al ver reparados los perjuicios que les causa la infracción o incumplimiento del Derecho Comunitario por parte de las autoridades nacionales». Como ha señalado el propio TJCE, «el principio de la responsabilidad patrimonial del Estado por daños causados a los particulares por violaciones del Derecho comunitario que les son imputables es inherente al sistema del Tratado» (Francovich, STJCE de 19 de noviembre de 1991 [ TJCE 1991, 296] , asuntos C-6/90 y 9/90, Brasserie du Pêcheur, STJCE de 5 de marzo de 1996 [ TJCE 1996, 37] , asunto C-46/93, entre otras). La primacía del Derecho comunitario determina no sólo la imposición de cargas a los ciudadanos, sino también la adquisición por éstos de derechos subjetivos que ingresan en su patrimonio jurídico. El deber de cooperación leal que luce en el art 5 TUE (antiguo art 5 TCE) constituye a los Estados miembros en el deber de tomar «todas las medidas generales o particulares adecuadas para asegurar la ejecución de las obligaciones que les incumben en virtud del Derecho comunitario», y una de ellas es, como estableciera FRANCOVICH, «la de borrar las 6 consecuencias ilícitas de una violación del Derecho comunitario» . 6 La primacía comunitaria y la cooperación leal no se agota en un mero desplazamiento de la norma nacional contraria al ordenamiento comunitario, sino que existe también un deber de protección jurídica de los administrados. Como advierte SARAZÁ JIMENA, en «El juez nacional como Juez comunitario», La Toga, Colegio de Abogados de Sevilla, marzo 2002, pág. VI, el principio de primacía del Derecho comunitario, determina no solo la inaplicación por el juez interno de las normas nacionales contrarias al ordenamiento comunitario, sino también «que haya de garantizar la protección jurídica de los derechos que para los particulares se derivan del sistema jurídico comunitario». 6 La primacía comunitaria y la cooperación leal no se agota en un mero desplazamiento de la norma nacional contraria al ordenamiento comunitario, sino que existe también un deber de protección jurídica de los administrados. Como advierte SARAZÁ JIMENA, en «El juez nacional como Juez comunitario», La Toga, Colegio de Abogados de Sevilla, marzo 2002, pág. VI, el principio de primacía del Derecho comunitario, determina no solo la inaplicación por el juez interno de las normas nacionales contrarias al ordenamiento comunitario, sino también «que haya de garantizar la protección jurídica de los derechos que para los particulares se derivan del sistema jurídico comunitario». 7 , la «obligación de reparar el daño causado Como ha señalado MORENO FERNANDEZ que incumbe a los Estados miembros por el incumplimiento del Derecho Comunitario genera correlativamente en los ciudadanos un derecho a obtener una indemnización que se basa directamente en el mismo y que es consecuencia y el complemento de los derechos conferidos a los justiciables por las disposiciones comunitarias, entre las que cabe destacar, por ejemplo, el derecho de los justiciables a invocar ante los órganos jurisdiccionales nacionales las disposiciones directamente aplicables». Ese derecho subjetivo a la reparación del daño patrimonial irrogado por infracción de la normativa comunitaria no está directamente reconocido en los Tratados, pero se infiere no sólo de los principios generales enunciados, sino también de una interpretación generosa del art 340 TFUE (antiguo art 288 TCE). Aunque esta norma se refiere exclusivamente a los daños causados por instituciones de la UE, el TJCE ha entendido que la tutela de los derechos subjetivos derivados del ordenamiento comunitario «no puede variar en función de la naturaleza nacional o comunitaria de la autoridad que origina el daño» ( Brasserie du Pêcheur, Factortame, y, más recientemente, Medici Grima, STJCE de 26 de enero de 2006, asunto T-364/03), y, por ende, toda infracción del Derecho de la Unión por los Estados miembros, -que en la aplicación del Derecho comunitario actúan como agentes de la UE-, genera el derecho a exigir la reparación del 8 daño causado en virtud del antiguo art 288 TCE , «independientemente de que la violación que haya causado el perjuicio sea imputable al poder legislativo, al poder judicial o al poder ejecutivo», toda vez que el deber de resarcimiento «no puede depender de las normas internas de reparto de competencias entre los poderes constitucionales» ( Brasserie, Gerhard Köbler, STJCE de 30 de septiembre de 2003, asunto C-224/01), incluso cuando el reproche antijurídico sea imputable al legislador nacional ( Brasserie, Factortame, Gerhard Köbler). 7 MORENO FERNÁNDEZ: «La responsabilidad patrimonial del Estado-Legislador reclamarla». Editorial Aranzadi. 2009. Pág. 95. ( BIB 2009, 392) en materia tributaria y vías para 7 MORENO FERNÁNDEZ: «La responsabilidad patrimonial del Estado-Legislador reclamarla». Editorial Aranzadi. 2009. Pág. 95. ( BIB 2009, 392) en materia tributaria y vías para 8 En la actualidad, también se reconoce el derecho a la reparación, como manifestación del genérico Derecho a una Buena Administración, en el art 41.3 de la Declaración de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, a cuyo tenor «Toda persona tiene derecho a la reparación por la Unión de los daños causados por sus instituciones o sus agentes en el ejercicio de sus funciones, de conformidad con los principios generales comunes a los Derechos de los Estados miembros». Reiterada jurisprudencia comunitaria, desde la emblemática sentencia Brasserie hasta La responsabilidad patrimonial del estado-legislador por infracción del derecho de la unión en materia tributaria: la sentencia del Tribunal Supremo de 17 de septiembre de 2010. otras más recientes, anudan el derecho de reparación al concurso de un triple requisito: i) atribución de derechos subjetivos a los particulares por la norma comunitaria conculcada; ii) existencia de una