RELACIONES 75, V E RA NO 19 9 8, VOL. XIX Se inicia esta compilación con un I artículo publicado, en 1956, en A nna\ les e s c , intitulado "Para una historia | de la práctica religiosa en México" ! (pp. 11-14). Este trabajo discute las apasionadas tesis de Francisco de la Maza acerca del triunfo del guadalupanismo mexicano, en el siglo xvn y su papel en la génesis colonial del na­ cionalismo mexicano. Este artículo 1 aparecía en un momento en que la discusión acerca de lo que, se pensa­ ba, hubiera podido ser la "naturaleza profunda" del "sentimiento nacional ! mexicano", derivaba en vehementes | tomas de posición. Sin embargo, el trabajo de De la Maza sirvió a JeanPierre Berthe para señalar cómo mu­ cho de esa polémica se desarrollaba en México, en ausencia de una autén­ tica historia social. Más allá de la sim­ ple glosa de documentos teológicos, literarios o iconográficos, se abría, ar­ gumentaba el autor, la necesidad de i comenzar a trabajar sobre otros ámbi­ tos historiográficos. Proponía, entre otras tareas, la reconstrucción de una geografía de la aparición de los tem­ plos dedicados a esta imagen, así como un tratamiento serial de las donacio­ nes piadosas y legados testamenta­ rios ligados también a este culto. Este tipo de investigación, concluía, no sólo proporcionaría elementos para una mejor comprensión del culto en cuestión, sino que serviría también JEAN-PIERRE BERTHE, ESTUDIOS DE HISTORIA í DE LA NUEVA ESPAÑA. DE SEVILLA A M ANILA, M É X IC O , C EN TR O DE ESTUDIOS M E X IC A N O S Y C E N T R O A M E R IC A N O S -U N IV E R S ID A D DE GUADALAJARA, 1 9 9 4 , 3 1 8 P. E l volumen intitulado Estudios de Historia de la N ueva España. De Sevilla a M anila, publicado por el Centre d'Etudes Mexicaines et Centraméricaines (c e m c a , por sus siglas) y la Uni­ versidad de Guadalajara, puede ser considerado, a nuestro juicio, más que como una colección de artículos, una verdadera semblanza intelectual del autor de los mismos: Jean-Pierre Ber­ the. Los artículos recogidos aquí, abarcan un periodo de casi cuarenta años de la vida de su autor y son, por lo mismo, sumamente variados en cuanto a sus temáticas. Sin embargo, hemos encontrado que colocados en estricto orden cronológico de apari­ ción, la secuencia de los mismos refle­ ja, al menos en parte, los intereses y preocupaciones intelectuales que, en su momento, motivaban a su autor. Si bien la mayoría de los trabajos está seriado de manera cronológica en el volumen, por razones que los edito­ res no explican en ninguna parte, al­ gunos de ellos aparecen fuera de or­ den; empero, por las razones arriba aludidas, hemos decidido presentar­ los cronológicamente. como punto de partida para otros tra­ bajos en el campo de la historia eco­ nómica y social. Este primer ensayo, era sin duda ya representativo de lo que sería la evolución de la obra histórica de Jean-Pierre Berthe, cuyos trabajos se encontrarían sistemáticamente ubica­ dos en el centro de la polémica historiográfica mexicanista. A fines de los cincuenta, los estudios dedicados al mundo novohispano, entraban en lo que podríamos llamar una etapa de primera madurez; autores como Silvio Zavala, José Miranda y Lesley Bird Simpson, por mencionar tres sola­ mente, habían ya iniciado una larga y documentada discusión acerca de las instituciones relacionadas con el tra­ bajo de los indios, en particular, la en­ comienda y el repartimiento. Parale­ lamente, Sherburne Cook y Woodrow Borah, estructuraban sus conocidas y todavía hoy discutidas hipótesis, acerca del impacto de la Conquista sobre las poblaciones amerindias. En acuerdo con el momento historiográfico que se vivía en México, los traba­ jos Jean-Pierre Berthe se orientaron justamente hacia esta última temática. En "Las minas de oro del Mar­ qués del Valle