1 ANÁLISIS DE LOS NIVELES DEL CONOCIMIENTO HUMANO 1. Introducción a En la explicación del conocimiento del hombre partimos de (l) la experiencia de que conocemos y de que (2) sabemos intuitivamente en qué consiste este hecho, aunque (3) de manera poco profunda. La pregunta ¿Qué es conocer? no es una cuestión absolutamente inicial, sino la reflexión para profundizar sobre actos que ejercemos conscientemente. b Para afrontar esta cuestión debe revisarse lo expuesto en los temas iniciales acerca de esta actividad humana y acerca de la verdad, para tener presentes algunos criterios básicos. El enfoque de este tema incidirá en cuestiones más específicas y detalladas. c Desglosaremos la vertiente cognoscitiva en los diversos niveles en que se presenta: Desde la sensibilidad hasta el conocimiento intelectual –de lo más inmediato a lo más profundo-, analizando los aspectos fundamentales de cada uno. Recordemos que el conocer es una actividad del viviente y que, por tanto, la unidad global preside toda la explicación: el análisis debe ser revisado desde el conjunto de la vivencia humana. 2. Componentes necesarios de la relación cognoscitiva a El acto cognoscitivo, esquemáticamente, presupone estos componentes: (1) la realidad del cognoscente (sujeto), (2) la realidad en cuanto cognoscible (objeto) y (3) la unión peculiar entre los dos que llamamos conocimiento. Esta unión se da (4) en un tipo especial de realidad -la sensación, el concepto, etc.- que denominamos realidad intencional: Consiste en ser signo de otra realidad. La negación o mala interpretación de cualquiera de ellos, así como de sus relaciones, hace imposible explicar que el hombre conoce verdaderamente, ya sea en el nivel sensible o en el inteligible. b En consecuencia, la explicación detallada del conocimiento va precedida de (1) la explicación adecuada del hombre como ser capaz de conocer y de (2) la realidad como capaz de ser conocida (verdadera) -lo cual presupone la aceptación de que conocemos por naturaleza- y sólo después puede afrontarse el tema del conocimiento en profundidad. El orden del estudio debe avanzar en un orden que cumpla estas condiciones: que (1) describa fielmente los actos de conocimiento y (2) trate de definirlos, (3) mostrar su orden y relaciones mutuas, y (4) hallar su fundamento. c Es indispensable estar atentos en el análisis para no sustituir la descripción de lo captado por una teoría previa acerca de ello. Cada tipo de actos de conocimiento aporta un determinado contenido y formalidad peculiar que no es aportado por ningún otro tipo de actos. Es esa peculiaridad el principal foco de atención en que es preciso detenerse. 1. Desde la conciencia de objetos de conocimiento específicamente diversos. 2. Describir la naturaleza de su formalidad y contenido propios. 3. Caracterizar la facultad que los lleva a cabo. 4. Relacionar las aportaciones de cada facultad, respecto de la unidad del cognoscente y respecto la globalidad de la realidad conocida. 5. La síntesis definitiva se sitúa en la verdad comprendida por la inteligencia de una persona ordenada al bien. 2 3. Nivel corporal: La consciencia sensitiva y la percepción sensible. a La distinción de niveles en la estructura del hombre se manifiesta en todas sus vertientes. En el conocimiento, es posible diferenciar un nivel de conciencia de objetos en el que no se pone en juego la imaginación o el conocimiento intelectual de forma consciente. Nos damos cuenta de percibir algo, pero podemos perfectamente no pensar en ello o no activar la imaginación. Para ello será preciso detenerse o fijarse en lo percibido, pero esto se hace selectivamente en función de lo que llama nuestra atención o nos interesa. 3.1. Los órganos de los sentidos a La primera apertura a la realidad por parte del hombre se lleva a cabo a través de los sentidos: Vista, oído, tacto, gusto, olfato (también los «propioceptores»: equilibrio; kinestésico: posición muscular; cenestésico: estado orgánico -hambre, etc.