Datos de los fabricantes de azúcar e informe de los labradores

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DATOS
DE LOS FABRICAMTES DE AZOCAR
É INFORME DE LOS LABRADORES, PROPIETARIOS
Y COLONOS DE CANAS
DE
SALOBREÑA Y LOBRES
GRANADA
IMPRENTA Y LIBRERÍA DE F . REYES Y HERMANO
Plaza del Ayuntamiento,
1876
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QUE LAS F Á B R I C A S
AZUCARERAS
NTRA. SEÑORA DEL ROSARIO Y NTRA. SEÑORA DEL PILAR,
SITAS EN LA VILLA DE
SALOBREÑA,
DE LA P R O P I E D A D
DE
LO£
]3RE£.
^QRELA
JÍERMANO^
Y D E LA.
&nmbú Sjnrarera ^euiuanlar T
ELEVAN Á CONOCIMIENTO DEL SR. GOBERNADOR CIVIL DE ESTA PROVINCIA,
cumpliendo con lo prevenido en la circular del Ministerio de Fomento
inserta en el Boletín Oficial de 17 de Setiembre próximo pasado.
BAJO el a m p a r o y garantía de las leyes a r a n c e l a r i a s , que tan fijas y estables son en
todos los países, hombres emprendedores i m p u l s a d o s , es v e r d a d , en primer término
por su interés particular, pero a r r a s t r a d o s , también, de un noble p a t r i o t i s m o , levantaron esas fábricas, que en m u y pocos años han trasformado g r a n parte del litoral del
Mediterráneo, llevando la felicidad y la riqueza á u n a s c o m a r c a s , cuyos habitantes no
tenian antes otro recurso que la emigración á la Argelia en busca de trabajo.
No se les desconoeia, que tenian que competir con la producción azucarera de n u e s t r a s A n t i l l a s ; que habían de luchar con la desigualdad de climas y la de gastos de cultivo, abonos y j o r n a l e s ; que allí existían tierras vírgenes que fructifican con expontaneidad, lluvias torrenciales y un Sol ardiente, que hace absolutamente innecesarios los
a b o n o s ; y la esclavitud ó la b a r a t u r a de los contratos á largo t i e m p o ; y a q u í , por el
contrario, el inminente riesgo de los hielos; labores c o s t o s í s i m a s ; la escasez en los riegos, y la dificultad, ó mejor dicho, la imposibilidad de encontrar abonos en u n a s tierras
que sin ellos son absolutamente estériles para la producción de la caña de azúcar. Nada
les a r r e d r ó , sin e m b a r g o ; comprometieron considerables capitales, que constituían la
mayor parte de su fortuna, y cuando apenas empezaban á r e s a r c i r s e de graneles contratiempos, h a n principiado á excitar los celos y exageradas pretensiones de parte de quien
h a gozado siempre y sin la menor contrariedad de los m a y o r e s privilegios y preeminencias.
Nos referimos á Puerto Rico, que además de las ventajas n a t u r a l e s que acabamos de
e n u m e r a r , y de las que luego e x p o n d r e m o s , paga por contribución Territorial, en relación su n ú m e r o de habitantes con los de la P e n í n s u l a , trescientos por ciento menos que
nosotros.
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Según los presupuestos de 1875 ú 187G, se reparten por contribución Territorial para
toda la Isla dos millones de pesetas, y h á g a s e de ellos la distribución que se quiera en
'os conceptos que abraza de bienes i n m u e b l e s , rústicos y u r b a n o s , cultivo y g a n a d e r í a ,
no resulta ni al cinco por ciento. Mientras en E s p a ñ a s u s diez y seis millones de habitantes pagan por contribución Territorial 660 millones de reales, ó sea 41 reales por
término medio cada habitante, en P u e r t o Rico paga su población de 600.000 a l m a s 8 millones de reales, ó sean 13 reales por habitante.
Lo mismo decimos de las contribuciones indirectas, correspondientes al T e s o r o , cédulas personales, etc., etc., que son otros tantos millones que pagan los contribuyentes
peninsulares, y que no figuran en los presupuestos de ingresos ele P u e r t o Rico. Y como
si esto no fuera bastante, agregúesele que mientras en E s p a ñ a cada año, y en especial
estos últimos, se ha elevado enormemente la contribución Territorial y hemos tenido
empréstitos forzosos, mal llamados anticipos, en P u e r t o Rico los presupuestos de 1875
á 1876 han rebajado en 250.000 pesetas las contribuciones de la I s l a , con relación á los
anteriores presupuestos de 1870 á 1871 que. han venido rigiendo por autorización h a s t a
1875-76.
¿Quieren m á s privilegios? ¿Pueden d a r s e más? P u e s aun los tienen y de gran monta.
