MADRID AÑO VIL DIRECTOR ttOSK d e 10 DE OCTUBRE DE NÚMERO 1917 GERENTE Se publica eí 1, 10 y 20 de cada mes. KIASIZHGUI 242 ^=^ meras a las órdenes de dos o tres médicos realizan su misión con una suavidad de maneras, con tal precisión, con tal solemnidad, que en cierto modo parecen autómatas. El hábito que han adquirido en su ocupación, desempeñada día tras día, les ha convertido en maestras; todas ellas visten vestidos ^-. blancos. Un delantal con una bolsa en la línea media completa su indumentaria. Casi todas usan guantes de goma mientras curan. En la cabeza dero, por dónde van y vienen, con el menor estréII pito posible para no molestar a los enfermos, dis- llevan una toca blanca, ceñida hasta.la mitad de la e (Coniinuación) tintos vehículos y ambulancias con heridos. Los Irente y terminada por detrás en una pieza triangular, que flota en el aire graciosamente, sin estorsalones de pinturas han sido divididos y subdividiEl martes, lo de Julio, en la mañana, visitamos dos para formar enfermerías, gabinetes operatorios, bar en lo más mínimo sus movimientos ni funcioel Grand Palais. Al pasar por la Avenida de los departamentos de camas, de esterilización, de esta- nes . Algunas llevan en el lado izquierdo de la toca Campos Elíseos habíamos visto ya algún rótulo en dísticas. Además de levantar tabiques ligeros, algu- una escarapela; otras cubren aquélla con un lienzo que se anunciaba la reeducación de los mutilados nos de listones y lona, ha sido preciso limitar el de seda fina, de color violeta claro. Estos son los de la guerra, pero no podíamos suponer cuánto y» espacio superior por techumbres sencillas para re- únicos distintivos que diferencian a las enfermeras cuan grande allí dentro se encierra. Asistí a la ducir la altura de la habitación. Sendas estufas y entre sí: a las voluntarias, a las de la Cruz roja y a inauguración de este vasto y grandioso edificio chimeneas, ahora apagadas, dan idea de que se las pagadas por el Estado. cuando la Exposición de IQOO, y el recuerdo de ha atendido convenientemente a la calefacción. En general, están tan versadas en la terapéutica entonces forma la visión' de ahora un contraste Sólo restan intactas en parte, como recuerdo de la, corriente de las heridas y en el valor de la asepsia, Cs'- MI VISITA AL FRENTE FRANCÉS -.D •- V \%. >.1 ' « - "^íl"!. •• m i * i "•* *I '^?a k í 'f--; 10;. y Í:-. ."•; /• -e- Los pefros en la guerra.*—Un perro correo.—Peno con la máscara para los gases asfixiantes.—En marcha. emocionante. Aquellos inmensos salones, donde se exhibían los lienzos pintados y donde nuestro gran Sorolla obtuvo el premio de honor con su cuadro \Ttistes herenciasl, están desconocidos. Aquel patio central, lleno de esculturas admirables, de vendedores de baratijas y de atracciones recreativas, de talleres en pequeño, de estanterías repletas de libros y de estampas, por donde hormigueaban a toda hora, de día y de noche, millares de personas de deioda casta y condición social; aquel murmullo incesante producido por las lenguas más diversas, cual si fuera nueva torre de Babel; aquel recinto de animación y riqueza se halla convertido hoy en una mansión de dolor, en un asilo de caridad y en un inmenso taller de reparación humana. Un silencio general domina el ambiente. El extenso patio hállase cubierto de arena cual un pica- magnificencia del Palacio, las escaleras amplísimas, en alguno de cuyos tramos se ha instalado algún servicio hospitalario. El Mayor Coppin, que nos acompaña, nos refiere que tuvo grandes dificultades para transformar aquellos espaciosos salones en departamentos pequeños, donde instalar debidamente todos los servicios; sólo viendo aquella transformación puede comprenderse el talento organizador del médico jefe M. Coppin. Sólo viendo esta distribución interior, esta riqueza de material sanitario, este acumulo de medios puede admirarse la gran generosidad de Francia, que no ha omitido sacrificio alguno, por grande que fuera, para atender a sus heridos o a su mutilados. La visita empieza por las salas de heridos. Es la hora de cambiar las curas. Una legión de enfer- que el ojo más avispado no es capaz de sorprender una incorrección ni en el momrnto, ni en la manera de practicar las curaciones; están además tan compenetradas con los cirujanos, que, al parecer, se entienden con una mirada, y no se oye mientras se opera o se cura ni una voz descompasada, ni un grito, ni se ve un ademán airado; todo marcha con la regularidad de un aparato de relojería. En varias salas observamos el tratamiento de los heridos por el método deCarrel; este gran cirujano, célebre antes por su método para prolongar la supervivencia de los tejidos, ha aumentado su celebridad con el método curativo de las heridas, con el cual puede vanagloriarse de haber salvado la vida a numerosos traumatizados y de haber evitado la amputación de una extremidad a muchísimos otros. ESPAÑA MEDICA El Dr. Carrel, que se repatrió a Francia en cuan- te, de que la caridad llega a agotarse y de que lo to estalló la guerra, hallábase en estos momentos más duradero y noble es el trabajo, ya que la ocioen los Estados Unidos, sa residencia habitual. sidad da origen a malos hábitos. Esta circunstancia nos privó de la satisfacción y A aquellos que no sentían simpatías por su pridel honor que habrlarnos tenido de estrechar su mitivo oficio, se les permitía frecuentar, durante mano. Allí vimos en su total aplicación este méto- varios días, los diversos talleres, para ver cuál les do, del cual hablaré más adelante con toda su ex- inspiraba mayor afición; a todos se les inculcaba la tensión. idea de que por grande que fuera la mejoría de su Visitamos después el departamento de radiolo- mutilación, no perderían nada de la pensión congía. La instalación-es completa en todas sus diver- cedida por el Gobierno, la cual estaba definitivasas especializaciones. Convenientemente coleccio- mente acordada... Aun más: los que no pudieran nadas^ hay gran número de radiologías, y algunos trabajar en los grandes centros de población, por ejemplares pendientes de las paredes. Hasta él día serles imposible competir con los obreros más avende nuestra visita, se habían hecho 8.000 radiogra- tajados, podían instalarse en poblaciones pequeñas, fías: se han dado días en que el número de éstas donde su trabajo, junto con la pensión, bastaría a ha subido a 50 y 60. Asimismo,ha llegado a asistirse todas sus necesidades. en este hospital 3.000 heridos en un mes. Es indudable que otro de los principios implanEntramos después en la sala del Dr. Menciére. tados modernamente es el de que un obrero debe Este gran cirujano, conocido antes por ciertas inno- empezar su reeducación, no cuando la curación vaciones quirúrgicas, ha ideado un procedimiento "esté definitivamente terminada, sino muy pronto, curativo que comparte, con el método Carrel, la en cuanto su estado lo permita, con tal de que gloria actual de la cirugía francesa. Llámase embal- aquélla no estorbe a su cicatrización. Los amputados samamiento de los tejidos. De este método y del de de pierna o muslo son más susceptibles de colocaCarrel d%ré una idea completa más adelante. El ción que los de brazo, porque aquéllos, sentados y mismo Dr. Menciére nos enseña y nos explica su aun de pie, pueden ejecutar casi todos los trabajos procedimiento con el entusiasmo y detalles que es manuales. de suponer; y, dejando a un lado la pasión de la Vencidas estas dificultades y sentados estos prinpaternidad, pudimos contemplar allí trozos de piel cipios fundamentales, todavía se ha establecido otra y grasa guardados en seco en los cajopes, que n i . organización. En los comienzos de este servicio, los se habían alterado ni despedían el olor d é putre- mutilados que procedían de distintos hospitales de facción propio de todo tejido orgánico privado de París, co netían muchas faltas de asistencia, y la vitalidad. irregularidad de su tratamiento mermaba consideDe un gran frasco con líquido sacó un trozo de rablemente los éxitos. Se inscribían para el tratapiel de 14 centímetros de longitud por seis de an- miento, pero dejaban de presentarse y no era posicho, tratado por su método, y todos pudimos con- ble averiguar ni los resultados ni el grado de su vencernos de' que la piel y el tejido subcutáneo impotencia. De Enero a Agostd de 1915, de 5.571 conservaban el aspecto normal, la tersura y la elas- inscritos, más de i.ooo habían desaparecido sin ticidad de una piel recientemente separada del or- seguir el tratamiento, y 1.200 lo habían interrumpido sin obtener todo el beneficio de la Fisioterapia. ganismo. Vimos luego curar varios enfermos. Una seño- Fué preciso agrupar estos heridos militarmente e rita muy distinguida estaba rasurando el pubis, el instalarlos en unos departamentos del Grand Palais, muslo y la pierna de un herido; otras iban realizan- ocupados por fusileros de marina. Así se formó el do las diversas operaciones que constituyen él em- cuerpo de reeducación física. balsamamiento de las heridas. A mediados de Julio comenzó esta organización. Además de darnos otros detalles el Dr. Mencié- Diéronse permisos para pernoctar en sus casas a re, nos obsequió a cada uno con un folleto expli- todos los heridos que tenían familia en París, y * temerosos de que esta carte de couchage pudiera ser cativo de su procedimiento. Entre ¡os enfermos de la sala, vimos un joven recogida, se demostró que eran esos los que obserque había sido gravemente herido en una rodilla; e! vaban mejor conducta y los más disciplinados. enemigo le había dejado por muerto después deuna De 39 denuncias por faltas de soldados cometibatalla y, abandonado, impotente, incapaz de va- das en tres meses, sólo 29 correspondían a los que lerse, permaneció siete días entre cadáveres, ali- dormían en sus casas, proporción muy reducida si mentándose de las hierbas que hallaba a mano, se tiene en cuenta que algunos días disfrutaban este mieiítras su rodilla abierta seguía manchada con permiso de 600 a 800 heridos. Este cuerpo cuenta tierra y con su propia oriiia. Recogido pOr unos unos 2.200 heridos, y desde su fundación hasta fin camilleros, llegó al hospital con septicemia intensa; de Febrero de 1916 había reunido 8.495 heridos. tratado en esta sala con el método de Menciére, Cualquiera que sea su procedencia, al llegar los hallábase, cuando nuestra visita, en condiciones heridos son inscritos y fichados, medido el grosor de próxima convalecencia. . de sus extremidades sanas o enfermas y la amplitud El mismo cirujano nos habló de un injerto óseo de sección de sus ángulos articulares. Después se les de 10 centímetros de longitud que habrá arraigado somete al examen médico por reputados clínicos, bajo la acción del embalsamamiento. También nos uno de ellos neurólogo. Si esto no es bastante, el mostró un número considerable de fotografías en herido es enviado al gabinete de un médico especolores con las distintas fases que siguen los heri- cialista. Bien seguro del diagnóstico, se define la clase de inutilidad o de incapacidad para ajustaría dos con su método. Terminada la visita d ; la parte quirúrgica, fui- a la pensión correspondiente. • nios a la sección de Fisioterapia y de reeducación. Una organización esmerada vigila al día el exacEste es el centro más importante de Francia en su to cumplimiento de todas las órdenes terapéuticas género. Como tantos otros servicios, ha sido i m - de baños, electricidad, masaje, etc. A fin de evitar provisado para atender a l^s necesidades de la gue- abstenciones, cuando el herido se halla casi curarra; pero en la actualidad posee una organización do, pasa a una sección del manejo de armas y y una amplitud insuperables. Su organización y allí, bajo la inspección médica, hace el ejercicio dirección corre a cargo del profesor Camus. para determinar qu^ clase de arma se adapta mejor En un principio fueron grandes ias críticas, las a su capacidad, y es enviado otra vez al frente. Existe también un taller donde, mientras se van resistencias a vencer, las intrigas a combatir, para agrupar estos distintos servicios. Nuestra raza, con curando, pueden hacer trabajos remunerados gael germen de la indisciplina o con la sátira, esteri- nándose alguna cantidad con que atender sus neliza muchas iniciativas generosas. La perseveran- cesidades. cia y el optimismo de su organizador, y posteriorAdemás, hay un salón de lectura y de recreo. Los mente los éxitos obtenidos, han asegurado la esta- oficiales heridos, una vez inscritos en este cuerpo, bilidad de esta gran obra. La influencia de la rutina son instalados en los hoteles de París, y la comisión contrarrestó muchos esfuerzos. En viendo un am- médica los examina de cuando en cuando. putado personas compasivas y oficiosas, entre las Muchos de los recursos metálicos necesarios cuales figuraban principalmente señoras, pedían para montar algunos servicios de Fisioterapia han para el mutilado empleos sencillos, de guarda-pa- sido suministrados por el Sindicato de garantía de seos, de porteros o de ujieres; pero ante el número la Construcción y por la Reunión de aseguradores. considerable de peticionarios y la imposibilidad Para evaluar la capacidad de trabajo, su fuerza, de colocar a todos, se pensó en la reeducación j en su rapidez, su amplitud, su fatigabilidad; para seactuar sobre la voluntad del mutilado para que se guir el progreso obtenido por el tratamiento; para sintiera inclinado a desempeñar su propio oficio. descubrir los simulados y para apreciar la incapaAsí, se les habló de que la mendicidad es denigran- cidad del trabajo y establecer pensiones y gratifi- caciones, el mismo Dr. Camus ha ideado dos dínamoergógrafos, con los cuales se obtienen indicaciones exactas: uno, que sirve para los grandes movimientos de flexión y extensión de las extremidades, para la flexión de la mano y del pie; el otro para los movimientos de la mano y de la muñeca y las distintas funciones separadas de los músculos. Previas estas explicaciones, empezamos la visita a las diferentes secciones. Vimos un vasto salón donde funcionaban todos los recursos de la Fisioterapia y de reeducación física. Al ver aquella multitud de sujetos entregados con fervor a sus prácticas, cualquiera creería que se trataba dé una racha de locura. Pronto nos sorprendió, al entrar en una sala que a mano izquierda había pequeños departamentos a modo de palcos, donde varios ciegos practicaban el masaje a los soldados. Alguno vimos inactivo, esperando pacientemente que llegara su cliente a entregarse a sus diligentes manos. Nos detuvimos a contemplar su manera de trabajar, y pronto nos convencimos de que lo hacían con delicadeza y maestría. Todos estos son discípulos de la Escuela de masaje que funciona bajo la dirección del ayudante mayor Dr. Guinot, quien, auxiliado de otros médicos y de masajistas de profesión, ha organizado cursos elementales, donde se educa a los neófitos con toda escrupulosidad. Se ha elegido para tal educación soldados de profesiones liberales o prácticos en oficios artísticos. Una sala con varios bancos y mesas, en cuyas paredes penden muchas láminas con grupos musculares, sirve de escuela muy concurrida , Estos desgraciados ciegos, masajistas, encontrarán en este arte la manera de ganarse la vida tan bien o mejor que antes. Allí vimos la sección dé Mecanoierapia con toaos los aparatos más modernos, y en cada uno de ellos se encontraba un soldado practicando pasivamente los movimientos que le imprimía la máquina, haciendo que sus articulaciones adquiriesen la flexibilidad perdida, y que sus músculos reeducaran en la contracción y en la asociación de movimientos. Mientras unos pasaban por unas pasarelas de madera tendidas en el suelo y con listones transversales para graduar la distancia a que debían lanzar los pies, en la marcha, otros subían y bajaban una escalera inclinada para adquirir la seguridad que les faltaba en la marcha por las pendientes. Había otra sección de Termoterapia, para tratar por medio del calor y del frío las inflamaciones crónicas, los empastamientos; otra de Hidroterapia con baños, duchas y, sobre todo, con baños locales, que ofrecían la novedad de tener el agua corriente que sale por dos grifos opuestos, describe un círculo alrededor del brazo o de la pierna y produce la acción de un masaje intenso, nada molesto. La electroterapia con fines terapéuticos y diagnósticos completa esta sección. En seis meses se han atendido en este servicio 8.500 heridos. La eficacia de esta asistencia es grande; baste decir que- han salido de nuevo para empuñar las armas, completamente reparado", 3.133 heridos; de ellos, 2.676, esto es, el 80 por 100 han sido aptos para el servicio militar activo en todos los cuerpos; 457 han pasado a desempeñar servicios auxiliares, y 215, el 7 por loo, inútiles totales para el ejército, pero capaces para desempeñar un oficio sedentario; así y todo, además de defender la vida de ios mutilados, se alivia al Estado francés y a las compañías de seguros de la enorme remuneración vitalicia. El profesor Camus calcula que, desde su .fundación, el cuerpo de reeducación física ha obtenido un rendimiento de 20 millones de francos. Existe además otra sección del radio; una dama muy distinguida, de mirada inteligente, la doctora Laborde, se