PROGRAMA DE ACCIÓN UNIVERSITARIA 2015 FACTOR COMÚN, LISTA 7 ¿QUIÉNES SOMOS? ¿POR QUÉ NACIMOS? Ante todo, nos gustaría presentarnos: somos Factor Común. Ese es nuestro nombre, pero los que hoy por hoy llenamos ese nombre somos graduados/as, somos docentes, somos investigadores/as de esta facultad. Y nos organizamos para trabajar de forma colectiva, para tornar grupal lo que ya era individual, pero también para motivar, para convocar a nuestros compañeros y compañeras para que encaren con nosotros un trabajo, para que dediquen un esfuerzo que resignifique el valor de lo colectivo: porque queremos mejorar y transformar nuestra Facultad, pensando la Universidad. ¿Sobre qué pretendemos constituirnos y crecer? Sobre un espacio “no-ocupado” que incluye los debates que no se dan, la gente que “hoy por hoy” no participa, los espacios de discusión que no existen. Entonces sí, lo que queremos es contribuir a la generación de más debates, nuevos y mejores. Y, sobre todo, incentivar la participación en el claustro de graduados. Cada cual sabrá dónde buscar en el pasado y a qué causas remitir este diagnóstico que hacemos: falta participación y falta discutir, ambas cosas por igual. Mientras tanto, hace muchos años que sólo dos voces contrapuestas se gritan de lado a lado, con distintos estilos. Por momentos, desde afuera se ve como una escena inmóvil, cuando no un diálogo de sordos. De la gestión a la revolución, de la falta de crítica a la crítica absoluta, de la facultad perfecta a la desastrosa, pongan ustedes los nombres, pero lo que nos parece claro es que uno se siente atrapado en esta polaridad. No hay puntos de acuerdo entre estos conjuntos cerrados: sólo se intersectan en la disputa, en la denuncia. Factor Común no pretende ocupar exactamente el lugar de una posición intermedia, sino que procura crear un espacio con voz propia, donde exista plena apertura en el debate de ideas. Puede que tengamos coincidencias con una u otra posición, dado que no pretendemos imponer ideas inflexibles o dogmáticas. Más aún, Factor Común no pretende desestimar el trabajo de los compañeros de otras agrupaciones, ni inventar todos los debates y los modos de conducción que guíen a nuestra facultad. Simplemente prioriza hacer lo que aún queda pendiente sobre la base de discutir lo que no se discute. Y de nuevo: busca convocar a los que hoy no se sienten convocados a participar, para trabajar de forma colectiva y en unidad. ¿Cómo surgimos? Sin misterios, sin confabulaciones. Simplemente algunas y algunos graduados, docentes e investigadores de la Facultad nos empezamos a encontrar. ¿Específicamente dónde y cuándo? Por ejemplo, acompañando la consigna #DefendamosExactas, participando de las asambleas convocadas por los estudiantes mientras la FCEyN se plantaba firme y desplegaba su bandera frente al Rectorado, y también escuchando a las autoridades en el Aula Magna. Encontramos, pues, que existían miradas similares -aunque no iguales- sobre Exactas, y sobre todo comprendimos que había muchas ganas de fortalecer el trabajo colectivo como claustro de graduados para tratar de mejorar todo lo que no nos convence de nuestra Facultad. Así es como en Factor Común confluyen aquellos que nunca participaron en una agrupación, los que sí ya lo han hecho (algunos, durante mucho tiempo), y algunos somos -también- los que hicimos Punto de Inflexión y decidimos que era tiempo de cambiar. Hoy nos presentamos a las elecciones de Consejo Directivo porque queremos plantear otros enfoques y otras ideas respecto de los que ya existen. Y queremos representarte. No queremos ser sólo meros representantes, sino convencerte de que la participación y el trabajo colectivos, a través de discusiones abiertas y honestas, son la forma inicial de todo tipo de trabajo en el Consejo Directivo y en las distintas comisiones de la Facultad. Vemos que la situación que atraviesa la UBA es crítica. El rector de la Universidad, Alberto Barbieri, junto con una Franja Morada liderada por Emiliano Yacobitti (actualmente Secretario de Hacienda de la UBA, denunciado por corrupción y patoterismo en múltiples ocasiones) viene avanzando en imponer un modelo de Universidad mercantilista. Este año lo sufrimos en nuestra Facultad, que tiene una idea de Universidad marcadamente distinta, más allá de las diferencias que podamos tener los distintos actores políticos que convivimos en su interior. Creemos que la unidad lograda a través del #DefendamosExactas es vital para poder dar esta pelea por defender la Universidad pública que tanto queremos. También consideramos que esta defensa no debe limitarse a que Exactas pueda seguir funcionando como lo venía haciendo, sino que puede ser mucho más efectiva