La simbología republicana en los objetos de uso cotidianos - PUC-SP

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Imágenes republicanas en los objetos de uso, Nueva
Granada 1810 - 1840.
Profesora: María del Pilar López
Instituto de Investigaciones Estéticas
Facultad de Artes
mdlopezperezd@unal.edu.co
El objeto a través de la historia ha sido portador de imágenes y símbolos que en muchos
casos fueron de gran significación social. Soportes de ideas, de conceptos culturales
representados en el ornamento, estos objetos han rodeado al hombre formando parte de la
vida. Un instrumento más para el nuevo proyecto de nación, medio para construir valores
desde el Estado, esencial para unificar el territorio, para unir y no desunir, en ese sentido el
objeto cumplió un papel esencial, monedas, vajillas, sillas, mesas, cajas, floreros, espejos,
sombreros, hebillas y un sin número de accesorios, estuvieron al servicio de las gentes, y
mas que su adecuada utilidad, su forma, su estética y su alto valor simbólico les permitió
ser instrumentos de formación y participación ciudadana.
Admiración por la antigüedad
En momentos de cambio, la búsqueda de un Estado más propio, íntimo, por fuera del
complejo aparato de poderes, orientó los sentimientos hacia el mundo clásico antiguo y
particularmente romano, el que alimentará a los nuevos espíritus del siglo XIX.
Prácticamente ningún símbolo fue inventado o creado como nuevo, ni en Francia cuna de
la revolución social y política ni en América que toma sus mismos pasos.
Los símbolos de la Revolución Francesa fueron recogidos directamente de los antiguos,
seleccionando aquellos que aludían al ideario revolucionario. Se buscó destacar con ellos
una época nueva, de ruptura con la tradición política y valores y prácticas religiosas.
La bandera tricolor, la Marsellesa, el gallo, Marianne como símbolo de la República y de la
Madre Patria. La iconografía alusiva al terror y la violencia: la guillotina, la pica y el farol.
Iconografía para la construcción de un nuevo mundo: el volcán, Hércules, el árbol de la
libertad, el tiempo y el calendario revolucionario. La iconografía de la des-cristianización:
el asno mitrado, el descendimiento de campanas, las diosas de la razón y auto de fe y la
mascarada. Son algunos de los símbolos que no siempre forman parte del nuevo repertorio
establecido en América.
Otro con similar origen, que no se convirtió en símbolo patrio francés pero que igualmente
está representado en infinidad de lugares: en la ornamentación de los recintos
arquitectónicos, textiles y objetos domésticos, e igualmente proyectó los nuevos ideales
universales de cambio y renovación, es el haz. 1
El haz se componía de un atado de varas con banda escarlata y la segur, fue apareciendo en
diversos momentos de la historia, como símbolo de poder. También conocido como haz de
lictores, corresponde a un conjunto de maderas generalmente de abedul u olmo (30 palos)
atadas con gran control con una cinta de cuero escarlata formando un cilindro y tangente a
él un hacha. Fue emblema de los reyes etruscos y adoptado por los romanos. Se empleó en
los cortejos, donde en manos de los lictiores, precedía a magistrados y dictadores. El hacha
como atributo de la justicia y el haz símbolo de unificación, de integración y de fuerza, “la
unión hace la fuerza” pues se quiebra más fácil una vara que un haz de varas. Durante la
1
Lo mismo que en latín fascis fajo manojo, y su plural fasces insignia consular.
1
República Romana fue símbolo de la soberanía del pueblo. 2 En el mundo americano y
arrancando el proceso de independencia, se ve representado este símbolo en infinidad de
objetos: en las vajillas, en los escudos, en las monedas, en los textiles, en los botones, todos
portadores del significado de soberanía y unión.
Es admirable la pasión con que frecuentemente se aludía como ejemplo al mundo clásico,
tanto griego como romano. La ciencia, la política, las artes inclusive la misma religión fue
estudiada y asimilada a los ideales de libertad.
La fiesta pública es un espacio que formaba parte de la cotidianidad, una más de las
ocupaciones de los habitantes, ya que en el transcurrir de la vida se mezclaba el
espectáculo, el trabajo y las devociones. Sin embargo fue uno de los medios más eficaces
de afectar los sentimientos y las creencias y por otro lado un espacio de desfogue y
participación.
En los actos celebrados en San Pedro (norte del Ecuador) en 1820, en honor a Simón
Bolívar, las continuas referencias a personajes bíblicos, fueron muy dicientes como medio
aleccionador para el pueblo. A Bolívar se le comparaba con Moisés, el que liberó al pueblo
Israelita. Igualmente se le comparaba con Sansón “el más grande”, equiparando la hazaña
que hizo al construir una nación desde las cenizas.
Por otro lado en el Museo Nacional de Colombia se puede apreciar el cuadro del orador
ateniense Demóstenes (484 a.C. – 322 a.C.), realizado en el siglo XVIII. Según registros
del Museo, el cuadro corresponde al proyecto de El Santuario 3 , en el que junto a 16 retratos
de antiguos, estaba ubicado el de Demóstenes, símbolo de los defensores de la libertad,
ataviado con un tejido indígena. Sus dotes de oratoria le valieron ganar muchos debates
contra el dominio de Macedonia. 4 Siempre fue un modelo para quien protegía los nuevos
ideales.
Sin embargo, fue muy difícil, por lo menos en nuestro medio, que todo lo que se produjo en
arte tuviera una motivación política. Y menos que el arte tuviera un grado de libertad y
componente crítico para ser rector y orientador de los cambios. Sin presencia de una
Academia y con una desestructurada institución gremial, el arte se orientó por referentes
extranjeros y nunca alcanzó el grado de libertad que tuvo en otras sociedades.
Nuevos símbolos y persistencia de otros
Las imágenes se tornaron en un medio eficiente llegando masivamente a las gentes. Los
símbolos de la independencia y los que perdurarán en la construcción de la nueva nación,
son principalmente fruto de la orientación que criollos y españoles ilustrados, tomaron
como modelo los ejemplos derivados de la Revolución Francesa, de los símbolos de la casa
Bobón en España en reacción a los ejércitos napoleónicos y de todas aquellas imágenes que
al Imperio Napoleónico le sirvieron para afirmar su existencia.
2
Serrano Simarro, Alfonso y Pascual Chenel, Álvaro. Diccionario de Símbolos. Libsa. Madrid. 2004. Pág.