Puerto Rico tan favorecido en las contribuciones, se halla exento a d e m á s del servicio de
quintas, y cultiva el tabaco, del que reporta i n m e n s a s utilidades, que se niegan á E s p a ñ a , donde también puede producirse. E n la m i s m a industria azucarera, á pesar de su
fabricación defectuosa y a t r a s a d a , con todas las ventajas locales y h a s t a hoy con la esclavitud, ha logrado extinguir, hace ya mucho tiempo, los capitales invertidos en el orígen y ha realizado fabulosas g a n a n c i a s , logrando a u m e n t a r la exportación general y
total de s u s azúcares n a d a menos que en sesenta y uno por ciento en el último quinquenio conocido de 1869 á 1873 sobre el anterior de 1864 á 1868, y sin e m b a r g o , quien en
semejante próspera situación se encuentra y de tantos privilegios h a disfrutado hasta
a h o r a y sigue disfrutando, clama contra el sistema de protección, y trata de llevar la
r u i n a á quienes m á s celosos y activos han perfeccionado la fabricación, p a r a poder a b a s tecer directamente á la P e n í n s u l a en u n a parte de s u s c o n s u m o s , haciendo competencia
á la industria extranjera, que nos explotaba, y con heroico esfuerzo h a n resucitado un
interesante r a m o de riqueza floreciente de tiempo inmemorial y muerto á m a n o s de u n a
administración desacertada.
L a c a u s a , p u e s , de P u e r t o Rico está fallada en el terreno de la razón y de la justicia;
pero ¿lo está también en el de la conveniencia? ¡Cómo dudarlo, si á trueque de conceder
á los productores puertoriqueños u n a insignificante ventaja, se va á a r r u i n a r un importantísimo ramo de nuestra riqueza y á cegar muchos y abundantísimos veneros de los
que alimentan nuestro empobrecido erario!
L a producción de azúcar de P u e r t o Rico es doble que el consumo total de este artículo
en E s p a ñ a ; de modo, que aun en el caso, verdaderamente imposible, de que en la Metrópoli no se consumiese m á s azúcar que de Puerto Rico, los puertoriqueños tendrían
que buscar siempre un mercado p a r a el cincuenta por ciento de s u s p r o d u c t o s ; por eso
Puerto Rico ha tenido muy buen cuidado de buscar y conservar s u s mercados próximos
y n a t u r a l e s en los Estados Unidos y demás regiones de América, como igualmente los
tiene en Inglaterra, F r a n c i a , H o l a n d a , Bélgica, etc., en E u r o p a , donde se refinan s u s
azúcares y se da aplicación á s u s mieles. Y no se crea que esta es u n a proposición
aventurada. De los datos estadísticos que nadie mejor que el' Gobierno debe conocer,
resulta que en el último quinquenio cuyas balanzas se han publicado, comprensivo de
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1869 á 1873, la exportación general total de azúcares de P u e r t o Rico fué por t é r m i n o
medio a n u a l m e n t e de 83.720.000 k i l o g r a m o s , de los que exportó á E s p a ñ a 1.120.000 k i logramos y á las d e m á s naciones 82.599.800 k i l o g r a m o s , de donde se deduce que mient r a s P u e r t o Rico exporta á las d e m á s naciones m á s de un noventa y ocho por ciento,
conduce á E s p a ñ a poco m á s de un uno por ciento. Y por la insignificante ventaja que
reportaria P u e r t o Rico en la rebaja de derechos arancelarios correspondientes á ese
cinco por ciento de s u s p r o d u c t o s , ¿se va á a r r u i n a r n u e s t r a naciente i n d u s t r i a azucarera? ¿se va á dejar sin pan á i n n u m e r a b l e s trabajadores, que viven á la s o m b r a de esta
industria? ¿se va á privar al E s t a d o del m á s fácil y saneado de s u s ingresos, el derecho
arancelario s ó b r e l o s a z ú c a r e s , que naciones de aranceles m á s liberales que los n u e s t r o s , conservan en s u s presupuestos? ¿se van á disminuir los ingresos del T e s o r o con
la considerable baja que sufriría la riqueza y por consiguiente la contribución T e r r i torial al tenerse que a b a n d o n a r el cultivo de la caña? ¿se va á privar de las cantidades
que recauda por derechos de introducción del carbon de-piedra, de importación de a p a r a t o s , impuesto sobre las m a t e r i a s , etc., etc.?
Y ¿con qué podria, de otra parte, cubrirse el considerable déficit que semejante reforma b a r i a nacer en nuestro presupuesto? ¿se pretenderá que grave la a g r i c u l t u r a pen i n s u l a r , cada dia m á s agobiada de impuestos? ¿se q u e r r á , que pese sobre la propiedad
ó industria de P u e r t o Rico, en cuyo exclusivo beneficio trata de crearse? S e g u r o s estam o s de que no h a b r á allí un solo propietario ni fabricante, que no prefiera continuar
p a g a n d o los actuales derechos, que solo afectan una mínima parte de su producción, á
c a r g a r con otro, que necesariamente habia de g r a v a r l a toda, influyendo en las t r a n s a c ciones con s u s m á s importantes mercados y perturbando todo el orden establecido en
los cambios.
P e r o e s , se d i r á , que con la rebaja de derechos se a u m e n t a r í a la importación de los
azúcares de P u e r t o Rico en la P e n í n s u l a . Prescindiendo, contestaremos n o s o t r o s , de
que aun sin necesidad de esa pretendida rebaja, la importación de azúcares de P u e r t o
Rico á nuestro país figura en el último quinquenio conocido de 1869 á 1873 con un aumento sobre el anterior de 1864 á 1869 n a d a menos que de un doscientos veinticuatro
por ciento, no son los derechos m á s ó menos elevados impuestos á la azúcar las c a u s a s
determinantes de su m a y o r ó m e n o r importación, puesto que el consumo de azúcar en
nuestro país es de 2,55 kilogramos a n u a l e s por habitante, mientras Inglaterra consume 19,23; los E s t a d o s Unidos 11,42; Holanda 7,43 y Francia 7,25; sin que pueda atrib u i r s e la poca importancia de este r a m o de nuestro consumo al derecho fiscal impuesto
á la importación de los a z ú c a r e s ; puesto que mientras en E s p a ñ a solo p a g á o s t e artículo
20,92 francos cada 100 kilogramos, en los E s t a d o s Unidos paga 40,10; en H o l a n d a 46,95
y en F r a n c i a 43,66, y por el contrario en los pocos países en que está m e n o s g r a v a d a que
en el nuestro, como sucede en T u r q u í a y e n Grecia, que pagan respectivamente por cada
cien k i l o g r a m o s 5,31 y 5,51 francos, el consumo es también menor, pues solo se eleva á
1,50 y 2,70 por habitante, y es que en el consumo de azúcar influyen m á s que los derechos fiscales, las costumbres y sobre todo la prosperidad del p a i s .
