19 El conflicto de Irak MARTES 18/2/2003 ABC LAS RELACIONES TRASATLÁNTICAS La Europa de la Defensa y el pilar europeo de la Alianza, víctimas de Irak París y Washington nunca estuvieron de acuerdo en la OTAN del siglo XXI JUAN PEDRO QUIÑONERO CORRESPONSAL PARÍS. Si la crisis pudiera contenerse en su estado actual, sin nuevos enfrentamientos, las medidas de protección de Turquía, adoptadas por el Comité de planes de defensa (CPD) de la OTAN, en el que no participa Francia, «sólo» habrían hecho retroceder una larga década las relaciones entre París y la Alianza Atlántica, con unos daños «colaterales» de alcance incalculable para las relaciones trasatlánticas y los proyectos empantanados de Europa de la defensa. La carta del general De Gaulle al presidente Lyndon Johnson, el 7 de marzo de 1966, anunciándole la salida de Francia de la organización militar integrada de la Alianza, fue la culminación se siete largos años de distanciamiento, tras un largo rosario de medidas: rechazo del almacenamiento de armas nucleares americanas en territorio francés, retirada del mando aliado en el Mediterráneo, no participación francesa en el comité de consulta nu- clear, retirada del comité de planes de defensa, no adhesión francesa a los nuevos conceptos estratégicos aliados, etc. Ese alejamiento francés de la Alianza era compatible con la solidaridad estratégica, confirmada por De Gaulle a Kennedy durante la crisis de los misiles rusos instalados en Cuba, en 1962. Hubo que esperar hasta 1983 para que Francia decidiese volver a participar en una reunión ministerial del Consejo del Atlántico Norte (CAN). El mismo año, el discurso del entonces presidente francés François Mitterrand en el Bundestag alemán y el despliegue de los misiles Pershing inició una nueva era de aproximación, hasta la crisis provocada por el riesgo de intervención militar norteamericana, en Irak. Acuerdo en 1993 con el Eurocuerpo Tras la batalla de los euromisiles (1983) y el derrumbamiento del Muro de Berlín (1989), Francia inició un proceso de lenta aproximación a la Alianza, que culminaría en 1993, con el acuerdo Francia-Alemania-OTAN sobre el Eurocuerpo. París comenzaba a aceptar que la defensa europea se fundara en la OTAN. Washington aceptaba el principio de un pilar europeo de la defensa. Durante los años setenta, ochenta y noventa del siglo XX, Francia había tejido un red muy tupida de relaciones militares con la OTAN. Francia colaboró muy estrechamente con la Alianza durante la segunda guerra del Golfo (1991), y participó en operaciones militares aliadas en Somalia y las guerras de la antigua Yugoslavia. En 1996, Francia participaba, por vez primera, desde hacía treinta años, en una reunión de jefes militares de la OTAN... Sin embargo, esa aproximación a geometría variable, en función de las distintas amenazas e intervenciones, ocultaba graves diferencias estratégicas de fondo. París y Washington nunca llegaron a estar de acuerdo en la nueva carta trasatlántica para el siglo XXI, y los Grupos de fuerzas multinacionales quedaron enterrados durante los primeros años noventa. Diez años después, la nueva crisis desentierra viejos y polvorientos problemas, nunca resueltos. La ausencia de Francia en el Comité Jacques Chirac de Planes de Defensa (CPD) de la Alianza permite tomar decisiones militares, aislando parcialmente a París. Pero la presencia de Francia en el Consejo del Atlántico Norte (CAN) desentierra la crisis eternamente larvada. La Europa de la defensa, las relaciones trasatlánticas y el pilar europeo de la Alianza han retrocedido en un larga década. La incertidumbre deja en suspenso la salida o la agravación de la crisis. ABC (Madrid) - 18/02/2003, Página 19 Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.