CUBANA de DERECHO No. 40 RNPS 0075 Julio - Diciembre 2012 Unión Nacional de Juristas de Cuba Eventos Científicos y Cursos sobre el “Sistema Jurídico Cubano” para Juristas y Estudiantes de Derecho AÑO 2013 1. XII Jornada Internacional de Derecho de Contratos, del 23 al 25 de enero, en el Hotel Nacional de Cuba. Receptivo: Cubatur. 2. VII Encuentro Internacional de los abogados laboralistas y del movimiento sindical en defensa del Derecho Laboral y de la Seguridad Social, del 20 al 22 de marzo, en el Hotel Nacional de Cuba. Receptivo: Cubatur. 3. III Congreso Internacional de Derecho Procesal, del 23 al 25 de abril, en el Hotel Nacional de Cuba. Receptivo: Viajes Cubanacán. 4. VII Conferencia Internacional de Derecho de Familia, del 7 al 9 de mayo, en el Hotel Nacional de Cuba. Receptivo: Cubatur. 5. IX Conferencia Internacional de Derecho e Informática de La Habana, 21 al 23 de mayo, Receptivo: Havanatur. 6. VII Encuentro Internacional: Constitución, Democracia y Sistemas Políticos, del 11 al 13 de junio, en el Salón de Actos del Memorial "José Martí". Receptivo: Cubatur. 7. VI Encuentro Internacional: Escuela de Verano de La Habana 2013 sobre Derecho Internacional Público y VIII Seminario – Taller sobre Derecho Internacional Humanitario, del 24 al 28 de junio, en el Hotel nacional de Cuba. Receptivo: Cubatur. 8. XIII Encuentro Internacional: Escuela de Verano de La Habana 2013 sobre Derecho Internacional Privado y Mercantil Internacional, del 1ro. al 5 de julio, en el Hotel Nacional de Cuba. Receptivo: Viajes Cubanacán. 9. IX Encuentro Internacional: Escuela de Verano de La Habana 2013 sobre Temas Penales Contemporáneos y X Congreso Internacional de la Sociedad Cubana de Ciencias Penales. del 8 al 12 de julio, en el Hotel Nacional de Cuba. Receptivo: Viajes Cubanacán. 10. IX Encuentro Internacional: Comercio Exterior e Inversión Extranjera, del 14 al 16 de octubre 2013: Cursos sobre el “Sistema Jurídico Cubano” para Juristas y Estudiantes de Derecho: Todo el año en los temas que se soliciten a la Unión Nacional de Juristas de Cuba, por correo electrónico u otra vía. Para cualquier información adicional sobre los eventos o los cursos sobre el “Sistema Jurídico Cubano”, favor dirigirse a: UNION NACIONAL DE JURISTAS DE CUBA Calle 21 esq. a D, Vedado, Plaza de la Revolución Apartado 4161, Ciudad de La Habana, C.P. 10400, Cuba Telfs: (537) 832‐9680//832‐6209//832‐7562// 8326513 8326514//8326616 Fax: (537) 833‐3382 E. mail: unjc@unjc.co.cu // cuba.juristas@yahoo.es // cubaeventosjuridicos@gmail.com Web: www.unjc.co.cu En facebook: http://www.facebook.com/event.php?eid=160761063974877#!/?sk=events Se puede entrar también a través del buscador de facebook, por la sección de eventos de la página: “Juristas Cubanos II” (la que tiene el logo de la UNJC ubicado frente a la Sede Nacional de 21 y D). REVISTA Cubana de Derecho IV Época No. 40 Julio ‐ Diciembre / 2012 UNION NACIONAL DE JURISTAS DE CUBA DIRECTOR DE LA REVISTA DR. JUAN MENDOZA DÍAZ Profesor Titular de Derecho Procesal. Universidad de La Habana. Arbitro de la Corte de Arbitraje Internacional de la República de Cuba. CONSEJO EDITORIAL PRESIDENTE: DR. LEONARDO B. PÉREZ GALLARDO Profesor Titular de Derecho Civil y Notarial Universidad de La Habana. Notario. SECRETARIA: Ms. C. Y AMILA G ONZÁLEZ F ERRER Profesora Asistente de Derecho de Familia. Universidad de La Habana Secretaria de la JDN de la UNJC M i emb r os : Ms. C. MARISELA CASANOVA ÁLVAREZ Abogada. Villa Clara Ms. C. NARCISO COBO ROURA Presidente de la Sala de lo Económico Tribunal Supremo Popular Profesor Titular de Derecho Económico Universidad de La Habana DR. RODOLFO DÁVALOS FERNÁNDEZ Profesor Titular de Derecho Internacional Privado Universidad de La Habana Presidente de la Corte de Arbitraje Internacional de la República de Cuba DRA. MAYDA GOITE PIERRE Profesora Titular de Derecho Penal Universidad de La Habana MS. C. RODOLFO HERNÁNDEZ FERNÁNDEZ Abogado. La Habana. DR. ANDRY MATILLA CORREA Profesor Titular de Derecho Administrativo Universidad de La Habana DRA. JOSEFINA MÉNDEZ LÓPEZ Profesora Titular de Derecho Constitucional Universidad de Oriente DRA. OLGA MESA CASTILLO Profesora Titular de Derecho de Familia Universidad de La Habana DRA. JOHANA ODRIOZOLA GUITART Directora Jurídica. Ministerio de Economía y Planificación Profesora Auxiliar de Derecho Económico Universidad de La Habana DR. CARLOS PÉREZ INCLÁN Asesor Jurídico. Ministerio de Comercio Exterior e Inversión Extranjera Profesor Auxiliar de Derecho Financiero Universidad de La Habana DRA. MARTHA PRIETO VALDÉS Profesora Titular de Derecho Constitucional Universidad de La Habana Ms. C. DANILO RIVERO GARCÍA Abogado. La Habana. DRA. YANET SOUTO FERNÁNDEZ Abogada. La Habana. Profesora Titular de Derecho Civil. Universidad de La Habana DR. CARLOS VILLABELLA ARMENGOL Profesor Titular de Derecho Constitucional Universidad de Camagüey SUMARIO RECTIFICAR EL ÁNGULO EN EL VÉRTICE: BREVE HISTORIA de la Casación hispánica en Cuba Dr. Ariel MANTECÓN RAMOS 5 PROSIGUIENDO EL DEBATE: LOS MÉTODOS EN LA Investigación jurídica Dr. Carlos Manuel VILLABELLA ARMENGOL 35 EN TORNO A LA NATURALEZA JURÍDICA DEL CONTRATO DE Arrendamiento financiero (Leasing). Ms. C. David VALLE CORDERO 67 RECONSTRUCCIÓN DOCTRINAL DE LA SUSTITUCIÓN VULGAR. Lic. Gisel CORTÉS ARIAS y Lic. Luis T. GALLARDO RODRÍGUEZ 96 EL AUTOR EXTRANJERO EL CONTRATO DE COMPRAVENTA COMO PARADIGMA Contractual. La visión del Derecho Comparado Dra. Aída KEMELMAJER DE CARLUCCI RECENSIONES de libros 122 159 CRÓNICAS de legislación y jurisprudencia 178 NOTIJURÍDICAS 189 PUBLICACIONES recibidas 195 VERSIÓN ELECTRONICA EN: http://www.vlex.com/source/2615 ‐ http://www.unjc.co.cu Redacción y Administración Calle 21 No. 552, esq. a D, Apartado Postal 4161, Vedado, La Habana 4. C.P. 10400, Ciudad de La Habana, Cuba. Teléfonos: (53 7) 832‐6209 / 832‐9680 / 832‐7562 / 832‐6513 / 832‐6514 / 832‐6616. Fax: (53 7) 833‐3382. E‐mail: unjc@unjc.co.cu Web: www.unjc.co.cu Nota: Los artículos publicados expresan exclusivamente la opinión del autor y no constituyen el criterio oficial de la Organización RNPS 0075 ISSN: 0864‐165X Impreso por: PALCOGRAF ‐ Palacio de las Convenciones de La Habana Recibido el 4 de mayo de 2012 Aprobado el 7 de septiembre de 2012 Dr. Ariel MANTECÓN RAMOS Presidente de la Organización Nacional de Bufetes Colectivos RESUMEN Se analiza la evolución del modelo casacional hispánico, a partir de la recepción de la casación francesa en España y su posterior implantación en Cuba, observando su desarrollo en este país durante los siglos XIX y XX. Se concluye el estudio histórico con una evaluación del estado actual de la casación civil y penal especies de un único género procesal, así como con una tentativa de ubicación del camino que debería adoptar una reforma del recurso. PALABRAS CLAVES Recurso de casación, proceso, modelo jurídico cubano. ABSTRACT The evolution of the Spanish model of trial annulment since the country adopted the French procedure and its subsequent introduction in Cuba, in light of its development in our country in the 19th and 20th centuries, are discussed. The historical study ends with an assessment of the current status of civil and criminal annulment –both of which are branches of a single procedural genre– as well as with an attempt to plot the course that a reform of this motion should follow. 5 Dr.Ariel MANTECÓN RAMOS KEY WORDS Appeal for annulment, process, Cuban legal model. SUMARIO: 1. La casación hispánica. 1.1. Formación del patrón casacional hispánico. 1.2. Primeras expresiones normativas. 2. Recepción del patrón hispánico en Cuba. Las leyes españolas del siglo XIX. 2.1. Casación civil. a) La Real Cédula de 30 de enero de 1855. b) La LEC de 1855. c) La LEC de 1881. 2.2. La casación penal. 3. Desarrollo del patrón hispánico en la Cuba postcolonial. 3.1. La Orden Militar 92 de 1899, de 26 de junio, sobre reforma de la casación civil y penal. 3.2. El recurso de casación en las leyes procesales de la Revolución. a) Rasgos comunes de la nueva casación civil y penal. b) Rasgos diferenciantes de la casación civil y penal. 4. La desnaturalización del recurso. 4.1. Pérdida de la función uniformadora. 4.2. Pérdida de la función nomofiláctica. a) La casación civil. b) La casación penal. 5. Los problemas de la casación como segunda instancia procesal. La práctica judicial comparada. 6. Puntualización final. 1. La casación hispánica 1.1. Formación del patrón casacional hispánico El modelo hispánico de casación es el que empieza a formarse con la introducción de la casación francesa en España, y se completa, tras el proceso de codificación del siglo XIX, con la generalización del recurso y la conformación de una variante distanciada del patrón francés, que es la que llega a los territorios españoles de ultramar. En 1812 la Constitución de Cádiz creó el Tribunal Supremo de España, confiriéndole atribuciones de control sobre los fallos de los tribunales superiores a través de un recurso de nulidad. Éste, al ser un recurso devolutivo, no se acomodaba a la nulidad del Derecho clásico, pero tampoco a la casación de origen francés1, en tanto no estaba enfocado 1 Aunque el término “casación” no estaba para esa fecha arraigado en el vocabulario jurídico en español ―proviene del francés (cassation) y, antes, del latín, casare―, era un vocablo de uso en este idioma. Incluso GÓMEZ DE LA SERNA, P., llega a reclamar el origen castizo de la palabra: el verbo casar, de origen latino, ha sido usado por muchos siglos, tanto en las leyes como en el foro, y frecuentemente unido al de anular, para significar el acto de borrar, derogar o abrogar lo que padeciendo un vicio de nulidad no podía ser subsistente sin contravenir las leyes (Tratado académico-forense de los procedimientos judiciales, Imprenta D. F. Sánchez, Madrid, 1856, p. 420). Para facilitar el seguimiento crítico de las fuentes, salvo 6 Rectificar el ángulo en el vértice: Breve historia de la Casación hispánica en Cuba. primordialmente al restablecimiento de la ley, y más que a la restitución del interés de la parte afectada, sus efectos se dirigían a la determinación de la responsabilidad de los jueces2. El recurso, limitado a los vicios in procedendo ―no a los errores in iudicando―, tenía entonces finalidad punitiva, más que restitutiva, aunque no excluía que el proceso, una vez repuesto al momento de la violación, se continuara y concluyera con el restablecimiento del Derecho. No es, en definitiva, con el recurso de nulidad del texto gaditano, que se produce la recepción de la casación francesa en España. La casación fue introducida en ese país veintiséis años después, en 1838. Recién se iniciaba el período isabelino, y el elemento más sobresaliente de la vida jurídica era el movimiento codificador, que se prolongaría oscilante y accidentado por casi todo el siglo XIX español3. En 1835 se había promulgado el Reglamento Provisional para la Administración de Justicia, un cuerpo orgánico y procesal, de intenciones armonizadoras, llamado a regir la vida jurisdiccional de un país marcado por la confluencia de normas de todo tipo, resultantes de un devenir histórico en que los sistemas de creación del Derecho evolucionaron por acumulación y superposición, antes que por depuración o decantación. Un dato es ilustrativo de esta situación: para 1836, según inventario de Quiroga de Porras, permanecían vigentes en el Reino de España 13 527 disposiciones legales4. A diferencia de su predecesor francés, el patrón casacional español introdujo desde el principio una disciplina de actuación sobre el fondo del asunto, al instituir como causal genérica la violación de algunas excepciones, los textos que se citan en este trabajo quedan a disposición del CIABO en formato electrónico. 2 Ello se desprendía del principio proclamado en el artículo 254: “Toda falta de observancia de las leyes que arreglan el proceso en lo civil y en lo criminal, hace responsables personalmente a los jueces que la cometieren”. 3 Para abundar en el proceso codificador español, ver, GÓMEZ DE LA SERNA, P., “Estado de la codificación al terminar el reinado de Doña Isabel II”, en Revista General de Legislación y Jurisprudencia, año 1871, vol. 39, p. 298; VALLET DE GOYTISOLO, J., “Influjo de la revolución francesa en el Derecho Civil”, en Anuario de Derecho Civil, año 1989, No. 2, pp. 261-316; MALUQUER DE MONTES, C., “La codificación civil en España (síntesis de un proceso)”, en Revista de Derecho Privado, año 1949, No. 1, pp. 1083-1101; MARTINEZ SATO, J. J., “La codificación penal en España”, en Revista del Poder Judicial, año 1990, vol. 12 (especial), pp. 11-21; SEBASTIAN LORENTE, J. J., “La comisión general de codificación”, en Actualidad Civil, año 1993, No. 4, p. 805-818; CASTAÑEDA, J. E., “La codificación en España y su influjo en Hispanoamérica”, en Cuadernos de Estudios Empresariales, año 1997, No. 7, p. 359-368, y PETIT, C., “El código inexistente. Por una historia conceptual de la cultura jurídica en la España del siglo XIX”, en Historia Contemporánea, año 1995, No. 12, p. 49-90. 4 QUIROGA DE PORRAS, R., Compendio histórico del Derecho Civil de España, vol. I, Imprenta de la viuda e hijos de Compañel, Madrid, 1836, p. 191. 7 Dr.Ariel MANTECÓN RAMOS ley clara y terminante. Por tanto incorporó, como ideal, el contacto inmediato con la ley sustantiva5. Pero la propia dispersión de la base normativa hizo que este ideal encontrara, en la geografía ibérica, un terreno jurídico movedizo, un escenario adverso para su consagración. Se manifiesta, en la recepción de la casación en España, una contradicción entre las intenciones nomofilácticas6 y uniformadoras del recurso, por un lado, y la ausencia de determinación normativa, debida a una pertinaz falta de capacidad para codificar, por otro. El desajuste empieza por una proverbial falta de correlación entre el recurso, como instrumento procesal, y los códigos sustantivos básicos cuya aplicación uniforme él estaría llamado a garantizar: “hasta 1889 ―dice LORENTE SARIÑENA, en un juego de palabras― lo que hubo en España fue una casación sin código (la civil), y un código sin casación (el penal)”7. Y lleva total razón esta autora. No hubo una casación generalizada para la materia penal en España sino hasta 1870, y sin embargo existía un Código Criminal ya desde 18228. Para el orden civil, en cambio, hemos visto que existió una casación ―instrumentada como nulidad― desde 1838, sin que llegara a cristalizar ninguno de los intentos de promulgar un Código sustantivo de la materia hasta 18899. 5 Lo cual armoniza, objetivamente, con su inspiración protectora del interés general. Como refiere MANRESA, J. M., “Si el objeto de este recurso es uniformar la jurisprudencia, nunca puede ser más útil la casación que cuando versa sobre una ley oscura o dudosa” en “Observaciones sobre el recurso de casación en España”, en Revista General de Legislación y Jurisprudencia, Madrid, 1860, p. 18. 6 El adjetivo “nomofiláctico”, acogido recientemente por la Academia, es específico del Derecho y se refiere especialmente a la función o cometido de ciertos tribunales que, al tener atribuida la competencia de definir el Derecho objetivo, atienden en sus sentencias más a esta finalidad que a la cuestión concreta que enfrenta a las partes del proceso. Para una consulta de la vigésimo tercera edición del Diccionario, ver www.rae.es. 7 LORENTE SARIÑENA, M., “De la suerte normativa de la ciencia de la legislación: Filangieri y la codificación en la España decimonónica”, en Nuevo mundo, mundos nuevos, disponible en http://nuevomundo.revues.org/3510 (consultado el 10 de febrero de 2011). 8 Cierto es que fue una norma de vida efímera, derogada el 1 de octubre del año siguiente. En 1848 vio la luz un nuevo código penal, sustituido definitivamente por el de 1870. Vid., sobre ello, FIESTAS LOZAS, A., “Algo más sobre la vigencia del Código Penal de 1822”, en Revista de Historia del Derecho, 1977-78, p. 77. 9 El impacto de la ausencia de un código civil, en términos de eficacia, es considerado por ORTIZ DE ZUÑIGA, M., cuando, al comparar la situación española con la de Francia, expresó: Allí [en Francia] hay un solo Código Civil, uniforme, metódico, ordenado y hasta conforme y análogo a las costumbres y necesidades de la sociedad a que se aplica, girando casi siempre los recursos sobre la inteligencia de uno, dos, o a lo más tres artículos: aquí se citan simultáneamente leyes de las diez u once compilaciones que forman la legislación de España desde el fuero juzgo hasta las últimas cortes, o lo que es igual, las leyes hechas en el espacio de doce siglos, y en muchas ocasiones las leyes romanas, el derecho canónico y todos los 8 Rectificar el ángulo en el vértice: Breve historia de la Casación hispánica en Cuba. Ahora bien, ni estas dificultades de tipo contextual, ni las eventualidades que en lo individual afectaron el proceso histórico de conformación del recurso10, impidieron que la casación adoptara muy pronto una fisonomía típicamente española: de ser en sus inicios franceses una mera acción de fiscalización política y nomofiláctica, con fórmula de solución negativa, pasó a ser en España un recurso específicamente judicial, protector del ius constitutionis a través del ius litigatoris, y de efecto positivo11. 1.2. Primeras expresiones normativas Fue a través del Real Decreto de 4 de noviembre de 1838, sobre los recursos de nulidad, que se introdujo la casación en España12. Esta norma, aún fueros y legislaciones particulares de muchas provincias de la monarquía. “Reforma urgente del recurso de casación”, en Revista General de Legislación y jurisprudencia, año 1862, vol. 20, p. 169. Estas consideraciones son de todos modos relativizadas en la furibunda réplica que publica en el número siguiente de la misma revista ALVARES MARTINEZ, C.: no es verdad ―dice el autor, años más tarde presidente del máximo tribunal español― que nuestra legislación civil de Castilla, ni la foral de antiguos reinos en que se divide la monarquía, sea tan oscura, tan confusa, tan falta de principios, que los jurisconsultos y los tribunales duden sobre su inteligencia hasta el punto de no saber qué fallar los unos ni qué decirse los otros. No tenemos, en verdad, un Código Civil artístico y ordenado como el de Francia, pero no sabíamos hasta ahora que la falta de códigos redactados por los métodos modernos hiciera imposible la unidad de la jurisprudencia. “Reforma urgente sobre los recursos de casación”, en Revista General de Legislación y Jurisprudencia, año 1862, vol. 21, p. 548. 10 Entre las cuales, como refiere FAIRÉN GUILLÉN, V., está el hecho de que determinados proyectos de ley sobre casación se discutieron cuando el parlamento estaba centrado en otros proyectos, desviando la atención de los parlamentarios. También se refiere el autor al mayor celo con que, en periodos de postguerra o de crisis políticas, atendían las cortes ―integradas por hombres de nula experiencia parlamentaria― a otros asuntos de mayor prioridad “Sobre la recepción en España del recurso de casación francés”, en Anuario de Derecho Civil, año 1957, vol. X, No. 3, p. 685). 11 La publicación en la Gaceta de las sentencias del Tribunal Supremo, dispuesta por el artículo 23 del Real Decreto de 4 de noviembre de 1838, es un elemento de peso para considerar el carácter positivo de la casación española. Vid. al respecto MANRESA, J. M., op. cit., p. 32. 12 En ello coinciden, p. ej., por VICENTE Y CARAVANTES, J., Tratado histórico, crítico filosófico de los procedimientos judiciales en materia civil, según la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil, Imprenta de Gaspar y Roig, Madrid, 1860, t. III, p. 460; FAIRÉN GUILLÉN, V., op. cit., pp. 666 y ss.; JIMENEZ CONDE, F., “Precedentes del error de derecho en la apreciación de las pruebas como motivo de casación”, en Revista de Derecho Procesal, año 1977, pp. 806-810; MARTINEZ CALCERRADA, L., “En torno a la necesidad reformadora de la casación civil”, en Diario La Ley, año 1990, t. I, pp. 1213 y ss.; SERRA DOMINGUEZ, M., “Del recurso de Casación”, en La reforma de los procesos civiles (con AA. VV., coord. J. Montero Aroca), Civitas, Madrid, 1992, p. 219; MORÓN PALOMINO, M., “Ensayo sobre el origen y evolución del Recuso de Casación en Francia”, en Anales de la Facultad de Derecho. Universidad de La Laguna, año 1997, No. 15, pp. 75-86; NIEVA FENOL, J., “La enunciación de los motivos de casación en las leyes procesales”, en Justicia, año 9 Dr.Ariel MANTECÓN RAMOS manteniendo la misma denominación, confirió nuevo carácter al recurso de nulidad de la Constitución de Cádiz, dotando al Tribunal Supremo de una facultad de control caracterizada por la vocación abstracta de sus efectos, o sea, por la orientación del recurso hacia la protección de la ley ―como elemento superior del orden público―, más que a la propia justicia de un caso individualmente considerado. Con este Real Decreto quedó perfilado el elenco prototípico de motivos de la casación civil hispánica. La norma no excluyó en términos expresos la revisión de la quaestio facti, pero tampoco la admitió, aun cuando, de la redacción de la causal de fondo ―sentencias “que fueren contrarias a la ley clara y terminante”―, siempre podría quedar la duda en cuanto a si los errores en la valoración probatoria podrían tener cabida en este concepto, sobre todo en el proceso civil, materia en que el valor de las pruebas estuvo siempre muy determinado por reglas de la Ley13. El Real Decreto de 4 de noviembre de 1838, por prohibición expresa de su artículo 6, no se aplicó a las causas criminales. LASSO GAITE explica que la decisión de excluir esta materia obedeció a la necesidad de preservar el libre arbitrio de los tribunales como medio para superar, en ausencia de un Código Penal, las insuficiencias del disperso ordenamiento sustantivo, así como de suavizar la crueldad de las leyes antiguas. Visto ello de esta manera, no hubiese sido juicioso someter las decisiones de los tribunales superiores a control por vía de los recursos14. En cuanto a lo criminal, no sería hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XIX que se generalizaría la casación en esta materia, aunque es ella que se articula, por primera vez, un recurso con este nombre. Se trata del Real Decreto de 20 de junio de 1852, contentivo del procedimiento para las causas de contrabando y defraudación a la Hacienda Pública, que introdujo en sus artículos del 96 al 113 un recurso de casación específico para estas tipicidades penales15. El reducido ámbito de aplicación de este recurso disminuye su peso histórico, así como su influencia en la conformación del patrón casacional hispánico, lo cual no ha sido óbice para que la fecha de 2006, No. 2, pp. 161-162. Este Real Decreto puede consultarse íntegramente como apéndice en FRANCISCO PACHECO, J., Comentario al Decreto de 4 de noviembre de 1838, Imprenta de la Sociedad Literaria y Tipográfica, Madrid, 1845. 13 Ha de decirse, de todos modos, que los problemas dados por la correlación entre quaestio facti y quaestio iure siguen siendo hoy en día de complicada solución. Vid., sobre ello, ORTELLS RAMOS, M., Derecho Procesal Civil (con AA. VV.), 6ª ed. Thomson-Aranzadi, 2005, p. 544. Y también, sobre la relación de hechos y derecho en la casación, SERRA DOMÍNGUEZ, M., “Consideraciones sobre la situación actual del recurso de casación civil”, en Revista Jurídica de Cataluña, año 1979, No. 2, pp. 95-98. 14 LASSO GAITE, J., en “Evolución histórica de la casación penal en España”, en Revista de Derecho Procesal, año 1975, p. 844. “La indeterminación en el procedimiento y la necesaria arbitrariedad en las sentencias ―dice por otra parte FRANCISCO PACHECO, J., refiriéndose a dicha exclusión―, son las causas capitales en que se ha fundado esa negativa a la instauración y admisión del recurso [en lo criminal]”. No obstante, este autor somete a crítica esta decisión (op. cit., pp. 44-48). 15 MUERZA ESPARZA, J., “Algunas consideraciones sobre el recurso de casación penal”, en Estudios Jurídicos. Ministerio Fiscal, año 2003, No. 1, p. 387. 10 Rectificar el ángulo en el vértice: Breve historia de la Casación hispánica en Cuba. promulgación de este Real Decreto se evocara en determinado momento como la del surgimiento del recurso de casación criminal en España16. 2. Recepción del patrón hispánico en Cuba. Las leyes españolas del siglo XIX 2.1. Casación civil a) La Real Cédula de 30 de enero de 1855. El Real Decreto de 4 de noviembre de 1838 fue de aplicación exclusiva a la metrópoli española. En su artículo 9 estableció un término de personamiento ante el Tribunal Supremo para la península y otro (más amplio) para las Islas Baleares y Canarias, pero no hizo mención a los recursos contra sentencias dictadas por las audiencias de Ultramar, de lo que se sigue que la norma no tuvo alcance sobre Cuba ni sobre el resto de los países que a la fecha de su promulgación mantenían su status colonial17. La primera norma española de casación que rigió en Cuba fue la Real Cédula de 30 de enero de 1855, sobre Organización y Competencia de los Juzgados y Tribunales de Ultramar. Su artículo 88, inciso 5), establecía la facultad del Tribunal Supremo de Justicia, constituido en Sala de Indias, para “conocer de los recursos de casación que en negocios civiles se entablen contra las sentencias ejecutorias de las audiencias con arreglo a las leyes, fallando sin ulterior recurso en los mismos, cuando encontrare haber lugar a la casación”. La Real Cédula, que acogía un motivo genérico por errores in iudicando ―reformulado, con relación al motivo homólogo del Real Decreto de 4 de noviembre de 183818―, dio desarrollo, en su artículo 196, a ocho causales por vicios in procedendo. Se trata, en esencia, del elenco de motivos de casación por razón de violaciones procesales que más tarde se llevaría al artículo 1013 de la Ley de Enjuiciamiento Civil de 185519. 16 Puede verse, al respecto, el artículo conmemorativo escrito en ocasión de cumplirse el centenario de la fecha por DE LA PLAZA, M., “La casación penal española: su origen, desarrollo en el mundo hispánico y posibles reformas”, en Anuario de Derecho Penal, año 1952, vol. 5, No. 2, pp. 189 y ss. 17 Ello lo confirma FRANCISCO PACHECO, J., op. cit., p. 57. 18 “Por violación de Ley expresa y vigente en Indias, o de una doctrina legal recibida a falta de Ley por la jurisprudencia de los tribunales relativa al fondo o la sustancia de la cuestión resuelta por el fallo que se pretenda anular” (artículo 194). 19 En adelante LEC de 1855. Los motivos eran los siguientes: “1. Por defecto del emplazamiento en tiempo y forma de los que debieron ser citados a juicio; 2. por falta de personalidad o poder bastante de los litigantes para comparecer a juicio; 3. por defecto de citación para prueba o definitiva y para toda diligencia probatoria; 4. por no haber recibido el pleito a prueba debiéndose recibir, o no haberse permitido a las partes hacer las pruebas que les convenía siendo conducente y admisible; 5. por no haberse notificado el auto de prueba o la sentencia de primera 11 Dr.Ariel MANTECÓN RAMOS Respetando la línea del Real Decreto de 4 de noviembre de 1838, el esquema de la Real Cédula no admitió la reapertura del debate a las cuestiones de hecho. Antes bien la prohibía expresamente, al establecer, en el inciso 5) de su artículo 198, la improcedencia del recurso de casación “si conformes las partes en el derecho, versase la cuestión sobre hechos”. El artículo 211, por otro lado, disponía que “respecto a los hechos, la Sala de Indias habrá de atenerse en la determinación del recurso a la calificación de aquellos en que se haya fundado el tribunal a quo”20. La norma dispuso además, en su artículo 219, la publicación de las sentencias del Tribunal Supremo, hubiere sido declarada con o sin lugar la casación, partiendo ello del presupuesto de que los fallos debían ser siempre motivados, en el hecho y en el derecho. b) La LEC de 1855. Nueve meses después de que empezara a regir en Cuba la Real Cédula de 30 de enero se promulgó en España la LEC de 1855. Esta ley, que generalizó el recurso de casación civil y estableció una pauta normativa que adoptarían varios países latinoamericanos21, vino a aplicarse a la isla diez años más tarde. En su texto acogió nueve motivos in procedendo y un único motivo in iudicando, de corte genérico, en el supuesto de que la sentencia se hubiere dictado “contra Ley o contra doctrina admitida por la jurisprudencia de los o segunda instancia, según su caso, en tiempo y forma; 6. por haberse denegado el recurso de súplica, en los casos que proceda, con arreglo a los artículos 59, 60, 61, 62, 63 y 64; 7. por no haber concurrido a la votación del fallo el número de magistrados que las leyes designen o no haber reunido para dictarle el número de votos conformes que para su validez requiere este Real decreto; 8. por incompetencia de jurisdicción”. 20 De la interpretación que ofreció el Tribunal Supremo en Sala de Indias, con relación con este precepto, son muestras la Sentencia de 7 de junio de 1858: “además de no haberse infringido por la Audiencia de La Habana las leyes que se citan, no procedía el recurso de casación conforme a lo dispuesto en el caso quinto del artículo 198, de la Real Cédula de 30 de enero de 1855, y a la jurisprudencia ya establecida por este Tribunal Supremo, versando, como ha versado, la cuestión sobre los hechos; o la Sentencia de 25 de junio de 1859: Que la aclaración hecha por la Audiencia de La Habana en la expresada sentencia, de que debía entenderse que el capital aportado por D. Cayetano Rivero era de 36.000 pesos, y de 15.000 el de su consorte, Doña Isabel Duarte, se encuentra fundada en apreciación de pruebas sobre un hecho, y que por lo tanto la Sala, en la determinación del presente recurso, está en el caso de la calificación hecha por el tribunal a quo, con arreglo a la prescripción del artículo 211 de la Real Cédula citada, sin entrar al examen de la ley 119, título 18, Partida 3ra. [sobre el valor tasado de los documentos privados reconocidos] que se cita como infringida, aun suponiendo que fuera aplicable al particular de que se trata”. 21 Así, p. ej., el Código de Procedimientos Civiles, de 15 de agosto de 1870; la Ley de 22 de mayo de 1876; y el Código de Procedimiento Civil promulgado por Ley No. 1.552, que instauran la casación en México, Venezuela y Chile, respectivamente. 12 Rectificar el ángulo en el vértice: Breve historia de la Casación hispánica en Cuba. tribunales”. Respecto a éste último, adoptó un criterio normativo que sería crucial en la conformación de una tipología casacional hispánica: cuando el Tribunal Supremo determinaba la procedencia de un recurso por error de fondo, no sólo casaba y anulaba la sentencia ―como era de rigor en el sistema francés y como lo sigue siendo en el modelo casacional europeo22―, sino que dictaba nueva resolución, decidiendo la cuestión objeto del pleito, si estimaba que la solución del recurso requería de una simple operación de ajuste del fallo al derecho. Con ello, acabó de materializarse el tránsito hacia una casación de corte positivo. Se trata de una reformulación conceptual que puso en entredicho el carácter de la casación como recurso de naturaleza meramente revisora, dando lugar a la inquietante perspectiva de una tercera instancia procesal. Las observaciones de MANRESA y NAVARRO al respecto dan cuenta de lo pronto que afloraron las polémicas teóricas a causa de dicha fórmula de solución, así como de cuánto se afectó por causa de ello la práctica casacional del Tribunal Supremo de España23. Fuera de esta importante modificación, la casación seguiría siendo un recurso devolutivo, extraordinario y limitado al examen del Derecho. En el sistema de causales de casación de la LEC de 1855 no se incluyó aún la posibilidad de cuestionar los errores en la valoración de la prueba, pero sí se añadió, por primera vez, un importante condicionamiento para la estimación de recursos por vicios procesales vinculados a la materia probatoria, ―entiéndase la falta de citación para prueba y la denegación de diligencias probatorias admisibles en Derecho, traídos ambos desde el Real Decreto de 4 de noviembre de 1838―. La novedad consiste en que estos se apreciarían siempre que generaran indefensión, incorporándose así un criterio de depuración, muy vinculado a la noción de relevancia probatoria, 22 Vid. MONTERO AROCA, J., Tratado de los recursos (con Flors Matíes), Tirant on Line (TOL730.634), p. 145, nota (40). 23 El renombrado comentarista de la LEC, luego de exponer las razones que asistían al sector de la doctrina que criticaba el método adoptado, termina apoyándolo: no negaremos ―refiere― que si ha de estarse al rigorismo doctrinal, el tribunal de casación, cuyo instituto es cuidar de la observancia y recia aplicación de la Ley, debiera concretarse a resolver si esta ha sido o no infringida, o sea a decidir en casación, y nada más; pero ya hemos dicho que es frecuente en jurisprudencia prescindir de ese rigor, y se prescinde en efecto cuando puede adoptarse otro sistema más ventajoso al interés público y privado; y más adelante: casando y fallando en el fondo el Tribunal Supremo, se evitan dilaciones y gastos a las partes, y el grave inconveniente (…) de que la audiencia, al fallar en el nuevo pleito, pueda desairar la decisión del Tribunal Supremo, excitando rivalidades y destruyendo el orden jerárquico de los tribunales (MANRESA Y NAVARRO, J. M., Ley de Enjuiciamiento Civil comentada, tomo II, Revista General de Legislación y Jurisprudencia, Madrid, 1860, p. 372. El propio autor, en su valioso estudio monográfico publicado en el propio año 1860, expone la situación de sobrecarga que comenzó a afectar al Tribunal Supremo Español (del cual, en ese entonces, era su secretario) con la proliferación de recursos por motivos de fondo (Observaciones…, cit., pp. 9 y ss.). 13 Dr.Ariel MANTECÓN RAMOS que permanecerá latente y que será asumido por el esquema casacional cubano en el siglo XIX y hasta la actualidad24. Diez años transcurrieron antes de que la corona española se decidiera a aplicar la LEC de 1855 a Cuba. Hasta 1865 continuó en vigor la Real Cédula de 30 de enero de 1855, que dejó un saldo positivo en la organización del sistema judicial de la isla, según balance que se hace la Exposición de Motivos del Real Decreto de 9 de diciembre de 1865, que puso fin a su vigencia para promulgar la nueva norma procesal25. La LEC de 1855 fue modificada en 1870 ―Ley Provisional sobre reforma de la Casación Civil, de 18 de junio―, y en 1878 ―Ley de Casación Civil, de 22 de abril―, normas de transición cuyos aportes de mayor peso se refirieron a la sustanciación y al tratamiento procedimental específico para los recursos por errores in iudicando26. Estos textos constituyen los antecedentes inmediatos de la Ley de Enjuiciamiento Civil de 188127 y no fueron aplicados a Cuba, envuelta entonces en la primera guerra por la independencia, finalizada en 1878 con el conocido como Pacto del Zanjón, acto de capitulación que abriría una etapa de particular intensidad en el terreno del Derecho en la isla. En efecto, a la conclusión de la primera gesta independentista, y no alcanzada la separación de España, el gobierno colonial desencadenó un acelerado proceso de trasplante jurídico, destinado a impulsar, por medio de un nutrido grupo de normas que se adecuaron e hicieron aplicar al territorio insular, la asimilación política de Cuba28. En lo que puede considerarse un paso intermedio y provisional, y estando ya vigente en España la LEC de 1881, se promulgó la llamada “Ley de Casación y Revisión en lo Civil para las provincias de Cuba y Puerto Rico”29, contentiva de un extracto de los 24 Vid. los comentarios al respecto de GÓMEZ DE LA SERNA, P., Tratado académicoforense de los procedimientos judiciales, cit., pp. 431-432. Este posicionamiento desde la relevancia, es el que estudia la doctrina alemana bajo el espectro de la llamada teoría de la causalidad. Vid., sobre el tema, NIEVA FENOLL, J., El recurso de casación civil, Ed. Ariel, Barcelona, 2003, pp. 142 y ss. 25 Este Real Decreto puede consultarse íntegramente, como apéndice, en MANRESA y NAVARRO, J. M., Ley de Enjuiciamiento Civil…, cit., pp. 1087 y ss. 26 Para un estudio de las modificaciones introducidas por estas normas, ver, LASSO GAITE, J., Crónica de la codificación española, vol. II, Madrid, 1998, pp. 104 y ss. Vid. también, in extenso, VICENTE CARAVANTES, J., “Examen de las principales reformas efectuadas en los recursos de casación civil por la nueva Ley de 22 de abril de 1878”, en Revista General de Legislación y Jurisprudencia, t. 52, pp. 116 y ss. 27 En adelante LEC de 1881. 28 Vid., al respecto, ALONSO ROMERO, M. PAZ; “Cuba, provincia asimilada. 18781898”, en Derecho y administración pública en las indias Hispánicas, Actas del XII Congreso Internacional de Historia del Derecho Indiano, vol. II, (coord. F. Barrios Pintado), Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2002), pp. 75-99. 29 Real Decreto de de 20 de julio de 1882. Gaceta de 28 de julio de ese año. 14 Rectificar el ángulo en el vértice: Breve historia de la Casación hispánica en Cuba. preceptos reguladores de la materia casacional en aquella norma procesal, que se vendría a aplicar a la isla cuatro años después. c) La LEC de 1881. La LEC de 1881, con muy pocas variaciones formales respecto al texto original, fue hecha extensiva a Cuba mediante Real Decreto de 25 de septiembre de 188530. Esta ley es receptora de una tradición casacional ya consagrada por su predecesora de 1855 y decantada por las modificaciones posteriores introducidas en este cuerpo legal. Entre las novedades que incorpora, en materia de casación, está la instrumentación de la participación del fiscal, más allá de su condición de parte directamente legitimada en un proceso específico. El fiscal ejercería una acción de control de legalidad, mediante dictamen, en la fase de admisión de los recursos por infracción de ley o doctrina (artículo 1722). En cuanto a las causales, introdujo la novedad de desglosar en siete el genérico motivo por infracción de ley o doctrina legal de las normas procesales anteriores31, concretando asimismo en ocho el número de motivos por quebrantamiento de las formas esenciales del juicio, que en general provienen del texto de su predecesora de 1855. El apartado 7 del artículo 1692 habilitó el recurso de casación cuando en la apreciación de las pruebas hubiere habido error de derecho o de hecho, condicionando este último a que resultara de documentos o actos auténticos demostrativos de la equivocación evidente del juzgador. Este importante precepto, sin afectar los rasgos esenciales del recurso ―no lo convertía drásticamente en otra instancia y no implicaba la posibilidad de revisión frontal de la determinación fáctica― franqueó el acceso de los hechos al cerrado ámbito de la casación, marcando así una pauta sustancial en la evolución del medio de impugnación32. 30 Gaceta de 26 de septiembre de 1885, que la designa como “Ley de Enjuiciamiento Civil modificada para las islas de Cuba y Puerto Rico”, e incluye el informe de la Comisión Codificadora de Ultramar. 31 Vid., para un análisis de esta modificación, los comentarios sobre el artículo 1692 de la Ley por MANRESA Y NAVARRO, J. M., Comentarios a la Ley de Enjuiciamiento Civil reformada, t. VI, Imprenta de la Revista de Legislación y Jurisprudencia, Madrid, 1910, p. 205. 32 Tal y como ha referido MORÓN PALOMINO, M., la posibilidad que confiere este precepto de controlar en casación el error en la valoración de las pruebas, comporta un giro sustancial, un giro que si puede representar uno de los rasgos definidores del sistema de casación nacional, no deja, al propio tiempo, de constituir una manifiesta desnaturalización de este medio de impugnación “El control de los hechos en el recurso de casación civil”, en Jornadas sobre la reforma del proceso civil, Madrid, 1990, p. 223). Respecto a ello, añade VAZQUEZ SOTELO, J. L.: “la observación en lo que atañe a la ‘desnaturalización’ de nuestra casación es cierta. Pero la objeción no es preocupante dado que, de una parte, nuestra casación nació ya desnaturalizada alejándose en todo de la casación clásica, preocupándose no tanto de la defensa de la 15 Dr.Ariel MANTECÓN RAMOS 2.2. La casación penal La casación penal llega a consolidarse en el sistema procesal español, tardíamente, a través de la Ley Provisional sobre reforma de la Casación Civil, de 18 de junio de 1870. Dirigida a reordenar el recurso en lo civil, esta Ley se desborda hacia la materia criminal, que tenía ya para entonces creada una base sustantiva estable y uniforme. En efecto, el Código Penal de 1848, con 22 años de vigencia, servía de marco normativo para la generalización de un medio de impugnación como la Casación33. Los postulados en materia casacional de dicha Ley Provisional fueron llevados luego a la Ley de Enjuiciamiento Criminal de 187234. Ni una ni otra norma llegó a aplicarse a Cuba. Se regía nuestro procedimiento penal en esos años por las anticuadas normas medievales españolas, léase la Novísima Recopilación, el Fuero Juzgo, las Partidas y las Leyes de Indias, que tenían un carácter supletorio35, dándose así la peculiar situación de que, habiendo un código penal ―el de 1870, que había sido implantado en la isla en el año 187936―, no existía una Ley procesal para su aplicación. Ello obligó a la búsqueda de una solución de provisionalidad, que vino a materializarse a través de la Ley de 27 de mayo de 1879, denominada Ley Provisional para la aplicación del Código Penal a las islas de Cuba y Puerto Rico, norma instrumental que trasladó al frágil modelo jurídico de la isla varios de los adelantos técnicos de corte liberal ya establecidos en el proceso penal de la península como, por ejemplo, la publicidad de los juicios, la exigencia de motivación del auto de prisión provisional y de las sentencias, así como la figura de la casación penal, con la misma configuración que tenía en la Ley de Enjuiciamiento Criminal de 187237. Ley cuanto de su uniforme entendimiento jurisprudencial y no sólo de los fines públicos del recurso, sino también, y muy enérgicamente, de la tutela de los derechos de los litigantes, y, de otra parte, en esa ‘desnaturalización’ radican precisamente las ventajas de nuestra casación frente a la francesa o la italiana, situándose muy por delante de ellas” (La casación civil (revisión crítica), Bosch, Barcelona, 1979, p. 167 [nota 198]). 33 LASSO GAITE, J., luego de explicar las causas a las que se debe la relegación temporal de la entrada del recurso de casación penal en España, concluye que la promulgación del Código Penal de 1848 hizo más apremiante la creación de una ley de enjuiciamiento criminal y, específicamente, de un recurso de casación que uniformase su aplicación (Evolución histórica de la casación penal en España, cit., p. 849). 34 Derogada, tras un breve periodo de vigencia, mediante Real Decreto de 3 de enero 1875. 35 RIVERO GARCÍA, D., “Pasado, presente y futuro del Derecho Procesal Penal en Cuba”, en Boletín ONBC, año 2007, No. 27, p. 15. 36 Mediante Real Decreto de 23 de mayo. 37 Vid., al respecto, ALONSO ROMERO, M. P., Cuba en la España liberal (1837-1898). Génesis y desarrollo del régimen autonómico, CEPC, Madrid, 2002, pp. 51 y ss. 16 Rectificar el ángulo en el vértice: Breve historia de la Casación hispánica en Cuba. Esta norma provisional estuvo vigente en Cuba durante nueve años, ya que en 1888 se hizo extensiva a la isla, con las adecuaciones, sobre todo de tipo formal, de la Comisión Codificadora de Ultramar38, la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que fuera promulgada en España en 188239, finalizando así el periodo de provisionalidad y el desfasaje entre colonia y metrópoli en cuanto al marco normativo del proceso criminal. Con ello se consagró, además, el modelo de casación penal hispánico en la isla. Antecedida como estaba por una casación civil que a la altura del año 1855 estaba ya evolucionada, la casación penal nació distanciada, en términos ideológicos y técnicos, del originario recurso francés. Era ya un remedio procesal dotado de carga subjetiva (no una simple herramienta de fiscalización objetiva del ámbito de actuación de los poderes públicos), de naturaleza jurisdiccional (no meramente político), con finalidad uniformadora (y no solamente nomofiláctica) y de carácter positivo (en el sentido de que el tribunal de casación dictaba él mismo nueva sentencia cuando acogía un motivo por error in iudicando40. En el orden de la tramitación, la LECRIM separó el recurso por infracción de Ley del de quebrantamiento de forma, estableciendo siete causales para el primero y nueve para el segundo. Un elemento diferenciador de la casación en esta materia, en relación con la civil, es que no se incluyó aún un motivo para cuestionar la valoración de la prueba, similar al del apartado 7 del artículo 1692 de la LEC41. La LECRIM se mantuvo vigente durante la mayor parte del siglo XX en Cuba, pero no su recurso de casación, que sucumbiría, como el de la LEC, casi al mismo tiempo que el régimen colonial, para no traspasar el umbral del siglo XX. Al estudio de los derroteros de la casación en este siglo dedicaremos los epígrafes siguientes. 3. Desarrollo del patrón hispánico en la Cuba postcolonial 3.1. La Orden Militar 92 de 1899, de 26 de junio, sobre reforma de la casación civil y penal 38 Mediante Real Decreto de 26 de octubre de 1888, que proclamaba su vigencia a partir del 1 de enero de 1889 (Gaceta de 30 de octubre de 1888). 39 En adelante LECRIM. Esta Ley fue puesta en vigor por Real Decreto de 14 de septiembre de 1882. 40 MUERZA ESPARZA, J., op. cit., pp. 387-388. 41 Una causal de esa índole vino a introducirse en España en el año 1933, mediante la Ley de 28 de junio que, en el apartado segundo de su artículo 849, franqueaba la casación cuando hubiere existido error en la apreciación de la prueba, basado en documentos que obren en autos, que demuestren la equivocación del juzgador sin resultar contradichos por otros elementos probatorios. 17 Dr.Ariel MANTECÓN RAMOS El tratado de París selló en 1898 la separación de los destinos de Cuba y España. El nacimiento de instituciones políticas y jurídicas autóctonas se produjo en la isla bajo el tutelaje del gobierno norteamericano, que ocupó el país, instauró un gobierno castrense e inició un proceso de reconstrucción política y jurídica, cuyas primeras expresiones legislativas se manifestaron a través de órdenes militares. Una de ellas fue la Orden Militar 92, de 26 de junio de 1899, sobre Reforma de la Casación Civil y Penal, que constituye la primera norma reguladora de este recurso redactada en Cuba. Su elaboración fue encomendada por el gobierno interventor a José Antonio González Lanuza, a la sazón Secretario de Justicia e Instrucción42. En un peculiar y loable intento de unificación y sistematización, esta Orden Militar, tomando como referencia el patrón regulador de la LEC y de la LECRIM, desplegó en un cauce único toda la regulación del recurso en lo civil y lo penal. Como principio, el texto dejó en pie, e intacto, el elenco de motivos de casación de ambas leyes españolas, los cuales empieza por declarar vigentes. Salvando algunos artículos aislados, esta sería la única “zona exclusiva” o privativa de una u otra materia que no se cubriría con el manto unificador de este texto; o sea que en muy pocos preceptos el legislador se vio precisado a hacer salvedades para concretar la aplicación exclusiva de la norma a lo civil o a lo penal43. La utilización de este cauce único revela, prima facie, el espíritu economizador que movió al redactor de la Orden Militar. Pero en su desarrollo interno encontramos otras expresiones de racionalidad normativa, como la reducción drástica del número de preceptos en comparación con la cantidad de ellos que destinaban al recurso las leyes procesales españolas, con lo cual, la casación quedó regulada en ocho secciones y sólo cincuenta y cuatro artículos. Se abandonó, además, el modelo dual de tramitación para 42 El gobierno interventor, durante las dos etapas de ocupación militar de la isla de Cuba por Estados unidos (1898-1902; 1906-1909), estaba encabezado por un gobernador militar, el primero de los cuales, General John R. Brooke, constituyó un gabinete de cuatro ministros o secretarios, integrado por personalidades de la vida nacional. Entre ellos fue designado para la cartera de Justicia e Instrucción Pública José Antonio González Lanuza, abogado y profesor de Derecho, quien tendría participación destacada en otros proyectos legislativos de los primeros años del siglo XX. 43 Tal noción unitaria la reclamaba FAIRÉN GUILLÉN, V., para el ordenamiento español, diciendo que se echaba en falta un sistema uniformado de recursos que, con algunos pequeños matices, pudiera servir para cualquier tipo de proceso “Doctrina General de los medios de impugnación y parte general del derecho procesal”, en Estudios de Derecho Procesal, Revista de Derecho Privado, Madrid, 1955, pp. 327-328. También DE LA PLAZA, M.: Las ideas rectoras de la casación son las mismas en materia civil y en la materia penal, y, por tanto, la ordenación del recurso debe ser similar, como similares son los problemas que pueden plantearse en uno y otro caso, sin perjuicio de las particularidades de ordenación a que obligue la dualidad de las materias (civil, penal) que el recurso supremo suscite (op. cit., p. 192). 18 Rectificar el ángulo en el vértice: Breve historia de la Casación hispánica en Cuba. los recursos por infracción de ley o doctrina legal y por quebrantamiento de forma, concentrándose ambos en un solo cauce procedimental, el del último de ellos, de hecho el que con mayor sencillez venía regulado tanto en la LEC como en la LECRIM. Se suprimió así la tortuosa fase de preparación, de modo que los recursos, fuese cual fuese su naturaleza, pasarían a interponerse directamente ante el tribunal sentenciador. La norma erradicó totalmente la obligación de consignar depósito como requisito para establecer el recurso de casación. A pesar de que, según MARTÍNEZ ESCOBAR ―presidente de la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo en los primeros años del siglo XX―, sería un texto mordazmente criticado “sobre todo en sus primeros tiempos, por estimarse que ponía obstáculos insuperables a la admisión y resolución de los recursos por exceso de formulismo”44, son muchos los elementos que denotan la mayor fluidez del recurso de la Orden Militar con respecto al de las leyes procesales históricas. Su anclaje al modelo hispánico queda preservado, no obstante, por la ya antes referida fidelidad que tributó el nuevo recurso al elenco de motivos de la casación de la LEC y la LECRIM. La Orden Militar 92 se erigió, por demás, en el patrón casacional cubano para el siglo entrante y condicionó el esquema de comportamiento de los operadores procesales, en lo que concierne a este medio de impugnación, durante los siguientes setenta y cuatro años. 3.2. El recurso de casación en las leyes procesales de la Revolución A principios de la década de los setenta comenzó a gestarse en Cuba una importante reforma institucional, que incluyó el sistema de administración de justicia y fue conocida como proceso de institucionalización. Su objetivo era proporcionar un marco jurídico al modelo de gobierno instituido por la Revolución de 1959, que hasta ese momento funcionaba en una provisionalidad fluctuante. Mediante la Ley 1250, 23 de junio de 1973, se articuló una nueva organización judicial, consolidándose el sistema de tribunales populares, en cuya cúspide se ubicaba el Tribunal Supremo Popular45. En el campo procesal, se promulgaron la Ley de Procedimiento Penal (Ley 1251, de 25 de junio de 1973) y la Ley de Procedimiento Civil y Administrativo (Ley 1261, de 4 de enero de 1974), textos que pusieron fin a la vigencia de las leyes procesales españolas del siglo XIX. En el año 1977, un cambio radical en la división político administrativa del país, entre otros factores de menor relevancia, conllevó a la actualización de la normativa procesal. Se promulgaron, así, la Ley 5, de 44 MARTINEZ ESCOBAR, M., La casación en lo civil, Ed. Cultural S.A, La Habana, 1936, p. 2. 45 En adelante TSP. 19 Dr.Ariel MANTECÓN RAMOS 13 de agosto de 1977, Ley de Procedimiento Penal46, y la Ley 7, de 19 de agosto del mismo año, Ley de Procedimiento Civil, Administrativo y (entonces también) Laboral47, textos legales que ordenan aún hoy en día el proceso en Cuba. No hay dudas de que el bloque de nuevas leyes removió el sistema procesal cubano, pero éstas se erigieron sobre la plataforma de sus predecesoras y utilizaron su propio esquema formal, con lo cual, terminó prevaleciendo el legado histórico frente a las influencias que provenían del modelo de Derecho socialista48. Si en algo puede reconocerse una ruptura, es en el hecho de que la formación del nuevo proceso judicial estuvo predeterminada por una concepción ideológica y política que ubica en el centro el carácter popular de la justicia. En el ámbito de la casación, esta orientación quedó expresada en el ritmo fluido que se le imprimió a la tramitación del recurso y en el carácter simplificador de las soluciones normativas adoptadas. Como producto, se obtuvo un recurso recolocado ―al menos instrumentalmente, puesto que en su esencia no operaron cambios significativos―, léase menos formalista y más expedito. Pero el principal impacto de las modificaciones estaría en la afectación que sufrirían, con el diseño político de la nueva casación, las dos finalidades clásicas del recurso: la uniformadora y la nomofiláctica. La primera de ellas se suprimió por principio y declaración expresa y la segunda por derivación práctica, al conferírsele mayor prioridad a la justicia del caso (ius litigatoris), que al derecho en general (ius constitutionis). Estos factores, que más adelante retomaremos, contribuirán decisivamente al agravamiento de la crisis conceptual que ya desde antes afectaba al recurso, una crisis que no puede ser rebasada dentro de los márgenes del modelo casacional hispánico, con el que, al fin y al cabo, siguen comprometidas las actuales leyes procesales. Al análisis de estas cuestiones dedicaremos el último epígrafe. Antes, observemos algunos caracteres generales de la casación actual. a) Rasgos comunes de la nueva casación civil y penal Lo primero que salta a la vista, cuando se compara la casación cubana actual con la de las normativas históricas, es la economía de su 46 En adelante LPP. Esta ley tuvo una importante modificación en 1994, a través del Decreto Ley 151, de 6 de junio, que afectó el contenido de ocho de los artículos atinentes al recurso de casación. 47 Entre las modificaciones que se le hicieron a su texto en los últimos años, la más importante, introducida por el Decreto Ley 241 de 2006, de 26 de septiembre, le adicionó también el proceso económico, con lo cual, tenemos hoy en día una Ley de Procedimiento Civil, Administrativo, Laboral y Económico, o sea, LPCALE, que es como la denominaremos en lo adelante. 48 La confluencia de factores ideológicos e históricos en la formación del Derecho procesal en Cuba, la he tratado anteriormente en Tutela ordinaria del derecho a la prueba en el proceso civil, Ediciones ONBC, La Habana, 2010, pp. 54-59. 20 Rectificar el ángulo en el vértice: Breve historia de la Casación hispánica en Cuba. regulación. En lo civil, el legislador concentró el sistema de recursos en un solo libro de la LPCALE, y dentro de éste, destinó exclusivamente un título, sin subdivisiones internas, al recurso de casación, dejando agotada la regulación total de este medio de impugnación en sólo doce artículos. En lo penal, los recursos quedan agrupados en el Título VII de la LPP, cuyo capítulo IV ordena el recurso de casación, de principio a fin, en sólo catorce artículos. Con lo dicho queda claro que la nueva casación cubana se apartó del criterio unificador de la Orden Militar 92 de 1899: los recursos civil y penal se separaron y, conforme con la técnica legislativa usual, cada uno regresó a su respectiva ley procesal. Pero el referente de tres cuartos de siglo vividos bajo una normativa única tuvo demasiado peso y por tanto, ambas leyes de procedimiento ―que por demás fueron redactadas, como ya se ha visto, en un mismo proceso legislativo―, terminaron reconduciendo la casación a una secuencia común de actos y fases para ambas materias. Esta secuencia puede resumirse del modo siguiente: a) determinación del ámbito de aplicación del recurso (resoluciones recurribles)49, b) declaración del sistema de causales50; c) delimitación del órgano competente51; d) interposición52; e) admisión53; f) vista54; y g) sentencia55. En esta nervatura básica, que pudiera ser la del recurso de casación en cualquier ley procesal, destacan los siguientes rasgos, comunes para lo civil y lo penal: 1. Se simplifica el elenco de resoluciones recurribles. 2. Se mantiene el cauce único para la tramitación de los dos tipos de recursos, es decir, por infracción de ley y por quebrantamiento de forma. 3. Se suprimen las facultades de control del tribunal a quo sobre el juicio de admisibilidad: siempre que el recurso se interponga dentro del término previsto, el tribunal de instancia lo debe admitir, correspondiendo la estimación de cualquier otra causa de inadmisión al TSP. Con ello queda suprimido del sistema de recursos del modelo procesal cubano (en su fase judicial) el de queja, concebido desde el Derecho histórico para impugnar ante el tribunal superior la inadmisión del recurso por el tribunal inferior. Esta es una solución técnica contra las dilaciones en la fase de interposición. 4. Se reducen las exigencias para la admisión y sustanciación del recurso. En una expresión patente de elasticidad formal, se dispone que la cita 49 Artículo 620 de la LPCALE y artículo 67 de la LPP. Artículo 630 LPCALE y artículos del 68 al 70 de la LPP. Artículo 631 de la LPCALE y artículo 71 de la LPP. 52 Artículo 632 de la LPCALE y artículo 72 de la LPP. 53 Artículo 634 de la LPCALE y artículo 75 de la LPP. 54 Artículo 635 de la LPCALE y artículo 76 de la LPP. 55 Artículo 637 de la LPCALE y artículo 78 de la LPP. 50 51 21 Dr.Ariel MANTECÓN RAMOS inadecuada del precepto autorizante o el incumplimiento de cualquier otra formalidad, no sería obstáculo para la admisión del recurso, con tal de que de los términos del mismo pueda inferirse el propósito del recurrente y en qué precepto lo ampara56. 5. Se suprime la fase de instrucción en sede del tribunal de casación. b) Rasgos diferenciantes de la casación civil y penal Descontados los aspectos que son de por sí irreconciliables, puesto que tratamos con recursos cuya “zona sustantiva” estará siempre matizada por la materia a que en definitiva responden, hay caracteres instrumentales propios de cada uno que son procesalmente relevantes y que vale la pena identificar: 1. La casación penal mantiene la distinción formal entre causales por infracción de Ley y por quebrantamiento de forma, adicionando un motivo de cada tipo al elenco que provenía de la LECRIM. La casación civil, en cambio, que redujo a trece los quince motivos de la norma histórica española, rebasó esta distinción clásica, desarrollando en el artículo 630 de la LPCALE una relación global de motivos. No obstante, hacia lo interno de este precepto es posible observar diferenciadamente causales de uno y otro carácter, lo cual carece de relevancia práctica. Si un criterio de clasificación tiene sentido práctico, en efecto, no es el que distingue entre motivos por errores in iudicando e in procedendo, sino el que deriva de la fórmula de solución que se adopte en lo que atañe al reenvío o no de las actuaciones cuando es declarado con lugar el recurso, distinción a la que se afilia expresamente el artículo 637 de la LPCALE57. 2. El sistema de interposición, emplazamiento y vista, originalmente idéntico para ambos recursos, se modificó en cuanto a la casación penal mediante el Decreto Ley 151 de 1994, de 6 de junio, y ahora: 56 Con ello se abandonan, según un comentarista de la Ley, aquellas formalidades cuyo cumplimiento exigía el artículo V de la Orden Militar de Casación y que eran el dolor de cabeza de los abogados MERINO BRITO, E., “La Ley de Procedimiento Civil y Administrativo” en Revista Cubana de Derecho, año 1974, No. 7, p. 213. 57 Refiriéndose al problema de la distinción entre motivos in iudicando e improcedendo, adoptada, además de por las leyes españolas, por otros textos procesales, NIEVA FENOLL, J., sostiene que no es esta clasificación dogmáticamente perfecta “y, aunque pareciera que distinguía expresamente entre infracción de Ley y quebrantamiento de forma, no estaba basada en realidad en la distinción fondoforma, sino (…) en el hecho de si era procedente el reenvío o no tras la estimación del motivo objeto del recurso de casación” en La enunciación de los motivos de casación…, cit., p. 176. 22 Rectificar el ángulo en el vértice: Breve historia de la Casación hispánica en Cuba. a) b) c) El término para interponer el recurso es de cinco días en la casación civil58 y de diez días en la casación penal59. Cumplido el trámite de presentación del recurso en lo civil, el tribunal a quo emplaza a las partes para que comparezcan ante el TSP a sostener el recurso60. En la casación penal, antes de elevar las actuaciones, el tribunal confiere traslado a la parte no recurrente para que se manifieste, a través de un escrito de oposición, en el término de cinco días61, tipicidad procesal que no tiene equivalente en el recurso civil, en el que no se abre para la parte no recurrente otro espacio para deducir alegaciones que no sea el de la vista. En la casación civil la celebración de vista, siempre que se solicite por las partes, es preceptiva62. En la penal, es facultativa, y no está condicionada en todo caso a la solicitud de parte63. 3. La Ley procesal penal acoge en su artículo 79 la casación de oficio, que permite al TSP, al conocer de un recurso, pronunciarse extra petitio sobre el quebrantamiento de formas y garantías esenciales del proceso, o sobre el no uso por el tribunal inferior de las facultades correctoras que confieren los artículos 263 y 351 de la LPP en la fase intermedia y en el juicio oral, respectivamente. Es una institución del todo ajena a la práctica procesal histórica en Cuba64, tanto civil como penal, aunque hay alguna referencia a su uso en el ámbito procesal latinoamericano65. Está claramente inspirada en el referente de Derecho Socialista, y particularmente, en el modelo soviético, que consolidó su prototipo procesal (en lo civil y lo penal) con las leyes adjetivas rusas de 1960 y 1964, textos que sirvieron de referencia para el resto de las repúblicas de la URSS y, después, para los demás países del bloque socialista. En cuanto a casación, estas leyes otorgaban al tribunal superior una facultad de revisión total de las actuaciones, desde el punto de vista de si se quebrantó la legalidad socialista, de modo que al conocer un recurso, el órgano podía rebasar los motivos planteados por las partes. La casación de oficio, consagrada en la práctica procesal penal contemporánea en Cuba, es una fórmula que suscita problemáticas como, por ejemplo, la que se refiere a su relación con el principio de prohibición de reformatio in pejus, en el supuesto de que la retroacción de las actuaciones y consiguiente reapertura del proceso, termine 58 Artículo 631 de la LPCALE. Artículo 71 de la LPP. Artículo 632 LPCALE. 61 Artículo 72 de la LPP. 62 634 de la LPCALE. 63 Artículos 74, 75 y 76 de la LPP. 64 La idea de la casación de oficio es doctrinalmente defendida por DE LA PLAZA, M., en ob. cit., p. 203. 65 P. ej., en Venezuela. Vid. “¿Existe la casación de oficio en Venezuela?” en Revista CENIPEC, año 2009, No. 28, pp. 99-121. 59 60 23 Dr.Ariel MANTECÓN RAMOS perjudicando al acusado66. Es, por último, una solución normativa no contemplada en el procedimiento civil, pero la práctica casacional cubana en esta materia ha derivado hacia su uso por conducto de la figura de la nulidad procesal, un asunto atractivo y polémico, sobre el que no podemos permitirnos abrir un acápite. 4. La desnaturalización del recurso 4.1. Pérdida de la función uniformadora La pérdida de la función uniformadora de la casación en Cuba, contrario a lo que pudiera creerse, no se debe a una desubicación técnica del recurso ni a la dificultad para encontrar en la práctica del TSP líneas jurisprudenciales claras y seguras, sino a una predeterminación política, propia del proceso codificador que condujo al nuevo modelo judicial. A finales de los años sesenta coexistían en Cuba cinco órdenes jurisdiccionales, distintos y funcionalmente incomunicados67. Para solucionar este desajuste y estructurar un nuevo esquema judicial, se conformaron las llamadas Comisiones de Estudios Jurídicos, cuyo propósito central fue el de constituir un sistema jurisdiccional unitario68. Estas comisiones utilizaron como punto de partida para su trabajo las llamadas “Bases para la unificación de las jurisdicciones”, un documento orientador, muy divulgado en la época, en cuyo numeral 23 se proponía, como primera función del Consejo de Gobierno del TSP, la de recoger las experiencias de la actividad judicial, a fin de dictar a los tribunales instrucciones de carácter obligatorio, que propiciaran la consecución de una política uniforme en la interpretación y aplicación de la Ley. Así, como se confirma en la introducción del documento, “en lugar del sistema llamado de jurisprudencia, mediante el cual las normas para la mejor aplicación de los preceptos legales hay que deducirlas de sentencias reiteradas del Tribunal Supremo, se encarga al Consejo de Gobierno de fijar esas normas mediante instrucciones expresamente discutidas y aprobadas”69. De carácter abstracto, intención eminentemente metodológica y contenido jurisdiccional, las disposiciones del Consejo de Gobierno están 66 Vid., sobre este tema, RIVERO GARCÍA, D., “El recurso de casación por quebrantamiento de forma y la prohibición de reformatio in peius”, en Boletín ONBC, año 2010, No. 38, pp. 26-31. 67 La Jurisdicción Ordinaria, los Tribunales Revolucionarios, los Tribunales Populares, la Jurisdicción Militar y la Jurisdicción Laboral. 68 Vid., sobre el trabajo de estas comisiones, GARCINI GUERRA, H., “Las comisiones de estudios jurídicos”, en Revista Cubana de Derecho, año 1972, No. 1, pp. 21-66. 69 Tomado textualmente de la introducción a las Bases, que pueden consultarse íntegramente en Ídem, pp. 35-66. 24 Rectificar el ángulo en el vértice: Breve historia de la Casación hispánica en Cuba. diseñadas para esclarecer dudas, planteadas generalmente —no únicamente—, por tribunales inferiores al momento de resolver casos concretos. Esta facultad, interpretativa y dispositiva, se llevó al texto del artículo 121 de la Constitución de la República, promulgada en 1976. Actualmente, está regulada además en el artículo 19.1 h) de la Ley de los Tribunales Populares. El hecho de que no exista en el panorama normativo cubano una enumeración positiva de las fuentes formales del Derecho70 y de que, por otra parte, entre los motivos de casación previstos en la LPCALE se incluya la vulneración de estas disposiciones, ha motivado a algún autor a considerar que las mismas deben reputarse como fuentes formales del Derecho Procesal Civil71, una reinterpretación extensiva que debe suscribirse, en tanto resolvería el problema de la legitimidad de dichas disposiciones en un ámbito en el que carece de valor la jurisprudencia como fuente, aunque deja pendiente la contradicción que emerge cuando es analizada la problemática desde el patrón de la independencia judicial, en los términos en que lo define el artículo 122 de la Constitución de la República72. En cuanto a su efecto en el diseño casacional, es obvio que al asumir el Consejo de Gobierno la función uniformadora, en la misma medida se desprenderá de ella la casación, en tanto dejan de ser los recursos interpuestos la plataforma sobre la que se erige la actividad armonizadora del máximo tribunal. El juez de casación, por otra parte, no estará ya sometido a la presión de mantener en sus sentencias un patrón de homogeneidad, ni el recurso en sí, como modelo de actuación procesal, estará comprometido con el ideal uniformador que tradicionalmente lo inspiró. Ello no impide, hagamos la salvedad, que se identifiquen en los pronunciamientos de las salas del TSP determinadas líneas de solución de matices uniformes, que se gestan en la actividad propiamente jurisdiccional y se van consagrando a través de la reiteración de sentencias. Sin embargo, la carencia de fuerza vinculante de estas “líneas jurisprudenciales” debilita su alcance uniformador. En las sentencias del máximo tribunal pueden encontrarse otros valores ―como la celeridad, por ejemplo, que en términos de práctica comparada, no es nada desdeñable como valor― pero no el de crear una doctrina legal73, ni un referente para la práctica del resto de los 70 El Código Civil vigente en Cuba, promulgado en el año 1987, no contiene en su articulado una disposición similar a la del artículo 6 del Código Civil español de 1888, hecho extensivo a Cuba en 1889, que sí hacia declaración expresa del sistema de fuentes formales. 71 MENDOZA DÍAZ, J., “Las fuentes formales del Derecho Procesal Civil”, en Lecciones de Derecho Procesal Civil, Ed. Félix Varela, la Habana, 2001, pp. 9-18. 72 Artículo 122: “Los jueces, en su función de impartir justicia, son independientes y no deben obediencia más que a la ley”. 73 En el sentido en que la definió, p. ej., el antiguo Tribunal Supremo de Cuba, como aquella constituida por las declaraciones del Tribunal Supremo contenidas en dos o más sentencias dictadas como tribunal de casación en el desempeño de su función 25 Dr.Ariel MANTECÓN RAMOS tribunales en virtud de un sistema secuencial de soluciones. Este será, entonces, un primer factor determinante de la crisis del modelo tradicional de la casación en Cuba. Un segundo factor, de contenido más complejo, es el de la pérdida de la función nomofiláctica, que observaremos a continuación. 