infracción suficientemente caracterizada; iii) nexo causal directo entre la violación de la norma comunitaria imputable al Estado y el perjuicio económico irrogado a los administrados. Veámoslo con mayor detenimiento. - Infracción de norma comunitaria que confiera derechos a los particulares Este primer requisito se cumple cuando el acto legislativo estatal conculca la cláusula comunitaria de no discriminación fiscal o una de las cuatro libertades comunitarias de circulación de mercancías, personas, servicios y capitales, que gozan de eficacia directa, y pueden configurase como auténticos derechos públicos subjetivos. Y lo mismo podría decirse, en cuanto a los Derechos Fundamentales reconocidos en la Carta de Niza, o en el Convenio Europeo de Derechos Humanos y Libertades Fundamentales, en la medida en que tengan trascendencia en materia tributaria. O en su caso, de derechos reconocidos por el Derecho derivado, como por ejemplo, -y este es el caso precisamente de la STS de 17 de septiembre de 2010 ( RJ 2011, 679) -, una Directiva comunitaria, cuya errónea, tardía o defectuosa transposición puede determinar la responsabilidad patrimonial del Estado-Legislador. Algunos autores entienden cumplido este requisito por la transgresión de una norma prohibitiva, de la que derivan derechos para los particulares, como por ejemplo la prohibición de aduanas interiores y exacciones de efecto equivalente (art 30 TFUE, antiguo art 25 TCE), 9 o de las restricciones cuantitativas a la importación (art 34 TFUE, antiguo art 28 TCE) . En realidad, se trata de prohibiciones que guardan una conexión directa con un derecho o libertad, reconocido o protegido por la normativa comunitaria y, singularmente, de la libre circulación de mercancías, de la constituye su reverso negativo, por lo que éste sería el derecho que debería invocarse como vulnerado. 9 MORENO FERNÁNDEZ, op. cit., pág 101. Este autor también considera, apoyándose en la jurisprudencia ( Emesa Sugar, STJCE de 6 de diciembre de 2001 [ TJCE 2001, 346] , asunto T-43/98; Alfonsius Alferink, STJCE de 26 de junio de 2008, asunto T-94/98) que los principios generales de confianza legítima y seguridad jurídica constituyen normas jurídicas que confieren derechos subjetivos, y cuya infracción genera un deber de reparación de los perjuicios irrogados. Sin embargo, en rigor, estamos ante principios generales del Derecho y no ante auténticos derechos subjetivos, con lo que la admisión del deber de restañar los perjuicios sufridos por su infracción exige, o bien buscar una conexión directa con un derecho subjetivo, o con la cláusula general de no discriminación, o, alternativamente, ensanchar el concepto de norma comunitaria infringida para desligarla de la exigencia de un reconocimiento singular de un derecho subjetivo. Esta segunda posibilidad es la que parece seguir la propia Corte de Luxemburgo al incluir la vulneración de principios generales del derecho de los que, de forma mediata, dimanan derechos subjetivos. A fortiori, y en cuanto aquí nos interesa, deberíamos incluir la cláusula de prohibición de ayudas de Estado. 9 MORENO FERNÁNDEZ, op. cit., pág 101. Este autor también considera, apoyándose en la jurisprudencia ( Emesa Sugar, STJCE de 6 de diciembre de 2001 [ TJCE 2001, 346] , asunto T-43/98; Alfonsius Alferink, STJCE de 26 de junio de 2008, asunto T-94/98) que los principios generales de confianza legítima y seguridad jurídica constituyen normas jurídicas que confieren derechos subjetivos, y cuya infracción genera un deber de reparación de los perjuicios irrogados. Sin embargo, en rigor, estamos ante principios generales del Derecho y no ante auténticos derechos subjetivos, con lo que la admisión del deber de restañar los perjuicios sufridos por su infracción exige, o bien buscar una conexión directa con un derecho subjetivo, o con la cláusula general de no discriminación, o, alternativamente, ensanchar el concepto de norma comunitaria infringida para desligarla de la exigencia de un reconocimiento singular de un derecho subjetivo. Esta segunda posibilidad es la que parece seguir la propia Corte de Luxemburgo al incluir la vulneración de principios generales del derecho de los que, de forma mediata, dimanan derechos subjetivos. A fortiori, y en cuanto aquí nos interesa, deberíamos incluir la cláusula de prohibición de ayudas de Estado. Desde esta perspectiva analítica, entendemos que tampoco existe un inconveniente teórico para derivar un derecho subjetivo de la cláusula de prohibición de ayudas de Estado -se entiende, por la recuperación de la ayuda ilegal contraria al art 107 TFUE-. De hecho, la jurisprudencia comunitaria ha reconocido el derecho a la reparación de los competidores del beneficiario de la ventaja fiscal competitiva. El problema se puede plantear a la hora de reconocer un derecho subjetivo conculcado, de origen comunitario, al beneficiario de la ayuda fiscal. Sin duda, la recuperación de la ayuda ilegal supone la ablación de un derecho subjetivo de naturaleza tributaria (desgravación, exención, deducción, etc.), reconocido por la 02 de junio de 2011 © Thomson Aranzadi 5 normativa interna, desprovisto de relevancia comunitaria, salvo que se conecte con el principio de confianza legítima. - Infracción «suficientemente caracterizada» Con esta denominación, cuyo significado es confuso y difícil de establecer, la 10 jurisprudencia parece referirse a la existencia de una violación grave ; o, dicho en otros términos, a la extralimitación manifiesta y grave del margen de apreciación que corresponde al Estado en la aplicación del Derecho comunitario. 