halla sentada ante una mesa, y nos muestra pequeñas barras metálicas, en las cuales tiene 0,05 de radio, con cuyas emanaciones ha logrado curaciones increíbles. Ella nos dice que la especialidad, de su tratamiento consiste en haber obtenido resultados sorprendentes por medio del filtraje del'radio en las adherencias tendinosas de los flexores del antebrazo, que producen flexión forzada y constante de la mano. Con mantener aplicada quince o diez y ocho horas seguidas una placa de radio sobre los músculos contracturados, la filtración de las emanaciones de radio da flexibilidad a los músculos, y éstos parecen curados y lo» movimientos de la mano, normales todavía; nos habló de un caso de sarcoma curado mediante el enclavamiento de un trocar con radio en el espesor ESPAÑA MEDICA •¿•M^/i^^l i-ftftfC^ WPP^'^'^^SS^'^ En el puesto de acecho. t%5. -Av?: La partida de los perros. de la masa neoplásica. Varias fotografías hechas totes y después de la aplicación demuestran sus afirmaciones. Seguidamente visitamos las salas de moldeado en jaso y los talleres de aparatos protésicos para la reeducación. Diversas cubetas con yeso, moldes de extremidades amputadas para adoptar sobre sus muflones los aparatos de protesis, de parte metálica, sobre celuloide o sobre cuero, todo esto, constituye un vasto museo en que se encuentran trabajando activamente los ortopédicos para substituir, de la mejor manera posible, los órganos destruidos por los proyectiles o amputados por el cirujano. Continuando la visita entramos en un departamento en que se aprecian las cualidades del piloto aviador. En un principio, cuando había escasez de aviadores, se prescindía de este examen; hoy, por las ventajas que la práctica ha demostrado, tanto para el mismo piloto como para los observadores o pasajeros, pajra entrar en el cuerpo de aviadores, cada aspirante es sometido a un examen de aptitud en este gabinete. La instalación consta de un cronómetro eléctrico de D'Arsonval. És un cuadrante dividido en loo partes; una aguja movida por un aparato de relojería da la vuelta entera en un segundo; así s? aprecian centésimas y medias centésimas de segundo; un electroimán animado por tcumulador o por una pila de bicromato actúa sobre el pivote de la aguja; ésta permanece quieta cuando pasa la corriente y gira cuando ésta se halla interrumpida. Un martillo sirve para producir impresión en el examinando, interrumpir la corriente y dejar circular la aguja. Un resorte, al ser comprimido, establece la corriente y detiene la aguja. Al golpear con el martillo sobre la misma se interrumpe a corriente y la aguja gira como; y como el exami- nando al oir el ruido debe apretar el resorte, éste permite el paso de la corriente y la aguja se detiene en el cuadrante del numero de líneas que hay entre el punto de marcha de la aguja y el de parada, ex^ presa el número de centésimas por segundo que ha tardado en percibirse la sensación auditiva por un movimiento. Para apreciar las inspiraciones torácicas se da con el martillo sobre un punto cualquiera de la pila examinando; para las reacciones psicométricas de la visual se hace mirar al cuadrante, se comprime el martillo con fuerza pero sin ruido, gira la aguja; y en cuanto ve girar, debe apretar el r e sorte para pararla. Se repiten las pruebas lo veces seguidas, se obtiene la medida de una de ellas y ésta es la que se anota., Se reputan como aspirantes buenos aquellos que dan una cifra media de ig centésimas de segundo para las reacciones de origen visual, y para las auditivas y táctiles. Además se investiga la intensidad y la duración de las reacciones emotivas, midiendo el ritmo cardíaco, el respiratorio, las modificaciones vasomotoras periféricas y el temblor. Estando en completa calma el sujeto inscribe en un tambor todas estas funciones; de pronto se disparan varios tiros de revólver, se enciende un foco de magnesio y, se aplica en la piel un pafio mojado en agua muy fría; entonces se aprecia la intensidad y la duración de la sacudida nerviosa. Esta exploración de los centros psicomotores superiores y de los otros vegetativos dan una idea exacta del valor y de la estabilidad del sistema nervioso. Se investigan también con los dinarnos-ergógafros el grado de fatiga para los movimientos de las extremidades; además se utiliza el examen clínico. ' Después de haber examinado en alguno de nosotros la prontitud e intensidad de las reacciones psicomotoras, vamos a visitar las secciones de perfeccionamiento en gramática, caligrafía, dibujo, aritmética, comercio, arquitectura, escultura, dibujo de adornos y artes útiles. Es una Escuela de Artes y Oficios para cojos, mancos, que a ella van para perfeccionarse en el oficio que antes d é l a guerra tenían o para aprender el que adquieren de niievo. En una de aquellas secciones, en la de dibujo d e adorno, tuvimos la satisfacción de encontrar como director a 1). José Soler, catalán, que nos preguntó con suma alegría por varios amigos suyos de Barcelona. Dr. Martínez Vargas. (Se coniinuará). Gran sala del Hospital 28 bis. Atravesando los gases. NOTA C L Í N I C A Lis aines le [aini La extirpación total de la laringe, considerada como el tratamiento más completo de las neoformaciones malignas de dicho órgano, y contando con los paladines de Perier, en Francia, y Gluck, en Alemania, viene practicándose desde ha tiempo y con mayor entusiasmo, por ser los éxitos más lisonjeros, desde que la anestesia quirúrgica local entró de lleno bajo el dominio de la otorrinolaringología; pero a pesar de esto, faltaba todavía a l g o q u e p r e servase a los enfermos extirpados de las nefastas si que también frecuentes recidivas que coartaban la acción del cirujano, haciendo más sombrío el juicio que habría de formar sobre el pronóstico postoperatorio, pues en más de una ocasión habrá observado el que a esta especialidad se dedique que enfermos considerados como buenos casos para ser operados, bien por la limitación del tumor, bien por no haber roto la masa neoplásica el estuche cartilaginoso laríngeo; en una palabra, por reunir todas aquellas condiciones que permitieron distinguirlos del grupo de los inoperables, después de practicarles con excelente éxito la laringuectomfa total con extirpación de ganglios, etc., y cuanda mayores garantías parecíamos tener, al cabo de un año o afio y medio, y a veces antes, la desagradable presencia de un nuevo brote tumoral en la reciente cicatriz o en algún ganglio délas regiones vecinas, venía a desilusionarnos ante la perspectiva de una lucha muy desigual contra enemigo tan terrible con tan pobres armas, haciéndose cada vez mayor el número de médicos, entre los que se encontraban no pocos especialistas, que consideraban improcedentes esta clase de intervenciones. Al cabo del tiempo, y en época relativamente reciente, pues era el año 1901, cuando Daulos, de París, ensayó por primera vez las substancias radioactivas en los casos que a él acudían a su consulta del Hospital de S. Luis, de tuberculosis y neoplasias cutáneas, siguiéndole en sus estudios Tremolieres, Fonveau de Courmelles, Dominici y sus discípulos; Cheron, Barcat, Rubens, Duval, Desgrais, Vickliam, Abbé, Morton, Einhorn, Finzi, Calatayud, Recaséns, etc., etc., extendiéndose cada vez más el empleo de los cuerpos radioactivos como tratamiento específico del cáncer de todas las regiones, quedando sentado como hecho indiscutible que las neoformaciones sufren ante la presencia del radium una perturbación en sil metabolismo ordinario, existiendo en consecuencia casos de curación permanente por la total destrucción del tumor, y otros de alivio temporal; pero en unos y otros casos es innegable la negación de su influencia, que nos induce a comunicar este pequeño avance casuístico, mientras que la seria y desapasionada observación nos haga desechar algunos juicios mientras admitamos otros, así como también la relación de cantidad y tiempo en proporción con la calidad ^ e x tensión de la enfermedad ESPAÑA Claro es que, por los defectos naturales de técnica, aquellos órganos más difícilmente asequibles, como la laringe, esófago, pulmón, etc., han encontrado más tardíamente los benéficos resultados de la radiumterapia, teniendQ además en cuenta, en lo que á la laringe se refiere, que como órgano de doble función respiratoria y fonatoria, unido a su situación topográfica, constituyó su tratamiento ra-» diumterápico directo un camino lleno de dificultades, puesto que la aplicación endolaríngea continuada llevaba consigo la perturbación respiratoria por oclusión de la glotis con el portarrádium; así hubimos de practicar siempre la traqueotomía en aquellos enfermos inoperables de extirpación, consiguiendo el doble objeto de mantener la laringe en reposó, y poder introducir el instrumental apropiado que obstruía, como indico anteriormente, la escasa luz que tenía la glotis, obteniendo resultados y éxitos tan diversos aunque nunca perjudiciales, los cuales, unidos a un estudio sobre el instrumental para radiumterapia laríngea directa sin previa traqueotoinía, serán objeto de un trabajo posterior más extenso. Por todas las razones expuestas anteriormente, y queriendo evitar la reproducción de neoplasias en los enfermos cuya laringe había sido extirpada por cáncer, no dudamos en aplicar sistemáticamente el tubo de radium junto a la cicatriz, tanto por fuera como por dentro, y sobre todo teniendo por norma en todos nuestros enfermos que siempre que sea posible el bisturí debe extirpar cuanto esté a su alcance, para después facilitar la radiumterapia, que será practicada posteriormente, excepto en aquellos casos en que nada puede hacer la Cirugía, y entonces acaso el radium traiga al dominio dtl bisturí lesiones que antes no lo estaban. Tal es nuestro proceder en los enfermos qué concurren a la consulta de la Casa de Socorro de Palacio, bajo la dirección de mi padre, coronando los resultados más lisonjeros nuestros esfuerzos. Claro que cabe pensar que quizás sin radiumterapia los resultados hubiesen sido análogos; pero hoy día, y en el estado actual de la ciencia médica, que cuenta con estos recursos tan poderosos, hijos del estudio de los Curie y de Bémont, es remedio que no debe dudarse en aceptar, y sobré todo en los enfermos extirpados de laringe por cáncer, para evitarla temible recidiva, sancionándose una vez más aquel proverbio que d i c e «Prevenir es curar». D r . José M a r í a B a r a j a s y de Vilches. • ^ ••-•-•^ • nifestaciones a distancia en diversos aparatos: exantemas (herpes, urticaria, púrpura, conjuntivitis), dolores articulares y musculares, calambres y trastornos vasomotores, tetania, temblores, desdoblamiento del segundo nudo, bradicardia, albuminuria, etc.; en suma, pueden constituir un antecedente que se ha de tener en cuenta en la etiología de cierto número de desórdenes, no solamente de las funciones digestivas, sino también de los aparatos renal, cardiovascular y nervioso. La intensidad de las lesiones hepatorrenales explica la gravedad de las gastroenteritis coleriformes, que el autor llama uromígenas, y que la bacteriología no permite referir a una causa microbiana determinada. Tocante a las disenterías, parece que al lado de las amibas y de los bacilos específicos otros microorganismos pueden, más raramente, dar lugar al sínd'ome. Desde luego, en presencia de disenterías puramente clínicas, es decir, de aquellas cuya naturaleza no puede el laboratorio precisar, es de prudencia aplicar el tratamiento amibiano o la sueroterapia antidisentérica, o también combinar estas dos medicaciones. BACTERIOLOGÍA DE LAS HECES EN LA DIARREA IN- FANTIL, p o r W . R . Logan. T/ie Lancet, número 4.863. Logan ha examinado detalladamente la flora de las heces en 14 de diarrea en niños de lactancia artificial. La flora normal difiere según el régimen alimenticio; en el niño alimentado con la lactancia artificial se nota, relativamente al niño nutrido con la leche de la madre, una disminución del número de microbios acidófilos, un aumento de los bacilos del grupo coli y de los cocci, y la presencia de gérmenes que no hace fermentar la lactosa. La aparición de la diarrea coincide con una acentuación de la diferencia entre las dos floras, acentuación tanto más marcada cuanto más grave es la diarrea. El autor anota que es probable que los microbios acidófilos ejerzan una influencia favorable impidiendo la cultura de los bacilos que no hacen fermentar la lactosa. En los niños sanos, el autor ha aislado, seis veces en veintiún casos, bacilos que no hacen fermentar la lactosa, y los ha aislado once veces en 14 casos en niños diarreicos. El bacilo núm. i de Morgan se ha encontrado en el 9 por loo de niños sanos y en 35 por 100 de niños diarreicos. Los bacilos que presentan los caracteres bioquímicos de los disentéricos, pero inaglutinables por el suero correspondiente, han podido ser aislados en 21 por 100 de casos de diarrea examinados; Logan nunca los ha hallado en las heces normales. Finalmente, el autor citado formula la siguiente pregunta: ¿los bacilos que no hacen fermentar la lactosa, son los agentes reales de la diarrea infantil, o bien la cultura de ellos en el intestino debe considerarse como un factor secundario? \m w iii Y m u N O T A DE LA ADMINISTRACIÓN SANITARIA ITALIA- NA SOBRE LAS REVACUNACIONES ANTITÍFICAS Y ANTICOLÉRICAS, presentaoa por el profesor Santolfquido, delegado de Italia en el Comité de I'Office International d'Hygiene publique. He aquí las conclusiones con las que sintetiza dicha nota: Las revacunaciones contra la fiebre tifoidea y contra el cólera son muy suficientes para sostener, en los individuos ya vacunados, un estado de inmunidad útil para la profilaxis de estas dos enfermedades. Si se ha hecho bien la primera vacunación es bastante para alcanzar el fin deseado; hacer una sola inoculación transcurrido un tiempo que no pase de un año después de la primera vacunación. La cantidad de vacuna útil para esta inoculación única no debe ser inferior a la empleada en la última inoculación correspondiente a las primeras vacunaciones. La mejor época para hacer las revacunaciones antitíficas, en masa, es el invierno; para las revacunaciones anticoléricas, la primavera. ENTERITIS SIMPLES-Y DISENTERÍAS, por Ch. Le- sieur. Páris Medical, pág. 6Q, 1917. De sus observaciones, de orden clínico y bacteriológico, referentes a 1.230 cases, durante seis meses, en un servicio especial de contagiosos en el frente francés, Lesieur concluye: que las enteritis (disentéricas o no), determinan frecuentemente ma- SOBRE LA EPIDEMIOLOGÍA Y LA PROFILAXIS DEL TIFUS EXANTEMÁTICO, por Fonyo. Tke Journal of the AmetHan Medical Association, vol. LXVíll. Esta monografía sobre el tifus exantemático y los piojos resume casi completamente los conocimientos actuales sobre dicha enfermedad y su diseminación . Fonyo afirma que el piojo del cuerpo muere al cabo de cinco días, si durante este tiempo-no puede nutrirse de sangre humana. El desarrollo de las liendres se hace en dos o tres días; y si los piojos jóvenes se hallan privados de sangre humana, mueren también en cuatro p cinco días. Por consiguiente, en un local cerrado durante dos o tres semanas infecto d e piojos, dicho local, y a la vez el alejamiento del mismo de todo ser humano, debe ocasionar la destrucción total de los piojos. La envoltura exterior del piojo es fuertemente resistente a las acciones del agua, de los ácidos y de los álcalis. En revancha, el aparato respiratorio del piojo es muy sensible a los gases, y sus emanaciones pasan al protoplasma. Esto explica el efecto real producido por los ungüentos mercuriales, por el hecho de sus emanaciones. Los aceites, a base de éter, la bencina y el agua amoniacal, en la dilución de 10 a 25 por 100, dan también buenos resultados para hacer huir o destruir el parásito! Este MEDICA es tan prolífico que, según Seuvenhock, la descendencia de un solo piojo puede, al cabo de ocho semanas, alcanzar un total de cinco mil unidades. Llama especialmente la atención el autor sobre el hecho de que si se quiere despiojar a varias personas, deben éstas someterse simultáneamente a las operaciones de desinfección necesarias: basta que una sola quede con piojos para que el buen éxito de la desinfección se vea comprometido. Dr. M a r i a n o Bellogín. [Qué rñustios y cariacontecidos volvemos de las excursiones veraniegas! Tropezamos con los compañeros en la calle y, a través del color tostado de sus rostros, se adivina allá una intranquilidad interior, una especie de desconsuelo, como dice la gente del pueblo para expresar la astenia. Todo se explica. Estiraron los pies más de lo que les permitía la manta, y en el momento de pagar el hotel y tomar los billetes de regreso, sintieron una anemia en la cartera, agravada en los primeros días de Octubre por el pago en Madrid de las cuentas atrasadas, la casa, el teléfono, el picaro impuesto de inquilinato, e t c . , etc. Claro que todo cesa cuando os cogen a tiro o van a la tertulia de los amigos. Entonces, ¡qué de proezasl, ¡qué de casos clínicos!, ¡qué de ganar dinero! —Calle usted: pasé el verano trabajando. La Marquesa de X, que veraneaba al lado nuestro, tuvo a los chicos enfermos y me pidió de favor que los visitara. Yo me negué, pues no iba más que a descansar; pero insistió tanto la pobre señora, que no tuve más remedio. Claro que me ponía el automóvil. —Pero ¿no eran ustedes vecinos? El galeno, atarugado: —Bueno, sí; pero para la vuelta. —Pues yo no les digo a ustedes nada. ¿Recuerdan aquel accidente de automóvil de un banqueroyanqui? Pues cinco amputaciones. ¿No han leído aquel vuelco de motocicleta de un político chino^ Pues una desarticulación. {Conocen la princesa Bebé? Pues un aborto. Imposible, amigos, imposible. Y así fantasean que es un primor. La obsesión de los títulos y la gente gorda les dominan. Algo hubo de verdad. La Marquesa vecina era una salchichera de Lavapiés; el banquero era el recaudador de contribuciones de Villadiego, y la princesa en trance, la hija de una casera que había tenido un desliz un día de romería. Y, oyéndolos extasiados cómo vacían la guía diplomática, me pregunta uno de ellos: —¿Y usted. Cauterio, no visitó a nadie? —Sí, señor, al verdugo de la Audiencia, que tenía una parálisis en las manos por falta de uso. - ¡Hombre, el verdugo! —Es el único cliente decente que ustedes me dejan. Dr. C a u t e r i o En el cuarto de guardia Queriendo BougainVille ser elegido académico,, fué a pedir a Duelos su voto, y, entre otras cosas, para hacerle más fuerza, le dijo: —Quisiera ser elegido ahora, porque estoy muy mal de salud y viviré poco. —¿Creéis - le respondió rudamente Duelos — que entre las atribuciones de la Academia está la de dar la Extremaunción? Cierto rey, habiendo tenido noticia de que en unpueblo había un individuo que se parecía mucho a él, le hizo llevar a su presencia, y le preguntó si su madre había ido alguna vez a palacio. — Nunca, Majestad—contesto aquél—; el que alguna vez vino fué mi padre. ESPAÑA MEDICA EL ARTE EN LA MEDICINA EL DOCTOR Y EL PINTOR FORNS f !l. ^ •; .