Núm. 84 - Publicaciones de Defensa

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LAS ARMAS Y SERVCWS
MINISTE
Rl O DEL
EJERCITO
ejército.
REVISTAILUSTRADADE
LAS ARMASYSERVICIOS
NÚM. 84 S ENERO S 1947
SUMARIO
Cómo los inventos modernos pueden afectar al desarrollo de
la maniobra en el campo táctico. Coronel Maristany.—Los
Ingenieros militares en la organización de desembarcos. Co
mandante Martínez Jiménez.—Orgánica.
Coronel Martín Na
ranjo.—La Artillería en la batalla moderna. Un caso de com
bate defensivo. Comandante Rocafort.—La Intendencia en la
División de Montaña. Capitán De la Peña.—Los
proyectiles
de Artillería. (Leyes de Justrow.) Comandante £armona.—
El tiro en los cuarteles. T. Coronel Barrera.—Guerra anfibia
y coordinación. Capitán de Corbeta Martel.—Sobre correccio
nes previas en el tiro de la artillería. T. Coronel Carmona.—
El telémetro en las. baterías de Costa. Coronel Cantero.—
Información e Ideas y Reflexiones: Intervención del Radar en las
operaciones. Coronel Elmore.—Las fuerzas acorazadas y la próxima
guerra. (Algunas sugerencias para la evolución futura.) Coronel Tem
poral A. Jodli.—Orientaciones prácticas para la defensa iñmediata
contra carros.. Capitán Jalón.—Varias notas informativas. (De la
“Revista Militar Argentina”.)—La
sordera artillera. Capitán Colo
rado.—La artillería antiaérea en apoyo de operaciones terrestres. Te
niente Coronel Howard P. Persons.—El tiro en su aspecto deportivo.
Teniente Moragues.—Ataques combinados de infantería y carros. (De
“Mi litary
Review”.) —Proyectilés radiodirigidos. (De “Military
Review”.}—La guerra económica. Auge y descenso de la producción
bélica alemana. (De “The Army Quarterly”.)—El cañón de 40 mm.
en apoyo de la infantería. T. Coronel Davis.—La geografía de la
edad del aire. E. Y. G. Taylor.—Una nueva promoción de Oficiales
de E. M.—El rayo tósmico. William F. McDermou.
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MINISTERIODELEJERCITO
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DIRECTOR:
ALFONSO FERNÁNDEZ,
JEFE
Coronel de E. M.
DE REDACCIÓN:
Coronel de E. M. Exmo. Sr. D. José Díaz de Villegas, Director General de Marruecos y Colonias.
REDACTORES:
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Coronel de Artillería D. José Fernández Ferrer, de la Escuela Superior del Ejército.
Coronel de Infantería D. Vicente Morales Morales, del Estado Mayor Central.
Coronel de Infantería D. Emilio Alamán, del Estado Mayor Central.
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Coronel de E. M. D. Juan Priego, del Servicio Histórico del Ejército.
Teniente Coronel de Caballería D. Santiago Mateo Marcos, del Estado Mayor Central.
Teniente Coronel de Ingenieros D. Manuel Arias Paz, Director de la Escuela de Automovilismo.
Teniente Coronel InterventorD.
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Comandante del C. 1. A. C. D. Pedro Salvador Elizondo, de la Dirección General de Industria.
Comandante de Intendencia D. José Rey de Pablo, del Patronato de casas militares.
PUBLICACIÓN
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y
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Correspondencia
para suscripciones,
para colaboración,
al Administrador,
dantede
Infantería.
al Director.
D. Francisco de Mata Díez, Coman
COMO
LOS
INVENTOS
MODERNOS
PUEDEN
AFECTA
AL
DESARROLLO
DfLAMANIOBRA
EN
EL
CAMPO
TÁCTI
Coronel de Ingenieros J. MARISTANYGONZÁLEZ,
de la Ordenación Económico-Social.
i.
Influencia del material en las guerras modernas.
El concepto antiguo de que el hombre era el fac
tor decisivo único en el resultado de las campañas,
tiene que ser revisado a fondo. Por muy doloroso
que nos resulte, nos vemos forzados a confesar que
las máquinas de guerra de todas clases van robando
al hombre—cada vez más—su ]?apel preponderante,
y acaso no esté lejano el día en que haya que reco
nocer que las legendarias virtudes de las razas gue
rreras apenas tienen influencia en los combates.
Con los modernos tanques y aviones de bombar
deo, los geniales talentos y los valores temerarios
son barridos materialmente
La heroicidad de la Infante:ría, si no está soste
nada por la tierra y por el aire con medios capaces
de neutralizar las máquinas contrarias, no sirve
más que para escribir páginas gloriosas, pero caren
tes de i-esultados prácticos. Es necesario—a toda
costa—hacerse con esos medios neutralizantes.
2.
Necesidad de nuevos prototipos.
Si se trata de vencer—premisa obligada en toda
campaña—, no basta con neutralizar los medios
mecánicos del contrario; es preciso superarlos.
No creemos que nadie pretenda obtener una vic
toria decisiva con medios anticuados.
Pero aun suponiendo que un ejército logre entrar
en campaña con el material más moderno que pueda
existir en el día de su iniciación, tampoco esto sería
suficiente: porque tal material resultaría anticuado
en plazo muy breve.
Es preciso disponer de una industria capaz de in
troducir constantes modificaciones en toda clase
de armas y medios económicos. Y es más necesa
rio todavía contar con hombres capaces de imagi
nar y proyectar estas innovaciones.
3.
Las armas secretas.
Mucho se ha fantaseado, desde el principio de la
guerra que acaba de terminar a propósito de las
armas secretas.
Enviado para el Concurso de EJÉRCITO,
r945.
En el sector de los escépticos, se negó siempre
sistemáticamente
la posibilidad de tales armas se
cretas, de verdadera trascendencia, creyendo que
las investigaciones que se decían eran llevadas a
cabo por ambos bandos beligerantes, sólo les con
dúciría a la obtención de mejoras para renovar y
modificar lOasarmas conocidas, sin que esto pudiera
influir grandemente en la decisión final.
Hoy, después de visto lo ocurrido, precisamente
en el momento que hizo punto final a la tragedia,
hay que reconocer que hasta los que dejaron vo
lar su fantasía forjando quimeras propias solamente
de Julio Verne, se han quedado cortos.
Merece la pena que dediquemos nuestros comen
tarios a este final catastrófico.
4.
La bomba atómica.
De igual manera que las fiestas de los pueblos es
pañoles, y especialmente los de Levante, suelen ter
minar en una traca final, que por sus estampidos
atronadores deja grabada honda impresión en las
mentes sencillas, así una traca final, llamada bomba
atómica, acabó con el festival guerrero más san
griento y destructor de cuantos se han organizado
a través de los siglos.
Tal es la importancia de este invento, que ya se
anuncia la división de la historia de la humanidad
en tres edades o grandes períodos: edad de fuego,
edad de la pólvora y edad de la energía atómica.
Y a tal propósito nos parece oportuno hacer una
observación. El fuego fué el elemento defensivo por
excelencia. Con él los hombres pudieron ponerse a
seguro contra las fieras. Sin él, es posible que la hu
manidad no hubiera subsistido.
La pólvora y la bomba atómica tienen signo con
trario que el fuego: son elementos eminentemente
ofensivos, que se aplican solamente para la des
trucción.
Y ciertamente que, comprendiendo en el nombre
genérico de pólvora a todos los explosivos que fun
cionan por reacciones químicas, las destrucciones
realizadas por ella en la presente campaña han su
perado a todo lo previsible.
Por esto no podemos imaginar lo que pueda ser
3
-
una guerra en la que ambos contendientes se en
cuentren provistos de una bien pertrechada avia
ción y armada• con bombas atómicas en número
prácticamente ilimitado.
Y mucho menos nos podemos figurar lo que sería
una guerra entre uña nación provista de todos es
tos elementos y otra que careciera de ellos.
Solamente se nos ocurre una comparación que,
si bien resulta triste, no es totalmente desconsola
dora. En la lucha entre el flit y los insectos, nunca
resultan éstos eliminados por completo, y lo mismo
ocurre con todos los medios más modernos y efi
caces que existen para combatir la plaga de la lan
gosta, sin que llegue jamás a su destrucción com
pleta.
Claro está que estos ejemplos podrían ser aplica
dos con más propiedad a los gases asfixiantes em
pleados en la primera guerra mundial, y que, feliz
mente, por un acuerdo tácito entre ambos belige
rantes, no se han utilizado en la que acaba de fina
lizar. También resulta imposible formarse idea ca
bal de lo que hubiese sido de los habitantes de to
dos los territorios que se utilizaron como teatros
de guerra si tal medio de destrucción llega a po
nersé en práctica; sobre todo, teniendo en cuenta
los progresos de la química y la multiplicañón de
industrias que desarrollan esta ciencia. La canti
dad de gases podría haber sido astronómica, y sus
efectos corrosivos, de tal naturaleza, que no se en
contraran caretas ni medio alguno de neutralizar
los. Pues aunque al principio de la contienda se hu
biesen utilizado solamente los de la pasada cam
paña, puestos ambos beligerantes a porfía a per
feccionar- los medios agresivos inventando nuevos
productos tóxicos, se habría llegado, sin duda al
guna, a la obtención de alguno de efectos mortífe
ros incontrarrestables.
Pero volviendo a la bomba atómica. Las emplea
das contra el Japón, según las pocas referencias
que de ellas poseemos, son, al parecer, de peso muy
reducido, de unos 35 kilogramos solamente, de los
cuales cinco constituyen el elemento activo o des
tructor.
Si esto es cierto, no vemos que sea imposible fa
bricar bombas que con un peso total de cinco a
seis Tm. dispongan de una tonelada aproximada
mente de materia desintegrable.
Si semejante bomba llegara a realizarse, podre
mos calcular, por una simple operación aritmética,
que su potencia destructora sería doscientas veces
superior a las empleadas contra el Japón.
Y si aquellas bombas destruyeron cada una una
ciudad entera, dejando vitrificadas las arenas del
suelo y con radiactividad remanente durante un
período de tiempo bastante dilatado, que produjo,
según se dice, quemaduras y hasta la muerte de
algunas personas que llegaron a las ciudades des
truídas posteriormente a la catástrofe, imaginemos lo que ocurriría si una bomba gigante, de las
4
características dichas, fuera lanzada contra una pe
queña nación.
Lo que a primera vista parece es que la nación
entera, o al menos una parte muy importante de
ella, resultaría destruícla. Tal vez los efectos se ex
tendieran a todo lo largo de la cuenca de un río, limi
tándolos las divisorias, cuando éstas fueran de su
ficiente altura. Todos los habitantes de la zona afec
tada quedarían muertos en el acto; pero, además,
es muy probable que en mucho tiempo el suelo re
sultara estéril para toda clase de plantaciones, y
con tal radiactividad remanente, que hiciera la
región inhabitable para toda clase de seres vivos.
Y ahora se nos ocurre preguntar: ¿Cuál sería el
efecto de esta hiperbomba sobre una flota de com
-bate? Sin duda, nos encontraríamos en el caso de
que la escuadra sería totalmente destruída por una
sola bomba, a pesar de no incidir sobre ningún
navío.
Y téngase presente la enseñanza que esto repre
senta; porque lanzar una bomba ordinaria y hacer
blanco en un navío de guerra moderno superdotado
de artillería antiaérea, es sumamente difícil. Lo es
mucho más, hasta el borde de la imposibilidad, que
una bomba lanzada con paracaídas, y soltada desde
gran altura, llegue a tocar sobre un buque determi
nado. Pero, en cambio, es muy fácil que un solo
avión logre dejar caer un ingenio de esta natura
leza en el centro del área marítima jalonada por una
escuadra, en reposo o en movimiento.
5.
La bomba cósmica.
Además de esta superbomba atómica de realiza
ción posible, con toda seguridad, existe la probabi
lidad de que surja una nueva arma, mucho más te
mible, según una noticia aparecida recientemente
en la prensa diaria. Copiada al pie de la letra,
dice así:
“El profesor J. Clay, de la Universidad de Ams
terdam, ha revelado en una conferencia de hom
bres de ciencia celebrada en el palacio del Elíseo,
que debe admitirse la posibilidad de que surja la
bomba del rayo cósmico, de efectos mil millones de
veces mayores que la atómica.
El profesor Pierre Auger, director de Enseñanza
Superior francesa, hizo constar a continuación que
está de acuerdo con las declaraciones del profesor
Clay.”
Después de todo lo dicho hasta ahora, sí nos pre
guntamos: ¿Cómo los inventos modernos pueden
afectar al desarrollo de la maniobra en el campo tác
tico?
Hemos de confesar que por mucho que medita
mos sobre cómo la bomba atómica puede afectar
a aquel desarrollo, no acertamos a formarnos idea
clara de ningún género, y mucho menos encontra
mos contestación adecuada a la pregunta si empe
zamos por suponer como real la existencia de la
hiperbomba atómica, de posible fabricación, o la
fantástica bomba cósmica, de poder destructor prác
ticamente infinito.
Tal cosa será, naturalmente, -mientras no se en
cuentra el “antídoto” de la bomba. Y este es, pre
cisamente, el punto sobre el que queremos dis
currir.
Tenemos la convicción de que las grandes poten
-cias que no poseen el secretó de -hacer práctica la
desintegración atómica, no se resignarán a tener
que desempeñar el papel de inséctos en-la lucha con
fra el flit. Investigarán sobre esta materia tan vital;
pero, sobre todo, tratarán por todos los medios ima
ginables de conseguir neutralizar el terrorífico arte
facto.
No se nós -alcanza ninguna razón que nos haga
suponer que tal cosa no pueda alcanzarse. Las -ex
plosiones a distancia de los explosivos ordinarios es
tema muy sugestivo, tratado con pasión desde -hace
mucho tiempo entre charlatánes de casino; pero es
lo cierto que no se sabe que se hayan hecho investigaciones científicas serias sobre tal materia, o al
menos se puede afirmar que nunca se han organi
zado en la forma y con el interés con que los Esta
dos Unidos han llevado a cabo la gigantesca labor
de investigación y organización industrial con el
fin de conseguir la bomba famosa.
Quizá éste sea el camino que se siga, y si la de
flagración de los explosivos químicos a distancia
no ha sido lograda hasta ahora, acaso se consiga con
los atómicos.
Entonces,- y solamente entonces, según nuestra
opinión, será cuando en -buena- lógica se podrá ha
blar de la influencia que estos medios pueden tener
en el desarrollo de la maniobra en el campo táctico.
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misterio; son hundidos también tres destructores:
el “Alfieri”, el “Vicenzo Gioberti” y el “Maestrale”.
Comprendieron los italianos que la misma suerte
-correrían todos los buques que se encontraran con
-los británicos- en las mismas condiciones, sin que
tuvieran a su alcance el medio de evitarlo. Desco
nocían el radar, al -menos en su forma perfecta ac
tual, y aunque lo hubieran conocido no hubieran
podido contrarrestarlo con ninguna maniobra en el
campo táctico.
El resultado fué, como ya queda dicho, que los
italianos, con una flota mucho- más poderosa que
la británica del Mediterráneo, con mejores bases,
más numerosas y mejor situadas, se vieron obliga
dos a recluirse en ellas, renunciando para siempre
a- una decisión marítima importante que les hubiese
hecho dueños absolutos de aquel mar, lo que a su
vez hubiera traído aparejada la- caída de la isla de
Malta, factor moral muy importante, y quizás que
la guerra de Africa cambiara de signo.Con esto vemós -que un solo aparatito, de poca
importaíicia apareñte, resulta más eficaz que toda
una flota de acorazados, y, por consiguiente, que
-su inventor tiene- más influencia en el final favora
ble o adverso de-la campaña que las decisiones de
un gran almirante (i).
Pero de cómo han inclinado la balanza el inven
tor o inventores de tal aparato, se pone más de
manifiesto, si cabe, con esta otra noticia similar: --el
radar anuló a los submarinos alemanes.
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--
(e) Las primeras informaciones que se dieron sobre la ba
talla de Matapán, atribuían el éxito británico poco menos
que a la casualidad.
Se dijo que el destructor británico “Greyhound” se había
interpuesto
entre los cruceros italianos y los acorazados iii
gleses, y que muy próximo a los primeros lanzó sus proyec
tores-sobre ellos, ilumiñándolos de repente un solo momento,
él necesario- para que el “Warspite” colocara tres andana-das seguidas sobre el “Fiume”, que al arder sirvió de antor,
6., El radar.
cha para iluminar a sus compañeros de formación, “Zara”
y el “Gioanni della Bande Nere”.
Este ojo verdaderamente mágico hizo posible que - Esto podía ser verdad y creemos que así habrá sucedido;
la escuadra británica
el Mediterráneo anulara por pero resultaba un tanto extraño que el “Fiume” no tuviera
tiémpo ni para hacer un solo disparo, ni que los otros dos
completo a toda la flota italiana, como consecuen
cruceros pudieran
tampoco reaccionar de manera eficaz,
cia de un solo encuentro: la batalla naval de Ma mientras que los ingleses los destruían a placer. Todo lo cual
tapán.
resultaba inexplicable, aun-descontando la pericia, bien pro
-De una manera misteriosa e inexplicable, los aco bada, de los marinos británicos.
pudo explicarse al principio de una manera ló
razados del almirante Cunningham, en plena oscu gicaTampoco
cómo fueron hundidos también los tres destructores
ridad de la noche, hicieron blanco certero sobre la italianos que eran parte integrante de la misma formación,
escuadra de cruceros pesados italianos, destruyendo y mucho menos cómo un destructor inglés, el “Jervis”, pudo
torpedear a boca de jarro al crucero pesado “Pola” que se en
en pocos minutos a sus tres -unidades componen
inmovilizado por los torpedos de la aviación naval,
tes: “Fiume”, “Zara” y “Pola” (i), todos ellos de contraba
pero con la artillería, al parecer, en estado de combate.
-10.000 toneladas, y en lamisma
noche, con igual
La explicación lógica se hizo después, cuando los ingleses
onfesaron
que en -plena oscuridad absoluta sus acorazados
se habían acercado a los cruceros italianos sin ser vistos y
(i)
Realmente el “Pola”, gemelo de los otros dos, no for
maba parte de la misma escuadra la noche del 29 de marzo
los habían apuntado con sus cañones de 381 mm.
Tal vez seá cierto, como antçs decíamos, que el destruc
de 1941, sino que, formando parte de otra, habí-a sido alcan
zado por la tarde dos veces por la aviación embarcada en - tor “Greyhound” haya iluminado al “Fiume” por espacio
de -un minuto o algún lapso de tiempo - parecido, pero pro
el “Formidable”.
La causa de la pérdida de los otros dos fué,
bablemente
habrá sido solamente para rectificar la punte:
precisamente,
ir en su socorro, Lo cual fué previsto y apro
ría ya hecha,
-- -vechado por el Almirante Cunningham.
-
Cuando la campaña submarina era más intensa,
cuando los ataques a los convoyes ingleses llegaron
a ser más eficaces por haber alcanzado su grado má
ximo el método con que eran preparados, los me
dios puestos en servivio, la cooperación de la avia
ción más perfecta, la vigilancia más continua, las
flotillas más numerosas, etc.; cuando todo hacía pre
sumir que Inglaterra, falta de abastecimientos, ten
dría que sucumbir, por mucha que fuera su resisten
cia y el estoicismo de los británicos, de repente surge
también lo maravilloso: los submarinos son destruídos en proporciones fabulosas; submarino que se
hace a la mar es barco que no vuelve, mientras que
los convoyes consiguen arribar a sus puntos de des
tino, sin bajas de gran consideración.
Las tornas han cambiado gracias a un solo apa
ratito casi exclusivamente.
El radar lo ha trastrocado todo.
No importa que el Gobierno alemán decida cam
biar al Gran Almirante, nombrando para el Mando
Supremo de la Marina al Jefe más capacitado en la
guerra submarina. Todo es inútil. El radar seguirá
aniquilando esta clase de buques, sin que la bravura
de sus tripulantes sirva para otra cosa que para
aumentar la lista de los incontables héroes que rin
den su vida por la patria.
Y aunque la Historia siempre hablará con honda
emoción de estos soldados desconocidos, en honor
de los cuales se continuará erigiendo monumentos,
los flemáticos ingleses preferirán poseer el radar y
que los convoyes lleguen a su destino, a incrementar
su lista de héroe’s navales, bien numerosa por cierto,
y cuajada de nombres conocidos del mundo entero.
Y ahora, volvamos a la pregunta: ¿Cómo el radar
puede afectar al desarrollo de la maniobra en el
campo táctico?
Esta es la pregunta que se habrá hecho tantas
veces el Gran Almirante Raeder, o bien esta otra
equivalente: ¿Qué se puede hacer en el campo tác
tico para neutralizar la eficacia del radar?
Sin duda, no encontró ninguna respuesta. Nos
otros tampoco la encontramos.
Las aplicaciones del radar no se limitaron a la
guerra naval. Hoy sabemos cómo los ingléses diri
gían la acción de sus grandes bombarderos sobre
Alemania, por medio de este aparato combinado con
los radiofaros, o, mejor dicho, por medio de este sis
tema, pues el radar, más que un aparato, es un siste
ma de ellos, o nombre genérico, que comprende una
gama muy extensa de aparatos bien diferentes en
tre si.
La perfección ha llegado hasta el punto de que,
según hemos tenido ocasión de oír en una confe
rencia a un ilustre aviador, después de los bom
bardeos, las estaciones terrestres de control, situa
das en Inglaterra, en lugar de recibir el parte de
bombardeo, eran ellas las que se lo daban a los
Jefes de escuadrilla, poniendo de relieve sus acier
tos o yerros.
6
¿Cómo contrarrestar en esta aplicación la eficacia
del radar?
La respuesta, a nuestro modo de ver, no puede ser
otra que esta:
Para neutralizar el radar, hay que emplear este
mismo sistema en los aparatos de puntería de la ar
tillería antiaérea y en los aviones de caza, siendo la
táctica y las maniobras de éstos algo que resulta se
cundario, a pesar de su gran importancia.
El combate, en la oscuridad o en la niebla, entre
dos escuadrillas, una pertrechada con todos los me
dios modernos y otra desprovista de todos ellos, se
decidirá sempre a favor de la primera, cualquiera
que sea la pericia de los pilotos de la antagonista y
cualquiera que sea la táctica o las maniobras em
pleadas.
Aquí se pone de relieve, una vez más, que el in
ventor, desde su despacho o laboratorio, decide mu
chos combates sin intervenir personalmente en
ellos.
Pero dejemos ya estos factores tan decisivos en
la lucha y háhiemos de otros pequeños inventos
aparecidos en la reciente campaña.
7.
Otros inventos de guerra.
Entre los primeros inventos aparecidos en la re
ciente campaña tenemos que recordar las minas
submarinas magnticas.
Su eficacia parecía tal, que algunos espíritus exal
tados creyeron ver en semejantes ingenios el medio
seguro de acabar rápidamente con el poderío naval
británico. Otros creían que, al ser minados los pues
tos ingleses con tan terribles artefactos, por medio
de la entonces poderosa aviación germana, se im
posibilitaría la entrada y salida de los barcos mer
cantes, que en interminables convoyes tenían que
arribar a dichos puertos para abastecer la densa po
blación de las islas.
No fué así, sin embargo. ¿Cómo hicieron los in
gleses para contrarrestar los terribLs efectos del in
vento alemán? ¿Recurrieron a alguna maniobra
táctica? Nada de eso.
Lo que hicieron, con ese sentido práctico que siem
pre los ha caracterizado, fué procurarse una mina
intacta, a costa de los sacrificios humanos que fue
ran precisos para lograrla, y una vez conseguida se
la dieron a analizar a sus técnicos e inventores para
que estudiaran la manera de neutralizarla. Cosa que
parece consiguieron en poco tiempo, equipando a
los buques con algo que, según las referencias que
entonces dieron, era algo así como una red metálica
o pantalla de Faraday. Esto parece algo increíble;
pero el hecho es que con tal disposición consiguierón
retirar el “Queen Mary”, en construcción, de la zona
peligrosa, y que los convoyes llegasen a los puertos
con absoluta seguridad.
países, fue-ron utilizados en grandes proporciones
Y otra vez se pone de manifiesto la importancia
por el Ejército norteamericano, que los juzga tan efi
de los inventores.
caces y necesarios, que uno de sus grandes Gene
Pero aun descendiendo más en orden de impor
rales
afirmó: “Un ejército moderno- puede avan
tancia, encontramos a lo largo de la campaña, en
zar
tanto
cuanto lo permitan sus empuja tierras;
tre ambos beligerantes tal cúmulo de inventos y de
perfeccionamiefltoS que podemos afirmar que, hasta más no.”
Estos aparatos fueron utilizados por los ingenie
cierto punto, la guerra en lugar de estar empeñada
ros
militares norteamericanos no solamente para
entre los ejércitos combatientes, lo está entre los
hombres de ciencia y los inventores de cada bando. abrir pistas y explanar aeródromos en tiempos re
A cada invento o perfeccionamiento que aparece ducidísimos, sino también para levantar canipos de
en uno de los campos, se replica en el otro con el minas y, lo que es más importante, para atacar los
nidos de ametralladoras, taponándoles las aspillecontrainvento
correspondiente..
Así, a los carros mastodontes, que desafían im con un buen montónde tierra.
En fin, en esta guerra se ha sacado partido de
punemente a los pequeños ca.ñones contracarroS,
todo,
aplicando todos los medios imaginables a los
se oponen los puños de hierro, y los aparatos lanza
fines
tácticos.
cohetes, empleados sobre todo por la aviación aijada
Así hemos visto a los tractores empuj adores y a
-en e] período de desembarco en Francia.
las
grandes excavadoras amontonando escombros
Contra las cúpulas acorazadas surgen las cargas
en
las
ciudades derruidas por la aviación para for
huecas. Contra las minas contracarro empleadas en
proporciones astronómicas, sobre todo en la cam -mar barricadas que servían de parapeto al ejército
paña de Africa del Norte, aparecen los carros rulo atacante para cruzar a su abrigo las calles enfiladas
primero y los escorpiones después, además de los -por ametralladoras y cañones enemigos.
Y aunque la reseña de los pequeños inventos- y
detectores electromagnéticos, que, a su vez, obtie
las
nuevas ideas de aplicación de las máquinas y
nen su réplica en la construcción de minas antide
medios
existentes no está agotada, ni siquiera inicia
tectables, fabricadas con madera u otros materia
da
casi,
-de nuevo nos volvemos a preguntar: ¿Cómo
les no metálicos, las cuales se ven contrarrestadas
influyen estos medios en la maniobra dentro del
por detectores fundados en las diferentes constan
tes dieléctricas del terreno y de la masa explosiva, campo de la táctica?
La respuesta más general parece ser esta: En su
que forman algo así como un condensador.
acepción
más amplia, los inventos (ideas nuevas de
Para neutralizar la muralla del Atlántico, que
aplicaciones
tácticas de medios conocidos,- perfec
hace inexpugnables los puertos marítimos de Fran
cia, concibe un simple oficial de la Marina real bri cionamientos, etc.) facilitan las maniobras de los
tánica la idea de hacer un puerto artificial que, for que los poseen y dificultan las más de las veces, o
mado por grandes cajones de hormigón, pueda ser imposibilitan otras, la acción de los contrarios.
llevado, en partes, a remolque, desde Inglaterra
para ser “armado” o puesto ix silu sobre una playa
8.
Los inventores.
cualquiera de la nación que va a ser invadida.
Sin la realización de esta idea no se concibe cómo
Los hechos anteriores nos ponen bien de manifiesto
los aliados hubieran podido mantener la batalla,
que ambos beligerantes prestaron grandísima aten
habida cuenta de las gigantescas cantidades de ma
terial de todos órdenes que necesitan los ejércitos ción a todo lo que supone mejoras en el material.
Pero éstas han de ser pensadas y desarrolladas
modernos.
Realmente este puerto transportable no se puede por hombres, ya se llamen inventores o simplemente
calificar de invento, puesto qie la fabricación de innovadores; y es de suponer que para lograr lo que
hemos visto relizado habrán tenido que alentar,
cajones flotantes de hormigón que son transporta
dos al lugar de su emplazamiento y rellenados des sostener y premiar a tales figuras excepcionales, aun
pués con hormigón en masa, o mampostería, es un cuando su mérito notorio fuera de pequeña cuantía.
Según nuestras noticias, en tales países las auto
método ya conocido desde ha.ce tiempo y utilizado
ridades,
los organismos dependientes del Poder pú
muchas veces por los ingenieros, como, por ejem
plo, en el puerto de Tarifa; ma.s, no obstante, su apli blico y el personal empleado en los mismos, ponen
cación, la combinación de estos grandes cajones, -grandísimo intérés en ayudar a los innovadores, sin
pueda darse el caso de que algún invento grande
empleados como rompeolas, con los tramos de ac que
ceso hechos sobre flotantes, y todos los detalles de o pequeño no pueda ser ensayado a causa de las tra
ejecución, le dan una característica de invento de bas administrativas o de la apatía de los empleados
del Estado. Antes al contrario, -el celo de éstos y su
importancia excepcional.
buen sentido hacen-que los inventores o innovado
Fijémonos en algo que parece intrascendente,
res, en lugar de pasar inadvertidos ante la superio
como es el tractor armado con empujatierraS.
Estos artefactos, muy usados hace tiempo por to -ridad y zaheridos con burlas y desprecios, sean co
das las grandes Empresas constructoras de todos los nocidos y premiados.
--
--
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.
-
-
7
-
El inventor no es el prototipo del chiflado, como que dedican sus vigilias al trabajo durante meses
vulgarmente se cree. Es el hombre apasionado hasta enteros, y a veces años, para encontrar solución a
la obsesión, con la idea fija, que le hace aparecer un problema de carácter eminentemente militar,
como monomaniático.
deben cederlo gratuitamente al Estado, sin obtener
Es aparentemente distraído, incapaz de fijar su recompensa
alguna, exactamente igual que los que
atención en minucias y cosas baladíes, a las que no disipasen su tiempo libre en diversiones, o se dedi
-concede importancia.
casen al descanso, sencillamente.
El inventor, por otra parte, en la mayoría de los
La razón principal de tal argumentación es que
casos trata de resolver algún problema que él cree el invento va a ser aprovechado por el Ejército, en
trascendental para sus semejantes, o al menos para donde el inventor preste servicio como Jefe u Ofi
la realización de un servicio determinado.
Claro está que existe el tipo del inventor que sólo cial, pero a nadie se le ocurrió todavía que, cuando
mira su interés personal; peio aun así, siempre re- este mismo Ejército necesita edificar un cuartel en
dunda, poco o mucho, en beneficio de los demás; y un solar de propiedad particular, deje de pagarlo si
perteneciera a un Jefe u Oficial, y, sin embargo,
a la larga, puesto que las patentes de propiedad in
entre ambas propiedades, a nuestro modo de ver,
dustrial sólo tienen de vigencia veinte años, siempre la primera es la más sagrada, entre otras cosas por
resulta así, por pasar a ser de dominio público.
ser fruto de la imaginación e inteligencia, cualida
Sea por egoísmo o altruísmo, es lo cierto que el des concedidas por Dios a sus elegidos.
inventor es hombre que merece toda clase de respe
tos, y si no la admiración de los demás, al menos
una justa comprensión.
lo.
Los inventos en la industria.
Lo menos que con ellos puede hacerse es no desalentarlos ni tomarlos a broma..
Si examinamos atentamente una máquina de es
El inventor, o simplemente el innovador, se pasa cribir o cualquier otro producto similar, observamos
los días de turbio en turbio y las noches de claro en que lleva estampada una lista bastante numerosa
claro, como el famoso hidalgo. Es hombre apartado
de patentes de invención, que corresponden a pe
de la sociedad. No conoce las distracciones ni el des
queños detalles de las formas de algunas de las pie
canso, y cuando en sus afanes lleva ya muchos días zas del mecanismo, o bien a procedimientos pecu
de preocupaciones y fatigas, debe ser ciertamente
liares de fabricación de las mismas.
muy triste verse motejado con alguna frase des
Algunas de las grandes fábricas existentes dedi
pectiva.
cana esta labor gran atención y cuidado e invierten
Por grande que sea el ingenio de ios habitantes
cantidades enormes de sus ganancias.
de un país, no se producirán jamás inventos ni es
Las cifras destinadas a estudios y ensayos de nue
tudios renovadores de importancia si no se atiende vos tipos por la industria norteamericana del auto
y protege debidamente a los inventores. Es un he
cho fatal, y la ignorancia o despreocupación del móvil alcanza cantidades astronómicas.
Un compañero que visitó, no hace mucho, la Casa
mismo acarrea funestas consecuencias para la na
Telefunken, nos contaba que no existe ninguna- fá
ción interesada.
brica de aparatos de radio con esta denominación,
Felizmente, en España no ocurre nada de esto.
sino que la factoría central Telefunken, de enormes
proporciones, algo así como nuestros Nuevos Minis
terios, se dedica única y exclusivamente a la inves
9.
La propiedad de los inventos.
tigación, para cuyo fin cuenta con unos mil inge
nieros y alrededor de 4.000 ayudantes y obreros,
Según el artículo i.° del Estatuto sobre la Pro
que trabajan febrilmente en aquel inmenso labora
piedad industrial, ésta la adquiere por sí mismo el torio para obtener nuevos procedimientos y deta
inventor o descubridor, con la creación o descubri
lles de fabricación, que traducidos en fórmulas prác
miento. La Ley—dice—no crea la propiedad, se ticas, son transmitidas como órdenes a las fábricas
limita a reconocerla, regularla y reglamentaria.
y casas constructoras de los aparatos, que sólo están
Nosotros no solamente estamos conformes con unidas a la Telefunken por contratos de trabajo.
la Ley, sino que vamos más lejos. Nos parece que
En comparación con estas Empresas extranjeras,
esta propiedad es la más legítima de cuantas exis
causa
dolor examinar algunas de nuestras factorías,
ten o puedan existir.
desprovistas casi por completo de personal técnico
Es un error muy extendido la creencia de que si y carentes en absoluto de laboratorios de análisis
un individuo que trabaja en una empresa realiza y ensayos.
un invento, dicha entidad puede apropiárselo tran
Creen sus empresarios que en los tiempos que co
quilamente sin abonar nada al inventor por su pro
rremos pueden seguir fabricando sus productos con
piedad.
las mismas rutinas que cuando empezaron como
oídodesostener
esta teoría
respec
to Especialmente
a los militares. heLos
tal opinión
creen que
los aprendices, generalmente.
Así, no es de extrañar que se den casos como el si-
8
guiente: Con ocasión de pretender que las secciones
de Zapadores llevaran sus pequeños Parques de he
rramientas provistos de una trócola que resistiera
la tracción de 2.000 kilogramos, visitó el que sus
cribe estas líneas una factoría del Norte, en donde
se dedican a fabricar esta clase de máquinas, que
dándose. sorprendido al enterarse de que las tróco
las que resistían tal esfuerzo pesaban 70 kilogramos.
Calculado por el mismo un nuevo elemento de esta
clase, resultó con ocho kilogramos de peso sola
mente, y a pesar de su liviandad resistió perfecta
mente a las pruebas a que fué sometida en el Labo
ratorio de Ingenieros, gracias al o cual pudo ser
transportada
en el Parque de la sección de Zapa
dores, como era nuestro deseo.
Este ejempo nos pone de de. manifiesto lo que se
puede esperar de buena parte de nuestra industria.
Sería de desear que, por quien corresponda, se
estudiara una medida práctica y justa para cambiar
este estado de cosas.
Tal vez una solución podría consistir en:
Montar en las capitales de provincias y ciudades
más importantes, desde el punt.o de vista industrial,
laboratorios de análisis y centros de investigación
industrial, que estuvieran constantemente en acti
vidad por iniciativa propia, sin esperar a que las
empresas particulares demandaran su auxilio.
Estos centros podrían ser algo así como los orga
nismos tutelares de la industria, pues de sus cons
tantes análisis de los productos fabricados, podrían
derivarse consejos a los empresarios para mejorar
calidades y procedimientos de fabricación. Espe
cialmente serían muy útiles para investigar todo
lo concerniente a tratamientos térmicos, en cuya
materia está tan atrasada nuestra industria.
Estas mismas instituciones podrían tomar a su
cargo la iniciativa de proponer al Estado (Ministe
rio de Industria) la conveniencia o necesidad de es
tablecer nuevas industrias complementarias de las
existentes.
Y asimismo, por iniciativa propia, deberían pro
poner cuanto juzgaran conven.iente en materia de
legislación, para tratar de mejorar la calidad de
nuestros productos.
El sostenimiento de estos centros de investiga
ción y análisis podría estar a cargo de la misma in
dustria a cuyo perfeccionamiento sirviera, mediante
el recargo de un pequeño canon sobre las mercan
cías elaboradas, que podría hacerse efectivo incre
mentando todas las facturas en. un tanto por ciento
insignificante.
Tal vez con este medio podría resolverse también
el problema de las escuelas de preparación profe
sional, necesidad sentida—cacla vez más—por la
nación, sin que hasta la fecha se haya afrontado, al
menos con el empuje que es menester..
Las Universidades españolas producen excesivo
número de licenciados y doctores de todas sus Facil
tades; las Escuelas especiales de Ingenieros los pro.
ducen en las cantidades estrictamente indispensa.
bies para las necesidades actuales e insuficientes
para el progreso de la nación, y aun así resulta un
verdadero contraste con la carencia casi absoluta de
escuelas dedicadas a la preparación de obreros es
pecialistas, o simplemente de hombres de oficios.
Estos tienen que hacerse a sí mismos, sin ayuda
exterior alguna; tienen que empezar por aprendices
y adquirir su oficio a fuerza de tiempo, observando
las rutinas de los oficiales, a los cuales sirven de ayu
dantes.
La dificultad sube de punto cuando se trata de
la formación de maestros y capataces, pues si bien
modernamente
s& han montado en las industrias
particulares y del Estado escuelas de aprendices
para atender,a la formación de sus propios obreros
especialistas, nada se ha hecho ni iniciado para fa
cilitar a los obreros más destacados su preparación
para ascender a los rangos de capataces y maestros.
Acaso esta misión podría ser encargada también
a los centros de investigación industrial que pro
pugnamos, pues la docente no es una labor contraria
a la de investigación, y los obreros superdotados
podrían aprender mucho colaborando con los ver
daderos técnicos en los trabajos de ensayos y expe
rimentación.
ir.
Los inventos- en la industria militar.