de Tehuantepec 15401547" (pp. 15-24), aparecido en 1958,1 Jean-Pierre Berthe acotaba como, tra­ tándose de una actividad que em­ pleaba grandes cantidades de mano de obra esclava, desplazada de su lu­ gar de origen, el sostenimiento de es­ tas explotaciones dependía de un abasto constante de insumos de todo tipo. Para solventar esta necesidad, Cortés obligaba a sus pueblos de en­ comienda, a entregar, bajo forma de tributo, alimentos y otros productos, los cuales debían transportar a los lu­ gares mismos de producción. Este sis­ tema, concluye el autor, duró hasta la década de 1540, cuando la progresiva disminución en la productividad de los placeres, aunada a la creciente es­ casez de esclavos indios (producto de la caída demográfica y las nuevas dis­ posiciones jurídicas) hicieron que la actividad minera se desplazara hacia la producción de plata. Como ele­ mento adicional, encontramos tam­ bién en este artículo, referencias acer­ ca del uso del azogue en el beneficio del oro, desde cuando menos 1545, esto es, diez años antes de los trabajos de Pedro de Medina. Un año después, en su artículo in­ titulado "Notas sobre la historia del azúcar en América", (pp. 25-32),2JeanPierre Berthe discutía la evolución 1Colocaremos, a partir de aquí, en nota, la referencia original de cada uno de los ar­ tículos, en este caso: H istoria M exicana, núm. 29, julio 1958, pp. 121-131. 2A nu ales e s c , núm. 1, enero-marzo 1959, pp. 135-141. técnica de los molinos de caña de azúcar en el mundo ibérico. El pro­ blema más importante abordado allí, consistía en fechar la sustitución de los ingenios tradicionales provistos con ruedas de molienda hechas de piedra, por los molinos de ejes verti­ cales y cilindros de madera, mucho más eficaces que los anteriores. La po­ sición más aceptada hasta entonces, consistía en afirmar que ese tipo de ingenios eran ya conocidos en Sicilia desde fines del siglo xv. Sin embargo, el autor apuntaba como la nueva do­ cumentación dejaba ver que esta inno­ vación técnica, había sido importada directamente de Asia y que su uso no se generalizó en el mundo americano, sino hasta entrado el siglo xvm. En la misma temática general, se situaba también el artículo intitulado "El cultivo del 'pastel' en Nueva Es­ paña" (pp. 33-60), aparecido en 1960.3 Allí el autor describía la evolución de uno de los primeros asientos estableci­ dos por la Corona española con par­ ticulares, para la introducción de pro­ ductos europeos en las Indias, en este caso, el del pastel. Este es un trabajo que se situaba en la línea abierta unos años antes por Woodrow Borah, en su estudio pionero sobre el cultivo de la seda en Nueva España,4 y que apor­ taba elementos de sumo interés acer­ ca de un tema, hasta entonces por completo desconocido. El autor, seña­ laba allí, por ejemplo, cómo este asien­ to, establecido de manera definitiva hacia 1535, suponía para su poseedor, no sólo el monopolio del cultivo y co­ mercialización del colorante, sino tam­ bién el acceso a los servicios perso­ nales de un cierto número de pueblos de indios, que quedaban obligados a especializarse en este cultivo por vía de tasación. Si bien la manufactura del pastel se puso en marcha con re­ lativo éxito en un principio, la baja productividad y sobre todo, la mala calidad del colorante criollo, determi­ naron que, para fines de la década de 1560, su cultivo fuera abandonado y reemplazado por el del añil. Se cierra de alguna manera este ciclo en la obra de Jean-Pierre Berthe, con su conocido ensayo intitulado "Aspectos de la esclavitud de los in­ dios en la Nueva España durante la primera mitad del siglo xvi", apareci­ do en 1965 (pp. 61-68).5Si bien, no fue el primer trabajo dedicado a la escla­ vitud de los indios en Nueva España,6 este ensayo, fue, en cambio, una de 3H istoria M exicana , núm. 35, enero I960, pp. 340-367. 