119. También ver Cirlot, Juan-Eduardo. Diccionario de símbolos. Editorial Labor. Barcelona. 1991. Pág. 236.
3
Se conocía con ese nombre al recinto en donde se reunían, Antonio Nariño y sus amigos, para discutir
temas sociales y políticos. Ésta reunión o tertulia fue conocida como El Arcano de la Filantropía.
4
Museo Nacional de Colombia. Registro 2238.
2
Uno de ellos corresponde a la libertad. En la mitología antigua clásica la libertad fue una de
las divinidades alegóricas, que según la tradición, a esta divinidad se le construyó un
templo en el monte Aventino y en él se abrió la primera biblioteca pública.
A la libertad siempre se la ha representado como a una mujer romana, vestida de blanco y
portadora de un gorro frigio. Ella acoge dos imágenes: “América” y la “India de la
Libertad”. Estas dos representaciones en muchos casos llegan a confundirse, simbolizando
los mismos valores.
Por ejemplo en las honras a Simón Bolívar en San Pedro, se hace referencia a América
como una india local así: “…igualmente vestida a imitación de nuestros antiguos padres
los indígenas que representaba la América, iba sentada al pie del carro triunfal significando
que la América descansa tranquila a la sombra de su Libertador y Padre”. 5
De otra parte en 1812, José María Caballero, en medio de la festividad y regocijo por el
triunfo que los patriotas tuvieron sobre los españoles, y honrando al nuevo gobierno de
Antonio Nariño, describe la fiesta del 11 de enero en Santa Fe: “Hicieron el batallón de
Patriotas y Artillería un ejercito de fuego en la plaza, con todas sus correspondientes
evoluciones, que lo hicieron muy bien; a la noche dieron una famosa música, con unos
fuegos, en que pusieron un castillo muy alto, y cuando le prendieron, con artificio, la figura
de la libertad, por una cuerda, hasta el palacio, que se recibió en el balcón, lo que lució
mucho; después tocó la música una hora en un tablado, que se formó para este efecto,
frente al gabinete, y después subieron al palacio al baile”. 6 La Libertad prácticamente se
nombrará y estará presente en todo evento público.
Con relación a las imágenes religiosas, las prácticas en la vida cotidiana no dejaron de
existir en el medio Neogranadino. Es un hecho que el culto y las devociones derivadas de la
fe se manifiestan al tiempo con las imágenes que están asociadas a un discurso
independentista, algo que por lo general no sucedía en gran parte de Europa.
Si bien en la nueva producción material y artística de la época no están presentes los temas
religiosos, éstos comparten en muchas ocasiones el espacio simbólico. El relato de José
María Caballero, relacionado con la fiesta del árbol de la libertad, detalla de manera muy
precisa como se complementan las imágenes en ese escenario fruto de la revolución social,
“Era un arrayán de cinco varas de alto, y se plantó en el lugar prevenido, que era en un
triángulo de piedra que se había fabricado para este fin, dos varas arriba de la pila, y
encima se puso una media naranja de madera, con cuatro arcos enramados de laurel, con
sus tarjetas de versos alusivos al asunto, y faroles de cristal para las luminarias de la noche.
Encima pusieron un farol bastante grande, que por parte tenía pintado el árbol, por la otra
un Jesús, por la otra una María y por la última la espada de la justicia. Consecutivamente se
hicieron cuatro salvas por cuatro pedreros”. 7
En la Nueva República, las dos primeras décadas del siglo XIX, el fervor religioso es lo
que mantiene con esperanzas a las gentes. El rezo de las novenas, las peregrinaciones, la
asistencia a misa, etc. evidencian una práctica que no se alteró, como sí pasó en Europa. Un
ejemplo es el que presenta José María Caballero ante el peligro que se cierne en la ciudad
de Santa Fe por la proximidad de los ejércitos españoles: “Se han comenzado novenas a
Nuestra Señora del Topo, en la Catedral; a Nuestro Amo, en Santo Domingo; en la
Concepción, al Espíritu Santo, a San Miguel y Nuestra Señora del Descendimiento, y a
5
6
7
AGN. Sección República. Fondo Historia. Tomo 5. Año 1820. Folio 534 al 539.
Caballero, José María. Diario de la Independencia. Banco Popular. Bogotá. 1974. Pág. 102.
Ibíd. Pág. 102.
3
Nuestro Amo, en San Francisco, y en todas las demás iglesias y conventos a diferentes
santos, que es lo que realmente nos puede librar de esta terrible calamidad. Dios haga su
voluntad y lo que mejor a cuenta nos esté”. 8 Los valores cristianos desarrollan un fuerte
sentido de pertenencia, de origen, de colectividad y de nación. Estos hechos son
importantes pues afectan la nueva iconografía del momento.
Destruir y hacer desaparecer los símbolos del Rey y todo lo que representó el antiguo
gobierno fue una tarea que se dio en Santa Fe como en otros lugares del territorio. En el
Palacio de San Carlos “taparon con yeso las armas del Rey, que están sobre la puerta, y las
que están sobre la puerta de la Catedral nueva, y en su lugar se puso el Jesús; de suerte que
las armas del Rey quedan debajo”. 9 Igualmente picaron las armas del Rey que se
encontraban en el colegio de San Bartolomé, las que estaban en la casa de Moneda y en
algunos otros edificios, por un Jesús dorado sobre campo celeste y en otros casos por el
gorro de la libertad. 10
Muchos símbolos se gestan, no solo a partir del interés de un Estado, sino a partir de
ideales y valores regionales, muchos de los cuales se imprimieron en objetos de uso.
Familias e individuos que desde su mirada hicieron sus aportes en la construcción de las
nuevas imágenes fueron los más importantes responsables en la renovación iconográfica.
Imágenes del nuevo estado
La loza, medio para el arte parlante
Desde finales del siglo XVIII y durante todo el proceso de independencia se fortaleció y
reguló el comercio de diferentes mercancías con Inglaterra y uno de los productos de
mayor demanda fue tanto la cerámica fina como la porcelana. Las factorías inglesas
exportaron para todo el territorio americano infinidad de piezas las cuales incorporaban
iconografías relacionadas con un nuevo sentir de la sociedad, aludiendo principalmente a la
idea de “nación independiente y libre”. Así la loza fue un efectivo medio de propaganda del
nuevo Estado.