10 Probablemente esta locución de «violación suficientemente caracterizada» , utilizada de forma generalizada, no sólo en la versión española de las sentencias del TJCE, sino también por la propia doctrina científica especializada, obedece a la errónea traducción de la locución inglesa «sufficiently serious breach» . Por lo que una traducción correctora, más literal, y acorde con el sentido de la institución que estudiamos, sería la de «violación suficientemente grave». La propia STS de 23 de diciembre de 2010 ( RJ 2011, 680) , tras reconocer que este es el requisito más difícil de apreciar, sostiene que una infracción del Derecho comunitario es suficientemente caracterizada cuando se produce «una inobservancia manifiesta y grave» de los límites impuestos a la facultad de apreciación de los Estados miembros. 10 Probablemente esta locución de «violación suficientemente caracterizada» , utilizada de forma generalizada, no sólo en la versión española de las sentencias del TJCE, sino también por la propia doctrina científica especializada, obedece a la errónea traducción de la locución inglesa «sufficiently serious breach» . Por lo que una traducción correctora, más literal, y acorde con el sentido de la institución que estudiamos, sería la de «violación suficientemente grave». La propia STS de 23 de diciembre de 2010 ( RJ 2011, 680) , tras reconocer que este es el requisito más difícil de apreciar, sostiene que una infracción del Derecho comunitario es suficientemente caracterizada cuando se produce «una inobservancia manifiesta y grave» de los límites impuestos a la facultad de apreciación de los Estados miembros. Para apreciar que concurre una infracción suficientemente caracterizada, o suficientemente grave, según la traducción correctora que proponemos, debe analizarse «el grado de claridad y de precisión de la norma vulnerada, la amplitud del margen de apreciación que la norma infringida deja a las autoridades nacionales o comunitarias, el carácter intencional o involuntario de la infracción cometida o del perjuicio causado, el carácter excusable o inexcusable de un eventual error de Derecho, la circunstancia de que las actitudes adoptadas por una Institución comunitaria hayan podido contribuir a la omisión, la adopción o el mantenimiento de medidas o de prácticas nacionales contrarias al Derecho comunitario» ( Brasserie, Köbler, Medici Grimm, N, Test claimants in the F II Group Litigation, etc.). Cuando el Estado goza de un margen de apreciación relativamente reducido, o incluso inexistente, la mera vulneración de la norma comunitaria conforma una infracción 11 . También existirá una infracción suficientemente suficientemente caracterizada caracterizada cuando se haya dictado una sentencia declarando el incumplimiento, o una sentencia prejudicial, o exista una jurisprudencia reiterada declarando el carácter infractor de la normativa controvertida (Brasserie, Test Claimants in the Thin Group Litigation). 11 En The Queen c. Ministry of Agriculture ( STJCE de 23 de mayo de 1996 ( TJCE 1996, 90) , asunto C-5/94), puede leerse que en el supuesto de que el Estado miembro de que se trate, en el momento en que cometió la infracción comunitaria, no estuviera confrontado a diversas opciones normativas y dispusiera de un margen de apreciación considerablemente reducido, incluso inexistente, la mera infracción del Derecho comunitario puede bastar para demostrar la existencia de una violación suficientemente caracterizada. 11 En The Queen c. Ministry of Agriculture ( STJCE de 23 de mayo de 1996 ( TJCE 1996, 90) , asunto C-5/94), puede leerse que en el supuesto de que el Estado miembro de que se trate, en el momento en que cometió la infracción comunitaria, no estuviera confrontado a diversas opciones normativas y dispusiera de un margen de apreciación considerablemente reducido, incluso inexistente, la mera infracción del Derecho comunitario puede bastar para demostrar la existencia de una violación suficientemente caracterizada. Por lo demás, la existencia de una infracción caracterizada no presupone necesariamente la violación de una norma con efecto directo. Antes al contrario, la evolución de la jurisprudencia comunitaria sobre responsabilidad extracontractual arranca precisamente de casos en que la norma comunitaria estaba desprovista de ese efecto directo, para 12 extenderse, con posterioridad, a violaciones de normas con efecto directo . El Abogado General TESAURO, en Brasserie du Pêcheur, habla de una tutela patrimonial La responsabilidad patrimonial del estado-legislador por infracción del derecho de la unión en materia tributaria: la sentencia del Tribunal Supremo de 17 de septiembre de 2010. (responsabilidad extracontractual) complementaria de una tutela material (efecto directo), y a modo de síntesis, la propia Corte de Justicia advierte que: 12 Sobre la evolución de la jurisprudencia comunitaria en este punto, véase ALONSO GARCÍA: «La responsabilidad patrimonial del Estado-Legislador». Ed. Marcial Pons. 1999. Pág. 149 y ss. 12 Sobre la evolución de la jurisprudencia comunitaria en este punto, véase ALONSO GARCÍA: «La responsabilidad patrimonial del Estado-Legislador». Ed. Marcial Pons. 1999. Pág. 149 y ss. «El principio de responsabilidad patrimonial del Estado debe aplicarse como remedio tanto alternativo como adicional de la tutela material; por tanto, debe aplicarse tanto en caso de violación de normas desprovistas de efecto directo en el sentido de normas que no se pueden invocar directamente ante los órganos jurisdiccionales como en caso de normas que sí confieren esa posibilidad». - Nexo causal directo entre el incumplimiento imputable al Estado y el daño antijurídico padecido por los particulares. Es necesario acreditar que concurre un nexo causal entre la infracción comunitaria y el perjuicio irrogado. Ahora bien, una vez identificada una infracción «suficientemente caracterizada», corresponde a los órganos jurisdiccionales nacionales verificar si concurre esa relación de causalidad directa entre la infracción y el perjuicio irrogado a los particulares ( ALD Training STJCE de 17 de diciembre de 2003, asunto T-146/01 y Yedas Tarin, STJCE de 30 de marzo de 2006 asunto T-367/03). 