O.J.D.: E.G.M.: Tarifa: Área: 166965 752000 46110 € 1305 cm2 - 290% El turismo termal se ha popularizado y mucha gente acude a balnearios y spas en busca de bienestar. Elegir uno u otro no es indiferente. El tipo de agua y la temperatura importan, y el estado de salud también Fecha: 29/03/2014 Sección: SUPLEMENTO Páginas: 10-12 “El próximo fin de semana iremos a un balneario, a meternos en el spa a ver si nos relajamos y salimos como nuevos”, comenta Juan con un amigo. “¿A cuál iréis?”, le inquiere este. “Lo mismo nos da; miraré cuáles tenemos más cerca y cómo están de precio”. La respuesta de Juan es muy habitual pero, ¿realmente da igual elegir un balneario que otro? “No”, asegura contundente María Ángeles Ceballos, neuróloga y especialista en hidrología médica. Y advierte que Juan también yerra cuando habla indistintamente de balneario y spa. “Hay tres tipos de establecimientos que a menudo se confunden, los balnearios, los spas y los centros de talasoterapia, pero no son lo mismo”, explica Ceballos. Y aclara que mientras el balneario es una instalación próxima a un manantial de agua que reúne una serie de características para ser considerada mineromedicinal, un spa es un centro dedicado al relax y al cuidado personal donde los baños y tratamientos se hacen con agua potable y los centros de talasoterapia utilizan siempre agua de mar y han de estar cerca de la costa para proporcionar un clima marino. Los beneficios de las aguas mineromedicinales sobre la salud dependen tanto de su composición como de la vía de administración. Bebérselas acostumbra a ser la mejor forma de absorber sus propiedades, pero exige un control médico para determinar la dosis y posibles contraindicaciones en función de las dolencias que tenga cada persona. Aguas oligometálicas La doctora María Ángeles Ceballos explica que las aguas oligometálicas, que contienen muchos minerales pero en poca cantidad, tienen efecto diurético, ayudan al riñón a filtrar y permiten eliminar arenillas y algunos cálculos renales. Pero advierte que sólo deben tomarse por prescripción médica, una vez comprobado el tipo de cálculo renal que tiene la persona. “Si una persona tiene un cálculo en el riñón con forma de piedra redonda sí puede beneficiarle ir a un balneario de aguas oligometálicas para expulsarla, pero si su piedra tiene picos estará contraindicado porque al sacarla bajará desgarrando tejidos y tendrá más dolores”, detalla. Aguas ferruginosas Son ricas en hierro y están indicadas para personas con Si lo que se busca es desconectar de las obligaciones durante un fin de semana y tomar unos baños calientes o con burbujas para relajarse la diferencia entre uno y otro establecimiento no es tan importante, aunque, según Juan Carlos San José, presidente de la Sociedad Española de Hidrología Médica, “el agua de los balnearios siempre tiene un valor añadido y aunque se use pocos días tiene mayor poder sedante y el relax que se obtiene es algo mayor”. Pero decantarse por un spa o por un balneario sí que gana relevancia cuando la persona tiene alguna enfermedad o cuando la estancia se alarga más de dos días. Porque que los circuitos termales se utilicen con carácter lúdico y como centros de bienestar no quiere decir que sienten bien a todo el mundo. “En los balnearios, según las propiedades del agua que tienen, suelen marcar muy claro BEN PIPE PHOTOGRAPHY ELEGIR BIEN EL AGUA Para distinguir uno u otro no basta con fijarse en el nombre. Hay muchos spas que se denominan balnearios urbanos. El director de la escuela profesional de Hidrología Médica e Hidroterapia de la Universidad Complutense, Francisco Maraver, enfatiza que los balnearios, aunque se usen con finalidades lúdicas, son centros sanitarios donde siempre hay personal médico y las aguas son mineromedicinales, mientras que en los spas el agua es del grifo y habitualmente no hay control médico. Por tanto, informarse sobre estas dos cuestiones facilita la identificación. Alfredo Pérez, presidente de la Asociación Española de Wellness Spa, asegura que normalmente el spa es un establecimiento más urbano o de complejo turístico de playa, asociado con el descanso, mientras que el balneario acostumbra a estar ubicado en el interior, lejos de las ciudades, porque las fuentes que les proporcionan las aguas mineromedicinales suelen estar en lugares rurales, por lo que a veces es la mayor o menor disposición de tiempo la razón que lleva a decantarse por uno u