La reducción de los precios, debido principalmente a la producción industrializada y la
implementación de nuevos recursos tecnológicos para trabajar diferentes programas
formales, que sirvieran para embellecer o representar ideales socio-políticos, permitió a los
industriales ingleses cubrir un mercado de manera eficiente, llegando a todas las escalas de
la sociedad.
La loza parlante fue una de las más solicitadas, una modalidad común en Inglaterra que se
extendió con rapidez a Europa y posteriormente a Norte America e Hispanoamérica, pues
fue un medio efectivo que sirvió como propaganda a los ideales de libertad e
independencia, primero en Francia y después en las nuevas naciones. Sabemos que desde la
antigüedad este arte incorporó la modalidad de mensajes llegando a tener una
compenetración entre el usuario y el objeto, asociados a valores, los de él y sus familiares
ante la sociedad. 11
8
9
Ibíd. Pág. 203.
Ibíd. Pág. 150.
10
Ibíd. Págs. 140 y 145.
Los objetos portadores de inscripciones y de pequeños textos son muy antiguos. En oriente, Europa y
América Prehispánica se elaboraron cerámicas, textiles, muebles, joyas con originales escritos, algunas
veces destacando las cualidades de su poseedor, en otras se recuerda un hecho histórico, también tienen
11
4
El tema parlante se fue introduciendo y acomodando en las superficies que ocupaban las
tradicionales escenas pastoriles, amorosas o manojos de flores. Fue tanta la demanda, que
inclusive se introdujeron al mercado piezas de porcelana de la China, fabricadas bajo el
reinado de Jiaqing (1796-1829), dinastía Qing, las cuales presentaban en sus diseños
espacio para incluir escudos, leyendas, lemas y retratos, según el gusto europeo.
Así, fábricas como Spode, Staffordshire, alfarerías de Liverpool y del Condado de
Staffordshire, exportaron para la Nueva Granada o la naciente República sus diseños 12 con
las imágenes de Bolívar, la libertad, retratos de próceres, el escudo de la Gran Colombia, el
gorro frigio, y pequeños y diversos escritos. 13
Llegaron unos objetos más finos que otros, sin ser en su conjunto, lo más refinado de la
producción inglesa, pues no existió una preocupación desde Inglaterra, por el mercado de
América Hispana, como bien lo dijo Manuel Rafael Rivero en su publicación para
conmemorar el XXV aniversario del Centro Simón Bolívar. De una parte se mantiene el
comercio con estos territorios y como no existe la preocupación por perderlos, por lo
general las mercancías suelen ser de baja calidad. De otra parte el gusto por lo inglés desde
América Hispana se incrementa, se aleja del modelo español y eso dignifica a la naciente
república.
Lo inglés penetra fuertemente a través de las vías comerciales, tanto las que regularmente
funcionaban con America, como la apertura de unas nuevas por la presión oferta demanda.
Igualmente a través de la presencia de fuerzas militares como la Legión Inglesa, por un
lado comprometida con el proceso de independencia, por otro buscando abrir y fortalecer
mercados. Se introducen así objetos y modas, y se abren nuevas rutas para incrementar los
vínculos con la cultura inglesa.
No fue nada fácil para el grupo revolucionario, no sólo alcanzar la independencia, también
mostrar una imagen de control, poder, cultura y diplomacia propio. De esto dan cuenta la
apertura de los mercados, relaciones diplomáticas y la construcción de una nueva imagen
de estado, con sus propios símbolos. Los mismos hombres que tuvieron la oportunidad de
conocer el medio europeo, por estudios o misiones diplomáticas, seleccionaron en la
modalidad de piezas parlantes diseños y motivos; igualmente los mandaron fabricar y los
enviaron a sus amigos y representantes de la nueva sociedad para su uso, como obsequio y
como medio de propaganda.
La fecha exacta de fabricación de estas piezas se desconoce, pero puede considerarse la
segunda década del siglo XIX. Tanto el material de modelado de la pasta, como el acabado
de la superficie en muchos casos corresponde a la decoración por transferencia “transfer
printing”, técnica que requiere cuidado y precisión, un método que incorporaba procesos
semimecánicos. Al parecer las piezas que llegaron no son las más refinadas ya que en
algunos casos el motivo parece difuminarse y en otros se revela un trabajo perfecto.
Igualmente el empate entre extremos del diseño decorativo se aprecia ligeramente
presencia algunas oraciones, así como la justificación de la propia existencia del objeto. España conserva
inestimables piezas almohades, taifas y nazarí que han dejado huella en los trabajos de encoradores,
carpinteros, loceros, entre otros.
12
Rivero, Manuel Rafael. Lozas y Porcelanas en Venezuela. Caracas, Venezuela. Centro Simón Bolívar.
1972. Pág. 58 – 75
13
Piezas que hoy encontramos en el Museo de El 20 de Julio de 1810, Museo Casa Quinta de Bolívar,
Museo Nacional de Colombia, Museo de Arte Colonial en Caracas, Fundación Boulton Venezuela,
colección Manuel Rafael Rivero en Venezuela y otras colecciones privadas en los dos países.
5
separados. 14 Las guías comerciales, desde principios del siglo XIX, son fuentes
documentales donde quedaron registradas las mercancías que se introducían al país, no sólo
desde Inglaterra sino también de Francia y Estados Unidos de América. De Inglaterra
llegaron diversos objetos científicos: relojes, objetos médicos, de aseo, pero también
domésticos como vajillas, cristalería, mobiliario, paños, prendas de vestuario y otros
artículos. El mercado con Liverpool fue constante durante todo el siglo.
La difusión del escudo patrio en la loza
Al parecer, ya a finales de 1820 se fabricaron piezas que tenían incorporado el escudo de la
República de Colombia. El escudo estaba compuesto por varios elementos de gran
significación en la historia de Colombia los cuales eran producto del acuerdo en el
Congreso del Rosario de Cúcuta, en el cual se dispuso: “se usará en lugar de armas, dos
cornucopias llenas de frutas y flores de los países fríos, templados y cálidos de las fases
colombianas, y que se compondrán de un hacecillo de lanzas con la segur atravesada, arcos
y flechas cruzados con cinta tricolor por la parte inferior”. 15 Este nuevo repertorio de
imágenes republicanas forman parte del interés del gobierno por orientar a la nueva nación,
hacia principios y valores basados en la ley y el derecho romano. En esta búsqueda el arte
romano siempre fue un referente en las nuevas disposiciones.