P u e s bien: como si todo esto no fuera bastante, agregúese á ello, que los azúcares de
P u e r t o Rico siempre se han importado en la P e n í n s u l a en progresión ascendente, sobre
todo en el quinquenio de 1868 á 1873 á que alcanzan los datos oficiales, que se ha elevado en 60 por 100 sobre el próximo anterior, con lo que se p r u e b a que no hay necesidad de la rebaja de derechos solicitada para que vengan de allí los azúcares hasta donde
lo exigen los r a m o s á que aquí pueden aplicarse, y que aun otorgada la baja de d e r e 2
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chos buscando, al cabo, los precios el nivel del mercado g e n e r a l , ineludible ley del Comercio universal, ese beneficio seria u n a verdadera ilusión, después de h a b e r causado
estragos tan inmensos como i r r e p a r a b l e s , y se verá que si la causa de P u e r t o Rico está
perdida en el tribunal de la razón y de la justicia, no lo está menos en el de la conveniencia., y que si no es difícil encontrar siempre a r g u m e n t o s en apoyo de u n a causa, por
m a l a que esta s e a , es absolutamente imposible h a l l a r l o s , p a r a combatir la inflexible lógica de los n ú m e r o s , q u e , como v e m o s , condena en absoluto las egoístas pretensiones
de nuestros h e r m a n o s de P u e r t o Rico.
Aquí deberíamos concluir, pero se nos ocurre u n a última observación, m u y digna de
tenerse en cuenta por un Gobierno, que con u n a moderación y u n a prudencia poco com u n e s por desgracia, h a querido antes de tomar u n a resolución en materia de tanta
gravedad y trascendencia, abrir un amplio expediente informativo, donde se oiga previamente á tocios los interesados en la producción azucarera.
Prescindiendo de que terminada la situación excepcional de Cuba seria imprescindible otorgarle igual beneficio que el que se concediera á Puerto-Rico y en tal caso la baja en los ingresos del Tesoro aparecería enorme, no menos que imposible hallar los m e dios de reponerla, al paso que la utilidad para los u l t r a m a r i n o s quedaría completamente anulada, pues no tiene significación la parte inapreciable de nuestro consumo relativamente á la excesiva cifra del producto; en la proximidad y contacto de las dos citadas
islas, ¿no podria s u r g i r la contingencia de venir los azúcares de Cuba y de otras partes á
Puerto Rico para exportarlos como productos de esta y aprovechar la baja, como sucedía con los trigos extranjeros, que en u n a época no m u y lejana tocaban en n u e s t r o s puertos, p a r a después introducirse en Cuba á favor de la franquicia que allí disfrutaban los
trigos españoles? Peligro es este, sobre el que llamamos m u y especialmente la atención
del Gobierno, como que es muy de temer en un país, que como el nuestro h a dado m o t i vo para que se diga, como se h a dicho hace m u y poco tiempo, «que necesita u n ejército
y u n a escuadra para evitar esta especie de fraudes; otro ejército y otra e s c u a d r a p a r a vigilar á los p r i m e r o s , y otro ejército y otra escuadra p a r a vigilar á los segundos.»
E n vez, p u e s , de pedir rebaja de derechos a r a n c e l a r i o s , m á s valia que P u e r t o Rico
mejorase su producción y se colocara en aptitud de llevarla al c o n s u m i d o r , y no se lim i t a r a , como se limita, á dar u n a primera materia p a r a alimentar la industria extraña,
y si su fidelidad á la Madre P a t r i a le hace acreedor á que se le otorgue algun beneficio
al medio millón de a l m a s que encierra, m á s hacedero seria el concederle esa rebaja en
la importación de su cacao y de su café, artículos de tanta importancia como el azúcar,
pues al menos dejarían de atacarse con esta medida, tan directa y profundamente como
con la reclamada, los intereses grandes y respetables de la industria azucarera penins u l a r , representada nada menos que por tres millones de a l m a s .
Salobreña 1 2 de Noviembre de 1876.—AGRELA HERMANOS.—Como Presidente de la
Sociedad azucarera P e n i n s u l a r , ANTONIO MARTÍNEZ GARCÍA.—Vocal 1.°, VICENTE ESPINOSA.—MATÍAS GIL.—R. VILLAVERDE.—Como Contador de la m i s m a , GREGORIO VILLACORTA.—Vocal 2 . ° , JOSÉ Suco.—El Secretario, INDALECIO HERNANDEZ.
