¿QUE ES LA ADOLESCENCIA? La adolescencia es esencialmente una época de cambios. Es la etapa que marca el proceso de transformación del niño en adulto, es un período de transición que tiene características peculiares. La evolución que los jóvenes viven en esa etapa, los hace entrar en crisis, pues se encuentran en la búsqueda de su propia identidad, en el proceso de configurar su personalidad. Características de la adolescencia Época de cambios: En este período el chico o la chica comienzan a constatar cambios en su cuerpo, en su estado de ánimo, en su sensibilidad y no saben cómo manejarlos. Época de búsqueda y autoafirmación de sí mismos: El adolescente rechaza todo lo que recibió en la niñez porque él quiere construirse un mundo por sí solo, hecho todo por él. Por eso rechaza los valores que recibió en su familia, busca nuevas amistades y adquiere una cierta actitud de rebeldía y de crítica, esto es consecuencia de su deseo de autoafirmación. En esta etapa es cuando queda formado el carácer y fijada la personalidad. Época de inseguridad personal: Los cambios de este período y su deseo por construir su mundo, llevan al adolescente a experimentar una fuerte inseguridad e incertidumbre ante el futuro de la que quiere salir por sí solo. Sin embargo, es cuando más afecto necesita. Muestran reacciones contradictorias y exageradas. Aparece muy fuerte la búsqueda de afectos, de amistades íntimas que compartan con ellos lo que no son capaces de decir a otros, precisamente por su inseguridad, porque se imaginan una reacción negativa. Época de formación de principios y convicciones: El niño entre, aproximadamente, los 11 a 13 años forma su escala de valores en la que comienza a comprender el significado de lo que serán los principios que regirán su vida. Después, en la adolescencia, establece definitivamente la jerarquía de valores, las convicciones que guiarán todo su comportamiento consciente y libre. Problemas más frecuentes que plantean los adolescentes: Es conveniente abordar algunos temas que pueden ser un problema con los adolescentes y no tenerlos como tabúes, tratando de resolver y prevenir los problemas que nos puedan plantear en temas como: Sexualidad: Los grandes cambios físicos de la adolescencia pueden llegar a ser preocupantes para algunos adolescentes, especialmente para aquéllos que les cuesta hacer preguntas al respecto. 1 Los temas que se suelen abordar en esta etapa son: relaciones sexuales, (embarazo no deseado), enfermedades de transmisión (como el SIDA), abuso sexual (pornografía). Emocionales: Las emociones del adolescente a veces parecen exageradas. Sus acciones son inconsistentes. Es normal que los adolescentes cambien repentinamente de estado emocional, entre la felicidad y la tristeza, entre sentirse inteligentes o estúpidos. De hecho, algunos expertos consideran que la adolescencia es como una segunda niñez, "de momento quieren que se les trate y les cuide como a un niño pequeño, pero cinco minutos más tarde quieren que los adultos se alejen de ellos". Además de los cambios emocionales que ellos sienten, los adolescentes exploran varias formas de expresar sus emociones. Por ejemplo, un joven que anteriormente saludaba a sus amigos y visitas con abrazos afectuosos, puede cambiar a un adolescente que saluda con el más leve reconocimiento. Similarmente, los abrazos y besos que antes expresaban su amor por sus padres ahora se convierten en un alejamiento y una expresión de, "Ya déjame, mamá". Es importante recordar que estos son cambios de las formas en que ellos expresan sus sentimientos, y no cambios de los sentimientos en sí por sus amigos, sus padres y otros familiares. Problemas conductuales: Los adolescentes y sus padres suelen quejarse cada uno de la conducta del otro. Los padres con frecuencia sienten que han perdido cualquier tipo de control o influencia sobre sus hijos. Por su parte, los adolescentes, al mismo tiempo que desean que sus padres sean claros y les suministren una estructura