CGT ES UNA ORGANIZACIÓN OBRERA La CGT es una organización de trabajadores y trabajadoras que se define anarcosindicalista y por tanto de clase autónoma, autogestionaria, federalista, internacionalista y libertaria. Que lucha por la mejora de sus condiciones de vida y trabajo y a la vez por ir avanzando, a través de estas luchas, hacia una emancipación total como clase. En ella caben todas las trabajadoras y trabajadores por el mero hecho de serlos, sea cual sea sus opciones políticas o creencias religiosas. CGT es independiente de todo partido o grupo, por lo que no existen otros intereses que no sean los de sus propios afiliados y afiliadas. Nuestros órganos decisorios, a todos los niveles, arrancan siempre de las asambleas de los sindicatos. La solidaridad es el principio que rige las relaciones internas en CGT y nuestra mejor arma de lucha. Cualquier conflicto de un miembro o una parte de la organización debe encontrar el total apoyo del conjunto de esta. CGT es federalista. Nuestro nexo de unión es el pacto libremente establecido y los acuerdos que de él emanan son los que sirven para hacer frente a los problemas comunes, pero con absoluto respeto a la plena autonomía de las partes y de los organismos inferiores con respecto a los más generales, de forma que se consiga un funcionamiento de abajo a arriba, y no invertido. La acción directa, entendida como solución de sus problemas por las propias interesadas (sin intermediarios que los suplanten) es nuestra forma de actuación, ya que nadie conoce mejor sus problemas que los propios interesados. Federalismo y acción directa tienen como objetivo que la actuación sindical sea, por sí misma, educativa por medio de la participación, de forma que cada día seamos más capaces de solucionar nuestros problemas y, por consiguiente, más libres. CGT es internacionalista, buscando la unidad de todos los trabajadores y trabajadoras por encima de Estados y fronteras, hasta la creación de una humanidad sin opresiones ni injusticias. Ello sin merma, garantizada por el federalismo, del respeto y mantenimiento de la diversidad, de la personalidad específica de cada pueblo e individuo. LA NECESIDAD DE LA ORGANIZACIÓN Desde siempre, la clase trabajadora ha sentido la necesidad de organizarse y ha luchado por que se le reconozca este derecho. Y es que, para los trabajadores y las trabajadoras, estaba claro que, frente a sus problemas comunes, no cabían soluciones individuales. Era necesario unificar todas sus fuerzas mediante la asociación para luchar contra una sociedad radicalmente injusta, de la que ellos eran victimas. Hoy, la situación no ha variado en muchos aspectos para nosotras sino en la forma de explotación. El paro, los bajos salarios, los cierres de empresas, los despidos individuales o colectivos, los contratos eventuales, el abuso de poder..., hacen victima al trabajador y a la trabajadora de una situación social injusta, con el único objetivo de mantener y aumentar, los beneficios del capital. Por eso hoy, como siempre, es necesario la organización de los trabajadores. Pero hoy el Capital, los centros de poder, no nos prohíben directamente el derecho a asociarnos, pero tiene los mecanismos para manipular este derecho. Los medios de comunicación, de creación de opinión..., aprovechando nuestros fallos y debilidades, consiguen crear un ambiente de escepticismo, de apatía, de recelos, que benefician exclusivamente a la patronal. Es necesario que rompamos con esta situación de apatía y escepticismo por nuestra voluntad firme de organizarnos, de pertenecer a, y participar en, una organización obrera, que necesita el concurso de todos y que todas debemos construir. FUNCIONAMIENTO ORGANIZATIVO Nuestro funcionamiento organizativo arranca de la concepción federalista y de nuestra estructuración en base a los sindicatos, como forma idónea de organización de las trabajadoras y trabajadores. El sindicato es nuestro órgano base para la participación en todos los asuntos de la organización. Todos los órganos de decisión, a todos los niveles, tiene su base en las asambleas de los sindicatos. Los sindicatos se federan entre sí, en el ámbito territorial formando las federaciones locales, comarcales, íntercomarcales o provinciales. Estas federaciones, por el mismo procedimiento, forman las Confederaciones Territoriales y estas a su vez la Confederación General. En el ámbito profesional los sindicatos se organizan libremente en federaciones sectoriales o de ramo, para mejor solucionar sus problemas específicos. Las federaciones y confederaciones arriba mencionadas tienen como misión la tarea de coordinación. Los órganos de decisión a cada nivel son los plenos y congresos, cada uno de ellos con su ámbito de decisión propio y con distintas formas de participación, pero arrancando siempre de las asambleas de los sindicatos como órgano base de toma de decisiones de la organización. Nuestro entramado organizativo es, pues, doble y busca, mediante la democracia directa, la participación de toda la afiliación. Nuestra estructura organizativa pretende prefigurar la sociedad que perseguimos. LAS TAREAS DE CGT A. La sociedad actual La sociedad actual, si bien conserva su carácter opresor y explotador, ha variado las formas, incorporando todos los avances tecnológicos, los de la psicología y sociología a dichas formas de dominación. Hoy la explotación no se reduce a la extracción de plusvalía en los centros de trabajo. La explotación continúa en los barrios y lugares de convivencia, en los locales de diversión, en toda la sociedad de consumo y en todo el entramado económico-administrativo. De la misma forma, la opresión no se reduce a la represión frontal y burda de la policía y los aparatos represivos del Estado. La enseñanza, los medios de comunicación, todas las posibilidades de control y manipulación, cumplen hoy el papel (parte de él) que en otro tiempo cubría el palo. Esta represión no afecta sólo a nuestros derechos políticos y sindicales y su utilización individual u organizada. En estrecha relación con esto, la opresión actual va dirigida contra la libertad y la relación humana globalmente considerada y afecta a todas las facetas de la vida: nacional, cultural, relaciones, de opinión, sexual... Todo ello hace que la presión y explotación actuales sean mucho menos directas, más sibilinas, pero a la vez más profundas y anuladoras del individuo. Tratan de anular al individuo, de moldearlo al servicio del sistema imperante, atacando nuestra misma voluntad y por tanto la capacidad de decisión y responsabilidad. B. La tarea de formación y cultural El esfuerzo cultural desarrollado por la CNT históricamente a través de los ateneos, escuelas racionalistas y publicaciones de todo tipo, fue muy importante, dado que se considera la cultura como algo absolutamente necesario para el fin de la emancipación obrera. Si bien nunca ha sido posible crear una alternativa revolucionaria sin un entorno cultural propio, dado el análisis que hacíamos anteriormente, la importancia de la cultura es hoy mayor. Dado que el ataque del sistema contra la clase obrera, sus formas de explotación y opresión, son mucho más dispersas y difusas se necesita para darles respuesta una militancia y una clase obrera, en su conjunto, mucho más formada, con capacidad de análisis y comprensión de la realidad y con criterios propios y sólidamente asumidos. El militante, el delegado sindical o de comité de empresa seguidor de consignas, pero sin capacidad de elaborarlas por sí mismo tiene menos sentido y validez que nunca. Por eso nuestra tarea no solo se puede reducir a crecer en afiliación. Es necesario trabajar por elevar el nivel cultural y porque el máximo número de afiliados y afiliadas adquiera hábitos de formación permanente y sistemática, como forma de sumar más voluntades a la tarea de transformación social. C. Una sola lucha Nunca la CGT aceptó la división entre economía y política, viendo en la parcialización de las luchas (y en la consecuente división en partido y sindicato) una forma de supeditar el proletariado y de incapacitarlo para la transformación social. En la sociedad actual, como reacción a esa dispersión de la opresión y explotación que antes analizábamos, han aparecido nuevos frentes de lucha que ningún planteamiento revolucionario puede pasar por alto. El cambio, la revolución, debe afectar a todos los aspectos de la vida individual y colectiva, y en este sentido frentes de lucha como el antinuclear, ecológico, antimilitarista, nacional, feminista, cultural..., adquieren cada día mayor consistencia e importancia. Es necesario hacer avanzar, cada día, la lucha en estos frentes y lograr que se haga cada día más global y unitaria, alcanzando su sentido más profundo de lucha contra el sistema en su totalidad con vista a un cambio revolucionario total, ya que no hay posibilidad de solución a ninguno de estos problemas fuera del marco de la revolución o considerándolos aisladamente. D. La situación actual Hoy los y las trabajadoras y toda postura de cambio social están siendo fuertemente atacados por el sistema. Desde la patronal se aprovecha la situación política y económica para incrementar su abuso y poder. Políticamente el conjunto de libertades, que normalmente acompañan al sistema parlamentario, a esta supuesta democracia, está cada día más y más recortado mediante la utilización y manipulación mediática por parte de los políticos y la patronal de cuestiones como el terrorismo, la alteración del orden público y todo lo relativo a la inseguridad ciudadana, aplicándose leyes que hacen que vallamos cada día más decididamente hacia una sociedad policíaca. A nivel económico y con ayuda de los sindicatos institucionalizados, utiliza la crisis económica, el paro, la inseguridad y precariedad en el puesto de trabajo, para arrancarnos las conquistas que con nuestra lucha habíamos alcanzado, sufriendo un retroceso social. El ataque a los salarios, las reestructuraciones de empresas a costa de los y las trabajadoras, los aumentos de productividad, la flexibilidad, los contratos eventuales, la precariedad y la instauración del despido libre son algunos de los aspectos importantes de este ataque. La combinación de estos dos ataques y la política de pactos a espaldas de la clase trabajadora ha conseguido crear un estado de desánimo e impotencia, de pérdida de combatividad, y, en definitiva, un importante retroceso de la clase obrera en cuanto clase unificada en torno a unos objetivos propios. E. Es posible y necesario cambiar las cosas Frente a esta situación es necesario reiniciar un trabajo sindical que recupere la combatividad obrera y que devuelva a los trabajadores y trabajadoras la confianza en sus propias fuerzas. Desde luego que hay otra manera de hacer las cosas, y a ella invitamos a todos y a todas las trabajadoras. Hay que hacernos valer, demostrar la fuerza que tenemos. Hay que responder a la política neoliberal que nos domina. Pero no debemos hacerlo en el discurso ni en las fotos, sino en la unión de fuerzas. Tenemos que recuperar la solidaridad social, que no hay pleitos propios y ajenos, que lo mío no acaba en las cuatro paredes de mi empresa. Que la lucha de allí es mi lucha. La CGT constituye una alternativa sindical diferente, tanto en el funcionamiento interno, como en la práctica externa. Una alternativa real, cada vez más fuerte, cada día más reivindicativa. Somos un espacio sindical y social desde el que defender nuestros derechos. HACIA UNA SOCIEDAD LIBERTARIA Es la alternativa que perseguimos como objetivo último de todas nuestras luchas. En ella se trata de conjugar justicia y libertad mediante la propiedad colectiva de los medios de producción y la desaparición del Estado y los centros de poder. Los medios de producción pertenecen a las trabajadoras y trabajadores y ellos deciden, en régimen de autogestión, lo relativo a formas y condiciones de trabajo. Naturalmente estas colectividades deben estar coordinadas entre sí, de forma que se posibilite el nivel de planificación y ordenación económica necesaria, así como de respeto al medio ecológico en el que se desarrolla. En el ámbito político la desaparición del Estado sería en base a la disolución del poder en la sociedad, haciendo a todos los individuos partícipes en todas las decisiones por las que van a ser afectados. No se trata sólo de conseguir mayor participación en el poder, sino de cambiar su mismo contenido, quitándole todo el aspecto de dominio sobre las personas y reduciéndolo al de la administración de las cosas. Una sociedad libertaria no sólo plantea un cambio de estructura económica y políticas. El cambio perseguido es más profundo. Se trata de construir una sociedad al servicio de sus individuos, basada en la solidaridad y el apoyo mutuo. Ello conlleva la necesidad de cambio en todos los aspectos de la vida, incluidos los comportamientos y relaciones humanas. Estos cambios no se dan de repente, necesitan por nuestra parte un proceso de reeducación y aprendizaje. Por eso nuestra organización debe ser ámbito de libertad y solidaridad y, en definitiva, de vivencia de la revolución.