la cirugía del cistocele con malla

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COMUNICACIONES ORALES XXXI
CNEM: SESIÓN CIRUGÍA
LA CIRUGÍA DEL CISTOCELE CON MALLA. APRENDIENDO A TRAVÉS
DE LA DISECCIÓN EN CADÁVER.
Autores: Ferraro L, Varó Seva A. (Estudiantes 5º curso Universidad Miguel Hernández
de Elche). Tutor: Romero Maroto J. (Jefe de Servicio de Urología del Hospital
Universitario Sant Joan d’Alacant)
Introducción
El prolapso de órganos pelvianos afecta a millones de mujeres en todo el mundo. La
prevalencia en mujeres mayores de 50 años está entre el 30 y 50%. (1,7)
El cistocele se define como el prolapso de la vejiga urinaria a través de la pared vaginal
anterior por alteración de los mecanismos de sostén del suelo pélvico (Figuras 1 y 2).
Éste se puede dividir en tres niveles, condicionados por diferentes estructuras como el
diafragma pélvico, la fascia endopélvica y la vagina (Figuras 3 y 4). (2, 3)
Podemos encontrar varios grados de cistocele, y su correcta clasificación es importante
a la hora de decidir el tratamiento conservador o quirúrgico del mismo (Tabla 1).
La colporrafia anterior es la técnica quirúrgica de reparación más común. Debido a que
la tasa de recurrencia es del 40% o más con este procedimiento, ha habido un gran
interés por otro tipo de técnicas quirúrgicas que mejoren los resultados de la reparación
del cistocele. La mayoría de los estudios consultados en la revisión bibliográfica
sugieren que el uso de una malla sintética en la reparación del cistocele disminuye el
riesgo de recurrencia, por ello, es una de las técnicas innovadoras más extendidas hasta
la fecha. (4)
La técnica más común es a través de mallas de cuatro brazos, cuya sujeción se hace a
los ligamentos sacroespinosos y arcos tendíneos. Este procedimiento es ciego, lo que
hace su aprendizaje muy difícil.
Nuestro objetivo con este trabajo es obtener un mejor entendimiento a través de un
video explicativo de cómo se practica la cirugía del cistocele con malla tras haber
realizado una búsqueda bibliográfica comparando la colporrafia anterior con el
tratamiento con malla de polipropileno.
Material y métodos
Se ha realizado una búsqueda bibliográfica a través de Pubmed con la finalidad de
demostrar que hay mejores resultados en el tratamiento del cistocele utilizando cirugía
con malla en comparación con la técnica de colporrafia anterior.
Tras obtener los resultados de la revisión planteamos las dificultades en el aprendizaje
de la técnica con malla y vimos interesante colaborar en la producción de un vídeo en el
que se combina la cirugía in vivo con la disección de cadáver.
Resultados
La colporrafia anterior se asocia con un mayor prolapso del compartimento anterior que
con cualquiera de las mallas no absorbibles de polipropileno. A su vez, la operación con
malla reduce el riesgo de síntomas en mujeres tratadas por prolapsos recurrentes. (5)
Sin embargo, las complicaciones son mayores en la cirugía con malla. Éstas pueden ser
hemorragia, mayor duración de la operación, perforación de la vejiga durante la cirugía,
incontinencia de estrés postquirúrgica (4), erosión de la malla y síntomas como dolor,
flujo vaginal excesivo y/o dispareunia. (6,7)
Se ha creado un vídeo educacional que aclara la cirugía del cistocele con malla,
permitiendo un mejor aprendizaje del procedimiento. Mostramos algunas imágenes del
vídeo (Figuras 5-19).
Discusión
A pesar de que las complicaciones son mayores en la cirugía con malla, se evidencia
una tasa de éxito mayor, que se basa en resultados tanto objetivos como subjetivos. Por
ello, recalcamos la necesidad de una mejor formación por parte del cirujano a la hora de
insertar la malla, dado que es un procedimiento ciego y muy difícil de aprender.
