GRISELDA SICILIANI “ESTOY MAS ENAMORADA QUE NUNCA

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GRISELDA SICILIANI
“ESTOY MAS ENAMORADA QUE NUNCA,
PROBANDO CON LA CONVIVENCIA”,
ASEGURA LA ACTRIZ
Cumplidos los tres años de noviazgo, se mudó a la casa de
su pareja Adrián Suar, el hombre poderoso de El Trece y
Pol-ka. Además de estrenar estado civil, se prepara para
su nuevo protagónico en televisión. “Quiero ser madre,
los dos soñamos con un hijo.… En cambio, el casamiento no
es algo que me desvele”, admite sonriente
El Año Nuevo estuvo lleno de novedades
para Griselda: además de compartir casa en
Buenos Aires, estrenaron su refugio de playa
esteño, donde la actriz sólo pudo descansar
para Navidad y el pasado fin de semana. “No
hay planes en mi vida: las cosas van surgiendo.…
Esperemos que algún día llegue un bebé, por
ahora nos animamos a convivir”, cuenta.
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“Todo el tiempo
hablamos de trabajo
con Adrián, pero desde
el lugar más romántico
y esperanzador de un
proyecto… Jamás se nos
ocurriría ponernos a
discutir temas menores,
eso sería una forma de
matar el amor”
A
los 32 años, la talentosa actriz
está feliz por partida doble, y se
le nota en el rostro y en la sonrisa. Está radiante y no es para menos: en una semana estrenará protagónico en Los únicos, la nueva tira
producida por Pol-ka para el prime
time de El Trece, y desde hace muy
poco convive con su pareja Adrián
Suar (42), uno de los hombres más
poderosos de la televisión argentina.
“Era un paso natural que iba a llegar
tarde o temprano”, asegura.
–¿No pudiste resistirte a los encantos de un productor como Adrián
Suar?
–[Se ríe.] El fue el encargado de contarme el proyecto de Los únicos, aunque conmigo no ejerce su gran poder
de convencimiento como lo hace con
otros actores, porque me ve, me conoce y, cuando yo le digo que estoy agotada y que quiero parar, sabe mejor que
nadie que es real, que no estoy especulando. Pero también sé que si Adrián
me ofrece un proyecto es por algo. De
hecho, a él le habría gustado que yo
no trabajara por un tiempo.
–¿Hablan de plata, de tu cachet,
por ejemplo?
–¡No! Eso lo habla mi representante con otra persona de la productora.
Para mí siempre lo primero es el personaje y el proyecto, después viene el
tema de la plata. Obviamente, si el dinero no me convence, puedo bajarme
de un trabajo, pero lo primero que necesito es que me interese mucho.
–¿Se complica separar el amor del
trabajo?
–Todo el tiempo hablamos de trabajo, pero siempre desde el lugar más
romántico y esperanzador de un pro74
El cuidado del cuerpo no es un
tema que la estrese a Griselda.
“Trato de comer de forma
equilibrada y me entreno para
estar bien, sin ser una obsesiva.
Soy bailarina y, por lo tanto,
tengo la fibra muscular bastante
desarrollada”, aclara.
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“Crecí en una familia numerosa,
era como un jardín de infantes
constante… En mi casa paterna,
todo era compartir, compartir,
compartir, y también por eso soy
tan desapegada con mis cosas”
yecto. De cómo me fue en mi día de laburo, de las
escenas que grabamos, de lo gracioso o lo bien que
quedó algo. Jamás se nos ocurriría ponernos a discutir dónde va a aparecer mi nombre en la presentación
del programa o dónde va a estar mi foto en la gráfica.
Eso sería una forma de matar el amor y la pasión.
–¿Cómo sos en el día a día de tu trabajo?
–Yo necesito cierta cosa amorosa mientras trabajo
y que así pueda fluir lo mejor de mí. Si estoy en un
ambiente rancio, difícilmente pueda brillar.
–¿Qué significa para vos ser protagonista?
–En realidad, yo siempre me puse la camiseta sin
pensar en el lugar que estaba ocupando, pero es cierto que siendo protagonista te tenés que convertir en
una especie de líder positivo para que esa buena calidad de trabajo se expanda a todo el elenco. En mi
carrera todo se dio muy rápido. Luego de Sin código
y Sos mi vida, donde tenía papeles muy secundarios,
Marcelo [Tinelli] me ofreció hacer Patito feo, donde
mi protagonismo estaba compartido con las niñas, las
divinas y las populares. Fue como una prueba y me sirvió para armarme. Después me llegó un protagónico
en teatro con Las formas de las cosas, bajo la dirección
de Daniel Veronese, y eso me ubicó en otro lugar,
tanto para los otros como para mí también.
–Tan modositas, La forma de las cosas y Corazón
idiota son tres grandes momentos en tu carrera
teatral. ¿Con cuál te sentís más identificada abajo
del escenario?
–La forma… habla de cierta frialdad de la sociedad
actual, y creo que lamentablemente nadie está exento
de eso. Pienso que en realidad soy una modosita con
corazón idiota. [Se ríe.] Esa cosa pasional que tenían
los personajes de Tan modositas y de Corazón idiota sí la
siento como muy propia. Soy muy intensa. Hay veces
que me escucho hablar y pienso: “¡Pará! ¿Por qué dije
eso de una manera tan desgarradora?, ¿con qué necesidad?”. Lo alegre y lo triste siempre se da con mucha
intensidad en mi vida. Hay algo muy italiano en mi
forma de ser, como la sangre en constante ebullición.
–Creciste en una familia numerosa, de seis hermanos… ¿Cómo fue eso?
