rEVISIÓN Lacosamida: una nueva generación en el tratamiento de la epilepsia Antonio Gil-Nagel, Helena Marín Resumen. A pesar de los numerosos fármacos antiepilépticos (FAE) disponibles, más del 30% de los pacientes con epilepsia no alcanza un control adecuado de sus crisis. Para estos pacientes, la administración de los recientes FAE puede ser una alternativa, previa a la cirugía o cuando ésta se contraindica. Los FAE de tercera generación proporcionan mecanismos de acción diferentes y perfiles de tolerabilidad más favorables que los de primera y segunda generación. La lacosamida ha recibido recientemente autorización de las agencias del medicamento europea (EMEA) y estadounidense (FDA) como FAE adyuvante en las crisis de inicio parcial en adultos mayores de 16 años, convirtiéndose en una novedosa opción en el tratamiento de la epilepsia. Palabras clave. Antiepilépticos. Epilepsia. FAE. Lacosamida. Tolerabilidad. Departamento Médico; UCB Pharma (H. Marín). Servicio de Neurología; Hospital Ruber Internacional (A. Gil-Nagel). Madrid, España. Correspondencia: Dr. Antonio Gil-Nagel Rein. Servicio de Neurología. Hospital Ruber Internacional. La Masó, 38. E-28034 Madrid. E-mail: agnagel@gmail.com Introducción La epilepsia es uno de los trastornos neurológicos más comunes, que afecta hasta al 2% de la población mundial [1]. El tratamiento, a menudo, consiste en la administración de diferentes combinaciones de fármacos antiepilépticos (FAE) y requiere el cumplimiento de la pauta terapéutica por parte del paciente durante largos períodos. Excluyendo el porcentaje de pacientes que se beneficia de la cirugía, una importante mayoría mantiene un adecuado control de sus crisis mediante tratamiento farmacológico crónico. A pesar de la comercialización de nuevos FAE en los últimos 15 años, aproximadamente el 30% de los pacientes con epilepsia experimenta crisis recurrentes [1,2] y efectos adversos. Quedan todavía, por lo tanto, necesidades sin cubrir en cuanto al manejo de la epilepsia, lo que obliga a desarrollar FAE de nueva generación, buscando una reducción en la frecuencia de crisis o su gravedad, así como una mejoría en la tolerabilidad y seguridad. Para aquellos pacientes con epilepsia de dif ícil control, la administración combinada de FAE o el uso de FAE de última generación son las opciones terapéuticas más adecuadas. La lacosamida es uno de estos nuevos FAE, y revisaremos en este artículo su perfil farmacocinético, interacciones con otros fármacos, mecanismo de acción, eficacia y tolerabilidad. La lacosamida es un nuevo FAE (Vimpat ®) obtenido a partir de un aminoácido funcionalizado con actividad antiepiléptica [3,4], disponible en formulación oral e intravenosa y, en Europa, también www.neurologia.com Rev Neurol 2011; 52 (3): 159-162 disponible en solución oral. Tiene un mecanismo de acción novedoso, diferente al de otros FAE, que favorece selectivamente la inactivación lenta de los canales de sodio dependientes del voltaje. Farmacocinética La lacosamida presenta una farmacocinética lineal, con elevada biodisponibilidad oral [5]. Estudios en sujetos sanos han demostrado que la lacosamida se absorbe rápida y totalmente [6-8], sin verse afectada por la ingesta de alimentos [7]. Los picos de concentración máxima tienen lugar entre 0,5 y 4 horas tras la toma oral, con una vida media de alrededor de 13 horas, que permite la administración dos veces al día [4,5,9]. En estudios con sujetos sanos, se ha demostrado bioequivalencia entre la formulación oral e intravenosa [7,10]. La lacosamida presenta una baja unión a proteínas (≤ 15%) y el volumen de distribución es de aproximadamente 0, 6 L/kg, similar a la cantidad total de agua corporal [11]. La farmacocinética de lacosamida oral e intravenosa es proporcional a la dosis (hasta 800 mg), con baja variabilidad intra e intersujeto. Los niveles estables de fármaco en plasma se alcanzan a los tres días de su administración cada 12 horas [4,11]. La lacosamida se elimina por vía renal, de manera inalterada (> 40%) y como metabolito inactivo (< 30%) [5,6,10]. En pacientes con insuficiencia renal grave (aclaramiento de creatinina ≤ 30 mL/min) o enfer- Declaración de intereses: H.M. trabaja en UCB Pharma. A.G.N. no manifiesta la existencia de conflictos de interés en relación a este artículo. Aceptado tras revisión externa: 10.11.10. Cómo citar este artículo: Gil-Nagel A, Marín H. Lacosamida: una nueva generación en el tratamiento de la epilepsia. Rev Neurol 2011; 52: 159-62. © 2011 Revista de Neurología 159 A. Gil-Nagel, et al medad renal terminal, se recomienda una dosis máxima de 250 mg/día [11,12]. Interacciones La lacosamida tiene un bajo potencial de