El vídeo comienza con la cirugía in vivo, diseccionando la vejiga de la pared vaginal y
revelando la fascia endopélvica. A continuación se perfora la misma. Seguidamente se
realiza la misma operación con el cadáver observando la secuencia dentro de la cavidad
pélvica a través de una incisión suprapúbica.
Esto nos permite observar y aprender directamente todas las maniobras ciegas: cómo el
ligamento sacroespinoso se separa del músculo coccígeo; cómo se retira hacia un lado el
ligamento sacroespinoso; dónde está localizado el nervio pudendo, así como el riesgo de
lesión del mismo; cómo se busca el arco tendinoso; o cómo la malla refuerza el suelo
pélvico y sostiene la vejiga.
Conclusión
Las tasas de éxito de la cirugía con malla son más altas que la colporrafia anterior. Para
solventar las posibles complicaciones derivadas de la misma por ser una cirugía ciega y
difícil de practicar, promovemos un vídeo docente para un mejor entendimiento de la
técnica quirúrgica.
Bibliografía
(1) Samuelsson EC, Victor FT, Tibblin G, Svardsudd KF (1999) Signs of genital
prolapse in a Swedish population of women 20 to 59 years of age and possible related
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corrección. Rev Chil Obstet Ginecol, 2004; 69(2): 149-156.
(4) Altman D, Väyrynen T, Engh ME, Axelsen S, Falconer C. Anterior Colporrhaphy
versus Transvaginal Mesh for Pelvic-Organ Prolapse. N ENGL J MED, 2011; 364; 19.
(5) Maher C, Feiner B, Baessler K, Schmid C. Surgical management of pelvic organ
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(6) Skala C, Renezeder K, Albrich S, Puhl A, Laterza RM, Naumann G et al (2011) The
IUGA/ICS classification of complications of prosthesis and graft insertion: a
comparative experience in incontinence and prolapse surgery. Int Urogynecol J
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(7) Nüssler EK, Greisen S, Kesmodel US, Löfgren M, Bek KM, Glavind-Kristensen M.
Operation for recurrent cystocele with anterior colporrhaphy or non-absorbable mesh:
patient reported outcomes. Int Urogynecol J, DOI 10.1007/s00192-013-2110-2.
ANEXO
Figura 1. Esquema de un cistocele en Figura 2. Prolapso mostrando la
visión sagital.
proyección de la vejiga urinaria a través de
la pared vaginal.
Figura 3. Dibujo de la vagina y las
estructuras de sostén a partir de la
disección de un cadáver de una mujer de
56 años luego de una histerectomía. Se
extrajo la vejiga por encima del cuello
vesical. El paracolpio se extiende a lo
largo de la pared lateral de la vagina.
Figura 4. En el nive I, el paracolpio
suspende la vagina desde las paredes
laterales de la pelvis. En el nivel II, la
vagina está fijada al arco tendinoso de la
fascia pelviana y a la fascia superior de los
músculos elevadores del ano.
Tabla 1
Grados de cistocele según la Sociedad Internacional de Continencia de acuerdo al
punto máximo de descenso
Los estadios se otorgan de acuerdo al punto que presenta mayor prolapso con relación
al himen
ESTADIO 0
No hay prolapso, los puntos anteriores y posteriores están en -3 cm
ESTADIO I
El punto de mayor prolapso está a 1 cm por arriba del himen (-1 cm)
El punto de mayor prolapso está entre 1 cm por arriba y 1 cm por
ESTADIO II
debajo del himen (entre -1 y +1 cm)
El punto de mayor prolapso se localiza a más de 1 cm por debajo del
ESTADIO III
himen, pero no es mayor que la longitud total de vagina -2 cm
El punto de mayor prolapso, protuye al menos la longitud total de
ESTADIO IV
vagina -2 cm.
Figuras 5 y 6. CIRUGÍA IN VIVO (CIV): Apertura de la pared vaginal anterior y
liberación vesical.
Figura 7. CIV: Perforación de la fascia
endopelviana izquierda, realizándose
posteriormente el mismo procedimiento
en el lado derecho.
