Jonathan Gallagher I Trimestre de 2011 “Jesús lloro: La Biblia y las emociones humanas” Lección 9 26 de Febrero de 2011 La estima propia Dr. Jonathan Gallagher Textos bíblicos: Salmos 100:3, Hechos 17:24–28, Romanos 12:3, Mateo 22:39, 2 Samuel 9, Lucas 15, Efesios 4:23–32, 1 Pedro 2:9. Citas Nada beneficia más que la autoestima, basada en lo que es justo y correcto. John Milton Si la más grande maldición del pecado es el daño que hace a nuestra autoestima, entonces el poder redentor de la cruz es el que redime nuestra desechada estima propia. Robert Schuller La libertad, pues, reside en nuestra capacidad humana innata para elegir entre diferentes tipos de esclavitud: esclavitud al deseo o estima propia, o esclavitud a la luz que ilumina nuestras vidas. Sri Madhava ¿Por qué nos atribuimos toda la gloria? Sabemos que es tuya, Padre nuestro, Y de tu hijo, el Justo. ¿A quién queremos impresionar? “Ambition” [Ambición] por HB, Una banda finlandesa cristiana de metal sinfónico. No me ajusto a la imagen, No soy lo que quieres que yo sea, lo siento… Tú quieres que yo cambie, Pero me siento extraño En tu mundo perfecto Me siento tan absurdo en esta vida… “Strange” [Extraño] por Tokio Hotel, representando a Kerli © Recursos Escuela Sabática Preguntas ¿Es la “estima propia” el término apropiado aquí? ¿En qué forma nuestra percepción de nosotros mismos guarda relación con nuestra percepción de Dios? ¿Cómo medimos el valor personal, y cómo afecta esto nuestra visión de los demás? ¿Por qué nuestros problemas de estima propia pueden terminar siendo problemas de egoísmo? ¿De qué manera las ideas que Satanás tiene acerca de sí mismo nos afectan en el Gran Conflicto? Resumen bíblico Los principios de nuestro valor personal nacen de los conceptos de nuestros orígenes. Si no somos más que el resultado de la casualidad, o de células mutadas, entonces ¿qué valor nos estamos otorgando? No obstante, si consideramos el texto que dice: “Reconozcan que el Señor es Dios; él nos hizo, y somos suyos. Somos su pueblo, ovejas de su prado,” (Salmos 100:3 NVI), tenemos entonces un punto de partida inicial muy distinto para considerar nuestro valor. Porque nuestro respeto propio nace del Dios mismo que nos creó (Hechos 17:24–28). Tal como lo explica Romanos 12:3 NVI, “Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener, sino más bien piense de sí mismo con moderación, según la medida de fe que Dios le haya dado.” ¡Debemos ser objetivos y realistas en la forma como nos evaluamos a nosotros mismos! En Mateo 22:39 Jesús nos llama a que nos amemos unos a otros así como nos amamos a nosotros mismos, lo cual es de seguro un concepto muy diciente. Nos revela que por naturaleza nos amamos a nosotros mismos, que somos seres obsesionados con nosotros mismos, es por ello que el tipo de amor con el cual debemos amar a los demás es con el mismo amor con el que nos amamos a nosotros mismos. En 2 Samuel 9 David demuestra nobleza hacia Mefi-Boset, el hijo de Jonatán. ¡Sin embargo, Mefi-boset le responde diciendo que él era tan solo “un perro muerto”! En las parábolas de Lucas 15, Jesús nos enseña muchas cosas acerca de cómo debemos buscar las cosas que son realmente valiosas, y cómo debería ser nuestro sistema de valores… En Efesios 4:23, 24 NVI se nos enseña: “ser renovados en la actitud de su mente; y ponerse el ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios.” En lugar del anterior sistema de valoración propia, sabemos que debemos mirar el valor desde una perspectiva distinta, estimando el valor de las cosas como Dios lo hace, y mirándonos como “nuevas criaturas.” Porque ahora somos “un linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, un pueblo que pertenece a Dios…” (1 Pedro 2:9 NVI). ¡Cuán diferente es la comprensión bíblica del valor humano comparado con el sistema humanista! © Recursos Escuela Sabática Comentario Nuestra percepción de nosotros