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que los labradores de cañas, propietarios y colonos de la villa de Salobreña
y lugar de Lobres, dirigen al Sr. (gobernador civil de esta Provincia, consiguiente
á lo que se lia preceptuado por la circular del Ministerio de Fomento de 15 de Setiembre de este año, publicada en el Boletín Oficial de 17 del misino mes.
NFORME
No es esta la p r i m e r a vez que la producción azucarera de nuestro país se ve a m e n a z a d a
de m u e r t e ; siendo lo verdaderamente sensible, que antes como a h o r a el peligro no provenga ni del rigor de las estaciones, ni de los viciosos sistemas de cultivo, ni de epidemia
alguna que ataque el crecimiento de la caña de azúcar, sino de medidas administrativas,
r e c l a m a d a s hoy con notoria ingratitud é invocando hipócritamente los s a c r o s a n t o s principios de igualdad y de justicia por quien m e n o s debiera hacerlo.
De todos es sabido que los m o r o s importaron la caña de azúcar en E s p a ñ a , como r e gion m á s templada y análoga al clima de la India. E n la crónica del moro R a u s , que escribió en el siglo X , se hace mención de los plantíos de caña dulce de Málaga y G r a n a d a
y A b u - Z a c a r í a , escribiendo de agricultura en el siglo X I I , h a b l a de este cultivo como de
cosa vulgar en su tiempo. T r e s siglos m á s tarde los españoles t r a s p o r t a r o n la caña de
azúcar a l a s islas C a n a r i a s , y de allí la llevaron á A m é r i c a , á donde también cuidaron
de enviar m a e s t r o s que enseñasen á cultivarla y beneficiarla, bien ajenos por cierto de
que andando el tiempo habia de llegar el dia en que se p a g a r a t a m a ñ o beneficio gestionando la r u i n a de aquellos de quienes lo recibieron. L a mejor disposición de aquellas
tierras favorecidas por la naturaleza p a r a esta especie de cultivo, y la circunstancia de
disponer p a r a él de los brazos de la esclavitud, fueron desde luego u n a de las c a u s a s de
que á medida que allí p r o g r e s a b a y se a u m e n t a b a la producción, disminuyese la de aquí,
por no poder soportar la competencia con tan desiguales elementos; pero á esa c a u s a
hubo de a g r e g a r s e otra principalísima: el exceso y desorden de los t r i b u t o s . P a g a b a el
azúcar los derechos ordinarios de alcabala y cientos á que se agregó el importe del millón establecido en 1650, y con los diezmos que también satisfacía, i m p o r t a b a n el 35 ó 36
por 100 de su valor. « Yo vi en Motril y en aquellas costas, escribía F r a y Benito de la
Soledad en su manifiesto IV, arrancar las cañas de azúcar dejándolas perder, por no
poder mantenerlas,
porque se perdían con las gabelas.» Y A g u a d o , en su Política E s p a ñ o l a , capítulo V , refiere «que en Veles se acabó un trapiche arrancando las cañas
para sembrar tierras de mais, porque el dueño no pudo continuar el trato antiguo por
la carga de los tributos.)) Llegó, p u e s , el caso de quedar casi y e r m o s estos fértiles campos y en completa r u i n a estas c o m a r c a s , desmintiéndose la fama de ricas y feraces de
que con razón gozaban. E n este estado de abatimiento y de pobreza s e g u í a n , cuando por
los años de 1846 ó 1847 espíritus animosos y emprendedores principiaron á levantar alg u n a fábrica, lo que dio un nuevo impulso al plantío de la c a ñ a , en escasa escala al principio, en aumento progresivo en los años posteriores y en g r a n d í s i m o incremento estos
últimos, hasta traer la dicha y prosperidad á estos p u e b l o s , que antes yacian en la m i seria. L a g r a n depreciación de la propiedad se ha visto reemplazada por la racional estimación á que la l l a m a b a n las condiciones del suelo y del clima. L o s n a t u r a l e s , en vez
de b u s c a r ocupación fuera del país n a t a l , encuentran mejores medios de subsistencia en
s u s propias c a s a s , ya como a g r i c u l t o r e s , ya como o b r e r o s , ya como trabajadores de
campo. L o s elementos del comercio y tráfico terrestre y m a r í t i m o , lian adquirido m a y o r
vida. L a península, consumiendo estos p r o d u c t o s , deja en su seno unos valores que a n tes salian á puntos extraños. El Tesoro público disfruta de i n m e n s o s beneficios, obte-
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niowlo mucho m a y o r e s ingresos en la contribución territorial é industrial, derechos en
Ja importation de aparatos y carbon de piedra, 6 impuestos sobre las m a t e r i a s .
P u e s bien: en esta situación de c o s a s , es cuando nuestros h e r m a n o s , mejor d i r í a m o s
n u e s t r o s hijos de P u e r t o Rico, á pretexto de que por la supresión de la esclavitud se encuentran en condiciones m á s análogas que lo estaban con las demás provincias del
ROÍDO salvas las diferencias en su administración interior, han solicitado y obtenido
que en el artículo segundo adicional de la actual Ley de presupuestos de 21 de Julio último se autorice al Gobierno, para que oyendo previamente á los interesados en la producción azucarera peninsular y salvando los intereses de los m i s m o s , h a g a en el a r a n cel de A d u a n a s las modificaciones oportunas á fin de que puedan concurrir á los mercados de la Península los azúcares m a s c a b a d o s ó sea no p u r g a d o s , y las mieles, producto
de Puerto Rico, y p a r a cumplir este precepto legislativo es para lo que S. M. el Rey se
ha servido disponer que los Gobernadores civiles de las provincias de M á l a g a , Granada,
A l m e r í a , Cádiz, Alicante y Valencia, reclamen de todos los interesados en la producción azucarera de la P e n í n s u l a , (cultivadores de caña dulce y fabricantes de azúcar), los
datos que procedan para formar la información que la ley requiere, antes de resolver lo
m á s conveniente.