<: f • I ••• •f.'•• •I» m* . . :<=** J^^S^ k •>r%: »•- „ ! sale de Madrid para dedicarse de hecho a la pintura, haciendo excursiones a Cataluña, norte de España y Francia, de cuyos puntos vuelve trayendo verdaderas colecciones de esfudios e impresiones de color de templos, calles, jardines, marinas y montañas, verdaderamente importantes. Con la particularidad de que el Dr. Forns no tiene, como a generalidad de los pintores, una pauta, una nota; lo una manera de interpretar la Naturaleza, no Forns es variable en su manera de expresar las formas; en sus obras da a cada hora del paisaje una tonalidad ajustada al ambiente poético luminoso, envuelto o grisáceo del natural, ante el que adopta el procedimiento pictórico más en armonía con los aspectos de ios rincones que pinta, resolviendo la obra sobre bases de entonaciones armónicas y con más o menos gruesa de color. Artista que puede trabajar sin intención de lucro, reúne en su casa, verdadero museo de antigüedades, un sin fin de estudios e impresiones de todas castas y tamaños, porque además de las cualidades expuestas reúne la de trabajar con una rapidez inconcebible. Tiene; pues, Forns una gran personalidad en el arte; por su constancia, por su labor y méritos se ha colocado a la altura de los mejores maestros en el género, dentro de las exigencias modernas y de la manera de ver el arte puro en la actualidad. Interrogado acerca de su entusiasta pasión por la pintura, decía con la ingenuidad que caracteriza s a g r a n modestia: —Pero, mi querido amigo, si yo lo hago por medicación psíquica; si lo que yo necesito es precisamente variarle el disco al fonógrafo cerebral. L a vida intensa y continua de trabajo en cualquiera de las dos ramas de nuestra predilección, ciencia ó arte, es no tan sólo una cosa abrumadora sino hasta morbosa. Salir de una para refugiarse en la otra, es el placer de los dioses, es la salud de nuestro es El.Dr. Forns trabajando en su estudio Me cabe la satisfacción, sino de haber descuAmante de la Naturaleza, se pasaba las horas que bierto la ubicuidad de facultades del Dr. Forns, al le permitían sus estudios pintando paisajes y marimenos, de haber sido el primero en hacer informa- nas para oxigenarse. La carrera le obligó más tarde ción periodística de este insigne catedrático de la a abandonar el arte puro para trabajar en el de Facultad de San Carlos, que es a la vez uno de aplicación; dedicado a la especialidad de garganta, niiestros grandes maestros contemporáneos de la nariz y oído, pensó, proyectó y realizó los magnífipintura. cos cuadros anatómicos que se admiran en su clase Rafael Forns no ha surgido artista por casuali- de la Facultad de Medicina. Miden éstos dos medad o elección; no es un pintor que se haya reve- tros de alto por uno de ancho; están hechos a la lado del momento, no. Desde muy niño manifestó , acuarela con una prolijidad y una perfección notadecidida vocación a las bellas artes-, estudiante de bles en todos los detalles ampliados. segunda enseñanza, acudía a los talleres y estudios El oficial de Alfonso, nuestro compañero Lope, de pintura y escultura de los artistas amigos de su que nos acompañaba, hizo la reproducción de un íarailia; se hizo discípulo del escultor Rosendo No- corte de tráquea, del que ofrecemos una reproducvas y llegó a modelar bastante bien; pero la apari- ción. ción de un principio de hemoptisis le obligó a camSin abandonar sus estudios artísticos de aplicabiar de vida, y por prescripción facultativa dejó, ción a la ciencia profesional, siguió pintando por con gran sentimiento, los palillos de modelar, tro- amor al arte. Durante el período de vacaciones, el cándolos por los pinceles. Dr. Forns, en cuanto se lo permiten sus enfermos, •i'^f~^ Sección de la tráquea. Cuadro anatómico de grandes proporciones, original del Dr. Forns. píritu. Son sus campos tan distintos, son tan varias sus impresiones y tan distintos sus efectos, que en su ponderación se equilibran; el uno, nos nutre la !.f '.illinr , • '•'•-•'f^' './••-^W '4, '^^ i.-.v*fí. »»•. fjfí i "'Í:jfif'^^'*%:^*ii rJ^g^ai^HE:—THtasjhv Dos obras del Dr. Forns. - L a Avenida de la Opera en París y apunte de calle en París. ESPAÑA fantasía, despierta en nosotros el amor a la Naturaleza, a la vida ingenua; la otra, nos inquieta, nos preocupa, nos mete en un puño los sentimientos, nos conduce al empirismo árido en donde se entumece el corazón. Así, pues, se hace necesario el revulsivo de los problemas algebraicos y facultativos, y éste no se encuentra en otra parte sino en las flores, en el sol y en las apacibles manifestaciones de la Arcadia de la Naturaleza. Y charlaba mientras iba mostrando una y otra impresión de aquello mismo que decía; de aquel producto maravilloso de !a farmacopea del arte en aquellos preciosos prados de Versalles, en las iglesias de París y orillas pintorescas del Sena; después aparecían las originales y típicas calles de Fuenterrabía y sus playas. De Barcelona, excelentes impresiones del puerto, muy luminosas, al lado de valientes trozos de la gig§inte montaña de Montserrat. El acueducto de Segovia, la catedral, paisajes de Cercedilla. En suma, 128 originales pintados en dos meses, del tamaño de se centímetros de ancho por 40 de alto. Once y pico metros de tela pintados al aire libre, con minuciosidad de detalles y muy bien pintados, es la última obra del insigne médico y prodigioso pintor, honra de las dos clases,*Rafael Forns. J. Blanco Coris niPiiiiofiL Las comunicaciones hechas a nuestras sociedades sobre megacolon sigmoideo adquirido, que han sido algo frecuentes, se refieren a casos en los cuales se ha extraído previamente el bolo por maniobras manuales externas. Es decir, que se han hecho dos operaciones o una en dos tiempos, siendo la resección complementaria de la extracción y habiendo necesitado ésta del etñpleo de una anestesia total por eterización o por inyecciones intrarraquídeas. Se ha tenido, en general, como contraindicación lá presencia del bolo para operar sobre el colon, por cuanto el estado congestivo, que causa en las paredes esta presencia, aumentaría más íás dificultades para la sutura que son características del megacolon por la alteración estructural que se produce en todas las capas cólicas. En principio, es mejor opeíar con la S ilíaca limpia, como con el estómago vacío para cualquier operación sobre este órgano; pero sucede a veces que es imposible extraer la masa fecal ya sea a mano, ya sea con instrumentos, aun cuando se administre anestesia general al paciente, y lo único que se consigue en tales casos es aumentar la rectitis y la sigmoiditis que ya existen y hacer correr el riesgo de que estos procesos se propaguen a todo el colon. Entonces, ante la dificultad de extraer el bolo a mano por sus vías, se ha recurrido al procedimiento de la expresión por laparotomía, lo cual pone en mayor peligro al enferno, pues mientras se ex- ^ prime a vientre abierto, sale por el recto t o d o ' el contenido intestinal eoñ grandes riesgos de la asepsia. El ano de Nélaton no ofrece tampoco mayores garantías, ya se lo practique en uno 6 en dos tiempos, pues es muy difícil vaciar el colon entero por una fístula del ciego, y además exigirá otra operación, qué es el cierre de esa fístula. La presencia del bolo, es decir, de su parte principal, la masa de materias solidificadas no coiisti-* tuye, a nuestro juicio, una contraindicación absoluta, porque se puede seccionar el colon por encima a buena distancia del tumor y por debajo también lejos del mismo. La esterilización de la pared intestinal no se obtiene nunca, aunque se haya sacado el tumor; lo que se llega a obtener es la disminución de la reacción inflamatoria de la mucosa, y se puede.llegar al mismo fin a pesar de la presencia del bolo, poniendo el intestino en- reposo y haciendo lavajes de la parte inferior. En nuestro enfermo se intentó una vez bajo anestesia intrarraquídea la extracción manual y no se consiguió; no se intentó una segunda vez, porque conocemos los peligros qug entrañan esas operaciones manuales repetidas. ¡Quién no ha visto u oído decir de alguna perforación hecha por el dedo que busca estando el colon pelviano acodado en la fosa ilíaca y a veces hasta en el epigastriol Cuanto más largo son el meso y el colon, más difícilmente se extrae el bolo, si se ha situado un poco alto en el asa ilíaca. " Y antes que decidirnos por la expresión por laparotomía, hicimos directamente la colectomía del intestino lleno, y, el resultado postoperatorio ha sido como. el de la mejor colectomía del colon vacío. La historia habla más en favor de la prueba que todos Jos considerandos que hiciéramos. Hospital Alvarez, sala I. Nicolás M., argentino, cuarenta y cinco años, soltero. Antecedentes hereditat ios. —Sin importancia. Antecedentes personales.—Ha tenido blenorragia. No ha tenido sífilis. Es alcohólico moderado y fumador. Hace cinco meses tuvo neumonía, permaneciendo en cama un mes y medio. No ha, tenido otras enfermedades. Enfermedad actual.—Manifiesta el enfermo ser constipado desde hace ocho a diez años más o menos. Sus evacuaciones han sido escasas y cada dos o tres días, por lo que frecuentemente se veía en la necesidad de tornar purgante. La constipar ción se ha ido acentuando cada vez más, y cedía bien a las purgas que tomaba: en los últimos tiempos, una por semana. Siempre conservaba el apetito y las fuerzas para el trabajo de campo; tenía constantemente dolor de cabeza y decaimiento; su alimentación ha sido siempre carne. Tres meses antes de ingresar al hospital, pasó quince días sin tener una deposición, y al cabo de ese tiempo notó la aparición de un pequeño tumor del tamaño de una naranja, situado en el lado izquierdo del vientre, por encima de la espina ilíaca anterosuperior. Desde esa época, en el espacio de cuatro meses ha movido sólo cuatro veces el vientre, previa la acción de un purgante o enema abundante. Desde entonces el tumor ha aumentado de volumen, hasta el de una cabeza de feto. Estado actual.—(Febrero de 1917): Es un hombre de buen desarrollo muscular y óseo; regular panículo adiposo; algo enflaquecido; piel amarillenta y sudorosa; no tiene deposiciones, sino muy escasas, con enemas: ninguna espontánea. Cuello: no hay ganglios palpables ni puntos dolorosos; tórax normal; pulmones y corazón no ofrecen nada de particular. Abdomen: a la inspiración se le nota abovedado, sobre todo hacia la parte media y desde la región del ombligo para abajo, donde forma una saliencia visible, del tamaño de un huevo dé avestruz; en las fosas ilíacas y en los flancos del abdomen está deprimido . A la palpación se nota un tumor intraabdominal, del tamaño de uraa cabeza de feto a término, pero alargado en el eje longitudinal, situado a una palma de mano por encima del pubis y extendiéndose hacia arriba, hasta cuatro dedos por debajo del apéndice xifoides y lateralmente hasta tres dedos por debajo del reborde costal de ambos lados. Es de consistencia pastosa, irregular; ejerciendo presión se nota cierta blandura; es móvil y fácilmente desplazable, pudiendo descender hasta el pubis; los movimientos laterales son también bastante extendidos, llegando hasta la fosa ilíaca derecha; no hay adherencias con los órganos abdominales profundos, y está situado inmediatamente por detrás de la pared, sin interposición de asas intestinales. Es mate a la percusión en toda su superficie y la macicez se continúa con la sonoridad del colon; al hacer presión sobre el tumor, el enfermo acusa deseo de orinar y de defecar. Otros órganos abdominales, bien; orina ídem; riñon, vejiga y próstata, nada anormal. Diagnóstico.—Bolo fecal del colon izquierdo. Bajo anestesia intrarraquídea con estovalna (0,06 centigramos), se intentó la extracción manual del bolo, ayudándose con presión sobre la pared del abdomen, sin que se pudiera extraer sino pequeñas cantidades de materias situadas en la porción inferior, y sin que se alcanzara la masa principal del bolo. Con enemas repetidos de aguaijabonosa y con inyecciones de hipofisina, se consiguieron algunas deposiciones en los días siguientes a las tentativas MBVIGA de extracción manual, pero sin que disminuyera el tamaño del tumor en forma considerable. Como no se consigue desobstruir el vientre, se decide la operación, cuya técnica fué la siguiente: Operación.—(Mayo 1 de 1917): Anestesia general por éter. Posición de Tréndelenburg; incisión izquierda de 12 centímetros por encima, y por debajo del ombligo se abre el peritoneo a través de las fibras del músculo recto anterior del abdomen. Se ve el tumor que forma la S ilíaca, aumentada de volumen por su contenido, y que no contrae adherencias con los órganos vecinos. Como el mesocolon es largo, se logra fácilmente exteriorizar el tumor, cuya situación intraabdominal era por encima de la pelvis.. El bolo está contenido en el colon íleopelviano. Se colocan pinzas de coprostasia por encima y por debajo del tumor; a tres centímetros de donde se va a seccionar, se colocan pinzas de Kocher, por donde se trazará la sección. Se ligan las arterias cólicas izquierdas, media e inferior (sigmoideas). Se secciona el intestino con termocauterio y el mesocolonen cuña. Se tocan los bordes intestinales con yodo. Se ligan los pequeños vasos que sangran del meso y se sutura sus superficies de sección sin que quede ningún plegamiento. Se sutura el intestino cabo a cabo; como la superficie de sección del segmento inferior es algo más amplia que la del superior, es necesario, al afrontar las mucosas, hacer un plegamiento en la sección inferior, sobre todo en su cara anterior, donde se toman dos puntadas de mucosa por una que se toma en la superior; se hace dos planos de sutura seroserosa, y queda perfectamente la continuidad intestinal, y por el recto se lleva un tubo esofágico a* través de la anastomosis; se deja un pequeño tubo de drenaje en el Douglas (que se retiró a las veinticuatro horas); a los cuatro días se sacó el tubo rectal; la operación se ha efectuado completamente , extraabdominal. Las consecuencias post operatorias han sido de las más simples; la herida cura por primera; el enfermo se levanta a los catorce días, y desde que se levanta mueve el vientre espontáneamente. Altualmente, a los dos meses y medio de la operación, ha aumentado ocho kilos de peso; come con buen apetito; tiene fuerzas para el trabajo; tiene una cicatriz resistente, y evacúa su vientre diariamente, sin ayuda de ningún agente y en forma copnpletamente normal. La presencia del bolo no dificultó en nada la técnica operatoria y las consecuencias han dado la razón a la manera de proceder que en ninguna forma ha sido temeraria, pues es menos grave que la expresión por laparotomía y más breve y. también menos grave que el vaciamiento del colon por un ano artificial. Dr. Alejandro Ceballos. caracterísiicas clínicas de los procesos siliifticos neruiosos Acertada es la denominación de Kineckee sobre el flujo y el reflujo de los síntomas, alternativas que constituyen una característica de la sífilis cerebral; así vemos cómo estados soporosos alternan con accesos maniacos violentos, y cómo la disminución de la inteligencia no se revela por una apatía permanente, sino que el enfermo pasa días y semanas enteras sin alteración ninguna, hasta que más tarde viene la apatía, atontamiento o demencia; lo mismo ocurre con los síntomas indirectos, y a la polidipsia y poliuria siguen períodos de sed y eliminación urinaria normales. La característica cefalalgia, que es fiel