4.2. Pérdida de la función nomofiláctica La casación ha perdido también su función nomofiláctica. En un primer plano, meramente conceptual o teórico, si el recurso tenía en sus orígenes franceses el cometido de evitar, con la preservación del mandato de la Ley, la superposición de poderes, hoy en día esta función carece totalmente de sentido, en principio porque nuestro modelo asume el criterio filosófico de unidad política y abandona la concepción montesquieuana de la tripartición de poderes. En un segundo orden, la casación adopta hoy un enfoque hacia el control de la decisión de mérito, no hacia la protección de la Ley. En otras palabras: de aquel principio ancestral según el cual al máximo tribunal no le interesa la justicia o injusticia del caso, sino la tutela de la Ley, como ente general y como función del poder legislativo74, se ha pasado a un concepto más práctico, por virtud del cual el instituto de la casación es válido en tanto sea útil para resolver con justicia un caso dado. Esto funciona de esta manera tanto para la casación civil como para la penal. a) La casación civil En la casación civil la renuncia a la nomofilaxis se manifiesta de dos modos. Primero, a través de la narrativa de determinados preceptos de la LPCALE, y luego, a partir de la evolución del recurso en la casuística del TSP. En el primer caso, los principales y más socorridos motivos de casación en lo civil, relativos a la infracción de ley y al error de valoración probatoria75, propia como tal y, consiguientemente, de la privativa de fijar normas para la recta inteligencia y aplicación de las leyes de los tribunales inferiores (STS No. 9/1933, de 30 de enero). 74 URRUTIA SALAS, M., Manual de Derecho Procesal, Editorial Jurídica de Chile, 1949, t. I, p. 237. 75 Incisos 1 y 9 del artículo 630 de la LPCALE, que franquean la casación por los motivos siguientes: “1. Que la sentencia o resolución contenga infracción por falta de aplicación, interpretación errónea o aplicación indebida, con trascendencia al fallo, de las leyes, de las interpretaciones de éstas emanadas del Consejo de Estado, de las instrucciones de carácter obligatorio dictadas por el Pleno del TSP o su Consejo de Gobierno, recogiendo la experiencia de la actividad judicial en la interpretación y aplicación de las leyes, o de las decisiones dictadas por esos órganos al evacuar 26 Rectificar el ángulo en el vértice: Breve historia de la Casación hispánica en Cuba. introducen como conditio sine qua non la trascendencia al fallo de las violaciones, un elemento que no estaba presente en la redacción de los motivos del mismo corte de la legislación histórica. Con ello, para que pueda corregirse en casación la infracción del Derecho ―sea por falta de aplicación, interpretación errónea o aplicación indebida―, o el error cometido en la valoración de las pruebas, es indispensable que se evidencie una repercusión directa de estas faltas en el resultado del proceso. De lo contrario, el tribunal debe abstenerse de casar la sentencia. En cuanto a la evolución práctica, la Sala de lo Civil y lo Administrativo del TSP, a través de criterios de solución consolidados y reiterados, se enfrenta a la problemática de la naturaleza de la casación moviéndose desde el ideal de tutela del ius constitutionis hacia los criterios de protección del ius litigatoris. El máximo tribunal empieza por declarar, en numerosas sentencias, que “la casación, si bien es un medio que la Ley prevé a las partes para la defensa de sus intereses, su alcance es mucho más trascendental, ya que tiende a restablecer el imperio de la Ley infringida o vulnerada por error, de ahí que sea obligado estimar implícito el objetivo de velar por la pureza en la aplicación o interpretación de la Ley en todo el territorio nacional”76. Con esta idea, que precede normalmente a la casación de oficio ―a través de la ya comentada solución de nulidad― queda delineado un primer nivel de pronunciamientos que denotan el apego a la función nomofiláctica, vista como prioridad del control de la pureza de la Ley en su aplicación por los tribunales. Dicho así, pareciera que el recurso mantiene su afiliación estricta al patrón originario francés. Pero luego, en otra línea también reiterada de pronunciamientos, la Sala abandona la nomofilaxis y se inclina a la recomposición del litigio, es decir, al ámbito de la decisión de mérito: “no basta que exista una violación de ley para que la sentencia haya de ser, sin más, anulada sino que se necesita que la violación esté en relación de causalidad con la decisión, de tal suerte que declarar la violación pueda tener valor práctico”77; o también: “aún con el desacierto que implica el pronunciamiento de la sentencia interpelada (…) la Sala estima que no resulta atinado por ello casar dicha sentencia si, en consultas de los tribunales sobre conflictos entre leyes y otras disposiciones de rango normativo inferior. 9. El error, con trascendencia al fallo, en la apreciación de una prueba, dejando de reconocer la eficacia que la ley le atribuya expresamente o valorándola de modo irracional o arbitrario, y siempre que, en ambos casos, sea suficiente por sí o en relación con otras igualmente válidas, para tener por justificada una situación de hecho a favor del recurrente, distinta a la que se hubiere tomado en cuenta para dictar sentencia”. 76 Vid., en el mismo sentido, entre muchas otras, STSP No. 287 de 2004, de 20 de abril (casación civil 196/2004), y No. 718 de 2004, de 27 de octubre (Casación Administrativa 690/2004). 77 STSP No. 416 de 2006, de 31 de mayo (Casación Administrativa 403/20006). 27 Dr.Ariel MANTECÓN RAMOS definitiva, la que en su lugar habría de dictarse sería del mismo tenor”78. De acuerdo con estos pronunciamientos, y con independencia de los posibles quebrantamientos de Ley en sentido general, una sentencia definitiva será removida sólo si ello es rentable en términos de restitución de la justicia en el caso bajo examen. b) La casación penal El desplazamiento puesto de manifiesto a través de estos ejemplos, que describe un cambio de paradigma en cuanto a la función nomofiláctica en la materia civil, tiene también sus expresiones en el recurso penal, aunque en la articulación y desarrollo de la casación en esta materia es determinante el manto público que de ordinario cubre las cuestiones en ella ventiladas. En efecto, en la casuística del la Sala Penal del TSP, el sistema de soluciones se estructura, en general, sobre el restablecimiento en vía casacional de las formalidades y garantías cuya vulneración ha incidido en la determinación de la responsabilidad y en la individualización de la pena79. En otras palabras, el control de las disposiciones de orden público ―garantías y formas procesales―, sirve para penetrar al espectro de los derechos del justiciable e hilvanar un sistema de respuestas jurisdiccionales. Puede hablarse, entonces, de una tutela individual mediatizada, a través de la cual se termina regresando, de todos modos, al ius litigatoris. En este espectro tutelar tiene altísima implicación la casación de oficio, una institución a la que ya nos hemos referido. Mediante ella se materializa una gran parte del accionar corrector del máximo tribunal de Cuba. Y en la fórmula del artículo 79 de la LPP, por medio de la cual se instituye esta tipicidad procesal, encontramos de nuevo el requisito sine qua non de la trascendencia al fallo, que sirve de clave de cierre al sistema correctivo del TSP, cuando de quebrantamiento de formas esenciales del proceso se trata, y hace desplazar una vez más la órbita del recurso de casación hacia el ius litigatoris. 5. Los problemas de la casación como segunda instancia procesal. La práctica judicial comparada. De la situación descrita aparece un recurso despojado, por el peso de la propia evolución, de sus atributos originarios, pero ello no basta para 78 STSP No. 847 de 2007, de 26 de septiembre (Casación Administrativa 831/2007). Específicamente en los recursos por error en la valoración probatoria, reitera el TSP que “es necesario demostrar que se haya dejado de reconocer la eficacia que la ley le atribuye o valorado de modo irracional o arbitrario, siempre que, en ambos casos, sea suficiente por sí con relación a otras igualmente válidas para tener por justificada una situación de hecho a favor del recurrente distinta a la que se hubiera tomado en cuenta para dictar sentencia” (STSP No. 112 de 2005, de 28 de febrero (Casación Civil 130/2005). 79 Para un balance del alcance corrector de la casación penal, recomiendo el uso de la base de datos del Centro de Información del TSP, que permite acceder con facilidad a una muestra de los recursos declarados con lugar. 28 Rectificar el ángulo en el vértice: Breve historia de la Casación hispánica en Cuba. definir los contornos actuales de la casación. Debe tenerse en cuenta otro aspecto, que es el referido a la funcionalidad misma del recurso, vista como su aptitud para garantizar la revisión suficiente de una resolución definitiva, cuando además de su condición de extraordinario y de su carácter excepcional y ritualista, su diseño cognoscitivo es todavía el del recurso decimonónico español. Esto es que, con ciertos matices diferenciantes entre la materia civil y la penal, por principio, no le está permitido al tribunal de casación el examen completo del proceso a través de la reevaluación de las cuestiones de fácticas, una limitante que se manifestará con mayor o menor intensidad en la práctica en dependencia de la mayor o menor audacia interpretativa del juez al distinguir las cuestiones de hecho de las de Derecho80. Es un asunto complicado, sobre todo porque, tanto en lo civil como en lo penal, la mayoría de los procesos de conocimiento están diseñados en Cuba para dos grados jurisdiccionales81, de modo que un número importante de asuntos ―los de mayor envergadura de acuerdo con la naturaleza de su objeto, por cierto―, no admiten apelación, en tanto agotan su primer grado de jurisdicción en los tribunales provinciales populares82 y el segundo en el TSP, mediante la casación. Ello plantea un delicado problema funcional, dado por lo contradictorio que resulta que otro número importante de conflictos civiles o penales de objetividad jurídica menos relevante, con una primera instancia en los tribunales municipales, sí tengan la posibilidad de ser examinados en segunda instancia mediante un recurso con mayor alcance revisor como es el de apelación. 80 Una cuestión de tipo epistemológico que analizo en “Sobre la concepción ‘circular’ de la inmediación (posición del Tribunal Supremo Popular de Cuba en torno al control casacional sobre la motivación de los hechos”, en Problemas Actuales del Proceso Iberoamericano (coord. J. A. Robles Garzón y M. Ortells Ramos), vol. II, Málaga, 2006, pp. 145-158. 81 La categoría ‘grado’ o ‘instancia’ de jurisdicción puede reconducirse, si se quiere, a la noción de competencia funcional, tal y como la explica MONTERO AROCA, J., en Derecho Jurisdiccional (con AA. VV.), 9ª. ed., tomo I, Tirant lo Blanch, 1999, p. 225. 82 En la materia civil, según el artículo 6 de la LPCALE, son competencia de los tribunales provinciales los procesos de contenido económico en que la cuantía o el valor de los bienes sobre los que se litigue exceda de diez mil pesos o sea inestimable o indeterminable; los de expropiación forzosa; los de nulidad de matrimonio y privación o suspensión del ejercicio de la patria potestad; los actos de jurisdicción voluntaria en negocios de comercio; los recursos de apelación que se interpongan contra las sentencias y resoluciones definitivas de los tribunales municipales populares; las demandas referidas a la nulidad o ineficacia de actos jurídicos o de la escritura pública que los contiene y los demás asuntos civiles cuyo conocimiento no esté atribuido por la Ley a otro Tribunal. En la materia penal, tienen su primera instancia en los tribunales provinciales populares, a tenor del artículo 9 de la LPP, los procesos seguidos por delitos sancionables con multa superior a mil cuotas, privación de libertad superior a tres años, pena de muerte, así como los que atenten contra la seguridad del Estado y los que son perseguibles sólo a instancia de parte. 29 Dr.Ariel MANTECÓN RAMOS A esto hay que adicionarle la circunstancia de que determinadas cuestiones de las que no se entran a ventilar en casación, pueden retomarse con más libertad, ya firme la sentencia, en un proceso posterior como la revisión. Ello se observa más claramente en el ámbito penal, donde los contornos de la revisión son indudablemente difusos83, pero también, últimamente, en lo civil, cuyo esquema de revisión ha introducido una causal relativa a la concurrencia de indefensión, al amparo de la cual, contradictoriamente, es imposible articular un previo recurso de casación84. Otro problema es el de la compatibilidad del recurso de casación, en su esquema tradicional, con los requerimientos de la doble instancia como derecho fundamental, o sea como derecho del justiciable a que su fallo sea íntegramente revisado por un tribunal superior, sobre todo cuando se trata de un procesado penal. El punto de tensión de la relación entre casación y derecho a la doble instancia se ubica, en efecto, en el espacio del recurso penal. Esto se explica por la obvia orientación penalista que le imprime a este derecho el artículo 14.5 del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos85, un precepto acogido también por instrumentos de carácter regional. Es que aunque de la letra de este artículo no se colige el alcance que tendría que tener un recurso para entender satisfecha una segunda instancia penal ―porque en puridad no es un derecho a la doble instancia lo que se confiere, sino sólo el derecho a que el fallo condenatorio y la pena impuesta sean sometidos a un tribunal superior―, es lo cierto que hay decisiones jurisprudenciales, ya a estas alturas de importancia, que cuestionan la calidad de la casación para garantizar, como recurso, tal derecho fundamental. En un primer ejemplo, perteneciente a la jurisdicción internacional, el Comité de Derecho Humanos de la ONU, al resolver el caso de Cesáreo Gómez Vázquez contra España, sostuvo que “la inexistencia de la posibilidad de que el fallo condenatorio y la pena del autor fueran revisadas íntegramente, como se desprende de la propia sentencia de casación citada en el punto 3.2, limitándose dicha revisión a los aspectos formales o legales de la sentencia, no cumple con las garantías que exige el 83 Por ejemplo, el apartado 10mo del artículo 456 de la LPP habilita la revisión cuando no se ajuste el contenido de la sentencia a las pruebas practicadas durante el proceso o no se hayan apreciado circunstancias que puedan tener influencia en el fallo dictado, posibilidad que ni remotamente contempla la casación penal. 84 La nueva causal, adicionada por el Decreto Ley 241 de 2006 al artículo 641 de la LPCALE, franquea la revisión “cuando, atendiendo a argumento debidamente fundamentado, se constate por la Sala la presencia de situación específica de haberse colocado en estado de indefensión a parte interesada, con trascendencia al derecho que reclama”. 85 Toda persona declarada culpable de un delito tendrá derecho a que el fallo condenatorio y la pena que se le haya impuesto sean sometidos a un tribunal superior, conforme con lo prescrito por la ley. 30 Rectificar el ángulo en el vértice: Breve historia de la Casación hispánica en Cuba. párrafo 5, artículo 14, del Pacto”. Por consiguiente, al autor le fue denegado el derecho a la revisión del fallo condenatorio y de la pena (…)86. Luego el Comité emitió dictámenes en sentido contrario87, pero en decisiones más recientes ha retomado su posición cuestionadora de la casación88 En la doctrina española no hay una posición unitaria en cuanto a si la casación satisface o no los requerimientos de la doble instancia. Más bien ha existido confrontación en este punto89. En ello influye el hecho de que la posible insuficiencia del recurso no se manifiesta hoy en día de forma tan obvia en ese país. En otras palabras, no es ya la casación aquel instrumento del siglo XIX, petrificado y obsoleto, tan claramente criticable. Su flexibilización se expresa, por ejemplo, en la ya comentada inclusión entre sus motivos del error en la valoración de la prueba, lo cual tiende a debilitar el blindaje de los temas fácticos. Resulta determinante, además, la previsión del artículo 5.4 de la Ley Orgánica del Poder Judicial española, que declara suficiente, para fundamentar la casación, la infracción de precepto constitucional. Esta disposición habilita el acceso a casación de los problemas de la determinación probatoria, sobre todo por el canal de la presunción de inocencia, que, al estar comprendida en el sistema de garantías procesales del artículo 24.2 de la Constitución, se convierte automáticamente en una categoría constitucional protegible en vía casacional. Por último, el Tribunal Constitucional, con una jurisprudencia aperturista, ha ido reinterpretando el contenido del recurso, confiriéndole un alcance revisor mucho más amplio que el que tenía en sus inicios. Obsérvese que estas son, en la misma medida que evidencias de un interesante movimiento de apertura del ángulo casacional, claros factores de desnaturalización del recurso, lo cual sugiere que su actualización no podrá plantearse sin una ruptura con la configuración tradicional del recurso. 86 Comunicación No. 701/96, de 20/7/2000, Dictamen del Comité de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas en demanda presentada por Cesáreo Gómez Vázquez contra el Reino de España. En el mismo sentido, hay dictámenes posteriores de 7 de agosto de 2003 (caso Sineiro Fernández, Comunicación No. 1007/2001) y de 1 de noviembre de 2004 (caso Cabriada Alba, Comunicación No. 1101/2002). 87 Vid., p. ej., la decisión de 29 de marzo de 2005, Comunicación No. 1356/2005 (caso Parra Corral). 88 Para un estudio detallado de estos pronunciamientos, ver GARRIDO LORENZO, M. A., “Hacia la reforma de la segunda instancia penal. Los recursos de apelación y casación a examen”, en Estudios de Derecho Judicial, año 2008, No. 150, pp. 439491. 89 Vid., p. ej., la polémica entre JAÉN VALLEJO, M., “La compatibilidad de la casación penal española con los convenios internacionales sobre derechos fundamentales”, en Actualidad Jurídica Aranzadi, año 2000, No. 453, pp. 1-4, y MAZÓN COSTA, J. L., “La agonía de la casación española como segunda instancia”, en la propia revista, año 2001, No. 479, pp. 5-6. 31 Dr.Ariel MANTECÓN RAMOS Otro caso paradigmático es el de la sentencia dictada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en la causa Herrera Ulloa contra Costa Rica. La sentencia estableció que el derecho a recurrir debe permitir que una sentencia adversa sea revisada por un juez o tribunal distinto y de superior jerarquía orgánica, que tenga jurisdicción para conocer en el caso concreto, por medio de un recurso ordinario y eficaz, sin mayores exigencias que tornen ilusorio este derecho, y que permita un análisis o examen comprensivo e integral de todas las cuestiones debatidas y analizadas por el tribunal inferior90. Este fallo de la Corte Interamericana91, además de desencadenar todo un movimiento doctrinal en América Latina en relación con esta problemática92, llevó a Costa Rica a modificar, mediante la Ley de Apertura de la Casación, de 28 de abril de 2006, su Código Procesal Penal, en dirección a flexibilizar los requisitos de admisión del recurso y ampliar notoriamente sus posibilidades de revisar la decisión del tribunal inferior. En el año 2010 se dictó, además, una Ley que crea los tribunales de apelación. La sentencia del caso Herrera Ulloa ha influido, asimismo, en pronunciamientos de similar orden de la jurisprudencia argentina, como el recaído en el célebre caso Casal, en que la Corte Suprema de ese país concluyó que “el tribunal de casación debe agotar el esfuerzo por revisar todo lo que pueda revisar, o sea, por agotar la revisión de lo revisable”, así como que la formulación del artículo 456 del Código Procesal Penal de la Nación “debe entenderse en el sentido de que habilita a una revisión amplia de la sentencia, todo lo extensa que sea posible al máximo esfuerzo de revisión de los jueces de casación, conforme a las posibilidades y constancias de cada caso particular y sin magnificar las cuestiones reservadas a la inmediación, sólo inevitables por imperio de la oralidad conforme a la naturaleza de las cosas”. El tribunal termina declarando, en el propio apartado, que la letra de dicho precepto de ningún modo “limita ni impone la reducción del recurso casatorio a cuestiones de derecho”93. Estos pronunciamientos jurisprudenciales, que apuntan en la misma dirección, han servido para modelar una intención de reforma y modernización de la casación tradicional hispánica, de la que se hacen eco 90 Sentencia de 2 de julio de 2004 (167). Cuba no es miembro de la OEA, ni signataria de la Convención Americana de Derechos Humanos. Por tanto, no está sujeta a la jurisdicción de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. 92 Vid., p. ej., HOUED VEGA, M. A; “Nuevas orientaciones de la casación penal”, en Democracia, justicia y dignidad humana, Editorial Jurídica Continental, Costa Rica, 2004, pp. 347 y ss., y BERTOLINO, P. J., “La metamorfosis del recurso de casación penal”, en Justicia penal y Estado de Derecho, Editorial jurídica Continental, Costa Rica, 2007, pp. 484 y ss. 93 Sentencia de la CSJ de la Nación, de 20 de septiembre de 2005, C. 1757. XL. Casal, Matías Eugenio y otros. Causa No. 1681. 91 32 Rectificar el ángulo en el vértice: Breve historia de la Casación hispánica en Cuba. numerosos estudios teóricos, enfilados, sobre todo, hacia el recurso penal94. El recurso de casación civil, aunque pasa en rigor por similares vicisitudes, no está sometido a la presión proveniente de los instrumentos internacionales y ello puede ser determinante de que la doctrina no le preste la misma atención. Sea por esta razón que dejemos el análisis a esta altura y pasemos a unos breves comentarios conclusivos. 6. Puntualización final La historia de siglo y medio de la casación hispánica en Cuba, es la del desmontaje del aparato formal del recurso originario, en una evolución de la que salió intacto el patrón cognoscitivo. Es, en otros términos, un proceso combinado de continuidad y ruptura. El desplazamiento hacia la perspectiva del ius litigatoris, observado de forma inobjetable en nuestra práctica casacional, ha tenido que asentarse sobre la plataforma de un recurso que no nació para ello, sino para la protección del ius constitituinis. Alrededor de esta contradicción cardinal se ubican todas las limitantes actuales del modelo casacional. Tenemos, tanto en lo civil como en lo penal, un medio de impugnación más práctico y menos formalista, pero asido a fórmulas de conocimiento que lo limitan como herramienta para la segunda decisión de un caso. Ello sugiere que los problemas de la casación no son tanto los del recurso en sí como los de la segunda instancia judicial, que es la que requiere, indudablemente, de una más urgente atención. Y una reforma de la apelación, tanto civil como penal, debería empezar por su generalización dentro de los límites de la revisio prioris instantiae: todas las sentencias dictadas en primera instancia serían impugnables a través de un recurso ordinario, abierto e indeterminado en cuanto a motivos, con la posibilidad de que el órgano de segunda instancia ―sea el tribunal provincial o el TSP― determine, sin condicionamientos o delimitaciones previas de la Ley, el grado en que se reproducirán las diligencias de la primera, sin llegar nunca al extremo de un novum iudicium. Todo ello permitiría evitar que se utilice el estrecho margen de la casación para evacuar una forzada segunda instancia procesal, que es lo que en puridad sucede en la práctica. Llegados a este punto, surgirán interrogantes que son difíciles y cruciales: si se generalizara la apelación como recurso devolutivo de segunda instancia, con finalidad central restitutiva y alcance universal ―o sea, contra todo tipo de resolución que agote la primera instancia civil o penal― ¿para qué 94 A modo simplemente indicativo, ver CACHÓN VILLAR, P., “La doble instancia penal y el recurso de casación”, en Revista Jurídica de Castilla y León, año 2006, No. 10, pp. 13-64; MARTÍN PALLÍN, J. A., “El recurso de casación, un modelo agotado”, en Estudios de Derecho Judicial, No. 87, 2006, pp. 69-86; MADRIGAL C., “Casación o unificación de doctrina. El futuro del Tribunal Supremo”, en Jueces para la Democracia, año 2008, No. 63 pp. 3-10. 33 Dr.Ariel MANTECÓN RAMOS quedaría entonces la casación? ¿Podría consagrarse como un tercer grado jurisdiccional, en sede del TSP, a los estrictos fines de control del Derecho? Sería una alternativa fácilmente practicable si, tras dejar de constituir segundo grado de jurisdicción, la casación pudiera replegarse y retomar sus cometidos originarios, como se reclama en otros modelos en que todavía este instituto, al menos en su diseño político, conserva la función uniformadora95. Pero el modelo casacional cubano, habiéndose desprendido de sus rasgos iniciales, tomó un camino sin regreso: no tenemos ya entre nosotros un recurso nomofiláctico, en tanto el lugar de la preservación de la Ley, como valor general, ha sido tomado por la recomposición de la justicia del caso, una función que puede asumir perfectamente la apelación. Tampoco un recurso uniformador, porque no son ahora las sentencias de casación, sino las disposiciones de su Consejo de Gobierno, el vehículo que utiliza el máximo tribunal para armonizar la práctica judicial. Ahora bien, el que se hayan clausurado algunas puertas no indica que estén cerrados todos los caminos. Queda abierto, por ejemplo, el del control directo de la constitucionalidad, un tema mitificado más de lo que merece, que en una rearticulación procesal bien pudiera dar entrada a la jurisdicción de primera instancia del máximo tribunal, a través del recurso que se determine, o de segunda instancia, mediante una casación de nuevo corte que supere sin temor las fronteras del cansado modelo hispánico. Se trata, por lo visto, de estrechar el campo de la casación y ensanchar el de la apelación, como fórmula para rectificar, en su ángulo, el hoy ambiguo vértice de la pirámide procesal96. Esta es una posibilidad a considerar. La otra sería afrontar el destino del recurso con la nostalgia propia de quien, con el desgaste por su uso continuo y prolongado, se ve obligado a desprenderse de un objeto entrañable que no responde ya a las necesidades del momento. En nuestro caso, se trata de un instrumento con el que hemos convivido por más de ciento cincuenta años, una razón adicional para tener presente que la nostalgia no ha sido buena amiga de los procesos de modernización del Derecho. 95 Cfr., p. ej., ídem, p. 6. Expresión que da título al libro de TARUFFO, M., El vértice ambiguo. Ensayos sobre la casación civil (trad. J. Monroy Gálvez), Ed. Palestra, 2006. Somos deudores de este texto, que resume el pensamiento del autor sobre la casación, en tanto las inquietudes que deja abiertas ―más que sus conclusiones― motivaron nuestro interés por el estudio de los derroteros del recurso en Cuba. 96 34 ∗ Recibido el 17 de mayo de 2012 Aprobado el 7 de septiembre de 2012 Dr. Carlos Manuel VILLABELLA ARMENGOL Profesor Titular Universidad de Camagüey. Miembro de la Directiva de la Sociedad Cubana de Derecho Constitucional y Administrativo RESUMEN El presente artículo aborda el tema de los métodos de investigación en la ciencia jurídica, aspecto toral del metabolismo científico en el que, con particular énfasis, se manifiestan discrepancias entre los académicos cubanos. Con la intención de sustentar rigurosamente los criterios que en estas líneas se exponen sobre los métodos teóricos y empíricos aplicables a la investigación jurídica, se reflexiona sobre las dimensiones epistémicas de la ciencia jurídica y se exponen los tipos y enfoque de investigación. PALABRAS CLAVES Métodos de investigación, métodos de investigación jurídica, tipos y procedimientos de la investigación jurídica ABSTRACT The topic of research methods in legal science is addressed in this article as a key aspect of scientific metabolism about which there is plenty of disagreement within the Cuban academic community. A ∗ Este artículo retoma epígrafes del libro La metodología de la investigación y la comunicación jurídica publicado recientemente por la editorial Félix Varela. En el capítulo de los métodos de investigación que aquí se reproduce casi por completo, colaboraron con el autor de estas líneas Lissette Pérez Hernández y Pedro Fernández Olazabal. 35 Dr. Carlos Manuel VILLABELLA ARMENGOL reflection on the epistemic dimensions of legal sciences and a description of the type and focus of the various research methods are discussed in order to provide rigorous support to the views approached in the article about the theoretical and empirical methods that can be applied to legal research. KEY WORDS Research methods, legal research methods, types and procedures of legal research. SUMARIO: 1. Preliminares 2. Primera pauta para destejer los gazapos. La ciencia jurídica en el conglomerado de las ciencias: sus rasgos y nudos cognitivos 3. Segunda precisión imprescindible. Los tipos y enfoques de la investigación: los modos de la investigación jurídica a) Los tipos de investigación. La investigación teórica b) Los enfoques de investigación. La investigación empírica cualitativa c) El tipo y enfoque de la investigación jurídica 4. Esclareciendo un galimatías. El marco conceptual-teórico de la investigación 4.1. El tejido del conocimiento 5. Sin necesidad de innovar. Los métodos, instrumentos y técnicas de investigación: métodos de la ciencia jurídica 5.1. Los métodos teóricos de investigación a) Método histórico-lógico b) Método de análisis-síntesis c) Método abstracto-concreto d) Método inductivo-deductivo e) Método sistémico-estructural-funcional f) Método de modelación 5.2. El método de Derecho comparado 5.3. Los métodos empíricos de investigación a) Método experimental c) Método de observación c) Método de análisis de contenido 5.4. Otros métodos de la investigación empírica cualitativa aplicable a la ciencia jurídica a) Método etnográfico b) Método hermenéutico 5.5. La entrevista y la encuesta a) La entrevista b) El cuestionario 5.6. Confiabilidad y validez de los instrumentos 6. Cinco reflexiones finales 1. Preliminares En esta revista han sido publicados recientemente sendos artículos de Lissette PÉREZ HERNÁNDEZ y Mirtha Arely DEL RÍO que abordaron diferentes aristas de la investigación jurídica. Esto resulta importante porque evidencia una preocupación -hasta ahora inexistente- de la academia jurídica por este tema. Tan mal estábamos en este punto que hasta hace muy poco la impartición de la Metodología de la Investigación en nuestras 36 Prosiguiendo el debate: los métodos en la investigación jurídica. facultades, asignatura clave para el quehacer investigativo, estaba en manos de profesores de otras áreas del conocimiento. Este despertar intelectual sobre cómo se investiga en el Derecho, es parte del vuelco que ha dado la actividad científica en el gremio jurídico cubano y el grado de madurez que ha alcanzado. En este punto empero, observamos con preocupación la incipiente pero perceptible tendencia a la formación de “escuelas” investigativas que emergen, sobre todo en las facultades decanas, lo que en mi opinión puede culminar erigiendo feudos que nada contribuirán a la configuración de una sistemática investigativa de nuestro saber y que lastrarían la validez de la producción científica. En este asunto no esgrimo la estructuración de dogmas a los que todos deberían de plegarse porque ello es contrario a la naturaleza de la ciencia, pero sí considero que existen contenidos e instituciones medulares de la investigación que están suficientemente asentados en la literatura seria del tema sobre los que no debían innovarse variantes. En este artículo abordo los métodos de investigación jurídica, aspecto toral del metabolismo científico y en el que, con particular énfasis, se plantean diferencias. En este sentido, se han manejado diferentes posturas a las que nos vamos a referir brevemente. El primer criterio que significo porque considero un error, es el que sustenta la existencia de un método jurídico-doctrinal que permite trabajar con las diferentes fuentes de información, tomar posición frente a la realidad que se está analizando y realizar la propia acción del conocimiento. En nuestra opinión no existe tal método, existen diversos métodos para la investigación teórica que posibilitan trabajar con objetos de estudio que constituyen abstracciones especulativas y construcciones lingüísticas que la ciencia ha facturado para aprehender la realidad. En el fondo de esta concepción metodológica se encuentra la no percepción de que existen dos prototipos de investigación: la empírica y la teórica; cada una con sus métodos y estrategias de estudio. Sostener por tanto que existe un método teórico o doctrinal-jurídico para la investigación teórica jurídica es un pleonasmo sintáctico y metodológico. El segundo proceder que considero incorrecto es el de pretender asumir en la investigación jurídica el método experimental y el método de observación, los cuales no se adecuan a muchos de los objetos de estudio del Derecho y al tipo de investigación que mayoritariamente realizamos. Ello es consecuencia del predominio que ha tenido el paradigma positivista y empírico-cuantitativo de la investigación que ha creado la falsa imagen de que un resultado cuando no se puede demostrar estadísticamente o no es obtenido a partir de los “métodos científicos duros”, es cuestionable científicamente. Como expondremos más adelante, ello creó la tendencia en los investigadores sociales —aún no superada del todo— de querer hacer ciencia bajo la semiótica de las ciencias exactas. 37 Dr. Carlos Manuel VILLABELLA ARMENGOL El tercer criterio que consideramos discutible es el de adjetivar como “jurídicos” a procederes epistemológicos generales, válidos para todas las ciencias, bajo la simple alquimia de adjetivarlos de tal forma. Así se ha reconocido por ejemplo la existencia del método histórico-jurídico y del método de análisis de contenido de documento jurídico. En nuestra opinión estos métodos no existen, al menos hasta que no seamos capaces de decantar la fisonomía propia de ellos en la ciencia jurídica. Existe un método histórico-lógico aplicable a cualquier área del saber. Asimismo, existe un método de análisis de contenido que constituye un procedimiento aplicable a cualquier acto de comunicación oral o escrita y que posibilita de manera objetiva, coherente y sistemática caracterizar el contenido que se trasmite, describir tendencias o develar ideas subyacentes. Una cuarta postura que constituye un desliz es la que reconoce la existencia del método exegético, confundiendo así la interpretación jurídica como técnica jurisdiccional y recurso de la operacionalización dogmática del derecho, con la hermenéutica como estrategia de análisis e interpretación de los fenómenos sociales. El artículo mencionado de PÉREZ HERNÁNDEZ realiza atinadas observaciones en este sentido. La quinta apreciación que destacaremos porque resulta una errata al introducir un galimatías entre métodos y tipos de muestra, es la de mencionar como métodos sociológicos aplicables a las investigaciones jurídicas el muestreo probabilístico y el estudio de casos. En este aspecto hay que aclarar que cuando en una investigación es necesario seleccionar, estas pueden ser probabilística y no probabilística. Su elección depende del enfoque de la investigación, las pretensiones que el investigador tenga con las conclusiones a las que arribe, el grado de precisión que quiera sostener, los recursos con que cuente y la disponibilidad o no de un marco muestral. La muestra probabilística es el prototipo de las investigaciones empíricas cuantitativas. Se caracteriza básicamente porque todas las unidades de análisis tienen igual probabilidad de ser seleccionadas a partir del empleo de procedimientos aleatorios y se calcula para que sea representativa porcentualmente de la población. La muestra no probabilística es característica de las investigaciones de alcance exploratorio y de estudios de enfoque cualitativo. Se caracteriza esencialmente porque en ella las unidades de análisis se seleccionan de manera intencional o a partir de determinados criterios, entre ellos: el accidental o voluntario, el bola de nieve, el intencional de sujetos o casos tipos (estudio de casos), y el de expertos. 2. Primera pauta para destejer los gazapos. La ciencia jurídica en el conglomerado de las ciencias: sus rasgos y nudos cognitivos A lo largo de la historia se han establecido diversas clasificaciones de las ciencias atendiendo al objeto de estudio, los métodos que emplean, su 38 Prosiguiendo el debate: los métodos en la investigación jurídica. finalidad, el orden histórico de su aparición, etc.. Algunas marcaron época por la taxonomía novedosa que hacían de los saberes1. Verbi gratia: ARISTÓTELES (384-322 a.n.e.) distinguió entre teoréticas o especulativas (matemática, física, historia), prácticas (moral, economía, política) y poéticas (retórica, dialéctica, poética). Francis BACON (15611626) diferenció historia, poesía y filosofía. Augusto COMTE (1798-1857) estableció un agrupamiento que repercutió en la consolidación posterior del enfoque positivista de la ciencia al distinguir los conocimientos como auténticos (estudian regularidades y presentan leyes) e inauténticos (estudian hechos individuales y hacen descripciones). En los finales del siglo XIX se produjo una revisión de las catalogaciones existentes, con consecuencias para la distinción entre ciencias sociales y naturales que se adoptó ulteriormente. Exempli gratia: Wilhelm WUNDT (1832-1920) separó a las ciencias formales que estudian objetos ideales, de las ciencias reales que abordan objetos reales. Wihelm DILTHEY (18331911) criticó el dominio ejercido por las ciencias naturales u objetivas y reivindicó la personalidad de las ciencias humanísticas o subjetivas, las que consideraba metodológicamente diferentes de las anteriores a partir de que las primeras explicaban los objetos en término de causa-efecto mientras estas últimas trataban de comprender y penetrar los fenómenos en los que participa el ser humano. Wilhelm WINDELBAND (1848-1915), fundador de la Escuela de Baden, diferenció entre las disciplinas idiográficas y las nomotéticas. Las primeras son las que estudian hechos singulares y cambiantes, y emplea métodos que aprehenden racionalmente el objeto que abordan con la intención de comprenderlo. Las segundas son las que estudian fenómenos objetivos e invariables y emplean métodos que posibilitan observar el objeto en estudio y medir sus propiedades con el propósito de verificar variables. Este enfoque dicotómico entre las ciencias dedicadas al estudio de la naturaleza y la sociedad, centró parte del debate filosófico de finales del siglo XIX y principios del XX, coadyuvando a contornar como ambivalentes sus dominios científicos y delineando una prevalencia epistemológica del modelo empírico-experimental de las ciencias exactas. Otra clasificación que nos interesa destacar es la que diferencia entre ciencias formales y fácticas. Las ciencias formales estudian entes ideales, abstracciones que el hombre construye, formas en las que se puede volcar un contenido ilimitado, por lo que su significado es convencional y no entra en conflicto con la realidad. 1 BLALOCK HUBERT, M., Construcción de teorías en ciencias sociales, 2ª. ed., Trillas, México, 1988, p. 214 y ss. TEJEDOR, C. C., Historia de la filosofía en su marco cultural, Ediciones SM, Madrid, 1999, p. 374 - 375. 39 Dr. Carlos Manuel VILLABELLA ARMENGOL Sus enunciados establecen teoremas racionales que pueden demostrarse a través de métodos lógicos2. Las ciencias fácticas abordan hechos, sucesos, procesos que se encuentran en la realidad y cuyas variables necesitan de la observación, la medición o la experimentación para captarse. No basta que sus enunciados sean racionales sino, además, deben ser verificables en la experiencia, por lo que únicamente después de que hayan pasado la prueba de la verificación empírica podrán considerarse adecuados o verdaderos3. Ubicar a la ciencia jurídica en esta categorización puede resultar a priori más difícil en tanto ésta, cual rostro de Jano, es de un lado construcción racional-simbólica y de otro reflejo de hechos factuales que se despliegan a nivel de la sociedad. En este punto, una perspectiva teórica que permite visualizar el fenómeno jurídico en toda su complejidad es la que ha quedado condensada como enfoque tridimensional4, teoría de los tres círculos5, o teoría integral6, la que sostiene que el Derecho es norma, valor y hecho. La dimensión normativa —la más visible— evidencia al Derecho como conjunto de preceptos imperativos, coactivos y heterónomos que conforman un sistema estructurado y coherente cuya finalidad es encauzar y organizar las relaciones sociales, sentido en el cual es una técnica de control y mediación que regula y coordina la coexistencia de los seres humanos, necesaria para la reproducción y continuidad de la sociedad: ubisocietas, ibiius. La dimensión valorativa deviene de visualizar el Derecho como un sistema de cánones creados por los hombres y que pautan el sentido de justicia que postulan para su existencia; conjunto de reglas que los hacen iguales, miden su conducta y permiten dirimir conflictos; plexo axiológico que subyace en la idea de “deber ser” que se desea ponderar en las relaciones sociales. La dimensión fáctica expresa que el Derecho es expresión de las condiciones, problemáticas y requerimientos de una sociedad en un momento determinado. En este sentido puede señalarse que las normas condensan segmentos de las relaciones humanas en los diferentes planos societales. Bajo esta visión omnisciente puede enfocarse que el Derecho es una obra humana estimulada por la conciencia de necesidades en la vida social; obra producida bajo forma normativa que en su función para satisfacer esas necesidades intenta hacerlo de acuerdo con la realización de valores específicos7. Es un sistema de normas integrado en las distintas ramas del 2 BUNGE, Mario., La investigación científica, Ed. Siglo XXI, México, 2000, p. 11. Idem, p. 13. 4 ATIENZA, Manuel., El sentido del Derecho, Ed. Ariel, Barcelona, España, 2001, p. 54. 5 GARCÍA MÁYNEZ, Eduardo., La definición del Derecho. Ensayo de perspectivismo jurídico, 2ª. ed., Universidad Veracruzana, Xalapa, 1960, p. 54. 6 RECASÉNS SICHES, Luis, Tratado general de filosofía del derecho, 10ª. ed., Ed. Porrúa, México, 1991, p. 88. 7 Idem, p. 40. 3 40 Prosiguiendo el debate: los métodos en la investigación jurídica. ordenamiento jurídico y que regulan ámbitos específicos de la vida en sociedad, dando lugar a un sistema que no es un simple, frío y absurdo conjunto, sino que pretende alcanzar determinados valores vinculados a conceptos tales como la justicia, la seguridad y el bien común, los cuales son producto de una determinada cultura y de determinadas circunstancias sociales, económicas, demográficas, políticas o etnográficas8. Por último, queremos mencionar la distinción entre ciencia pura, ciencia aplicada y tecnología, que expresa diferentes grados en la interacción teoría-práctica9. La ciencia pura o básica es la que se mueve al nivel teorético y se ocupa de los aspectos doctrinales y metodológicos. Su fin es cognitivo y su propósito revisar teorías o estudiar las leyes de un saber. La ciencia aplicada es aquella que se desarrolla sobre problemas que de alguna manera ya han sido planteados, por tanto su objetivo es aplicar teorías y revisar críticamente el conocimiento existente para aportar soluciones. La tecnología es el sistema de saberes, habilidades y destrezas que se aplican a problemáticas inmediatas con el fin de obtener productos, procesos, sistemas o servicios que satisfagan la demanda; es el conjunto de teorías y técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico. La apreciación de las dimensiones que sostiene el enfoque tridimensional del Derecho (norma/valor/hecho) nos permite visualizar tres grandes áreas científicas en esta ciencia: 1. 2. 3. el estudio exegético de normas e instituciones jurídicas, el análisis iusfilosófico, y la investigación de las problemáticas sociales con trascendencia para el Derecho. Por otra parte, la distinción entre ciencia pura, aplicada y tecnología delimita a su vez tres niveles del conocimiento en el Derecho: 3. 4. 5. el que aborda los prolegómenos doctrinales de la ciencia, así como los paradigmas, teorías, conceptos y principios de cada una de las disciplinas que la integran, el que estudia aspectos del ordenamiento jurídico relacionados con la creación, vigencia y eficacia de normas, y el relativo a la aplicación del Derecho y la actividad hermenéutica de los operadores jurídicos. La delimitación de estos planos -cada uno de los cuales se puede abrir en numerosos nichos de investigación-, posibilita visualizar los grandes 8 FERNÁNDEZ BULTÉ, Julio, Teoría del Estado y el Derecho: Teoría del Derecho, Ed. Félix Varela, La Habana, 2002, p.5. 9 BUNGE, M., op. cit., p. 23. BERNAL GARCÍA, Manuel José y GARCÍA PACHECO, Diana Marcela, Metodología de la investigación jurídica y sociojurídica, Uniboyacá-Centro de Investigación para el Desarrollo, Colombia, 2003, p. 30. 41 Dr. Carlos Manuel VILLABELLA ARMENGOL horizontes epistémicos de la ciencia jurídica, apreciando que la mayoría de ellos (puntos 1, 2, 4, 5 y 6) se ubican en el tejido básico de la ciencia y operan con objetos teóricos. Esto ofrece una primera pauta para visualizar los derroteros de la investigación jurídica. 3. Segunda precisión imprescindible. Los tipos y enfoques de la investigación: los modos de la investigación jurídica En la ciencia ha prevalecido el modelo de investigación empíricoexperimental-cuantitativo asociado al manejo de volúmenes de información, los análisis estadísticos, la expresión algebraica de los resultados, las predicciones y la generalización de los resultados. De esta forma, aunque hoy no se pone en duda la trascendencia de la episteme social, tantos lustros de predominio científico positivista han dejado sus efectos y subliminalmente continúa predominando en algunos ámbitos el referido enfoque de investigación. Así, como acto reflejo, no pocos cientistas sociales —aguijoneados por la mirada de menosprecio dirigida desde el “Olimpo” por los especialistas de las mal llamadas “ciencias duras”— han querido hacer ciencia con los códigos de estos, olvidando que los objetos de su saber son los sistemas y procesos sociales creados por el hombre, condicionantes de su naturaleza subjetiva, idiográfica, irrepetible, mutable y altamente influenciable por los procesos económicos y políticos. En este sentido, es importante distinguir las diferentes perspectivas que puede adoptar una investigación de acuerdo con dos variables básicas: el tipo y el enfoque. Cuando en la literatura especializada se habla de tipos de investigación se hace referencia a la forma que pueden adoptar esta de acuerdo con diferentes variables. Se produce así una diversa taxonomía: documental o de campo; cuantitativa o cualitativa; exploratoria, descriptiva o explicativa; histórica, descriptiva-actual o experimental; transversal, longitudinal o transeccional; de laboratorio, de campo o bibliográfica; experimental, no experimental o cuasi-experimental; pura o aplicada, etc.10. En este sentido es pertinente clarificar qué tipo de investigación es la forma que esta adopta de acuerdo con su objeto de estudio, la perspectiva formal o factual en que lo aborda, los métodos que emplea y los enunciados que establece. En esta tesitura la investigación puede ser11: 10 ANDER-EGG, Ezequiel, Técnicas de investigación social, Gráficas Díaz, S.L., Alicante, España, 1990, p. 99. ACHIG, Lucas, Metodología de la investigación social, Universidad de Cuenca, Cuenca, Ecuador, 1986, p. 56. YUNI, José y URBANO, Claudio, Técnicas para investigar, tomo I –III, Vol. II, Ed. Brujas, Argentina, 2006. p. 56. 11 SABINO, Carlos, El proceso de la investigación, Ed. El Cid, Argentina, 1978, p. 246. 42 Prosiguiendo el debate: los métodos en la investigación jurídica. teórica, empírica, o mixta. El enfoque de investigación por su parte es la perspectiva que asume un estudio empírico en relación con las propiedades y variables del objeto que estudia, el análisis de los datos e información que captura, los métodos empleados y los razonamientos que establece. En este sentido puede ser: cuantitativa, cualitativa, o multimodal. a) Los tipos de investigación. La investigación teórica La investigación empírica o de campo es la que aborda objetos, fenómenos o procesos factuales de los que percibe rasgos, propiedades, o manifestaciones. Con ese fin utiliza métodos que posibilitan la interactuación directa del sujeto con el objeto de estudio, cuya muestra de análisis tiene que ser representativa (porcentual o tipológica) de la población. Su desiderata es establecer patrones de comportamiento, generalizaciones o dominar las cualidades intrínsecas del fenómeno y comprenderlo. La investigación teórica es la que se desarrolla sobre objetos abstractos que no se perciben sensorialmente cuya materia prima son datos indirectos, no tangibles, especulativos. A esos efectos emplea métodos del pensamiento lógico. Tiene un fin cognitivo y su propósito es la reconstrucción del núcleo teorético de la ciencia. Aunque toda investigación parte de las teorías existentes, sobre las que estructura los nuevos conocimientos, se reconoce como investigación mixta aquella que en un mismo proceso trabaja sobre teoremas, conceptos, principios o leyes y a la par estudia empíricamente el objeto. Algunas características del tipo de investigación teórica son los siguientes12: 1. Los diseños de investigación que la sostienen son maleables ya que en cierta medida admiten ajustes una vez iniciada la investigación. Trabajan con hipótesis teóricas o ideas científicas a defender que tienen una arquitectura cognitiva flexible. 2. Sus objetos de estudio son nociones ideales, formas lingüísticas elaboradas por el hombre, constructos racionales y simbólicos que la ciencia ha facturado para aprehender la realidad. 12 VELIA, María y MARÍA C. GARCÍA TREVIÑO, documental, Ed. Trillas, México, 2002, p. 56. Guía para la investigación 43 Dr. Carlos Manuel VILLABELLA ARMENGOL 3. El dato con el que trabaja es indirecto, intangible, especulativo y no se percibe sensorialmente. Se condensa en axiomas, teoremas, postulados, supuestos, conceptos, hipótesis, leyes, teorías y paradigmas. 4. Para su ejecución interactúa con fuentes impresas o digitalizadas de disímil formato (libros, artículos, ensayos, crónicas, monografías, leyes, códigos, etc.), por lo que el investigador requiere del desarrollo particular de habilidades para explorar, seleccionar, fichar, revisar y resumir las fuentes de información. Su escenario es la biblioteca o el centro de información. 5. No trabaja con muestras y en ese sentido no precisa por lo general de estudios pilotos en el campo. 6. Requiere de métodos de investigación que operen a un nivel del pensamiento lógico-racional (análisis, síntesis, comparación, abstracción, generalización, concreción). 7. Sus tesis se expresan mediante un discurso argumentativo (inductivo o deductivo) y un lenguaje gráfico. 8. La textura de sus conclusiones posee marcado sesgo cultural y axiológico en tanto son creaciones intelectuales del ser humano. 9. Sus aportes adquieren fundamentalmente el perfil de conceptualizaciones, teorías, revisiones críticas del sistema de conocimiento, estudios comparados, análisis desde perspectivas renovadas, reformas normativas, establecimiento de regularidades o principios, delineación de metodologías, rediseño de estructuras organizacionales o procedimientos, etc. b) Los enfoques de investigación. La investigación empírica cualitativa La investigación cuantitativa está relacionada con el paradigma positivista de la ciencia y su propósito es abordar el objeto de estudio a través de sus propiedades y manifestaciones observables, por lo cual se centra en recolectar datos, cuantificar magnitudes y hacer análisis estadísticos. Tiene la finalidad de medir y verificar hipótesis. Sus resultados correlacionan variables sobre las que explican nexos causales. Su fin es establecer patrones de comportamiento y generalizaciones. La investigación cualitativa se inspira en un paradigma emergente, alternativo, naturalista, humanista, constructivista, interpretativo o fenomenológico, que aborda problemáticas condicionadas histórica y culturalmente en las cuales el hombre está insertado y cuyo propósito es la descripción de los objetos que estudia, la interpretación y la comprensión. De esta forma, la investigación responde a las preguntas ¿qué es? y ¿cómo es?; y tiende a precisar la cualidad, la manera de ser, lo que distingue y caracteriza. La investigación multimodal es la que conjuga ambos enfoques sobre un objeto en un mismo proceso investigativo, lo cual es expresión de una 44 Prosiguiendo el debate: los métodos en la investigación jurídica. postura epistemológica que ha rebasado la antítesis entre los enfoques de investigación cuantitativa y cualitativa13. Algunos rasgos del enfoque de investigación empírico cualitativo son los siguientes: 1. Los diseños de investigación que la sostienen son flexibles. Puede incluso que al inicio de ésta sólo existan ideas referentes o preguntas generales sobre la problemática que sirven de guía al proceso de búsqueda. Ello guarda relación con la esencia fenomenológica, subjetiva y casuística de los objetos que estudia, y determina su carácter emergente. 2. Sus objetos de estudio son el ser humano y los procesos sociales de los que forma parte. 3. Se aborda el objeto desde una perspectiva natural, estudiándolo en el entorno en el que se desenvuelve, con una visión que es “desde adentro”, desde el marco de referencia de éste, de un modo que no es intrusivo a su dinámica, a través de una perspectiva holística que no lo segmenta. 4. La relación sujeto de investigación-objeto de investigación es intimista, inmediata, dependiente. Por un lado porque el investigador se vuelve cómplice de lo que investiga y por otro porque su accionar genera influencia. Esto, unido al hecho de que el investigador es instrumento que filtra los datos que captura, provoca el riesgo de la manipulación inconsciente de la información o de que se prejuicien los análisis. 5. Trabaja con datos subjetivos, ricos en matices sicológicos, incertidumbres, dilemas éticos o conflictos morales, imposibles de cuantificar y estandarizar. 6. Persigue un fin descriptivo y omnicomprensivo del fenómeno que estudia, para lo cual le son importantes los detalles aparentemente menores, los motivos subyacentes, las creencias, motivaciones e intenciones de los participantes. En esta tesitura todas las perspectivas son válidas y todas las informaciones necesarias. 7. Se desarrolla a pequeña escala, con muestras reducidas, a partir de casos-tipo o representativos seleccionados de manera intencional. 8. Requiere de métodos de investigación que permitan describir, comprender y evaluar el objeto que estudia. 9. La textura de sus conclusiones son propias de una situación o contexto, por lo que no tienen generalidad pero sí riqueza e 13 HERNÁNDEZ SAMPIERE, Roberto, Carlos FERNÁNDEZ COLLADO y Pilar BAPTISTA LUCIO, Metodología de la investigación, 3ª. ed., Mc Graw-Hill, México, 2003, p. 103. MACHADO RAMÍREZ, Evelio F. y Nancy MONTES DE OCA RECIO, “Acerca de los llamados paradigmas de la investigación educativa: La posición teórico-metodológica fenomenológica, intuicionista, pragmática y existencialista (FIPE)”, en Revista Pedagogía Universitaria. [En línea]. [Consultado 10 de septiembre de 2009]. Disponible en: http://revistas.mes.edu.cu/Pedagogia- 45 Dr. Carlos Manuel VILLABELLA ARMENGOL intensidad de la información. c) El tipo y enfoque de la investigación jurídica Muchos de los objetos con los que trabaja la ciencia jurídica pueden abordarse desde una dimensión teórica, empírica, cuantitativa o cualitativa, depende de cuál sea la arista que se estudia y qué propósito tenga el investigador. Un ejemplo que puede ilustrar la multilateralidad de algunos temas jurídicos es el siguiente en el que centramos a la violencia intrafamiliar como objeto de estudio: Desde una tipología teórica podría estudiar el concepto de violencia, los modelos de esta, su evolución histórica, la respuesta penal que se le brinda, las formas de garantía procesal a las víctimas, la regulación de mecanismos sociales e institucionales que pueden incidir en la disminución del fenómeno. Desde una dimensión empírica cuantitativa pudiera abordar la caracterización de la problemática en un ámbito geográfico específico, el comportamiento estadístico, la descripción y evaluación de las determinantes criminógenas que la provocan, el establecimiento de correlación entre variables. Desde una metodología empírica cualitativa podría enfocar la comprensión de los efectos psíquicos que tiene el fenómeno violento en las víctimas y los trastornos de personalidad conducentes con posterioridad a conductas antisociales o delictivas, el significado grupal, social o individual de la violencia y la representación social de esta. Sin embargo, si retomamos lo señalado al cierre del epígrafe primero y lo que hemos venido bosquejando en este, gran parte de los objetos con los que trabajamos científicamente solo pueden ser abordados de un modo teórico porque constituyen abstracciones, símbolos ideales, formas semánticas. En menor medida los estudios jurídicos se mueven en el ámbito de la ciencia aplicada –generalmente por demás, como parte de enfoques multidisciplinarios-; y cuando lo hace, persigue más bien la finalidad de comprender e interpretar que el móvil cuantitativo. 4. Esclareciendo un galimatías. El marco conceptual-teórico de la investigación La ciencia no obra como Penélope destejiendo a cada noche lo que hizo en el día, por el contrario trenza cada nuevo saber sobre el anterior14 y elabora los nuevos conocimientos sobre los que ya existen. Así, puede señalarse que la investigación científica parte indefectiblemente del conocimiento precedente, en particular de las conjeturas mejor confirmadas, y que cada investigador se “encarama en los hombros” de sus antecesores para encauzar su estudio. Bajo este prisma puede enunciarse que el marco conceptual-teórico de una investigación es el conjunto de conocimientos existente sobre el 14 BUNGE, M., La ciencia, su método y su filosofía, Grupo Editorial Patria-Editorial Sudamericana, México, 2007, p. 29. 46 Prosiguiendo el debate: los métodos en la investigación jurídica. objeto de estudio de los cuales el investigador parte, generalizándolos, resumiéndolos y manipulándolos de acuerdo con el problema científico que enfrenta. Es la ciencia ya decantada de la cual se seleccionan los conceptos y teorías necesarias para fundamentar y reconducir la investigación que se pretende realizar. En el proceso de elaborar el marco teórico de una investigación, el científico se enfrenta generalmente a un caudal de conocimientos generado en diferentes épocas y contextos geográficos en el que existen matices diversos sobre un mismo punto, criterios divergentes e incluso posturas totalmente contrapuestas. Por ello, elaborar el marco conceptualteórico de una investigación no significa reproducir el conocimiento precedente, sino organizar y seleccionar de manera coherente, crítica y sistematizadora, aquella teoría a partir de la cual se pueden edificar los nuevos conocimientos. Sobre esta idea, la función del marco conceptual-teórico puede esquematizarse en que: 1. Conecta la investigación con la ciencia precedente. 2. Proporciona los instrumentos conceptuales y categoriales sobre los que se fundamenta el estudio. 3. Establece una base explicativa para el fenómeno que se va a estudiar y un modelo teórico para interpretar los resultados obtenidos. 4. Fija el enfoque epistemológico de la investigación, lo cual resulta vital en objetos interdisciplinarios y multidisciplinarios. 5. Previene de errores cometidos en otras investigaciones. En dependencia del objeto de estudio y el tipo, enfoque y alcance de la investigación que se va a desarrollar, el marco conceptual-teórico puede variar su fisonomía, pero de manera general constituye la acción primaria de toda investigación. En ella se realiza un acercamiento a las características facto-perceptibles del objeto de estudio, expone su comportamiento histórico, visualiza las tendencias de desarrollo, estudia de manera comparada y sistematiza los conceptos, teorías y paradigmas que existan sobre dicho objeto. En este proceso el investigador debe tomar una de las siguientes opciones, de las cuales la última es la más dificultosa: 1. Asumir una teoría que funcione como basamento científico para el estudio que va a realizar. 2. Sintetizar aspectos de varias teorías y enfoques que se avengan a la perspectiva de investigación que va a desarrollar. 3. Construir una teoría sobre datos, hechos y guías que no han tenido la suficiente decantación y sistematización científica. 47 Dr. Carlos Manuel VILLABELLA ARMENGOL Cabe añadir que hasta aquí hemos empleado las nociones de concepto y teoría, pero estas constituyen solo dos formas en las cuales se encapsula el conocimiento científico, ya que el tejido teorético de la ciencia se integra por constructos de diferentes calados: postulados, axiomas, teoremas, conceptos, hipótesis, leyes, teorías, paradigmas. 4.1. El tejido del conocimiento El conocimiento científico se expresa a través de un sistema de símbolos edificados por la comunidad científica para aprehender la realidad en un área del saber. Así, cada ciencia construye un lenguaje artificial propio contentivo de signos del lenguaje ordinario pero que, ante las limitaciones e imperfecciones de éste, complementa con otros signos y combinaciones de signos15. Ese sistema de símbolos eidéticos y construcciones semánticas que conforman el tejido del saber científico tienen diferentes niveles de abstracción, generalización y fuerza lógica, y en ellos hay que apreciar dos niveles: el sintáctico (forma en que se combina los diferentes términos de acuerdo con reglas gramaticales) y el semántico (manera en que los enunciados reflejan las ideas o trasmiten la realidad que aprisionan simbólicamente). Los postulados, axiomas y teoremas son las células básicas del edificio del conocimiento. Aun cuando entre ellos es posible establecer diferencias, en general puede decirse que constituyen tesis elementales dentro de una ciencia, aceptadas como verdades inmediatas y que adquieren valor cuando se entrelazan en sistemas propositivos lógicos. El postulado es una proposición evidente no demostrable. El axioma es una proposición cuya verdad es aceptada ya que partiendo de una premisa cierta se infiere otra proposición. El teorema es una afirmación que puede ser demostrada o argumentada y que se construye sobre postulados y axiomas que funcionan como principios basilares en una ciencia. El concepto es la forma fundamental a través de la cual se expresa el conocimiento en tanto identifica a objetos y fenómenos pertenecientes a un mismo dominio al transmitir los rasgos esenciales de éstos, tipificándolos y diferenciándolos de otros. Un concepto supone un proceso de análisis, síntesis y comparación de propiedades y caracteres que funciona como piedra angular del conocimiento científico. Así, puede señalarse que constituye la unidad básica del pensamiento y de la comunicación, la forma fundamental en que se objetiviza el conocimiento en tanto éste se constituye de sistemas de conceptos interrelacionados de diferentes modos16. La hipótesis es una conjetura o suposición establecida con basamento científico y que presupone una conclusión no verificada sujeta a la demostración científica. Es un enunciado con cierta generalidad que puede 15 16 BUNGE, M., La investigación…, cit., p. 42. Idem, p. 41. 48 Prosiguiendo el debate: los métodos en la investigación jurídica. ser verificado, es el punto de partida de un raciocinio que puede confirmarse, poniendo a prueba sus consecuencias particulares17. La ley científica es una clase especial de hipótesis en tanto se elabora una vez que ésta ha sido verificada. Es un enunciado científico que establece regularidades de un objeto o fenómeno, plantea estructuras objetivas, diagrama relaciones estables entre variables, describe tendencias generales, señala pautas. Una ley científica establece una regularidad general sobre algún aspecto que ha sido confirmado y que se inserta en un sistema teórico. Las leyes se entrelazan en fórmulas o esquemas que dan pie a modelos científicos que sostienen teorías. Por ello, puede señalarse que el conocimiento científico es legal, busca leyes de la naturaleza y la sociedad insertando los hechos singulares en cánones generales, lo cual constituye el desiderátum de la ciencia: descubrir pautas generales tras el aparente desorden y fluidez de las apariencias, esa es la historia de la ciencia18. La teoría es una elaboración ordenada, coherente y sistémica de postulados, axiomas, teoremas, conceptos, principios y leyes existentes sobre un campo determinado. Es el conjunto de constructos generales y fértiles que posibilitan explicar los objetos, fenómenos y procesos ubicados en un dominio del saber específico. Las teorías son el resultado del accionar cognitivo, la forma superior en que se teje el conocimiento científico y en la cual encuentran sentido todos los signos que el ser humano en su proceso de aprehender la realidad ha condensado; son las mallas que sostienen a la ciencia. El paradigma es un conjunto de concepciones y creencias que sustentan la ciencia y posibilitan la explicación e interpretación de la realidad, proporcionando modelos de problemas, análisis y soluciones. Es una imagen básica del contenido de la ciencia, la unidad más general de consenso epistemológico, aceptada y compartida por una comunidad científica. Se integra por un esquema o sistema de teorías que funcionan como estructuras organizadas, prevalecen durante un tiempo determinado y en ellas subyace una visión filosófica sobre la que se erige una determinada tendencia ontológica, metodológica y epistemológica. Los paradigmas tienen ciclos de vitalidad tras lo cual agotan su energía gnoseológica, dando lugar a otros que los desplazan, cuestión explicada por lo mutable de la realidad y el agotamiento de los modelos conceptuales y teóricos explicativos, lo que produce períodos de vigencia del paradigma seguidos de otro de ruptura y revolución científica19. Esta dinámica puede explicarse de la siguiente forma: desarrollo de la ciencia (funcionan los paradigmas aceptados); reconocimiento de anomalías (ocurrencia de 17 BUNGE, M., La ciencia…, cit., p. 43. BUNGE M., La investigación…, cit., p. 27. KUHN, THOMAS S., La estructura de las revoluciones científicas, Fondo de Cultura Económica, México, 1978, p. 13. 18 19 49 Dr. Carlos Manuel VILLABELLA ARMENGOL pequeños fenómenos inexplicados bajo el prisma vigente pero que los científicos esperan encajar en éste); período de inseguridad (surgimiento de ideas alternativas y corrientes de pensamiento renovador); período de innovación y oposición (lucha entre las viejas y nuevas teorías); estructuración de nuevos paradigmas; advenimiento de un nuevo ciclo de normalidad de la ciencia20. 5. Sin necesidad de innovar. Los métodos, instrumentos y técnicas de investigación: métodos de la ciencia jurídica En sentido literal methodos se deriva de las raíces griegas metá: hacia y odos: camino, por lo que su conjunción significa el camino hacia algo, la vía hacia una meta. Con ese sentido lo emplea la epistemología cuando define que el método científico es el procedimiento seguido para estudiar un objeto o fenómeno; la estrategia a través de la cual se investiga un problema científico y se inquiere en lo desconocido; el conjunto de instrumentos, técnicas y reglas mediante las cuales se produce el nuevo conocimiento. Esta función del método científico como recurso para el abordaje objetivo, crítico y causal de una contradicción científica y el hecho de que su empleo consciente y controlado posibilita que el conocimiento producido sea demostrable y comprobable, lo convierten en el eslabón fundamental de la ciencia. Para que un trozo del saber merezca ser llamado “científico” no basta —ni siquiera es necesario— que sea verdadero; debemos ser capaces de enumerar las operaciones (empíricas o racionales) por las cuales es verificable (confirmable o no confirmable) de una manera objetiva. Quienes no deseen que se exija la verificabilidad del conocimiento deben abstenerse de llamar científicas a sus creencias aun cuando lleven bonitos nombres con raíces griegas21. Así, puede asegurarse que el método científico es la única vía que posibilita la falsabilidad de los resultados que arroja, la comprobación y refutación del conocimiento que produce22. A la diversidad de métodos científicos generales, se añaden los delineados por las ciencias particulares en razón de sus objetos de estudio, por lo cual se habla en la ciencia moderna de pluralidad metodológica. De ese arsenal, el investigador debe seleccionarlos métodos más pertinentes de acuerdo con el problema científico planteado, el tipo y enfoque de investigación que va a desarrollar, y los objetivos que se propone; se diseña así una estrategia específica para cada estudio. No existe por tanto un solo sendero metodológico para la investigación. La naturaleza del conocimiento indica por el contrario, la necesidad de promover la libertad del investigador para diseñar la ruta científica acorde 20 LAKATOS, Imre, La metodología de los programas de investigación científica, Alianza Editorial, Madrid, 1989. 21 BUNGE, M., La ciencia…, cit., p. 38. 22 POPPER, Karl, El desarrollo del conocimiento científico. Conjeturas y refutaciones, Ed. Paidós, Barcelona, 1983, p. 369. 50 Prosiguiendo el debate: los métodos en la investigación jurídica. con la contradicción que debe resolver y escoger entre la pluralidad de métodos los más adecuados para cada caso. Los científicos que van en pos de la verdad no se comportan ni como soldados que cumplen obedientemente las reglas de la ordenanza, ni como los caballeros de Mark Twain, que cabalgaban en cualquier dirección para llegar a Tierra Santa. No hay avenidas hechas en la ciencia, pero hay en cambio una brújula para estimar si se está sobre una huella promisoria. Esta brújula es el método científico, que no produce automáticamente el saber pero nos evita perdernos en el caos aparente de los fenómenos, aunque sólo sea porque nos indica cómo no plantear los problemas y cómo no sucumbir al embrujo de nuestros prejuicios23. Tampoco existe un método mágico o infalible que aporte la verdad absoluta; cada uno tiene su pertinencia, sus fortalezas y debilidades. Asimismo, no hay relación entre cantidad de métodos y calidad de la investigación. El quid del empleo de cualquier método es la sagacidad del investigador, su dominio para manejarlo y su agudeza para interpretar los datos que proporciona. Usualmente se utilizan tres categorías de manera indistinta, aunque con exactitud no son lo mismo: 1. 