Es inútil pretender que se realicen inventós de
oficio, pues por tajante e imperativa que se dé la
orden de inventar, dada a una persona determinada
para que invente un producto -fijado de antemano,
no se logrará tal propósito si el futuro inventor no
reúne condiciones para serlo, y aun así, tampoco
se conseguirá en la mayoría de las veces.
Diferente es el caso .de proyectar un edificio, ins
talación de una fábrica, etc. En tal caso, el.ingenio
se emplea para coordinar elementos conocidos y
aplicar los teoremas de la mecánica y sus méto
dos de cálculo—conocidos también—para
deter
minar las formas y dimensiones de los elementos
correspondientes.
Ciertamente que algunos pequeños mecanismos,
que pueden ser registrados como patentes de in
vención, pueden ser logrados por el mismo método
y utilizando los mismos elementos; pero en la ma
yoría de los casos se requiere una cualidad espe
cial en el proyectista, que nada tiene que ver con
su inteligencia y laboriosidad, y cualquier solución
obtenida por este procedimiento resultará falta de
originalidad al carecer de la idea luminosa y genial
que sólo pueden tener algunas personas predesti
nadas.
.De todo lo expuesto parece deducirse como con
secuencia lógica:
Que todos los problemas de envergadura o en
cuya resolución se requiera una idea feliz, deben
-
9
-
ser resueltos o intentar su resolución mediante con
curso libre entre todos los técnicos de la nación,
o bien, cuando no se trate de un problema mecá
nico, sino de una orientación para su resolución,
entre todos los individuos que se crean ellos mis
mos capaces de señalar tal orientación.
A nuestro juicio, deberían hacerse dos clases de
concursos: concursos de ideas y concursos de pro
yectos.
Entre los primeros ponemos como ejemplo en
contrar una materia prima nacional que pueda ser
vir para la confecçión de los flotantes de las pasa
deras ligeras para Infantería. Entre los segundos
tenemos la resolución del motocómpresor ligero de
montaña, transportable a lomo.
Esto en lo que se refiere al material de Ingenie
ros, en el que los problemas son de poca monta; Ar
tillería tendría, seguramente, problemas impor
tantes por centenares.
Es natural que estos concursos no puedan hacerse
sin ofrecer alicientes que compensen a los ganado
res del esfuerzo realizado.
Es preciso instituir premios en metálico de cuan
tía suficiente para mover el interés general,
En general, a los españoles nos asusta la idea de
premiar a los trabajadores, y sobre todo a los inven
tores. Nunca lo hemos comprendido. Pero el hecho
es que si no cambiamos esta manera de ser mate
rialista, atávica e inoperante, no llegaremos jamás
a marchar por ningún camino delante de ios de
más. Todo lo mejor que podemos aspirar es a seguir
las huellas de los que nos preceden y que continua-
:10
rán siempre delante, si no nos decidimos a seguir
nuevos caminos con la orientación que los hombres
iluminados nos señalen.
RESUMEN
Cuanto dejamos expuesto puede resumirse así:
1.0
Creemos que los inventos modernos son tras
cendentales en las campañas actuales y lo serán
mucho más en las futuras.
2.°
Que un solo invento (como el de la bomba
atómica) puede ser tan decisivo que anule por com
pleto todo el poder ofensivo y defensivo de una na
ción, por poderosa que sea.
3.° Que, como consecuencia de lo anterior, un
solo invento moderno puede hacer inútil por com
pleto toda la táctica.
4.° Que aun sin fijarnos en estos grandes inven
tos de importancia primordial, todos los secunda
rios y de detalle influyen notablemente en el des
arrollo de la maniobra, acelerando los movimientos
propios y retardando los del enemigo.
5.° Que deberíamos poner los medios, con todo
espíritu y entusiasmo, para que nuestro glorioso
Ejército disponga de cuantos inventos seamos ca
paces de crear.
Y, finalmente, que para lograr esto último
es preciso, de una vez, eliminar de nuestra mente
la indiferencia hacia los inventores y trocarla por
una protección decidida y sin mezquindades.
6.0
/IMcMIflOSMILITflPS
‘tOflflIZfl(IOt1
DE
DESEM
Bflk(OS
Comandante de Ingenieros J. MARTINEZ GIMENEZ, de la Escue]a de Aplicación del Arma.
A)
GENERALIDADES
SOBREDESEMBARCOS
Los desembarcos marítimos y aéreos son operaciones nor
males de guerra, que pueden clasificarse en tres grupos, de
acuerdo con Su finalidad:
—
—
—
Los que tienen por objeto realizar una acción perturba
dora o política en territorio enemigo.
Los que, coordinados tácticamente con otras fuerzas de
tierra, han de proporcionar a ést:as el apoyo que precisan
o han de favorecer su rápido avance.
Los que se realizan con carácter independiente para ini
ciar, o incluso resolver una campaña, en nuevos teatros
de operaciones que no sean accesibles por otros medios.
La característica común a todos ellos es la conveniencia
de alcanzar la sorpresa, principio que debe subsistir en nues
tra doctrina, aun cuando en la última contienda fuese pos
puesto por el empleo de la masa (operación “Overlord” y
sucesivas); éste requiere una superioridad neta en medios
que, sólo en determinadas ocasiones, estará al alcance de
beligerantes de reducida capacidad industrial o de limitada
abundancia de recursos.
Para realizar cada operación o serie de operaciones, se
organiza una Agrupación especial que puede constituirse, a
más de -los servicios necesarios para el apoyo logístico, con
cualquiera o con todos los componentes de las fuerzas te
rrestres, aéreas y navales. El elemento preponderante es el
que le da denominación; en nuestro caso, consideramos una
Agrupación especial terrestre en misión de desembarco marí
timo o aéreo.
La concentración de esas fuerzas en una misma zona pre
senta grandes ventajas, a efectos cíe organización y prepa
ración; pero, no obstante, habrá que supeditarla con fre
cuencia a razones de seguridad, mantenimiento del secreto,
facilidades de alojamiento y posterior transporte o causas
de otra índole.
En toda operación de desembarco es premisa vital para el
logro del éxito la coordinación más perfecta y completa de
los varios elementos empeñados en la misma. De ahí la obli
gada centralización en un Mando único.
El Jefe de la Agrupación es auxiliado en su misión por un
Estado Mayor mixto, que actúa durante el desarrollo de la
Enviado para el Concurso de EJERCITO,
1946.
acción, no sólo en el escalón avanzado, dirigiendo los desem
barcos y operaciones, sino también en las bases de partida,
para asegurar el mantenimiento de esas actividades.
A este Mando único ponderado y flexible, imbuído de vo
luntad enérgica y de audacia y tenacidad reflexiva, corres
ponde analizar las determinantes caracteristicas de toda ope
ración: misión, enemigo, espacio y medios.
Preparación.—Las operaciones de que tratamos exigen
una preparación meticulosa que, sin descuidar detalle alguno,
lleve consigo el examen minucioso de cuantos factores inter
vienen en su puesta en práctica.
Es imprescindible, pues, realizar el análisis de la situación
en forma continua y con actualidad extrema. No puede ha
cerse en abstracto la comparación de los medios propios y del
adversario por la cuantía y potencia limitada de las fuerzas
inicialmente atacantes y por su entrada en acción obligadamente sucesiva.
Este estudio previo, que ha de referirse también a capaci
dad de medios de embarque y transporte, a limitaciones de
tiempo, al espacio en sus aspectos aéreo, naval y terrestre, a
las condiciones topográficas e hidroréficas del terreno y
condiciones meteorológicas, permite fijar la cantidad y carac
terísticas de los medios que requiere la operación y, a su vez,
de la posterior organización y adiestramiento de las fuerzas
ej ecutantes.
Una información persistente y eficaz facilita esta ardua
labor de preparación, señalando datos tan esenciales como
los que se refieren al despliegue aéreo, naval y terrestre del
enemigo, a posibilidades y situación de sus reservas, orga
nización y potencia de la defensa, estado de aeróiromos y
pistas de aterrizaje o de lugares de desembarco, vías de co
municación, recursos naturales y sistemas de enlace, y, en
general, a aquellos puntos interesants que figuran en el pro
grama preliminar de investigación, de la que son fuentes
principales: la información por agentes, la observación aérea
y los servicios meteorológicos.
Fijadas por el Mando de una forma concreta la fases de
la operación y, en consecuencia,
—
—
—
los objetivos sucesivos a ocupar,
la repartición general de fuerzas y
las misiones particulares,
son las posibilidades tácticas y logísticas del terreno de des
embarco las que definen las características básicas de las Uni
dades, la dotación en equipo y medios especiales que, referi
dos a la misión, aumentan su capacidad operativa y la mayor
o menor concentración de los Servicios.
La adaptación del soldado al medio naval o aéreo y al am
biente del futuro teatro de operaciones, se logra con un pe
ríodo de severo adiestramiento en la preparación de las fuer
zas terrestres.
Preparación moral, que facilita además la selección de los
componentes de los primeros grupos destinados al asalto.
Preparación técnica y de material, consecuencia de la in
troducción de modificaciones en la dotación de las Unidades
y equipo del soldado, y del fraccionamiento y modalidades
de empleo de los Servicios.
Preparación táctica en embarques y desembarques, adap
tación al medio de transporte e instrucción combinada de
combate, en condiciones similares a las de la zona del des
embarco.
Preparación especialista: manejo de minas y explosivos,
trabajos para la organización de la defensa, utilización de re
cursos, destrucciones, etc.
Al tratar este punto fundamental de la preparación de las
fuerzas terrestres, no podemos pasar por alto cuestión
tan debatida como la de establecer si las tropas de Ingenie
ros que intervienen en las primeras fases de un desembarco
aéreo deben formar parte del Ejército de Tierra.
Previo el conveniente entrenamiento y refuerzo en medios,
dicha intervención puede considerarse como misión normal
perfectamente realizable: basta tener en cuenta el elemento
en que van a actuar y cuáles serán sus cometidos; pasa a
un plano secundario, ante las conclusiones que de ello se
derivan, el medio de transporte utilizado, y lo fundamental
radica, después de abandonado aquél, en la forma en que se
conduce el combate y en la obligada cooperación con otras
fuerzas terrestres.
Desarrollo de la acción.—Como en toda acción ofensiva,
en los desembarcos cabe distinguir tres fases: aproximación,
toma de contacto y encuentro.
La aproximación, que tiene como finalidad colocar las
fuerzas lo más rápida y seguramente posible en bases de
partida adecuadas y orientadas en la dirección conveniente,
comprende tres operadones: embarque, movimiento aéreo o
naval y desembarco. El embarque va precedido por una
serie de movimientos de fuerzas, acordes con un plan cuida
doso que, entre otros puntos, fija: itinerario de las columnas,
horario y protección de las mismas, cuantía y escalonamiento
de los elementos, orden de embarque y de carga y horas ini
cial y final de realización de dichas operaciones. En la pre
paración ya estudiada ha de darse gran importancia a la rei
teración de ejercicios de esta naturaleza, que serán puestos
en práctica con disciplina máxima y orden perfecto. El movi
miento naval y aéreo se ha de ajustar a un plan de navega
ción sencillo en el que preponderen esos medios peculiares,’
pero sin dejar de acatafpor ello, si fuera necesario y dentro de
un marco de lógico criterio, las servidumbres que impongan
las exigencias de las tropas transportadas.
Veamos ahora separadamente las características de eje
cución del desembarco en sí, maritimo y aéreo.
El desembarco •marítimo.—Tiene gran semejaoza con el
paso de un curso de agua, ya que, como en éste, la base de
partida a alcanzar queda cubierta por un obstáculo que
hay que atravesar con medios especiales.
12
Durante la acción, sea en fuerza o por sorpresa, es incues
tionable el mantenimiento de la superioridad local, aérea y
naval, qua permite la aproximación a la costa de los grupos
de asalto; ocupada por éstos la zona de terreno designada,
barridos los obstáculos y jalonadas las orillas, es decir, roto
el frente marítimo del enemigo y en disposición de asegurar
el mantenimiento del combate, serán desembarcados de for
ma ininterrumpida otros efectivos del primer escalón, que
en mayor número, dotados de medios ligeros y contando con
el apoyo de sus propias armas desplegadas, amplían la zona
e inician la progresión hacia el primer objetivo.
El objetivo de las fuerzas del primer escalón determina
una fase del desembarco, pues, organizadas ligeramente so
bre él, aseguran la puesta en tierra de Unidades orgánicas
completas que con elementos de mayor potencia, medios de
transporte adecuados y sistemas de enlace y abastecimien
tos eficaces, emprenden acciones de más envergadura, para
garantizar, con la ocupación de objetivos sucesivos, el do
minio de la cabeza de desembarco. Estas acciones irán acom
pañadas del apoyo naval artillero dentro de sus posibilida
des de alcance, y por un intenso recrudecimiento de la acti
vidad aérea propia, relacionada directamente con la subsi
guiente habilitación de aeródromos de circunstancias o la
captura de los ya establecidos por el enemigo.
La última fase es la de consolidación. La fuerza naval se
retira; todos o parte de los órganos aéreos y terrestres de la
Agrupación especial pueden convertirse en fuerzas de guar
nición o ser relevados y trasladados a otros puntos para el
cumplimiento de nuevas misiones. Se incrementan los ser
vicios y suministros, queda organizada la defensa y se em
prenden operaciones de limpieza. El Mando pasa del de la
Agrupación a un Comandante de guarnición designado por
el escalón superior.
Todo désembarco aéreo lleva en sí, bajo la protección de
una densa sombrilla aérea, una maniobra de envolvimiento
vertical que permite situar las fuerzas transportadas en lu
gares previamente elegidos de acuerdo con la misión, la to
pografía del terreno y las condiciones técnicas y tácticas de
los parajes y aeródromos adecuados para el aterrizaje de
paracaidistas, planeadores y aviones. Estos tres elementos,
de características bien diferenciables, quedan asociados ínti
mamente en tal clase de operaciones, en los que su obligada
intervención se regula y dosifica por el alcance que va a te
ner y conforme con sus posibilidades.
En el desembarco aéreo pueden distinguirse tres fases en
las que participan sucesivamente los elementos señalados.
La primera fase consiste, en esencia, en “contornéar y ais
lar la zona de desembarco”; su ejecución, que debe ir prece
dida por intensos bombardeos y ametrallamientos realiza
dos poco antes del lanzamiento por Unidades aéreas tácti
cas, corre a cargo de paracaidistas, y tiene todas las carac
terísticas de un golp e de mano si se actúa por sorpresa. Sólo
contando con una superioridad aérea tan notable como para
garantizar la seguridad de las demás formaciones de apara
tos de transporte, poco veloces y muy vulnerables, podrá
emprenderse una acción en masa que, por su posible realiza
ción durante el día, disminuya notablemente los inconve
nientes del período de crisis que transcurre hasta el momento
de reunión y reorganización de los grupos de combate.
La misión de los paracaidistas, que orgánicamente pue
den integrarse en una Brigada de tres Batallones, Unidad
táctica superior, es, por tanto, la creación de la cabeza de des
embarco que permite el posterior aterrizaje de otras fuerzas.
De ahí la selección e instrucción del soldado, tipo perfecto
La decisión tomada por el Jefe traerá consigo un examen
de combatiente; ja fuerte proporción de Oficiales, clases y más detenido sobre:
especialistas; la cantidad y naturaleza del armamento y
equipo que se les asigna (morteros, piezas de montaña, moto
—
elección y características de los puntos de desembarco
cicletas, martillos perforadores...) y la peculiar composición,
en que se va a realizar el esfuerzo principal;
embebiendo los Servicios, que tienen las Unidades, particu
—
fases, tiempos y objetivos sucesivos;
laridades todas ellas que tienden a acrecentar su autonomía, — zonas probable de mayor resistencia enemiga;
movilidad en tierra y potencia de fuego, muy mermadas en — dispositivo de las Unidades subordinadas y entidad de
relación con las otras tropas de organi.zación normal.
las reservas;
Este escalón avanzado, conquistando y conservando con — direcciones de ataque, objetivos y zonas de acción de
sus propios medios, por un tiempo determinado, una zona
estas Unidades;
de terreno delimitada por Unidades exploradoras lanzadas — organización y sucesión del Mando, y
de antemano, que incluye al menos un aeródromo para el — apoyos recíprocos que deben prestarse los componentes
de los tres Ejércitos que forman parte de la Agrupación
servicio de aviones y uno o varios parajes adecuados para
aterrizajes de fortuna, es relevado en su acción, tan pronto
especial.
como lo permite la situación táctica, por las fuerzas trans
portadas en planeadores, a las que incumbe la segunda fase
El resultado del estudio de estos extremos se refleja en
de la operación: ensanchar lo más rápidamente posible la planes y órdenes, unas de carácter general y otras particu
cabeza de desembarco.
lares, aplicables cuando, ya desembarcadas las fuerzas, se
Con el escalón de planeadores irán Unidades de todas las inicia la acción en tierra. Entre las primeras deben conside
Armas (incluso carros y artillería contracarro) y de los rarse las que se refieren a:
Servicios fundamentales, conjunto al que no puede dársele
de forma permanente una organización rígida, por resultar — instrucción y adiestramiento, precedida por la conve
niente asignación de equipo y medios especiales, si así lo
prohibitiva la asignación orgánica fija de las correspondien
exige la operación;
tes fuerzas aéreas para transporte, apoyo y protección.
—
concentración y embarque en los puertos de partida;
Efectuado el desembarque y reunión de los grupos y esta
blecido el contacto entre los Jefes de los dos escalones, los — navegación y desembarque;
—
protección y apoyo naval, artillero y aéreo;
informes que sobre la situación proporcione el de paracaidis
tas podrán confirmar la misión, dando lugar a una operación — información;
—
servicios de mantenimiento y ev.acuación, y
que no será otra cosa que el ataque a un enemigo más o me
posibilidades de reembarque.
nos organizado, seguido de la necesidad de asegurar la con
quista realizada y de preparar el terreno para el aterrizaje de
Y para las fuerzas ya desembarcadas a:
los aviones de transporte. Pero puede suceder también que
de la información sobre la situación se derive una necesidad
—
maniobra y fuegos;
previa e inmediata de refuerzos a los paracaidistas, bien por
—
organización de la defensa y protección de la cabeza de
que los medios de éstos resulten insuficientes para venger de
desembarco, y
terminadas resistencias o porque requieran ayuda y coopera
aprovechamiento de las comunicacion’es y recursos loca
ción para la defensa de alguno de los objetivos conquistados..
les en general.
En cualquiera de los casos, una vez ensanchada la cabeza
de desembarco y asegurado el dominio de los campos prepa
En esta laboriosa preparación interviene Ingenieros de
rados para el aterrizaje de aviones, empezarán a llegar éstos
forma muy notable, de acuerdo con la simple definición
transportando fuerzas bien dotadas en armas pesadas y me
“Arma de trabajo técnico de los Ejércitos”, que sintetiza
dios potentes, a las que corresponde iniciar la tercera y últi
us misiones:
ma fase de la operación: atacar el exterior de la cabeza de
desembarco para realizar la misión táctica que con esto se — acompañamiento y asalto,
pretende. Ataque que también podríamos haber considerado — comunicaciones,
en el caso de desembarco marítimo, pero que se sale ya del — destrucciones y obstáculos,
marco de acción especial, rigiendo su ejecución las normas — organización de posiciones,
del combate clásico.
—
transmisiones, e
—
instalaciones diversas.
-
B) LOS INGENIEROS EN LA ORGANIZACION
DE DESEMBARCO
-
Desembarcos marítimos.—De lo anteriormente expuesto
se deduce que, una vez señalada la misión en líneas generales,
el estudio previo para la realización de una operación de
este
tipo se haendeelreferir
a los puntos
funda
meptalmente
desarrollo
del plan,que
o intervienen
sea:
—
—
—
—
playas de desembarco y probables objetivos;
condiciones topográficas, hidrográficas y atmosféricas;.
dispositivo del enemigo y organización de su defensa, y
medios que aproximadamente se requieren y disponibi
lídades que se tienen.
Estudiaremos separadamente la actuación del Mando de
Ingenieros, la de sus tropas y Servicios y después la del Ser
vicio de Transmisiones.
a) Del Jefe de ingenieros.—En la preparación, el Jefe
de Ingenieros de la Agrupación especial, como asesor técnico
del Mando, tendrá que informar a éste sobre ciertos datos
indispensables para fundamentar la decisión. Ellos son:
—
proponer aquellos reconocimientos relacionados con ma
terias propias del Arma que le permitan formular, com
pletándolos, sus proyectos particulares;
—
hacer un estudio detallado del terreno de la zona de des
embarco no sólo de la topografía del interior—líneas oro
gráficas, cursos de agua y obstáculos naturales, compar
13
—
—
timientación, vialidad, caracteres geológicos, étc.—,
sino también de la naturaleza de las costas en sus dos as
pectos: facilidad de abordaje y desembarco y condicio
nes que reúnen para la defensa;
interviene en la selección y designación de órganos de la
defensa enemiga como objetivos haciendo notar la con
veniencia y posibilidad de neutralización de alguno de
ellos por tropas de Ingenieros;
informar respecto a las posibilidades técnicas: trabajos
que se tendrán que emprender, tiempo, personal y ma
terial necesarios.
Distribuidas las misiones entre las Unidades subordinadas,
y señaladas las directivas.para el desembarco sucesivo y el
despliegue de tropas y Servicios, queda completada en este
aspecto la labor del Mando, que prácticamente se traduce:
en el plan de empleo de Ingenieros, en el de trabajos de con
junto y en las órdenes particulares que pudieran darse.
Durante el período de adiestramiento, la misión de aseso
ramiento del Jefe de Ingenieros se continúa según las direc
trices señaladas, pero a ellas ha de unir la redacción de ins
trucciones técnicas para trabajos y la preparación y proyec
to de los que prevea que puedan serle encomendados poste
riormente.
Basándose en estos datos, al hacer el Mando el estudio de
los factores de la decisión, examinará lo que a Ingenieros y
al trabajo se refiere, para deducir y concretar los puntos que
sobre estos extremos han de figurar en aquéllos: misiones,
medios, distribución de las misiones y despliegue de tropas
y Servicios.
Establecidi en principio la idea de maniobra, el Mando de
Ingenieros tiene que ampliar sus informes completándolos
con otros que conciernen a:
—
—
—
—
—
—
—
-—
—
—
-—
—
—
—
—
—
sistema de obstáculos (incluyendo campos minados y po
sibles destrucciones e inundaciones) y a la naturaleza de
las obras defensivas del adversario, así como a métodos
adecuados para apertura de brechas;
misiones de acompañamiento y asalto de Zapadores;
cometidos especiales que pueden requerir el refuerzo a
Ingenieros con otras rmas y Servicios;
itinerarios para las fuerzas una vez desembarcadas;
la primera organización de las instalaciones de la playa
y a la habilitación de instalaciones portuarias;
estado y características de las vías de comunicación y a
la coveniencia de crear otras nuevas;
trabajos que deben realizarse en las cabezas de playa para
facilitar e incrementar el ritmo del desembarco;
empleo probable de pasaderas y puentes y a refuerzo de
los ya existentes;
recursos naturales e instalaciones permanentes del ene
migo y forma de aprovecharlas;
abastecimiento de agua;
los servicios de suministro de material y herramienta de
Ingenieros;
equipos especiales de ingeniería y sus caracteristicas y
manejo;
localización conveniente en el terreno de desembarco de
depósitos de diversa índole;
preparación de campos de aterrizaje.
organización de la defensa en la cabeza de desembarco;
uso de materiales de enmascaramiento, impermeabiliza
ción, embalaje y enlistonado;
equipo y material de Ingenieros del enemigo, y
cuantos trabajos en egenral, realizados o no por tropas
del Arma, requieran inspección o dirección técnica.
De acuerdo con las misiones que se deducen para Ingenie
ros, del análisis de los factores de la decisión, el detenido
examen de estos informes facilita al Mando la evaluación,
de forma muy exacta, de las necesidades en trabajos que,
seguida de un estudio comparativo de los medios disponibles
y de los que requiere su organización, determina las posibi
lidades y permite fijar, en consecuencia, los trabajos que se
han de realizar. El orden de urgencia debe establecerse ya,
a fin de que en todo momento se ajuste la ejecución a la idea
de maniobra concebida.
14
Como Jefe de tropas y Servicios le corresponde:
distribuir y asignar a las Unidades subordinadas los me
dios y equipos especiales de trabajo o combate;
formular de acuerdo con las prescripciones del Mando y
vigilar el exacto cumplimiento de los programas de prác
ticas de embarque y desembarque, instrucción conjunta
de los destacamentos de costa, instrucción especialista
de Ingenieros, y la que se dé por éstos a otras Armas so
bre manejo de minas y explosivos y lucha personal con
tra carros;
la labor de organización, dirección y reguladora, del fun
cionamiento de los depósitos de Ingenieros, acompañada
por la conveniente solicitud de pedidos al escalón su
perior, y
la inspección de todas las tropas de Ingenieros de la Agru
pación, incluso Transmisiones, en cuanto se relacione
con su policía y disciplina.
—
—
—
Como director de trabajos, tendrá una activa participación
en lo que se refiere a:
—
—
—
—
—
—
alojamientos e instalaciones higiénicas y sanitarias de
los acantonamientos de las tropas;
servicios de alumbrado, contra incendios y de abasteci
miento de agua;
reproducción sobre el terreno y en maquetas de objeti
vos y zonas del futuro teatro de operaciones;
conservar y mejorar la capacidad de tráfico de ciertas
carreteras y caminos;
preparación de embalajes y enlistonados y a impermea
bilización de equipos diversos;
inspección de las condiciones técnicas de cuantos tra
bajos sean de su competencia.
Fijados los objetivos sucesivos, la composición y reparti
ción general de fuerzas y las misiones particulares, todas
las operaciones que preceden inmediatamente al embarque
quedan determinadas por tal decisión. En ellas, el Jefe de
Ingenieros interviene:
Como asesor del Mando,
—
—
—
—
indica los itinerarios más convenientes por sus caracterís
ticas para la circulación de las columnas;
recomienda especialmente el cumplimiento de ciertas re
glas de tráfico;
propone las oportunas modificaciones en el sistema de
embalaje y en los métodos de carga;
informa sobre el volumen de abastecimientos de Inge—
nieros que se necesitan en las diversas fases;
formula, de acuerdo con la IV Sección del E. M., el plan
de carga de los materiales y pertrechos de Ingenieros,
teniendo muy presente sufraccionamiento y juiciosa dis
—
tribución en varios buques, para evitar la posible pérdida
en gran escala de un equipo específico, y
señala la conveniencia de acondicionar en lugares accesi
bles el material que se hade utilizar en la fase de ejecu
ción del desembarco.
Como Director de Trabajos,
—
tiene a su cargo todos los que circunstancialmente se le
ordenen para facilitar el rápido y seguro traslado de per
sonal y material hasta los puntos de embarque.
Como Jefe de Tropas y Servicios,
—
—
transmite e inspecciona el cumplimiento de las ordenes
referentes al transporte de sus Unidades y también a
embarque y carga en los buques designados, y
da normas para el manejo y colocación a bordo de ex
plosivos, minas y otros materiales de consumo.
Durante la navegación, el Jefe de Ingenieros, si así se dis
pone en el Plan de Enlace, estará en. contacto con el Estado
Mayor de la Agrupación y con los Comandantes de Unidad
a él subordinados.
A partir del desembarco de las primeras fuerzas del esca
lón incial, la organización de las instalaciones de la playa
corre a cargo de destacamentos de costa, célula fundamental
que facilita todos los elementos necesarios para el apoyo y
mantenimiento de la operación. Como esos destacamentos
suelen constituirse a base de Compañías de Zapadores refor
zadas por Servicios, su estudio lo haremos al tratar de las
tropas.
Asegurado el desembarco de fuerzas y abastecimientos en
el orden previsto, y alimentado el combate en tierra de for
ma regular, la actuación del Jefe de Ingenieros y de las Uni
dades no se diferencia gran cosa de la que tienen en el ataque
a posiciones más o menos organizadas.
Del número y variedad de cometidos que son de la respon
sabilidad del Jefe de Ingenieros se desprende la aplicación
máxima que tienen en estas operaciones cuantos preceptoS
se refieren a la estrecha relación que debe mantener con el
Mando y sus órganos, Secciones de E M. y Comandantes de
Armas y Servicios.
b) De las tropas y Servicios de Jngenieros.—En general,
las misiones que corresponden en un desembarco marítimo
a las tropas y servicios de Ingenieros tienen las mismas ca
racterísticas que en los combates y situaciones normales;
pero quedan influenciadas por:
—
—
—
—
—
—
el ambiente extraño en que inicialmente se transporta al
soldado y en que posteriormente se mueve;
la acción combinada con combatientes de otros Ejércitos;
el período de crisis que acompaña a los primeros momen
tos de la operación;
las exigeñcias de rapidez y economía;
las dificultades que presenta la pronta reposición de pér
didas y el envío de refuerzos
la complejidad de los abastecimientos, y
15
la multiplicidad de misiones que tienen que atender con
medios limitados o de circunstancias.
Los efectos de estas influencias se aminoran notablemente
con una preparación meticulosa que descienda a los meno
res detalles y, sobre todo, en lo que se refiere a las tropas,
dándole al período de entrenamiento, de que repetidamente
hemos hablado, la extensión e importancia que le corres
ponde. Una sólida preparación moral, gran abundancia de
medios y un cuadrO selecto de instructores tácticos y técni
co, encaminado todo ello a formar el tipo de soldado espe
cial que requieren las operaciones anfibias, llega a disminuir
de forma insospechada esos inconvenientes que tanto con
tribuyeron a calificar de difíciles y delicadas las acciones de
desembarco.
Por las razones que anteceden y por referirse particular
mente este trabajo a organización y no a ejecución, vamos
a tratar sólo de las misiones de los Zapadores en la playa.
La práctica del Ejército de los Estados Unidos en nume
rosos desembarcos de buque a tierra y en operaciones de
costa a costa, aconsejó una organización uniforme para los
destacamentos encargados de asegurar con el desembarco
de refuerzos y abastecimientos el apoyo y progresión de las
Unidades.
Los americanos asignan normalmente a cada Batallón de
combate un destacamento de Costa, constituido por una
Compañía de Zapadores reforzada por elementos de Servi
cios del Ejército de Tierra y un Pelotón naval en funciones
de destacamento de playa. El Regimiento tiene, por tanto,
el apoyo de un Batallón de Zapadores, el conjunto de dos
o tres de éstos, bajo la dependencia directa del Jefe de Inge
nieros afecto al E. M., apoya a una fuerza de tipo divisiona
rio, en la que llega a representar del 25 al 20 por 100 de los
efectivos totales de desembarco.
El Jefe de la Q5mpañía de Zapadores en misión de desta
camento de Costa, dirige, inspecciona y tiene la responsabili
dad de todas las operaciones que se efectúen en la playa; le
asesora técnicamente en cuestiones de su especialidad el ofi
cial de la Armada, Jefe del Pelotón naval adscrito.
Las misiones del destacamento de costa son:
—
—
—
-—
—
—
—
—
—
—
—
—
señalar los límites de la playa, y despejarla de obstáculos;
elegir los puntos de atraque y desembarque, los itinera
rios hacia el interior y laterales, y los lugares convenientes
para situar las diversas instalaciones;
organizar la defensa de las cabezas de playa y rechazar
los ataques imprevistos del enemigo;
descargar los abastecimientos de las lanchas de desem
barco;
establecimiento de depósitos y aprovechamientos del
embalaje y enlistonado;
reparación y desimpermeabilización de motores y mate
rial pesado;
habilitar pistas de ida y vuelta, ambas de doble vía a ser
posible, que unan la playa con los depósitos;
abastecer a las tropas;
mantener con medios de transmisión las comunicaciones
tierra-buque, destacamento-Unidades en combate y des
tacamentos de costa entre si;
llevar los mapas de la situación táctica y logística y el
del enlace;
tener registros del personal y material desembarcado,
así como de las existencias y entregas de suministros;
instalación de puestos de socorro y evacuación;
control de tráfico, y
protección de depósitos y almacenes.
16
La misiones del pelotón naval son:
tripular las lanchas de desembarco;
localizar y balizar los obstáculos para la navegación;
despejar la playa de embarcaciones;
enlace tierra-buque por medios ópticos;
evacuación de heridos, y
reparación de botes y motores.
—
—
—
—
—
—
El empleo de la Compañía de Zapadores en funciones de
destacamento de costa es contrario a las misiones para las
que está organizada y equipada; para poder cumplir este co
metido ha de estar reforzada convenientemente con perso
nal de Servicios: Transmisiones, Sanidad, intendencia, Mu
nicionamiento y transporte, y con la asignación de abundan
te y pesado material mecánico de descarga y acarreo. En el
Ejército norteamericano, este aumento de la dotación de la
Compañía es el siguiente:
grúas de 10 y 1 de 20 toneladas.
cabrias de 5 y 2 de lo toneladas.
excavadoras de oruga.
tractores de diversa potencia, la mitad con grúa de caba
llete en forma de A y caseta blindada.
2 carros de remolque, con bastidor plano, para 20 tone
ladas.
3 proyectores con generador de medio kilovatio.
1 lubricador remolcado por camión.
2
2
2
14
A la vista de este material, y dada la variedad de cometi
dos del destacamento, resulta imprescindible un extenso pe
ríodo de adiestramiento de conjunto en el que, llegando al
intercambio de misiones, se planteen y resuelvan cuantas
situaciones imprevistas pueden presentarse en la realidad.
c) Dd Jefe de Trcinsmjsones.—Al Jefe de Transmisiones
de la Agrupación de desembarco le corresponde como misión
fundamental la redacción de la orden de Transmisiones, en
la que fija, de acuerdo con los propósitos del Mando, el em
pleo de los diferentes medios.
En la preparación de esta orden, más detallada y completa
que para las operaciones de Unidades orgánicas—aéreas, te
rrestres o navales—, ha de tener presentes ciertos requisitos,
determinados por:
—
—
—
las diferencias en organización, equipo y métodos de ser
vicio de las Transmisiones de los distintos componentes;
la necesidad de Unidades especiales suplementarias, y
el obligado entrenamiento combinado.
Como Jefe del Servicio,
—
—
—
—
inspecciona el equipo y personal y determina la distri
bución, cantidad y naturaleza de los medios que requiere
cada operación;
informa al Jefe de la Agrupación acerca de las posibilida
des técnicas de los medios disponibles y de la forma de
empleo que permita obtener de ellos el máximo rendi
miento;
organiza y dirige, con arreglo a las Tiornias que recibe, la
instrucción técnica de las tropas a él directamente subor
dinadas, de cuya eficiencia responde;
mantiene la unidad de doctrina, dictando las prescrip
ciones generales que convengan a las transmisiones par
ticulares, cuyo servicio inspecciona;
—
—
regula, de acuerdo con el Mando,, a obtención de infor
mes por medios de transmisión, y
asegura el abastecimiento de material y da instrucciones
sobre su manejo y entretenimiento.
—
—
repone e incrementa las existencias de parques y depó
sitos mediante los oportunos pedidos;
determina los equipos que deben ser embalados o imper
meabilizados;
fija las reglas que han de presidir las prácticas de em
barque y desembarque, y
formula, de acuerdo con la IV Sección de E. M., el pIan
de carga del equipo de Transmisiones, de forma que la
pérdida de algún buque no represente un serio desequili
brio de las existencias en determinado material y dispone
que el equipo necesario para la fase de asalto se localice
en sitios bien acondicionados y fácilmente accesibles.
Para la elaboración del plan de empleo de los medios’ —
habrá de conjugar las normas que le dicte el Jefe de Trans
misiones del escalónsuperior con las órdenes del Mando tác
tico, que son las que prevalecen. Adaptar unas a otras es
labor primordial que requiere su más estrecha relación con el
Jefe y el E. M. de la Agrupación. De la II Sección recibirá
los informes que se tengan sobre medios, caracteristicas y
funcionamiento de las transmisiones del enemigo, localiza
d)
Funcionamiento de las Tiansnjisiones.—Al Jefe de
ción de centrales, parques y depósitos, sistemas de cifra, et
cétera, y, de acuerdo con el Jefe de la Sección, formulará Transmisiones le corresponde la organización del Servicio,
dentro de la Agrupación, en los preliminares delperiodo de
las medidas de contrainformación y seguridad que garanti
instrucción. Como en principio sólo dispone de medios limi
cen el secreto; tales serán: las restricciones en el uso del equi
tados, hace un estudio detenido de las redes existentes para
po, el silencio de la radio y el empleo de claves eficaces.
Todas las cuestiones de orden tác:tico las consultará con explotar al máximo cuantas instalaciones sean aprovecha
bles, y solicita, silo considera necesario, el refuerzo temporal
la III Sección, por la que estará informado de las intencio
nes delMando, planes de operaciones y cambios que en ellos de tropas especialistas y de material y equipo.
Teléfono, telégrafo y teletipo son medios que en este pe
puedan introducirse. Algunas acciones de tipo especial; por
ejemplo, un primer desembarco de. pequeños grupos con riodo sirven para asegurar todos los contactos; las, radios de
misiones definidas (información, captura de determinados gran potencia permanecen en silencio.
Durante la fase del movimiento, embarcadas ya las fuer-.
objetivos), o la necesidad de establecer enlaces no usuales,
zas, las comunicaciones son de responsabilidad del Coman
puede requerir la organización anticipada y el adiestramiento
dante del convoy. Un recargo excesivo del servicio entre los
previo de destacamentos de Transmisiones dotados con ma
buques, particularmente entre el que transporta el Cuartel
terial fuera de plantilla o que corresponde a Unidades orgá
General y los que llevan a bordo otros Jefes, y entre barcos
nicas de tipo superior.
Sus relaciones con la 1 Sección se referirán a peticiones y con fracciones de una misma Unidad, pueden exigir e! em
transferencias de personal, para que, en lo posible, cada pleo de medios ópticos manejados por personal de Transmi
Unidad disponga de los hombres más aptos y competentes siones terrestres; su organización y la de los centros de en
trega de mensajes quedarán previstos con anterioridad.
en su propia especialidad.
La fase del desembarco requiere el plan de Transmisiones
•Con la IV Sección entenderá en asuntos de aprovisiona
miento, transporte y adaptación de equipos para su mejor más completo y de ejecución perfecta y coordinada, pues al
empleo (montaje sobre vehículos de aparatos de radio y establecerse las comunicaciones casi exclusivamente por
radio, la rapidez de la acción, la tendencia inicial hacia la
de radar).
