ANÁLISIS DEL ACCIDENTE CERRO SAN FRANCISCO RUTA KRAHL MEIER 1. Introducción. 1.1 Contexto. El cerro San Francisco es un atractiva montaña enclavada en el cordón de cumbres que separa los cajones de Morales y del Yeso, al interior del cajón del Maipo, en la región Metropolitana de Chile. Su hermosa pared sur a atraído durante décadas a generaciones de montañistas que buscan en ella una de las ascensiones más significativas dentro del concierto de rutas que ofrece la cordillera central de Los Andes chilenos. La primera ruta abierta por esta vertiente fue realizada el 7 de diciembre de 1945 por los señores Eberhard Meier y Luis Krahl, a través de la notoria pala de nieve que se descuelga hacia el cajón de Morales. Dicha ascensión significó un hito dentro del desarrollo de montañismo en Chile. Durante el 31 de octubre al 2 de noviembre de 2008, cinco montañeros vinculados a Montañismo UC y al Club Universitario Andino, acometieron dicha ruta, resultando en la ascensión un accidente de consecuencia fatales para uno de ellos. 1.2 Explicación del análisis. El análisis y las conclusiones de este documento son el resultado de la coordinación de las opiniones de más de 10 personas vinculadas a la montaña con la experiencia suficiente para emitirlas, tanto pertenecientes al Club Andino Universitario y Montañismo UC, como reconocidos montañistas externos a éstas. Estas opiniones se efectuaron sobre la base del informe que los propios integrantes de la salida realizaron para su análisis. La estructuración y posterior facción de un documento que organizó las opiniones fue realizado por Andrea Garrido y David Valdés. De este modo, los hechos directos e indirectos que involucraron el accidente han sido analizados separadamente, con la finalidad de permitir una mejor compresión y aprendizaje de estos acontecimientos. En ese sentido, el análisis se presenta estructurado en cuatro partes. La primera parte analiza la planificación de la salida. Tomando como referencia el accidente objeto de este documento; se ha inclinado a proponer diversos puntos que se deberían tener en cuenta a la hora de idear una excursión de estas características. Será el lector, a luz de estas proposiciones, el que en definitiva juzgue el cumplimiento de aquellos puntos en la ascensión analizada y en las futuras salidas que realice. La segunda parte analiza la ascensión de la ruta propiamente tal, desde el inició de ésta hasta el momento del accidente. La tercera parte trata sobre los acontecimientos que sucedieron desde acaecido el accidente hasta la comunicación del mismo para activar el rescate de Marco Vera. La cuarta y última parte se refiere a la conclusiones de este análisis. 2. Planificación de la salida. La ruta Krahl Meier, de acuerdo a los caracteres objetivos de la misma, es considerada como AD de acuerdo a la escala francesa de ascensión alpina. Este tipo de rutas requiere que al momento de evaluar intentarlas, los montañistas se representen al menos los siguientes puntos: 2.1 Experiencia para acometer la ruta. La experiencia se gana con varias horas en cerros de distinta dificultad. No se debe subestimar el desarrollo lógico al subir montañas. Por ejemplo, no es experiencia útil haber subido quince veces el Provincia, o quince veces el Plomo por sus rutas normales, e intentar luego la pared sur del Morado. La experiencia también se forma con lectura de literatura especializada, participación en cursos, talleres, salidas con personas más experimentadas, y repaso periódico de las técnicas aprendidas alguna vez. La experiencia es incompleta si, aun cuando se ha ascendido veinte montañas por difíciles rutas, no se sabe o no se recuerda cómo rescatar a una persona de un grieta. 2.2 Planificación propiamente tal. Intentar un cerro con varios peligros objetivos necesita un examen previo más acucioso que aquellas salidas que no lo tienen tanto. De este modo, se busca reconocer tales peligros previamente, y no aumentarlos con las acciones de la cordada. Por ejemplo, en montañas con potencial peligro de avalanchas, se debe realizar un seguimiento del tiempo en los días previos a la ascensión. Asimismo, es necesario realizar un examen de cómo nos encontramos física y técnicamente para realizar una ascensión de este tipo. Aumenta el riesgo intentar una difícil ruta después de haber estado 5 años sin realizar ascensos, aun cuando tengamos un vasto currículum a nuestras espaldas. Evaluar el equipo necesario. Llevar equipo excesivo aumenta de igual manera el riesgo, que aquél que lleva equipo insuficiente. Documentarse sobre la ruta y la montaña. La experiencia de otros servirá para ser más eficientes en nuestra ascensión. 