Programa 3 - Hispana Res - Asociación de Amigos de la Catedral

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Programa 3: HISPANA RES
28 agosto-2004 en la Sacristía de la Catedral de Astorga
Primera parte
6 Sonatas para clarinete, fagot y pianoforte
Sonata I. Allegretto
Sonata II. Allegro di molto
Sonata III. Allegro
Sonata IV. Allegro
Sonata V. Andante
Sonata VI. Allegro
Carl Philipp Emanuel Bach
(1714-1788)
Sonata en Mib Mayor Hob. XVI/52 para pianoforte
Allegro
Adagio
Finale (Presto)
J. Haydn
(1732-1809)
Sonata en Sib Mayor Kv 292 para fagot y pianoforte
Allegro
Andante
Rondó en tempo de Allegro
W. A. Mozart
(1756-1791)
Segunda Parte
Dúo nº 1 en Do Mayor para clarinete y fagot
Allegro commodo
Larghetto sostenuto
Rondó-Allegretto
L. van Beethoven
(1770-1827)
7 Variaciones op. 33 para clarinete y pianoforte
sobre un tema de la ópera “Sylvana”
C. M. von Weber
(1786-1826)
Trío op. 11 para clarinete, fagot y pianoforte
L. van Beethoven
Allegro con brio
(1770-1827)
Adagio
Tema con variazioni sobre Pria ch’io l’impegno
de la ópera de J. Weigl “L’amor marinaro” –Viena 1797-
Justo Sanz clarinete clásico
Francisco Mas fagot clásico
Tony Millán fortepiano
Con instrumentos históricos
Notas al III programa: HISPANA RES: (28-AGOSTO-2004)
Se ha elegido una instrumentación muy peculiar para este concierto. Si bien es
habitual la combinación del clarinete con el piano y el violoncello, la sustitución de éste
por el fagot presenta unos nuevos perfiles coloristas, muy ricos en la tímbrica, a la vez
que versátiles y cautivadores. El empleo de instrumentos de época proporciona una
dimensión más ligera y auténtica a la interpretación, jugando un papel primordial la
articulación y la dinámica, elementos fundamentales en la expresión de las piezas que
forman este programa.
Las seis pequeñas sonatas con que se abre el concierto fueron escritas por Carl
Philippe Emmanuel Bach en diversas instrumentaciones (dos claves, órgano mecánico,
flauta, violín y clave, entre otras). La versión que se va a escuchar hoy fue publicada en
1767 para clarinete, fagot y clave obligado. Aunque Carl Philippe está considerado el
padre de la sonata clásica, de la que son heredereros Haydn y Mozart, la forma musical
empleada en este caso es un tipo de ‘sonata’ en un solo tiempo, generalmente
bitemática, y bipartita, al modo de los Essercizi de Domenico Scarlatti. A excepción del
Andante de la sonata nº 5, todas las demás se mueven en el ámbito del Allegro. La nº 2
es un rondó con reminiscencias de formas barrocas (giga). Pueden tocarse de forma
integral, como en este concierto, o agrupadas por tonalidades (Mib/Sib). No es una obra
pretenciosa, sino destinada al entretenimiento de una sociedad burguesa, cada vez más
interesada por este arte. La variedad de instrumentaciones nos hace pensar en estas
sonatas como piezas de música ‘funcional’, adaptadas a los instrumentos de que se
disponía en cada ocasión. No obstante, son piezas refinadas en las que predomina la
sobriedad y transparencia, cualidades que el músico hamburgués había anunciado en su
Versuch über die wahre Art das Clavier zu spielen ( “Ensayo sobre el verdadero arte de
tocar los instrumentos de tecla”) de 1753.
La sonata en Mi bemol Mayor Hob. XVI/52 es la última que Haydn escribiera para
piano. Data de 1794 y fue compuesta durante la segunda estancia de Haydn en Londres,
lugar al que destinaría sus 12 últimas sinfonías. Está dedicada a Therese Jansen (de
casada Therese Bartolozzi), pianista a la que también dedicó sus tres últimos tríos para
piano, violín y violoncello. Corresponde pues, a la etapa de plena madurez del
compositor y refleja un estilo más pianístico, más poderoso técnicamente y de mayor
riqueza armónica que las sonatas anteriores, influido quizá por la sonoridad de los
fortepianos ingleses (más robusta que la de los vieneses). El movimiento lento tiene la
particularidad de estar compuesto en mi mayor, con lo que la temperatura expresiva del
mismo se ve acrecentada por esta elevación de un semitono en la tonalidad general de la
obra.