No son muchos los que podrán aducirse por los exponentos. S u s circunstancias no
les permiten obtener los conocimientos estadísticos y económicos que se necesitan p a r a
tratar de u n a cuestión tan g r a v e ; pero expresando lealmcnte lo que la verdad les dicta y
su comprensión alcanza en la materia de que se t r a t a , pueden afirmar con seguridad
absoluta, que la producción de la caña dulce y la fabricación del azúcar en n u e s t r a P e nínsula se hallan b a s a d a s en tal estudio de economía bien entendida, que la m á s leve
contrariedad le a r r e b a t a r í a el moderadísimo lucro que rinden y baria imposible su continuación; como ha sucedido con las refinerías t o d a s , reducidas á la inacción desde que
se bajaron los derechos arancelarios sobre los refinos extranjeros. No lo dude el Gobierno de S. M., y créalo bajo la fe de nuestra leal y h o n r a d a p a l a b r a ; el dia en que se
hiciera la menor alteración en nuestro arancel de A d u a n a s en favor de los azúcares y
mieles de P u e r t o Rico, retrocederíamos á los apenas olvidados tiempos de n u e s t r a espantosa m i s e r i a , viéndose por segunda vez y e r m a s y desiertas estas c o m a r c a s , hoy tan
ricas .y florecientes.
Ni se crea que los exponentos recargan de propósito las negras tintas de este cuadro
p a r a obtener la continuación de un verdadero privilegio. Suele creerse que la producción de la caña y la fabricación del azúcar gozan de una protección decidida; así lo difunden y propalan sin descanso los dueños de los ingenios de Cuba y P u e r t o Rico, v
sin embargo n a d a se halla m á s distante de la v e r d a d ; porque si privilegio h a y , si privilegio lia existido de parte do nuestros Gobiernos, es en favor de la industria azucarera
de nuestras Antillas. Allí, en efecto, no se conoce la contribución de s a n g r e , tan costosa
en sacrificios personales y pecuniarios; allí la territorial no se eleva á m á s que á un dos
y medio del producto, cuando vemos que en la P e n í n s u l a se paga por contribución de
inmuebles y ele cultivo m á s de un treinta por ciento. Allí el carbon de piedra, las m á q u i n a s y aparatos y algunos productos químicos u s a d o s en la fabricación, así como las
herramientas de labranza, no pagan derechos de introducción, pagándolo en la Península. Allí les es permitido cultivar el tabaco, que también se cultivaria en E s p a ñ a reportándose utilidades, que se le prohiben. Y si en P u e r t o Rico se h a abolido recientemente
la esclavitud, tanto podrá afectar ligeramente á aquella industria azucarera habiéndole
desmembrado los brazos propios con que contaba p a r a el cultivo de la caña y elabora-
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clon del azúcar, como acaso proporcionarle beneficio con el a h o r r o del capital en ellos
invertido y probabilidad de utilizarlo por jornales moderados en el estado libre, á c a u s a
de s u s e s c a s a s necesidades y falta de aptitud p a r a otros trabajos. S i , p u e s , en cambio
de tantos privilegios se ha establecido u n derecho sobre los azúcares que se importan de
aquella procedencia en la P e n í n s u l a , solo se ha atenuado algo por este medio la m a r cada injusticia que la absoluta libertad de introducción envolvería. El tratar, p u e s , hov
de rebajar ese derecho en .nombre de la igualdad y de la justicia, es inferir á estos principios el m á s rudo a t a q u e , y el a c u d i r , como hoy acuden los exponentes, confiados en
la rectitud y sabiduría del Gobierno de S. M., solicitando no se rebajen esos derechos
ni en un solo céntimo, no es reclamar prelaciones ni privilegios, sino a s p i r a r á la verd a d e r a justicia y á la completa y absoluta igualdad. Provincias españolas son las de
U l t r a m a r , y justo se hace que ellas y la P e n í n s u l a disfruten por igual de los beneficios
y de las o a r g a s . L o s peninsulares han presenciado silenciosos y tranquilos todo el cúmulo de ventajas, preeminencias y privilegios concedidos á aquellos p u n t o s ; m a s no
podrían m e n o s de alzar su voz, si á esta conducta sufrida se correspondiese con nuevas
pretensiones de privilegios á costa de la subsistencia de innumerables familias y de la
r u i n a de cuantiosísimos intereses. Invocamos precisamente los s a c r o s a n t o s principios
de justicia y de igualdad entre los m i s m o s a d m i n i s t r a d o s . P a g u e n los de P u e r t o Rico lo
que los de la P e n í n s u l a , lleven las propias c a r g a s en todos los r a m o s y gocen á la vez
de idénticos beneficios, que nivelados así los derechos y deberes n a d a absolutamente
nos importaria lo que nos aventajen su clima y s u s t i e r r a s , porque á ellas o p o n d r í a m o s
n u e s t r a diligencia y laboriosidad reconocidas, y con ellas podríamos sostenerles y les
sostendremos desde luego la competencia.