otro. O.J.D.: E.G.M.: Tarifa: Área: 166965 752000 46110 € 1305 cm2 - 290% Fecha: 29/03/2014 Sección: SUPLEMENTO Páginas: 10-12 BAÑOS DE SALUD Texto Mayte Rius O.J.D.: E.G.M.: Tarifa: Área: 166965 752000 46110 € 1305 cm2 - 290% Fecha: 29/03/2014 Sección: SUPLEMENTO Páginas: 10-12 ES29 DE MARZO DEL 2014 cuáles son sus contraindicaciones; pero en el spa es distinto, porque lo que se busca es un ocio lúdico y a veces no se tiene en cuenta que los contrastes térmicos del agua o el hecho de tener alguna enfermedad de la piel exigen un control”, alerta Pérez. Y llama la atención sobre el hecho de que muchos usuarios utilizan el circuito de spa a su antojo, en función de sus preferencias o de las sensaciones que les resultan más placenteras, y no tienen en cuenta las indicaciones que hace el centro para que la estancia resulte beneficiosa. “El circuito de un spa está pensado para aprovechar las ventajas del agua cuando se emplean bien el contraste de temperaturas, la presión de los chorros, la duración de las duchas… Y es importante que se haga de forma controlada”, comenta. NEUS CARRERAS carencias de este mineral. A modo de ejemplo Ceballos menciona a quienes padecen anemia ferropénica, quienes tienen uñas y cabellos frágiles por falta de hierro o quienes sufren glositis (inflamación de la lengua). Se utilizan en baños, chorros o duchas, pero la mejor forma de absorber el hierro es bebida, aunque hay que cuidar la dosis porque en exceso causan dolor de cabeza, somnolencia y estreñimiento. Aguas cloruradas Contienen cantidades significativas de cloruros y estimulan las funciones metabólicas. Favorecen la circulación sanguínea y linfática, y provocan que la vesícula biliar produzca más cantidad de bilis y más fluida, lo que facilita la digestión. Los médicos advierten que no deben ingerirla quienes padecen úlcera gástrica o duodenal, aunque sí pueden usarlas en forma de baños, duchas o chorros. Aguas sulfatadas Pueden ser ricas en calcio, sodio o magnesio. Actúan sobre la vesícula biliar y el movimiento intestinal, y en función de los componentes que predominen tienen efecto astringente o diarreico. Los médicos advierten que las personas con patologías cardiacas y renales han de tener cuidado con el agua caliente o con los cambios bruscos de temperatura que se producen cuando se alternan piscinas o duchas a diferentes temperaturas. “En el agua el metabolismo se acelera, el corazón se dilata y tiene que trabajar más, lo mismo que el riñón”, explica la doctora Ceballos. Tampoco se aconseja utilizar un spa o un balneario en los seis meses siguientes a sufrir un ictus o accidente cerebrovascular, cuando se tiene fiebre, gripe u otra enfermedad aguda, bronquitis crónica o se está en tratamiento por cáncer. “A veces se reserva el tratamiento con mucha antelación y el día en cuestión la persona tiene fiebre pero, para no perder la reserva, sigue adelante con su plan de termalismo, y eso no es bueno; como tampoco lo es si se está en tratamiento con quimioterapia o radioterapia, porque la capacidad de respuesta del organismo es menor y la sensación de cansancio general se va a agudizar”, advierte San José. Y agrega que cuando se elige un tratamiento termal para relajarse lo más efectivo suelen ser las técnicas calientes, y muchas personas recurren a la sauna o las estufas húmedas que hay en muchos balnearios, pero deberían abstenerse de ellas aquellas personas que tengan la tensión arterial desequilibrada. En cambio, asegura que, a pesar de la creencia popular, estos baños de vapor no están desaconsejados para quienes tienen varices salvo que tengan también edemas en las piernas, si bien en este último caso pueden realizar otros tratamientos termales como duchas lumbares, cervicales, baños de lodo… De ahí que tanto Ceballos como San José enfaticen la ventaja de acudir a balnearios donde se pase un pequeño control médico antes de cualquier actividad termal para asegurarse de que no está contraindicada o conocer las opciones más indicadas para cada persona. “Aunque uno vaya con la única intención de pasar un fin de semana de relax no debe tomarse mal la exigencia de pasar por la visita del médico antes de bajar a las termas, porque así podrá saber qué baños se puede dar, con qué duración, a qué temperatura o si las aguas son o no idóneas dadas sus circunstancias concretas”, explica Ceballos. Y pone como ejemplo las personas reumáticas o con problemas de piel, que a menudo acuden convencidas