2. 3. método, instrumento y, técnica. El instrumento de investigación es la herramienta para concretar el método; el medio a través del cual el investigador recolecta los datos y obtiene la información necesaria. Exempli gratia: la ficha de contenido que permite resumir la información existente en diferentes fuentes sobre un objeto al que se van a aplicar los métodos histórico-lógico y de análisis-síntesis, o la guía que estructura una entrevista. Las técnicas son las reglas, operaciones y procedimientos que es necesario observar para la aplicación adecuada de un método, para que brinde información confiable y válida; por tanto su connotación es práctica y operacional. Verbi gratia: es la metódica a través de la cual se confecciona la ficha y se resume lo que está en las fuentes, o las pautas para crear el rapport necesario entre el entrevistador y el entrevistado y mantener en todo momento una adecuada disponibilidad del segundo para brindar la información. En correspondencia con lo que se ha afirmado puede resumirse que la aplicación de los métodos científicos requiere del investigador: 1. Visualizar el problema científico que tiene que resolverse y diseñar la estrategia metodológica en donde contemple el tipo, enfoque y alcance de la investigación que se desarrollará, y en correspondencia los métodos que se emplearán. 23 BUNGE, M., La investigación…, cit., p. 62. 51 Dr. Carlos Manuel VILLABELLA ARMENGOL 2. Despojarse de todo fetichismo hacía un método como “panacea científica”. 3. Contemplar los métodos e instrumentos necesarios para probar o demostrar las hipótesis que se sostienen. 4. Dominar las técnicas para la confección del instrumento y el empleo del método. 5. Conocer la muestra que se va a emplear y las condiciones en las que se aplicará el método o instrumento. 6. Validar los métodos mediante una prueba piloto en caso de una investigación empírica. 7. Preparar al equipo de trabajo (si se dispone de este). 8. No emplear el método o el instrumento oportunistamente para recoger información adicional a las variables que se evalúan o miden. 5.1. Los métodos teóricos de investigación Los métodos para la investigación teórica o métodos teóricos son los procedimientos que permiten operar a un nivel del pensamiento abstracto con conocimiento que se ha condensado en constructos de diferente magnitud: teoremas, conceptos, hipótesis, teorías, leyes, paradigmas, etc., elaborados sobre nociones ideales que el hombre ha facturado para aprehender la realidad o que resumen conocimiento elaborado y no observable de objetos de la realidad factual. A través de estos también se construye el discurso científico mediante el cual se argumentan y demuestran los nuevos conocimientos. Se constituyen sobre la base de las operaciones del pensamiento lógico (análisis, síntesis, comparación, abstracción, generalización, concreción) y otras formas de razonamiento (inducción, deducción); presentándose como acciones racionales antitéticas interconectadas dialécticamente. Son recursos imprescindibles de la investigación teórica y procedimientos necesarios en las investigaciones empíricas cuando se desarrollan a partir del conocimiento teórico existente del objeto que se estudia. Los métodos teóricos generalmente reconocidos por los autores y que son aplicables a la investigación jurídica son los siguientes: A. B. C. D. E. F. Histórico-lógico Análisis-síntesis Abstracción-concreción Inductivo-deductivo Sistémico-estructural-funcional Modelación a) Método histórico-lógico Es el método que permite enfocar el objeto de estudio en un decurso evolutivo, destacando los aspectos generales de su desarrollo, las tendencias 52 Prosiguiendo el debate: los métodos en la investigación jurídica. de su progreso, las etapas de su desenvolvimiento, sus conexiones fundamentales y causales. Esto posibilita entender su comportamiento histórico y explicar su fisonomía actual. El análisis histórico-cronológico caracteriza el objeto desde el punto de vista externo; pero cuando se complementa con el método lógico es posible apreciar los aspectos básicos, los rasgos intrínsecos y las conexiones más importantes, diferenciando lo esencial y regular de lo contingente y especulativo. De esta manera, la visión histórica aparece no como un suceder de acontecimientos, sino como una evolución dialéctica en donde se pueden apreciar y explicar las discontinuidades, los saltos y los zigzag del desarrollo. Este método constituye procedimiento básico en las investigaciones historiográficas, pero también es de utilidad en cualquier estudio que haga un análisis evolutivo del objeto. En el Derecho los estudios históricos constituyen en ocasiones el leitmotiv de la investigación. En otros casos se emplea en estudios que, sin ese fin, realizan una valoración retrospectiva del objeto. Puede señalarse que es válido para revelar la génesis y evolución de instituciones y normas jurídicas, destacar sus cambios epocales, comprender la formación de los sistemas jurídicos, desentrañar el contexto de transformaciones jurídicas que están precedidas de movimientos revolucionarios, precisar las transformaciones textuales en un concepto o teoría, destacar la cronología de un fenómeno sociojurídico, etcétera. b) Método de análisis-síntesis Es el método que posibilita descomponer el objeto que se estudia en sus elementos para luego recomponerlo a partir de integrar estos y destacar el sistema de relaciones existente entre las partes y el todo. El análisis es el proceso que permite dividir o separar el objeto en los aspectos o cualidades que lo componen con el fin de analizar cada una por separado. La síntesis es lo opuesto; mediante esta se integra el objeto y así se obtiene una comprensión general. Este sucesivo accionar de fragmentación-examen-reconstrucción-visualización de las interconexiones, brinda una nueva visión del objeto, esencial para su estudio. Las operaciones de análisis-síntesis funcionan como pares contrarios que se complementan, y aunque en un momento determinado predomine una u otra acción, su alcance gnoseológico solo es posible cuando se emplean de manera conexa. Este método es utilizado en prácticamente todo proceso investigativo. En la ciencia jurídica es recurso imprescindible cuando se estudian normas, instituciones, procedimientos, conceptos, etc., que necesitan descomponerse en sus estructuras para caracterizarlas. 53 Dr. Carlos Manuel VILLABELLA ARMENGOL c) Método abstracto-concreto Es el método que permite enfocar aspectos del objeto de estudio a partir de abstraerlos del entorno. Así se diferencia lo singular, estable y esencial de lo casual, secundario y mutable. La abstracción es el proceso mediante el cual se aíslan elementos y propiedades del resto de los componentes y se destacan los nexos esenciales e inasequibles que pasan inadvertidos en una visión global. La concreción es el accionar mediante el cual se integran las abstracciones reproduciéndose el objeto en su totalidad de estructuras y conexiones. Con ello se logra percibir lo esencial y se alcanza mayor profundidad en el conocimiento. Este método, al igual que el anterior, es esencial en la investigación científica. En el Derecho, el procedimiento permite abstraer los objetos jurídicos del entorno socioeconómico y político que lo condicionan, aislarlos asépticamente para su análisis técnico, desfragmentarlo en sus elementos o aristas para describir éstas, y luego de manera inversa sistematizar las abstracciones y análisis. d) Método inductivo-deductivo Bajo esta denominación exponemos dos formas de razonamiento que recorren caminos lógicos contrapuestos por lo que en alguna literatura son manejados como métodos diferentes: el hipotético-deductivo y el inductivo. Utilizados de manera conexa permiten establecer generalizaciones a partir de aspectos concretos y determinar lo que hay de común en las individualidades, luego de lo cual deduce y particulariza nuevamente. El proceso de inducción recorre el camino de lo particular a lo general, ya que a partir de situaciones específicas induce regularidades válidas o aplicables a casos semejantes, obviando lo relativo o cambiante y buscando las formas estables. Es la manera de establecer conclusiones desde el estudio de casos y la forma de razonar en las investigaciones cualitativas. El proceso de deducción va de lo general a lo particular e implica sistematizar conocimiento y establecer inferencias que se aplican a varias situaciones y casos pertenecientes a un conjunto. Posibilita abordar lo desconocido a partir de lo conocido, concluir desde principios generales, consistentes y de gran fuerza lógica. Es el camino de las investigaciones cuantitativas. En la ciencia jurídica —en donde las investigaciones cualitativas tienen presencia— la inducción como forma de razonamiento posibilita construir teoremas desde situaciones particulares y casos concretos, establecer regularidades, generalizar y pautar conclusiones. e) Método sistémico-estructural-funcional Reconocido por algunos autores como método sistémico, este procedimiento permite el estudio de un objeto en el contexto de una estructura compleja en la 54 Prosiguiendo el debate: los métodos en la investigación jurídica. que se integra y que está conformada por diferentes subsistemas con características y funciones específicas interactuantes. Permite desestructurar un objeto en sus partes, estudiar el papel de cada una, distinguir aquellas que determinan cualitativamente el sistema, aclarar la jerarquización de sus componentes, develar el sistema de interconexiones intra e intersistémicas y apreciar la dinámica de funcionamiento general. Es método válido para estudios cuyo objeto forma parte de un sistema. En el Derecho el enfoque sistémico posibilita visualizar el objeto que se investiga dentro del entramado de relaciones en el que se integra, delimitar su rol funcional dentro del subsistema jurídico, desmembrarlo en sus diferentes estructuras y eslabones, delimitar las cualidades, precisar el conjunto de interconexiones y gradarlas. f) Método de modelación Es el método que crea una abstracción del objeto con la intención de explicarlo a través de una modelación representativa del objeto real, en donde se extrapolan de una manera simplificada y esquematizada todas o algunas de sus partes, en dependencia de la prioridad del investigador. Con ello, se posibilita el estudio al hacerlo más operativo y simple. La esencia es la relación entre el modelo establecido, que puede ser teórico o práctico, y el objeto modelado. Los modelos pueden ser matemáticos, icónicos (representación a escala del objeto real), analógico (establece una analogía entre el objeto o sistema real y el modelo, respecto a propiedades, relaciones o estructuras) y el teórico (simboliza de manera idiográfica las cualidades del objeto y la interrelación que establece dentro del sistema, a fin de plantear explicaciones y sustentar hipótesis). 5.2. El método de Derecho comparado Existe prácticamente consenso entre los autores que se han dedicado a la metodología de la investigación de la ciencia jurídica en reconocer al Derecho comprado o comparación jurídica como un método de investigación teórica propio de este saber. En nuestra opinión, el único que ha decantado con objetividad nuestra ciencia, a pesar de que la comparación como recurso gnoseológico es aplicable a todas las ciencias sociales en tanto propicia verificar hipótesis y deslindar rasgos generales de particularidades y contingencias, destacar pautas cruciales y curvas de evolución24. Se ha considerado incluso como método fundamental de esta área del saber en tanto sustituye a la experimentación y permite descubrir leyes sociológicas25. Asimismo, otros autores han considerado que es una 24 SIERRA BRAVO, Restituto, Ciencias sociales. Epistemología, lógica y metodología. Teorías y ejercicios, Ed. Paraninfo, Madrid, 1984, p. 161. DUVERGER, Maurice, Métodos de las ciencias sociales, Ed. Ariel, Barcelona, 1971, p. 411. 25 55 Dr. Carlos Manuel VILLABELLA ARMENGOL expresión de la observación comparada de los fenómenos del Derecho, en tanto comparar los fenómenos jurídicos constituye el medio para poner en orden las imágenes, destacar su cualidad y clasificarlas, ya que si bien la primera etapa de la ciencia es la observación, la segunda es la comparación26. El método de Derecho comparado permite cotejar dos objetos jurídicos pertenecientes a un mismo dominio: conceptos, instituciones, normas, procedimientos, etc.; lo cual posibilita destacar semejanzas y diferencias, establecer clasificaciones, descubrir tendencias y revelar modelos exitosos. La tendencia contemporánea es, no sólo al empleo de la comparación como recurso, sino a su vez, sobre la base de ello, a la reingeniería de las normas de Derecho y a la homologación de las instituciones, lo que está provocando un acercamiento interesante en los sistemas de esta ciencia27. La comparación jurídica puede clasificarse en: 1. Interna: estudia normas o instituciones pertenecientes a un mismo ordenamiento. 2. Externa: aborda la comparación de objetos entre ordenamientos jurídicos diferentes. 3. Técnica-concretizadora: se estudian normas o instituciones como productos lingüísticos, a un nivel textual, desde un punto de vista técnico, al margen de otras consideraciones. 4. Sociológica-jurídica: se realiza la comparación del fenómeno jurídico como parte de una red de condicionantes sociohistóricas y culturales en las que está inmerso. 5.3. Los métodos empíricos de investigación Los métodos de las investigaciones empíricas o métodos empíricos son aquellos que posibilitan captar aspectos del objeto de estudio que se encuentran a un nivel fenoménico y que son cognoscibles sensorialmente; permiten acumular datos e información sobre él. Son los procedimientos prácticos que propician manipular y hacer mensurable el objeto a través de sus propiedades asequibles. Tienen reconocimiento general los siguientes métodos aplicables a cualquier área del saber: A. Experimento B. Observación C. Análisis de contenido 26 CARNELUTTI, Franceso, Metodología del Derecho, Unión Tipográfica Editorial Hispano-Americana, México, 1940, p. 68. 27 PIZZORUSSO, Alejandro, Curso de Derecho Comparado, Juana Bisnozzi, trad., Ed. Ariel, Barcelona, 1987, p. 99. 56 Prosiguiendo el debate: los métodos en la investigación jurídica. a) Método experimental Es el método que estudia un objeto en condiciones creadas o manejadas por el investigador, sobre las que mantiene control a fin de demostrar una determinada relación causa-efecto. Se caracteriza por los siguientes aspectos: 1. Se realiza a partir del aislamiento del objeto de estudio de su entorno (en el campo) o creando condiciones artificiales para su desenvolvimiento (laboratorio). 2. Manipula intencional y planificadamente determinadas variables independientes (una o más) a fin de evaluar su efecto en una o varias variables dependientes. 3. Supone la existencia de al menos dos grupos de comparación, uno experimental (se introduce o manipula la variable) y otro grupo de control, cuyos integrantes se seleccionan de manera equivalente a partir de la aleatorización de sus integrantes. 4. Controla con rigurosidad el desarrollo de la situación experimental y la no interferencia de variables perturbadoras. 5. Puede reproducir el proceso cuantas veces sea necesario para corroborar los resultados. Se considera el procedimiento más completo en la investigación científica por su posibilidad de demostrar las relaciones causales producidas en la ocurrencia de un fenómeno y de esta manera es posible explicarlo. Constituye el procedimiento básico del tipo de investigación empírica. b) Método de observación Es el método mediante el cual se percibe directamente el objeto de estudio en sus condiciones naturales o habituales de manera intencionada, sin provocar o manipular algún aspecto o variable. Se caracteriza por los siguientes aspectos: 1. Se desarrolla en el escenario natural en donde ocurre el fenómeno o se desenvuelven los sujetos —que es lo usual—, o en un escenario artificial, lo cual es válido solo para algunos tipos de observaciones. 2. Supone un accionar consciente, planificado, constante y orientado a un fin. 3. Se desarrolla a partir de una guía que delimita previamente las categorías de observación. 4. Requiere de un registro objetivo y preciso de las variables observables. De acuerdo con la participación del observador y la forma en que se realice, la observación puede ser: 1. Participante o interna: El investigador forma parte del grupo observado al que se incorpora como un miembro más. 57 Dr. Carlos Manuel VILLABELLA ARMENGOL 2. No participante o externa: El investigador no forma parte del grupo y realiza la observación desde afuera: a. de manera directa o abierta, con conocimiento de los observados, b. de forma encubierta u oculta a través de determinados dispositivos. 3. Estructurada o sistematizada: Se desarrolla sobre la base de una guía que ha delimitado de antemano los aspectos y categorías que deberán observarse. 4. No estructurada o no sistematizada: Se realiza sin una guía previamente estipulada, sino sólo a partir de la definición de aspectos globales. 5. Propia u auto-observación: El propio sujeto de investigación se auto-observa bajo determinados parámetros y luego transmite sus apreciaciones al investigador. Es un procedimiento aplicable a las investigaciones cualitativas y cuantitativas, aunque juega un mayor rol en las primeras. c) Método de análisis de contenido Es el método que permite analizar un acto de comunicación oral o escrito de una manera objetiva, coherente y sistemática, con el objetivo de discernir su contendido, describir tendencias, compararlas, evaluar su claridad, identificar intenciones, descifrar mensajes ocultos y reflejar actitudes o creencias de quien lo emite. A pesar de ser catalogado como un método empírico, en la ciencia jurídica en donde el ejercicio de la profesión se expresa en gran medida a través de documentos escritos (expedientes, sentencias, actas parlamentarias, normas jurídicas, etc.), deviene en recurso importante para el análisis textual de estos, denotar inferencias, hacer valoraciones cualitativas, o contabilizar determinada variable. 3.4. Otros métodos de la investigación empírica cualitativa aplicable a la ciencia jurídica A. Etnográfico B. Hermenéutico A. Método etnográfico Es el método que se aplica en estudios analítico-descriptivos de comportamientos, costumbres, creencias y prácticas sociales, por lo que es un parteaguas entre estudios de antropología cultural y de sociología cualitativa. Su objetivo es la comprensión de lo que sucede en un entorno determinado a partir de vislumbrar el modo de vida y el comportamiento de 58 Prosiguiendo el debate: los métodos en la investigación jurídica. comunidades, etnias, minorías culturales o un grupo de personas que se desenvuelve en un determinado hábitat cerrado que genera particularidades. Por ello, trata de penetrar y hacer inteligible el significado que se le brinda a determinados aspectos, las reglas de convivencia asumidas, la estructura organizativa adoptada, el sistema de valores y conceptos compartido, etc. Su meta es reconstruir las categorías específicas que los participantes usan para conceptualizar sus propias experiencias y su visión del mundo. En el Derecho es de utilidad en investigaciones sobre percepción del ordenamiento jurídico en un ámbito geográfico, en la comprensión de factores criminógenos que dan lugar a tipologías delictivas presentadas en una comunidad, en el entendimiento de conductas antisociales en un grupo social, en la comprensión de aspectos suscitados en el ambiente carcelario, etc. b) Método hermenéutico Hermenéutica proviene del vocablo griego hermeneutiké, y este a su vez de Hermes, que era el mensajero de los dioses en la mitología griega, por lo que su empleo significaba entender e interpretar en toda su extensión el mandato de las deidades. El método hermenéutico posibilita entender los significados del objeto que se estudia a partir de una triple perspectiva: la del fenómeno en sí mismo, la de su engarce sistémico-estructural con una totalidad mayor y la de su interconexión con el contexto histórico-social en el que se desenvuelve. Puede concebirse como el arte de comprensión de actos y manifestaciones humanas a partir de descifrar el contexto lingüístico y los cánones psicológicos de quien lo produce. Es el procedimiento para abordar a la realidad humana que es por esencia interpretativa. Es recurso básico en las investigaciones de diversas áreas de las ciencias sociales como la educación, la sociología o la psicología. En la ciencia jurídica es válido cuando el centro del estudio lo constituyen normas jurídicas. El sentido más completo en el que se emplea es esta es cuando posibilita: precisar el objetivo de la norma jurídica; valorar la correspondencia entre éste y lo que declara; hacer inteligible su estructura; develar el sistema de relaciones que establece con el resto del entramado jurídico; comprender las motivaciones teleológicas de su creación y desentrañar el condicionamiento ambiental y cultural del momento histórico que lo produjo. Para ello, es necesario tener en cuenta al menos cuatro variables: la gramatical, la teleológica, la histórica y la sistemática. Por la variable gramatical se precisa el significado literal de un enunciado sobre la base de reglas semánticas, sintácticas y pragmáticas vigentes, determinando el significado de las palabras sobre la base de las pautas lingüísticas que gobiernan las relaciones de éstas con el enunciado y el texto marco. En este proceso no sólo cada palabra adquiere una dimensión significativa determinada en dependencia del contexto en el que se valore, 59 Dr. Carlos Manuel VILLABELLA ARMENGOL sino que además cada cápsula lingüística (enunciado, fragmento, texto) adquiere también un determinado sentido. Teniendo en cuenta la variable teleológica se decanta la relación entre la norma objeto de estudio y su ratio, destacando la finalidad de ésta, la que puede objetivizarse en varias dimensiones: los propósitos generales de la misma, las necesidades de la disciplina jurídica o sector normativo a la que obedece, los hechos fácticos que motivaron su promulgación, etcétera. A través de la variable axiológica se destacan los principios éticos en los que se sostiene la norma objeto de estudio, esto a partir de aceptar que el Derecho tiene una fundamentación ontológica que sustenta su andamiaje conceptual e institucional y posee un plexo axiológico que se alimenta de referentes de la nación en la que se estructura y se enraíza en la cultura histórica de la humanidad, los que son en definitiva las claves del proyecto de “deber ser” y de los presupuestos de justicia que éste. Mediante la variable histórica se desentraña el entorno histórico-cultural que le dio origen, lo cual es posible a través de dos vías, haciendo inteligible las razones que motivaron al legislador en el momento de concebir la norma y el comportamiento histórico-evolutivo que ha tenido la institución en cuestión. Es por eso que puede afirmarse que detrás de toda norma existen precedentes remotos, precedentes inmediatos y circunstancias intervinientes durante los trabajos preparatorios en que se gesta. 5.5. La entrevista y la encuesta a) La entrevista Es el instrumento que permite recopilar información a partir de una conversación planificada y controlada con un interlocutor, que a los efectos de la investigación constituye un sujeto clave por su experiencia, información que posee o ser testigo de un acontecimiento. Por ello, la información que proporciona es de alto valor por su riqueza testimonial y detallismo. Se caracteriza esencialmente porque: 1. Es flexible ya que puede adaptarse al entrevistado y al contexto en que se realiza. 2. Su aplicación requiere de condiciones propicias. 3. Se desarrolla sobre la base de una estructura que ordena el diálogo y prevé la forma en que se realizarán las preguntas. 4. Se concentra en un tema o aspecto que explora o comprueba. 5. En su éxito es determinante el rapport o empatía que se logre entre el entrevistador y el entrevistado para la fluidez de la comunicación. Las entrevistas pueden catalogarse de diferentes formas de acuerdo con su forma, su objetivo o la relación entre el entrevistador y el entrevistado: 1. Entrevista exploratoria: Su propósito es obtener una opinión 60 Prosiguiendo el debate: los métodos en la investigación jurídica. 2. 3. 4. 5. 6. panorámica sobre un aspecto y abrir pistas, sin profundizar mucho en él o precisar datos. Entrevista de comprobación de hipótesis: Se realiza a profundidad con ese objetivo. Entrevista estructurada, estandarizada o por cuestionario: Se efectúa sobre una guía de preguntas estructuradas previamente en donde está bien delimitado lo que se va a preguntar en cada caso y cómo se va a hacer. Entrevista semiestructurada, semiestandarizada o guiada: Se desarrolla sobre una guía de temáticas, pero en ella el entrevistador puede introducir aspectos adicionales o improvisar. Entrevista no estructurada, no directiva o libre: Está definido el objetivo sobre el que se quiere profundizar pero no se elabora una guía de preguntas sino que a partir de determinados ítems se provoca que el entrevistado estructure su declaración, explorando sus actitudes y sentimientos, mientras que el entrevistador sólo hace precisiones cuando tiene duda. Puede dar cuerpo a lo que se conoce como historia de vida, que es una tipología en la que el entrevistado asume una postura autobiográfica e introspectiva, profundizando en facetas de su vida. Entrevista grupal: Se realiza en un grupo previamente conformado para indagar sobre una cuestión de interés. Son denominadas también como sesiones de profundidad o grupos de enfoque, dinámica grupal en la cual se profundiza en un tema de manera dialógica. Como se ha expresado la entrevista proporciona información valiosa por su profundidad y riqueza, pero tiene como desventaja el tiempo y las condiciones que requiere para su aplicación. Es instrumento imprescindible en las investigaciones empíricas cualitativas. En las investigaciones jurídicas se emplean como complemento para capturar información de personajes claves sobre un tema. b) El cuestionario Es el instrumento que posibilita recoger información sobre cuestiones o fenómenos con implicación social, a partir de preguntas estandarizadas y escritas en un documento que se aplica a grupos de personas. Se caracteriza básicamente porque: 1. Es muy versátil ya que permite obtener información sobre cualquier fenómeno, se adecua a sectores sociales distintos y puede ser aplicado en contextos diferentes. 2. Requiere de condiciones mínimas para su aplicación. 3. Captura información objetiva y subjetiva (opiniones, valoraciones, actitudes). 4. Es muy ágil por el reducido tiempo que requiere su aplicación y la posibilidad de estandarización de las respuestas que posibilita su 61 Dr. Carlos Manuel VILLABELLA ARMENGOL rápido procesamiento. 5. Su éxito depende de la precisión de las preguntas y de su adecuado balance y ordenación. Los cuestionarios pueden clasificarse de diferentes formas de acuerdo con el tipo de preguntas, la forma en que se aplique, o el tipo de población al que se dirija: 1. Cuestionario grupal o autoadministrado: Es el más empleado. Se aplica a pequeños grupos seleccionados previamente, reunidos en un lugar escogido para tal fin. Sus ventajas son que puede utilizarse en grandes cantidades de personas, permite hacer aclaraciones y la presencia del encuestador estimula a que se culmine su llenado. Sus desventajas son que es difícil aplicarse a sujetos importantes y la posibilidad de sesgo que puede introducir el encuestador si no está bien preparado. 2. Cuestionario mediante cédula: Es una forma que colinda con la entrevista estructurada ya que se aplica personalmente a cada sujeto y el entrevistador es quien la rellena. Es la modalidad que recoge información más completa y que tiene mayor índice de respuesta, pero es a su vez la más costosa. 3. Cuestionario telefónico: Se realiza utilizando este medio de comunicación. Sus ventajas son su accesibilidad a cualquier lugar, su reducido costo, la posibilidad de hacer aclaraciones, la rapidez de su administración y la alta tasa de respuestas. Sus inconvenientes son que su campo de aplicación es reducido y que son menos las variables que pueden medirse. 4. Cuestionario mediante correo: Se desarrolla mediante esta vía. Tiene como positivo su reducido costo, su amplia accesibilidad, el hecho de que no crea interferencias, y que puede ser completado de manera pensada y con comodidad. Sus desventajas son la baja tasa de recuperación que tiene, la imposibilidad de que se hagan aclaraciones y la vulnerabilidad de las respuestas ante la imposibilidad de evitar influencias. Como ha quedado expuesto, el cuestionario posibilita recopilar información variada, a escala masiva y con un bajo costo, pero tiene como desventaja la poca profundidad que logra en algunos temas y que el encuestado puede manipular las respuestas. Es un instrumento que se aplica generalmente de manera complementaria a otro método en cualquier tipo de investigación, para capturar estados de opinión a escala masiva sobre un tema. En ese sentido también es de empleo en la ciencia jurídica 5.6. Confiabilidad y validez de los instrumentos La fiabilidad de una investigación está determinada por la validez y confiabilidad de los resultados que arrojen los métodos e instrumentos 62 Prosiguiendo el debate: los métodos en la investigación jurídica. empleados, los cuales deben garantizar: consistencia, estabilidad, certeza, explicación, transferibilidad y congruencia. Estas cualidades diferencian el conocimiento científico del que se obtiene en otros procesos de indagación y condiciona la confianza que la comunidad científica le brinda a los aportes de una investigación. En sentido general la validez y confiabilidad están en dependencia de la estabilidad en las condiciones del estudio, el control sobre la aplicación del instrumento o método, la medida en que los valores que se obtienen representan los valores reales de la variable estudiada, etc.28. La confiabilidad es la capacidad del método o instrumento para que en su aplicación reiterada, en condiciones semejantes, replique los resultados29. Desde esta perspectiva, un instrumento confiable debe arrojar resultados estables y consistentes 30. La validez, por su parte, es la capacidad del método o instrumento para estudiar y brindar información sobre el objeto para el que se diseña; expresa la certeza para medir o evaluar la variable que se quiere medir. Desde este punto, un método o instrumento es válido cuando los resultados explican el fenómeno, pueden generalizarse y son congruentes con la teoría existente. Se han decantado diferentes criterios de validez31: 1. Validez interna: Existe cuando se establecen las relaciones de causalidad en un fenómeno a partir de determinar una relación entre variable independiente-dependiente y controlar las variables perturbadoras. Es el sine qua non de las investigaciones empíricas. 2. Validez externa: Expresa la posibilidad de generalización o transferibilidad de los resultados a un universo. Es un criterio muy relacionado con los estudios empíricos cuantitativos y la utilización de muestras probabilísticas. 3. Validez de constructo: Hace referencia a la adecuación lograda en la operacionalización de los conceptos. 4. Validez de contenido: Expresa el grado en que un método o instrumento mide correctamente el significado latente del concepto y aporta la información necesaria. 5. Validez de conclusión estadística: Se logra cuando se ha utilizado adecuadamente alguna técnica estadística para la lectura e interpretación de datos. 6. Validez de criterio: Está presente cuando los resultados obtenidos 28 ANASTASI, A., Test psicológicos, Ed. Revolucionaria, Instituto del Libro, La Habana, 1970, p. 122. 29 JACOB, H., “Using Published Data: Errors and Remedies”, Research Practice, Ed. Sage, California, 1994, p. 363. 30 CEA D’ANCONA, María Ángeles, Metodología cuantitativa. Estrategias y técnicas de investigación social, Ed. Síntesis, Madrid, 2001, p. 52. 31 CARMINES, E. G. y R. A.ZELLER, Reliability and Validity Assessment, Ed. Sage, Bavery Hills, 1977, HERNÁNDEZ S. R., FERNÁNDEZ C., C. y BAPTISTA L., P. op. cit., p. 277. 63 Dr. Carlos Manuel VILLABELLA ARMENGOL pueden compararse con algún criterio externo ya establecido para estudiar el mismo concepto o fenómeno. Puede ser concurrente (en el mismo tiempo) o predictiva (pronóstico de resultados). En el diseño y ejecución de un estudio el investigador debe tomar todas las providencias a fin de que los métodos e instrumentos que se apliquen tengan objetividad32 y puedan proporcionar resultados confiables y válidos. En este sentido deben evitarse aspectos que introducen sesgos, como los siguientes: Inadecuada selección de los métodos e instrumentos pertinentes. Improvisación en la aplicación. Utilización de instrumentos ya empleados pero que no se adecuan al contexto o muestra. No validación de los instrumentos. Inadecuadas condiciones para la aplicación del instrumento. Falta de estandarización. Inadecuada preparación del personal de apoyo. Una forma de reforzar la confiabilidad y validez es a través de la triangulación33 que puede ser: 1. Teórica: Tiene en cuenta los diferentes modelos teóricos existentes sobre el objeto que estudia, los que sintetiza o generaliza para la construcción del marco conceptual que servirá de referente para la interpretación de los resultados. 2. Metodológica: Puede ser a través de un mismo método o mediante la utilización de diversos métodos. El primer caso supone la confrontación de datos cuantitativos y cualitativos a partir de la aplicación de dos enfoques de estudio a un mismo objeto. El segundo implica el entrecruzamiento de resultados a partir del empleo complementario de diferentes métodos o instrumentos. 3. De fuentes: Se logra a partir de la comparación entre la información obtenida por diferentes fuentes con el objetivo de identificar las correspondencias, diferencias y confirmaciones de la información. 4. De investigadores: Supone la utilización de diferentes investigadores y el entrecruzamiento de los análisis, conclusiones y razonamientos a los que arriban. Una modalidad de ello es la valoración por expertos. 5. Temporal: Se establece a partir de la comparación entre estudios de corte transversal y longitudinal. Su objetivo es determinar la correspondencia o diferencia entre un momento y el todo. Aporta información acerca de la estabilidad y la historia de los resultados, sobre los nuevos elementos que pueden aparecer en el tiempo y los que son más estables. 6. Espacial: Se establece por la comparación de resultados, 32 Idem, p. 287. RODRÍGUEZ GÓMEZ, Gregorio, Javier GIL FLORES, y Eduardo GARCÍA JIMÉNEZ, Metodología de la investigación cualitativa, PROGRAF, Santiago de Cuba, 2002. 33 64 Prosiguiendo el debate: los métodos en la investigación jurídica. conclusiones o información en diferentes entornos geográficos y socioculturales. Aporta información sobre diferencias o correspondencias socioculturales y geográficas en diferentes contextos. En las investigaciones teóricas—que como hemos señalado es la tipología que adoptan gran parte de los estudios en la ciencia jurídica—es posible básicamente lograr validez de los resultados a partir de: Validez de constructo: adecuada operacionalización de los conceptos que se emplean a tenor de una triangulación teórica, de fuentes o espacial. Validez de criterio: a partir de que las reflexiones y conclusiones que se manejan sean continuadores de tesis y líneas discursivas teóricas ya establecidas. Validez externa: en el sentido que las fundamentaciones y conclusiones que se establecen sean válidas para otros contextos34. 6. Cinco reflexiones finales I. II. La investigación científica puede ser de tipo teórico, empírico o mixto, en dependencia del objeto que estudia, la perspectiva con que lo aborda, los métodos que emplea y los enunciados que desea establecer. Asimismo, puede adoptar un enfoque cuantitativo, cualitativo o multimodal, en relación con las propiedades que aborda del objeto de estudio, los datos que captura de este, los análisis que realiza, los métodos que utiliza y los razonamientos que pretende. El apreciar las dimensiones epistemológicas de la ciencia jurídica nos permite visualizar que, en unos casos, trabaja con objetos que constituyen formalizaciones (símbolos ideados por el ser humano) de fenómenos sociales y comportamientos fácticos; mientras en otros, opera con construcciones lingüísticas, especulaciones que arman el sistema teorético de la disciplina. Así, puede destacarse que gran parte del quehacer investigativo en este saber se concentra en objetos teóricos que se condensan en constructos semánticos de diferente calado (axiomas, teoremas, conceptos, instituciones, hipótesis, leyes, teorías) o en normas jurídicas que constituyen elaboraciones formales para regular las relaciones societales en sus diferentes manifestaciones. Por esta razón, el Derecho requiere fundamentalmente de una metodología erigida sobre la base de operaciones del pensamiento lógico y otras formas de razonamiento, a partir de las que se pueden manipular científicamente objetos no perceptibles, que se encuentran a nivel del pensamiento abstracto. 34 CEA, D. op. cit., p. 119. 65 Dr. Carlos Manuel VILLABELLA ARMENGOL III. Los objetos del Derecho tienen además un carácter idiográfico en tanto el ser humano constituye su centro, lo que los hace singulares e irrepetibles. Son altamente permeables por las condicionantes económicas, históricas y culturales; y requieren de una visión holística en tanto se encuentran inmersos en la red de relaciones sociales. Debido a esto, el Derecho también emplea en sus estudios una metodología que le posibilite abordar al ser humano en su entorno, entender la subjetividad de sus acciones, describir e interpretar sin ánimo de estandarización. IV. V. 66 Los métodos más empleados en la investigación jurídica son: a. De la investigación teórica los métodos: históricológico, análisis-síntesis, abstracción-concreción, inductivo-deductivo, sistémico. b. De la investigación empírica el método de análisis de contenido, el que se emplea fundamentalmente para hacer valoraciones cualitativas de documentos. c. De la investigación empírica cualitativa el método etnográfico y el hermenéutico. Este último es válido en el estudio analítico de normas jurídicas. d. De igual forma, la entrevista y la encuesta son dos instrumentos de gran empleo en la investigación jurídica –sobre todo el primero- para capturar información complementaria sobre el objeto de estudio. Aunque la comparación es procedimiento del pensamiento lógico que se emplea como recurso de la investigación en todas las ciencias sociales, en la ciencia jurídica ha devenido en un método propio a través del cual se comparan normas al interior de un ordenamiento o entre varios ordenamientos, lo cual posibilita establecer semejanzas y diferencias, y en ese sentido marcar pauta para el perfeccionamiento legislativo. La comparación entre normas jurídicas puede ser técnicainstitucional o sociológica. Recibido el 23 de abril de 2012 Aprobado el 7 de septiembre de 2012 Ms. C David VALLE CORDERO. Abogado y Profesor a tiempo parcial de Derecho Mercantil, Facultad de Derecho, Universidad de Camagüey RESUMEN El arrendamiento financiero o leasing, parte de una integración de aspectos que conocemos de otros contratos. Existe una aproximación al arrendamiento de bienes, muebles o inmuebles, en cuanto se cede su uso para producir algo, bajo el hecho de que quien los recibe ha de pagar cuotas periódicas del arriendo, adicionando a ello la posibilidad al término del contrato de optar por la compra del bien; comprendiendo, además, una posibilidad de financiación rápida ante las tradicionales entidades de crédito. Así diversos estudiosos lo asimilan indistintamente a un arrendamiento, compraventa, préstamo, financiación. Lo que sí nos queda claro en su utilización, es ser una vía que brinda un resultado ventajoso para los intervinientes en el contrato. PALABRAS CLAVES Leasing. Leasing financiero. Contrato. Naturaleza jurídica. Arrendamiento. Préstamo. Financiación. Compraventa. Opción de compra. Función económica. Atípico. ABSTRACT The financial Lease deals with the integration of known aspects from other contracts. An approach exists to the Lease of goods, properties; as soon as its use is given to produce something, under the condition that it must be paid periodic quotas of the lease by whom receives it, 67 Ms. C. David VALLE CORDERO adding it the possibility to purchase the good at the end of the contract; and it also has the possibility of quick financing before the traditional credit entities. This way several studious assimilate Lease indistinctly, sale and purchase, loan, financing. Therefore its use is clear so it is an advantageous result for the interveners in the contract. KEY WORDS Leasing. Financial Leasing. Contract. Juridical Nature. Lease. Loan. Financing. Sale and purchase. Call option. Economical functions. Atypical SUMARIO. 1. Introducción. 2. Definición del contrato de leasing. 3. Naturaleza del arrendamiento financiero. 3.1. Noción de compraventa a plazos. 3.2. Noción de crédito o financiación. 3.3. Noción de negocio fiduciario. 3.4. Noción de atipicidad contractual. 3.5. Noción de contrato bancario. 3.6. Noción de arrendamiento. 4. Conclusiones. 1- Introducción Con el presente artículo pretendemos abordar el atractivo y complejo tema de la naturaleza del leasing; realizando para ello un esquema de trabajo que conforma varios aspectos de la figura contractual. Partiendo de la necesaria rapidez en las actuaciones empresariales más la propia evolución en las esferas económica, financiera y del Derecho mercantil en general, es que se recurre a la práctica de los contratos innominados; la libertad contractual, unida a la influencia del Derecho anglosajón, los avances tecnológicos, el fomento del comercio exterior, el intercambio internacional y el auge del empresario social, contribuyen al surgimiento de contratos no normados, atípicos de los existentes. Así, el leasing nos brinda también (recordando por ejemplo el arrendamiento), la posibilidad del uso de bienes sin la necesaria adquisición previa de la propiedad; o simplemente, que no resulta obstáculo producir algo, aun no teniendo la financiación propia requerida. El arrendamiento financiero o leasing parte de una integración de aspectos que conocemos de otros contratos. Existe una aproximación al arrendamiento de bienes, muebles o inmuebles, en cuanto se cede su uso para producir algo, bajo el hecho de que quien los recibe ha de pagar cuotas periódicas del arriendo, adicionando a ello la posibilidad al término del contrato de optar por la compra del bien; comprendiendo, además, una posibilidad de financiación rápida ante las tradicionales entidades de crédito. Así diversos estudiosos lo asimilan indistintamente a un arrendamiento, compraventa, préstamo, financiación. Lo que sí nos queda 68 En torno a la naturaleza jurídica del contrato de arrendamiento financiero (Leasing). claro en su utilización, es ser una vía que brinda un resultado ventajoso, para los intervinientes en el contrato. 2. Definición del contrato de leasing Sobre el concepto de leasing financiero, varios autores se han pronunciado con mayor o menor amplitud1, así VIDAL Blanco lo define como aquel “...contrato mercantil en virtud del cual un empresario, cumplimentando instrucciones expresas del presunto arrendatario, compra en nombre propio determinados bienes muebles o inmuebles para que, como propietario arrendador, los alquile al mencionado arrendatario para que éste los utilice por un período irrevocable a cuyo término tendrá la opción de adquirir la totalidad o parte de estos bienes arrendados, por un precio convenido previamente con el propietario arrendador, considerándose que todos los desembolsos que efectúe el futuro arrendador son por cuenta del presunto arrendatario hasta la iniciación del período de arrendamiento”2. Ahora bien, si nos atenemos a la intención del legislador español cuando plasmó los elementos esenciales que pueden conducir (y de hecho conducen) a un concepto de leasing, tendrán la consideración de arrendamiento financiero aquellos contratos que tengan por objeto exclusivo la cesión del uso de bienes muebles o inmuebles, adquiridos para dicha finalidad según las especificaciones del futuro usuario, a cambio de una contraprestación consistente en el abono periódico de cuotas, donde los bienes objeto de la cesión, habrán de quedar afectados por el usuario únicamente a sus explotaciones agrícolas, pesqueras, 1 Vid. URÍA, R., Derecho mercantil. Madrid, p. 737; BUITRAGO, J.R., El leasing mobiliario y su jurisprudencia, Pamplona, 1998, p. 27 (Respuesta por la Dirección General de Impuestos del Ministerio de Hacienda en relación al art. 107 de la Ley General Tributaria). GASTALDI, J.M., ¿Qué es el leasing?, Buenos Aires, 1995, pp. 16 y ss. (Comentando obras norteamericanas por Elena I. HIGHTON, ¨El leasing en el Common Law y su traslado al Derecho argentino); SÁNCHEZ CALERO, F., Instituciones de Derecho Mercantil II, Madrid, 1997, p. 205. Ley 24.441 de 21-121994, Financiamiento de la vivienda y construcción, Título II, Contrato de leasing. Argentina, p. 299; PARIS ARBOLEDA, D., El leasing. Su desarrollo, naturaleza jurídica, noción y características, Colombia, 1989, pp. 85 y ss. Variados han sido y son los criterios que respecto a la denominación del Leasing se han expresado. La doctrina ha partido para conceptualizar el leasing del significado en inglés, derivativo de to lease -alquilar, locar-, en cuanto a dar en arrendamiento, por lo que esta traducción puede calificarse de genérica. En este sentido, la Ley española utiliza el término de arrendamiento financiero, que es preferible a aquel que lo califica como crédito-arriendo. A su vez SÁNCHEZ-PARODI PASCUA, J.L en su obra Leasing financiero mobiliario, Madrid, 1989, pp. 47 y ss en crítica a la acepción española, refiere que resulta ambigua al predisponer en cierta medida la calificación del negocio, siendo -según su criterio-, más adecuada la expresión de leasing financiero, cuestión totalmente comprensible y a la que nos afiliamos, dadas las nociones que se esgrimen sobre la institución. 2 VIDAL BLANCO, C., El leasing,. Instituto de Estudios Fiscales. Instituto de Planificación Contable, Madrid,1977, p.56. 69 Ms. C. David VALLE CORDERO industriales, comerciales, artesanales, de servicios o profesionales, incluyendo, además, necesariamente una opción de compra, al termino contractual, en favor del usuario3. Así, SÁNCHEZ-PARODI atendiendo a sus elementos integradores nos dice, que el leasing financiero es el “...contrato por el cual la Sociedad Leasing se obliga a adquirir a determinado proveedor o fabricante unos bienes previamente seleccionados, y ceder su uso y disfrute durante cierto tiempo al usuario mediante una contraprestación dineraria fraccionada, quien en la fecha prevista para su terminación podría optar entre devolver los bienes, otorgar un nuevo contrato –en condiciones predeterminadas- o adquirir la propiedad por el importe del valor residual pactado”4. Por lo que –abundando en este concepto- se establecen tres momentos o aspectos integrales, que son: 1º- La propuesta que realiza el usuario a los efectos de la cesión de uso que va a recibir, en cuanto es normal que al pretender disponer de un bien, entre en contacto con el fabricante o proveedor a fin de concretar las características y condiciones del bien, lo que no contradice el hecho –que igualmente se manifiesta- de la concurrencia del usuario a la Sociedad Leasing directamente, con la que a su vez especificará los bienes objeto del contrato y su adquisición del fabricante o proveedor. Así, puede decirse que la iniciativa de la inversión parte del usuario. 2º- El acuerdo entre la Sociedad Leasing y el usuario, cuando antes de suscribir el contrato realizan un estudio previo de sus condiciones y especifican el bien objeto. 3º- Lo correspondiente a las circunstancias en que ha de prestarse la disponibilidad, destacándose aquí que la Sociedad Leasing adquirirá el bien solo cuando el usuario haya suscrito el compromiso irrevocable del uso y disfrute del bien; por lo que adquirido este y entregado -en la mayoría de los casos por el proveedor o fabricante- queda al usuario cumplir la contraprestación dineraria a que se obliga5. La doctrina italiana también define al contrato de arrendamiento financiero –locazione finanziaria- como operación de arrendamiento de bienes, muebles e inmuebles, adquiridos o mandados a construir por el arrendador, bajo la elección e indicación del arrendatario –quien asume todos los riesgos-, y con la facultad para este último de devenir propietario de los bienes arrendados, a cambio del pago de un precio preestablecido6. De todos estos conceptos e ideas se puede corroborar, que unos asemejan el leasing a un arrendamiento (Francia, Alemania, Brasil); algunos determinan 3 Ley 26-1988, de 29 de julio, sobre Disciplina e Intervención de las entidades de crédito. Disposición Adicional Séptima -1. 4 SÁNCHEZ-PARODI, J.L., op. cit., p. 49. 5 Idem, pp. 49 y ss. 6 CAPIZZANO, E., “Leasing”, en Dizionari del Diritto Privato, Milán, 1980, p. 509 y ss., SÁNCHEZ-PARODI, J.L., op. cit., p. 94 y ss. 70 En torno a la naturaleza jurídica del contrato de arrendamiento financiero (Leasing). esencial la opción de compra (España, Italia); mientras otros, no hacen mención de la opción (Brasil, Colombia)7. Es así que resulta, en general, de las nociones expuestas que: el usuario determina el bien a adquirir y la selección del proveedor; que la propiedad del bien corresponderá al arrendador financiero, mientras que al usuario solo la posesión-uso del bien; que el pago de las cuotas del arrendamiento pactadas, tendrá duración determinada y sobre el cálculo respecto a la amortización del total o mayor parte del costo del bien; y por último, que el usuario, al término del contrato (según lo pactado), tiene la facultad de adquirir el bien. 3. Naturaleza del arrendamiento financiero Más que simples debates doctrinales y multiplicidad de criterios, la naturaleza jurídica del leasing resulta de comprensión difícil y es que este contrato complejo y atípico que constituye un negocio mixto en el que se funden la cesión del uso y la opción de compra como causa única8 por su propia configuración, al que se combinan diferentes técnicas jurídicas o que se les aproximan estas, como pueden ser el arrendamiento, la compraventa a plazos, el crédito o financiación, pasando por el préstamo o mutuo, el negocio fiduciario, la atipicidad o la calificación de bancario; pero puede que no sea ni uno ni otros, aunque contenga elementos de todos ellos. Por otro lado, por ejemplo, no puede ser igual causa la del arrendamiento financiero, a la de la compraventa a plazos, que al ser defendida por MARIBELLI, DE NOVA y CUESTA RUTE trazan una asimilación de la figura9; ya que en el contrato de leasing no se transfiere la propiedad automáticamente, como tampoco son las cuotas arrendatarias fracciones del precio de adquisición del bien; “...además de no existir interés del usuario para adquirir la propiedad”10 (al menos al inicio de la relación contractual, ya que en la mayoría de los casos el usuario se convierte en propietario) y sí la financiación, aunque tampoco resulta aceptable pues si el leasing, como afirma CABANILLAS SÁNCHEZ11, implicase un préstamo, no se comprende por qué razón el usuario no compra directamente los bienes al suministrador, cuando recibe el préstamo de la sociedad leasing. Aunque llegado a este punto cabe reflexionar que en los bienes muebles a efectos fiscales, la totalidad de las cuotas son deducidas, produciéndose una 7 Vid. SÁNCHEZ-PARODI, J.L., op. cit., p.55 y ss. y PARIS ARBOLEDA, D. op. cit., p. 85. ROJO AJURIA, L., Leasing Mobiliario. pp. 306 y ss. Sentencia del TSE de 10 de abril de 1981, Considerando 4, Razón segunda. 9 JIMÉNEZ DE PARGA, R., y M.T. de GISPER PASTOR, La operación de leasing, ¿es una operación de crédito?, pp. 73 y ss. (referidas a las obras de los autores mencionados: “Il leasing e il diritto italiano”, en BBTC, 1974, y pp. 228 y ss; “Contratto di leasing e controllo delle condicioni generali di contratto”, en RDC, 1973, II, p. 329 y ss; Reflexión en torno al leasing, RDM, No. 118, p. 533 y ss). 10 Idem. 11 ROJO AJURIA, L., op. cit., pp. 175 y ss. (Citando a CABANILLAS SÁNCHEZ. “La naturaleza del leasing..”., en ADC, 1982, Y, pp. 56 y ss.). 8 71 Ms. C. David VALLE CORDERO amortización acelerada en los dos o tres años que dure el contrato; mientas que la Sociedad Leasing al retener la propiedad tiene más garantía que un simple préstamo. Aproximémonos pues, a las diferentes nociones sobre la naturaleza del leasing. 3.1. Noción de compraventa a plazos Se define la compraventa a plazos, como el contrato mediante el cual, el vendedor entrega al comprador una cosa mueble y recibe de este en ese mismo momento una parte del precio, con la obligación de pagar el resto diferido y en una serie de plazos establecidos. Esto es, venta de bienes muebles con fraccionamiento del precio en distintos plazos12. Contrato este que queda perfeccionado cuando el comprador satisface un desembolso inicial, en el momento de la entrega o puesta a disposición del objeto vendido; aunque también y en el caso de no desembolsar ese dinero y recibir el comprador la cosa, por lo que perdiendo el vendedor el derecho a percibir el importe inicial, recibirá lo pactado en los plazos correspondientes, quedando así demostrado la no esencialidad del desembolso inicial. En cuanto a la teoría del leasing como una venta con reserva de la propiedad y la visión de que los pagos periódicos del arrendatario no son cánones de arrendamiento sino cuotas del precio que alcanzan el valor total del bien; es el caso que no puede atribuirse como pagos a plazos del precio las prestaciones realizadas, pues en el orden económico al culminarse la relación contractual de que se trate y el bien carezca de valor o este sea económicamente insignificante, la sumatoria de los arrendamientos tiende a ser igual o superior al costo del bien. Sin soslayar que en el caso del leasing la opción pactada, si se tratara de una compraventa a plazos no tendría sentido esta, al ser la transferencia de la propiedad algo automático en aquel supuesto; afectándose también las circunstancias de la terminación del contrato en cuanto a devolución del bien y la prorroga del mismo. De la práctica jurisdiccional puede comentarse que al existir contrato totalmente determinado, donde una empresa dedicada y registrada al leasing cede en régimen de arrendamiento financiero, a la otra parte: la arrendataria, un bien para su uso, por el pago de cuotas periódicas y con la opción de compra al final por un valor residual, se está ante un arrendamiento financiero, dada la naturaleza mercantil de la cedente y sin que en nada afecte la naturaleza propia y diferenciada de este con la de la compraventa a plazos, cuando (por ejemplo) coincida el precio de la opción de compra en un valor residual de una mensualidad de amortización, “…es que no hay base legal ni lógica que establezca un parámetro para indicar la proporción que deba tener la opción de compra respecto al valor monetario del bien”13. 12 SÁNCHEZ CALERO, F., op. cit., p. 483. Vid. Ley 50 de 17 de mayo de 1965 Sobre la compraventa a plazos y sus disposiciones complementarias. 13 Repertorio de Jurisprudencia (RJ 1997/8273) STS de 28 de noviembre de 1997. Fundamento de Derecho Primero. 72 En torno a la naturaleza jurídica del contrato de arrendamiento financiero (Leasing). Otra sentencia del Tribunal Supremo14, citando sentencias de 10 de abril de 1981 y 18 de noviembre de 1983 pone de relieve que se trata de un contrato jurídicamente distinto de la compraventa a plazos de bienes con reserva de dominio, para cuya calificación y diferenciación habrá de atenderse al contenido del contrato y en concreto, a la cláusula que establezca la opción de compra a favor del usuario y al precio. Por todo lo dicho se puede afirmar que el propio comportamiento estructural del leasing es claro, en cuanto que la manifestación volitiva de las partes evidentemente no es de compraventa y más en cuanto al arrendatario, quien particularmente al momento de realizar el contrato su interés es el de usar el bien y no de comprometerse a adquirirlo al final del período; ya sea por su obsolescencia, por no desear ser su titular u otra causa. Es así como CUESTA RUTE15 se vincula al rechazo de la compraventa cuando dice que de admitirse ésta entre el usuario y el fabricante, la participación de la sociedad financiera sería sencillamente en concepto de prestamista, afectándose, además, entre las partes -en cuanto a la cláusula de reserva de dominio-, su protección frente a terceros de buena fe y frente a los acreedores del usuario; siguiendo a SÁNCHEZ-PARODI16, la cláusula de reserva de dominio, que en la compraventa a plazos es un expediente para evitar la transmisión plena y definitiva del dominio de la cosa, en el leasing esta transmisión no constituye su típica finalidad, al no conservarse por la Sociedad Leasing la propiedad con finalidad de garantía, sino a través de la cesión del derecho de uso y no mediante cláusula de reserva de dominio. Por otro lado, de aceptarse como compraventa la relación entre sociedad financiera y usuario, quedaría la relación sujeta a las reglas de la política del crédito, es decir, una relación donde prima la cuestión crediticio-financiera, cuando el fin perseguido es la cesión de uso. Otros, como VÁZQUEZ PANDO17, al analizar un solo aspecto ven al leasing como una venta en abonos, en los casos en que el arrendatario se hace propietario al cubrir el último abono de la renta o de la última renta, si esta no es por la totalidad del período forzoso. Claro está que la complejidad de la figura contractual que se analiza, no deja de manifestarse, ya sea, por una relación en la que participa el usuario (actos de la compraventa entre vendedor y sociedad leasing) y del arrendamiento que no es independiente al negocio entre sociedad leasing y vendedor o fabricante18 (por los derechos que descarga la primera a favor del usuario contra el vendedor, siendo así que la sociedad financiera queda totalmente liberada salvo de la obligación de pagar el precio al fabricante). 14 Repertorio de Jurisprudencia (RJ 1999/464) STS de 29 de mayo de 1999. Fundamento de Derecho Segundo. 15 CUESTA RUTE, J.M., Reflexiones en torno al leasing, pp. 544 y ss. 16 SÁNCHEZ-PARODI PASCUA, J.L., op. cit., p 144. 17 ARCE GARGOLLO, J., Contratos mercantiles atípicos. pp. 99 y ss. 18 CUESTA RUTE, J.M., op. cit., p. 545. 73 Ms. C. David VALLE CORDERO Se pretende reconocer una zona intermedia entre la compraventa con reserva de dominio y el arrendamiento, teniendo en común ambas relaciones jurídicas que el sujeto que usa el bien no tiene derecho de propiedad; pero “... se diferencian en la relación de onerosidad ya que el arrendatario paga por el uso del bien, mientras que el adquirente paga plazos del precio de la cosa, con reserva de la propiedad”19. Baste decir que no pueden confundirse tales argumentos si se considera que una cantidad, o es la contraprestación del uso de una cosa, o parte de su precio, pero nunca ambas cosas a la vez. La tan comentada sentencia del Tribunal Supremo de 10 de abril de 198120 deja por sentado que no parece posible predicar identidad de naturaleza entre el leasing financiero y la compraventa a plazos con reserva de dominio, al resultar ajeno el negocio, por su estructura y desarrollo a toda idea de un préstamo de financiador a vendedor de los previstos en el artículo 3 de la Ley de 17 de julio de 1965, y que también resulta reñida con la posibilidad de tener por convenida una operación de financiación al comprador. Es una cuestión determinada en cuanto a la teoría del leasing, que este se funda en la diferenciación entre dominio y uso o disfrute21. “La causa de la compraventa es la transmisión de dominio del bien, mientras que la del arrendamiento financiero es la cesión de uso”22. Diferenciase el leasing de la compraventa a plazos desde los propios actos iniciales, cuando el arrendamiento financiero no necesita un desembolso elevado como cuota inicial, en relación con el hecho de que los empresarios no disponen o no quieren disponer del capital destinado al ciclo productivo; mientras que la compraventa implica –por lo general- un elevado desembolso inicial por parte del usuario y que paga de su capital, correspondiendo a la sociedad financiera el resto de los pagos en los plazos establecidos. Es el caso, que no puede ser causa del leasing la de la compraventa de bienes con reserva de dominio23, porque el leasing no transfiere automáticamente la propiedad al usuario-arrendatario del bien al concluir con el último pago de las cuotas de arrendamiento, sino que se transfiere la propiedad del bien mediante el ejercicio de la opción; al contrario de lo que ocurre en la compraventa a plazos, que con el último pago la transferencia dominical es automática. En otro orden, las cuotas arrendaticias no son fracciones del precio de adquisición del bien, sino 19 ROJO AJURIA, L. op. cit., p. 212. BUITRAGO RUBIRA, J.R., op. cit., p. 79. Refiere la STS de 10 de abril de 1981 (RJ 1981/1532). 21 Idem, p. 210. 22 BERNALDEZ BERNALDEZ, M.P., Tres resoluciones de la dirección general de registros y del notariado sobre el arrendamiento financiero, p. 2363. 23 JIMÉNEZ DE PARGA, R., y M.T. GISPER PASTOR, op. cit., pp. 73 y ss.. Así también SÁNCHEZ-PARODI, op. cit., pp. 144 y ss. 20 74 En torno a la naturaleza jurídica del contrato de arrendamiento financiero (Leasing). que remuneran a la Sociedad Leasing no solo el valor del arrendamiento sino también el valor económico, es decir, la depreciación más los costes que su adquisición acarrea y los beneficios; así las cuotas pueden ser de una magnitud inferior, igual o superior al costo del bien de que se trate (al menos en teoría, pues en la practica la arrendadora, por una cuestión de rentabilidad establecerá que las cotas sean superiores o al menos igual que el costo del bien). Por último, la finalidad esencial del arrendatario no es obtener la propiedad, con extensión en el tiempo de su adquisición y pago del precio; sino que su objeto es el goce y uso del bien por un período determinado. Siendo así que la opción de compra será al final del uso y disfrute del bien, si eventualmente le resulta conveniente convertirse en su propietario (no obsoleto puede seguirlo usando), mediante el pago de su valor residual. Consideremos, llegado a este punto que en cuanto a lo funcional, en el leasing se “... concede la titularidad del uso y disfrute del bien por tiempo determinado,” mientras que la compraventa a plazos funciona con la transferencia de una “... titularidad dominical plena”24. Del análisis de la jurisprudencia del leasing puede referirse el criterio argentino en que es una relación diferente a la compraventa, a la compraventa con reserva de dominio y a la locación, aunque contenga elementos comunes con esta última, al otorgar el uso y goce del bien mediante el pago de un canon. “Y es que sus caracteres son propios, ya que al finalizar el contrato el bien continua en propiedad del locador, pues el locatario debe restituirlo sin que se haya convertido en parte integrante de su dominio y que en caso de la quiebra de este, puede el locador rescindir el contrato, con la restitución por el primero del bien; ahora bien que la diferencia esencial con la locación es en cuanto a la incorporación de una opción de compra al final del contrato, por parte del tomador”25. En España, mediante sentencia, se sentó precedente en cuanto a la diferencia del leasing con la venta a plazos y es cuando se afirma que “... el negocio celebrado entre las partes constituye un verdadero y querido contrato de leasing, donde no hay identidad de naturaleza entre las dos figuras, porque el leasing constituye un negocio mixto en el que se funden la cesión del uso y la opción de compra con causa única,...”26 acentuado como contrato complejo y atípico; es el caso que para poder considerarlo como compraventa a plazos debe probarse un acuerdo simulatorio en el que el leasing opere como negocio aparente27. 24 SÁNCHEZ-PARODI PASCUA, J.L., op. cit., p 148. GASTALDI, J.M., op. cit., pp. 32 y ss. (refiere sentencias de 28 de junio de 1981 Lama contra Ford- Finanfor y de 31-10-1983 Promotora de finanzas contra Davesa). 26 ROJO AJURIA, L., op. cit., p. 306 y ss. referido a la Sentencia del TSE de 10 de abril de 1981. Considerando 4, Razón primera y segunda. 27 Idem, Razón segunda. 25 75 Ms. C. David VALLE CORDERO Es el leasing financiero la especie utilizada como nuevo medio de financiación de empresas, que recae sobre bienes de equipos que integrados en el circulo de producción del usuario, cuentan con duración calculada en función de la vida económica y fiscal del bien objeto, y el computo del precio se hace de tal suerte que el importe total de las mensualidades pagadas al término del contrato, más el valor residual, rebasa el quantum de la suma dineraria desembolsada como precio por la sociedad leasing y arrendadora; incluyendo así la totalidad de los gastos causados por la operación, el pago de los impuestos y el margen de beneficios para la compañía leasing. Ha de recordarse que en el leasing financiero los gastos ocasionados por reparaciones, mantenimiento, servicios técnicos, conservación, seguros del bien objeto, corren a cuenta del usuario28. La practica demuestra una mera cesión de uso, según el caso analizado, sin la traslación de la propiedad que retenida por la financiera solo la pasaría al usuario por el ejercicio de la opción de compra con un precio o valor residual, más la facultad29 de la arrendadora al no ejercitarse la opción por el usuario, de exigir al vendedor la recompra de los bienes previo cálculo de la depreciación, por lo que se demuestra la realidad del arrendamiento financiero y no la apariencia disimulada de la venta a plazos. En sentido similar encontramos otras sentencias españolas30 cuando retoman los rasgos característicos y definitorios del leasing como complejo y atípico que es. Otra sentencia posterior, comentada por CABANILLAS SÁNCHEZ se refiere que en armonía con las sentencias anteriores y en respuesta al caso que la ocupa, “... ha de tenerse en cuenta no solo las formalidades, sino también la real intención de los contratantes, siendo así que fijado el contrato en una duración de cinco años se pactó una determinada renta mensual de pesetas y un valor residual inferior al de una mensualidad y que representaba el 1.62 por ciento del precio total, resultando este insignificante o simbólico y que en nada se parece a la del 20 por ciento del de la sentencia de 10 de abril de 1981; resultando así un precio nominal de la opción que incumple la función económica; siendo pues un contrato de compraventa a plazos”31, donde el valor económico de los bienes objeto del contrato quedaba liquidado con los pagos mensuales pactados, así también la sentencia del Tribunal Supremo de 21 de noviembre de 1998 cuando recoge que otro paso sería determinar cuándo el valor residual puede estimarse insignificante o simbólico, tal como se dice en esta propia sentencia, ha de tenerse por simbólico ya que ese valor residual, según los propios términos del contrato no sería pagadero al final 28 Idem, Razón cuarta y quinta. Nótese la referencia a facultad, ya que puede no ocurrir la recompra del bien. 30 ROJO AJURIA, L., op. cit., pp. 312 y ss. Sentencia del TSE de 18 de noviembre de 1983. Considerando 1. 31 CABANILLAS SÁNCHEZ, A., La configuración del arrendamiento financiero (leasing) por la Ley de 29 de julio de 1988, en la jurisprudencia y en el convenio sobre leasing internacional, pp. 973 y ss.(Comentando la Sentencia de 28 de mayo de 1990). 29 76 En torno a la naturaleza jurídica del contrato de arrendamiento financiero (Leasing). del plazo de vigencia del contrato, sino que constituyó el primer pago fraccionado del precio total contractual, como un desembolso inicial; además de que en el caso del análisis no se estableció la preceptiva diferenciación entre la cuantía correspondiente a la recuperación por la arrendadora del coste del bien y las cargas imputables a cada plazo, primer pago que unido a las cuotas mensuales suman el precio contractual pactado32. Visto así, la causa no era cesión del uso de los bienes por tiempo y precio determinado con opción de compra al final del plazo, sino la transmisión inmediata de la propiedad de estos bienes mediante el pago de un precio cierto. Pero la cuestión no queda –por suerte-– en descanso, ya que la practica con el enriquecimiento y adecuaciones a las especificas condiciones e intenciones de los contratantes, nos atrae hacia la jurisprudencia más reciente, siendo la STS de 1 de febrero de 1999 la que recoge que “no es suficiente, por sí solo, para poder desvirtuar la calificación de un contrato como de arrendamiento financiero o leasing, el importe más o menos elevado de la cuota residual pactada para ejercitar el arrendatario la opción de compra”33, y en esta dirección otras Sentencias34, baste el argumento de la Sentencia de 28 de noviembre de 1997, en cuanto la no existencia de base legal para un parámetro indicativo del valor monetario al ejercer la opción, puesto que –y a modo de ejemplo- en la comentada sentencia de 28 de mayo de 1990, el supuesto nominal o simbólico, aparecía unido, según las circunstancias concurrentes del caso, a la imposibilidad resultante de que el arrendatario pudiese ejercer en su momento el derecho de opción como característica esencial del arrendamiento financiero; situación que las partes han cuidado –a posteriori– para evitar una nueva manifestación. 3.2. Noción de crédito o financiación Desde el punto de vista económico, la financiación es la búsqueda y adquisición de dinero por la empresa, para el fin de su objeto social. Financiación que puede ser por razón de autofinanciamiento, financiación de socios y financiación de terceros. Siendo en esta tercera variante donde se insertan las sociedades de leasing; las que también pueden clasificarse por el crédito oficial y privado y por el mercado de créditos. En síntesis el leasing es económicamente visto como “... una operación de financiación externa, realizada dentro del mercado de capitales y en especial en el del crédito privado, donde interviene una compañía de leasing”35. 