El cuerno, que significó abundancia y riqueza, aunque de origen griego, fue en la antigua
Roma y en el periodo artístico del Renacimiento italiano donde tiene un gran
reconocimiento en el campo de las artes. El cuerno de la abundancia asociado a varios
mitos y leyendas, el cuerno con sus riquezas, igualmente se utilizó desde épocas antiguas, y
fue costumbre usarlo como vaso para beber o como recipiente para frutos de tierra o flores
del lugar. Reunidos los cuernos en una doble representación, aludían al bienestar de la vida
humana. 16
Varias vajillas se encargaron al exterior con el fin de incorporar estos símbolos, algunas
como objetos suntuarios para regalo o presentes, que funcionarios y diplomáticos utilizaron
en los protocolos de gobierno, resultado de un proyecto de Estado en el que estas imágenes
tienen presencia en diversos soportes, mobiliario, numismática, y ornamentos en
documentos oficiales.
Son diferentes versiones de escudo las que se imprimieron en las superficies de las
porcelanas y cerámicas. Tazas, platos, jarras y otras piezas con escudo de color sepia.
También la Quinta de Bolívar tiene objetos con el escudo enmarcado en ramas de laurel, en
color verde, con una inscripción en la parte inferior en letras doradas, el lema: “al inmortal
Bolívar”. 17 Otros conjuntos de vajillas con el mismo escudo se realizaron en dorado y
tienen la particularidad que el borde del plato o del recipiente está decorado con una fina
bandera tricolor.
La imagen de la libertad en la loza.
Entre las representaciones de la antigüedad, es una imagen alegórica, asociada al
conocimiento. En Roma se representó como una mujer vestida de blanco cubierta con un
gorro frigio, ostentando como atributos un cetro, un yugo roto y un gato, animal que hace
14
15
Conversaciones con el grupo de conservadores del Museo Casa Quinta de Bolívar.
Bohórquez Casallas, Luis. Símbolos Patrios Colombianos. Presidencia de la República. Vol. VI.
Bogotá. 1980. Págs. 63 y 64.
16
17
Espasa Calpe. Año 1925. Tomo 15. Pág. 750.
Este conjunto de piezas fueron donadas por Eduardo Santos, el 22 de septiembre de 1955.
6
alusión a la no sujeción o encierro. No es extraño encontrar esta imagen pues la antigüedad
clásica romana fue el referente cultural que se adoptó en todo sentido. 18 En la serie de
platos en los que se encuentra representada la cabeza de la libertad, ésta es de color verde
como imagen principal, reposa sobre dos ramas de laurel que la enmarca. Con letras
doradas y en la parte inferior, la inscripción: “Colombia libre para siempre”. 19 La libertad
se observa como un perfil clásico de mujer, mirando hacia la derecha, y destaca sobre la
cabeza una especie de diadema, sobre la que está inscrita la palabra “libertad”. Ésta es una
serie de piezas que seguramente se elaboraron a partir de la década de los veinte, del siglo
XIX.
La configuración de esta imagen y la que forma parte del otro conjunto de vajilla con el
escudo de la Gran Colombia, ya nombrado en el texto, que se encuentra enmarcado
igualmente en ramas de laurel con el mismo tratamiento artístico, están relacionadas las
imágenes con los diseños de monedas y papel moneda que a partir de la creación de la Gran
Colombia y el desarrollo de la República se acuñaron e imprimieron. En 1825 se acuñó la
primera moneda de oro colombiana con denominación de un peso, la cual porta en el
anverso el busto de la libertad en perfil, con el mismo tocado de pelo, diadema e
inscripción y que viene a reemplazar a la india de la libertad acuñada en 1813. En el
reverso el escudo de la Gran Colombia siguiendo lo dispuesto en el Congreso de Cúcuta.
Las dos imágenes carecen del marco de ramas de laurel que aparecen en los platos de las
dos vajillas de Bolívar, pero es evidente que estas lozas están afectadas por el arte de la
numismática. 20
Los talladores de la Casa de Moneda, los que a partir de las disposiciones del nuevo
gobierno e inspirados en el derecho romano, y por ende en el arte de esa antigua cultura,
materializaron los diseños solicitados por el Congreso y Hacienda en dibujos destinados a
la acuñación de monedas. Como ejemplo se conservan los dibujos del tallador Anselmo
García del Castillo para la moneda de dos reales en 1815. 21
Lemas y leyendas en la loza
Otro recurso utilizado fue la composición de textos que completan las imágenes que sirven
de propaganda al nuevo Estado. La manufactura de Devenport produjo piezas con el lema
“República de Colombia para siempre” y seguramente se fabricaron entre 1822 y 1828. 22
En el Museo de la Quinta de Bolívar, se encuentran dos piezas, un plato y una bandeja, con
centro de flores y anillo de flores. El escrito se despliega en medio círculo destacando la
composición central. Seguramente fue una vajilla que se utilizó como imagen, para mostrar
las buenas relaciones con países que reconocían la independencia de España y el nuevo
Estado Soberano, como fue Inglaterra.
En esta misma línea existe una jarra, en la colección del museo de la Quinta de Bolívar en
Bogotá, en el recinto del comedor. Tiene dos cortos textos en dorado, en lo más visible del
abultamiento del recipiente. Por un lado “Exporta su gloria de los trescientos de las
Termópilas” y por el otro “Colombia en los trescientos de Carúpano”. Haciendo referencia
al primer texto es uno de los hechos más atrayente de la historia, que hace referencia a la
18
19
Humbert, Juan. Mitología griega y romana. Gustavo Gili. Barcelona. 1984.
Donada por Eduardo Santos, el 22 de septiembre de 1955.
20
Jaime-Barrera, Juan Manuel. Casa de Moneda, exposición permanente. Biblioteca Luis Ángel Arango.
Bogotá. 2001. Págs. 25 – 27.
21
Barriga Villalba, A. Historia de la Casa de la Moneda. Tomo II. Banco de la República. Bogotá. 1969.
Págs. 171 y 172.
22
Rivero, Manuel Rafael. Lozas y Porcelanas en Venezuela. Caracas, Venezuela. Centro Simón Bolívar.
1972. Pág. 64. Ver también los estudios que sobre el tema ha realizado María Astrid Ríos.
7
antigüedad poniendo como ejemplo valores como el sacrificio, la valentía y la fidelidad.