-). De todos ellos, los de mayor potencia cognoscitiva son la vista y el oído. El tacto puede considerarse el sentido básico. Puede decirse que los contenidos de nuestra inteligencia proceden de lo sensible, directa o indirectamente: o pensamos lo que se nos presenta sensiblemente, o lo que queda implicado por aquella presencia, o lo que descubrimos al reflexionar sobre nuestros propios actos conscientes. b La capacidad de sentir tiene un fundamento orgánico y físico: Algunos estímulos se convierten en hechos psíquicos: se manifiestan en la consciencia, y sólo entonces son cognoscitivos. Cada sentido es una vía de acceso a lo real, dirigida esencialmente a un tipo concreto de datos: visuales, auditivos, etc. c Las sensaciones tienen también un fundamento en la realidad física de las cosas. No captamos directamente, como veremos, los entes físicos, pero actúan sobre nuestro organismo sensitivo gracias a su naturaleza y actividad física: resistencia a nuestro cuerpo, interacciones térmicas, radiaciones lumínicas o sonoras, etc. d Para que se produzca la percepción es necesaria una cierta moderación o proporción entre el órgano sensitivo y el estímulo físico recibido: Ni imperceptible (subliminar), ni excesivo, ya que entonces destruye físicamente el órgano. 3.2. Los actos de percepción sensible a La captación de la realidad sensible se produce de manera integrada: Captamos el entorno unificando la información de diversos sentidos en una experiencia global y ordenada de lo que nos rodea. Llamamos a esto PERCEPCIÓN: la captación de la realidad sensible de modo global y ordenado, distinguiendo los objetos diversos. La percepción es el modo natural de notar el entorno, pero puede analizarse en sus componentes (las sensaciones), ya que es enormemente compleja. b La PERCEPCIÓN contiene aspectos formales, de «organización», que son indispensables para explicar cómo la inteligencia puede llegar a conocer partiendo desde las facultades sensibles; dado que lo que el entendimiento entiende es precisamente el aspecto formal de la percepción: Es indispensable para que la sensibilidad tenga significado. La percepción hace posible que captemos objetos distintos y sus relaciones diversas. La psicología contemporánea ha estudiado con detalle estos aspectos formales y ha clasificado las leyes de la percepción: figura-fondo, primacía del todo, proximidad, semejanza, continuidad, etc. Estas propiedades permiten la manipulación de la subjetividad en este nivel. 3 c Así pues, llamaremos SENSACIÓN a los componentes sensibles simples (no absolutamente) de la percepción, las cualidades sensibles aisladas del conjunto: Un color, un sonido... Es importante insistir en que la percepción precede a la sensación en nuestra experiencia consciente. d Las sensaciones pueden clasificarse en sensibles propios: Los que son exclusivos de un determinado sentido, como el color para la vista; y los sensibles comunes: los que pueden ser captados por diversos sentidos, como el movimiento, el número de objetos, la figura, etc. e En la época moderna se han distinguido atendiendo a su diferente relación con la realidad física. Las cualidades secundarias hacen referencia a los datos de tipo cualitativo: colores, gustos, etc. ; mientras que se denominan cualidades primarias a las cuantitativas: figura, movimiento, etc. Según algunos pensadores solamente las primarias pueden considerarse reales (objetivas) respecto de las cosas físicas, mientras que las secundarias serían solamente subjetivas (propias de nuestro modo de sentir), pero no reales en las cosas. f La sensación y la percepción en acto son una realidad INTENCIONAL: (1) no es la cosa y no es el sujeto, parece situarse en medio, como (2) algo común a los dos. (3) Los sentidos sanos, sin estímulo, son neutros respecto a su sensación; (4) las cosas, sin alguien que las sienta, quedan al margen de la sensación: no tienen color o sonido por sí mismas. Sin embargo (5) el contenido y orden de la percepción es el de las cosas sentidas: sólo (7) hay percepción en presencia del objeto real (salvo defecto del sujeto). (8)La única explicación adecuada es que la relación cognoscitiva es acto-potencial: la percepción es un acto común del sujeto y el objeto, y esa comunidad es el conocimiento sensible. La unión se produce en una realidad intencional (la sensación) que es la manifestación o signo de la realidad en el sujeto. 3. 