BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA

Anuncio
D O CU M E N TO S D E L
B ICE N TE N A R IO D E L A
IN D E PE N D E N CIA D E
VENEZUELA
1810 - 1811
CA RA CA S
2010
2
CON TE N ID O
Pág.
A cta del M uy Ilustre. A yuntam iento de Caracas
de 19 de abril de 1810 … … … … … … … … … …
3
A cta de Independencia de V enezuela.
5 de Julio de 1811 … … … … … … … … … ...… .
30
3
ACTA DEL
M. I. AYUNTAMIENTO
DE CARACAS
DE 19 DE ABRIL DE 1810
INSTALACION DE NUEVO
GOBIERNO EN LA CAPITAL
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
/trascripción/
E stablecim iento
del nuevo G obierno
en esta Capital
E n la ciudad de Caracas a
diez y nueve de A bril de m il ochocientos diez se
juntaron en esta Sala Capitular
Capi tular los Señores que
abajo firm arán y son de los que com ponen éste
M uy Ilustre A yuntam iento con el m otivo de la
función E clesiástica del día de hoy Jueves
Santo, y principalm ente con el de atender a la
Salud pública de este Pueblo que se halla en
total orfandad,
or fandad, no sólo por el cautiverio del
Señor D on Fernando Séptim o, sino tam bién por
haberse disuelto la Junta que suplía su ausencia
en todo lo tocante a la seguridad y defensa de
sus dom inios invadidos por el E m perador de los
Franceses y dem ás urgencias de prim era
necesidad, a consequencia de la ocupación casi
total de los Reynos y Provincias de E spaña, de
19
donde ha resultado la dispersión de todos o casi
todos los que com ponían la expresada Junta, y
por consiguiente el cese de sus funciones. Y
aunque según las últim as o penúltim as noticias
derivadas de Cádiz parece haberse substituido
otra form a de G obierno con el título de
Regencia, sea lo que fuese de la certeza ó
incertidum bre de este hecho, y de la nulidad de
su form ación, no puede exercer ningún m ando
ni jurisdicción sobre estos Países por que ni ha
sido constituido por el voto de estos fieles
habitantes, quando han sido ya declarados no
colonos sino partes integrantes de la Corona de
E spaña, y com o tales han sido llam ados al
exercicio de la Soberanía interina,
i nterina, y a la
reform a de la constitución N acional, ni que
pudiese prescindirse de esto, nunca podría
hacerse de la im potencia en que ese m ism o
G obierno se halla de atender a la seguridad y
prosperidad
de
estos
territorios,
y
de
adm inístrales cum plida justicia
jus ticia en los asuntos y
20
causas propios de la Suprem a A utoridad; en
tales térm inos que por las circunstancias de la
guerra, y de la conquista y usurpación de las
A rm as francesas, no pueden valerse así m ism o
los m iem bros que com pongan el indicado nuevo
G obierno:
obier no: en cuyo caso, el derecho natural y
todos los dem ás dictan la necesidad de procurar
los m edios de su conservación y defensa, y de
erigir en el seno m ism o de estos Países un
sistem a de G obierno que supla las enunciadas
faltas exerciendo los derechos de la
l a Soberanía
que por el m ism o hecho ha recaído en el Pueblo
conform e á los m ism os principios de la sabia
Constitución prim itiva de la E spaña, y á las
m áxim as que ha enseñado y publicado en
innum erables papeles la
Junta
Suprem a
extinguida. Para tratar pues el
e l M uy Ilustre
A yuntam iento de un punto de la m ayor
im portancia, tuvo a bien form ar un Cabildo
extraordinario sin la m enor dilación por que ya
presentía la ferm entación peligrosa en que se
21
hallaba el Pueblo con las novedades esparcidas,
y con el tem or de que
qu e por engaño ó por fuerza
fuese inducido á reconocer un G obierno
ilegitim o, invitando a su concurrencia al Señor
M ariscal de Cam po D on V icente de E m paran
com o su Presidente, el qual lo verificó
inm ediatam ente,
y
después
de