Haciendo un breve resumen de lo acontecido en la Batalla de las Termópilas, 480 a.C.,
correspondiente a la segunda Guerra Médica, se destaca el enfrentamiento entre el
espartano Leónidas y los ejércitos persas bajo el mando de Jerjes en el desfiladero de las
Termópilas, esto durante tres días. En este enfrentamiento se destaca la traición del griego
Efialtes, quien facilitó el camino a los persas ante la defensa y control que Leónidas tenía
del estratégico lugar. El hecho memorable es el sacrificio, en acto heroico que Leónidas,
junto con 300 espartanos, realizaron para defender el avance de Jerjes, salvando así a gran
parte del ejército griego. Tanto los escritores antiguos como los modernos han utilizado la
batalla de las Termópilas como ejemplo del poder que puede ejercer sobre un ejército el
patriotismo y la defensa de su propio terreno, y se ha convertido en un símbolo de la
valentía frente a la adversidad insuperable.
Por el otro lado “Colombia en los trescientos de Carúpano”, 23 puede ser comparable con la
historia compartida entre el general José Anzoátegui y el general Simón Bolívar. Unidos en
1814 participaron indistintamente en las batallas de Mosquitero, Bocachico, Araure,
Carabobo y San Mateo, viviendo parte de la situación de guerra civil presentada en los
territorios de la Nueva Granada, se reencuentran en 1816 en la toma de poblaciones en la
costa de Venezuela, en el enfrentamiento que tuvieron con los realistas en Carúpano. Allí
vivieron una situación de gran desventaja al ser abandonados y no respaldados por algunos
de los subalternos, 24 viéndose obligados a sacar de la ciudad los ejércitos del Libertador.
Otros en la retaguardia se quedaron en la empresa, con una actitud temeraria, decidida, y
heroica, comparable a la situación que presenta la historia sobre los ejércitos espartanos en
las Termópilas, culminando finalmente en una derrota. 25 En esta jarra se presenta una
comparación de los dos hechos históricos, en el que el heroísmo y el sacrificio, se
comparten por igual.
Otras piezas de loza, trabajadas con esmalte metálico en dorado, cuerpo en blanco sobre el
cual se disponen diversos escritos para conmemorar batallas o evocar diversos hechos
históricos. Son jarras y vasos que forman parte de encargos realizados a las locerías
inglesas a comienzos del siglo XIX, se tienen varios ejemplares en el Museo de Arte
Colonial y Colección Fundación Boulton en Caracas Venezuela, y el en la Casa Museo
Quinta de Bolívar en Bogotá. Existe tanto en Venezuela como en Colombia la misma jarra
con una muy parecida inscripción. La de Caracas destaca “Memoria del acción dada en la
Sieuiga de Santa Martha por el general Carreno”. En la de Bogotá “Memoria del acción
dada en Tenerife por los valientes Córdoba y Maza”, y en las dos jarras, en la parte inferior
el gorro frigio. La cantidad de errores que se percibe en los dos casos, y la mala redacción
es ejemplo de traducción inglesa.
La jarra con la inscripción “Valeroso Colombianos vosotros debois tener impreso en
vuestras memoria para siempre la lamentable pérdida de vuestro almiranto Luis Brión”, de
la que existe una exactamente igual en la Colección Fundación Boulton, en Caracas, con
ligeros cambios en la ornamentación principalmente en el enmarque del escrito. Luis Brión
nace en Curazao en 1782, y fallece en 1821, hijo de Pedro Luis Brión y María Detrox,
importantes comerciantes holandeses, fue enviado a Holanda con el fin de perfeccionar sus
estudios. Durante su estadía participó en importantes batallas con los ejércitos napoleónicos
23
Ciudad, que para la época, formaba parte de la provincia de Nueva Andalucía de Cumaná.
Parece que muchos hombres venía desplazándose desde Caracas, ante la presencia de los ejércitos
realistas. Cansados y con temor no respondieron a los ejércitos patriotas.
25
Vargas Constancio, Franco. Rasgos bibliográficos de los próceres y mártires de la independencia.
Bogotá. M. Rivas. 1880.
24
8
en contra de los ingleses quienes invadían las tierras del norte de Europa. La experiencia
adquirida le permitió entender los movimientos revolucionarios en América. En 1813 se
une a la causa de la independencia del Nuevo Reino de Granada y en 1814 adquiere la
nacionalidad venezolana. Por sus triunfos sobre los españoles en las costas Venezolanas y
Colombianas, Bolívar le otorga el grado de Capitán de Fragata además de llegar a ser
presidente del Consejo de Gobierno. Su buena educación y el contacto desde pequeño con
un mundo refinado, le permite, con criterio, participar del comercio de la época. Manuel
Rafael Rivero lo relaciona con pedidos de loza inglesa, para la casa de Bolívar en la
modalidad parlante, para hacer propaganda a la revolución Americana. Otros seguidores de
la causa lo eternizan con el texto que destaca la obra de este almirante.
Representaciones del azar con significación para una élite.
Muchos objetos portando imágenes principalmente relacionadas con los nuevos códigos del
Imperio Napoleónico, formaron parte del repertorio artístico de la primera mitad del siglo
XIX y de esta misma manera de la élite ilustrada del naciente Estado de la Nueva Granada.
El contenido simbólico ya sea del laurel o la cornucopia, fue del gusto de esa sociedad
dirigente, que se rodeó de obras e imágenes sin ningún contenido, pero que por asociación
aludían a otros significados locales.
Sillas pintadas con cornucopias
Bellas y delicadas sillas hoy forman parte de colecciones de museos y espacios privados en
diferentes lugares del país. Configuradas a partir del modelo griego Klismos, se trabajaron
con temas decorativos, como las cornucopias, asociadas a ideales de cambio y acordes con
la moda francesa desarrollada en el Imperio Napoleónico.
A comienzos del siglo XIX, se fueron introduciendo poco a poco en el ajuar de la casa.
Centro-América, el Caribe y parte de la región continental de Sur- América, son los sitios
donde se exportaron desde Estados Unidos. En la costa Atlántica, Santa Marta, Santanderes
y zona central, encontramos sillas, si no iguales, bastantes similares a los ejemplos del
Museo Casa Quinta de Bolívar en Bogotá, objeto de este apartado.