interacciones con otros fármacos. La baja unión a proteínas minimiza el potencial de desplazamiento de otros fármacos [9]. Además, la nula o baja interacción con isoformas del CYP450 hace poco probable un efecto sobre otros fármacos [11,12]. En los estudios de eficacia y seguridad, la lacosamida no alteró los niveles plasmáticos de otros FAE (carbamacepina, oxcarba­ cepina, gabapentina, lamotrigina, levetiracetam, fe­ nitoína, topiramato, ácido valproico y zonisamida), y estudios específicos con metformina, digoxina, omeprazol y anticonceptivos orales (etinilestradiol y levo­nor­gestrel) no demostraron influencia relevante de la lacosamida sobre la farmacocinética de estos produc­tos [10-13]. Mecanismo de acción La lacosamida favorece, selectivamente, la inactivación lenta de los canales de sodio dependientes del voltaje sin actuar sobre la inactivación rápida, pudiendo normalizar los umbrales de descarga neuronales. Los anticonvulsionantes clásicos, como la carbamacepina, fenitoína y lamotrigina, actúan potenciando la inactivación rápida de los canales de sodio dependientes del voltaje [14]. La lacosamida ha demostrado actividad anticonvulsionante, en un amplio rango de modelos animales, para crisis parciales farmacorresistentes, crisis generalizadas tonicoclónicas y estado epiléptico [4,15]. Eficacia Se han llevado a cabo tres estudios pivotales de fase II/III para establecer la eficacia y seguridad de la lacosamida [16-18]. Se administraron dosis de lacosamida de 200, 400 y 600 mg/día como terapia adyuvante en pacientes con crisis parciales con o sin generalización secundaria, con una dosis inicial de 100 mg/día (50 mg, dos veces al día), seguida por incrementos semanales de 100 mg/ día hasta la dosis objetivo. A la fase de titulación le seguía un período de mantenimiento de 12 semanas, con opción de continuar con el tratamiento en fase abierta. En total, se aleatorizaron 1.294 pacientes en estos es­ 160 tudios, con una edad media de 38,6 años. Los estudios se realizaron en una población altamente refractaria, con el 84,5% de sujetos recibiendo entre 2-3 FAE concomitantes (incluyendo un gran número de nuevos fármacos) y el 18,5% en tratamiento con estimulador vagal. Aproximadamente, la mitad de los pacientes que participaron en los estudios había probado siete o más FAE en el pasado [19,20]. Las variables primarias de eficacia se basaron en los cambios de frecuencia de las crisis de inicio parcial y se evaluaron mediante el cambio en la frecuencia de crisis en 28 días del período basal con respecto al período de mantenimiento, y la proporción de pacientes que experimentaban una reducción en la frecuencia de crisis ≥ 50% en el período basal con respecto al de mantenimiento (tasa de respondedores). Los análisis de las variables primarias de eficacia se realizaron sobre la población por intención de tratar (ITT), definida como los pacientes que han recibido al menos una dosis de la medicación en estudio y al menos una evaluación de eficacia tras el período basal. En el estudio fase II, la tasa de respondedores 50% fue del 32,7% para 200 mg/día (p = 0,09), del 41,1% para 400 mg/día (p = 0,004) y del 38,1% para 600 mg/día (p = 0,014), comparado con el 21,9% en el grupo placebo [19]. El porcentaje de reducción de la frecuencia de crisis en el período de 28 días con respecto a placebo fue del 14,6% en el grupo de laco­samida 200 mg/día (p = 0,101), y alcanzó significación estadística para los grupos de lacosamida 400 y 600 mg/día (28,4%, p = 0,002; y 21,3%, p = 0,008, respectivamente). Los dos estudios fase III confirmaron la eficacia y seguridad de la lacosamida en dosis de 200-600 mg/día [17,18]. Para los datos agrupados, las tasas de respuesta comparando el período basal de 28 días con el período de mantenimiento fueron del 22,6% para placebo, del 34,1% para el grupo de lacosamida 200 mg/día, y del 39,7% para el grupo de lacosamida 400 mg/día [19,20]. En general, el grupo de lacosamida 600 mg/día mostró similar eficacia a la del grupo de 400 mg/día. Para los pacientes que completaron el período de mantenimiento, el análisis de los datos agrupados mostró un 2,7, 3,3 y 4,8% de pacientes libres de crisis para los grupos de lacosamida 200, 400 y 600 mg/día, respectivamente, comparado con un 0,9% en el grupo placebo [19,20]. El efecto clínico de lacosamida aparece rápidamente, y se observa una significativa reducción en el número de crisis comparada con placebo, ya en la primera semana, cuando los pacientes estaban recibiendo una dosis de 100 mg/día (porcentaje de la www.neurologia.com Rev Neurol 2011; 52 (3): 159-162 Lacosamida: una nueva generación en el tratamiento de la epilepsia mediana de reducción