Salobreña 10 de Noviembre de 1876.
El Alcalde de S a l o b r e ñ a , J u a n Martin.—El Juez Municipal, Antonio Rufino Castaño.—El Conde de F l o r i d a Blanca.—Fernando Chacon.—Juan Manuel Agrela.—Rosario Moreno.—Valentin Agrela.—Antonio Sanchez P u e r t a . — J u a n Manuel H e r r e r o s de
Tejada.—Luis Aguilera.—Juan R a m o n L a Chica.—Por mi Sr-. P a d r e político D. José
A g u i l e r a , Francisco Alarcón.—Como Administrador del M a r q u é s de Diezma, Manuel
Pedrinaci.—Joaquin D u r a n y Lerchundi,—José Rojas Garvayo.—José Chacon y P e r a l ta.— José Chacon y P u l g a r . — C o m o Apoderado de las S r a s . de Aristizabal, Manuel
M a r í a H e n a r e s . — Adolfo F a l e r o . — E d u a r d o Moreno.— E n r i q u e Moreno. — M a r i a n o
Agrela.—Mercedes Granja.—Antonio Béjar.—Francisco Rodríguez.— R a i m u n d o Cano.
•—Antonio Lopez.—Antonio Palomino.-—Juan Martin A r n e d o . — Antonio Rodriguez
Rico.—Antonio L a m b e t . — R a m o n Nuñez.—Manuel P a l o m i n o . — J u a n Gonzalez.—José
Béjar.—Miguel Villaescusa.—Antonio Giménez.—Salvador A r m a d a . — J o s é Perez.—Ram o n Vera.—Antonio Moreno.—José Fernandez Martin.—José Bor.—Juan Gerónimo.—
José García R a m o n . — J o s é Rodriguez.—Miguel Lopez.— Salvador Sanchez.—Emilio
Martin Arnedo.—José García S i b a n . — F e r n a n d o García.—Nicolás Caracho.—José Izquierdo Fernandez.—Antonio F r a n c o Carrillo.—Salvador Ruiz.—José Gomez Ibanta.—
Manuel Martin Arnedo.—José Fernandez Castaño.—Gabriel Martin.—Gregorio B a u t i s t a . — P e d r o Lopez.—José Rayón.—José Bacas.—José Diaz Rodriguez.—Juan P r a d o s
Rodriguez.—José Pitebas.—José Perez Raya.—Antonio Carrasco.—Alfonso Sanchez.—
J u a n Gutierrez.—José Escipion.—Manuel Alonso Diaz.—Juan A. Vasco.—José C a s a nova.—Joaquin Perez Cea.—Antonio Villaescusa Gomez.—Francisco Rodríguez V a lenzuela.—Francisco Lopez.—Francisco Medina.—Antonio P r a d o s . — F r a n c i s c o Rufino.
3
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J u a n Gomez Hervés.—Julian Rubio.—Antonio Rufino.—Antonio G o m e z . — E d u a r d o
Manfrcclñ.—Juan Peinado.—Rafael Medina.—José Ruiz Rubio.—José B a r n e Ruiz.—
Francisco Rodriguez.—Francisco Bustos.—José Valenzuela.—Juan Gomez Diaz.—José
Corral.—Carlos Lopez.—Juan Villaescusa Gomez.—Juan Gomez Méndez.—José A r n e do.—José García. —Antonio Nuñez.—José Rodriguez. — Sebastian R o d r i g u e z . — J o s é
Alonso.—Francisco Vinuesa.—Miguel Molina.—Manuel Medina.—Miguel Guerrero.—
J u a n Lopez.—Eleuterio Zaldíbar.—Rafael García.—Diego Lopez.—Fabian Mendoza Liranzo.—Rafael Jaén.—Federico Sanchez.—Luis Martin Armada.—Federico Fonolla.—
Diego Correa.—Juan P e d r o s a . — D o m i n g o A r m a d a Martin.—Juan Rufino.— Rafael Armada.—Antonio Estévez.—Luis Castaño.—Pedro Barranco.—Diego Sanchez.—Salvador Martin Suarez.—Mariano Cano.—Francisco Villaescusa.—José Ortega.—Juan Gomez.—Francisco P r a d o s . — J u a n Gomez Lopez.—Francisco Gonzalez.—José Arnedo R o driguez.—Domingo P e d r o s a . — J o s é M a r t i n . — J o s é Arnedo.—Manuel Jimenez.—Antonio
Suarez.—Domingo A r n e d o . — L u i s V i n u e s a . — J o s é Medina.—Gonzalo Suarez.—Antonio Rufino A r m a d a . — J o s é Redondo.—José Escobar.—José Martin Salto.—Juan Rufino
A r m a d a . — T r i n i d a d Martin Salto.—José Voz Muñoz.—Pedro A r m a d a M a r t i n . — P e d r o
J. Suarez.—José Arnedo Rodriguez.—José V i n u e s a . — F r a n c i s c o Béjar.—Joaquin García.—José Béjar.—Miguel Perez.—Manuel del L l a n o . — J u a n Lopez.—Antonio Lopez.—
P e d r o Lopez.—Andrés Antonio Nadal.—Manuel Medina.—Antonio Velez.—Salvador
Velez.—Pedro Fernandez Castro.—Cachorro Belnavente.—Fernando V i n u e s a Molina. —
P e d r o Rivera Montes.—Juan Cálvente.—Antonio Martin Llanas.—Antonio B a c a s . — R a mon R a m o s . — J u a n P e d r o Vega.—Joaquin García Ortega.—José Rodriguez Vega.—
Antonio L l a n a s Arenas.—Diego Pulido.— Plácido P e ñ a . — R a m o n R a m o s P r a d o s . —
Francisco Bernal,—Joaquin V a c a s . — T o r i b i o M u ñ o z . — F r a n c i s c o A l a m i n o . — R a m o n