32 Repertorio de Jurisprudencia (RJ 1999/464) STS de 29 de mayo de 1999, fundamento de Derecho Segundo. 33 STS de 1 de febrero de 1999. (RJ 1999/1372). Comentado por Mª Ángeles PARRA LUCÁN. 34 STS de 28 de noviembre de 1997 (RJ 1997/8273; Sentencia de 15 de junio de 1999 (RJ 1999/4473) y Sentencia de 26 de noviembre de 1999 (RJ 1999/8968). 35 ROJO AJURIA, L., op. cit., p. 179. 77 Ms. C. David VALLE CORDERO Económicamente hablando existe la idea de la igualdad entre inversiones y financiación, donde esta es la parte positiva de la financiación, ya que crea y condiciona las necesidades dinerarias (financieras). Es así, que la financiación es expresión de la decisión de realizar inversión, que conlleva desembolso de recursos financieros para adquirir un bien de equipo dado36. Ya estrictamente en el campo jurídico, el análisis acarrea que “... la noción de financiación, puede no coincidir con la de crédito y es así, que la categoría de contrato de financiación tiene una causa distinta a la del cambio y la del uso”37, donde la financiación se realiza con la finalidad de disponerse por el usuario de un bien, mientras el concedente recibe una cantidad, por la financiación al adquirir el bien y su puesta a disposición; pero, además, y principalmente en que el derecho de propiedad está en poder del financiador, que conserva la titularidad como garantía y donde también encontramos los llamados motivos fiscales, en tanto no se restituye la utilidad o el uso, sino el capital adelantado. Dígase mas, en el sentido de que la financiación no es una relación jurídica típica, sino el resultado de diversas relaciones jurídicas a través de las cuales un empresario se provee de capitales; es decir, actos o contratos diversos unidos funcionalmente para realizar la concesión de un crédito o de los canales de obtención de dinero38. Es SÁNCHEZ CALERO39 quien al referirse a la difusión del contrato de arrendamiento financiero expone que esta se debe a razones de carácter fiscal –ventajas40 como no constar en el balance y ser su deducción por inversión; su amortización acelerada, al ser las cuotas del pago de impuesto retrasadas y amortización decreciente; así como la consideración de la cuota como gasto deducible, en cuanto al importe de las cuotas satisfechas por el sujeto pasivo y siempre que sirvan para obtener ingresos por razón de actividades empresariales o profesionales-; y otras, de índole puramente económica, como la de poder disponer de un medio de financiación de un bien, en casos en los que tal medio es más beneficioso que otros y como comenta BUITRAGO RUBIRA, en cuanto el contrato de arrendamiento financiero -distinto, por supuesto, de un simple contrato de arrendamiento- no puede compararse a una venta a plazos o a un crédito, ni a un arrendamiento con opción a compra, sino que ha de considerarse como figura especial que sirve para financiar la adquisición de ciertas cosas, resulta pues atractivo el apoyo que el autor hace de “... la tesis que predica del leasing financiero... un contrato con causa propia y definida: La financiación”41. 36 Idem, pp. 180 y ss. Idem, p. 182. 38 Idem, p. 181. 39 SÁNCHEZ CALERO, F., Líneas esenciales para una regulación del contrato de arrendamiento financiero, p. 486. 40 CHULIA VICENT, E., y T. BELTRÁN ALANDETE, Aspectos jurídicos de los contratos de leasing, pp . 82 y ss. 41 BUITRAGO RUBIRA, J.R., op. cit., pp.88 y ss. 37 78 En torno a la naturaleza jurídica del contrato de arrendamiento financiero (Leasing). No es el caso que el concedente ponga el capital para la compra del bien y obtenga por ello a modo de restitución una cantidad, mientras que el usuario corre con los riesgos; el leasing resulta más complejo pues “... el concedente no presta capitales, sino que compra un bien que posteriormente arrienda. Por tanto, se hace preciso replantear el tema del crédito para dar acomodo al nuevo contrato de leasing”42. La teoría, que doctrinalmente tiende a reconocer en el leasing, un contrato de causa típicamente financiera o contrato de crédito se funda en el grado alternativo de la empresa para satisfacer determinadas exigencias financieras. No es el caso negar una función financiera del leasing, pero ello no conlleva a considerarlo como un contrato técnicamente financiero. La financiación se refiere a la disponibilidad del bien elegido por el futuro usuario, es decir, que la entidad de crédito financia al satisfacer el precio de compra del objeto para acceder al disfrute del bien por parte del usuario43. Por su parte, el leasing en Europa esta marcado legislativamente por dos características comunes; la primera: el acatamiento del presunto nuevo contrato de leasing dentro del crédito a la inversión, y la segunda: la de controlar a las empresas que actúan en el mercado del leasing financiero; lo que se justifica por una parte en satisfacer una necesidad económica y jurídica de separar el crédito al consumo del crédito a la inversión, y por otra parte, establecer los controles bancarios al asimilar el leasing a la actividad bancaria. Así, ROJO AJURIA44 justifica que el desarrollo del leasing financiero está en el incentivo a la inversión al darse un incentivo fiscal, ya sea, como actividad libre o como sector controlado por el Estado. Incentivo fiscal que –necesariamente y siempre- estará amparado con protección legislativa45, siendo pues, la razón fundamental de la apariencia de arrendamiento de tipo contable fiscal, en el leasing financiero. Es en la opinión de este autor, que lo esencial para comprender el leasing está, en su apariencia de arrendamiento y primordialmente en el plano contable fiscal, porque es aquí donde radica el eje fundamental del leasing financiero: “...la promoción de las inversiones; pues la sociedad de leasing no solo actúa como intermediaria financiera, ya que en base a un régimen fiscal favorable también actúa como promotora de inversiones”46, según se ha expresado. CUESTA RUTE47 es quien advierte que al repasar la doctrina, se considera al leasing como operación de crédito desde la exposición de la perspectiva económica que comprende y de las ventajas e inconvenientes respecto de otras operaciones similares; como refiere, es un instrumento para la disponibilidad de los bienes. 42 ROJO AJURIA, L., op. cit., p. 183. BUITRAGO RUBIRA, J.R., op. cit., p. 90. 44 Idem, p. 224. 45 Idem, p. 225. 46 Idem, p. 226. 47 CUESTA RUTE, J.M., de la. op. cit., p. 542 y ss. 43 79 Ms. C. David VALLE CORDERO Y es el caso, que una vez concluido el contrato y restituido el bien, es su valor de uso el que permite al financiador recuperar el dinero desembolsado -al menos teóricamente, ya que la financiera recuperara las cuotas indefectiblemente con la existencia del periodo irrevocable-; pues la garantía del crédito se constituye no ya por la propiedad del mismo sino por el valor del uso del bien. Comprendiendo que la garantía del crédito es el valor de utilización, es decir, el valor de mercado del bien48, por ello “... el leasing como factor de promoción de inversiones, no conduce a un nuevo contrato, aunque sí abre un nuevo circuito en el mercado financiero”49. Así pues, la Sociedad Leasing con su carácter financiero y la solicitud de financiación que se realiza por el futuro usuario, inciden sobre la regulación de la relación contractual en cuanto fijan el precio y la distribución de los riesgos; sin alcanzar la causa del contrato, que es la de permitir al usuario disponer y usar el bien, con opción de compra al final de la relación por precio determinado50: Cuestión a la que volcamos nuestra simpatía. Lo expresado hasta aquí, nos permite de forma breve reseñar otros sistemas jurídicos; así en el mexicano se estipula el arrendamiento financiero como “... contrato típico, perteneciente a las operaciones de crédito que regula el Derecho bancario...”51, mientras que en Argentina se sostiene “... como finalidades concretas diferentes para el dador...” (que persigue un interés financiero), “... mientras que el tomador realiza el uso de la cosa...” (con opción para adquirirla al vencer el plazo del arrendamiento)52: En Colombia “... es un contrato mercantil de servicios financieros, que trata de proporcionar unos beneficios, mediante actividades de carácter financiero”53. Por otra parte, algunos autores54 “... sin adentrarse en la naturaleza del leasing se refieren al papel exclusivamente financiero de la sociedad leasing...” que como mecanismo de financiación complementario, ágil y eficaz favorece al crédito de quienes sufren problemas de liquidez o no cuentan (o no desean disponer) con capital suficiente para acometer una inversión necesaria; “...otros no creen que el leasing sea un contrato con causa de pura y simple financiación,” justificado en que es una causa financiera realizada a través de un contrato del que “... convergen la ratio financiera, la detención y disponibilidad económica del bien y la atribución de un derecho unilateral...” que permite adquirir el bien, transcurrido cierto 48 ROJO AJURIA, L., op. cit., p. 217. Idem, p. 218. 50 Ibidem, 51 ARCE GARGOLLO, J., op. cit., p. 101. 52 GASTALDI, J.M., op. cit., pp. 66 y ss. 53 PARIS ARBOLEDA, D., op. cit., pp. 96 y ss. 54 BUITRAGO RUBIRA, J.R., op. cit., pp. 89-91. Comentando a URIA, R. Derecho Mercantil. 16ª ed., Madrid, 1989, pp. 620 y a PIÑAR MAÑAS, J.L. Comentario o la Disposición Adicional Séptima de la LDIEC. AA VV. Madrid, 2ª ed., 1991. pp. 190 y ss. 49 80 En torno a la naturaleza jurídica del contrato de arrendamiento financiero (Leasing). tiempo, “... lo que se corresponde con el instrumento de intermediación en la circulación de capitales y de bienes que es, el leasing”55. La jurisprudencia se ha encargado de profundizar en la operación de leasing. Mediante sentencia se expresa que: “La causa del arrendamiento financiero no consiste pues, en la adquisición de la propiedad de un bien con una particular facilidad en el pago del precio, sino en una financiación para la adquisición de la disponibilidad inmediata de dicho bien, con la obligación del usuario de reembolsar periódicamente la suma anticipada por el financiador, aumentada por los intereses y la remuneración del capital por el riesgo de la operación”56. Aquí la esencia del leasing como financiamiento radica en que el usuario no toma de sí o la empresa, la suma necesaria y que inmovilizaría para la adquisición del bien; se trata pues, que recibe de la financiera la cantidad requerida para la operación y que ha de reembolsar al financiador, con los intereses más la remuneración del capital por el riesgo de la operación. La suma anticipada por el financiador es el precio por la compra del bien. El contrato “... es visto con naturaleza estrictamente financiera en varias sentencias cuando recogen, que la verdadera especialidad del leasing radica en la operación financiera que se desarrolla,” que en el leasing, por ser la misma empresa la que arrienda, compra el bien y financia, “... tal operación se inserta en el núcleo mismo de la causa del contrato y es determinante del conjunto de prestaciones que han de realizar las partes”57. Que en cualquiera de las modalidades del leasing existe la finalidad de conseguir financiación, de forma ágil, con las ventajas fiscales que otorga la ley, y sin comprometer de modo inmediato la liquidez, “... o lo que es lo mismo, se puede calificar como contrato de financiación”58. Así es que, la sociedad financiera, y según estos ejemplos, ha de obtener la restitución de los capitales invertidos y los intereses, visto no como contraprestación del uso de la cosa que es, sino que aparte de este uso, sea restitución del préstamo de financiación; mientras que la propiedad del bien en el Derecho privado, actúa como garantía y reserva de dominio. Otro sentido de dirección es, el planteado al leasing, dentro de los esquemas del préstamo o mutuo como financiación, dado en que la calificación de la operación financiera no trasciende para el Derecho en cuanto son los esquemas jurídicos los que delimitan su verdadera naturaleza59. Aquí la finalidad de financiación es alcanzada mediante los modelos contractuales típicos: mutuo, apertura de crédito, descuento, categorizados como 55 VARA DE PAZ, N., Leasing financiero, p. 555. ROJO AJURIA, L., op. cit., p. 241 y ss. (referido a Sentencia Italiana de 6 de mayo de 1986, RIL. 1986-1, pp. 141 y ss. 57 BUITRAGO RUBIRA, J.R., op. cit., p. 90. (citando sentencia de la AP Las Palmas de 1 de abril de 1995 -ED 686- Segundo). 58 Idem, p. 90-91. (citando sentencia de la AP de Madrid de 12 de junio de 1997) (AC 1997-1326), Segundo. 59 JIMÉNEZ DE PARGA, R. CABRERA, y M.T DE GISPER PASTOR, op. cit., p. 73 y ss. 56 81 Ms. C. David VALLE CORDERO contratos de crédito, “... por los que se transmite o promete una suma de dinero por el acreedor al deudor con una contrapartida económica diferida; aunque existen contratos cuyo objeto inmediato no es el crédito y en su finalidad remota sí lo sea”60. El leasing y el préstamo, aunque coinciden con la finalidad financiera que cumplen, son diferentes en cuanto a causa y elementos, ya que en el préstamo el objeto es dinero u otras cosas fungibles, cuya propiedad adquiere el prestatario, lo que le brinda un poder de disposición sobre la cosa transferida que lo cualifica en su esencia, obligándose a restituir una cantidad. Sin embargo, en el leasing, el objeto del contrato no recae en cosa fungible, como tampoco se transmite la propiedad con la obligación del pago del canon. Aquí la obligación está en restituir el mismo bien arrendado o el ejercicio de la prórroga del contrato o la opción de compra; cuestiones imposibles jurídicamente en el contrato del préstamo, “... es así que el fin de financiación o de crédito, que en el préstamo es causa negocial, en el leasing permanece neutro, jugando un papel económico o de perfil teleológico del contrato”61. Por todo ello, BERNÁLDEZ BERNÁLDEZ62 expone coincidentemente que la calificación del leasing como contrato de financiación, es tener en cuenta este elemento teleológico, destacando la función de financiación que el contrato en sí origina en el plano económico, separándolo de la individualidad de su causa y estructura negocial. Es que la financiación del mutuo no acciona sobre su causa jurídica, en cuanto permitir al prestatario disfrutar y obtener utilidad de la cosa fungible. Por su parte en el leasing al término del contrato, la restitución comprende devolver el mismo bien (no así en el mutuo). Con toda lógica el usuario de un contrato de leasing no tiene por causa obtener el disfrute temporal de una cantidad de dinero, sino de utilizar el bien cedido temporalmente en su empresa; en otras palabras, es la cesión del uso de un bien mueble o inmueble, por un período fijado a cambio de precio determinado. La Audiencia de Oviedo63 ha pronunciado que la naturaleza de la operación supone que la entidad prestamista entrega inicialmente al prestatario la maquinaria para su empleo a cambio de unos pagos periódicos; mientras que la de Jaén64 lo concreta al préstamo con financiación, ya que en su aspecto económico es desde su fundamento o razón, un modo de financiación que solo encuentra adecuada acogida a la estructura y caracteres propios de todo contrato de préstamo con financiación. Se 60 Idem, p. 73 y ss. Ibídem BERNALDEZ BERNALDEZ, M.P., op. cit., pp. 2359 y ss. 63 BUITRAGO RUBIRA, J.R., op. cit., p.84. Comentando la sentencia de la AP de Oviedo de 19 de junio de 1996 (AC- 1996,1609), 3º. 64 Idem, (comentando la sentencia de la AP de Jaén de 27 de junio de 1995). (AC1995,1199). 61 62 82 En torno a la naturaleza jurídica del contrato de arrendamiento financiero (Leasing). anticipa o presta una cantidad necesaria, obteniéndose a cambio la devolución del capital anticipado más unos legítimos intereses65 . Lo cierto es que “... la incuestionable función de financiación del leasing, no se identifica con el préstamo”66, ya que además de la vertiente pecuniaria del contrato (compra del bien- sociedad leasing, y abono de cuotasusuario), la cesión del uso del bien es consustancial al arrendamiento financiero. Por otra parte el bien en el leasing no es fungible, su propiedad es siempre del cedente y no existe obligación de devolver otro tanto de la misma especie y calidad. El Tribunal Supremo Español67 planteó que no puede confundirse al leasing con el préstamo de financiación, porque es distinto de este al ser prestatario de una cosa mueble corporal no consumible, limitados los importes por el precio de la compraventa y por el número máximo de plazos para satisfacerlo. Coincidimos con CABANILLAS SÁNCHEZ, en cuanto a que la mejor crítica a la tesis del préstamo es aquella fundada en que, “... si el leasing implicase un préstamo de dinero, no se comprende por qué el usuario no compra directamente los bienes al suministrador, una vez que la sociedad de leasing le presta el dinero”68. Por lo que también resultaría innecesario, implicar a la sociedad de leasing en una relación con el suministrador en virtud de un mandato, haciendo - ilógicamente - compleja la operación. Claro, la Sociedad Leasing lo que realmente persigue (y no debe olvidarse), es que quiere tener la garantía de la propiedad y por otra parte, evitar que el prestatario destine la financiación recibida a un fin distinto. 3.3. Noción de negocio fiduciario Si bien, en la doctrina se ha sostenido, que la mayoría de los contratos de arrendamiento financiero constituyen negocios fiduciarios, como ocurre en algunos casos del derecho español ”... Lo peculiar de esta operación es que la garantía del préstamo o anticipo dinerario (de la operación de crédito o financiación) es el propio bien adquirido, cuya propiedad (más bien fiduciaria) se recibe en la entidad financiera que figura como adquirente, aunque el concierto de voluntades sobre la cosa y el precio se realizó entre el usuario y el vendedor, cediendo el uso de la cosa al usuario, hasta el abono de la última cuota (el valor residual suele ser simbólico, por lo que la opción de compra se ejercita necesariamente), mediante cuyo pago cesa la efectividad de la garantía real y el usuario adquiere la titularidad formal y 65 Idem, (comentando sentencia de AP de Segovia de 3 de febrero de 1995) -ED 686-. 66 Idem, p. 84. 67 Idem, pp. 83 y ss. Comentando sentencia de TS de 18 de noviembre de 1983 (RJ 1983-6487). 68 CABANILLAS SÁNCHEZ, A., op. cit., p. 55. 83 Ms. C. David VALLE CORDERO definitiva del bien adquirido…”69; es decir, se narra una venta en garantía, acarreando que la propiedad que realmente tiene la sociedad leasing sería una garantía del préstamo concedido al usuario. El argumento anterior no puede prosperar, ya que por un lado la existencia del contrato de leasing, es propia, saltando toda duda doctrinal al respecto, además, no podría hablarse de negocio fiduciario, teniendo por base aquel momento, en que la entidad de crédito adquiere la propiedad del bien a un tercero, como presupuesto para poder celebrar el contrato de leasing y para poder ceder el uso del bien al usuario70; así como que la opción de compra no siempre se ejercita necesariamente. Como bien recoge SÁNCHEZ-PARODI, “... adscribir la caracterización fiduciaria supondría admitir que la Sociedad Leasing ostenta la titularidad dominical del bien frente a terceros”71, mientras que, frente al usuario la detenta como garantía del cumplimiento de la obligación de restituir la suma anticipada, en otras palabras, se le atribuye a la titularidad dominical una función limitada de derecho real de garantía. ROJO AJURIA72 coincide con PUIG BRUTAU en que lo contradictorio del contrato fiduciario consiste en apelar a la libertad de contratación, a la autonomía de la voluntad, para sostener que los contratantes han pretendido lo que en realidad les resultaría más difícil de concebir, es decir, constituir un derecho de garantía, sin acudir a los derechos típicos del ordenamiento. Pero esta fiducia cum creditore, -venta en garantía de un préstamo- tiene una causa fiduciaria, en otras palabras, existe una razón por la que el acreedor no se limita a prestar, el problema del Derecho privado es que se ha constituido un derecho de garantía; pero abandonando el terreno del negocio fiduciario, la situación se coloca en el contexto apropiado, según opinión de ROJO AJURIA, dentro del sistema de garantías del crédito diseñado por el ordenamiento jurídico y el papel que este concede a la autonomía privada; luego entonces existe leasing aunque no se constituya negocio fiduciario73. Para una mejor comprensión, diríamos, que la venta en garantía comprende que el fiduciante transmita un bien de su propiedad al fiduciario con el fin de garantizar el préstamo recibido; mientras que en el leasing –y por el contrario-, el usuario (pretendido fiduciante) no transmite la propiedad del bien, simplemente porque no la ha adquirido; siendo en realidad la Sociedad Leasing (supuesta fiduciaria), la que compra el bien por su cuenta y en su propio nombre, al proveedor o fabricante. En otra perspectiva, el momento final comportaría un obstáculo, ya que en la fiducia cum creditore el titular fiduciario, al termino del contrato y una 69 Idem, p.82. Citando sentencia de AP de Segovia de 3-2-1995 -ED 281Fundamento de Derecho 12º. 70 Idem, pp. 82 y ss. 71 SÁNCHEZ-PARODI PASCUA, J.L., op. cit., p. 130. 72 ROJO AJURIA, L., op. cit., pp. 175 y ss. 73 Idem, pp.176 y ss. 84 En torno a la naturaleza jurídica del contrato de arrendamiento financiero (Leasing). vez que el fiduciante le ha reembolsado el crédito garantizado, está obligado a devolver el bien, cumpliendo de ese modo, el pacto de fiducia subyacente; mientras que en el leasing para que el usuario adquiera la propiedad del bien debe inexcusable y previamente, ejercitar la opción de compra estipulada en su favor en el convenio. Por ello no parece que pueda constituirse una relación jurídica de naturaleza fiduciaria, bajo los supuestos que comprenden el hecho de la adquisición del bien por la concedente, con su propio capital, del que luego cede solamente las facultades de uso y disfrute; que el ejercicio de la opción de compra final que se inserta en el contrato es requisito indispensable para que el usuario obtenga la propiedad del bien y que en ningún momento anterior ha ostentado; así como que este derecho de opción se articula como una posibilidad posterior del usuario, incluso la que puede no ejercitar, dado en que el fin ultimo del negocio no estriba en la adquisición del bien74. 3.4. Noción de atipicidad contractual Partiendo de planteamientos en diversa dirección, pero con igual reconocimiento, varios autores califican el contrato de leasing como atípico; otros como BUITRAGO RUBIRA75 se oponen, criticando el planteamiento de BERCOVITZ cuando este último dice, que la jurisprudencia lo sitúa como atípico, aunque esté descrito en el Real Decreto Ley 15/1977, en la Ley 26/1988 y en la Ley 43/199576; y el de SÁNCHEZ CALERO por expresar que reconociéndolo en su carácter financiero y sin existir una regulación del contrato puede decirse que legalmente es atípico; todo cuando del análisis de los cuerpos legales se dice, que serán aquellas operaciones, cualesquiera que sea su denominación a los efectos de la disposición referida y en cuanto a la segunda, al otorgar sustantividad y profundidad cuando sustituye: operación por contrato y arrendamiento por cesión del uso; lo que tiende y hace inclinar la atipicidad del arrendamiento financiero; así otros autores en cuanto a su atipicidad - CORRALES, GARCÍA-BARBÓN Y RODRÍGUEZ ADRADOS - 77; por su parte BUITRAGO RUBIRA hace propias las palabras de VILLAR URIBARRI cuando aquel expresaba que cabría hablar de cualquier cosa excepto de contrato atípico. Se reconoce en definitiva, que estas consideraciones hacen minoría, ya que la mayoría de la doctrina, el Tribunal Supremo y las audiencias provinciales españolas (por ejemplo), sitúan como atípico al contrato de leasing; donde este “... constituye un negocio mixto en el que se funden la cesión del uso y 74 SÁNCHEZ-PARODI PASCUA, J.L., op. cit., pp. 134 y ss. BUITRAGO RUBIRA, J.R., op. cit., pp. 85 y ss. Referido al Real Decreto Ley 15/1977, de 25 de febrero, sobre medidas fiscales, financieras y de inversión publica; Ley 26/1988, de 29 de julio, sobre disciplina e intervención de entidades de crédito (LIDIEC) y Ley 43/1995, de 27 de diciembre, del impuesto sobre sociedades (LIS). 77 BUITRAGO RUBIRA, J.R., op. cit., p.86. 75 76 85 Ms. C. David VALLE CORDERO la opción de compra con causa única... contrato complejo y atípico, gobernado por sus específicas estipulaciones y de contenido no uniforme”78. Se arguye de mecánica y reiterada la doctrina jurisprudencial que concibe al leasing como contrato complejo y atípico, citándose varias sentencias79, pero ante esto presentemos la propia fundamentación de la sentencia del Tribunal Supremo de 26 de junio de 1989 (RJ 1989,4786) cuando expresa que, el leasing plenamente incorporado a nuestro tráfico económico comercial, es un contrato complejo y en un principio atípico….con base a los principios de la autonomía negocial y de la libertad que proclama el artículo 1255 del Código Civil, y sentencia del Tribunal Supremo80, cuando en su fundamento de derecho cuarto concluye, que evidentemente se impone la calificación de concurrir figura contractual de leasing, la que si bien carece de estructura normativo positiva y se presenta en el tráfico mercantil como contrato novedoso, ostenta propia identidad y categoría jurídica, y cuya disciplina está en la espontánea concertación de voluntades que conforman la libertad de pacto, a tenor de los artículos 1255 y 1091 del Código Civil, configurando una estructura jurídica. Así, el régimen aplicable a este contrato, es en primer lugar, lo convenido por las partes; en segundo, el régimen general de obligaciones y contratos contenido en los artículos del 50 al 63 del Código de Comercio y del 1088 al 1314 del Código Civil; y en tercero y siempre que le sean compatibles, las disposiciones sobre el tipo de contrato que más concuerde con las diferentes prestaciones que surgen del leasing81. 3.5. Noción de contrato bancario Es BUITRAGO RUBIRA, quien en su obra82 expone una opinión al respecto, considerando que el leasing sería en el seno de los contratos bancarios, un contrato de financiación, así como que desde la clasificación tradicional de las operaciones bancarias lo sitúa dentro de las operaciones activas, toda vez que supone una salida de fondos de caja de la entidad de crédito que aporta los fondos. Comenta a GARRIGUES, cuando aquel afirmaba que hay contratos cuyo objeto inmediato no es el crédito, aunque la finalidad remota si lo fuera, al obtener el crédito celebrando otros negocios; y a GARCÍA SOLÉ, que considera al leasing como contrato de naturaleza financiera, ya que el arrendatario financiero tiene por causa obtener crédito para hacerse del uso de un bien determinado. 78 Idem, p. 87. (comentando sentencia del TS de 10 de abril de 1981) (RJ 1981,1532). Idem, p. 88. Referido a las sentencias: AP Ciudad Real de 19 de diciembre de 1994 -ED 227-; AP Orense de 26 de abril de 1997 (AC 1997, 634) y AP Teruel de 25 de noviembre de 1996 -ED 88-. 80 Ver STS de 7 de febrero de 1995.(RJ 1995,1226) 81 VARA DE PAZ, N., op. cit., p. 555. 82 BUITRAGO RUBIRA, J.R., op. cit., pp. 94 y ss. 79 86 En torno a la naturaleza jurídica del contrato de arrendamiento financiero (Leasing). Lo cierto es que el leasing no se ubica dentro de las formas tradicionales de crédito, aunque en la práctica tiene equivalencia a un medio de financiación a fin de satisfacer necesidades empresariales o profesionales. Es así que puede coincidir el contrato de leasing, con las actividades parabancarias, entendidas por aquellas las de cierta novedad por su origen y contenido surgidas con posterioridad a las tradicionales actividades de la banca, y en consecuencia, llegado el momento calificar al leasing como contrato bancario y el bien definido el carácter mercantil que entraña el contrato83, dado por sus propias características, por los sujetos que intervienen y los pronunciamientos jurisdiccionales84; todo lo que resulta incuestionable, aunque autores como VICENT CHULIÁ85 lo considere un contrato civil y RICO PÉREZ86 a su vez estime que no sea contrato ni civil, ni mercantil, incluyéndolo en un Derecho Civil Empresarial. 3.6. Noción de arrendamiento Desde la óptica arrendaticia el leasing no puede concebirse como algo que le sea ajeno, pues es la propia existencia de la relación de arrendamiento su base esencial. Se afirma que considerar el leasing como arrendamiento puro y simple, es cuestión que pende de la similitud de causa que se reconozca a uno y otro; por ello “... tanto en el arrendamiento como en el leasing, la causa consiste en el goce o uso del bien objeto del contrato, mediante el pago de una renta al arrendador por el arrendatario durante un período de tiempo determinado”87. Ya en el orden jurisprudencial, la percepción del leasing como arrendamiento es retomada nuevamente por sentencia del Tribunal Supremo Español88 que refiere el contrato de leasing integrado por un arrendamiento y una opción de compra, siendo así cuando la sociedad de leasing adquiere la cosa al proveedor, que ha sido elegida por el usuario, la entrega a este en concepto de arrendamiento, a cambio de una cantidad o renta; cuestión defendida por O’CALLAGHAN MUÑOZ cuando dice que según la jurisprudencia, “... la naturaleza del leasing es de arrendamiento, si es 83 Idem. p. 96. Sobre la mercantilidad del leasing, Vid. SANCHEZ PARODI. op. cit., p. 162; PÉREZ-SERRABONA GONZÁLEZ, J.L., Derecho Mercantil, AA VV, Barcelona, 1990, p. 941; VARA DE PAZ, N., op. cit., p. 912; MORILLAS JARAMILLO, M.J., Algunos aspectos del leasing…, p. 493; LÓPEZ FRÍAS, A., Los contratos conexos. p. 111; VILLAR URIBARRI, J.M., El leasing, Contratos Bancarios. Colegios Notariales de España, Madrid, 1996, p. 91. 84 Vid. STS de 30 de abril de 1991. [RJ 1991,1315] 85 VICENT CHULIA, F., Compendio crítico de Derecho Mercantil, Boch, Barcelona, 1986, p. 275. 86 RICO PÉREZ, F., Uso y disfrute de bienes ajenos con opción de compra, Reus, Madrid, 1974, pp. 551-566. 87 JIMÉNEZ DE PARGA y CABRERA, R., y M.T de GISPER PASTOR, op. cit., pp. 73 y ss. 88 BUITRAGO RUBIRA, J.R., op. cit., p. 73. Citando STS de 25-6-1997 (RJ 1997,5210) 3º. 87 Ms. C. David VALLE CORDERO verdadero leasing y no es una compraventa a plazos, lo cual coincide con la propia calificación de la empresa de leasing”89. Así, “... no se puede eludir que el leasing se presenta como un contrato de arrendamiento, tanto para las partes como para las distintas definiciones legales”90, y es que el arrendamiento financiero como tal presenta regularidades propias que le otorgan un carácter especial, destacándose entre ellos el carácter ajeno de la cosa arrendada; que la obligación de entrega la realiza el vendedor o proveedor y no la sociedad leasing91; que los importes de la cuota periódica a pagar por el arrendatario contengan conceptos que normalmente no integran las rentas de un arrendamiento ordinario; que respecto a los vicios ocultos de la cosa arrendada se resuelven entre el arrendatario y el vendedor, por la cesión del arrendador de sus acciones judiciales y extrajudiciales a favor del arrendatario; que es el arrendatario quien se obliga a realizar las operaciones ordinarias y extraordinarias de la cosa arrendada, liberándose de esta obligación al arrendador y que existe una opción de compra en favor del arrendatario a la finalización del contrato92. Como quiera que, estas peculiaridades se manifiestan regularmente en el leasing y no en el arrendamiento ordinario -y que el leasing no difiere de los esquemas típicos del arrendamiento-, es que vista la similitud entre el leasing y el arrendamiento de cosas, la cuestión de sí es un negocio único o un negocio mixto con causa propia, debe resolverse en cuanto al alcance y significado que en este contrato reviste la opción de compra. “Por otro lado sea cual sea la solución — negocio único o mixto— la relación de arrendamiento siempre estará presente, al ser la única o la que predomina”93. Al dictarse en España la Ley 26/198894 se emiten criterios variados al respecto, así CABANILLAS SÁNCHEZ, JIMÉNEZ DE PARGA y GISPER PASTOR; el primero reconoce que por el diseño de esta Ley no solo se afecta la cuestión fiscal del leasing, sino que se configura como un contrato de naturaleza crediticia; por su parte los dos siguientes afirman que la función crediticia no distorsiona el carácter de arrendamiento. Un elemento esencial en el leasing, de la misma forma que lo son las cláusulas de arrendamiento, lo es la opción de compra que opera al final del contrato, todo sin separarlo de una función económica de financiación, que es la que dificulta para regular al leasing como arrendamiento; “...por lo que 89 Idem, Citando a O’ CALLAGHAN MUÑOZ, X., Jurisprudencia sobre leasing. Act. Civ. No. 1, 1991. Semana 31-12-90al 6-1-91.p. 18. 90 ROJO AJURIA, L., op. cit., p. 159. 91 Así también SÁNCHEZ-PARODI PASCUA, J.L., op. cit., p. 150 y ss..cuando concluye que existe una relación directa del usuario con el vendedor del bien. 92 JIMÉNEZ DE PARGA Y CABRERA, R., y M.T de GISPER PASTOR, op. cit., p. 73 y ss. 93 Idem, 94 BUITRAGO RUBIRA, J.R., op. cit., p. 76. En referencia a la Ley de Disciplina e Intervención de las Entidades de Crédito, LDIEC. 88 En torno a la naturaleza jurídica del contrato de arrendamiento financiero (Leasing). el arrendamiento es aparente”95, aunque no se puede olvidar que el núcleo principal sobre el cual se configura este contrato es el del arrendamiento. A su vez, tal y como expresa CUESTA RUTE96, la noción de arrendamiento de este contrato está presente por todos los autores, aunque también la doctrina se abstenga de calificar al leasing como tal y señale simplemente que se utilizan sus técnicas; siendo así que al insertarse criterios como el de venta-arrendamiento, al no asumirse por la financiera las obligaciones de un arrendador, como tampoco las cargas y riesgos del propietario de la cosa y por el régimen contractual de determinar el precio y el pago; es que se asume la separación que estos dos contratos conllevan; lo que unido a la aplicación independiente a cada uno de la doctrina sobre vicios del consentimiento; es lo que reconduce a la referida cuestión de la apariencia del arrendamiento. Existen criterios tal y como postula la sentencia de la Audiencia de las Palmas, en cuanto “las cuotas abonadas por el usuario no tienen para ella (entidad de leasing) la misma causa que la percepción de rentas en un contrato de arrendamiento, porque lo que la compañía pretende del arrendador no es tanto el fin normal de todo arrendador, que es recibir una cierta cantidad por el bien de su propiedad, sino recuperar en su totalidad el precio pagado al vendedor”97. Así también, otra sentencia98 en cuanto a que la calificación de esta cesión de uso como arrendamiento constituye más bien una cobertura de la verdadera función de garantía que cumple la operación pues la sociedad de arrendamiento financiero no asume en absoluto la posición jurídica del arrendador, al no obligarse a la entrega del bien, ni responde por sus deficiencias, e incluso en caso de su destrucción está facultado para continuar cobrando las cuotas hasta la finalización del contrato. Y es que el arrendamiento financiero no es un arrendamiento en sentido propio, como dice BERCOVITZ99 al resultar evidente que la renta pagada por el arrendatario, no es tal, por no ser únicamente el precio correspondiente al uso y disfrute del bien, sino, además, ser parte del propio capital. Por ello no puede hablarse de contrato de arrendamiento cuando es excluida la elección por el cedente futuro del bien, como ocurre en el leasing; así como tampoco cuando se excluye el deber de la entidad de leasing de mantener en buen estado la conservación de la cosa; estas exclusiones atentan contra los elementos del arrendamiento simple o común; SÁNCHEZ-PARODI abunda cuando refiere casi una absoluta exoneración por la Sociedad Leasing y la 95 ROJO AJURIA, L., op. cit., p. 209. DE LA CUESTA RUTE, J.M., op. cit., pp. 555 y ss. Idem, citando AP de Las Palmas en sentencia de 1 de abril de 1995. -DE 686- 2º. 98 Idem, p. 74. citando sentencia de AP de Segovia de 3-2-1995. - DE 281 - 12º. 99 Idem, pp. 74-75. comentando a BERCOVITZ RODRÍGUEZ-CANO, R., El pacto de reserva de dominio y la función de garantía del leasing financiero. AA VV, t. II, vol. 1, Civitas, Madrid, 1996, pp. 411-412. 96 97 89 Ms. C. David VALLE CORDERO asunción por el usuario de todos los riesgos y gastos inherentes al bien, “.. donde la Sociedad Leasing solo se obliga a trasmitir el goce de la cosa”100. Siendo el caso que la corriente doctrinal que asimila el arrendamiento financiero al arrendamiento de cosa señala una función económica de financiación y una causa jurídica similar a la del arrendamiento con aplicación de las normas arrendaticias del Código civil, pues según esta línea doctrinal el “... objetivo de financiación no es obstáculo para afirmar que la naturaleza contractual es esencialmente arrendaticia”101. Es en consecuencia común a los dos, la traslación del uso y disfrute de la cosa, aunque existen caracteres diferentes del simple arrendamiento102: tales como que en los sujetos, es decir, el arrendador es propietario de la cosa, sin limitación mientras que en el leasing solo es arrendador financiero una sociedad de leasing que reúna los requisitos de la ley; así como que en el arrendamiento, el arrendatario puede ser cualquier persona que tenga capacidad jurídica, mientras que en el leasing, el usuario tiene que ser una empresa o un profesional. Que en cuanto al objeto el arrendamiento recae sobre todo tipo de bienes de lícito comercio, mientras que en el leasing solo puede recaer sobre bienes muebles e inmuebles productivos. Que referido al precio en el leasing está condicionado a su duración, que pende de la vida teórica útil del bien. Que respecto del plazo, en el leasing se tiene legalmente duración mínima de diez años en los inmuebles y dos años en los muebles. Que sobre el contenido, el mantenimiento del bien y el saneamiento por vicios recae en el leasing sobre el usuario y sobre el proveedor o suministrador respectivamente y que la existencia de la opción de compra es algo típico, propio del leasing. Y que en el arrendamiento la causa es permitir al arrendatario el disfrute del bien a cambio de una renta, mientras que en el leasing es la cesión de uso de un bien productivo mediante contraprestación, incluyendo al final la opción de compra. Como expresa ROJO AJURIA103, aunque se defina al leasing como arrendamiento con opción de compra, existe una clara diferencia entre la obligación de concesión de uso y la obligación de concesión de crédito; pero se sabe que es a través del arrendamiento que se produce la entrada del leasing en el ordenamiento, aunque claro sin olvidar la función financiera planteada. Siendo aquí y a partir de donde surgen los problemas y diferencias al expresarse que el leasing se parece más a un simple suministro de dinero104, por ello es que se acude doctrinalmente a la calificación de apariencia de arrendamiento; ya que lo contrario sería un arrendamiento puro y esto, el leasing, no lo es. 100 SÁNCHEZ-PARODI PASCUA, J.L., op. cit., p. 150. BERNALDEZ BERNALDEZ, M.P., op. cit.,p. 2357, (BERNALDEZ citando a ILLESCAS ORTIZ, R. “El leasing”. RDM, 1981, pp. 83 y ss). 102 Idem, pp. 2357 y ss. 103 ROJO AJURIA, L., op. cit., p. 160. 104 Idem, p. 160. 101 90 En torno a la naturaleza jurídica del contrato de arrendamiento financiero (Leasing). Cuestiones estas que no niegan que al determinarse el régimen jurídico se acuda a aplicar por analogía, la correspondiente al contrato de arrendamiento, y salvo que exista una simulación, esta “... normativa arrendaticia es posible del hecho de existir transmisión de uso o goce de una cosa por tiempo determinado y precio cierto”105. Otro aspecto, es el referido a los frutos del bien arrendado, ya que el arrendamiento conduce al derecho de adquisición de los frutos, al que suele llamarse derecho de disfrute o ius fruendi106. Vemos como cuestión fundamental en el arrendamiento la calificación de ese derecho de disfrute sobre la cosa ajena, considerando dentro de los derechos del arrendatario que es claro que en estos no juegan los de la propiedad de la cosa. Es pues el arrendamiento un medio de explotación indirecta de la cosa. O el propietario explota directamente la cosa y obtiene los frutos naturales e industriales o cede la explotación del bien a un tercero, recibiendo solo frutos civiles, como es el caso del arrendamiento. El arrendamiento es el medio de explotación indirecta de un bien conservando su propiedad, mientras el propietario puede disfrutar del uso de la cosa; y es que el sentido es conservar la propiedad del bien, pues la del dinero no es posible por su fungibilidad —al gastarse— es que se acude a la compraventa y posteriormente se arrienda la cosa107; es necesario mantener lo que resulta esencial para que se corresponda con el arrendamiento; es decir, “... la obligación de cesión de uso a cambio de un correspectivo y si no se tiende a este mínimo, sería un simple préstamo”108. La naturaleza esencialmente de arrendamiento que le es otorgada al leasing, se debe a la identificación como causa en la concesión del goce temporal a cambio de retribución, pero significando algunas peculiaridades y anomalías que lo separan de la disciplina del arrendamiento propiamente dicho, aunque no existe oposición a los principios del arrendamiento en cuanto a la finalidad económica de financiación, no incide en la causalidad del contrato, ni el monto de la retribución cuando no contrasta o se interpone contra los criterios que establezcan el canon de arrendamiento. Es encontrar en el arrendamiento el punto de referencia para el leasing, claro está que sin llegar a una identidad con el mismo; pues hay una repartición de los riesgos, el financiero a la sociedad leasing y los riesgos relativos al incumplimiento del vendedor y al cumplimiento necesario para el uso de la maquinaria, al arrendatario (que usa el bien y ha elegido al proveedor). En este mismo sentido, acotar que, la Sociedad Leasing invierte capital en comprar un bien para obtener un rendimiento económico, que se extrae de los intereses en las rentas del usuario, por lo que siendo esta la actividad económica de la Sociedad Leasing se comprende su deseo de no soportar los riesgos y obligaciones relativos al bien, incluso aquel referido a la 105 VARA DE PAZ, N., op. cit., p. 557. Idem, p. 163. Idem, p. 164. 108 Idem, p. 175. 106 107 91 Ms. C. David VALLE CORDERO entrega de la cosa109, cuestión que logra con la subrogación a favor del usuario para ante el vendedor. Comparativamente, la doctrina mexicana cualifica al leasing dentro de las operaciones de crédito y lo considera contrato mixto, formado por un arrendamiento y una promesa unilateral de venta, recoge que es arrendamiento el contrato aquel en que se estipulan rentas periódicas, que al sumarlas nada tienen que ver con el valor del objeto arrendado, como también es arrendamiento, aquel que sumando tales cuotas, arrojen un total superior al precio de compra del mismo; como tampoco modifica el carácter arrendaticio la opción de compra, a favor del arrendatario110. En el caso de España, mediante sentencia111 se recoge que aunque tal contrato carece de amplia regulación en el ordenamiento positivo,... está claro que su otorgamiento es posible en lícito ejercicio del principio de autonomía negocial y de libertad en la regulación del pacto prolongado en el artículo 1.255 del Código civil, que faculta a los sujetos para superar, a impulsos de las incesantes exigencias del tráfico económico, el elenco de esquemas o pautas contractuales previstas por el legislador, necesariamente limitadas, sin que ello comporte menoscabo de categoría dogmática alguna;...¨112, en este mismo orden el Tribunal Supremo concluye que ¨... ha existido mera cesión de uso ... pero sin desplazamiento de la propiedad..., que solo pasaría a la usuaria mediante el oportuno ejercicio de la opción de compra lo que confirma la realidad de que se trata de un arrendamiento financiero...¨113. En otra sentencia, se significa que... no hay duda de que nos encontramos ante un arrendamiento financiero o leasing, de frecuente práctica en el comercio de bienes de equipo, en el que, como se ha dicho... y como es de esencia de esa figura jurídica, solo se transmite el uso de la cosa ¨ y no la propiedad, donde. el arrendador adquiere el material del fabricante o proveedor para cederlo en arrendamiento al arrendatario y para ello cursará al fabricante o proveedor el pedido que ha sido confeccionado por el arrendatario...¨114. Así las cosas, las circunstancias que impiden colocar al leasing como arrendamiento común son: que el bien en la mayoría de los casos no es entregado por la entidad de crédito, sino por el vendedor al usuario; que tampoco la entidad de crédito se responsabiliza con el mantenimiento del buen estado del bien, sino que es el propio usuario quien asume esta responsabilidad, aun cuando perezca la cosa, por lo que deberá continuar 109 SÁNCHEZ-PARODI PASCUA, J.L., op. cit., pp. 152 y ss. DÍAZ BRAVO, A., Contratos mercantiles, p. 91. 111 ROJO AJURIA, L., op. cit., pp. 306 y ss. (referido a Sentencia del TSE de 10 de abril de 1981). 112 Idem, Considerando 4, Razón tercera, p. 311. 113 Idem, Razón sexta, p. 312. 114 ROJO AJURIA, L., op. cit., pp. 312 y ss. Sentencia del TSE de 18 de noviembre de 1983. Considerando 2. 110 92 En torno a la naturaleza jurídica del contrato de arrendamiento financiero (Leasing). pagando las cuotas hasta el vencimiento del plazo; que las rentas en el arrendamiento común se corresponden al uso, mientras en el leasing las cuotas abonadas por el usuario corresponden al uso del bien y a la retribución del capital invertido por la sociedad y a la eventual transmisión de la propiedad por el valor residual; que el arrendamiento por su naturaleza no posibilita opción de compra, lo que sí ocurre en el leasing, donde a la par de la cesión del uso encontramos la opción que puede o no ejercitar el usuario al final del contrato; que el legislador permite a los establecimientos financieros de crédito realizar tanto contratos de arrendamiento financiero, como actividades de arrendamiento no financiero115. No obstante, al tomar partido en cuanto a la naturaleza jurídica del leasing este va dirigido hacia la noción de arrendamiento, pues aunque se alegue, como es cierto, una técnica de financiación es a través y solo mediante el arrendamiento, que puede tejerse toda una estructura funcional del contrato; no puede ser un préstamo si volvemos al fin perseguido por las partes, o mejor dicho, al fin del contrato por el nacimiento de la voluntad de las partes, que resulta de un interés por el uso y disfrute del bien –usuario-, interés sin el cual no podría la entidad financiera entrar en juego por el solo hecho de contar con dinero. 4- Conclusiones - El contrato de arrendamiento financiero o leasing, atípico, nacido de la práctica anglosajona, es una operación de financiación bajo la apariencia de arrendamiento, que sin llegar a integrarse como una u otra, tiene la finalidad propia de la cesión de uso del bien mediante una contraprestación económica o canon, por un período determinado irrevocable, vencido el cual puede el usuario optar por adquirir la propiedad del bien por un valor residual previamente pactado entre arrendador y arrendatario, que son las partes. Con especificidad de que existe otra persona insertada de alguna manera en la relación contractual establecida por las partes y que es el vendedor o proveedor, que elegido por el usuario suministra el bien objeto a la arrendadora. - Que el leasing se configura en que la garantía del crédito está constituida en el valor de uso del bien y por la propiedad que se tenga, con independencia de que sean bienes muebles, inmuebles o bienes inmateriales, los que inicialmente estaban únicamente afectados a fines industriales, comerciales, agrícolas, profesionales o fueran capaces de producir algo por sí, como es el caso de los bienes de equipo. Hoy el leasing financiero permite que sean objeto del contrato programas de ordenador, acciones, entre otros. - El arrendamiento financiero consta de tres etapas o fases; una previa o pre-contractual: donde se prepara el contrato, se materializa el 115 BUITRAGO RUBIRA, J.R., op. cit., pp. 76-78. 93 Ms. C. David VALLE CORDERO consentimiento, se elige al proveedor, se hacen indicaciones del material, se estudia al usuario; de otra fase ejecutiva del contrato: que es irrevocable, donde realizado el contrato se cumplen las obligaciones y donde ha de transcurrir necesariamente el período de amortización del bien y por último; la fase residual: en la que el arrendatario puede optar por adquirir el bien después de su amortización, por un valor residual o simplemente en su caso, terminar o prorrogar el contrato. - Que el arrendamiento financiero no es compraventa a plazos, es contrato atípico y complejo en el que se funden la cesión del uso y la opción de compra con causa única, pues no inciden como en una compraventa, las cuotas del arrendamiento con el valor total del bien, ya que además del valor del arrendamiento, el valor económico, que comprende la depreciación, los costos de la adquisición del bien y los beneficios. Es que el leasing tiene como causa la cesión del uso y no la transmisión del dominio del bien como en la compraventa, no es esta la finalidad, por lo que al término del contrato no ocurre automáticamente una transferencia de la propiedad, pues no son cuotas para adquirir su propiedad, sino para su goce y uso. - El leasing tampoco es un crédito o financiación, que lo esencial del contrato no está en un aporte dinerario, sino en la cesión de un bien para su uso, o sea, la causa en sí es la disposición de un bien; que aunque medie una operación de financiación por parte de la arrendadora para adquirir el bien, que se cederá en arrendamiento, lo que se restituye al titular-arrendador no es la utilidad o uso, sino el capital adelantado en el orden fiscal. Es así, que el leasing comprende que la garantía del crédito es el valor de utilización, de mercado del bien, siendo pues un factor de promoción de inversiones por lo que no es un préstamo o mutuo, pues la función financiera del leasing no constituye préstamo de dinero, además de que la cesión de uso del bien es característica inherente al leasing, que se encuentra en propiedad del cedente, es en síntesis prestatario de una cosa mueble corporal no consumible; en tanto en el contrato de préstamo el objeto es el dinero u otras cosas fungibles, mientras que, en el leasing la obligación está en la restitución del mismo bien arrendado, como cosa no fungible. - Que la existencia del contrato de leasing es propia, no dependiente de una propiedad que como garantía sea otorgada; y es que no hay fiducia en el hecho de adquirirse la propiedad de un bien por una entidad de leasing para así celebrar el contrato de arrendamiento financiero y ceder su uso; además, no puede acudirse a la libertad de contratación como autonomía de la voluntad para a través del negocio fiduciario mostrar la existencia del leasing; pues existe en el ordenamiento jurídico un sistema de garantía del crédito, por lo que existe leasing aunque no se constituya un negocio fiduciario. - Que en cuanto a la atipicidad y carácter bancario atribuidos al leasing, cabe decir que pese a los criterios de tipicidad o atipicidad del contrato, 94 En torno a la naturaleza jurídica del contrato de arrendamiento financiero (Leasing). lo cierto es que su regulación normativa ausente y carente de contenido uniforme, en la generalidad de los sistemas jurídicos, sientan precedente de fuerza tal y como sostiene la jurisprudencia española al decir de este, contrato atípico y complejo con base en los principios de la autonomía negocial y de libertad de pactos. Que aunque el leasing no se ubica dentro de las formas tradicionales de crédito, resulta equiparado a un medio de financiación dentro de las actividades bancarias o parabancarias; empero no debe olvidarse, que la causa de obtención de crédito es para hacerse del uso de un bien determinado, que es lo que motiva a las partes; a lo que se une el probado y definido carácter mercantil del leasing, lo que en alguna medida lo sustrae de la línea puramente bancaria. - El leasing financiero tiene más identidad, en cuanto a su naturaleza, con el arrendamiento, pues su causa consiste en el uso o goce del bien objeto del contrato, mediante el pago de cuotas periódicas en un tiempo pactado. Con diferencias en cuanto al utilizar la estructura o técnica del arrendamiento, al observar la opción de compra que opera al final del contrato; la no asunción por la arrendadora de las cargas y riesgos de un propietario y la aplicación diferenciada sobre los vicios del consentimiento. También en el leasing el usuario generalmente es una empresa o un profesional y el precio está condicionado a la vida teórica útil del bien, cuestiones ajenas al arrendamiento propio. Es que el leasing encuentra en el arrendamiento su punto de referencia, sin ser un arrendamiento propio, por ello la doctrina reconduce a la cuestión de la apariencia de arrendamiento, con cesión de uso del bien a cambio del pago de rentas con opción de compra; resultando novedoso el hecho de no constar en el balance estas operaciones, la consecución de una amortización acelerada con transmisión de beneficios fiscales y tender a ser factor de promoción de inversiones; es de esta forma que podemos lograr una aproximación a la naturaleza jurídica del contrato de arrendamiento financiero. 95 Recibido el 6 de junio de 2012 Aprobado el 7 de septiembre de 2012 Lic. Gisel CORTÉS ARIAS Asesora Jurídica. Lic. Luis T. GALLARDO RODRÍGUEZ Notario. La Habana. “…, los artículos del Código Civil son, como las islas, picachos visibles de montañas sumergidas, pero de indudable masa y realidad; pues: La significación de un artículo no viene definida únicamente por su texto, sino por sus antecedentes morfológicos y funcionales, por su contenido histórico presente y decisivo para el redactor. Por lo cual, el fenómeno hereditario hay que referirlo al ciclo de significaciones precisas que ha tenido durante siglos en nuestros juristas clásicos.” J. B. VALLET DE GOYTISOLO RESUMEN La sustitución vulgar, institución testamentaria, preventiva y, cuyo fundamento está en evitar una sucesión intestada y que personas no deseadas por el testador acudan a su sucesión es el centro de atención del presente artículo. De ahí la incursión sobre su polémica naturaleza jurídica, los casos en que opera la sucesión del sustituto, donde resulta admisible bajo la regulación del artículo 482 del Código Civil cubano otros supuestos además de la premoriencia, la incapacidad y la renuncia como hasta hoy se ha pensado. Ocupa un lugar significativo el estudio de las distintas tipologías o variantes que pueden establecerse en el testamento y los diferentes contratiempos 96 Reconstrucción doctrinal de la sustitución vulgar. que pueden generarse sobre todo, por la parca regulación que realiza el citado código. PALABRAS CLAVES Sucesión, testamento, sustitución vulgar, institución de heredero. ABSTRACT The contingent substitution, a preventive testamentary institution designed to avoid intestate successions and keep individuals who are objectionable to the testator from trying to benefit from the inheritance, is at the center of the present article. Hence our incursion into its controversial legal nature, when the substitute’s succession is relevant, and the cases in which –according to Article 482 of the Cuban Civil Code– other assumptions are acceptable in addition to predeceasing, incapacity and relinquishment, as hitherto considered. The study of the various typologies or variations that a testament can establish and of the different setbacks caused by the process, especially because of the poor control exerted by the aforesaid Code, play a significant role. KEY WORDS Succession, testament, contingent substitution, appointment of heir. SUMARIO: 1. Nota introductoria. 2. Linderos teóricos de la substitutio vulgaris: definición, características y naturaleza jurídica. 3. Casos en que opera la sustitución vulgar. 3.1. Casus voluntatis: la renuncia. 3.2. Casus impotentiae: 3.2.1. Premoriencia y conmoriencia. 3.2.2. Incapacidad para suceder e indignidades. 3.2.3. Revocación de la institución de heredero o de legatario. 3.2.4. Institución de heredero o de legatario bajo condición suspensiva. 3.2.5. La declaración judicial de ausencia al momento del fallecimiento del causante. 3.2.6. No nacimiento de un concebido. 4. Las tipologías que puede adoptar la sustitución vulgar en el testamento. 4.1. Sustitución vulgar simple para uno o varios instituidos. 4.2. Sustitución vulgar múltiple: la conjunta y la sucesiva. 4.3. Sustitución vulgar recíproca. 4.4. Sustitución vulgar nominativa o genérica. 5. A modo de conclusiones 97 Lic. Gisel CORTÉS ARIAS y Lic. Luis T. GALLARDO RODRÍGUEZ 1. Nota introductoria La figura objeto de este trabajo es una nanomelia dentro del entramado de relaciones jurídicas civiles, sin embargo, de momento no es nada y en instantes lo puede ser todo en el expediente sucesorio. El Código Civil cubano1 destina solamente un precepto, el 482, a la regulación de este instituto, donde se limita a mencionar los casus en que operará la sucesión del sustituto. Empero ello no evita que esta institución tenga un desenlace amplio en su implementación, solo que requerirá mayor intelecto y conocimiento del notario actuante sobre ésta. En la doctrina cubana apenas ha sido tratada de manera monográfica y en la práctica jurídica digamos que no se instrumenta explotando todo su alcance, verbi gratia, en relación con los casos en que puede operar, así como las distintas tipologías que puede adoptar en el negocio jurídico testamentario, aspectos que abordaremos en las páginas que siguen. Sobre estas bases emprendemos este estudio en una dimensión teórica, a los fines de enriquecer este solitario artículo y dotarlo con criterios de lege data, de mayores perspectivas en la dinámica sucesoria. 2. Linderos teóricos de la substitutio vulgaris: definición, naturaleza jurídica Pretender una definición en este espacio constituye una cuestión más metodológica que científica, el concepto varía en la medida que lo hace su objeto. Ergo lo que pretendemos es describir el instituto que vamos a ahondar, en aras de continuar el cauce de estas notas. Del análisis etimológico que a simple vista puede ofrecer la palabra sustitución (sub e institutio), se aprecia que implica aquella circunstancia que posibilita la metamorfosis de una situación. El vocablo sustituir proviene de la palabra en latín substituere y significa, según el concepto que de él ofrece el Gran Diccionario de la Lengua Española, poner a una persona o a una cosa en el lugar o puesto de otra, es decir, que indica aquel fenómeno posible de manifestarse en cualquier ciencia, que supone el reemplazo, el cambio, de una cosa por otra. Para el Derecho Sucesorio esta secuencia, de manera simple, se expresa en dos términos: sustitución vulgar. En la palestra jurídica la sustitución vulgar2 ha sido definida por ZANNONI como “…la disposición por la cual el testador instituye en orden subsidiario 1 La sustitución vulgar o directa es la única prevista en el ordenamiento jurídico cubano que mutiló la sustitución fideicomisaria o indirecta, así como la pupilar y la cuasi pupilar que se encontraban reguladas en el Código Civil español, el cual 2ordenó hasta el año 1987, las relaciones privadas de los cubanos. Tal vez ignorando el imperecedero aforismo romano que omnia definitio in iure periculosa est por considerarlo en este caso oportuno, han definido la sustitución vulgar los códigos civiles de El Salvador, Honduras, Nicaragua y Ecuador, en los artículos 1133, 1139, 1191 y 1205 respectivamente. 98 Reconstrucción doctrinal de la sustitución vulgar. una persona para el caso de que el instituido en primer término no llegue a suceder”3. BARROS ERRAZURIZ considera que la sustitución vulgar “es aquella en que se nombra un asignatario para que ocupe el lugar de otro que no acepte o que, antes de deferírsele la asignación llegue a faltar por fallecimiento, o por otra causa que extinga su derecho eventual”4. PUIG PEÑA la conceptualiza como la “designación que el testador hace en su testamento de segundos o ulteriores herederos para el caso de que los primeramente llamados no lleguen a serlo”5. Por su parte VALLET DE GOYTISOLO dice que “la substitutio vulgaris implica la institución de un heredero primo gradu y de otro secundo gradu, bajo la condición de que el primero no llegue a serlo, por morir antes que el testador, o, porque no lo quiera ser, rehúse la herencia o no realice la cretio en tiempo oportuno”6. LOHMAN LUCA DE TENA manifiesta que “… la sustitución ordinaria o vulgar consiste en la designación de un sustituto para ocupar el lugar del heredero o del legatario que, por diversos motivos, no quiere o no puede recibir lo que en principio le estaba asignado. Así el sustituto ocupa el lugar de otro, en defecto o con carácter subsidiario”7. Sobre la base de los elementos anteriormente expuestos podemos decir que la sustitución vulgar, directa u ordinaria es, a nuestro entender, una institución testamentaria del Derecho Sucesorio mortis causa en la cual se prevé uno o más causahabientes suplentes para el caso de que el o los instituidos en primer orden, ya sean herederos o legatarios8, no quieran o no puedan aceptar la herencia o el legado, funcionando subsidiariamente, pues despliega sus efectos ante la imposibilidad de ejecución de otros institutos (herederos o legatarios) o en defecto de ellos. Asimismo deviene en reservorio de la voluntas testatoris como ley de la sucesión e imposibilita la apertura de una sucesión ab intestato y el acrecimiento entre coherederos o colegatarios según el caso. 3 ZANNONI, Eduardo A., Manual de Derecho de las Sucesiones, Ed. Astrea, Buenos Aires, 1999, p. 600. 4 BARROS ERRAZURIZ, Alfredo, Curso de Derecho Civil, volumen V, 4ª edición, Ed. Nascimento, Santiago de Chile, 1931, p. 65. 5 PUIG PEÑA, Federico, Tratado de Derecho Civil Español, tomo V, volumen I, Ed. Revista de Derecho Privado, Madrid, 1951, p. 445. 6 VALLET DE GOYTISOLO, Juan B., Panorama del Derecho de Sucesiones, tomo II Perspectiva dinámica-, Ed. Civitas, Madrid, 1984, p. 101. 7 LOHMAN LUCA DE TENA, Guillermo, “Comentarios al artículo 740”, en Código Civil peruano comentado, tomo IV, Derecho de Sucesiones, Gaceta Jurídica, versión digital, p. 350. 8 Si bien, como queda claro de nuestra definición sobre la sustitución vulgar, ésta es de aplicación tanto al heredero como al legatario, a lo largo de todo el trabajo cuando se haga mención a ella, aunque los términos empleados obvien al sucesor a título particular, responde a facilidades de la redacción, pero entendemos que mutatis mutandi cada una de esas aseveraciones se hacen extensivas al legatario. 99 Lic. Gisel CORTÉS ARIAS y Lic. Luis T. GALLARDO RODRÍGUEZ Referirnos a las características de una figura jurídica es desgajar de su definición los rasgos fundamentales que la distinguen de otras instituciones, analizando de manera independiente cada uno de ellos. Señalamos y explicamos brevemente las siguientes particularidades de la sustitución ordinaria: a) Constituye una institución testamentaria: Aunque este primer elemento que señalamos de la sustitución vulgar, podemos decir que no la singulariza como otras características, empero sí la ubica en el entramado panorama sucesorio, por lo que vale la pena su mención. La sustitución vulgar es una institución sucesoria que tiene su origen en la voluntas testatoris, por ello consideramos que solo puede ser prevista en un testamento. b) Es una figura jurídica subsidiaria: Éste es a nuestro entender uno de sus rasgos más importantes. La sustitución vulgar se encuentra en una mera expectativa, solo tendrá lugar en defecto de la institución de heredero o de legatario para la cual ha sido prevista, dada la ocurrencia de las circunstancias previstas por el testador y reconocidas en la ley. Opera en auxilio de salvar otra institución. c) Está condicionada por la ocurrencia de determinadas circunstancias ex lege. Por otra parte y derivado de lo que hasta ahora hemos visto, es evidente que la sustitución ordinaria no solo opera a falta de un heredero o legatario sino, además cuando se cumplen las circunstancias reconocidas en la ley, ya sean voluntarias o de imposibilidad, pudiendo el testador determinar una u otra. Por ello afirmamos que es una institución condicional, ya que se encuentra sujeta a la realización de determinada eventualidad exigida por el ordenamiento jurídico y no impuesta arbitrariamente por el testador, por lo que no podría considerarse como conditio facti sino como una conditio iuris como explicaremos infra. d) Es una institución previsora: La sustitución vulgar, como ya hemos apuntado, tiene como una de sus finalidades evitar la apertura de una sucesión ab intestato, de ahí su carácter previsor. El testador, a través de ella está pronosticando que los causahabientes instituidos en primer orden pudieran llegar a faltar y para evitar que se tramite una sucesión legal instituye uno o varios sustitutos, tantos como entienda, no estableciendo la ley cotos para ello. e) Es salvaguarda y manifestación del principio sucesorio de la voluntas testatoris como ley de la sucesión: Derivado de la característica anterior se puede evidenciar este rasgo, pues al tener la posibilidad el testador de prever sustitutos e impedir la apertura de una sucesión legal, es una manera de extender su voluntad, determinando así quién le sucederá ante la eventualidad. En este sentido, la sustitución vulgar se presenta como manifestación y salvaguarda de la voluntas testatoris, que se vería frustrada si los primeros instituidos por el testador no pudiesen o no quisiesen acudir a la sucesión. 100 Reconstrucción doctrinal de la sustitución vulgar. El estudio de la naturaleza jurídica de una institución nos permite perfilarla y conocer las normas y principios aplicables a ella, así como su ámbito de implementación. Quizás sea éste uno de los tópicos donde mayores contradicciones y planteamientos divergentes mantienen los teóricos. Su análisis y las principales controversias han girado en torno a si se considera a la sustitución vulgar como una institución pura y simple, es decir, una mera previsión sucesoria del testador o, como una institución condicional, y en este sentido se encuentra dividida la doctrina, donde unos la aprecian delimitada por una conditio facti y otros sujeta a una conditio iuris. También existe una posición intermedia entre estas dos, donde se considera que hay que distinguir el supuesto de renuncia de los de premoriencia e incapacidad, para así determinar cuándo es condicional o cuándo es pura y simple. Además de los criterios teóricos enunciados hemos decidido analizar otras posiciones donde la doctrina no se mantiene uniforme. Éstas serían las relativas a determinar si podría considerarse a la sustitución vulgar como un negocio jurídico per se o, si a contario sensu, sigue siendo el testamento el negocio jurídico en el que se pueden implementar instituciones como la sustitución vulgar y, si puede calificarse como una figura accesoria y por lo tanto destinada a seguir la suerte de la principal (institución de heredero o de legatario) o, si por el contrario es subsidiaria y entonces vendría en auxilio ante la falta de las anteriores instituciones. Metodológicamente estructuramos su estudio de la siguiente forma: a) criterios que atienden a su naturaleza de institución pura o condicional; b) criterios que atienden a su carácter de negocio jurídico per se o de institución testamentaria y c) criterios que atienden al tipo de dependencia con el instituido en primer lugar. a) Criterios que atienden a su naturaleza de institución pura o condicional: En primer lugar, tenemos a los defensores de la tesis de que ésta es una institución pura y simple afirmando que “… no es más que una previsión sucesoria del testador, semejante a la que adopta la ley en los llamamientos sucesivos del ordenamiento intestado (…) es un fenómeno análogo a la multiplicidad de designaciones de posibles sucesores en la sucesión intestada”9. En segundo orden están los partidarios de que efectivamente la sustitución vulgar es una institución condicional, que dicho en palabras de RIVAS MARTÍNEZ10 “es el criterio de la doctrina mayoritaria española”. Relativo a esta cuestión, el maestro ALBALADEJO GARCÍA ha agrupado de manera muy ilustrativa dos posiciones que se han manejado al respecto, 9 Vid. RIVAS MARTÍNEZ, Juan José, Derecho de Sucesiones Común y Foral, tomo II, 4ª edición, Ed. Dykinson, Madrid, 2009, p. 117. Con esta cita el autor alude a aquellos partidarios de este criterio dentro de los que menciona a ROCA SASTRE, PUIG BRUTAU y LACRUZ BERDEJO. En este sentido consultar además a ROCA SASTRE cit. pos VALLET DE GOYTISOLO, J. B., Panorama…, tomo II, cit., p. 370 y PUIG BRUTAU, José, Fundamentos del Derecho Civil, tomo V, volumen II, Bosch, 2ª edición, Barcelona, 1977, p. 517, nota al pie 5. 10 Vid. RIVAS MARTÍNEZ, J. J., Derecho de Sucesiones…, tomo II, cit., p. 118. 101 Lic. Gisel CORTÉS ARIAS y Lic. Luis T. GALLARDO RODRÍGUEZ apoyándonos en sus ideas las desarrollamos11. Una que considera que la sustitución vulgar es una institución condicional (si heres non erit), apreciándola a sí misma como un negocio jurídico en el que la manifestación de voluntad del testador introduce un elemento accidental, indicando que ese negocio solo podrá surtir efectos si se cumplen los supuestos también previstos por él. Siguiendo estas notas la sustitución vulgar tiene supeditada su eficacia a una conditio facti impuesta por el testador, que por lo tanto constituye un hecho futuro e incierto, siendo en este caso una condición suspensiva. La otra posición plantea que la sustitución vulgar no está sujeta propiamente a una conditio facti, sino iuris, es decir, no es considerado como un elemento accidental del negocio jurídico el acontecimiento que posibilita la sucesión del sustituto (si heres non erit), sino una exigencia legal, teniéndose que efectivamente cumplir algunos de los supuestos previstos en la ley para que pueda ser llamado el sustituto a la sucesión. El profesor ALBALADEJO GARCÍA es adepto a la primera de las vertientes, ya que para él “… el suceso en que la condición consiste no es una exigencia legal (…) la necesidad depende no de que lo disponga el ordenamiento jurídico (…), por lo cual, el que el Derecho prevea que solo se puede querer la una cuando la otra falte, no es convertir esta falta en conditio iuris”12. VALLET DE GOYTISOLO también se afilia a esta teoría en tanto considera que “la inserción del requisito si Titius eres non erit significa la adición de un elemento marginal, no esencial y extrínseco al concepto de institución de heredero”13. Esta línea también es seguida por KIPP, quien muy sutilmente considera que la sustitución vulgar está sujeta a “(…) una condición impuesta por el causante pero configurada de manera especial por el derecho (…)”14. Finalmente existe una postura ecléctica entre la naturaleza pura y simple y, la condicional, coqueteando en parte con una y en parte con la otra. Dicen los seguidores de ésta que para 11 Vid. ALBALADEJO GARCÍA, Manuel, “De la sustitución”, art. 774, en Comentarios al Código Civil español, tomo X, volumen II, sección III consultado en http://www.vlex.com/ el 24 de abril de 2009. 