3- El derecho a la reparación económica: los principios de equivalencia y efectividad El daño antijurídico padecido genera un derecho de reparación que consiste en el restablecimiento de la situación anterior a la infracción, bien devolviendo la cantidad 13 , bien compensando el daño patrimonial indebidamente ingresada (acción de restitución) irrogado (acción de indemnización) mediante una «compensación pecuniaria equitativa» ( Comisión contra Girardot, STJCE de 21 de febrero de 2008 [ TJCE 2008, 29] , asunto C-348/06). Es decir, «el derecho a obtener la devolución de los impuestos percibidos en un Estado miembro infringiendo las normas del Derecho comunitario es la consecuencia y el complemento de los derechos conferidos a los justiciables por las disposiciones comunitarias». (Amministrazione delle Finanze, STJCE de 9 de noviembre de 1983, asunto 199/82; Mellagesellsachaft). 13 Sobre las limitaciones existentes en nuestro Derecho interno para devolución de ingresos tributarios en caso de «El derecho a la devolución de ingresos tributarios violación de norma comunitaria, véase PONT CLEMENTE, J.F.: indebidos como resultado de una contravención del Derecho comunitario». Quincena Fiscal nº 5. 2010. Pág. 39 y ss. ( BIB 2010, 193) Las limitaciones derivadas del plazo temporal para el ejercicio del derecho a la devolución, la necesidad de instar una revisión de oficio si existe firmeza administrativa, o su propia inviabilidad si existe una sentencia judicial firme, llevan al autor a concluir que «la sentencia de incompatibilidad tiene un efecto retroactivo limitado a las situaciones jurídicas respecto de las que no haya cosa juzgada, prescripción, caducidad o efectos similares, respetando, por tanto, las situaciones jurídicas firmes». Por ello, entendemos más aconsejable utilizar la vía de la responsabilidad patrimonial del Estado Legislador, aprovechando la jurisprudencia contenciosa sobre supuestos de declaración de inconstitucionalidad, a la que, por mimesis exigida por el principio de equivalencia, se homologa la infracción comunitaria. 13 Sobre las limitaciones existentes en nuestro Derecho interno para devolución de ingresos tributarios en caso de «El derecho a la devolución de ingresos tributarios violación de norma comunitaria, véase PONT CLEMENTE, J.F.: indebidos como resultado de una contravención del Derecho comunitario». Quincena Fiscal nº 5. 2010. Pág. 39 y ss. ( BIB 2010, 193) Las limitaciones derivadas del plazo temporal para el ejercicio del derecho a la devolución, la necesidad de instar una revisión de oficio si existe firmeza administrativa, o su propia inviabilidad si existe una sentencia judicial firme, llevan al autor a concluir que «la sentencia de incompatibilidad tiene un efecto retroactivo limitado a las situaciones jurídicas respecto de las que no haya cosa juzgada, prescripción, caducidad o efectos similares, respetando, por tanto, las situaciones jurídicas firmes». Por ello, entendemos más aconsejable utilizar la vía de la responsabilidad patrimonial del Estado Legislador, aprovechando la jurisprudencia contenciosa sobre supuestos de declaración de inconstitucionalidad, a la que, por mimesis exigida por el principio de equivalencia, se homologa la infracción comunitaria. En ambos casos, el derecho de reparación tiene su fundamento jurídico en el Derecho de la Unión, si bien corresponde a los Estados miembros «fijar los criterios que permitan determinar la cuantía de la indemnización, que no pueden ser menos favorables que los que se refieran a reclamaciones o acciones semejantes basadas en el Derecho interno [ principio de equivalencia ] y que, en ningún caso, pueden articularse de manera que hagan prácticamente imposible o excesivamente difícil la reparación [ principio de efectividad ] ( Norbrook laboratorios, STJCE de 2 de abril de 1998 [ TJCE 1998, 59] , asunto C-127/95 AGM-COS. MET; STJCE de 17 de abril de 2007 [ TJCE 2007, 87] , asunto C-470/03). Con estos parámetros, «ante la inexistencia de una normativa comunitaria en materia de restitución de tributos nacionales indebidamente percibidos, corresponde al ordenamiento interno de cada Estado miembro designar los órganos jurisdiccionales competentes y configurar la relación procesal de los recursos judiciales destinados a garantizar la salvaguardia de los derechos que el Derecho comunitario confiere a los justiciables» (Test Caliments in the FII Group Litigation). Por tanto, incumbe a los Estados diseñar el cauce procesal adecuado, -o como decía esta última sentencia, poner a disposición de los ciudadanos el «recurso efectivo»-, para la satisfacción de la pretensión indemnizatoria, con el límite negativo del respeto a los principios de equivalencia (su régimen jurídico no puede ser menos favorable que el previsto para reclamaciones semejantes de naturaleza interna) y de efectividad (no puede articularse de forma que haga prácticamente imposible o excesivamente difícil obtener la indemnización). El respeto al principio de equivalencia exige que el procedimiento se aplique indistintamente a reclamaciones basadas en Derecho interno o en Derecho comunitario ( Dilexport srl, STJCE de 9 de febrero de 1999 [ TJCE 1999, 20] , asunto C-343/96), y si no existe una previsión normativa ad hoc, será el órgano jurisdiccional nacional el que aplicará los requisitos para determinar la responsabilidad patrimonial del Estado por violación del ordenamiento comunitario ( Test Claimants in the Thin Group Litigation), teniendo en cuenta que «la obligación del juez nacional de descartar la aplicación de una legislación nacional que haya establecido un tributo contrario al Derecho comunitario debe llevarle, en principio, a declarar la procedencia de las solicitudes de devolución de este tributo» ( Ministero delle Finanze, STJCE