4 Woodrow Borah, Silk raising in colonial M exico, Berkeley, University of California Press, Ibero-Americana 20,1943. 5Journal de la Société des A m éricanistes , t. liv-2, 1964, pp. 189-209. 6Véase por ejemplo: Silvio Zavala, "Los esclavos indios en el norte de México", en: El las primeras síntesis de conjunto pro­ ducidas sobre el tema, antecediendo en varios años, al gran libro de Silvio Zavala sobre los esclavos indios.7 Ciertamente, en este famoso texto, Za­ vala retoma y complementa muchos de los temas y tocados por Jean-Pierre Berthe en su ensayo, sin embargo, se desprenden, todavía hoy, de la lectu­ ra del artículo de Jean-Pierre Berthe, elementos de discusión, que el forma­ lismo jurídico que siempre caracteri­ zó los trabajos de Zavala, dejó en­ vueltos en la penumbra. Uno de ellos, que nos sigue pareciendo importante, es la enorme facilidad con que los dueños de esclavos en distintas re­ giones de la Nueva España, acepta­ ron la manumisión de sus esclavos, y se adaptaron a las disposiciones pues­ tas en marcha a partir de la supresión formal de esta institución en 1548. El autor cita ejemplos de "esclavos ma­ numisos" que "aceptan", de inmedia­ to y sin ninguna resistencia, seguir sirviendo a sus antiguos dueños (se redactan, incluso, documentos ampa­ rando estos "consentimiento"). Estos, a su vez, sin pena, ni mediación algu­ na, los colocaban en sus listas de sir­ vientes "asalariados". Este tan fácil y suave tránsito entre estatutos socia­ les, en principio, opuestos y excluyentes, debería, desde nuestro punto de vista, matizar a ojos de los histo­ riadores, las diferencias "cualitativas" que se supone se instauraron, en la condición de los indios, a partir del paso de un régimen de trabajo a otro. Un segundo ciclo en la obra de Jean-Pierre Berthe, se abre con dos de sus trabajos más leídos: "Producción y productividad agrícola en México del siglo xvi al xvm" (pp. 151-156), aparecido en 19658 y "Xochimancas: los trabajos y los días en una hacien­ da azucarera de la Nueva España" (pp. 89-124), de 1966.9Se trata de dos textos, que si bien, por alguna extraña razón aparecen separados en el volu­ men reseñado, los colocamos juntos aquí, por considerar que son produc­ norte de M éxico y el S u r de Estados Unidos. Ter­ cera reunión de mesa redonda, México, Socie­ dad Mexicana de Antropología, 1944, pp. 83110 y del mismo autor: "Ñuño de Guzmán y la esclavitud de los indios", H istoria M exica ­ na vol. 1, núm. 3, enero-marzo 1952, pp. 411428. Igualmente: Richard Konetzke, "La es­ clavitud de los indios como elemento en la estructuración social de Hispano-América", E studies de H istoria Social, Madrid, 1949, v. 1, pp. 481-524 y Charles Verlinden, "Précédents et parallèlles européens de l'esclavage colo­ nial, Coimbra, O In stitu to , núm. 113, 1950, pp. 113-153. 7Silvio Zavala, Los esclavos indios en N u e ­ va España, México, El Colegio Nacional, 1967. 8 Troisièm e C onférence In tern a tio n a le d 'Histoire Econom ique, París-La Haya, 1968, t. il, pp. 105-109. 4 Jahrbuch von Geschichte von Staat, Wirschaft und Gesellschaft Lateinamerikas, v. 3, Colonia, 1966, pp. 88-117. to de una misma preocupación: la búsqueda de índices seriales y cuantificables para el estudio del proble­ ma agrario novohispano. El tema de la productividad agrícola novohispana, sigue hoy en día buscando su his­ toriador: no existe, hasta la fecha, nin­ gún trabajo de conjunto sobre esta materia, que recoja y desarrolle los elementos e indicios señalados por Jean-Pierre Berthe, en este corto pero substancioso artículo. Por su parte el trabajo sobre Xochimancas, es uno de los más citados y reseñados por los especialistas de temas azucareros en Nueva España. Simplemente valdría la pena