DESCRIPCIÓN BREVE Este cuento relata la historia de cómo Laia salva las Navidades a sus compañeros de clase. EL EXAMEN Mónika Autora del cuento Página |1 El examen Comenzó el curso y la clase de Laia no tenía profesora. Este curso cambiaba de ciclo, pasaba a 3º de primaria y por tanto también cambiaba de profesora. La profesora de 3º del curso pasado esperaba un bebé para septiembre, así que Laia ya sabía desde junio, que tendría una profesora nueva. Esperaba que fuera una profe joven y muy maja, que les enseñara muchas cosas y hasta que jugara con ellos en los recreos. Había leído libros, en donde las profesoras estaban tan contentas con sus clases, que les enseñaban juegos a los niños y jugaban todos juntos en los recreos y, la verdad, parecía realmente divertido. Los niños aprendían mucho y eran muy felices. ¡Cómo le gustaría tener una profesora como la de sus libros! Pero comenzó el curso y la clase de Laia, aún no tenía profesora. Fue un mes más tarde cuando por fin, llegó la nueva profesora. Nada tenía que ver con las profesoras de sus cuentos y aún menos con la que ella hubiera deseado. Agripina, que así era como se llamaba, era una profesora muy seria, por supuesto no jugaba con los niños y al parecer, Página |2 solo le preocupaba el nivel de la clase, que según ella, era “espantosamente bajo”. ¿Qué tendremos que saber para que la nueva profesora esté contenta con nosotros? Se preguntaba Laia que no entendía por qué Agripina decía que no tenían nivel. Agripina, llegó tarde pero con mucha prisa por recuperar el tiempo perdido y empezó a poner montones y montones de deberes. Tanto era así, que Laia, desde que llegaba a casa hasta la hora de cenar, solo tenía tiempo para cambiarse los zapatos por las zapatillas y ponerse rápidamente a los deberes. Bueno lo de rápidamente es una forma de hablar porque Laia era muy aplicada pero rápida, lo que se dice rápida, no lo era…al menos aún. A pesar de que ya no tenía tiempo para jugar, Laia no se quejaba, sabía que la velocidad no era lo suyo y con la cantidad de deberes que ponía esta profesora, estaba contenta de que le diera tiempo a terminarlos cada día y poder llevarlos hechos al día siguiente. Solo había un día que no hacía eso, los jueves que iba a Dénia porque tenía kumon. Ese día, se lo tomaba todo con mucha más calma, para aprovechar que era el único día que no tenía deberes del colegio, porque los jueves por la tarde tenían educación física. Agripina llegó a su nuevo colegio con ansias de tener la mejor clase a costa de lo que fuera. Sus exámenes de matemáticas eran ¡dignos de ver! Página |3 Desde su llegada, la nota media de la clase había bajado de 7 a 4, solo 4 o 5 niños eran capaces de aprobar esos exámenes, pero a la profesora eso, no parecía importarle. ¡O eran los mejores o repetirían curso porque a ella, no la iban a dejar mal unos mocosos sin conocimientos! Se reunieron los padres con la profesora para hablar del tema, para que hiciera exámenes “normales” donde los niños pudieran demostrar sus conocimientos y no basara todo un examen en un mismo problema, pero no hubo nada que hacer. Agripina, dijo que ella era libre de hacer los exámenes como quisiera y que los niños debían tener nivel suficiente para aprobarlos y si no era así, sería porque no debieran haber pasado de curso. Los padres se quedaron atónitos y se fueron indignados a hablar con el Sr. Director. Pero el Sr. Director les dijo que él, nada podía hacer al respecto, eso no era de su competencia y si su hijos no tenían nivel…. Los padres tuvieron que reprimirse para no “estrangular” al Sr Director. Entonces los padres llamaron a Inspección de Alicante y allí les dijeron que era la profesora que les tocaba y salvo que se le abriera expediente por alguna falta grave, allí se quedaría. Laia, escuchaba a los padres hablar entre ellos pero no entendía nada, solo veía que los padres estaban muy