de que su dolencia se verá aliviada por las aguas termales, pero eso sólo es así A veces se usan como purgantes. Aguas sulfuradas Contienen azufre y tienen un olor característico a huevos podridos. Resultan beneficiosas tanto bebidas como administradas por vía respiratoria o en baños. Tienen propiedades óxidorreductoras, antialérgicas y regulan las secreciones y están indicadas para quienes sufren procesos reumáticos, problemas dermatológicos o respiratorios crónicos. Aguas bicarbonatadas Son antiácidas y se digieren bien, y ayudan a movilizar y eliminar el ácido úrico en la orina, protegen el hígado y se aconsejan para personas diabéticas o que siguen dietas bajas en sal. Aguas carbogaseosas Por vía oral facilitan la digestión. El tamaño de las burbujas estimula la secreción gástrica y facilita el movimiento intestinal. Y usadas en baños tienen acción vasodilatadora. La doctora Ceballos las recomienda también para personas con acrocianosis –a las cuales se les quedan los dedos blancos o azules con el frío– y con ateroesclerosis. Aguas radiactivas Emiten radiactividad natural debido a su contenido en gas radón. Tienen efecto relajante, sedante y anestésico. Se utilizan para descontracturar, para regular el sistema nervioso y para problemas dermatológicos. EL AGUA DEL BALNEARIO ES MINEROMEDICINAL; LA DEL SPA, DEL GRIFO 12 si no están en una fase aguda de la enfermedad y en función del tipo de agua que tenga el balneario. “Si alguien está en mitad de un proceso de eczema o psoriasis, el calor aún irritará más ese proceso”, advierte Maraver. Porque cuando se tienen dolencias concretas es fundamental informarse del tipo de agua más apropiado para ellas (véase información de apoyo) y elegir un balneario vinculado a un manantial de ese tipo. Ceballos apunta que para las personas con afecciones vasculares son mejor las aguas carbogaseosas, mientras que quienes tienen psoriasis mejoran más con las aguas sulfuradas, que contienen azufre. Y el doctor San José destaca que las aguas cloruradas y cálcicas tienen mayor acción sedante sobre el dolor articular reumático. De todos modos, los expertos explican que cuando se trata de tratamientos termales basados en baños o duchas la composición de las aguas cuenta menos que cuando se administran por vía oral o via atmiátrica (por las vías respiratorias), porque gran parte de los beneficios de los baños se derivan de los efectos mecánicos de la flotación y de la temperatura. Al flotar la persona aligera su peso y gana libertad de movimiento con menos esfuerzo y dolor, al tiempo que la presión hidrostática favorece la circulación sanguínea de retorno, mientras que la potencia de los chorros permite descontracturar la musculatura o activar la circulación. Y la temperatura, si es elevada, provoca efectos vasodilatadores, analgésicos, sedantes y relajantes; mientras que si es baja produce vasoconstricción y sensación de estímulo. “Lo beneficioso del agua es trabajar con la temperatura, con la presión a la que se aplica y con el tiempo durante el cual se aplica la técnica”, resume la doctora Ceballos. Y enfatiza que prácticamente cualquier tipo de agua termal, bien aplicada, ayuda muchísimo en dolencias de tipo neurológico, como el Parkinson, hemiplejías (una vez superada la fase aguda del ictus y transcurrido un mínimo de seis meses), secuelas de la poliomielitis o miopatías (enfermedades de los músculos). Pero los beneficios indiscutibles de las aguas termales no impiden que algunas personas recelen del uso de balnearios y spas por temor al contagio de enfermedades. Las condiciones de humedad, altas temperaturas y sustratos que se dan en estos establecimientos hacen que se vean como lugares proclives a los microorganismos. Sin embargo, los médicos aseguran que estos establecimientos están muy controlados, disponen de planes de prevención de legionela y las aguas de las piscinas colectivas están desinfectadas. El presidente de la Asociación Española de Wellness Spa precisa que la seguridad sanitaria es muy alta porque a las medidas activas de cloración, depuración y desinfección de las instalaciones se añaden en muchos centros otras medidas pasivas de protección, como exigir el uso de gorro y de chanclas o patucos específicos y únicos para el establecimiento u obligar a pasar por la ducha antes de entrar a los baños. “El porcentaje de contagio es realmente insignificante si el centro sigue las normas establecidas”, concluye Pérez. s