Salas.—Manuel Roldan Sanchez.—Salvador Roldan Sanchez.—A. Serafín Sanchez.—
Antonio Cabrera.—Eleuterio Hernandez.—Manuel L l a n o s . — P o r mi S r . P a d r e , Eleuterio Hernandez.—Joaquin Arenas.—José Molina ( m a y o r ) . — J o s é Molina ( m e n o r ) . —
Juan R a m o s . — F . Rodriguez.—Antonio R o q u e , por Falero.—Antonio Vega.—Antonio
Gomez.—José Cano.—Domingo Cabrera.—José R a m o s . — M a n u e l Peña.—Antonio P e rez.—Bernardo Muñoz.—Joaquin R o m e r o . — P e d r o Vega Muela.—Antonio Sanjucir.—
Nicolás Figueroa.—Francisco Granadino.—Juan U r q u í z a r . — J u a n Moreno.—José B a u tista.—Ramon García.—Pascual Castillo.—Julio Martin.— Aureliano F e r n a n d e z . — S e rafín Alonso.—Antonio García.—Alejandro Perez.—José Ramon.— E n r i q u e P u e r t a s . —
José Medina.—Juan Alonso.—José Manuel Béjar.—Juan Gamez. - Francisco José R o driguez.—Vicente A l o n s o . - J o s é Venegas.—José P r a d o s . —Santiago Béjar Valle.—Miguel R a m o n . —José R a y a Perez. —Francisco P r a d o s . — L u i s Rodriguez. —José Gijon
Lopez. — Antonio R a m o n . — Francisco P r a d o s Perez.— Antonio P r a d o s . — Alejandro
P r a d o s . —Francisco F e r r e r G o m e z . — J o s é P a s c u a l H e r r e r a , —José F e r n a n d e z . — J o s é
Escribano. —Francisco E s p i n o s a . — A n t o n i o P u e r t a s . —Francisco de P a u l a L l a n o s . —
Santiago Rodriguez.—Antonio Alonso.—Manuel P u e r t a s . — J o s é M. Javalquinto.—Antonio Ferrer Rodriguez.—José Perez.—Francisco José Utrabo.—Julian Alonso.—Vicente Pulido.—Antonio Rodriguez.—José M." Cano.—Félix P a s c u a l . — J o s é Peñalver.—
José Rodriguez P r a d o s . — F r a n c i s c o Espinosa.—Antonio Villalobos.—Francisco Javier
Blasco.—José Albertos.—Juan Béjar. — Joaquin P r a d o . — A n t o n i o P r a d o s . — J o s é P r a dos.—José Rodriguez. —Joaquin Medina Alonso.—Antonio Lopez V e n e g a s . — Serafín
P u e n t e d u r a . — T o m á s Marcos y Troll.—Joaquin Espinosa.—José Ruiz P r a d o s . — F r a n cisco Rodríguez.—Antonio Béjas. —Antonio Perez, —Francisco Peñalver,—Andrés Cara
11
m o n a . —Francisco Villalobos Hevia. —Julian P r a d o s . — J o s é P r a d o s de la Guardia.—
José M. E s c o b a r . — J o s é Villoslada. —Joaquin P r a d o s . — F r a n c i s c o Joya. —José Veneg a s P r a d o s . — A l e j a n d r o Venegas.—Joaquin Utrabo. —Miguel García. — T o m á s Venegas.—Antonio Mingorance.— J u a n P u e n t e d u r a . — J u a n Rodriguez Gerónimo.—Diego
Albertos Lopez.—Antonio R a m o s Ortiz.—José Diaz Gonzalez. — A n d r é s Fernandez.—
Antonio García Rodriguez.—Francisco P r a d o s . — F r a n c i s c o V e n e g a s . — F r a n c i s c o Morales.—José Martin.—Mariano Villalobos.—Salvador Raya.—Manuel Gijon. —Antonio
Martin.—Joaquin Alonso.—José V a l o r Martin.—Francisco V e n e g a s Castilla.—Juan
Rodriguez Sanchez.—Antonio Llorente. — T o m á s Avellaneda.—Joaquin de P r a d o s . —
R a m o n Gedomina. —Gabriel Ruiz P r a d o s . —Joaquin C o r t é s . — J o s é P r e t e l . — A n t o n i o
F e r n a n d e z . — F r a n c i s c o García. —José Mira P e d r o s a . - J u a n Antonio V o s . —Antonio
García P a r r a . — A n t o n i o Ocaña Diaz.—Antonio Ruiz Picazo.—José M a ñ e r o V i n u e s a .—
José B u s t o s Solimán.-—Manuel M . Ledesma.—Antonio L a O.—Juan Lopez Vega.—Miguel P a l o m a r e s . — A n t o n i o H a r o Rodriguez.—Francisco Bernal.—José P a r r e s . — A n t o nio Valenzuela Villaescusa.—Francisco Molina.—Manuel García Lopez.—Pedro Molina
Aguilar. - Antonio P r a d o s E s p i n o s a . — J o s é Arnedo Rodriguez.—Antonio B a r r e r a T o r r e s . — J u a n Tirado Valdés.—José Cordonié y Cortés.—Julio Cordonié y Zazo.—Salvador A r m a d a Martin. — F r a n c i s c o Cordonié. — P e d r o Martin. — J o s é Porcel. — Miguel
Ruiz.—Francisco R o m e r a . — M a n u e l Sanchez.—Federico Curonisi.—José Trujillos.—
L u i s Leal.—Francisco M a r q u e s . — C o s m e Ferrer.—Antonio Vilches.—José Rodriguez.