añadir aquí, a lo ya dicho so­ bre este trabajo, que el análisis que allí se encuentra acerca de la organi­ zación de trabajo, las jornadas, la ali­ mentación y control de la mano de obra del ingenio, sigue siendo una referencia obligada para cualquiera que incurra en estos temas. Aparece enseguida, bajo el título "La Habana de fines del siglo xvn vis­ ta por un italiano" (pp. 125-150), la in­ troducción elaborada por Jean-Pierre Berthe en 1968, a la edición francesa del diario del viaje de Francesco Gemelli Careri.10Después de haber sido uno de los pocos viajeros que logra­ ron penetrar en China, nos dice JeanPierre Berthe, Gemelli aprovechó su condición de súbdito del rey de Espa­ ña (era originario del reino de Nápo- les), para recorrer, prácticamente sin cortapisas, las Indias Occidentales. No siendo un hombre muy rico, nos dice siempre el autor, Gemelli decidió financiar su viaje comerciando por el camino con sus propios bienes, de manera que pudo, o mejor dicho, se vio obligado, a convivir muy de cerca con las sociedades que visitaba. Todo ello, aunado a una gran facilidad para el relato, dio como resultado un texto de gran valor para la historia del siglo xvn americano, periodo del que nos quedaron muy pocas descripciones de este tipo. La publicación en espa­ ñol de esta introducción al texto de Gemelli Careri, resulta entonces de utilidad para promover una relectura de este relato, que consideramos, no ha sido suficientemente apreciado en la historiografía. El artículo intitulado "Los fla­ mencos en Sevilla en el siglo xvi" (pp. 157-170), aparecido en 1970,11 nos muestra otro flanco de ruptura en la barrera aislante de que la Corona es­ 10Aparece en: Le M exiqu e á la fin du xvn e siècle vu par un voyageu r italien: Gem elli Careri, Paris, Calmann-Levy, col. Temps en Conti­ nents, 1968. Existe traducción al español: Giovanni Francesco Gemelli Careri, Viaje a la N ueva España. Traducción y notas de Francisca Peru jo, México, unam ,1976. 11 Fremde K la u ß eu te a u f der iberischen H albinsel, Colonia, H. Kellenbenz ed., 1970, pp. 239-251. pañola quiso siempre rodear a sus po­ sesiones americanas. Poco conocido en México, hasta ahora, este trabajo, cuyo acercamiento temático se debe originalmente a una propuesta de Fernand Braudel, trata de las comple­ jas articulaciones comerciales que se tejieron alrededor de Sevilla, a raíz del descubrimiento. A fines del siglo xvi, nos dice el autor, el trafico (tanto legal, como ilegal) entre los puertos españoles y los de los Países Bajos, había alcanzado un tal volumen y re­ gularidad, que ni siquiera la guerra bastó para interrumpirlo. Documen­ tos de Simancas, fechados en 1595, nos muestran, continúa el autor, cómo, el propio Felipe n, a pesar del estado de insumisión en que se en­ contraban aquellas provincias, no se decidió nunca a cortar de tajo con es­ tos vínculos comerciales, que conti­ nuaron creciendo a todo lo largo del siglo XVII. En 1973, aparecieron otros dos ar­ tículos de Jean-Pierre Berthe, que han sido incluidos en esta compilación, el primero de ellos, dedicado a un tema más de la historia económica novohispana: "Transferencias culturales y técnicas del antiguo al nuevo mundo: el asiento de la cerveza en Nueva Es­ paña" (pp. 185-200).12Allí el autor re­ toma el tema de la introducción de nuevas actividades económicas, en este caso, el de la cerveza, cuyo asien­ to fue establecido en 1543. Se trata de un tema interesante, ya que la cerveza no era un producto de consumo masi­ vo en la España de ese tiempo y el es­ tablecimiento en la Nueva España de un asiento, dedicado al mismo, obede­ cía a que la Corona calculaba poder impulsar ese nuevo consumo y obte­ ner, en consecuencia, jugosas rentas del mismo. A la postre, las dificulta­ des para cultivar granos y