acompañante a todas las lesiones craneales, meníngeas, arteriales y cerebrales luétieas, sean del tipo anatómico y grado que quieran, desde la sencilla congestión a las producciones gornosas, aun en los gomas circunscritos voluminosos, que actúan más como cuerpos extraños que comprimen que no por su escasa riqueza treponémica, tiene, no sólo grados muy distintos en el horario del día, dominando la mayor tenacidad por la noche, cefalea nocturna preferente que se debe, no sólo a un ciclo evolutivo del parásito, que en gran parte a condiciones adversas que a la circulación perturbada por la ESPAÑA MEDICA electividad vascular que tiene la sífilis crea la posición horizontal o declive que aumenta la congestión, sino que en épocas adelantadas de la progresión morbosa, una calma más o menos completa sucede a cefalalgias, que en paroxismos de días y semanas se sucedieron. De modo análogo se comportan diplopia, ptosis y rigidez pupilar, y el importante signo de la hemianopsia temporal fugaz, trastornos visuales transitorios a temporadas. Aun cuando la localización sea en plano más profundo que el osteomeníngeo y,radique ya en el vascular, cerebral o en la propia substancia, si bien la mayor gravedad que da la mayor profundidad suele traducir otra forma clínica en la que dominah las hemiplejías hemiparesias o fenómenos bulbares, aun en éstos hay esas alternativas que hace concebir esperanzas con un curso de años, y sólo tras de varios recidivas se hacen los reblandecimientos irreparables dé síndrome afásico-facioparalítico-braquial, si está en las dos primeras ramas silvianas, frontal inferior y ascendentes frontal y parietal; pero bien entendido, es otra característica de estas enfermedades cerebrales la participación o fusión de distintos planos en el foco, que determina síntomas complejos. Así resulta que un goma no sólo da los síntomas focales correspondientes a su localización, sino a más trastornos circulatorios de sensibilidad e inteligencia por las lesiones concomitantes de meninges y vasos, siendo difícil y raro en cualesquiera localización del eje nervioso que dé la forma pura da un foco preciso, siendo un hecho especial la combinación de los trastornos sensitivos con los paralíticos, atrofias graduadas y perturbación ab Ímpetu, por brotes de todas las funciones que cumple la parte interesada. Tiene enorme importancia estos caracteres de la variabilidad en los síntomas y la formación de éstos síndromes complejos meningovásculonerviosos, que en unión de los compresivos, que acarrean el tipo goma por su masa; el tipo meningitis por su secreción, y que se dan en la lesión sifilítica; merced a ellos, cabe, por ejemplo, diferenciar un sifiloma o goma de un tumor, pues rarísima vez habrá en el primero la pureza, persistencia, la progresión creciente, y sí los síntomas, tan difusos y en combinación tan abigarrada, de las lesiones gomosas, deduciéndose lo indispensable que es, no sólo el tratamiento precoz en las primeras semanas de notarse los síntomas difusos vagos, sino la insistencia del mismo en las fases tranquilas y la combinación de la tríada arsénico-mercurio-yoduro, dados en forma bien individualizada al caso, para vencer cada uno de los elementos que hacen el complexo, conviniendo la apHcación lo más cerca posible del foco, como acostumbro a realizar con fricciones mercuriales y yoduradas, lo más. extensivas, al cuero cabelludo y regiones frontotemporale», insistiendo más en aquellos sitios donde la periostosis plana ebúrnea emplaca el tumor gomoso, la sensibilidad dolorosa espoutánea y a presión, y el predominio clínico localizan el predominio del foco, mulo celular, excepción hecha de las encefalitis difusas o hemorrágicas, gomosas o no, que haya mucho o poco acumulo celular anormal; son fatales en breve plazo y no obstante la terapéutica. Así, la definición de tumor dada por el grandioso Cajal, como masa o producción anormal, con tendencia a persistir o crecer indefinidamente, contrasta con estas lesiones gomosas, que no tienen de tumcr sino la forma, pero cuya característica clínica es § retrogradar, a seguir la marcha clínica de infiltración, estado y reabsorción, con restitutia ad integrum más o menos completa, según el tratamiento. Crece la importancia de lo dicho ante la cifra terrible de 1.085 casos de lesiones del sistema nervioso entre 3.429 manifestaciones gomosas dada por el malogrado Fournier, contradiciendo la estadística de Namupe, en la que presentaron durante el primer año de infección la máxima frecuencia de afecciones del sistema nervioso, pues si en la de Fournier, aun descontadas una parte de las enfermedades nerviosas que pudieran ser mera coincidencia, queda para las lesiones gomonerviosas una cuarta parte por lo menos de todas las alteraciones sifilíticas del sistema nervioso, que unida al inmenso número de tabes, parálisis general, mielitis, etcétera, del discutido período cuaternario, absorbe el mayor número de. sífilis nerviosa, debiéndose a d vertir que también se van encontrando muchos casos en el llamado período secundario, en fechas precoces, recordando alguno en que a los dos meseses, y antes de cerrar la lesión inicial, había estallado la parálisis o complicación nerviosa; pero, en general, mi modesta práctica se inclina a ver más frecuencia en sífilis viejas, debiendo tener muy presente que esto es el origen aparente clínico, pues el origen real radica en meningitis secundarias, qtie aumentaron céfalorraquialgias típicas y quedaron crónicas e invasoras Dr. S i c i l i a . ' del Hospital de San Juan de Dios. ^ ^ ^-«-^^ CONSULTA MEDICA (HISTÓRICO) —Era semenesté que fuéramos a Sevilla a ve un especialista... Eso de no quitárseme la ronquera por más que jago: injundiae gallina, baños e pies... y esa séqueá tan grande por las mañanas cuando me alevanto, que paece que tengo los tragaeros e corcho mesmamente; ¡éso no pué sé güeno, y no hay quien me lo quite de la cabezal No es porque yo quiera dijustarte, ¿estás? Pero, verás tú cómo vamos a tené aquí el reló de fepetición de mi agüelo Alejandro, que murió de un canee en la garganta. —]No me lo digas, por Dios! ]No me lo digas! Y por que es así la sífilis. Por el carácter de su Porque yo tampoco te lo he querido decí a ti, por tejido de granulación, destinado a desaparecer an- no alarmarte más e lo que estás. Pero yo estoy tes de haber adquirido todo su desarrollo, en parte tamién que no me se pega la camisa ar cuerpo; y por su anatomía patológica, agrupaciones cuan- mañana, si Dios quiere, nos tiramos ar coleto las tiosas de Mastzellen y células embrionarias en tor- ocho leguas, y a ponerte en cura, aunque nos cues no de vasos, ya endarteríticos, a los que compri- te un ojo e la cara. No hay mejón ceba que la de men, acentuando la mengua nutritiva y sin ar- Antequera, y más vale un por sí acaso que cinmazón fibroso o esqueleto que les organice en cuenta veces quién pensara. Pa eso tenemos en resistencia y consistencia, condiciones que se acen- nuestro soberao veinticinco fanegas e maí, y veintidós e trigo, y catorce de jabas, y treinta y cinco túan en estas localizaciones, porque la finísima red capilar en que se extiende la circulación piamáter, napoleones en el arca, y my regüenos brazos pa ni tiene en las paredes grosor ni la tensión es sufi- trabaja, ¡y my regüena lengua pa peí limosna, si ciente para impedir sea rápidamente comprimida, necesario fuera! tanto más que los vasos suelen estar afectos, ha¡Ahorita mismo vy a jacé dos jornazos, con sus ciendo, por imposibilidad de nutrición de los aglo- •dos güevos cá uno, y a manda a la carnicería por merados morbosos, que la caducidad de éstos se media libra e carne pa mecharla, y a cocé dos choprecipite y se desintegren con más rapidez que en rizos. Apreparamos nuestras arfojas con nuestro otros puntos, reabsorbiéndose antes y cesando la costo... (er pan se compra en Sevilla, que es mecompresión nerviosa y síntomas acusadores, con- jón que er de aquí y cuesta lo mismo) y a arregoitribuyeodo a mayor abundamiento la inextensi- vé a Roma con Santiago si es semenesté, y a vé a. bilidad de la dura cubierta cráneorraquídea, que ese meico que le cortó la campanilla a la mujé de ahoga las infiltraciones blandas que no pueden des- don Ramón, que dicen que tiene más fama que arrollarse al estilo que en las superficies libres cu- Barcelón por la má... táneoraucosas, obteniéndose a veces sorprendentes ¡Una libra de cera y una pinta de aceite, madreéxitos con la medicación, mucho más rápidos y cita mía de la Salú, como sarga bien de la opecompletos en las masas gomosas, a las que preci- ración!... pitan en su caída, que no en las lesiones inflama—¡Y otro tanto por mi cuenta; pero a la Virgen torias de vasos y meninges, donde hay menor acuder Roclo!... II Y plan, pianito, y a lomos de la yegua, sé en- camparon en la ciudad del «no madeja do». Instalaron la caballería en la «posa e Malarma», célebre entre todos los «turistas» de aquel contorno; comieron con mucho apetito de lo que llevaban de prevención en las alforjas; se echaron a la calle, preguntando a cuantos tropezaban en su camino «jacia onde cala la calle Archeros»; y a los tres cuartos de hora, si no fueron cinco, helos cansados y sudorosos, sentarse entre los cuatro o cinco grupos de pacientes y acompañantes que esperaban guardando turno rigur'islsimo en la antesala de la clínica. Cuando les llegó la hora, pasaron al gabinete del doctor: una pieza muy limpia y muy blanca, con sinnúmero de aparatos y de instrumentos sobre mesillas de mármol, y «etaggeres» de cristal, que les pusieron a los dos carne de gallina... ¡Lo que dolería to aquello!... III —Los señores dirán—propuso el doctor, haciéndoles tomar asiento y sentándose él mismo, c u bierto de los hombros hasta los pies de una bata blanca, y en la frente un reflector de níquel como el ojo de un cíclope, sujeto al cráneo con una goma negra... —Que aquí, onde usté lo ve, que no cabe entra por esa puerta, tan grandable y tan retotoUúo, no tiene los mejores antecedentes e familia. Un agüelo suyo, su pa Alejandro, que en pa descanse, murió de un canee en la garganta. Y no digo yo que él lo tenga otavía, ¿sabusté? Pero que él no anda güeno, no señó. Endeje los arreores e la Santa Crú, que vino un día der campo, suando si tenía que suá, y se empurró un búcaro de la Rambla, que acostumbro yo a pone en er broca der pozo pa que se refresque, y que estaba que partía Ids dientes; endeje entonces cogió la ronquera, que no se le ha quitao hasta ayé, como quien dice, por más cataplasmas que le he puesto y más injundia e gallina que le he juntao, que jasta los déos me dolían de tantísimo refregarle. Ahora está más elarito, ¿sabusté? Pero ahora se está quejando de que se alevanta por las mañanas con los tragaeros secos como el esparto... —¿Ronca mucho, quizás? —¿Que si ronca? ¡Como si lo jiciera a jorná! Pero él dice que yo ronco más que él, y lo cierto de ello es que a mí no me se seca. De moo que a ve si usté, «en sus cortas luces», esto es un decí, atina con lo que tiene; porque yo es cosa que no vivo, y jasta promesas tengo jechas como sarga en bien de la operación.. si hay que jacérsela, porque acá venemos resuertos a no omití ni trabajos ni gastos, con tar que er se ponga güeno, que es lo prencipá, porque en no habiendo salú, ni oro molió. De mOo y manera que usté no tiene na más que decí—esto hay que jacé—y aquello se jáce, cueste un duro, cueste dos... ¡Pa no jacé y pone por la obra, pero a rota batía, lo que usté nos mande, pa eso, bernos queao en nuestra casa! —Pues nada; vamos a ver. IV ^Desabróchese usted el cuello de la camisa. Y así lo hizo el paciente, con un miedo patibulario, estereotipado en el semblante tostado por el sol, rasurado y apoplético.. El doctor se puso a palparle el cuello por fuera, muy detenidamente. —¿Da usté con la maletia?—preguntó la mujer. —Todavía no. Veremos la faringe... Abra la boca... Más... Y valiéndose de un depresor de la lengua, estuvo reconociendo la faringe con el mayor esmero. Uti lizando un espejillo adecuado, que tomó de una mesilla de tapa de cristal, reconoció seguidamente la laringe, poniendo en el reconocimiento sus cinco sentidos... Y como fuese negativo el resultado, pues tatito la faringe como la laringe se haUaban en el estado más satisfactorio, procedió al reconoeindiento de las partes vecinas, por, si estaba en ellasel mal que el paciente sentía repercutir en los «tragaeros». Le examinó la tráquea, en la parte superior, con el espejillo, y... nada. Exploró las fosas nasales, también con el espejo, e ídem de lienzo. ¡Todo e s taba noimal, gracias a Dios, y sano como una pera!... ESPAÑA —Pues nada—exclamó al fin, soltando sobre la sa los aparatos y quitándose el reflector de la frente—. Afortunadamente, no hay lesión ninguna en ningún órgano, y eso de la ronquera no fué más que un poco de enfriamiento. Procure no hacer disparates, como es beber frío cuando esté acalorado; y eso de la sequedad por las mañanas, no le quepa la menor duda, es de roncar. —¿De moo que?... —Que no tiene absolutamente nada...;que como él no corneta excesos puede vivir todavía cincuenta años sobre los cuarenta que parece tener, y que morirá de todo lo que usted quiera, pero no de cáncer en la garganta. —]¡No sabe usté, santo señó, er peso tan regrandlsimo que me quita de encima!! ¡Poco que me había metió er corazón en un puño er médico der pueblol ¿De moo que dice usté que no tiene ná, ná, y que pa este viaje, como quien dice, no se necesitaban arfoj as?... —ajusto y cabal. —Pues quéese usté con Dios, y usté dispense... ¡Supongo que no se le deberá a usté n a ! . , . —Diez pesetas, señora. —¿í¿Diez pesetas???... ¿¿¿Diez pesetas???... ¡De moo que usté mismo, con esa lengua que se ha de come la tierra, acaba de decirnos que no tiene na, na, ¡y tiene usté való de peí dos durazos!... ¡Contra, con la concencia de la gente!... Juan F . riuñoz P a v ó n Sevilla, Septiembre de 1917. — • '• -•-«-»- ^ — Limpiezas yjaluil pobllcas La suciedad del suelo y del subsuelo es la otra gran condición que favorece las infecciones. «Una ciudad—dice Fonssagrives—vale, como salubridad, lo que vale su sistema de canalización subterránea como construcción y conservación.» Cuando el alcantarillado de las poblaciones es defectuoso, desprende gases insalubles y gérmenes infecciosos. Estos gases y estos gérmenes se elevan a las viviendas por las cañerías de los retretes y de los fregaderos de las cocinas desprovistos de sifones higiénicos, por los absorbederos de las calles y por las galerías que las ratas abren desde las alcantarillas y las acometidas en dirección a los pisos bajos de los edificios. Si sobrevienen grandes depresiones atmosféricas o cambios bruscos de temparatura, hay gran ascenso de gérmenes infecciosos y de gases insalubres. En el primer caso, por la absorción hacia fuera que se produce a causa de la presión menor; en el segundo, porque las variaciones opuestas de la temperatura invierten las corrientes de aire en las alcantarillas ( I ) . Cuando ambas modificaciones atmosféricas van unidas, como sucede con frecuencia, y ha habido sequía, el desprendimiento de gases y de gérmenes llega a un grando considerable; y si al mismo tiempo surgen condiciones favorables para el desarrollo de la virulencia de uno o más gérmenes infecciosos, aparece la epidemia. El suelo de las poblaciones purifica normalmente las materias de desecho que recibe cuando la cantidad de estas impurezas guarda relación con la capacidad purificadora del suelo. Por el contrario, en el suelo de las grandes p o blaciones, cuando está saturado de impurezas, que son el pasto de los microbios, estos organismos se reproducen con facilidad y resisten a la acción destructora de los agentes naturales. El suelo es permeable al aire cuando se rompe el equilibrio de presión atmosférica, ya del interior al exterior, ya de un punto a otro en el espesor del suelo. La permeabilidad del suelo disrninuye cuando está húmedo; en mayor escala, cuando está helado. La lluvia y el hielo obstruyeron muchos poros superficiales del suelo. Mas como el suelo de los edificios ti) En épocas normales, durante el verano, el aire exterior, caliente se dirige a lis alcantarillas. En el invierno sucede lo contrario' Las temperaturas extremas en las estaciones anormales, y en las veinticuatro horas, invierten las corrientes de aire en las alcantarillas. escapa a estas causas de impermeabilidad! se establece en tales casos una corriente de compensación hacia las viviendas bajas, cuya actividad depende de la intensidad de las mencionadas causas y de la calefacción de las habitaciones, que ejercen una acción aspiradora. Por sí sola, la calefacción basta para ocasionar esta corriente subterránea, una de las causas epidémicas. Las ciudades extranjeras han comenzado su saneamiento por la eliminación rápida y eficaz de sus inmundicias. En algunas ciudades, de que hablaré oportunamente con detalles, que se abastecieron de aguas de buena calidad, no desapareció la fiebre tifoidea hasta que construyeron una red útil de alcantarillado, Vengo manifestando hace trece años que el sueloyel subsuelo de nuestra capital proporcionan gérmenes morbosos en abundancia. Unos que ascienden de las alcantarillas; otros, que se desprenden de las