y potente si además logramos avanzar en cuestiones a mejorar en nuestra Facultad y en la Universidad en general. A continuación, trataremos, como hiciera el otrora rector de la UBA, Risieri Frondizi, de hacer un diagnóstico. Para tratar de identificar qué situaciones deben ser transformadas y qué es lo que debe continuarse; qué es lo urgente y lo importante. Sin perder de vista qué tiene para decir nuestra Facultad -nuestra comunidad- sobre la Universidad, qué tiene para aportar al país y qué tiene que hacer junto con la sociedad de la que forma parte. Habremos de seguir el esquema con los ejes clásicos “docenciainvestigación-extensión” aún cuando sabemos que actualmente los límites tienden a desdibujarse y que las categorías mismas son incluso, muchas veces, cuestionadas con razón. Hemos tratado de establecer planteos concretos, que necesariamente atraviesan el conjunto total de las problemáticas. Tratamos de ser breves, pero no con el ánimo de simplificar. Asumimos que lo que no está en las líneas que siguen, está necesariamente implícito en el trabajo colectivo que falta y que se viene. Esperamos, entonces, tener tu atención. DOCENCIA Nos parece fundamental debatir el rol de la docencia universitaria y las políticas académicas, tanto en lo que refiere al plano pedagógico como a la selección y permanencia de las y los docentes y la implementación de políticas institucionales. ¿Qué docentes tenemos? ¿Qué docentes queremos? En nuestra Facultad, a las y los docentes no se les exige contar con formación pedagógica; subyace la concepción que sostiene que un buen docente es aquel que posee conocimientos específicos del área que enseña. Esta concepción no es cierta. Es más, la formación docente tiene un rol desvalorado en nuestra Facultad, especialmente en los concursos de selección docente. Además, si bien la misma cuenta con un instituto de investigación en enseñanza de las ciencias (CEFIEC), éste tiene un impacto muy bajo sobre las prácticas docentes universitarias; al mismo tiempo, en Exactas existen 7 carreras de profesorado a las cuales se les da baja o nula importancia. Desde Factor Común estamos convencidos de que la formación docente es fundamental para favorecer una enseñanza que promueva el pensamiento crítico, así como la construcción colectiva del conocimiento. Algunas cosas que proponemos repensar/discutir: ● ● ● ● Que exista una valoración de la formación docente en los concursos, a través de un puntaje específicamente asignado a este aspecto. Si bien es importante valorar la antigüedad docente, ésta por sí sola no alcanza para garantizar que alguien es “un buen docente”. Se necesita, además del conocimiento disciplinar, un conocimiento didáctico específico que le provea al docente herramientas para variar y enriquecer sus estrategias de enseñanza. Sería interesante repensar las encuestas docentes: los puntos que se valoran no son necesariamente útiles para evaluar la calidad de la docencia, así como muchas veces no se condicen con lo que se hace en cada departamento. Una posibilidad sería pensar en distintas encuestas por departamento (previa discusión interclaustro en los CODEPS y Comisiones de Carrera). Por otra parte, estas encuestas no se toman verdaderamente en cuenta en los concursos, a pesar de que para que un estudiante apruebe una materia debe completarla de forma obligatoria. Pensar la posibilidad de que los CODEPS y Comisiones de Carrera discutan posibles mejoras, sugerencias o planes de acción en lo que a docencia respecta, sobre la base de un análisis de las encuestas docentes. Que exista un espacio de la Facultad para asesorías didáctico-pedagógicas: especialistas que acompañen procesos de reformulación de materias, acompañamiento didáctico, diseño de materiales innovadores, entre otros. Esto podría ser un punto de partida para una vinculación con CEFIEC-profesorados. Criterios de selección docente: líneas para el debate No discutimos que el ingreso a la docencia deba realizarse a través de alguna modalidad de procedimiento concursal. Pero sí nos interesa problematizar sobre qué aspectos deben ser priorizados cuando se evalúa a los aspirantes a un cargo docente. Cómo resolver la tensión entre docencia e investigación. Para nosotras/os el factor determinante es saber qué graduados queremos formar y así tener una guía a la hora de seleccionar a los docentes que puedan llevar a cabo esta tarea. En otro plano, el sistema de concursos, tal como se aplica hoy en nuestra Facultad, no puede desvincularse del impacto que genera sobre la estabilidad de los docentes en tanto trabajadores. Existen dificultades dentro de gran parte de la comunidad de la Facultad para ver el cargo docente como