El camino de vuelta a casa

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El camino de vuelta a casa
Aprendizaje global sobre la reintegración familiar
en países de ingresos bajos y medios-bajos
© Save the Children
Resumen ejecutivo
Agradecimientos
Este reporte ha sido posible gracias a la
generosa aportación de la GHR Foundation.
Está escrito por Joanna Wedge, con la
colaboración de Abby Krumholz; el análisis
bibliográfico fue realizado por Lindsay Jones.
Family for Every Child preside en la actualidad
el Interagency Group on Reintegration (grupo
interinstitucional sobre reintegración), el cual
está compuesto por UNICEF, Better Care
Network, War Child Holanda, USAID, la
red Child Protection in Crisis, World Vision,
Comisión de Mujeres Refugiadas, Comité
Internacional de Rescate, Save the Children,
Retrak, Home: Child Recovery and Reintegration
Network y Maestral International.
Además de los conocimientos aportados
por los miembros del grupo interinstitucional,
la autora también quisiera dar las gracias a
las siguientes personas por haber cedido su
tiempo para entrevistas y por haber compartido
contactos y documentos pertinentes:
• Lopa Bhattacharjee, Terre des Hommes (India)
•C
laudia Cabral, Associação Brasileira Terra
dos Homens o ABTH (Brasil)
•F
atimata Diabaté, Women’s Legal Association/
AFJCI (Costa de Marfil)
•A
nanda Gallapatti, Good Practice Group (Sri
2
Lanka)
• Elena Giannini, Save the Children (programas
de emergencias globales)
• Denis Godwin, Children and Youth as
Peacebuilders (Uganda)
• Luke Gracie, Friends International (Camboya)
• Rebeka Kofoed, Friends International
(programas globales)
• Matilde Luna, Relaf (Argentina)
• Siobhan Miles, Butterfly Project (Camboya)
• Pjua Mohanto, Shakti Samuha (Nepal)
• Patrick Onyango, Transcultural Psychological
Organisation o TPO (Uganda)
• Magui Palau, consultora (Paraguay)
• Delia Pop, Hope and Homes (programas
globales)
• Carly Reed, investigadora y estudiante de
posgrado (Colombia)
• Roop Sen, Sanjog (India)
• Rebecca Smith, Save the Children (programas
globales)
• Sarah Uppard, consultora independiente
• Dr. Mike Wessells, catedrático, Mailman
School of Public Health, Universidad de
Columbia
Los revisores, los entrevistados y sus
organizaciones no comparten necesariamente
todo el contenido de este reporte.
El camino de vuelta a casa: Aprendizaje global sobre la reintegración familiar en países de ingresos bajos y medios-bajos
Resumen
Introducción
Este trabajo de investigación documental
e interinstitucional se propone mejorar la
comprensión de las prácticas de reintegración
para niños y niñas separados en países
de ingresos bajos y medios-bajos.1 La
investigación recopila el aprendizaje proveniente
de profesionales y teóricos que trabajan
con una amplia variedad de niños y niñas
separados, como aquellos apartados de sus
familias por situaciones de emergencia, los
que han sido víctimas de la trata o forzados a
emigrar para trabajar, y los niños que viven en
instituciones o en la calle. Los profesionales
y teóricos que trabajan con estos distintos
grupos de población son, en su mayoría,
desconocedores de los enfoques y métodos
que se usan en otros ámbitos de la protección
infantil, y el presente trabajo de investigación
tiene por objeto consolidar experiencias y
crear oportunidades de diálogo y aprendizaje
colectivo. Los resultados se basan en el análisis
en profundidad de 77 documentos, una breve
encuesta en línea en la que participaron 31
profesionales y responsables políticos, y
entrevistas con informadores claves en las que
se contó con 19 expertos en la reintegración de
la infancia.