3. La conciencia sensible. a Los actos de percepción pertenecen siempre a un viviente que es capaz de captar la realidad sensiblemente y cuya vida necesita de ello. Es preciso que los datos sensoriales se integren en una consciencia de nivel sensible, y ésta exige ciertas facultades que hagan posible la presencia interior de imágenes y experiencia acumulada, con independencia del presente sensorial. El fundamento orgánico de este nivel es claramente el cerebro (cuya relación con los actos conscientes estudia la neurología), pero podemos conocer la necesidad de diversas facultades en función de actos cuyo tipo es esencialmente distinto. b La percepción ordenada de lo sensible no es atribuible a cada sentido concreto, que sólo nota su objeto propio. Debemos afirmar la conciencia sensible como la facultad que (l) integra los datos de los diversos sentidos, y los (2) distingue y complementa entre sí, a la vez que (3) presenta esta percepción integrada a la consciencia del viviente. c El nivel de la consciencia sensible y sus contenidos no es suficiente para la vida, tampoco para la animal superior, dado que las percepciones son solamente presentes: El estímulo pasa en un instante, de lo contrario colapsaría la capacidad de seguir percibiendo; y aporta una información superficial, que no puede transmitir la verdad de lo captado, a no ser que lo percibido se elabore por facultades superiores. La sensibilidad nos sitúa en la circunstancia presente, pero necesitamos poder distanciarnos de esa pura momentaneidad para vivir. 4 4. Nivel medio (psicofísico y cultural). La imaginación, la memoria... a Tanto para ser capaces de captar el mundo que nos rodea de una forma estructurada y estable, como para el desarrollo de la cultura, las facultades de nivel medio son indispensables. La percepción debe ceder un lugar a un tipo de actividad más potente y elaborada, también más íntima, pero que no es propiamente intelectual, puesto que sigue atada a objetos concretos o delimitables, que no son aún universales en sentido propio: pueden representarse o “dibujarse” de modo sensible. b Este nivel se distingue porque sus objetos son formalmente distintos de los de la conciencia sensible, aunque proceden de ellos, pero no nos exigen una especial actividad intelectual. La “fuerza” de lo imaginado no es la de lo sentido, pero su información es superior y más amplia, y permite una liberación del puro presente. Por eso veremos que, tanto la imaginación como la memoria imaginativa y la cogitativa (proyectiva) trabajan aunadas, aunque son distinguibles. El nivel medio empieza a situar al viviente por encima del presente temporal: su consciencia se extiende al pasado, ilumina el presente y se anticipa al futuro. 4.1. La imaginación a La imaginación es la facultad que nos permite (1) conservar y reelaborar las percepciones en ausencia de la sensación actual. Por ella somos capaces de (2) representar imágenes interiormente y de (3) crear combinaciones entre ellas, comparando percepciones recibidas a lo largo del tiempo: (4) enriquece y potencia enormemente la información sensible que está disponible en el interior del sujeto. (5) su actividad es indispensable para el proceso de abstracción intelectual, ya que es un puente entre lo sensible y lo inteligente. Por eso es también uno de los (6) instrumentos fundamentales de la riqueza expresiva del lenguaje. b Si son dos lo modos fundamentales de la sensación, es coherente que también en la actividad de la imaginación se separen (sean distinguibles) dos líneas fundamentales de potenciación: 1. La imaginación que se ocupa de potenciar los sensibles comunes (cualidades primarias), que constituye la base de la figuración geométrica y de la configuración del tiempo: ritmos, etc. Las imágenes por excelencia de esta dimensión son la de espacio y la de tiempo. Está en la base del trabajo intelectual de la matemática y de la ciencia matematizada. 2. La que atiende en su actividad potenciadora a los sensibles propios: colores, sabores, etc. Y que incluye, sin especializarse en ellos, a los sensibles comunes. Gracias a ella somos capaces de recrear ambientes, de contar historias... Está en la base de la comprensión cualitativa y, por tanto de lo cultural y lo humanístico y filosófico. c Ambas están siempre relacionadas, pero la posibilidad de distinguirlas permite la separación de formas de atender a la realidad, que facilitan el trabajo de las diversas áreas del saber. No puede entenderse una sin la otra, ni puede decirse que una sea más real que la otra, aunque es cierto que la primera está más cerca del mundo físico, mientras que la segunda lo está del mundo vital y de experiencia humana. 