lúpulo y sobre todo, la competencia del pulque y otras bebidas, dieron al traste con el proyecto, interrumpiéndose la pro­ ducción de cerveza a partir de 1556. Concluye el autor anotando cómo, en una de tantas ironías de la historia, a partir de mediados del siglo xx, sería el pulque, el que tendería a desapare­ cer, ante la hegemonía de la cerveza. El segundo artículo aparecido en 1973, "La peste de Michoacán de 1643: replanteamiento de una tradición y otras observaciones críticas" (pp. 201220),13 es de un corte muy distinto a los anteriores. Aquí el autor se intro­ duce en la historia del Michoacán de principios del siglo xvn, para mostrar 12M élanges en l h o n n eu r de Fernand Brau­ del, v. il. M éthodologie de l H isto ire et des Scien­ ces H um ain es, Toulouse, Privât Editeur, 1973, pp. 61-73. 13 Cahiers des A m ériques Latines, nûm. 8, 1973, pp. 123-140. las inconsistencias en que incurre José Guadalupe Romero en su Noticia para form ar la estadística del obispado de Michoacán (I860), en donde este autor inventa de cabo a rabo, una mortífera epidemia de matlazáhuatl supuesta­ mente acaecida en 1643. El objetivo de este autor era de orden hagiográfico, se trataba de ensalzar la obra de fray Marcos Ramírez de Prado, a quien Romero quiso atribuir grandes méri­ tos con motivo de esa epidemia. Sin embargo, al hacerlo, Romero había creado un monstruo historiográfico, que Jean-Pierre Berthe, se encargó de eliminar punto por punto. Creemos que con este acerca­ miento con la historia de Michoacán, se expresaba ya, en el contexto de la obra de Jean-Pierre Berthe, el marca­ do interés que durante los años sub­ secuentes mostraría este autor por la historia regional del occidente novohispano. Tres años después, en 1976, apareció un artículo, que estaría des­ tinado a ejercer una fuerte influencia sobre los historiadores dedicados a esta región, intitulado "Introducción a la historia de Guadalajara y su re­ gión" (pp. 171-184).14 En él, Jean-Pie­ rre Berthe, llama la atención sobre Guadalajara, como una ciudad situa­ da en el centro de una región propicia para la agricultura y bien abastecida en mano de obra, lo cual permitió desde muy temprano, la creación de un centro de población española su­ mamente estable. Por otro lado, la distancia que mediaba entre esta ciu­ dad y otros centros importantes novohispanos, aunada a su calidad de sede del gobierno y el episcopado neogallegos, hicieron que concurrieran en Guadalajara importantes corrien­ tes comerciales y humanas, prove­ nientes del occidente y aun del norte novohispano. La impronta que dejó este artículo en la historiografía del occidente colonial, es indudable, no es difícil ver, por ejemplo, su influencia como fuente de inspiración, en el tra­ bajo doctoral de Thomas Calvo,15ni es tampoco descabellado pensar que tan­ to éste trabajo, como el dedicado a la peste de 1643 en Michoacán, sirvieron como antecedentes a la apertura del seminario dedicado a las Relaciones Geográficas de Michoacán, animado du­ rante varios años por el profesor Ber­ the en la ehess de París. Se cierra este volumen con cuatro artículos, un tanto más recientes de 14José María Muriá (comp.), L e d u m s his­ tóricas de Jalisco antes de la Independencia, Gua­ dalajara, uned,1976, pp. 221-235. Ignoramos el motivo por el cual, los editores de la com­ pilación colocaron este artículo antes que los dos de 1973. 