12 Idem. 13 VALLET DE GOYTISOLO, Juan B., Panorama del Derecho de Sucesiones, tomo II Perspectiva dinámica-, Ed. Civitas, Madrid, 1984, p. 370. A favor de esta posición también se encuentran GARCÍA MENDIETA, Carmen, “Comentarios al artículo 1472”, en Código Civil mexicano comentado, tomo III -De las sucesiones-, para el Distrito Federal en materia común y para toda la República en materia federal, 2da edición, Instituto de Investigaciones Jurídicas, Universidad Nacional Autónoma de México, 1987, p. 87; DE RUGGIERO, R., Instituciones de Derecho Civil, tomo II, Reus, Madrid, p. 1161; PUIG PEÑA, Federico, Tratado de Derecho Civil Español, tomo V, volumen I, Ed. Revista de Derecho Privado, Madrid, 1951, p. 450 y MARRERO XENES, Minerva, “Institución de heredero y de legatario. Sustituciones hereditarias”, en Derecho de Sucesiones, coordinado por Leonardo B. PÉREZ GALLARDO, Félix Varela, La Habana, 2006, p. 22. 14 KIPP, Theodor, Derecho de Sucesiones, volumen I, en ENNECCERUS, Ludwing, Theodor KIPP y Martin WOLFF, Tratado de Derecho Civil, tomo V, traducción de la 8ª revisión alemana por Blas PÉREZ GONZÁLEZ y José ALGUER, estudios de comparación y adaptación a la legislación y jurisprudencia españolas por Ramón María ROCA SASTRE, Bosch, Barcelona, 1951, p. 279. 102 Reconstrucción doctrinal de la sustitución vulgar. los casos de premuerte e incapacidad no existe condición alguna, pues la delación en favor del sustituto no está pendiente de su cumplimiento y por lo tanto es efectiva desde el advenimiento de la muerte del testador. Entonces solo cabe hablar de sustitución sujeta a condición suspensiva para el caso de renuncia, donde el ius delationis del segundo instituido está pendiente de que renuncie el primero. En suma, sin ánimo de ser detractores de la doctrina consultada, expondremos nuestras ideas. En la primera de las posiciones de este primer criterio que estudiamos aunque no es incierto del todo, nos parece que no desentraña la razón de ser de la sustitución vulgar en sus argumentos, por cuanto su esencia no puede ser asimilada a un fenómeno que se pone de manifiesto en otro tipo de sucesión y que por tanto se rige por principios y normas diferentes. Esta concepción realiza un análisis demasiado expedito sobre esta figura, quitándole su independencia, cuando sería más apropiado determinar qué es realmente la sustitución vulgar como institución jurídica y no vaciarla de contenido identificándola con un proceso que no tiene igual origen ni cometido. La sustitución vulgar, sin lugar a dudas es una previsión del testador, empero no una “mera previsión”, tiene características que le distinguen de cualquier otra previsión como pueden ser la institución de heredero o de legatario, siendo incluso una institución de sucesor suplente que puede arroparse en la posición de cualquiera de estas dos, empero aún siendo previsión de la previsión, ello no explica su verdadera naturaleza. Aceptarlo, sería reducirla a una injusta simplicidad y banalidad. En cuanto a la segunda de las cuestiones que dividimos en dos criterios, si es la sustitución vulgar una institución jurídica condicional de tipo facti, cuyos efectos se encuentran suspendidos ante la ocurrencia de un acontecimiento futuro e incierto, es decir, que el primer instituido no pueda o no quiera suceder, siendo este elemento impuesto por el testador que lo perfila según su voluntad o si, por el contrario, la ley establece los requisitos para que pueda desplegar su eficacia, consideramos que precisamente el supuesto que tiene que cumplirse para que el sustituto acuda a la sucesión es una exigencia legal, por lo tanto una conditio iuris, no una conditio facti. ALBALADEJO GARCÍA define a la condición15 como aquella “… limitación puesta por el sujeto a su declaración de voluntad, en virtud de cuya limitación los efectos jurídicos del negocio se hacen depender de un acontecimiento incierto. En tal caso, se dice, por brevedad, que el negocio es condicional, pero realmente no es el negocio, sino la producción de sus efectos la que se halla sub conditione. Con la palabra condición se designa no sólo la limitación establecida, sino también el acontecimiento incierto del que se hacen depender los efectos del negocio”16. En síntesis, podemos apreciar en esta definición los rasgos esenciales de la condición como elemento accidental del negocio jurídico. Los defensores de la tesis de que 15 También puede inferirse una definición de la condición del artículo 53.1 del Código Civil cubano. ALBALADEJO GARCÍA, Manuel, Derecho Civil, tomo I, Introducción y Parte General, 15ª edición, Ed. Librería Bosch, Barcelona, 2002, p. 711. 16 103 Lic. Gisel CORTÉS ARIAS y Lic. Luis T. GALLARDO RODRÍGUEZ está la sustitución vulgar sujeta a una conditio facti como ya vimos, se apoyan fundamentalmente en tres elementos: que es la sustitución un negocio per se lo cual analizaremos con mayor detenimiento en las próximas páginas, que el presupuesto si heres non erit es ajeno a la institución de heredero y que el testador puede determinar en el testamento los casos en que desea que opere la institución del sustituto por él prevista. En el caso del segundo argumento que como vimos expone el maestro VALLET DE GOYTISOLO, consideramos que sin duda el requisito de si heres non erit no es propio de la institución de heredero, empero sí de la institución del sustituto vulgar que precisamente es un heredero o legatario expectante o emergente y, que solo a falta del primer instituido podrá adquirir tal posición. Para el tercer argumento no podemos perder de vista dos cosas, una el tipo de regulación que de los casos en que opera la sustitución vulgar tenga cada legislación, si numerus clausus o numerus apertus y otra, el saquillo que en definitiva agrupa cualquiera de los casos con independencia de la regulación que asuma cada código y que ya en varias ocasiones hemos mencionado, “si heres non erit”. Como exponemos en el epígrafe siguiente con mayor profundidad, los códigos civiles han regulado las circunstancias en que opera la sustitución vulgar de dos maneras, una especificando las eventualidades, es decir con una regulación numerus clausus de éstas, donde tradicionalmente han predominado la premuerte, la incapacidad y la renuncia y, otra donde simplemente se asume la fórmula de “no poder o no querer suceder”, donde se da margen a comprender cualquier circunstancia en que no llegue a suceder el primer instituido para que sea efectiva la sustitución vulgar. En ninguna de las legislaciones consultadas para este trabajo, se niega la posibilidad al testador que dentro del marco legal atendiendo al tipo de regulación que de los casus tenga su legislación, pueda instituir sustituto con expresión de casos. Consideramos que en este punto está el porqué la mayoría de los autores tienden a considerar a la sustitución una institución sujeta a condición suspensiva. Lo cierto es que con independencia de todo lo antes dicho la sustitución vulgar por antonomasia, opera a falta del primer sucesor, cuando por un motivo u otro el instituido primo gradu no puede concretar su derecho. Nuestro criterio es que esta es la respuesta a favor de asumir la sustitución como institución delimitada por una conditio iuris, es un presupuesto legal, la ley así le ha dado vida en cada ordenamiento jurídico a este instituto aunque expresamente no lo diga. Independientemente de que regule taxativamente cada circunstancia, no solamente por estar previstas éstas la condición es de derecho, el legislador las regula para limitar o determinar los casos en que el primero no sucede para que lo haga el segundo. Adempero, de todo ello lo que da razón a la sucesión del sustituto, lo que hace efectiva su vocación y que la institución surta los efectos correspondientes, es el presupuesto de que el heredero o el legatario no lleguen a ser tal, y esa condición está implícita en la figura por su propia construcción jurídica. El testador, como antes decíamos, puede incluso cerrar aún más el catálogo de posibilidades que la ley le ofrece expresando algunos de los casos posibles, los que a él le interesen solamente, sin embargo ello tampoco significa que establezca condición 104 Reconstrucción doctrinal de la sustitución vulgar. suspensiva a la institución en estos casos, siguen siendo los mismos requisitos que en definitiva conducen a la verdadera condición y que es de derecho, si heres non erit. En los códigos que asumen la regulación numerus apertus con la fórmula romana de casus impotentiae y casus voluntatis, aunque con un marco mayor de posibilidades se tributa a la misma causa, que el sucesor primo gradu no llegue a serlo. b) Criterios que atienden a su carácter de negocio jurídico per se o de institución testamentaria: Habíamos advertido ab initio de este epígrafe que la sustitución vulgar ha sido considerada por algunos teóricos como un negocio jurídico per se17. Nosotros nos acogemos a la idea de que es el testamento el negocio jurídico, el cual es contentivo de la institución de la sustitución vulgar, que no puede apreciarse como un negocio independiente, desgajado de una declaración de voluntad separada de la que le dio vida como título formal, que pretende prima facie ordenar la sucesión de una persona. Si pretendiéramos que es la sustitución un negocio jurídico, tendríamos verbi gratia que apreciar del mismo modo a la institución de heredero, de legatario o de albacea. Entonces, ¿qué sería el testamento, quedaría vacío de contenido o éste comprendería un mosaico de negocios? Al igual que la sustitución, estas figuras, sin despreciar el contenido atípico del testamento, le dan razón de ser a éste. El gran maestro español CASTRO Y BRAVO al exponer sus alegaciones sobre el negocio jurídico considera que puede definirse como “la declaración o acuerdo de voluntades, con que los particulares se proponen conseguir un resultado, que el Derecho estima digno de su especial tutela, sea en base sólo a dicha declaración o acuerdo, sea completado con otros hechos o actos. Gracias a ello, se puede afirmar sin dificultad que el negocio tiene una doble eficacia: a) La de título de una serie de derechos, facultades, obligaciones y cargas, o, expresado de otro modo, de fundamento de una relación jurídica, de creador de una nueva realidad jurídica; b) La de establecer una regla, con la que se mide la conducta de autorizados y obligados (lo permitido, lo debido, el incumplimiento)”18. A partir de estas brillantes ideas nos preguntaríamos entonces si la sustitución en sí misma podría configurarse como ese título del cual dimanan derechos y obligaciones o, éstas se encuentran contenidas en el testamento como título sucesorio. No es precisamente a partir de éste que se perfilan y crean nuevas situaciones jurídicas o, se determinan a partir de la sustitución. Evidentemente es el testamento el negocio jurídico mediante el cual se amparan facultades, deberes, derechos, cargas 17 Vid. ALBALADEJO GARCÍA, Manuel, “De la sustitución”, art. 774, en Comentarios al Código Civil español, tomo X, volumen II, sección III, consultado en http://www.vlex.com/ el 24 de abril de 2009. 18 Vid. DE CASTRO Y BRAVO, Federico, El negocio jurídico, Ed. Civitas, Madrid 1985, p. 32. 105 Lic. Gisel CORTÉS ARIAS y Lic. Luis T. GALLARDO RODRÍGUEZ sucesorias y que además ordena y orienta a la relación jurídica sucesoria. Empero, el testamento por sí mismo no puede cumplir este cometido, sino que precisamente a través de figuras como la institución de heredero o de legatario realiza asignaciones a título universal o particular, determina la persona y las reglas que deben observarse para ejecutar su última voluntad, mediante el albaceazgo y, previendo que los primeros instituidos no pudiesen o no quisiesen suceder instituye segundos herederos o legatarios. Entonces, debido a todas estas cuestiones analizadas, a nuestro entender no puede considerarse a la sustitución como un negocio jurídico per se, sino que forma parte del contenido típico, patrimonial del testamento. c) Criterios que atienden al tipo de dependencia con el instituido en primer lugar: Por último y no por ello menos importante nos quedaría precisar si es la sustitución una institución accesoria o si, por el contrario, es subsidiaria. El Diccionario Ilustrado Aristos de la Lengua Española19 define a lo accesorio como algo que depende de lo principal, siéndole de aplicación por tanto a este concepto el viejo aforismo romano de que acessorium sequitur principale y, define que algo es subsidiario cuando se da en socorro o subsidio a alguien o, a algo. Como puede apreciarse de estas definiciones, calificar a determinado fenómeno de accesorio o subsidiario posee una gran trascendencia, porque evidentemente no es lo mismo depender de algo que acudir ante su falta. Desde el punto de vista jurídico reviste aún más importancia esta diferenciación, por cuanto en este caso, si consideráramos que la sustitución es una institución accesoria, tuviésemos entonces que admitir que en el caso de la ineficacia de la institución de heredero o de legatario no podría acudir el sustituto a la sucesión porque estaría predestinado igualmente a no surtir sus efectos. Por el contrario, si es subsidiaria acudiría en defecto de lo anterior, lo que a nuestro entender es lo correcto20, porque realmente la esencia de la sustitución es prever un segundo heredero o legatario para el caso de que el instituido en primer orden no pueda o no quiera acudir a la sucesión. La sustitución vulgar a contrario sensu de una institución accesoria, cobra vida a falta de la primera, por ello asumirla con ese sentido de dependencia sería ir contra su propia naturaleza. 19 Diccionario Ilustrado Aristos de la Lengua Española, Ed. Científico-Técnica, Ciudad de la Habana, 1985. A favor de este criterio se encuentran ALBALADEJO GARCÍA, M., “De la sustitución”, art. 774, en Comentarios al Código Civil español, tomo X, volumen II, sección III, consultado en http://www.vlex.com/ el 24 de abril de 2009 y LOHMAN LUCA DE TENA, G., “Comentarios al artículo 740”, en Código Civil peruano comentado, tomo IV, Derecho de Sucesiones, Gaceta Jurídica, versión digital, p. 350. 20 106 Reconstrucción doctrinal de la sustitución vulgar. 3. Casos en que opera la sustitución vulgar Si rememoramos a los romanos, vemos que éstos distinguieron dos escenarios en los que operaba la substitutio vulgaris. Uno en que el instituido primo gradu no llegaba a efectuar positivamente la cretio, que denominaron casus voluntatis y otro, que con el rubro casus impotentiae comprendía todos aquellos en que involuntariamente el primer sucesor instituido no llegaba a concretar su vocación. En la actualidad, algunas legislaciones modernas han asumido estos casus con la terminología de “no querer y no poder suceder”21, otras han sido desafortunadamente más explícitas y han limitado la sustitución vulgar solo a determinadas circunstancias que generalmente son la premuerte, la incapacidad y la renuncia22. En el estudio que a continuación proponemos partimos de un análisis general de los supuestos en que puede operar la sustitución vulgar, hasta enfocar el entorno jurídico cubano sobre la base de la legislación vigente, en la posibilidad de admitir o no numerus apertus las distintas eventualidades en que no llega a suceder el primer instituido y en su defecto, se defiera la delación a un ulterior sucesor previsto. 3.1. Casus voluntatis: la renuncia Esta circunstancia donde el instituido primo gradu manifiesta expresamente su voluntad en sentido negativo, a contrario sensu de los casus impotentiae como veremos en este epígrafe, está prevista en la mayoría de los códigos civiles23. La facultad de renunciar a un derecho (nemo hoeres invitus), merece un espacio mayor que el que disponemos, por ello nos limitaremos a otear las cuestiones fundamentales y trascendentales que a nuestros fines interesan. La renuncia, en el ámbito jurídico testamentario, es aquel acto jurídico unilateral y eminentemente formal a través del cual se extingue el ius adeundi, desapareciendo la posibilidad de adjudicarse determinada disposición hereditaria, manifestándose con efectos retroactivos, es decir, retrotrayéndose al acaecimiento de la muerte del causante. A modo de pinceladas podemos mencionar algunas de las características de la renuncia 21 Explícitamente han quedado previstas de esta manera las circunstancias en que opera la sustitución vulgar en el Código Civil de Argentina en su artículo 3724, en el Código Civil de Venezuela en el artículo 959 y en el Código Civil de Uruguay en el artículo 858. Caso sui generis el del Código Civil de Costa Rica que expresamente prohíbe las sustituciones y sin embargo anónimamente la regula en el artículo 582, previendo las eventualidades de manera similar a las legislaciones citadas anteriormente. 22 Verbi gratia el Código Civil de Perú ex artículo 740. 23 El Código Civil francés no se refiere a ninguna de las circunstancias que estamos analizando, dice la regulación del artículo 898 : “La disposición mediante la cual un tercero fuere llamado a recibir la donación, la herencia o el legado, cuando no la recibiere el donatario, el instituido heredero, o el legatario, no se considerará una sustitución y será válida.” 107 Lic. Gisel CORTÉS ARIAS y Lic. Luis T. GALLARDO RODRÍGUEZ hereditaria: la unilateralidad, el carácter no recepticio, la irrevocabilidad24, la formalidad25, la naturaleza pura, indivisible y voluntaria, y la retroactividad de sus efectos. Entre los efectos que derivan de la renuncia a la herencia pueden citarse en primer lugar la extinción del ius delationis26. En segundo lugar que actúen determinadas instituciones. Éstas son el acrecimiento, el derecho de representación, la sucesión ab intestato y la sustitución vulgar. En el contexto jurídico cubano son varios los tipos de renuncia. Existe la renuncia abdicativa, la renuncia traslativa, la renuncia previa o putativa como la ha bautizado el profesor PÉREZ GALLARDO27, practicada ésta por algún sector del notariado cubano. Por si no fuera suficiente el infortunado reciente Dictamen 427/2010 del Consejo de Gobierno del Tribunal Supremo ha declarado para el derecho de representación de manera imperativa y en contradicción con el Código Civil, la renuncia con anterioridad al acta de declaratoria de herederos, diríamos que un tanto para echar leña al fuego y consagrar la otrora renuncia putativa. Sin ánimo de ahondar en el tema ni de herir sensibilidades, queremos apuntar que por suerte las vicisitudes presentes en esta materia no salpican al instituto que ahora estudiamos y por ende nos evita cualquier dilación, lo cual agradecemos. La renuncia que da lugar a la sucesión del sustituto, por ahora, es la verdadera renuncia, la amparada por nuestra máxima norma civil, la que hemos descrito y expuesto ab initio de este epígrafe. 3.2. Casus impotentiae Con este rubro se albergan las más complejas y controvertidas circunstancias, donde se comprende un mayor número de casos que se pueden encontrar indeterminados o restringidos en muchas legislaciones. Los casus impotentiae a contrario sensu de los casus voluntatis, suponen casos involuntarios que producen igualmente que actúe la substitutio 24 Vid. MAFFÍA, Jorge, Manual de Derecho Sucesorio, tomo I, 4a edición, Ed. Depalma, Buenos Aires, 1993, p. 168. Este autor considera que en principio es irrevocable, pues como en dicha obra plantea, existen determinadas circunstancias en que sí se puede revocar. En nuestro ámbito, del artículo 524.3 del Código Civil, se deriva la inadmisibilidad de dicha posibilidad. 25 Del artículo 526 de nuestro Código Civil se desprende el carácter formal del acto jurídico de renuncia, que exige que ésta se realice ante notario público o ante el tribunal competente. De no efectuarse en el término de tres meses, el artículo 527 in fine establece que se entiende aceptada la herencia. 26 La facultad de renunciar junto con la de aceptar constituyen el contenido del ius delationis, en palabras de MAFFÍA la renuncia es la contrafigura de la aceptación, vid. MAFFÍA, J., Manual…, tomo I, cit., p. 164. 27 Vid. PÉREZ GALLARDO, Leonardo B., “La renuncia a la herencia en el reino de lo inverso: Bastardía proclamada y legitimidad proscripta” (inédito). En este trabajo el profesor, de manera muy animada, ofrece un estudio detallado del panorama actual de la renuncia en Cuba. 108 Reconstrucción doctrinal de la sustitución vulgar. vulgaris. Sin embargo, en algunas legislaciones como ya apuntamos, han quedado restringidos a la premuerte y a la incapacidad y, en otras simplemente se ha enunciado la imposibilidad del primer instituido de concretar su beneficio atribuido en el testamento. A continuación vamos a ahondar en algunas de estas situaciones y a enfatizar en aquellas que tienen cabida en la regulación presente actualmente en nuestro Código Civil, donde desde ya asumimos que no se limitan solamente a las tradicionales premuerte e incapacidad como se ha entendido hasta ahora por la mayoría de los juristas cubanos28. 3.2.1. Conmoriencia y premoriencia Tanto la conmoriencia como la premoriencia presuponen el acaecimiento de la muerte, hecho que pone en funcionamiento toda una maquinaria jurídica, de la que analizamos en este instante algunas de sus piezas claves. La conmoriencia, como advirtió PÉREZ GALLARDO, es “…la situación jurídica que se crea por la muerte de dos o más personas, vinculadas entre sí por la posible adquisición recíproca o unilateral de un derecho, ya hayan acaecido tales decesos en un mismo acontecimiento o evento, o no resultándole consustancial la proximidad cronológica de los fallecimientos, sin poderse determinar científicamente su prelación, motivo por el cual el Derecho recurre a la presunción relativa (iuris tantum) de que las muertes ocurrieron con carácter simultáneo, a menos que se pruebe lo contrario”29. El régimen jurídico de esta institución en muchas legislaciones30, produce como consecuencia la imposibilidad de transmitirse derechos aquellos que se presumen fallecidos en el mismo instante, respondiendo así al desconocimiento de cuál murió en primer orden y darle cauce a la relación jurídica que entre éstos pudiera producirse. 28 Vid. MARRERO XENES, Minerva, “Institución de heredero y de legatario. Sustituciones hereditarias”, en Derecho de Sucesiones, tomo II, coordinado por Leonardo B. PÉREZ GALLARDO, Ed. Félix Varela, La Habana, 2006, p. 21 y SOLANO TRUEBA, Irina, “La sucesión iure transmissionis del artículo 529 del Código Civil”, Tesis para optar por el grado de Especialista en Derecho Notarial, dirigida por el Ms. C. Lázaro J. CORZO GONZÁLEZ, La Habana, octubre de 2007, (inédita), p. 114. 29 PÉREZ GALLARDO, Leonardo B., “La conmoriencia: Venturas y desventuras de una presunción legal”, en La regulación jurídica de la muerte en Iberoamérica -con particular referencia al Derecho cubano-, Editoriales Temis-Ubijus-Reus-Zavalia, Bogotá-México D.F.-Madrid-Buenos Aires, 2009, p. 117. 30 Vid. el Código Civil de España, artículo 33; el Código Civil de Bolivia, artículo 2; el Código Civil de Argentina, artículo 109 y el Código Civil de Paraguay, artículo 34. Vale resaltar que en estas legislaciones se refieren a la intransmisibilidad de derechos de manera genérica, es decir, no los limita al ámbito sucesorio exclusivamente, sino que posibilita incluir bajo esta denominación la transmisión de derechos inter vivos. Caso distinto es el del Código Civil de Perú que en el artículo 62 preceptúa: “Si no se puede probar cuál de dos o más personas murió primero, se las reputa muertas al mismo tiempo y entre ellas no hay trasmisión de derechos hereditarios.” De esta redacción se deduce que a los derechos que se refiere son netamente sucesorios. 109 Lic. Gisel CORTÉS ARIAS y Lic. Luis T. GALLARDO RODRÍGUEZ En el Derecho romano se presentaba un panorama jurídico diferente ante la situación de que dos o más personas fenecieran en las mismas o diferentes circunstancias y se desconociera cuál había precedido a la otra (o a las otras), existiendo entre ellas, desde luego, la posibilidad de transmitirse algún derecho31. Los romanos, en primer orden implementaron para este caso como solución la posibilidad de probar quién había muerto primero o después. Recaía sobre aquellos que tuviesen interés legítimo en dicha transmisión la carga de la prueba. De quedar frustrada esta variante presumían entonces una muerte simultánea pero sin dar lugar a la conmoriencia y la posterior intransmisibilidad de derechos como sucede hoy, pues ellos desconocían tales efectos de esta institución. La segunda variante quedó prevista en el Derecho justinianeo y como dejó sentado PÉREZ GALLARDO: “estableció un sistema de presunciones sustentadas principalmente en el criterio naturalista de la edad y el sexo de quienes concurrían, a partir de su presumible mayor o menor fragilidad o debilidad física de los fallecidos”32. Lo meritorio del remedio romano está en la búsqueda de soluciones alternativas ante la imposibilidad de probar la premuerte de alguno de los finados, ya que, resulta absurdo, al menos en nuestros tiempos presumir que por cuestiones de la edad, el sexo o incluso por enfermedad, una persona debe morir primero que otra. Quién morirá primero o después es un misterio que no se puede presumir. En la doctrina cubana, CHIKOC BARREDA en sede de representación sucesoria, de manera muy acertada considera que deben atribuirse a la conmoriencia los mismos efectos de la premoriencia33. Si un padre y un hijo fenecen en el mismo accidente y no se puede probar cuál de los dos murió primero, de fallecer intestados: ¿Por qué los nietos del padre no pueden suceder a éste por derecho de representación? Esta pregunta seguro se la hizo la profesora cuando ahora nosotros nos planteamos: ¿Por qué la sustitución vulgar no puede operar cuando el testador y el heredero instituido en primer orden fenecen sin poderse determinar cuál de los dos abandonó primero la vida? En todo caso, como en la representación sucesoria. ¿Sería justo? Cierto es que la generalidad de las legislaciones, salvo el Código Civil de Cataluña34, no valoran este caso como ya expusimos. Atribuirle a la conmoriencia los efectos de la premuerte para que opere la sustitución vulgar, no ha sido la tendencia, como hemos visto en la actualidad. Por nuestra parte abrazamos con agrado esta idea. Consideramos que asumir la posición que han seguido la mayoría 31 Vid. PÉREZ GALLARDO, L. B., “La conmoriencia…”, cit., pp. 117-119. Idem. p. 117. Vid. CHIKOC BARREDA, Naiví, “Formas de suceder”, en Derecho de Sucesiones, tomo I, coordinado por Leonardo B. PÉREZ GALLARDO, Ed. Félix Varela, La Habana, 2006, p. 87. 34 Regula el precepto 425.1 del Código Civil catalán en el inciso 2 que: “Salvo que la voluntad del testador sea otra, la sustitución vulgar ordenada para uno de los casos a que se refiere el apartado 1 vale para el otro. En particular, la ordenada para el caso de premoriencia del heredero instituido se extiende a todos los demás casos, incluidos el de “conmoriencia”, (…).” 32 33 110 Reconstrucción doctrinal de la sustitución vulgar. de las legislaciones, sería un modo facilista de resolver el problema que se presenta ante este acontecimiento. Sin embargo, para la sustitución vulgar pudiera presentarse una dificultad por lo narrado en el artículo 482 de nuestra ley civil35. La norma establece que los casos en que funcionará la sustitución serán en los que el instituido muera antes que el testador (premuerte), no pueda aceptar o renuncie al ius adeundi. El legislador se refirió exclusivamente a la premuerte, no incluyó la conmoriencia para este caso, por lo que no caben dudas, siguiendo la sistemática del Código, que no era entonces su intención que ésta fuera con la premoriencia casus en que opera la sustitución ordinaria. Empero, por otra parte, tal vez sin preverlo facilitó una puerta que a nuestro juicio no ha sido aprovechada del todo en materia de sustitución vulgar en el Derecho cubano. Esta es la denominación que en el mismo precepto hace del casus no poder. ¿Qué sería entonces no poder? A nuestro juicio toda circunstancia ajena a la voluntad del sucesor en primer orden, que le imposibilite ejercitar positivamente el ius delationis dando paso a la sustitución directa. Asimismo ALBALADEJO GARCÍA considera dentro de este supuesto “… cualquier hecho que impida suceder al primer llamado es, en principio, suficiente para producir el llamamiento del sustituto (…)”36. ¿No hay espacio entonces para la conmoriencia? La fórmula del artículo 482 que incluye el casus “no poder” donde sin lugar a dudas la conmoriencia tiene lugar y, supondría aceptar en sede de sustitución vulgar a la conmuerte como uno de los casos en que opere dicha figura. A nuestro entender, los operadores del Derecho con dichos argumentos pueden defender esta posición en su quehacer ante esta situación, ofreciendo una solución justa que además no está imposibilitada en nuestra ley. Por su parte, la premoriencia, según el Gran Diccionario de la Lengua Española no es sino la muerte de una persona, que se produce antes que la de otra persona determinada. El término no ofrece ninguna dificultad y en materia jurídica están muy bien concebidos sus efectos en las normas, para nuestro interés, que opere en este caso, la sustitución vulgar. Como analizaremos en próximas páginas y como ya hemos hecho referencia, los códigos civiles, al menos los que consultamos, adoptan dos variantes para referirse a los casus en que sucede el sustituto vulgar. Una, que denominamos numerus clausus donde se expresan específicamente los casos, que en principio son la premuerte, la incapacidad y la renuncia. La otra, numerus apertus, donde la variante es utilizar la expresión “no pueda o no quiera” suceder. Lo cierto es que en ambas la premoriencia se pone de manifiesto como uno de los casos en que opera la sustitución ordinaria. En el primero expresamente se establece, ya utilicen la expresión premueran o 35 Aunque no son las mismas dificultades que presenta el derecho de representación que en el artículo 512 establece, numerus clausus, los supuestos en que opera dicha institución. 36 ALBALADEJO GARCÍA, Manuel, “De la sustitución”…, cit., consultado en http://www.vlex.com/el 24 de abril de 2009. 111 Lic. Gisel CORTÉS ARIAS y Lic. Luis T. GALLARDO RODRÍGUEZ mueran antes que él, y en el segundo tiene lugar dentro del grupo comprendido bajo el rubro no poder, ya que la premoriencia imposibilita que se efectúe la delación a favor del primer instituido ante la imposibilidad natural de éste, de poder ejercitar el ius adeundi. 3.2.2. Incapacidad para suceder e indignidades Cuando nos referimos a la capacidad para suceder, debemos distinguir, antes de adentrarnos en el tema, que no se está aludiendo a la capacidad jurídica civil requerida para la realización de actos jurídicos como se ha pensado en ocasiones37 sino, a la aptitud que debe tener el beneficiario de una atribución patrimonial ex testamenti o ab intestato para percibirla, según los presupuestos que para ello establece la ley38. El Código Civil cubano, para infortunio nuestro, a diferencia de su homólogo y predecesor no realiza la distinción entre incapacidades para suceder e indignidades39. Bajo el lema “Incapacidad para suceder” en el Capítulo II del Título I del Libro IV, regula, en los artículos 469 y 470, las circunstancias que impiden que el instituido suceda al causante. A ellas se les suma la incapacidad ex artículo 480.2 del Capítulo I del Título II. Al estilo de las indignidades son los supuestos del precepto 469. Son incapacidades relativas pues recaen solamente sobre aquellos sujetos que cometen la conducta tipificada en la norma. También puede el testador perdonar expresa o tácitamente la aptitud que éstos adopten (ex artículo 469.2). Como antes apuntábamos estas circunstancias también se caracterizan por la realización de una conducta que de una forma u otra afectan al causante. Otra incapacidad relativa es la del artículo 480.2 del Código Civil al estilo del artículo 754 del Código Civil español que está regulada bajo el rubro de los incapaces para suceder. Empero, a diferencia de las analizadas en las líneas anteriores, esta no puede asimilarse a las indignidades ya que en primer lugar no se refiere a ninguna conducta que afecte espiritual, física o materialmente al testador, por lo que a su vez no puede ser perdonada 37 Así se ha pronunciado la Dirección General de Registros y de Notarías de España en la Resolución 145 de 16 de julio de 2009, ante la disposición del Registrador de considerar heredero al sustituto por encontrarse incapacitado de manera absoluta el primer instituido por resolución judicial, confundiendo así figuras que nada tienen que ver. En correspondencia con la DGRN, con anterioridad la Sala Primera del Tribunal Supremo español en la sentencia 305 de 29 de marzo de 2001, asumió este criterio indubitable. 38 Vid. PÉREZ GALLARDO, L. B., “Constitución del…”, cit., pp. 124-173. El profesor realiza un estudio exhaustivo del tema y lo aterriza al contexto cubano. A él nos remitimos, pues la razón de estas líneas es el efecto que puede producir la incapacidad del primer instituido cuando se ha previsto un sustituto vulgar. 39 Vid. el Código Civil español que distingue las incapacidades para suceder ex artículo 745 de las incapacidades para suceder por causa de indignidad ex artículo 756. 112 Reconstrucción doctrinal de la sustitución vulgar. por él y por ende su efecto es la nulidad absoluta por contradecir una prohibición legal. Por último, nuestra ley civil regula la incapacidad absoluta del artículo 470, sin precedentes en otra norma y que por ser absoluta no exonera a ninguna persona40. El precepto establece una prohibición legal que escapa de la voluntas testatoris y produce la incapacidad del instituido para suceder o puede tener naturaleza confiscatoria en caso de que excediera, “…al momento de la adjudicación, del monto total de dos años del salario medio nacional, (...)”, según establece el artículo 473.1 de nuestra ley civil. Esclarecido grosso modo el panorama de la incapacidad para suceder, podemos finiquitar estas líneas con el efecto que produce ésta en el orden sucesorio una vez declarada. La situación de incapacidad del instituido genera un estado de indisponibilidad en la atribución patrimonial a él deferida. La sustitución vulgar es una de las instituciones que impide que estas relaciones jurídicas transmisibles mortis causa queden acéfalas, por ello ante la incapacidad del primer instituido para suceder, la delación se produce a favor del sustituto o sucesor suplente, no como una nueva delación sino como la única, pues a favor del incapaz nunca hubo tal delación. La circunstancia de incapacidad sucesoria produce la inoperancia de la cláusula testamentaria que contenga al instituido incapaz, dando lugar a que funcione, en este caso, la sustitución vulgar si así fue prevista. La eficacia de la institución de heredero o de legatario puede ser nula de incurrir en los supuestos de los artículos 470 y 480.2 del Código Civil cubano, donde no existe remedio y el sustituto vulgar es realmente el heredero o legatario según sea el caso. No obstante, en los supuestos del precepto 469 de esta ley, la voluntas testatoris puede con el perdón de éste salvar la institución principal y mantener al sustituto en meras expectativas. 3.2.3. Revocación de la institución de heredero o de legatario La revocación es uno de los medios de ineficacia voluntarios de los actos jurídicos unilaterales. Consiste en dejar sin efectos una manifestación de voluntad emitida por la persona que revoca. El testamento es por excelencia un negocio jurídico de última voluntad41, digamos que el prototipo. De ello deriva una de sus características más trascendentes, que es, esencialmente revocable, ya sea de manera expresa o tácita. COLIN y CAPITANT han dicho que: “La révocation d’un testament ou d’une disposition testamentaire spéciale, par la volonté du testateur, peut être expresse ou tacite”42. 40 Según el artículo 470 del Código Civil cubano, “Es también causa de incapacidad para ser heredero o legatario el hecho de haber abandonado definitivamente el país.” 41 Vid. PÉREZ GALLARDO, L. B., “El acto jurídico testamentario. Contenido e interpretación”, en Derecho de…, tomo I, cit., p. 255. 42 COLIN, Ambroise et H. CAPITANT, Cours Élémentaire de Droit Civil Français, tome troisiéme, Libraire Dalloz, Paris, 1916, p. 905. 113 Lic. Gisel CORTÉS ARIAS y Lic. Luis T. GALLARDO RODRÍGUEZ Ante la ineficacia del testamento por esta vía nos salta la duda: ¿Pudiera operar la sustitución vulgar en el caso de que fuera revocado un testamento? Este supuesto no está previsto en ningún ordenamiento en función de la sustitución ordinaria, tampoco la ley lo prohíbe, por ello consideramos que en el caso de una revocación parcial del testamento en que sólo resulta afectada la institución de heredero o de legatario, perfectamente si se ha previsto una sustitución vulgar sucedería el sustituto, ya que su delación es independiente y como institución no está ligada tampoco inexorablemente a la anterior, no teniendo que fenecer si desaparece la primera. Además puede darse el caso que el testador prevea de antemano que si llegase a revocar el testamento y no haya dispuesto lo contrario, le sustituya al instituido en el testamento revocado alguna persona ya prevista por él con anterioridad. ALBALADEJO GARCÍA lidera esta idea, y considera que puede proceder la sustitución vulgar en este caso cuando “… la revocación del testamento que contenga la institución (si la sustitución se hizo en otro) o para la revocación sólo de ésta (revocación parcial del testamento que la contenga). Siempre, naturalmente, que no deba suponerse que el testador quiso revocar también la sustitución”43. Nos parece justo, siempre que subsista la institución del sustituto y la ley no lo prohíba, que éste suceda al testador dado el caso de revocación del primer sucesor instituido. ¿Cabe esta posibilidad al abrigo de las normas reguladoras de los casos en que opera la sustitución directa en el Código Civil cubano? Nuestro criterio es que no existe inconveniente al respecto. Por una parte nuestra norma regula la revocación del testamento, que puede ser, en todo o en parte, ex artículo 479 in fine44 y por otra, la circunstancia de no poder45, preceptuada ex artículo 482 del propio cuerpo legal, sustenta la posibilidad de que pueda operar la sustitución en tales casos, ya que si se revoca parcialmente el testamento en la institución del primero, éste no puede suceder y en su lugar sucedería el sustituto. Recordemos páginas anteriores que la sustitución vulgar, técnicamente, tiene naturaleza subsidiaria, no accesoria, por lo que su destino no está arraigado al del instituido en primer lugar. Al menos esa es nuestra tesis. De presentarse el caso a los operadores del Derecho, esta sería la manera más justa de proceder, salvando como consecuencia la voluntad del testador. Consideramos que esta opción es perfectamente válida en nuestro contexto jurídico, nada imposibilita que ante un caso de revocación de la 43 ALBALADEJO GARCÍA, M., “De la sustitución”…, cit., consultado en http://www.vlex.com/ el 24 de abril de 2009. 44 Artículo 479.1: “El testamento puede ser revocado, en todo o en parte, con las mismas formalidades que las exigidas para su otorgamiento. 2. El testamento posterior revoca al anterior, excepto que el testador exprese su voluntad de que éste subsista en todo o en parte. 3. Si las disposiciones del testamento posterior son incompatibles con las del anterior, se está a las disposiciones del último testamento”. 45 Esta posibilidad tiene lugar en todos los ordenamientos que se hayan acogido a casos numerus apertus en que procede la sustitución vulgar. 114 Reconstrucción doctrinal de la sustitución vulgar. institución del primer sucesor, sin expresión opuesta del testador, ante su fenecimiento suceda el sustituto vulgar. 3.2.4. Institución de heredero o de legatario bajo condición suspensiva La institución de heredero o de legatario bajo condición suspensiva se reconoce en la mayoría de las legislaciones civiles46. La sujeción del instituido a la ocurrencia de este elemento accidental, que comprende un hecho futuro e incierto, implica que no será deferida la delación a favor de éste, en tanto no se cumpla la condición. Por esta razón, ALBALADEJO es adepto a la idea de que la sustitución vulgar tiene lugar en los casos de “… institución bajo condición suspensiva que se incumple o a cuyo cumplimiento premuere el instituido, (…)”47, siempre que ésta haya sido prevista por el testador. Esta variante en que funciona la substitutio vulgaris tampoco está prevista expresamente en las legislaciones civiles48 consultadas, exceptuando al Código Civil de Bolivia que en el apartado segundo del artículo 1168 preceptúa que “tendrán lugar la sustitución cuando el sustituido muera antes que el testador, o renuncie o no pueda aceptar la herencia, o “no cumpla las condiciones impuestas” (…)”. No obstante, en los ordenamientos que utilicen la supra-citada fórmula de “no querer y no poder suceder”, pueden introducir este caso dentro de los impotentiae, siempre que la norma no lo prohíba y el testador haya previsto sustituto al instituido, y a falta del primero sucede el suplente. La infausta regulación del artículo 481 del Código Civil cubano destierra esta posibilidad en nuestro contexto, donde expresamente se establece que “la institución de heredero no puede estar sujeta a condición ni a término.” Igualmente queda positivizado en sede de legados por el precepto 498 que establece que “los legados no pueden ser condicionales ni a término (…)”. Reiteramos que consideramos desafortunada la mutilación que hace el legislador cubano de esta figura en materia sucesoria y no solamente por la posibilidad que pudiera brindar al sustituto vulgar de suceder, sino por lo útil que sería para el testador esta institución. Limitar los efectos de una figura jurídica por el acaecimiento o cumplimiento de una condición puede proporcionar al instituyente determinados beneficios para sí o para terceras personas que a él interesen. 46 Vid. el Código Civil de Cataluña artículo 423.12, apartado 2; el Código Civil de Bolivia, artículo 1161 (vale acotar que este precepto también valida la institución de heredero bajo condición resolutoria, lo cual es una clara atenuación al principio sucesorio semel heres, semper heres); el Código Civil de Perú, artículo 741; asimismo, se colige del artículo 780 del Código Civil de España, entre otros. 47 ALBALADEJO GARCÍA, M., “De la sustitución”…, cit., consultado en http://www.vlex.com/ el 24 de abril de 2009. 48 A diferencia del Derecho romano que si lo previó, Vid. Código, libro VI, título XXV De institutionibus vel substitutionibus seu restitutionibus sub conditione facti, precepto 2, en el que expresamente se establece: “Si no cumpliste la condición bajo la que fuiste instituida (…) tiene lugar la substitución.” 115 Lic. Gisel CORTÉS ARIAS y Lic. Luis T. GALLARDO RODRÍGUEZ 3.2.5. La declaración judicial de ausencia al momento del fallecimiento del causante La ausencia es aquella circunstancia de hecho que incide en la capacidad de obrar de las personas naturales por no encontrarse presentes donde tienen su domicilio. El Código Civil cubano regula dicha institución en el artículo 33 in fine en relación con el 37 de la misma norma. De estos preceptos podemos colegir que en nuestro caso una persona declarada ausente judicialmente sí tiene derechos sucesorios, en tanto no sea declarada la presunción de muerte y, atendiendo a las últimas noticias que se tuvieron de ella o al día en que desapareció, y si éstas fueron antes o después de la muerte del causante, se podrá determinar si premurió o postmurió a aquel. Al encontrarse ausente y no poder ejercitar el ius delationis, lo hace en su lugar su representante legal. Por esta razón no es posible en nuestro contexto asumir la ausencia como uno de los casus en que la sustitución vulgar opera. Distinta formulación presenta el Código Civil español donde en el artículo 191 regula: “(…) abierta una sucesión a la que estuviere llamado un ausente, acrecerá la parte de éste a sus coherederos, al no haber persona con derecho propio para reclamarla. Los unos y los otros, en su caso, deberán hacer, con intervención del Ministerio Fiscal, inventario de dichos bienes, los cuales reservarán hasta la declaración de fallecimiento.” De lo preceptuado se infiere que de existir alguna persona con derecho para reclamar lo que le hubiese correspondido al ausente, como puede ser un sustituto, no procedería entonces el acrecimiento sino la sustitución vulgar. 3.2.6. No nacimiento de un concebido El nasciturus es otra de esas instituciones antiquísimas pero que no por ello ha dejado de estar presente en los debates actuales, para muchos de manera muy sensible, empero en esto no nos vamos a detener. Como la mayoría de los códigos civiles de habla hispana el nuestro, en el artículo 25 dispone “El concebido se tiene por nacido para todos los efectos que le sean favorables a condición de que nazca vivo”. ¿Qué sucedería si lamentablemente el nasciturus no nace con vida teniendo a su favor la delación a una sucesión ex testamento y en su defecto fue previsto un sustituto? ¿Operaría la sustitución vulgar en este caso? Consideramos de manera general que sí, salvo que algún país tenga alguna prohibición al respecto, en nuestro ordenamiento es perfectamente plausible esta idea. El no nacimiento de un concebido figuraría como uno de esos supuestos en que el primer instituido no puede suceder (en este caso el nasciturus), a falta de él sucede el sustituto previsto, para nosotros ésto no genera dudas. Sin embargo, puede que algunos no lo consideren así, sobre todo aquellos que en nuestro contexto limitan la sustitución a los casos de premuerte, incapacidad y renuncia. Cierto es que es un caso bien difícil de presentarse, hasta hoy no tenemos constancia de ninguno, mas en la vida nada es imposible y bien vale prever. 116 Reconstrucción doctrinal de la sustitución vulgar. 4. Las tipologías que puede adoptar la sustitución vulgar en el testamento Al igual que sucede con el resto de las instituciones testamentarias, la sustitución vulgar torna al notario en un artista que moldea su obra de inesperadas maneras. Puede el testador querer un sustituto para todos los sucesores o sólo para alguno o, varios sustitutos para un único instituido e incluso sustituir recíprocamente a los herederos establecidos. Las tipologías que puede adoptar la sustitución vulgar en el negocio jurídico testamentario son tan variadas como variada puede ser la última voluntad de cada testador. No obstante, no siempre resulta exento de dificultades interpretar la voluntad de una persona una vez que ha fenecido y, aún más espinosa se vuelve esta labor cuando las cláusulas testamentarias contentivas de la sustitución vulgar son vagas e imprecisas y la ley no ofrece solución. 4.1. Sustitución vulgar simple para uno o varios instituidos La substitutio vulgaris puede ser simple, que es aquélla en la que se designa un único sustituto para uno o varios instituidos49. La primera variante no ofrece complejidad alguna, ante la falta del único sucesor establecido en primer orden acudirá el sustituto. Empero, el segundo supuesto puede moldearse de dos formas. El sustituto acudirá a la sucesión sólo ante la falta de todos y cada uno de los instituidos en primer lugar o, ante la ausencia de cualquiera de los sucesores previstos. Ésta última tipología es quizás la que más dificultades prácticas trae consigo. ¿Qué sucedería si faltaren dos de tres herederos? ¿Se beneficiaría el sustituto con una porción mayor que la del tercer heredero primu gradu? ¿Debiéramos entender que la herencia debe ser nuevamente dividida a partes iguales entre el heredero y el otrora sustituto, ahora heredero? ¿Qué hacer si el testador no especificó nada al respecto? A desdicha nuestra ninguno de los códigos civiles analizados hacen referencia a soluciones sobre esta disyuntiva, también la doctrina y la jurisprudencia consultadas guardan silencio, no por ello omitiremos nuestro criterio. Para comenzar a esbozar esta situación, tenemos que distinguir dos casos que se pueden generar. Uno, donde el haz hereditario ha sido dispuesto a partes iguales entre los coherederos y el otro, donde el testador haya previsto cuotas distintas para cada heredero. Como advertíamos al inicio no conocemos regla legal que determine si el heredero sustituto se adjudicará una cuota mayor que el otro o, si corresponde por la naturaleza del hecho 49 El artículo 3726 del Código Civil de Argentina dispone: “Pueden ser instituidas dos o más personas a una sola, y por el contrario, una sola a dos o más personas”, y en el artículo 895 del Código Civil de Italia se establece: “A una sola persona instituida pueden sustituir varios, o a varios instituidos puede nombrarse un solo sustituto”. Preceptos similares contienes los códigos civiles de España, Ecuador y Venezuela en los artículos 778, 1208 y 959 respectivamente. Como puede apreciarse cada una de estas legislaciones reconoce además de la sustitución simple, la múltiple, que más adelante se analizará. 117 Lic. Gisel CORTÉS ARIAS y Lic. Luis T. GALLARDO RODRÍGUEZ una nueva redistribución o, si en todo caso debe asumirse por la oscuridad de la disposición, que el sustituto solo sucederá a falta de todos los herederos instituidos en primer orden. En el primer supuesto, el causante en un inicio dividió su acervo hereditario en tres partes iguales porque quería beneficiar a ese número de personas en igual proporción. La lógica indica y esto consideramos, que si ahora sólo existen dos herederos y no tres, debe respetarse ese criterio de igualdad de las primeras disposiciones. La solución más acertada sería repartir nuevamente la herencia entre el heredero y el sustituto en partes proporcionales. Más controvertido sería el remedio al segundo supuesto donde el testador realizó atribuciones dispares, lo que evita la posibilidad de una interpretación como la anterior. Para éste aunque con ciertas reservas, adoptaríamos el criterio de que el sustituto se adjudique la porción correspondiente a aquellos que sustituya, llegando a superar la cuota de quien fue previsto con anterioridad, aunque de cierta forma es lamentable, no cabe otra posibilidad más justa. La interpretación de una manifestación de voluntad es una operación compleja, cuando no somos precisos la complejidad se multiplica, siempre es iuris tantum pues la verdadera intención nunca será conocida. Deben valorarse diversos factores tanto internos como externos y cuando se carece de apoyo legal como es el caso, en la solución crece el enfoque personal del intérprete y resulta determinante su moral e incluso su conveniencia en la apreciación. Tal vez eso ha pasado en nuestras proposiciones, por ello con agrado acertamos cualquier criterio opuesto al nuestro. Adpero, a pesar de las pasiones que pueda sustentar cualquier operación de hermenéutica, lo más cercano a lo justo sería prever ante casos como los que analizamos una solución ex lege, así quedaría del notario estas advertencias al testador para si tiene un interés distinto a la ley lo prescriba y evite las interpretaciones con la explicitud. 4.2. Sustitución vulgar múltiple: la conjunta y la sucesiva La sustitución directa puede ser además múltiple50. Esta tipología puede adoptar a su vez dos variantes, conjunta, en la que se establecen más de un sustituto o, sucesiva51, en la que se instituyen sustitutos con orden de prelación donde el segundo o ulterior sustituto no solo sustituye al primero sino también al instituido primo gradu52. Como puede apreciarse la sucesión 50 El artículo 1474 del Código Civil de México establece que: “Los substitutos pueden ser nombrados conjunta o sucesivamente”, reconociendo de esta forma ambos tipos de sustitución múltiple. Posición similar adopta el artículo 1194 del Código Civil de Nicaragua. 51 La sustitución múltiple sucesiva es reconocida de manera independiente por varios códigos civiles como el de Ecuador, que en su artículo 1207 establece que “la sustitución puede ser de varios grados, como cuando se nombra un sustituto al asignatario directo, y otro al primer sustituto.” De manera muy similar se regula en los artículos 1141 y 1135 de los códigos civiles de Honduras y de El Salvador, respectivamente. 52 Así se dispone en el artículo 3728 del Código Civil argentino, “El sustituto del sustituto se entiende también serlo del heredero nombrado en primer lugar" y en el artículo 1475 del Código Civil mexicano se regula: “El sustituto del sustituto, faltando éste, lo es del heredero sustituido”, del mismo modo, RUGGIERO establece 118 Reconstrucción doctrinal de la sustitución vulgar. múltiple sucesiva no hace más que reafirmar el carácter preventivo de esta institución, acentuando con mayor rigor la salvaguarda de la voluntad del testador. De la sustitución vulgar múltiple, la que más problemas trae consigo en el orden práctico es la conjunta, al momento de determinar qué proporción asignarles a cada uno de los sustitutos, si por partes iguales53 o se siguen reglas diferentes. Lo más correcto, justo y equitativo, a nuestro entender, sería dividir la porción vacante o disponible entre los sustitutos a partes iguales, no existiendo razón para presumir preferencias que sólo pudo haber acordado el testador. 4.3. Sustitución vulgar recíproca La sustitución recíproca es aquella en la que se llama a los herederos instituidos en defecto de los otros también instituidos. A pesar de que autores como ZANNONI, ESPÍN CÁNOVAS, GARCÍA MENDIETA y RUGGIERO54 reconocen la sustitución recíproca como un tipo de sustitución vulgar, otros como BORDA niegan su configuración. Este autor considera que: “no cabe hablar de sustitución recíproca entre herederos, si uno de ellos no puede aceptar (incapaz) o no quiere, el otro recibe toda la herencia no por efecto de la sustitución sino como consecuencia de la vocación al todo, que es propia del heredero”55. En este tipo de sustitución vulgar, si los sucesores universales fueren instituidos en partes desiguales se debe respetar en la sustitución esta división. Así expresamente se establece en el artículo 3727 del Código Civil un grupo de reglas aplicables a la sustitución vulgar, entre las que plantea que en el supuesto de que exista una sustitución múltiple sucesiva, cada sustituto se reputa sustituto de la persona que le precede inmediatamente y del primer instituido (substitutus substituto est substitutus instituto).” Vid. DE RUGGIERO, R., Instituciones de…, tomo II, cit. p. 1162. 53 A favor de esta posición se encuentra la doctrina argentina que en el Código Civil argentino comentado (Vid. FERRER, Francisco A. M., “ Comentarios a los artículos 3724, 3725 y 3726, en Código Civil de Argentina Comentado-Sucesiones, tomo II, bajo su propia coordinación y la de Graciela MEDINA, Ed. Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, 2006, p. 418.), expresa que si varios herederos sustituyen a uno solo, se presume que todos tienen partes iguales, salvo que el causante hubiera dispuesto expresamente lo contrario y, RUGGIERO que en la segunda de las reglas antes mencionadas hace referencia a esta presunción de igualdad entre varios sustitutos que sustituyan a uno solo, Vid. DE RUGGIERO, R., Instituciones de…, tomo II, cit., p. 1162. 54 Vid. ZANNONI, Eduardo A., Manual de Derecho de las Sucesiones, Ed. Astrea, Buenos Aires, 1999, p. 600; ESPÍN CÁNOVAS, Diego, Manual de Derecho Civil español, vol. V, Sucesiones, Ed. Revista de Derecho Privado, Madrid, 1957, p. 204; GARCÍA MENDIETA, C., “Comentarios al artículo 1477”, en Código Civil mexicano comentado, tomo III -De las sucesiones-, para el Distrito Federal en materia común y para toda la República en materia federal, 2a edición, Instituto de Investigaciones Jurídicas, Universidad Nacional Autónoma de México, 1987, p. 89 y DE RUGGIERO, R., Instituciones de Derecho Civil, tomo II, Ed. Reus, Madrid, p. 1162. 55 BORDA, Guillermo A., Tratado de Derecho Civil-Sucesiones, tomo II, Ed. Abeledo- Perrot, 1994, p. 332. 119 Lic. Gisel CORTÉS ARIAS y Lic. Luis T. GALLARDO RODRÍGUEZ de Argentina, a cuyo tenor plantea: “Cuando el testador sustituye recíprocamente los herederos instituidos en partes desiguales, tendrán estos en la sustitución las mismas partes que en la institución, si el testador no ha dispuesto lo contrario”. De igual manera es regulado este principio en el artículo 1477 del Código Civil mexicano y en el artículo 862 del de Uruguay. El Código Civil chileno por su parte establece en su artículo 1160 que “si se sustituyen recíprocamente tres o más asignatarios, y falta uno de ellos, la porción de éste se dividirá entre los otros a prorrata de los valores de sus respectivas asignaciones”. 4.4. Sustitución vulgar nominativa o genérica La sustitución vulgar nominativa es aquella donde expresamente se determina la figura del sustituto por su nombre y cualidades. Este modo de estatuir el heredero sustituto no presenta descalabro alguno. Por su parte, la sustitución vulgar genérica consiste en una determinación subjetiva amplia, donde no se identifica el sucesor subsidiario por nombre o cualidades propias a su persona sino a un género o clase al cual pertenece. Este instituto pudiera presentar alguna desventaja por la indeterminación del sujeto a beneficiar, lo cual produciría en el futuro tal vez, disímiles versiones de interpretación sobre quiénes son y están comprendidos dentro de la denominación prevista por el testador. Para ejemplificar lo dicho tomemos la sentencia número 982 de 22 de octubre de 2004 de la Sala Primera del Tribunal Supremo español, donde el testamento objeto de la litis tenía como sustitutos de los herederos instituidos a los descendientes de éstos. La Sala asume el criterio que debe entenderse esta denominación genérica como la previsión de varios sustitutos por grado. Nosotros no compartimos esta posición porque no fue esa la disposición hecha, si así lo hubiere querido el testador, así lo hubiere realizado. Consideramos que en este caso el ius delationis correspondía a todos y cada uno de los descendientes del de cuius que tuvieran aptitud para sucederle. La voluntas testatoris es trasparente y debe respetarse tal y como quedó establecida en el negocio jurídico testamentario. Con lo narrado no queremos decir que estemos en contra de implementar esta modalidad de sustitución, todo depende del contexto en que se formule, pues resulta muy útil para salvaguardar atribuciones a sujetos que están indeterminados o no existen aún o, por el momento no conoce el testador de su existencia y de tener conocimiento le otorgaría dicha atribución. 5. A modo de conclusiones Después de haber dilucidado en apretada síntesis, las cuestiones teóricas relativas a la sustitución vulgar en función de enriquecer su parca recepción en el Derecho Sucesorio cubano, resta advertir sobre la importancia que tiene el asesoramiento del notario para instituirla y configurarla en el testamento pues, sin la labor asesora de éste, nada de lo anteriormente expresado adquiere sentido en la realidad. La sustitución vulgar no es una institución testamentaria de conocimiento popular como 120 Reconstrucción doctrinal de la sustitución vulgar. pudieren ser las de heredero o de legatario. Además corresponde al notario advertir al testador sobre las posibles consecuencias que pudieran producirse en su sucesión, si el causahabiente instituido no quiere o no puede aceptar la delación a su favor, lo que es salvable con la previsión de un sustituto o varios según sea su voluntad. En nuestro contexto sucesorio en relación con la figura objeto de estas páginas, el notario exalta su valor. En él recae apreciar, si es posible en el caso concreto (sustitución vulgar sin expresión de casus), que suceda el sustituto ante la ocurrencia de supuestos distintos a los tradicionalmente considerados por los juristas cubanos o, prever éstos expresamente en el testamento (sustitución vulgar con expresión de casus). Tales serían la conmoriencia, la revocación de la institución de heredero o el caso del nasciturus que no nace con vida. El artículo 482 del Código Civil cubano destinado a la regulación de la institución central de este comentario es lacónico, empero el empleo de la expresión “no pueda aceptar” salva la susodicha figura. También cae en los hombros del notario como buen artista del Derecho, moldear las distintas tipologías que admite la sustitución vulgar tal como hemos desarrollado y sobre lo cual la ley no estipula nada al respecto, por lo que queda totalmente en manos de su ingenio. 121 EL AUTOR EXTRANJERO Recibido el 28 de mayo 2012 Aprobado el 7 de septiembre 2012 Aída KEMELMAJER DE CARLUCCI Profesora Titular de Derecho Civil, Universidad Nacional de Cuyo. Ex Ministro de la Suprema Corte de Justicia de Mendoza RESUMEN La compraventa, o mejor dicho, las compraventas, continúan siendo el tipo sobre el cual giran los otros contratos, es el arquetipo o modelo de los contratos de cambio. Según la opinión mayoritaria, a pesar de los grandes cambios de la economía, en la práctica de los negocios, es el contrato más difundido entre los destinados a intercambiar bienes. No obstante que hay una gran diversidad de compraventas, este contrato sigue cumpliendo una función paradigmática en tanto su regulación constituye una especie de parte general de los contratos de cambio y sus normas se aplican subsidiariamente a otros contratos; es decir, sirve como patrón o modelo de éstos. PALABRAS CLAVES Contrato, compraventa, Derecho comparado, consumidores, precio, crédito al consumo. ABSTRACT As the activity around which all contracts are centered, buying and selling is still the archetype or model of barter contracts. Despite the consequential changes of the economy, most people describe them as the most widespread kind of contract in the business world among 122 El contrato de compraventa como paradigma contractual. La visión del Derecho Comparado. those designed to exchange goods. Regardless of the great diversity of buying-and-selling operations, this contract keeps fulfilling a paradigmatic function, since its regulation represents a sort of general report of the barter contracts, and its rules are subsidiarily applied to other contracts. In other words, it is used as a standard or pattern for other contracts. KEY WORDS Contract, sales, Comparative Law, consumers, price, consumption credit. SUMARIO: Parte primera. Nociones preliminares. 1. La utilidad del Derecho comparado. 2. El modo clásico de afrontar los temas contractuales. Primer cambio de rumbo. 3. Otro elemento nuevo. Contrato y Derecho Constitucional. Muebles e inmuebles. 4. Contrato y propiedad. 5. Contrato, empresa y mercado. 6. Un nuevo elemento: la globalización y las pautas de interpretación. Parte segunda. El contrato de compraventa. 7. Importancia del contrato de compraventa. 8. La compraventa o las compraventas. 9. Un intento de armonización. 10. Concepto de compraventa. 11. Carácter consensual de la compraventa. Obligación de transferir la propiedad de la cosa. La cláusula “con reserva del dominio”. 12. La libertad de contratar y la obligación de vender. Las ventas forzadas en los códigos tradicionales, en las leyes de libre competencia y de protección de los consumidores, y en el Código Civil cubano. 12.1. Los casos “tradicionales”. 12.2. La obligación de vender al consumidor en el Código Civil cubano y en la ley argentina. 12.3. La obligación de vender en las leyes que regulan la libre competencia. 13. La publicidad a los consumidores y sus efectos sobre el contenido negocial de la compraventa. 14. Algunas cuestiones vinculadas al precio. 14.1. El requisito del precio cierto en dinero. 14.2. Quién fija el precio. La cuestión de los precios depredatorios. 14.3. Plazos para el pago del precio. El crédito al consumo. Otros mecanismos. 15. Conclusiones provisorias. Bibliografía. Parte primera. Nociones preliminares 1. La utilidad del Derecho comparado Los tiempos en los que el Derecho romano unificaba las normas de la mayor parte de los países europeos pasaron a la historia; hoy los límites del 123 Dra. Aida KEMELMAJER DE CARLUCCI Derecho coinciden con las fronteras políticas y la diversidad reina. CANIVET, uno de los jueces más prestigiosos de la Casación francesa, señala que “aun cuando la mundialización desarrolle cambios de toda naturaleza en un universo de comunicación propicio para la convergencia, la variedad continúa siendo una característica del estado mundial del Derecho, y la armonización de los sistemas jurídicos se enfrenta a la inconmensurabilidad de las culturas jurídicas”1. Por eso, el lector de estas líneas puede legítimamente preguntarse qué importancia tiene conocer el régimen de la compraventa de un país que no es el suyo. Esta pregunta, inmediatamente, se une a otra: ¿Qué rol juega el Derecho comparado en un panorama de diversidad normativa? ALPA dice que cuando se abre un tratado de Derecho civil, comercial, penal, etc., normalmente, el autor no explica para qué sirve esa rama; en cambio, cualquier libro de derecho comparado viene precedido de esa explicación a la que se dedica un número significativo de páginas2. Me siento, pues, obligada a decir para qué puede servir lo que diga de aquí en adelante. Los comparatistas señalan que el área (o método) al que se dedican es útil, como mínimo, para: a) Profundizar el conocimiento del derecho local y encontrar soluciones creativas a los casos que se presentan, en tanto, al ampliar la visión, se puede pensar en aspectos nuevos que no se tenían en consideración al analizar cerradamente un solo derecho positivo. b) Estimular la cultura general y la circulación de los modelos jurídicos3. c) Facilitar la formulación de principios generales. d) Permitir a cada sistema revelar su propia identidad cultural pues, como bien se ha dicho, “no se puede tomar el blanco sobre el blanco o el negro sobre el negro; cada uno tiene necesidad del otro para ponerse sobre relieve”4. Por eso IHERING, después de constatar la realidad “humillante y decepcionante de una ciencia que termina en cada frontera”, señalaba que pertenece al derecho comparado reconquistar el carácter universal de la ciencia jurídica; esta vez, decía, su método será diferente, sus perspectivas más vastas, sus opiniones más seguras5. 1 CANIVET, Guy, Prólogo al libro de Markesinis, Basil, Juges et universitaires face au droit comparé, Dalloz, Paris, 2006. 2 ALPA, Guido, Il diritto privato nel prisma della comparazione, ed. Giappichelli, Torino, 2004, p. 1. 3 GALGANO, Francesco, Atlante di Diritto Privato comparato, Zanichelli, 1992. 4 Canción africana de Manu Dibango, citada por Guy CANIVET en el prólogo mencionado. 5 Citado por CANIVET, prólogo al libro de MARKESINIS, Basil, Juges et universitaires face au droit comparé, Dalloz, Paris, 2006. 124 El contrato de compraventa como paradigma contractual. La visión del Derecho Comparado. Para que este pronóstico sea correcto, se requiere que el jurista advierta que, aunque las normas puedan proporcionar soluciones similares, ellas pueden funcionar de diferente manera en cada país, no solo porque los jueces las interpreten de diversa forma, sino porque la práctica puede hacer que la respuesta sea distinta, por ej., porque los tribunales están abarrotados en un lugar y no en otro, porque en uno hay métodos alternativos y en otro no, porque los daños se liquidan con montos muy diferentes, etc6. En definitiva, los conceptos jurídicos no pueden ser comprendidos sólo desde la perspectiva que suministran los textos legales, la doctrina de los autores y la jurisprudencia. No se puede ni debe hacer abstracción de la historia y la cultura de cada país. Especialmente en materia contractual, dice la gran comparatista Camille JAUFFRET SPINOSI que “no se puede imaginar una noción de contrato idéntica en un país comerciante, marítimo, protestante, como Inglaterra; uno romanista, católico, de derecho codificado, impregnado de moral, que desconfía del poder de los jueces, como Francia; otro abierto a los jueces, como el alemán y otro que, como Italia, ha recibido la influencia de estos sistemas, mezclándolos armoniosamente7. También configura un grave error ignorar la realidad socio económica, en la que confluyen intereses comunes o en conflicto, relaciones y situaciones convergentes o divergentes, etc8. 2. El modo clásico de afrontar los temas contractuales. Primer cambio de rumbo Casi todos los textos de los países del llamado Civil Law dedicados a estudiar los contratos explican el tema sobre la base de dos personas que discuten libremente los términos de un acuerdo sobre un intercambio instantáneo. De allí que comienzan con el principio de la autonomía de la voluntad, su vinculación con el propio concepto de persona, y el reconocimiento de toda persona al autogobierno de los propios fines e intereses, o sea a auto-reglamentar las propias situaciones. El contrato, entonces, tiene su fundamento más profundo en el principio de autonomía privada o de autonomía de la voluntad. El contrato se define, pues, como un acuerdo de dos o más partes con el fin de reglar sus derechos. Esta es una idea tan consolidada, que se la visualiza como palpable e inmodificable. 6 SANDROCK, Otto, Significato e metodo del diritto civile comparato, , ed. Scientifiche italiane, Napoli, 2009; ACQUARONE, Lorenza ed altri, Sistemi giuridici nel mondo, ed. Giappichelli, Torino, 2010. 7 JAUFFRET SPINOSI, Camille, Les grands systèmes contractuels européens, en Le contrat en Europe aujourd´hui et demain, ed. Société de Législation Comparée, Paris, 2008, p. 9. 8 STIGLITZ, Rubén S., Contratos civiles y comerciales. Parte General, ed. La Ley, Buenos Aires, 2010, p. 1. 