5 4. 2. La memoria imaginativa a La memoria en sentido propio nos permite tener «sensación del tiempo», traer al presente las imágenes pasadas «notando» en ellas su carácter de pasadas y situándolas en el orden temporal. b Habitualmente, sin embargo, llamamos memoria a la capacidad de traer al presente contenidos vividos o aprendidos. Hablaremos de memoria imaginativa cuando el recuerdo es específicamente imaginativo: Traer a la consciencia presente imágenes visuales, auditivas, etc. Recordándolas principalmente en tanto que imágenes, no en su dimensión intelectual. (Podemos repetir un texto sin entender su significado) c La memoria imaginativa facilita el aprendizaje, ya que nos permite recuperar los signos en los cuales está implicado el significado, pero su carácter concreto presenta también limitaciones en su potencia: 1. Está muy condicionada a la configuración imaginativa de lo recordado: un texto, un esquema, etc. Es bastante fija. 2. Si no se refuerza reiteradamente, su recuerdo es de poca duración: pierde la información al poco tiempo. 3. Es precisa y da sensación de conocimiento, pero no se refiere al saber intelectual más que indirectamente. Puede que no sepamos como usar lo memorizado de este modo. 4. No permite la acumulación de muchos contenidos en poco tiempo, por eso no debe abusarse de ella: se colapsa. 5. Depende en parte del sentido dominante en cada uno: memoria visual y memoria auditiva. d De todos modos, los patrones imaginativos guardados en la memoria permiten una comprensión rápida del entorno, sin necesidad de acudir a una interpretación estrictamente intelectual. Sabemos reconocer y nombrar muchas cosas que no sabemos definir y que entendemos muy ligeramente. 4.3. La cogitativa o proyectiva. a La cogitativa es la capacidad que aprecia las situaciones en función de las conveniencias del viviente y permite proyectar o configurar una conducta práctica adecuada. (1) Depende de las facultades anteriores y es de una importancia capital en la vida concreta, ya que (2) guarda relación con la prudencia. Nos (3) permite anticiparnos rápidamente a las situaciones inmediatas y concretas, por ello (4) recibe también el nombre de intelecto práctico o sentido práctico, ya que facilita y orienta la acción. En los animales se denomina estimativa. b En muchos casos no podemos “pararnos a pensar” lo que conviene hacer. La rapidez o complejidad de las situaciones nos lo impide. La maduración de esta capacidad nos evita situaciones de perplejidad en la vida práctica y facilita que seamos “inteligentes” en la conducta, ya que ésta se sitúa siempre en el ámbito de las circunstancias concretas, no en el mundo teórico. (De ahí el sabio despistado y el despabilado que no se mueve bien, en cambio, en lo abstracto). c La formación cultural acentúa esta capacidad de situarse rápida y eficazmente en el mundo real y social. d En el hombre, todas estas facultades participan de la inteligencia, que influye y orienta su actividad, a la vez que las necesita para la suya propia y sus progresos. 6 5. Nivel espiritual: La inteligencia y el conocimiento intelectual. 5.1. El plano intelectual a Todos los actos cognoscitivos vistos hasta aquí, no consiguen más que mirar las cosas desde fuera: Se quedan en su apariencia. Aunque dividamos una cosa en partes observables, no hacemos sino «verlas»; aunque juguemos con la imaginación y la experiencia acumulada, no traspasamos ese «mirarlas» desde fuera. La capacidad de penetrar en el ser de las cosas y entenderlas en su verdad es la inteligencia (intus-legere: leer dentro). b En la percepción se hace presente la configuración de las cosas de manera sensible: Su orden, proporciones, diferencias, regularidad, etc. Es precisamente en ese orden donde la inteligencia nota «algo que entender», «algo significativo»: aquello que admira y despierta su curiosidad. No