Definición de «reintegración»
y del derecho de la infancia a
la reintegración
No hay ninguna definición universal del término
«reintegración». En la actualidad, existe el
consenso general de que la reintegración es
un proceso y no un acontecimiento, y que
va mucho más allá del simple retorno físico
de un niño separado a una familia. Algunas
definiciones se centran en la reintegración
en la familia de origen; otras indican que la
reintegración puede suponer la entrada en una
nueva comunidad o familia mediante el apoyo a
la adopción, la acogida en familias sustitutas o
el alojamiento independiente. Para los fines de
este reporte, se utilizará la conceptualización
menos amplia y la reintegración quedará
definida de la siguiente manera:
El proceso de un niño separado que lleva a
cabo una transición de retorno que se prevé
permanente a su familia inmediata o extensa y
a la comunidad (generalmente, de origen), para
recibir protección y cuidados y encontrar un
sentido de pertenencia y motivación en todos
los ámbitos de la vida.
La exclusión de esta definición de la adopción
o las modalidades alternativas de acogida no
pretende de ninguna manera restar validez a
esas opciones para la infancia. No obstante,
estos procesos son cualitativamente diferentes
del regreso a la familia de origen; ambos
exigen distintas formas de apoyo y distintas
labores de investigación y análisis para elaborar
recomendaciones útiles.
Tanto la Convención sobre los Derechos del
Niño (CDN) de las Naciones Unidas como las
Directrices sobre las modalidades alternativas
de cuidado de los niños (acogidas con
satisfacción por la ONU en 2009) reconocen
la importancia de apoyar la reintegración de
los niños separados en sus familias de origen.
El artículo 39 de la CDN hace referencia
explícitamente al derecho de la infancia a la
reintegración social, y las Directrices resaltan
que se debe dar prioridad a evitar la separación
de las familias de origen o fomentar el regreso a
ellas. Otras directrices internacionales sobre la
protección infantil en situaciones de emergencia
y el trabajo infantil también destacan la
importancia de la reintegración familiar.
1. A
demás de referencias bibliográficas basadas en experiencias regionales o globales, los investigadores analizaron
materiales específicos de los siguientes países: Afganistán, Brasil, Bulgaria, Camboya, Costa de Marfil, Etiopía, India,
Liberia, México, Moldavia, Mozambique, Perú, RDC, Ruanda, Sierra Leona, Sri Lanka, Sudáfrica, Uganda y Zambia.
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Las fases del proceso de
reintegración
Este trabajo defiende que la reintegración es
un proceso que se desarrolla durante meses o
incluso años. Durante ese período, el objetivo
final de la reintegración no es solo devolver al
niño al entorno familiar de forma sostenible, sino
también encaminarlo hacia una edad adulta feliz
y saludable. El proceso de reintegración está
compuesto por las siguientes etapas:
1. Toma de decisiones cuidadosa, rigurosa
y participativa sobre la idoneidad de la
reintegración familiar, y, si se considera
adecuada, elaboración y revisión periódica
del plan de reintegración.
2. P
reparación del niño, la familia y la
comunidad para la reintegración. En esta
fase, se deben tomar decisiones prudentes
sobre qué cuidados recibirá el niño mientras
espera la reintegración. Asimismo, se ha de
decidir si a aquellos niños que no reciban
cuidados alternativos se les puede apoyar
a través de centros de paso, o si se les
debe confiar a otra modalidad alternativa
de cuidado. En relación con cómo escoger
entre las distintas opciones de cuidado
alternativo, de conformidad con las directrices
internacionales, se recomienda que se creen
opciones distintas a los centros de tránsito;
esto se debe a que se ha demostrado que
las instalaciones de acogida residencial
a gran escala son perjudiciales para el
bienestar infantil. También se deben tomar
decisiones meditadas sobre la rapidez de la
reintegración: algunos niños podrán retornar
a sus familias casi de inmediato, mientras
que otros pueden necesitar apoyo a largo
plazo. En la preparación de las familias,
los enfoques encaminados a aprovechar
las fortalezas existentes para abordar las
causas subyacentes de la separación han
demostrado ser muy útiles. Coordinar las
respuestas de una amplia variedad de
actores locales es una parte fundamental del
proceso de reintegración. Las necesidades
de apoyo varían, pero suelen incluir las
siguientes: desarrollo de capacidades,
fortalecimiento económico, apoyo terapéutico
y asesoramiento psicológico y mediación, así
como esfuerzos por cambiar actitudes para
combatir el estigma que forzó a los niños a
4
abandonar sus comunidades.