mismos está estrechamente vinculada a nuestra percepción de Dios. Cuando hablamos de la estima propia o de la autoestima (yo prefiero la expresión “valor personal”) necesitamos tener una percepción objetiva, y nuestros pensamientos acerca de Dios y su relación con nosotros afectan en gran manera nuestra concepción de nosotros mismos. En nuestras relaciones interpersonales necesitamos fundamentar nuestras perspectivas acerca de nosotros mismos en la realidad. Es necesario que seamos realistas en nuestras expectativas, tanto de nosotros mismos como de los demás. También es importante que en cualquier relación definamos los límites y establezcamos los márgenes. Sólo de esta manera podemos tener respeto propio. Tenemos que hacer saber a las personas cuando están “yendo demasiado lejos,” cuando están invadiendo nuestra privacidad. Si decimos “Sigue, no te preocupes por mí, pisotea mis sentimientos y mis derechos,” entonces no podremos evitar tener una baja estima propia. Poner los límites significa respetarnos a nosotros mismos y nuestras propias necesidades, sin llegar a ser egoístas. Jesús entendía esto, y aunque deseaba ministrar a todo el mundo, también reconocía que ello era físicamente imposible. Él estableció límites: predicó desde un bote cuando la multitud era demasiado grande y prefirió retirarse con sus discípulos para descansar; prefirió pasar tiempo a solas en oración, recibiendo fuerzas de su Padre Celestial. Jesús es un ejemplo maravilloso de una autoestima cristiana positiva: No era egoísta, pero conocía su valor propio. Lea las afirmaciones que Jesús expresa en el evangelio de Juan cuando dice “Yo soy…” (Juan 6:35, 8:12, 10:9, 10:11, 11:25, 14:6, 15:1). ¿Qué es la autoestima cristiana? Es tratar de ser la mejor persona posible, en todos los aspectos, y especialmente con Dios. Recordemos que la autoestima no es orgullo, no es mirarnos a nosotros mismos y pensar en lo maravillosos que somos. No. En lugar de ello, es mirar lo que somos y apreciar todas las cosas que Dios ha hecho por nosotros y en nosotros (ver Filipenses 2:13). [Como un comentario aparte: Muchos de nuestros adolescentes provienen de hogares que no llegan a ser los hogares ideales. Algunos de ellos ni siquiera conocen a sus padres, otros sólo viven con uno de ellos y algunos otros están bajo el cuidado de un pariente u otra persona. Lo cierto es que muchos de ellos no conocen la comodidad ni la calidez de una verdadera familia y se han convertido en persona duras y toscas para poder sobrevivir. Al haber adquirido sus valores de la cultura popular, de la televisión y de los amigos, estos jóvenes manifiestan su baja autoestima a través de una conducta antisocial, un rechazo por los valores cristianos, un cinismo en lo que concierne a la moral, la ética y el amor de Dios, entre otras cosas. Estas personas no deberían ser atacadas por esto; en lugar de ello, la iglesia (y sus representantes, incluso Ud. y yo) necesita demostrar y estimular la autoestima cristiana positiva a través de una aceptación de estos individuos semejante a la que mostró Cristo, quien los ama tanto que vivió, murió y resucitó por cada uno de ellos.] © Recursos Escuela Sabática Comentario 2 “A pesar de las adversidades y los factores de riesgo, los individuos resilientes desarrollan habilidades que les permiten manejar esas situaciones y tener éxito en la vida. Los niños resilientes manejan altos niveles de autoestima, un sentido de verdadero dominio propio y un sentimiento de esperanza. Los jóvenes resilientes a menudo poseen una gran habilidad para usar su fe con el fin de mantener una visión positiva acerca de una vida con sentido. Un sentimiento de eficiencia y estima propia facilita el manejo de las adversidades, mientras que un sentimiento de incapacidad aumenta las posibilidades de que una adversidad nos conduzca a otra… Sobre todo, la autoestima y la eficiencia son promovidas