La colonización sanluiseña “Dos grandes etapas se pueden reconocer en la historia del poblamiento sanluiseño. La primera corresponde al norte de la provincia, extendiéndose desde los tiempos de la conquista hasta mediados del siglo XIX. La planicie sureña debió esperar mucho tiempo para su ocupación efectiva. Los factores históricos son complejos pero la ausencia del agua superficial y el peligro del indio como dominantes justifican plenamente el retraso de la incorporación del sur a la organización espacial del territorio. Los primeros tiempos fueron difíciles. Desde la fundación, y por dos largos siglos, se puede decir, las condiciones imperantes y el aislamiento fueron dos factores que limitaron el asentamiento humano. Así, llegamos al siglo XVII, con los duros comienzos del poblamiento. Las primeras preocupaciones del Cabildo, se centraban en conseguir que el Gobernador de Chile confirmara la fundación realizada por Jofré, y limitara las aspiraciones mendocinas, deslindando las jurisdicciones en el Desaguadero y liberaran a los indios puntanos de trabajos y dependencias fuera de sus tierras. Otra preocupación era el límite con Córdoba. Estos hechos demuestran que San Luis quería ser más que un fortín o lugar de paso. La población, fue en aumento hasta 1630, año en que esta jurisdicción sufrió los efectos de la peste introducida desde el Tucumán y el Litoral. Por otra parte, el cabildo se preocupó porque las vecindades se otorgasen a moradores puntanos, y no a quienes vivían en San Juan o Mendoza. (Foto. Ilustración del Cabildo de San Luis) En este siglo vio la luz un pueblo que sería llamado a tener gran importancia histórica en tiempos venideros, nos referimos a San Francisco. El Capitán Francisco Sánchez Chaparro, vecino de San Juan, solicitó el 5 de Abril de 1673, al Gobernador de Chile (Don Juan Henríquez) le hiciera merced de 10.000 leguas cuadradas “que están vacías, en un valle que llaman San Francisco, en la jurisdicción de la ciudad de San Luis de la Punta”. Para 1864, el núcleo de la población antigua (que ahora se denomina Banda Sud) se agrupaba alrededor de la plaza que hizo delinear el entonces gobernador Barbeito y se componía de 48 vecinos. La construcción de un templo del otro lado del río, dio origen a la Villa Nueva o Banda Norte. Otro poblado que en este siglo tiene su origen es San José del Morro, que surgió de la capilla construida aproximadamente en la primera mitad de este siglo por don Pablo Suárez. El Morro es un topónimo que aparece en un expediente levantado en Córdoba en Octubre de 1614, el cual relata acontecimientos que datan de 1580. Según el padre Cabrera este lugar era conocido con anterioridad a la conquista hispánica como tierra de Cambatac, donde señoreaba el Cacique Coyumel. Durante estos tiempos San Luis soporto estoicamente las repetidas maloqueadas. En cuanto al cauce religioso, y siguiendo a Verdaguer, se sostiene que “el convento dominico de San Luis de Loyola, fue fundado, según parece, a principios del siglo XVII por el Prior del Convento de Mendoza y Vicario Provincial de los conventos de Cuyo Acacio de Naveda, quien en 1603 nombro vicario del convento de San Luis al Pbro. Antonio Garcés”. También fue importante la labor evangelizadora desplegada por la Orden de los Predicadores. Los Mercedarios cimentaron la advocación de Nuestra Señora de la Merced. Llegado el siglo XVIII, San Luis se encontraba preocupado por afianzar su jurisdicción. El indio continuaba siendo una de sus preocupaciones , por eso se establecieron en diversos parajes destacamentos militares, cuyos integrantes además de cumplir con su función especifica, cultivaron la tierra y criaron ganado mayor y menor. Así nacieron pequeñas poblaciones que fueron adquiriendo mayor importancia al concentrarse junto a oratorios y pequeñas capillas construidas por particulares. De este modo surgieron, entre otros, Renca y Santa Bárbara. A mediados del siglo XVIII, la Iglesia del Sr. De Renca era parte indisoluble de la fisonomía y del espíritu de la región y además era visitado asiduamente por los obispos y delegados de Chile. Ya hacia 1810, cuenta con una escuela de primeras letras que daba albergue a los primeros doce alumnos. Se puede decir que desde el siglo XIX tenemos a Renca como uno de los lugares más interesantes y pintorescos de la provincia. Pa lo pagos de Renca Voy con mi bayo 3 de mayo se acerca Fiesta del año Fiesta del año. Si De los puntanos. De día promeseando Luego cantando Y de noche en las carpas Ya estoy prendido, Empinando unos tacos Muy divertido En una cueca luego, Mucho me empeño, Porque yo soy puntano Criollo renqueño. (Gato) José A. Zabala Es muy importante destacar, en el ámbito religioso, la labor desplegada por los jesuitas establecidos en La Estanzuela. Cuando fueron expulsados por Real Cedula de Carlos III en 1767, de España y de todo territorio americano, quedó una biblioteca formada por más de 300 volúmenes en latín, romance, portugués, francés. Expulsados los jesuitas, los dominicos de inmediato tomaron a su cargo la enseñanza de las primeras letras. En 1776, se creo el Virreinato del Río de la Plata, el cuarto y último de los establecidos en América Española. En ese entonces, la Provincia de Cuyo fue separada de la Gobernación de Chile, y agregada al Virreinato como parte de la Provincia de Tucumán .No obstante, durante 33 años, eclesiásticamente continuo bajo la jurisdicción del obispado de Santiago. (Verdaguer). San Luis, se afianzaba en su economía. Existen varios testimonios del quehacer de los pobladores que evidencian que además de la ganadería, practicaban la artesanía de la madera, que se vendía tanto en San Juan como en Mendoza. También la jurisdicción puntana era rica en especies silvestres, como guanacos, avestruces y venados, base de una primera explotación de los ecosistemas naturales. La toponimia permite conocer otros datos, por ejemplo, la Majada y Cuchicorral. Si el primero prueba la existencia de cabras y ovejas, el segundo certifica que el cerdo también brindaba su aporte a la economía puntana. Las mulas, criadas principalmente en las cercanías del Morro, Paso Grande y Saladillo, fueron preciados artículos para el intercambio comercial con las provincias del norte. El ganado cimarrón prosperaba, y los puntanos detrás de el recorrían asombrosas distancias., llegando a Sierra de la Ventana, Litoral Atlántico, Melincue, etc. Para capturar al ganado cimarrón se organizaban las vaquerías Los documentos también consignan frutales y cultivos que daban importancia en sus chacras. En cuanto a la industria se testimonia que las mujeres trabajaban en el tejido de ponchos y frazadas que se conducían a Chile y de allí retornaban lencería y otros efectos en cambio. Paralelamente a la tejeduría, se desarrolló la artesanía del cuero. Alrededor de 1785, se fomentó el laboreo de yacimientos auríferos en las Sierras de San Luís, particularmente en el paraje donde Sobremonte hizo delinear la población de Carolina .En 1797, vio la luz la Villa de Melo, (actual Merlo) en memoria del Virrey don Pedro Melo de Portugal. Para esta época San Luis mantenía un activo comercio con las provincias limítrofes, basado principalmente en su producción ganadera; si bien en el territorio, la capital económica era Renca, ubicada en el borde oriental de la sierra de San Luis, y que superaba las 3500 personas en su jurisdicción, mientras que, nuestra ciudad, la futura capital de la provincia, no llegaba a las 700 personas.” Fragmento de Fernández, Oliveira y Espinosa, (2006) San Luis. Escenarios y protagonistas. Geografía e Historia, de