varias
conferencias cuyas resultas
resulta s eran poco o nada
satisfactorias al bien público de este leal
vecindario, una gran porción de el congregada
en
las
inm ediaciones
de
estas
Casas
consistoriales, levantó el grito aclam ando con
su acostum brada fidelidad al Señor D on
Fernando Séptim o, y a la Soberanía interina del
m ism o
Pueblo;
por
lo
que
habiéndose
aum entado los gritos y aclamaciones quando ya
disuelto el prim er tratado m archaba el Cuerpo
Capitular a la Iglesia M etropolitana tuvo por
conveniente y necesario retroceder a la Sala del
A yuntam iento
ien to para tratar de nuevo sobre la
seguridad y tranquilidad pública. Y entonces
22
aum entándose la congregación Popular y sus
clam ores por lo que m ás le im portaba, nom bró
para que representasen sus derechos y en
calidad de D iputados a los Señores D octores
D on José
J osé Cortés de M adariaga, Canónigo de
M erced de la m encionada Iglesia; D on
Francisco José de Rivas, Presbítero, D on José
Félix Sosa, y D on Juan G erm án Roscio;
quienes llam ados y conducidos á ésta Sala con
los Prelados de las Religiones fueron adm itidos,
y estando
e stando juntos con los Señores de este M uy
Ilustre Cuerpo entraron en las conferencias
conducentes, hallándose tam bién presentes el
Señor D on V icente Basadre Intendente de
E jército y Real H acienda y el Señor Brigadier
D on
A gustín
G arcía,
Com andante
Subi/n/spector
Subi/n/s pector del Real Cuerpo de A rtillería de
ésta Provincia; y abierto el tratado por el Señor
Presidente, habló en prim er lugar después de Su
Señoría, el D iputado prim ero en el orden con
que
quedan
nom inados,
alegando
los
23
fundam entos y razones del caso, en cuya
cuy a
inteligencia dijo entre otras cosas el Señor
Presidente que no quería ningún m ando, y
saliendo am bos al Balcón notificaron al Pueblo
su deliberación, y resultando conform e en que el
m ando Suprem o quedase depositado en este
A yuntam iento M uy Ilustre se procedió
pro cedió a lo
dem ás que se dirá, y se reduce a que cesando
igualm ente en su E m pleo el Señor D on V icente
Basadre quedase subrogado en su lugar el Señor
D on Francisco de Berrío, Fiscal de Su
M ajestad en la Real A udiencia de ésta Capital
encargado del despacho de
d e su Real H acienda:
que cesasen igualm ente en sus respectivos
m andos el Señor Brigadier D on A gustín
G arcía, y el Señor D on José V icente de A nca
A uditor de guerra A sesor general del G obierno y
Teniente de G obernador, entendiéndose el cese
para todos estos E m pleos: que continuando los
dem ás tribunales en sus respectivas funciones,
cesen del m ism o m odo en el ejercicio de su
24
M inisterio
los
Señores
que
actualm ente
com ponen el de la Real A udiencia, y que el M uy
Ilustre A yuntam iento usando de la Suprem a
A utoridad depositada en él, subrogue en lugar
de ellos los Letrados que m ereciesen su
confianza: que se conserve á cada uno de los
E m pleados com prendidos en ésta suspensión el
sueldo fixo de sus respectivas Plazas, y
graduaciones M ilitares de tal suerte que el de
los
lo s M ilitares, ha de quedar reducido al que
m erezca su grado, conform e á ordenanza: que
continúen las ordenanzas de policía por ahora
exceptuando las que se han dado sobre vagos en
quanto no sean conform es a las Leyes y
pragm áticas que rigen en estos dom inios
inio s
legítim am ente com unicadas y las dictadas
novísim am ente sobre anónim os, y sobre exigirse
pasaporte y filiación de las personas conocidas,
y notables, que no pueden equivocarse ni
confundirse con otras intrusas, incógnitas y
sospechosas: que el M uy Ilustre A yuntam iento,
25
para el ejercicio de sus facultades colegiadas
haya de asociarse con los D iputados del Pueblo
