LANZAMIENTO. Según la jurisprudencia establecida por la Tercera

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363787. . Tercera Sala. Quinta Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo XXXII, Pág. 2181.
LANZAMIENTO. Según la jurisprudencia establecida por la Tercera Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, contra las providencias dictadas en el período de lanzamiento,
es improcedente el juicio de amparo, pues cualesquiera que hayan sido las excepciones
opuestas por el demandado, deben discutirse y resolverse dentro del segundo periodo del
juicio de desocupación, al que la ley llama juicio propiamente; mas como se han opuesto
algunas razones impugnando dicha jurisprudencia, es preciso traer a colación las que se
tuvieron en cuenta para fundarla, y ampliarlas, contestándose así a los argumentos que se
exponen para impugnarla. El procedimiento de desocupación tiene dos periodos: el de la
providencia de lanzamiento y el que es propiamente juicio; de donde se deduce que no se
trata de dos procedimientos distintos, quedando el segundo a la voluntad del actor, haciendo
nugatorios los derechos del demandado y dejándolo al arbitrio de su contraparte. La
providencia de lanzamiento tiene analogía jurídica con las providencias precautorias, pero la
demanda de desocupación debe servir de base al primer periodo, del juicio de desocupación,
independientemente de la acción relativa al pago de rentas, que puede promoverse simultánea
o separadamente, ya que el actor puede renunciar al derecho de cobrar las rentas, o ejecutarlo
cuando le convenga, no debiendo, por lo mismo, confundirse el juicio de desocupación con el
pago de prestaciones de dinero, que es distinto. Las excepciones se oponen al contestar una
demanda, y es por tanto necesario que ésta exista en el juicio de desocupación, mas por virtud
de la tramitación especial a que está sujeto, el término para oponer estas excepciones, es el
que se fija para la desocupación, debiendo terminar el juicio por sentencia especial, que
decida acerca de los derechos controvertidos y sin perjuicio de que la providencia de
lanzamiento, se lleve adelante, en todo caso, salvo que se oponga la excepción de pago, sin
perjuicio también, de que en la sentencia definitiva se decida acerca de esa excepción,
teniendo en cuenta las pruebas y alegaciones de las partes. La protección de la ley para los
propietarios, no puede llegar hasta dejar sin defensa a los inquilinos; la ley ha tenido en
cuenta las dificultades de aquéllos para hacer efectivos sus derechos, pero no por eso ha
dejado abandonados a los arrendatarios, y el procedimiento jurídico atiende a los intereses de
las dos partes. En resumen, el juicio de desocupación es uno, dividido en dos períodos, la
providencia precautoria o ejecución que constituye el lanzamiento, jurídicamente análoga a
las providencias que se dictan en los juicios ejecutivo e hipotecario, y el juicio propiamente
dicho, en el que deberán probarse plenamente los derechos controvertidos por las partes, para
determinar si es procedente o no, la acción de desahucio, que puede ejercitarse conjuntamente
con cualquiera otra acción. Para impugnar la jurisprudencia sobre que es improcedente el
amparo contra las providencias dictadas en el período de lanzamiento, se recurre a diversos
argumentos que se hacen dimanar de la exposición de motivos del proyecto del Código de
Procedimientos Civiles, expedido en 1880; mas tal exposición, en lugar de contrariar la tesis
sostenida por la Sala, viene a apoyarla, pues dice: "en esos plazos (los señalados para la
desocupación) podrá el demandado alegar las excepciones que tuviere, que se substanciarán
en el juicio que corresponda, pero sin perjuicio de la providencia de lanzamiento". El Código
de Procedimientos de 1884, sufrió diversas reformas, pero al referirse a las excepciones que
puede oponer el demandado en el juicio de desocupación, dice: "las que se substanciarán sin
perjuicio de la providencia de lanzamiento". Se argumenta también, basándose en la
exposición de motivos, que el Juez, al sentenciar, condenará al pago de los daños y perjuicios
sufridos por el lanzamiento, y de ahí se deduce, que no puede condenar a la devolución de la
cosa arrendada, lo cual es un error, pues tratándose de un caso de responsabilidad civil, no la
contractual por falta de cumplimiento de un contrato, sino la excontractual de que trata la
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fracción II del artículo 1458 del Código Civil para Distrito y Territorios, expedido en 1884,
implica la devolución de la cosa o su precio, o la de ambos, y, en su caso, importará la
reparación y la indemnización de los perjuicios. Si, por lo mismo, se trata de un caso de
responsabilidad civil, la restitución debe llevarse a cabo, existiendo la cosa, aun cuando se
encuentre en poder de un tercero. La ley, al referirse sólo a daños y perjuicios, no ha querido
excluir la restitución que toda responsabilidad comprende, y si se ha referido sólo a los daños
y perjuicios, es porque son los que, en realidad, constituyen la pena, el castigo por la culpa,
que es la que sirve de base a su imposición, pero nunca porque trate de sancionar la no
restitución de la cosa; y por tanto, en el caso concreto del juicio de desocupación, establecida
por la ley, de manera clara y terminante, la responsabilidad civil, ésta debe cumplirse en
todas sus partes, y a la persona lanzada injustamente, debe restituírsele la cosa o
indemnizársele de los daños y perjuicios que haya sufrido con motivo del acto ilegal. Si la ley
da facilidades a los arrendadores para que no se burlen sus derechos, también las da a los
arrendatarios, castigando la mala fe y la culpa de aquéllos, estableciendo su responsabilidad,
que puede hacerse efectiva, como se ha indicado, y por esto, el acto no tiene el carácter de
irreparable que se le atribuye, y es fundada la jurisprudencia sostenida por la Tercera Sala en
múltiples ejecutorias, sobre que el amparo es improcedente contra las providencias dictadas
en el periodo de lanzamiento.
Amparo administrativo en revisión 1125/30. Ramos Simón T. 28 de agosto de 1931. Mayoría
de tres votos. Disidentes: Manuel Padilla y Ricardo Couto. La publicación no menciona el
nombre del ponente.
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