todo lo que se ve o se imagina es por ello mismo entendido, notamos que hay mucho más: ¿Qué es? ¿Por qué es? ¿Para qué sirve?... son preguntas que surgen espontáneas en el hombre, y sólo en él. La capacidad de «notar» que falta el «sentido» de las cosas que se perciben y de encontrarlo es como una luz indagadora: la luz intelectual, la inteligencia. Y este algo por hallar es la verdad de las cosas (aletheia: desvelar, no olvidar) c En todo cuanto es se encuentra presente ese «algo por entender», la más leve presencia real despierta la pregunta del hombre. La inteligencia tiene por objeto todo lo que es en cuanto verdadero: lo que en el ser puede ser entendido. (1) No capta sólo la apariencia, o la cosa en referencia a alguna necesidad particular: apetecible, etc.; sino que (2) capta la cosa como ser independiente del sujeto, y en (3) su forma de ser objetiva. La inteligencia humana (4) está especialmente vertida a la intelección de lo formal de la realidad sensible, dada su fuerte dependencia de los sentidos y la imaginación. d Saltar al plano intelectual implica trascender las percepciones e imágenes en su particularidad concreta y captar el qué, tipo, manera, forma inteligible de las cosas. A esto llamamos ABSTRACCIÓN (abstraer: traer fuera) El proceso que separa la forma universal de las condiciones particulares de su aparición sensible. Lo que en este proceso se genera inicialmente es el concepto, cuya expresión lingüística es la palabra; pero engloba todo el conocimiento teórico en cuanto tal -con sus variantes y matices riquísimos- que la lógica, la metodología de las ciencias, etc. tratan de explicar en toda su complejidad. Con la actividad intelectual se alcanza un plano UNIVERSAL: expresar la formalidad, ley, orden, relaciones inteligibles o esencia de algo, al margen de su entidad particular. e Según cuál sea el apoyo de la inteligencia en uno u otro aspecto de la percepción y de la imaginación (cualidades primarias y secundarias), se abren diversos enfoques posibles de la intelección: matemática y científica, lógica y humanística, etc.; siempre interrelacionadas. 5.2. La inteligencia como facultad a La capacidad de abstracción intelectual debe ser estrictamente espiritual. Aunque la sensibilidad es una capacidad que separa la percepción de la materialidad concreta de las cosas, adquiriendo una «información sensible», no trasciende por ello el nivel de lo corpóreo: las imágenes siguen siendo concretas y representables corpóreamente. La inteligencia, en cambio, separa la pura formalidad inteligible y la hace universal, más allá de toda corporeidad. Por ser este su acto la inteligencia debe ser esencialmente una potencia activa de naturaleza no corpórea, capaz de separar la formalidad de toda condición material. 7 b La inteligencia es (1) una facultad real de nuestro ser espiritual, que es (2) potencia activa de abstraer las formas de ser de toda la realidad, (3) ella misma no posee forma alguna de ser al margen de esta potencialidad, pero (4) a través de ella el alma recibe las formas de todo. (5) Actualizándose en el conocer efectivo de modo creciente, el hombre puede ser de algún modo todas las cosas: puede vivir contando con el mundo en su intimidad. Por ella se abre potencialmente a todo lo que es, y es adquiriendo la formalidad universal de cuanto es que crece como tal potencia. Hay en el hombre (6) una realidad que no se agota en dar forma a un cuerpo (alma espiritual). c En la inteligencia podemos distinguir una función activa: «iluminar» las imágenes, obteniendo el universal de manera actual, una vertiente indagadora y universalizadora; y otra vertiente pasiva, que posee y conserva consigo el saber en universal, haciendo innecesario el proceso abstractivo a cada ocasión. La inteligencia tiene memoria intelectual -saber, hábitos intelectivos- que facilitan el acceso a una verdad cada vez más profunda y completa: la potencia activa es más poderosa en la medida en que se actualiza sabiendo. Podemos llamar memoria comprensiva a esta capacidad. 