enfadados con el colegio y con la profesora, pero a ella eso no le preocupaba tanto como sus compañeros. Algunos padres, nerviosos por los resultados de los exámenes, habían amenazado a sus hijos con no celebrar las navidades Página |4 ni enviar cartas a los Reyes Magos, si no aprobaban los exámenes de matemáticas de Agripina. Pero es que eran tan difíciles de aprobar… No era verdad lo que decía Agripina, no eran tontos pero es que era tan fácil perderse en esos exámenes….pensaba Laia. Laia que era muy aplicada y se esforzaba mucho, consiguió ser de los pocos niños que aprobaron el primer examen de matemáticas. Faltaban dos días para el siguiente examen de matemáticas y los compañeros de clase de Laia, ya estaban nerviosos, alterados, no dormían por la noche pensando en cómo sería el siguiente examen, no comían y los que lo conseguían acababan vomitando media hora más tarde. Que tuvieran o no Navidades para celebrar, dependía de este examen y Agripina les había dicho bien claro que ése, era el nivel de la clase, o mejor dicho el que ella quería para su clase, el que debían tener, y si no era ese el nivel que ellos tenían, que se espabilaran, que bajando el nivel no iban a saber más sino menos y para eso, mejor que repitieran curso. Laia no dejaba de pensar en las palabras de la profesora y en qué podría hacer para ayudar a sus compañeros, a ella sus padres no le habían reñido ni nada pero claro es que ella había sacado un 7,5 en el otro examen, así que sus navidades no estaban en juego. Tuvo una idea pero como no sabía cómo iba a ser el examen no sabía si funcionaría ni si podría poner su plan en práctica, ¿Y si no podía poner su plan en práctica y ella Página |5 tampoco sabía resolverlo? Entonces no solo fallaría su plan sino que además ¡suspendería! La situación era alarmante. Laia habló con sus compañeros. Habló con sus padres y sus padres con los otros padres. Llegó el día, todos los alumnos de 3º de la clase de Agripina, entraron en el colegio con los dedos cruzados. Agripina, con una mueca maliciosa en su cara, simulando una sonrisa, empezó a entregar los exámenes. Laia iba mirando la cara de sus compañeros para hacerse una idea de cómo era el examen, ella estaba en la última fila y aun faltaba. Las caras de sus compañeros eran para ver, parecía como si hubieran visto algo terrorífico y en cierto modo así era. El examen de matemáticas Nombre Laia Curso 3º 1.-Los moros y cristianos han construido una muralla con dos torres. Cada torre representa el número 5000, porque cada uno de los bloques pesa 1000kg. a) Dibuja la muralla qué mide 7000 metros y las dos torres. ¿Los moros y cristianos han construido una muralla con dos torres? Si son amigos y la construyen juntos, ¿para qué la construyen, no es una construcción para la guerra y defensa de un pueblo o ciudad? Si la torre pesa 5000 kg porque cada bloque pesa 1000 kg nos indica qué cada torre tiene 5 bloques pero no nos indica como son los bloques para poder dibujarlos, cuadrados, rectangulares,… Página |6 Tampoco nos indica lo qué mide cada bloque. Si decido qué los bloques son cuadrados y usted se los imaginó rectangulares, ¿estará mal la respuesta? Si tomo como referencia un cuadrado como un bloque de mil kg, la torre tendrá 5 bloques. La muralla mide 7000 metros, ¿Cómo tenemos qué dibujar la muralla, también está hecha de bloques de 1000kg o es qué cada 1000 metros corresponde a un cuadrado? Yo peso 35 kg, ¿quiere decir eso que me tengo que representar por 35 cuadrados uno sobre otro, uno por cada kilo? En el caso de qué no tuviéramos en cuenta qué los kg y los metros son cosas diferentes y no se pueden dibujar en el mismo dibujo como dos cosas iguales, ¿las torres están en los dos extremos y la muralla empieza después de la primera torre y la segunda justo cuando acaba la muralla o se considera que la torre está encima de la muralla? Suponiendo que los kilos y