3. Reunificación planificada
minuciosamente, partiendo del
reconocimiento de que el momento de
primer contacto con la familia y la comunidad
es importante, y de que los niños pueden
experimentar sentimientos ambivalentes
sobre el regreso al hogar, incluso cuando lo
hacen por propia voluntad.
4. Apoyo de seguimiento exhaustivo. Suele
incluir apoyo económico para el hogar, que
debe ofrecerse a través de organismos
especializados. El apoyo para la educación
de los niños se considera vital, y tanto los
compañeros como los hermanos juegan
un papel fundamental en el éxito de la
reintegración. Dado el cambio general hacia
un enfoque sistémico en la protección
infantil, cada vez se ofrece más apoyo de
seguimiento por medio de un programa
más amplio dirigido a todos los hogares
vulnerables en el ámbito comunitario.
Principios de prácticas
prometedoras
El trabajo sugiere que, además de garantizar
el apoyo durante cada una de las fases del
proceso de reintegración, hay varios principios
de prácticas prometedoras para aquellos que se
esfuercen por lograr la verdadera reintegración
de estos niños y niñas.
1. Respetar la trayectoria de cada
individuo: Un enfoque estandarizado
hacia la reintegración no logra establecer
contacto con la diversidad de experiencias,
necesidades y situaciones a las que se
enfrentan los niños separados. Un niño y su
familia necesitan participar activamente en
el establecimiento de patrones de referencia
con respecto a los cuales medir el éxito, y
se les debe dar tiempo para ello y, dentro
de la medida de lo posible, los recursos que
necesiten para alcanzarlos.
2. Programas inclusivos y basados en
derechos: El personal y los voluntarios que
trabajan en el campo de la reintegración
deben recibir capacitación en los derechos
de la infancia. Debe haber una mayor equidad
entre las oportunidades de que disponen los
niños separados y se debe prestar mayor
atención en las labores de reintegración a los
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colectivos desatendidos o incomprendidos,
como los delincuentes juveniles o los niños
en acogida residencial.
3. P
erspectiva de género: Los programas
de reintegración deben adoptar una
perspectiva de género para garantizar la
concientización y sensibilización sobre las
circunstancias y experiencias particulares
de las niñas separadas, como aquellas
relativas a la salud sexual, el estigma y los
prejuicios culturales de género. Además, la
reintegración de niños varones que han sido
explotados sexualmente se debe tomar más
en consideración.
4. P
articipación infantil: Las decisiones sobre
la reintegración se deben tomar con los niños
y no por los niños, y para ello es necesario
un apoyo a la reintegración más pertinente
y receptivo. Se debe escoger, capacitar y
apoyar al personal (y a los voluntarios) para
que permitan que se aplique este enfoque
con la infancia, puesto que no resulta sencillo
para muchos adultos, incluso cuando sus
intenciones son buenas.
5. Adoptar un punto de vista integral del
niño: En la elaboración de programas de
reintegración, es importante tomar en cuenta
los diversos factores que afectan al bienestar
infantil: seguridad económica del hogar;
identidad legal; educación, capacitación
y empleo; autoestima y confianza en uno
mismo; estigma y discriminación; vínculos
espirituales, culturales y religiosos; y
exposición a la violencia, malos tratos o
abandono.
6. P
rocedimientos normalizados de
actuación y directrices nacionales:
Cada organismo debe elaborar sus propios
procedimientos normalizados de actuación
por escrito de conformidad con las directrices
nacionales e internacionales. No se trata de
una iniciativa rápida, sino de un proceso que
aúne al personal, los niños, las familias y
otras partes interesadas para crear objetivos
y procedimientos comunes.
7. Seguimiento, denuncia y evaluación: Las
organizaciones deben contar con un sistema
eficaz para controlar las repercusiones de
las actividades de su programa. Esto incluiría
un sistema sólido de registro de información,
métodos éticos de recogida de información
para usar con la infancia, que abarquen la
recopilación sensible y adecuada de sus
opiniones, y mecanismos fuertes para evaluar
los múltiples factores que componen el
bienestar infantil.
