El corazón de las estrellas Los sueños, aun los más extraños, tarde o temprano se convierten en realidad... más o menos. Las primeras fantasías sobre vuelos a la luna involucraban canastillas arrastradas por aves, globos aerostáticos y hasta espíritus que se soltaban de la carne durante el sueño. Las fantasías mejor informadas del siglo XX incluyen enormes cañones (recuerde que Verne murió después de la Primera Guerra Mundial). L as novelas de los 40's y 50's ya involucraban cohetes, pero estos eran de una sola etapa; la nave completa iba a la luna y regresaba a nuestro planeta. Nadie imaginó la increíble trama de talento, empresas privadas, universidades y mil instituciones más, ni la enorme torre del tamaño de un rascacielos que sería necesaria para hacer realidad la aventura. Otro de los grandes sueños de la humanidad ha sido el de convertir un elemento químico en otro. Los alquimistas de la Edad Media utilizaron grandes cantidades de recursos de todo tipo (talento, dinero, libros —muy escasos en la época anterior a la imprenta—, sustancias, equipo de laboratorio...) con la intención de encontrar, entre otras cosas, el secreto de la transmutación. Aun ahora no faltan personas que aseguran que con la mezcla exacta de pelos de camello, orina de comadreja y uñas de cuervo se puede convertir el plomo en oro. La realidad es que ya sabemos como hacer oro artificial (y lo hemos fabricado, aunque en cantidades ridículamente pequeñas). Todo lo que tenemos que hacer es construir un sol artificial. POR: ENRIQUE GÁNEM FOTÓGRAFO: ARMANDO HERRERA Sabemos cual es el proceso que usa el sol para mantener un torrente casi inagotable de energía durante miles de millones de años. En otra ocasión le mencioné el asunto, y ahora le voy a dar algunos detalles (y así espero cumplir con muchas de sus amables solicitudes al correo electrónico). City Life • Octubre El corazón del sol es un lugar que rebasa, con mucho, cualquier cosa que hayamos imaginado jamás. Cada centímetro cúbico del gas que se encuentra en el centro del sol pesa 14 veces más que un cubo de plomo del mismo tamaño. La presión es increíble, y lo mismo ocurre con la temperatura (15 millones de grados). El fuego más caliente difícilmente alcanza los 4,000 grados centígrados; el centro del sol es demasiado caliente hasta para el fuego mismo. Nunca nadie imaginó un infierno más apabullante. Cuando un objeto tiene una temperatura muy alta, lo que en realidad estamos diciendo es que las moléculas o átomos que lo forman se mueven a una velocidad enorme; a la temperatura ambiente una molécula de oxígeno se mueve a unos pocos kilómetros por segundo (así que, en este momento, Ud. está aspirando objetos que se mueven más de 10 veces más rápido que una bala de rifle). En el centro del sol, la enorme presión (generada por el peso de una masa de gas muchas veces más pesada que la tierra) y la temperatura, permiten que al hidrógeno le pasen cosas extrañas. El núcleo de cualquier átomo está hecho de partículas con carga eléctrica positiva (los protones). Para cada protón siempre hay un electrón g i r a n d o alrededor (cuando el átomo está en condiciones decentes, como en la tierra). La naturaleza de cada elemento químico depende del número de protones; un átomo con un solo protón en el centro forma al hidrógeno, uno con 6 al carbono y uno con 8 al oxígeno. Si queremos transmutar elementos, necesitamos alterar el número de protones en el núcleo de los átomos. En el centro del sol, la temperatura es tan alta que los electrones simplemente no pueden permanecer pegados al núcleo; el gas superdenso es una sopa de electrones y protones que se mueven en forma independiente a una velocidad enorme, de varios miles de kilómetros por segundo. Cuando dos protones se encuentran de frente, la velocidad de aproximación es muy cercana a la de la luz; aun la enorme repulsión eléctrica que existe entre ellos no puede detener el impacto. Cuando se juntan, uno de los dos protones se vuelve inestable, y se convierte en una partícula sin carga eléctrica, el neutrón; en el proceso emite una especie de electrón, pero de carga eléctrica positiva (la versión de antimateria del electrón, que los físicos llaman "positrón"). A la pareja de un protón y un neutrón se le llama "deuterón" (porque al átomo que se forma se le llama "deuterio" o "hidrógeno pesado", ya que tiene las mismas características químicas, pero por el neutrón Octubre • City Life • ELEXPLICADOR adicional pesa un poco más que el hidrógeno normal). Los deuterones también se mueven a una velocidad enorme, y chocan con frecuencia. Cuando esto ocurre se forma un núcleo de helio y se libera otro positrón. Los positrones, como cualquier otra partícula de antimateria, se aniquilan cuando chocan contra la materia normal (en este caso, contra los innumerables electrones que viajan libremente en el núcleo). Cuando un electrón y un positrón se aniquilan, su masa se convierte completamente en energía (¿se acuerda de la formulita aquella E=MC2?... lo que dice, entre otras cosas, es que si aniquila un poquito de materia, producirá una cantidad enorme de energía). El positrón y el electrón se convierten en partículas de luz (los famosos fotones). Esos fotones tienen una energía fantástica, pero rápidamente son absorbidos por el gas del núcleo; cuando un fotón de esta energía es absorbido, el gas reemite la misma energía, pero repartida en varios fotones; el resultado es que el destello original de rayos gamma (un tipo de luz de muy alta energía, capaz de evaporar a un ser humano en forma instantánea en una explosión nuclear), se convierte, poco a poco, en una lluvia de fotones de luz visible (la energía generada por la aniquilación de un solo positrón y un solo electrón puede tardar entre uno y tres millones de años en llegar a la superficie del sol). U n p r o c e s o s i m i l a r, p e r o a u n a temperatura mayor, puede producir carbono, nitrógeno, oxígeno, neón, oro y cualquier otro elemento químico. Sabemos ahora exactamente qué hay que hacer para construir cualquier elemento en grandes cantidades, a partir no sólo de plomo, sino mejor aún, del simple gas hidrógeno. En el futuro, probablemente existirán fábricas de las materias primas más puras que uno puede imaginar; actualmente las materias primas son sustancias complejas, como el petróleo, hechas de miles de átomos. Mañana, las materias primas serán elementos sintéticos. Cuando llegue ese momento, se acabará la minería para siempre, y la causa de muchas de las guerras. Ya no será necesario agredir al vecino para quitale su oro, sino que podremos fabricarlo en cantidades suficientes para pavimentar nuestras calles (algo un poco absurdo, porque el oro no es un buen material para hacer caminos porque es muy resbaloso). En la fantasía, la posibilidad de convertir todo en oro era una maldición; en la realidad, esa posibilidad, y la de hacer cualquier elemento químico a nuestro antojo, servirá para ahuyentar para siempre al fantasma de la violencia organizada. • enrique_ganem@yahoo. com Artículos sujetos a disponibilidad y existencia en nuestras sucursales. City Life • Octubre