de 22 de octubre de 1998 [ TJCE 1998, 251] asunto C-10/97 y acumulados). En relación al principio de efectividad, el TJCE en Fantask AS (STJCE de 2 de diciembre de 1997, asunto C-188/95), declara inadmisible: «un principio general del Derecho según el cual los órganos jurisdiccionales de un Estado miembro deben desestimar las demandas de devolución de los tributos recaudados en infracción del Derecho comunitario cuando éstos han sido percibidos durante un largo período sin que ni las autoridades de dicho Estado ni los sujetos pasivos hayan conocido su ilegalidad» porque «haría prácticamente imposible o excesivamente difícil el ejercicio de los derechos conferidos por el ordenamiento jurídico comunitario», y consolidaría «infracciones del Derecho comunitario que se han cometido durante un largo período». También rechazó en Metallgesellsachaft que la indemnización se condicionara a que los administrados hubieran invocado previamente la norma comunitaria y su primacía aplicativa, porque este requisito haría imposible o excesivamente difícil la pretensión indemnizatoria. Por el contrario, consideró compatible con el principio de efectividad la fijación de un plazo preclusivo para recurrir ( Fantask; Haar Petroleum Ltd, STJCE de 17 de julio de 1997, asunto 14 . C-90/94) 14 En nuestro Derecho interno, el plazo de prescripción es de un año desde el pronunciamiento de la sentencia definitiva, o desde que se produjo «el hecho o el acto que motive la indemnización o de manifestarse su efecto lesivo» (art.142.5 LRJAP y PAC [ RCL 1992, 2512, 2775 y RCL 1993, 246] ). 14 En nuestro Derecho interno, el plazo de prescripción es de un año desde el pronunciamiento de la sentencia definitiva, o desde que se produjo «el hecho o el acto que motive la indemnización o de manifestarse su efecto lesivo» (art.142.5 LRJAP y PAC [ RCL 1992, 2512, 2775 y RCL 1993, 246] ). Los principios de equivalencia y efectividad condicionan la responsabilidad patrimonial por 02 de junio de 2011 © Thomson Aranzadi 8 La responsabilidad patrimonial del estado-legislador por infracción del derecho de la unión en materia tributaria: la sentencia del Tribunal Supremo de 17 de septiembre de 2010. infracción del Derecho de la Unión, «si bien no cabe excluir que el Derecho nacional precise los criterios relativos a la naturaleza o al grado de una infracción que deben reunirse para que pueda exigirse la responsabilidad del Estado por una violación del Derecho comunitario» imputable a los órganos nacionales, «estos criterios no pueden, en ningún caso, imponer exigencias más estrictas que las derivadas del requisito de una infracción manifiesta del Derecho aplicable» (Traghetti, STJCE de 13 de junio de 2006 [ TJCE 2006, 163] , asunto C-177/03). Una última consideración de carácter procesal debe efectuarse, y es que las sentencias del TJCE en esta materia tienen eficacia retroactiva o «ex tunc», que, sin embargo, por exigencias del postulado de la seguridad jurídica, y atendiendo a los graves trastornos que una sentencia comunitaria puede producir en los ordenamientos internos, puede conocer STJCE de 2 de febrero de 1988 [ TJCE 1988, 81] , determinadas excepciones ( Bruno Barra, asunto 309/85). Las circunstancias excepcionales que pueden fundar la limitación de la eficacia ex tunc de una sentencia son la buena fe del Estado infractor (error vencible o invencible) y la elevada cuantía de los perjuicios, que deben ser debidamente acreditadas por el Estado que solicita la eficacia prospectiva de una eventual sentencia condenatoria. Ahora bien, aun cuando esta segunda circunstancia excepcional, puramente económica, podría tener una cierta relevancia en materia tributaria por su indudable impacto financiero sobre las arcas públicas, el TJCE tiene establecido que «las consecuencias económicas que puedan derivar para un Gobierno de la ilegalidad de un impuesto no han justificado jamás, por sí mismas, la limitación de efectos» (F.G Roders BV, STJCE de 11 de agosto de 1995, asunto C-367/93 y acumulados), ni tampoco cabe que un Estado miembro «pueda adoptar una ley que lleve a limitar los efectos en el tiempo de una sentencia» (Bruno Barra). En cuanto a su extensión objetiva, el derecho a la reparación cubre no sólo el importe del tributo recaudado, sino también «las pérdidas constituidas por la imposibilidad de disponer de cantidades de dinero a raíz de la exigencia del impuesto por anticipado». (Test Calimants in the Thin Group Litigation). Por lo demás, la acción de responsabilidad puede dirigirse contra el Estado, o contra una entidad infraestatal que haya ingresado el tributo contrario al Derecho de la Unión ( Texaco, STJCE de 17 de julio de 1997, asunto C-114/95). 4- La recepción de la doctrina de la responsabilidad del Estado infractor en nuestro Derecho interno: STS de 17 de septiembre de 2010 ( RJ 2011, 679) Antes de entrar en el análisis de la sentencia comentada es preciso detenerse en la STJUE de 26 de enero de 2010 que, al resolver la cuestión prejudicial planteada por el Tribunal Supremo, condiciona directamente la resolución del litigio principal. La primera cuestión que se plantea la Corte de Luxemburgo es la de la admisibilidad de la cuestión prejudicial, que versa sobre la compatibilidad de la «jurisprudencia controvertida» ( SSTS de 29 de enero de 2004 [ RJ 2004, 1077] y 24 de mayo de 2005 [ RJ 2005, 5408] ) con el Derecho de la Unión, y que la Sala resuelve afirmativamente, sosteniendo que es indiferente el origen legislativo, administrativo o judicial de la norma nacional cuestionada. En contra del criterio defendido por el Gobierno español, el Abogado General Poiares Maduro, en el punto 13 de sus Conclusiones, sostenía que la norma estatal cuestionada podía ser de «origen jurisprudencial», y recordaba la existencia de un precedente en Köbler, en el que también se cuestionó la compatibilidad comunitaria