Mozart escribió presumiblemente la sonata para fagot en Sib Mayor Kv. 292 a
principios de 1.775 en Munich, para el Barón Thaddäus von Dürniz, un rico
terrateniente aficionado a este instrumento, quien también encargó al músico
salzburgués tres conciertos, de los cuales sólo se conserva el Kv. 191. El manuscrito de
esta sonata desapareció, y fue publicada póstumamente como obra para fagot con
acompañamiento de bajo, que habitualmente haría un cello, otro fagot, o un instrumento
que desarrollara el bajo, como el fortepiano. Esta obra presenta una semejanza con las
sonatas para piano contemporáneas (la serie comprendida entre la Kv. 279 y Kv. 284),
si bien sus dimensiones son más reducidas. Utiliza un lenguaje parecido
al del
concierto para fagot Kv. 191, aunque las incursiones virtuosísticas son, evidentemente,
más escasas. Mozart manifiesta un conocimiento profundo de este instrumento y
aprovecha sus cualidades vocales, especialmente en el movimiento lento.
Aparecieron publicados en París, en 1810, tres dúos para clarinete y fagot de L. van
Beethoven. Escritos entre 1790 y 1792, son obras de juventud del músico germano, que
corresponden a su etapa clásica. Escrito en forma sonata, el dúo nº 1 en Do mayor es
una obra vigorosa, una pieza de carácter, en la que encontramos muy bien logrado el
empleo idiomático de ambos instrumentos. El Larghetto está en la tonalidad de do
menor y es el movimiento donde Beethoven explota las sonoridades íntimas del
clarinete y el fagot. Una sorprendente cadencia en sol mayor nos conduce a un elegante
rondó, que, jugando con el puntillo, el tresillo, la síncopa o el silencio, utiliza el ritmo
como elemento primordial para crear una atmósfera fresca y refinada.
Pocas veces se han dado ocasiones tan peculiares en la creación musical como la
composición de las 7 variaciones concertantes op. 33 de Carl María von Weber. Éste
había conocido al gran virtuoso del clarinete, Heinrich Bäermann, a principios de 1811,
en una de sus visitas prolongadas a Munich. Cautivado por el sonido de su clarinete, le
escribe un Concertino en tan solo tres días, que el virtuoso estrena tres días más tarde,
alcanzando un éxito tan inusitado, que el propio rey de Baviera encargaría dos
conciertos más a Weber para este instrumento. Más tarde, Bäermann y Weber, que
habían trabado una sincera amistad, fueron juntos en una gira de conciertos por diversas
ciudades europeas, llegando a Praga en diciembre de 1.811. Algunos diletantes de la
localidad, después de haber escuchado a ambos intérpretes en piezas a solo –Weber era
un pianista de extraordinario talento-, pidieron a los intérpretes que tocaran un dúo. Pero
no tenían ninguna pieza que ofrecer y el público comenzó a irritarse. Los dos amigos
intentaron calmar los ánimos del ‘respetable’ con la promesa de hacer una obra para el
concierto del día siguiente. Bajaron a dormir y en el gris amanecer, saltó Weber de la
cama con el tema para su ópera Sylvana. Trabajaron febrilmente, y con la ayuda de
Bäermann –que era un notable compositor-, dieron forma a las variaciones del Adagio.
Hacia el mediodía habían acabado y revisado las 7 Variaciones op. 33. Fueron
interpretadas en el concierto de la noche y, cumplida la promesa, aclamados con gritos
de “¡Bravo!, ¡Bravo!,¡Bravo!”.
El Trío op. 11 de Beethoven es de 1798 y está originalmente escrito para piano,
clarinete y violoncello. Nos hemos tomado la libertad de tocarlo con fagot en lugar del
cello, dejando al público el verdedicto sobre la viabilidad o no del invento. El último
movimiento, Allegretto, es una serie de variaciones sobre un tema que estuvo de moda
en Viena en 1797 y que pertenece a la ópera L’amor marinaro de J. Weigl. El tema se
llama Pria ch’io l’impegno y la letra dice: “Antes de ponerme a trabajar, tengo que
comer un poco”.
JUSTO SANZ Y TONY MILLÁN
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