los metros fueran la misma unidad y se representaran con un cuadrado y que las torres estuvieran en los extremos y la muralla de torre a torre, ese podría ser el dibujo. b) ¿Cómo hubiera sido si tuviera encima 2 bloques más? Dibújalos encima. ¿Quién tiene encima dos bloques más, la torre, la muralla o todo? 2 bloques más en las torres 2 bloques más en la muralla 2 bloques más en todo Página |7 c) ¿Y si tuviera dos astas para sujetar las banderas? Dibújalas también. ¿Dónde tiene las astas, una en cada torre o dos en cada torre? ¿Que miden las astas? ¿lo mismo que las torres pesan por bloque o lo mismo que la muralla mide por bloque? Debido a la falta de claridad y de datos del examen me resulta imposible continuarlo ya que no se cual de las opciones puede ser la correcta. Quizá el examen no esté a nivel de una profesora de 3º ya que parece que confunde las unidades de medida además de olvidar los datos. Llegado a ese punto del examen, todos los niños dejaron los lapiceros sobre la mesa y entregaron sus exámenes a la profesora. La sensación que tuvo Laia al entregar así el examen era extraña. Aunque les había salido todo perfecto, y la idea había sido suya, le sabía mal haber tenido que llegar a eso y además no terminaba de entender algunas de las respuestas, como esa de los moros y los cristianos que eran amigos ¿no eran unas fiestas del pueblo? o lo de los metros y los kilos y las unidades de medida. Agripina se quedó extrañada cuando todos los niños terminaron a la vez. Aquello parecía una danza sincronizada levantándose los niños ordenadamente por filas a entregar sus exámenes, pero en ese momento, no llegó a sospechar nada. Fuera esperaban todos los padres de 3º con una amplia sonrisa en la boca y esperaron a que saliera Agripina y pasara por su lado para preguntar a los niños: -¿Qué tal el examen de matemáticas?- Página |8 Agripina aguzó el oído y pasó lentamente para poder escuchar, y sorprendida se quedó, cuando oyó, también sincronizadas las respuestas: -¡Perfecto papá!- Al día siguiente Agripina llamó al colegio para avisar de que no iría porque estaba enferma. ¡Y no era del todo mentira! Cuando Agripina llegó a su casa después del examen, se puso una taza de té y se colocó en la mesa del comedor dispuesta a suspender a casi toda la clase. La cara se le empezó a poner tiesa, cada vez más dura y desencajada, iba cambiando de colores como si fuera una lucecita de navidad. -¿Cómo han podido dar esas respuestas? ¿Y qué sabrán ellos de las unidades de medida ni de los moros…? Además se han copiado”- dijo. ¿pero cómo se han podido copiar? ¡Todos dicen lo mismo pero lo contestan de diferente manera! ¿Cómo puede ser, cómo han podido hacerlo? Mañana mismo iré al Director y le diré que todo el curso está suspendido y castigado hasta navidad por haberse copiado, pensó. Pero se dio cuenta de que no podía hacer eso, porque entonces el Director y todo el mundo verían que el examen estaba mal hecho y lo que era peor, que eran los niños los que se habían dado cuenta. No podía ir al director, ¡ni si quiera podía suspenderlos! Página |9 Empezó a leer y releer cada examen para ver si encontraba algo que los delatara, pero nada encontró. Empezó a ponerse enferma, se le revolvió el estómago y las tripas de tanto pensar cómo lo habían hecho y lo peor, de no saber qué hacer. Al día siguiente se quedó en la cama, no podía levantarse, por eso tuvo que llamar al colegio para avisar de que estaba enferma y no iba a ir, aún no había decidido qué hacer con aquel maldito examen. Sabía aunque no sabía cómo, que los padres estaban implicados. No podía ni ir al director, ni suspender a los niños ni anular el examen. Pocas opciones le quedaban ya. No le gustaban los niños. No le gustaba enseñar, pero era a la única carrera a la qué había podido acceder. Al principio no soportaba la idea de dar clase a unos mocosos pero poco P á g i n a | 10 a poco se había ido haciendo a la idea de ser funcionaria y de tener un trabajo de por vida con un buen sueldo y eso le había animado a hacer las oposiciones. -Y ahora ¿qué?