1 Discurso del Director. 73º ANIVERSARIO ESCUELA INDUSTRIAL Mientras el debate sobre la educación está que arde en el Congreso, y todo parece tan complejo en este ámbito, los industrialinos nos reunimos hoy para celebrar un año más de vida de nuestra querida Escuela Industrial, que nos sigue transmitiendo un mensaje positivo de confianza, que nos muestra inconmovible un rostro de la juventud que habla de un país de oportunidades, de justicia y superación, un modelo que, con toda modestia, se parece en muchos aspectos al ideal que podemos imaginar que está buscando la reforma actual. De la Escuela de Artesanos a la Escuela Industrial. El primer secreto de este establecimiento tan singular, que lleva el nombre de su primer director, don Guillermo Richards Cuevas, consiste en que ha sabido conservar en el tiempo el espíritu altruista y solidario de la época que lo vio nacer, a inicios de los años ’40. Ocurrió bajo el gobierno del Presidente don Pedro Aguirre Cerda, hijo preclaro de Aconcagua. Apoyado por la fuerza política del Frente Popular (1938-1941), este visionario mandatario puso una energía inédita en la educación, convencido de que “Gobernar es educar”, como reza su conocido lema. Anhelando el progreso del país y el bienestar para su gente, invirtió sus mejores esfuerzos en mejorar los niveles educacionales de los chilenos y dar mayores oportunidades de estudios a los más desfavorecidos. Eso se tradujo, por un lado, en hacer que la educación básica fuera por fin obligatoria y, por otro, en crear la educación técnica, al mismo tiempo que diera origen a la Corfo, para el fomento de la industrialización. Fue así que en San Felipe se crearon en esos años la Escuela Hogar y la Escuela de Artesanos, junto con más de 500 establecimentos a lo largo del territorio nacional. Estos acontecimientos, generaron el entusiasmo y la generosidad de autoridades y parlamentarios de la época, quienes se convirtieron en eficaces catalizadores del desarrollo educacional para la zona. El entonces intendente Adolfo Carmona Novoa y el alcalde René Lobo Muñoz, junto a los regidores de las distintas corrientes políticas aunaron voluntades para sacar adelante estos proyectos, sabiendo que a Chile le había llegado la hora de sumarse a la revolución industrial que se imponía en el mundo con más urgencia que nunca a consecuencia de la guerra. El proyecto de la Escuela era fascinante: atraer desde los rincones más apartados del Valle a los niños que presentaban condiciones favorables para los estudios. Eso significaba darles una oportunidad única para salir de la pobreza y superar la marginalidad en la que vivían, al mismo tiempo que formar la mano de obra que contribuiría a mejorar la industria nacional. 1 2 Con ese ideal abrieron sus puertas los primeros talleres de la naciente Escuela de Artesanos, en una antigua casona colonial de calle Prat Nº 270. Allí llegaron ese año, pesquisados por sus profesores básicos, un puñado de niños a tomar clases de Mecánica, Herrería y Electricidad. En la casa del Director, en calle Freire Nº 331, funcionaba la Dirección, secretaría y administración; y en Freire con Traslaviña, estaba el internado donde dormían estos retoños de una patria pujante. Los comedores se situaban en Prat, cerca de los talleres. También por esos años se crea el taller de mueblería, el que por razones de espacio debe funcionar en los terrenos pertenecientes a la chacra de Parrasía, hoy calle Benigno Caldera, lugar que ocupa el actual edificio. El feliz encuentro entre los altruistas educadores liderados por Richards Cuevas, y esos adolescentes venidos del campo llenos de sueños para su futuro no tardó en consolidarse como una excelente y eficaz propuesta educativa, de tal modo que en septiembre de 1949, la modesta Escuela de Artesanos, obtiene el reconocimiento del Ministerio de Educación y pasa a ser Escuela Industrial de 2da clase. Cuando don Guillermo jubiló, lo sucedió don Carlos Ubilla Moya, que llevaba varios años desempeñándose como Jefe Técnico de Talleres y profesor de dibujo técnico. Este educador de vocación fue quien, a lo largo de los 21 años que dirigió la Escuela, de 1953 a 1974, le dio su forma definitiva, la instaló en sus actuales dependencias el año `60 y le consiguió el reconocimiento oficial del Ministerio de Educación como “Escuela Industrial Superior de San Felipe”. Cabe destacar que a la inauguración de este edificio asistió el ministro de educación, don Eduardo Moore Montero, protagonista clave en la definición del plan diferenciado de la educación profesional, con adecuaciones al contexto regional y estrecho vínculo con el sector empresarial. El edificio no estaba terminado. Había cemento no pulido. Hoy lo sigue habiendo porque seguimos proyectándonos. El plan estratégico 2014-2017 Porque si nos detenemos a mirar el pasado no es para ponernos nostálgicos sino para reconocernos hoy en esa historia y comprender hacia dónde nos proyecta en el futuro. En otras palabras, para preguntarnos ¿Qué nos corresponde hacer a nosotros hoy para ser los dignos sucesores de estos gigantes que nos