Fijada la decisión y con conocimiento pleno de las nece desorganización y la obligada cooperación triple, Aviaciónsidades del Mando en las distintas fases del desembarco, de Ejército-Marina, se unen a la necesidad de poner en servicio
los medios de transmisión más indicados en cada una de ellas numerosas y variadas redes radiotelegráficas, cuyo empleo
y de las disponibilidades que se tienen, establece, de común exige la disciplina más rigurosa.
El número total de estas redes depende, ño tanto de la
• acuerdo
con aquél y en líneas generales, el plan de enlace,
que luego se realiza, como es preceptivo, mediante la orden entidad de los efectivos empleados, de las peticiones de los
para el enlace, la orden de Transmisiones y las órdenes par
Jefes subordinados o de la cantidad de equipo disponible,
ticulares e instrucciones técnicas.
como del número de frecuencias asignadas a la Agrupación
•
En el estudio del funcionamiento del Servicio veremos que queden sin’ interferir. En general, existen redes de
más adelante cómo se traducen práct:icamente estas órdenes, Mando del Ejército y Marina: buque a buque, buque a tierra
cuya redacción se ajusta con pequeñas variaciones a las nor
y tierra a tierra; redes de apoyo: aéreo y naval artillero;
redes de enlace y coñtrol y otras.
mas reglamentarias.
En la costa, el servicio de las redes radio queda a cargo
El Jefe de Transmisiones tiene una destacada labor du
de Unidades mixtas de Transmisiones constituidas por per
rante el período de adiestramiento:
sonal perteneciente a los tres Ejércitos. Subdivididas en Sec
prepara y propone los programas de instrucción técnica; ciones y Pelotones, y dotadas con medios diversos de trans
—
establece los principios que han de regir el trabajo con misión, tienen la misión especial de establecer los contactos
nuevos tipos de equipo o para Unidades con diferente necesarios con los destacamentos de costa y playa, con la
dirección de tiro y control de los fuegos navales y de apoyo
dotación;
—
coordina la acción conjunta de las transmisiones de los y el enlace aéreo.
Las Secciones adscritas a destacamentos de costa y playa
tres Ejércitos;
—
da directivas para uniformar los procedimientos de hacen uso de estaciones ligeras de radio y de radioteléfonos
portátiles, pero las comunicaciones costa-buque y costa-lan
empleo;
—
aclara las variaciones que se presenten en cuanto a inter
chas de desembarco se completan, por razones de seguridad
y para descongestionar el tráfico, con el empleo de medios
pretación de sus disposiciones;
—
facilita los suministros de equipo y material que requie ópticos en gran profusión. Aquellas Secciones tienen tam
bién el equipo telefónico necesaiio. para establecer una red
ren las transmisiones particulares e inspecciona su ins
trucción espbcialista;
que conecte entre si todas las instalaciones de la playa. De
17
esta red se sirven los Batallones, y la prolongan hacia el in
—
sustituir ciertos términos y expresiones por otros equiva
terior a compás de su progresión, teniendo asegurado por
lentes en lo que a su fin y cometido representan; tales
retransmisión radio el enlace con las Planas Mayores y Uni
son: “playa” por “apareje”, “buque y lancha de desem
dades todavía a bordo.
barco” por “avión y planeador”, “destacamento de
El desarrollo posterior de una organización tan sencilla
costa” por “destacamento de aeródromo”, y otras de
conduce al complicado sistema que da servicio telefónico a
fácil formulación.
todos los elementos de la Agrupación, a medida que van des
embarcando.
MISIONES DE INGENIEROS.Primera fase.—Afectos o em
La Sección de dirección de tiro y control de fuego dispone, bebidos en los grupos de paracaidistas, tienen por cometido:
a más de un Oficial naval agregado, de varios Pelotones,
cada uno de ellos a cargo de un Oficial de Artillería con un — señalar los lugares de aterrizaje y puntos de reunión y
jalonar los itinerarios;
observador y cuatro o cinco especialistas de Transmisiones.
Su función es realizar la observación avanzada para los fue — cooperar al asalto y neutralización de focos de resis
tencia;
gos navales de apoyo, misión que realizan por radiocomn,ni
cación directa al buque director o usando el teléfono basta — tender campos de minas y abrir brecha en ellos;
—
realizar destrucciones y contrarrestar sus efectos;
una estación retransmisora instalada en la playa.
La Sección de enlace aéreo se compone de Pelotones or- — provocar inundaciones y evitarías;
ganizados en forma semejante a los de dirección de tiro, pero — construir y levantar obstáculos en general;
—
organizar el terreno, conseguidos ya los objetivos, y
sin dotación en medios alámbricos. Forman parte general
mente de la red de apoyo aéreo, y su cometido, a través del — establecer el enlace radio con el mando de la Agrupación,
con la fuerza aérea de apoyo y con el escalón de planea
Jefe de ese organismo, es facilitar informes y retransmitir
dores.
las peticiones de misiones aéreas que bagan, las tropas terres
tres; sólo en casos excepcionales tendrán comunicación di
Aun cuando las tropas que realicen estas misiones perte
recta con aviones en vuelo.
nezcan al Ejército del Aire, a los Jefes de Ingenieros y Trans
Los Pelotones de dirección de tiro y de enlace aéreo des
misiones de las fuerzas de desembarco, corresponde una des
embarcan con las Unidades a que son asignados, normal
tacada labor en cuanto se refiere a información técnica, ins
mente uno por Batallón, uno por Agrupación de combate de
pección y abastecimiento.
tipo regimental, y uno o más por División;y permanecen con
ellas hasta que no resulte eficaz el apoyo naval artillero, o
Segunda /ase.—Con el escalón de planeadores aterrizan
hasta que queda garantizada la cooperación aérea por me
Unidades de Ingenieros orgánicas y mixtas, que en resumen
dios más seguros.
tienen misiones:
El personal de Transmisiones de cada Unidad orgániÇa
va con los primeros grupos de desembarco de la misma, para — de acompañamiento de las tropas atacantes;
instalar rápidamente sus redes particulares y conseguir que, — de cooperación a los trabajos de organización defensiva de
al llegar a tierra la Plane Mayor, se tengan en servicio las
la cabeza de desembarco;
indispensables para la información y el ejercicio de Mando; — de preparación de campos para el aterrizaje de aviones, y
es en este previsión donde se manifiesta de forma bien pa
—
de establecimiento y puesta en servicio de las redes te
tente la excelencia de un meditado plan de carga.
rrestres de transmisiones.
Con las Divisiones desembarcan sus Compañías de Trans
Al caso actual son aplicables por completo las observacio
misiones, que dejan cierto personal e bordo de los buques de
los Cuarteles Generales mientras exista la necesidad de co nes que hicimos en desembarcos marítimos, sobre las carac
terísticas que presentan dichas misiones y las influencias
municar con las fuerzas de tierra.
a que están sometidas. Difieren solamente en la importancia
En escalones sucesivos del movimiento inicial y en convo
yes posteriores van llegando nuevas Unidades: de línea de que tienen, allí relativa y aquí fundamental, los trabajos de
campaña, de cable múltiple, de redes aéreas, de explotación preparación y acondicionamiento de campos de aterrizaje.
y entretenimiento, de equipos radar, etc., que a medida
Tercera fase.—Se caracteriza por la llegada de medios co
que progrese la consolidación, amplían y perfeccionan el
sistema de transmisiones y almacenan y recuperan material piosos: Unidades especiales, herramienta mecánica y pesada
y materiales de gran volumen y tonelaje, cuya aplicación
para su posible utilización en futuras operaciones.
inmediata es la construcción de nuevos aeródromos y la
Desembarcos aéreos.—Es ten notable la analogía que se ampliación y perfeccionamiento de los capturados.
observa en casi todos los puntos al estudiar, de forma para
lela a como lo hemos hecho para los desembarcos marítimos,
Los INGENIEROS
EN LA PREPARACIÓN DE CAMPOS DE ATE
el proceso de una operación de desembarco aéreo y la inter
RRIzAJE.—En todo desembarco aéreo, las necesidades en
vención que tiene Ingenieros en su organización, que no re
campos de aviación vienen determinadas inicialmente por
sultaría oportuno repetir la casi totalidad de las considera
el esfuerzo táctico que se ha de prestar, y más tarde por exi
ciones que ya se hicieron. Preferimos, en cambio, poner de gencias de abastecimientos y de evacuación.
relieve las modificaciones que deben hacerse y la mayor
Entre otros, los factores que determinan la elección de
atención que ha de dedicarse a alguna de las importantes asentamientos para campos de aterrizaje son:
misiones de Ingenieros en este tipo de desembarcos.
—
el plan de operaciones;
Las modificaciones consisten en:
—
la clase y número de aviones que los van a utilizar;
—
la topografía del terreno;
—
limitar la coordinación al binomio Ejército-Aviación;
—
las condiciones del suelo;
—
suprimir cuantas proposiciones se refieran exclusiva
mente al medio naval y aquellas que, por sus caracterís
—
las condiciones atmosféricas y climatológicas, y
las disponibilidades en materiales de construcción.
ticas, sean inadaptables al medio aéreo, y
18
La preparación de un campo de aterrizaje debe limitarse — balizaje y señalamiento,
a atender las necesidades más estrictas y ha de ser proyectada — rellenar embudos,
con toda. la anticipación posible. Siendo una consideración — destruir los obstáculos que dificulten el aterrizaje,
primordial la economía de tiempo y de medios, está indicado — levantar campos de minas,
—
habilitar pistas circunstanciales,
el máximo aprovechamiento de los recursos locales.
—
montar instalaciones sencillas, y
Enterado el Jefe de Ingenieros de la misión .asignada a — desorganizar las transmisiones del enemigo.
sus Unidades, se informa en la III y la IV Sección de Estado
Mayor del número y localización de los campos que se re
La preocupación mayor del Comandante de Ingenieros del
quieren, finalidad a que se destinan, período probable del escalón de planeadores será que no le falten elementos de
servicio, desarrollo futuro que ha de dárseles y de la impor
trabajo; para ello establece su P. C. en las inmediaciones del
tancia que deben tener sus instalaciones. De la II Sección campo y,. enterado de los medios de que dispone y de los
recibe cuantos informes pueden ini:eresarle y solicita los re
que van llegando, hace los pedidos necesarios al Mando su
conocimientos aéreos que considera precisos. Ya con los perior.
datos anteriores formula un plan que determine las necesi
Los trabajos que se emprenden posteriormente con medios
dades en tropas, equipo y material y estal2lece el programa abundantes los realizan Unidades especiales, provistas de
de trabajos.
material pesado, afectas al Ejército del Aire y bajo la direc
Aprobado el plan, pide que se asignen los medios suple
ción técnica de Ingenieros aeronáuticos.
mentarios, y fija, de acuerdo con el Mando, los pormenores
Estos trabajos se refieren a:
del traslado del personal, abastecimiento y equipo, en los
diferentes escalones de vuelo. Completa su labor preparato
conservación de aeródromos y sus instalaciones;
ria con una serie de órdenes e instrucciones técnicas muy de
construcción de pistas de despegue y dispersión, con ma
talladas. Durante la operación, su labor es de vigilancia e
teriales diversos: hormigón, planchas metálicas, empa
inspección.
rrillados, etc.
En la segunda fase del desembarco aéreo, los trabajos de — perfeccionamiento, ampliación y construcción de insta
laciones para los servicios: depósitos, talleres, almacenes
preparación de campos de aterrizaje, que son cometido de
y alojamientos, y
las tropas de Ingenieros del Ejército de Tierra, comprenden
—
organización defensiva, enmascaramiento y protección.
los de realización rápida y sencilla, tales como:
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DEFENSA QUIMICA DE LAS UNIDADES.—Teniente Coronel Caatreaans;
6 pesetas (144 páginas).
INTENDENCIA: SERVICIO DE CAMPAÑA.—Teniente Coronel Fuciños;
pesetas (128 páginas).
FARMACIA: SERVICIO DE CAMPAÑA.—Comandante Peña.
EMPLEO DE LA ARTILLERIA.—General Martínez de Campos; 8 pesetas
(252 páginas).
PASO DE RIOS Y ESTABLECIMIENTO DE CAMINOS.—Comandsnte Ruiz
López; 8 pesetas (264 páginas).
EL SERVICIO DE INFORMACION EN CAMPAÑA.—Comandante Mateo
Marcos; 6 pesetas (140 páginas).
DEFENSA PASIVA.—Comandante Crespo; 9 pesetas (300 páginas).
TRANSMISIONES.—Comandante Guiloche; 6 pesetas (176 páginas).
OBSTRUCCIONES: DESTRUCCIONES Y OBSTACULOS.—Comandante Go
rozarri; 7 pesetaa (178 páginas).
DEFENSA ANTIAEREA: TIRO Y EMPLEO DE LAS ARMAS.—Capitán
Lorenzo Garcia; 8 pesetas (260 páginas).
SERVICiO DE SANIDAD.—Teniente Coronel Sancho; 7 pesetas (208 págs.)
CARROS Y ANTICARROS.—Teniente Coronel Mantilla; 8 pesetas (208 pá
ginas).
TE RCERASECCIÓN—Moral,Historia,Biografía:etc.
REFLEXIONES MORALES. CHARLAS PARA EL SOLDADO.—Capitán
Otto y Torra; 6 pesetas (228 páginas).
CONTABILIDAD DE LOS CUERPOS.—Comandante Salto; 7 pesetas
(216 páginas).
CON LA DIVISION AZUL EN RUSIA.—Coronel Esparza; u pesetas (368 pá
ginas).
SOCORRO DE URGENCIA EN ACCIDENTES Y HERIDAS (para todo Ofi
cial y Mando subalterno).—Capitán Domlnguez Navarro; 7 pesetas
(250 páginas).
ESTUDIOS MILITARES. Antologla.—Almirsnte; 6 pesetas (308 páginas).
NOCIONES DE ARTE MILITAR. Selección.—Villamartin; 5 pesetas (228 pá
ginas).
ObraseditadasporcuentadesusautoresydistribuidasporestaEditorial
TELEFONIA MILITAR.—Capitán Fernández Amigo; 12 pesetas
edi
ción c. y a.).
TEMAS TACTICOS DE SECCION Y COMPAÑEA.—Marjscal Rommel.
Traducción del T. Coronel de E. M. don Juan Cerda; precio, 10 pesetas.
ARTE DEL BUEN MANDAR ESPAÑOL (para Generales, Jefes y Oficiales).
General Bermúdez de Castro; 12 pesetas.
LA PROXIMA GUERRA.—General Kindelán; 15 pesetas.
EL ARMA AEREA.—Coronel Mata Manzanedo; 15 pesetas.
TRANSPORTES AUTOMOVILES MIL1TARES.—Comandante Garcis Alós
30 pesetas.
EL TERRENO Y SU REPRESENTACION GRAFICA.—Comandante Goro
zarri; 20 pesetas.
ENSAYO DE MEMENTO DE TACTICA GENERAL.—Tte. Coronel León
Dumoncel. Traducción-del Capitán Eduardo de Ory; 18 pesetas.
MILICIA Y HUMOR.—General Bermúdez de Castro; 12 pesetss.
MANUAL DE AUTOMOVILES.—Teniente Coronel Arias Paz; 40 pesetas.
CARTILLA DE CIRCULACION AUTOMOVIL.—Teniente Coronel Arias
Paz; 7 pesetas.
AYER. 1892-1931.—Gral. Martínez Campos; 40 ptss.; 28 a los suscriptores.
LA GEOGRAFIA Y LA GUERRA.—Coronel Días de Villegas; 30 pesetas.
La Superioridad tiene autorizados a los señores Primeros Jefes de los Cuerpos para cjue proporcionen facilidades de adquisición a sus Oficiales, mediante
los fondos de las Unidades.
SERVICIO GEOGRÁFICO DEL EJERCITO
Relación de obras y libros que se hallan a la venta en el
Depósito correspondiente de este Servicio (PriJn, 21):
Vulgarización de temas topo-cartográficos.— Cuadriculado Lambert
La Medicina Militar a través de los siglos
Dos expediciones Españolas contra Argel, 1541-1575 (Servicio Histórico Militar)
Europa y Africa entre las dos Grandes Guerras
Acción de España en Africa (tomo 1)
(tomo II)
(tomo III)
3,50 ptas.
21,00
18,00
14,85
16,55
27,00
20,25
Al hacer su pedido, le rogamos haga referencia al Húmero
y fecha del giro or el total de su importe, irnuesto
al
Capitán
20
Pagador
del Servicio
Geográfico
del
Ejército.
C)QQRI1ICP
Coronel de E. M., MARTIN NARANJO, del E. M. C.
LA GUERRA FUTURA, LAS BASES DE LA
DEFENSA NACIONALY EL POTENCIAL
BELICO
¿Habrá una nueva guerra? ¿No sería posible evi
tarla reduciendo los Ejércitos permanentes? ¿No se
podría llegar al desarme? He aquí tres preguntas
que encierran la inquieta preocupación del mundo
entero, tan pronto optimista como pesimista en tan
trascendente cuestión.
Que la guerra es el fenómeno social más dañino
•a la Humanidad, es un hecho cierto; pero también
lo es que es fatal e inevitable. Por ello han sido muy
cortos los períodos de tiempo en que el mundo se
ha visto libre de ella o de sus consecuencias inme
diatas. No es de extrañar, pues, que en todo mo
mento haya habido, y haya, hombres y masas que
alimentasen la esperanza de encontrar una fórmula
que eliminase de la tierra este tremendo castigo y
que pensasen en el desarme como medio, por repu
tar que toda la actividad guerrera de los Estados
descansaba en los Ejércitos y las Flotas.
Pero todas las tentativas resultaron etériles; por
que la cuestión, presentada como militar, se veía
que era política al llegar a las conclusiones, y el
ambiente político mundial del siglo XX no ha con
sentido la reducción de los armamentos; por el con
trario, éstos fueron en aumento. Por ello, todos los
esfuerzos del pacifismo se redujeron a determinar
un conjunto de convenciones de guerra, para ha
cerla menos cruel, si bien, llegado el momento de
cumplirlas, no han sido siempre respetadas.
Todos hémos sido testigos de vanas y repetidas
tentativas de remedio, después de la primera gue
rra mundial;
—
—
—
—
—
Creación de la Sociedad de Naciones.
Tratados de limitación de armamentos, como el
de Wáshington.
Pactos de seguridad, de no agresión y de arbi
traje; alianzas preventivas; Tribunales interna
cionales.
Pacto Kellog declarando l guerra fuera de
la Ley.
Proyectos y tentativas de una Unión Económica
de los Estados de Europa.
Y, a pesar de ello, la segunda guerra mundial,
con su catastrófico desarrollo y consecuencias, no
pudo ser evitada.
Y es que la guerra solamente es militar en su
desarrollo técnico, pues por sus causas es un fenó
meno político-económico-social; por tanto, no po
drá desaparecer más que por la supresión de las cau
sas que la hacen nacer (odios entre razas, hegemo
nías de los pueblos fuertes, rivalidades económicas,
etcétera) que, a su vez, precisarían la transforma
ción completa de la naturaleza del hombre y que
la noción de hegemonía fuese reemplazada por la dé
interdependencia
de los pueblos.
Cierto es que la lección capital de nuestra época
es esta interdependencia, por lo que las naciones no
pueden ya seguir su camino y ser dueñas de su des
tino con independencia de la suerte de sus vecinos;
también es cierto que presentimos que, así como el
cañón arruinó a los pequeños Estados feudales de
la Edad Media, así los nuevos y costosísimos me
dios de destrucción (aviones, energía atómica, ra
dar y rayos cósmicos) irán haciendo desaparecer a
la çtules
nacioiialidades, porque es la ley natu
21
ral del desequilibrio que, “al aumentar el poder des
tructor, disminuya la posibilidad de su utilización”.
Pero no es menos cierto que el imperio de la auto
ridad de una ley internacional, pese a la actual or
ganización de las Naciones Unidas con su proyec
tada fuerza coactiva, hoy por hoy, sobrepasa los lí
mites de una gran utopía y choca contra la realidad,
porque la experiencia demuestra que la paz no es
duradera cuando en los pueblos permanece la sobre
excitación de los ánimos, producida por las graves
incógnitas a que dan lugar sus encontrados intere
ses y las diversas concepciones políticosociales de
sus Estados; y esta situación hoy.es tan real, prin
cipalmente en Europa, que no es difícil predecir
habrá de sufrir aún guerras de exterminio, que la
sumirán en una, cada vez mayor, decadencia sin es
peranza próxima.
Por eso, al sueño del pacifismo, que constante
mente ha creído que “el fantasma de la guerra se
iba desvaneciendo como una pesadilla del pasado”,
se opone la realidad de los pueblos, que manifiesta
que “una nueva guerra terrible se dibuja en el ho
rizonte como un hecho necesario del porvenir”. Por
tanto, más que desarmar, es preciso armarse; más
que nunca, toda nación que no quiera perecer deberá
desarrollar al máximo posible sus energías guerre
ras; y como la guerra futura se iniciará súbita e
inesperadamente, las naciones necesariamente han
de disponer de fuerzas organizadas permanente
mente en armonía con su grandeza y población,
sistema político y demás circunstancias que en ellas
concurran, para prevenir y defenderse de cualquier
agresión; necesidad ésta de Ejércitos permanentes
que hay que satisfacer a cualquier precio, pues lo
más caro y lo más ruinoso es tener un Ejército a
medias, que no pueda llenar su misión, como lo
demriestra el caso de Francia en 1939.
real de una gran Unidad, sólo consideraba el peso
de metralla que podía lanzar sobre el contrario, si
tuado en una extensión determinada, en una uni
dad de tiempo, y deducía que a mayor peso, mayor
eficiencia.
Y cierto es que el número, la cantidad y las for
talezas juegan un gran papel en la guerra; pero,
siendo más numerosos los franceses en la guerra
del 70, fueron vencidos, y las fortalezas y los barcos
por sí solos pueden ser la causa de la ruina de un
Ejército (Francia 1939 e Italia 1943); olvidan los
que así piensan que el combatiente necesita de un
esfuerzo y voluntad suya y que el miedo es una de
las causas más profundas de las derrotas, pues
nunca se está más cerca de la victoria que cuando se
ha tomado la decisión de la propia muerte, porque
el valor moral, en último extremo, es el que decide
muchas situaciones.
La doctrina intelectualista es doctrina de indivi
duos, de jefes, que relacionan la victoria con la in
teligencia; su ley es el genio y la preparación del
jefe y la instrucción de las tropas, es decir, la orga
nización y el Mando sobre todo; sus ideas matrices:
la unidad de doctrina y la disciplina férrea para bus
car la unidad de acción y la obediencia ciega.
Y cierto es que la disciplina que somete a todos
a la misma ley, la perfecta instrucción que hace
obrar de una manera refleja ante los imprevistos y
el pensamiento y la voluntad fuerte, mejor aún,
fascinadora del jefe forman parte integrante de la
acción guerrera; pero olvidan los que así razonan
que la unidad de acción y la obediencia fecundas
no las dan la unidad de doctrina ni la ley discipli
naria, sino-que son consecuencias de la unidad de
pasión, y que, si bien el jefe puede reunir, impulsar
y desarrollar la voluntad de cada uno de sus subor
dinados, no puede hacerla nacer, porque la conducta
de los hombres tiene su origén en el sentimiento y
la fe, y no en la razón.
Escuelas doctrinarias sobre la guerra.—lPero al
La doctrina espiritualista, en cambio, es una afir
considerar la guerra pueden tomarse diferentes pun
mación de fe, que da a las fuerzas morales una in
tos parciales de vista, y así como los caribes rimi
fluencia casi decisiva en la victoria; define la guerra
t-ivos, habitantes de las Antillas, admitían la exis como el choque de dos fuerzas morales, auxiliadas
tencia simultánea de tres almas en el mismo hom
por medios materiales que, por muchos que éstos
bre: la de los brazos, la de la cabeza y la del cora
sean, jamás aniquilarán a aquéllas; sus ideas ma
zón, siendo esta última la superior y buena que do trices son: la pasión para nuestra actividad contra
minaba a las otras dos y se convertía, allende el el adversario, y el sacrificio como norma de conduc
sepulcro, en un genio bienhechor, o boyé, que habi
ta moral con nuestros compañeros, a cuyo sacrificio
taba las regiones celestes, así también la inteligen
inclina el Jefe por su ejemplo, así como por su ca
cia humana, al considerar la guerra corno cualquier rácter fuerza- a la obediencia. Olvidan, sin embargo,
otra especulación, se inclina por la impresión que en que en la guerra moderna el material es un elemento
ella producen loS sentidos, los pensamientos o los preponderante
que también impulsa y crea una
sentimentos, dando origen a las tendencias o doc fuerza moral y que, sin un mínimo imprescindible,
trinas materialista, intelectualista y espiritualista,
sólo puede conseguirse el sacrificio, pero no el
tan antiguas como el hombre mismo.
triunfo.
La doctrina materialista es simple y se apoya
Y es que la victoria, más o menos total, obedece a
en las masas y en el armamento; su ley es la del nú una fórmula desconocida, a una función múltiple en
mero y la cantidad; cuenta las unidades de tropa y la que se conjugan tpda esa multitud de factores que
las bocas de fuego, calcula el espesor o la resistencia a su vez son otras funciones compuestas. Por ello, y
de los obstáculos, enumera los barcos, los aviones y simplemente como una síntesis, el valor relativo de
la fuerza de destrucción de los explosivos, y deduce un Ejército, para compararlo con otro, podríamos
que la victoria será del beligerante que reúna ma traducirlo por una expresión parecida a la siguiente:.
yor cantidad de estos elementos, más potencia des
(H+ 0+1) J.
MC3
(H
+ 01
tructora o disponga de fortificaciones o corazas más X=
fuertes. Así, l ruso Vorochiloff, para fijar el valor en la que significan:
22
Relación entre el número de hombres comba
tientes y el de la población; P
unidad
e intensidad de pasión.
=
O
Grado de organización.
=
1
=
1c
=
M
=
Instrucción
o preparación.
Preparación y capacidad del Jefe; C2
rácter del mismo.
Material de toda clase; C3 = calidad.
ca
HM==
Relación entre el personal movilizado para el
trabajo
y el número de• combatientes;
R = rendimiento.
O
Grado de organización industrial.
R
E
—
=
=
Relación entre los recursos y materias primas
existentes y los que son necesarios para la
guerra.
Espíritu nacional para la guerra.
‘con la que queremos exprsar o indicar, ante lo
complejo de la cuestión y la dificultad de traducirla
en números precisos, claramente la necesidad de
que los exponentes adquieran un valor entero y
positivo, así como que no se anule ninguno de los
factores, pues de nada serviría un valor grande
de E con un valor de M casi cero, frente a otra com
binación en que, siendo menores lo demás facto
res y el espíritu nacional, un valor desproporcio
nado de M llegase a equilibrar o hacer mayor el
resultado; tanto más cuanto que el valor de E,
como consecuencia de la naturaleza humana, va
disminuyendo desde el principio hacia el final de la
campaña (cansancio, agotamiento, superación del
límite de resistencia), y, en cambio, el valor de M,
en general, si la organización y la capacidad indus
trial lo consienten, va aumentando con el tiempo.
Aspecto de los conflictos fnturos.—Difícil es, en
verdad, predecir el futuro y, si.n embargo, ya Cice
rón nos decía que “ningún acontecimiento futuro
puede producirse que no obedezca a causas anterio
res”. Nada se sabe de la guerra en los primeros si
glos; pero sí sabemos que la guerra ha progresado
en pocos años más que en todas las edades anterio
res; y no son las levas y las grandes masas de com
batientes las que han hecho mayores las guerras,
pues cinco siglos antes de Cristo, Jerjes invadía a
Grecia con cinco millones de hombres, utilizando
más dú 1.200 barcos de guerra, unos miles de trans
portes, y formando un puente para atravesar los
Dardanelos; no es tampoco lo cruento de las bata
llas lo que ha dado mayor extensión a las guerras,
pues conocidos son el aniquilamiento de pueblos por
Atila
las batallas de nuestra IReconquisa con más
de un centenar de miles de bajas; es que la guerra
ha cambiado total y radicalmente en su manera de
ser, aun cuando un poco rutinarios, al estudiar las
novedades de los armamentos, saquemos la conse
cuencia de que todo lo anterior habrá de subsistir y,
por tanto, nos dediquemos solamente a mejorar el
empleo de las armas, cuando la realidad es que cada
nueva guerra nos sosprende con armas nuevas: ame
tralladoras (1904); aviones, químicas y carros (1914
al i8); proyectiles dirigidos, por reacción, radar y
energía atómica (i3
al 1945), y en la futura, quién
sabe si rayos cósmicos o la desintegración, por ra
diación, de la materia orgánica.
Es siempre, pues, interesente y necesario para
el organizador conocer, estudiar y prever las carac
terísticas de la guerra futura; para abreviar he for
mado el cuadro que se acompaña, que,’ de una ma
nera general, nos manifiesta las diferencias esen
ciales entre las guerras del ‘pasado y estas últimas
guerras, fases iniciales de la guerra futura.
Basta este ligero examen comparativo p,ara com
prdbar cuanto hemos dicho del esencial cambio de
la guerra; pueden, por tanto, destacarse como ca
racterísticas fundamentales de la guerra nueva y,
por tanto, de la futura:
,a
La guerra futura será económicosocial, con
secuencia lógica de la soldadura de lo económico y
lo social con lo político; porque la concurrencia de
particulares ha sido sustituída por la competencia
entre los Estados y se ha querido subordinar la
interdependencia funcional de los pueblos al sistema
‘de equilibrio de las potencias, enriqueciendo a los
proveedores con la miseria y la ruina de los clien
tes, lo cual constituye un monstruoso error, aunque
fatal, contra el que nada podemos. Y digo que es
consecuencia lógica, pues siempre la soldadura de
lo político con otro sector dió carácter a la guerra;
así, en la Edad Media vemos al Papado, los Empe
radores y los Reyes queriendo reunir en una sola
mano lo político y lo espiritual, y este propósito
originó un período de conflictos, persecuciones y
guerras de religión, que terminanron cu’ando se
llevó a efecto la separación de lo temporal y lo espi
ritual; poco después, y terminada la época feudal,
los pueblos fueron considerados como patrimonios
de los Reyes, y las guerras fueron dinásticas y de
sucesión. Pero durante toda esa época, tanto el,
Estado como el individuo eran débiles, pues la
fuerza vital de los pueblos residía en organizaciones
sociales intermedias que, destruídas por la Revo
lución francesa, exaltadora del individüalisrno, hizo
que la sociedad se polarizase en los dos etremos,
Estado e individuo, ‘y, como es natural, la soberanía
gigante de aquél absorbió la mentida y falsa sobe
ranía de éste, y el Estado llegó a ser todo y, por
serlo, cayó en el imperialismo o en el nacionalismo
económico, y con ello, en la época de las guerras de
negocios. Se ha olvidado por la Humanidad que el
progreso social, como el progreso económico o el
técnico, consiste en dar a cada función su órgano
correspondiente y armónico con todos los demás.
2a
La guerra futura será total—consecuencia
también’ de la soldadura políticoeconómica—, por
que mientras la guerra golpeaba a los pueblos sola
mente en su organización administrativa, las heri
das eran ligeras y de fácil curación; pero cuando,
como pasa hoy, la guerra apunta al tinglado econó
mico, toca y hiere profundamente a todas las obras
vivas, y ante su gravedad los pueblos no tienen más
que una sola idea: vencer, y para ello aportan
23
0
todas sus fuerzas militares, ecoñómicas, financieras,
industriales, intelectuales y morales, y violentan
todas las leyes económicas y sociales con absoluta
despreocupación del porvenir. Así, se ataca al ene-
tes: el militar, el civil y el moral o espiritual.
a
La guerra futura será guerra de destrucción
y aniquilamiento, porque, siendo tan extensos y
complejos los intereses puestos en juego, vencer o
CUADROCOMPARATIVODELASGUR1lEASDELPASADOYLASGUERRASMODERNAS.
Guerras del pasado (hasta1914)
La guerra nueva
Guerras de religion uu Político—económicas(Excedentede produción(Guerras
II
industrial
) de
Político—dinásticas
“ “
sucesión 1
(Falta de espacio vital(negocios
CAUSAS Políticas(rupturade equilibrie( guerras
Político—
(Afán
de
hegemonías
continenta—
entre naciones autó— )
de
)ias O mundiales.
) Guerras
nonas y afán de domi—(conquis-ta Económico—
Sociales
(Encontradasconcepcionesmora.lecOnóm
n.b o separación de ) y de
)
sociales.
colonias)
(independen
da.
Político—religiosas
—
OBJETO Simple
Anexión
de territorios.
reparación
de ofensas
Guerra de superficie
(dimensional)
Preparación y ejecuciónexclusiva por las
fuerzas
arinadas; su nómero limitado
solamente por la poblacióny la rique
za del pafs;fuerzas son las vencedoras
o vencidas.
zos
DECISIÓN
Conquista de mercados o de materias primas.
Supresión o aniquilamientode adversarios o riva],es.
nacionales.
Ii
u
Guerra de movimiento,cuyas fases1 salvo
Bloqueo y maniobras rápidas y penetrantesde lar—
la inicial,
son de improvisación
genial
guísima preparación
(varios meses y aón aSos).
o-de corta preparción (unos dias).
u
Guerra humanitaria sujeta a usos y convencioi.
Guerra sin cuartel, aiim deapuós de terminada la
nes
lucha armada.
Respeto a los bienes privados.
Destrucción’de las fábricas.y paralizacióndel
comercio.
Respeto a los pueblos neutrales.
Prea1ózi económica o militar
sobre los neutrales,
arrastrándolos a los conflictos.
El espacio factor preponderanteen el Arte
E]. tiempo factor supremo de la Estrategiay de la
Militar.
Táctica.
Armamento análogo o con ligeras
mejoraa al
II Amplia evolución de
todos los medios de agresión
de las guerrae.anterjores,
inicialsiente
y protecciónpor alianza de la Estrategia—po
aparcado en grandes arsenales.
lítica con la Tócnioa 1ndu.tria1y la ciencia
pura. Renovación constante
de armamentos.
Proyectiles disparadosde limitado alcance, Proyectiles
impulsadospor reacción o dirigidos,
peso y poder destructivo.
de largúasimoalcance, gran peso y efectos
destructivos
insospechados.
IPor la batalla napoleónica,improvisada,
-1 conducida e impuesta .ds un modo genial.
desgaste, aplastamientoy la revolución orga
nizadas’ metódicamente.
adquiere jerarquíade primer orden y
Las fuerzas morales y el Jefe fundamentales El material
su desproporciónexcesiva es casi decisiva.
Guerras cortas en general; en las largas
periodos
intermitentes
de actividad.
nuerras locales, limitadas a algunas na
ciones.
Simples cambios de.fronteras1sin graves
alteraciones en la Economía de los
Estados y de loe particulares.
CONSECUEN Responsabilidades
morales de los dirigentes
CIAS
ánte sus pueblos respectivos.
Sostenimiento fácil de la guerra por reser
vas dinerarias,impuestosrazonablesy
empróstitos en paises neutrales.
Vuelta rápida a los negocios y vida fácil
al terminarsela lucha.
migo en todo lo que pueda ser vulnerable: fuerzas
armadas, población (sin distinción de sexo, edad o
situación), industria y comercio, fuerzas morales y
tradicionales (historia, prestigio ante el mundo, et—
cétera) y,. en lo posible, hasta en su porvenir. La
guerra puede decirse que se desarrolla en tres fren
24
Guerra tridimensional.
Guerra total y ultramecánica, prepara
y ejecutada
por, el Estado; las fuerzas amadas limitadas
por los recursos de todo orden; los pueblos y
Estados son los vencedoreso los vencidos.
Por
Guerras largas (varios aftOs).Actividad continuada.
Guerras universaleso guerras de pueblos.
Aniquilamiento o desapariciónde Estados con empo
brecimiento general de datos y de los particu—
larea.
Responsabilidades
criminales
de los dirigentes
vencidos ante Tribunalesinternacionalesde
los pueblos vencedores.
Sostenimiento difícil y complicadode la guerra
o imposición
de extraordinarios
sacrificios
a los pueblos. Todo por el Estada y para el
Estado,
amdn,de enormes deudas exteriores.
Crisis económicaprolongadapor carencia de pro
ductos... y vida difícil y cara, al terminar
es La lucha, que originan crecientesconflic
tos sociales
internos.
ser vencido es cuestión de vida o muerte para toda
la nación y, desde luego—se acaba de sentar el pre
cedente—, para todos los dirigentes político-econó
mico-sociales; por tanto; nadie renunciará a servirse
de todos ios medios lícitos o ilícitos que la inteligen
cia humana pueda procurar, pues, desatada la gue
rra, los pueblos no podrán escoger entre ella y la
paz, sino que la elección ha de ser entre la victoria
y la servidumbre o la muerte, y contra esta lógica
despiadada es muy débil e inútil el freno del derecho
de gentes.
4a
La guerra futura será guerra universal o
guerra de pueblos, porque el tnundo forma un con
junto en que la interdependencia económica hace
que el conflicto. repercuta en todas las naciones,
pues la estrategia y la geografía marchan unidas;
pero, al mismo tiempo, por ser preciso a toda costa
vencer, la idea de ser más fuerte que el adversario
y la atracción de la “ley del número” prevalecerán
en toda la política de paz con el juego de las alian
zas. Por elló, las grandes guerras, muy rara vez se
declararán entre dos naciones, y estallarán en fren
tes diversos; porque si estallasen en uno solo, bien
pronto surgirían otros nuevos al buscar objetivos
estratégicos desde los cuales amenazar o paralizar
la vida del enemigo, y se arrastrará en su desarrollo
a otros pueblos, aun en contra de su voluntad.
5a
La guerra futura será guerra de movimien
tos extensos, rápidos (relámpago), profundos y or
ganizados metódicamente en largos períodos de
tiempo, porque la guerra se presentará bruscameñte,
sin ultimátum, y se manifestará con la aparición de
grandes Ejércitos dotados de todos los medios de
ataque y defensa conocidos y preparados durante
la paz y de alguno nuevo o de. potencia destructora
desconocida para producir la sorpresa, único medio
de buscar un desequilibrio inicial de fuerzas entre
los bandos combatientes.