15Aparecida como: Thomas Calvo, G ua­ dalajara y su región en el siglo x v n población y econom ía, Guadalajara, Ayuntamiento de Guadalajara, 1992,2 tomos. Jean-Pierre Berthe. El primero de ellos, publicado en 1986, e intitulado "El evangelio y la herramienta: el cambio técnico en un pueblo indio de México en el siglo xvi" (pp. 221-238).16 Su propósito, era a examinar la intro­ ducción de técnicas y prácticas agrí­ colas europeas en Tiripitío en el siglo xvi, haciendo uso justamente de las Relaciones Geográficas, como fuente fundamental de información. El pro­ ceso mismo de congregación en pue­ blos, nos dice el autor, significó la introducción de procedimientos téc­ nicos de origen europeo, cuya nove­ dad como préstamos culturales, de­ rivaba para lo indios, no sólo del aspecto meramente tecnológico, sino al hecho de responder a necesidades antes no experimentadas. Así, al crearse un hábitat concentrado, fue necesaria la construcción de sistemas de conducción de agua, antes innece­ sarios, así como la apertura de vías y ; caminos que respondían a una lógica | espacial distinta de la existente hasta j entonces. Lo mismo se puede decir j del saber arquitectónico necesario ! para la construcción de grandes edifi­ cios, sin dejar de lado el aprendizaje de los oficios propios al modo de vida en policía. Este artículo se nos revela como, las Relaciones Geográficas, más que una simple descripción del terre­ no, son un testimonio insustituible de los inicios de todo proceso de cambio. En "El mercurio y la minería me­ xicana del siglo xvi" (pp. 239-254),17 por su parte, el autor nos da cuenta de como, el perfeccionamiento en la Nueva España del procedimiento de amalgama por azogue para el benefi­ cio de los metales preciosos, puede fecharse de manera muy precisa en el año de 1555. Este hecho resulta rele­ vante, si se considera que el principio de la amalgama como tal, era ya co­ nocido de largo tiempo atrás por los mineros novohispanos, quienes lo em­ plearon, al inicio de la colonización, para aglutinar pequeñas partículas de oro en los placeres, difíciles de reco­ ger a mano. Fue la coyuntura que se creó a partir de la gran epidemia de 1545 y el violento descenso de la po­ blación aborigen que se suscitó du­ rante los años subsecuentes, lo que motivó a los mineros españoles, a buscar nuevos procedimientos para el beneficio de los metales. El virrey Velasco, estuvo al corriente de los ex­ perimentos realizados por Bartolomé de Medina y ante la noticia de su éxi­ to, en poco tiempo se establecieron políticas para organizar un abasto re- ,h Technicjues et C ulture, núm. 11, 1988, pp. 65-82. 17 José Peset (coord.), Ciencia, vida y espa­ cio en Iberoamérica, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1989, v. n, pp. 141-152. guiar de mercurio, las cuáles coadyu­ varon a revitalizar la minería novohispana y americana en general. En el penúltimo artículo de la re­ copilación, intitulado "Los francisca­ nos y la provincia mexicana del Santo Evangelio en 1570: un catálogo de fray Gerónimo de Mendieta" (pp. 255-296), publicado en 1989.18 JeanPierre Berthe nos presenta allí un es­ tudio del documento descrito en el título, el cual fue realizado con moti­ vo de la visita de Juan de Ovando. Se trata de una relación detallada, que incluye los nombres, edades, estatuto y en ocasiones también, el lugar de origen de los religiosos de la provin­ cia. En muchos de los casos, se men­ cionan también allí, otras habilidades de los frailes relacionadas con la evangelización, como por ejemplo, el conocimiento de lenguas indígenas. Como lo menciona el autor en su es­ tudio, en combinación con otros do­ cumentos afines, este catálogo puede servir para formar una imagen de la presencia franciscana en la Nueva España de ese tiempo. Concluye el volumen con el ar­ tículo intitulado "Las Filipinas 'tercer mundo"' según don Francisco de Samaniego pp. 297-317, aparecido en 1992.19Se trata de una carta, donde el doctor Francisco Samaniego Tuesta, da noticia de su viaje a Manila. El au­ tor de la carta, quien había sido rela­ tor de la Sala del Crimen de la Au­ diencia de México, fue nombrado fis­ cal de la Audiencia asentada en aque­ lla ciudad