que han de tener en él voz y voto en todos los
negocios: que los dem ás E m pleados no
com prendidos en el cese, continúen por ahora en
sus respectivas funciones quedando con la
m ism a calidad sujeto el m ando de las A rm as a
las órdenes inm ediatas del Teniente Coronel
D on N icolás de Castro y Capitán D on Juan
Pablo A yala, que obrarán con arreglo á las que
recibiesen del M uy Ilustre A yuntam iento com o
depositario
deposit ario de la Suprem a autoridad: que para
exercerla con m ejor orden en lo sucesivo, haya
de
form ar
quanto
antes
el
Plan
de
adm inistración y G obierno que sea m as
conform e a la voluntad general del Pueblo: que
por virtud de las expresadas facultades pueda el
m ism
i sm o
Ilustre
A yuntam iento
tom ar
las
providencias del m om ento que no adm itan
tardanza: y que se publique por bando ésta
acta, en la qual tam bién se insertan los dem ás
26
diputados
que
posteriorm ente
fueron
nom brados por el Pueblo, y son el Teniente de
Caballería
Caballerí a D on G abriel de Ponte, D on José
Félix Rivas, y el Teniente R etirado D on
Francisco Xavier U ztariz: bien entendido que
los dos prim eros obtuvieron su nom bram iento
por el grem io de Pardos, con la calidad de suplir
el uno las ausencias del otro, sin necesidad de
su sim ultanea concurrencia. E n este estado
notándose la equivocación padecida, en cuanto
a los D iputados nom brados por el grem io de
Pardos, se advierte ser sólo el expresado D on
José Félix de Rivas. Y se acordó añadir que por
ahora toda la tropa de actual
act ual servicio tenga
pret y sueldo doble, y firm aron, y juraron la
obediencia a este nuevo gobierno en la form a
debida.
V icente de E m paran
(rúbrica)
Felipe M artínez y A ragón
(rúbrica)
V izente Basadre
(rúbrica)
A ntonio Julián A lvarez
(rúbrica)
27
Josef G utiérrez del Rivero
(rúbrica)
Francisco E spejo
Francisco de Berrío
(rúbrica)
A gustín G arcia
(rúbrica)
José V icente de A nca
(rúbrica)
Joseph de las Llam ozas
(rúbrica)
M artín Tovar Ponte
(rúbrica)
Feliciano Palacios
(rúbrica)
(rúbrica)
Joseph H ilario M ora
(rúbrica)
Isidoro A ntonio López M éndez
(rúbrica)
Licenciado Rafael G onzález
(rúbrica)
Joseph M aria Blanco
(rúbrica)
Juan A scanio
V alentín de Ribas
(rúbrica)
D ionicio Palacios
(rúbrica)
Pablo N icolás
ico lás G onzález
(rúbrica)
Silvestre Tovar Liendo
(rúbrica)
Lino de Clem ente
(rúbrica)
(rúbrica)
D on N icolás A nzola
(rúbrica)
28
D octor Joseph Cortés
Como D iputado del Clero y del Pueblo
(rúbrica)
D octor Francisco José Ribas
Como diputado del Clero
(rúbrica)
Como D iputado del Pueblo
D octor Juan G erm án Roscio
(rúbrica)
Como D iputado del Pueblo
D octor Félix Sosa
José Félix Ribas
(rúbrica)
(rúbrica)
Francisco Xavier de U xtariz
Fray Felipe M ota
(rúbrica)
Fray Bernardo Lanfranco
Prior (rúbrica)
Fray M arcos Rom ero
por el Comendador de la M erced
(rúbrica)
G uardián de San Francisco
(rúbrica)
D octor Juan A ntonio Roxas Queypo
Rector del Sem inario (rúbrica)
N icolás de Castro
(rúbrica)
Fausto
Fa usto V iaña
E scribano Real
y del nuevo G obierno
Juan de A yala
(rúbrica)
Joseph Tom ás Santana
Secretario E scribano
E n el m ism o día, por disposición de lo
que se m anda en el A cuerdo que antecede,
se hizo publicación de este en los parajes
29
m ás públicos de esta ciudad con general
aplauso y aclam ación de todo el Pueblo
diciendo viva nuestro Rey Fernando
Séptim o, nuevo G obierno M uy Ilustre
A yuntam iento y D iputados del Pueblo
que lo representan; lo que ponem os por
diligencia
que
firm am os
nos
los
infrascriptos E scríbanos de que dam os fe:
V iaña
(rúbrica)
Santana
(rúbrica)
_____
A cta del 19 de A bril de 1810: D ocum entos de la Suprem a Junta de Caracas.