trabajo, y en pos de una supuesta excelencia académica se vulneran derechos laborales. Ahondando en esta línea, la estabilidad laboral de los docentes auxiliares es aún menor que la de los profesores, ya que estos últimos cuentan con concursos de renovación, mientras que los primeros no. Es necesario discutir la posibilidad de concursos de renovación para auxiliares y pensar en algún tipo de indemnización para los docentes, en tanto trabajadores, que pierden sus cargos como consecuencia del sistema de concursos. En la UBA, están quienes se posicionan del lado de la implementación de una carrera docente como única posibilidad de garantizar los derechos laborales de los docentes versus quienes sostienen que los concursos abiertos y periódicos son casi la única garantía de “calidad”. Por nuestra parte, consideramos que, más allá de la defensa que pueda hacerse de la sustanciación de concursos abiertos y periódicos, estos no garantizan los mínimos derechos de estabilidad laboral; se convierten en un mecanismo que incentiva la competencia en una actividad (la docencia) que paradójicamente se enriquece a través del trabajo colaborativo. Por otro lado, también acordamos que la discusión de una carrera docente que ahonde en la estabilidad de los trabajadores no puede ser sostenida sin detallar los mecanismos de evaluación que garanticen el cumplimiento de las obligaciones de los docentes. Así, se vuelve interesante pensar algunas particularidades de estas dos modalidades. ¿Qué se valora en cada una de estas formas de selección? ¿Es necesario optar entre una u otra o se podrían buscar formas convergentes? La comunidad de nuestra Facultad debe darse a un debate plural y sincero donde las argumentaciones resulten menos de la identificación de debilidades ajenas que de fortalezas propias, donde las distintas opciones sean presentadas como perfectibles y no excluyentes. Esto se vuelve aún más acuciante en el marco de las discusiones sobre la implementación del Convenio Colectivo de Trabajo, que fuera recientemente publicado en el boletín oficial. Como Factor Común buscamos aportar ideas a este debate, y deseamos que la síntesis surja de las necesidades y condiciones de la toda la comunidad de la FCEN. INVESTIGACIÓN Al menos desde el año 1958, cuando se estableció el Estatuto Universitario, el cual modificó sustancialmente a la Universidad, parece existir un consenso respecto de la importancia que la Universidad y, particularmente nuestra Facultad, cumple y debe cumplir en el desarrollo socioeconómico del país. Factor Común parte de esa premisa, y pretende evaluar críticamente las políticas de ciencia y tecnología (CyT) implementadas a partir de la creación a fines de 2007 del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, sobre todo teniendo en cuenta el rol que nuestra Facultad cumplió durante todos estos años. En este sentido, proponemos como ejes principales las siguientes preguntas: ¿Qué se investiga en la FCEN? ¿Quién lo decide? Hoy en día, más allá de la investigación que se realiza física y materialmente en nuestra facultad, no es ésta quien define qué se investiga ni cómo se investiga. De hecho, al pensar en las “líneas de investigación”, podríamos -y deberíamos- preguntarnos: ¿las mismas se definen a partir de los intereses particulares de cada investigador y/o de su capacidad de conseguir financiamiento? ¿Y qué implicancias concretas conlleva el hecho de que este financiamiento provenga en algunos casos del ámbito privado? Preguntas alternativas o complementarias: ¿son realmente los investigadores quienes deciden qué investigar o se hallan enteramente subordinadas a los enfoques que predominan en los distintos organismos que otorgan financiamiento en nuestro país (CONICET, Agencia)? ¿En cuánto se parecen y en cuánto difieren, en verdad, los investigadores UBA de los investigadores CONICET? Y finalmente: ¿en qué punto se distinguen los organismos nacionales respecto de los internaciones en lo que respecta a la lógica que determina las investigaciones -el qué, el cómo, el por qué y para qué-, que no es otra que la del paper y las métricas de empresas privadas -corporaciones que manejan las publicaciones y los rankings de impacto-? Bastaría volver en el tiempo para comprobar que estas discusiones no son nuevas, mas sin embargo, están, por lo general, totalmente fuera de la agenda de discusión pública en nuestra facultad. Desde Factor Común, nos resulta realmente difícil identificar políticas claras a nivel institucional respecto de la investigación. Pareciera que cada departamento define sus propias políticas de promoción de líneas nuevas, si es que acaso lo hace, y, de cualquier forma, resulta imposible identificar