inmundicias de la vía pública, ya libres, ya impregnadas de capas superficiales, del suelo; otros, durante el estío, del arroyo de aguas inmundas, apenas diluidas por las escasas aguas que lleva entonces el Manzanares, y que los vientos favorables acarrean a Madrid, comenzando por los barrios más vulnerables, higiénicamente hablando, los barrios llamados bajos; otros que se desprenden de los parques y jardines, excelentes terrenos de cultivo para los microbios. Dije que nuestra capital se halla perfectamente situada para que las aguas inmundas circulen con facilidad por las alcantarillas. Añadí que el mayor peligro existía en las numerosas acometidas, defectuosamente construidas unas, con los suelos de ladrillo destruidos y socavados, otras, sin cubrir de pprtland y sin agua en muchos retretes para que las materias fecales puedan evacuarse con facilidad; que estas materias impregnan, poco a poco, el te. rreno subyacente, y constituyen, en suma, un inmenso depósito de inmundicias, que al resecarse, después de sequías o de fuertes calores, desprenden gérmenes morbosos y gases insalubres, más abundantes cuando los descensos de la presión atmosférica y los cambios bruscos de la temperatura, lo ctial se manifiesta por el hedor que sale de los a b sorbedores siempre que existen las mencionadas condiciones atmosféricas y ha de variar el tiempo. Sin contar con los excrementos de los establos y de las cuadras, algunos líquidos y diversos objetos que obstruyen y destruyen las acometidas. Expuse que por los múltiples socavones de las acometidasyde las alcantarillas, las ratas han abierto galerías en dirección a los pisos bajos de muchas casas, tan numerosas que, a veces, formaron grandes huecos en el subsuelo ( i ) . En sus continuas correrías, estos animales impregnan el subsuelo de inmundicias y constituyen vehículos de gérmenes infecciosos. De ahí que persistan los malos olores en algunas viviendas, a pesar de hallarse saneadas. Dije también, y lo repito, que Madrid es un perpetuo basurero y, lo que es peor, un perpetuo estercolero, cuyos productQS vehiculados por el aire y por las moscas, en tiempo de calor, tiene que soportarlos el público, y en mayor grado el vecindario inmediato a estos productos, incluso los efectos visuales y odoríferos que les son inherentes. Las moscas constituyen excelentes vehículos de dichos productos, morbosos bastantes veces, que depositan en las partes visibles de las personas y en las substancias alimenticias que con tanta profusión y tan poco o ningún aseo se expenden por lo común en nuestra capital, rivalizando en esta cualidad con los zocos de Marruecos o las plazas de Varfovia, tanto en mercancías como en soportes (2) y mercaderes. En general, las substancias alimenticias que se expenden al aire libre, y que en algunos sitios invaden la mitad de las aceras y de algunas calles, impidiendo el fácil tránsito público, reciben el polvo que ocasiona este tránsito, el que levanta el viento y el que procede de las viviendas al barrer y sacudir a todas horas por los balcones. Polvo con partículas de deyeccic nes humanas y de animales, extendidas con los riegos, sin previa y esmerada limpieza de la vía pública, y de productos de excreción de enfermos y de sanos nada limpios. (1) A punto estuvo de malograrse hace años una operación practicada en la Casa de Socorro Central del distrito del Conereso. Trasladado el paciente a su d)micilio, un cuarto bajo de la calle de la Verónica, se hundió el suelo socavado, por las ratas, cerca de un metro, junto a la cama del enferma. (2) El suelo en muchos.casos. MEDICA Y no contentos muchos padres, nada cultos, que convierten las calles y las plazas de nuestra capital en retretes para sus hijos, y a presencia en bastantes casos de quienes tienen el deber de impedirlo, los colocan de pie en los asientos de los tranvías, donde suelen dejar huellas nada limpias ni higiénicas que se adhieren a la indumentaria de los viajeros. Otro medio de vehiculación microbiana, José S á e n z y C r i a d o El DE OETUlOi El intrusismo en medicina ha sido condenado siempre por toda persona culta. Mas como la cultura es patrimonio de los menos y la falta de ilustración abarca a casi todo lo que llamamos vulgo, no es extraño que el intrusismo p o r este ambiente de ignorancia se haya desarrollado, y hoy sea admitido como artículo de fe desde el desacreditado sortílego hasta la panacea del charlatán de rancia levita. Su empirismo es muy cómodo para inteligencias poco propensas a discurrir, y las gentes prefieren como el fanático el consejo arbitrario y todo lo sugestionable al razonamiento que suele dictar el sentido prático de la vida. El daño que con ello se infiere a la clase médica es tan pequeño, que no merece siquiera mención. El profesional, más que aguantar resignado al intruso y las intemperancias de su adulación, ha sabido, con sobrado fundamento, despreciar a estos competidores de ciencia barata. Mucho más teniendo en cuenta que el perjuicio ha recaído sobre el reducido o embaucado que lleva como justo premio la penitencia tras del pecado. El asunto se cae de viejo. Nada se puede decir que no se haya expuesto con todo género de detalles; pero con la idea de combatir el incremento que van tomando determinadas formas del intrusismo, no importa caer en repeticiones, si al fin sirven de estímulo para salir dé la aferrada indiferencia que hoy principia a preocupar. La oftamología no escapa al intrusismo como las demás ramas de la medicina; pero en esta especialidad hay un hecho muy particular, y es que los íí/ vtáüs del intruso son utilizados precisamente por las personas que llamamos cultas, por las mismas que condenan el intrusismo en otras formas de la medicina, creyendo, quizás, que unas más que otras merezcan tal denominación. No quiero referirme al manoseado específico callejero, el cual está prejuzgado en cuanto sale a la venta, sino al ápHco de bazar. El óptico mecánico que ejerce por indebida tolerancia funciones de la especialidad que no le competen, creyéndose en derecho como dueño y señor de su establecimiento. A nadie se le ha ocurrido pensar que un librero, por el solo hecho de vender libros, pueda dar una buena opinión de literatura. Ni un almacenista de tejidos pueda confeccionar un traje. Ni que, por la misma razón, en el bazar de óptica, por expender aparatos de fotografía-agrimensura, astronomía, etcétera., el comerciante sea fotógrafo-agrimensor, astrónomo y domine las ramas de la óptica, para poder dar un informe de los asuntos én que tienen aplicación los artículos que expenden. Sin embargo, a pesar de un argumento, que se cae por su propio peso, y sin más razón que un grosero y rutinario aprendizaje con la caja de ensayo, vemos al óptico prescribiendo cristales de refración a enfermos de la vista, como si se tratara de colocar botas a la medida. ¿Tan fácil es prescribir fórmulas de cristales para que pueda estar a su alcance?... Habría que decir aquí que si suena la flauta es por casualidad, porque en la mayor parte de los casos los cristales por ellos prescritos hacen más daño a los amétropes que si no llevaran ninguno. De esto ya nos habló, hace años, el Dr. Castresana en una magistral conferencia que dio en el Instituto Rubio. Conceptos también que encontramos en los notables trabajos que sobre refracción ha hecho el Dr. Márquez, y que no necesito apuntar por ser de sobra conocidos . Y es natural que así ocurra; se quiere prescindir de los estudios clínicos; se pretende desligar la óp- ESPAÑA MEDICA tismos, basando sus juicios en hechos evidentes d e tica de los factores médicos, como si las matemátila clínica, que son los argumentos ante los qué n o cas puras pudiesen aplicarse matemáticamente a un cabe discurso; La tolerancia relativa de alguuas esórgano, de nuestra economía. trangulaciones hemiarias le da pie para una lección De esta aberración, encontrada en la práctica, se clínica magistral, de la que sale como conclusión ha dado cuenta el intruso, y para subsanarla se le indudable el práctico principio de que la cura radiocurre caer en otro defecto mayor. Pues dicen los cal de la hernia es circunstancial; es la vida del El Dr. Blanc y Fortacín ópticos: estudiaremos oftalmología, y así no se nos enfermo lo que importa. podrá censurar de. ignorantes o incompetentes. Tuve a Pepe Blanc por compañero en las primeY así sigue Blanc esparciendo sus ideas quirúr¡Pobrecillos!... Creen inocentemente en una niveras lides de oposición a que él y yo nos lanzamos, gicas con sabor clínico marcado y un buen decir, lación científica con el oftalmólogo..., Y no es que y desde aquella fecha (va de ello unos quince años) que también es extraño, pues no abundan los m é lo piensen y lo digan, sino que lo llevan a la prác- estimo su valía y conozco su mérito. Seguí siempre dicos, no ya que sepan escribir, sino que siquiera lo tica. Han publicado para este fin un vademécum con interés su carrera, y pasó a paso estimé cómo hagan en vulgar castellano. del óptico mecánico (cuyos folletos tengo en mis laboraba, cómo crecía, cómo iba asentando las bases Blanc no necesita nuestras excitaciones para q u e manos) que contiene, entre otras materias de ver- de una reputación seria que le llevó a que hoy pue- siga la senda de sus triunfos. Tiene además el d e dadera medicina, anatomía del ojo, exploración da darle'el nombre de joven maestro sin que tras- ber social de seguirla, pues a ella le obliga la oftalmoscópica, estudio de las membranas profun- cienda a benevolencias de amistad tal dictado. ciencia española, que en él ve un maestro, y la j u das, etc. Viene esto a cuento, porque acabo de recibir un ventud estudiosa, que puede tomarlo como ejemplo Encanta la sencillez con que toman las cosas es- fascículo de Cirugía práctica, publicado por el de adonde lleva el talento, la voluntad y el trabajo, tos señoritos y la facilidad de solucionar el problema Dr. José Blanc y Fortacín, cirujano denúrnero, por cuando se aunan. oposición, del Hospital de lá Princesa, académico para ellos. Dr. J. de E . Si un oculista no puede llamarse tal con sólo sa- corresponsal de la Real Academia de Medicina, presidente de la Sociedad Ginecológica Española, ber oftalmología, si no conoce antes bien la medicina general; teniendo en cuenta que los ojos no y en tal trabajo se revela de cuerpo entero la per- CRÓNICA están aislados, tienen íntima relación con el- resto sonalidad científica del joven cirujano. No es extraño; Blanc viene haciendo una labor intensísima en del organismo, y la mayor parte de las enfermedades oculares no son sino síntomas o manifestacio- su clínica quirúrgica del Hospital de la Princesa y nes de un estado general morboso. ¿Cómo, aun con- en las Academias y Sociedades científicas de Macediéndoles a estos señores que estudiasen oftalmoSentado en el blanco banquillo de hierro y relogía, van a llegar a comprenderla, si les falta la vestido con la blanca blusa recibo las quejas d e base de fisiología, patología general y los conociestos dolientes que acuden a la consulta del Hostmi'entos preliminares a dichas asignaturas? pital. Hace bastante tiempo (desde que la guerra Pues aunque mal les pese, todas estas cosas son estalló), la clientela es otra; siempre en este portillo de la frontera se detenían tipos extraños al país: necesarias para una buena prescripción de cristales mendigos españoles, truhanes de todas las nacioo para desechar su uso, nes y de ninguna, mujeres fuera de uso en algunas No obstante las razones que no dejan lugar a labores de su sexo, niños abandonados o perdidos, duda, su insensatez llega al colmo, enarbolando en jirones de persona, piltrafas que parecen h u la prensa el banderín de sus derechos y rompiendo manas. . . lanzas, como D j n Quijote, contra los que por b e Pero ahora él cuadro es otro; vienen en bandanevolencia les dispensan los ridículos fueros de que das mujeres pequeñitas, sin pechos, con el pelo presumen. escaso y tirante y aceitoso, de color de tierra o sin Tengo ante mí una revista iberoamericana {Oficolor las carnes, y de todos los colores el pañuelo tometrical Herald, Barcelona, Febrero de 1917), en de algodón que cubre los hombros o la falda tiesa la que el director firma un artículo cuya lectura rey volandera. ¡Qué diferentes estas mujeres a las comiendo a mis queridos colegas de especialidad. nuestras; desde Ciburu hasta San Sebastián, que Es curiosísimo. llevan el color y la alegría en las carnes y no en la En él se revela un fuego que, por fortuna, es faropa graciosa, sobria, ligera...! ¡Qué pena que tuoso y no quema. aquellas otras sean mujeres! Y que sean madres: Se nos reta a los profesores diciendo: Tengan en cada mujer de esas trae uno, dos niños como ella, cuenta los señores oculistas que los ópticos son los que con unas cabezas tristes, grandes, secas. Este tieconviven con el público, y que si a él no le consultan ne tina; este otro, una conjuntivitis granulosa; ésta es porque desconoce iodo cuanto se relaciona con los tiembla bajo la fiebre palúdica. Alguna vez viene ejos (1)... Dando a entender que el oculista en esta con ellos el macho de la especie, un varón macilento, con pantalón de pana rubia muy raído, con rama es una cosa secundaria y casi estamos soborceguíes claveteados, con una blusita azul corta brando. y una sarcástica faja nueva, carmesí; tose, no tiene El calificativo que esto merece póngale cada apetito (¿y si lo tuviera?), suda..., en fin, está tísico. cual a su antojo, porque mi pluma se registe a h a Hago unas recetas.que reciben encogiéndose d e cer letra tan gorda. hombros; ¿no tienen dinero para pan y lo van a Se necesita buen humor, por no decir otra cosa, \&VL&c pa boticas?'^'cafS&za el Dies Irae, musitado para que tales conceptos salgan en letras de molde. entre dientes: salieron de un pueblo mísero, sin drid, a las que aporta frecuentemente uiía nota orir Bien es verdad que conociendo su origen sólo risa salud, sin trabajo, a la Francia, que es otra tierra; ginal, separándose de ese camino trillado por el que puede producir, ya que la indignación sería concepero no les dejan entrar en la Francia, desde donvan tantos de nuestros comunicantes, de repetir lo der beligerancia a la mente de un pobre iluso. de un amigo,' un pariente que encontró trabajo, les que acá o allá han dicho o hecho otros. Por tanto, con bravatas de tal naturaleza no es Porque Blanc tiene una seriedad profesional que escribió; algunos pasan la frontera y dejan aquí su ya asunto de competencia comercial el que se venes toda una garantía. Corre parejas su aspecto ex- mujer y sus niños dormidos sobre unos sacos en el tila (aunque en el fondo sea lo fundamental y más andén de la estación, todos revueltos, con su tina, terno con su idiosincrasia, y al gesto reposado y culminante del intrusismo), sino también de ver el firme corresponde el juicio frío y meditado, nacien- sus ojos llagados, sus tercianas. medio de parar los pies y cortar los intemperantes do de ello que diagnosticando acierta, y operando Ahora me toca a mí encogerme de hombros y desafueros en que pretende escudarse el intruso de salva. Es el bagaje dé un cirujano mucho juicio, encerrar mi alma en la indiferencia, como m o oftalmología. tifiucha cautela, pocos nervios, poca impaciencia, y lusco en sus valvas. Empiezo mi lamentación, tamDr. Jenaro González, de tal bagaje dispone Pepe Blanc, y supo cultivarlo bién entre dientes: —Como vosotros, hay diez, Oculista del Dispensario^del distrito del Centro. con acierto y encarrilarlo con fortuna hasta llecien, mil; ¿qué vamos hacer por vosotros si para Madrid, Octubre 917. gar en plena mocejdad a ser de los que aprietan los nuestros no alcanza? ¿Por qué salisteis de vuestrabajando y trabajando triunfan. tra tierra sin ser fuertes? Hay que morirse allí, allí. Y punto a las palabras para que entren sus heLa caravana sale del Hospital, arrastrando los pies. chos. Ahí están los estudios quirúrgicos que encie- Por la tarde, encuentro en todas las calles otras por rra su folleto de Cirugía práctica, publicación que el estilo; los hombres se apiñan alrededor de otro no hay que juzgar por su tamaño ni por el número de mirada aviesa, peinado con tufos y marcado de páginas que lo forman, sino por la enjundia que con un chirlo; seguramente ha estado en presidio y La profesión d e l hijo (Consejos de un méditienen dentro, la cual es de primera clase. El cz.'