Estas sillas tienen origen en el área de Hampton, Baltimore Estados Unidos. Importantes
comerciantes y negociantes de Baltimore, que a través de la navegación se conectaron con
diversas partes del mundo, principalmente Inglaterra, país a través del cual se filtraron los
símbolos y diseños del “buen gusto”. Estos empresarios llegaron a ser mecenas e
importantes coleccionistas de arte y estaban al día de todo lo que pasaba en Londres, París
y Roma. Introducido en Norte América el clasicismo europeo “pronto, los elegantes y
sofisticados muebles, embellecidos con pinturas y dorados al estilo neoclásico inglés y de
otros países europeos, llegaron a popularizarse en Estados Unidos”. 26
Los talleres de John Finlay y Hugh Finlay produjeron desde la primera década del siglo
XIX muebles a partir de diseños de Thomas Hope, Charles Percier y Pierre François
Léonard Fontaine, y posteriormente en 1812 el diseñador inglés George Smith publicó
“Colección de diseños ornamentales” que recoge los diseños de los creadores europeos.
Durante este periodo para pintar los muebles se utilizó oro en polvo y plantillas que
reproducían los frutos y hojas, grifos, unicornios y cornucopias, casi siempre dorados sobre
26
Schaffner, Cynthia y Klein, Susan. American Painted Furniture 1790-1880. Clarkson Potter. New
York. 1997. Pág. 57.
9
fondo oscuro, como vemos las sillas en la Quinta de Bolívar. 27 La silla basada en los
modelos klismos - griego seguramente fue importada. Las guías comerciales de la época,
son explícitas en la importación de muebles, traídos desde Liverpool y de Estados Unidos.
Muebles elegantes, ligeros, refinados que coinciden exactamente con lo producido en los
talleres de John y Hugh Finlay, y que hoy los encontramos en el Salón de Juegos de La
Casa Museo de la Quinta de Bolívar en Bogotá. 28 Los mismos largueros, travesaños y
soportes torneados; la misma policromía y temas tratados, las mismas estructuras y
materiales. Esto demuestra una relación comercial con Estados Unidos, mucho más
dinámica y estrecha de lo que se piensa. 29
De otra parte desde los Estados Unidos se podría mirar estas piezas como objetos bellos,
prácticos, poco simbólicos, modelos que se impusieron y fueron configurados de manera
muy original en los talleres de ebanistas, para una sociedad pudiente que viajaba a Europa
y se informaba de las nuevas tendencias. Desde Colombia, la situación no es muy diferente.
Familias que constituyeron una élite económicamente pudiente, importaron objetos para
uso personal. Aprovechando los viajes y muchas veces las redes comerciales que
establecieron con América y Europa fueron de gran importancia para conocer objetos de
calidad, en este caso un mobiliario refinado. Estas familias eligieron cómodas, consolas,
mesas, espejos y sillas, que portaran una iconografía próxima en contenido con los nuevos
valores de la nación independiente. 30
Espejos
En Estados Unidos, particularmente en Baltimore, en el marco de lo que se reconoce como
estilo Federal Americano, se produjeron muchos espejos para cubrir la demanda que no
sólo era local. En Colombia tenemos varios ejemplares que provienen de las ebanisterías
americanas, tanto en colecciones públicas como privadas. George Smith artesano tallador y
dorador de Baltimore se destacó por sus espejos dorados, cuyo destino fueron las casas de
élite. Estos espejos poseen un marco, que en el sentido vertical aluden a elementos
arquitectónicos los cuales soportan un cuerpo superior en donde se disponen águilas,
cornucopias, conchas, laureles, entre otros motivos, 31 casi siempre pintados sobre el
vidrio.
Existen otros espejos que formalmente corresponden al Federal Americano. Dos grandes
cornucopias con abundantes frutos, configuran el marco, y cerrando en la parte superior
una banda con siete estrellas. El trabajo en madera es dorado y policromado. 32 Las bellas
cornucopias entorchadas, con su profusión de frutos, son una digna muestra de lo que
significó abundancia y riqueza.
Mesas
27
Agradezco la colaboración de Laura Vargas Murcia en la traducción de textos.
Casa Museo Quinta de Bolívar, guía ilustrada y comentada. Ministerio de Cultura, Ministerio de
Transporte, Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá. Bogotá. 1999.
29
AGN. Archivo Anexo II. –Paquetes-.Administración de Aduanas. Series Manifiestos de Importación –
28
Mercancías. Primera Mitad siglo XIX.
30
El general Tomás Cipriano de Mosquera tenía por bienes una consola la cual porta en su parte inferior dos
hermosas cornucopias. Esta consola proviene de las ebanisterías de Nueva York, con ornamentos pintados en
dorado como la silla klismos.
31
Schaffner, Cynthia y Klein, Susan. American Painted Furniture 1790-1880. Clarkson Potter. New York.
1997. Pág. 68.
32
Colección particular, Jaime Campuzano. Bogotá.
10
El trabajo de taracea, fue uno de los más elaborados y apreciados en el campo de la
ebanistería de la época. Se observa en diversos muebles como mesas, veladores, consolas,
cómodas, cajas, sillones, canapés y marcos para cuadros y espejos, hoy pertenecientes tanto
a colecciones públicas y privadas. La producción fue local pero también hubo importación
a todo el continente americano, desde Norte América hasta Santiago de Chile. Sirvieron
como objeto suntuario, principalmente de la élite civil. Fueron realizados en las dos
primeras décadas del siglo XIX, permaneciendo su industria a lo largo de la primera mitad
del siglo.
Su riqueza de diseño y motivos formales hacen de estos muebles joyas de la ebanistería.
Escamados, sucesión de triángulos, óvalos radiales, especies de medallones, mosaicos,
finas guirnaldas, y la imagen central de interés: las cornucopias. Gran parte de su belleza se
logra utilizando diversas tonalidades de marqueterías para destacar el dibujo y generar
contrastes y realces. Es un trabajo que fue característico en Inglaterra, Países Bajos, Francia
e Italia. En España el centro más importante fue Barcelona con la Real Fábrica de
Marquetería.
El tema de las cornucopias corresponde al Periodo Napoleónico, o por lo menos es con el
que mejor se identifica. Fue uno de los motivos más apreciados para estos muebles,
soportes eficaces para difundir la nueva iconografía introduciéndose en el imaginario de las
gentes. Riqueza, abundancia podrían ser los significados.