Figura 8. CIRUGÍA EN CADÁVER
(CEC): Realizamos el mismo paso pero
esta vez observamos desde la cavidad
pelviana a través de una incisión
suprapúbica.
Figura 9. CIV: Localización de la espina
ciática y liberación del ligamento
sacroespinoso.
Figura 10. CEC: mismo procedimiento
observado a través de la incisión
suprapúbica.
Figura 11. CEC: Mostramos la
localización del nervio pudendo y su
cercana relación con el ligamento
sacroespinoso. Existe un alto riesgo de
lesión del nervio pudendo durante la
cirugía ciega.
Figura 12. CIV: Paso del capio a la
cavidad pelviana.
Figura 13. CEC: mismo procedimiento
visualizado a través de la incisión
suprapúbica realizada.
Figura 14. CIV: Fijación de la rama
posterior de la malla de polipropileno al
ligamento supraespinoso.
Figura 15. CEC: El hilo conductor se ha
pasado por el ligamento supraespinoso y
vemos en la imagen cómo se está pasando
la malla.
Figura 16. CEC: Localizamos el arco
tendíneo, donde fijamos la rama anterior
de la malla.
Figura 17. CEC: Tensamos las ramas
posicionando la malla.
Figura 18. CEC: Vemos desde una
posición craneal y oblicua cómo la malla
está en su situación final reforzando el
suelo pelviano, dando soporte a la vejiga.
Figura 19. CIV: Visión final de la malla
finalizando la cirugía.
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LAS
LESIONES DE MAMA NO PALPABLES
Tutorizado por el Dr. Díez Miralles (Servicio de Cirugía
General del Hospital de San Juan de Alicante)
Clara Gil Rojo y Eva Ibeas Martínez
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LAS LESIONES NO PALPABLES DE
MAMA:
Introducción:
El uso generalizado de la mamografía en las últimas décadas ha disparado el número de
lesiones radiológicas diagnosticadas y ha despertado el interés sobre las lesiones no
palpables de mama. El diagnóstico de estas lesiones es siempre mediante pruebas de
imagen, entre las que destaca la mamografía y la ecografía mamaria. Las ventajas del
diagnóstico precoz son claras y conocidas, con lo cual, cada vez es más frecuente la
realización de mamografías sistemáticas a mujeres asintomáticas. No obstante, se
plantea una cuestión muy relevante: ¿qué hacer ante una lesión no palpable?
Materia y métodos:
Se realizó una revisión bibliográficasobre el diagnóstico y posterior tratamiento de las
lesiones no palpables de mama. Para ello se realizó un seguimiento de varias pacientes
diagnosticadas e intervenidas en el Hospital Universitario de San Juan durante el mes de
julio de 2013, coincidiendo con nuestras prácticas en el Servicio de Cirugía. Igualmente
se obtuvo información a partir de la base de datos MedLine y revistas biomédicas que se
expondrán en la bibliografía.
Resultados:
Una lesión no palpable (LNP) mamaria se define como aquella que por su tamaño,
localización o consistencia no es palpable. Las LNP pueden ser microcalcificaciones,
nódulos, imágenes estrelladas, desestructuraciones del parénquima, asimetrías o
lesiones mixtas, principalmente.
Dado que la exploración mamaria es anodina, el diagnóstico debe ser radiológico. La
mamografía suele ser el estudio de elección que permite describir una lesión, localizarla
con exactitud, valorar el grado de sospecha para cáncer y recomendar la actitud para la
confirmación diagnóstica. Su sensibilidad es del 75-90% en mujeres mayores de 40-50
años, pero inferior en mujeres más jóvenes. Nos apoyamos en la clasificación BI-RADS
de lesiones mamarias. La mamografía puede ser suficiente para el diagnóstico o requerir
la realización de otras pruebas, como la ecografía mamaria, galactografía, resonancia
magnética o tomografía por emisión de positrones.