6.a La guerra futura será guerra científica y de
material, pero, en último análisis, guerra de hom
bres, porque, naturalmente, en una época en que
la ciencia y la técnica imperan en el mundo, no es
posible prescindir de ellas en la guerra, tanto más
cuanto que las anteriores características conducen
a la necesidad de aumentar potencias y velocida
des a desarrollar; por ello, la mecanización afectará
a todo lo que pueda mecanizarse para aumentar su
velocidad de avance o la fuerza de choque y de des
trucción, lo que conducirá, a su vez, al aumento de
bocas de fuego. Pero no debe olvidarse que las má
quinas viven y se emplean en cuanto la voluntad y
la inteligencia del hombre quieren, así como que el
aumento de máquinas en la guerra, lejos de dismi
nuir el número de hombres a emplear, los aumenta.
Por ello, el elemento esencial de la guerra será,
como siempre, el hombre; y la guerra del porvenir
será, en último extremo, una guerra de hombres.
a
La• guerra del porvenir será guerra larga y
metódica, porque, pese al deseo o al interés de la
Humanidad de que fuese corta, las fuerzas en pre
sencia estarán equilibradas en número, potencia,
medios y moral, y antes de declararse cada grupo
vencido agotará en la lucha todos sus recursos. Ade
más, lógicamente, la preparación de cada una de las
fases tendrá que ser lenta, larga, metódica y en re
lación con el potencial ofensivo a emplear en ella
(organización,
instrucción, transportes, abasteci
mientos y suministros de todo género, ejecución de
planes industriales, etc.), pues siempre será• más
factible el éxito con la organización minuciosa, que
con la improvisación genial, rara vez posible en la
guerra moderna.
La guerra no podría ser corta más que siendo lo
cal entre dos naciones de una gran desproporción
de medios, o en el caso de que uno de los beligeran
tes hubiera preparado en el mayor secreto algún me
dio que paralizase, de una manera casi total, la
acción de las fuerzas y el funcionamiento de los
centros nerviosos del país enemigo, hipótesis poco
probable por cuanto, si es posible mantener secreto
un invento en su fase inicial, es difícil conservarlo
en su fase industrial de gran escala, a menos que,
lentamente y durante largo tiempo, se hubiera ido
fabricando y aparcando para su utilización.
Principios informadores de la organización de la
Nación para la guerra.
Se desprende, pues, de todas estas consideracio
nes cuatro conceptos orgánicos que no pueden per-.
derse de vista:
i.°
Que para los fines que la guerra total persi
gue es necesaria la organización no sólo de las fuer
zas militares, sino de todas las energías y recursos
de la nación.
2.°
Que la victoria no es exclusiva de los Ejér
citos, sino de la acción coordinada de todos los ele
mentos de la nación para debilitar y paralizar la
resistencia enaz del enemigo. Por ello, y con ra
zón, Goebels decía, en un discurso a finales del 44,
“que el éxito de los esfuerzos para vencer a los ad
versarios que se presentan constituye un problema
de organización puro y simple”; por tanto, la victo
ria en una guerra moderna es una cuestión de mé
todo, perseverancia y tenacidad que no debe olvi
darse por el organizador, tanto más cuanto que las
consecuencias de los errores en los pilares de dicha
organización difícilmente pueden ser remediados en
el transcurso de la lucha. De aquí que sea un deber
de todos los ciudadanos contribuir a la defensa na
cional con el máximo de sus posibilidades y que la
dirección políticomilitar, a su vez, pueda y 1eba re
quisar y disciplinar los servicios individuales y co
lectivos de las asociaciones, todos los bienes muebles
e inmuebles, aprovechar por su cuenta cualquier
invento u oponerse a su divulgación y aplicación,
racionar el consumo, paralizar el comercio, etc.
La necesidad de estudiar y prever desde el
tiempo de paz esa organización de la nación para
la eventualidad de la guerra, de tal modo que esa
organización de guerra se adapte a las exigencias
de la organización administrativa,
económica, in
dustrial, financiera, etc., del tiempo de paz, para
alejar en el momento supremo
grave de la inicia
ción de la 1 cha la inquietud, el trabajo duro y los
trastornos de las incertidumbres y de los errores
inevitables de toda urgencia improvisada.
4.° Que la enorme variedad de los medios de
guerra y la intensidad desu empleo obligan a extre
mar la utilización de todos los recursos, puesto que
éstos son limitados. De aquí que al lado de la estra
tegia militar deba existir una estrategia económica
30
25
dirigida y destinada a servir a la primera, cuyo tra
bajo preliminar debe ser la determinación de las
cifras límites o índices mínimos a conseguir.
Elementos que entran en juego en una guerra
moderna.—-Es, pues, preciso y fundamental antes
de organizar las fuerzas militares la determinación
precisa de las bases o pilares en que debe descansar
la orientación de la defensa nacional. Las funda
mentales son:
1a
El problema de la defensa nacional es uno
e indivisible, aun cuando el conjunto se componga
de las fuerzas o servicios más heterogéneos y cual
quiera que sea el medio o elemento en que actúen.
2a
La determinación del potencial bélico de la
nación, es decir, enumeración y recuento preciso
de todos los medios y recursos disponibles en el te
rritorio nacional que tengan aplicación a la gue
rra y, por tanto, saber los fallos o faltas a suplir o
remediar.
3a
Distribución adecuada de esos medios y
recursos, en armonía con las necesidades de la de
fensa, entre las atenciones primordiales de la vida
nacional (producción, reconstrucción nacional, in
dustrialización, alimentación) y la preparación es
pecífica de la guerra (Ejércitos, reservas, material
de guerra, etc.).
4a
Determinación del reclutamiento y encua
dramiento de los hombres en los Ejércitos y en los
frentes de trabajo y organización de los Mandos en
todos los escalones.
5a
Examen de la situación internacional y su
evolución probable, para conoçer a los posibles ene
migos y poder investigar su potencial bélico, datos
que nos determinarán el límite y el ritmo a impri
mir a nuestra preparación, así como las alianzas o
apoyos exteriores con que podamos contar, y la pre
lación, en vista de ellos, que debemos dar al Aire, a
la Tierra o al Mar.
Una vez hecho y conocido esto, es cuando, con
un ojetivo determinado, el organizador, conjugan
do los medios asignados por la política, podrá fijar,
a su ve, la organización específicomilitar.
6.a Adhesión firme y consciente del pueblo a la
obra de defensa nacional, indispensable para for
mar y desarrollar las energías espirituales, de im
portancia suma para la lucha, así’ como su conser
vación durante la guera y qtle voluntariamente y
en perfecta unión rinda su máximo esfuerzo, en can
tidad y duración, con el mínimo de consumo. Esta
es la más importante, cosa nada nueva, pues ya
afirmaba Confucio seis siglos antes de Jesucristo
que “la fuerza de un Estado reside: en una alimen
tación suficiente, en armas bastantes y en la con
fianza del pueblo en general”, y que, caso de tener
que prescindir de alguno de estos tres factores, ha
bría que hacerlo primero de las armas y después
de la alimentación, porque “el peligro que los ene
migos representan y la posibilidad de morirse de
hambre son obstáculos que pueden vencerse, si la
26
confianza no ha disminuído; pero si ésta ha desapa
recido, ni las armas ni la comida podrían salvar
al país”.
¿Y cuáles son los medios y elementos que consti
tuyen el potencial bélico, sobre los cuales debe asen
tarse la defensa nacional? Pudiera decirse que todos
los que integran la vida nacional; pero, no obstante,
los que pudiéramos llamar fundamentales son:
1.’
La cantidad, calidad, armamento, equipo y
grado de preparación para la guerra de las fuerzas
militares existentes al iniciarse la guerra o que pue
dan organizarse durante la lucha.
2.°
El número, composición y reparto de la po
blación en el territorio nacional teniendo en cuenta
las reservas de hombres que podrían venir de los
‘territorios de Ultramar y los que en cambio tendrían
que permanecer inmovilizados en los mismos por
imposibilidad de transporte marítimo o aéreo.
3.° El límite de autonomía en combustibles, ví
veres, materias primas y fabricaciones; los límites
entre los que se podrán adquirir en el Extranjero
los productos que falten y los que se podrían trans
portar en medios propios; grado de libertad de las
propias comunicaciones, sobre todo marítimas, y
la capacidad financiera.
La situación geográfica, configuración del
territorio, grado de desarrollo de las redes y medios
de comunicación de toda especie, para permitir el
más rápido traslado
aprovisionamiento de las pro
pias fuerzas.
5.° Las organizaciones defensivas del territorio
patrio y de los territorios de Ultramar (fortificacio
nes, bases navales y aéreas, puntos de apoyo de las
flotas, etc.).
6.
El tiempo disponible para preparar y poner
en acción las propias fuerzas, para poder esperar la
llegada de socorros externos sin temor a la inva
sión, merced: a las protecciones naturales del mar
y de las fronteras poco vulnerables, a los arma
mentos de tiempo de paz y a las disposiciones to
madas para efectuar la movilización de la mayor
parte posible de las reservas propias.
La posibilidad defabricar o de procurarse en
el curso de la guerra naves, aviones, material de
guerra de todo género, y
8.° La situación política externa e interna (en
ésta valorar los grupos revolucionarios o quintas
columnas para el enemigo).
Especificar cada uno de estos grupos nos llevaría
mucho tiempo.
Bástenos, por hoy, deducir una clara conclusión:
Que si la Orgánica, como parte del Arte militar, ha
sido desconocida hasta hace muy pocos años, hoy
adquiere’ tanta importancia, aun, cuando parece
ignorarse, como la Estrategia y la Táctica, y que el
¿ampo donde debe situarse es precisamente en la
zona difusa entre la Política y la Estrategia; de
aquí que el organizador deba tener conocímiento
pleno de los extremos que éstas abarcan.
40
.°
LAARTILLE1RIA
EN
LA
BATALLA
MODERNA
¿/, cas’ode coinbdtedefen8ivo
Comandante de Artillería E. ROCAFORT GARCIA, del Regimientb
mixto
númeo
8.
E
El plan alemande ataque:su justificació,y factores
TYrelato querna continuación es:ponemos está com
básicos.
puesto con extractos de diversos artículos apare
cidos en distintas publicaciones extranjeras, profe
El plan de ataque, basado en los mismos principios
sionales unas y profanas las otras en cuanto se relaciona
tácticos que proporcionaron las resonantes victorias del
con las disciplinas castrenses, pero tan intersantes, alec
cionadores e instructivos sus párrafos como lo pudieran año 40 sobre el suelo francés, planeó lanzar una punta de
cuña con fuerzas acorazadas en dirección a los puentes
ser los tomados de aquellas otras puramente militares.
Sus autores, de tan reconocida e indiscutible valía, del Mosa, para obtener su conquista antes de que por
como lo son, entre otros, el Teniente General Walter Be- parte aliada se pudiera organizar una defensa capaz de
detener su rápido avance. Una vez que la Infantería hu
dell Smith, Jefe de Estado Mayor de las Fuerzas aliadas
biese desorganizado la débil cobertura americana, avan
expedicionarias en Europa, y el hoy actual Embajador
zarían los carros a través del frente, sin el peligro ya de
de su país en la U. R. S. 5., el General Courtney H. Hod
ges, Jefe del 1 Ejército norteamericano, y el Teniente Co encontrar una firme resistencia. Cruzado el río, las Pan
podrían continuar su avance sin mayores obstáculos
ronel Reeves, Oficial S-3 de la artillería del 1 Ejército de zer
hasta alcanzar la costa del canal, y en la que el puerto de
los Estados Unidos en la fase a que el relato se refiere.
Amberes sería su objetivo primordial.
Se ha buscado, para hilvanar estas líneas, una actuación
Con la posesión de Amberes, de tan vital importancia
conjunta, en la que, por su importancia, trascendencia y
para los aliados, cortarían la principal fuente de suminis
el aunado esfuerzo de las distintas Armas y Servicios, pu
tros de los anglosajones para, posteriormente y previa
diera servir de adecuado marco a la actuación artillera
concentración de las fuerzas alemanas del Oeste, caer
en el combate moderno.
sobre el poderoso Ejército aliado, para dividirlo mediante.
La fase que comprende la batalla de las Ardenas, ori
hábiles maniobras, separarlo y destruirlo en detalle.
ginada por el ataque alemán del i6 d.e diciembre de 1944,
Para el éxito de la empresa era condición poco menos
ha sido elegida: primero, porque en el empleo de las ar
indispensable alcanzar hacia el término del segundo
mas se aplicaron, tanto en el campo táctico como en el que
técnico, cuantas enseñanzas se habían ya deducido a lo día los objetivos sobre el Mosa; esta condición llevaba in
largo de la lucha entablada (Africa, Italia, Normandía y, separablemente unidos a ella los factores básicos de la
factores más que nunca indispensables, cono
por último, el avançe a través de Francia); segundo, por sorpresa,
ciendo el Mando alemán como conocía la abundancia de
el combinado empleo de nuevos medios de combate; ter
medios mecanizados de que disponían los aliados para
cero, por la indudable trascendencia que su resultado
tuvo para la victoria aliada, y ser, por último, tanto en realizar con la máxima rapidez el transporte de fuerzas
que necesariamente habrían de oponer a su rápido
su planteamiento
y puesta a punto por parte alemana
avance.
como por la reacción y medidas adoptadas para su es
Como ya dejamos apuntado, dos de los principios de
trangulamiento
por el Mando aliado, una fuente de in
formación para quienes, más capacitados que el que esto cuya firmeza se esperaba el éxito eran la rapidez y el se
creto. Para la primera, como es lógico, se contaba con el
escribe, puedan deducir de su lectura provechosas conse
empleo en masa de los medios mecanizados, que con la
cuencias.
ayuda de la aviación, hasta entonces casi inactiva, ya
que se reservaba para esta grande y definitiva prueba, se
esperaba alcanzar la primera cadena de objetivos dentro
Teatro de la lucha.
del plazo previsto.
-‘
Si la preparación de la ofensiva fué cuidada y la puesta
La zona de las Ardenas, de igual nombre que la provin
cia francesa que se asienta a ambos lados del Mosa, es a punto de cuantos medios habían de ser utilizados lle
vada hasta el máximo, no lo fué en menor escala el espe
una meseta de poca elevación, que se prolonga por Bél
gica y cuyo suelo pobre y clima rudo hace que se vea muy cialísimo cuidado con que se conservó el secreto de la
operación a realizar, ya que con las exigentes medidas
poco poblada y por ende falta de buenas vías de comuni
cación. Esta zona montañosa, que se extiende en todas adoptadas al respecto se consiguió mantener tanto el
direcciones, lo hace en mayor escala hacia el Mediodía, secreto estratégico como el táctico hasta horas antes de
en anchura que va desde la confluencia del Mosela al Rin ser lanzada la ofensiva.
Como en este punto, de tan esencial importancia para
hasta el Mosa, entre Sedán, Namur y Lieja, cuyas aguas
domina en unos 300 metros, y aun se prolonga más allá la consecución de la. sorpresa, se adoptaron tan excep
hasta las fuentes del Sambre y del Oise. Esta región pobre, cionales medidas, no quisiera seguir adelante sin relatar,
escasa de comunicaciones y en gran parte cubierta de aunque sólo sea someramente, las directrices seguidas.
La idea, que partió del propio Führer, fué considerada
bosques, landas y pantanos, fué la elegida por el Mando
por todos como del máximo atrevimiento, pero aceptada
Supremo alemán para lanzar la ofensiva en la que tanta
sin discusión ante lo apremiante de las circunstancias,
fe pusieron.
27
difíciles en extremo, como claramente muestran las pala
bras del Mariscal Jold, que al terminar la contienda se
expresaba en esta forma: “Nos encontrábamos en una
situación verdaderamente desesperada, y el único ca
mino para salvarla era tomar una determinación tana
bién desesperada, ya que manteniéndonos a la defensiva
no podíamos abrigar esperanza alguna de escapar al des
graciado destino que pendía sobre nuestras cabezas. Lu
chando, más que esperando, podíamos haber salvado
algo de cuanto defendíamos en los frentes.”
El proyecto sólo fué revelado en un principio al Maris
cal JoId, siéndolo pocos días después al Mariscal Goering;
el primei-o esbozó el plan, y una semana después se con
vocó una reunión a la que asistieron, aparte de los ya
mencionados, los Generales Von Rundstedt y Von Model, con sus Jefes de Estado Mayor, a los que se expuso
la idea, designándose al primero como Comandante en
Jefe del Ejército alemán en el Oeste, en tanto que se
asignaba al segundo la jefatura de la realización del
ataque.
No obstante el limitado número de personas que hasta
entonces se encontraba en posesión del secreto, y a pesar
también de sus altas jerarquías dentro del Ejército ale
mán, firmaron todos ellos un documento en el que acep
taban solemnemente la comparecencia ante un tribunal
de guerra si, por negligencia o bien premeditadamente,
revelaban parte del plan que se tenía proyectado, con
venio que sucesivamente iba siendo firmado por aque
llos nuevos Oficiales que necesariamente tenían que ser
impuestos en el proyecto que empezaba a madurarse.
Hubo sucesivas reuniones, y en la última, en Zierg
berg (Cuartel General del Führer en esa época), concu
rrieron todos los Mandos de Ejército y Cuerpo de Ejér
cito, pero muy contados Jefes de División. Esta cuidada
observancia en el mantenimiento del secreto, llevada y
exigida hasta moméntos antes de lanzar el ataque, si bien,
como veremos, no consiguió encontrar desprevenido al
enemigo de una manera total, tuvo, por el contrario, des
agradables consecuencias para las fuerzas atacantes.
Constitución
de lasfuerzasy despliegue
artillero.
Como el empuje alemán fué realizado embistiendo ha
cia el triángulo Aachen-Namur..Sedán zona guarnecida
por el 1 Ejército norteamericano, vamos a concretarnos
;:snitout r
‘ciovgtp
ENLÁS d04’4%1D11
¿‘ti 16rfTl’ED/Cl!MBqE.
fó’ca/a f.-75iOoo
La situaciónen el campoaliado.
o
Por estas fechas era preocupación primordial de la es
va
trategia aliada el cruce del Rin para alcanzar el corazón
de Alemania: el Rhur. El despliegue, por tanto, lo era
WILO
con carácter lógicamente ofensivo, y en tales fechas,
mientras el impulso aliado se veía detenido por el estado
B8Jtogfte
del tiempo, se realizaban importantes movimientos de
los numerosos efectivos que habían de realizar el empuje
con dirección al río.
En esta situación, la información aijada comenzó a
suministrar
datos sobre extraílos movimientos de las
fuerzas enemigás, y no obstante el excesivo cuidado de
su ocultación, pudo saberse de retiradas de fuerzas de las
líneas de combate, de movimientos de tropas a través de
la región de Eifel, así como de Unidades que, cruzando el
VII C. de E.
río, marchaban a las líneas avanzadas. Estos datos y
Art de C.
y c. de E.
VIII C. de E.
32.
Erg. Art.
otros tantos de valor no despreciable indicaron al Man
1 Gr. de Observaclin 1 G. de Obsereacidn1 ir. de Observaddi 2 Gr. O. de xo5
do aliado la posible intención alemana de lanzarse en 3 Gr. O. de xo5 4 Gr. O. de 105 2 Gr. O. de 105 , Gr. L. Cohetes
contraataque sobre algún sector dei frente. En su canse
6 Gr. O. de r55 6 Gr. O. de ‘55 4 Gr. O. de ‘55
de ros
C. de ros i Gr. C. de ro, 2 Gr. C. de los 4 Gr. O. de 240
cia, y deducción inmediata de un detenido estudio 4x Gr.
Gr. C. de 155 2 Gr. C. de 155 3 Gr. C. de 555 2 Gr. C. de ao
de la situación, terreno y dispositivos propios y enemi
i Gr. O. de 203
i Gr. O. de 203
2 Gr. C. de 203
gos, fué la de concretar a dos los puntos objeto de la po
x Bía. C. de 155 2 Blas. de 255
sible acción enemiga: Alsacia y las Ardenas.
Art. Div.
Art.Div..
Art.Div.
El primero de ellos se consideraba atacable, debido a
Gr. O. de 105
x4 Gr. O. de xo
Ix Gr. O. de ro5
lo débil de la línea aijada en dicha zona y que al mismo ‘63Gr.O.de555
4Gr.O.de155
3Gr.O.de155
tiempo en tal región se encontraban embolsadas en las
cercanías de Colmar fuerzas alemanas de elevados efec
tivos. Las Ardenas, segundo de ios puntos presumible
en lo que a continuación exponemos a la actuación arti
objeto de la atención alemana, se seleccionó a la vista de llera enmarcada dentro de esta Gran Unidad de las fuer
la debilidad de su línea y de ios informes obtenidos acerca zas aiiadas.
de las grandes concentraciones de fuerzas enemigas en
El 1 Ejército se hallaba constituído, a la iniciación del
tal sector.
ataque alemán el día i6, por los V, VII y VIII Cuerpos
28
de Ejército, así como por la 32 Brigada de Artillería de
Campaña, estando sus Unidades desplegadas y consti
tuídas en la forma que en bis adjuntos croquis se detalla.
El despliegue artillero, como es lógico, se adaptaba a
las directrices ofensivas que, como ya dejamos dicho,
presidían el pensamiento del Alto Mando aliado. En el
norte, la artillería del VII Cuerpo de Ejército había fina
lizado el día x una serie de desplazamientos a vanguar
dia, con objeto de proteger el avance de la Unidad a que
estaba afecta, la que partiendo de Aachen iba a iniciar
un empuje con dirección a las orillas del Roer. La estre
chez del sector y las excelentes condiciones de los asen
tamientos elegidos permitían a su Cuerpo de Ejército que
la acción artillera se pudiera dejar sentir conjuntamente
sobre cualquier punto del frente que se le tenía asignado.
En el centro, la artillería del V Cuerpo de Ejército se
hallaba cooperando en su cuarto día a la acción ofensiva
de su Gran Unidad, que trataba de alcanzar el estraté
gico embalse del río Roer, acción que tropezaba con serías dificultades por lo duro del avance a través del bos
que de Hurtgen. La artillería estaba asentada en dos gran
des núcleos, uno hacia el norte y otro hacia el centro del
sector, pero con posibilidades de acción, tanto uno como
otro, sobre el conjunto de la zona del embalse. A la arti
llería divisionaria del flanco sur se le habían asignado
algunas Unidades pesadas, con objeto de que cooperasen
defensivamente
al mantenimiento
del flanco sur del
Cuerpo de Ejército.
En el sur, la zona asignada al VIII Cuerpo de Ejército
tenía una gran extensión en relación con la artillería de
que podía disponer esta Gran Unidad, habiéhdose deci
dido asignar una Agrupación Mixta a la Artillería divi
sionaria de la a División, que a la sazón protegía el límite
sur del Ejército.
Y, por último, la 32 Brigada de Artillería de Ckmpaña
que, bajo control directo del Mando del Ejército, se en
contraba asentada en el sector correspondiente al VII
Cuerpo de Ejército, había cambiado la dirección del
fuego de alguna dé sus Unidades con objeto de apoyar la
acción ofensiva en que se hallaba empeñado el V Cuerpo
de Ejército.
desarrollode
la luchalen el sur significaba, se decidió
no realizar cambios en las zonas de asentamientos hasta
tanto que las intenciones del enemigo no se manifestasen
con claridad sobre las zonas de Monschau y Julich.
En el sur, y debido a la notable extensión del frente,
pesflu/FOIJIY CONPO$/C/O#ut
¿4$UMPÁDL%5
INLAS ¿/O4WADÁ$
DII fi TI! DI DICIIMBIE.
[sca/a Y75o.000
Ataque
Las primeras indicaciones de una desacostumbrada
actividad enemiga se recibieron a las 5,30 horas del día sé,
bajo la forma de una violenta preparación artillera ejer
cida ininterrumpidamente
sobre la totalidad del frente y
por un espacio de tiempo no inferior a dos horas y media.
Como réplica, se desencadenó inmediatamente, por
parte de la artillería del VII Cuerpo de Ejército, una ce
rrada acción de contrapreparación, no obstante la cual,
el enemigo se lanzó en masa al ataque en toda la extensión
del frente asignado al Cuerpo de Ejército, desbordando
en su avance los puestos de observación avanzados y las
bases establecidas pára la localización de las Unidades
enemigas, lo que, unido a las pésimas condiciones atmos
féricas, que impedían la utilización de los observadores
aéreos, privaron a las Unidades a:rtilleras de esta gran
Unidad de tan imprescindibles elementos para la eficaz
realización de las acciones de contrabatería y hostiga
miento al avance enemigo.
En el centro, la réplica realizada por la artillería del
V Cuerpo de Ejército fué también de la máxima energía,
pues habiendo conservado sus medios de observación,
pudieron llevar a cabo la contrapreparación y acciones
de contrabatería con notoria eficacia, cometidos que sólo
se vieron turbados por el peligro que apuntaba hacia el
sur y el este, al no haberse contado con una adecuada
elección en las zonas de asentamientos con vistas a un
combate defensivo. Aunque la artillería estaba completa
en este sector y a despecho de la severa amenaza que el
Art,
Art, de C.
1 Gr. de Geseivacide
2 Gr.
2 Gr.
O.de’oS
4 Gr. O.de xss 6 Gr.
tGr.
xGr.
c.deior
Gr.
4 Gr. c. de 155
,Gr.
,Gr.
c.dezo3
3 Gr.
Art.
22
Art.
Div.
Gr. 0. de 205
Gr.O.de155
de c.
32.
Brg. Art
Art, de c.
Obee,veeite 1 Gr. de Obeereeclie 2 Gr. O. de 205
Gr. 4 cohetes
2 Gr. O.de 205
O.detos
de 101
O.de ‘55 3 Gr. O.de iss
4
Gr. O. de 240
6Gr.
c.de,oi
c.de,oi
Gr. c. de ,ss 2 Gr. c. de 203
c. de ‘55
zGr.
c.dezo
C.deeo3
O.dezo4
Div.
Gr. O.
io5
6 Gr. O.de s5
20
Art. Div.
Gr. O. de 205
la situación para el VIII Cuerpo de Ejército se presentó
delicada, desde la iniciación del ataque. Hacia su límite
norte y a través de la separación entre los Cuerpos de
Ejército V y VIII, el enemigo, al encontrar sólo una débil
29
cobertura de fuerzas de Caballería, se lanzó en tromba
con sus Unidades mecanizadas arrollando las defensas
americanas de la io6 División, para después, girando ha
cia la zona sur, buscar la explotación del éxito.
Las posiciones de la artillería de la roó División comen
zaron pronto a ser insostenibles, viéndose precisados a
sostener enconadas luchas para retirar sus Unidades, las
que, en muchos casos faltas de éxito, dieron lugar a pérdi
das sensibles y a cercos temporales de Unidades com
pletas.
La reacción del Alto Mando aliado ante el comienzo de
los acontecimientos fué enérgica, y las decisiones adopta
das para oponerse al alud enemigo, resueltas con rapidez.
Al mismo tiempo que se alertaba a las Unidades de
ambos lados de las Ardenas, se hacía descender desde el
norte a una División acorazada (7.a) y subir desde el
sur a otra del mismo tipo (io.a), con objeto de presionar
los flancos de la cuña enemiga, y se cursaban órdenes para
aproximar a la zona de combate parte de las reservas a
disposición del Alto Mando, quedando, en su consecuencia,
dispuestas para su empleo dos Divisiones aerotranspor
tadas (82 y xoi), que fueron dirigidas a St. Vith y Bas
togne, respectivamente.
Desarrollode la defensa.
Los datos recogidos en las acciones del día i6,
los suministrados por la información, hicieron fijar en
tres la direcciones del ataque: El VI Ejército Panzer de
las S. S. por el norte, hacia St. Vith; el V Ejército Panzer
por el centro, con empuje hacia Marche, y el VII Ejército
por el sur, con dirección a Bastogne.
La mañana del 17 se presentó clara y sin limitación
alguna en la visibilidad, que era perfecta a todo lo largo
del frente correspondiente al Ejército. Los observadores
aéreos, los terrestres, la localización radar y las de vista
y sonido suministraban datós sobre tal cúmulo de obje
tivos, que tan sólo eran tomados en consideración aque
llos cuya importancia se consideraba decisiva para el
éxito de la defensa.
La situación que ya apuntábamos apurada el día i6,
por lo que se refería al sector defendido por la ioó Divi
sión, dió por resultado la pérdida de cierto número de
Unidades con su material, que no pudieron ser retiradas
en el transcurso de la noche precedente. El resto de las
Unidades, ante las difíciles condiciones de la retirada, se
vieron grandemente mermadas en su eficacia, y aunque
no lograron establecer contacto con el centro de dirección
de tiro de la División, pudieron asentarse en zonas de
posiciones localizadas a 6.ooo metros al sur de la ciudad
de St. Vith.
En los sectores centro y sur, asignados al VII Cuerpo
de Ejército, no sólo fué completo el éxito defensivo de
la acción artillera. dedicada a la detención del alud ene
migo, sino que incluso pudieron dedicarsé algunas de las
Unidades afectas a ellos a acciones de prohibición con los
más óptimos resultados.
La artillería del VIII Cuerpo de Ejército, que había
iniciado sus desplazamientos en la noche del 16 al 17, fué
forzada a retirarse en masa; la penetración enemiga ha
bía sido tan grande que no podía contarse con hacer de
tenciones en posiciones previamente preparadas. Du
rante el período de tiempo que en la retirada se tardó y
que alcanzó hasta la tarde dei 17, sólo permanecieron por
parte del Cuerpo de Ejército, en apoyo del desplazamien
to, dos Baterías de calibres medios. Aproximadamente
a las 21 horas terminó el cambio a las nuevas zonas que
se establecieron a io kilómetros al suroeste de St. Vith,
consiguiéndose, por último, el poder concentrar a todas
bajo el control del centro de dirección de tiro del Cuerpo
30
de Ejército, el cual cambió de dirección a una tercera
parte de sus Unidades con objeto de dejar sentir su acción
sobre la rama norte de la tenaza alemana.
Ante la presión enemiga, que impuso la retirada aliada,
el trazado de la línea cedió un tanto, pero sin que fuese
rota por ninguno de sus puntos.
En esta fase y antes de que pudiesen ser evacuados los
puestos aéreos de observación fué capturado el “Air
strip” (aeródromo eventual) de la artillería divisionaria
de una de las Unidades; pero más tarde y por su misma
artillería orgánica fueron destruidos los aviones que ne
cesariamente hubieron de ser abandonados en aquél.
Hacia el centro, el enemigo continuaba la explotación
de la brecha conseguida, y a su avance precedía la reti
rada de las fuerzas aliadas; más al sur, la penetración
enemiga obligó a nuevas retiradas, llevadas a cabo sin
incidentes, consiguiéndose con ello un reagrupamiento
de las Unidades divisionarias, las que desde sus nuevos
asentamientos
realizaron una dura acción de conjunto
sobre toda la zona abandonada en la evacuación.
Hacia el sector central de Monschau tuvo lugar una
fuerte acción de masa artillera, que nos da idea por su re
sultado del decisivo efecto que las acciones de conjunto
pueden tener sobre la marcha de una operación. En este
sector, una débil cobertura de fuerzas de Caballería, con
el adecuado apoyo artillero, contuvo un ataque de fuer
zas mecanizadas y otros de grandes contingentes de in
fantería enemiga, con el brillante resultado de obligar
al Mando alemán a un cambio completo en su primitivo
plan de ataque, que fué cambiado por el intento de un
doble envolvimiento de la ciudad de Aachen.
La acción fué iniciada a las. 5 horas mediante una
contrapreparación
realizada por un Grupo acorazado,
que con sus fuegos logró retardar el lanzamiento del ata
que enémigo por espacio de cuatro horas. El primero y
segundo ataque se sucedieton en forma rápida poco des
pués de las primeras luces del día, sin que el esfuerzo
enemigo lograra el éxito buscado. Estas detenciones de
alud blindado fueron logradas por los fuegos de dos Agru
paciones de la artillería del V Cuerpo de Ejército, toda
la divisionaria de una de las Divisiones y una parte de las
Unidades de la Brigada artillera; en total: i6 Grupos con
calibres que oscilaban entre 240 y 1o5 milímetros.
Al finalizar el día estaban ya casi tocando a su fin
los amplios cambios ordenados, y las nuevas Unidades
de refuerzo se asentaban en las zonas designadas; así,
en Eupen se colocaba bajo control del V Cuerpo de Ejér
cito la artillería de una de las Divisiones (3o.a) procedente
del IX Ejército; la de la División acorazada venida desde
el III Ejército se incorporaba al VIII Cuerpo de Ejér
cito, dándose fin igualmente a otras asignaciones y cam
bios de menor cuantía.
La jornada del 18, que inició un tiempo deplorable con
duración de nueve días, pued decirse que fué el día cri
sis de la defensa. La pérdida de la observación por el
estado del tiempo fué un rudo golpe para las fuerzas alia
das, deficiencia que sólo pudieron compensar en parte
con el empleo de las espoletas-radio VT (“variable time”)
y que en esta ocasión probaron una vez más ser de empleo
indispensable para el mantenimiento de la efectividad del
fuego artillero. La crisis se produjo cuando el enemigo,
concentrando todos sus esfuerzos, trató de extenderse
para ligar las penetraciones alcanzada3, tanto al sur como
al norte de la ciudad de St. Vith.
El enemigo, dividiendo sus esfuerzos y mediante un
rápido cambio en la dirección de su marcha, trató de ini
ciar la explotación del éxito sobre las dos penetraciones
logradas. Presumiendo la acción enemiga, las fuerzas de
la 7 a acorazada, sin esperar a recoger su artillería, se
lanzaron al contacto del enemigo, que establecieron a dos
kilómetros al sur de St. Vith, iniciando su lucha bajo el
apoyo prestado por un Grupo acorazado que a la sazón
se hallaba luchando en el sector a que aludimos, pero que,
proporcionado pór el Grupo de lanzacohetes afecto a la
Brigada y al que se mantuvo en su asentamiento a la
espera de que las fuerzas enemigas entraran bajo su zona
de acción, y a este efecto, y ante la presencia de grandes
contingentes enemigos que desde la ciudad de Rohren se
aprestaban al ataque, se lanzaron tres descargas de más
de 1.000 disparos sobre el núcleo urbano, el que quedó
en llamas y sin posible uso por parte del enemigo.
Al terminar el día se realizaron algunos tambios en
las dependencias y asignaciones de las Unidades. Por
ello, y debido a la variación experimentada en el trazado
de la línea de contacto entre los V y VII Cuerpos de
Ejército, pasó a este último la responsabilidad del apoyo
que en caso necesario debería ser prestado
dos de las
Divisiones (8.a y 78), pertenecientes al primero. Dos
tSOUfMA6Í#ERAI
PILA
Grupos de largo alcance, que orgánicamente eran parte
de la artillería del V Cuerpo de Ejército, pasaron a depen
ALfiNAL
IZAR
der del VII, en tanto que el control operativo de las Uni
LA JORNADA
DII20.
dades divisionarias permanecía inalterable. Los sectores
correspondientes a los Cuerpos de Ejército V y VIII reci
bieron refuerzos de Unidades, y en especial el sector co
rrespondiente a este último, que en razón de su mayor
debilidad recibió asignaciones de incrementada cuantía,
agregándosele una Batería perteneciente a uno de los
Grupos de Observación, así como dos Grupos de £55,per
tenecientes al IX Ejército.
Durante las jornadas de los días £9 y 20 se nos presenta
la retirada de las Unidades artilleras del VIII Cuerpo de
Ejército, obligadas ante las fuertes presiones enemigas
sobre St. Vith y Bastogne, puntales firmes de la defensa
aliada. La artillería de la División aerotransportada,
asentada en los contornos de la ciudad de Bastogne, se
apresta con sus fuegos a la defensa del perímetro defen
sivo establecido. Hacia el sur, las Unidades artilleras de
flanqueo detienen al enemigo, forzándolo a establecerse
defensivamente. En St. Vith, la artilllería de la 7 a aco
razada organiza el sector artilleramente, tomando bajo
su control a unidades de distintas procedencias y calibres,
pero que, asentadas en las inmediaciones de la ciudad,
cooperan organizadamente al apoyo del conglomerado de
Unidades que defendían la ciudad, con el excelente resul
tado de llegar a establecer una firme línea defensiva, lo
grado lo cual distribuye su fuego en forma tal que pueda
atenderse con el máximo número de bocas a los puntos
vitales del perímetro defensivo.
En el sector del V Cuerpo de Ejército, las ya casi su
perpobladas zonas de asentamientos de las artillerías di
visionarias se vieron congestionadas aún más por la lle
gada del remanente de otras Unidades en retirada, que
dando con ello asentados en una de las zonas ró Grupos
ocupando un espacio de tan sólo diez kilómetros de fondo
por siete de ancho y cuyas posibilidades de acción se ex
tendían desde algo más al norte de Monschau hasta el
mismo MaImedy; realizar una mayor separación era de
todo punto imposible, ya que las regiones norte y oeste
En el centro del sector, la situación artillera empeoró eran pantanos y densos bosques y las que limitaban por
rápidamente. El ataque enemigo causó la pérdida de al
el sur y este se hallaban ocupadas por el enemigo.
gunos efectivos y material de las Unidades artilleras, y,
La jornada del £9 al 20 resume el carácter defensivo de
descentralizado el Mando, las Unidades hubieron dé reti
la batalla de las Ardenas por cuanto a los aliados toca.
rarse separadamente sin más protección que la propor
En estas fechas, el Alto Mando aliado deducía ya por lo
cionada por sus propios equipos de combate. Fuerzas
actuado las intenciones enemigas, y la idea de lanzar un
de dos Divisiones acorazadas (9 a y io.) y los restos contraataque
contra los alargados flancos del avance
de algunas otras que lograron alcanzar el perímetro de alemán fué con.cretada en la reunión celebrada por los
Bastogne se establecieron defens:ivamente en el interior Altos Jefes aliados en la ciudad de Verdún, en la tarde
del mismo, manteniendo con sus Unidades artilleras un del 19, y en la que el Generalísimo aliado comunicó sus
continuo fuego de detención tanto al frente pomo sobre órdenes al General Bradley y al General Denvers, así
sus dos flancos, cooperando con dIlo a la defensa ya ini
como también al Mando de las fuerzas aéreas, para la
ciada por una División aerotransportada (ioi), estable
iniciación en gran escala de un contraataque encomen
cida al oeste de la ciudad.
dado al III Ejército americano, que empujaría en direc
En las inmediaciones de Monschau continuaban los ción al flanco suroeste del avance.
ataques enemigos, pero su intensidad era decreciente. El
Lo referente a los días sucesivos, que dieron lugar al
fuego artillero que les había detenido el día precedente
contraataque aliado que fué base más tarde para el avance
probó una vez más lo excelente de su eficacia, hasta el hasta la línea del Rin, lo eludimos por considerarlo ya
punto de que posteriormente sólo fué utilizado el fuego
pese a sus esfuerzos, era a todas luces insuficiente para
detener el ataque enemigo, que hubiese conseguido su
objetivo a no ser por la ‘rápida entrada en acción de la
artillería divisionaria, reforzada por parte de la de Cuerpo
de Ejército, quienes, realizando una dura acción de con
junto sobre las columnas enemigas, consiguieron la de
tención de las mismas entre Schomberg y St. Vith por un
espacio de tiempo suficiente para permitir a las fuerzas
de la División su retirada sin pérdidas hasta la última
de las ciudades citadas.
tifus/OH
31
de lleno en el combate ofensivo, reduciénclonos por hoy
a resumir lo actuado y ver de deducir algunas cnsecuen
cias prácticas.