Por tradición se ha considerado como autor al ebanista Narciso Garay, quien en 1843
participó en una exposición de arte, recibiendo una mención especial por sus muebles. 33
Variados objetos con representaciones razonadas, para una élite.
El copón, eclesiástico y republicano
El copón es un “Vaso Sagrado que sirve para conservar, trasladar y distribuir la Sagrada
Comunión, vaso que está realizado en diversos materiales y cuya evolución formal y
estilística sigue muy de cerca la del cáliz”. 34 Los dos recipientes que se presentan en este
escrito, y muchos otros similares que se encuentran en colecciones privadas, forman parte
de la reflexión que a continuación se hará sobre las imágenes que portan.
Copón con escudo.
Es una pieza tallada en madera. Todo en su conjunto tiene la forma de la planta de la
granada. 35 Está compuesto de las dos características partes que forman este objeto
litúrgico: un recipiente con vástago, peana y la tapa. El recipiente, donde se porta las
hostias, tiene vaso y tapa semiesférica que lo cubre, su exterior está trabajado con
decoración en barniz de Pasto.
Aunque no es una pieza refinada pues son visibles los escasos materiales y lo rústico del
trabajo, la peana está bellamente elaborada, y se percibe un control en la composición y el
trazo donde se forman dos anillos alrededor del vástago, entre ellos un círculo de hojas,
todo cubierto con laminilla de oro. Del vástago salen las hojas de la granada, talladas en la
madera, también recubiertas en laminilla de oro hacia el exterior.
33
Ortega Ricaurte, Carmen. Diccionario de artistas en Colombia. Litografía Arco. Bogotá. 1965. Pág.
133.
34
Bertos Herrera, María del Pilar. Los escultores de la plata y el oro. Universidad de Granada. Granada.
1991. Pág. 43.
35
Museo Nacional de Colombia. Zona de Reserva de Colecciones.
11
Por último el recipiente en sus dos partes: cavidad y tapa, incorpora en la superficie dos
temas formales. Por un lado el escudo nacional enmarcado en ramas de flores y por el lado
opuesto, una flor enmarcada entre las ramas de la palma y el laurel.
Porta una inscripción en la parte superior derecha del escudo (para el observador),
organizada en tres renglones, el superior no se pudo interpretar, en el medio la abreviatura
de Señor “Sr”, por último en la parte inferior la abreviatura de Presbítero “Pbro”, lo que no
deja dudas sobre la función del objeto, pues el presbítero es el clérigo ordenado de misa, o
sacerdote. La tapa no remata, como muchos otros copones en una cruz, simplemente su
terminación es una abstracción de la cresta terminal de la cáscara de la granada.
Copón con corona de laurel
Aunque es más sencillo en lo formal, 36 es casi exactamente igual al anterior, con
variaciones en el programa iconográfico. Sobre la superficie del recipiente y en su tapa, se
dispuso una flor por lado y lado, enmarcada por ramas de laurel, igualmente todo el objeto
está recubierto con barniz de Pasto.
Al respecto de estos dos copones, llama la atención que son piezas religiosas, objetos
litúrgicos, en los que se incorporan símbolos de independencia, el programa del Nuevo
Estado. Lo más original es la forma del Copón como planta de granado. Un objeto
religioso-político, que se realiza en momentos de difíciles debates entre la Iglesia y el
Estado. De esta manera se plantea dos interrogantes. ¿Por que el tema religioso y político
se encuentra tan imbricado? y ¿Por qué se da particularmente en piezas que provienen de
Pasto Nariño, y son trabajadas en técnica de Barniz, obtenido de la planta mopa-mopa?
Al analizar las imágenes del primer copón, el escudo, sin ningún detalle, está organizado en
tres franjas horizontales, con una bandera de un lado y de otro. El cóndor, en la parte
superior, está con las alas desplegadas y en picado. Este modelo corresponde al escudo de
la Nueva Granada, el que se utilizó entre 1834 y 1861, según Ley del 9 de Mayo de 1834,
base del actual Escudo Nacional. Es un modelo que incorpora todos los elementos patrios
como el laurel, la granada, las cornucopias, el gorro frigio y el canal de Panamá. Diez o
Quince años después de sancionada la ley se incorporaron las dos banderas, una para ser
enarbolada en los buques y la otra en las casas de Legación de la República. 37 Lo que
quiere decir que el Copón posiblemente data de 1840.
En ese descubrir ¡como funciona el Nuevo Estado! con toda seguridad se presentaron malas
interpretaciones, errores, decisiones apresuradas así como muchos aciertos. Un tema
delicado en ese momento fue el del Patronato Real, derecho que tenía el Rey de España de
presentar sujetos idóneos para los obispados, dignidades y prebendas en las catedrales y el
recibir otros beneficios de estas tierras. Y el Patronato de Legos, un vínculo fundado con el
gravamen de una obra pía. Al ir cambiando el sistema de gobierno a partir de 1810, el
Estado no tenía claro si debía seguir siendo heredero de los mismos derechos y
prerrogativas que tenía establecido la Corona de España. Fueron muchas las situaciones en
que se prefirió continuar con el modelo colonial y recibir el diezmo, nombrar ministros y
cuidar del culto, 38 aunque fuera en contra de la renovación y el cambio. Pero por otro lado
y en otros círculos, no se admitió continuar ejerciendo el patronato. Así, al estar por medio
36
Colección particular, familia Zambrano, Pasto.
Castrillon M., Aurelio. Historia de las Banderas y Escudos Nacionales. Publicación de la Revista de las
Fuerzas Armadas. Bogotá. Sin año. Pág. 54. Ver también: Bohórquez Casallas, Luis A. Símbolos Patrios
Colombianos. Colección Presidencia de la República. Bogotá. 1980. Págs. 67 a 70.
38
Restrepo Juan Pablo. La iglesia y el Estado en Colombia. Tomo II. Banco Popular. Bogotá. 1987. Págs.
281 a 283.
37
12
el bien espiritual de la población, se solicitó una pronta comunicación con la sede Papal
para resolverlo. De esta situación dan cuenta permanentes y continuos acuerdos y leyes,
que buscan estabilizar y mejorar las relaciones del Estado con la Iglesia. Son imágenes que
expresan claramente la necesidad de unión entre las dos entidades.