8. C
oordinación y colaboración: La
coordinación y la colaboración resultan
esenciales en el contexto de países de
ingresos bajos y medios-bajos en los
que inevitablemente habrá escasez de
financiación y recursos. Una necesidad de
coordinar esfuerzos expuesta con claridad
puede actuar como catalizador para
involucrar a los gobiernos en las labores
de reintegración y para que asuman la
responsabilidad de proteger y promover el
bienestar de sus ciudadanos más jóvenes.
También sirve para recordar a los organismos
que han de respetar la especialidad de
los demás actores, especialmente en la
prestación de intervenciones terapéuticas
de calidad y fortalecimiento económico. El
mapeo de la comunidad local y el diseño de
una estrategia para maximizar su capacidad
de apoyo a la infancia son aspectos cruciales
de este principio.
9. Sensibilidad cultural y familiar: El respeto
por las costumbres y creencias locales es
importante para diseñar estrategias de apoyo
que aborden las cuestiones pertinentes y
evitar programas preconcebidos. Siempre
que sea posible, se debe incluir cuanto antes
a los interlocutores locales en la planificación
de la reintegración del niño, para enraizar las
prácticas de reintegración en la realidad local
y aprovechar las estructuras de apoyo locales
ya existentes.
10. Implicación local: La reintegración es,
ante todo, un proceso social y, como tal,
necesita ser comprendida y defendida
con firmeza por los actores locales y
las estructuras en las que operan. Esto
supone aprovechar los recursos sociales y
económicos de la comunidad que existen en
torno al niño retornado. Significa garantizar
que se creen indicadores para medir el éxito
con los actores locales, incluidos los niños
en cuestión, y que se permitan maneras
creativas y minuciosas de programar que
trasladen el poder a la comunidad para que
adquiera mayor pertinencia y sostenibilidad.
11. Inversión a largo plazo: El apoyo a la
reintegración no es algo que se le pueda
ofrecer a la infancia de forma temporal,
puesto que exige dedicación, coherencia
El camino de vuelta a casa: Aprendizaje global sobre la reintegración familiar en países de ingresos bajos y medios-bajos
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y calidad: iniciativas que requieren
una inversión a largo plazo de tiempo,
financiación y recursos. Dicho esto, las
organizaciones deben diseñar estrategias
de salida para evitar la dependencia de
los servicios del organismo y fomentar
la implicación local de los procesos de
reintegración.
Cómo seguir avanzando
En la actualidad, no se cumplen muchos de
los principios de prácticas prometedoras que
se describen anteriormente. Por ejemplo, con
frecuencia no se evalúa (o se evalúa mal) la
repercusión de los programas de reintegración;
la implicación y coordinación local entre los
actores es deficiente; y no se reconocen las
necesidades específicas de las niñas en los
programas. Además, se dan los siguientes
problemas:
• Se presta insuficiente atención a la tarea
de abordar las causas subyacentes de
la separación, lo que, en muchos casos,
desemboca en una nueva separación.
• Se ha dedicado una atención limitada a la
evaluación de la relación costo-eficacia de
las distintas intervenciones.
• Los organismos se enfrentan a retos a la
hora de determinar el grado en el que los
programas se deben dedicar a apoyar solo
a los niños reintegrados, o incluir también
a otros grupos vulnerables dentro de la
comunidad.
• La reintegración transfronteriza y a larga
distancia acarrea problemas concretos.
• Existe un conocimiento limitado de
estrategias de reintegración eficaces para
delincuentes juveniles y los niños egresados
de los centros de acogida.
• Se suele reconocer poco el papel de la
infancia en la separación y la reintegración,
y no se comprenden las experiencias de
los niños que vuelven al hogar por iniciativa
propia, sin la intervención de ningún
organismo.
• La voluntad e inversión política en
programas de reintegración eficaces es
limitada.
Para empezar a abordar estos retos, se pueden
hacer cuatro recomendaciones generales a
6
quienes participen en el diseño y desarrollo de
los programas de reintegración:
1. Crear más oportunidades de diálogo
en los distintos contextos, mediante la
continuación del grupo interinstitucional sobre
reintegración que elaboró esta investigación
y, por ejemplo, una serie de webinarios
conjunta, una revista anual o un congreso
sobre reintegración familiar.