de la jurisprudencia interna. De esta forma, se consolida esta embrionaria doctrina que, dando plena virtualidad a la jurisprudencia interna como fuente del Derecho, la somete también al control de prejudicialidad comunitaria, erigiéndose el TJUE como una instancia de super-casación, llamada a corregir la interpretación que los tribunales nacionales hacen de la norma comunitaria, y a depurar la jurisprudencia interna-, no ya sólo las leyes-, contraria al Derecho de la Unión, abriendo paso así a una auténtica armonización de las jurisprudencias internas. Esta extensión del control prejudicial a la jurisprudencia interna, se intenta atemperar por el Abogado General, que puntualiza que «la cuestión remitida en el caso de autos puede entenderse en el sentido de que se refiere a si la interpretación por el Tribunal Supremo de las normas nacionales relativas a las acciones de responsabilidad patrimonial del Estado son compatibles con los principios comunitarios de equivalencia y efectividad». En rigor, se trata de una matización que no excluye que el TJUE, subiendo un peldaño más en la armonización negativa, deje expedito el control prejudicial de la jurisprudencia interna, e incluso, de las meras decisiones administrativas, a las que se refiere el Abogado General y la propia sentencia al desconectar la norma cuestionada de su concreto origen subjetivo. La Corte de Justicia de Luxemburgo, sentada la anterior, y trascendental doctrina sobre la norma estatal que puede excitar una cuestión prejudicial, tras recordar los presupuestos de la responsabilidad del Estado por daños, pasa examinar el núcleo de la controversia, centrada en la interpretación del principio de equivalencia. La Sala concluye que: «Dicho principio exige que el conjunto de normas aplicables a los recursos, incluidos los plazos establecidos, se aplique indistintamente a los recursos basados en la violación del Derecho de la Unión y a aquéllos basados en la infracción del Derecho interno (…) En consecuencia, para comprobar si se respeta el principio de equivalencia en el litigio principal, es preciso examinar si, habida cuenta de su objeto y de sus elementos esenciales, la reclamación de responsabilidad interpuesta por Transportes Urbanos, basada en la infracción del Derecho de la Unión, y la que dicha sociedad habría podido interponer basándose en una posible infracción de la Constitución pueden considerarse similares. Pues bien, por lo que se refiere al objeto de las dos reclamaciones de responsabilidad patrimonial mencionadas en el apartado anterior, procede señalar que tienen exactamente el mismo objeto, a saber, la indemnización del daño sufrido por la persona lesionada por un acto u omisión del Estado. Respecto de los elementos esenciales, cabe recordar que la regla del agotamiento previo que se discute en el litigio principal lleva a cabo una distinción entre estas reclamaciones, en la medida en que exige que el demandante haya agotado previamente las vías de recurso contra el acto lesivo sólo cuando la reclamación de responsabilidad patrimonial se basa en la infracción del Derecho de la Unión por la ley nacional en aplicación de la cual se ha adoptado el mencionado acto». El principio de equivalencia supone, pues, la extensión al ámbito comunitario, de la doctrina jurisprudencial del Tribunal Supremo sobre responsabilidad patrimonial del Estado Legislador por vicios de constitucionalidad. El ejercicio antijurídico de la potestad legislativa, la defectuosa utilización de la técnica legislativa, cualquiera que sea el vicio, constitucional o comunitario, que la invalida, habilita al contribuyente a reclamar el daño ilícito soportado, -los impuestos improcedentemente pagados-, incluso cuando se trate de ejercicios fiscales prescritos. Con todo, la depuración de la responsabilidad patrimonial por infracción de la normativa comunitaria, presenta una particularidad adicional, -y ese es el segundo correctivo a la jurisprudencia controvertida de nuestro TS-, y es que «la reparación del daño causado por una infracción del Derecho de la Unión por un Estado miembro, no está subordinada al requisito de que una sentencia dictada por el Tribunal de Justicia con carácter prejudicial declare la existencia de tal infracción». En este punto, el TJUE introduce un novedoso matiz a la jurisprudencia interna sobre responsabilidad por acto normativo inconstitucional, que ciertamente es lógico corolario de la primacía comunitaria, y plenamente coherente con la propia jurisprudencia del TJCE ( Brasserie, Factortame, Danske), pero que tiene un notable impacto en nuestro Derecho interno, al posibilitar el ejercicio de la acción de responsabilidad aun cuando no se haya declarado por sentencia la ilegalidad comunitaria de la medida legislativa controvertida. Una última consideración debe efectuarse, y es que la sentencia no establece ninguna La responsabilidad patrimonial del estado-legislador por infracción del derecho de la unión en materia tributaria: la sentencia del Tribunal Supremo de 17 de septiembre de 2010. diferenciación en función de la naturaleza de la infracción comunitaria detectada. El Tribunal de Justicia se refiere a la vulneración del «Derecho de la Unión», término novedoso acuñado tras el Tratado de Lisboa, que viene a reemplazar al concepto de Derecho comunitario, y que genéricamente concebido, incluye no sólo la defectuosa transposición de Directiva comunitaria, -como en el supuesto de hecho enjuiciado-, sino también la inexistente o tardía transposición, en las que el derecho de reparación constituye la vertiente económica del efecto directo vertical; la violación de la cláusula de no discriminación fiscal; la concesión de una ayuda fiscal prohibida por el art 107 TFUE respecto a la cual se impone su recuperación. En definitiva, estamos ante una sentencia que, desde una perspectiva iuscomunitaria, se