En primer lugar, podemos decir sin lugar a dudas que
el enorme coste, la abundancia de efectivos puestos en
juego y las precauciones que se tomaron por parte ale
mana no les proporcionó beneficio alguno que justificara
el precio pagado, ya que si bien lograron una mayor pe
netración en las Ardenas, desorganizando al VII Cuerpo
de Ejército americano, al que aniquilaron dos de sus Di
visiones, no pudieron ni aun a su costa alcanzar ni siquie
ra los objetivos del Mosa; su única ganancia, y para ello
bien precaria, fué la de ganar un tiempo precioso que les
permitió alejar, o más bien retrasar por algunas semanas,
la amenaza anglosajona sobre las tierras del Rin.
Factores hubo que sin temor a equivocarnos podemos
decir que produjeron resultados completamente opues
tos a los que se buscaron con su cuidada observancia,
y así el resultado de la extremada reserva mantenida a
lo largo de la preparación, si bien alcanzó el objetivo que
se proponía en cuanto al mantenimiento de la sorpresa
estratégica y táctica, repercutió perjudicialment
en la
marcha de la operación y en especial en los primeros mo
mentos de la lucha que de tan capital importancia son
para la obtención del éxito.
A este primer fallo del plan contribuyeron;
a)
La falta de información en los días precedentes al
ataque que pudieran haber reportado las patrullas de re
conocimiento, ya que su empleo fué prohibido por temor
a que los prisioneros revelasen algunos detalles de lo visto
más a retaguardia.
b)
El que los Mandos de los escalones inferiores no
fueran informados hasta última hora del 15, lo cual, sin
duda alguna, repercutió algún tanto sobre la efectividad
de sus hombres en el ataque de la mañana siguiente, ya
que los Oficiales no pudieron tener tiempo de hacer un
estudio sobre el plano y en consecuencia preparar el plan
de empleo de las pequeñas Unidades.
c)
Y, por último, la excesiva distancia a los puntos
de choque, a que se eligieron los lugares desde los que
las Unidades habían de ser lanzadas al ataque, ya que las
Divisiones Panzer que habían de ejercer la acción de roturs. no entraron la noche precedente en línea, sino que
fueron lanzadas desde sus primitivas zonas de asamblea,
sin la menor detención sobre la marcha que desde aque
llos lugares traían.
Consecuencia de cuanto antecede fué por una parte el
lógico agotamiento de los infantes, así como el de las tri
pulaciones de los carros, debido a los largos desplazamien
tos que momentos antes se habían visto precisados a rea
lizar y, por otra, la cortedad inmediatamente
notada
sobre los suministros y reservas de combustible de las
Unidades acorazadas, ya que, debido a sus largas jorna
das de marchas, fueron muchas las Unidades que se vie
‘ron necesitadas de tan impreséindjbles elementos.
Otros de los factores que influyeron notablemente sobre
la detención del impulso alemán lo fueron, por un lado, la
canalización del ataque por parte aliada a la zona de las
Ardenas, por lo difícil del terreno (empeorado por el
tiempo) y su gran escasez de objetivos, la heroica resis
32
tencia de las guarniciones de Bastogne y St. Vith, que con
su aguante dieron tiempo suficiente a la organización
firme del crítico sector de Monschau, sostén norte de la
penetración habida, y, por último, la falta de apoyo aéreo
(a pesar del esfuerzo realizado) en las Panzer alemanas.
Por lo que al empleo artillero se refiere y que presente
novedades sobre actuaciones anteriores, podemos inser
tar como de particular interés los apartados enumerados
a continuación;
a)
Control por parte del Jefe del Ejército, a través
de la Brigada de Artillería, de las Unidades artilleras
superiores, incluyendo los calibres de 240 y 203 rnilíme..
tros, con cuya dependencia podía dejar sentir la acción de
las Unidades de largo alcance en forma directa, tanto para
acciones de masa en apoyo del esfuerzo principal, o ya
para reforzar los fuegos de sus distintos Cuerpos de Ejér
cito.
b)
Utilización de los Grupos de i
milímetros, auto
propulsados, con dependencia orgánica de las Divisiones
acorazadas, en misiones de prohibición y contrabatería
lejana.
c)
Aumento de la artillería orgánica de las Divisiones
en un Grupo .motorizado de Obuses de 155 milímetros,
así como de uno de cañones de 555 milímetros, autopro
pulsados, de las acorazadas.
d)
Diversidad de calibres y tipos en el material utili
zado por las Unidades no divisionarias, al objeto de poder
prestar el debido apoyo en todas las circunstancias po
sibles.
e)
Empleo defensivo de las Unidades de lanzacohetes,
comprobando con ello una vez más la efectividad del
fuego de masa que proporcionan y que, aunque no pre
ciso, es de la mayor eficacia para el batido de zonas, así
como para incrementar la potencia destructora del fuego
artillero o aéreo sobre zonas críticas.
f) Empleo en gran escala de los observatorios aéreos,
los que demostraron ser de la mayor eficacia para la co
rrección y observación del fuego artillero, así como coope
radores excelentes en el señalamiento de objetivos a las
fuerzas aéreas.
g)
Empleo de las localizaciones por sonido, radar y
espoletas VT, con éxito notable para compensar en
parte la pérdida de la observación propia y a despecho
de ello poder mantener la efectividad del fuego artillero.
Ii)
Indispensable constitución de los equipos de com
bate en las Unidades artilleras, que de esta forma pueden
atender con sus propios elementos a la defensa próxima
de la Unidad.
Y, por último, no quisiera dejar de hacer notar la-fle
xibilidad en la organización de las Unidades artilleras,
por lo amplio de los cambios admitidos, pues buen ejem
plo de ello lo hemos tenido en el relato aquí inserto, al ver
que las artillerías divisionarias, tanto de las Divisiones
de Infantería como de las aerotransportadas
y acoraza
das, recibían o daban asignaciones de Unidades en per
manencia durante largos períodos de tiempo y a lo largo
de los cuales operaban hasta con Unidades aisladas
estar bajo el mando directo del Jefe de la Artilleria divi
sionaria respectiva.
Capitán A. DE LA PEÑA, de
la
Agrupación de Inten
dencia.
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LA
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DE
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de granlas
competencia
las
características del terreno montañoso, del combate
ofensivo y defensivo en el mismo, del reclutamiento,
instfucción y preparación de las tropas para este gé
nero de guerra, de su vestuario, del equipo más apro
iado, etc., cuyos estudios muestran el enorme inte
rés que despierta asunto tan trascendental para nues
tro país, en el que una orografía muy accidentada y
una frontera montañosa de más de 600 kilómetros
imponen la necesidad de contar con tropas bien pre
paradas para vivir, moverse y combatir en un medio
tan hostil para el hombre. La existencia de la Escuela
Militar de Montaña da carácter oficial a este interés,
y aunque la Intendencia, por los motivos que el Alto
Mando tendrá para ello, se ve alejada de este Centro
de enseñanza, no quiere decir que nuestros servicios
no tengan una misión importantísima que cumplir, lo
mismo en el fondo de los valles que en lo alto de las
cumbres, cuando el Ejército opera en ellas. Misiónque,
como la de todas las Armas y la de todos los servicios,
estará erizada de dificultades si no se cuenta con me
dios y una preparación adecuada de la tropa y de los
cuadros de mando.
El carácter que tiene el abastecimiento de víveres
en cualquier circunstancia de la guerra, que es el de
efectuarse a diario, se acentúa cuando el teatro de ope
raciónes es la montaña. El gran esfuerzo físico que
tiene que desarrollar el hombre en este terreno exige
una alimentaciónrica en calorías que únicamente una
ininterrumpida asistenciade los serviciosde Intenden
cia pueden proporcionarle, ya que, ni el recurso de
vivir sobre el país, en un momento determinado, es
posible para Unidades que operan en regiones faltas
de todo. Por otra parte, el consumo de la ración de
previsión debe limitarse, en estas altitudes especial
mente, a circunstanciasmuy críticas y determinadas.
Para la buena marcha de las operaciones tiene gran
importancia, pues, mantener activa, sin posible
interrupción, la corriente de abastecimientos, a
pesar de las muchas dificultades que la montaña
oponga.
33.
Estas dificultades pueden concretarse en las si lizar muchos y por caminos muy variados, y a veces
guientes:
sin caminos, para hacer llevar a las tropas lo indis
Falta absoluta,o casi absoluta, de recursosen el país. pensable para su subsistencia.
Escasez de comunicacionesy poco rendimiento de
Camiones y mulos de carga, de los de talla corta y
las que existan.
remos fuertes, deben constituir, en principio, los me
Gran compartimentación del terreno, con pocas o dios de transporte con que cuenten estos Grupos. Se
ninguna vía de comunicación entre los comparti ría muy beneficiosodotarles también, previos los es
tudios .y ensáyos correspondientes, de algún modelo
mientos.
Si a estos añadimos los fríos intensos y los fuertes de trhieo que a sus condicionesde buena carga y lige
vientos, las nieblas y celliscas,la nieve, lo fácil de los reza uniera la de ser fácilmente desmontable. Con
despistes, la posibilidad de sorpresas por incursiones lo cual se dispondría de un elemento valiosisimopara
del enemigo,para las que tan a propósito es el terreno los casos, en.que por encontrar excesivanieve blanda
montañoso, tendremos completo el cuadro de obs (más de 3n 6 35 centímetros) se hiciera imposible o
táculos que se opondrán a nuestro paso.
muy difícil la marcha para los mulos cargados. En
Claro está que no siempre serán estas las condicio otras ocasiones, cuando la nieve sea apta para ello en
nes cal que se haya de actuar. Habrá zonas en que el todo el recorrido, se podrían organizar convoyes de
ferrocarril no esté lejos; encontraremos alguna carre trineos desde el punto de partida, lo cual nos propor
tera y hasta buenos caminos de montaña; podremos cionaría una mayor capacidad de carga.
hallar pastos y ganado; las inclemenciasdel clima dis
En cuanto a carros, si se le dota de ellos,han de ser
minuirán o desaparecerán, según las altitudes y lati muy ligeros y de un solo eje.
titudes, durante cierta época del año. Pero bueno será
Por vehir aquí comoanillo al dedo nos permitimos
prepararse para lo peor, que será lo más frecuente.
recordar la sugerencia que hace bastantes meses ex
Por lo pronto, en la zona de acción de ra División ponía en esta Revista un distinguido Jefe del Cuerpo,
será muy poco lo que pueda obtenerse por explotación en un artículo (“El transporte hipomóvil”), sobre la
local; los éultivos de la parte baja de la montaña ape conveniencia de hacer algún ensayo con el fin de do
nas si cubrirán las necesidadesde sus habitantes; más tar a las Unidades de carros de los bastes precisos
arriba, hasta los dos mil metros, encontraremosbos para, en un caso dado, constituir una Unidad,de trans
ques que nos proporcionarán abundante leña para la porte a lomo. Es tan fácil en estos terenos que ape
cocción de ranchos y calefacción de hornos; y más nas podamos pasar con mulos por donde fácilmente
alto todavía, pastos únicamente aprovechables du pasamos ayer con carros, que todo lo que se estudie,
rante una pequeña parte del año; por fin, si se trata ensaye y haga para asegurar la marcha de los abaste
de una región ganadera, podrá explotarse ganado, cimientos, nunca será excesivo.
principalmente vacuno y ovino.
Los trenes regimentales de los Cuerpos necesitan
Todo lo demás, y aun lo indicado también, porque también, para establecer contacto con los órganos
nunca podrá obtenerse en cantidad suficiente, hay fijos o móvilesdel Grupo de Intendencia, medios ade
que transportarlo desde la retaguardia, organizando cuados en los que debe predominar el mulo de carga.
El escalonamientode los órganosdel servicio desde
una coriente de abastecimento que desde el ferroca
rril a Ls crestas de los macizos montañosos habrá de la estación o Centro de abastecimientohasta las tro
pasar de las buenas carreteras de los valles principa pas, vendrá impuesto por la compartimentación del
les a las menoscapaces de los confluentes,para seguir terreno y por las comunicacionescon que contemos;
por los caminos de éstos, cada vez más estrechos, a pero creemos se puede establecer con carácter gene
las pistas o senderos que bordean los torrentes. Y aun ral la necesidadde instalar un escalón,que podríamos
se deberá tener en cuenta que las comunicacionesbue llamar Centro de Abastecimiento Divisionario,y el nú
nas con que contemospueden ser muy fácilmente cor mero de Centros de entrega que las circunstancias de
tadas o interrumpidas, bien por las nieves en algunos compartimentación y comunicacionesantes mencio
puntos, bien por incursionesde patrullas de destruc nadas exijan según los casos. Estos escalones deben
ción enemigas en otros, o por efectos de la artillería acercarse lo más posible a las tropas, con el fin de re
o aviación contrarias, a las que tan vulnerables son ducir el recorrido de los TT. RR., cuyo radio de acción
estas vías por la abundancia, en sus sinuosostrazados, será necesariamentepequeño en terrenos tan abrup
tos y de pendientes tan pronunciadas
de obras de fábrica.
De ahí lo bien dotado que debe estar el Grupo de
Una precaución de importancia que debe tenerse
Intendencia de una División de Montana de elemen en cuenta al señalar el asentamiento de estos Centros,
tos de transporte adecuados, porque tendiá que rea así como de los demás órganos de serviciode que ha-
34
causa, en alguno de los centros de producción avan
zados. 2.° Centros de producción avanzadospara abas
tecer el resto de la fuerza, que será convenienteestén.
situados en los mismos Centros de entrega.
El suministro de carne fresca, teniendo que prescin
dir, como ocurrirá en la mayor parte de los casos, de
furgoñes apropiados para el transporte por falta de
camiríos aptos para su rodaje, obligará a establecer
centros de sacrificios en los Centros de entrega. Lo
cual, si bien tiene algunos inconvenientes, falta de
instalaciones adecuadas para hacer las operacionesde
carnización con las máximas garantías de higiene que
fueran de desear, y pérdida que experimenta el ga
nado al someterle a marchas penosas, tiene la gran
ventaja de reducir todo lo posible el transporte de la
carne, en condicionespésimas para su limpiezay con
servación. Unicamente, en casos muy excepcionales,
nos pareceoportuno el envío de reses en vivo a las Uni
dades, para que ellas mismas procedan a su sacrificio.
En cuanto a los piensos y paja para el ganado, no
presentan otra particularidad que su mucho volumen
para el transporte; por lo cual, debe realizarse la ex
plotación al máximo, siempreque sea posible, en toda
la zona de acción de la División.
La gran cantidad de envases que requiere el abas
tecimiento y suministro de toda clase de artículos a
las tropas que operan en montaña; la variedad de me
dios de transporte que habrá de emplearse,y por con
siguiente, los numerosos transbordos a que se •verán
sometidos, justifica que resucitemos aquí el viejo pro
blema de los envases y empaques, aunque en realidad
esto afecte a todos los abastecimientosque hace la In
tendencia, sean o no en la montaña.
El estudio y reglamentaciónde estos elementos des
Cuando esta utilización no sea posible, habría que
tinados a contener todo lo necesario para la alimen
elaborar en hornos de campaña, de montaña o de cir
taclón del personal y ganado, tendiendo a la unifica
cunstancias, a pesar de su poco rendimiento y del
transporte de material que requieren. La proximidad ción más absoluta dentro de los modelos más apro
de los hornos, cualquiera que sea su sistema, a las tro piados para cada artículo o grupo de ellos, originaría
pas, proporciona una ventaja esencialísima:pan en una serie de beneficios que, en último término, su
buenas condicionesde gusto y vista para el soldado, pondrían un ahorro considerableal Estado, al mismo
y puede proporcionar también la no menos impor tiempo que mejoran y facilitan el servicio.
Fácil manejo para la carga y descarga, adaptación
tante de economía de medios de transporte, porque
a
cualquier ciase de vehículo que se utilice para su
la harina requiere unas dos veces y media menos que
transporte
y condiciones para la mejor conservación
el pan elaborado. Por otra parte, es muy fácil que la
y
seguridad
de los contenidos,son, entre otras menos
leña pueda obtenerse. cerca de las instalaciones, lo
importantes, las características que deben reunir los
cual representa una ventaja de mucha consideración. envases, los cuales deben estar sometidos a una recu
Como norma-general puede establecersepara el su
peración rigurosisima y a una severa vigilancia para
ministro del pan: 1.° Aprovechamientode los elemen
tos del país en la zona del Centrode AbastecimientoDi que en todos los escalonesdel servicio se les someta
visionario, para las fuerzas localizadas en dicha zona a las pequeñas reparaciones que precisen.
Visto este pobre resumen de lo que pueden ser los
(Cuartel General y Servicios,principalmente), y para
constituir una reserva con qué contar en caso de avan servicios de Intendencia en la montaña, no nos parece
ce rápido de la División o interrupción, por cualquier necesario insistir sobrela necesidad de que su perso
blaremos, se deriva de lo apropiado que es el terreno
montañoso para efectuar golpes de mano que podrían
hacer caer en poder del enemigo los repuestos que en
ellos hubiera. En principio deberán elegirse,pues, zo
nas debidamente vigiladas.
De la estacidh o Centro de abastecimiento situado
sobre el ferrocarril o carretera, hasta el Centro de
Abastecimiento Divisionario, el Grupo de Intenden
cia podrá efectuar el transporte generalmente, con
sus medios automóviles; de este Centro a los de en
trega habrá de emplear con más frecuencia el mulo.
La distancia entre estos escalones estará subordina
da, por lo tanto, al radio de acción de los medios de
transporte que las comunicacionespermitan.
En algunas ocasionesse impondrá la necesidad del
transbordo directo desdelos órganosmóvilesde Inten
dencia a los trenes regimentales, en un punto deter
minado, y en otras, la experiencia de nuestra guerra
de Liberación lo confirma, habrán de ser los mismos
elementos del servicio los que lleguen hasta las últi
mas crestas ocupadas por las tropas.
La elaboracióny suministro del pan, que debe lle
gar al soldado tierno y sin trocear, plantea otra cues
tión, que se ha de resolver compaginandomedios con
distancias, transportes con volumen de carga, ya que
si este artículo ha de llegar a la tropa en las condicio
nes dichas, será preciso elaborarlo en sus proximida
des, con el fin de evitar excesivostransportes y trans
bordos. No siempre será fácil, y esta facilidad irá dis
minuyendo a medida que nos elevemosmás en el te
rreno, es decir, cuanto más nos acerquemosal soldado,
porque no podremos encontrar los medios necesarios
para la elaboración utilizando los hornos del país.
35
nal esté bien quipado y preparado, y sus Unidades
debidamente dotadas de vehículos y material, bien
sea con carácter fijo o eventual; pero sí nos parece
oportuno hacer algún comentario con relación al ar
mamento. Cierto es que la Intendencia no tiene como
misión combatir; es más, nuestro Reglamento táctico
para la instrucciónde las tropas de Intendencia, al ha
blar de la defensa de convoyes no escoltados, dice que
su jefe debe evitar el combate, puesto que su único
objetivo es llegar con el convoy al punto designado;
pero cuando se vea atacado tendrá que luchar, preci
samente, para poder cumplir la misión que le ha sido
36
encomendada; por eso el citado Reglameñto añade:
“Si no queda otro remedio que afrontarlo, obrará en
forma de cumplir su misión con el menor número de
pérdidas.” Este caso, que raramente se dará en otros
terrenos, con frentes continuos, puede ser más fre
cuente en la montaña, donde es muy fácil la infiltra
ción de patrullas enemigas a través de nuestras líneas.
Llegado este momento, nos parece de muy poca efi
cacia el fuego único de mosquetón,y por ello nos atre
vemos a preguntar si no sería conveniente que cada
sección del Grupo tuviera, por lo menos, una escuadra
de fusil ametrallador.
1s:Fisrnriu:
siÁnusin
(Leyesde Justrow)
Comandante de Armamento JOSE CARMONA
PEREZ DE VERA, de la fábrica de Sevilla.
E
Nel combate, los efectos de la Artillería se mani
fiestan exclusivamente por la acción de sus pro
yectiles; es, pues, evidente que en ellos reside
de un modo esencial la potencia de este Arma, y por
ello es fundamental que los proyectiles sean de máximo
efecto, comprendiendo esta idea las tres conjuntas si
guientes:
a)Sus
zonas de acción destructoras
deberán ser
máximas.
b)
Sus dispersiones naturales en el tiro deben ser
mínimas.
e)
Sus alcances deben ser máximos.
La ausencia de cualquiera de estas tres condiciones
basta para calificar como deficiente a cualquier Arti
llería, por mny completa y estudiada que sea su orga
nización y por mucha que sea la perfección de sns me
canismos y métodos de tiros.
Lo dicho es hasta tal punto cierto, que, desde la ini
ciación de la primera guerra mundial en el año 1914,
la balística del proyectil es la predominante en todas
las Naciones que se ocupan de asuntos balísticos, y
sigue siéndolo, y sin pérdida de continuidad, hasta el
presente, pues las aplicaciones a la Artillería, y más
concretamente
a sus proyectiles, de los descubrimien
tos técnicos hechos durante Ja pasada contienda nos
confirman
la importancia
que el proyectil continúa
teniendo. La Artillóría, ahora igual que siempre, tiene
por única misión llevar la potencia destructora de sus
proyectiles
a los objetivos del campo contrario; que
se perfeccionen los métodos para encontrar y localizar
estos objetivos (radar); que se áimplifiquen los procedi
mientos de determinar los datos para M tiro hacién
dolo de una forma sencilla por procedimientos más
exactos y casi automáticamente
(direcciones de tiro
radar), que la conducción del proyectil con sn carga
explosiva hasta el objetivo se haga por una máquina
cañón o por autopropul.sión (cohete); que los proyecti
les puedan por nuestra voluntad abandonar sus tra
yectorias
parabólicas para ser conducidos hasta el
mismo blanco (estaciones goniométricas-radar);
que
las antiguas espoletas de percusión sean transforma
das por 01 ras de funcionamiento
automático por sólo
su proximidad al objetivo, etc., no supone de ninguna
manera la desaparición de la balística del proyectil y
sus leyes, sino, muy por el contrario, para introducir
estas innovaciones en la Artillería, tendremos que estu
diar muy detenidamente
las antiguas leyes balísticas
hasta desentrañarlas
para encontrar leyes análogas o
nuevas y acordes con las aplicaciones de los nuevos
descubrimientos.
Al proyectar una boca de fuego, es fundamental de-
terminar
el proyectil o proyectiles que debe lanzar.
Las muy diferentes misiones tácticas que han de sa
tisfacer los proyectiles impiden la adopción de un solo
tipo que facilitaría el abastecimiento
y municiona
miento de las Unidades. Para cada blanco-objetivo
se requiere un proyectil determinado: Contra carros,
ccirazas, obstáculos resistentes, etc., se emplearán gra
nadas perforantes; para lograr acciones fuertemente
prohibitivas, están indicadas las granadas rompedoras
de acero cargadas con alto explosivo; contra personal
al descubierto emplearemos granadas rompedoras de
fractura preestablecida que produzcan nn gran número
de cascos en su explosión al funcionamiento
a percu
sión instantánea
o a tiempo, y, juntamente con ellas,
granadas de metralla a tiempo; contra construcciones
ligeras de grandes superficies se utilizarán grandes tor
pedos de efecto por la gran potencia de su onda explo
sivá. Con los tipos de granadas especiales (antiaéreas,
anticarros, incendiarias, trazadoras, de humos, de ga
ses, de iluminación, etc.) se completa Ja lista del gran
número de tipos de proyectiles que exige la Artillería
para el cumplimiento de sus muy diferentes misiones.
Lanzados los proyectiles al espacio por la presión de
los gases de la carga de proyección, quedan de nosotros
totalmente
desligados, y, si han de ser balísticamente
eficientes, es preciso que en ellos se reúnan simultánea
mente estas dos condiciones:
¡a
Que tengan una forma apropiada para que la
resistencia del aire sea mínima.
2.
Que su eje de figura se conserve en todo momento
tangente a la trayectoria.
Por lo que se refiere a la primera condición, es evi
dente que, siendo la resistencia del aire una de las cau
sas que se oponen a la marcha del proyectil por el
espacio, es condición precisa que ella sea mínima si
pretendemos
lograr alcances máximos.
Por lo que respecta a la segunda condición, es tam
bién evidente que de nada serviría dar al proyectiJ
una forma fuselada de mínima resistencia al aire si a
continuación,
durante la trayectoria, el eje de figura
del proyectil no coincide en todo momento con la
dirección del movimiento.
1
Todo proyectil, en lo que
a su forma exterior se re
fiere (fig. 1), está constituí
do en esencia por un cuerpo
aproximadamente
cilíndri
co y, sobre él, otro cónico
ojival. La superficie cónica
Figura 1a
Granada. de 152 fuselada con falsa
ojiva y estrechamiento en culote.
que con este fuselado de los proyectiles, aumentando
su radio de ojiva y partiendo del proyectil oblongo, se
logra un aumento en los alcances, aumento que parece
ser de más cuantía en los cañones que en los obuses y
morteros. A estos aumentos en los alcances acompa
ñan unos ligeros incrementos en los valores de las dis
.102 ciL
persiones, y cuando se llega a radios de ojiva próxi
41,9302
mos a 10 calibres, las dispersiones son grandísimas e
inadmisibles
para el tiro, correspondiendo
a estas
ojival está engendrada por la rotación de una curva
grandes dispersiones una disminución en el crecimien
plana alrededor del eje del proyectil, y suele ser la to de los alcances.
generatriz un arco de circunferencia de más o menos
¿Cuál es, pues, el radio de ojiva que proporciona el
radio y tangente a la parte cilíndrica en el punto de máximo alcance compatible con una dispersión admi
contacto; su centro se encontrará generalmente sobre sible? No pueden darse cifras exactas, pues para cada
la perpendicular
por este punto al eje del proyectil.
velocidad inicial, para cada energía en la boca, para
Con el crecimiento de dicho radio crece la altura de la cada peso de proyectil, para cada calibre, para cada
ojiva, resultando el proyectil más fuselado.
relación entre calibre y longitud de proyectil, para cada
En la mayor parte de los proyectiles usados entre
inclinación y forma del rayado, e incluso para cada
los años 1900-1914, el radio de ojiva para los proyec.
ángulo de tiro, el valor óptimo del radio de ojiva
tiles era aproximadamente
de dos calibres. En el tiene un valor distinto. De las experiencias a la vista
año 1907 se hacían en Italia experiencias de fuego sólo podemos deducir que no estaremos muy lejos de
real con el cañón de 152; se experimentaban
unos pro
1o cierto al afirmar que el radio de ojiva óptimo estará,
yectiles que con respecto a ios normales sólo tenían
en general, comprendido entre 3 y 7 calibres.
la variante del aumento de su radio de ojiva hasta
Se citan en el cuadro algunas experiencias encami
6-7 calibres; el alcance correspondiente
al ángulo de nadas a fijar el efecto que en los proyectiles de Arti
elevación de 7° pasó desde 7.050 metros (alcance del llería produce el estrechamiento
del culote, y como
proyectil normal) a .11.750 metros, o sea que se logró resumen de ellas podemos decir que, en general, el
un aumento del 66,6 por 100 del, alcance primitivo.
estrechamiento
del culote produce una ligera disminu
Análogas experiencias hechas con proyectiles de 76 ción en el alcance y un aumento en la precisión.
con radio de ojiva igual a 7 calibres produjeron un
Exactamente
1o mismo que decíamos al tratar del
aumento en alcance del 41,6 por 100 del primitivo.
fuselado de la ojiva podemos decir del estrechamiento
¿Cuáles fueron las razones que justificaron el no del culote: son tantas las variables que intervienen en
aprovechar
inmediatamente
las ventajas logradas al la determinación del ángulo de estrechamiento óptimo
fuselar la ojiva? En primer lugar, que en la época en y de la altura de él, que sólo podemos decir que, gene
que se efectuaban las experiencias se opinaba que los ralmente,
el estrechamiento óptimo se encontrará por
problemas tácticos terrestres estaban en condiciones
debajo de los 6°.
de ser ampliamente resueltos con las distancias ya
Del efecto conjunto que producen las dos causas
logradas de 6.000-8.000 metros, considerándose como reunidas (fuselado de la ojiva y estrechamiento
del
exotismos tácticos los tiros a mayores distancias. En culote) se resumen algunas de las experiencias efec
segundo lugar, que si bien en las bocas de fuego de la tuadas, y de ellas deducimos que la altura del estre
artillería de costa y naval hubiese sido interesante
chamiento óptimo deberá ser menor cuanto menor sea
aumentar
el alcance, el hecho de acompañar a este el fuselado, y que parece confirmarse que los ángulos
aumento una notable disminución en la perforación
de estrechamiento superiores a 6° son prohibitivos.
de blindajes y un aumento en la dispersión anulaba
en parte las ventajas logradas. Por último, que tra
Es fundamental en el estudio o proyecto de un pro tándose de una transformación,
y como siempre ocu
yectil la determinación de su peso. Este se relaciona
rre en tales casos, a las falsas razones apuntadas se con el calibre por la fórmula
unió la consabida inercia de toda innovación.
p =
.
En. resumen: llegó la guerra del 14, y todas las
.ciones continuaban utilizando y fabricando los arcai
expresándose el peso p en, kg. y el calibre c en dm.
cos proyectiles oblongos de radio de ojiva y dos cali
Los valores que se admiten para el coeficiente k
bres, y es durante la guerra, y aún más intensamente
correspondientes
a los diferentes. tipos de proyecti
después de ella, cuando se comienzan a utilizar y po
les son:
ner en práctica las ventajas logradas con el fuselado
E E O Y E O ‘E 1 E E O
VALORES
DE E
de ios proyectiles.
Ordinarios10
a 16.
En el cuadro se extractan algunas de las experien
Perforantes de pequeño calibre
Hasta 19.
cias realizadas y los resultados obtenidos al fuselar los
De gran capacidad de carga y
proyectiles de la Artillería. De su examen se deduce
grandes calibree7
a 10.
38
Granada de
152 fuselada
con falsa ojiua.
Los valores del coeficiente k han sido deducidos re
sumiendo
experiencias realizadas en muy variadas
condiciones y hechas con finalidades muy diversas;
por ello, los valores dados sólo tienen la garantía de
una primera aproximación. Por otra parte, el efecto
de la variación del peso en los proyectiles, bajo la
• hipótesis
de mantener constante la energía en la boca,
ha sido detenidamente
estudiado, deduciéndose las
consecuencias
siguientes:
1.a Para una determinada energía en la boca, el
peso óptimo para obtener el mayor alcance está rela
cionado con el coeficiente de forma, de tal modo que
a mejores coeficientes de forma corresponden meno
res pesos.
2
Para un determinado coeficiente de forma, el
peso óptimo aumenta con la energía en boca.
Estas consecuencias, que casi tienen el carácter de
leyes, unidas a las teóricas de Justrow, y que a conti
nuación expondremos, deben servirnos tan solo de
normas previas para los cálculos de los proyectiles,
pues en el estado actual de la ciencia balística, el pro
yectil óptimo no puede ser deducido exclusivamente
por cálculos analíticos; estos cálculos son necesarios
para la deducción previa-aproximada
de sus dimensio
nes y formas, pero no son suficientes, pues en todo
caso necesitan del complemento de las experiencias
para confirmar el éxito o fracaso de su planteamiento
y desarrollo.
Las variaciones del alcance en sus relaciones con el
peso, energía en boca, fuselado, etc.,están especifica
das en las leyes teóricas de Justrow. Este considera en
el enunciado de sus leyes los dos casos siguientes:
a)
Proyectiles semejantes, pero de dos calibres di
ferentes, lanzados con iguales velocidades iniciales.
b)
Proyectiles del mismo calibre con diferentes va
lores para el coeficiente k, disparados con iguales ener
gías en la boca.
Del estudio de los valores obtenidos en cada caso
para el alcance correspondiente
al ángulo de proyec
ción de 450, de los valores de las velocidades rema
nentes y de los de la energía de choque, deduce las
siguientes conclusiones:
i.a a Que para proyectiles semejantes lanzados coi
igual velocidad inicial, los aumentos de alcances que se
obtienen al fuselar, expresados en tantos por ciento del
alcance primitivo, son menores a medida que aumenta
el calibre.
Según lo que antecede, cuando tratemos de proyec
tar un nuevo proyectil utilizando como patrón o mo
delo un proyectil ya existente., nos convendrá esco
gerlo de entre los más balísticamente eficientes, pero
de calibre superior al que es objeto del proyecto. De
ducción perfectamente acorde con la del profesor Es
clangon, que expresa que si a un proyectil balística
mente eficiente lo reducimos homotétjcamente
en to
das sus dimensiones, sus cualidades balísticas mejo
ran, y, por el contrario, la misma reducción hecha en
un proyectil balísticamente
deficiente lo transforma
en otro francamente malo.
dhscál
t
522cd
-
1
u
2.98 cal.
55 ceS
1 •a b Que para un calibre determinado, si se aumen
ta el valor de k, conservando constante la energía en la
boca, el aumento de alcance (en tanto por ciento) que
se logra al fu.selar disminuye.
Según esto, conservando constante la energía en
boca, obtendremos más ventajas al fuselar proyecti
les ligeros que pesados.
Al tratar de mej orar balísticamente un proyectil de
calibre determinado fuselandosu ojiva y conservando
constante su energía en boca, debemos tener en cuenta
que el fuselado de la ojiva, si se conserva constante el
peso del cuerpo, lleva consigo, en general, un aumento
del peso total del proyectil, lo que en parte ha de con
trarrestar
el aumento de alcance que se pretende lo
grar con el fuselado.
2.a Los grandes alcances se logran:
—
en proyectiles de pequeños calibres, con valores de k
elevados (16 a 1 7) y velocidades iniciales relativa
mente pequeñas,
—
en proyectiles de grandes calibres, con valores de k
medianos (7 a 8) y velocidades iniciales grandes.
De esta ley se deduce la inexactitud que en ciertos
casos resultaría al resolver los problemas sobre pro
yectiles por simple semejanza geométrica.
3.
Para un calibre determinado, el valor de k co
rrespondiente al alcance máximo disminuye al crecer el
fuselado del proyectil.
Debemos, pues, tener en cuenta que aumentos en
el fuselado de los proyectilés deben ir acompañados
de disminuciones en los nuevos valores de k, si pre
tendemos lograr aumentos en los alcances.
4•a Pequeñas variaciones del coeficiente k en torno
al valor óptimo correspondiente al alcance máximo obte
nido para una determinada energía en la boca, no tiene
repercusión sensible en los alcances.
Es importantísima
esta conclusión por cuanto per
mite pequeñas variaciones en el peso de los proyecti
les, variaciones que tanto han de resultar por natura
les diferencias procedentes de las tolerancias anexas
a toda fabricación en serie como por la preparación de
proyectiles
de cargas especiales (trazadoras,
cargas
huecas, etc.).
5a
Para igualdad de energía en la boca, la fuerza
viva de choque
sobre el blanoii9caf
co crece con k,
pero el aumen
to es menos
sensible cuanu
So mayor es k.
Granada de 75 fuselada y
con estrechamiento en culote.
4.l
eaI
Granada de 152 fuselada.
6.a El valor de k correspondiente al máximo de ve
locidad residual disminuye al crecer el calibre, mante
nie’ndose no obstante siempre superior al k correspon
diente al alcance máximo.
A estas leyes teóricas de Justrow hay que agregar
una importante conclusión deducida de los resultados
de tiros experimentales. Dice así:
“El peso óptimo de un proyectil de determinado cali
bre, cuando el valor del coeficiente de forma se mantiene
constante, crece al crecer la energía en la boca.”
Con las leyes enunciadas sólo hemos relacionado el
calibre y el valor del coeficiente k -con la mayor o
menor eficiencia balística de un proyectil; mucho
resta por decir sobre cuestiones tan importantes como
son las relacionadas con el coeficiente de forma, índice
de carga, banda de forzamiento, resistencia mecánica
del proyectil, etc., pues de todos cuantos cálculos ba
lísticos se pretenda hacer, ninguno tiene tanta impor
tancia como los correspondientes al proyectil. El pro
yectar una boca de fuego es interesante y requiere po
seer unos conocimientos muy especiales de ingeniería
y balística; ello, unido a lo muy caro que resulta lle
var a la realidad la ejecución de un proyecto de boca
de fuego, hace que no se prodigue el número de expe
rimentadores
y ni siquiera el de imagineros. En cam
bio, los proyectistas de proyectiles somos muchos y,
por regla general, osados en nuestras concepciones; y
partiendo
de laá ideas que nos sugiere el sentido co
mún (los proyectiles han de ser sólidos de revolución
alrededor del eje de la figura) y por similitud con for
mas balísticas vulgarizadas (delantera terminada en
punta y trasera en tronco de cono), todos nos cree
mos capaces de proyectar, pues, al fin y al cabo, el
proyecto
queda reducido a escoger un proyectil, de
RESUMEN
DE ALGUNAS
EXPERIENCIAS
t
tipo aerodinámi
co, desde luego,
pero sin impor
tar ni el calibre,
ni el peso, etc.,
5É cal.
para concluir di
bujando una figura semejante al proyectil tan arbitra
riamente elegido, con la sola condición de que el dibujo
tenga el nuevo calibre deseado. Este sistema simplista
nos conducirá en la generalidad de los casos al fra
caso, de tanta más importancia cuanto que “el rendi
miento de una boca de fuego se traduce única y exclu
sivamente en el efecto tangible que el proyectil pueda
hacer sobre el enemigo”. Si el proyectil no tiene preci
sión, será una bala perdida; si su explosión no se pro
duce en el instante deseado o no es completa,
sus
efectos serán comparables
a los que producirían los
frutos de determinada planta cucurbitácea.