Una vez confirmada la lesión pre-clínica será necesario volver a explorar clínicamente
la zona de la lesión mamográfica, realizar un nuevo estudio radiológico 1 desde
diferentes ángulos, mamografías ampliadas y localizadas que permitan observar la
totalidad de la lesión. Tras una primera aproximación diagnóstica, podemos eliminar los
quistes y la patología presumiblemente benigna; en cambio, ante la posibilidad de
1
En el caso de que se tratase de una opacidad, el estudio ecográfico es de elección para descartar un
posible quiste.
malignidad es necesario descartarla mediante citopunción 2 y/o microbiopsia guiadas por
ecografía o esterotaxia.
Basándose en los resultados citológicos y/o histológicos y radiológicos previos, se
determinará la actitud terapéutica a seguir con la paciente. En caso de tratarse de
patología maligna, el tratamiento será quirúrgico, requiriéndose la localización
preoperatoria de la LNP. Para ello existen diversas técnicas como son la colocación de
arpón o agujas (guiada por ecografía o esterotaxia), ecografía intraoperatoria, semillas
radiactivas, partículas de carbón y radiocirugía. La cirugía se realizará bajo anestesia
general, intentando realizar una resección local amplia con márgenes libres.
El procedimiento más frecuentemente realizado en el Hospital de San Juan es la
macrobiopsia con arpón. Consiste en la colocación de un fino alambre con un arpón en
la punta, cerrado en el momento de la introducción, que se despliega cuando está
ubicado en la lesión que queremos extirpar. Ello permitirá la localización intraoperatoria
de la LNP, la cual será extirpada; se comprueba con radiología de la pieza que la lesión
radiológica sospechosa está incluida y es analizada posteriormente: lesión benigna o
cáncer. En el caso de que los márgenes de la pieza no estén libres de células malignas,
se deberá reintervenir a la paciente y ampliar los márgenes quirúrgicos.
Conclusión:
Los programas de screening han incrementado el número de diagnósticos de LNP de
mama. Ante una LNP hemos de contrastar las pruebas de imagen y realizar un estudio
anatomopatológico para filiarla. Esto es un arma de doble filo: por un lado, permite
extirpar lesiones en fase pre-clínica y, con ello, suponemos que podría disminuir la
mortalidad por cáncer mamario al detectar las lesiones en una fase pre-clínica; mientras
que por otro, existe una situación de “sobrediagnóstico 3”.
El diagnóstico y tratamiento de las LNP de mama son complejos no sólo a nivel clínico,
sino también a niveles psicosociales, ya que para la paciente representa una nueva
situación cargada de incertidumbre, miedo y angustia. Aunque no cabe duda de que el
diagnóstico anatomopatológico final devuelve la certidumbre a la paciente.
2
En cuanto a la punción-aspiración con aguja fina (PAAF), presenta la limitación de la negatividad de la
muestra remitida por escasa celularidad debida a una técnica defectuosa o a una lesión poco celular.
3
¿Incremento de biopsias y radiación? ¿Aumento del coste sanitario?
Bibliografía:
I.
Monti S, Galimberti V, Giuseppe T. OccultBreastLesionLocalization plus
SentinelNodeBiopsy (SNOLL): Experiencewith 959 Patients at theEuropeanInstitute of
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II.
Postma EL, Verkooijen HM, van Esser S, Hobbelink MG, et al. Efficacy of
‘radioguidedoccultlesionlocalisation’ (ROLL) versus ‘wire-guidedlocalisation’ (WGL)
in
breastconservingsurgeryfor
non-palpable
breastcancer:
a
randomisedcontrolledmulticentre trial. BreastCancer Res Treat (2012) 136:469–478.
III.
Martínez-Gálveza M, Aguilarb J, Andrésb B, Torresa S, et al. Biopsia guiada por
arpón de lesiones de mama no palpables y no ecovisibles: una modificación técnica.
CirEsp 2004;76(1):35-9.
Vaquero-Péreza MA, Pérez-Robledob JP, Corripioc R, Granado de la Fuented
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CirEsp 2002;72(1):10-3.