125 Dra. Aida KEMELMAJER DE CARLUCCI En esa misma línea, se toma como paradigma al contrato bilateral con pago instantáneo de las prestaciones, como hipótesis poco frecuente el contrato unilateral, y como un supuesto marginal el de la promesa gratuita9. Sin embargo, la realidad es más compleja. El concepto de contrato es normativo, pero cambiante según los hábitos, las prácticas, los sistemas económicos, etc. Además, puede presentarse bajo ropajes muy diferentes. Por eso, en los últimos cincuenta años, el esquema antes descripto ha sido objetado por muchos autores que advierten la preponderancia de nuevas costumbres en el mundo de los negocios10, entre otras: a) Las condiciones generales predispuestas por una de las partes. b) Los vínculos entre el sector público y los servicios públicos, privatizados o no. c) El desarrollo de los contratos de colaboración y de larga duración. d) La contratación por medios electrónicos. Estas nuevas modalidades, y otras razones, han hecho aparecer corrientes claramente proteccionistas de los débiles, los profanos y, consecuentemente, el desarrollo del llamado Derecho de los consumidores. El fenómeno no es nuevo. Menciono tan solo una obra argentina que lo describió en 1998; en el prólogo de la primera edición de su obra Contratos, el profesor STIGLITZ afirmó: “el contrato del siglo XXI, predominantemente, será el que celebre la empresa monopólica, de hecho y de derecho, con el consumidor individual. Ello presupone, precisamente, la eliminación de todo margen a la ya escasa libertad contractual, pues al consumidor le vendrá sustraída su posibilidad de seleccionar libremente a su cocontratante. Creemos que el contrato del año 2000 se habrá de caracterizar en que el contrato discrecional, en la práctica, habrá desaparecido. Si hoy cumple un rol residual, en los próximos años será historia. Se aludirá a él en pasado, como una técnica en la formación del contrato que cumplió su rol pero que ya no se adapta a una concepción que aspira a que el contrato no requiera para su formación de discusiones y tratativas pues éstas implican tiempo que se sustrae a la producción y, por ende, a la utilidad. Lo expresado significa que el contrato del siglo XXI se caracterizará por la uniformidad en la técnica formativa; operará sólo con contratos de consumo predispuestos. Como contrapartida de esa realidad, hay que suponer, con optimismo, que el consumidor se encontrará normativamente más protegido. Los países de la región que no cuenten con leyes específicas de defensa de los consumidores 9 LORENZETTI, Ricardo, Tratado de los contratos. Parte General, ed. Rubinzal, Santa Fe, 2004, p. 9. 10 Ver, entre muchos, PÉREZ GALLARDO, Leonardo B. Del contrato a favor de tercero, en obra colectiva, Estudios de derecho civil cubano, ed. Colegios Notariales de España, Madrid, 2002, p. 133; DELGADO VERGARA, Teresa, “El negocio jurídico contractual”, en Derecho de Contratos, tomo I – Teoría general del contrato, ed. F. Varela, La Habana, 2003, p. 11. 126 El contrato de compraventa como paradigma contractual. La visión del Derecho Comparado. sancionarán las suyas; los que ya cuenten con ellas mejorarán sus textos y ampliarán las áreas de protección”11. 3. Otro elemento nuevo. Contrato y Derecho Constitucional. Muebles e inmuebles En los últimos años, el Derecho privado, incluido el de los contratos, ha sido sensiblemente afectado por un movimiento conocido con la expresión “constitucionalización del Derecho civil”. En el mundo capitalista, esta visión ha tenido desarrollo, especialmente, a través de la figura alemana llamada “drittwirkung”; pero independientemente de esta figura, no faltan autores que se pregunten sobre el rol que los derechos constitucionales juegan en el ámbito de los principios generales del Derecho contractual12. Así, en la Argentina, un prestigioso autor13 sostiene la aplicación al ámbito contractual de la ley 23.592, sancionada en 1988, que prohíbe todo acto discriminatorio. El artículo 1 de esa ley dice: “Quien arbitrariamente impida, obstruya, restrinja o de algún modo menoscabe el pleno ejercicio sobre bases igualitarias de los derechos y garantías fundamentales reconocidos en la Constitución Nacional, será obligado, a pedido del damnificado, a dejar sin efecto el acto discriminatorio o cesar en su realización y a reparar el daño moral y material ocasionados. A los efectos del presente artículo se considerarán particularmente los actos u omisiones discriminatorios determinados por motivos tales como raza, religión, nacionalidad, ideología, opinión política o gremial, sexo, posición económica, condición social o caracteres físicos”. En Cuba, la mejor expresión la da el artículo 2 del Código Civil de 1988 que ordena: Las disposiciones del presente Código se interpretan y aplican de conformidad con los fundamentos políticos, sociales y económicos del Estado cubano expresados en la Constitución de la República. El concepto se completa con el artículo 4 que dice: “Los derechos que este Código 11 El prólogo se reproduce en la segunda edición. Ver STIGLITZ, Rubén S., Contratos civiles y comerciales. Parte General, 2° ed., ed. La Ley, Buenos Aires, 2010, p. IX. 12 Compulsar, entre muchos, PELISSIER, Anne, La participation des droits fondamentaux à la construction d’un droit européen des contrats, en Le contrat en Europe aujourd´hui et demain, ed. Société de Législation Comparée, Paris, 2008, p. 29. 13 LORENZETTI, Ricardo, Tratado de los contratos. Parte General, ed. Rubinzal, Santa Fe, 2004, p. 126. Sin embargo, en algunos casos en los que la ley se ha invocado, los jueces han encontrado razones para excluir su aplicación por falta de prueba de conducta discriminadora (Ver, por ej., Cam. Nac. Com. sala C, 15/2/2011, R.I.A. v/Bankboston, JA 2011-II-201, con nota de KAUFMAN, Gustavo, Las meras alegaciones de discriminación). En el caso, el banco había rechazado la apertura de una cuenta corriente a una persona, sin dar razones de la negativa; ésta sostuvo que el rechazo obedecía a que él era judío. El banco sostuvo que no era así, pero siguió silenciando su motivación. El tribunal sostuvo que el actor no había acreditado sus dichos y valoró que esa persona, en representación de una sociedad, tenía abierta una cuenta en ese mismo banco. 127 Dra. Aida KEMELMAJER DE CARLUCCI reconoce han de ejercerse de acuerdo con su contenido social y finalidad, y no es lícito su ejercicio cuando el fin perseguido sea causar daño a otro”. Evidentemente, el contrato es una de las manifestaciones de la actividad de la persona y, como tal, no vive aislado del contexto social conformado, entre otros elementos, por la concepción o modelo político económico que la Constitución modela14. La incidencia del tipo socio político se manifiesta en toda clase de bienes, pero más claramente en materia de inmuebles; así, por ej., el legislador puede estar preocupado por los latifundios, y también por los minifundios, o sea, por las unidades económicas que resultan indivisibles porque su división las torna antieconómicas; por los terrenos que se encuentran dentro o fuera de las zonas de seguridad, refiriéndose esta expresión normalmente a las fronteras15; por su inclusión o no dentro de los bienes que pertenecen al llamado dominio público del Estado (por ej., en la Argentina, las islas han pasado por diferentes estadios legislativos que inciden sobre su transferibilidad); por la calidad o no de vivienda familiar (autorizando en caso afirmativo, que tenga afectaciones y restricciones a la libre disposición, que no son posibles en inmuebles con otra finalidad), etc.16. Constituir “el espacio destinado a morada humana con las condiciones mínimas de habitabilidad”17, satisfacer una necesidad básica del ser humano, justifica un estatuto jurídico especial, constituido por normas incardinadas en los más diversos sectores del ordenamiento18. El acceso a este bien puede articularse jurídicamente a través de diferentes cauces; en algunos países, como España, se afirma que el contrato de compraventa es el medio por el que se opta 14 STIGLITZ, Rubén S., Contratos civiles y comerciales. Parte General, 2° ed., ed. La Ley, Buenos Aires, 2010, pp. 14 y 42. Compulsar MOSSET ITURRASPE, Jorge, Compraventa inmobiliaria, 2° ed. actualizada, ed. Ruibinzal, Santa Fe, 1991, pp. 145 y ss. 16 Casi todos los países del mundo tienen restricciones a la facultad de disponer el inmueble que es o ha sido sede del hogar conyugal. Así, el artículo 1277 del Código Civil argentino dispone: “Es necesario el consentimiento de ambos cónyuges para disponer o gravar los bienes gananciales cuando se trate de inmuebles, derechos o bienes muebles cuyo registro han impuesto las leyes en forma obligatoria, aportes de dominio o uso de dichos bienes a sociedades, y tratándose de sociedades de personas, la transformación y fusión de éstas. Si alguno de los cónyuges negare sin justa causa su consentimiento para otorgar el acto, el juez podrá autorizarlo previa audiencia de las partes. También será necesario el consentimiento de ambos cónyuges para disponer del inmueble propio de uno de ellos, en que está radicado el hogar conyugal si hubiere hijos menores o incapaces. Esta disposición se aplica aun después de disuelta la sociedad conyugal, trátese en este caso de bien propio o ganancial. El juez podrá autorizar la disposición del bien si fuere prescindible y el interés familiar no resulte comprometido”. 17 GARCÍA GIL, Javier, La compraventa de vivienda, 3° ed., ed. Dykinson, Madrid, 1999, p. 19. 18 MARTÍN MELÉNDEZ, María Teresa, Compra financiada de vivienda familiar y sociedad de gananciales, Civitas, Madrid, 2002, p. 18. 15 128 El contrato de compraventa como paradigma contractual. La visión del Derecho Comparado. mayoritariamente para adquirir una vivienda, pero el entramado de normas, de Derecho privado y público, es muy complejo y de difícil comprensión19. La organización social incide notoriamente en el régimen legal. Así, una autora francesa sostiene que en la época de elaboración del Código Civil de su país (principios del siglo XVII), se presumía que todo propietario que vendía un inmueble estaba guiado por la necesidad; sino tenía necesidad, no se comprendía por qué vendía un inmueble; por eso, debía ser protegido como parte débil; de allí, por ej., la validez de las cláusulas exoneratorias de los vicios redhibitorios y la evicción20. Hoy, por el contrario, se cree que la parte más débil en la contratación inmobiliaria es el comprador; al vendedor se lo dibuja como más poderoso y por eso sus facultades deben limitarse21. Aunque estas características no sean absolutas, lo cierto es que la venta de inmuebles no es exactamente igual a la de los muebles; así, se ha dicho que la de los inmuebles presenta como particularidad haber perdido su carácter instantáneo para formarse por etapas sucesivas, en un período de alguna extensión, lo que no ocurre, en general, con las cosas muebles22; la de inmuebles se vincula a otras ramas del Derecho cuyas reglas deben ser cumplidas, como por ej., el urbanismo23, etc. Por ej., en Italia se ha decidido que el contrato que tiene por objeto un inmueble edificado con total desprecio del reglamento general, sin posibilidad de convalidación e inevitablemente destinado a la demolición, es nulo por ilicitud del objeto24, invalidez que es propia de la contratación sobre cosas inmuebles, siendo inaplicable a los muebles. Por eso, no debe extrañar que el Common Law no tenga una teoría unificada de la compraventa mobiliaria e inmobiliaria; la de los inmuebles, está más conectada al régimen de la propiedad; la de los muebles, al ámbito contractual25. 19 ALONSO PÉREZ, M. Teresa, Las obligaciones legales de información precontractual en la compraventa de vivienda, Civitas, Madrid, 2010, p. 21. BLOND, Carole, La protection de l’acheteur insatisfait de l’état de l’immeuble, ed. Presses Universitaires d’Aix-Marseilles, Marseille, 1999, No. 9, p. 23 21 ROVIRA JAEN, Francisco J., El pacto resolutorio en la venta de bienes inmuebles. Su razón histórica, Civitas, Madrid, 1996, p. 25. Según el autor, esta errónea visión es la que ha llevado a aplicar restrictivamente el pacto resolutorio. 22 BLOND, Carole, La protection de l’acheteur insatisfait de l’état de l’immeuble, ed. Presses Universitaires d’Aix-Marseilles, Marseille, 1999, No. 2, p. 17. 23 MARZO, Giovanna, “Vendita immobiliare e disciplina urbanistica”, en La vendita, vol. III, tomo I, Bin, Marino (a cura di), Cedam, Padova, 1996, p. 235; de la misma autora, “Patologia della vendita immobiliare e disciplina urbanistica,” en en La vendita, , vol. IV, tomo II, Bin, Marino (a cura di), Cedam, Padova, 1996, p. 1483. La autora plantea la cuestión de la venta de terrenos loteados abusivamente y de los terrenos no edificables 24 Trib. Venezia, 9/2/1978, cit. pos MARZO, Giovanna, “Limite oggettivi: L’incommerciabilità della cosa”, en La vendita, t. I, Bin, Marino (a cura di), ed. Cedam, Padova, 1994, p.123. 25 PANFORTI, Maria D., La vendita immobiliare nel sistema inglese, ed. Giuffrè, Milano, 1992. 20 129 Dra. Aida KEMELMAJER DE CARLUCCI 4. Contrato y propiedad Las relaciones entre muebles e inmuebles, contrato y propiedad, han variado a lo largo de la historia. El maestro GALGANO26 explica que en el Derecho romano, la sociedad aspiraba más a la seguridad y a la estabilidad que al desarrollo, miraba más a la conservación y goce de la riqueza que a la producción, por lo cual la propiedad se presentaba como el Derecho por excelencia. Todo el Derecho, enseñaba ULPIANO, trata sobre cómo una cosa deviene de uno, o cómo conserva uno su cosa, o cómo la enajena o la pierde. Desde esta perspectiva, el contrato era concebido como uno de los modos mediante los cuales se adquiere o se dispone de la propiedad El primer código de la era moderna, el francés de 1804, fue el código de una sociedad prevalecientemente rural, pensado para aquellos que encontraban su prosperidad en las rentas del suelo. El contrato seguía siendo pensado desde la perspectiva de la propiedad. La diferencia entre el Código de Napoleón y el Derecho romano estuvo en las formas; el contrato ya no era un acto formal que producía efectos jurídicos solo por la investidura, o sea por la forma de la que estaba revestido; empezó a consagrarse el principio de la libertad de las formas, excepto para los inmuebles que requerían la forma escrita. En la sociedad moderna el contrato se desprende de la propiedad, asume una función por sí mismo, y se convierte en el instrumento propio de la actividad empresarial, dirigida a la producción y a la circulación de la riqueza. 5. Contrato, empresa y mercado Los autores de todos los países señalan la relación entre contrato y mercado. En Italia, ya en 1936, se sostuvo que “desde el punto de vista económico, en lugar de decir que la empresa es un elemento del contrato, se debería decir que el contrato es un elemento de la empresa”. La consecuencia de esta 26 GALGANO, Francesco, Trattato di Diritto Civile, 2° ed., Padova, Cedam, 2010, p. 134. Los vínculos entre la propiedad y el contrato son reconocidos por los propios autores cubanos; ver DELGADO VERGARA, Teresa, “El contrato como institución central del ordenamiento jurídico”, en Lecturas de Derecho de obligaciones y contratos, Leonardo B. Pérez Gallardo (coordinador) et al., ed. Félix Varela, La Habana, 2000, p.128. 130 El contrato de compraventa como paradigma contractual. La visión del Derecho Comparado. firmación es que la concurrencia efectiva entre las empresas incrementa el beneficio social de los servicios y, por eso, debe incentivarse27. Ahora bien, el mercado, aunque necesariamente regulado por el Estado (en mayor o menor medida según las políticas públicas llevadas adelante conforme el marco constitucional) se rige por principios que pertenecen al llamado “Derecho de la libre competencia”, rama que incide sobre el régimen contractual, como se verá infra 12.3. Así por ej., el artículo 320 del Código Civil cubano dispone: “Los servicios se prestan por las entidades estatales, pero algunos pueden ser prestados por otras personas debidamente autorizadas”. Se trata, evidentemente, de una norma restrictiva de la competencia, desde que limita el número de oferentes. Otros países, con mejor o peor fortuna, han incentivado la privatización, aún de los servicios públicos esenciales, como es la provisión del agua. 6. Un nuevo elemento: la globalización y las pautas de interpretación La globalización ha producido grandes transformaciones, no solo mediante la difusión de nuevas formas contractuales (piénsese en el leasing, el factoring, el franchising, etc) sino a través de una hermenéutica unificada, que se incorpora al Derecho interno de casa país. En esta línea, el art. 1161 del proyecto de código privado para la Argentina de 2012 dispone: Cláusulas de difusión general en los usos internacionales. “Las cláusulas que tengan difusión en los usos internacionales se presumen utilizadas con el significado que les adjudiquen tales usos, aunque la venta no sea internacional, siempre que de las circunstancias no resulte lo contrario”. Así, por ej., la cláusula CIF (C=cost, costo; I=insurence, seguro; F= freight, flete) indica que: (a) el vendedor toma a su cargo los gastos de transporte y de seguro marítimo de la mercancía, comprendiéndose en el precio; (b) la entrega de la mercancía o tradición se considera realizada cuando el vendedor la carga en el buque; (c) en consecuencia, el comprador soporta los riesgos del transporte y puede disponer inmediatamente de la mercancía. Su equivalente en francés es CAF (cout, assurance, fret)28. 27 GOBBI, U., Osservazioni sulla relazione fra caratteri economici e caratteri giuridici dell’assicurazione, 1936, p. 267, cit. pos CLARIZIA, Oriana, Indennizzo diretto e prestazione assicurativa, ed., Scientifiche italiana, Napoli, 2009, p. 12. 28 BADENES GASSET, Ramón, El contrato de compraventa, tomo 1, ed. Tecnos, Madrid, 1969, p. 24. 131 Dra. Aida KEMELMAJER DE CARLUCCI Parte segunda. El contrato de compraventa 7. Importancia del contrato de compraventa En la sociedad moderna, la compraventa hace posible la circulación de los bienes29. Según la opinión mayoritaria, en la práctica de los negocios, es el contrato más difundido entre los destinados a intercambiar bienes30. Esta opinión tiene vieja prosapia. En la Argentina, VÉLEZ SARSFIELD definió el contrato en el artículo 1137 del Código Civil y en la nota, entre sus fuentes, citó a SAVIGNY (Derecho romano, t. 3, § 140). Pues bien, SAVIGNY calificó al contrato como la manifestación de la voluntad más importante y variada y, a los fines de poner en claro los caracteres esenciales, utilizó la compraventa como ejemplo. En posición coincidente, PORTALIS sostenía que “el contrato de compraventa es el alma de todas las relaciones comerciales, y constituye una de las vías mayores de la creación y circulación de la riqueza”31. Modernamente, en Alemania, la transposición de la directiva comunitaria sobre la compraventa a los consumidores fue la causa directa de la reforma del Código Civil en el año 200232. En consonancia con esta importancia, el Código Civil argentino le concede 111 artículos (1323 al 1433), a más de otras referencias contenidas en el resto de su articulado; el Código Civil francés lo regula en los arts. 1582 a 1701 (o sea, más de 160 artículos, a más de numerosas leyes especiales y otras tantas de origen comunitario); el italiano de 1942 contiene más de 160 artículos (1470 a 1547, e igual situación respecto a las leyes especiales). Sin embargo, la compraventa no fue el contrato “príncipe”, en el sentido de primero; en la evolución social de los pueblos, el primer contrato de cambio fue la permuta 33. En efecto, la compraventa no se concibe sin la invención de la moneda, hecho que acaeció mucho después que el intercambio34. 29 NAVARRO PÉREZ, José L., La compraventa civil, Comares, Granada, 1993, p. 3. LUMINOSO, Angelo, La compravendita, 3° ed., ed. Giappichelli, Torino, 2003, p. 1; GAETANO, G. Paolo, La compravendita e i contratti affini, ed. Jandi, Roma, 1960, p. 1. 31 Cit. pos LE TOURNEAU, Philippe, Responsabilité des vendeurs et fabricants, No. 1, Dalloz, Paris, 2001, p. 1. 32 HUBER, Pëter, “ La reforme Du droit des contrats en Allemagne”, en Le contrat en Europe aujourd´hui et demain, Paris, ed. Société de Législation Comparée, 2008, p. 59. El autor relata que existían varios anteproyectos de reformas que no habían tenido éxito; el Ministerio de Justicia, entonces, aprovechó la incorporación de la directiva para modificar los principios generales en materia contractual. Para diversos aspectos de esta reforma ver WITZ, Claude et F. RANIERI, (sous la direction de) La réforme du droit allemand des obligations, ed. Société de législation comparée, Paris, 2004. 33 SPOTA, Alberto, actualizado por Luis LEIVA FERNANDEZ, Contratos, tomo IV. 2° ed., Buenos Aires, ed. La Ley. 2009, p. 1. 34 El precio, pues, debe ser en dinero; si consistiera en una cosa, el contrato sería de permuta; si consistiera en un derecho sería de cesión y si se tratara de un hecho o de una abstención, mediaría un contrato innominado (Ver LÓPEZ DE ZAVALÍA, 30 132 El contrato de compraventa como paradigma contractual. La visión del Derecho Comparado. Por eso, se afirma que la permuta es la forma arcaica de la venta35; que la venta reconoce en la permuta su esbozo o preludio; que cuando los hombres advirtieron la conveniencia de adoptar la moneda como patrón de cambio, dejaron atrás la permuta y el trueque y se dedicaron a comprar y vender36. De cualquier modo, la permuta mantiene importancia, especialmente en el ámbito del comercio internacional, y también en el de la economía interna, en algunas variantes que suelen presentar los contratos; por ej., alguien vende un terreno y la empresa constructora paga al enajenante con departamentos que ha construido sobre ese terreno; se verifica, aquí, una especie de mix entre la permuta y la locación de obra. Además, la permuta vuelve a adquirir significación en épocas de crisis, cuando se pierde confianza en el valor de la moneda. Aún así, hay acuerdo en que la permuta es insuficiente para la vida económica de las sociedades adelantadas. En los últimos tiempos, su importancia se ha acrecentado notablemente, por varias razones, entre otras: a) el aumento del consumo; (b) el desarrollo del crédito; (c) el incremento de las apetencias sociales; (d) el mayor número de bienes y cosas para satisfacerlas, etc.37 La compraventa está regulada en todas las legislaciones del mundo, cualquiera sea el sistema económico al que adhieran, razón por la cual también aparece en los códigos de los países socialistas. Por todas estas razones y no obstante que, como se verá, hay una gran diversidad de compraventas, este contrato sigue cumpliendo una función paradigmática en tanto su regulación constituye una especie de parte general de los contratos de cambio y sus normas se aplican subsidiariamente a otros contratos38; es decir, sirve como patrón o modelo de los demás contratos39. En esta línea, Lisandro SEGOVIA, uno de los primeros comentadores del código civil argentino, dice: “El contrato de compraventa tiene la mayor importancia, no sólo por su uso constante, sino porque es el tipo de los contratos onerosos”40. Fernando, Teoría de los contratos. Parte especial, tomo I, ed. Zavalía, Buenos Aires, 1976, p. 69). 35 MARCADE, V., Explication théorique et pratique du Code civil, tomo 6, 7° ed., ed. Delamotte, Paris 1873, comentario al artículo 1702, No. 1. 36 WAYAR, Ernesto, Compraventa y permuta, ed. Astrea, Buenos Aires, 1984, p. 1. 37 COMPAGNUCCI DE CASO, Rubén, Contrato de compraventa, ed. Hammurabi, Buenos Aires, 2007, p. 22. 38 ESBORRAZ, David Fabio, en Fundamentos de derecho contractual. Parte especial, tomo II, Noemí Nicolau (directora), ed. La Ley, Buenos Aires, 2009, p. 6. 39 BADENES GASSET, Ramón, El contrato de compraventa, tomo I, ed. Tecnos, Madrid, 1969, p. 5. 40 SEGOVIA, Lisandro, Código Civil de la República argentina, tomo I, Ed. P.E.Coni, Buenos Aires, 1881, p. 372. SEGOVIA trabajó diez años en esta obra; se lo llamó el pacientísimo escudriñador del Código Civil argentino. 133 Dra. Aida KEMELMAJER DE CARLUCCI Estas afirmaciones justifican plenamente los artículos proyectados para la Argentina en su código único que dicen: Artículo 2. Aplicación supletoria a otros contratos. “Las normas de este Capítulo se aplican supletoriamente a los contratos por los cuales una parte se obliga a: 1. Transferir a la otra derechos reales de condominio, propiedad horizontal, superficie, usufructo o uso, o a constituir los derechos reales de condominio, superficie, usufructo, uso, habitación, o servidumbre, y dicha parte, a pagar un precio en dinero. 2. Transferir la titularidad de títulos valores por un precio en dinero”. Artículo 3. Compraventa y contrato de obra. “Cuando una de las partes se compromete a entregar cosas por un precio, aunque éstas hayan de ser manufacturadas o producidas, se aplican las reglas de la compraventa, a menos que de las circunstancias resulte que la principal de las obligaciones consiste en suministrar mano de obra o prestar otros servicios. Si la parte que encarga la manufactura o produCódigo Civilión de las cosas, asume la obligación de proporcionar una porción substancial de los materiales necesarios, se aplican las reglas del contrato de obra”. Artículo 4. Compraventa y permuta. “Si el precio consiste parte en dinero y parte en otra cosa, el contrato es de permuta si es mayor el valor de la cosa y de compraventa en los demás casos”. 8. La compraventa o las compraventas Un sector de países regula las obligaciones y contratos civiles y comerciales de modo unificado; es la línea iniciada en la moderna codificación por el Código italiano de 1942. Otro, en cambio, distingue la contratación civil y la comercial; Francia, en 1807, al sancionar un código especial para el Derecho mercantil, produjo la separación entre la compraventa civil y la mercantil; esta metodología trascendió a muchos países europeos e hispanoamericanos que conservan la dualidad (entre ellos, la Argentina). Las diferencias no terminan en la línea divisoria entre Derecho civil y comercial. Los contratos administrativos están regidos por su propia normativa. Leyes especiales regulan otras compraventas, como por ej., la de departamentos en construcción, buques, caballos pura sangre de carrera, viviendas económicas, etc. En algunos casos, el producto evoluciona hacia el servicio, produciéndose una “devaluación” de la cosa; por ej., hasta hace unos años, se vendía el teléfono y, adicionalmente, uno esperaba recibir un servicio consistente en la comunicación; actualmente, el valor de la cosa (aparato telefónico) ha 134 El contrato de compraventa como paradigma contractual. La visión del Derecho Comparado. disminuido sensiblemente y es un accesorio del servicio que se suministra41. El catering en los aeropuertos es llamado servicio; de este modo, como en tantos otros, la obligación espontánea de dar se disuelve en la asistencia, en una continuidad en el tiempo de la obligación de dar, semejante al servicio, e impensada en el contrato típico de la compraventa. Por estas razones, un importante grupo de autores entiende que la compraventa ha dejado paso a las compraventas y a muchas formas mixtas de entrecruzamiento de funciones económicas que conducen a una fragmentación del tipo legal mediante la configuración de una multiplicidad de subtipos. Dicho de otro modo, la variedad de bienes que pueden ser objeto de este contrato ha creado diversos tipos de compraventas, no hablándose hoy de la compraventa sino de diversas clases de compraventa42. El llamado Derecho de los consumidores ha reducido las diferencias, en tanto presenta un régimen unificado para todos los supuestos en los que el consumidor interviene. No obstante, dado que el concepto de consumidor no está definitivamente cerrado, la cuestión del régimen jurídico de la compraventa sigue en pie43. En realidad, lo importante es advertir que la compraventa puede ser un contrato discrecional, es decir, negociado, o un contrato celebrado por adhesión, a condiciones generales, o masificado, y son estas variantes las que producen un importante cambio en el posicionamiento. 9. Un intento de armonización Todos los autores señalan a la Convención de Naciones Unidas sobre contrato de compraventa internacional de mercaderías, firmada en Viena en 1980, llamada también Convención de Uncitral o CISG (Convention on the 41 LORENZETTI, Ricardo, Tratado de los contratos. Parte Especial, ed. Rubinzal, Santa Fe, 2003, p. 989 42 SANTARCANGELO, Giovanni, La compravendita, ed. Giuffrè, Milano, 2000, p. 1. 43 Ver, de mi autoría, “El consumidor, concepto. Modificaciones introducidas por la ley 26.361”, en Resoluciones Alternativas de Conflictos en la Crisis de la Empresa y el Consumidor, Reconocimiento a la trayectoria del Dr. Francisco JUNYENT BAS, Autores Varios, Director Roberto Antoni Piossek, Lerner Editora S.R.L., Tucumán, 2010, p. 233; y en Reunión Conjunta de las Academias de Derecho, 2010. La doctrina francesa más caracterizada (Ver informe de Denis MAZEAUD) sostiene que el concepto de consumidor sigue siendo impreciso y fluctuante (Ver A.V. Livre vert sur le droit européen de la consommation. Réponses françaises, ed. Societé de Législation comparée, Paris, 2007, p. 38. El artículo 1092 del proyecto de unificación argentino de 2012 dice: “Se considera consumidor a la persona física o jurídica que adquiere o utiliza, en forma gratuita u onerosa, bienes o servicios como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o social. Queda equiparado al consumidor quien, sin ser parte de una relación de consumo como consecuencia o en ocasión de ella, adquiere o utiliza bienes o servicios en forma gratuita u onerosa como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o social”. 135 Dra. Aida KEMELMAJER DE CARLUCCI International Sale of Goods) como uno de los intentos más importantes de unificación del contrato de compraventa a nivel internacional, de hecho, hoy es parte importante de la práctica comercial y legal del comercio internacional44 y ha sido modelo para importantes reformas nacionales en materia contractual45. Dos páginas de Internet (www.unilex.info y www.cisg.law.pace.edu ) proveen información completísima sobre la doctrina y la aplicación jurisprudencial de esta Convención en los más de sesenta países que la han ratificado, entre ellos, Cuba y la Argentina46; esta Convención, de 101 artículos ha tenido gran influencia en las directiva comunitarias47. La exposición de motivos señala que “el desarrollo del comercio internacional sobre la base de la igualdad y del beneficio mutuo constituye un importante elemento para el fomento de las relaciones amistosas entre los Estados, y que la adopción de normas uniformes aplicables a los contratos de compraventa internacional de mercaderías en las que se tengan en cuenta los diferentes sistemas sociales, económicos y jurídicos contribuirá a la supresión de los obstáculos jurídicos con que tropieza el comercio internacional”. No obstante, hay que tener en cuenta que esa Convención tiene un ámbito limitado en tanto, conforme con el artículo 2, no se aplica a las compraventas: a) de mercaderías compradas para uso personal, familiar o doméstico, salvo que el vendedor, en cualquier momento antes de la celebración de contrato o en el momento de su celebración, no hubiera tenido ni debiera haber tenido conocimiento de que las mercaderías se compraban para ese uso; b) en subastas; c) judiciales; d) de valores mobiliarios, títulos o efectos de comercio y dinero; e) de buques, embarcaciones, aerodeslizadores y aeronaves; f) de electricidad. 10. Concepto de compraventa Los códigos definen el contrato de compraventa con algunas variantes, tal como surge de los artículos que se transcriben y que reproducen la de algunos pocos códigos. 44 PILTZ, Burghard, Compraventa internacional, ed. Astrea, Bs, As., 1998, Prólogo del autor; conf. PAILLAS, Enrique, La compraventa internacional de mercaderías. Convención de Viena, ed. Jurídica de Chile, Santiago, 2006, pp. 7 y ss. 45 Para la reforma alemana de 2002, ver WITZ, Claude, “ Le noveau droit allemand de la vente sous le double élairage de la directive et de la convention de Vienne”, La réforme du droit allemand des obligations, en Claude WITZ, et, F. RANIERI (sous la direction de) ed. Société de législation comparée, Paris, 2004, p.203. 46 CARLINI, Gabriel A., El contrato de compraventa internacional de mercaderías, ed. Abaco, Buenos Aires, 2010, p. 103. 47 GÓMEZ LAPLAZA, María del C., prólogo a la obra colectiva Algunos aspectos de las garantías en la venta de bienes de consumo, ed. Reus, Madrid, 2010. 136 El contrato de compraventa como paradigma contractual. La visión del Derecho Comparado. Artículo 1323 Código Civil argentino: “Habrá compra y venta cuando una de las partes se obligue a transferir a la otra la propiedad de una cosa, y ésta se obligue a recibirla y a pagar por ella un precio cierto en dinero”. Artículo 334 Código Civil cubano: “Por el contrato de compraventa el vendedor se obliga a trasmitir la propiedad de un bien al comprador, mediante su entrega y éste a pagar por él determinado precio en dinero”. Artículo 1445 Código Civil español: “Por el contrato de compra y venta uno de los contratantes se obliga a entregar una cosa determinada y el otro a pagar por ella un precio cierto, en dinero o signo que lo represente”. Artículo 1470 Código Civil italiano: “La venta es el contrato que tiene por objeto la transferencia de la propiedad de una cosa, o la transferencia de otro derecho, por el correspondiente precio”. En su mayoría, las definiciones hacen referencia a la obligación de transferir la propiedad; por eso, el español es criticado en tanto se refiere a entregar una cosa, sin aclarar qué derecho se transfiere, siendo que los contratos en los que se entrega una cosa son muy diversos; por ej., en la locación se entrega la tenencia48. Algunos se refieren a entregar un bien; otros, una cosa. La cuestión se vincula a la terminología de cada ordenamiento; en la Argentina, los bienes son el género y las cosas la especie (objeto material). Unas definiciones hacen mención al precio cierto; otras omiten ese calificativo, porque se entiende que basta que el precio se determine en un momento posterior. No faltan las que incluyen deberes accesorios de conducta, como la Argentina, que hace referencia al deber del comprador de recibir la cosa. 11. Carácter consensual de la compraventa. Obligación de transferir la propiedad de la cosa. La cláusula “con reserva del dominio” Las tres primeras definiciones transcriptas dejan en claro que la compraventa no transmite la propiedad sino que, a través de ella, el vendedor se obliga a transferir ese derecho real49. 48 BADENES GASSET, Ramón, El contrato de compraventa, tomo 1, ed. Tecnos, Madrid, 1969, p. 37. 49 El tema ha sido muy desarrollado en la doctrina española; ver RUBIO GARRIDO, Tomás, Contrato de compraventa y transmisión de la propiedad, ed. Publicaciones del Real Colegio de España, Zaragoza, 1993; CECCHINI ROSELL, Zavier, La obligación de transmitir la propiedad en el contrato de compraventa, ed. Tirant lo Blanch, Valencia, 2002. Los italianos también se han preocupado del tema; ver CHIANALE, Angelo, Obbligazione di dare e trasferimento della proprietà, ed. 137 Dra. Aida KEMELMAJER DE CARLUCCI Es decir, debe distinguirse el aspecto obligacional contractual del real. La constitución o transferencia del derecho real sobre la cosa exige, además del título (en el caso que abordamos, el contrato de compraventa) el modo, que puede ser la tradición o la inscripción registral, según el tipo de cosas. En el Derecho argentino, en los inmuebles, ese modo es la tradición y para tener efectos contra tercero, la inscripción del instrumento en el registro inmobiliario; para los automotores, el modo es la inscripción registral. Las consecuencias de este criterio legal son: 1. Hay contrato antes de la entrega. Entregar es una obligación a cargo del vendedor. Si no entrega, hay acción para exigir el cumplimiento. En este sentido, el Código Civil cubano dice: “La compraventa queda perfeccionada si hubiere acuerdo entre el vendedor y el comprador sobre el bien objeto de la venta y el precio, y es obligatoria para ambos aunque ni lo uno ni lo otro se haya entregado, salvo que la ley exija alguna solemnidad para su perfeccionamiento” (artículo 335). 2. La cosa se pierde para su dueño; mientras no hay entrega, no hay dominio del comprador. Este criterio no impide la existencia de la llamada compraventa manual, ni de aquella en la que se emplean aparatos automáticos u ordenadores para su perfeccionamiento. En estos casos, el perfeccionamiento del contrato coincide temporalmente con su cumplimiento o, dicho de otro modo, con la ejecución del contrato50. Dado que mediante la compraventa el vendedor se obliga a entregar la propiedad de la cosa, se discute el valor de la llamada “cláusula de reserva de dominio”, o sea, aquella mediante la cual el modo previsto por la ley para transferir se cumple, por ej., el vendedor entrega la cosa inmueble, pero las partes afirman que el dominio no se ha transmitido sino que permanece en cabeza del vendedor hasta ser pagada la totalidad del precio. La autonomía de la voluntad contractual permitiría sostener la validez de esta cláusula que juega a la manera de una garantía para el vendedor. De cualquier modo, su naturaleza ha sido muy discutida, habiéndose sostenido diversas posturas: venta bajo condición resolutoria, bajo condición suspensiva; admisibilidad de existencia de doble propiedad (en cabeza del Giuffrè, Milano,1990; OBERTO, Giacomo, La vendita con riserva di proprietà, en Bin, Marino (a cura di) La vendita, vol. III tomo 3, Cedam, Padova, 1995, p. 929. 50 ESBORRAZ, David Fabio, en Nicolau, Noemí (directora), Fundamentos de derecho contractual. Parte especial, tomo II, ed. La Ley, Buenos Aires, 2009, p. 4. 138 El contrato de compraventa como paradigma contractual. La visión del Derecho Comparado. vendedor y del comprador); venta con efecto diferido de la transmisión de la propiedad; venta forzosa, etc.51. El Código Civil argentino no regula detalladamente esta cláusula, pero la menciona en el artículo 1376 que dispone: “La venta con pacto comisorio equivale a la que se hiciere con la cláusula de reservar el dominio de la cosa hasta el pago del precio”. La doctrina critica la fórmula, desde que no es correcto decir que el pacto comisorio equivale a la reserva de dominio. Es, en cambio, un supuesto de dominio revocable del adquirente. Los autores señalan que la cláusula con reserva de dominio se usa generalmente para los muebles y no para los inmuebles, porque para éstos, la hipoteca es la garantía por excelencia52. Sin embargo, precisamente, para evitar los costos de la hipoteca, muchas veces, en los llamados boletos de compraventa, se incluye una cláusula que dice que el vendedor entrega la tenencia, y que la posesión será entregada cuando el precio se cancele. En muchos casos, la jurisprudencia argentina ha determinado que, pese a las palabras utilizadas en el contrato, el comprador detenta posesión y no mera tenencia. 12. La libertad de contratar y la obligación de vender. Las ventas forzadas en los códigos tradicionales, en las leyes de libre competencia y de protección de los consumidores, y en el Código Civil cubano 12.1. Los casos “tradicionales” Como he recordado, la autonomía de la voluntad está a la base de todo contrato; consecuentemente, parecería que quien vende, siempre lo hace libremente. En este sentido, los Principios guías para una ley europea de contratos (PECL) disponen: “Las partes son libres de ingresar en un contrato y de determinar su contenido, sujeto a los requerimientos de la buena fe, del comportamiento leal, y de las reglas obligatorias fijadas en estos Principios” (artículo 102)53 Por aplicación de esta regla el artículo 1324 del Código Civil argentino dice “Nadie puede ser obligado a vender, salvo cuando se encuentre sometido a una necesidad jurídica de hacerlo”. 51 COMPAGNUCCI DE CASO, Rubén, Contrato de compraventa, ed. Hammurabi, Buenos Aires., 2007, pp. 332 y ss. El autor sostiene la validez de la cláusula. 52 NAVARRO PÉREZ, José L., La compraventa civil, Comares, Granada, 1993, p. 93. 53 Compulsar FAUVARQUE-COSSON and MAZEAUD (edicted by), European Contract Law, Materials for a Common Frame of reference, ed. Fondation pour le droit continental, Munich, 2008, p. 423. La misma obra se publicó en francés, el mismo año, con el título Projet de cadre commun de référence. Principes contractuels communs, ed., Société de législation comparée, Paris, 2008. 139 Dra. Aida KEMELMAJER DE CARLUCCI En el mismo sentido, el art. 1128 del proyecto de unificación de 2012 repite: “Obligación de vender. Nadie está obligado a vender, excepto que se encuentre sometido a la necesidad jurídica de hacerlo”. En opinión de un importante sector de la doctrina argentina, el artículo 19 de la Constitución nacional (“nadie está obligado a hacer lo que la ley no manda”) consagra el principio de libertad de contratar, que fundamenta la economía de mercado54 y, consecuentemente, el derecho a vender o no. Tenga o no base constitucional, todos coinciden que el principio no es absoluto; las discrepancias surgen cuando se trata de establecer las excepciones o restricciones a ese principio. El mismo artículo 1324 citado, enumera los siguientes supuestos de “necesidad jurídica”: 1. Cuando hay derecho en el comprador de comprar la cosa por expropiación, por causa de utilidad pública; 2. Cuando por una convención, o por un testamento se imponga al propietario la obligación de vender una cosa a persona determinada; 3. Cuando la cosa fuese indivisible y perteneciese a varios individuos, y alguno de ellos exigiese el remate55; 4. Cuando los bienes del propietario de la cosa hubieren de ser rematados en virtud de ejecución judicial; 5. Cuando la ley impone al administrador de bienes ajenos, la obligación de realizar todo o parte de las cosas que estén bajo su administración. Muchos autores argentinos consideran que estos casos no configuran contratos; en la expropiación, la venta impuesta por convención o testamento, la partición de los bienes, la subasta judicial o la enajenación por parte del administrador de bienes ajenos no existe consentimiento, elemento típico de la figura contractual. Para otros, son verdaderas compraventas. Por último, no faltan quienes sostienen que los casos son diferentes entre sí y no puede darse una respuesta única. Así, por ej. MOSSET ITURRASPE afirma que la expropiación y la subasta judicial son casos que entran en la esfera del Derecho público, pues efectivamente, se trata de actos que no cuentan con la voluntad del titular del bien; la enajenación es el resultado final de un complejo procedimiento, en el que se ejercita una potestad administrativa o jurisdiccional, directamente reconocida y tutelada por la ley. En cambio, el 54 LOPEZ DE ZAVALIA, Fernando, Teoría de los contratos. Parte especial, tomo I, ed. Zavalía, Buenos Aires, 1976, p. 37; conf. WAYAR, Ernesto, Compraventa y permuta, ed. Astrea, Buenos Aires, 1984, p. 153, No. 93 55 Este inciso, antes de la reforma de 1968, decía: “Cuando la cosa fuese indivisible y perteneciese a varios individuos, y alguno de ellos exigiese la licitación o remate”. La ley 17711 eliminó la figura de la licitación, que vuelve a incorporar el proyecto de unificación de 2012. 140 El contrato de compraventa como paradigma contractual. La visión del Derecho Comparado. supuesto de la obligación convencional de vender a determinada persona, tiene a la base un acto voluntario del vendedor56. 12.2. La obligación de vender al consumidor en el Código Civil cubano y en la ley argentina El artículo 353 del Código Civil cubano ordena: “Todo consumidor tiene derecho a que las entidades de comercio minorista le vendan las mercancías de que disponen, con excepción de las sujetas a regulaciones especiales”. Se trata, pues, de una norma que rige un tipo de compraventa, caracterizada por los sujetos y por el objeto. El vendedor debe ser una entidad de comercio minorista, el comprador un consumidor, y el objeto vendido mercaderías que el vendedor tenga a disposición. El código no especifica quién es un consumidor, categoría que ha dado lugar, como he dicho, en todo el Derecho comparado, a más de un debate. ¿Existen normas similares en el Derecho comparado de los países capitalistas? La ley argentina de protección de los consumidores dice: Artículo 7. Oferta. “La oferta dirigida a consumidores potenciales indeterminados, obliga a quien la emite durante el tiempo en que se realice, debiendo contener la fecha precisa de comienzo y de finalización, así como también sus modalidades, condiciones o limitaciones. La revocación de la oferta hecha pública es eficaz una vez que haya sido difundida por medios similares a los empleados para hacerla conocer. La no efectivización de la oferta será considerada negativa o restricción injustificada de venta, pasible de las sanciones previstas en el artículo 47 de esta ley”. (Último párrafo incorporado por artículo 5° de la Ley No. 26.361 B.O. 7de abril de 2008). La coincidencia entre ambas normas no es total; en la ley argentina, hay obligación de vender si ha habido oferta, exigencia no contenida en la ley cubana. 12.3. La obligación de vender en las leyes que regulan la libre competencia El artículo 2 de la Ley 25.156 que regula, en la Argentina, el derecho de la libre competencia (normativa que se ocupa, fundamentalmente, de las relaciones entre empresas), sanciona a quien “impone condiciones 56 MOSSET ITURRASPE, Jorge, Compraventa inmobiliaria, 2° ed. actualizada, ed. Rubinzal, Santa Fe, 1991, p. 14. 141 Dra. Aida KEMELMAJER DE CARLUCCI discriminatorias para la adquisición o enajenación de bienes o servicios sin razones fundadas en los usos y costumbres comerciales” (inc. k) y a quien se “negare injustificadamente a satisfacer pedidos concretos, para la compra o venta de bienes o servicios efectuados en las condiciones vigentes en el mercado de que se trate” (inc. l). ¿Cuáles son esas razones fundadas que justifican contratar en condiciones distintas? La línea divisoria entre las razones que permiten justificar diferencias y las que no las autorizan no siempre es fácil de señalar. Se enseña que los precios de adquisición de productos y servicios diferentes se reputan discriminatorios cuando personas que se encuentran en idénticas condiciones contractuales reciben un trato distinto. No se discrimina cuando median, entre otras, las siguientes causas: pago al contado, capacidad o volumen de compra, contratación de servicios de mantenimiento, con o sin tarjetas de compra; otro tanto ocurre con las llamadas tarjetas de fidelidad que permiten al consumidor fiel, por ej., tener estacionamiento gratuito, no pagar intereses durante los dos o tres primeros meses; tampoco se discrimina si se vende a distinto precio el día de la madre, el del niño, del estudiante, etc., a las personas que son madre, niño, estudiante, etc; distinto sería si, por ej., se hicieran descuento al estudiante de la Facultad de Derecho, y no a los de Ingeniería57. Pero ¿qué decir de un servicio que se presta a diferente precio según el consumidor sea nacional o extranjero? El proyecto de unificación de la legislación civil y comercial de la Argentina de 2012 dispone: Artículo 1098. Trato equitativo y no discriminatorio. “Los proveedores deben dar a los consumidores un trato equitativo y no discriminatorio. No pueden establecer diferencias basadas en pautas contrarias a la garantía constitucional de la igualdad, en especial, la de la nacionalidad de los consumidores”. La norma resulta necesaria frente a las diferencias existentes en el mercado, especialmente en materia de tarifas de transporte aéreo. Otra línea difícil de marcar es la que separa las negativas a vender lícitas e ilícitas. Cuando varias o muchas empresas se rehúsan a contratar, toma el nombre de “boicot”58. En el Derecho comunitario europeo, el leading case “Comercial Solvents” muestra la dificultad antes señalada. Los hechos que motivaron la decisión son los siguientes: la Comercial Solvents Corporation (en adelante CSC), una sociedad norteamericana, distribuye en los países de la Comunidad Europea sus propios productos (el nitropropano y el aminobutano), a través de una sociedad italiana, el Istituto Chemioterapico Italiano (en adelante ICI), sociedad en la que posee participación accionaria mayoritaria. El nitropropano y el aminobutano son productos con base de nitroparafina que sirven, entre otros fines, a la preparación del etambutolo, 57 PORFIRIO CARPIO, Leopoldo J., La discriminación de consumidores como acto de competencia desleal, ed. Marcial Pons, Madrid, 2002, p. 131 y 133. 58 BELLAMY, Ch., y Graham CHILD, Derecho de la competencia en el mercado común, trad. de Enric Picañol, Civitas, Madrid, 1992, p. 237, No. 4-072. 142 El contrato de compraventa como paradigma contractual. La visión del Derecho Comparado. una especialidad usada en la terapia contra la tuberculosis. Hasta 1970, ambos productos, distribuidos por ICI, eran adquiridos por diversos laboratorios que transformaban esos productos en etambutolo y utilizaban este último en la preparación de medicamentos. En 1970, la CSC decidió no seguir proveyendo a los países comunitarios los dos productos, sino el destroaminobutano, un preparado intermedio más elaborado. Contemporáneamente, ICI se transformó de mero distribuidor de componentes, en productor de una especialidad medicinal hecha con base en etambutolo. Como consecuencia de estos hechos, el proceso de comercialización del etambutolo se modificó en la comunidad europea: CSC suministra a ICI destroaminobutano, ésta lo transforma en etambutolo y después: a) lo distribuye a las casas farmacéuticas para confeCódigo Civilionar medicamentos; b) lo utiliza para sus medicamentos. A fines de 1970, una de las casas farmacéuticas clientas de ICI, el laboratorio químico Zoja, reclamó a ICI le proveyera una nueva cantidad de aminobutano, pero ICI contestó que tenía falta de disponibilidad de esa sustancia. En el curso de 1971, Zoja intentó en numerosas oportunidades adquirir ese producto en otras empresas, tanto del mercado comunitario como de países terceros; pero estos intentos fueron infructuosos porque la única fuente de aprovisionamiento resultó CSC, que en realidad era el único productor mundial de aminobutano. En abril de 1972, Zoja denunció ante la Comisión a CSC y a ICI; la Comisión decidió que la cesación de provisión de CSC y ICI a Zoja de materia prima para la producción de etambutolo constituye una infracción al artículo 86 del Tratado y, consecuentemente, impuso a las denunciadas la obligación de proveer inmediatamente a Zoja las materias primas mencionadas y de proponer un proyecto para ulteriores aprovisionamientos; también les impuso una multa y una penalidad por mora, en forma solidaria. Como consecuencia de esta decisión, CSC comenzó a proveer a Zoja de los productos requeridos, pero contemporáneamente junto a ICI, interpuso un recurso de nulidad. La Corte, aunque disminuyó a la mitad el importe de la multa, confirmó la decisión de la Comisión y declaró que el detentador de una posición dominante disfruta de modo abusivo de tal posición con los alcances del Artículo 86 del Tratado cuando “se rehúsa a proveer a su propio cliente con el riesgo de eliminar del mercado al cliente y al competidor”. En opinión de un autor, el problema central de esta sentencia es que la Corte omitió referirse a la incidencia que el comportamiento imputado a las dos empresas tenía sobre la posición de los destinatarios últimos de los productos químicos en discusión, o sea, los enfermos de tuberculosis; sorprende el silencio, sigue diciendo, porque las normas antitrust se dictan para evitar los efectos del monopolio, de modo que el mercado, operando según una dinámica competitiva, se caracterice por precios al consumo próximos al nivel de los costos de producción. Y se pregunta el autor que vengo glosando: ¿Qué decisión habría tomado la Corte si CSC y ICI hubiesen probado que el nuevo proceso de producción y comercialización era la causa de un ahorro en los costos de preparación de los medicamentos contra la tuberculosis? Y responde: el problema permanece abierto. Para resolverlo, dice, no vale argumentar que la Corte quiso tutelar la posición de 143 Dra. Aida KEMELMAJER DE CARLUCCI los consumidores finales por vía indirecta con un razonamiento de este tipo: la sanción sirve para evitar que las dos empresas (CSC y ICI) puedan incrementar los precios de los medicamentos, dada su posición monopólica. Este razonamiento no resiste el análisis, pues el grupo CSC – ICI, antes de negar la provisión al cliente, podía influir en el precio final del producto farmacéutico; CSC es el único productor mundial de la especialidad de base y podía incrementar el precio de esos productos bases, o sea, hacer más costosa la base farmacéutica y consecuentemente más alto el precio de los medicamentos que derivan de esa sustancia59 En la Argentina, el caso Savant c/ Matadero Vera (Resolución SC 78 del 11/3/1982), resolvió el caso de un establecimiento, único que faenaba y operaba en su localidad, que se negaba a abastecer a una carnicería, determinando así su exclusión del mercado minorista de carne de la localidad. La Comisión dijo que “hay abuso de la posición dominante cuando se advierte que como resultado de dicho abuso se excluyó a uno de los comerciantes interesados en trabajar en el mercado implicado. La preservación del interés general se consigue a través del pleno funcionamiento del mercado, lo que no sucede cuando de algún modo se excluye indebidamente a quien quiere participar en él”60. La solución fue criticada: el artículo es, de alguna manera, una excepción al artículo 1324 del Código Civil que ampara la libertad de contratación. Por eso, para que se tipifique la conducta, debe haber un interés económico general afectado, o sea, cuando la restricción cause un daño relevante, sustancial. “Este daño es la traba al funcionamiento del mercado, de manera tal que una importante parte del público consumidor de ese mercado sufra las consecuencias de esa limitación”61. Un caso más claro, en el que evidentemente no se configuró la conducta prevista normativamente, es el de la tejeduría que sin posición dominante en el mercado, se negó a entregar mercaderías a un minorista invocando que incurría en demoras e incumplimientos en los pagos62. El 2 de agosto de 1989 en el caso Farmia SA c/ Colegio de Farmacéuticos de la Pvcia de Santa Fe, la CNDC dictaminó: “La prohibición de las 59 MANZINI, Pietro, L’esclusione della concorrenza nel diritto antitrust comunitario, ed. Giuffrè, Milano, 1994, pp. 128 y ss. 60 Cit. pos, CABANELLAS, Guillermo, “Aplicación judicial y administrativa de la ley de defensa de la competencia”, JA 1983-IV-759. En contra de lo resuelto, LITCACK, Alejandro Adrián, “La obligación de vender y la ley de defensa de la competencia”, LL 1992-C-469; OTAMENDI, Jorge, “Criterios de la Comisión Nacional de Defensa de la competencia”, LL 1982-D-579 (Para el autor, se debió analizar si por efecto de ser el frigorífico el único en el pueblo de Vera, los precios de las carnes en las demás carnicerías habían subido por encima de lo normal). 61 OTAMENDI, Jorge, “Criterios de la Comisión Nacional de Defensa de la competencia”, LL 1982-D-579; conf. LITVACK, Alejandro Adrián, “La obligación de vender y la ley de defensa de la competencia”, LL 1992-C-469. 62 Cám. Nac. Penal Económico sala II 26/12/1990, Tejeduría del Chubut SA, LL 1992C-470, con nota aprobatoria de LITVACK, A. A., “La obligación de vender…”, cit.. 144 El contrato de compraventa como paradigma contractual. La visión del Derecho Comparado. farmacias de contratar con obras sociales no vinculadas al Colegio farmacéutico de la provincia de Santa Fe carece de toda razonabilidad e implica el ejercicio abusivo, contrario al interés económico general, del poder económico dominante que ejerce dicho colegio en el mercado de prestaciones farmacéuticas”63. El 4 de julio de 1991 el tribunal de Defensa de la Competencia de España dictó resolución condenatoria en el siguiente caso: Un señor denunció a un periódico (La verdad) y a la Asociación de Profesionales de venta de Prensa, Revistas y Publicaciones de Murcia, porque le negaban el suministro de ese diario, como consecuencia de un acuerdo entre la asociación y el diario por el cual no se suministraba el periódico a los quioscos cuyo emplazamiento distase menos de trescientos metros de otro previamente instalado. El denunciante sostenía que él había obtenido autorización del Ayuntamiento para instalar el kiosco y no podía vender el diario en virtud de este acuerdo violatorio de la libre competencia. Probado tal acuerdo de “reparto del mercado” (que inicialmente la denunciada había negado), la asociación fue condenada64. 13. La publicidad a los consumidores y sus efectos sobre el contenido negocial de la compraventa El artículo 8 de la ley de consumidores de la Argentina, siguiendo las pautas fijadas por la ley española, dispone: Efectos de la Publicidad. “Las precisiones formuladas en la publicidad o en anuncios prospectos, circulares u otros medios de difusión obligan al oferente y se tienen por incluidas en el contrato con el consumidor” (artículo 8). Esta norma ha sido ricamente interpretada por la jurisprudencia; a modo de ej., se recuerda la decisión según la cual “La concesionaria de automotores que publicitó la venta de rodados a través de la financiación del precio por parte de una entidad financiera debe responder por haber brindado una información inexacta respecto de la financiación ofertada, lo que indujo al actor a tomar un préstamo en condiciones más gravosas que las publicitadas, pues visto que la demandada era quien contactaba a los clientes con el banco, no puede afirmar que era ajena a las condiciones en que el mutuo se celebraba”. La concesionaria sostenía que no había vínculo adecuado de causalidad entre las condiciones más gravosas y la publicidad porque el comprador del automóvil había firmado y consentido el mutuo en las condiciones que el banco le impuso; la Cámara confirmó la decisión que 63 Cit. pos, SOLDANO, Arquímedes y Walter LANOSA, “El interés económico general en la ley de defensa de la competencia”, LL 1993-E-1243. La resolución se transcribe en Estudios sobre consumo, No. 22, Tecnos, Madrid, 1991, p. 132. 64 145 Dra. Aida KEMELMAJER DE CARLUCCI condenó a la concesionaria a la diferencia existente entre lo que se publicitaba y lo que debió pagar65. 14. Algunas cuestiones vinculadas al precio 14.1. El requisito del precio cierto en dinero Como se vio, varias definiciones del contrato de compraventa requieren precio cierto. Sin embargo, la mayoría de los códigos admiten un cierto grado de indeterminación inicial. El precio cierto o determinado puede serlo mediante la indicación precisa de una suma de dinero, pero también puede serlo per relationem. Esa relación puede ser subjetiva, dejando librada la determinación del precio al arbitrio de un tercero o de una de las partes, u objetiva, mediante referencia a datos pasados, presentes o futuros. Un autor español66 explica que, en general, la indeterminación tiende a provocar en el observador una cierta perplejidad, que se acrecienta notablemente cuando lo indeterminado es el precio. Cuesta entender, dice, que un contrato pueda guardar silencio sobre lo esencial; parece un elemento muy importante y sensible como para olvidarlo o establecerlo de forma descuidada o ambigua. Nadie compra ni vende nada sin saber a qué precio, ni decir cómo se determinará éste. Sin embargo, en el tráfico existen muchos contratos que dejan el precio para una ulterior determinación; se pregunta, entonces, en qué circunstancia y por qué motivos los contratantes podrían estar interesados en remitir el precio a un elemento externo cuando se supone que eso será una fuente previsible de problemas. Responde que lejos de ser una curiosidad, el precio determinable es consecuencia de la racionalización y complejidad de la contratación. Sostiene que la clave de análisis consiste en comprender que diferir la fijación del precio es el fruto de una decisión racional de los contratantes; si éstos lo emplean, no es por capricho o error sino porque ellos mismos ignoran cuál es la cantidad más adecuada que deben establecer como precio del contrato que quieren realizar. Por eso, el libro comienza con una cita de un poeta, Helmut HEISSENBÜTTEL, que dice: “Si lo supiera con exactitud, lo podría decir, pero como lo sé aproximadamente, sólo puedo andar con circunloquios”. Mostraré el articulado del código civil argentino. El artículo 1349 dice: “El precio será cierto cuando las partes lo determinaren en una suma que el comprador debe pagar; cuando se deje su designación al arbitrio de una persona determinada; o cuando lo sea con referencia a otra cosa cierta”. 65 Cám. Nac. Civ. sala K, 8/9/2008, Lopo Tejo c/ Forest Car SA, LL 2008-F-110. FAJARDO FERNÁNDEZ, Javier, La compraventa con precio determinable, ed. Edijus, Madrid, 2001, p. 23. El libro tiene 677 páginas. 66 146 El contrato de compraventa como paradigma contractual. La visión del Derecho Comparado. El código argentino admite, pues, diversas indeterminaciones iniciales: a) Dejar la fijación al arbitrio de una persona determinada (artículo 1349, parte 2°). Esta cuestión había dado lugar a una disputa entre sabinianos y proculeyanos; finalmente, en tiempos de JUSTINIANO, el Derecho romano aceptó el contrato por el cual el precio puede quedar a la decisión de un tercero, mas si éste no acepta fijarlo, el contrato no tiene eficacia y es como si nunca hubiese existido. En este sentido, el artículo 1350 del Código Civil argentino dice: “Cuando la persona o personas determinadas para señalar el precio, no quisieren o no llegaren a determinarlo, la venta quedará sin efecto”. Por su parte, el artículo 1351 ordena: “La estimación que hicieren la persona o personas designadas para señalar el precio, es irrevocable, y no hay recurso alguno para variarlo”. Esta última norma ha dado lugar a interpretaciones encontradas en el supuesto que el previo fijado sea manifiestamente irrazonable67. b) Dejar el precio a determinar con referencia a otra cosa cierta (artículo 1349 parte 3). c) Dejarlo librado, si la cosa es mueble, a lo que la cosa valga, en el día, al precio corriente de plaza. En este aspecto, el artículo 1353 dice: “El precio se tendrá por cierto, cuando no siendo inmueble la cosa vendida, las partes se refiriesen a lo que la cosa valga en el día al corriente de plaza, o un tanto más o menos que éste. El precio será entonces determinado por certificados de corredores, o por testigos en los lugares donde no haya corredores”. La norma se completa con el artículo 1354 que dispone: “Si la cosa se hubiere entregado al comprador sin determinación de precio, o hubiere duda sobre el precio determinado, se presume que las partes se sujetaron al precio corriente del día, en el lugar de la entrega de la cosa”. La norma de cierre, el artículo 1355, indica que otras indeterminaciones causan la nulidad del contrato: “Si el precio fuere indeterminado, o si la cosa se vendiere por lo que fuese su justo precio, o por lo que otro ofreciera por ella, o si el precio se dejare al arbitrio de uno de los contratantes, el contrato será nulo”. El tratamiento del precio en la Convención de Viena no es del todo coherente, al parecer, por dos razones: (a) intentó conciliar las diversas 67 Para las diferentes posiciones ver WAYAR, Ernesto, Compraventa y permuta, ed. Astrea, Buenos Aires, 1984, p. 282, No. 172 y ss. 147 Dra. Aida KEMELMAJER DE CARLUCCI tendencias existentes en el Derecho comparado y; (b) textos no fueron aprobados simultáneamente, sino en forma sucesiva 68. El artículo 55 ubicado entre las normas relativas a la ejecución dispone: “Cuando el contrato haya sido válidamente celebrado pero en él ni expresa ni tácitamente se haya señalado el precio o estipulado un medio para determinarlo, se considerará, salvo indicación en contrario, que las partes han hecho referencia implícitamente al precio generalmente cobrado en el momento de la celebración del contrato por tales mercaderías, vendidas en circunstancias semejantes, en el tráfico mercantil de que se trate”. Esta norma, según algunos autores69, es contradictoria con el artículo 14, que al regular la oferta, dice: “1) La propuesta de celebrar un contrato dirigida a una o varias personas determinadas constituirá oferta si es suficientemente precisa e indica la intención del oferente de quedar obligado en caso de aceptación. Una propuesta es suficientemente precisa si indica las mercaderías y, expresa o tácitamente, señala la cantidad y el precio o prevé un medio para determinarlos. 2) Toda propuesta no dirigida a una o varias personas determinadas será considerada como una simple invitación a hacer ofertas, a menos que la persona que haga la propuesta indique claramente lo contrario”. La exigencia de la fijación previa del precio satisface especialmente a Francia y a los países del tercer mundo; por el contrario, en la mayor parte de los países de tradición comerciante, la determinación previa del precio se percibe como una exigencia excesiva, porque a menudo, el comprador está apurado, espera que el vendedor remitirá la mercadería inmediatamente después de la recepción de su pedido, y asume que el vendedor le hará pagar el precio del mercado70. En Cuba el Tribunal Superior tiene dicho que “… entendiéndose el precio como la contraprestación dineraria equivalente a la cosa o derecho transferido, ha de ser determinado, pues en el caso de que en el contrato no se hubiere determinado expresamente el precio ni se hayan señalado las reglas para su fijación, entiende la doctrina que sólo será válido el contrato cuando de las circunstancias del mismo se deduzca que la fijación del precio es innecesaria (…)”71. 68 FAJARDO FERNÁNDEZ, Javier, La compraventa con precio determinable, ed. Edijus, Madrid, 2001, pp. 131-138. HEUZE, Vincent, La venta internationale e marchandise, Paris, LGDJ, 2000, No. 169, p. 145. 70 AUDIT, Bernard, La compraventa internacional de mercaderías, trad.de Ricardo de Zavalía, ed. Zavalía, Buenos Aires, 1994, p. 72. 71 Tribunal Supremo, Sala de lo Civil y de lo Administrativo, Sentencia No. 80 de 31 de marzo del 2010. Primer Considerando. Ponente Acosta Ricart, citado en PÉREZ GALLARDO, Leonardo B., Ley No. 59/1987, Código Civil de la República de Cuba, anotado y concordado, ONBC, La Habana, 2012. 69 148 El contrato de compraventa como paradigma contractual. La visión del Derecho Comparado. 14.2. Quién fija el precio. La cuestión de los precios depredatorios El problema planteado en el punto anterior se reduce notoriamente en los países en los que los precios son fijados por el Estado. Así, el artículo 336 del Código Civil de Cuba dispone: “El precio de la compraventa es el que se establece en las regulaciones oficiales, y solamente cuando éstas no existen, es el que las partes acuerdan”. En los países capitalistas, el Estado no fija el precio; sin embargo, según sea la política económica llevada adelante, los controles de precios sobre ciertos productos pueden ser más o menos severos y restrictivos de la libertad de determinación. Por otro lado, numerosas leyes relativas a la libre competencia establecen que vender a pérdida configura una conducta desleal y, consecuentemente, antijurídica72. En este sentido, el artículo 2 inc. m. de la ley argentina 25.156 sanciona la conducta que consiste en “enajenar bienes o prestar servicios a precios inferiores a su costo, sin razones fundadas en los usos y costumbres comerciales, con la finalidad de desplazar la competencia en el mercado o de producir daños en la imagen o en el patrimonio o en el valor de las marcas de sus proveedores de bienes o servicios”. Con los mismos fundamentos, el artículo 6 inc. XII del Protocolo de Defensa de la Competencia del Mercosur prohíbe “vender, por razones no justificadas en las prácticas comerciales, mercadería por debajo del precio de costo”. A primera vista, la cuestión sorprende: ¿cómo afirmar que en una economía libre, precios muy bajos pueden perjudicar el interés de los consumidores? Efectivamente, vender a precios muy bajos no es, como regla, un acto de competencia desleal desde que reducir los precios es la conducta más típica de un competidor decidido a ganar en la competencia73. Con criterio restrictivo, algunos autores entienden que mientras no exista perjuicio para el consumidor, el Estado no debe intervenir, pues es dudoso 72 Para este tema ver obra colectiva, La prohibición de la venta a pérdida, ed. Cámara Oficial de Comercio e Industria, Madrid, 1997. En este libro se reúnen siete artículos de diferentes autores. 73 BULLARD, Alfredo, “Los procesos de integración y el abuso de posición de dominio en el mercado: dilema de la competitividad”, en Temas de Derecho Industrial y de la competencia, ed. Ciudad Argentina, Buenos Aires, 2000, No. 4, p. 33; PEDAMON, Miguel, “La liberté des prix et l’intérêt des consommateurs”, en obra colectiva, dirigida por Serra, Yves, Concurrence et consommation, Dalloz, Paris, 1994, p. 18. No obstante, en muchas leyes europeas está sancionada la venta a precios “abusivamente bajos” (Ver, por ej., artículo 10-1 de la ley francesa. Para un comentario de esta disposición compúlsese GALÈNE, Renée, Droit de la concurrence & pratiques anticoncurrentielles, ed. EFE, Paris, 1999, pp. 209-215). 