2. F
ortalecer colectivamente el proceso
de evaluación de las intervenciones de
reintegración, ofreciendo seguimiento,
evaluación y capacitación online para el
personal en el país, permitiendo a los
organismos en los países con altos niveles de
separación realizar evaluaciones paritarias y
orientar al personal que trabaja con la infancia
sobre la selección de indicadores. Para ello,
resulta fundamental involucrar a la infancia en
el desarrollo de indicadores de éxito.
3. R
ealizar proyectos claves de
investigación conjunta de alta calidad,
incluidos más trabajos de investigación
longitudinal, e investigación sobre los
siguientes temas:
• Los factores a tomar en cuenta a la hora
de determinar si los niños que se están
preparando para la reintegración deben ser
acogidos en alguna modalidad alternativa
de cuidado, o bien recibir apoyo mediante
centros de paso, y a la hora de determinar
las modalidades más adecuadas de
cuidado alternativo.
• Colectivos infantiles que se estén
reintegrando de los que se sepa poco en la
actualidad, p. ej., la reintegración después
de la acogida y la detención, la reintegración
de niñas, niños y niñas con discapacidad y
niños y niñas afectados por el VIH.
• El papel de la tecnología de la información y
las comunicaciones en la reintegración.
• El fortalecimiento económico de las familias
en situación de riesgo y de aquellas que se
estén «recuperando» de la separación.
• La relación costo-eficacia de los distintos
enfoques al apoyo posreunificación.
• El papel de los hermanos y compañeros en
la reintegración del niño.
4. Elaborar un conjunto de herramientas
para informar y fortalecer las prácticas
emergentes en todo el mundo. Este
conjunto podría incluir una definición clara de
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la reintegración familiar en el contexto social
más amplio; aclaraciones de temas; ejemplos
de casos de metodologías contrastadas
para la evaluación; orientación sobre la
elaboración de procedimientos de actuación
normalizados contextualizadas localmente;
así como indicadores de muestra que puedan
ser aplicables en un contexto amplio.
En todos los ámbitos de los trabajos futuros en
torno a la reintegración, la comunidad dedicada
a la protección infantil debe movilizarse para
garantizar que ninguna de sus intervenciones
provoque involuntariamente un daño significativo
a la infancia. Un ejemplo concreto es el de
los niños y niñas que son víctimas de la trata
transfronteriza, que languidecen en albergues
durante meses –e incluso años–.
Lograr procesos de reintegración más fructíferos
que conduzcan a mejores resultados para la
infancia no solo exige mejoras en programas
concretos, sino también reformas políticas
más amplias en ámbitos como la protección
infantil, la protección social, la atención de la
salud y la educación. Lo ideal sería que dicho
cambio tuviera lugar de una forma integrada
mediante la reforma más amplia de los sistemas
de protección infantil. Los actores de todo el
sector deberían aunar esfuerzos para defender
un mayor y mejor uso de los recursos, que
fomenten la reintegración adecuada y eficaz
de la infancia. El trabajo de investigación que
hemos realizado se podría usar como el impulso
para una reforma política más amplia sobre
la reintegración de la infancia, concretamente
en lo que respecta a la relación costo-eficacia
de este proceso. Los ámbitos de incidencia
política podrían incluir, por ejemplo, alentar a
los gobiernos nacionales para que elaboren y
adopten metodologías de evaluación, normas,
directrices y procedimientos de actuación
normalizados para las intervenciones de
reintegración, e iniciativas para garantizar
que el fortalecimiento del personal dedicado
al bienestar de la infancia incluya medidas
específicas dirigidas a mejorar su capacidad
para apoyar una reintegración duradera.
El camino de vuelta a casa representa tan solo
el comienzo de la eliminación de barreras entre
los métodos de trabajo para proteger a los niños
y niñas separados, y la creación de puentes
hacia un enfoque más globalizado, con el fin
de ayudarlos a todos en su trayectoria hacia la
reintegración.
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Octubre de 2013
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