precedieron, sea como alumnos, exalumnos, funcionarios o apoderados? La respuesta a esta interrogante es lo que quisimos plasmar en nuestro plan estratégico para el próximo trienio. Ustedes han visto unos pendones puestos en distintas partes del colegio desglosando el contenido de este plan. Lo central se puede resumir en 3 elementos: 1. La definición de quiénes somos y qué queremos: 2 3 Somos una comunidad educativa que forma profesionales en el área industrial, con una sólida preparación técnica y valórica acorde a su época, que permite a jóvenes y familias de cualquier condición social acceder a mejores estándares de vida, insertándose exitosamente en el mundo. Y queremos ser un referente nacional de educación media técnico-profesional integral y de calidad. 2. La formulación de los valores que nos identifican y que no podemos perder, porque ese es el segundo secreto o tesoro de la Escuela: congregar gente buena, confiable, que busca el bien para todos. Esos valores son: Honestidad: Se contrapone a la mentira, la trampa, el engaño, la copia y el robo. Responsabilidad: significa hacerse cargo y responder por las opciones tomadas y las acciones cometidas. Se contrapone a la irresponsabilidad. Solidaridad: Significa ponerse en el pellejo del otro, trabajar en equipo sin que nadie quede atrás; de apoyarse y colaborar compartiendo lo que se tiene. Es lo contrario al individualismo y al egoísmo. Respeto: Es reconocer la dignidad de toda persona, no solo dentro del colegio sino en la familia, el trabajo y la sociedad. También apunta al respeto por el medioambiente y por la Patria. Se contrapone al bullying y también al anarquismo. Perseverancia: es la voluntad de superación y el mejoramiento continuo. Es mojar la camiseta. Este valor se contrapone a la mediocridad, a la flojera. Lealtad: Implica compromiso con el bien, la verdad y la justicia. Es lo contrario de la chuecura y de la complicidad con el mal. Orden: Capacidad para conducirse de manera metódica, respetando las normas. Se debe reflejar en la buena convivencia, la adecuada presentación personal, el cuidado de la integridad y seguridad personal y de los demás, la puntualidad y en el respeto y cumplimiento de todas las normas de la comunidad escolar. 3. Las áreas de desarrollo en la que queremos centrarnos en esta etapa del camino: Eficiencia en los procesos propios del quehacer escolar: Aquí apuntamos a aprovechar los recursos que tenemos, a ordenarnos. A usar bien el tiempo. Compromiso, colaboración y trabajo en equipo de todos los estamentos que componen nuestra comunidad educativa: Esto tiene que ver con la actitud. Modernización de nuestra propuesta educativa: Esta área apunta a seguir actualizándonos permanentemente, a no conformarnos con lo que tenemos sino que a ir por más. Es lo que hemos estado haciendo con la infraestructura, el equipamiento, los espacios educativos. Si somos fieles a esta propuesta seguiremos manteniendo vigente el espíritu industrialino y podremos entregar el relevo con orgullo a quienes vengan después. 3 4 Pero para eso necesitamos de todos y cada uno de los aquí presentes: los alumnos, exalumnos, apoderados, profesores, auxiliares y administrativos. Y también de nuestros socios estratégicos: El Ministerio de Educación, nuestra corporación SNAEduca, las empresas, las instituciones de educación superior, y muchos otros que están deseosos de colaborar con un colegio que se toma su misión en serio. Queridos industrialinos, debemos estar agradecidos de la herencia que con tanto esfuerzo nos legaron los precursores de esta Escuela y todos los educadores que han seguido manteniendo viva la antorcha industrialina a lo largo de estas 7 décadas. Es nuestra responsabilidad cuidarla y lucirla cada día con más brillo. Que los tiempos hayan cambiado no significa que debamos renunciar a esta propuesta educativa tan valiosa. Nunca permitamos que se eche al trajín nuestra querida Escuela Industrial y todo lo que ella representa. Por eso seguiremos lidiando con la presentación personal, la disciplina, el rendimiento, la formación valórica y todos esos detalles que día a día van marcando a fuego a quienes pasan por estas aulas y talleres. Y discúlpennos si somos cargantes a ratos, pero es porque estamos convencidos de que vale la pena, no porque lo digamos nosotros, sino porque se refleja sobre todo en la vida y los éxitos de los que van saliendo de aquí a los estudios superiores y al mundo laboral. Prueba de ello son los exalumnos que hoy nos acompañan y que en un momento más van a hacer entrega de una placa con la letra de nuestro himno, uno de los símbolos indelebles que nos viene de aquellas épocas y que reflejan el alma de esta comunidad, para que la pongamos en la entrada. Desde ya les damos las gracias por acompañarnos hoy y por este regalo. Y a todos ustedes que hoy nos acompañan ¡Gracias por ayudarnos a dar realce a esta celebración! Felicitaciones también a los jóvenes que hoy reciben su título. Les deseo que donde quiera que vayan sean portadores de las buenas enseñanzas que aquí quisimos inculcarles. Andrés Vargas M. 4