149 Dra. Aida KEMELMAJER DE CARLUCCI que los precios predatorios puedan ser utilizados como arma para monopolizar un mercado74. Otros, en cambio, consideran que los precios depredatorios son un acto de competencia desleal que a través de ellos la empresa dominante tiende a eliminar a un competidor para hacer posible en el futuro el establecimiento de precios altos; en otras palabras, este medio desleal conduce a la monopolización y, por ende, a eliminar la facultad de elección de los consumidores. Se afirma que es necesario compatibilizar dos objetivos enfrentados entre sí: (i) Por un lado, incentivar una competencia efectiva en el mercado, que permita a los más eficientes progresar, aún a costa de los menos eficientes; (ii) Por el otro, desincentivar la actitud de aquellas empresas en posición dominante que pretendan eliminar o disciplinar a sus competidores estableciendo precios no remunerativos. El equilibrio entre ambos objetivos es difícil y explica la gran cantidad de teorías económicas formuladas para caracterizar qué es un precio predatorio75. Algunas prácticas de precios bajos perjudican abiertamente a los consumidores. Por ej., un distribuidor lleva adelante una promoción de un producto de marca muy conocida, del que no tiene stock suficiente, a un precio muy bajo, para luego de haber captado los consumidores, seguir vendiendo el producto sustituto, de otra marca, al precio normal76. El TJCE se pronunció por primera vez sobre precios predatorios en el caso AKZO Chemie c/ Comision. Los hechos eran los siguientes: en Inglaterra se fabrica un producto llamado peróxido orgánico que sirve como aditivo en la molienda de harina y en la industria plástica. ECS era una empresa que lo producía, sustancialmente como aditivo en la molienda, pero en 1979 decidió introducirse en la industria del plástico, donde obtenía más ganancias. ECS vendió el producto plástico a una empresa alemana, cliente tradicional de Akzo. Akzo amenazó a ECS que empezaría una guerra de precios si no se retiraba del sector de los plásticos. En 1982, ECS concurrió a la Comisión, en Bruselas; los funcionarios hicieron una inspección “por sorpresa” y encontraron documentos internos en los que Akzo ponía de manifiesto su intención de vender a pérdida en el mercado de los aditivos para la harina en el Reino Unido para perjudicar a ECS y eliminarlo del mercado. También se probó que Akzo vendía a precios discriminatorios (más barato a los ex clientes de ECS, más caros a sus clientes tradicionales). La Comisión emplazó a Akzo para que volviese a los márgenes de beneficio 74 HINOJOSA Martínez, Luis Miguel, “Los precios predatorios y el derecho de la competencia europeo”, Rev. de Instituciones europeas, vol. 20, No. 1, enero-abril 1993, p. 228. 75 Compulsar MASTRORILLI, Annachiara, “Prezzi predatori e abuso di posizione dominante”, en Quadrimestre, 1993, No. 2, p. 395. 76 PEDAMON, Miguel, “ La liberté des prix et l’intérêt des consommateurs” , en obra colectiva, dirigida por Serra, Yves, Concurrence et consommation, Dalloz, Paris, 1994, p. 21. 150 El contrato de compraventa como paradigma contractual. La visión del Derecho Comparado. que mantenía antes de la guerra de precios; dos años más tarde, le impuso una multa de 10.000.000 de ecus. Akzo recurrió; el tribunal la bajó a 7.500.000 pero confirmó en lo sustancial la resolución. En la Argentina se ha puesto el acento en la necesidad de que esté en juego el interés económico general. Las políticas de venta de los hipermercados y supermercados han sido analizadas detalladamente por la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia; el organismo administrativo –hoy sustituido– insistió en que para que se configure un supuesto de precios depredatorios debe haber “poder de mercado, y las condiciones de entrada deben ser tales que el poder de mercado pueda ser ejercido por un período de tiempo tal que le permita a la empresa predadora recuperar las pérdidas en que incurrió mientras vendió por debajo del costo. Por eso, entendió que no es sancionable la conducta de un supermercado mayorista (que tiene escaso poder de mercado, ya que representa sólo el 9% del mercado de los siete supermercados que más facturan según el ranking de las mil empresas de mayor facturación), que vendió un producto de librería a un precio por debajo del costo, durante un período de tiempo breve (15 días)77. 14.3. Plazos para el pago del precio. El crédito al consumo. Otros mecanismos Como dije, la codificación francesa tuvo como paradigma la compraventa de contado, en la que el comprador pretende ser propietario de lo que paga, normalmente en forma concomitante con la entrega de la cosa. Los códigos modernos conservan la regla de que si el convenio no tiene disposición en contrario, el precio debe pagarse al contado. Así, el artículo 1141 del proyecto para la Argentina, como primera obligación del comprador menciona: “a) Pagar el precio en el lugar y tiempo convenidos. Si nada se pacta, se entiende que la venta es de contado”. Sin embargo, como es sabido, hoy predomina la venta a crédito; para evitar el riesgo de la insolvencia, el vendedor busca una garantía de pago del precio; por esta razón, se devalúa el rol de la transmisión de la propiedad y se realza el de la garantía78; de allí que se diga que el viejo binomio “mercadería contra precio” ha sido sustituido por el de “mercadería contra crédito”79. Advertir que los contratos pueden postergar sus efectos en el tiempo también supone un tránsito de una concepción exclusivamente subjetiva del contrato, fuertemente consensualista, propia de la tradición racionalista del Civil Law, a 77 CNDC, 31/7/1997, Cámara Argentina de Papelerías, Librerías y Afines c/ Supermercados mayoristas Makro SA, en Temas de Derecho Industrial y de la competencia, ed. Ciudad Argentina, Buenos Aires, 2000, No. 4, p. 409/425. 78 LORENZETTI, Ricardo, Tratado de los contratos. Parte Especial, ed. Rubinzal, Santa Fe, 2003, p. 98. 79 PETIT LAVALL, María V., La protección del consumidor de crédito: las condiciones abusivas del crédito, ed. Tirant lo Blanch, Valencia, 1996, p. 32. 151 Dra. Aida KEMELMAJER DE CARLUCCI una concepción más objetiva, proveniente en parte del Common Law80. Esta segunda visión se preocupa menos de la voluntad de las partes y pone mayor énfasis en el equilibrio de las prestaciones; el contrato no es estático, fruto de un acuerdo cristalizado en un momento dado, sino un fenómeno dinámico, un verdadero proceso que comienza con la negociación y se extiende durante toda su vida. Desde esa perspectiva, todo contrato nace y permanece sujeto a la negociación81; de allí que el excesivo consensualismo clásico sea una inmensa barrera intelectual para la comprensión del contrato, inapropiada para entender el modo de relacionarse de los contratantes en el mundo moderno; el contrato debe ser sensible a los cambios de la realidad social, sencillamente, porque existe una estrecha relación entre el contrato y las circunstancias exteriores relevantes 82. Desde esta segunda perspectiva, en la segunda mitad del siglo XX se desarrolló la conciencia de la necesidad de evaluar en el ámbito del sistema contractual la existencia de instrumentos que permitan gestionar la sobrevivencia aun cuando la autonomía de las partes no haya previsto intervenciones específicas. Obviamente, la cuestión sólo se plantea en los contratos de duración o de ejecución diferida, únicos en los que la incidencia de situaciones, hechos o acontecimientos imprevisibles o imprevistos pueden provocar en la ejecución y gestión de la relación efectos destructores respecto de los intereses programados por las partes en la fase de estipulación del contrato83. En ese tipo de contratos, entonces, empieza a ponerse en duda la razonabilidad y oportunidad del principio según el cual el contrato rige sin atender a las circunstancias futuras. Mucho antes del “boom” de las leyes de protección al consumidor, DIEZPICAZO84 decía que la “compraventa a plazos es una figura cardinal en el mundo moderno; cumple evidentes funciones económicas y desencadena en la economía general una serie de consecuencias de muy variado y aún contradictorio sentido. Puede actuar como un elemento que dinamiza: (a) la producción, al dar a los fabricantes la posibilidad de vender un mayor número 80 Para los casos de revisión del contrato en los EEUU, ver ZACCARIA, Elena C., “L’adattamento dei contratti a lungo termine nell’esperienza giuridica statunitense: aspirazioni teoriche e prassi giurisprudenziale”, en Contratto e impresa, 2006, No. 2, p. 478. 81 NICOLAU, Noemí, “La revisión y renegociación del contrato como instrumentos útiles para su adecuación a las circunstancias sobrevenidas”, JA 2002-IV, pp. 1058 y ss. 82 IAN MACNEIL, cit. pos NICOLAU, Noemí, “El rol de la buena fe en la moderna concepción del contrato”, en Tratado de la buena fe en el derecho, Marcos Córdoba (director), ed. La Ley, Buenos Aires, 2004, p. 329. 83 TOMMASINI, Raffaele, “Dalle logiche di revisione del rapporto alle più articolate forme di gestione delle sopravvenienze”, en Sopravvenienze e dinamiche di riequilibrio tra controllo e gestione del rapporto contrattuale, Raffaele Tommasini (a cura di), ed. Giappichelli, Torino, 2003, p. 1. 84 DIEZ-PICAZO, prólogo al libro de Vidente BALDO DEL CASTAÑO, Régimen jurídico de las ventas a plazos. Particular estudio de sus garantías, ed. Tecnos, Madrid, 1974. 152 El contrato de compraventa como paradigma contractual. La visión del Derecho Comparado. de bienes; (b) el empleo, al hacer posible la creación de un mayor número de puestos de trabajo; (c) la función de los intermediarios financieros y las instituciones de crédito; d) el acceso a los bienes, pues solo a través de un sistema jurídico-económico de venta a plazos se facilita a un gran número de los habitantes del planeta el acceso a determinados bienes, sobre todo de consumo, que de otra manera se vería imposibilitado de tener”. Este último aspecto, de trascendencia social, justifica que se dicten leyes especiales y que se ejerza un control estatal importante; tal legislación es de orden público económico y, por eso, la imperatividad de sus disposiciones. Estas restricciones y la visión objetiva del contrato deben servir para solucionar los problemas que la compraventa a plazos genera tanto para el vendedor cuanto al comprador. Indudablemente, la compraventa a plazos genera dificultades para el vendedor; piénsese, por ej., en la depreciación de la moneda; el incumplimiento del pago del precio en los plazos convenidos, etc.; las leyes no pueden desentenderse de la situación del vendedor, a quien debe proveerse de remedios legales suficientes85. Los códigos decimonónicos no parecen haber prestado mucha atención a las garantías específicas de la compraventa. El Código Civil argentino, por ej., tiene escasas referencias a la venta a plazo; así, por ej., el artículo 1431 dice: “Si la venta hubiese sido de cosa inmueble, y el vendedor hubiese recibido el todo o parte del precio, o si la venta se hubiese hecho a crédito y no estuviere vencido el plazo para el pago, y el comprador se negase a recibir el inmueble, el vendedor tiene derecho a pedirle los costos de la conservación e indemnización de perjuicios y a poner la cosa en depósito judicial por cuenta y riesgo del comprador”. La omisión no tiene consecuencias irreparables porque todos esos códigos regulan, separadamente, negocios de garantía para asegurar el cumplimiento y los derechos del vendedor, tales como la hipoteca, fianzas, prendas, etc. La financiación también crea muchas dificultades para el comprador, quien en muchas ocasiones sufre el abuso de posición dominante del vendedor. En la Argentina, la situación de los adquirentes de inmuebles fraccionados en lotes generó la atención del legislador tempranamente. Ante la necesidad de vivienda, en general, se pactaba que si el comprador dejaba de pagar 3 cuotas, el vendedor podía resolver el contrato; a este pacto se agregaba una clausula penal, por demás exorbitante, que consistía en la pérdida de todas las cuotas entregadas. Esta situación llevó en 1950 a dictar una ley especial, la 14.005 (ley de loteos) que estableció la preanotación de los boletos en el registro de propiedad inmobiliaria, la prohibición del pacto comisorio cuando se ha pagado más del 25 % del precio o se han incorporado mejoras 85 La preocupación por la situación del vendedor viene desde antiguo (Ver ANGELONI, Vittorio, Clausole di garanzia nelle compra-vendite commerciali, ed. UTC, Perugia, 1912. 153 Dra. Aida KEMELMAJER DE CARLUCCI equivalentes al 50 % del precio, y el derecho a pedir la escrituración cuando se ha pagado ese mínimo. Con los mismos fines, en el año 1972 se dictó la ley 19.724, de prehorizontalidad aplicable a los adquirentes de unidades en propiedad horizontal en construcción, que estableció un sistema de afectación inmobiliaria. Dos sentencias plenarias de la Cámara Nacional Civil fueron muy importantes para la eficacia del sistema. El plenario Cotton c/Tutundjian de 28/2/1979, 86 dispuso que “el propietario enajenante que no ha cumplido con la afectación del inmueble al régimen de la prehorizontalidad y, en su caso, con la inscripción registral de los contratos que otorgare con relación a las unidades, no puede reclamar a los adquirentes el cumplimiento de sus obligaciones o la resolución del contrato. Los derechos que confiere al adquirente la ley 19.724 son irrenunciables”. El segundo plenario, recaído en Consorcio Alvear 1850 SRL c/Taub, Luis 87, decidió que “la posterior inscripción del reglamento de copropiedad y administración en los términos de la ley 13.512 no hace inaplicables los efectos de la falta de afectación del bien al régimen de prehorizontalidad e inscripción de los respectivos boletos en el registro de la propiedad que prevé la ley 19.724, salvo que el enajenante ofreciere contemporáneamente la entrega de la posesión y escrituración, estas prestaciones estuvieren expeditas y el comprador no tuviere derecho a resolver el contrato”. Cabe destacar que aunque la ley protege fuertemente los derechos del adquirente frente al vendedor, no ocurre lo mismo con el derecho de estos adquirentes frente a los acreedores del vendedor, en tanto para oponer su derecho no les basta tener inscripto el boleto sino que, ejecutado el inmueble por estos acreedores, para salvar el departamento, deben pagar su valor. El mercado de nuestros días conoce modos muy variados de financiar los bienes adquiridos. Uno de los más conocidos es el “crédito bancario al consumo”. Se entiende por tal, todo préstamo al consumidor final que va destinado a la adquisición de bienes de consumo o a la realización de servicios no unidos a un proceso productivo88. Se lo ha descripto como una operatoria en la cual el consumidor obtiene un préstamo de una entidad crediticia a los fines de financiar la adquisición de un bien o la prestación de un servicio que le provee otra empresa. No es el proveedor quien otorga la financiación a sus clientes a través de la modalidad plazo; aparece un 86 Cám. Nac. Civ. en pleno, 28/2/1979, LL 1979-A-528, ED 82-141, JA 1979-I-559. Cám. Nac. Civ. en pleno 26/3/1985, ED 113-264. Una historia detallada y cuidadosa de los precedentes que dieron lugar a los dos plenarios se encuentra en HIGHTON, Elena, “La prehorizontalidad: evolución de las responsabilidad de acuerdo a la jurisprudencia de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo civil”, en Rev. de Derecho privado y comunitario, No. 18, 1998, pp. 61/129. 88 MARÍN LÓPEZ, Manuel J., La compraventa financiada de bienes de consumo, ed. Aranzadi, Navarra, 2000, p. 33. 87 154 El contrato de compraventa como paradigma contractual. La visión del Derecho Comparado. tercero, el banco, que satisface el precio. El mecanismo consiste en que el vendedor recibe directamente del banco o entidad crediticia la totalidad del precio, que luego el comprador reintegrará a plazos al banco. Desde las formas jurídicas, al consumidor se lo presenta como parte de dos contratos: el de compraventa, con el vendedor del bien, y el de mutuo con el banco para financiar la adquisición exclusiva de ese bien. Los orígenes de la compraventa financiada por un tercero se sitúa en los EEUU, a comienzos del siglo XX; en Alemania aparecen los primeros casos en los años veinte del siglo XX, aunque es después de la Segunda guerra mundial, concretamente en la década de los cincuenta, cuando adquieren un significado considerable. La separación de la actividad financiadora del contrato y su asunción por un tercero implica una modificación sustancial en el mercado crediticio. Al principio, la función de financiación estaba en la esfera de control de las propias empresas productoras, que crearon sus propias sociedades financieras encargadas de la concesión de los créditos; en un momento posterior, las entidades bancarias se decidieron a entrar en el mercado de la financiación al consumo. Desde la realidad económica subyacente se trata de un único pero, como se dijo, jurídicamente son dos contratos diferentes. ¿Qué puede pasar? No se trata, solamente, como en el mutuo tradicional del exceso de la tasa de interés, sino de situaciones muy variadas, tales como: a) Que el banco otorgue el préstamo al consumidor, pero posteriormente el vendedor no le entregue la cosa; la consecuencia es que el prestatario consumidor deberá seguir pagando, aunque no tenga la cosa. b) Que el vendedor le entregue la cosa, pero el banco no le otorgue el préstamo, por lo que no tiene cómo pagar el precio; esta imposibilidad de pagar las cuotas, lo lleva al incumplimiento, a la resolución y a la pérdida de la cosa comprada. c) Que le otorguen el préstamo y le entreguen la cosa, pero ésta tiene defectos; en el juicio que el banco inicia por incumplimiento, el comprador no podrá oponer la exceptio non adimpleti contractus Los tribunales norteamericanos advirtieron esa desprotección y empezaron a negar carácter autónomo al financiador, permitiendo al consumidor oponer las defensas que tenía contra el productor elaborador. En Europa, muchos países dictaron leyes que regularon la compraventa a plazos; hoy la mayoría ha sido sustituida por la normativa comunitaria que regula estos temas89. 89 Ver AGUIRRE ZAMORANO, Pío J., Las compraventas especiales, en La compraventa. Ley de garantías, Aguirre Zamorano (director), ed. Consejo General del Poder Judicial, Madrid, 2005, pp. 95 y ss. 155 Dra. Aida KEMELMAJER DE CARLUCCI En la Argentina, el artículo 3690 de la ley de protección de los consumidores se refiere a las operaciones de venta de crédito, y acentúa el deber de información, del siguiente modo: Requisitos. “En las operaciones financieras para consumo y en las de crédito para el consumo deberá consignarse de modo claro al consumidor o usuario, bajo pena de nulidad: a) La descripción del bien o servicio objeto de la compra o contratación, para los casos de adquisición de bienes o servicios. b) El precio al contado, sólo para los casos de operaciones de crédito para adquisición de bienes o servicios. c) El importe a desembolsar inicialmente —de existir— y el monto financiado. d) La tasa de interés efectiva anual. e) El total de los intereses a pagar o el costo financiero total. f) El sistema de amortización del capital y cancelación de los intereses. g) La cantidad, periodicidad y monto de los pagos a realizar. h) Los gastos extras, seguros o adicionales, si los hubiere. Cuando el proveedor omitiera incluir alguno de estos datos en el documento que corresponda, el consumidor tendrá derecho a demandar la nulidad del contrato o de una o más cláusulas. Cuando el juez declare la nulidad parcial simultáneamente integrará el contrato, si ello fuera necesario. En las operaciones financieras para consumo y en las de crédito para consumo deberá consignarse la tasa de interés efectiva anual. Su omisión determinará que la obligación del tomador de abonar intereses sea ajustada a la tasa pasiva anual promedio del mercado difundida por el Banco Central de la República Argentina vigente a la fecha de celebración del contrato. La eficacia del contrato en el que se prevea que un tercero otorgue un crédito de financiación quedará condicionada a la efectiva obtención del mismo. En caso de no otorgamiento del crédito, la operación se resolverá sin costo alguno para el consumidor, debiendo en su caso restituírsele las sumas que con carácter de entrega de contado, anticipo y gastos éste hubiere efectuado. El Banco Central de la República Argentina adoptará las medidas conducentes para que las entidades sometidas a su jurisdicción cumplan, en las operaciones a que refiere el presente artículo, con lo indicado en la presente ley. Será competente, para entender en el conocimiento de los litigios relativos a contratos regulados por el presente artículo, siendo nulo cualquier pacto en contrario, el tribunal correspondiente al domicilio real del consumidor”. 90 Un análisis de la normativa se encuentra en SAUX, Edgardo I., “Tutela del consumidor en las operaciones de venta a crédito”, en Rev. de Derecho Privado y comunitario, 2009-1-153. 156 El contrato de compraventa como paradigma contractual. La visión del Derecho Comparado. El crédito al consumo no es el único modo de financiamiento. El mercado muestra las redes más extrañas. GHERSI resume un caso que llegó a los tribunales de la siguiente manera: El actor, una persona que tenía un taxi, quiso comprar uno más nuevo. La agencia a la que concurrió para comprar el automóvil lo mandó a otra agencia para vender el suyo y con ese producido podía suscribir y abonar las primeras cuotas del plan de financiación con otra empresa de la cual la demandada era mandataria, para comprar otro vehículo que luego se destinaría a taxi, obligándose la vendedora a los trámites y pintura de ese vehículo para que sirviera a ese fin91. Frente a esta realidad tan cambiante, el proyecto de unificación de la legislación civil y comercial de 2012 ha regulado los contratos conexos. El articulado respectivo dice: Artículo 1073. Definición. “Hay conexidad cuando dos o más contratos autónomos se hallan vinculados entre sí por una finalidad económica común previamente establecida, de modo que uno de ellos ha sido determinante del otro para el logro del resultado perseguido. Esta finalidad puede ser establecida por la ley, expresamente pactada, o derivada de la interpretación, conforme se dispone en el artículo siguiente”. Artículo1074. Interpretación. “Los contratos conexos deben ser interpretados los unos por medio de los otros, atribuyéndoles el sentido apropiado que surge del grupo de contratos, su función económica y el resultado perseguido”. Artículo 1075. Efectos. “Según las circunstancias, probada la conexidad, un contratante podrá oponer las excepciones de incumplimiento total, parcial o defectuoso, aún frente a la inejecución de obligaciones ajenas a su contrato. Atendiendo al principio de la conservación, la misma regla se aplica cuando la extinción de uno de los contratos produce la frustración de la finalidad económica común”. Al reglar las cláusulas abusivas, se incorporan los siguientes artículos Artículo 988. Cláusulas abusivas. “En los contratos previstos en esta sección, se deben tener por no escritas: a) las cláusulas que desnaturalizan las obligaciones del predisponente; b) las que importan renuncia o restricción a los derechos del adherente, o amplían derechos del predisponente que resultan de normas supletorias; c) las que por su contenido, redacción o presentación, no son razonablemente previsibles”. 91 WEINGARTEN, C y C. GHERSI, “Los contratos conexados. Autofinanciamiento y compraventa”, LL 1997-E-1348; ver también WEINGARTEN, Celia, “Contratos conexados. Compraventa y financiación”, Rev. de Derecho Privado y comunitario, No. 2007-2, “Contratos conexos”, p. 177. 157 Dra. Aida KEMELMAJER DE CARLUCCI Artículo 989. Control judicial de las cláusulas abusivas. “La aprobación administrativa de las cláusulas generales no obsta a su control judicial. Cuando el juez declara la nulidad parcial del contrato, simultáneamente lo debe integrar, si no puede subsistir sin comprometer su finalidad”. 15. Conclusiones provisorias La compraventa, o mejor dicho, las compraventas, continúan siendo el tipo sobre el cual giran los otros contratos. Las diversas modalidades muestran consumidores que necesitan plazo para pagar, y vendedores que exigen garantías para aceptar los requerimientos de los compradores. El legislador prudente debe encontrar la fórmula de equilibrio que no perjudique a los productores y comerciantes y, al mismo tiempo, proteja a los adquirentes, normalmente la parte más vulnerable. Hasta ahora, el derecho de los consumidores, con matriz europea, desarrollado en la mayoría de los países de América Latina, viene cumpliendo adecuadamente ese rol. Es de esperar que las normas puedan adaptarse a las prácticas de los más fuertes, siempre cambiantes, de modo de proteger a quienes tienen más necesidad de acceso a los bienes y, al mismo tiempo, se incentive a la pequeña y mediana empresa, que ha sido siempre, al menos en la Argentina, el factor del desarrollo que ha favorecido ese acceso. 158 RETROSPECTIVA CRÍTICA DE LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE DE 1940, Coordinado por Ana SUÁREZ DÍAZ, Editora Ciencias Sociales, La Habana, 2011.∗ Tuve la satisfacción de presentar este libro en la Cátedra de Estudios Juan Marinello gracias a la invitación que al efecto me hiciera su coordinadora la compañera Ana SUÁREZ, por lo que me sentí muy honrada, en especial porque como profesional dedicada al estudio del Derecho Constitucional debo reconocer con pesar que no existen muchas ocasiones editoriales para estas materias y cuando florece alguna con la calidad de esta, da mucho gusto comprometerse con ella; y también porque sentimentalmente me unían a FERNÁNDEZ BULTÉ lazos de amistad muy estrechos; y nos complacemos y admiramos de la huella que dejó en este libro. En relación con la obra es menester que haga hincapié en su génesis, porque talleres como el que dio origen a este libro estamos necesitando muchos. Solo la lectura de los títulos de las ponencias, permite anticipar la importancia del texto por la contribución literaria que los temas seleccionados pueden hacer a la historia constitucional cubana, y aclaro: no a cualquier concepción o sentido histórico, sino a la historia, en el entendido del más universal de los cubanos, José MARTÍ, quien reconoció a la historia como examen y juicio, no como propaganda ni excitación (“Folleto Guatemala”, México, 1878, Obras Completas № 7, p. 145). Ahora bien, más allá de los títulos de sus ponencias, la lectura del conjunto del texto revela un valioso instrumento de explicación y profundización sobre el proceso constituyente, su entorno sociopolítico y económico y sobre una Constitución tan trascendental y polémica como la de 1940, eventos de los más notables del siglo XX cubano, sobre todo para entender el carácter temporalmente unitario de la revolución cubana y reafirmar que “para estudiar las posibilidades de la vida futura de los hombres es necesario dominar el conocimiento de las realidades de su vida pasada,” (MARTÍ, José, “Exposición de electricidad” La América. Nueva York, marzo de 1883, Obras Completas № 8, p. 347) porque solo gracias al conocimiento histórico se rescata el pasado y se forja el futuro. De la misma forma, requiere atención especial el hecho, que el examen de la Asamblea Constituyente y su producto constitucional, realizándose principalmente desde una perspectiva histórica, analice y explique la esencia, el alcance y el significado histórico de fenómenos trascendentalmente jurídicos. Es significativo porque demuestra que es posible, vital e imprescindible el estudio jurídico en las múltiples interacciones dialécticas que genera y condiciona, es decir, en relación con las circunstancias históricas de su nacimiento y su desarrollo, en su repercusión social y en correspondencia con la realidad política y socio-económica existente, sin ofrecer dogmas hechos, como nos enseña el marxismo (“Carta de Engels a Sombart, ∗ Por Lissette PÉREZ HERNÁNDEZ. Doctora en Ciencias Jurídicas. Profesora Titular y Principal de Teoría del Estado de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana. 159 Recensiones de libros marzo del 1895”, en Marx-Engels. Obras escogidas, tres tomos, Editorial Progreso, Moscú, 1984, tomo III, p. 534), sino puntos de partida para la ulterior investigación, con lo cual se reafirman ideas medulares del pensamiento de FERNÁNDEZ BULTÉ, cuando nos decía: “No disponemos todavía de una teoría marxista del Derecho, pero es posible a partir de la metodología elaborada por MARX establecer una línea de investigación y reconstrucción histórico-teórica crítica en torno al Derecho. Nuestras herramientas –decía- deben ser las que nos brinda el arsenal científico del marxismo” (FERNÁNDEZ BULTÉ, Julio, Filosofía del Derecho, Editorial Félix Varela, La Habana, 1997, p.261). Claro está que no hay que perder de vista que el marxismo hoy, asusta o aburre a muchos. Al respecto, planteó MARTÍNEZ HEREDIA en una conferencia en el Aula Magna de la Universidad de La Habana: “debemos ver al marxismo como un instrumento: la gracia del conocimiento es que uno pueda utilizarlo”. (conferencia inaugural de otoño en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, año 2010). Los análisis contenidos en este texto corroboran lo dicho y también que “la realidad social es compleja. Lo complejo significa que porta ambivalencia, ambigüedad, sorpresa y creatividad. Significa que no se puede concebir a la ciencia social como algo que supone una realidad social única; que pretende resolver los problemas de naturaleza compleja de una sola vez y con una única y definitiva lógica interior” (ESPINA, Mayra. Desarrollo, Desigualdad y políticas sociales. Acercamientos desde una perspectiva compleja. Publicaciones Acuario, centro Félix Varela, La Habana, 2010, pp. 92-116). En este sentido el libro puede también constituir una lección para una parte de la comunidad científica, que no siempre refleja en sus estudios, comprensión de la verdadera razón del carácter social del Derecho. Lo dicho anteriormente y nuestra opinión sobre la obra pueden resumirse, destacando el valor didáctico y clarificador que tiene para cualquier jurista, historiador, politólogo o simple interesado en las grandes enseñanzas de nuestra historia. Podemos vaticinar sin dudas, que será referente obligado para producciones científicas futuras y otros debates similares. Esta recensión, bien puede concluir con algunas de las palabras de FERNÁNDEZ BULTÉ en la clausura del Taller que dio lugar a esta obra, para aquilatar su estatura y compromiso, también como inspiración de futuros espacios donde debatir de forma crítica las proyecciones que desde el pasado puedan ser factibles y necesarias hacia el futuro y porque pareciera que la vigencia de sus ideas nos convoca a continuar el debate en el camino que las Constituciones trazan. Dijo Julio en esa oportunidad: “…cuando uno piensa en esta Constitución, en todo este proceso, lo hago con unción, lo hago con respeto, y admiración por todos los que en aquellos días de batallar enorme de ideas, levantaron sus voces por los humildes de Cuba, levantaron sus voces por la transformación positiva del país”. CÓDIGO CIVIL DE LA REPÚBLICA DE CUBA, LEY NO.59/1987 DE 16 DE JULIO (ANOTADO Y CONCORDADO), de Leonardo B. PÉREZ GALLARDO, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2011.∗ ∗ Por Maidolis LABAÑINO BARRERA. Doctora en Ciencias Jurídicas. Profesora Titular de Derecho Civil. Profesora principal de Derecho de Obligaciones y de Contratos. Facultad de Derecho, Universidad de Oriente, Santiago de Cuba. 160 Recensiones de libros Se entrega en esta ocasión a la comunidad jurídica una nueva edición, complemento de lo que fue la primera (2007), publicada ahora bajo el patrocinio de la editorial Ciencias Sociales, con el mismo título y, con una certera y abundante actualización de más de 80 disposiciones jurídicas, sustantivas y adjetivas, generales y especiales, de igual o inferior rango jerárquico, que nos pone a tono con las modificaciones que su articulado ha sufrido desde su puesta en vigor, lo que convierte a esta obra científica en un medio de asistencia muy rentable para operadores del Derecho, profesores y estudiantes universitarios, e incluso contiene un invaluable valor social para quienes no entendidos del Derecho, busquen en sus páginas, claridad y adecuada comprensión de sus relaciones jurídicas e inquietudes legales. La obra contribuye a la difusión y conocimiento de las citadas normas jurídicas. La acertada concordancia lograda de los artículos del Código Civil con el resto del ordenamiento jurídico, se colma de la hermenéutica judicial de sus reglas jurídicas hecha en su momento por el Tribunal Supremo y no pocas del tribunal a quo, anotadas en más de un centenar de resoluciones judiciales que en forma novedosa y ágil, emplea para llenar los vacíos con tales referencias, examinando de manera exhaustiva los cuatro Libros que lo conforman. Se resalta en la selección, el fino tino del autor en ensalzar la presencia de una precisa argumentación jurídica efectuada casuísticamente, la interpretación correcta que debe darse a los fallos judiciales que constituyen verdadera doctrina de casación y al valor que ha de concedérseles a los mandatos del Código Civil, amén de las sacudidas de los criterios jurisprudenciales que en suelo patrio suelen formarse en torno a su articulado en diferentes períodos de tiempo. Puedo afirmar como acreedora y contraparte de su autor en este instante, que tuvo a bien denominarse deudor próvido, que el mismo ha cumplido su prestación conforme al fin pretendido cuando de su tinta discurrió el interesante texto que se nos presenta cumpliendo con todos los requisitos de un pago bien hecho y plenamente válido. Pago o cumplimiento de una prestación, que no necesitó de requerimiento extrajudicial o judicial alguno por parte de sus acreedores. El Código Civil de la República de Cuba (Anotado y Concordado), en su nueva edición, invita a mirar con detenimiento y con otros ojos los principios de la doctrina clásica civil a través de los preceptos legales del Código y de los fallos judiciales. Estoy segura de que leer esta obra y convertirla en instrumento de trabajo, no sólo le abrirá los ojos al intérprete sino que encontrará en sus líneas una guía práctica que le ayudará a cumplir su cometido. De hecho, ya tiene una influencia benéfica en estudiantes y jóvenes profesores universitarios con gran potencial para producir en el futuro, cambios extraordinarios en el mundo jurídico y en la propia obra del legislador cubano. RIC WARREN afirmó que, “… la verdadera madurez nunca es resultado de una sola experiencia, no importa cuán poderosa o conmovedora llegue a ser”. PÉREZ GALLARDO se intitula estudioso del Derecho Civil, no se cree merecedor del calificativo de civilista, sin advertir con su recato, el gran civilista en el que ha logrado convertirse, en el excelente y egregio civilista que ya es, para los que somos estudiosos del Derecho Civil. Sin dudas, no hay atajos en el camino hacia la madurez científica, estoy convencida de ello; el que comenzó tan profunda y buena obra en nosotros, como lo ha hecho PÉREZ GALLARDO para el Derecho cubano, la irá perfeccionando día a día. Esa medida de desarrollo es la que se define como plenitud científica, aunque su viaje al destino final se sienta que dure toda la vida. Congratulo al autor por ofrecernos otro gran paso en ese viaje mediante su tinta luminosa. Esta nueva obra, damos por seguro, será de mucho provecho para todos los que transitamos por la investigación, el estudio, ejercicio y docencia del Derecho. 161 Recensiones de libros ESTUDIOS SOBRE DERECHO DEL AMBIENTE, de Daimar CÁNOVAS GONZÁLEZ, Vadell Hermanos Editores C.A., Valencia, Venezuela, 2011.∗ El texto, integrado por cuatro trabajos de temática jurídica relativa al medio ambiente, constituye un interesante recorrido por algunas instituciones del Derecho Ambiental, tan necesitado de miradas teóricas enmarcadas en un sistema jurídico nacional e internacional. Llama la atención que el título del libro se refiera a la nominación venezolana de “Derecho del Ambiente”, mientras que en su contenido se mantiene el apelativo cubano de “Derecho Ambiental”, lo cual debe haber respondido a intereses editoriales para lograr la atención de los lectores de la plaza en la que fue publicado. Sin embargo, tal distinción nominativa no divorcia los propósitos proteccionistas y conservacionistas de aquellos que de una manera u otra abordaron el fascinante viaje de escribir y publicar esta obra, ni de sus destinatarios. En el primero de tales trabajos “Dificultades y retos para la responsabilidad civil por daño ambiental” , el autor parte de posiciones del Derecho Civil, y más específicamente del Derecho de Daños, para reconocer que en el Derecho Ambiental el tema se torna complejo dada –como se apunta- la confluencia de los intereses privados y públicos. De ahí que se identifiquen las dificultades para la determinación de la responsabilidad civil por daño ambiental, a saber, el tipo de daño frente al cual corresponda encarar la responsabilidad, el fundamento de la responsabilidad, la necesidad de otro régimen, la urgencia del cambio de régimen en cuanto a la carga de la prueba, la relación causal directa como eje para la solución del problema del daño ambiental, la legitimación, lo enervante que resulta la indemnización como forma de reparación al daño ambiental, los efectos de la sentencia en los procesos ambientales, y la ausencia de carácter preventivo de la responsabilidad civil por daño ambiental. Así, el autor se enfoca a dar criterios muy propios sobre la responsabilidad objetiva, el reconocimiento de los intereses difusos, la ampliación de la legitimación, una consideración más moderna acerca de la relación de causalidad y (como bien él afirma) una nueva lectura a los términos de prescripción. La segunda parte del libro, titulada “Principios del proceso ambiental. Instrumentos para el efectivo acceso a la justicia”, parte de una panorámica sobre el tema pero enmarcada en la ley de trámites cubana de 1977, para lo cual hace un recordatorio teórico de los principios del proceso y principios del procedimiento que le permite sentar pauta para, volviendo al tema del daño ambiental referido en la primera parte del libro, abordar los retos que debe encarar el proceso ambiental; todo lo cual le facilitó alcanzar la determinación de los elementos que han de configurar el dicho proceso. De esta manera, el autor pudo identificar de manera explícitamente fundamentada la celeridad, la cautela, la unidad de jurisdicción, la valoración libre de la prueba, la inversión de la carga de la prueba, la inmediación, y la cosa juzgada erga omnes, como los principios que deben ser acogidos por el proceso ambiental para restablecer el daño ambiental producido. Un tema de gran actualidad ocupa el espacio dedicado al tercer segmento de esta entrega –Derecho y Cambio Climático–, con lo que el autor se propuso caracterizar los principales instrumentos jurídicos internacionales relativos a este fenómeno, ∗ Por Eulalia de la Caridad VIAMONTES GUILBEAUX. Profesora Titular y Principal de Derecho Ambiental de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana. 162 Recensiones de libros exponer las principales estrategias de la política ambiental cubana para su enfrentamiento, analizar las distintas disposiciones jurídicas de carácter nacional de incidencia en el tema y proponer modificaciones en el ordenamiento jurídico que permitan una implementación más efectiva de las instituciones del Derecho e instrumentos que contribuyan al perfeccionamiento de la gestión ambiental. Tales objetivos son logrados magistralmente por el autor al posicionar el tema dentro del Derecho Ambiental Internacional, con referencia crítica a los más importantes instrumentos jurídicos internacionales sobre la materia y al análisis a la diligente política ambiental cubana, acción que no es proporcionalmente perceptible dentro de la legislación patria protectora del medo ambiente, lo que queda identificado por la referencia al exiguo número de regulaciones jurídicas. En un sentido proactivo, acude a medidas remediales gracias a instituciones jurídicas preexistentes, clasificadas por el autor como las destinadas a la mitigación de los efectos del cambio climático y a las dirigidas a la adaptación a los mismos. Sus conclusiones resultan valiosísimas, tanto para el lector como para las instituciones ambientalistas cubanas, pues constituyen actuales y conocidos derroteros que permiten encarar los efectos del cambio climático en nuestra realidad. El tema relativo al nacimiento de nuevas ramas del Derecho es uno de los que mayor reticencia encuentra, quizás por el hecho de que se considere una materia que puede estar subsumida dentro de otra primaria o mayor. A este reto se enfrenta el autor en el cuarto y último estudio reservado al “Estatuto del Derecho Forestal. Reflexiones a partir del ordenamiento jurídico cubano”, labor que realiza ubicado no sólo en su desempeño profesional sino, sobre todo, en su condición de docente de la Universidad de La Habana en la asignatura Derecho Ambiental. En pos del propósito que se evidencia dado el propio título, se destaca la presencia de la cuestión jurídica ambiental en carreras universitarias de nuestro sistema de Educación Superior, lo que manifiesta el interés del país en este tema; pero al mismo tiempo, se concentra en si existe consistencia de rama jurídica en el Derecho Forestal, para lo cual hace un cotejo entre los rasgos que permiten distinguir la existencia de una rama autónoma del Derecho y las cualidades del Derecho Forestal. Interesante y sorprendente para los amantes de estos temas resultan la conclusión a la que arriba y la solución que aporta. Luego de estas valoraciones, es preciso sintetizar que la entrega hecha por el jurista y profesor universitario CÁNOVAS GONZÁLEZ resulta bienvenida para uso de especialistas en la materia y estudiantes universitarios, y enriquecimiento de la escasa literatura iusambientalista cubana, por sus reflexivos y aguzados puntos de vista en torno a cuatro temas relativos al medio ambiente y su protección jurídica. ENSAYOS DE DERECHO PÚBLICO EN CONMEMORACIÓN DEL SESQUICENTENARIO ANIVERSARIO DEL NATALICIO DE LÉON DUGUIT, coordinado por Andry MATILLA CORREA, José Luis PRADO MAILLARD y Luis Gerardo RODRÍGUEZ LOZANO, Lazcano Garza Editores, Monterrey, Nuevo León (México), 2011.∗ ∗ Por Yuri PÉREZ MARTÍNEZ. Máster en Derecho Constitucional y Administrativo. Profesor del Departamento de Estudios Jurídicos Básicos de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana. 163 Recensiones de libros Decía el más universal de los cubanos, José Martí, que: “…para realizar una gran obra hay que esperar el momento de inspiración que transforma y crea” (en “Mario Fortuny”, The Sun, Nueva York, 27 de marzo de 1881, Obras Completas, tomo XXVIII, p. 125). En efecto, las palabras del Héroe Nacional cubano cobran vigencia en la obra colectiva que tengo el placer de presentar al gremio jurídico. Ensayos de Derecho Público en conmemoración del sesquicentenario aniversario del natalicio de Léon DUGUIT, constituye un homenaje a uno de los juristas más excelsos de todos los tiempos, cuyo pensamiento centellea más allá de las fronteras del país de las luces, del Louvre y la Torre Eiffel. El texto de referencia, posee un valor peculiar; pues su concepción se gestó en La Habana, en ocasión del coloquio internacional: “Los retos del Derecho Administrativo frente a los desafíos de la globalización…”. No es casual entonces que, entre los coordinadores del libro —y artífice principal de la idea— figure un profesor cubano, el Dr. Andry MATILLA CORREA, joven jurista con desvelos por rescatar y avivar los estudios de Derecho Público en nuestros predios y fuera de ellos. La obra contiene 34 ensayos relativos a ejes iuspublicísticos como las concesiones administrativas, el servicio público, la teoría del poder, el derecho subjetivo, los contratos administrativos, el acto administrativo, el reformismo constitucional, entre otros; con el atributo de que, dentro de ese abanico de temáticas el centro lo ocupan las ideas del otrora decano de la Facultad de Derecho de Burdeos. Los autores —en su gran mayoría voces autorizadas y consagradas al Derecho Público de Francia, Italia e Iberoamérica— abordan los temas con total libertad, flexibilidad y sin sujetarse rigurosamente a un esquema metodológico-formal; elemento que facilita la lectura y comprensión científica de los estudios expuestos. Recurrente en los análisis, es la reminiscencia a la denominada Escuela del Servicio Público, que tuvo en DUGUIT su máximo exponente. Varios de los ensayistas dedican sus esfuerzos académicos, en esta obra colectiva, a desentrañar con sentido crítico y perspectiva propia la construcción teórica del eminente jurista francés. De relevante podríamos catalogar el aporte criollo al texto. Bajo el título: “La Teoría de Léon DUGUIT sobre la naturaleza jurídica de la concesión de servicio público”¸ el Profesor Titular de Derecho Administrativo de la Universidad de La Habana, se adentra en los laberintos de una institución técnicamente liada, hurgando en la doctrina de la convención de carácter complejo. MATILLA CORREA, arriba a la conclusión que a la concesión administrativa le es propio un régimen jurídico administrativo, no siendo aplicable de forma directa, el marco regulador del Derecho Civil, sino en última instancia con carácter supletorio. De esta manera, sin perder la noción del contexto histórico, el docente devela los aportes y las falencias de la posición fijada por DUGUIT. A cargo del propio administrativista estuvo el prólogo del texto, donde se entretejen ideas sugestivas sobre la significación de la obra jurídica del maestro bordelés. Sin duda alguna, nos encontramos ante ensayos serios y razonados, que se convierten en referencia obligada para los amantes del Derecho Público en Cuba. Recibimos con beneplácito esta empresa, seguros, como MARTÍ que “Las obras hechas no son a veces más que revelaciones de las que se pueden hacer” (en “Comentario sobre el drama El Libro” Talonario, de José Echegaray, Revista Universal, México, 9 de noviembre de 1875, tomo XV, p. 77). 164 Recensiones de libros HITOS CONSTITUCIONALES DEL SIGLO XIX CUBANO, compilación de Carlos Manuel VILLABELLA ARMENGOL, Instituto de Ciencias Jurídicas de Puebla A.C., Editorial Ácana, Ediciones Universidad de Camagüey, Camagüey, 2011.∗ La historia del siglo XIX cubano no puede entenderse sin el análisis de los procesos constitucionales que incidieron en la Isla en esa centuria. Lamentablemente, salvo los estudios encaminados a la comprensión de las Cartas Magnas de la República en Armas y alguna que otra obra puntual sobre los proyectos elaborados en la etapa, poco se ha avanzado en la valoración de conjunto, y en desentrañar la esencia de no pocas obras particulares. No obstante, de algunos años a esta fecha, se ha tratado de cubrir esta laguna en nuestro conocimiento científico. Es por ello que la presente obra constituye un aporte necesario a la comprensión de los orígenes del constitucionalismo cubano. Un texto colectivo, conformado por los aportes individuales de varios estudiosos del Derecho, encabezados por el Dr. Carlos Manuel VILLABELLA ARMENGOL, Profesor Titular de Derecho Constitucional de la Facultad de Derecho de la Universidad de Camagüey, trata de ofrecer al lector una síntesis de los hitos esenciales de la historia constitucional cubana del siglo XIX. Ciertamente, el libro toca temáticas que para nada resultan alejadas de la actualidad, y no que dejan de producir controversia entre los tratadistas de la materia. En este sentido, los autores no rehúyen temas medulares de nuestra historia como la influencia del constitucionalismo español y el nacimiento del Estado cubano. Podemos estar o no de acuerdo con las diversas opiniones de los mismos acerca de estos puntos controversiales, pero no hay dudas de que se trata de plasmar ideas y de generar polémica en el buen sentido de la palabra, que solo puede conducir al progreso de la ciencia. Es por ello que resultan especialmente interesantes los artículos de los profesores Dr. Reinaldo SUÁREZ SÚAREZ (Facultad de Derecho de la Universidad de Oriente, Santiago de Cuba) sobre la vigencia en Cuba de la Constitución española de 1812 y el del propio compilador del texto, el Dr. VILLABELLA ARMENGOL, sobre las constituciones mambisas, que nos devuelve al medular asunto del origen del Estado cubano. Sin dudas, se trata de aspectos sobre los cuales es necesario un mayor debate entre los especialistas, aunque lograr un consenso en los mismos resultará, para qué negarlo, algo difícil. Igualmente interesantes son los artículos del profesor español VARELA SUÁNZEZ sobre el constitucionalismo español del siglo XIX; de Antonio FILIU FRANCO sobre la constitucionalización del estatus colonial de Cuba en las Cortes constituyentes de 1837; del joven profesor Ms. C. Yuri FERNÁNDEZ VICIEDO (Universidad de Sancti Spíritus) sobre la influencia del texto gaditano en Cuba, desde la perspectiva del pensamiento iusfilosófico y político, y el de la estudiosa de la vida del prócer camagüeyano Salvador CISNEROS BETANCOURT, Elda CENTO, donde se nos ofrece una aproximación al ideario de esta controvertida figura política, a través de la controversia entre civiles y militares, que constituyó uno de los nudos gordianos del constitucionalismo libertario de la segunda mitad del siglo XIX. ∗ Por Santiago Antonio BAHAMONDE RODRÍGUEZ. Doctor en Ciencias Jurídicas. Profesor Asistente de Historia del Estado y el Derecho de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana. 165 Recensiones de libros Como puede apreciarse, tanto por la diversidad de autores como de temáticas, se trata de un esfuerzo serio para recrear desde diferentes perspectivas nuestra evolución constitucional decimonónica. No obstante, en este campo se echa de menos un artículo sobre la Constitución española de 1876, vigente en Cuba desde 1881, y que no solo marcó un retorno temporal al orden constitucional del país ibérico, sino que también supuso, pese a las limitaciones inherentes al texto y a las restricciones con que fue introducido en nuestra vida política, una nueva experiencia que influyó, positiva o negativamente, en el futuro del país. Aunque los cubanos no tuvimos oportunidad de participar en su redacción, no hay dudas de que, pese a las diferencias en torno al papel de la Isla dentro del Estado español, hubieran encontrado un lenguaje común con sus homólogos peninsulares, sobre todo en lo referente a la defensa de los derechos individuales, como lo evidencia el texto patrio de 1901. Por otra parte, de este entorno constitucional heredamos no pocas de las corruptelas electorales que caracterizaron los primeros cincuenta años de la República. No creemos que haya sido un olvido intencionado de los autores y el compilador. Al contrario, resulta expresión de un problema más profundo, la ausencia de estudios sobre el impacto en Cuba del texto constitucional español de 1876. En buena medida, este hecho es una muestra de las carencias que al respecto tienen nuestros estudios de historia constitucional, en particular lo referente al siglo XIX. Es por ello que necesitamos varios libros como el presente, que abordan con criterio y rigor científico un tema y una época que resultan imprescindible para comprender nuestro devenir histórico como nación, por lo que opinamos que se trata de un estudio esencial. Invitamos pues, a su lectura, con la convicción de que no pocas enseñanzas extraeremos de sus páginas. LOS PRIMEROS PASOS DE LA CIENCIA DEL DERECHO ADMINISTRATIVO EN CUBA. JOSÉ MARÍA MORILLA Y EL BREVE TRATADO DE DERECHO ADMINISTRATIVO…(1847), de Andry MATILLA CORREA, Universidad Carlos III de Madrid, Madrid, 2011.∗ Hoy en día analizamos el panorama actual de la literatura jurídica cubana y nos percatamos, no sin pesar, que no abundan las obras referentes a la Historia del Derecho, –mucho menos sobre Historia del Derecho Público- cuando de pronto, de la pluma del profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, Dr. Andry MATILLA CORREA, nos llega el libro Los primeros pasos de la ciencia del Derecho Administrativo en Cuba. José María Morilla y el Breve tratado de Derecho Administrativo…(1847), editado en España por la Universidad Carlos III de Madrid. El Dr. MATILLA CORREA, pese a su juventud, es uno de los autores más inquietos de los últimos años en nuestro país, en lo que a la materia jurídica se refiere; y se desempeña como profesor titular de Derecho Administrativo en la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana. A su empeño, se deben algunos textos interesantes que tienen que ver con el Derecho Administrativo y la Historia del Derecho en nuestro país; y se nos sigue revelando mediante la obra que reseñamos ahora como uno de los conocedores de nuestra historia jurídica, y uno de los ∗ Por Fabricio MULET MARTÍNEZ. Licenciado en Derecho. 166 Recensiones de libros profesionales del Derecho que más hace por el rescate de la memoria histórica de las ciencias jurídicas en Cuba. Tal y como se trasluce del título referido, Los primeros pasos de la ciencia del Derecho Administrativo en Cuba. José María Morilla y el Breve tratado de Derecho Administrativo…(1847), el autor se adentra en un profundo análisis sobre las primeras andanzas del Derecho Administrativo en “la Isla”, desentrañando los orígenes de este – como rama del Derecho y como ciencia con cuerpo y espíritu propios- en la Francia de finales del siglo XVIII y primera mitad del XIX, y llevando el análisis de su surgimiento a España, en la primera parte de su tiempo decimonónico. Más, el profesor MATILLA CORREA va mucho más allá de lo antes mencionado y aborda a lo largo de todo un capítulo el origen de la enseñanza del Derecho Administrativo, también para los casos de Francia, España y Cuba. Y es ahí donde precisamente radica uno de los, varios, aciertos de la obra, pues el tema de la enseñanza del Derecho ha sido quizás uno de los más desdeñados, durante décadas, por la historiografía jurídica cubana, a pesar de su importancia. Finalmente, uno de los aspectos que más podemos agradecer de este libro recae sobre los apuntes biográficos del profesor José María MORILLA, así como el análisis detallado de su Breve tratado de Derecho Administrativo español general del reino y especial de la Isla de Cuba (primera obra de Derecho Administrativo de Cuba y Latinoamérica), ambos olvidados o más bien prácticamente desconocidos por las más nuevas generaciones de juristas cubanos. Y donde no es posible soslayar que el Dr. MATILLA CORREA, revindica para el Derecho Administrativo cubano la primera obra de Derecho Administrativo en el área latinoamericana, dato este que también ha pasado inadvertido para las diversas generaciones de administrativistas nacionales, pero también de la América Latina. Estas últimas cuestiones nos demuestran que el Dr. Andry MATILLA CORREA conscientemente se aparta de las concepciones reduccionistas que rondan en derredor de la Historia del Derecho, asumiendo que esta debe no debe abarcar únicamente la evolución histórica de las normas e instituciones jurídicas en un contexto determinado, sino que tiene necesariamente que tomar en cuenta la enseñanza del Derecho, así como los hombres que marcan ese universo y el pensamiento que lo condicionan. Con esta recensión, más que comentar Los primeros pasos de la ciencia del Derecho Administrativo en Cuba. José María Morilla y el Breve tratado de Derecho Administrativo… (1847), se pretende invitar a su lectura, la cual no puede resultar menos que un deleite para los amantes del tema. Sin precedente alguno en la literatura jurídica de nuestro país, nos encontramos ante una obra acabada, pero cuya temática no está para nada zanjado, por lo que este debe ser el primer paso para exhortar a nuestros historiadores del Derecho e iuspublicistas en general, a continuar escudriñando en el maravilloso mundo que constituye la Historia del Derecho Público y de la enseñanza del Derecho, donde queda aún mucha tela por donde cortar. 167 Recensiones de libros DERECHOS DE LA PERSONALIDAD Y DERECHOS MORALES DE LOS AUTORES, del Dr. Rafael ROSELLÓ MANZANO, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, publicado en la Colección de Propiedad Intelectual, por la Editorial Reus, Madrid, 2011.∗ Dos temas con múltiples aristas comunes, pero también con diferencias que afloran, cuando menos, al indagar en sus orígenes históricos, su especial contenido y los matices que entran en juego en el tráfico jurídico en cuanto a sus características, nos trae a colación este interesante libro in comento, de la autoría de un joven profesor del Departamento de Derecho Civil y de Familia, de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, presentado bajo la reproducción de frescos de la Capilla Sixtina que embellecen siempre las portadas de los libros de la Colección de Propiedad Intelectual, publicados de conjunto por la Fundación AISGE, la Editorial REUS y la Asociación para el Estudio y la Enseñanza del Derecho de Autor. Los derechos inherentes a la personalidad ocupan, o deben ocupar, el más destacado lugar dentro del Derecho Civil, toda vez que éste concibe como realidad primaria respecto a la cual irradian sus normas a la persona misma, al ser humano jurídicamente considerado, provisto de atributos y cualidades intrínsecas que lo dignifican y lo colocan en el plano más alto del conglomerado social en el que se desenvuelve. La personalidad misma constituiría categoría abstracta y mutilada en lo esencial si solo se apreciara como aptitud para la titularidad de derechos y deberes que se incardinan únicamente al tráfico jurídico en sede patrimonial, económica, desdeñando toda la riqueza que encierra el propio ser y los bienes que le resultan más preciados en el ámbito espiritual o moral. Si bien desde el Derecho Romano se reconoció a la persona una llamada potestate in se ipsum que le permitía una cierta autonomía sobre sí misma, estos derechos quedan configurados como verdaderos y propios derechos subjetivos a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Los intereses personales del autor, por su parte, aunque no fueron expresamente regulados en la época de los privilegios y de las Revoluciones Burguesas, subyacen en las legislaciones de corte patrimonialista. Es precisamente en Francia donde se elabora, a partir del reconocimiento del aspecto patrimonial del derecho de autor, toda una cuidadosa y progresiva jurisprudencia de lo que luego se daría en llamar derecho moral de autor, que bajo la influencia doctrinal del alemán Otto VON GIERKE, se fue gestando casi de modo inconsciente, también a lo largo del siglo XIX. Así, como afirma el propio ROSELLÓ MANZANO, el contenido moral del derecho de autor es resultado de una peculiar interacción entre las soluciones prácticas de los tribunales franceses, sobre débiles o inexistentes bases teóricas, y las construcciones doctrinales alemanas, que durante mucho tiempo no hallaron eco en la legislación y la actuación de los órganos jurisdiccionales. Como expresión de la dignidad humana, los derechos inherentes a la personalidad se reconocen, por tanto, a toda persona natural o física por el solo hecho de serlo, sin que sea necesaria ninguna otra condición o aditamento. El derecho de autor, como derecho subjetivo íntegro, con doble contenido, patrimonial y moral, se reconoce también a la persona natural o física, pero no a todas en general, porque su predicado real no es ser persona humana, sino ser creador de una obra del espíritu. Por ello, las facultades morales del autor comparten características de los derechos de la personalidad, aparecen como expresiones concretas de estos en el ámbito de la creación, pero siguen ∗ Por Caridad del Carmen VALDÉS DÍAZ, Doctora en Ciencias Jurídicas, Profesora Titular de Derecho Civil de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana. 168 Recensiones de libros su propio derrotero y desarrollan perfiles propios, que ya no permiten identificarlos. No obstante, innegable resulta que el honor, la intimidad, la propia imagen, guardan estrecha relación con la paternidad, la divulgación, la integridad de la obra, por solo señalar los aspectos en que confluye mayor entrecruzamiento, al punto de confundirse en aparente igualdad, los unos como expresiones concretas de los otros. Muy interesante resulta en esta sede, por ejemplo, el tratamiento de la voz y la silueta formando parte del derecho a la imagen, su reconocimiento y protección en el caso de los artistas, en particular los actores y actrices de las obras audiovisuales. Cual orfebre que talla fina pieza, su pluma va delineando los aspectos de la obra, transitando por cuatro interesantes capítulos, que tratan sobre el surgimiento del contenido moral del derecho de autor y su incorporación al Convenio de Berna, sobre la naturaleza jurídica y los elementos que comparten las facultades morales con los derechos de la personalidad, en especial los relativos a la esfera moral o espiritual de la persona, sobre los caracteres de ambos derechos y las peculiaridades de su evolución, para finalizar con las vías o medios de protección para sus facultades morales que pueden conseguir los creadores, a través de los derechos inherentes a la personalidad, en el sistema jurídico del Copyright. Dos eufemismos en un solo párrafo bien merecen una pincelada explicativa: en primer lugar, señalar que ROSELLÓ MANZANO no utilizó pluma alguna, como es propio de nuestra época se sirvió del computador, la metáfora es simple tropo para significar que escribió el texto per se, que la obra es resultado de su búsqueda investigativa, su sensibilidad y su inteligente forma de expresión, lo que equivale a decir que alcanzó la condición de autor por el único medio posible, esto es, mediante la creación; en segundo lugar, lo de “finalizar” es también simple modo de decir, el capítulo cuarto que sirve de cierre a este estudio no es conclusivo ni mucho menos lapidario, parafraseando a Jorge Luís BORGES, el autor sabe que el concepto de obra definitivamente terminada no existe, solo responde a la superstición o el cansancio, y Rafael no es supersticioso, ni se cansa con facilidad, pero concluyó su estancia de investigación en la Universidad Complutense de Madrid, bajo la sabia y fraterna dirección del profesor Carlos ROGEL VIDE, que además enaltece el valor del libro con su prólogo, honrando su compromiso, con una obra terminada interesante, valiosa, sobria y eficazmente lograda, que sin duda será ampliamente consultada por los estudiosos de estas temáticas y podrá servir de punto de partida para otras investigaciones que, ojala, rindan fruto similar. Se agradecen obras como esta, de seguro la disfrutarán los lectores. Solo queda felicitar a su autor por la madurez académica demostrada, por el resultado alcanzado y por poner su talento en función del Derecho de autor, materia apasionante en la que aún queda mucho por hacer, en pos de proteger a la cultura, a la creación y al creador, como patrimonio sagrado de la nación. CÓDIGO PENAL, de Yudith LÓPEZ SORIA, Colección “El Derecho al alcance de todos”, Ediciones ONBC, Organización Nacional de Bufetes Colectivos, La Habana, 2011.∗ Se ha presentado ante nosotros la culminación de un trabajo meritorio como es el libro titulado Código Penal cubano, donde la autora Yudith LÓPEZ SORIA, de la ∗ Por Mariano RODRÍGUEZ GARCÍA, Licenciado en Derecho, Especialista en Derecho Penal, Profesor Asistente del Departamento de Derecho Penal y Criminología de la Facultad de Derecho de La Universidad de La Habana, Juez profesional suplente no permanente del Tribunal Provincial de La Habana. 169 Recensiones de libros Organización Nacional de Bufetes Colectivos, nos regala una exposición de las características que estructuran la ley sustantiva penal cubana, conocida comúnmente como Código Penal Cubano y del que la misma hace una explicación pormenorizada de puntos claves que integran este cuerpo normativo nacional. En la citada obra es apreciable un lenguaje diáfano, que puede ser entendido por todos los ciudadanos, donde se abarcan conceptos esenciales que conducen al desenvolvimiento del Derecho penal así como se ilustran variadas instituciones relacionadas con la aplicación práctica de esta normativa, incluyendo la novedad poco común de ejemplificar situaciones básicas que ocurren en la ejecución de las disposiciones de este cuerpo legal y que muchas veces traen aparejada interrogantes entre la población. Parte su exposición desde lo general a lo particular, profundizando sus valoraciones en torno a la conformación de esta ley sustantiva penal y dividiendo su desarrollo en dos partes bien delimitadas, similar a como está distribuido su objeto de estudio, en una parte general y una parte especial. En la parte general la autora nos muestra los cimientos de esta disposición legal que basa su esfera de acción en los objetivos que guían su funcionamiento, siguiendo por la conceptualización de que podemos entender por delito, responsabilidad penal, pena y las distintas manifestaciones de la misma, representada a su vez por variadas formas de implementación, además de las limitantes que se establecen a la exigencia de dicha responsabilidad, personificada en las eximentes de la mentada responsabilidad penal amén de muchas y variadas cuestiones jurídicas que son de necesario conocimiento por la ciudadanía para elevar su conocimiento en pos de una cultura jurídica que ayude al correcto funcionamiento de la sociedad. En la parte especial, se valoran las manifestaciones concretas de acciones prohibidas por la sociedad y que están recogidas en la ley penal, destacándose por el enunciado de la conducta reprochada y el castigo con que se responde al cumplimiento de esa actuación contraria al espíritu previsto en la norma. Es destacable afirmar finalmente que nos encontramos ante un trabajo que busca acercar tanto a especialistas de las ciencias jurídicas y su reemplazo, los estudiantes de pregrado, como a ciudadanos neófitos en la materia, que tienen interés en entender el apasionante mundo del Derecho Penal en interacción con su destinatario: la sociedad. CULTURA POPULAR Y PROPIEDAD INTELECTUAL, de Caridad del C. VALDÉS DÍAZ y Carlos ROGEL VIDE, (Directores), Abel MARTÍN, (coordinador) y Luis ANGUITA, (supervisor de textos), Colección de Propiedad Intelectual, Ed. Reus, S. A, Madrid, 2011∗. Hoy en día es común encontrar noticias vinculadas con la creciente necesidad de protección de las obras y expresiones de la cultura popular tradicional, como el reciente llamado de atención1 realizado por 80 agrupaciones musicales de plectro de toda España para que las autoridades educativas y culturales de todas las instituciones, den mayor atención y protección a la música realizada con instrumentos tradicionales populares españoles y, en otro contexto, la declaración de ∗ Por Oscar Alberto PÉREZ PEÑA, Doctor en Ciencias Jurídicas, Máster en Globalización y Derecho. Director de la Agencia de Autores Visuales (ADAVIS), investigador agregado del Instituto de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana “Juan Marinello”. 1 Noticia disponible en http://www.que.es/madrid/201204122131-musicos-especialistasreivindican-instrumentos-musicales-epi.html, consultado 12 de abril de 2012. 170 Recensiones de libros la rumba como Patrimonio Cultural de la nación cubana2. Este tema, es recurrente en las acciones de organizaciones internacionales como la UNESCO y la OMPI y ha ido apareciendo en la legislación de numerosos países. La legislación dirigida a la protección del patrimonio cultural, las normas de la Propiedad Industrial, del Derecho de autor y derechos conexos o más recientemente, normas sui generis con un tipo de protección diferente que tutela aspectos de propiedad intelectual, son algunas de las opciones más conocidas en la protección de la cultura popular tradicional. En cualquiera de los casos, no es un tema acabado. La vía que brinda el sistema de Derecho de autor es aceptada y reconocida y ha permitido que los individuos y por ende, las comunidades en cuyo seno se producen creaciones intelectuales, sean protegidas ante fenómenos globales como el desenfreno por el expolio de las transnacionales del ocio y el entretenimiento, de ahí que su estudio e investigación, constituya de vital importancia para lograr tan noble propósito. Esta obra, es fruto de las Jornadas sobre Cultura Popular y Propiedad Intelectual celebradas los días 3, 4 y 5 de febrero de 2010 en la Casa Simón Bolívar de la calle Mercaderes de la Habana Vieja, asesoradas por la Dra. Olga MESA y dirigidas por la profesora Dra. Caridad VALDÉS DÍAZ, de la Universidad de la Habana y el profesor Dr. Carlos ROGEL VIDE, de la Complutense de Madrid. La profesora VALDÉS DÍAZ acumula una larga experiencia en materia de Derecho de autor, que ha fructificado en una pléyade de artículos científicos publicados con anterioridad en Cuba y en el exterior, una labor docente sostenida y de excelencia, así como la asesoría y dirección a tesis de licenciatura, maestrías y doctorado, que han enriquecido la bibliografía de los estudiosos de esta disciplina en suelo patrio. El profesor ROGEL VIDE, gran amigo de nuestro país, que nos ha visitado y apoyado numerosos proyectos comunes, es una de las más reconocidas personalidades españolas en esta sede, Catedrático de Derecho Civil en su Universidad, profesional de gran prestigio y experiencia, fundador y Presidente de la Asociación para el Estudio y la Enseñanza del Derecho de Autor (ASEDA). El libro, de indubitada calidad en la forma y en el fondo, fue publicado, como las Jornadas que le dieron origen, bajo el auspicio de Artistas e Intérpretes, Sociedad de Gestión, (AISGE), organización española que mantiene un convenio con la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana desde hace varios años. Recoge una serie de trabajos escritos por profesores de la Facultad de Derecho de Universidad de la Habana y otros especialistas de reconocido prestigio, fundamentalmente españoles, como Abel MARTÍN, Director General de AISGE y también profesor de la Complutense de Madrid, Raquel de ROMÁN PÉREZ, de la Universidad de Burgos, Isabel ESPÍN ALBA, de la Universidad de Santiago de Compostela y Miguel ENCABO VERA, de la Universidad de Extremadura. Se caracteriza por su diversidad, la profundidad de los análisis, el rigor científico expresado en las fuentes documentales consultadas y la seriedad de las consideraciones emitidas respecto al comportamiento internacional y en Cuba, de este tema, ante los desafíos que entraña la protección de las identidades nacionales. Los trabajos presentados por los ponentes, que ahora se reúnen en este volumen, resaltan aspectos tales como la relación de la cultura popular tradicional cubana con otras culturas para una aproximación a lo que ha de entenderse por cultura popular, haciendo referencia al individuo, la sociedad y el Estado como partícipes y 2 Noticia disponible en http://www.radioreloj.cu/index.php/noticias-radio-reloj/36-nacionales/7346declaran-a-la-rumba-patrimonio-cultural-de-cuba , consultado 16 de abril de 2012. 