Caracas: Consejo M unicipal 1960
30
A CTA D E
IN D E PE N D E N CIA
D E V E N E Z U E LA
5 D E JU LIO D E 1811
31
32
/ trascripción/
trascripción /
A cta Solem ne de Independencia
E n el nom bre de D ios todo Poderoso
P oderoso.
oderoso .
N osotros,
provincias
los
unidas
representantes
de
Caracas,
de
las
Cum aná,
Barinas, M argarita, Barcelona, M érida y
Trujillo, que form an la confederación am ericana
de V enezuela en el continente m eridional,
reunidos en Congreso, y considerando la plena y
absoluta posesión de nuestros derechos, que
recobram os justa y legítim am ente desde el 19 de
A bril de 1811, en consecuencia de la jornada de
Bayona y la ocupación del trono
tron o español, por la
conquista y sucesión de otra nueva dinastía,
constituida
sin
nuestro
consentim iento;
querem os antes usar de los derechos de que nos
tuvo privados la fuerza, por m ás de tres siglos y
nos ha restituido el orden político, de los
33
acontecim ientos
ien tos
hum anos,
patentizar
al
universo las razones, que han em anado de estos
m ism os acontecim ientos y autorizar el libre uso,
que vam os
o s a hacer de nuestra soberanía.
No
querem os
sin
em bargo, em pezar
alegando los derechos que tiene todo país
conquistado, para recuperar su estado de
propiedad
e
independencia:
olvidam os
generosam ente la larga serie de m ales, agravios
y privaciones que el derecho funesto de
conquista ha causado indistintam ente a todos
los
descendientes
de
los
descubridores,
conquistadores y pobladores
poblad ores de estos países,
hechos de peor condición, por la m ism a razón,
que debía favorecerlos; y corriendo un velo
sobre los trescientos años de dom inación
española en A m érica, sólo presentarem
presenta rem os los
hechos auténticos y notorios, que han debido
desprender, y han desprendido de derecho a un
m undo de otro en el trastorno, desorden y
34
conquista que tiene ya disuelta la nación
española.
E ste desorden ha aum entado los m ales de
la A m érica inutilizándole los recursos y
reclam aciones, y autorizando la im punidad de
los
lo s gobernantes de E spaña, para insultar y
oprim ir esta parte de la nación, dejándola sin el
am paro y garantía de las leyes.
E s contrario al orden, im posible al gobierno
de E spaña y funesto a la A m érica, el que
teniendo esta un territorio infinitam ente m ás
e xtenso, y una población incom parablemente
m ás num erosa, dependa y está sujeta a un
ángulo peninsular del continente europeo.
Las cesiones y abdicaciones de Bayona, las
jornadas del E scorial y de A ranjuez, y las
órdenes del lugarlugar - teniente duque de Berg y la
la
A m érica, debieron poner en uso los derechos,
que hasta entonces habían sacrificado los
am ericanos a la unidad e integridad de la
nación española.
35
V enezuela antes que nadie reconoció y
conservó generalm ente esta integridad por no
abandonar la causa de sus
su s herm anos, m ientras
tuvo la m enor apariencia de salvación.
La A m érica vivió a existir de nuevo, desde
que pudo y debió tom ar a su cargo su suerte y
conservación, com o la E spaña pudo reconocer, o
no, los derechos de un rey, que había apreciado
m as su existencia
exis tencia que la dignidad de la nación
que gobernaba.
Cuantos Barbones concurrieron a las
inválidas
estipulaciones
de
Bayona,
abandonado el territorio español, contra la
voluntad de los pueblos, faltaron, despreciaron
y hollaron el deber sagrado, que contrajeron
contraje ron con
los españoles de am bos m undos, cuando con su
sangre y sus tesoros los colocaron en el trono, a
despecho de la grande A ustria; por esta
conducta quedaron inhábiles e incapaces de
gobernar a un pueblo libre, a quien entregaron
com o un rebaño de esclavos.
escla vos.
36
Los intrusos gobiernos que se arrogaron la
representación
nacional,
aprovecharon
pérfidam ente las disposiciones que la buena fe,
la distancia, la opresión y la ignorancia, daban
a los am ericanos contra la nueva dinastía, que
se introdujo en E spaña, por
p or la fuerza; y contra
sus m ism os principios, sostuvieron entre
nosotros y la ilusión a favor de Fernando, para
devorarnos y vejarnos im punem ente, cuando
m ás nos prom etían la libertad, la igualdad y la
fraternidad, en discursos pom posos y frases
estudiadas,
estudiadas , para encubrir el lazo de una
representación am añada, inútil y degradante.