^i- sabe de truhanerías; alguna gorda está tramando, XxAo Cloroformo í infección,ts de •ana. enseñanza gran- Un muchacho con una gran boina rayada y la facies co), por el Dr. César Juarros, de Sanidad Militar. de, con la originalidad de que está basado en una cretinoide dormita en el suelo. Sobre el puente Vol. Y m de la Biblioteca de vulgarización de ESintervención quirúrgica seguida de fracaso, lo cual está el tísico de esta mañana, dando la espalda PAÑA MÉDICA. Un tomo de 250 páginas, elegantedemuestra que Blanc antepone las enseñanzas de a la tierra de promisión y mirando hacia España, mente encuadernado, 3 pesetas. la realidad a la ridicula vanidad de los que solo donde penetran los raíles de acero que pasarán exhiben sus éxitos; Los peligros déla cirugía conserLos p e d i d o s á la Administración d e E S - vadora en los traumatismos de las extremidades es junto a su pueblo miserable. Me ha visto, dice algo entre dientes. Hay que morirse allí, a l l í . . . PAÑA MEDICA, Colegiata, 6, 1.» izquierda, un trabajo valiente en el que va contra la exageración de la abstención operatoria en ciertos traumaV. Juaristl Madrid. JÓVENES MAESTROS KL ÉXODO LIBRO INTERESANTE ESPAÑA w Iratamieiito dría fikera fayetta ie los países [áliilos Una larga temporada en Marruecos nos ha períxiitido observar y tratar gran número de úlceras fagedénicas de los países cálidos. La úlcera fagedénica autóctona es excepcional; al menos muy. raramente la hemos encontrado en la clínica. Todos los casos observados lo han sido en individuos j ó " venes de color, originarios del Senegal, del Congo o del África ecuatorial. Desde la declaración de guerra a Alemania, grandes contingentes de hombres se han movilizado desde el centro africano a Marruecos, con el fin de aclimatarlos progresivamentee inmediatamente empezar su instrucción militar. Pero muchos de éstos presentaban úlceras de los miembros inferiores, que siendo pequeñas en su residencia habitual, aumentaban de dimensiones en el curso de la marcha; así, a su desembarco en Casablanca, las úlceras fagedénicas hablan progresado en superficie y profundidad siendo preciso hospitalizarlos urgentemente de tal manera que en el curso de dos días ingresaron en mi servicio 129 casos. Se trataba de ulceraciones múltiples de los miembros inferiores, asentando sobre todo en los pies, en los maléolos y en el tercio inferior de la cara anterior de la pierna. El origen de estas heridas era traumático, pues todos ellos habían trabajado en la construcción de una línea férrea en el Senegal. Habían recibido contusiones en el curso del trabajo, ya por los railes o por las maderas que ellos tenían que transportar. Las lesiones predominaban en las proximidades dé los pies desnudos y expuestos a.todo traumatismo; secundariamente, a consecuencia de la ausencia de tratamiento médico, la úlcera fagedénica se había dessiiollído A su entrada en el hospital, todos los enfermos* despedían un olor insoportable, a tal punto que a los asistentes les producían náuseas, y además se propagaba a las salas contiguas, pues todos estos enfermos fueron tratados en sala aparte. Las úlceras eran múltiples; las recientes, de forma circular; las antiguas tenían los bordes cíclicos; su extensión variaba desde el tamaño de media peseta al de la palma de la mano. Los bordes estaban levantados y el fondo era tormentoso e irregular, sucio, de color grisáceo, cruzado por fibras blanquecinas más o menos destruidas, de todo lo cual exudaba un líquido de olor nauseabundo y ligeramente teñido de sangre. Las heridas de los dedos de los pies eran las más graves; el proceso gangrenoso habla invadido los espacios interdigitalés, con despegamiento de los tejidos plantares, confusión de los tejidos del dorso y planta del pie y, en fin, llegando en último término a desarticularla más o menos completamente los dedos vecinos. • El examen bacteriológico de los exudados demostró, como era de esperar, la existencia de los fusoespirilos descritos por Vincent. Respecto al tratamiento, después de ensayar varios, me parece haber llegado al siguiente, de exce lentes, resultados: Limpieza exquisita de la herida con tapones de agua Oxigenada, hasta conseguir la separación de todas las partes gangrenosas; limpieza de los bordes por medio de las tijeras hasta dejarlos planos; en seguida se seca la herida completÁnente y se la espolvorea abundantemente con polvo de yodoformo; con el termocauterio al rojo cereza, se pasa el cuchillo sobre el yodoformo, puesto como hemos dicho en contacto de la herida, sobre todo por los escondrijos y superficie de la misma. Se producen vapores azulas de yodo naciente muy activos, como se sabe y que combinándose con la escarificación de la herida, tiende a esterilizarla; en seguida se espolvorea nuevamente la herida y colocación de una gasa esterilizada sobre la misma; hay que renovar la cura todos los días, y a los cuatro días hacer la misma maniobra de cauterización yodada. Generalmente, a los doce días, para las heridas del tamaño de cinco pesetas; el aspecto gangrenoso ha desaparecido y la herida tiende a la cicatrización . A partir de este momento, se puede usar el lápiz de nitrato de plata y la cura con pomada de Reclus, pero sin sublimado. En las heridas muy extensas, y sobre todo en las de los dedos, he desarticulado éstos, regularizando los bordes y terminando con el mismo tratamiento. En los casos de heridas extensas y con grandes trayectos, además del mismo tratamiento, he empleado las inyecciones de arsenobenzol con excelentes resultados, con intervalos de seis días y en dosis progresivas, empezando por 15 centigramos. De los i2g enfermos, más de la mitad fueron dados de alta por curación al cabo de un mes; al finalizar el segundo mes sólo quedaban seis enfermos, de los cuales quedaron inútiles dos' por pérdidas extensas del pie. Dr. Spick US l E I U E S IDEHiEU DEL Í 0 La existencia de las vegetaciones adenoideas en la más tierna infancia no es excepcional y ha sido señalada desdej I 8 Q I por el Dr. Chaumier (de Tonrs) y, sobre todo, por el Dr. Lubet Barbón. Su sintomatologla ha sido bastante bien fijada, pero sus causas son, al presente, muy mal conocidas; pero entre ellas es de gran importancia y, además, muy primordial, la sífilis hereditaria. En 1907, el Dr. Marfán puso de relieve el papel de las causas generales, particularmente de la sífilis, en la producción de las vegetaciones adenoiaeas, opinión defendida igualmente por el Dr. Gaucher. En un trabajo reciente, recopilación de hechos y de ideas, sobre las vegetaciones adenoideas de los niños, el Dr. Marfán (£e Nourrisson, Marzo 1917), acaba de precisar el papel que juega la sífilis en el origen de ellas. Las vegetaciones adenoideas del niño pueden existir aisladamente, sin hipertrofia simultánea de las amígdalas palatinas; producen rápidamente, debido a la conformación de la rinofaringe del niño, la obstrucción de los orificios posteriores de las fosas nasales O cornean as; también una de las primeras consecuencias de estas vegetaciones es que elniñotiene la boca casi constantemente abierta, su respiración es generalmente ruidosa y se acompaña, sobre todo durante el sueño, de un ronquido, algunas veces áspero y estridoroso, aumentado por la aproximación de los labios, y que es, excepcionalmente, suprimido por la oclusión de las fosas nasales. La obstrucción de la cavidad retronasal lleva como consecuencia la dificultad de la succión y, por consecuencia, la alimentación, debido a que ocasiona tos y sofocación, de donde, frecuentemente, en esta clase de enfermitos, se presenta una desnutrición bastante marcada. La dificultad respiratoria y la permanencia de la boca abierta ocasionan, no la facies llamada adenoidea, que no existe en esta edad, sino una facies un poco pálida, de rasgos delgados, con las ventanas nasales dilatadas, las alas de la nariz frecuentemente movibles y encías secas. La dificultad respiratoria detern:!ina también un grado marcado de tiro inspiratorio infracostal, que no se observa más que después de los dos años. La tos es prdinariamente ligera e intermitente, algunas veces •quintosa y coqueluchiforme. En ciertos momentos, las consecuencias de la obstrucción aparecen; la temperatura asciende; se ve sobre la pared posterior de la faringe un conglomerado de mocopus que desciende del cavum; existe una adenoiditis, pudiendo producir secundariamente bronquitis aguda, broncopneumonía, otitis media, ataque de fusión ganglionar del cuello. El estado general puede alterarse y las consecuencias inmediatas o lejanas de estas vegetaciones son numerosas. Importa,pues,siendode gran importancia, para hacer un diagnóstico cierto, la exploración directa del cavum faríngeo, el cual se hace,-no por rinoscopia posterior, imposible de practicar en esta clase de enfermitos, sino por tacto del cavum que, a veces imposible, es, sin embargo, realizable procediendo con método y suavidad. A falta del tacto, la in pección de la garganta, en la que aparece el velo del paladar caldo hacia adelante y abajo, da un elemento de probabilidad de gran valor, si, sobre todo, no existe otra causa de estenosis de las fosas nasales o del cavupn. El diagnóstico de otras respiraciones difíciles, de los diversos estridores, el del coriza crónico y de la necrosis de los huesos propios de la nariz de origen sifilítico, que coexiste frecuentemen- MBDIC^ te con las vegetaciones, es frecuentemente fácil. Las vegetaciones adenoideas del niño no son tan excepcionales como se creía, según lo prueban las estadísticas del Dr. Marfán; aparecen generalmente antes de los seis meses, frecuentemente entre tres y seis, raramente después de un año. La proporción de los casos observados en los sifilíticos es muy considerable, tanto más cuanto más menos edad tiene el niño; las vegetaciones adenoideas que han principiado antes de los tres Meses no se ven casi más que en los sifilíticos. El coriza específico y la necrosis de los huesos propios de la nariz no existen casi sin acompañar a las vegetaciones adenoideas. La presencia de éstas tienen un valor considerable desde el punto de vista diagnóstico, valor tanto más grande cuanto que es suficiente para establecer un tratamiento específico y de acción indiscutible sobre las vegetaciones adenoideas. La tuberculosis interviene mucho más raramente. El Dr. Marfán no la ha encontrado más que en dos casos, pero en éstos no existía ningún otro factor susceptible de haber producido las vegetaciones; después de los dos años, la intervención de la tuberculosis en la etiología de las vegetaciones es más frecuente, y en los niños un poco mayores es la causa más corriente. En cuatro casos, el solo factor a incriminar la aparición de las vegetaciones fueron alteraciones digestivas crónicas; en un caso fué una broncopneumonía de recaídas; en tres, no se encontró ninguna causa de las vegetaciones adenoideas. La hipertrofia del bazo ha sido señalada,en 1903, por el Dr. Marfán como una manifestación frecuente de la sífilis hereditaria en los niños lactantes; pero 14 casos de los niños afectos de vegetaciones adenoideas presentaban esta hipertrofia, y en todos ellos la sífilis era cierta o muy probable. De 57 casos, 21 presentaban raquitismo o craniotabes, o sea un 36 por 100; vegetaciones adenoideas y raquitismo constituyeron parte del mismo síndrome, y se desenvolvieron bajo la influencia de infecciones y de intoxicaciones crónicas, y entre las cuales ocupaba el primer puesto la sífilis. La noción del origen sifilítico frecuente de las vegetaciones adenoideas del niño lactante lleva una sanción terapéutica; el tratamiento específico debe ser prescrito desde que dicho origen se sospeche; el mercurio, y algunas veces las inyecciones intravenosas de arsenobenzol, pueden dar entonces excelentes resultados. A falta de este tratamiento, se pueden emplear las preparaciones calcicas y la adrenalina. El tratamiento local por el aceite de vaselina eucaliptolada o, si el niño es sifilítico, por una pomada de calomelanos, puede ser muy útil. El raspado de las vegetaciones debe ser aconsejado cuando la dificultad respiratoria sea bastante marcada para dificultar el crecimiento y la nutrición o cuando la infección haya determinado otitis o provocado bronquitis frecuentes y serias. El conocimiento de las vegetaciones adenoideas (Dr. Marfán) del niño lactante y de sus relaciones frecuentes con la heredosífilis pone de manifiesto lo interesante de estas cuestiones, sobre todo que muestra el papel que, cada vez mayor, juegi la heredosífilis en las manifestaciones patológicas de la primera infancia. D. Lereboullet. la REUISTA mEHSUAL i y í^reelo: 6 pS5Qía5 ai año i »| SiiÉPHS [olegiÉ. i 1.' j i ESPAÑA (4 MEDICA EL MÉ)DICO RURAL,, 11 P A S . — M i r a que eres atrevido. P E D . — L l e v o dos horas en la esquina-, y como' no salías... Comedia dramática e n d o s actos. P A S . — P o r q u e no h© podido. P E O . — P o r q u e no h a s querido. por P A S . — E s o lo harías t ú . P E D . — Y o tongof m á s querer q u e t ú . Estrenada con extraordinario éxito en Salamanca en una función organizada en beneñcio del Hospital, por distinguidas señoritas PAS.—(Melosa.) ¡Tonto,! y jóvenes escolares. El autor tiene con ESPAÑA IVIÉDIOA la galantería de olrecerla para su publicación, que hacemos con gusto. PED.—¡Chacha! PAS.—¡Tonto! PERSONAJES PAS.—iVIira, m i r a ; no m e hables d e esa gen- P E D . — A n o c h e estuve' con t u padre CRUZ te, que tanto el padre oomo el hijo son m u P A S . — ¿ S i ? PASCUALA brutos. {Medio mutis.) P E D . — V e n í a d e l a s vacas con la cayá en la DELFINA D E L . — A g u a r d a , mujer... Sí son algo como diMÉDICO m a n o , y al encontrármelo así d e sop,etón, se ALCALDE ces,; pero J u a n Manuel es bueno, y lo que'l lo dije too. Tío ANDRÉS dice... Tié tierras p a vivir... Tié píaos... tié P A S . — N o debías habérselo dicho. JUAN MANUEL vacas..., y que pasan d e doscieintos cuernos... P E D . — Y o t e quiero, y n o pueo es,tar m u c h o ADOLFO I VamOiSi, lo que'l dice y s u padre t a m b i é n . . . , PEDRO tiempo sin q u e toos lo sepan. GENTE DEL PUEBLO, HERIDO, ETC. que no quiere Labraora y u n a señorita... ¡VaP A S . — E s que m i p a d r e prometió darte u n gam o s ! , que con u n a Bieñorita sería too. rrotazo si t e acercabas. OEÜZ.—Hija del médico; joven de veinte años, con eduoaei<ía esmeradísima, muy distinta del lugar que habita, pero que P A S . — T i é muchos callos e n las manos y m á s P E D . — i Pa,mplinas ! Se lo • dije en el camino •abe captarse con su bondad las simpatías de la aldea. Las oirounstanciaB le han obligado a obrar en su casa, desde muy niña, en la cabeza p a r a u n a señorita, y m e paece del E n c i n a r ; al p r o n t o se queó parao, y n o oomo mujer, siendo la alegría de su padre, que en ella busca «oasejo. que .con toas sus vacas... m e dijo n a . DELWNA,—Cuarenta años. Es la mujer que de casa en casa D E L . — P u s se h a emperrao en casarse con u n a P A S . — ¿ N o seguirías hablándodo? •vengua o adivina noticias, para con su charla precipitada, a la que da visos de misteriosa importancia, ir a todos contando señorita,, y lo que'l dice.... P E D . — i Ya lo creo!, y le hablé oomo sabes q u a lo qué oyd o adiviud. ha,blo cuando m e acaloro; al principio, t u P A S . — ¡ A h ! , ¿lo dice é l ? Pues si h a s venío p a PASCUALA.—-Moza de la aldea, al servicio del médico, por fluya familia siente reconocido cariño, «no tan grande» como el padre d u d a b a ; pero luego... contar lo q u e el dice, pues m á r c h a t e , q u e a que a Pedro (criado de labor) tiene jurado. MEDIOO.—Su edad, príSxima a los cincuenta y cinco años-, no m í n o m e importa. P A S . — ¿ T e dijo q u e s í ? podría averiguarse, viendo aquella cara arrugada por el sufriPED.—¡Chachal D E L . — P o c o le importa de t i . , miento y aquel pelo blanco... Ha sido hombre reoto y enérgico; la imparoial justicia y el cumplimiento de su deber iuerou PAS.—¡Tonto! P A S . — L o que le importa es m u fino p a él, acosiiempre anejos de su persona; pero las circunstancias le obligan » bajar la cerviz ante el cacique... Las luchas internas de su • t u m b r a o al sayal... Si t i e píaos q u e se los PED.^—No quería porque tiés t ú dos cuernos «Ima tienen la trágica fuerza del dolor moral de la dignidad ultrajada... coma. m á s que y o ; luego pensó que'l plao del casANlJBBS.—El hombre reoto y bueno de la aldea. Ostenta con taño se podía ensanchar con la m i cortina, D E L . — ¡ M u j e r ! . . . Yo lo que'l dice. orguEo el típico trajo claro. Es viejo; pero sus músculos oon«orvan buena fuerza, de la que tuvo en «aquellos sus tiempos». y se fué arreglando la cosa. P A S . — Y yo lo que t© digo, ¡ e a l Mi señorita ALCALDE,—Viste pantalcSn de pana, chaqueta y chaleco dé P A S . — ¿ T ú m e querrías sin n a d a ? felpa; faja sobre el chaleco; amplio sombrero. En su alma alienes m u fina, y t a n zoquete, e s él que piensa ta el egoísmo y la perfidia. Su cara no abandona la cínica sonP E D . — T e quie,ro con cuernos y sin ellos; q u a en ellp,, como t ú , que t e atreves a hablar ^o rioa, y SI alguna vez deja su hablar reposado y tendencioso para enfadarse, se contiene en seguida, volviendo a quedar despresi no t e n e m o s vacas n i tierras, yo tengo bueq u e ' l t e m a n d a . ocupadamente sonriendo, aun en los momentos más trágicos nos brazos p a trabajar p a la m i m o z a ; ¿ y t ú JUAN MANUEL.—Hijo del alcalde, vestido «de señorito»' de D E L . — ¡ M u j e r ! . . . Tiés u n a s pulgas... ildea tan cerrado de entendimiento oomo apegado a sus interea mí? 969. Cree ser «el todo lo puede» con sus dineros. ESCENA I I ADOLEO.—Estudiante de diez y ocho años. Empieza la caP A S . — ¡ Q u é cosas t i e n e s ! Si vieras lo que h a rrera de Medicina. DICHAS y MÉDICO por la izquierda. PEDKO.