mediante relaciones de apoyo. Los jóvenes resilientes de nuestro estudio tenían todos al menos a una persona en sus vidas que los aceptaba incondicionalmente, sin importar su idiosincrasia, su temperamento, su atractivo físico o su inteligencia.” Gary Hopkins, Director del Centro de Investigaciones sobre la Conducta Adolescente y el Instituto de Prevención de Adicciones de la Universidad Andrews, en Michigan. Comentarios de Elena G. de White “Si deseamos hacer el bien a las almas, nuestro éxito con ellas estará en proporción directa de su creencia de que nosotros creemos en ellas y las apreciamos. El respeto que se muestra por el alma humana que lucha es el medio seguro, mediante Jesucristo, para restaurar el respeto propio que el hombre ha perdido. Nuestras ideas sobre lo que pueden llegar a ser, son una ayuda que nosotros mismos no podemos apreciar plenamente”. “Debemos respetarnos a nosotros mismos. El Señor ha dado a cada uno de nosotros un sentido de respeto propio, y este no debería ser violado abruptamente. Dios quiere que nos respetemos a nosotros mismos. En nuestras familias y en la iglesia, a menudo tratamos de destruir el respeto propio. No lo hagáis. No lo hagáis en las escuelas. No lo hagáis en las oficinas. El Señor ha dicho que cada una de estas instituciones debe educar el carácter. Los estudiantes y trabajadores seguirán el ejemplo dado por quienes están a cargo de ellos. El maestro debe ser un modelo para el aprendiz. Si el maestro quiere que el joven lo respete, debe respetarlo a él primero” [Hijos e hijas de Dios, p. 141]. “Muchos de los que están calificados para hacer una obra excelente hacen poco porque sólo intentan poco. Millares son los que pasan por la vida como si no tuviesen ningún gran objeto por el cual vivir, ninguna elevada norma que alcanzar. Una razón de ello es la baja estima en que se tienen. Cristo pagó un precio infinito por nosotros, y desea que nos valoremos de acuerdo con el precio que él pagó” [Obreros evangélicos, p. 308]. “¿Nos aferraremos a nuestras propias ideas y planes, y tendremos mayor estima de nosotros que la que debiéramos tener? Dos sabe mejor que nosotros lo que es bueno para sus hijos; y si pudieran ver su necesidad real como él lo hace, dirían que el Señor los ha tratado sabiamente. Los caminos del señor son obscuros para aquél que quiere ver las cosas bajo una luz agradable para sí mismo. © Recursos Escuela Sabática Dios puede discernir el final de su propósito desde el principio; pero porque los caminos del Señor no son los del hombre, parecen oscuros, severos y dolorosos para nuestra naturaleza humana. Pero los caminos de Dios son caminos de misericordia, y su fin es salvación y felicidad” [Review & Herald, 1 de Julio de 1888]. “Aun muchos que parecen ser cristianos concienzudos son impedidos por el orgullo y la estima propia de ir privadamente a aquellos a quienes consideran en error, para hablar con ellos con el espíritu de Cristo y orar juntos el uno por el otro. Al creerse perjudicados por sus hermanos, algunos recurrirán hasta a un juicio en lugar de seguir la regla del Salvador” [Los hechos de los apóstoles, pp. 246-247]. “El carácter es la cosecha de la vida, y esto es lo que determina el destino, tanto para esta vida como para la venidera. La cosecha es la reproducción de la semilla sembrada. Toda semilla da fruto ‘según su género’. Lo mismo ocurre con los rasgos de carácter que fomentamos. El egoísmo, el amor propio, el engreimiento, la propia complacencia, se reproducen, y el final es desgracia y ruina” [Conducción del niño, p. 149]. Dr. Jonathan Gallagher Traducción: Shelly Barrios De Ávila © RECURSOS ESCUELA SABATICA RECURSOS ESCUELA SABATICA http://ar.groups.yahoo.com/group/Comentarios_EscuelaSabatica http://groups.google.com.ar/group/escuela-sabatica?hl=es Suscríbase para recibir gratuitamente recursos para la Escuela Sabática © Recursos Escuela Sabática