incardina en la lógica institucional de la responsabilidad patrimonial, tal y como ha sido perfilada por una consolidada jurisprudencia comunitaria, pero que, en términos de Derecho interno, tiene una extraordinaria importancia al posibilitar la reclamación del perjuicio patrimonial por impuestos satisfechos, incluso en períodos prescritos, se haya o no recurrido en vía administrativa, aun cuando no haya mediado una sentencia del TJUE, y cualesquiera que sea el origen legislativo, administrativo o jurisdiccional, -luego, también la jurisprudencia-, de la norma infractora. De esta forma, la armonización negativa cuenta, por efecto mimético de nuestro ordenamiento interno (principio de equivalencia), con un fabuloso instrumento para depurar la responsabilidad patrimonial del Estado infractor. La respuesta prejudicial recibida ha condicionado directamente la solución del litigio STS de 17 de septiembre de 2010 ( RJ principal planteado ante el Tribunal Supremo. En su 2011, 679) ( recurso contencioso-administrativo nº 153/2007), tras recordar su doctrina sobre 15 la llamada «autoridad de cosa interpretada» que cabe predicar de las sentencias del TJCE, estima el recurso jurisdiccional y declara la procedencia de la responsabilidad patrimonial del Estado. Desde una perspectiva estrictamente de Derecho interno, la valoración de la sentencia, y de la innovación que supone en nuestra jurisprudencia, debe abordarse desde un doble plano, procesal y sustantivo. 15 En el FD Noveno de la sentencia puede leerse que: «Este Tribunal, sensible a esa necesidad uniformadora, ha reconocido lo que denomina "autoridad de cosa interpretada" respecto de las sentencias del TJCE, en paralelo con la autoridad de cosa juzgada que corresponde a todo pronunciamiento judicial ( STS, Sala Tercera, de 3 de noviembre de 1993 [ RJ 1993, 8847] , Rec. 152/1989), llegando incluso a afirmar que el principio de prevalencia o primacía del Derecho comunitario, continuamente afirmado por el TJCE y reconocido con claridad en nuestro ordenamiento (art 93 de la Constitución [ RCL 1978, 2836] y jurisprudencia del Tribunal Supremo también reiterada), lo es también de la jurisprudencia comunitaria sobre la doctrina o jurisprudencia de los tribunales de los países miembros en la interpretación o aplicación de los preceptos o disposiciones del Derecho comunitario ( STS, Sala Cuarta, de 17 de diciembre de 1997 [ RJ 1997, 9481] , Rec. Unificación de doctrina 4130/1996)». 15 En el FD Noveno de la sentencia puede leerse que: «Este Tribunal, sensible a esa necesidad uniformadora, ha reconocido lo que denomina "autoridad de cosa interpretada" respecto de las sentencias del TJCE, en paralelo con la STS, Sala Tercera, de 3 de noviembre autoridad de cosa juzgada que corresponde a todo pronunciamiento judicial ( de 1993 [ RJ 1993, 8847] , Rec. 152/1989), llegando incluso a afirmar que el principio de prevalencia o primacía del Derecho comunitario, continuamente afirmado por el TJCE y reconocido con claridad en nuestro ordenamiento (art 93 de la Constitución [ RCL 1978, 2836] y jurisprudencia del Tribunal Supremo también reiterada), lo es también de la jurisprudencia comunitaria sobre la doctrina o jurisprudencia de los tribunales de los países miembros en la interpretación o aplicación de los preceptos o disposiciones del Derecho comunitario ( STS, Sala Cuarta, de 17 de diciembre de 1997 [ RJ 1997, 9481] , Rec. Unificación de doctrina 4130/1996)». Desde un punto de vista procesal, su novedad reside en la aparición de una nueva vía procesal para resarcirse del pago de tributos contrarios a la normativa comunitaria, por defectuosa transposición de Directiva comunitaria, homologando el vicio de ilegalidad comunitaria a efectos del ejercicio de una acción de responsabilidad patrimonial. Desde un punto de vista sustantivo, la sentencia supone el reconocimiento de un nuevo título de imputación de responsabilidad patrimonial: la infracción del Derecho comunitario, -o infracción del Derecho de la Unión, como debería denominarse con una terminología más acorde al Tratado de Lisboa-. La sentencia reviste una importancia adicional en la determinación de los requisitos exigibles para la viabilidad de la acción de responsabilidad, y despeja, sin siquiera referirse a ella, la cuestión que podría plantearse de si basta con el concurso de los requisitos establecidos por la jurisprudencia comunitaria, o, por el contrario 02 de junio de 2011 © Thomson Aranzadi 11 debían exigirse los presupuestos requeridos por el Derecho interno (art 139 y ss LRJAP y PAC [ RCL 1992, 2512, 2775 y RCL 1993, 246] ), o, en definitiva, si existe una yuxtaposición de requisitos, los de la jurisprudencia comunitaria y los destilados por nuestra jurisprudencia interna. Nótese que la cuestión no es baladí, por ejemplo, en la apreciación del requisito de la antijuridiciad, que en nuestro Derecho interno no es una antijuridicidad cualificada, mientras que para la jurisprudencia comunitaria debe tratarse de una «infracción suficientemente 16 caracterizada» . La sentencia no aborda directamente esta cuestión, pero da por sentado, y así se desprende de sus fundamentos jurídicos, que deben aplicarse los requisitos exigidos por la jurisprudencia comunitaria, cuya concurrencia en el supuesto enjuiciado, analiza minuciosamente, y, en particular, la existencia de una infracción suficientemente caracterizada. Su concurrencia queda sintetizada en la posterior STS de 23 de diciembre de 2010 ( RJ 2011, 680) en los siguientes términos: 16 Aunque ello no significa que el deber de reparación haya de condicionarse a la existencia de culpa que, como se STS de 23 de diciembre de 2010 ( RJ 2011, 680) , va «más allá de la violación reconoce en la posterior suficientemente caracterizada del Derecho comunitario. En efecto, imponer un requisito suplementario de tal naturaleza equivaldría a volver a poner en entredicho el derecho a indemnización que tiene su fundamento en el ordenamiento jurídico comunitario». 