Pina L, Apesteguía L, de Luis E, Sáenz Bañuelos J, et al. Técnicas de biopsia para el
diagnóstico de lesiones mamarias no palpables. Un SanitNavarSist. 2004 Sepdiciembre; 27 (3) :345-58.
IV.
V.
VI.
Regueira FM, Vivas I, Rodríguez Spiteri N, Olea JM, et al. Non-palpable breastlesions:
initialexperiencewiththeautomatedstereotaxicbiopsy. Revista de Senología y Patología
Mamaria.Vol. 16. Núm. 01. Enero 2003.
VII.
Rubio-Marín D, Muñoz JM, J Rubio-Martínez J, de la Fuente-Pérez P, et al. Non
palpable breastlesions: radiopathologicalcorrelation. Clínica e Investigación en
Ginecología y Obstetricia. Vol. 31. Núm. 03. Marzo 2004
Título del trabajo: Satisfacción estética y alimentaria gastrectomía vertical
laparoscópica
Autores: Bozhychko M. , Del Campo J. M
Tutor responsable: Ruiz-Tovar J.
Introducción: La alimentación desequilibrada, unida a otros factores, ha
desencadenado un aumento de la prevalencia de obesidad mórbida (IMC>40) en más
del 200% en la población española, lo que constituye un creciente problema en la salud,
ya que se relaciona con un incremento del riesgo cardiovascular y de otras
enfermedades. El tratamiento de esta entidad se basa en: programas de pérdida de peso;
dietas y terapias con medicación y procedimientos quirúrgicos bariátricos.
Este estudio tiene como objetivos : evaluar la mejora en la calidad de la alimentación
tras la intervención; valorar si los pacientes realizaban, post y pre cirugía, dieta
mediterranea, y si estos dos puntos se relacionan con una mayor pérdida de peso; por
último, evaluar la autoclasificación de la imagen corporal y la preocupación por el
sobrepeso.
Material y métodos: Estudio descriptivo transversal de una serie de pacientes operados
de Obesidad Mórbida, mediante grastrectomia vertical laparoscópica, entre los años
2009 y 2013 en el Hospital General Universitario de Elche. Se incluyeron 42 pacientes
con las características demográficas que se muestran en la tabla 1.
Se realizaron cuatro encuestas vía telefónica: en primer lugar se valoró la calidad de
alimentación de los pacientes mediante un cuestionario descrito por Suter et al. y
traducido al castellano; a continuación se estimó la adherencia a la dieta mediterranea a
través del Test KIDMED; por otro lado se evaluó la frecuencia de ingesta de diversos
alimentos mediante un cuestionario desarrollado por el Departamento de Salud Pública
de la Universidad Miguel Hernández de Elche, el cual simpificó en 22 items que
comprendia los principales grupos alimenticios y distribuidos en cuatro grupos de
frecuencia; por último se valoró la satisfacción estética de acuerdo con el MBSRQ AS34 (Cash,2000), en este test sólo se evaluó a las mujeres (n=30) ya que el numero de
hombres era muy pequeño (n=5).
Todos los análisis estadísticos se realizaron utilizando el programa Statistical Package
for the Social Science (SPSS).
Resultados: Los resultados obtenidos en el cuestionario sobre la calidad e la
alimentación muestran una mejora subjetiva en la satifacción post-ingesta, ya que previa
intervención alrededor del 50% la consideraban entre aceptable-pobre y después más de
80% la clasifica entre buena-excelente. En relación al número de ingestas un 50% de los
pacientes solía realizar 3 comidas diarias, hecho que cambia a 5 (56,1%) post-cirugía.
Por otro lado, la mayoria de los operados dejan de picar entre horas (antes 90,5%;
después 26,8%). Tras en procedimiento quirúrgico se observa que un 53,7% de los
pacientes toleran la ingesta de todo tipo de alimentos frente a un 46,3% que presentan
alguna dificultad. Además, un 46,3% tienen vómitos raramente lo que se ha
correlacionado con el tiempo después de la cirugía, de manera que hay menor incidencia
de vómitos y regurgitaciones cuanto mayor es el tiempo transcurrido desde la operación
(p=0,034).