—Jaime Ferrer.—Antonio P a l o m a r e s . — M a n u e l Arnedo. — José Fernandez Rodriguez.—
Antonio Ruiz Magarino.—José P a r r a . — M a n u e l Gerónimo P a l o m i n o s . — G r e g o r i o P a r ra.—Antonio Blanco.—Manuel Nuñez.—Joaquin Benabente.—Manuel de la T o r r e . —
José de la Torre.—José Maso.—Manuel C a p a r r o s . — P e d r o T r i g u e r o . — J o s é Brabo.—
Antonio Estévan. —Francisco Mendoza.—Juan Chaparro.—Antonio P a l o m a r e s . — J u a n
Benabente.—Antonio Blanco.—Antonio Sanchez.—Francisco Quijano.—José Blanco.—
J u a n P e d r o Valverde.—Juan de Quero.—José Lopez.—José Diaz.—Juan Jolla.—Ricardo
Medina.—Miguel L o p e z . J o s é Moroa. — P e d r o T r i g u e r o s . — F r a n c i s c o V a r g a s . — F r a n cisco Bueno.—Miguel Guillen.—Cayetano F u n e s . - M a n u e l Aguilera.—José Alamino.—
Antonio M a r q u e s H e n a r e s . — J u a n Ancas.—Antonio Martin Jacinto.—Andrés Diaz García.—Vicente Fernandez.—Joaquin Perez.—Antonio Guerrero.—Diego Bacas.—Antonio
Gerónimo. —Gabriel Briones.—Manuel Roldan. —José Hernandez.—Antonio Brabo Seg u r a . — P e d r o Rufino.—Salvador Marques.—Lorenzo Cano.—Antonio Quesada.—Carlos Lopez.—Vicente P u e n t e d u r a . — A l o n s o B a r r a n c o . — A n d r é s A l o n s o . - J u a n Cano.—
Antonio Diaz.—Francisco L u n a . — J o s é Medina.—José Gonzalez.—José V i n u e s a P u j a zon. —Antonio Delgado.—Francisco A r c o s . — J u a n Domingo.—Antonio Alonso Gomez.
—Manuel Gerónimo P a l o m i n o . — P e d r o Rufino Perez.—Antonio Medina C a n o . — A n t o nio Aguilar.—Diego Rufino.—José Ruiz Rubio.—Jacinto Molina.—Antonio Rufino P e d r o s a . — J o a q u i n Martin Alberto.—Manuel Vilchez.—José Sanchez Gomez.—Francisco
Perez Perez.—José P e d r o s a Arnedo.—Domingo Diaz Márquez.—Francisco P a l o m i n o . —
Antonio Castaño Garrido.—Antonio García P a r r a . — P e d r o Béjar Saez.— Manuel G a r rido.—José M a r q u e s Sanchez.—Salvador Villaescusa.—Antonio Pradfjs E s p i n o s a . —
L a u r e a n o Rodriguez García.—Antonio Quesada.—José C a r r a s c o s a . — José F e r n a n d e z
Guerrero.—Francisco A r s s a g . — J u a n M o y a . — L u i s Alonso.—José R o m e r o . — S a l v a d o r
R a m o n . — J o s é Gonzalñz Geiiónimo.—Manuel L a g u n a s . - J u a n Ruiz Arellano. — J u a n
Antonio Vazquez.—Nicolás Lepez.—Antonio Vidoy Diaz.—Manuel F r a n c o . — J u a n Corso.—Miguel Gomez.-i-Antonio Briones.—Antonio Vilchez. —José Marín Benabente,—
a
a
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S. Martin Salto.—Diego García Rentero.—Francisco Castaño.—Francisco Guevara L o pez.—Salvador Mendoza.—José R a m o n P r a d o s . — J o s é Martin el P i ó . - J u a n F e r n a n d e z
Lopez, por Velartua.—Antonio Nuiles Fernandez de Córdoba. —José Sanchez.—José
Lopez Atienza.—Francisco Mira.—José Benavente.—Evaristo Gonzalez A r n e d o . — J u a n
Rios.—Antonio Fernandez Lopez.—José Hoyo y Ávila.—Francisco Llorente. — J u a n
José Sanchez.—José Lopez Carvajal.—Francisco Cruz Gomez.—Leon Alvarez. - B e r nardo Calisalvo.—Gumersindo Rosillo. — Baldomero Bertuchí. —Ricardo Cordonié.—
J u a n Fernandez.—Rafael Gutierrez García.— L u i s Solano.—Manuel Fernandez.—Antonio Rodriguez.— Nicolás Lopez.—Ramon Segura.— Antonio Martinez García.—Gregorio Villacorta.—Vicente Espinosa.—José Seco.—Matías Gil.—Indalecio Hernandez. —
R. Villavcrde.
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