–Mi familia era como un jardín de infantes constante. Muy feliz, aunque a veces con cierta necesidad
de estar a solas. Debe ser por eso que ahora soy un
poco ermitaña. En mi casa paterna, todo era compartir, compartir, compartir, y también por eso soy
tan desapegada con mis cosas materiales.
–¿Te imaginás madre de una gran familia?
–No, ése jamás fue mi plan. Además, me parece
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Como toda actriz, Griselda se
asume coqueta y muy detallista.
Hace un par de años, se hizo un
retoque en la nariz. “Ahora me
siento mucho más cómoda. La
televisión es muy despiadada y
me veo más armoniosa con mi
toquecito”, dice.
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“Con lo ansiosa que soy,
no me veo programando la
maternidad, prefiero que la
naturaleza me sorprenda. Tengo
32 años, así que por ahora
puedo relajarme con el tema…
Adrián es un señor grande, me
lleva diez años, pero no hay
presión de ningún tipo por el
momento”, bromea Griselda
una tarea dificilísima. Yo la veo a mi mamá y no
puedo creer lo relajada que fue para criarnos.
Mis padres la han luchado mucho, pero jamás
desde un lugar de agobio. Yo me imagino con
tres hijos y me viene el ahogo… [Carcajadas.]
–Pero ¿tenés ganas de ser madre?
–Sí, claro, aunque soy más de la idea de que
venga cuando venga, que interrumpa. Si te apasiona lo que hacés a nivel profesional y estás esperando “el” momento para ser madre, siempre
vas a sentir que ese instante nunca llega. Con
lo ansiosa que soy, no me veo programando la
maternidad, prefiero que la naturaleza me sorprenda. Tengo 32 años, así que por ahora puedo
relajarme con el tema.
–¿Qué dice Adrián?
–Bueno, él es un señor grande, me lleva diez
años, pero no hay presión de ningún tipo por el
momento. [Se ríe.]
–¿Cómo te llevás con Tomás, su hijo?
–Tomás es un sol, y no lo digo porque sea el
hijo del hombre que amo, es realmente un chico muy encantador.
–¿Cuánto hace que estás conviviendo con Adrián?
–Hace unos meses. ¿Viste que algunas veces la
convivencia se da porque uno se aburre de andar
llevando cosas de una casa para otra? Bueno, ése
no fue nuestro caso. Como todo un caballero,
Adrián me lo propuso y yo acepté feliz. Creo que
fue un paso natural, hace ya tres años y medio
que estamos juntos. Nosotros somos bastante fóbicos, pensá que hay parejas que conviven al mes
de conocerse. A mí me gusta tener mis espacios,
mis 48 horas de home alone, alone, alone…
–Pero ¿eso es compatible con la convivencia?
–Sí, súper compatible. Nos conocemos mucho, sabemos lo que necesitamos. Las cosas van
surgiendo: así como un día llegará un hijo, ahoEn Punta del Este, los planes son familiares y tranquilos.
“Vamos a almorzar a La Huella y a la noche nos juntamos con
amigos, pero no somos ‘eventeros’. Preferimos descansar del
ruido”, dice la actriz respecto de sus minivacaciones.
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“Tomás es un sol y nos
llevamos de maravilla. Y
no lo digo porque sea el
hijo del hombre que amo,
es realmente un chico
muy encantador”
En el rostro de Griselda se refleja el buen momento que vive. “Soy una chica de barrio, sencilla, no
me la creo… Detesto el título de ‘primera dama’, es un mote que me cae por elevación de la gran
carrera de Adrián, y eso no hace más que llenarme de orgullo”, confiesa.
“Como todo un caballero, Adrián me propuso convivir
y yo acepté feliz. Creo que fue un paso natural, hace
ya tres años y medio que estamos juntos. Nosotros
somos bastante fóbicos, pensá que hay parejas que
conviven al mes de conocerse”
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ra nos llegó la convivencia.
–¿Tienen planes de casamiento?
–Adrián ya sabe cuál es la respuesta,
así que no creo que me lo proponga:
“No, gracias, paso”. No me seduce la
idea ni tengo la fantasía de casarme.
Nunca la tuve. Ya me casé varias veces en la ficción, ya me puse el vestido blanco… Para mí, el hecho de no
casarse le da cierta cosa de misterio a
la pareja, algo que me seduce bastante más que pasar por el Registro Civil.
Si tenés el deseo genuino de casarte y
sentís que te hace más feliz, está buenísimo concretarlo; pero si no lo tenés,
es un trámite que no aporta nada.
–¿Te molesta que te llamen “la primera dama de la televisión”?
–“Primera dama” es un título que
detesto, y hasta me causa gracia. Es
un mote que me cae a mí por elevación de la gran carrera de Adrián. Si
yo soy la primera dama es porque él
es el gran señor de la tele, y eso me
gusta. Lo que Adrián ha hecho en la
televisión es muy fuerte y lo admiro, pero yo no me siento la primera
dama de nada. Entiendo que él es
una figura muy importante y a mí me
da orgullo estar a su lado.
–¿Cómo es estar en pareja con alguien tan fuerte?
–Pienso que un poco me acostumbré; y, por otro lado, en la vida cotidiana, yo no estoy en pareja con “el”
productor. Valoro mucho el vínculo
que nos une, y las miradas del afuera
son del afuera. El es un novio adorable, muy cálido y muy conectado.
Me cuesta verlo en un lugar de poder porque, de hecho, él nunca se
maneja así.
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Texto: Sebastián Fernández Zini
Fotos: Marcello Molinari
Producción: Georgina Colzani
Maquillaje: Daniel Ortega para Yoo Spa
Agradecimientos: Estancia Vik Punta
del Este (www.vikretreats.com), The Wow
Factor (www.thewowf.com), El Camarín,
Celedonio, Ricky Sarkany, Pablo Ramírez,
Cardón, Fabián Zitta, Min Agostini y Oleana
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