los criterios. En todo caso, cabría decir que nuestra facultad sí tiene una política científica -implícita, si recordamos la distinción que hizo Amílcar Herrera-: ya que la decisión de promover la incubación de empresas privadas o de subordinar sus propios criterios a las lógicas de las revistas internacionales es claramente una definición (de) política (científica). Las agrupaciones oficialistas parecen conformarse con la “gestión” administrativa de los recursos, lo cual no necesariamente desdeñamos, pero sin establecer prioridades en base a definiciones estratégicas, como son las que parten de considerar las relaciones entre lo que se investiga y el entramado social del que formamos parte. ¿Cómo se investiga en la FCEN? En los últimos años, es posible detectar al menos cuatro ejes de discusión principales en lo que respecta a las labores de un/a investigador/a UBA. Comprendemos que los mismos se hallan atravesados por la problemática de falta de presupuesto, no solo vinculada a la situación económica de la Universidad sino también a la relación FacultadUniversidad. El primero de ellos es la subdivisión de cargos docentes de dedicación exclusiva en cargos de dedicación simple ante la falta de nuevos puestos docentes frente a la creciente población estudiantil. Esta política de división de cargos es irreversible y atenta directamente contra la pérdida de autonomía en materia de investigación de la Universidad en general y de la Facultad en particular, frente a otros organismos tales como CONICET. Este procedimiento promueve la degradación del concepto del investigador UBA así como la pérdida de la posibilidad de plantear temas estratégicos y/o prioritarios que no sean tenidos en cuenta por otros organismos de investigación. A su vez, la división de estos cargos constituye la pérdida de fuentes de trabajo y frena la incorporación de investigadores que por diversas condiciones o por elección no ingresan a la carrera de investigador de CONICET. Por otro lado, el advenimiento en los últimos años de institutos de doble dependencia UBA-CONICET también favorece la pérdida de autonomía con respecto a quien es el que define los lineamientos principales o las problemáticas a investigar que se desarrollan en cada instituto, incluso en los criterios a la hora de que sus integrantes graduados (becarios) elijan a sus representantes dentro de su instituto. La creación y conversión de estos institutos ha sido aceptada por cuestiones de acceso a mayor presupuesto, pero no debe perderse de vista el rol que juega la UBA en cuanto a que no posee una política claramente diferenciada en la materia ciencia. Otra de las problemáticas radica en la naturaleza de la doble exclusividad UBA-CONICET, donde el/la investigador/a realiza tareas de investigación financiadas principalmente por el CONICET (recibe un subsidio si a Conicet le resulta viable su proyecto), pero su salario es pagado por la UBA como un cargo full-time. Por último, no podemos dejar de mencionar una de las luchas centrales de las y los becarios de investigación UBA: el hecho de que no se los considere trabajadores. En este sentido, la histórica demanda por el reconocimiento de sus derechos: investigar es trabajar. Algunos temas centrales que proponemos repensar/discutir ● ● ● Posibilidad de crear una comisión de referentes departamentales que haga un relevamiento de los temas de investigación actualmente en desarrollo y que trabaje activamente -a futuro- en la identificación de temas de investigación prioritarios/estratégicos (en relación a su verdadero impacto social) por Departamento. La misma debería evaluar los recursos tanto humanos como económicos existentes y proponer líneas de investigación de efectiva realización, teniendo en cuenta además la experiencia que otras universidades y organismos de investigación han ido desarrollando en estos últimos años (Conicet, INTI, INTA, CONAE, etc.). A partir de lo anterior, y en forma complementaria a las tareas que pudiera realizar dicho grupo/comisión, creemos que es necesario profundizar en la generación de verdaderos grupos interdisciplinarios que permitan una interacción creativa entre los distintos investigadores de la FCEN. Defender la existencia de los cargos con dedicación exclusiva, pero ya no desde un punto de vista puramente filosófico, como resistencia frente a la falta de presupuesto o planteando una falsa dicotomía UBA/Conicet, sino con el objetivo claro de revalorizar dichos cargos. EXTENSIÓN Y ARTICULACIÓN CON LA SOCIEDAD La extensión universitaria fue planteada como uno de los ejes principales de la universidad pública durante la Reforma de 1918, junto con la docencia y la investigación. El planteo original