—Mozo de la aldea, enamorado de Pascuala, y, oomo blo oon la se,ñorita Cruz d e t i . . . •üa, inoonaoientemente romántico, P E D . — ¿ D e veras? ¿ Y q u e t e dice? M É D . — ¡ H o l a , Delfina! T ú , como s i e m p r e ; P A S . — Y a la conoces..., h a b l a t a n bien, t a n apuesto que y a sabe Pascuala todo lo que bien de estas c o s a s . . . ; i m hombre que traPortal de casa aldeana; puerta al loro, que da a la calle; pasa por la calle. baje y q u e t e quiera, m e d i c e ; aunque sea «ra a la derecha, para la cocina, y dos a la izquierda, para las habitaciones de la casa. Una mesa, banco (escaño), silldu P A S . — S e g u r a m e n t e . . . ¿ V a de visita, señorito? pobre, que si los duelos con p a n son m e m cuero, varias sillas, percha con espuelas, botas de montar v MÉD.—Traeme, la capa y el bastón, p u e s quie«na capa. . n o s , el p a n sin amor, es amargo. ro sahr antes de q u e empiece el barullo. ESCENA PEIMEEA PED.—¡Qué guapo! [Mientras, Pascuala coge la capa, que estaPASCUALA, criada de la casa, limpia y ordena P A S . — L o aprendí de memoria p a decírtelo. rá en la percha; la limpia y pone al médico. ^as sillas cuando entra la tía DELFINA. P E D . — S i n o m e tiea querer. Delfina habla lo que sigue.) DEL.—Buenos días, Pascuala.. ¡ J e s ú s , qué traP A S . — M á s que t ú . gín oon las eleeoiones! ¿No sabes cómo anda D E L . — N o sé por qué dice usted q u e sabrá t o o ; P E D . — ¡ C h a c h a l ni que fuera u n a h a b l a o r a ; m i r e usted, siemel pueblo ? • PAS.-—¡Tonto! pre dicen que parlo, q u e p a r l o ; lo que pasa PAS.—No he saüdo de casa. (Aparte.) Ya sabré PED.—(Rápido.) D a m e u n beso. es q u e paeoe que too lo vienen hacer delanpor ti lo que h a y y lo que no haiga. P A S . — N o ; oua,ndo n o s casemos. te de m í . . . Según, venía p a acá, dije... voy DEL.—Anda too revuelto. E l alcalde con s u hiP E D . — ¡ P o r q u e n o m e ti-es l e y ! . . . a ver a Pascuala, y eua.ndo p a s a b a junto al jo y loe oanterOíS n o s ' a n aeostao en t o a la P A S . — E s que no pmeo besarte. portal del tío Eegúlez, e s t a b a - e l novio de ! i noche. Cuaiido llegan a u n a casa y el tío les PED.—¿Por qué? chica... de la Antonia... ofrece el voto, lo llevan en ca del alguacil pa PAS.—Porque no. MÉD.—Calla, calla; no digas nada, q u e se te que no se venda a los otros. va la lengua. Bueno, voy a ver a mig enfer- P E D . ^ A n d a , to,nta. PAS.—i Sí lo harán, s í ! , P A S . — N o , n o te acerques. (Intenta besarla, mos... Adiós, ¿ e h ? (Váse por el foro.) DEL.—Buenos pellejos 'de vino y confituras he cuando sale Cruz por la izquierda.) visto meter pa aquella casa., que'l deputao ESCENA I I I dicen que tié muchos miles y no tira de Li ESCENA V PASCUALA y D E L F I N A perra. DICHOS V CEÜZ D E L . — N a d a , que se empeñan en que-parlo... PAS.—También s e suena que es anarquista, y C R U Z . —(Riéndose.) Bueno, según t e decía... J u a n Manuel... en cambio el otro e s de los buenos. Es,tá bien. P A S . - -¡ Señorita!... PAS.—Disimuila, chica,; pero entoavía n o he DEL.^—No es a n a r q u i s t a ; es do esos que parlan P E D . . - -Estaba dándola u n reoao,. barrio la cocina. (Vase por la derecha.) pa que coma eil probé... E t alcalde 1© a,poya. DEL.-—Anda, a n d a ; yo t a m i é n m e voy, que CKÜZ. —Muy en secreto. PAS.—Buen apoyo... ¡ Cixando ose apoya! P A S . - -Es q u e . . . m e espera Mariuca... Tengo que decú^e too, DEL.—Entiendo.,., porque aquí, pa entre nospus m e hacen daño las palabras en la boca.., otras..., yo no lo digo, ¿ e h ? , q u e lo oí a cierC E U Z . — N o t e apures, m u j e r ; n o es ningún deTié q u e hacerse lo q u e dice J u a n Manuel, lito amar. tas personas; ; valame Dios, si yo hablara ¡Allá va la señ'oritingal i Qué m á s quis.ieira! algo d e m á s ! . . . Yo oí que el alcalde en el PED.-—Lo que yo le decía. (Váse por el foro.) Ayuntamiento... los fondos... j vamos, que !... C R U Z . — ¿ Q u é le pedías? Pero en cambio tié u n hijo m á s bueno que'l P E D . — Y o creo que oomo nos casanaos al acaESCENA IV . pan blanco, pues h a y que^ conocer a J u a n Mabar de recoger; y a podia,mos... PEDEO y luego PASCUALA. nuel y ver el corazón que t i e n e ; ¡ m i r a ! , a PAS.—^Yo, señorita... su vecina, esa iprobe q u e pedía d e pueblo e n Entra Pedro, mirando primero eU la direccidn que sigue la tía C E U Z . — E s t á bien, m u j e r ; no t e acalores. Delfina, y luego recelosamente a escena. pueblo, le da dos ríales diarios p a q u e coma P A S . — D i r á usté que dejo loe oficios por... y está eon su,hija, y h a y que ver cómo anda P E D . — L a t í a Delfina que sale, cuento teneCHTIZ.—Por a m a r . la rapaza d e asea y de guapa. mos. (Llamando.) P c h s . Pascuala, Pascuala. P A S . — Y o n o entiendo de esas palabras. , . MANUEL DE LA PUENTE VICUÑA ACTO PRIMERO 12 prano pa dirse a arar... Además, no soy un G E U Z . — P e r o sientes su significado; anda, ves gañán. Dende q u e ' fui a la escuela de la a la cocina y sigue queriendo a Pedro. viUa me acostumbré a señorito y no me he P E D . — ¿ L o ves?... vuelto a quitar esta ropa. No me gusta anC R U Z . — P e r o no accedas a sus peticiones por. dar cooi los criaos, ni con las mozas... ; rae que a u n q u e hay hombres que besan por gustan las señoritas. amor, hay otros que a m a n por besar. Anda, CRUZ.—No está mal. arregla todo para la hora en punto, pon J . M A N . — ¿ A ti, qué te paece? ¿Puedo dir en agua a calentar para m a m á . (Fose Pascuala busca de alguna señorita? por la derecha.) CRUZ.—Hombre, yo no puedo decirte, es asunPED.—^Señorita... to m u y delicado. C R U Z . — ¿ Q u é pasa en el pueblo? J . MAN.—^Es que, mira... las tieiTas relucen PED.—^Lo de toas las elecciones; deputaos que a uno en las costillas, ¿ a tí qué t e parece?... compran votos, tíos que acaparan y borraporque, mira, J o que y o digo ; u n a señoricheras por toas partes. ta que no tenga na, la hago rica y cuando G E U Z . — ¿ T ú no votas? me ajunte con ella, soy más señorito... L a PED.^—El alcalde m e hace votar por el nuevo. mi pjresona... ¿ q u é te paece? CRUZ."—Pero si t ú no quieres. CRUZ. — ¡Qué cosas t i e n e s ! J u a n M a n u e l , PED.^—Hs que el alcalde m e lo m a n d a y como ¿cómo quieres que te dé parecer? le debo tres mil reales y su cuñao, es él J . - M A N . — ¿ N o tenemos confianza? m.i arrio. • CRUZ.—{Aparte.) ¡ P o r desgracia y por el pan. C R U Z . — Y como a tí t e da lo mismo. •J. M A N . — P u s en confianza. PED.—']<(o,^ señorita; pero la necesidá obliga. C R U Z ; — E s v e r d a d ; el poder está cimentado , CRUZ.—Ya sabes que en un pueblo todos estamos en confianza; pero eso no puede desobre la necesidad del oprimido. cirse. ¿ Qué •pensarías si yo t e dijera que P E D . — S i la señorita m e da- su permiso,.. puedes dirigirte a una señorita y te . resulC R U Z . — S í , hombre ; como gustes. tara m a l ? Además... el hombre es Ühre y P E D . — P e r d o n e la señorita que haiga entrao. sin ofender... C R U Z . — H a z l o cuando gustes; pero cuidadito, J . MAN.—Yo no ofendo. Mi vida es buena y ¿eh? mis intereses grandes, que es lo prencipal. P E D . — P i e r d a euidao... Adiós, señorita. (Fase CRUZ.—¡Cualquiera que nos oyera! por el foro.) J . MAN.—Semos amigos, y como amigos haESCENA VI blamos. No tengo novia, y quiero einoontrarla.C R U Z . — P a p á tarda, pues, para hacer sólo xma visita. {Asoviándoae a la puerta.) H a y más CRUZ.—Antes tienes que cumplir con la hija de esa pobre ciega. gente .que en día d e toro's.:. ; n a d a , que no veo. ¡ A h í , si, ¡ y a está a h í ! {Hablando-con J . M A N . — ¡ P e r o por la Virgen! ¡A quién se 1'ocurre!... Yo no pueo casarm-e con ella, y una persona que se supone fuera y que es •eEa es la tonta, p u s como -decía el tío Comiel cartero.) Voy, señor Ignacio, v o y . . . ; nicas: «Que aten las yeguas, que los potros ¿ c u á n t a s ? ¿ d o s ? . . . escribirá m i hermano. tién que vivir sueltos.» (Sale y vuelve a entrar, con dos cartas.) J u s to, de mi hermano y de P e p e . ¿Cuál abro^ CRUZ.—Haces mal. Allá t u -conciencia. a n t e s ? . . . Perdona, hermano, pero... {Abre J . M A N . — B u e n o ; a lo que iba, y dejemos eso, y lee la de Pepe, que termina diciendo: «Te porque si yo ando con la Marta, m Is cuartos me cuesta... Yo sólo deseo tener una señorita adora, t u P e p e » ; besa la carta y abre la ipa mí. otra.) Arer, t ú . (Leí/etóo.) Querida hermana : Di a los padres que tengo sobresalien- CRUZ .—¿ Cómo si la compraras ? t e en todas, no pudiendo ir en seguida por- J . MAN.—Too se compra, C r u z ; yo tengo (?ineque espero conseguir gratis una m á q u i n a ; ro y quiero señorío, pus lo compro, y en paz. eléctrica para d a r corrientes a m a m á . Bésa- CRUZ.—Cualquiera discute contigo. H a z como la m u c h a s veces y espera pronto a t u hergustes, si puedes. m a n o . . . ¡Bien, b i e n ! ; ¡ qué alegría ! ; ¡ma- J . M A N . — E s el caso, que tié qué acompañar m á , m a m á ! {Va a -entrar en la habitación al señorío u n a cosa que m e guste. cuando llega Juan Manuel.) CRUZ.—¡ Natural 1 J . M A N . — Y que... va-mos... que t ú m e . . . CRUZ.—{Se levanta sorprendida.) ¿Eh? ESCENA VII J . M A N . — Q u e . . . ¿ P a qué vamos a andar con CRUZ y JUAN MANUEL . rodeos... Tú m e gustas, y . . . J . MAN.—Cruz. CRUZ.—Me quieres comprar, ¿ e s eso? CiRUZ.—¿Eh?... ¡Ah, e r e s t ú ! J . M A N . — N o te quiero c o m p r a r ; te quiero a ti. CRUZ.—^Tengo novio. J . MAN . ^ Y o soy. J . MAN.—^Y-a lo -sabía. E l hijo de aquel notario C'RUZ.^—Te creía de elecciones. de la villa; pero murió su padre, y no le J . M A N . — D o elecciones a n d o ; es decir, ya quea na. tengo elegió. . C R U Z . — J u a n Manuel, J u a n Manuel, ¡márC R U Z . — A ú n no tienes voto, ¿cómo vas a elechate !, no m e vueilvas a mirar. H a b l a b a congir? tigo, porque no debemos desdeñar a nadie, J . MAN.—^Escucha. A m í no m e imiplorta n a , pero... ¡ m á r c h a t e ! que haiga galio députao . cualiequiera, pues J . M A N . — ¡ Que te ruego con el b i e n ! . . . No lo p a vivir, tengo, 4 b i e n lo sabes t ú ! . . . Soy desprecies..., que conmigo'serás u n a reina. . único y mi padre acosecha buenos costales ¡El a m a del p|ueblo!._ ¡ Tendi-ás tierras!... de t r i g o ; a r n é s , que con las vacas y los i Tendrás v a c a s ! . . . . plaos^. tengo pa t o a la vida. . CRUZ.—No las quiero... ¡ V e t e ! C R U Z . — S í , es verdad. E a m a tenéis d© ricos. J . MAN.—-No es sólo fama, que si quiés en- J . M A N . — S i es que dudas de m í . . . Me dijo mi padre..., digo, n o . . . ; t e digo yo a t i . . . terarte. CRUZ.-—No tienes que decir n a d a , ¡ v e t e ! CRUZ.^—^¿Para q u é ? . . . Pero, ¿no te sientas? J . MAN.—^Me sentaré. {Se sienta.) M e tión J . M A N . — L a última palabra. Te escrituro antea de la boa los píaos del collao. , h a s t a la cogotera de aburrió con los votos, y de cansao. Bien sabes que no estoy acos- C R U Z . — ¡ I n s o l e n t e ! Vete enseguida que grito. ¡Vete! ' t u m b r a d o a esta vida, porque con los dine, ros de mi padreí es u n boba levantarse tem- J . M A N . — M e he emperrao en casarme contigo ESPAÑA MEDICA y... i al t i e m p o ! . . . Me voy, sí, pero t ' h a s de acordar. (Fase.) E S C E N A V I I I CRUZ y MÉDICO Cruz queda un momento llorando, y al sentir pasos, seca las lágrimas, M É D . — ¡ H o l a , n i ñ a ! ¿Cómo dejas sola a ma m á ? . . . Pero, ¿ q u é es -eso? j Lloras? ¿De.queson esa,s lágrimas? CRUZ.—Nada, p a p á ; es...-de alegría; mira, ta escrito Adolfo... Tiene sobresaliente. M É D . — N o llores; cuéntame lo que te pasa. C R U Z . — S i es lo que te digo, p a p á ; aquí estd La carta... Traerá para curar a m a m á una m á q u i n a eléctrica. MÉD.—Sois la alegría de mi vida, ¡hija míaí Gracias a vosotros puedo sufrir e s t e pueblo. C R U Z . — ¿ T e h a n hecho algo malo otra vez? M É D . — ¡ Sí, hija, s í ! E s mi profesión un oalva. rio continuo. ¿ Qué día queda sin que me hagan sufrir?... No digas n a d a a m a m á , pues la pobre harto tiene con sus dolores. CRUZ.—¿Qué t e h a n hecho, p a p á ? M'ÉD.—Porque t u madre- siga en la creencia de q u e m e respetan y consideran en este pueblo, como hace veinte años, sufro y paso por todo, pues lo contrario terrninaria con su vida paralítica, pero preciosa; con esa vida sujeta a u n sillón, y que, sin embargo, extiende a su alrededor felicidad y cariño... ¡ NÍ> la digas n u n c a lo que sufrimos! C R U Z . — P a p á , por Dios, ¿ q u é t e h a n hecho? MÉD.-^Más que hija mía, eres la persona en quien desahogo mi dolor. No tengo a quién decir mis penas, y turbo t u virginal vivir.con mis lamentaciones; sólo tú, de los-seres queridos, sabes cómo dejo m a t a r mi aliña, para alimentar el cue-rpo, y un padre n o debe hablar así a su hija... Voy a ver a t u madre. i No la digas n a d a ! ¡ Siga creyendo que aún soy .el señor módico! ¡ Conserva e¡j silencia con t u herma-no !.(Fa- hacia la habitación, pero Cru!s le detiene cariñosamente, haciéndole sentar mientras habla.) CRUZ.—Ven acá,, papaíto... ¡Dime lo que te sucede!:.. Siéntate aquí... ¡ Si sé que sufres menos hablándo-me! ¡ Si sé que lo que no puedes decir a m a m á por su triste estado, m e lo dices a m í ! j Siéntate I MÉD.—¡Hija m í a ! CRUZ.—{Sentándose a su íado.)-¡Dímelo,' pap a í t o ! ¿Qué nueva infamia t e han hecho? ¿No les basta con t r a e r t e de aquí para aUá, sin motivo, porque t e cuesta trabajo andar; no les basta quitarte lo que g a n a s ; no les basta llamarte criado, despreciarte y hasta i n s u l t a r t e ; no les basta decir, después de veinte años apreciándote, que no sabes nad a ; no lea basta... M É D . — N o sigas, hija m í a ; no enumeres vejaciones y desprecios, que harto presente los tengo. CRUZ.—¿Qué nueva infamia te han heoho? M É D . — ¿ N u e v a ? N o ; ya n a d a nuevo puedeü hacerme. CRUZ.—No t e alteres, pa-paíto-; dímeló todo. MÉD.—{Mostrando un pliego de papel.) Mira. Ciacue-nta pobres había en la lista, de benefieeno^a; ahora hay noventa. CRUZ.—¿Quién los h á puesto? MÉD.—-El alcajjde h a comprado votos con mi trabajo. C R U Z . — D e - t o d a s maneras no habían de pagamos. M É D . — N o es eso sólo. CRUZ.^—¿Qué m á s ? MÉD.—Algo que no consentiré. CRUZ.-^-¡ Mi m a d r e ! (Continuará.) ESPAÑA MEDICA 1» EL MONUMENTO AL DR. GUTIÉRREZ Erigido por suscripción pública e o la Moncloa.—Obra del escultor B l a y . Acto de la inauguración; Inauguróse el otro día el monumento que por suscripción dedican a la memoria del D r . Gutiérrez sus compañeros, amigos y discípulos. Bien merece que la piedra perpetúe la memoria de una de nuestras más prestigiosas figuras de la medicina patria, en la cual se hermanaba la ciencia y la b o n dad.- D. Eugenio, ginecólogo expertísimo, hombre de valía indiscutible, creador de una escuela, era además tipo perfecto del caballero en todas las manifestaciones de su vida científica y social. El arte de Blay simboliza en su hermoso monumento la característica de su personalidad, y el buril del artista labró con singular acierto lo que está grabado en el corazón y en el pensamiento de cuantas con su amistad nos honramos y pudimois, por tanto, alcanzar todo su tesoro moral Y, congregados al pie del monumento, resultó un acto emocionante su inauguración, que llevó a cabo el Sr. Sánchez Guerra, rodeado de todo el personal del Instituto Rubio, de muchos médicos de Madrid y de gran número de amigos cariñosos y enfermos agradecidos. Leyóse un hermoso trabajo del Dr. PuUdo, el cual con su maestría acostumbrada trazó una completa biografía del gran genecólogo español. Habló después el respetable Presidente de la Real Academia de Medicina, Dr. Cortezo, que con oratoria emocionante recordó hechos de la vida de D. Eugenio, al cual le unía -íntima amistad desde que, recién llegado éste a Madrid, lo visitó como médico. El Dr. González Brabo leyó unas cuartillas' muy bien escritas en nombre del Instituto Rubio, y el Dr. Gutiérrez, hijo del maestro, dio las gracias a todos en frases emocionantes que merecit ro justaso aplausos. El Ministro de la Gobernación dijo que no sólo traía la representación del Gobierno, sino que telegráficamente le había encargado el Rey que lo representase en aquel acto de cariño y admiración hacia D. Eugenio Gutiérrez. Con fácil palabra ponderó los méritos de éste y lo mucho que la ciencia española le debía, teniendo frases de respeto y afecto para la medicina patria, que el publicó escuchó con aplauso. é¡ Y descorriendo las cortinas que cubría el mo- ' numento, quedó terminado un acto de los de más justicia que hemos presenciado, puesto que era un acatamiento que merece el llorado maestro, gloria de nuestra Ciencia. NOTA PRACTICA tricos con náusSas, dolores epigástricos e indigestiones . Irritabilidad vesical.—Fué observada en 218 enfermos, o s e a en un 74 por l o o . Casi todos estos casos provenían de cálculos yuxtavesicales. Valor del análisis de las orinas.