arriba de las rodillas y no podiendo ya acudir á todas partes se sentaron fatigados y aburridos hasta que nos­ otros los animamos echando pie á tierra para ayudar­ les á descargar, cargar y levantar las muías, pues de lo contrario, no huvieramos salido de aquel infiernillo has­ ta otro dia. Estando ya casi fuera de aquellos atollade­ ros, para completar la función se nos cayeron dos Muías de carga por un ribazo entre árboles y matorrales los que huvimos de cortar para sacarlas ayudándolas con sogas a ponerse en pie y subir por el ribazo al camino. Los Arrieros, muías y cargas, se cubrieron de lodo por todas partes; de manera que era la mayor compa­ sión y lástima, ver aquellos infelices que naturalmente son sufridos, y callados, casi locos y desesperados. F i ­ nalmente llegamos a camino solido, pero estrecho y de escalones de piedra altas y cubierto de cascajo grue­ so, por mas de una legua. E n este trecho padecieron mucho las Muías ya con el golpeo de la baxada de aquellos escalones y bamboleo de las cargas y ya con las .lastimaduras que en sus pies y manos causaban las piedras, por lo que llegaron despeadas y, las mas fati­ gadas, a Iscotunam, sitio distante de Chacahuasi legua y media de poquísimo pasto y malo, en el que nos vi­ mos precisados a pasar la noche que nos havia cogido mas de una hora antes de llegar a este sitio, incomodísimo, por estar en un terreno pendiente, húmedo y cercado de diferentes árboles entre los que abunda la Cinchona purpurea ó Quinos de hoja morada. El 28 después de ha ver baxado de Iscotunam al Rio, volvimos a subir otro Cerro, cuya pendiente de Caracol hace.no poco peligroso su descenso, especial­ mente para las Muías de C a r g a y silla, y aun para los que caminan a pié calzados, por ser su piso de arena