de los que llevaron adelante la Reforma era establecer vínculos entre la universidad y la sociedad en la que está inmersa -donde desarrolla su labor-, para poder generar, ante todo, un compromiso de cooperación con los sectores más postergados. Con el tiempo, esta concepción parece haber sido tergiversada: hoy, a menudo, se entiende esta misión de la universidad como la mera divulgación de saberes (o aportes de la institución a la cultura general) a un público que carece de ellos. De modo que -las más de las veces- el vínculo tiende a darse en forma unilateral. En lo que respecta a este campo de acción, la FCEN lleva adelante, todos los años, actividades de extensión coordinadas por la SECCB (Secretaría de Extensión, Cultura Científica y Bienestar). Se destaca en comparación con otras casas de estudio en cantidad de propuestas. Buena parte de las actividades y programas de extensión de nuestra Facultad se centran en la divulgación -especialmente de la divulgación de las carreras-, en programas como INCUBACEN que propone la transferencia tecnológica a partir de la incubación de empresas privadas en el marco de la universidad pública, o bien en ideas aisladas de particulares entusiastas de quienes depende casi enteramente el proyecto, y que consiguen algún apoyo institucional a través de subsidios como Exactas con la Sociedad. En general, prima una visión asistencialista: se “lleva” el conocimiento de Exactas a otros espacios, sin poner en diálogo los saberes que en ella se (re)producen con los saberes populares. Encontramos que existe un divorcio profundo entre la investigación y la extensión, lo cual impide atacar problemáticas sociales desde una óptica de la investigación-acción, mediante la cual se puedan establecer temáticas prioritarias a partir de una articulación dialéctica con organizaciones sociales, territoriales y otros sectores de la población. Desde Factor Común creemos que nuestra facultad se debe un debate para definir qué tipo de extensión quiere realizar y cómo hacerlo. Repensando la Extensión Algunas de nuestras ideas-fuerza en este sentido son: ● Asumir el rol de la extensión como uno de los ejes articuladores entre los proyectos que se desarrollan en la Facultad, sean éstos de índole educativa o de investigación, y la realidad en la que ésta está inmersa, con un direccionamiento claro. En este sentido, generar una vinculación Facultadsociedad que favorezca el diálogo entre saberes y necesidades académicos y populares: que se puedan discutir y establecer proyectos de vinculación con los sectores populares, para definir líneas de investigación, desde los aportes dialécticos de ambos actores, en lugar de una transferencia de conocimiento. Que no se trate de “simples” voluntariados, sino que sean parte de la estructura permanente de la Facultad. ● En relación con el punto anterior, queremos promover la extensión como una práctica transversal que atraviese las prácticas cotidianas de la FCEN, como ocurre con la investigación y la docencia. Es una tarea pendiente promover y profundizar los trabajos interdisciplinarios y la extensión como una posible forma de investigación. Esto redundaría en una práctica más enriquecedora tanto para estudiantes, docentes e investigadores, así como mucho más efectiva para resolver problemáticas sociales. ● A su vez, sería interesante generar un área de la Facultad que conozca todo lo que se investiga o hace para aportar a la vinculación “interna” y “externa”, es decir algún tipo de asesoría interna que articule con consejos asesores, en los que participen organizaciones sociales y territoriales, entre otros. ● Por último, si queremos elevar la importancia de la extensión, tendríamos que establecer mecanismos para asignar puntaje para proyectos de interés social dentro de los antecedentes científicos o profesionales, según corresponda, en los concursos de selección docente. A MODO DE CIERRE Entre el 8 y el 12 de septiembre de este año, se llevarán a cabo las elecciones de Representantes de Graduados y de Estudiantes en el Consejo Directivo de la FCEyN. Los momentos electorales motivan debates en torno a las políticas de la Facultad que involucran a todos los claustros. Creemos que estos momentos son auspiciosos para analizar desde una mirada crítica la política de la FCEN, en sus diversos aspectos, y abrir la discusión sobre qué debemos cambiar y cómo se podrían encarar nuevos rumbos. Más allá de la votación en sí, estas palabras intentan ser un aporte en el debate sobre las políticas de docencia, extensión e investigación en la Facultad. Esperamos a futuro poder ser cada vez más las y los que debatimos, y que nos podamos dar más y mejores debates. Factor Común Lista 7