En el test KIDMED se ha visto que la puntuación media (Tabla 2 y 3) previa al
procedimiento quirúrgico se encuentra entorno al 4,6 lo que la sitúa en el grupo B (4-7
puntos) (61,9%), lo cual significa que hay necesidad de mejorar el patrón alimentario
para ajustarlo al modelo mediterraneo. La media del cuestionario posterior a la cirugía
es de 6,7 pero el grupo sigue siendo el mismo (61,5), pero hay un incremento en el
número de personas grupo A (dieta mediterranea óptima) y decremento en el grupo C
(dieta de muy baja calidad). Todo esto muestra que a pesar de estar en el mismo grupo,
se ha producido una mejora en la alimentación.
El análisis de la frecuencia de ingesta de alimentos ha mostrado que existe un descenso
estadisticamente significativo de la toma de productos lácteos (p=0,017), embutidos
(p<0,001), pescado frito (p<0,001), marisco (p=0,012), precocinados(p<0,001), patatas
fritas, arróz y pastas(P<0,001), dulces y pasteles, refrescos con gas y zumos de frutas
envasados(p<0,001) posterior al procedimiento quirúrgico. Por otro lado, los productos
básicos como huevos, pollo y otras carnes, pescado no frito no han sufrido variaciones
significativas. También se evidenció un aumento notable en la ingesta de verduras y
legumbres (p=0,017), aunque no se observan diferencias en la ingesta de frutas, y se
encontró tendencia a la significación estadística en el descenso de la ingesta de frutos
secos (p=0,085). El descenso en el consumo de pastas y arroces tiende a correlacionarse
con un mayor porcentaje de pérdida de peso (p=0,062), es decir, que a menor consumo
mayor pérdida de peso, mientras que el decremento de ingesta de dulces, alcohol y
bebidas gaseosas sí se correlaciona (p<0,001).
Por último, la evaluación del cuestionario MBSRQ (tabla 5) evidencia que estas
pacientes se sienten: menos atractivas y descontentas con su apariencia física que la
población femenina general (Evaluación de la apariencia); a su vez se aspecto no es
muy importante para ellas y no invierten tanto tiempo en imagen corporal (Orientación
a la apariencia); sin embargo están ligeramente más contentas con la mayoría de las
partes del cuerpo que el resto de la población (Escala de satisfacción con las areas
corporales); aunque sienten mayor ansiedad ante la gordura, llevan una estricta
vigilancia del peso, mayor uso de dietas y de restricción de alimentos (Preocupación por
el sobrepeso); en contra de la población general, que autoclasifica su peso entre normal
o ligeramente elevado, estas pacientes tienden a autovalorarse como personas con
sobrepeso (Autoclasificación del peso).
Discusión: Con este estudio podemos concluir que hay una mejora en el patrón
alimentario, aunque esta no se relacione con una mayor pérdida de peso, pero si con una
mayor satisfacción estética y nutricional del paciente. A lo largo del proceso se han
abierto nuevos interrogantes que podrían ser investigados como: una mayor frecuencia
de vómitos y regurgitaciones, cuanto menor es el tiempo postquirúrgico, en relación a
con el edema de tubo gástrico sufrido durante la intervención y evaluar la relación entre
el porcentaje de pérdida de peso y la cantidad de alimento ingerida por día. La mayor
limitación se ha presentado en el bajo número de pacientes y en la dificultad de contacto
con ellos.
Conclusiones: Una de las posibles aplicaciones consistiría en restringir más la toma de
aquellos alimenos que se ha observado que su reducción en la ingesta esta relacionado
con un mayor porcentaje de peso pérdido. Por otro lado, el excesivo control del peso
puede conllevar problemas psicológicos y estos pacientes tienden a tener una
sobrepreocupación acerca del sobrepeso, con lo que el médico o el gabinete psicológico
postcirugía deben estar alerta.