de la frecuencia de crisis: el 33% frente al 19,4%, p < 0,01) [19]. Seguridad y tolerabilidad: datos agrupados La lacosamida se toleró generalmente bien. En pacientes con crisis de inicio parcial, la mayoría de los efectos adversos consecuencia del tratamiento se consideró como de intensidad leve o moderada [11,22]. Los efectos adversos más comunes durante el uso de lacosamida oral fueron mareo, cefalea, náuseas y diplopía. Todos estos efectos fueron dependientes de la dosis, excepto la cefalea, que se observó, especialmente, durante el período de titulación más que durante el período de mantenimiento. En general, la tasas de abandono debido a efectos adversos durante el tratamiento fueron del 8, 17 y 29% para los grupos de lacosamida 200, 400 y 600 mg/día, respectivamente, comparados con el 5% para el grupo placebo [11,19,20]. La incidencia de la somnolencia durante el período de tratamiento fue aproximadamente del 5% para el grupo placebo y del 7% para el total de los grupos que recibían lacosamida, y no pareció ser dependiente de la dosis [11]. La incidencia de rash fue baja para los pacientes aleatorizados a lacosamida y similar a la observada con placebo (3%). Los resultados de las analíticas y signos vitales a lo largo de los distintos grupos de tratamiento no identificaron cambios de relevancia clínica asociados al uso del fármaco. La lacosamida no prolonga el intervalo QTc ni tiene efectos importantes sobre la duración del segmento QRS. Se observó durante el tratamiento un pequeño incremento en la media del intervalo PR. No se comunicaron efectos adversos relacionados con la prolongación del intervalo PR, y el grado de aumento se consideró similar al inducido por otros FAE, como la carbamacepina (aumentos observados de 8-16 ms), lamotrigina (incrementos de 5 ms) y pregabalina (incrementos de hasta 5 ms) [23-26]. El perfil de tolerabilidad de la lacosamida intravenosa como sustitución temporal de la lacosamida oral fue similar a la de la formulación oral. En un estudio de dos días, aleatorizado y controlado con placebo, los pacientes en tratamiento con lacosamida oral (n = 60, de 19-61 años de edad) fueron aleatorizados a lacosamida oral (más una infusión de placebo) o a perfusiones de lacosamida intravenosa de 30 o 60 min [27]. Las dosis de lacosamida intravenosa fueron las mismas que las dosis previas orales (200-600 mg/día). Los efectos adversos asociados a lacosamida intravenosa fueron de intensidad www.neurologia.com Rev Neurol 2011; 52 (3): 159-162 moderada e incluían mareo (0, 5 y 10% para placebo, 60 y 30 min de perfusión, respectivamente), cefalea (5, 10 y 0%), dolor de espalda (0, 10 y 0%) y somnolencia (0, 0 y 11%). El dolor en el sitio de punción fue infrecuente (0 y 11% para los tiempos de perfusión de 60 y 30 min, respectivamente) y no condujo en ningún caso al abandono del tratamiento [27]. En otro estudio abierto (n = 60) en el que la lacosamida se perfundió más rápidamente en 10, 15 o 30 min entre dos y cinco días (200-800 mg/día), la incidencia de efectos adversos fue similar, siendo la cefalea (5, 7 y 8%) y el mareo (5, 6 y 8%), respectivamente, los más comúnmente notificados. Conclusión La lacosamida pertenece a una nueva generación de FAE, con una farmacocinética favorable y un novedoso mecanismo de acción. Los resultados de los ensayos clínicos han demostrado que se tolera bien y resulta eficaz, como terapia adyuvante, en la reducción de las crisis de inicio parcial. Este nuevo fármaco aumenta las alternativas de tratamiento a disposición de los pacientes con epilepsia, pudiendo aportar un beneficio a aquellos no controlados con otros FAE. Bibliografía 1. Centers for Disease Control and Prevention. Prevalence of self-reported epilepsy: United States, 1986-1990. JAMA 1994; 272: 1893. 2. Kwan E, Brodie M. Early identification of refractory epilepsy. N Engl J Med 2000; 342: 314-9. 3. Andurkar SV, Stables JI, Kohn H. The anticonvulsant activities of N-benzyl 3-methoxypropionamides. Bioorg Med Chem 1999; 7: 2381-9. 4. Hovinga CA. SPM-927 (Schwarz Pharma). IDrugs 2003; 6: 479-85. 5. Horstmann R, Bonn R, Cawello W, Doty F, Rudd GD. Basic clinical pharmacological investigations of the new antiepileptic drug SPM-927. Epilepsia 2002; 43: 188. 6. 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Lacosamide has recently been approved by the European Medicines Agency (EMEA) and its United States counterpart (FDA) as an adjuctive AED in partial onset seizures in adults over the age of 16, thus making it a novel option in the treatment of epilepsy. Key words. AED. Antiepileptic drugs. Epilepsy. Lacosamide. Tolerability. 162 www.neurologia.com Rev Neurol 2011; 52 (3): 159-162