y unos límites, se toman a mal cualquier restricción en sus libertades crecientes y en la capacidad para decidir sobre sí mismos. Los desacuerdos son frecuentes, ya que la persona joven lucha por forjar una identidad independiente. Aunque todo esto es bastante normal, lo cierto es que la situación puede alcanzar un punto en el que los padres realmente pierdan el control, no sabiendo dónde están sus hijos, quiénes son ellos o qué les está pasando. La experiencia sugiere que los adolescentes tienen una mayor probabilidad de tener problemas si sus padres no saben donde están. Por tanto, es importante que ellos permitan a sus padres conocer dónde van, aunque también es recomendable que sus padres se tomen la molestia de preguntar. Problemas de alimentación: El sobrepeso es una causa frecuente de infelicidad en los adolescentes. Si son criticados o se ríen de su aspecto físico pueden disgustarse consigo mismos y llegar a deprimirse de forma significativa, estableciéndose un círculo vicioso, ellos hacen poco y comen para sentirse mejor, pero esto sólo hace que el problema del peso empeore. El hacer dieta puede agravar la situación. Es más importante que se sientan felices consigo mismos estén gordos o delgados. A pesar de que muchos adolescentes hacen dieta, especialmente las mujeres, afortunadamente son muy pocos los que desarrollarán un trastorno de la alimentación del tipo de la bulimia o la anorexia. Sin embargo, estos trastornos ocurrirán con mayor probabilidad si los que se someten a una dieta estricta tienen una pobre 2 opinión de sí mismos, se encuentran bajo tensión o han tenido un problema de sobrepeso en la infancia. Drogas, Pegamentos y Alcohol: La mayoría de los adolescentes no usa drogas, ni inhala pegamento, y la mayoría de los que lo hace no irá más allá de experimentar ocasionalmente con ellos. A pesar de la publicidad sobre otras drogas, el alcohol es la droga que con mayor frecuencia causa problemas a los adolescentes. La posibilidad del uso de cualquier tipo de droga debería ser considerada cuando los padres observen cambios repentinos y graves en la conducta de sus hijos. Abuso sexual: Los abusos sexuales, físicos y emocionales pueden tener lugar en la adolescencia y pueden dar lugar a muchos de los problemas mencionados con anterioridad. Las familias con estos problemas precisan de ayuda especializada además de consejo legal ya que muchas de estas conductas constituyen un delito que debe ser denunciado. No es infrecuente que el desconocimiento sea cómplice de la permisividad y que la ayuda en este orden de cosas resulte tardía. Consejos para padres de hijos adolescentes ¿Cómo educar adolescentes? Comunicación: Se han hecho estudios muy interesantes preguntando a los padres como es la comunicación con sus hijos y casi todos han respondido que muy buena. Pero cuando se les pregunta a los adolescentes, la mayoría contestan que no es buena y otros decían que era buena, pero luego daban alguna explicación o aclaración que hacía ver que realmente no era tan buena. (Por ejemplo, los adolescentes que dicen es buena, luego añadían pero: no me escuchan; no se interesan por mis cosas; no tienen tiempo para mí; no puedo hablar a solas con ellos; todo lo que les digo lo consideran sin importancia). En los distintos estudios, muy pocos responden que la comunicación con sus papás era buena, sin poner después peros. Este es el punto fundamental, no se puede educar si no hay una correcta comunicación. Mis mensajes no llegan y los de mis hijos no me llegan a mí. Se acaba por no conocer al hijo y de ahí nace el problema de no saber cómo afrontar los problemas. Algunas cosas deben quedar claras: no se trata de ceder en todo, sino de dar razones de las decisiones de los padres/madres. La clave es escuchar al hijo y dar las orientaciones acompañadas de razones. Los padres tenemos que buscar una comunicación real, que no se quede sólo en el buenos días, ¿cómo te fue?, sino que nos ayude a conocernos. No se trata de