En cual
quiera de los casos, por muy perfecta que sea el arma
que lanza semejantes proyectiles, no es útil para el fin
que fué creada.
Manejando con arte balístico las leyes y consecuen
cias enunciadas, a la vista de los resultados obtenidos
en las muchas experiencias hechas en los Polígonos
de tiro, conociendo los tipos de proyectiles más balís
ticamente eficientes, tendremos los primeros necesa
rios y no suficientes elementos para proceder al cálcu
lo de un proyectil. Están, pues, estas líneas escritas a
modo de iniciación para que, como bautismo balís
tico, nos den ánimo para llamar a lá puerta de tan en
revesada ciencia; sólo aquellos que logren penetrar
profundamente
en el interior del gran edificio de la
balística teórica y experimental
podrán con razón
proyectar y cajcular verdaderos proyectiles.
SOBRE PROYECTILES
DE ARTILLERIA
RESULTADOS
MODiFICACIONES INTRODUCIDAS EN LOS PROYECTILES
ALCANCE
Proyectiles
de 152 fueron transformados
dándoles un radio de ojiva E = 6,7 calibres
Proyectiles
de 76 fueron transformados
dándoles un radio de ojiva E = 7 calibres
A proyectiles de 305 se les agrega una falsa ojiva de radio 7 calibres
En proyectiles de 75, oblongos (E = 2 cal.) se estrecba el culote 9° en 45 mm
Proyectiles
de 152 fueron transformados
pasando la altura total del proyectil desde 3,5 a 5 cali
bres, estrechando
al mismo tiempo el culote
Proyectiles
de 152 y 203 se modifican produciéndoles
cortos estrechamientos
de 15° a 20°
Experiencias
con proyectiles 203 Mk. de R = 4 calibres disparados con ángulo de elevación de 35°
ESTRECHAMIENTOS
PSOSASLEEnea
DEL
CULOTE
SN OSAOOS
ALCANCES
EN MS.
0
5
10
15
20
Cañón de 120, mod. 1906. V = 625 m/s., elevación 35° R =
largo de estrechamiento
igual a 22 mm.
El ángulo de estrechamiento
se aumenta hasta 3°
—
—
desde3° a 10°.
—
—
desde10° a 15°.
Angnlos de estrechamientos
de 15°
Obús de 203. Mk. VI, elevación 35°, R = 4 cal.
—
Angulos
de estrechamientos
se aumenta
—
Aumenta.
Disminuye.
DISPERSIÓN
Aumenta.
Menor 0,7% de X.
Aumenta.
LONOITUOINAI.
9729
9715
9519
9088
8984
El ángulo de estrechamiento
Aumenta.
Aumenta.
Aumenta.
Disminuye.
EN
hasta 5°
desde5° a 15°.
64
58
70
141
72
Invariable.
Disminuye.
Disminuye.
Disminuye.
Disminuye.
Aumenta.
Aumenta.
Aumenta.
4,5 cal. Proyectiles Mk. 1 de 20 Kg.,
Aumenta.
Aumento
rápido.
Disminuye rápido.
Disminuye.
Disminuye.
Aumenta.
Aumenta.
Máxima.
Invariable.
Disminuye.
Disminuye.
Aumenta.
Máxima.
de 15°.
Obús de 240.
Angulo
de estrechamientos
de 6°
Aumenta.
Mínima.
El ¡1ROENLOSCUARTELES
Teniente Cdronel BARRERA,
E
Nel tiro, como en cualquier otra cosa que se pretenda
saber, los conocimientos fundamentales,’básicos, han
de aprenderse muy bien, a machamartillo. Este pre
cepto, no obstante ser de sentido común,se olvida con gran
disima frecuencia; se llevan al tiro de guerra individuos que
no saben apuntar o saben mal (que tanto da), y ocurre lo
que, naturalmente, debe ocurrir: el instructor se desespera,
el soldado se desanima porque aqueflo le parece dificilísimo,
y el resultado.es desastroso.
Es indispensable saber apuntar, y aun cuando pueden
idearse elementos de puntería distintos de los que tiene ac
tualmente nuestro fusil (como los que describimosen el nú
mero 55 de,esta Revista) y que faciliten la enseñanza, ésta
ha de darse hasta lograr la seguridad absoluta de que el sol
dado apunta bien; todo el tiempo que se empleeen esto, por
largo que parezca, no es tiempo perdido, sino al revés: ga
nado.
Terminada ya, a completa satisfacción, la instrucción de
punterías, empieza el tiro de instrucción (en sus dos partes
fig
7
de tiros de agrupamiento y tiros de corrección) objeto de
este artículo’.Este tiro de instrucción debe realizarse en los
cuarteles y no en polígonos exteriores, pues estando éstos,
por lo general, alejados de las poblaciones,siempre se anda
con, prisas, y además el soldado no ve él mismo sus impac
tos, sino que ha de fiarse de lo que indique el marcador.
Ahora bien; como conviene que el tiro se haga con cartu
cho de guerra para acostumbrar a los individuos al ruido,
culatazo, desvíos,etc., sería preciso establecer en el interior
del cuartel un verdadero polígono,lo que originaría un gasto
grande y una costosa reparación y vigilancia, si han de
evitarse, como es obligado, algunos posibles escapes.
Se impone,pues, para el tiro en el cuartel, el tiro con blanco
redudido, que se funda, como es sabido, en que para tra
yectorias rectilíneas (fig. 1) si una bala da, a 20 metros por
ejemplo, en el punto A del blanco reducido en escala 1/10,
dará en el blanco real a 200 metros, en el A’, y recíproca
mente. Sus ventajas son: posibilidad de observacióndirecta
de los impactos; aire en calma (o, por lo menos, sin movi
miento que influya sensiblemente);poco espacio necesario
y economíade establecimientoy reparaciones.
Como inconvenientesse le áchacan:
1.0
La luz, en el tiro a distancia natural, ha de recorrer
en nuestro ejemplo 200 metros y sufrirá la pérdida corres-
de Ingenieros.
pondiente, mientras que a distancia reducida (20 metros)
la pérdida es considerablementemenos y el blanco se verá
con mayor nitidez. Con suma facilidad se evita esto; basta
hacer algo más débiles las tintas del blanco.
2.°
En el tiro a distancia normal,los desvíos(originados,
como se sabe, en su mayor parte, por causas imputables
al tirador) son mayores a la distancia correspondienteal
blanco reducido que a los deducidos por la semejanza de
los blancos, o sea que (fig. 1), en realidad, el desvío OC es
mayor que 04. La diferencia entre esos dos valores es tan
pequeña, que no merecetenerse en cuenta.
3.0
El agujero que abre la bala en el blanco debería ser
también reducido en la misma proporción que las distan
cias, al paso que el orificio es, en la realidad, igual en los dos
blancos. Esto no es rigurosamente cierto, pues el proyectil
sólo arranca un pedazo pequeño de papel y agrieta los bor
des, y por el agujero hecho así, pasa; cuando el blanco se
parchea por detrás, sólo queda un taladro de unos dos o
tres milímetros, y la práctica demuestra que, a las distan
cias normales el orificiotiene el diámetro de la bala y gene
ralmente uno mucho mayor.
Como los inconvenientes que acabamos de exponer no
son tales inconvenientes,y, en cambio, las ventajas sí son
efectivas, nos pronunciamos abiertamente por el tiro con
blanco reducido.
Dentro de este tipo hay dos sistemas: el de la galería ce
rrada y el de la abierta. En el primero, la seguridad es abso
luta; el ruido del disparo, ampliado por la resonancia, es
molestísimo, ocasionando dolor de cabeza, y los elementos
de puntería están mal iluminados;además es caro. En el se
gundo, la seguridad es también completa; el ruido del dis
paro es el normal, y así el punto de mira como el alza están
iluminados de modo corriente, siendo ‘ademásmás barato.
Elegimos, pues, este sistema de galería abierta.
Consiste ésta (fig. 2) en una zanja de 0,80 m. de anchura,
1,40 m. de profundidad y 20 m. de longitud, que tiene en
sus extremos el puesto de tirador y el blanco (cobijadobajo
su correspondienteespaldón), y entre ellos, dos parabalas,
41
H7uIirJff4!fm.
‘9
SUELO
Isp///era—
fr
.__
ñ.
/
-16j,----J
-
BLANCO
( 140m.)
teca/a vert,’a/1.50
tec% horizonta/
1:100
/t3
A y B. El puesto de tirador lleva una aspillera cuadrada
de 0,25 m. de lado por 0,40 m. de largo, y las parabalas están
a una distancia del origen que vamos a determinar, al pro
pio tiempo que hállaremos su altura. Para ello haremos las
siguientes consideraciones: La dirección de la trayectoria
más peligrosa, de no existir las parabalas, sería la OA (figu
ra 3), pues representa la máxima inclinación que puede
darse al fusil tirando a través de la aspillera; para dicha di
rección, por una sencilla semejanza de triángulos, se deduce
que a la distancia de 1,20 m. de O, la altura sobre OM
es 0,75 m., y sobre el suelo, por tanto, de 0,50. (En efecto:
Qe.
Aa
Ob
xObAa
Hb
metros,
y
Para
Oc
Hb,
en
bien;
se
que
la
ción
OB),
tura
de
la
de
del
damos
al
deduce
por
de
que
tiene,
aspillera),
0,75
origen
O
1,00
a
m.
de
(ó
6,60
m.
esa
0,50,
razones
yor
manera
este
como
se
seguridad,
le
el
la
trayectoria
tanto,
dará
metros.)
en
longitud
A,
de
de
rasante
una
etc.,
el
de
2,20
B
me
(direc
0,25
m.
suelo)
un
triángu
en
altura
de
sobre
(En
m.
(al
alcanzará
a
una
y
por
la
distancia
efecto:
—
0,75
0,25
segundo
un
se
0,50
semejanza
distancia
m.
primero,
dará
una
por
0,50
=
desgaste
nueva
2,20
de
0,25
parabalas
6,60
lo
0,75
m.
una
la
-
0,40
=
anormalidades,
a
dirección
y
0,25
cuenta
cota
si
(AB),
altura
Hb
esta
Ahora
los
=
tener
elevaremos
tro
1,20)<0,25
parabalas
y
metro
al
de
de
primer
igual
altura,
tendrá
sobre
modo
Para
tener
parabalas
en
dos
en
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ma
de
lugar
de
dicho
alas
can
B
calculado,
quedando
rab
sue
metros
longitud
un
el
idénticas
pa
corno
las
indi
líneas
de
puntos.
Considerando
ahora
la
de
gundo
se
parabalas,
de
y
nuevo
consabida
janza
de
vemos
seme
triángulos,
sobre
la
trayectoria
OC,
si
queremos
alcanzar
los
42
metro
del
utilizando
la
un
longitud
que
0,75
m.
sobre
OM, la distancia OM debería ser de 22,80 m. (En efecto:
=
Oc
,,
0,25
OM
=
7,50 x
= 22,80 m.);
0,25
es decir, una distancia mayor que los 20 metros necesarios. A
este segundo parahalas le daremos igual que al primero, dos
metros de longitud en lugar de uno, para mayor seguridad.
El espaldón se hará también de un metro de altura y dos
de longitud.
Como la aspillera es cuadrada (0,25 x 0,25), las trayec
toñas podrían diverger en sentido horizontal, lo mismo que
lo calculado en sentido vertical, lo cual equivale a que con
sideráramos ahora a la figura 3 como una planta en lugar
de un alzado, y llegaremos a la conclusión de que los parabalas han de sobresalir de la zanja un metro por cada lado
de su anchura, y romo dicha zanja es de 0,80 m. de ancho,
en definitiva resultarán los parabalas de 2,80 m. de longi
tud, 2 m. de anchura y 1 m. de altura (fig. 2). El espaldón
se hace de idénticas dimensiones. La aspillera basta con que
esté recubierta con 0,50 m. de tierra; pero no hay inconve
niente, sino ventaja, en darle más. La longitud deberá ser
también de 2,80 m.
Espaldón, parabalas y aspillera están construídos con
rollizos (fig. 4) en dos capas (o en una sola capa y otra inte
rior de tablas), formando un cajón que se. llenará con las
tierras extraidas de la zanja o con arena si aquéllas contu
viesen muchas piedras que pudieran producir chispazos.
Como puede verse en la perspectiva de la figura 2, al
blanco y al puesto de tirador se baja por sendas escalerillas.
En este último, para permitir el tiro acostado, que es el que
con más frecuencia se hará, se coloca un tablero, que tam
bién se ve en la figura, a unos diez centímetros por debajo
del borde inferior de la aspillera. Aunque en la figura 2 se
ha puesto horizontal el terreno, el procedimiento es aplica
ble, sea cual fuere la inçlinación que tenga.
Si las paredes de la zanja presentan escombros o piedras
que puedan producir chispazos, deberán revestirse con sacos
terreros, y estos mismos podrán colocarse en lugar de rolli
zos para formar los parabalas; no es de aconsejar, sin em
bargo, esta solución, que a más de cara es de costosa con
servación, pues los sacos se pudren rápidamente y se agu
jerean pronto por las balas que en ellos se entierran.
El blanco es el reglamentario, reducido a la décima parte.
Repetimos que esta galería llena su objeto en lo que res
pecta al tiro de instrucción; el tiro de combate ha de prac
ticarse necesariamente en el campo, donde las variadas con
diciones de luz, viento, apoyo del arma, etc., han de ser te
nidas en cuenta por el tirador, para lograr que en el com
bate real aprecie automáticamente su influencia y sus dis
paros no yerren el blanco.
-
Capitán
IGNACIO
y
de
Corbeta
MARTEL,
de la Escuela de
)
(y
LI[RRA
ANFIBIA
Y£OORDINACION
Guerra
Naval.
estratégicos ancestrales de relación tiempo-espacio,
habrán desaparecido para dar paso a otros comple
Es difícil, o punto menosque imposiblepara el que mentos nuevos. La línea del frente se habrá extendido
no pertenezca a la categoría de “genio”, predecircómo por toda la nación, y,en definitiva, la revoluciónpro
ha de ser la guerra futura. Si nos atenemos a las de ducida será tan grande, que todo lo que se ha afir
claraciones hechas no ha mucho por el General Ya mado sobre la “inmutabilidad de los principios estra
mashita a un oficial norteamericano, publicadas en tégicos caerá radicalmente por su base”.
Es indudable que esta concepciónde la futura gue
el “Infantry Journal”, la guerra próxima dará al traste
rra
no puede calificarsede disparatada, ni mucho me
con lo.sprincipios estratégicosinmutables hasta ahora.
“Como desde el principio de los siglos—decíael Gene nos; pero en ella hay exageracionesanálogas a aquellas
ral de triste destino—el objetivo de la tragedia será en que incurrió Douhet y que, la experienciarecien
la destrucción de la voluntad d.ccombatir del enemi temente lo ha demostrado, tenían categoría de elu
go; pero el poder de la bomba atómica, el desarrollo cubraciones. No puede negarse que la aparición de
de los bombarderos sin piloto (en esto parece haberle nuevas armas producirá grandes cambios eii la estra
querido dar la razón los propios americanos con sus tegia y la táctica; pero sean éstos los que fueren, los
experiencias recientes de bombardeos contra objeti principios estratégicos permanecerán inmutables y la
vos situados a dos mil millas del “puesto director”) guerra continuará manteniendo su estructura secu
y el de las bombas volantes entre otras nuevas armas, lar: conquista y ocupación del terreno por el soldado
hará que esta misión destructiva de los centros econó de Infantería, alrededor del cual girarán las demás
micos de la nación, incluyendosus zonas industriales, armas y medios modernos de combate.
Pero hay algo en lo que el citado Generaltenía ra
puertos, ferrocarriles, etc., haya dejado de incumbir
a las fuerzas de tierra para pasar íntegramente a per zón, y es en lo de la relación espacio-tiempo; porque
tenecer a las nuevas armas. Con éstas, los conceptos una de las consecuenciasinmediatas del progreso del
PRESENTE Y FUTURO
43
arte militar, en todos sus aspectos, es que este soldado
de Infantería, que antaño había de conquistar el “es en el continente eurasiático y con “líneas interiores”
pacio” antes que el “tiempo”, haya hoy de prestar por doquier, en su empujón inicial ha de conseguir
atención.preferente a este último, cambiando su indu llevar, en no pocos puntos, sus frentes al mar, condi
mentaria por la del aviador para convertirse en “aero ción sine qua non para la constitución de la fortaleza
transportado”, y dejando sus carros de combate de aludida, como lo fué para Alemaniael conquistar toda
la línea de costa europea. Y entonces nos encontrare
tierra para entrar en tractores y carros anfibios.
mos
en una situación harto parecida a la de la reciente
Esta es, a nuestro juicio, la gran revolución actual.
guerra,
con la simple diferencia de los nombres y de
La entronizacióndel tiempo como factor supremo.en las potencias
en juego. Ante ella el grupo marítimo
la estrategia, que ha hecho que para seguir el camino
—sujeto
más
que
nunca al nuevo soberano de la es
más corto, que es el más rápido, no vacile el soldado
trategia:
el
tiempo—habrá
de emplear
de Infantería en saltar todos los obstáculos por formi los mismosmétodos que lasnecesariamente
“naciones
marítimas”
han
dables que puedan parecer, y que, como consecuencia
empleado
en
la
segunda
guerra
mundial:
los
métodos
directa, al enfrentarse con la costa—obstáculohasta
ahora infranqueable—se haya tenido que poner en anfibios. Podríamoshaber complicadoel razonamiento
condiciones de vencerle, trayendo con ello a primer introduciendo el nuevo factor que representa la China,
a donde creemos es más que probable se desplace el
plano la estrategia anfibia.
centro
de gravedad de la futura contienda, con lo cual
¿Y ha de tener esta estrategia mucha aplicación en
bien
podría
suceder que Rusia jugara en el Pacífico
la futura guerra? Para contestar a esta pregunta sería un papel análogo
al del Japón en dichaguerra, hacien
preciso consultar al globo (de cristal), donde apare
do
adquirir
más
importancia
aún a la guerra anfibia;
ciese el futuro del mundo, aunque en realidad es bien
pero
nos
quedamos
en
lo
más
sencillo,
pues basta para
poco lo que tendría que decir en este caso, ya que ese
demostrar,
a
nuestro
juicio,
lo
que,
por
otro lado, está
futuro se puede leer claramente en el presente. ¿Cuál
en
el
ánimo
de
todos,
la
enorme
importancia
ha
es éste? El mundo, dividido en dos grandes grupos de tener en la futura guerra “lo anfibio”, con laque
inme
de naciones políticamente hostiles, que fatalmente
han de serlo algún día en el terreno militar. El primero diata y fundamental consecuencia de que hay que
de ellos, constituido por la U. R. S. S. y sus satélites enfocar a través de este prisma la preparación de los
eminentemente continentales,y el segundo, el formado ejércitos para la lucha.
Coordinación._E1 primer factor, esencial por su
alrededor de los Estados Unidos y el Imperio britá
puesto,
que encontramos en el terreno de esta nueva
nico, preponderantemente marítimo. La guerra futu modalidad
bélica moderna (nueva en su amplitud,
ra, pues, se nos aparece como un choque gigantesco vieja en su concepcióncomo la Historia misma) es el
entre esos dos grupos de naciones, de los cuales el so de la coordinación,factor no exclusivo, obvio es de
viético, carente prácticamente de poder naval, (por cirlo, de. la guerra anfibia, pero sí parte fundamental
muchos que sean los esfuerzos que haga en este sen de ella en una medida difícilmenteigualada en las otras
tido, siempre tendrá respecto al otro grupo formida manifestaciones de la lucha armada. Y corno ésta es
ble desventaja, que nó ha de permitirle ni soñar, tan función privativa del que ordena, es decir, del Mando,
siquiera, con igualar a sus rivales en poder naval), es hacia él, hacia la organización del Mando, donde
habrá de orientar su estrategia en un sentido exclusi debemos dirigir primeramente nuestra mirada. Pero
vamente continental, que no puede ser otro sino el mejor que extendernos en especulacionessubjetivas,
seguido por Alemania en su. intento de constituirse preferimos actuar en positivistas y ver lo ocurrido en
en dueña y señora de la fortaleza europea, o anterior este aspecto en la segunda guerra mundial.
mente por Napoleón con idéntico propósito, aunque,
En los escalones superiores del Mando, allá donde
naturalmente, elevado a una potente integración de la política y la estrategia se dan la mano, el Mando es
los progresosrealizados en materia de armamentos y de tipo deliberativo: juntas de Jefes de Estado Mayor
de las fuerzasformidables que han de entrar en juego, de las tres fuerzas armadas. Podríamos remontarnos
de la exténsión del teatro de operaciones,etc;
aún más y entrar de lleno en los Gabinetes de guerra.
Puede, por lo tanto, afirmarse, sin temor a graves Consejos de Defensa, etc., y en todos ellos encontra
equivocaciones, que el grupo soviético en la futura ríamos órganos del mismo carácter. En la zona inme
guerra tratará de dominar él continente eurasiático diata inferior a la primera, la de la estrategia y estra
para constitiiirse en fortaleza militar en la que se es tegia operativa, encontramos mandos de tipos com
trelle tod estrategia de aplastamiento y en fortaleza pletamente diferentes.
económicainsensiblea una estrategia de agotamiento.
Y así teníamos en el Extremo Oriente, del lado in
¿En qué medida lo conseguirá? Eso sí que es aventu glés, antes de entrar en guerra el Japón, a un Maris
rado predecirlo, pero es indudable que teniendo en cal del Aire, Brooke Popham, “encargado de la coor
cuenta el ritmo a que han de desarrollarselas futuras dinación”, es decir, Jefe Supremo úniéo de aquella
campañas, la enorme superioridad militar en el as zona, y posteriormente, a un Almirante, Lord Louis
pecto terrestre sobre sus adversarios (basta ver la po Mounbhaten, Jefe Supremoúnico también, con los
lítica iniciada por los dos pilares de la segunda coali tres comandantes en jefe de las tres fuerzas a sus ór
ción) y su magnífica posición estratégica a caballo denes inmediatas. Los americanosen el Pacíficotenían
44
-
juicio, por el simple hecho de tratarla, verá que estos
dos Jefes Supremos de las fuerzas, Nimitz y Mac corolarios, si distintos en expresión, son idénticos en
Arthur, operando, por supuesto, hacia la consecución el fondo a las conclusionesa que llega en la última
del mismo objetivo, pero siguiendo estrategias total parte de dicho artículo, y de ahí que me permita mon
mente distintas, el primero avanzando por la ruta ma tarme en su cabalgadura para arrancar en ella desde
rítima, por el radio de la gran circunferenciade las de el lugar en que se detuvo.
fensas exteriores niponas y despreciando la tierra
Las operaciones combinadas de las tres fuerzas se
—estrategia marítima—, y el segundo apoyándoseen rían escuela magnífica de adiestramiento de Mandos
ella en saltos cortos de isla en isla.,por dicha circun Supremos (sin mencionar las innumerables ventajas
ferencia exterior, con vistas a extenderse sobre todas de todo orden que tendrían además).
ellas—estrategia terrestre—, coordinadas solamente
Lo que el mismo citado Comandante apunta al final
en la Junta de Jefes de Estado Mayor,es decir, sin la de su artículo, las prácticas de “tropas anfibias”, ser
intervención de un Jefe Superiorúnico. En el Medite virían, sin duda, de primer hito del camino a recorrer
rráneo los ingleses llevaron a cabo una campaña con hasta llegar a los grandes ejercicios anfibios periódi
la Marina y el Ejército íntimamente unidos también, cos, en que han de culminar, a mi juicio, los indivi
sin un Mando Supremo único. Por último, en el no duales de las fuerzas, no sólo por lo que atañe a lo di
roeste de Europa, Eisenhower asumió un verdadero cho, sino porque esta clase de guerra es consustancial
Mando Supremo único (aunque no absoluto, pues las con nuestra presencia en la Geografía y en la Estra
fuerzas aéreas le escapaban en cierto modo), modelo tegia, y a ello, pues, hemos por fuerza de dirigir toda
del futuro.
nuestra atención.
Damos por sentado que nuestros lectores—lectores, Respecto al cumplimiento del segundo corolario,
sin duda, también del informe de este último General pueden seguirse dos sistemas, el de la Escuela.de Gue
y de los del Almirante King, MacArthur y Nimitz— rra única, donde entren directamente los Oficialesse
conocen perfectamente las particularidades y detalles leccionados de las tres fuerzas para doctrinarse en co
de cada uno de los Mandosque hemos señalado, y por mún desde el principio, o el de las tres Escuelas de
eso podemos sacar, sin más requisitos que su simple Guerra, de las que los Oficialesdiplomados pasen a
reserva, las siguientes consecuencias:
otra Escuela de Guerra general análoga a la ya famosa
El Mando Supremo en la zona de la estrategia Escuela ANSCOL (Army and Navy Staff College),
y estrategia operativa ha sido una institución eminen puesta en práctica por los Estados Unidos en la pa
temente cambiante con arreglo a las circunstancias sada guerra.
del lugar y operativas, sin que se haya adjudicado
En líneas generales (traduzco de un artículo publi
nunca con carácter permanente a tal o cual fuerza, cado en el Proceedingpor el Capitán de Fragata
sino en cada momento y situación.a un Jefe de aquélla Brown, de la Marina americana), su misión y métodos
en cuyo elemento fuera a desarrollarse la parte prin
cipal de las operaciones anfibias o combinadas, tér han sido los siguientes:
a) Preparar Oficiales alumnos para el ejercicio del
minos hoy idénticos.
Mando y el cumplimiento de los deberes de Es
2a
La coordinación, aunque centrada a veces,en
tado Mayor en Mandos unificados y coordinados
el Jefe Supremoúnico, ha sido siempreproducto prin
por medio de
cipal de un sistema de Cuarteles generales,integrados
‘1. La incrementación del conocimiento técnico
con Juntas de Estado Mayor, compuestaspor miem
de las operaciones y la logística de las fuer
bros de los Estados Mayoresde las tres fuerzasy Jun
zas de tierra, mar y aire; y de la organiza
tas interservicios de los correspondientesa éstas, es
ción, funciones y procedimientos del Estado
decir, el resultado directo de un íntimo contacto y
Mayor.
estrecho trabajo de tipo o de colaboración entre los
2.
El adiestramiento en la aplicacióny uso de tal
Jefes y Oficialesde Estado Mayor de las tres fuerzas,
conocimiento en el ejercciodel Mando, sistema
dentro del órgano del Mando Supremo, aquél consti
logístico, y en el cumplimientode los deberes
tuído siemprebajo el lema de una unidad de doctrina.
del Estado Mayor en las operacionesconjuntas
Corolarios.—L° Cualquier General de tierra o
o coordinadas.
aire, o Almirante, ha de estar preparado para asumir
MÉTODOSE IDEAS PARA EL MAS
el Mando Supremode las tres fuerzas, o sea para pla b) DESENVOLVER
EFECTIVO
Y
UNIFICADO
EMPLEODE TODASLAS
near y conducir unas operacionescombinadas.
ARMAS
Y
SERVICIOS
Y
TRADUCIR
LASDEDUCCIO
2.° Si en general el mutuo conocimientoy compe
NES
APRENDIDAS
EN
EL
CAMPO
EN
NORMAS,
INS
netración entre las tres fuerzas son factores importan
TRUCCIONES
Y
DOCTRINAS
(extremo
éste
el
más
tísimos en el edificio militar, en los miembrosde éstas
importante a nueStro juicio en el caso español).
llamados a ejercer la función de Mandoy Estado Ma
Par’a el cumplimiento de esta misión, el curso de
yor, tiene esto un carácter esencial.
instrucción
se dividió en dos fases.
Aplicación.—El que haya leído el interesantísimo
-
La fase primera, desarrollada en las “Escuelas aso
artículo del Comandante Villaescusasobre esta mate ciadas” de Fuerzas Aéreas del Ejército y Táctica Apli
ria—Revista EJERCITO de junio de 946—, intere cada, Mandos y Estado Mayor General del Ejército
santísimo por la forma en que la trata, e incluso, a rpi
45
y Colegiode Guerra Naval, en cursos de cuatro meses 2. Lleguemosa la perfecta identificacióncon fuerzas
de duración en cada una.
nos son ajenas.
La segunda fase para el cumplimiento de la misión 3. que
Entremos en contacto estrecho y lo suficiente
expresada en a) y en b): ocho semanas de instrucción
mente duradero para situarnos y adiestrarnos
intensa por la plana mayor de la Escuela de Estado
en el trabajo en equipo y cooperaciónde todo
Mayor del Ejército y la Armada en Wáshington, en
la aplicacióny uso de su conocimientoen operaciones 4. orden.
Nos enfrentemos con problemas comunes a las
combinadas, llevadas a cabo: ‘1)por un problema prác
tres fuerzas en un terreno teórico y práctico.
tico presentado a cada curso para su estudio y solu
Y, en resumen, nos capacitemos para la misión
ción, en el que se encerraba un juicio de la situación
que
tenemos indefectiblemente señalada de partici
y subsiguieñtesplanes operativosy logísticospara una par en
las tareas de unos Mandos en operaciones
operación anfibia de envergadura con la participación combinadas.
de las tres fuerzas. Cada curso dividido en dos Estados
Este es el medio inmediato; pero ademáscreemos
Mayores de planeamiento de dichas operaciones, gran hay otro, quizá mediato, pero de carácter más general
parte de su tiempo en Wáshington en la preparación
no ‘menosimportante, la labor continua de colabo
de ‘la solución de este problema. 2) Una serie de con yración
en las revistas de las otras fuerzas con la ex
ferencias dadas por técnicos en las distintas materias posición de las doctrinas particulares de la nuestra;
con estudios superioresy demostracionesprácticas.
de los métodos y armas en su continua evolución; de
Sin negar la conveniencia,mientras no haya otra sus modernas orientaciones;de sus cualidadesy condi
cosa, de lo propugnado por el citado Comandante Vi ciones, etc., y aún mejor la creación de un órgano co
llaescusa, “las reuniones periódicas de los profesores mún a las tres fuerzas, análogo al de otras naciones
y alumnos de las tres Escuelas para escuchar algunas
(Army Navy Journal, de los Estados Unidos,por citar
conferencias sobre temas referentes a las tareas co ejemplo), en el que colaboremostodos en común.
munes en un Estado Mayor de un Cuartel General”,
Y para apearme de mi cabalgadura en forma aná
creo que a lo que hay que ir decididamente es a la loga a la de mi predecesor, unas últimas palabras para
creación de un organismo del tipo reseñado, único y manifestar que mi propósito al escribir estas líneas es
verdadero medio de que:
sacar a la luz un tema que está, sin duda,
1. Aprendamos,ante todo, un mismo lenguaje, cues simplemente
en las mentes de todos los que visten el honroso uni
tión fundamental.
forme militar.
46
MJtUOIV4XPRN4j4N
¡IÍZRONARÍYIIIPIA
Teniente
Corenel de Artillería RAMÓN CARMONA, de la Escuela de Aplicación.
AS tablas de tiró de cualquier material es
tán calculadas para determinados
valores
titos de los parámetros de la. trayectoria y para
determinadas
hipótesis en cuanto a las condi
ciones del medio que el proyectil atraviesa.
Cuando el tiro se ejecuta en las condiciones tipos,
la tabla nos da, en correspondencia con la dis
tancia topográfica, el ángulo de elevación que
debemos dar a la pieza. En otro caso, hemos de
auxiliamos
•de las tablas complementarias
de
correcciones que nos dan los incrementos de al
cance que las trayectorias tabulares sufren por
efecto de aquellas perturbac:iones paramétricas.
Un incremento de 5 a partir de su valor tipo,
producirá un incremento de alcance a partir
del valor tabular, X. El desarrollo en serie nos
dará:
,
X
=
F(
+ A)
± F” (p)
+
x——t
ddX
=/(X,)
‘)
(II)
dX
y también
(X, p),
=
Sustituyendo
en (1) y, puesto
alcance tabular X,
X
.cc
&5’0J’Oe
&/c 9p&-
.‘a va/or,ert.,,o.,ç4i5
4o.
=
X +
(X p)
X=
F
()
+
,
+
LX=
p(X)
) p
(X,
-
que F(p)
(Xi, Pt)
.
o bien
X—X=
Estas tablas—de doble entrada—tienen
por ar
gumentos la variación del parámetro, por ejem
plo, incremento de velocidad inicial, y la distan
cia tabular. Todo esto es bien sabido, pero no
está de más recalcar que, por lo general, los va-•
lores de estas tablas se aplican a trayectorias
tipos y no a trayectorias actuales perturbadas.
Y ahora viene la pregunta. que justifica este
trabajo.
¿Con qué distancia debemos entrar en
esas tablas? ¿Con la topográfica?
¿Con la co
rregida? ¿Con una intermedia entre las anterio
res? Es palpable que los resultados no son los
mismos, y para distancias largas y grandes va
riaciones paramétricas, aquéllos difieren en grado
alarmante.
Para responder a nuestra pregunta conviene
hacer memoria de cómo han sido establecidas
aquellas tablas.
Si, para generalizar, representamos
por
uno
cualquiera de los parámetros de la trayectoria,
a constancia de los demás se verifica:
=
p).
(X,
=
-
(1)
donde F’(p), F”(p), etc., representan los valo
res particulares de las sucesivas derivadas de X
respecto a
para 5 = Pt.
Siguiendo a Siacci (i),
dX_
/‘J9. f
±
F(p1) + F’()
=
...
es el
+
+
(III)
Siacci desprecia los términos de segundo or
den y superiores, pues que a esto equivale el
cambio en (II) de las diferenciales por los incre
mentos finitos, y así deduce
X=
(X,pp
(IV)
Para un valor fijado de X, X, es decir, para
determinada
trayectoria tabular, hay, pues, pro
porcionalidad
entre t
e AX.
Otros métodos balísticos llegan por distintos
caminos a la misma conclusión. Esto, sin em
bargo, no es riguroso; antes bien, del examen y
comparación
de las expresiones (III) y (IV)
salta a la vista:
1.0
La variación de alcance no es proporcional
a la variación del parámetro.
BaUstica exle’ior, Torres. S. Gutiérrez
(i)
gina
y Rojas, pá
403.
47
fig ? - Procaro
o aprox//.qc,taes
.ruceis/v8J,ora/og-,r/,p
tó’Ia/ar COtrOCe8.
A variaciones del parámetro iguales y de
contrario
signo no corresponden
variacio
nes de alcance de igual valor absoluto.
3.° El incremento de alcance obtenido de la
expresión (IV) queda afectado de un error
tanto más importante cuanto mayor sea p.
Sería, pues, prudente, para valores del pará
metro que se alejen sensiblemente
del valor
tipo, tomar en consideración el error de la ex
presión simplificada (IV). Pero éste es proble
ma que atañe al balístico, calculador de las ta
blas, no al usuario. Nosotros, puestos en el pa
pel de este último, hemos de admitir que nues
tra tabla de iX con argumentos
X e xp ha
sido obtenida con toda la rigurosidad que los
cálculos matemáticos
permiten. Con ayuda de
esa tabla hemos construido el diagrama de la
figura i, ya para el valor de h particular del
momento.
Las abscisas representan
alcances
tabulares.
Sea X’ nuestra distancia topográfica. Dispa
rando con el ángulo de tiro tabular correspon
diente a X’ tendríamos—nos
lo dice el diagra
ma—un incremento negativo de alcance X’ A’.
Ocurre en seguida rectificar la distancia y adop
tar el ángulo de tiro tabular correspondiente
a OX’ + X’ A’
OX”; pero así, vamos a te
ner un
X = —X” A”, vamos a lograr un al
cance efectivo igual a OX” y el tiro se nos va
a quedar corto en X’X”. Lo correcto será em
plear el ángulo de tiro tabular correspondiente
a una distancia
X corregida = X topo gráfica
X
corres poi’tdie’nte a X corregida.
2.°
—
h
48
3
e8c/O’pOrÉ87teoJ
La incógnita—X corregida—se encuentra im
plícita en ambos miembros de la ecuación, y,
por tanto, el problema es de aproximaciones su
cesivas, como se hace palpable en la figura 2.
Pero una solución por tanteos es rápidamente
obtenida si disponemos de una escuadra de bor
des igualmente señalados o graduados; la figu
ra 3 no necesita explicación.
En tanto que lo que entendemos por correc
ción no sea otra cosa que el incremento de al
cance con signo cambiado, lo expuesto es apli
cable en la utilización de los gráficos teóricos de
correcciones previas del ángulo de tiro (i): creo
que cuando la curva tiene inclinación aprecia
ble respecto al eje de alcances vale la pena de
proceder en la forma dicha.
En los aparatos directores de tiro, tanto de
Costa como A. A., se sigue, por lo general, este
6
5
Pig 4- Hecós,,riiioc*dó’o’orde tc
r6r%t7rt8,7c/.8
tO,rilicóXc
cJiit’ic& eo-reg’
2gJ
C8ft?OÁloJ
coiv
tor,es del 8e’cefloPe/oc/r/o’8o’4f
wnto; 4,595
87eeqn/2.r
e//fere/Jc.e9/e8;‘,iec.wiir#,ode ree.oeay2i 8
,,e’oce’ coD&e,»d,ce,ioautolco(jeronioto,).
criterio de introducir las correcciones previas
en correspondencia
con las distancias corregi
das y no con las topográficas. En ellos se re
suelve el problema automáticamente
por apro
ximaciones sucesivas mediante reacciones mu
tuas entre el árbol de alcances y las levas de co
rrecciones
(fig. 4); las correcciones elaboradas
en estas últimas se suman al árbol de alcances,
el que, a su vez, actúa en las levas, donde se ela
boran nuevas correcciones residuales que tam
bién refluyen al árbol de alcances. y así sucesi
vamente; es la versión mecánica del proceso asin
tótico representado gráficamente en la figura 2.
(x) Véase El tiro ea el Grupo, folleto F-i de la Escuela de
Aplicación y Tiro de Artillería, pág. 38. Cuando los gráficos
o curvas de correcciones son obtenidos experimentalmente,
no deben ser utilizados en la forma dicha. Las ordenadas se
han obtenido entonces por diferencias entre el alcance tabu
lar correspondiente
al ángulo de tiro que bate el blanco y
el alcance topográfico; representan,
pues, correcciones de
que hay que afectar a las distancias topográficas para obte
ner las distancias tabulares que dan los ángulos de tiro co
rrectos.
KlTe1fflttru
ellasbalerias
decoSla
Coronel CANTERO,Director del Polígonode Experiencias de Costilla.
i.