—'PaLva. los autores, la presencia de pus o de sangre es de poco valor diagnóstico. A lo sumo, puede obligar a un examen radiográfico atento. Puede provenir del cateterismo ureteral. Su ausencia no significa que no haya cálculo. La hematuria de consideración existió en 41 casos, o sea en el 14 por 100, muy por debajo de la proporción de la litiasis renal. Siete observaciones presentaron una hemorragia persistente y en ellos había ulceración de la pared. Un enfermo presentó una necrosis de los vasos sanguíneos adyacentes, con hemorragia considerable. Palpación del íáte/í?. —Un cálculo grande puede palparse por vía región inguinal. En ocasiones, aunque con alguna dificultad, llegan a descubrirse los cálculos de situación baja por el tacto rectal o vaginal. Esto es más fácil en el hombre cuando existe un núcleo de reacción inflamatoria. Tratamiento. —En general, nn cálculo pasa por sí mismo al cabo de uno, dos o tres cólicos. Parece, pues, razonable esperar este tiempo antes de intervenir, excepto en algunos casos excepcionales; un cólico violento y peligroso, la amenaza de destrucción renal y en general de toda complicación. Antes de intentar la operación abdominal, podrá ensayarse el provocar la expulsión de la piedra por uno de los medios de técnica endoscópica, cateterismo, inyección de glicerina o de aceite estéril, fulguración, dilatación ureteral, sección del meato o aplicación del fórceps ureteral.. Los franceses añaden la distensión vesical. Errores de diagnóstico. —La mayoría, provienen de un examen rápido y de una falsa interpretación de la radiografía. Ante todo, es preciso no tomar por un cálculo un flebolito o un ganglio calcificado, que dan sombras extraureterales. Los autores obtuvieron clisés negativos en 33 casos, o sea en un II por 100. Los errores provienen generalmente de una falta de técnica de la posición más o menos disimulada de la piedra o del tamaño de la misma, pero sobre todo de su composición; las sales de calcio son visibles, y, en cambio, lo son poco o nada las de ácido úrico o de fosfatos. Localización de los cálculos .-^Kni^g enfermos, o sea en 74 por loo, la piedra estaba detenida en el último tercio del uréter, entre su punto estrechado que franquea la ilíaca externa y la entrada en la vejiga. La mayoría estaban situados, no a nivel de un |strechamiento, sino por encima. Varios cálculos estaban bloqueados por el orificio vesical. CÁLCULOS DEL URÉTER, por Braasch y Moore. (T/ie Journal of the American Medical Association, 9 de Octubre de 1915, pág. 1.234). Ue los 654 casos de litiasis renal que desfilaron por la clínica, de Mayo hasta el i.° de Junio de 1915, 363 cálculos se extrajeron del riñon y 230 estaban alojados en el uréter. A éstos hay que añadir otros 64 casos, cuyos cálculos se eliminaron, ya durante la cistoscopia, ya inmediatamente después. El estudio actual es un conjunto de estas, observaciones. Localización del dolor.—Debido a la distensión renal o a la infección local, se acusó siempre en la mayoría de lOs casos su localización en la región renal o en la subcostal. Muy pocas observaciones le presentaron en la parte inferior del abdomen o en la zona subpubiana* El verdadero cólico nefrítico parece reservado al cálculo uíeteral. La localización dolorosa ha producido varios errores de diagnóstico; a falta de otro síntoma, se ha pensado en un cálculo de la vesícula biliar, o con más frecuencia en una apendicitis. Varios pacientes con dolor abdominal generalizado, sin localización, con vómitos y contracciones abdominales, fueron diagnosticados de obstrucción intestinal. Otros sintieron casi exclusivamente trastornos gás- 14 ESPAÑA MEDICA Casi todos los cálculos situados muy arriba eran voluminosos. Sitio de la piedra.—En 134 enfermos, el cálculo estaba en el uréter izquierdo; estaba en el derecho en 144 enfermos. La piedra era única en 261 casos, múltiple en 17; en el riñon de un lado y en el uréter del otro, en 11 casos; bilateral, en 17 enfermos, y en el rifión y en el uréter del mismo lado, en 12 observaciones. No pudo descubrirse el cálculo ureteral en 13 casos-, en tres de ellos, el cálculo fué empujado a la vejiga en el curso de la operación y fué expulsado en seguida; en otros tres, el cálculo fué expulsado entre el momento del examen y el dí^ de la operación. Cinco enfermos no vieron su cálculo descubierto en el curso de la investigación, pero no presentaron más historia de calculosis; sin duda fué un error de diagnóstico, a menos que la eliminación tubiese lugar antes de la tentativa de extracción y sin síntomas acusados por el enfermo.—Dr. PérezGrande. . — i » » » . , • • Correspondencia Dr. J. A,, Utebo.—No hay por ahora anunciado ningún curso libre de Obstetricia y Ginecología. El profesor Recaséns suele dar uno todos los años, que nosotros anunciaremos oportunamente. Sr. D. J. P., Cartagena.—Las asignaturas obligatorias en el doctorado de Medicina son: Análisis químico, de la Facultad de Farmacia, e Historia de la Medicina, y otras dos escogidas entre las siguientes: Parasitología, Psicología experimental. Química biológica. Antropología o Hidrología médica. El ministerio de la Guerra ha concedido a dolí José Ubeda y Correal la cruz del Mérito militar por los extraordinarios servicios prestados durante un período de veintidós años en el Lab6ratorio|Central de Medicamentos. FeUcitamos a nuestro querido e ilustre amigo por tan merecida distinción. . Falleció en Santiago de Galicia el Sr. D. Ángel Sanmillán, respetable vecino de aquella ciudad y padre de nuestro buen amigo el ilustrado médico de la corte D . Ángel Sanmillán Ferrer, al que enviamos nuestro más sentido pésame. Terminadas las oposiciones a 50 plazas de médicos alumnos de la Academia de Sanidad Militar, se les ha conferido empleo a 21 aspirantes aprobados en los cuatro ejercicios. H a sido nombrado profesor de la Academia de Sanidad Militar nuestro amigo el ilustrado capitán de dicho cuerpo Sr, García Sierra. Este invierno se celebrarán eñ la Real Academia de Medicina las recepciones de ingreso como académicos de número de los doctores Simonena, Tapia, Goyanes, Azüa, Elizagáray, Fernández Sanz y Casares. Y que la cosa tiene que vei-, pues hay ahora unos fieros estatutos que dejan en la calle al elegido si en un plazo determinado no cumple con el deber de redactar el discurso. Están vacantes: En la Facultad de Medicina de Granada, la c á tedra dé Anatomía descriptiva, que se» anuncia a concurso de traslado. En la Universidad de Salamanca, la de Patología general, que se anuncia a concurso de traslado. Se anuncia la aparición en Madrid de dos nuevos periódicos de Medicina. -yi f l Felicitamos de antemano a los héroes, pues heroísmo se necesita con los precios que alcanza el papel. Y después que digan que no hay valor. En virtud de concurso han sido nombrados inspectores provinciales de Sanidad: De Toledo, D . Yistano Roldan; de Burgos, D . Domingo Aniel; de Avila, D . Vicente Rasueros, y de Gibraltrar, D, Pedro Blanco. Quedan ahora vacantes las de Cuenca, Teruel y Vizcaya, que se proveerán por concurso. • Con el arcaísmo acostumbrado se celebró la sesión inaugural del curso, presidida por el ministro dé Instrucción pública, y leyendo el discurso de rúbrica el catedrático de Farmacia D. Obdulio Fernández, que escogió como tema las «Relaciones entre la Universidad y la Industria». El Sr. Andrade habló de sus planes y reformas de la enseñanza, que el público escuchó con marcado escepticismo, convencido de que nada se hará de provecho, puesto que lo prometido hoy por un ministro hace años que lo vienen ofreciendo todos, y las cosas siguen en el mismo estado. A consecuencia de una comunicación dirigida por los Dres. Bravo y Muñoyerro a la Excma. Diputación Provincial de Madrid, respecto a la mortalidad excesiva de los niños de la Inclusa, se ha celebrado una reunión, a la que asistieron el presidente interino de la Diputación, Sr. Soria, el decano de la Beneficencia provincial, Dr. Isla, el personal médico de la Maternidad e Inclusa, el visitador, Sr. Alberti, y el director, Sr. Montero, tomándose los siguientes acuerdos, de gran importancia para los niños acogidos en éstos benéficos asilos: « i . ° Ver el medio de aumentar el número de nodrizas, haciendo propaganda en Maternidad, mediante conferencias, hojas impresas, etcétera, para que las madres pasen a criar al hijo a la Inclusa, el cual podría permanecer allí hasta que termine su lactancia. Por este procedimiento se establecerá la relación que debe existir entre Maternidad e Inclusa, pues apenas se concibe existan separadas, cuando precisamente de esta separación quien sale perjudicado es el niño. 2.° Reconocer sistemáticamente a todas las mujeres de Maternidad y hacer la reacción Wassermann cuando se estime oportuno,'con el fin de descubrir la síñlis por los procedimientos clínicos y biológicos. Como la mayoría de los nacidos» en la Casa de Maternidad ingresan después en la Inclusa, se precisa el mayor número de antecedentes posibles, pues que la omisión de estas exploraciones podrían acarrear graves consecuencias, como son el contagiarse de sífilis las amas internas de la Inclusa al amamantar un niño que sufre esta infección y otras que no es preciso señalar. 3.° Estimular a las madres y nodrizas, mediante premios en metálico, a aquellas que más se esmeren en el cuidado de los niños. Éstos premios serán de cinco, lo y 15 pesetas mensuales. Los distribuirán de acuerdo la Superiora, el Diputado visitador y los médicos de la Inclusa. 4.° Crear una escuela de nurses o enfermeras de niños, a las que se educará convenientemente, enseñándoles lo fundamental para la crianza de los niños. 5.° Establecer la lactancia mixta, con el fin de poder atender a mayor número de niños, para lo cual se adquirirá mayor número, de vacas y se presupuestarán para refrigeración, material, etc. 6." Facilitar la salida de niños al término de Madrid, y que éstos sean traídos a- consulta dos veces al mes para vigilar su lactancia. »• De conformidad con el dictamen emitido por el Consejo de Instrucción pública en el expediente instruido con motivo de consultas elevadas por los rectorados de Madrid y Barcelona acerca de la aplicación del Real decreto de 10 de Marzo último sobre supresión de reválidas, se ha dispuesto, por Real orden de 17 de Julio último (Boletín <le Instrucción pública á& 14 de Agosto), lo siguiente: « I . ° Que se hagan efectivos los derechos de examen, aunque éste no se efectúe. 2.° Que no puede prescindirse de la expedición de la certificación académica, en la qué la secretaría del Instituto resume el expediente del alumno, ni de remitirla a la Universidad respectiva, hasta tanto que se confieran las delegaciones de que habla el Real decreto de 10 de Marzo. 3." Que cuando se confieran las delegaciones se variará la documentación y el modelo de diploma. 4 ° Que los alumnos que opten por verificar los ejercicios de reválida, abonarán los derechos que anteriormente estaban establecidos. 5.° Que los alumnos que voluntariamente opten por verificar éstos ejercicios, se someten a las disposiciones anteriores al Real decreto de l o de Marzo, y, por tanto, pueden ser calificados por Tribunal de aprobados, sobresalientes o suspensos, y, en este último caso, no podrán repetir el examen o expedírseles el título hasta después de transcurridos tres meses del dia en que fueran suspensos. 6.° Que, respecto a premios extraordinarios, tanto de la licenciatara como del doctorado, seguirá rigiendo lo dispuesto en el Real decreto de 10 de Mayo de 1901, toda vez que no hay disparidad entre esta disposición y el Real decreto de lo de Marzo último.» Acuerdos del Ayuntamiento de Madrid en la sesión del día 20 de Septiembre de igiy.—Comisión 5.". Beneficencia y Sanidad. Aprobar los acuerdos que a continuación se expresan para la provisión de una plaza de jefe facultativo de la Beneficencia municipal, con 5.000 pesetas, vacante por fallecimiento de D . Ildefonso Higueras. a) El ascenso a jefe facultativo, con 5.000 pesetas, de D . Mariano Caveng Iturriaga. b) El ascenso a médico primero, con 3.500 pesetas, de D. Luciano Barajas Gallego. c) El ascenso a médico primero, con 3.000 pesetas, de D. Manuel Millán Chavarría. d) El ascenso a médico segundo, con 2.500 pesetas, de D . Gorgonio González Araco. e) Reservar la vacante que resulta de médico tercero, con 2.000 pesetas, al turno de oposición, en virtud de lo que dispone la regla 3 . ' del artículo 42 del Reglamento vigente del Cuerpo facultativo de la Beneficencia municipal, recayendo los ascensos propuestos en el número primero de la escala correspondiente anterior. Ascender a Médico tercero de la Beneficencia municipal, en la vacante por separación de D. Valentín Ayza, a D . Eduardo Guinea Cebrián, que ocupa el número 1 en la escala de niédicos supernumerarios, por corresponder la vacante al tercero de antigüedad, entendiéndose este nombramiento con carácter provisional hasta que, celebradas oposiciones, pueda ser colocado en el lugar que le corresponda con arreglo a lo que determina la regla 3.% art. 42 del Reglamento del Cuerpo facultativo citado. A propuesta del ministro de Gracia y Justicia, y teniendo en cuenta la meritoria labor científica y los relevantes servicios prestados a la reforma penitenciaria por el Dr. D . Manuel de Tolosa Latour, se le ha concedido la Medalla penitenciaria de oro, creada para premiar los expresados méritos y servicios. El ministro, con esta propuesta, ha realizado un acto de justicia, que ha sido favorablemente acogido por la opinión pública. Nuestra sincera enhorabuena al Dr. Tolosa por la nueva y honrosa distinción de que ha sido objeto. Ha sido nombrado médico tercero de la Beneficencia municipal de Madrid nuestro distinguido compañero D. Eduardo Guinea Cebrián,, a quien con tal motivo enviamos nuestra sincera felicitación . ESPAÑA MEDICA U Con el fin de estudiar el problema que plantea a los gobernantes la situación actual de la juventud rebelde, viciosa y delicuente, se reunirá en Madrid, en la segunda quincena de Abril de 1918, un Congreso nacional encargado de proponer las medidas más eficaces y prácticas para la solución de este problema. El Reglamentp y los temas sé publicarán en breve, y los trabajos destinados al mismo acerca de los temas que figuren en el Reglamento se enviarán a la Comisión organizadora antes de fin de Febrero de1918. Han sido nombrados de Real orden ponentes para las diversas secciones de este Congreso: Para la de Historia y Legislación comparada, los Sres. Rodríguez Marín y Juderías; {Jara lá de reforma jurídica, los Srés. Sangro y Ros de Olano y Saldañá; para la de higiene y tratamiento profiláctico, los Sres. Tolosa Latour y Salillas, y para la de Patronato, los Sres. Albo y López Núfiez. aquella localidad, D. Tomás de Miguel Torres, i r / f l í (Burgos). Peña Castillo (Santander) FORMULARIO MODERNO Sanatorio médico destinado a enfemnos d«I aparato digestivo, nutrición y neurosis. Director, D r . Morales. Hemos recibido el primer número de Rioja Médica, revista mensual, órgano del Colegio Médico de Logroño, en cuya capital se publica bajo la acertada dirección del Dr. D. Cayetano Melguizo Alemany. El número publicado contiene artículos científicos y profesionales de gran interés. Devolvemos su saludo al nuevo colega, al que deseamos larga y próspera vida. Advertimos a los compañeros que sean solicitados o soliciten la plaza de médico de Frías (Burgos) que les es muy conveniente, antes de su aceptación y de comprometerse, que se dirijan al médico de Alcanfor 10 gramos. Aceite de almendras dulces.. 50 — Lanolina, hasta loo — M. Licor de acetato de alúmina"] ( I a 2 por 100) \ aa 40 gramos. Lanolina. .J Vaselina flava , 20 — Médico joven, con práctica, se necesita para partido en Andalucía, con sueldo mínimo de 3.000 a 3.500 pesetas. Dirigirse al señor director de este periódico con urgencia. • Practicante.—Se necesita para los pueblos de Torrearévalo, Arévalo y Ventosa (Soria), con la d o tación de 1.000 pesetas, pagadas por el señor médico por trimestres vencidos. La residencia será Torrearévalo, donde se le facilitará casa, leña y estará exento de toda carga municipal. Las solicitudes documentadas, hasta el i.° de Octubre, dirihidas al señor médico de Almarza y al señor alcalde del pueblo matriz. Contra el prurito Acido fénico 2 gramos. Mentol. I — Acido salicllico. 2 — Alcohol rectificado c. s. para loo- —'• M.. Para tópico. O en pomada: Acido fénico 25 a 50 cent. M e n t o l . . . . . . . . 50 cent, a i gramo. Acido salicllico i a 2 — Lanolina... l o -rVaselina flava 50 — M. Alcanfor 5 gramos. Vaselina flava 30 — M. • M. Mentol I gramo. Tumenol amónico 5 — BromocoU 10 — Pasta de cinc, hasta 100 — M, O t e r r e a simple (Goorges Laurens.) Llenar, por la mañana y por la noche, el conducto auditivo de agua oxigenada a 12 volúmenes, que se dejarán en el oído durante dos minutos. Repítase esta operación dos o tres veces seguidas. Después de haber secado perfectamente el conducto auditivo por medio de un portaalgodón, practíquese una instilación con uno de los líquidos siguientes: Acido pícrico Agua i gramo. 25 — o bien, Agua de Alibour.. Agua 5 gramos. 10 — Prurito vulvar Polvo dé o r t o f o r m o . . . . 1 ', — de biyodoformo.. > aa partes iguales. — de talco ' M. Para tópico. Háganse dos lavados diarios con agua hervida y espolvoréese después con la fórmula anterior. Imp. de A. Marzo San Hermenegildo, 32 dupd.*.—T«l. 1.97J. 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Pastillas vermífugas dosificadas. Pastillas de frutos pectorales con cocaína. Pastillas digestivas (pepsina, pancreatina, papaína, inglubina y maltina). (y mónicos, laringofaríngeos, infecciones gripales, palúdicas, etc., etc. Precio del frasco, CINCO pesetas guración de la diabetes GLUCOSIDINA Y PREPARADOS DECOPALCHI BONALD De venta en todas las farmacias y en la de! autor, flúñez de flrce, 17