16 Aunque ello no significa que el deber de reparación haya de condicionarse a la existencia de culpa que, como se STS de 23 de diciembre de 2010 ( RJ 2011, 680) , va «más allá de la violación reconoce en la posterior suficientemente caracterizada del Derecho comunitario. En efecto, imponer un requisito suplementario de tal naturaleza equivaldría a volver a poner en entredicho el derecho a indemnización que tiene su fundamento en el ordenamiento jurídico comunitario». «la valoración del alcance de la infracción, atendiendo a la definición de la situación por las normas comunitarias y la justificación por el Estado de la opción legislativa adoptada, en los términos que para mayor claridad se han reproducido, conducen a estimar concurrente este requisito de vulneración suficientemente caracterizada, pues los pronunciamientos del Tribunal dejan pocas opciones para justificar la postura del Estado, al señalar que en este caso no existía incertidumbre en cuanto al alcance de las disposiciones comunitarias en cuestión, afirmación que por lo demás resulta del examen de las mismas que se efectúa en la sentencia y que pone de manifiesto que la regla de prorrata de la deducción establecida en el art. 19 de la Directiva viene referida al art. 17.5 de la misma, es decir, a los sujetos pasivos mixtos y es a ellos a los que va referida la facultad de los Estados miembros para introducir en el denominador la cuantía de subvenciones no enunciadas en el art. 11.1 a). El margen de apreciación del Estado al efecto es muy reducido y no se justifica por error en la interpretación del precepto, acudiendo a la finalidad de la Sexta Directiva, que no permite alterar sus previsiones en perjuicio de los contribuyentes. Menos justificación tiene la introducción de la regla especial del art. 104 de la Ley 37/1992, que introduce un criterio de deducción, también en perjuicio del contribuyente, sin apoyo alguno en la normativa comunitaria, que se ve alterada limitando el derecho a deducción establecido. Tal planteamiento del Estado, cuya voluntariedad e intencionalidad se refleja en sus propias alegaciones que tratan de justificar la opción adoptada, no puede atribuirse, por lo tanto, a una incertidumbre objetiva e importante de la normativa comunitaria, como se señala en la sentencia, ni aparece provocada por la actitud de alguna institución comunitaria que haya pedido contribuir a ello». Tampoco aborda la problemática del plazo de prescripción para el ejercicio de la acción de responsabilidad, ni la determinación del dies a quo para el cómputo del plazo prescriptivo. Los principios de equivalencia y efectividad suponen aquí la aplicación del plazo de un año previsto en el art 142.5 LRJAP y PAC. El problema reside en la determinación del dies a quo que el precepto legal anuda a la producción del «el hecho o el acto que motive la indemnización o de manifestarse su efecto lesivo». Nótese que, como hemos advertido más arriba, la propia STJUE de 26 de enero de 2010 ( TJCE 2010, 21) , recogiendo anteriores pronunciamientos, ha establecido que la reparación del daño antijurídico «no está subordinada al requisito de que una sentencia dictada por el Tribunal de Justicia con carácter prejudicial declare la existencia de tal infracción». Parece que el criterio más ceretero y objetivo, pasa por vincular el inicio del cómputo prescriptivo a la existencia de una declaración La responsabilidad patrimonial del estado-legislador por infracción del derecho de la unión en materia tributaria: la sentencia del Tribunal Supremo de 17 de septiembre de 2010. de incompatibilidad comunitaria, sea una sentencia del TJUE o una Decisión de la Comisión, o cualquier otro acto de trámite indicativo de la antijuricidad comunitaria, sin perjuicio de que el propio interesado, en cualquier momento, en virtud del principio de primacía del derecho comunitario, pueda entender que un acto o disposición estatal contraviene el ordenamiento STS de 14 comunitario, e iniciar el expediente de responsabilidad patrimonial. En la reciente de julio de 2010 ( RJ 2010, 6245) ( rec de casación 21/2008), en relación al mismo supuesto de ilegallidad comunitaria de la limitación estatal al derecho de deducción e el IVA, el Tribunal Supremo rechaza la prescripción aducida por la Abogacía del Estado al amparo del art 4.2 del RD 429/93 RD 429/93 ( RCL 1993, 1394, 1765) . El Alto Tribunal, si bien no parece discutir que el dies a quo debe situarse en la publicación en el Diario Oficial de la Unión Europea de la sentencia de 6 de octubre de 2005, admite que el plazo podía interrumpirse por el previo procedimiento de devolución de ingresos indebidos promovido por el reclamante 17 . 17 Y a similares conclusiones parece llegar la SAN de 28 de junio de 2010 ( JT 2010, 809) ( rec. contencioso 456/2008), en un supuesto de hecho diferente, en el que se discutía la inclusión en la base imponible de las subvenciones para la producción de forrajes deshidratados, y en la que la Sala llega a admitir que la acción de responsabilidad se ejercite una vez agotados el recurso extraordinario de revisión ante el Tribunal Supremo e inadmitido a trámite el recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional. 17 Y a similares conclusiones parece llegar la SAN de 28 de junio de 2010 ( JT 2010, 809) ( rec. contencioso 456/2008), en un supuesto de hecho diferente, en el que se discutía la inclusión en la base imponible de las subvenciones para la producción de forrajes deshidratados, y en la que la Sala llega a admitir que la acción de responsabilidad se ejercite una vez agotados el recurso extraordinario de revisión ante el Tribunal Supremo e inadmitido a trámite el recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional.