Los Derechos Humanos en la Frontera Arizona-Sonora Florencio Zaragoza Para entender la crisis existente en la región fronteriza de Arizona tenemos que referirnos a la agresiva política que en toda la frontera con México ejecuta la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos (EU) y al entorno racista y antimigrante que priva en Arizona. En 1994 las autoridades de migración de EU crearon el plan estratégico para la Patulla Fronteriza, mismo que está aún vigente en muchos sentidos. En 1996 se legisló en materia migratoria y la frontera sur inició su transformación al acordarse el marco legal de la nueva estrategia. En la práctica la esencia del plan de 1994 fue militarizar progresivamente la vigilancia de la frontera sur, supuestamente con fines preventivos, pero reconociendo que iba a obligar a los migrantes a transitar por medios hostiles y peligrosos que incluso pondrían en peligro su vida. La muerte de migrantes sería reconocida en todo caso como una consecuencia no intencional de la política implementada y ello sería un efecto de los riesgos asumidos por los propios migrantes. El derecho a la vida, basado en la dignidad del ser humano, no fue violado según esta política, pues descarga la culpa en el migrante mismo. El Instituto Binacional de Migración (IBM) de la Universidad de Arizona (UA), después de estudiar la implementación de la nueva política de vigilancia de la frontera llegó a la conclusión de que los migrantes fueron obligados a utilizar el desierto de Sonora en Arizona al sellar los accesos tradicionales cercanos a los centros urbanos fronterizos. Así nació la teoría del embudo que dice que un mínimo del 50% del tránsito fue canalizado a cruzar por el desierto mencionado, lejos de toda ciudad, con la clara finalidad de que el temor a lo despoblado bajara el flujo y, aquellos que se atreviesen a meterse por el desierto, tendrían que poner en riesgo su vida. La mayoría de las fuentes coinciden en que de 1996 al día de hoy han fallecido más de 5,000 varones, mujeres y niños en el cruce y otros estiman que son ya más de 6,000 los que han perecido después de cruzar la frontera y adentrare en territorio estadounidense. La frontera con México (3,200 kilómetros) es vigilada por miles de elementos policiacos. Más de 20,000 agentes constituyen la Patrulla Fronteriza, el doble de los que eran en 2004 y un 85% de ellos se dedican a la frontera sur de EU. 1 Los elementos en esta área se apoyan con vehículos de todo tipo, armas cortas y largas, tecnología de punta como sensores y cámaras que detectan los movimientos de grupos, aviones vigilantes sin tripulación, helicópteros, etc. Un buen porcentaje de estos recursos se concentra en el desierto de Sonora y aún así insisten en llamarles consecuencias no intencionales a las muertes de los migrantes. En mi opinión son claramente fallecimientos inducidos. Sé que suena fuerte, pero más fuerte es vivir en la realidad diaria de las muertes del sur de Arizona, interpretadas como la consecuencia natural de un proceso. La existencia ocasional de milicias ciudadanas que toman la aplicación de la ley en sus propias manos, en ocasiones tratando de hacerse publicidad como si fuese un gesto patriótico, hace aún más peligroso el tránsito de los migrantes. En Arizona no es una falta administrativa entrar caminando sin papeles. Según se interprete la ley, se convierte también en un delito estatal, independientemente de lo que digan las leyes federales. Así pues, los migrantes tienen que evadir también a las policías del estado y a la de la reservación indígena que ocupa parte del desierto. Con lo anterior, la integridad de los migrantes está en permanente peligro una vez que ingresan a EU por el desierto y las probabilidades de muerte sólo se incrementan con los días. Organizaciones como No más Muertes, Los Samaritanos, Coalición de Derechos Humanos, Fronteras Compasivas, Red de Acción Fronteriza y otras existentes en las ciudades fronterizas, registran lo que sucede en la región sur de Arizona en relación a la violación de los derechos humanos con las declaraciones de los mismos afectados. Además les proporcionan ayuda humanitaria como agua, alimentos y primeros auxilios. En la repatriación de indocumentados por Nogales, existe una organización que les proporciona alimentación, hospedaje en ciertos casos, ayuda psicológica, apoyo espiritual y apoyo médico. También registra sus testimonios sobre abusos sufridos. Me refiero a la Iniciativa Kino para la Frontera que trabaja en ambos Nogales todos los días del año. Gracias a estas organizaciones y a algunas iglesias el infierno no es mayor para los migrantes. Para ejemplificar, les daré algunas cifras en relación a las muertes en el sector Tucson de la Patrulla Fronteriza que abarca el sur del estado desde la frontera con el estado de Nuevo México hasta el inicio del condado Yuma. Los agentes de la Patrulla Fronteriza, más conocida como “la migra”, que atienden el sector Tucson son actualmente más de 4,200. Hace 10 años eran apenas 300. Las cifras de las muertes son aproximadas pues los diferentes conteos de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) de México, la Patrulla Fronteriza, el médico forense del 2 condado Pima, el periódico Arizona Daily Star y de las organizaciones citadas, algunas veces difieren. Aproximadamente han sucedido 200 muertes anuales en promedio durante la última década, sólo en ese sector. La SRE informa que en lo que va de enero de 2006 a marzo de 2012, han fallecido en el cruce 2,200 mexicanos en números cerrados. En el sector Tucson en ese mismo período han fallecido 1250 aproximadamente entre mexicanos y centroamericanos. En 2005 murieron en la frontera sur de Estados Unidos 443, en el sector Tucson fallecieron 282. En 2011murieron 325 en toda la frontera, mientras que en Tucson 183. Este año en Tucson la cuenta va arriba de 160 muertos y todavía no termina el año fiscal de la Patrulla Fronteriza que cierra el 31 de septiembre. La Patrulla Fronteriza asegura que el flujo de migrantes ha bajado sustancialmente y lo demuestra con sus números. Empero, en Arizona la cifra de muertos en relación a los detenidos se ha duplicado en los últimos 6 años. La única explicación racional es que la militarización de la frontera es cada día de mayor magnitud, obligando a los migrantes a tomar las rutas más remotas y peligrosas para ingresar al país del norte. Así pues, el flujo baja pero las muertes se sostienen. ¿Esperan terminar con la migración induciendo a la muerte a cientos que cruzan, mientras tratan de detener al resto? Provocar la muerte de un porcentaje de los migrantes es una violación flagrante a los derechos humanos de los individuos. Por otra parte, el clima adverso de racismo existente en el estado ha llevado a algunos sectores de la sociedad a no entender la gravedad de lo que está sucediendo en la frontera y al interior del estado. Leyes que el Congreso estatal y los mismos electores han aprobado en los últimos 8 años, están basadas en la discriminación y ello las convierte en violatorias de los derechos humanos. Estas leyes justifican otras formas de abuso y odio racial que inclusive abarcan a prisioneros y a la población indígena. Los derechos a la salud y a la educación mientras aquí hablamos, allá están en entredicho de manera espacial para los migrantes hispanos. En mi opinión, la ley SB1070 no llegó para iniciar una nueva práctica de discriminación. Fue aprobada para legalizar una práctica añeja de las diferentes policías que ya desde antes discriminaban a conductores de vehículos a partir del perfil racial. Todo hispano en Arizona lo sabe y ejercita la precaución como una medida de protección. Por último, para mejor entender la crisis humanitaria que padece la frontera ArizonaSonora, sugiero leer el informe de Amnistía Internacional sobre la frontera sur de Estados Unidos publicado este año, La teoría del embudo del IBM de la UA, el ensayo 3 sobre la cultura de la crueldad de No más Muertes de 2011 y el documento publicado por La Comisión Nacional de Derechos Humanos de MX sobre este tema en tiempos del Dr. José Luis Soberanes. Además hay documentales, ensayos académicos y libros al respecto. Arizona está de moda, pero por las malas razones. El Colegio de la Frontera Norte Tijuana, Baja California 23 de agosto de 2012 Florencio I. Zaragoza, MA Presidente de Fundación México Fzaragoza@aol.com 4