Luego que se disolvieron, sustituyeron
entre sí las varias form as de gobierno de
E spaña, y que la ley im periosa de la necesidad
dictó a V enezuela el conservarse a sí m ism a,
para ventilar
ve ntilar y conservar los derechos de su
Rey, y ofrecer un asilo a sus herm anos de
E uropa, contra los m ales que les am enazaban,
se desconoció toda su anterior conducta, se
37
variaron los principios, y se llam o insurrección,
perfidia e ingratitud, a lo m ism o que sirvió de
norm a a los gobiernos de E spaña porque ya se
les cerraba la puerta al m onopolio de
adm inistración que querían perpetuar, a nom bre
de un Rey im aginario.
A pesar de nuestras protestas, de nuestra
m oderación, de nuestra generosidad, y de la
inviolabilidad
inviola bilidad de nuestros principios, contra la
voluntad de nuestros herm anos de E uropa, se
nos declara en estado de rebelión; se nos
bloquea, se nos hostiliza, se nos envían agentes
a am otinarnos unos contra otros, y se procura
desacreditarnos entre todas naciones
nacio nes del
m undo, im plorando su auxilio para oprim irnos.
Sin hacer el m enor aprecio a nuestras
razones, sin presentarles al im parcial juicio del
m undo, y sin otros jueces que nuestros
enem igos, se nos condena a una dolorosa
incom unicación con nuestros herm anos;
ano s; y para
añadir el desprecio a la calum nia, se nos
38
nom bran apoderados contra nuestra expresa
voluntad, para que en sus cortes dispongan
arbitrariam ente de nuestros intereses, bajo el
influjo y la fuerza de nuestros enem igos.
Para sofocar y anonadar los efectos
ef ectos de
nuestra representación, cuando se vieron
obligados a concedérnosla, nos som etieron a una
tarifa m ezquina y dim inuta y sujetaron a la
voz pasiva de los ayuntam ientos, degradados
por el despotism o,
o , de los gobernadores, las
form as de la elección, lo que era un insulto a
nuestra sencillez y buena fe, m ás bien que una
consideración
a
nuestra
incontestable
im portancia política.
Sordos siem pre a los gritos de nuestra
justicia, han procurado los gobiernos de E spaña
desacreditar
todos
nuestros
esfuerzos,
declarando
de clarando crim inales, y sellando con la
infam ia, el cadalso y la confiscación, todas las
tentativas que en diversas épocas han hecho
algunos am ericanos para la seguridad del país,
39
com o lo fue la que últim am ente nos dictó la
propia seguridad, para no ser envueltos
env ueltos en el
desorden que presentíam os, y conducidos a la
horrorosa suerte que vam os ya a apartar de
nosotros para siem pre: con esta atroz política
han logrado hacer a nuestros herm anos
insensibles a nuestras desgracias, armarlos
contra nosotros, borrar de ellos las dulces
im presiones
de
la
am istad
y
de
la
consanguinidad, y convertir en enem igos una
parte de nuestra gran fam ilia.
Cuando
nosotros,
fieles
a
nuestras
prom esas, sacrificábam os nuestra seguridad y
dignidad civil, por no abandonar los derechos
que generosamente conservábam os a Fernando
de Borbón, hem os visto que a las relaciones de
la fuerza que lo ligaban con el E m perador de
los franceses,
franceses , ha añadido los vínculos de la
sangre y de la am istad, por lo que hasta los
gobiernos de E spaña han declarado ya su
40
resolución
de
no
reconocer
sino
condicionalm ente.
E n esta dolorosa alternativa, hem os
perm anecido tres años en una indecisión y
am bigüedad política, tan funesta y peligrosa,
que ella sola bastaría a autorizar la resolución
de la fe de nuestras prom esas
es as y los vínculos de
la fraternidad nos habían hecho diferir, hasta
que la necesidad nos ha obligado a ir m ás allá
de lo que nos propusim os, im pelidos por la
conducta hostil y desnaturalizada de los
gobiernos de E spaña, que nos ha relevado del
juram ento condicional
co ndicional con que hem os sido
llam ados a la augusta representación que
ejercem os.