2.3 La cordada. Es recomendable en rutas técnicas ascender siempre con personas conocidas, y con las cuales ya se haya realizado otras ascensiones previas. Es imperante saber el proceso sicológico y la preparación del compañero cuando las cosas no marchan como se habían planificado. Todos los integrantes de la cordada deben tener una preparación física y técnica, separadamente, acorde al desafío planteado. Por ejemplo, todos deben saber evaluar lugares de peligro de caídas de piedras o rescatar en grietas. Asimismo, todos deben tener un ritmo de ascenso parecido, pues no sólo aumenta el riesgo aquél que marcha rápidamente dejando a los demás atrás, sino también aquél que se demora en demasía. Estrechamente ligado a la planificación y a la experiencia, se debe considerar el número integrantes máximo que permite un avance seguro en una ruta de estas características, sin aumentar el riesgo. Las rutas técnicas no son lugares de pic-nic, paseos fotográficos, ni lugares para reunirse con muchos amigos. Se recomienda, en general, no superar los tres integrantes. Es recomendable intentar rutas técnicas de montaña que se encuentran debajo del grado de dificultad que una persona realiza en condiciones controladas. 2.4 Estrategia. Una buena estrategia significa no sólo el éxito en el ascenso, sino una disminución del riesgo para la cordada. Trazar previamente a la ascensión hitos a cumplir durante ella y el tiempo necesario para cada uno de ellos, identificar los puntos críticos de la ruta, los lugares de campamento o vivac, los round-out, etc., permiten coordinar las ganas de llegar a la cumbre con la seguridad del grupo. La estrategia debe ser realista a la capacidad de la cordada. Salvo rutas extremadamente difíciles, todas las vías pueden ser descendidas. 2.5 Humildad. Reconocer nuestras debilidades es nuestro mejor seguro de vida en la montaña. Nadie tiene la obligación de volver con una cumbre más. No sólo descansar en nuestra capacidad física y técnica, sino en nuestra fortaleza mental. 3. Ascensión y accidente. Desde la primera noche que los montañistas pasaron en el cerro, se escucharon avalanchas de nieve y se reconoce que la noche no estuvo fría. Es claro que la temperatura baja en la noche y que la nieve se endurece, por lo tanto, las condiciones de esta hora del día son más favorables para subir un cerro de estas características. Si en la noche se escuchan avalanchas, obviamente el riesgo es mayor en la medida que aumente la temperatura. Incluso, se relata que a las 2:00AM, cae una gran cantidad de material por la ruta que se pretendía subir, lo cual ya es una señal clara de que no es segura la vía y que por lo tanto es preciso volver. Por lo tanto, se puede observar que la información recibida (horario, avalanchas, temperatura baja), no fue considerada en su totalidad como signos evidentes de algún posible accidente. El día anterior a la ascensión, se había tomado la decisión de comenzar el ascenso con la seguridad de la madrugada. Ello da cuenta de que se sabía que las condiciones de noche son más favorables y mientras más temprano la condición de la nieve es mejor. Sin embargo, la premisa no se mantuvo, porque los horarios de recorrido fueron erróneos con respecto a las condiciones del cerro. Desde el comienzo de la ruta, los montañistas se ven obligados a modificar su ruta, debido al desprendimiento de las 2:00AM. Esta situación, a diferencia de motivar una retirada del cerro, impulsa a las cordadas a modificar su ruta de ascensión y buscar una nueva alternativa de vía y esta situación obviamente se traduce en un gasto extra de tiempo y por lo tanto de retraso. Esta demora produce que las cordadas lleguen al glaciar a las 8:00AM y el recorrido del glaciar demora dos horas más. Por lo tanto, a las 10:00 AM recién se termina de avanzar en el glaciar. En cualquier ascensión técnica, el tiempo es determinante para tomar cualquier decisión de continuar o devolverse. Se debió haber considerado que el grupo avanzaba demasiado lento y que la hora del momento no era adecuada para continuar. El informe presentado demuestra que no se establecieron límites de tiempo para cada tramo del cerro o, por lo menos, no se tomaron en cuenta. Este aspecto es importante, porque al establecer metas, de no cumplir el objetivo se puede comenzar o evaluar una retirada. Dependiendo de la temperatura del día y de la fecha, aproximadamente a las 8:00AM, la temperatura comienza a subir y a las 10:00AM, ya es posible sentir el calor. A esa hora de la mañana se debió haber evaluado la velocidad de la ascensión con la finalidad de calcular que todavía faltaba la parte más técnica y más expuesta a avalanchas del cerro. La progresión en un terreno con poca pendiente es evidentemente más rápida que en una zona de escalada. Se debió haber puesto énfasis en que la progresión posterior sería más demorosa, reflexionando que el número de la cordada es excesivamente alto para una pared técnica, ya que el quinto integrante, debe esperar que suban sus otros cuatro compañeros. El excesivo retraso en cada largo de escalada, incrementa el riesgo a sufrir un posible accidente. Por esto, se debe considerar que mientras más tiempo se permanezca el grupo en el cerro, mayor es la exposición a cualquier peligro. A