- se preguntó Una semana estuvo sin ir al colegio, encerrada en su casa sin salir para nada. Laia se empezó a preocupar, se sentía culpable, la idea del examen había sido suya y aunque les había parecido bien a todos los compañeros y a sus padres, no esperaba esta respuesta por parte de la profesora -y ¿Si está muy enferma? -comentó Laia a sus compañeros, -Si echando espuma por la boca -contestó Pepe echándose a reír. -Si, ¡por no poder suspendernos! -añadió Joan. -¿Qué te pasa Laia? Ha sido la mejor idea que has tenido en tú vida, nos has salvado las navidades y probablemente el curso -dijo Cristina. -Y es la primera vez en la historia que veo que mi padre está de acuerdo con algo que propone un niño -dijo Carles-. Bueno, mi padre y los de todos vosotros. -Ya, -contestó Laia-, pero lleva una semana sin aparecer por el colegio, nadie sabe nada, más que, que está enferma. -Que le den morcillas -dijo Carles, ella se lo ha buscado. P á g i n a | 11 En ese momento se abrió la puerta de la clase y entró Agripina, tenía mala cara pero entró con una sonrisa. Había tomado una decisión, no podía quedarse el resto del curso en su casa encerrada y se había acordado de aquel dicho que decía: “Si no puedes con tú enemigo, únete a él”, y había decidido probarlo. -Buenas tardes chicos -dijo Agripina. Reinaba un silencio sepulcral en la clase. -Ya tengo los resultados de vuestros exámenes -nos dijo. Ahora fueron nuestras caras las que se desencajaron. Nos miramos con miedo, pero seguimos callados. -Habéis aprobado todos –dijo. -¿Con qué nota? -Preguntó Blanca que no sabía estar callada. -¿Y qué más dará? -pensó Laia. -Con un 10 -dijo Agripina con una sonrisa-. Todos tenéis un 10. Y como habéis demostrado tanto nivel, a partir de ahora os pondré menos deberes y haremos los exámenes como habéis venido haciendo hasta ahora: una parte de cálculo y otra de problemas. Todos queríamos saltar y gritar de alegría, ¡lo habíamos conseguido! Pero Agripina nos seguía imponiendo tanto que nadie dijo nada. -Veo que no os ha gustado mucho la idea -dijo Agripina. P á g i n a | 12 -Sííí señorita, nos encanta la idea -dijo Laia, pero nos ha cogido un poco de sorpresa. -ya -sonrió Agripina. Aquel fue un curso inolvidable. Laia cumplió sus sueños, lo que había leído en sus cuentos se había convertido en realidad. Agripina, Gripi para los amigos, les enseñaba un juego cada semana y lo practicaban juntos en los recreos. Este curso fue el que más aprendieron y el que mejores notas sacaron. Gripi, aprendió con los niños y de los niños, lo que no había aprendido en sus 30 años y pasó de ser una persona amargada a una profesora entrañable. El último día de clase, después de entregadas las notas por si acaso, Laia le contó a Gripi lo que habían hecho con el examen. Cada niño llevaba un móvil en su bolsillo conectado con unos pequeños auriculares que escondieron con el pelo y los cuellos altos de los jerséis. Cristina que era la primera en recibir el examen, era la encargada de hacer la foto al examen y enviarla por whatsapp al padre de Laia. El padre de Laia estaba reunido con el resto de padres y mientras él iba diciéndole a Laia por el teléfono lo que tenía que escribir, el resto de los padres iba haciendo lo mismo cada uno con su hijo pero con otras palabras, para que no se pudiera decir que se habían copiado los niños. P á g i n a | 13 -Me alegro mucho de que se te ocurriera semejante idea Laia y de que saliera todo tan bien -dijo Gripi, de no haber sido así, nunca hubiera podido saber lo que me habéis enseñado este curso. Y se despidió de Laia con un fuerte abrazo. El próximo curso Gripi ya no sería su profesora, ya que se reincorporaba al colegio la profe que había tenido el bebé. FIN