interrogar al adolescente en forma inquisitoria metiéndonos en su intimidad, pero sí de hacerse presente en su mundo aprovechando los momentos en que esté más accesible, buscando las ocasiones. Se trata de exponer las orientaciones razonadas, con suavidad, con cariño, con interés, para que puedan confiar en nosotros y sepan que les podemos ayudar. Jerarquía de valores: Cuántas veces oímos a padres de familia que motivan a sus hijos para que estudien diciéndoles cosas como: “estudia para que puedas 3 ganar dinero” o “haz esto bien y te doy lo que me pediste”. Podemos pensar que ese padre está incentibando a su hijo, sin darnos cuenta de que le esta dando una jerarquía de valores inadecuada. Le está diciendo que haga todas las cosas para ganar dinero. En este caso, le coloca al dinero un valor por encima de todo. Es un ejemplo que, precisamente por ser ejemplo, resulta un poco exagerado, pero hay una base de realidad: con los adolescentes hay que ser muy cuidadosos para formar en ellos una jerarquía de valores, destacando su importancia y darles unos criterios que les puedan servir para construir su vida. Con la “cabeza”, no con el “hígado”: Es habitual oir a los padres que dicen “el/ella le consiente todo” o “es que tu estas siempre enfadado/a” (es decir, le hablas o le corriges de malos modos y/o gritando). Esto no es raro, hay padres que educan a su hijo con el “hígado” porque sienten que han perdido ya la batalla y piensan que esta es la única forma de imponerse. Nada más lejos de la realidad. El corregir o reprender en momentos de enojo es contraproducente y sólo produce rebeldía y cerrazón en los adolescentes. Simplemente es el método más eficaz para que no te hagan caso y pierdas toda la influencia sobre él. Se dice con mucha razón: “el que se enoja, pierde”. Estar enfadado puede ser normal, pero afrontar en esos momentos a tu hijo y querer educarlo es inadecuado. En los momentos de enojo hay que saber esperar. Este punto puede parecer superficial, pero es una de las quejas mas frecuentes que presentan los adolescentes hacia sus padres. Consejos para afrontar los problemas de la adolescencia A veces nos encontramos con situaciones con los adolescentes de las que no sabemos salir. es conveniente por tanto y es una buena ocasión para "reconvertir" la situación y aprovechar las crisis para crecer personalmente. Entonces, ¿Cómo pueden los padres ayudar a que sus hijos pasen por esa "transición", de tal manera que se renueven y crezcan, en vez de que salgan del proceso deteriorados, sin retos que enfrentar y desilusionados? 1. Orientarlos para que aprendan y saquen provecho de sus errores. En lugar de someterlos a interrogatorios policiacos que lo único que consiguen es hartarlos, conviene preguntarles ¿por qué crees que falló?, ¿qué crees que convendría haber hecho?. 2. En lugar de darles "recetas", dejarlos que asuman responsabilidades y preguntarles ¿qué piensas hacer ahora para resolver esta situación? 3. Evitar forzarlos a que hagan las cosas "a la manera" de los padres, en vez de tratar de convencerlos, darles oportunidad para que juzguen y experimenten, como por ejemplo, en el caso del vestuario. 4. Ayudarlos a que descubran lo que es valioso en su persona. Que tomen conciencia de que valen por lo que son, no por lo que traen puesto o por lo que tienen. 4 5. Darles oportunidad de que vivan sus propias experiencias en situaciones que no implican mayor riesgo. Por ejemplo en el caso del dinero, se les puede asignar una cierta cantidad, para que la administren bajo su propio riesgo. 6. Hacer que en casa haya "claridad de reglas", que sepan el qué y el por qué, para ayudarlos y formarlos. Que haya límites claros pero razonados, no impuestos, pues eso les da seguridad. 7. Tener cuidado con lo que los hijos ven y leen, no a base de represión, sino de reflexión. Puede aprovecharse o provocar el ver con ellos un programa de televisión o una película y luego, discutir y evaluar, para ayudarles a formarse un criterio. 5