Bibliografía:
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5. Oria HE, Moorehead MK Updated Bariatric Analysis and Reporting Outcome
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10.1016/j.soard.2008.10.004. Epub 2008 Nov 1.
Anexo de tablas:
Tabla 1 - Características de los pacientes (n=42)
Media
44,6
Edad (años)
37/5
Sexo (mujer/hombre)
26,42
Meses postcirugía
48,9
IMC previo (kg/m2)
79,6
% de peso perdido
Tabla 2- Puntuación KidMed
(n=42)
Pre
Post
4,64
6,72
Media
0,00
2,00
Minimo
11,00
10,00
Máximo
Tabla 3- Grupo KidMed (n=42)
% pre
9,5
A (> o =7)
61,9
B (4-7)
28,5
C (< 0 =3)
Rango (mínimo-máximo)
23,00-66,00
----1,00-66,00
39,89-64,00
46,8-98,7
% post
35,9
61,5
2,6
Tabla 4- Frecuencia de consumo de alimentos (n=42)
Nunca o < 1
Varias veces al Varias veces a
al mes
mes
la semana
%
%
% pre %
% pre %
pre
post
post
post
21,4 31,6
23,8
42,1
33,3
10,5
1.Lácteos
7,1
5,1
28,6
46,2
61,9
48,7
2.Huevos
0,0
0,0
16,7
25,6
81,0
71,8
3.Pollo
4,8
15,4
47,6
61,5
47,6
23,1
4.Otras carnes
50,0 52,4
47,6
43,6
2,4
0,0
5.Casquería
4,8
51,3
47,6
46,2
38,1
2,6
6.Embutidos
16,7 12,8
47,6
53,8
33,3
30,8
7. Pescados
38,1 69,2
38,1
30,8
23,8
0,0
8. Pescado frito
33,3 59,0
61,9
38,5
4,8
2,6
9. Marisco
11,9 2,6
47,6
46,2
31,0
35,9
10. Verduras y
legumbres
14,3 5,3
16,7
13,2
40,5
47,4
11. Frutas
38,1
31,6
14,3
2,6
12. Frutos secos 35,7 57,9
0,0
5,3
2,4
2,6
11,9
34,2
13. Pan
42,9
36,8
35,7
0,0
14. Patatas fritas 11,9 63,2
0,0
5,3
50,0
81,6
47,6
13,2
15. Arróz y
pasta
0,0
0,0
0,0
0,0
0,0
0,0
16. Aceite de
oliva
Varias veces al
día
% pre %
post
21,4
15,8
2,4
0,0
2,4
2,6
0,0
0,0
0,0
0,0
9,5
0,0
2,4
2,6
0,0
0,0
0,0
0,0
9,5
15,4
28,6
11,9
85,7
9,5
2,4
34,2
7,9
57,9
0,0
0,0
100,0
100,0
17. Matequilla/
manteca
18. Dulces y
pasteles
19. Vino
20. Cerveza
21. Refrescos y
zumos
22. Precocinados
69,0
84,6
14,3
10,3
9,5
2,6
7,1
2,6
35,7
78,9
28,6
15,8
16,7
5,3
19,0
0,0
71,4
59,5
16,7
76,3
78,9
55,3
21,4
21,4
21,4
15,8
15,8
18,4
4,8
16,7
26,2
7,9
5,3
18,4
2,4
2,4
35,7
0,0
0,0
7,9
19,0
84,2
54,8
15,8
21,4
0,0
4,8
0,0
Tabla 5- Resultados MBSRQ (mujeres) n=30
Evaluació Orientació Escala de
n de la
n a la
satisfacció
apariencia apariencia n con
areas
corporales
3,17
3,28
3,33
Media
estudio
3,36
3,91
3,23
Media
normalida
d
0,68
0,51
Desviación 0,86
estandar
estudio
0,60
0,74
Desviación 0,87
estandar
normalida
d
Preocupació
n por el
sobrepeso
Autoclasificació
n del peso
3,36
3,83
3,3
3,7
0,80
0,67
0,96
0,73
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