171 Recensiones de libros destinatarios de la misma, tema asumido magistralmente por el profesor Dr. Leonardo B. PÉREZ GALLARDO; la protección de las artesanías por el Derecho de autor y su relación con las normas de la propiedad industrial, deteniéndose con destreza en el caso de los instrumentos de percusión afrocubanos, de la mano del Dr. Rafael ROSELLÓ MANZANO; la protección de las obras musicales de la cultura popular, asumida por la Dra. Caridad VALDÉS DÍAZ, se afronta con pericia y sabiduría, valorando las necesidades de regulación especial para este tipo de obras en la legislación nacional. Otros temas de indudable valor lo constituyen la sistematización de la regulación internacional en torno a las obras de la cultura popular tradicional, abordado en el texto desde múltiples aristas y de forma integral por la profesora Nancy de la C. OJEDA RODRÍGUEZ, así como los aspectos procesales de su protección por el Dr. Juan MENDOZA DÍAZ y la protección penal por la Dra. Mayda GOITE PIERRE. Son a su vez tratados, también de forma coherente, el posible papel del Estado, por Ernesto VILA; la protección de las expresiones culturales tradicionales en Brasil, a cargo de Víctor DRUMMOND, entre otros importantes temas. Constituye un material de referencia obligada para cualquier profesional del Derecho que se adentre en la investigación y el estudio de los temas jurídicos de la cultura, en particular el Derecho de autor. Los referentes teórico-técnicos jurídicos contenidos en ella pueden ser tenidos en cuenta para abordar los complejos procesos legislativos de la cultura, al considerar las particularidades de la materia a regular, su comprensión y valoración, lo que constituye elemento necesario para su protección. En resumen, una obra indispensable por su pertinencia jurídica y cultural, sobre todo para los operadores del Derecho que realizan su trabajo en torno a los procesos culturales y para todos aquellos interesados en este tema. Los invito a su lectura y les aseguro que la disfrutarán. PANORAMA DEL DERECHO PROCESAL HISPANOCUBANO, coordinado por Juan MENDOZA DÍAZ, Tirant Lo Blanch, Valencia, 2012.∗ Desde hace varios años el profesor Juan MENDOZA DÍAZ ha sido un ferviente defensor de la unidad fundamental que ha de caracterizar al Derecho Procesal bajo una misma teoría general y un método integral en el estudio de esta materia. Hoy, siendo fiel a sus consideraciones, pone en manos del lector un libro que recibimos con aquiescencia, no solo por la calidad del grupo de autores que le acompañan, sino también por la posibilidad de encontrar una amalgama de tópicos que giran en torno a un tronco común: el Derecho Procesal. Sin lugar a dudas el texto constituye un esfuerzo más en aras de consolidar esta materia como disciplina independiente, así como un ejemplo de los pasos que se han dado a fin de rescatar —como parte de la naciente doctrina procesal cubana— problemáticas que sobrepasan el marco de las tradicionales materias del Derecho Procesal Civil y Penal; justamente porque también se incorporan, bajo el título Panorama del Derecho procesal hispanocubano, cuestiones vinculadas a los procesos administrativo, laboral y a campos como el arbitral y el agrario; lo que realza los logros que se van alcanzando tras la reciente puesta en práctica en las universidades del país, de la reforma al Plan de Estudios, siguiendo la concepción unitaria del Derecho Procesal. ∗ Por Eilsel PELÁEZ VARONA, Licenciada en Derecho. Profesora Instructora de Derecho Procesal de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana. 172 Recensiones de libros Por otra parte, no puedo dejar de mencionar el aporte indiscutible que realizan los profesores Víctor MORENO CATENA y Silvia BARONA VILAR, quienes permiten al lector cubano nutrirse de materiales que trascienden cuestiones vinculadas a nuestro suelo patrio con los títulos: “Proceso y Revisión” y “Arbitraje, elemento de tutela esencial en el Derecho Procesal”, artículos que inauguran el contenido del texto. De la autoría nacional encontramos: “Pasado, presente y futuro del Derecho Procesal Penal en Cuba”, de la mano del profesor Danilo RIVERO GARCÍA; le siguen: “Un acercamiento al Proceso Civil cubano”, elaborado por el propio coordinador, Juan MENDOZA DÍAZ; “Vías de atribución de la guarda y cuidado de los hijos menores en Cuba”, por Miriam VELAZCO MUGARRA; “Lo cautelar en el Proceso civil cubano”, de Ivonne PÉREZ GUTIÉRREZ; “Del régimen de medidas cautelares y de la ejecución de sentencias en el Proceso Administrativo cubano”, de Benjamín MARCHECO ACUÑA; a continuación: “La ejecución de sentencias en el Proceso Administrativo”, por Yalenni PÉREZ URQUIZA; “Las partes en el Proceso Laboral cubano ¿Es la representación letrada un requisito necesario para el trabajador en el Procedimiento de Revisión?”, por Amdiany de la Caridad MIR COWAN; “Rectificar el ángulo en el vértice: breve historia de la casación hispánica en Cuba” de Ariel MANTECÓN RAMOS; “La acción de revisión en la perspectiva del Derecho Cubano”, por Mario RIVERO ERRICO; “Vulnerabilidades de la solución arbitral del conflicto comercial en Cuba. Posibles acciones legales enervantes con motivo de su tutela cautelar”, de la autoría de Johannes SAN MIGUEL GIRALT y cierra el texto: “Procesos y procedimientos en materia agraria en Cuba”, de la creación de Maritza de la Caridad MCCORMACK BEQUER. Así, ante la multiplicidad de temas que encierra el texto, imbuido por problemáticas de suma importancia y actualidad, no resta más que agradecer al conjunto de autores por ofrecernos un material tan variado, que será en lo delante de sumo beneficio para los procesalistas y al profesor Juan MENDOZA DÍAZ por su labor constante en pos de la unidad del Derecho Procesal cubano. ACERCA DEL DERECHO URBANÍSTICO, de Miriam P. VELAZCO MUGARRA, Ediciones ONBC, Organización Nacional de Bufetes Colectivos, La Habana, 2012∗ La ciudad constituye el espacio diverso y multifuncional en el que interactuamos a diario. El proceso para su creación, transformación y conservación, exige la potenciación de políticas públicas, y hábitos participativos en sus habitantes con el objeto de mantener dentro de los límites que ocupa, un uso racional de su más elemental recurso: el suelo. Una ciudad es posible enfocarla desde diversas perspectivas: desde lo arquitectónico, lo económico, lo social o lo geográfico. Con una visión englobadora, es el urbanismo la disciplina que genera enfoques multidisciplinarios para su estudio, y con el cual se interrelaciona el Derecho como elemento regulador de las relaciones sociales que se suscitan en el proceso de interacción entre los individuos entre sí, y con el Estado, en el tránsito a la creación y aprovechamiento de los espacios públicos. ¿Derecho Urbanístico en Cuba? O, ¿normas que inciden en la ordenación urbana? ∗ Por Grethel ARIAS GAYOSO. Doctora en Ciencias Jurídicas. Profesora Asistente de la Facultad de Derecho de la Universidad de Oriente. Profesora de Derecho Administrativo y de Derecho Urbanístico de la Facultad de Derecho de la Universidad de Oriente. 173 Recensiones de libros He aquí el primer gran aporte de la obra que nos presenta VELAZCO MUGARRA, contentiva de los resultados de la investigación realizada en la Facultad de Geografía de la Universidad de Extremadura, España, presentar un material que permita contrastar la realidad jurídica, en sus ámbitos normativos y jurisprudencial de una esfera de actuación de la Administración Pública de estudio e integración limitada en nuestro país. La bibliografía anexa por la autora constituye un medidor de la escasez de publicaciones sobre el tema en el ámbito teórico jurídico patrio. Estructurado en cinco capítulos, el material desplaza al lector por las principales posiciones teóricas y jurisprudenciales sobre la ordenación del territorio y el urbanismo, fundamentalmente desde la perspectiva del ordenamiento jurídico español, aportando en su contenido, un conjunto de principios jurídicos sobre los que habrá de fundamentarse el Derecho Urbanístico y que constituye un marcado aporte para su configuración e instrumentación en nuestro país. La obligada referencia a la Administración Pública, exige el análisis desde las instituciones administrativas que sustentan esta rama jurídica. El tránsito al análisis de las políticas públicas y el Derecho en el sistema e instrumentos de la Planificación Física en Cuba, nos llega a través de la referencia a un modelo claramente intervencionista en el régimen del suelo, y que refuerza el rol que desempeña la Administración Pública. La diversidad de normas jurídicas que regulan la materia es verificable en la referencia a la multiplicidad de disposiciones que asumen, en sus contenidos, referencias al régimen y los destinos del suelo: Constitución de la República, Código Civil, Ley General de la Vivienda, Decreto Ley № 67, Ley del Medio Ambiente y un sin número de disposiciones reglamentarias. Constituye un llamado constante el estudio de dos tópicos con incidencia directa en el ámbito urbano, por la importancia cultural y económica en cuanto a los destinos del suelo: la protección de los conjuntos históricos y el planeamiento turístico, en franca relación con la protección al Medio Ambiente y la promoción de ciudades sostenibles, desde la perspectiva patria y el análisis de la legislación foránea. La última parada de la obra descansa en el análisis del papel del abogado en el perímetro del urbanismo, ilustrando sobre las principales esferas en que puede desarrollarse este modo de actuación en Cuba, con especial trascendencia a la fase administrativa. En este mismo sentido se refieren las principales regulaciones urbanísticas en relación con el Derecho sancionador, interesando los hitos más significativos en este ámbito en Cuba y su actualidad. Como colofón, la autora se plantea un conjunto de conclusiones, con consecuencias directas para el perfeccionamiento del conjunto normativo que regula el ámbito urbanístico en nuestro país, que resultan loables para el desarrollo de esta rama jurídica. El Derecho Urbanístico en Cuba exige de estudios teóricos que permitan fundamentar, sustentar y articular una disciplina jurídica en la cual, la interacción Administración Pública - administrado, obliga a la configuración de un conjunto de garantías jurídicas en la preservación de la legalidad y la disciplina urbanística. La regulación sistémica del conjunto de normas vigentes en materia de urbanismo, la aparición de nuevos sujetos económicos, obligan al estudio y superación constante en esta disciplina. La obra de VELAZCO MUGARRA se inscribe, desde ya, invariablemente, en el espectro de estos aportes. 174 Recensiones de libros LA COOPERATIVA COMO FIGURA JURÍDICA. PERSPECTIVAS CONSTITUCIONALES EN CUBA PARA SU APROVECHAMIENTO EN OTROS SECTORES DE LA ECONOMÍA NACIONAL DIFERENTES AL AGROPECUARIO, de Orestes RODRÍGUEZ MUSA, Editorial DYKINSON, S.L., Madrid, 2012.∗ El texto que se nos presenta por la conocida editorial española es resultado de un largo proceso de investigación y retroalimentación en el que se consultaron autores y autoridades que se han aproximado al tema cooperativo desde ciencias diversas como la Economía, la Filosofía y el Derecho. Esta investigación fue presentada como tesis en opción al título de máster en la primera edición de la Maestría en Derecho Constitucional y Administrativo de la Universidad de La Habana y ha merecido la atención y reconocimiento de más de una institución nacional y extranjera. El libro que ha resultado de este esfuerzo, nos ofrece, en un momento inmejorable, una necesaria reflexión sobre las posibilidades de viabilizar un cambio legal, cuya perspectiva desde la política ha sido valorada y aprobada como parte de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución: el desarrollo de las cooperativas en otros sectores distintos al agropecuario. Con la sapiencia de un conocedor de la materia el autor nos provoca a debatir sobre su lugar dentro del ordenamiento desde el máximo texto legal, a fin de respetar la coherencia legal en su introducción. La estructura seguida por el profesor RODRÍGUEZ MUSA para alcanzar su objetivo nos permite acercarnos progresivamente a los ejes centrales del estudio, partiendo de un acercamiento a la cooperativa, en un primer momento, para posteriormente adentrarnos en el contexto cubano. En el primer capítulo, “La cooperativa y su expresión jurídica”, el autor aborda tres grandes elementos del fenómeno cooperativo, su dimensión como movimiento socioeconómico, su identidad y, finalmente, su expresión como figura jurídica. Al tratar el tema del cooperativismo como movimiento socioeconómico se ofrece una importante sistematización de los orígenes del movimiento y su evolución hasta la actualidad, a lo cual se suma un valioso e interesante análisis de la relación entre cooperativismo y marxismo que esclarece sobre el papel que los clásicos conferían a esta en la transición del capitalismo al socialismo. Al aludir a la cooperativa y su identidad nos precisa que esta debe presentar tres características básicas: ser entidades integradas por grupos de personas con el objetivo de atender a sus propias necesidades socioeconómicas, sobre la base del esfuerzo propio y la ayuda mutua; comprender elementos sociales y elementos económicos, o sea la asociación y la empresa cooperativa; y regirse por determinados principios que definen su identidad: los principios cooperativos. Se trata de cuestiones de contenido esenciales para comprender el alcance de la cooperativa como una forma asociativa que rebasa en su cometido el simple fin de permitir a sus miembros el uso, disfrute y disposición de los bienes comunes, llegando a ser intrínseco de la misma la proyección a objetivos sociales y un papel activo en el desarrollo social. ∗ Por Orisel HERNÁNDEZ AGUILAR. Máster en Derecho Constitucional y Administrativo. Profesora del Departamento de Derecho, de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanísticas, de la Universidad de Pinar del Río. 175 Recensiones de libros Para referirse a la cooperativa como figura jurídica se tratan los distintos criterios y las problemáticas que existen en torno a la determinación de su naturaleza jurídica y algunos rasgos de la cooperativa y sus mutaciones jurídicas contemporáneas. Como resultado de esta reflexión se nos propone una concepción sobre su naturaleza que permite integrar el resto de los elementos antes explicados. Sin dudas, lo más relevante de este primer capítulo es la racionalidad con que se manejan los elementos estudiados, sin forzar conclusiones y entrelazando las tres dimensiones del proceso. Esto permite concluir que la expresión jurídica de la cooperativa es resultado del contexto histórico, de la interpretación y de cómo se decida instrumentar, lo que pone de relieve la alta responsabilidad social, política y filosófica que se esconde detrás de la determinación, casi incomprensible para los legos, de la naturaleza jurídica de dicha figura, en tanto constituye la síntesis de todas esas influencias. El segundo capítulo está dedicado a “La cooperativa en el constitucionalismo cubano. Antecedentes, realidad y perspectivas”. En un primer momento este se ocupa de los antecedentes constitucionales que se encuentran en el magno texto cubano de 1940, para luego adentrarse en el muy trascendente debate que conduce a la aprobación de la Constitución socialista cubana de 1976 y que explica las razones fundamentales por las que la cooperativa en Cuba se regula únicamente dentro del sector agropecuario, limitación que no superó en su momento la reforma constitucional de 1992. Se trata de una importante labor teórica pues reconstruye con citas los criterios de los implicados las labores constituyentes las principales posiciones históricas respecto a la inclusión de la cooperativa en nuestro ordenamiento. Pero sin dudas el núcleo duro de este capítulo lo constituyen las valoraciones que ofrece sobre “La cooperativa en el orden constitucional socialista cubano actual: perspectivas”. Partiendo del reconocimiento de que la reestructuración del modelo económico debe encontrar asideros legales eficaces, nos propone el profesor RODRÍGUEZ MUSA considerar la introducción de las nuevas formas cooperativa, ajenas al sector agropecuario, con sustento en el artículo 23 constitucional referido a las sociedades y asociaciones económicas. Se trataría de una alternativa viable en tanto la forma en que constitucionalmente se formula el aludido precepto no presenta limitación alguna, y engarza perfectamente con otros principios constitucionalmente reconocidos. Por último, se trata la forma en que se podría armonizar, constitucionalmente, la creación de un patrimonio para las cooperativas. Para ello se abren dos posibilidades fundamentales: la propiedad estatal socialista, al amparo de la modificación del artículo 15 de la Constitución que admite su transmisión de conformidad con los fines de desarrollo del país y sin afectar los fundamentos políticos, sociales y económicos del Estado; y la propiedad personal o familiar sobre los medios e instrumentos de trabajo del artículo 21. El denominador común de estos últimos análisis es demostrar que existen cauces constitucionales para hacer posible, de forma plenamente legal, los cambios anunciados. Aunque resulta indiscutible que la regulación concreta y expresa respecto a la cooperativa, como figura general y sin restricciones, es la solución deseable y más garantista, las propuestas que se nos hacen en este libro son sumamente acertadas y pertinentes hasta tanto se considere oportuno modificar la Constitución. Siguiendo la lógica expositiva de las tesis que nos ofrece a lo largo de sus dos capítulos, el autor, sistematiza en las conclusiones las ideas fundamentales, y ofrece 176 Recensiones de libros como recomendaciones que se acojan las propuestas de interpretación que nos propone y se legisle en consecuencia, a fin de autorizar cooperativas fuera del sector agropecuario, en consonancia con los establecido en los Lineamientos. Para concluir, se puede afirmar que esta obra constituye una clara y bien fundada defensa de la presencia de la cooperativa dentro de una sociedad socialista, reconociendo que a esta corresponden funciones que exceden a las económicas, y cuya materialización en nuestro ordenamiento es posible dentro de los marcos constitucionales vigentes. GLOSARIO DE TÉRMINOS JURÍDICOS, de Noris TAMAYO PINEDA, Colección “El Derecho al alcance de todos”, Ediciones ONBC, Organización Nacional de Bufetes Colectivos, La Habana, 2012.∗ Dentro de la colección “El Derecho al alcance de todos”, la editorial de la Organización Nacional de Bufetes Colectivos ha puesto a disposición de los lectores un nuevo título, Glosario de términos jurídicos, de la autoría de Noris TAMAYO PINEDA. Noris TAMAYO PINEDA (Guantánamo, 1968). Doctora en Ciencias Jurídicas, Sobresaliente Cum Laude, graduada en la Universidad de Valencia, España. Profesora Auxiliar del Centro de Estudio de Administración Pública de la Universidad de La Habana, ha impartido docencia de postgrado desde el año 1996, sobre temas de Derecho Penal, Inmobiliario y Administrativo, entre otros. Ha participado en diversos eventos científicos nacionales e internacionales, como ponente sobre temas relacionados al Derecho Constitucional, Inmobiliario y a la Administración Pública. Ha obtenido diversos premios y reconocimientos como: la Placa Dorada de la Universidad de Oriente en su 40 Aniversario, el Gran y Único Premio en el Concurso “Vida y Obra del jurista Francisco Frexes Mercadé”, UNJC, 2000 entre otros. La presente obra constituye uno de los trabajos publicados en Cuba con el encomiable propósito de llevar el mundo del Derecho a las manos de sus lectores, juristas o no, de forma sencilla y sin perder de vista una buena técnica jurídica. En fecha reciente, algún otro trabajo de esta naturaleza ha visto la luz en el panorama editorial patrio; por lo que no infrecuente encontrar publicaciones de esta naturaleza, que siempre resultan bien acogidas. En su Glosario de términos jurídicos, la autora nos acerca, a través de definiciones concretas, a los principales organismos, organizaciones, agentes, sujetos, instituciones y normas jurídicas de nuestro Derecho. Este Glosario está divido en seis partes siguiendo una lógica sistémica que facilita su consulta y estudio. En primer lugar desarrolla las principales ramas del Derecho, para luego exponer la esencia de las principales organizaciones, entidades o instituciones que intervienen en el ámbito jurídico cubano desde el punto de vista institucional. En un tercer espacio aparecen los sujetos y operadores del derecho más frecuentes. Posteriormente pasa a definir las instituciones y términos jurídicos básicos, para luego concluir con las normas jurídicas que conforman nuestro ordenamiento jurídico. Resulta así, este libro, un importante paso y un empeño útil para poner el Derecho al alcance de todos. ∗ Por Mauricio BLANCO ROJAS, Licenciado en Derecho, Profesor del Centro de Estudios de Administración Pública, Universidad de La Habana. 177 Dr. Leonardo B. PÉREZ GALLARDO Profesor Titular de Derecho Civil y Notarial Facultad de Derecho, Universidad de La Habana Notario JURISPRUDENCIA TRIBUNAL SUPREMO, SALA DE LO CIVIL Y DE LO ADMINISTRATIVO No apreciación de la incapacidad para suceder prevista en el artículo 469.1c) del Código Civil. Necesaridad de probar la intencional actuación u omisión del obligado a procurar alimentos o atención al causante Sentencia No. 306 de 14 de agosto de 2012. Primer Considerando. Ponente González García “… el inconforme soslaya que la negativa de alimentos o atención al causante de la sucesión como causa de incapacidad para heredar a que se refiere el artículo cuatrocientos sesenta y nueve, apartado primero, letra c, del Código Civil, implica inequívocamente la intencional actuación u omisión del obligado a dispensarlos que, requerido expresamente a esos efectos por el necesitado, evade el cumplimiento de tal carga, situación que en modo alguno puede asimilarse a la conducta del demandado por el simple hecho de verse imposibilitado de acompañar de manera permanente a la causante en vista del cumplimiento de sus obligaciones laborales, familiares y sociales; cuidado que delegó en otros parientes; ni puede atribuirse a la deliberada desatención imputada el hecho de que en ocasiones la anciana escapara de su hogar para deambular por la vía pública, circunstancia que tal como declara probado la propia sentencia combatida, inclusive aconteció ya al cuidado de quien recurre y en consecuencia, no presentes en la persona del no recurrente la dolosa negativa de alimentos o atención ni en la sentencia interpelada la deficiente ponderación probatoria denunciada, los aludidos motivos han de rechazarse por impertinentes (…)”. 178 Crónicas de Legislación y Jurisprudencia No apreciación de la incapacidad para suceder prevista en el artículo 469.1 c) del Código Civil. Carencia de pruebas a tal fin Sentencia No. 334 de 27 de agosto del 2012. Primer Considerando. Ponente Díaz Tenreiro “… todo lo cual tributa a la estimación de que no se verifica la vigencia del supuesto de incapacidad para suceder sobre el que insiste quien recurre, ante la insuficiencia probatoria de sus presupuestos, consistentes en la conducta de negación o privación del sustento y las atenciones que el causante hubiere necesitado en vida a cargo de sus futuros sucesores, a los que la situación imperante obligaba especialmente a brindar al primero y cuya negativa colocaba en tal estado al causante, que haga indigno a quien no los presta para sucederlo, lo que tampoco se corrobora en este caso en el que fue atendida la causante por miembros de su familia que garantizaron su cuidado, incluso, según el dicho de alguno de los testigos, por cuenta de gestiones de la propia heredera cuya incapacitación se pretende (…)”. Publicidad del Registro de vehículos del Ministerio del Interior Sentencia No. 336 de 30 de agosto de 2012. Único Considerando. Ponente Acosta Ricart “… el no recurrente es el legítimo titular del automóvil de la litis el que aparece registrado a su nombre en el Registro de Vehículos del Ministerio del Interior, sin que pueda desconocerse la relevancia de esta prueba en tanto, ese registro como cualesquier otro, responde a la conveniencia, si no la necesidad, de dar constancia a actos y situaciones de especial trascendencia en la vida colectiva, dotando la información de publicidad, entendida como la acción o actividad encaminada a hacer que un hecho, acto, o derecho sea conocido de forma manifiesta o notoriamente erga omnes; de donde en el caso de la publicidad registral es la exteriorización continuada y organizada de situaciones jurídicas de trascendencia real para producir cognoscibilidad general frente a todos, y con efectos jurídicos sustantivos sobre la situación publicada; y siendo así, por todo lo expuesto no cabe dudar que el auto de la litis es de la exclusiva propiedad del no recurrente, titularidad ratificada y que en la actualidad disfruta en exclusiva (…)”. Ante la premuerte del único hijo de la causante, el cónyuge sobreviviente concurre a la sucesión con el padre de aquella, quien es el titular del segundo llamamiento hereditario Sentencia No. 352 de 18 de septiembre del 2012. Primer Considerando. Ponente Díaz Tenreiro “… acusan la infracción de los preceptos del Código Civil cubano que establecen el derecho de representación como forma de suceder y los órdenes primero y segundo de la sucesión intestada, dedicados al llamamiento prelativo a la sucesión legal de descendientes y padres del 179 Crónicas de Legislación y Jurisprudencia causante como titulares de cada llamado respectivamente y como concurrente al cónyuge sobreviviente, de suerte que este último concurre en el primer o segundo llamado según existan parientes en alguno de ellos con posibilidad de ejercitar el derecho de opción hereditaria que la autorización del Acta de Declaratoria de Herederos viabiliza y únicamente es llamado en exclusiva a la sucesión desde el tercer llamado, del que resulta su titular, ante la inexistencia de los mencionados parientes, lo que no acontece en este caso en el que no existen descendientes que deban ser llamados al tiempo de la muerte de la causante cuya sucesión se ordena, por haber premuerto el único hijo de la finada sin haber generado descendencia alguna que pudiera representarle, pero sí un ascendiente de primer grado, lo que impide que encuentre amparo la inconformidad del casacionista con el fallo interpelado a través de la denuncia de la infracción de los indicados preceptos, por devenir improcedente el llamamiento del cónyuge en exclusiva desde el primer llamado sucesorio cuando no existen descendientes con los cuales pueda concurrir, en cuyo caso corresponde ofrecer la herencia al segundo llamado, en el que son titulares los padres del causante y concurrente su cónyuge, lo que acertadamente se produjo a través de la sentencia combatida, a partir de la sobrevivencia de progenitor y cónyuge de matrimonio reconocido de la fallecida, dando al traste con la procedencia de la variante de titulación sucesoria que pretende el recurrente a partir de un análisis desacertado de la dinámica de los llamados a la sucesión sin testamento (…)”. Necesidad de determinación de los bienes que integran el caudal hereditario y del valor objeto del legado a los fines de establecer su posible ineficacia ante la existencia de heredero especialmente protegido Sentencia No. 365 de 25 de septiembre del 2012. Primer y Segundo Considerando, respectivamente. Ponente Acosta Ricart “… la parte que ahora recurre (…) incurrió en error, pues (…) si estableció su demanda bajo el supuesto de no haberse respetado por el testador la porción ascendente a la mitad de la herencia que le correspondía como heredera especialmente protegida; concordará en que esa valoración sólo podría realizarse a partir de la determinación exacta y objetiva del monto exacto de la masa hereditaria; única forma objetiva de poder determinar que la ascendencia del legado superó la mitad de la herencia; y en el caso es visto que además que la recurrente cuando accionó silenció la existencia de otros bienes, ni siquiera propuso prueba para determinar el valor del vehículo dejado en legado (…)”. “… esa liberalidad (el legado) no puede estar por encima de la obligación que legalmente le viene impuesta al testador por imperio del artículo cuatrocientos noventa y dos inciso uno del Código Civil, sin que quedara definido en este caso, que el valor del auto dejado en legado al no recurrente exceda de la mitad del valor de la masa hereditaria dejada por 180 Crónicas de Legislación y Jurisprudencia el testador de la que el mismo podía disponer libremente; en tanto fue un aspecto determinante no demostrado por quien accionó (…)”. Improcedencia de la impugnación del juicio de capacidad notarial en sede testamentaria. Aplicación de la presunción pro capacítate Sentencia No. 333 de 24 de agosto del 2012. Segundo Considerando. Ponente Díaz Tenreiro “… cuestiona el recurrente el juicio de capacidad reconocido por la fedataria interviniente en el acto testamentario, respecto al otorgante, sin argumento categórico y decisivo que haga sucumbir su virtualidad, pues no puede soslayar el impugnante que tal reconocimiento se erige de la presunción pro capacitate, como principio rector de la institución que se cuestiona, o lo que es lo mismo, siempre se presume la plena capacidad, si no emerge en la concesión de fe del notario y que formaliza en el instrumento, indicio alguno que haga inferir la presencia de defectuoso discernimiento del otorgante para comprender el sentido y alcance de su manifestación de voluntad, en el acto mismo del otorgamiento, y si bien la convicción del juez de paz no resulta indeleble e inquebrantable, no es menos cierto que, solo en el supuesto que quede impedido el sujeto de declararla sin posibles fallas o con notables desaciertos a partir de su capacidad natural, podrá abstenerse de validar su racionalidad en lo que concierne al acto que pretenda formalizar (…)”. Improcedencia de la nulidad de la institución de heredero bajo el argumento de una posible simulación por compraventa del bien asignado en concepto de legado Sentencia No. 414 de 18 de octubre del 2012. Primer Considerando. Ponente Díaz Tenreiro “… la causal de nulidad por la que pretende el casacionista privar de efectos a la institución de herederos objeto de impugnación, ha sido la simulación, figura de discutida manifestación en los negocios unilaterales como el testamento y cuya prueba se complejiza notablemente en estos supuestos, dada su impugnación en fecha posterior al fallecimiento de su único autor y por tanto impeditiva de su importante intervención en el proceso, además de que olvida quien acciona, que en el caudal hereditario del testador subyace la titularidad sobre la vivienda, que no logran enervar los actos de compraventa que se aducen, por la prohibición de concertación con ellos infringida (…)”. Apreciación de la capacidad del testador. Valor relativo o de presunción iuris tantum del juicio de capacidad notarial, no obstante, solo destruible por pruebas convincentes y concluyentes. El padecimiento de esquizofrenia paranoide en fecha anterior al otorgamiento del testamento no supone la imposibilidad de testar del sujeto 181 Crónicas de Legislación y Jurisprudencia Sentencia No. 449 de 31 de octubre del 2012. Único Considerando. Ponente Acosta Ricart “… sí de las actuaciones no consta acreditado que el testador al justo momento en que emitió su manifestación de voluntad al hacer su designación de heredero en el Testamento cuya nulidad se ha interesado no hubiere tenido la capacidad de obrar suficiente para ello; soslayando así, que la incapacidad mental de una persona, deviene en una cuestión trascendental para la misma, al punto de impedirle ejercer por sí su capacidad jurídica, por lo que su declaración en modo alguno puede resultar de un criterio apresurado y superficial; sino que como norma, se precisa además, de la apreciación del Tribunal que viene obligado a examinar al presunto incapaz, de una valoración concienzuda del mismo, realizado por especialistas que luego de observar al paciente y someterlo a determinadas técnicas, y analizar sus antecedentes médicos, puedan concluir inequívocamente que dicho individuo, no es capaz de regir su persona y de administrar sus bienes; de ahí que el requisito más importante que la Ley establece con relación a la capacidad de los comparecientes en los Instrumentos Públicos Notariales, es la obligación del notario, en cumplimiento del principio de notoriedad del derecho notarial, el de hacer constar en toda escritura que los comparecientes tienen capacidad legal necesaria para intervenir en el acto o contrato a que la escritura se refiera; cuya circunstancia se determinará a juicio del notario, no bastando que lo consigne así en el instrumento apoyándose en el solo dicho de los otorgantes; sino que es obligatorio y necesario que el notario también compruebe y determine a su juicio, dicha constancia; aspecto que quedó perfectamente cumplido por la notaria actuante en el que motiva este proceso, resultando la cuestión en extremo difícil cuando, como en el caso tal declaración se pretende realizar post mortem pues si bien la causal de nulidad sustantiva consagrada en el inciso b) del artículo sesenta y siete del Código Civil, con efectos nulificantes para el negocio o acto jurídico, se deriva, de que, en este supuesto, el compareciente en el instrumento estaba presuntamente impedido por sí mismo para el ejercicio de la capacidad jurídica para el acto en cuestión, y que tal limitación habría de constar necesariamente declarada judicialmente, como bien deja sentado el tribunal; sin embargo, no resulta ocioso abundar en el sentido, que de acuerdo con el apartado dos, del artículo treinta del Código Civil, en relación con igual ordinal del artículo sesenta y siete de ese cuerpo legal, existen individuos que por determinada patología de orden psíquico, tienen restringida su capacidad jurídica, lo que de no ser advertido en su momento por el notario, a posteriori, tal extremo pudiera demostrarse a través de los distintos medios de prueba, destruyéndose la fuerte presunción iuris tantum en que tal mención auténtica notarial consiste; (…) ha sostenido la doctrina que la información fedataria en ese sentido, y a pesar de que la valoración de capacidad se halle dentro de las funciones del notario actuante, ello no supone que necesariamente se tenga que aceptar como verdad indiscutible, el criterio del fedatario actuante, pudiendo ser revisado por el órgano judicial, siempre que las pruebas de que se 182 Crónicas de Legislación y Jurisprudencia disponga para ello sean convincentes, y concluyentes, condición que en modo alguno entrañan las referidas en los presentes motivos, pues en el caso habiendo insistido el recurrente en el hecho de haber padecido el testador de esquizofrenia paranoide, desde antes del año dos mil siete, sin embargo en tal caso tratándose de una enfermedad que su aparición es en brotes, no está demostrado que al momento de testar el mismo se encontrara en etapa de crisis de la enfermedad, lo que llevó al notario a emitir su juicio de capacidad; pues por otra parte, el hecho de que hubiere sido diagnosticada en el año dos mil seis no significa que antes no la padeciera en cuyo caso, también pudiera incluso estimarse comprometida la capacidad del testador cuando con anterioridad mediante el Testamento (…) de fecha veintiocho de mayo de mil novecientos noventa y seis, (…) había testado a favor del recurrente (…)”. LEGISLACIÓN Decreto-Ley No. 302/2012, de 11 de octubre, “Modificativo de la Ley No. 1312 ‘Ley de Migración’ de 20 de septiembre de 1976”, publicado en la Gaceta Oficial de la República de Cuba, Ordinaria, No. 44, de 16 de octubre de 2012, en vigor desde el 14 de enero de 2013. Deroga la Ley 889/1961 de 5 de diciembre que dispuso la confiscación a favor del Estado cubano de los bienes, derechos y acciones de los que se ausentan definitivamente del territorio nacional. Deja sin efecto la necesidad del permiso de salida al exterior de los ciudadanos cubanos residentes permanentes en territorio nacional que decidan salir temporalmente al exterior por asuntos particulares, para lo cual se dispondrá de pasaporte corriente, el que además podrá ser expedido a solicitud de los órganos, organismos, entidades nacionales y las organizaciones políticas, sociales y de masa que lo requieren por razones del servicio o para el cumplimiento de los fines de su labor. Se considera que un ciudadano cubano ha emigrado, cuando viaja al exterior por asuntos particulares y permanece de forma ininterrumpida por un término superior a los 24 meses sin la autorización correspondiente, así como cuando se domicilia en el exterior sin cumplir las regulaciones migratorias vigentes. Se fija además los casos de personas que no pueden salir al exterior por razones excepcionales. En los supuestos de menores y personas declaradas judicialmente incapacitadas se requiere autorización de los progenitores o tutor, según corresponda, instrumentada por escritura pública ante notario, tanto para solicitar el pasaporte corriente como para salir del país. 183 Crónicas de Legislación y Jurisprudencia Decreto-Ley No. 304/2012, de 1 de noviembre, “De la contratación económica”, publicado en la Gaceta Oficial de la República de Cuba, Ordinaria, No. 62, de 27 de diciembre, en vigor a los 30 días de su publicación. Se trata, sin dudas, de una de las más importantes normas jurídicas dictadas en el período. Bajo la inspiración de los principios de UNIDROIT compila los principios generales de la contratación, de modo que en buena técnica jurídica, su campo de aplicación no debiera ser la contratación en el ámbito del Derecho económico, sino toda la contratación privada. El contenido de este Decreto-Ley debió haberse incorporado en el Título II del Libro III del Código Civil, constituyendo así la parte general del Derecho contractual, realmente esa es la vocación que tiene esta norma dentro del ordenamiento jurídico cubano. Ahora con su inserción en él, operará una supletoriedad inversa, de manera que será al Decreto-Ley donde habrá que acudir para buscar los principios generales de la contratación civil, dispersos y escamoteados en las parvas y parcas normas que sobre la materia reguló en su momento el Código Civil cubano. Entre las novedades incluidas cabe resaltar la regulación de principios generales de la contratación como autonomía de la voluntad, buena fe, intangibilidad y relatividad contractual y confidencialidad, entre otros. Por vez primera se regula exhaustivamente lo relativo a los tratos preliminares y a la responsabilidad precontractual, así como el íter de formación contractual. En su artículo 20.1 el Decreto-Ley se afilia a la teoría de la recepción (hoy mucho más aceptada, tanto por la doctrina como por los códigos civiles más recientes) para entender perfeccionado el contrato. Especial detenimiento merece la regulación del subcontrato y de los terceros en la contratación, para lo cual se establecen las acciones derivadas del subcontrato a favor del subcontratado y de la parte que no ha concertado el subcontrato. Entre las figuras contractuales con intervención de terceros, reguladas en la norma, cabe distinguir las del contrato por persona a designar, el contrato a favor de tercero y la promesa de la obligación o del hecho de un tercero. En materia de forma se apunta hacia un neoformalismo, se prefiere la forma escrita frente a la verbal, ya sea esta forma escrita, impresa o en soporte electrónico, sin sujeción a otro tipo de formalidad. Igualmente se regula todo lo concerniente al contenido del contrato y normas de alcance general en materia de garantías, para lo cual sí que resultará de aplicación factible las contenidas en el Código Civil, salvo la sanción pecuniaria que en la contratación económica en Cuba tiene sus particularidades, motivo por el cual tiene una regulación ad hoc en esta norma jurídica. 184 Crónicas de Legislación y Jurisprudencia Se abandona el sistema abstracto de interpretación del contrato, al cual se afilia el Código Civil en su artículo 52, ubicado en las disposiciones de alcance general, con una fórmula omnicomprensiva de todo tipo de negocio jurídico, para afiliarse entonces al sistema reconocido por el Code Napoleón, seguido también por el Código Civil español y por los principios de UNIDROIT sobre reglas o cánones de interpretación contractual, aludiéndose incluso al principio de conservación contractual, de indudable aplicación en sede de hermenéutica. Se regula la calificación del contrato, y se distingue también de la integración contractual, figura que por vez primera se positiviza en el Derecho cubano, en los nuevos moldes que el Derecho contractual a nivel europeo ha impuesto. Se incluyen las fuentes de modificación contractual (la voluntaria, la legal y la judicial) así como las causas de terminación del contrato (terminología así empleada). En materia de modificación se incorpora la figura de la transmisión de la posición contractual (conocida doctrinariamente como cesión del contrato) y se insertan las cesiones singulares de créditos y deudas, a través de los contratos de cesión de créditos y asunción de deudas, regulados ambos por el vigente Código Civil que en estas, como en otras materias, tendrá carácter supletorio. Igualmente se disciplina la modificación o terminación del contrato por excesiva onerosidad, entendida esta, según el legislador cuando “existen sucesos que alteran fundamentalmente el equilibrio del contrato ya sea por el incremento en el costo de la prestación a cargo de una de las partes, o bien por una disminución del valor de la prestación a cargo de la otra” y siempre que se den los requisitos que al efecto exige el artículo 76. Por último, se regulan también principios de alcance general sobre responsabilidad por incumplimiento contractual y plazos de prescripción para el ejercicio de las acciones derivadas del incumplimiento del contrato o para la declaración de su ineficacia. Decreto-Ley No. 305/2012, de 15 de noviembre, “De las cooperativas no agropecuarias”, publicado en la Gaceta Oficial de la República de Cuba, Extraordinaria, No. 53, de 11 de diciembre, en vigor desde la fecha de su publicación. En el proceso de actualización del modelo económico cubano se crea, con carácter experimental, cooperativas en sectores no agropecuarios, se fijan así las normas jurídicas relativas a su constitución, funciona-miento y extinción. Se regulan los principios en los que se informan. Se establecen dos tipos de cooperativas: de primer y de segundo grado. Las primeras se integran mediante la asociación voluntaria de al menos tres personas naturales. Las segundas por dos o más cooperativas de primer grado con el objetivo de organizar actividades complementarias afines o que agreguen valor a los productos y servicios de sus socios, o de realizar compras y ventas conjuntas, con vistas a lograr mayor eficiencia. Se fijan también los requerimientos a cumplir por las personas naturales para ser socios. Para cualquiera de los dos tipos de cooperativas, la solicitud formulada es aprobada por el Consejo de Ministros. 185 Crónicas de Legislación y Jurisprudencia La constitución de la cooperativa se formaliza mediante escritura pública ante Notario, como requisito esencial para su validez, y adquiere personalidad jurídica a partir de su inscripción en el Registro Mercantil. Estas no podrán fusionarse, extinguirse, escindirse, ni modificarse sin la previa aprobación del órgano, organismo o entidad nacional que autorizó su constitución. El órgano superior de dirección será la asamblea de socios de la cual forman parte todos los socios. Es la asamblea la que elige a su directiva encabezada por su presidente, su sustituto, y el secretario. Las cooperativas podrán contratar trabajadores asalariados hasta tres meses en el período fiscal, para las actividades y tareas que no puedan asumir los socios en determinado período de tiempo. Los conflictos que surjan entre los socios de la cooperativa y entre aquellos y la cooperativa, con motivo de la ejecución de las actividades autorizadas, y de la interpretación y aplicación de las normas legales relativas a su regulación, se resuelven primeramente mediante la negociación amigable entre las partes del conflicto. De no resolverse por esta vía se someterá al conocimiento de los órganos de dirección o administración de la cooperativa; agotada esta, quedará expedita la acción judicial, según la naturaleza del conflicto. Por último, se regula lo relativo a las fases de extinción de la cooperativa: disolución y liquidación. Resolución No. 570/2012, de 15 de noviembre de 2012, del Ministro de Economía y de Planificación que aprueba y pone en vigor el procedimiento de licitación, publicado en la Gaceta Oficial de la República de Cuba, Extraordinaria, No. 53, de 11 de diciembre, en vigor desde la fecha de su publicación. Se regula un tipo de licitación abierta. En toda licitación se cumplirán los principios de transparencia, igualdad y publicidad. Se dispone asimismo lo concerniente a la convocatoria y requisitos del pliego de licitación. Los distintos interesados, entregarán sus ofertas en sobres sellados, y la apertura de estos se realizará ante notario público, dejando constancia del acto en documento público (acta notarial de presencia). Para la adjudicación de la licitación, la comisión establecida al efecto seleccionará de entre las ofertas presentadas, aquella que asegure las mejores condiciones de precio, calidad, financiamiento, condiciones técnicas, entre otros aspectos. Se establece que los participantes en la licitación, pueden en el término improrrogable de tres días hábiles a partir de la notificación del informe que a dicho fin elabora la comisión de licitación, presentar ante ella una aclaración del informe, cuyo alcance solo será en aras de ganar claridad en algunos de sus particulares. La comisión tendrá un término de 5 días hábiles para dar respuesta aclaratoria. Cualquiera de los oferentes cuya oferta no fue seleccionada, podrá en el término de 5 días hábiles desde la notificación del informe, presentar recurso de reforma ante la propia comisión, impugnando la decisión. La comisión deberá responder en un término no mayor de 10 días 186 Crónicas de Legislación y Jurisprudencia hábiles. La decisión definitiva de la comisión que resuelve el recurso de reforma, es impugnable ante la vía judicial por los interesados. Asimismo, se dispone que una vez concluida la licitación y seleccionado el oferente, se instrumentarán las relaciones entre ambas partes, mediante los contratos que correspondan de conformidad con la legislación vigente. Tal procedimiento también es aplicable a las sociedades mercantiles de capital totalmente cubano, cuando se liciten bienes de estas. Decreto No. 309/2012, de 28 de noviembre, “Reglamento de las cooperativas no agropecuarias de primer grado”, publicado en la Gaceta Oficial de la República de Cuba, Extraordinaria, No. 53, de 11 de diciembre, en vigor desde la fecha de su publicación. Regula todo lo concerniente al proceso de constitución de las cooperativas, entre ello lo que se refiere a las llamadas cooperativas en formación, o sea, aquel grupo de personas aspirantes a socios fundadores de una cooperativa que se encargan de realizar gestiones y trámites para su constitución. Para esto se dispone que en tanto no se haya procedido a la inscripción registral, los aspirantes a socios fundadores deberán añadir a la denominación de la cooperativa que pretenden constituir, las palabras “en formación”. Se alude a la participación en los procesos de licitación tanto de las cooperativas en formación como de las ya constituidas. En relación con la escritura constitutiva se dispone que los aspirantes a socios fundadores manifestarán ante el notario autorizante su pretensión de asociarse y acompañarán la autorización dictada por el órgano local del Poder Popular, organismo o entidad nacional correspondiente y los estatutos, los que quedarán unidos a la escritura pública. En este propio acto se deja constancia del desembolso mediante certificaciones bancarias que constituirán el capital de trabajo mínimo. Se regula asimismo los aspectos que necesariamente deberán estar en los estatutos de las cooperativas. Constituida la cooperativa, se inscribirá en el Registro Mercantil. Cualquiera modificación ulterior a los estatutos se instrumentará por escritura pública y se inscribirá en el mencionado Registro. En la propia norma se regulan las funciones de los órganos de la cooperativa, a saber: la asamblea general de socios, la junta directiva, así como del administrador o consejo administrativo. Por último, se regula todo lo relativo al patrimonio de la cooperativa y al régimen jurídico de solución de conflictos, así como su disolución y liquidación. Decreto No. 310/2012, de 17 de diciembre, “De los tipos de contratos”, publicado en la Gaceta Oficial de la República de Cuba, Ordinaria, No. 62, de 27 de diciembre, en vigor a los 30 días de su publicación. Complementario del Decreto-Ley No. 304/2012, se incluye en este Decreto 187 Crónicas de Legislación y Jurisprudencia la parte especial, referente a la regulación de los principales tipos contractuales que operan en las relaciones entre empresas cubanas y entre estas y personas naturales cubanas y jurídicas extranjeras que estén domiciliadas, establecidas o autorizadas para operar en el país. Se trata de una norma reguladora de la parte especial del Derecho contractual, la cual, a mi juicio, debiera estar incluida en el Libro III del Código Civil, de manera que se lograra así unificar los diversos regímenes de contratación en Cuba en un solo cuerpo legal. Simplemente se relacionan a continuación los tipos contractuales regulados en este Decreto, a saber: contratos de compraventa, suministro, permuta, donación, depósito, prestación de servicios, agencia, comisión, consignación, comodato, arrendamiento, leasing, contrato de cooperación (para la producción cooperada de bienes, o de prestación de servicios, o de administración productiva o de servicios), de transporte (de cargas o de pasajeros por vía terrestre, incluida la ferroviaria, de cargas o de pasajeros por vías marítimas, fluviales o lacustres o de cargas o de pasajeros por vías aéreas), de transporte multimodal, de alquiler de medios de transporte, de construcción (de investigación ingeniera aplicada, de documentación de proyectos, de ejecución de obra y de control técnico). 188 JORNADA INTERNACIONAL POR LOS 25 AÑOS DEL CÓDIGO CIVIL CUBANO, La Habana, 11 al 13 de julio de 2012 Convocada por la Sociedad Cubana de Derecho Civil y de Familia de la UNJC se conmemoraron los 25 años de promulgación del Código Civil cubano, con interesantes análisis de distintas instituciones reguladas en tan importante cuerpo normativo bajo cuatro ejes temáticos que se hicieron corresponder con cada uno de los libros del Código, a saber: los derechos inherentes a la personalidad, los modos de adquisición de la propiedad, los modos extintivos de las obligaciones y los herederos especialmente protegidos. En la sesión inaugural se contó con la presencia del Dr. Gustavo COBREIRO SUÁREZ, Rector de la Universidad de La Habana y del Dr. Luis MOISSET DE ESPANÉS, Presidente de la Mesa permanente de Academias de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de Iberoamérica y Presidente Honorario de la Academia Nacional de Derecho de Córdoba, República Argentina, invitado de honor del evento. Durante las sesiones de la jornada se puso de relieve el hecho de que el legislador cubano no desdeñó el legado histórico del sistema romano-francés, que llegó a través del Código Civil español, al mismo tiempo que respondió a los cambios sociales del momento en que fue promulgado. Igualmente se hizo un llamado al retoque de la norma para actualizar el Código Civil con la agilidad necesaria para subsanar los defectos y llenar las lagunas, garantizando de esta forma el papel que le corresponde a dicho cuerpo normativo en las transformaciones de la realidad jurídico-social cubana. La conferencia inaugural estuvo a cargo del profesor Dr. MOISSET DE ESPANÉS, quien disertó sobre “Codificación civil y Derecho comparado“. En cada uno de los 189 Notijurídicas ejes temáticos se contó con un conferenciante, todos profesores titulares de Derecho Civil de la Universidad de La Habana, quienes introdujeron los temas sobre los cuales después se explayaron los ponentes. Sobre los derechos inherentes a la personalidad en el Código Civil cubano dictó su conferencia la profesora Dra. Caridad VALDÉS DÍAZ. Con el sugerente título “Más de un siglo de la vigencia de la teoría del título y el modo en Cuba”, expuso la Dra. Marta FERNÁNDEZ MARTÍNEZ, “Los modos de extinción de las obligaciones y el Código Civil cubano: con especial referencia al cumplimiento”, fue el título de la conferencia de la Dra. Nancy C. OJEDA RODRÍGUEZ, en tanto que la conferencia del Dr. Leonardo B. PÉREZ GALLARDO lo fue: “En la búsqueda de un rostro para el boceto del legislador: la condición de ‘heredero’ especialmente protegido (legitimario asistencial) en la interpretación del Tribunal Supremo”. La mayoría de los ponentes fueron profesores de las distintas universidades del país y maestrantes que cursan la primera edición de la maestría en Derecho Civil por la Universidad de La Habana. En la jornada le fue entregada la condición de Miembro de Honor de la Sociedad Cubana de Derecho Civil y de Familia al distinguido académico, profesor MOISSET DE ESPANÉS, en mérito a sus múltiples aportes investigativos, docentes y académicos en la materia. Igualmente le fue entregado reconocimiento al profesor Dr. Vicente RAPA ÁLVAREZ, uno de los pocos autores vivos del Código Civil cubano y al Dr. Andrés R. BOLAÑOS GASSÓ, juez de la Sala de lo Civil y de lo Administrativo del Tribunal Supremo. II TALLER NACIONAL DE FAMILIA Y HERENCIA EN CUBA: PROBLEMAS ACTUALES, Santiago de Cuba, 14 y 15 de septiembre de 2012 Los pasados días 14 y 15 de septiembre se dieron cita en el Salón de la Ciudad, de la Heroica Santiago de Cuba, juristas nacionales y no nacionales, para debatir los principales dilemas por los que atraviesa la familia cubana y con ella la sucesión por causa de muerte. Todo ello bajo el auspicio de la UNJC y la Facultad de Derecho de la Universidad de Oriente. El Dr. Ramón Y. ALARCÓN BORGES, Presidente en funciones de la UNJC de Santiago de Cuba, tuvo a su cargo las palabras de bienvenida al Taller. En dicho evento se contó con la importante presencia de profesores del patio y otras figuras 190 Notijurídicas invitadas del entorno jurídico de la heroica ciudad que por los años de experiencia y estudio volcado a estas ramas del Derecho hicieron sentir sus voces en el decursar de las sesiones de trabajo. Dentro de ellos cabe mencionar al Dr. Leonardo B. PÉREZ GALLARDO (Profesor Titular de Derecho Civil de la Universidad de la Habana) quien dictó la conferencia magistral: “Familia y herencia en el Derecho cubano: ¿Realidades sincrónicas?”, que a manera de pórtico abrió dicho Taller. Con posterioridad la profesora Dra. Caridad del Carmen VALDÉS DÍAZ (Profesora Titular de Derecho Civil de la Universidad de la Habana) hizo su intervención especial sobre “Propiedad intelectual, matrimonio y sucesión por causa de muerte”. Seguidamente la Dra. Ediltrudis PANADERO DE LA CRUZ (también Profesora Titular de Derecho Civil de la Facultad de Derecho de la Universidad de Oriente) se preguntaba: ¿Por cuál de los senderos guiaremos los pasos de la familia actual: limitaciones a la voluntad de testar o libertad para ello?, en una intervención especial. A dicho Taller también asistieron, la Dra. Blanca MARCHECO REY (Profesora Titular de Derecho Procesal Civil y Decana de la Facultad de Derecho de la Universidad de Oriente) y el Dr. Fernando MORENO MOZO (Profesor de Derecho Civil en la Universidad de Sevilla, España) quien dictó su conferencia titulada: “El nuevo Derecho de filiación español. Su repercusión en los ámbitos familiar y sucesorio”; así como otros juristas y profesores universitarios de varias provincias del país. Durante las sesiones de trabajos se impartieron dos conferencias magistrales, tres intervenciones especiales y siete ejes temáticos que se movieron sobre los tópicos de la filiación y herencia; las nuevas formas convivenciales familiares y derechos sucesorios; adopción y derechos sucesorios; los actos dispositivos patrimoniales post mortem a favor de menores; las 191 Notijurídicas normas imperativas sobre el ejercicio de la patria potestad y la disposición de bienes a favor de menores, administrados por terceros, ajenos a sus progenitores; la tutela testamentaria y la obligación de dar alimentos y la legítima, lo cual hizo un total de trece ponencias. El Taller cerró sus puertas, luego de la relatoría a cargo del profesor Esp. José Karel FERNÁNDEZ MARTELL (Profesor Asistente de Derecho Civil de la Facultad de Derecho de la Universidad de Oriente y Notario público en ejercicio), con las palabras de clausura del Dr. Leonardo B. PÉREZ GALLARDO, quien hizo un llamado a la necesidad de aplicar e interpretar las normas del Derecho de familiar y del Derecho de sucesiones conforme con los principios que le son comunes, de modo que se abandone las tensiones entre estas materias. V SEMINARIO INTERNACIONAL SOBRE SOLUCION DE CONFLICTOS EN LA PROPIEDAD INTELECTUAL, Hotel Nacional, La Habana, 17 al 19 de octubre de 2012 Este espacio propició la participación de abogados, jueces, asesores, agentes de la propiedad industrial y estudiantes, todos interesados en la temática. Se realizaron intervenciones de especialistas en otras materias afines e indispensables para el abordaje de la propiedad intelectual. Especial trascendencia tuvo la conferencia inaugural titulada “Las tensiones entre la creación y el mercado”, brindada por la Doctora en Ciencias Económicas Tania GARCÍA LORENZO, Investigadora del ICIC Juan Marinello. De similar genio fue la conferencia de cierre ofrecida por el pintor cubano Manuel LÓPEZ OLIVA con el título “La economía de la cultura en las artes plásticas”. Diversos temas se abordaron en el encuentro entre los que podemos mencionar: Nuevo acuerdo plurilateral sobre observancia de derechos de Propiedad Intelectual (ACTA), criterios para determinar la ley aplicable a la violación extracontractual del derecho de Autor en Internet, infracciones a los derechos de Propiedad Intelectual sobre programas informáticos, la protección de las expresiones culturales tradicionales y los derechos conexos y la competencia judicial internacional en los conflictos de Propiedad Industrial, entre otros. Las palabras de clausura estuvieron a cargo del Ms. C. Narciso COBO ROURA que ilustraron sobre las metas a alcanzar en los venideros sobre el tema. IV ENCUENTRO NACIONAL DE DERECHO ADMINISTRATIVO, Las Tunas, 16 y 17 de noviembre del 2012 El mencionado encuentro fue auspiciado por la Sociedad Cubana de Derecho Constitucional y Administrativo de la Unión Nacional de Juristas de Cuba, la Junta Directiva Provincial de la Las Tunas Unión de Juristas de Las Tunas y la Universidad de Las Tunas. Las sesiones del evento de celebraron en las ciudades de Puerto Padre (16) y Las Tunas (17), con la participación de más de un centenar de juristas, y de ponentes de varias provincias del país. En la inauguración del evento, desarrollada en la ciudad de Puerto Padre, el día 16, estuvieron presentes autoridades del territorio, así como representantes de la 192 Notijurídicas Directiva Nacional de la Sociedad Cubana de Derecho Constitucional y Administrativo. Las palabras iniciales estuvieron a cargo del Dr. Andry MATILLA CORREA, presidente del comité organizador y del comité académico de dicho encuentro. La primera sesión de trabajo (día 16 en la mañana), comenzó con la conferencia inaugural a cargo de la Dra. Grethel ARIAS GAYOSO (Profesora Principal de Derecho Administrativo, Universidad de Oriente), con el título “Control y Administración Pública”. Seguidamente, fueron presentadas las ponencias: “Seguridad jurídica y Administración Pública”, de la Dra. Majela FERRARI YAUNNER (Profesora de Teoría del Estado y Teoría del Derecho de la Universidad de La Habana); “Potestad reglamentaria y paradigma social de Derecho”, del Lic. José Antonio QUESADA PÉREZ (Profesor a tiempo parcial de Derecho Administrativo de la Universidad de Las Tunas); “El Derecho como condición del desarrollo comunitario”, de la Dra. Mirtha Arely DEL RÍO HERNÁNDEZ (Profesora Titular y Principal de Teoría del Estado y Teoría del Derecho de la Universidad “Martha Abreu” de Las Villas), “Institucionalidad y ámbito local en Cuba”, de la Dra. Lissette PÉREZ HERNÁNDEZ (Profesora Titular y Principal de Teoría del Estado de la Universidad de La Habana), “Retos del Derecho Público frente al desarrollo local en Cuba”, del Ms C. Orestes DÍAZ LEGÓN (Profesor de Derecho Financiero de la Universidad de La Habana). La segunda sesión de trabajo (día 16 en la tarde), dio inicio con la conferencia: “La definición de Derecho Administrativo en el ordenamiento jurídico cubano”, a cargo del Dr. Andry MATILLA CORREA (Profesor Titular y Principal de Derecho Administrativo de la Universidad de La Habana). Posteriormente, fueron presentadas las ponencias: “Responsabilidad administrativa ambiental. Una experiencia de la Empresa ACINOX Las Tunas”, de la Lic. Katia PÉREZ DÍAZ (Profesora de Derecho Económico de la Universidad de Las Tunas) y la Lic. Beleydis PENA RODRÍGUEZ (Asesora Jurídica de ACINOX, Las Tunas); “Perspectivas de la imposición sobre el consumo en Cuba”, de la Lic. Desirée LLAGUNO CEREZO (Profesora de Derecho Financiero de la Universidad de La Habana). En la tercera sesión de trabajo (día 17 en la mañana) se presentaron las siguientes ponencias: “Hacia un procedimiento administrativo común en el ordenamiento jurídico-administrativo cubano”, de la Ms C. Orisell RICHARDS MARTÍNEZ (Profesora de Derecho Administrativo de la Universidad de La Habana); “La autorización administrativa en Cuba”, de la Ms C. Jolene PEREIRA BASANTA (Profesora Adjunta de Derecho Administrativo de la Universidad de La Habana); “La relación jurídicoadministrativa y deberes de la Administración Pública”, de la Lic. Ana Celia RIVERY RUIZ (Profesora del Departamento de Materias Jurídicas Básicas de la Universidad de Oriente); “La doctrina de los actos propios: disquisiciones con el procedimiento de lesividad”, de la Ms C. Lainep IRINA CABRERA GUERRA (Profesora de Derecho Administrativo de la Universidad de Granma); “Los actos administrativos”, del Lic. Suleimane SÓ; “Un acercamiento al tema de las servidumbres administrativas”, de la Ms C. Irina PÉREZ TRUJILLO (Profesora Principal de Derecho Administrativo de la Universidad “Martha Abreu” de Las Villas); “Inactividad de la Administración turística en sede de alojamientos privados en Cuba”, del Ms C. Yuri PÉREZ MARTÍNEZ (Profesor del Derecho Constitucional de la Universidad de La Habana); 193 Notijurídicas “La actividad administrativa de fomento en el sector agrario cubano. Tendencias actuales”, del Lic. Yomisel GALINDO RODRÍGUEZ y Lic. Yisel ESPINOSA VILTRES (Profesores de la Universidad de Granma); “La regulación de la responsabilidad de la Administración Pública: ¿Garantía en el servicio eléctrico cubano?”, de la Dra. Nilda RIZO PÉREZ (Profesora Titular de Derecho Administrativo de la Universidad de Oriente) y del Lic. Amed RAMÍREZ SÁNCHEZ (Profesor de la Universidad de Granma). En las sesiones de trabajo se suscitaron interesantes e intensos debates entre los ponentes y los asistentes, que reforzaron el valor del encuentro y reafirmaron la necesidad de seguir promoviendo espacios de esta índole, en torno a las cuestiones propias del Derecho Administrativo. 194 ¿EMBARGO O BLOQUEO? LA INSTRUMENTACION DE UN CRIMEN CONTRA CUBA. Rodolfo DÁVALOS FERNÁNDEZ. Editorial Capitán San Luis. La Habana, Cuba, 2012. BCC No. 1, año 15, 2012 y No. 2, año 15, 2012. Revista del Banco Central de Cuba. BOLETIN IBDFAM No. 73, año 12, marzo-abril 2012. Instituto Brasilero de Derecho de Familia. BOLETIN ONBC No. 42, julio-diciembre 2011, No. 43, enero-marzo 2012 y No. 44, abril-junio 2012. Ediciones ONBC. CETIM Boletín No. 42, abril 2012. CUESTIONES POLITICAS, no. 47, volumen 27, julio-diciembre 2011. Instituto de Estudios Políticos y Derecho Público “Dr. Humberto J. la Roche” de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad del Zulia, Maracaibo, Venezuela. DERECHOS FUNDAMENTALES DERECHOS HUMANOS Y EL CONTROL DE CONVENCIONALIDAD. José de Jesús NAVEJA MACÍAS, José de Jesús CENTENO HERRERA, Roberto Antonio GUTIÉRREZ RAMÍREZ. Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Coahuila Unidad Torreón. Ediciones Universidad Autónoma de Coahuila. Primera edición, julio 2012, México. EL NOTARIO DEL SIGLO XXI No. 43, mayo-junio 2012, No. 44, julio-agosto 2012 y No. 45, septiembre-octubre 2012. Revista del Colegio Notarial de Madrid. EL PROYECTO DE CONSTITUCION PARA LA ISLA DE CUBA DE JOAQUIN INFANTE. APROXIMACIONES JURIDICAS A PROPOSITO DE SU BICENTENARIO. Andry MATILLA CORREA, compilador. Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana y Archivo Nacional de la República de Cuba, 2012. HEUNI. New types of crime. Proceedings of the International Seminar held in connection with Heunis´s thirtieth anniversary. Helsinki 20 October 2011. Helsinki 2012. 195 Publicaciones recibidas. IBDFAM No. 74, mayo-junio 2012 y No. 75, julio-agosto 2012. Boletín Instituto Brasileiro de Direito de Familia. Belo Horizonte, Brasil. LA MIRADA DE LOS JUECES. GENERO EN LA JURISPRUDENCIA LATINOAMERICANA. Tomo 1 y Tomo 2. Cristina MOTTA y Macarena SÁEZ. Editoras académicas. Siglo del Hombre Editores, Colombia; American University Washington Collage of Law; Center for Reproductive Rights, 2008. LE BULLETIN DES NOTAIRES PUBLICS nr. 1/2013 y nr. 2/2012. Revue d¨Information et Débat editée par L¨Union des Notaires Publics de Roumanie. NATIONAL LAWYERS GUILD REVIEW, Number 4, Volume 68, winter 2011. New York, USA. REGISTRADORES DE ESPAÑA No. 62, abril-junio 2012, IV Epoca. Colegio de Registradores, Madrid, España. REVIEW Number 1, volume 69, spring 2012. National Lawyers Guild. N. York, USA. REVISTA BIMESTRE CUBANA No. 36, Volumen CXI enero-junio 2012, Época III. Sociedad Económica de Amigos del País. REVISTA DE DERECHO POLITICO No. 81, mayo-agosto 2011, No. 82, septiembre-diciembre 2011 y No. 83, enero-abril 2012. Universidad Nacional de Educación a Distancia, UNED. Madrid, España. REVISTA DE LA AAJ. Funcionamiento del Sistema Interamericano, Diciembre 2011. Asociación Americana de Juristas, Buenos Aires, Argentina. REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO no. 31, julio-diciembre 2011, en homenaje al profesor Oscar Ermida Uriarte. Universidad de la República del Uruguay. REVISTA DEL NOTARIADO No. 907, enero-marzo 2012 y No. 908, abril-junio 2012 Órgano del Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires. RIN No. 117, Año 2012. Revista Internacional del Notariado. ONPI, Institución Editora, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. TRICONTINENTAL No. 175/2012. Publicación editada por la OSPAAAL. NOTA: Estos títulos pueden ser consultados en la Biblioteca “Dr. Francisco Varona Duque Estrada”, de la Unión Nacional de Juristas de Cuba 196 NUEVAS NORMAS PARA LA PUBLICACIÓN EN LA REVISTA CUBANA DE DERECHO La Revista Cubana de Derecho publicará los trabajos tanto nacionales como extranjeros, que sean aprobados por su Consejo Editorial. 2. La secretaria del Consejo Editorial recepciona los trabajos en las direcciones electrónicas (juristacubana@yahoo.es // secretaria@unjc.co.cu ) remitiéndolos a cada uno de los miembros del Consejo, previa designación de los ponentes o evaluadores (uno a tres), los que en el plazo de 30 días emiten un dictamen sobre la calidad del mismo, para su posible publicación en la Revista y en los casos pertinentes realizan las sugerencias que consideren oportunas. Cuando recomienden realizarle determinadas correcciones al trabajo se le informa a los autores, a los efectos procedentes. Tanto la fecha de recepción, como la de aceptación del trabajo, se expresarán en la publicación. 3. Los artículos a enviar pueden ser el resultado de investigaciones o de reflexiones teórico-prácticas sobre cualquier tema jurídico. Los trabajos presentados deben ser inéditos. 4. Los trabajos ganadores de los concursos de las Sociedades Científicas o del Premio Ignacio Agramonte, son sometidos a la consideración del Consejo Editorial, siempre que sean presentados por sus autores y cumplan los requisitos formales establecidos en las presentes normas. En la publicación se hace mención al premio recibido. 5. Los trabajos deben ser redactados con procesador de texto Microsoft Word. Se utiliza interlineado sencillo, sin introducir sangría. Los párrafos deben estar separados entre sí por un espacio, utilizando como fuente Arial 12 para el texto y Time New Roman 10 para las notas a pie de página. 6. Los artículos enviados deben expresar además del título, los datos identificativos del autor, el centro en que se desempeña profesionalmente, la actividad que realiza, dirección electrónica, categoría científica y docente, sociedades científicas a las que pertenece y otros datos que considere de interés. 7. Los artículos deben contener las palabras claves, un breve resumen de no más de 200 palabras (ambos en español y en inglés) y un sumario o índice. Cuando se trate de trabajos que son resultados de tesis doctorales, maestrías o especialidades, se hará constar en el resumen. 8. La extensión máxima es de 25 páginas y 10 páginas para el caso de comentarios jurisprudenciales. 9. Las citas bibliográficas deben incluirse a pie de página y cumplimentar los requerimientos que en el orden formal se exigen para las publicaciones seriadas. No se dedica un espacio final a la bibliografía. 10. La selección de los artículos que se publican en cada uno de los dos números anuales de la Revista la realiza el Consejo Editorial, de entre los que resulten aprobados para su publicación, teniendo en cuenta el necesario balance por materias y entre los trabajos de contenido teórico y los que van dirigidos al análisis del derecho positivo y la jurisprudencia. 11. Los trabajos que se publiquen, expresan la opinión de cada autor, por lo que no constituyen criterios oficiales de la Organización. 1. R E V I S T A C U B A N A de DERECHO PROXIMO NÚMERO La edición número 41 incluirá entre otros los artículos siguientes: LA EXPERIENCIA DE UNA JUSTICIA FAMILIAR EN CUBA: validación de la naturaleza social y el enfoque interdisciplinario del derecho de familia. Dra. Olga MESA CASTILLO BREVES COMENTARIOS SOBRE LA NUEVA REGULACIÓN de Invenciones en Cuba. Dánice VÁZQUEZ DE ALVARÉ y Dra. Marta MORENO CRUZ LA CIUDADANIA Y SU INSERCIÓN EN EL SISTEMA DE LOS derechos fundamentales en Cuba. Pasado y presente. Dra. Martha PRIETO VALDÉS SEGURO DE VIDA PARA CASO DE FALLECIMIENTO: herederos y beneficiarios. Algunas reflexiones contractuales y sucesorias. José Karel FERNÁNDEZ MARTELL y Dra. Ediltrudis PANADERO DE LA CRUZ CUBA. EL DELITO DE TRÁFICO ILÍCITO DE PERSONAS Y la necesidad de su actualización en el Código Penal. Ms. C. Arnel MEDINA CUENCA