5.3. Las operaciones fundamentales de la inteligencia a La inteligencia realiza tres operaciones fundamentales: la simple aprehensión o formación del concepto; el juicio que relaciona conceptos entre sí o con la realidad; y el razonamiento, que enlaza juicios y permite llegar intelectualmente a realidades desconocidas por otras vías, a través de las diversas formas de demostración. b La simple aprehensión es la función primera, (1) la que nos sitúa en un plano intelectual -universal- de consideración de las cosas. Por ella (2) formamos un concepto de las cosas, que entendemos normalmente asociado a una palabra: el nombre de las cosas, y equivale al fruto del (3) proceso de abstracción. En la simple aprehensión (4) ni se afirma ni se niega nada, no podemos decir propiamente que haya verdad o error en el concepto, a no ser que se establezca su relación con la cosa, pero eso es ya juzgar. c El concepto es una realidad intencional: esencialmente constituida por su expresar la formalidad de las cosas, no por su entidad concreta. Es «significación» de la cosa. Por eso es preciso un acto especial de reflexión para «pararse en él», y emplear metalenguaje para referirse a los conceptos mismos. La entidad física del signo no debe confundimos, es un soporte (del griego sema: caja). El concepto es transparente, nos lleva a la forma de ser de las cosas, la vía de acceso al ser en profundidad. Es el acto común de la inteligencia como potencia activa y de la cosa en cuanto inteligible: para entenderlo es preciso captarlo como acto común de los dos en el sujeto, si se lo aisla e intentamos pensarlo como «cosa» aislada, pierde su valor de conocimiento real. Es preciso no confundirlo con la imagen o palabra sensible que lo soporta y con la que guarda una relación meramente accidental y convencional. d El juicio establece relaciones entre conceptos, o entre éstos y las cosas concretas, negando o afirmando la unión de los términos relacionados: (S es P). Sin conceptos universales no es posible establecer relaciones inteligibles. Con el juicio comienza el pensamiento a ser verdadero o falso, puesto que afirma ser real o no tal o cual cosa, y eso puede darse efectivamente en la realidad o no. Es la operación fundamental de la inteligencia, puesto que el razonamiento es un camino para llegar a un juicio concreto. A veces se distingue el acto de juzgar de su expresión formulada, llamándose al primero juicio y al segundo enunciado o proposición. e El razonamiento es el proceso intelectual que nos lleva de lo conocido a lo desconocido, descubriendo los enlaces que los juicios pueden implicar. Partiendo de 8 juicios conocidos, se alcanzan nuevos juicios que derivan necesariamente de los anteriores: se avanza de unas premisas hacia una determinada conclusión implícita en ellas. La inteligencia humana es limitada y necesita razonar porque es incapaz de captar de una sola intelección toda la verdad de lo real. El razonamiento es indispensable para alcanzar el grado científico del saber. 5.4. La relación entre la sensibilidad y el conocimiento intelectual a El conocimiento intelectual tiene por objeto la verdad que hay en las cosas: el orden y relaciones que están realizados de manera concreta en los seres existentes. Como la inteligencia se mueve en un plano abstracto -univesal- y la verdad existe realizada en lo concreto, es preciso que la inteligencia comprenda que lo que ha entendido en abstracto es la verdad de lo que existe en concreto. Es preciso que dirija la atención sobre lo real. b Para explicar este aspecto capital del conocimiento es preciso acudir (l) a la profunda unidad del viviente humano y, por tanto, (2) a la íntima participación e interrelación entre todas las facultades cognitivas y sus actos -los sentidos, los sentidos internos y la inteligencia- en la actividad de conocimiento. Junto a ello, (3) es igualmente importante que se explique bien que los seres naturales son sensibles e inteligibles: que la verdad de las cosas se manifiesta ante el hombre sensiblemente. c La inteligencia, pues, vuelve su atención a las imágenes y percepciones para darse cuenta, en ellas, que comprende mejor las cosas que percibe. Se establece un constante diálogo -un ir y venir- entre las sensaciones, la imaginación y la intelección. Diálogo que es fundamental para la orientación práctica y técnica de la vida humana, ya que éstas siempre se desarrollan en el terreno de lo concreto.