M as nosotros, que nos gloriam os de fundar
nuestro proceder en m ejores principios y que no
querem os establecer nuestra felicidad sobre las
desgracias de nuestros sem ejantes, m iram
i ram os y
declaramos com o am igos nuestros, com pañeros
de nuestra felicidad, a los que unidos con
41
nosotros por los vínculos de la sangre, la lengua
y la religión, han sufrido los m ism os m ales en el
anterior orden; siem pre que reconociendo
nuestra absoluta independencia
ind ependencia de él, y de toda
otra dom inación extraña, nos ayuden a
sostenerla con su vida, su fortuna y su opinión,
declarándolos y reconociéndolos, com o a todas
las dem ás naciones, en guerra enem igos, y en
paz am igos, herm anos y com patriotas.
E n atención a todas estas sólidas, públicas
e incontestables razones de política, que tanto
persuaden la necesidad de recobrar la dignidad
natural que el orden de los sucesos nos ha
restituido, y en uso de los im prescriptibles
derechos que tienen los pueblos para destruir
destr uir
todo pacto, convenio o asociación que no llena
los fines para que fueron instruidos los
gobiernos; creem os que no podem os, ni debem os
conservar los lazos que nos ligaban al G obierno
de E spaña; y que com o todos los pueblos del
m undo, estam os libres y autorizados
au torizados para no
42
depender de otra autoridad que la nuestra, y
tom ar entre las potencias de la tierra el puesto
igual que el Ser Suprem o y la naturaleza nos
asignan, y a que nos llam a la sucesión de los
acontecim ientos hum anos y nuestro propio bien
y utilidad.
utili dad.
Sin em bargo de que conocem os las
dificultades que trae consigo, y las obligaciones
que nos im pone el rango que vam os a ocupar en
el orden político del m undo, y la influencia
poderosa de las form as y habitudes a que hem os
estado, a
nuestro
pesar, acostum
acost um brados;
tam bién conocem os que la vergonzosa sum isión
a ellas, cuando podem os sacudirlas, seria m as
ignom inioso para nosotros, y m ás funesto para
nuestra posteridad que nuestra larga y penosa
servidum bre, y
indispensable
que
deber,
es
ya
de
nuestro
proveer
provee r
a
nuestra
conservación, seguridad y felicidad, variando
esencialm ente todas las form as de nuestra
anterior constitución.
43
Por tanto, creyendo con todas estas
razones satisfecho el respeto que debem os a las
opiniones del género hum ano, y a la dignidad de
l as dem ás naciones, en cuyo núm ero vam os a
entrar, y con cuya com unicación y am istad
contam os: nosotros los Representantes de las
Provincias U nidas de V enezuela, poniendo por
testigo al Ser Suprem o de la justicia de nuestro
proceder, y de la rectitud de nuestras
nue stras
intenciones; im plorando sus divinos y celestiales
auxilios; y ratificándole en el m om ento en que
nacem os a la dignidad que su providencia nos
restituye, el deseo de vivir y m orir libres,
creyendo y defendiendo la santa, católica y
apostólica religión de Jesucristo, com o el
prim ero de nuestros deberes. N osotros, pues, a
nom bre y con la voluntad y autoridad que
tenem os del virtuoso pueblo de V enezuela,
declaramos solem nem ente al m undo, que sus
provincias unidas, son y deben ser desde hoy, de
hecho y derecho,
de recho, E stados libres, soberanos e
44
independientes, y que están absueltos de toda
sum isión y dependencia de la corona de E spaña,
o de los que se dicen o dijeren sus apoderados o
representantes; y que com o tal E stado libre e
independiente, tiene un pleno poder
pod er para darse
la forma de gobierno que sea conform e a la
voluntad general de sus pueblos; declarar la
guerra, hacer la paz, formar alianzas, arreglar
tratados de com ercio, lim ites y navegación; y
hacer y ejecutar todos los dem ás actos que hacen
y ejecutan las naciones libres e independientes.
Y para hacer válida, firm e y subsistente esta
nuestra
solem ne
declaración,
dam os
y
em peñam os m utuam ente unas provincias a
otras, nuestras vidas, nuestras fortunas y el
sagrado de nuestro honor nacional.