CONSIDERACIONESGENERALES
En unas notas sobre telémetros que publicamos en el
número 76 de esta Revista, al referirnos a los de gran
base horizontal, denominados también de bases múlti
ples, exponíamos las razones por las cuales estos teléme
tros, casi desplazados hasta hace muy poco tiempo de
las Direcciones de Tiro, se han impuesto actualmente en
las modernas instalaciones de Artillería de costa en la ma
yoría de las naciones, pues los perfeccionamientos alcan
zados en la fabricación del material de Artillería, al per
mitir construir bocas de fuego con grandes velocidades
iniciales y por consiguiente con enorme precisión, obli
garon a combinarlas con telémetros que la tuviesen ade
cuada a la de aquéllas, con el fin de no hacérselas perder
en gran proporción. En consecuencia, hubo que recurrir
a los telémetros de gran base horizontal, que son los úni
cos, por la regularidad de sus medidas y por los errores
que cometen, aptos para servir con eficacia las Direc
ciones de Tiro de costa, acopladas a baterías armadas
con cañones de la alta precisión indicada.
Razonábamos en aquel artículo el fundamento de es
tos telémetros, con sus teorías y sus errores, y dábamos
las normas teóricopráctiÇas para Laelección de las bases
grafométricas necesarias, partiendo de los datos de pre
cisión y exactitud que corresponden a los grafómetros,
en una instalación perteneciente! al plano automático
Costilla, por ser éste el más moderno de los telémetro
de gran base horizontal, y además porque la Dirección
de Tiro ideada por aquel sabio y malogrado Coronel, fué
proyectada
principalmente para su adaptación al telé
metro constituído por dicho plano automático. Por esta
razón, y por las expuestas anteriormente, cuando se trata
de aplicar el sistema telemétrico a una nueva Dirección
de Tiro Costilla, adaptada a una batería modérna ya
montada o que se ha de montar, se va directamente a la
gran base horizontal con sus grafómetros y plano auto
mático correspondiente, muchas veces sin haber medi
tado si será posible su aplicación.
Pero en las aplicaciones de la práctica ocurre, sin em
bargo, que se presentan bastantes casos, en los cuales
la configuración del terreno no permite establecer en
las debidas condiciones las bases grafométricas necesa
rias para la medición, y otras en que, aun establecidas, los
inconvenientes que presentan las hacen completamente
inadmisibles, y es preciso recurrir a otros telémetros.
Para aclarar conceptos pongamos un caso práctico.
Setrata de una batería de costa emplazada en una zona
de terreno, constituída por un monte de extensión de
terminada, que desciende al mar con pendiente variable,
en la forma que representa la figura 1.
Con arreglo a las normas conocidas efectuamos el es
tudio para establecer las estaciones grafométricas, y lle
gamos a determinar los tres puntos G1, G2 y G3 para pues
tos grafométricos, los cuales nos proporcionan las tres
bases de medición G G2, G1 G3 y G2 G3, que resuelven
perfectamente el problema de determinar la distancia
al blanco en todo el sector de tiro de la batería.
Pero si consideramos que los puntos G, y G3 se encuen
tran en una zona de playa, y por tanto con altura redu
cidísima sobre el nivel del mar, y tenemos en cuenta
además que la batería tiene un alcance máximo Xm, nO
cabe duda que en los puntos G2 y G habremos de cons
truir torretas para emplazamientos de los grafómetros
cuyas alturas, con el fin de que los blancos puedan ser
observados, dependerán del alcance Xm y de la que ten
gan los barcos que han de ser batidos.
En efecto: Consideremos (fig. 2) un punto O de la
costa, situado a una altura H sobre el nivel medio del
mar, m A B, y coloquemos en dicho punto O un grafó
metro medidor de ángulos de orientación; es evidente
que el horizonte visible para la cota H sobre la superficie
del mar está determinado por el punto de tangencia A
de la visual del anteojo del grafómetro, sobre dicha su
perficie, y su valor en metros está dado por la fórmula:
[1]
D
(o,5—n)
2
R
=
6370542
metros,
valor
del radio terrestre
para nuestras latitudes.
siendo
n
o,o8 coeficiente admitido para la refracción
atmosférica.
=
Si suponemos que la cota sea H = 30 metros, tendría
mos, aplicando las fórmulas anteriores:
Log. 520
Log. R
Colog. 0,42
Log.
Log.
(2
2
D)2
D
D
=
2,0791812
=
6,8041763
=
0,3767507
=
9,2601082
4,6300545
21331metros.
Es decir, que desde el punto O de la costa, el último
punto que veríamos sobre la superficie del mar sería el A
situado a la distancia D calculada.
Si suponemos ahora colocado un barco cualquiera en
un punto B de la superficie del mar, situado más allá del
horizonte visible, no cabe duda de que siempre que este
barco tenga altura suficiente para encontrarse con la
visual O A del anteojo del grafómetro instalado en O,
será visto por éste, y, por tanto, podrán efectuarse obser
vaciones y, por consiguiente, mediciones de distancias
tanto mayores para la misma cota H cuanto más altura
tenga el barco B, que es lo que tratábamos de hacer ver.
Es evidente, por otra parte, que para una altura del
barco igual a la cota H, el arco A B = A m, y, por tanto,
el horizonte visible, o mejor dicho medible desde O sobre
ese barco, dados los alcances que se consideran, será
aproximadamente
el doble que el D, que corresponde
sobre la superficie del mar, variando, naturalmente, con
la altura que tenga el barco cuando ésta sea diferente
de H, siendo mayor que 2 D para alturas de blancos su
periores a H y menores que 2 D cuando aquéllas sean
inferiores a dicha cota.
Si la zona de emplazamiento del grafómetro G1 tiene
cota de 30 metros, como se representa en el croquis, y
la de los grafómetros G2 y G es de cuatro metros, y supo
nemos que queremos emplazar una batería de caño
nes 15,24 Vickers, cuyo alcance máximo es de 21.600 me-
49
tros, veamos qué altura han de tener las estaciones gra
fométricas para poder efectuar medidas de distancias
hasta 21.600 metros que exige el material con que arti
llamos.
Desde luego, el grafómetro G1, como está situado en
un terreno cuya altura es de 30 metros, su horizonte vi
sible es de por sí de 21331 metros, según vimos antes, de
manera que por poco que levante la caseta en que se
instale y por poca altura que tenga el barco blanco, siem
pre se harán observaciones a distancias mayores de
21.600
metros, alcance máximo de las piezas.
En cuanto a ios puestos grafométricos G, y G3, que
suponemos de cuatro metros de cota sobre el nivel del
mar, tendrán un horizonte visible D = 7.780 metros,
calculado por la fórmula EI.
Si construímos en cada punto G2 y G3 una torreta con
12 metros de altura, resultará la cota de los grafómetros
de i6 metros, y su horizonte visible será D = 15.500 me
tros, calculado del mismo modo que el anterior. Como
el barco blanco, por poca altura que tenga, ha de tener
más de io metros, es evidente que con las torretas de 12
metros en G2 y G3 podrán efectuarse perfectamente me
diciones de distancias hasta más allá de los 21.600 me
tros, alcance máximo del C. 15,24 Vickers, toda vez que
para medir bastará con que se vean los palos del barco.
Si en lugar de una batería de 15,24 hubiésemos de ubi
car en la zona de emplazamiento una batería de 38,1
6 30,5 Vickers, cuyos alcances máximos son de 35,100
y 40.000 metros, respectivamente, el problema se com
plicaría grandemente, porque sería preciso que los gra
fómetros se situasen por lo menos a 50 metros de altura
para tener un horizonte visible D = 27.000 metros apro
ximadamente, pues con la altura que han de tener los
barcos blancos de estas baterías, permitirán medir dis
tancias hasta los 40 kilómetros. En este caso; el puesto
grafométrico G1 habría que elevarlo alrededor de 20 me
tros, y los G2 y G3 colocarlos en torretas de lo menos
40 metros de altura.
No cabe duda que, tanto en un caso como en el otro,
las torretas G2 y G3 serán visibles desde todas partes, y
el enemigo, que sabrá por su servicio de información,
que son la base de la telemetría de una o varias baterías,
procurará por todos los medios y cuanto antes destruir
las, para privar así a aquéllas de dato tan interesante
como es la distancia al blanco determinada con gran
precisión y exactitud.
Se comprende perfectamente que en casos de esta na
turaleza los telémetros de gran base horizontal presen
tan más inconvenientes que ventajas y debe prescindirse
de ellos, recurriendo a los de otra clase de que se pueda
disponer.
Se presentan también otros casos, en que la configu
ración del terreno no permite establecer los puestos gra
fométricos en forma que las bases obtenidas cubran el
sector de tiro de la batería en perfectas condiciones, bien
por falta de visualidad sobre todo el mar de los puntos
elegibles, bien porque los triángulos que forman no resul
ten correctos, y en estos casos tampoco puede pensarse
en resolver el problema telemétrico de la batería, sobre
la base de establecer el telémetro de gran base horizontal.
2.
SOLUCION DEL PROBLEMA EN LOS CASOS AN
TERIORES
Cuando se monta una batería de costa, la primera cues
tión a debatir es la determinación del telémetro o telé
metros con que ha de dotarse su dirección de tiro.
La exactitud y precisión del telémetro adoptado han
de guardar una relación determinada con la exactitud
y precisión de la pieza de la batería: pero prescinciendo
de la primera, porque siempre se podrá tener en cuenta,
bien introduciendo una corrección, bien por la rectifica
50
ción del tiro, consideraremos sólo la precisión del telé
metro, la cual, a las distancias medias de la tabla de tiro
de la batería a que se adapta, ha de cumplir determina
das condiciones, que al no satisfacerlas los telémetros
disponibles no serán aptos para servir eficazmente la ba
tería considerada.
La Escuela de Aplicación y Tiro de Costa, al redactar
las normas pertinentes, ha establecido, con buen acierto,
a nuestro juicio, que para que un telémetro sea admisible
en una batería de costa es necesario que por su acción
no haga perder a la pieza de la que se aplique más del
20 por 100 de su precisión, o sea que ha de cumplirse la
condición de que en la zona del 50 por ioo del cañón
caigan por lo menos el 40 por roo de los impactos a la dis
tancia media de la tabla de tiro, cuando éste se realice
pieza a pieza, auxiliado por el telémetro.
Como la precisión de la pieza está determinada por su
error probable práctico o zona del 50 por roo, Zy = 2rp, la
Zy
de una batería de n piezas estará determinada por
error probable del centro de impactos de la descarga, y
no cabe duda que para la misma precisión del conjunto
telémetro-pieza o telémetro-batería, en el tiro por des
cargas el telémetro debe tenerla menor que en el tiro
pieza a pieza; pero entendemos que aquél debe determi
narse siempre teniendo en cuenta el tiro por piezas, por
que es evidente que este caso de tiro puede presentarse
en la batería, bien por averías o por otra causa, y no cabe
duda que calculado el telémetro para aquel caso, servirá
más eficazmente cuando se efectúe el tiro por descargas.
Si llamamos rt el error probable del telémetro a la dis
tancia media de la tabla de tiro y rp el error probable de
la pieza a la misma distancia, el error probable r del con
junto telémetro-pieza será, según el cálculo de probabi
lidades:
r=
+rp2
Como en la zona del 50 por roo de la pieza Z = 2 rp
han de caer por lo menos el 40 por loo de los impactos, el
factor de probabilidad de esa zona cumplirá la condición
de ser:
2rp
f
+ rt2
=
0,78.
Y efectuando operaciones resultará que:
rt
o,8 rp.
Es decir, que en el tiro de una batería realizado pieza
a pieza, para que el telémetro sea admisible, es preciso
que a las distancias medias de la tabla de tiro, el error
probable
del telémetro r, sea r
o,8 rp, ó r
o,8 Z,
según se considere, el error probable teórico rp ó el prác
tico Z, del cañón, que es, como se sabe, la zona del
5o por roo de los impactos.
Si el fuego se realizara por descargas, el error probable
del centro de impactos de cada una será
rl,
—
ó
Z
/n
siendo n el número de piezas de la batería.
Como la precisión de ésta es mayor que la de la pieza,
si queremos tener en el conjunto telémetro-batería igual
precisión que teníamos antes en el de telémetro-pieza,
se comprende perfectamente que la del telémetro será
figí
menor que en el caso anterior, y si llamamos r’t el error
probable del telémetro en el tiro por descargas, el del con
junto telémetro-batería será
En
/
R
metro
ceder.
para igual precisión del conjunto,
este
caso, al ser
rt
=
como debe su
--
(
)
rp,
(+r
resultará
el factor de probabilidad
2
e igualando al valor de
Vp
VP
l
r
+ rp2
=
/1
/1
2
‘1
del caso anterior, se tiene:
donde
de
=
Y’t
/I
=
r’
rp
y como rt = o,8 rp
Dando valores a n, se tiene:
x,,
r’
11 =
2,,
r’t
n
=
3,,
O =
4,,
n
=
r’
r’t
rp
<
Vp
‘2
r’
r2±rp
-f-
\nJ
que comparado con el valor de f hallado en el caso del
tiro pieza a pieza, se observa viene dividido por
luego la probabilidad, dado los valores que en el caso
considerado toma f, vendrá también aproximadamente
dividida por / n
y, por consiguiente, podemos decir
que en el tiro por descargas de batería, para que en un
telémetro sea admisible, bastará que la probabilidad
P de la zona del 50 por ioo de los centros de impactos
0,4,
de las descargas, no sea inferior a
siendo o el nú
y
o,8 rp tiro pieza a pieza;
rp
rp
,/
1,3
1,39
=
1,17
rp tiro por des
cargas de cuatro piezas.
Por tanto, cuanto mayor es o número de piezas de la
batería, mayor puede ser r’ , o sea menos preciso el telé
mero de piezas de la batería, si bien insistimos en que el
telémetro de una instalación de artillería de costa debe
determinarse siempre tomando en cuenta el tiro pieza a
pieza.
APLICACION.—Para
aclarar conceptos haremos al
gunas aplicaciones. Sobre la posición artillera de una
plaza de costa han de emplazarse dos baterías.
Una de cuatro cañones 15,24 Vickers y otra de 3 C.
38,1 Vickers.
La zona de emplazamiento de los telémetros tiene una
cota de 72 metros.
Para resolver el problema telemétrico de estas baterías
se dispone de los siguientes elementos, pues no es posible
emplear la gran base horizontal por dificultades insupe
rables.
51
telémetros monostáticos horizontales Barr Stround,
de 2,74 m. de base.
x telémetro monostático
horizontal
B a rr Stround,
de 4,57 m. de base.
2 telémetros
monostáticos horizontales Barr Stround,
de 9,14.m. de base.
x telémejro López Palomo Costilla, de base vertical.
Veamos cómo con estos elementos resolvemos el pro
blema con la mayor precisión posible.
Primer caso: Batería de cuatro cañones 15,24 Vickers.
Hagamos un tanteo para emplear los telémetros horizon
tales de 2,74 m. de base.
El alcance máximo del cañón 15,24 Vickers es de 21.600
metros, por lo cual su alcance medio será X = 11.000 me
tros aproximadamente; la zona del 50 por loo a esta dis
tancia, error probable práctico de la pieza, es Zy = 104
metros; el error teórico que es mitad del práctico será
rp = 52 metros.
El error probable del telémetro a la distancia de
11.000
metros, si le llamamos dx, deberá ser, con arre
glo a lo expuesto, para que el aparato sea admisible,
dX
o,8 >< 52 = 41,& metros, o dX
o,8 >( 104
=
83,2 metros, según consideremos el teórico o el prác
tico de la pieza.
Apliquemos la fórmula de precisión de los telémetros
monostáticos:
2
=
=
da
=
distancia a medir.
error de colimación espe
cial
=
20”
= G aumento
del telémetro
B = base del aparato
206265, número de segundos del
igual arco
al radio.
X2 da”
dx
X
B x G 206265
.
[21
práctico de la pieza; si tomamos en cuenta el error teórico
aún serían necesarios un número mayor, por lo cual el
problema con dichos telémetros no tiene solución, y es
preciso buscar otra.
Telémetro monostático de 4,57 metros de base y 28
aumentos, que es el disponible.
Apliquemos la f ó r m u la [2]: para X = ix.ooo
B = 4,57 y G = 28, nos da dX = 92 metros.
Como, según el cálculo anterior, dX debe ser inferior
a o,8 Zy = 83,2 metros, y resulta dx = 92 metros, prác
ticamente el telémetro de 4,57 metros es aplicable al tiro
pieza a pieza de una batería de C. 15,24 Vickers, pues
es bien sabido qué los errores prácticos son siempre supe
riores al doble de los teóricos, que es lo que hemos ad
mitido nosotros; claro es que en el tiro por descargas
dicho telémetro satisface cumplidamente las condiciones
exigidas, pues dX = 92 metros, debe ser
1,17
Zy
=
122 metros.
Luego con un telémetro monostático horizontal de
4,57 metros de base, está perfectamente servida una ba
tería de C. 15,24 Vickers, siendo el reglamentorio en la
Dirección de Tiro correspondiente a dichas baterías.
Estudiemos ahora el caso de emplear el telémetro de
base vertical López Palomo Costilla, emplazado en la
cota de 72 metros de que disponemos, y veamos si re
suelve el problema con mayor o menor precisión que el
monostático horizontal de 4,57 metros de base antes con
siderado.
La fórmula de precisión de los telémetros de base ver
tical es:
distancia a medir
ángulo de depresión
error de colimación = 300
es g un d os aproxima
da: mente
H=
cota del emplazamiento
aumento del anteojo del
telémetro = 40
x=
_____________
X2da
En el caso del telémetro de 2,74 metros de base, los da
tos de aplicación para la batería considerada serán:
X
=
11.000 m. ,, G
culado dX dará:
=
30
,,
B
=
HxG.2o6265
y, por tanto, cal
2,74,
Como a la distancia media de la tabla de tiro x, el
dx
11.0002
=
2,74
X 30
X 20
X 206265
142,7
=
metros.
Como dX debe ser i que 41,6 U 83,2 metros, según
vimos antes, se deduce que un telémetro Barr Stround
de 2,74 metros de base, no es apto para el tiro pieza a
pieza de una batería de C. 15,24 Vickers.
Si consideramos el tiro por descargas de cuatro piezas,
debería ser con arreglo a lo establecido anteriormente,
1,17 rp, o sea dJC
6o,8 metros, o dX
121,6
metros, según consideremos el error teórico o el práctico
de la pieza, por lo que tampoco es apto dicho telémetro
para el tiro por descargas de una batería de cuatro ca
ñones 15,24 Vickers.
Corno tenemos dos telémetros de 2,74 metros de base,
veamos si empleándolos al mismo tiempo y promediando
las medidas, pueden resolver el problema:
E
Apliquemos
la conocida fórmula e
donde:
‘
n
E
error de un telémetro.
error de la media
= número de telémetros necesarios.
Si tomamos el error práctico e = 83,2 metros, resulta
e
n
=
=
¡142,7
=
83,2)
telémetros de
52
=
2,74
292
o sea que serian necesarios tres
metros de base, considerando el error
error telemétrico dX
igualando
dX
x2
=
H
que o,8 Zy, tendremos
debe ser
X 40
X 300
X 206265
o,8 Z
Teniendo en cuenta que x = xi.ooo metros, y que a
esta distancia Zy = 104 metros, si Z la traducimos
en
% de la
distancia x, será Z
=
°‘
X y sustituyendo
en [3] tendremos:
x
o,8
X 0,00945
300
X
X 40 X 206265
=
52,9
metros.
para x
11.000 metros.
Es decir, que la cota mínima necesaria para cumplirse
la condición de ser el error telemétrico dX
o,8 Zy es
H = 52,9 metros, luego como tenemos una cota H = 72
metros, el error dx será aún menor y, por tanto, no cabe
duda que da mayor precisión el telémetro López Palomo
Costilla, de base vertical, que el monostático de 4,57 me
tros de base; además resulta más económico, es de fabri
cación nacional y más fácil de manejar y de operar.
De lo expuesto podemos deducir la siguiente conclu
sión:
o
Siempre q u e• tengamos
para el telémetro una cota
superior a 6o metros, al mon
tar una batería de C. 15,24
Vickers, deberá dotársele con
/71
el telémetro López Palomo
Costilla, de base vertical, me
jor que con el monostá.tico
j
Barr Stround, de 4,57 me
tros de base.
Segundo caso: Batería de
3 C. 38,1 Vickers en la misma
zona de emplazamiento.
Alcance máximo del caK
flón 38,1 Vickers = 35.100
metros.
Alcance medio, X x8.ooo
aproximadamente.
Zona del 50 por xoo a r8.ooo metros, Z = 107 metros.
El telémetro que se emplee debe dar a la distancia
de i8.ooo metros un error probable dX inferior a o,8 Z,
=
o,8 x 107 = 85,6 metros.
Si tanteamos el telémetro de base vertical López Pa
lomo Costilla, nos daría el error
_.._.L_._._._._.-.
por lo tanto, noes suficiente. Calculemos el número
ellos, que serían necesarios, aplicando_la fórmula
de
E
e=
n
donde n es el número de telémetros, y tendremos:
18.0002
dx
72
X 300
X 40
163 metros,
X 206265
=
=
92,8
que nos indica no debe emplearse dicho telémetro.
Apliquemos un monostático horizontal Barr Stround
de 9,14 metros de base, que son reglamentarios en las Di
recciones de Tiro de 38,1; tendríamos el error
18.0002
dX
122
9,14
X 28 X 206265
151
metros,
=
meteríaseríae=
E
das, tendríamos aplicando la fórmula e
=
—_
sj n
que el
122
error cometido sería e
86,5
= metros,
y, por
poco diferente de 92,8 metros, nos indica que el problema
telemétrico de la batería considerada, prácticamente
está resüelto con dos telémetros de 9,14 metros, pues es
bien sabido que los errores prácticos exceden siempre al
doble de los teóricos.
Si consideramos el tiro por descargas, con arreglo a
todo lo expuesto, para que el telémetro sea admisible,
será preciso que el factor de probabilidad
2
Zy
tanto, resuelto el problema con los dos telémetros de 9,14
metros disponibles; esta es la razón por la cual las Direc
ciones de Tiro de 38,1 llevan dos telémetros monostáticos
de 9,14 metros de base, pues prácticamente el error
e = 86,5 metros que se comete, equivale al de 85,6 me
tros máximo que puede cometerse.
SEGUNDA APLICACION.—Se trata de montar una
batería de tres cai’íones 30,5 Vickers en montaje de gran
ángulo y en una zona de terreno que no permite emplear
el telémetro de gran base horizontal.
Alcance máximo de la pieza =r 40.000 metros.
Alcance medio de la misma
20.000 metros.
Zona del 50 por roo a 20.000 metros Zy
ir6 metros.
El error probable del teíémetr<> a 20.000 metros deberá
ser en el tiro pieza a pieza dX
o,8 Zy = o,8 X xx6
92,8 metros.
Un telémetro monostático horizontal de 9,14 metros,
cometerá a esa distancia el error
20.0002
)< 20
=
9,14,>(
28
>( 2o62Ó5
107 metros, que por ser muy
=
—
/2
que nos dice que un solo telémetro de 9,14 metros no
puede resolver el problema; sí empleamos los dos telé
metros de 9,14 metros y tomamos la media de las medi
dX=
i
Luego deberíamos emplear tres telémetros de 9,14 me
tros de base y tomar el promedio de las medidas para
tener un error probable inferior a 92,8 metros.
Si sólo utilizásemos dos telémetros, el error que se co-
X 20
=
2,62 telémetros.
=
-
151
metros;
f
=
nos dé una
_
probabilidad no in
/+rt2
0,4
ferzor a
0,4
0,2312.
=
=
3
Esto obliga a que sea f
0,436, y, por tantó,
5
Z,2
0,1901,
Yt
ZY / 1,245
=
de donde
Zy-
X 1,11.
Como 4 = xx6 metros, deberá ser
128,7 metros.
Por tanto, con dos telómetros mQnostático de 9,14
metros, y tomando el promedio de las medi das, se sa
tisface cumplidamente en el tiro por descargas la con di
ción exigida.
Si se dispusiese de cotas altas para.los telémetros, por
ejemplo de 90 metros, se tanteará el emplazamiento de
uno de base vertical López Palomo Costilla, que nos dará
el error
dX
20.0002
=
- --__-__
>< 300
=
,----_
>< 40
90
>(
xói metros,
206265
del 50 por xoo, Zy,seráf
que al ser maybr que el de un monostático de 9,14 me
tros de base, nos indica debe emplearse este último.
En cambio, si la cota disponible fuese de r5o metros,
el error que se comete sería:
20.0002
dX
)< 300
==
150
>( 40
>
-206265
18.0002
=
>( 300
=
200 )< 40 )< 206265
—-——-------—---
59 metros,
o,66 %
j2
+ j2
de impactos en dicha zona = 35 %. Telémetro vertical
López Palomo Costilla dX =
= 59 metros
rp= 4
que nos demuestra que con un solo telémetro de base
vertical obtenemos una precisión superior al doble de
54
£07
=
V
=—--
97 metros
indicándonos que un solo telémetro López Palomo Cos
tilla, de base vertical, sirve la batería considerada mu
cho mejor que dos monostáticos de 9,14 metros de base,
por lo cual, sin dudarlo, se debe adoptar el vertical.
Al plantear en la -práctica los problemas anteriores,
suele suceder, dada la escasez de telémetros rnonostáti
cos horizontales y las dificultades de fabricación y ad
quisición, que al estudiar la instalación telemétrica de
una batería, y no permitir la configuración del terreno
emplear la gran base horizontal, ni tampoco las vertica
les por carecer de cotas apropiadas, no existen más telé
metros- horizontales que los instalados y en servicio en
las baterías.
Pero ocurre que de estos telémetros hay bastantes
colocados en cotas elevadísimas, donde los verticales
desempeñarían un excelente papel, pero que en su tiempo
no se colocaron porque al efectuar aquellas instalacio
nes no contábamos, como contamos ahora, con un telé
metro López Palomo Costilla, de base vertical, reductor
y transmisor automático que permite medir hasta 40.000
metros de distancia a un blanco.
Como este telémetro es de fabricación corriente en Es
paña y se puede acoplar a cualquier dirección de tiro mo
derna, Vickers, Costilla o Polígono, la solución en estos
casos debe ser: levantar los telémetros horizontales de
los emplazamientos de gran cota donde se encuentran
montados y llevarlos a las baterías que no admiten otro
telémetro, sustituyéndolos con telémetros verticales, con
lo cual daremos al conjunto un incremento de precisión
considerable.
Un ejemplo nos aclarará estos conceptos, y lo encon
tramos en el caso de baterías de C. 38,1 Vickers, cuyos
telémetros monostáticos de 9,14 metros de base estén
instalados en cotas de 200 metros.
Estos telémetros hay que emplearlos por parejas para
promediar las medidas y obtener así un error probable
dX = 86,5 metros a rS.ooo metros, comparable al de
8,6 metros máximo que puede admitirse.
Si en lugar de esos dos telémetros horizontales de 9,14
metros de base empleamos un López Palomo Costilla
de base vertical, como la cota es de 200 metros, el error
que cometeríamos sería:
dX
la del monostático de 9,14 metros y mayor también que
la obtenida empleando dos telémetros monostáticos
de 9,14 metros, que daban el error e = 86, metros al
promediar sus medidas.
Para ver el incremento de precisión del conjunto telé
metro-pieza, observaremos que en el caso del telémetro
horizontal de 9,14 metros, se tiene: dX = n = 122 me
tros, rp = Zy = 107, factor de probabilidad de la zona
= 107 m.
f = -
£07
- ---i—-
= 0,87%
de impactos en la zona Z
5 %
O sea, que con el telémetro monostático horizontal
de 9,14 metros, la pieza, al acoplarse al telémetro, pierde
el 30 por ioo de su precisión, y, en cambio, empleando el
vertical López Palomo Costilla, sólo pierde el io por ioo
de la misma.
3.
RESUMEN
Concretando las ideas expuestas, podemos dcir: Al
montar una batería. de costa y estudiar el sistema tele
métrico más conveniente, la solución debe orientarse,
desde luego, a los telémetros de gran base horizontal,
únicos capaces por la regularidad de sus medidas y por
los errores que cometen, de dar las distancias telemétri
cas con la precisión que requiere la eficacia de las mo
demas piezas de artillería de costa.
Cuando no se disponga de alturas suficientes para ins
talar los grafómetros que constituyen el telémetro de
gran base horizontal y sea improcedente levantar torre
tas de altura necesaria para poder observar los blancos,
lo mismo que cuando la configuración de la costa no per
mita establecer las bases grafométricas en las condicio
nes que la teoría exige, se estudiará el terreno para ver
si en sus inmediaciones existen cotas relativamente gran
des, donde instalar telémetros López Palomo Costilla,
de base vertical. Si estas cotas fuesen superiores a xoo me
tros, no se dudará y se irá directamente a una instalación
telemétrica de este tipo.
Si las cotas disponibles fuesen inferiores a ioo metros,
se efectuarán tanteos, considerando los telémetros mo
nostáticos horizontales, si se dispone de ellos, para dedu
cir en la forma indicada en las aplicaciones, qué sistema
es el más conveniente, llegando, si es preciso, a estable
cer varios telémetros monostáticos horizontales o verti
cales, para compensar errores al emplear la distancia me
dia de las medidas por aquéllos y obtener así el que exija
la precisión del material de la batería que se va a montar.
Aferrarse a la idea de que una Dirección de Tiro mo
derna ha de llevar precisamente un telémetro de gran
base horizontal, es un concepto equivocado, pero que
está muy extendido; debe meditarse mucho este parti
cular y estudiar con detención el terreno y los planos,
para evitarse un trabajo inútil, que al final conduce a te
ner que recurrir a otro telémetro.
o
,2ars,f/ivi7iirs
IntervencióndelRadiarenlasoperaciones
Coronel ELMORE, Instructor
del Cuerpo Aéreo.—De la publicaci6n norteamericana
Entre las contribuciones más sobresalientes al esfuerzo
bélico de los aliados se encuentran el desarrollo del Radar
y el contrcrl de las operaciones aéreas por esta nueva rama
de la radiotécnica. El Radar y su técnica fueron desarro
llados desde principios de la guerra, pero todavía al con
cluirse la misma se estaban perfeccionando. Creemos
que a aquellas personas que no tuvieron la oportunidad
de relacionarse íntimamente con este aspecto de la gue
rra les interesará una breve descripción del papel vital
que desempeñaron.
PRIMERA FASE EN LA APLICACION DE RADAR
El Radar, en su concepto inicial, era estrictamente un
arma defensiva. La teoría de su aplicación fué puesta
en práctica debido a los esfuerzos combinados de los bri
tánicos y americanos. Como su nombre implica RA (ra
dio) D (detecting) A (and) R (ranging), (aparato para
determinar la dirección y distancia mediante la radio),
el Radar no se consideraba como un arma de ataque en
aquella época; sin embargo, veremos cómo el reciente
descubrimiento se convirtió luego en un arma de gran
potencia ofensiva.
Los alemanes estaban en el apogeo de su poderío du
rante la primavera del 1940 y extendían sus tentáculos
de destrucción hacia todos los pa:íses de Europa Occiden
tal, desde Noruega hasta el sur de Francia. Tenían su
perioridad aérea y estaban ebrios de espíritu ofensivo.
Presuiniblemente,
no prestaron atención alguna a un
arma defensiva como lo era el Radar.
La superioridad y poderío aéreo daba a los alemanes
una gran ventaja sobre los británicos; pero, sin embargo,
ya en aquella época éstos tenían algunos proyectores y
artillería antiaérea dirigidos por Radar. El valor de este
arma puede apreciarse por el hecho de que en el verano
del 1941 los británicos habían instalado una cadena de
proyectores dirigidos por Radar a lo largo de la costa,
y cuando empezó el Blitz/crieg aéreo éstos localizaban
inmediatamente a los junker 88 y Messerschmitt y eran
fácil presa para los cazas británicos. Las numerosas bajas
infligidas a la Lutwaffe cambiaron el curso de la batalla
de Inglaterra y comprobaron las posibilidades del Radar
como instrumento de guerra, y además dió mayor ím
petu a su desarrollo y perfeccio:namiento.
DESARROLLO INICIAL DEL RADAR
Muchas fueron las vicisitudes y luchas de los ingenie
ros, técnicos y fabricantes durante los primeros días.
.as posibiliaçls
técnicas y operativas se corrigieron
Military
Review.
mediante pruebas y fracasos debido a lo apremiante del
tiempo y a la necesidad de fabricar “algo” rápidamente,
pero se fué progresando constantemente
Para diciem
bre de 1941, fecha en que los Estados Unidos declararon
la guerra a los países del Eje, se habían instalado def ensas de Radar en los Estados Unidos continentales y en
algunas de sus posesiones. Estas defensas consistían prin
cipalmente en el equipo anticuado de control de proyec
tores SCR 268, adaptado para dar aviso de la aproxi
mación de aviones enemigos, y del equipo primitivo de
aviso SCR 270. Entonces éxistía un concepto erróneo
acerca de la instalación apropiada para el Radar. Creía
mos que mientras más alto, más distancia cubría. Se
comprobó que esto era falso y hubo que reinstalar todos
los equipos de Radar en rfuevas posiciones. En segundo
lugar, había escasez perentoria de personal y técnicos
adiestrados. Esta dificultad la encontramos durante todo
el programa de desarrollo del Radar. A pesar de mante
ner un intenso y extenso programa de adiestramiento
en los Estados Unidos y en la Gran Bretaña, al principio
no era posible adiestrar el número de hombres precisos
con la rapidez con que se necesitaban. Otros problemas
eran el mantenimiento y las constantes modificaciones
del diseño. Las piezas de repuesto resultaban anticua
das para los nuevos equipos y trajo como consecuencia
la práctica de quitar piezas de aparatos similares para
reparar los que estaban en uso (“canibalismo”).
Como resultado de los problemas que se presentaban
diariamente y los fructuosos esfuerzos para resolverlos,
se produjeron varios tipos de instrumentos para las dife
rentes clases de operaciones. Pronto comprendimos que
el volumen y el peso del Radar y de los instrumentos
auxiliares indudablemente influirían en la aplicación y
flexibilidad del equipo en combate. Se trabajó intensa
mente para darle mayor movilidad, reducir su peso y
al mismo tiempo aumentar su precisión y eficacia.
Con el transcurso de los meses surgían nuevos equipos
y nuevas técnicas de operación, ymientras más progre
saba la guerra, más atención se le daba a la posibilidad
de usar el Radar como arma ofensiva. Se cree que el pri
mer uso táctico en operaciones ofensivas fué realizado
por la R. A. F. en la campaña del Oriente Medio en la
defensa de El Alamein, en Egipto. El sistema utilizado
consistía (dependiendo de la zona del frente a cubrir)
en una o más unidades de control en la vanguardia, com
puestas de un Radar COL (tipo 6), un Radar de aviso
tipo COL y los vehículos de fuerza motriz y observado
res terrestres necesarios. Estas unidades de vanguardia
estaban conectadas a una unidad de control en la reta
guardia, por lo que la zona de control se extendía desde
ioo kilómetros o más detrás de las líneas del frente bri
55
tánicas, hasta roo ó 120 kilómetros detrás de las líneas
enemigas. Esto permitía interceptar las incursiones de
Stukczs antes que llegaran a las lineas del frente. La in
tercepción la controlaba un oficial de enlace terrestre
usando los datos del Radar y la efectuaba el piloto al
establecer contacto visual con la escuadrilla enemiga.
Este método primitivo dió buenos resultados, pues el sis
tema GCI (intercepción por control terrstre) según lo
conocemos ahora, no fué usado en estas primeras opera
ciones. El GCI se usó en el Oriente Medio, principalmente
en los sectores de defensa de la zona del Delta.
INTEGRACION DEL CONTROL EN EL RADAR
A pesar de tan desfavorable comienzo, el feliz desarro
llode la campaña de Africa nos brindó una mejor opor
tunidad para emplear equipos más precisos y móviles,
así como también aumentar el control terrestre de avio
nes. La cooperación aérea en apoyo de unidades terres
tres se inició en las arenas de Egipto y Libia. En rápida
sucesión vinieron los grupos de control táctico con las
fuerzas aéreas estratégicas, ligeras unidades móviles de
aviso, unidades terrestres de control de intercepción,
unidades de aviso de mayor precisión, instalación del
Radar en aviones, ayudas para la navegación de aviones
estratégicos y tácticos, y numerosos elementos alámbri
cos y de radio para el mejoramiento y expansión del
control. Comprendimos, al iniciar las operaciones of en
sivas, que para usar los aviones económica y eficiente
mente era necesario brindar al piloto táctico toda la ayu
da posible desde tierra para que tuviese la mente libre
y la concentrara exclusivamente en su misión asignada.
Además, la economía de aviones requiere un control cen
tralizado para tener el número adecuado de aviones a
tiempo y en lugar donde se necesitan.
La técnica e integración del control por medio del Ra
dar ha progresado mucho. Existe gran diferencia entre
las pequeñas unidades de retaguardia y vanguardia para
el control de operaciones aéreas instaladas en camiones
y bajo encerados en las arenas del desierto occidental, y
los intrincados centros semipermanentes de control de
cazas, centros de operaciones de combate, puestos de
dirección de vanguardia y unidades de control de las
zonas de combate. Así también hay gran diferencia entre
la radiolocalización de una misión de intercepción desde
el centro de operaciones de un Radar instalado en un
camión del desierto occidental y la precisa determina
ción de ella desde el PPI (indicador de posición) de un
equipo de largo alcance, o desde los osciloscopios MEW
(equipo mediano de aviso) y paneles verticales de indica
ción, o desde un SCR 584 con sus casi humanos artefac
tos automáticos. Las radios de frecuencia modulada, que
no son afectadas por las perturbaciones atnosféricas y
y que son usadas para contactos terrestres y los trans
misores y receptores VHF, con los que se establece un
contacto continuo entre el piloto y el oficial de control
terrestre, constituyen modernos descubrimientos de gran
valor en estas operaciones. Estos y otros instrumentos
son el resultado del esfuerzo combinado de la perseve
rancia, persistencia e ingeniosidad de los militares y ci
viles aliados.
La técnica de operación de las redes de aviso y del
Radar de control terrestre eran diferentes en el Pacífico
y en el teatro de operaciones europeo (ETO). En el ETO
predominaron las rápidas maniobras sobre grandes zonas
terrestres, y debido a la existente superioridad aérea
habfa poco peligro de actividades aéreas enemigas. Por
tal razón, la intercepción dirigida desde tierra no jugó
un papel importante, aunque, sin embargo, hubo innu
merables misiones de bombardéo y actividades contra
aviones solitarios enemigos así controladas.