No sólo se encuentran estos objetos como únicos, que presentan ese conjunto de símbolos
aludiendo a momentos e idearios del nuevo orden. Existe una importante producción que
revela la presencia de estas dos entidades, Iglesia y Estado, que afectan tan profundamente
a la sociedad del momento. El arca con tapa en artesa, 39 con acabados en Barniz de Pasto,
muestra en su exterior un tema de follajes característicos del arte del barniz en el momento.
La imagen interesante está en la superficie interior de la tapa, la cual es una combinación
de héroe militar y jerarquía eclesiástica. Sobre un fondo de barniz de Pasto color
aguamarina, se dispuso una estampa recortada y coloreada de un militar a caballo y en
posición de corveta, propia de importantes dignidades militares y civiles. La imagen se
destaca a través de varios círculos radiales trabajados minuciosamente con las membranas
del barniz. Lo más curioso es que la figura del militar esté enmarcada por una insignia
eclesiástica, que ha formado parte de las armerías de la iglesia. En este caso el cordón tiene
diez borlas, que según lo determinado en la Sagrada Congregación del Ceremonial de 1832,
se regularon diez para los arzobispos. 40
Es muy probable que el artista o artesano que desarrolló la obra, no tuviera conocimiento
de estos detalles. Más, si se tiene en cuenta que al timbre eclesiástico le falta el gran
protagonista, el capelo, y éste ha sido reemplazado por una lazada. Bien pudo ser un
encargo de algún miembro de la élite social. Lo que muestra una vez más curiosas e
interesantes expresiones en momentos de cambio, y el recurso de utilización de diferentes y
originales soportes para la difusión del nuevo imaginario.
La respuesta para el segundo interrogante podría estar en las nuevas modalidades y
prácticas de trabajo, transformaciones que desde finales del siglo XVIII vienen teniendo los
artesanos.
Pasto es una de las ciudades que recibió de la Corona de España, en 1777, las nuevas
ordenanzas o reformas al sistema gremial local, las cuales se empezaron a ejercer, con los
presupuestos de la ilustración en el momento de la independencia. De ahí parten una serie
de modalidades de trabajo en donde la propia identidad y el sentido de pertenencia se ve
expresado con la invención de nuevos programas iconográficos.
Este proceso es fortalecido con la expedición de oportunas ordenanzas como medios para
crear identidad. En el marco de una libre competencia la obra se abre al público, afectada
por disposiciones como la inclusión de símbolos “con el fin de crear sentido de pertenencia
a la patria”, símbolos que no tienen ni reglas ni preceptos, propiciando “la invención,
exaltando los sentimientos, regulando los sitios de exposición de la nueva imagen y
solicitando se colocase en cada uno de ellos inscripciones como: “¡Viva el 20 de Julio de
1810! ¡Viva la República a cuya sombra progresa la moral y la industria de los habitantes
de Pasto!”. 41 De esta manera las imágenes tradicionales, tendrán un algo agregado, ese
valor patrio, presupuesto de libertad, igualdad y fraternidad. ¿Será por eso que un Copón
para la liturgia porta el escudo de la Nación?
Sillas de brazos y respaldar – Fraileras
39
Colección particular, Bogotá.
Pardo de Guevara, Eduardo. Manual de Heráldica Española. Edimat Libros. España. 2000. Pág. 54.
41
Duque, María Fernanda. Legislación gremial y prácticas sociales: los artesanos de Pasto, 1796-1850.
En: historiacritica.uniandes.edu.co/datos/pdf.
40
13
Estas sillas tienen la traza de las conocidas fraileras con algunas sutiles variaciones
formales. Más esbeltas en su conjunto, los apoyabrazos son ligeramente delgados, muy
pulidos y rematan en voluta horizontal. El bastidor del respaldar no es recto en la parte
superior, este se eleva con cierta elegancia simulando un copete, otorgándole, al mueble, un
aire heráldico. El cuero en el bastidor del asiento y respaldar está asegurado con una doble
hilera de tachones metálicos, por lo general de latón dorado.
Sobre el cuero del respaldar se pintó el escudo de la Gran Colombia, acordado por el
Congreso de La Villa del Rosario de Cúcuta, el 4 de octubre de 1821. En ese momento se
estableció, como ya se dijo, utilizar dos cornucopias con frutos y flores y en el centro la
fasces y segur, todo enmarcado por dos ramas: una de laurel y la otra una palma, las dos en
color verde. Un tema de gran significado para la época, que se dispuso principalmente en
objetos de dotación de espacios de la administración de gobierno, en los que seguramente
se realizaron actos políticos.
En general impacta el resplandeciente color dorado de las cornucopias, fasces y segur, y
tachones metálicos, muy en la línea del mobiliario imperio-francés de la época. Por su
significación política, seguramente fueron encargadas para algún evento público o para
dotar ciertos recintos con un mobiliario apropiado.
Conclusión
Todo proceso de cambio es lento e implica vacilaciones y contradicciones, y el campo de la
elaboración de símbolos y representaciones iconográficas no es ajeno a ello. Este espacio
de representación llega a ser muy sensible, más cuando un régimen, ya sea de carácter
político o religioso toma el control de los objetos cotidianos para afianzar su existencia.
Como lo dice Odile Nouvel-Kammerer es un proceso de lucha de una sociedad que está
tratando de borrar a otra, y por lo tanto, busca descubrir esas imágenes, esos códigos que
estimulen y dinamicen la imaginación colectiva, así como sentimientos y valores
individuales.
Las imágenes de las últimas décadas del siglo XVIII, exaltación de la individualidad,
destacando cualidades universales del hombre, pierden dichos valores con los cuales cada
individuo se identifica, para asociarlos, ya no al individuo sino al Estado, reclamo de la
nueva República.
Los caminos son diversos y complementarios para encontrar y reflejar la imagen adecuada.
Resultado, por un lado, de la cultura de una élite en donde la idea de Estado y de belleza se
combinan, para que lo representado no sea frívolo, insignificante, de distracción, sino lo
contrario con un alto componente moral y social, un medio para educar y formar. Por otro,
la espontaneidad popular que arrastra tradiciones y un gusto en el que muchas veces no
cabe el juicio estético. Por último el azar, presencia de códigos resultado de situaciones
derivadas, por ejemplo, del comercio y que resultan ajenas al medio, aunque se incorporan
por alguna afinidad. Todo completa el ideario de la época.
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