D ada en el palacio
pa lacio federal de Caracas,
firm ada de nuestra m ano, sellada con el gran
sello provisional de la confederación, y
refrendada por el secretario del Congreso, a
45
cinco días del m es de Julio del año de m il
ochocientos once, el prim
pr im ero de nuestra
Independencia.
Juan A ntonio Rodríguez D om ínguez
Presidente,
D iputado de N utrias, en la Provincia de
Barinas
Luis Ignacio M endoza
V ice-Presidente,
D iputado de O bispos, en la Provincia de
Barinas.
Por la Provincia de Caracas
Isidoro A ntonio L ópez M éndez,
éndez
D iputado de Caracas
Juan G . R oscio,
oscio D iputado de Calabozo
F elipe F. Paúl
Paú l , D iputado de San Sebastián
Francisco J. de U stáriz,
stáriz D iputado de San Sebastián
N icolás de Castro,
Castro D iputado de Caracas
F ernando de Peñalver,
Peñalver D iputado de V alencia
G abriel Pérez Pagola,
Pagola D iputado de V illa O spino
Salvador D elgado,
elgado D iputado de N irgua
46
E l M arques del Toro,
Toro D iputado del Tocuyo
Juan A ntonio D íaz A rgote,
rgote
D iputado de la V illa de Cura
G abriel de Ponte,
Ponte D iputado de Caracas
Juan José M aya,
aya D iputado de San F elipe
L uis José Cazorla,
Cazorla D iputado de V alencia
D r. V icente U nda,
nda D iputado de G uanare
Francisco J. Yanes,
Yanes D iputado de A raure
F ernando Toro,
Toro D iputado de Caracas
M artin Tovar Ponte,
Ponte D iputado de San Sebastián
Juan Toro,
Toro D iputado de V alencia
José A ngel A lam o,
o D iputado de B arquisim eto
Francisco H ernández,
ernández D iputado de San Carlos
Lino de Clem ente,
ente D iputado por Caracas.
Por la Provincia de Cum aná
Francisco J. M ayz,
ayz D iputado de la capital
José G . A lcalá,
lcalá D iputado de la capital
Juan B erm údez,
údez D iputado del Sur
M ariano de la Coba,
Coba D iputado del N orte.
47
Por la Provincia
Pr ovincia de B arcelona
Francisco de M iranda,
iranda D iputado del Pao
Francisco Policarpo O rtiz,
rtiz D iputado de San D iego.
Por la Provincia de B arinas
Juan N . Q uintana,
uintana D iputado de A chaguas
Ignacio F ernández,
ernández D iputado de la capital
Ignacio R am ón B riceño,
riceño D iputado de Pedraza
José de Sata y B ussy,
ussy
D iputado por San Fernando de A pure
José Luis Cabrera,
Cabrera D iputado de G uanarito
R am ón I. M éndez,
éndez D iputado de G uasdualito
M anuel Palacio,
Palacio D iputado del M ijagual.
Por la Provincia de M argarita
M anuel P. M aneiro,
aneiro D iputado de M argarita
Por la Provincia de M érida
A ntonio N icolás B riceño,
riceño D iputado de M érida
M anuel V . M aya,
aya D iputado de la G rita.
48
Por la Provincia de Trujillo
Juan P. Pacheco,
Pacheco D iputado de Trujillo
Por la villa de A ragua provincia de B arcelona
José M aría R am írez
R efrendado.
(L.S.)
Francisco Iznardi
Secretario
-
49
D ecreto del Suprem o Poder E jecutivo
Palacio Federal de Caracas, 8 de Julio de 1811
Por la Confederación de V enezuela, el Poder
E jecutivo ordena que el acta antecedente sea
publicada, ejecutada y autorizada
autoriz ada con el sello
del E stado y Confederación.
Cristóbal de M endoza
Presidente en Turno
Juan de E scalona
B altasar Padrón
M iguel José Sanz,
Secretario de E stado
Carlos M achado
Canciller M ayor
José Tom ás Santana
Secretario de decretos
________
D ocum
L ibertador (Blanco/A zpurua).
oc um ento para la H istoria de la V ida Publica del Libertador
170-- 174
Caracas: Presidencia de la Republica 1983, t. III, pp. 170
Descargar