ello, es necesario agregar los antecedentes mencionados de temperatura, horario y calidad de la nieve ya mencionados. Una vez después del glaciar, los montañistas se encontraron con la nieve blanda. Al parecer, tampoco se meditó acerca del flanco por donde transcurre la ruta, la cual se encuentra expuesta al sol y por lo tanto, con mayores posibilidades de avalanchas. En general, durante toda la ascensión se reconocen las malas condiciones de la nieve y es en este punto donde comienzan las avalanchas que exponen cada vez más a los integrantes de la excursión. Aun así, se continúa progresando a pesar de lo avanzado de la hora del día. Independiente de que ya el grupo había avanzado lo suficiente, los antecedentes ya daban cuenta de que era necesario detener la ascensión, buscar un lugar seguro y continuar cuando las temperaturas fueran más bajas. En este punto del cerro, una retirada involucra riesgos, sin embargo, la ascensión implicaba un riesgo mayor, más aun cuando el grupo decidió erróneamente continuar por el mismo camino que había seguido la avalancha, creyendo que al arrastrar nieve, no volvería a ocurrir otro desprendimiento. Otro aspecto límite, es que una de las avalanchas ya había arrastrado a Marco diez metros. Con respecto a las posteriores técnicas utilizadas, el método de progresión utilizado después de la avalancha Nº 2 no fue el más adecuado para una cordada de cinco integrantes, porque implica lentitud e involucra que no todos los integrantes se encuentran debidamente asegurados. Si bien Marco contaba con un anclaje, este anclaje era débil y fácilmente podía ser arrastrado por una avalancha. Tal vez, se pudo haber fijado la cuerda de modo que los integrantes hubieran subido en simultáneo o que al menos Marco se hubiera encontrado asegurado a ella porque en esta parte del cerro Marco no estaba encordado. Sin embargo, es claro que ello depende de la firmeza de la reunión, de la cual no hay mayores antecedentes. Tampoco hay antecedentes acerca de la calidad y dificultad de la roca, o si presentaba buena protección. 4. Hechos posteriores al accidente. Las condiciones naturales de la ruta y las decisiones poco afortunadas que propiciaron el accidente terminan en correctas acciones del grupo posteriores a él. Un primer punto a considerar es no haber intentado un rescate por su cuenta o averiguar dónde cayó el accidentado. Sin duda, haber llevado a cabo estas acciones hubiera sido altamente inconveniente y muy posiblemente hubiera incrementado el riesgo del grupo. Otro punto positivo es no haber perseverado en salir de la ruta inmediatamente, sino esperar las mejores condiciones para continuar el ascenso. El descenso desde la cumbre por la vía normal también se realizó de forma correcta. En definitiva, después del accidente el grupo actuó correctamente, no aumentando el riesgo para ellos. Sus acciones desde la avalancha que arrastró a Marco hasta la cumbre, se realizaron con razonable seguridad. 5. Conclusión. Sin duda este accidente estuvo precedido por una cadena de elementos que hicieron de este ascenso un evento altamente riesgoso. No obstante, contaban en general con el equipo adecuado para esta ascensión, la cantidad del elemento humano sobrepasó con creces lo recomendable. La cordada numerosa repercute en la velocidad de ascensión, lo que en vías tan largas como ésta, significa un retraso de varias horas, incrementando por tanto la exposición al riesgo. Asimismo, aun cuando fueran cinco los integrantes de la salida, no aparece claro en el informe alguna opinión que haya sopesado correctamente las condiciones en las que se encontraba la montaña y en las que se desarrollaría el ascenso. Esto, unido a hechos explícitos y patentes, como varias avalanchas, las altas temperaturas o el horario, permiten concluir que primó el ánimo deportivo por sobre la seguridad del grupo. En este mismo orden de cosas, pareciera ser que los integrantes de la salida no analizaron concienzudamente las mejores formas de armar reuniones y anclajes dada la precariedad del terreno de ascensión. Existiendo mejores formas y lugares para protegerse, no fueron utilizados. Todos estos hechos y acciones no produjeron el accidente de Marco Vera, pero sin duda contribuyeron a aumentar el riesgo para el grupo. Correlativamente, las decisiones posteriores al accidente fueron correctas en el sentido de minimizar el riesgo para el grupo y permitir un descenso seguro hasta dar aviso de lo acontecido. La actividad de montaña, por su naturaleza, está llena de factores que escapan a la voluntad humana. Es deber de nosotros minimizar los riesgos con un adecuado y constante perfeccionamiento. Felicitamos al grupo por la altura de miras que tuvieron al elaborar el relato del accidente, por lo que es deber de nosotros y cada uno de ustedes, tomar de esta triste experiencia aquellos elementos que nos permitan disfrutar por muchos años de los hermosos parajes andinos que nos regala nuestra cordillera.