asiática y se embarcó con rumbo a las Filipinas en 1649, hasta donde llegó después de seis meses de un viaje que no sería sino el principio de muchos otros sinsabores. Hombre de letras, como nos informa Jean-Pierre Berthe, a pesar de haber perdido en un naufragio, su notable biblioteca de mil trescientos volúmenes, Sama­ niego compuso un índice de todas las islas que se comprenden en el nombre de Philippinas, la cual hizo llegar junto con el texto de la carta a Juan Díaz de la Calle,20 quien a la sazón fungía como primer oficial de la secretaría de la Nueva España. Como lo resume Jean-Pierre Berthe, los documentos producidos por Samaniego nos dejan ver, lo que para quienes se embarca­ ban en dirección del lejano reino de 18 D. Michelet (coord.), Enquêtes su r l'A m ériqu e m oyenne. M élanges offerts à G u y Stresser-Péan, México, 1989, pp. 213-234. 19Version modificada de la aparecida en: Archipel. Etudes interdisciplinaires su r le m onde insulindien, núm. 44, ehess, Paris, 1992, pp. 141-152. 211 Autor de dos famosos M em oriales , el llamado M em orial inform ativo al rey nuestro se­ ñor (Madrid 1645), y el intitulado, M em orial y noticias sacras y reales de los dos imperios de las Indias occidentales (Madrid, 1646), ambos conservados en la Biblioteca Nacional de Madrid. las Filipinas, significaban la distancia y el aislamiento del mundo europeo en que terminaban encontrándose. Por su parte, el índice de las islas, es un producto típico del saber cosmográfi­ co de ese tiempo: a falta de una buena descripción de los países visitados, lo menos que podía hacer un viajero y hombre de letras del siglo xvn, como Samaniego, para un interlocutor como Diez de la Calle, era un pequeño isolario? Con este ensayo, se cierra esta compilación, que puede ser conside­ rada, ya lo mencionábamos al princi­ pio, como una suerte de semblanza intelectual de su autor: Jean-Pierre Berthe. Ha sido, sin lugar a dudas, un acierto la publicación de este volu­ men que reúne el producto, como lo menciona el propio autor, de cuatro décadas de trabajo, dedicadas princi­ palmente al cultivo de la historia novohispana. Desde luego, hubiera sido ocioso y temerario, tratar de polemi­ zar en estas páginas, a propósito de una obra tan variada y producida en circunstancias temporales tan diver­ sas. Si alguna nota crítica merece este volumen, es a los editores a quienes debe ser dirigida. Una edición más cuidada, especialmente en la trans­ cripción de las notas de pie de página, acompañada de introducción de corte historiográfico, una bien documenta­ da noticia biográfica y una bibliogra­ fía completa del autor, hubieran sido muy bienvenidas. Sin embargo, lo im­ portante es que este conjunto de ar­ tículos se encuentra hoy al alcance del público interesado, por lo que no que­ da sino recomendar vivamente su lec­ tura. Salvador Alvarez El Colegio de Michoacán ALAIN MUSSET Y PABLO EMILIO PÉREZ MALLAIN A , "DE SÉVILLE À LIMA", COLLEC TIO N VILLES EN PARALLÈLE, UNIVERSITÉ DE PARIS X-NANTERRE, LABORATOIRE DE G ÉO G R A PH IE URBAIN E, N Ú M . 2 5 , ABRIL 1 9 9 7 , 2 0 8 P. U n a obra profundamente histórica, en una colección de geografía. Hay que saludar la iniciativa, que no debe sorprender para quien conoce a Alain Musset, geógrafo de formación, pero historiador de vocación. Sin embargo el paso es bastante insólito, en sí, como para que el director de la revis­ ta, Guy Burgel, tenga que insistir in fine. De ello saca la principal lección, 21 Descripciones de las islas del mundo que frecuentemente acompañaban a las obras de cosmografía; este género se popula­ rizó, sobre todo, a raíz del descubrimiento del Nuevo Mundo. Uno de los Isolarios más conocidos fue el de Benedetto Bordone, que tuvo múltiples ediciones, entre las más fa­ mosas, citemos la de Venecia de 1528.