Por el contrario, en la zona del Pacífico, donde se suce
dían las invasiones de islas y muchas veces se atacaban
56
varias al mismo tiempo, no disfrutábamos de la superio
ridad aérea prevaleciente en el ETO; además de que los
ataques suicidas japoneses constituían una continua y
terrible amenaza. Por lo tanto, tres o cuatro días despüés
de iniciarse la operación teníamos que desembarcar todo
el personal del Radar y de control terrestre. Inmediata
mente establecíamos una cerrada red de aviso contra
ataques aéreos y de intercepción dirigida desde tierra.
El propósito de esta red era brindar la máxima protección
al personal desembarcado en la isla invadida y a aquél
tan lejos de ella como lo permitiera el radio de acción
de nuestro Radar. La misión principal de estas zonas de
Radar era dar aviso de los ataques aéreos enemigos y di
rigir eficazmente desde tierra la intercepción. El control
de misiones ofensivas y de bombardeo era estrictamente
una actividad secundaria. Así, en la zona del Pacífico,
se demostró nuevamente la adaptabilidad del Radar y
del control terrestre.
USO DEL EQUIPO Y TECNICA
Después de haber estudiado el desarrollo del equipo
y de la técnica, indicaremos brevemente cómo éstos fue
ron usados para conseguir el éxito de los esfuerzos de
guerra aliados.
Las siguientes son algunas de las innumerables misio
nes aéreas tácticas de la ofensiva efectuadas con preci
Sión cronométrica durante el conflcto:
a)
Bombardeo en picado en condiciones meteoroló
gicas tales, que impiden al piloto la identificación visual
del objetivo. Esta misión se dirige desde un SCR 584 con
un papel indicador automático, localizado corrientemente
en un puesto director de vanguardia o en una unidad de
control en la zona de combate.
b)
La dirección desde este mismo punto de control
de bombarderos-caza hacia el objetivo en condiciones
de poca visibilidad o de noche.
c)
Dirigir con precisión a los aviones que toman foto
grafías de noche.
d)
Seguir la pista de los aviones de reconocimiento por
medio de MEW y SCR 584 para determinar con preci
Sión la situación de los objetivos descubiertos e infor
mados por los pilotos.
e)
Dirigir el avión que carga las bombas luminosas
hacia el objetivo para que los bombarderos que le siguen
lancen su ataque.
f) Dirigir las incursiones nocturnas hacia el objetivo
para identificación visual y destrucción.
g)
Dirigir desde tierra el avión hasta el objetivo y el
lanzamiento de las bombas automáticamente a través
de las nubes o de noche.
h)
Otras misiones especiales, algunas de las cuales
todavía no se han revelado al público.
Muchas aplicaciones del Radar fueron utilizadas como
medio de defensa; por ejemplo:
a)
Localizar escuadrillas enemigas y dirigir a los
aviones caza de día o de noche, para la intercepción y
destrucción de aquéllas. El MEW daba los mejores resul
tados por su gran precisión, largo alcance y porque puede
dirigir simultáneamente varias misiones de intercepción
y, al mismo tiempo, avisar el acercamiento de aviones
enemigos.
b)
Los proyectores dirigidos por Radar descubren e
iluminan rápidamente a los aviones enemigos, sin nece
sidad de escudriñar el cielo.
c)
El fuego de artillería A. A. dirigido por el SCR 584,
combinado con un proyectil con espoleta controlada por
Radar, causó grandes estragos en la aviación y bombas
volantes enemigas.
ci)
Por medio del Radar se seguía la trayectoria a los
proyectiles de morteros y artillería para averiguar el
lugar desde donde eran disparados. En esta forma se lo
calizaban las posiciones y se facilitaba su destrucción
por bombarderos y artillería aijada. Esta operación la
efectuaba el Radar TPQ-4, que es un AN-TPS-3 modi
ficado, y también el SCR 584.
e) La Marina usa extensamente el Radar, tanto en
la ofensiva como en la defensiva. Ss navíos están dota
dos de Radar y de equipo de control para descubrir las
escuadrillas enemigas y efectuar su intercepción. Los
buques de control de la Armada dirigían inicialmente
todas las actividades aéreas del ejército en las opera
ciones de desembarco. Además los utilizaban para diri
gir él fuego de cañones automáticos y de grueso calibre
y para descubrir la navegación enemiga e identificar la
propia.
El Radar se usa mucho en operaciones aéreas estraté
gicas, pero, contrariamente a las operaciones tácticas
aéreas, no emplea el control terrestre. Sin embargo, tie
nen cierta relación con la tierra, pues el Radar aero
transportado
APQ-13, AP-i5 y (>tros penetran las nu
bes y revelan las características del terreno sobre el cual
vuelan.
Esta característica del Radar aerotransportado
sirve
para: el bombardeo desde cualquier elevación a través
de formaciones de nubes y de noche, sembrar minas en
los puertos, localización y bombardeo de embarcaciones
incluyendo submarinos, localización y análisis del Radar
enemigo, delineación del territorio enemigo a través de
nubes y la elevación exacta de las montañas. El Radar
suministra, además, la altura exacta sobre tierra en vez
de hacerlo sobre el nivel del mar y valiosa información
para ayudar a la navegación en misiones de largo alcance
bajo condiciones adversas.
El GCA (Control en aterrizaje) es una de las funciones
de más importancia del Radar. Este equipo ha demos
trado su eficacia en las zonas del Pacífico y en el ETO.
Localiza a los aviones perdidos en la niebla o en forma
ciones de nubes y los guía hacia el aeródromo hasta que
aterrizan por medio de instrucciones verbales desde tierra
.y Radar GCA. Un equipo de ocho unidades instalado en
corto tiempo en el ETO guió, cori excelentes resultados,
aproximadamente
417 aviones y todos sabemos cómo
los B-29 perdidos en su viaje de regreso de Tokio eran
salvados en la pequeña isla de Iwo Jima.
Las fuerzas acorazadas
POSIBILIDADES DEL RADAR EN LA POSTGUERRA
El Radar, después de demostrar sus aptitudes y de
servir tan fielmente a la causa aijada hasta su afortunado
final, no puede relegarse a los archivos.
Las industrias comerciales usarán y desarrollarán nue
vos métodos para su aplicación. Los ferrocarriles, com
pañías de fuerza motriz y casas de familia, apreciarán
los beneficios de este desarrollo bélico.
Aun la aplicación que se le dió durante la guerra será
de provecho en importantes centros industriales civiles.
Las unidades GCA que consideramos anteriormente,
tenían y aún tienen, hasta cierto grado, una caracterís
tica que afecta a su eficiencia. El haz vertical del oscilos
copio es impreciso cuando el avión vuela a baja altura,
lo que significa que es difícil mantener el control tan ne
cesario durante la última etapa del aterrizaje. Pero se
está estudiando esta característica para que el control
durante toda la operación de aterrizaje sea claro y pre
ciso. Indudablemente este equipo será instalado y usado
extensamente en todos los países del mundo, eliminará
el peligro de vuelos durante mal tiempo y asegurará un
aterrizaje feliz, cuando exista poca visibilidad.
“Loran” y “Gee” son nombres de sistemas de ayuda
para la navegación que utilizan principios de Radio y
Radar. Estos sistemas cubren grandes zonas de mar y
cielo, 3* hacen posible que el capitán de un barco o el
piloto’de un avión fije su propia posición en cualquier
momento. La instalación de estos sistemas aumenta y
eventualmente cubrirá completamente el globo terráqueo.
La creciente actividad aérea, especialmente interna
cional, traerá consigo el aumento de vuelos de contra
bando durante la noche y a través de nuestra frontera
meridional y septentrional. Posiblemente el control por
Radar se utilizará para evitar esta actividad, descu
briendo e interceptando estos vuelos.
El mundo civilizado debe rendir tributo a los hom
bres de ciencia que durante años aunaron sus conoci
mientos, esfuerzos y constancia para desarrollar el ins
trumento que tan notablemente ayudó a conseguir la
victoria y que indudablemente ayudará a mantener una
paz duradera.
y la próxima guerra
(Algunassugerenciasraralaevoluciónfutura.)
Coronel Temporal A. JODLY, del Regimiento de Carros. De la revista Royal
Armoured Corps Journal.—Traducción del Teniente Coronel Gonzalo Peña.
INTRODUCCION
A veces se arguye quenadie sabe cómo será la próxima
guerra, por lo cual es preciso que basemos la instrucción
y el material en lo ya conocido y experimentado. Esto es
una política equivocada, ya que lo que podemos consi
derar cierto acerca de la próxima guerra es que no será
como la anterior; si modelamos la instrucción sobre la
guerra pasada, forzosamente estaremos equivocados.
Como nación, aborrecemos la guerra. Al terminafuna
contienda, el menor deseo que sentimos es el de comenzar
a pensar acerca de otra conflagración. Probablemente, también, las lecciones del pasado serán olvidadas y el
Ejército se encontrará de nuevo escaso de dinero, hom
bres, y estímulo. En tales condiciones es difícil que pros
peren ni el interés ni el entusiasmo. Pero a menos que el
Ejército regular se interese en la guerra y que los mili
LAS FUTURAS DEMANDAS
tares conozcan y expongan claramente lo qúe necesitan,
no se podrá esperar mucha simpatía del mundo no mili
Pero antes de que la experiencia de las campañas
tar, y nos encontraremos cometiendo los mismos errores recientes quede grabada en “Tablas de la Ley” en
por tercera y probablemente última vez.
forma de manuales de instrucción (como los que nos
57
encaminaron a preparar la última guerra) será preciso
considerar si no existen suficientes datos o indicacio
nes de lo que puede ocurrir en un futuro conflicto, que
nos den una base razonable sobre la cual empezar a
trabajar.
La pasada experiencia muestra que la evolución téc
nica y táctica entre las dos últimas guerras tiende a con
centrarse sobre las armas ya existentes, y que son raras,
en comparación, las nuevas invenciones. Por ejemplo,
el empleo del carro y del avión por los alemanes en 5939-40
fué una evolución de las armas ya existentesen 1916,
más bien que invención de otras nuevas. Aunque sería
una temeridad decir que no aparecerán nuevas armas a
partir de ahora hasta una nueva guerra, es probable que
se encaminen los estudios de las armas al.desarrol1o de
un mayor alcance en las que hicieron su aparición en la
última guerra, entre las que, como más importantes,
están: la bomba atómica, el proyectil cohete V-2, el radar
y los proyectiles cuya espoleta hace explosión por la pro
ximidad al objetivo.
Si la próxima guerra va a ser ganada por la nación
que sea la primera en apretar la palanca que desprenda
la bomba atómica, cualquier discusión sobre las fuerzas
terrestres parece puramente académica. Este puede ser,
sin embargo, un punto de vista superficial. Npsotros mis
mos probablemente habremos de sentir repugnancia ha
cia este tipo de guerra, aunque sólo sea por la vulnera
bilidad de las Islas Británicas en esta clase de ataque,
Cualquier agresor podrá valerse de esta repugnancia
nuestra como medio de obtener por la fuerza concesiones
territoriales, amenazando con el empleo de fuerzas aéreas
y terrestres superiores en número a las consideradas como
normales. Dicho agresor podrá asimismo sentir esa re
pugnancia hacia el uso de las armas atómicas, si es que
creyese que podía obtener su fin sin su utilización, parti
cularmente si pudiese pensar que su empleo había de
provocar represalias. Aun admitiendo que tales repre
salias no podrían impedir la virtual destrucción de las
Islas Británicas, hay que tener en cuenta que es posi
ble que el agresor dudase en comenzar la guerra ató
mica conociendo que el “Comonwealth” y el Imperio,
juntamente
con los territorios de los posibles alia
dos, constituirían un conjunto de bases muy dispersas
desde donde lanzar fácilmente nuestra contraofensiva
atómica.
MOVILIDAD
Y SORPRESA
Conviene destacar que, en el pasado, el agresor pref ería, por regla general, alcanzar sus fines mediante la ra
pidez de movimientos y la sorpresa mejor que por la des
trucción, empleando solamente los medios destructivos
cuando sus intentos de alcanzar una decisión rápida ha
bían fracasado. Así s u c e d i ó en la guerra última.
En 1939-40 los alemanes confiaron, casi por entero, en
el empleo de la movilidad de las fuerzas acorazadas para
conseguir una decisión, empleando primeramente su
poder aéreo en apoyo directo de su ejército. Evidente
mente, si un agresor puede rápidamente derrotar las fuer
zas armadas del enemigo y ocupar el país, le conviene
mucho más que destrozarlo, pues podrá explotar sus fuen
tes de producción.
Las fuerzas terrestres pueden, por lo tanto, ser reque
ridas para resistir la agresión por métodos normales,
tanto en tierra como en el aire; pero en todo caso, la me
jor respuesta a la bomba atómica y a los proyectiles
cohete de largo alcance, será ocupar los lugares de lan
zamiento y las fábricas donde se producen. Esto requiere
ejércitos que han de ser organizados y equipados para
que puedan derrotar a sus contrarios y alcanzar los ob
jetivos en el menor tiempo, a despecho de las contrame
didas que se empleen.
58
LOS MET000S DE LA ULTIMA GUERRA.
ASPECTOS DE LA PASADA CAMPAÑA
En ciertos aspectos de los métodos empleados en las
recientes campañas de Europa se pueden hacer, resaltar
los puntos siguientes:
a)
El modo cómo el tráfico rodado de gran densidad
convergía hacia los puertos de embarque y nudos de co
municaciones.
b) La reunión de enormes convoyes navales y el asal
to con grandes y especiales lanchas de desembarco, ca
paces de alcanzar la costa de una playa defendida.
c)
La cóngestión que solía producirse en las cabezas
de puente.
d)
Cómo prácticamente todo movimiento estaba obli
gado a efectuarse por carretera y ferrocarril canalizando
en angostos lugares, como las ciudades y los puentes.
Los movimientos a campo traviesa por tropas acoraza
das no dieron su pleno resultado potencial por la necesi
dad previa de descongestionar las líneas de comunica
ción antes de emprender cualquier avance ulterior.
¿Qué ocurriría si probáramos a alcanzar objetivos ene
migos de lanzamiento de proyectiles-cohete y fábricas
de bombas atómicas, empleando en una próxima guerra
los mismos métodos que fueron eficaces en el pasado?
LAS CIRCUNSTANCIAS QUE INFLUIRAN
PROXIMA GUERRA
EN UNA
Guerra atómica.—Sinuestro ejército de invasión fuese
considerado por el enemigo como una amenaza que jus
tificase el empleo de proyectiles atómicos, lo primero en
que tendría que pensar el enemigo sería en seleccionar
sus objetivos para su ataque, pues a menos que el efecto
destructivo de estos proyectiles sea limitado, sería poco
inteligente por parte del enemigo emplearlo contra nues
tras tropas avanzadas, dado el peligro que representaría
para las suyas propias. Sería también poco económico el
uso de tal poder destructivo sobre objetivos dispersos.
Se escogerán, por lo tanto, aquellos que sean de más alto
interés, militarmente hablando; por ejemplo, puertos,
nudos de comunicaciones, grandes instalaciones y cuar
teles generales permanentes.
El empleo del radar y los proyectiles radiodirigidos se
hallaba en su infancia en la recién terminada guerra;
pero aun así se consiguieron excelentes resultados. Puede
muy bien ocurrir que la reunión de grandes convoyes en
cualquier lugar próximo a una playa defendida resulte
prácticamente imposible bajo las condiciones o circuns
tancias futuras. Un verdadero desembarco con grandes
y apropiadas lanchas sobre una playa enemiga implica
ría ciertamente una cantidad tal de bajas, que harían
la operación prohibitiva.
Proyectilescohete de largo alcance.—Cualquiera que sea
el futuro de la guerra atómica, parece cierto que los pro
yectiles-cohete de gran radio de acción se incrementarán
en número, tamaño y precisión. Considerarlas con evi
dente inexactitud como armas de hostigamiento y de
poco valor militar, equivale a ignorar el hecho de que
el V-2 fué el primer modelo producido de una nueva arma.
Aun así, su dispersión en relación con el alcance fué no
tablemente peqúeña. Mucho me equivocaré si su evolu
vión en los próximos diez a quince años no da por resul
tado el obtener proyectiles-cohete que tengan alcances
no ya de cientos, sino de miles de kilómetros, con una
precisión suficiente para bombardear objetivos tales
como pequeñas ciudades y otras áreas superpobladas.
De este modo habrá una nueva amenaza permanente
de esta nueva forma de artillería de gran alcance, dispa
rando proyectiles hasta ahora no soñados, desde luga
res de lanzamiento fáciles de cambiar y bien protegidos.
No habrá descanso en esta amenaza aun acallando la
artillería enemiga o dificultando su observación. Los
ataques por proyectil-cohete continuarán hasta la capi
tulación final del enemigo. Proyectiles-cohete y de otra
clase podrán detonar con espoletas que rompen en la
proximidad del objetivo, a distancias fijadas de antemano
produciendo una granizada de metralla desde el cielo
que ocasionará grandes pérdidas contra el personal no
protegido, lo mismo que a los vehículos. La superiori
dad aérea no evitará que los proyectiles-cohete ocasio
nen grandes daños en lugares congestionados en condi
ciones similares a las de la última campaña.
Por esta razón, si utilizamos los métodos de la última
guerra tal como los hemos descrito anteriormente, es
casi seguro que el avance de las fuerzas sea detenido
antes de conseguir la ocupación de los objetivos finales.
El embotellamiento que se producirá a causa de las difi
cultades de abastecimiento bastará para que se pro
duzca la detención; pero además hay que tener en cuenta
otro factor, que es el de la falta de sorpresa, debida a
que las tropas atacantes se limitan a líneas muy preci
sas fijadas de antemano. No hay necesidad de destacar
la vulnerabilidad que ofrecería un ejército ceñido al
transporte
por la carretera ante la contraofensiva de
una fuerza móvil capaz de moverse en todo terreno y
cruzar los obstáculos de agua en carros anfibios.
METODOS EN UNA PROXIMA GUERRA.
CARACTERISTICAS FUTURAS
Para que nuestras fuerzas terrestres pudieran operar
en las previsibles circunstancias futuras, creemos que
deberían poseer las características siguientes:
a)
b)
c)
-
d)
Zonas de embarque y bases en iltramar dispersas
sobre anchas fajas de la línea costera.
Una gran proporción de carros de combate anfibios,
de no póder tenerlos en su tol;alidad. Esto se refiere
no sólo a los carros, sino también a los vehículos
blindados que transportan personal, vehículos aco
razados que tienen por misión salvar los obstáculos,
artillería de apoyo, mando y vehículos de suminis
tro. El radar y los proyectiles buscaobjetivos, en
vez de tener que destruir pocas lanchas de desem
barco, que estuvieran abarrotadas, se verían en el
caso de enfrentarse con una multitud de anfibios
de características distintas. El objetivo sería difícil
de batir y la fuerza de asalto desembarcaría desple
gada para la acción en vez de desembarcar desde el
angosto paso de una lancha de desembarco.
Para mantener la movilidad y la libertad de acción
en las playas donde la conceñtración de hombres
y material estará bajo el fuego constante de los pro
yectiles cohete de gran alcance, y de los que explo
tan por proximidad al objetivo, será preciso que
todo el personal se halle protegido contra la onda
explosiva y cascotes (cubierta. cubrecabezas) y man
tenerse disperso. De otro modo, la reunión de ele
mentos para el ataque se retardaría y obligaría a una
detención forzosa.
A fin de evitar puntos tan vuLnerables como son los
nudos de comunicación, que estarán sometidos a
bombardeo constante, las fuérzas deberán poseer
una movilidad tal que las permita rodear los luga
res bombardeados moviéndose prácticamente
en
todo terreno, tanto de día como de noche. En el con
cepto de fuerzas acorazadas se incluye el de Infan
tería de acompañamiento, armas de apoyo y ve
hículos de suministro. Estas fuerzas deberán estar
siempre desplegadas, pues toda concentración o
e)
congestión se hallará expuesta a severas pérdidas;
no obstante deberían estar en condiciones de poder
realizar tiros concentrados cuando sea preciso. Esta
capacidad de dispersión debe ser tal, que pueda
tener efecto aun en plena oscuridad.
El campo de acción de tales fuerzas se incrementa
ría grandemente si se consigue que puedan cruzar
grandes obstáculos de agua, haciendo caso omiso de
los puentes, ya que con ello se evitará el paso por
estos lugares angostos y se tendrá la ventaja de la
sorpresa inherente a una gran movilidad.
CONCLUSIONES
Las necesidadesmás salientes.—Movilidad, dispersión,
protección blindada y firme resistencia son las caracte
rísticas más salientes del tipo que nos ocupa de fuerzas.
La posibilidad de producir la mayor cantidad de fuego
es fundamental.
Movilidad.—No se debe olvidar la posibilidad de au
mentar la movilidad de los blindados, aunquejello pa
rezca un poco fantástico. Dando facilidades para inves
tigar, y haciendo los sacrificios financieros necesarios,
no hay por qué dudar que la ciencia y la mecánica lle
guen a conseguirlo. Como punto de partida tenemos
nuestros propios perfeccionamientos en la reciente gue
rra, particularmente en el aspecto de los anfibios, por
lo que se refiere a su blindaje y capacidad operativa de
noche. Muchos cambios importantes en las armas dé
guerra no se han acéptado en un principio porque en la
primera guerra -no dieron todo el rendimiento que de
ellos se esperaba. Los militares que propugnan
la
adopción de un arma nueva, son los que más tarde se
oponen vigorosamente a su sustitución por otra más
nueva todavía. Al Real Cuerpo Acorazado no le remuer
de, sin embargo, la conciencia de haber sentido pfejui
cios contra ninguna de las nuevas ideas que han surgido
en la pasada guerra, tanto por nuestra parte como por
la del enemigo. El desarrollo de tales ideas podría ser
tal vez la clave de la guerra del futuro.
PORVENIR DEL PODER AEREO
La movilidad y él poder aéreo van tan estrechamente
enlazados, que es difícil considerarlos separadamente,
aunque un estudio a fondo del poderío aéreo se halla fuera
del alcance de este artículo. Es posible que el fururo des
arrollo del radar haga prohibitivo el empleo de las tro
pas -aerotransportadas
tal corno se conocen actualmente,
y los proyectiles-cohete de largo alcance puedan reem
plazar a los bombarderos; pero las posibilidades del do
minio del aire para dar movilidad estratégica a las fuer.
zas aerotransportadas
y acorazadas no debe descartarse
tan fácilmente. La movilidad táctica de las fuerzas aero
transportadas
es hoy, en realidad, la misma que la del
soldado de Infantería, por mucha que sea la iniciativa
que el soldado aerotransportado despliegue en el empleo
de los medios de transporte que capture. Esto, unido a
su limitada potencia de fuego, obliga a buscar rápida
mente el enlace con las fuerzas de tierra, y por ello, en
la última parte de la campaña del noroeste de Europa
se consideró como condición precisa para el empleo de
lasfuerzas aerotransportadas,
que éstas fueran lanzadas
dentro del alcance de la artillería de tierra. Esta con di
ción lirnitó las posibilidades estratégicas de tales tropas.
Si la potencia de fuego y la movilidad táctica de las
fuerzas aerotransportadas
pudieran ser incrementadas,
su campo de acción aumentaría grandemente. Si fuera
posible transportar fuerzas acorazadas ligeras, la poten
cia de fuego de sus cañones de 75 mm. y de sus armas
59
automáticas y la relativa inmunidad ganada por la mo
vilidad y la sorpresa, compensarían en cierto modo la
debilidad de su coraza. Tales fuerzas deberían contar
con armas de apoyo y suministros llevados en blindados
ligeros, para gozar de completa movilidad después del
desembarco aéreo.
tualmente se le descubre a grandes distancias. En tal
caso, el espesor de coraza no bastará a levantar la moral
de las tripulaciones. El aumento de la movilidad será
entonces el mejor medio de llevar a cabo la aproximación
al enemigo.
CONTINUIDAD EN LA MOVILIDAD
DIFICULTADES TEGNICAS
Las dificultades técnicas que ofrecen los problemas
de la movilidad son inmensas, pero no insuperables.
Mientras se resuelven, hay otras cuestiones que parecen
más fáciles de solucionar: Mejora en las posibilidades an
fibias, reforma radical en los motores, reducción en el
peso, nuevos métodos para cruzar o evitar los obstácu
los (incluyendo campos de minas) y capacidad para moverse y luchar durante la noche, son puntos a investi
gar para conseguir el grado de movilidad requerida inde
pendientemente de las carreteras, y si es posible, de los
puentes, tanto de día como de noche.
La movilidad, para ser efectiva, debe ser continuada.
Esto significa que las fuerzas acorazadas, cualquiera que
sea su movilidad, serían ineficaces si tienen una resisten
cia limitada. No es sólo preciso que los blindados estén
dotados de gran velocidad, sino, además, que se man
tengan todos sus mecanismos en buen estado durante
largos períodos de tiempo. Lo mismo las máquinas que
los hombres deben tener una gran capacidad de resis
tencia y duración. Las máquinas deben ser capaces de
hacer de tres a cinco mil millas, sin rectificar los moto
res y capaces de operar muchos días con poco cuidado de
la tripulación. Los hombres deben gozar la mayor como
didad posible. ¿Por qué no se le ha de dar a un conduc
tor de carro un asiento tan cómodo como el de un coche
ligero?
DISPERSION
La doble necesidad de dispersarse para ofrecer al ene
migo el menor blanco posible y al mismo tiempo de con
centrar los fuegos propios, plantea enormes dificultades
a la dirección táctica y de tiro. El perfeccionamiento de
la radio y otros medios de comunicación y navegación
automática y de control de los instrumentos de tiro no
es, pues, una exigencia fuera de razón. La precisión en
la navegación a través del campo, de día y de noche, con
humo o polvo, es, desde luego, algo vital. (Nota del tra
ductor: Aceptamos en la traducción el término “nave
gación” usado ampliamente por muchos ejércitos ex
tranjeros en todo lo que signifique viaje o movimiento,
bien sea por mar, tierra o aire, siempre que se haga en
nave o vehículo, que pueda implicar una conducción a
ciegas.)
EL PROBLEMA DE LOS SUMINISTROS
El suministro a una fuerza de gran movilidad como
es la que tratamos deberá ser seguramente difícil. El su
ministro por vehículos acompañando a la fuerza princi
pal y a la misma velocidad y el suministro por aire son
cuestiones que no han sido por completo resueltas. Si
el correo a los Estados Unidos por medio de un elemento
cohete llega a ser un hecho, según nos dice la Prensa
diaria, el suministro por cohetes a las fuerzas acoraza
das no resultará un imposible. “Vivir sobre el país” fué
el método preconzado al pincipio para los carros en
Inglaterra; pero luego no se practicó, excepto por los
alemanes, que lo emplearon con éxito en 1940. Una mo
vilidad eficiente dentro de una cierta extensión, resuel
ve los problemas del propio suministro.
PROTECCION ACORAZADA
Bajo la amenaza de constantes ataques por proyecti
les cohete y con espoletas que los hagan detonar en el
aire por proximidad al objetivo, la única defensa consis
tirá en el blindaje, a menos que permanecer bajo tierra.
Es posible que los antiguos ejércitos con sus grandes ma
sas de infantería sin protección, sus líneas de comuni
cación largas, sus vulnerables cuarteles generales y gran
des bases de aprovisionamiento, hayan terminado. Pero
la inmunidad completa exigiría tal peso de coraza para
resistir a las nuevas armas, que crearía un serio conflicto
por lo que se refiere a la movilidad. A menos que se des
cubra una nueva sustancia que proporcione la misma
protección con menos peso, habrá que decidir cuál es el
espesor mínimo que se pueda aceptar. Un blindaje que
protegiera contra la onda explosiva o los cascotes de un
impacto próximo del mayor proyectil que pueda dispa
rarse corrientemente en el futuro campo de batalla, po
dría ser el tipo más apropiado. Con ello se evitaría un
inútil aumento de espesor, aunque el actualmente en
uso no pueda ser apreciablemente reducido. Se arguye
corrientemente que el grosor del blindaje es un factor
importante en la moral de las tripulaciones. Este argu
mento tuvo valor mientras bastaba un blindaje más
grueso para resistir a la mayoría de los cañones contra
carro en uso. Pero entonces, el “bazooka” estaba en su
infancia como tipo de arma. El futuro desarrollo de esta
pequeña arma en manos del pelotón de Infantería puede
ser capaz de poner al carro fuera de combate, ya que ac
60
COMPARACION CON LA FLOTA NAVAL
Lo ideal sería una fuerza terrestre tan móvil y tan
capaz de bastarse a sí misma como una flota naval. En
tal caso, la guerra terrestre se parecería a la guerra ma
rítima; pero es improbable que dicho ideal pueda ser con
seguido. Sin embargo, cuanto más nos podamos apro
ximar a ese ideal, mayores serán las probabilidades de
éxito. De acuerdo con ello, lo que se necesita es: Una
fuerza muy móvil relativamente pequeña, completa
mente blindada y autosuficiente para operar, en lo po
sible, independientemente de las clásicas línaes de abas
tecimiento. La posibilidad de ataques atómicos no per
mitirá la moviiizaclón pausada y el entrenamiento de
la vasta y compleja máquina militar. El ejército debe
estar ya altamente instruido y el personal lleno de entu
siasmo para poder operar rápida y decisivamente, sal
vando así tal vez al mundo de otro largo período de auto
destrucción.
DESARROLLO TECNICO Y ENTRENAMIENTO.
PREPARACION PARA EL FUTURO
El problemapráctico
quese presenta es el de prepa
rarse para el futuro sin contar con otras armas que las
del pasado. La solución que proponemos consta de dos
partes:
a)
b)
La primera se relaciona con el E. M. y los técnicos:
el primero, para que manifieste claramente qué es
lo que se necesita, y los segundos, para que los pro
duzcan. Con una buena orientación, pocos proble
mas de los que se han mencionado anteriormente
dejarán de ser resueltos en la era de la desintegra
ción del átomo. Entre hacer las cosas en grande a
largo plazo o hacerlas en el menor tiempo posible,
aceptando los riesgos de la investigación a corto plazo.
La segunda parte concierne a la preparación inte
lectual del Ejército para usar las nuevas armas
cuando éstas hayan sido producidas. Ello sólo se
conseguirá por medio de lecturas, discusiones, en
señanzas y, sobre todo, mediante ejercicios con tro
pas basados sobre un nuevo “decálogo” para la ins
trucción del Ejército, cuyas directivas deberá pu-
blicar el E. M. Un estrecho enlace deberá mante
nerse entre las fuerzas en campaña y los elementos
que se relacionen con la evolución técnica.
LA MOVILIDAD ES NECESARIA
No es muy nueva esta exigencia. La movilidad se ha
procurado désde que la guerra existe, y son las armas
modernas, como es sabido, las que mejor han satisfecho
hasta ahora esta exigencia. Las soluciones sugeridas por
mí tal vez no sean las mejores; pero éstas es preciso bus
carlas ahora y no esperar a que se hayan roto las hostili
dades. Si esperamos a que el enemigo experimente sus
teorías en nosotros, no habremos aprovechado la oportu
nidad de nuestra propia experiencia.
Orientacionesprácticasparaladefensainmediatacontracarros
Capitán
de Infantería
José Luis JALON GARCIA, del Regimiento Covadonga núm.
En las líneas que siguen expongo ciertos detalles de
carácter práctico, que están al alcance de todos, pero
que estimo útiles porque siempre una nueva orientación
supone ganar tiempo para la aportación de otras inicia
tivas.
Sabido es que está en experimentación la actuación
de los equipos cazacarros.
El equipo está dotado de material apropiado a su mi
sión: medios cegadores, fumígenos o ihcendiarios; cargas
.
que por cualquier circunstancia no puedan disponer
de carros de combate.
La solución está en construir
n carro de madera y
adaptarle el chasis de un camión; de esta forma la simu
lación es perfecta, y disponiendo de un carro en estas
condiciones, todos los casos que se presenten en’ instruc
ción se resuelven con la misma exactitud que si se tra
tase deun carro real.
La construcción de un carro de tipo medio puede, en
D,azatro ,-oO//a¿ro,-
8J5
055
0,7
carro n7ec’/o
explosivas (minas, conglomerados de petardos o grana
das de mano, etc.), subfusiles y pistolas.
En el caso de actuación de un equipo con medios fumí
genos y a carro parado, el planteo, la solución del ataque
y destrucción del carro no ofrece dificultades, pudiendo
realizarse sobre un carro construído de mampostería o
sobre cualquier artefacto destinado a simular un carro
de combate; pero si consideramos cualquier caso de la
caza del carro en marcha, surgen dificultades para la
instrucción de los equipos en todas aquellas unidades
líneas generales, adaptarse a las medidas dadas en el
croquis.
Las paredes laterales de’ la torreta pueden ser de ma
dera de chapa; la parte alta para facilitar la construcción
se hace de forma octogonal.
.Ha de ser la torreta giratoria, para lo cual un procedi
miento de conseguirlo ha de consistir en adaptarle en la
base cuatro soportes metálicos terminados en pequeñas
ruedas, que descansen sobre un aro de hierro que cir
cunda el círculo de la parte superior del cuerpo del carro;
61
dos mangos adaptados por su parte interior a los listones
del armazón de la misma, sirven para facilitar el giro al
actuar sobre ellos un tripulante.
El cañón, en su parte posterior, puede ser un cilindro
de madera, y en su parte anterior, de chapa análoga a
la de un tubo de estufa terminado por el freno de boca
construído del mismo material.
El movimiento en dirección se efectúa, naturalmente,
solidario con el de la torreta y el movimiento en alcance,
tiene el conducir el ganado sometido a la acción de los
medios fumígenos.
El transporte del carro a brazo pierde realidad, cons
tituyendo un trabajo duro, y emplear un vehículo de mo
tor sin adoptarle el carro construído en madera, es obte
ner umnadisminución grande en la eficacia de la instruc
ción, puesto que al soldado le es necesario conocer las
partes más vulnerables del carro, la situación exacta de
las armas, los ángulos muertos que se producen, la si-
colocando en la parte posterior del cañón una pieza con
un sector dentado, que engrane con una rueda movida
por una manivela.
Las ametralladoras tienen en su parte posterior una
pieza trabajada a torno para darles movimiento uni
versal.
El resto de las partes del carro no las describo por rio
ofrecer dificultad su construcción.
La pintura ha de ser de color reglamentario, y un de
corador puede simular las ruedas y rodillos.
Las distintas planchas de madera, que pueden estar
constituídas por tablas unidas a la manera de un enta
rimado, deben estar montadas sobre el armazón, así
como los distintos largueros de éste, por medio de torni
llos y tuercas, a fin de hacerlo desmontable en cualquier
momento.
Puede pensarse que la instrucción del equipo para los
casos generales de un carro en marcha, pudiera hacerse
sobre un vehículo cualquiera de tracción a sangre o mo
tor, sin necesidad del trabajo que supone la construcción
de un carro tan perfecto, ni de la operación de desmon
tar la carrocería de un camión; pero los vehículos de trac
ción a sangre hay que desecharlos por la dificultad que
tuación de las mirillas, etc. Además, si tiene perfecto co
nocimiento de las servidumbres del carro actuando de
tripulante, la instrucción es del todo completa, y siendo
nuestra tropa verdaderamente entusiasta, como lo es,
en conocer esta modalidad de lucha entre el hombre y
el ingenio blindado, bien merece la pena sacar el máximo
rendimiento de su buena disposición.
Como complemento para la instrucción, y al objeto
de compensar la falta de dotación o para economizar el
consumo de explosivos, pueden sirnularse las minas mag
néticas por medio de una plataforma triangular de ma
dera, a la que se adaptan tres tacos, uno en cada ángulo,
terminados por un clavo en punta, que permitirá clavar
las en las paredes del carro, sustituyendo el efecto de
los reales; un embudo de chapa cerrado por un tapón de
madera, al cual podemos atar un cordón, que en las ver
daderas iría unido al mecanismo de fricción, completan
la mina, que una vez pintada sirve perfectamente para
efectos de instrucción.
La simulación de las minas T. K. 42 no ofrecen ninguna
dificultad.
Los distintos casos que se pueden presentar en la lucha
cazacarros son:
62
—
—
—
—
Caza de carro aislado y parado con empleo de cega
dores;
caza de carro aislado en movimiento con empleo de
cegadores;
caza de carro aislado parado, efectuando la aproxi
mación, aprovechando el terreno y sin empleo de ce
gadores;
el mismo caso con carro en marcha, y, por último, ata
que a una pequeña formación de carros con empleo
de humos y cegadores.
Todas cuantas instrucciones se den sobre esta materia
a la tropa es aconsejable que sean eminentemente prác
ticas; la parte teórica debe concretarse a lo indispensable,
excepto en el manejo de explosivos, que deberá ser más
extensa para evitar accidentes.
El convencimiento de que se ofrecen probabilidades
de éxito en cada caso, aprovechando las cóndiciones de
inferioridad en que se encuentra el tripulante del carro,
por las servidumbres del mismo y la sencillez del empleo
de los medios con que se cuenta para esta clase de lucha,
así como su eficacia, son cosas que han de entrarle al sol
dado por los ojos y que han de convencerle y disponerle
para llevar a feliz realización cuanto se le pide en este
aspecto.
Esta instrucción no debe concretarse únicamente a
equipos especializados, sino que debe hacerse extensiva
a todos los soldados sin excepción; es preciso familiari
zarlos con el carro de combate y con los medios a nuestra
disposición para atacarle en cualquier lugar y circuns
tancias. Así, una vez adquirida la idea general de la cons
titución de les carros de distintos tipos, de sus servidum
bres, insistiendo sobre sus dificultades de visibilidad, la
dificultad de hacer fuego estando el carro en marcha por
la variación constante y extraordinaria
que comunica
el movimiento del carro a la línea de mira de sus armas,
se puede pasar al conocimiento de los medios cegadores
enseñando a emplear los fumígenos de una manera ra
cional, según la dirección del viento, base principal para
el éxito de la operación de cegamiento, sin la cual en la
generalidad de los casos no puede haber destrucción.
La instrucción para el manejo de los medios destruc
tores, minas y explosivos, debe hacerse de una manera
progresiva, para conseguir se acostumbre la tropa al ma
nejo de los mismos y a conocer sus efectos.
En cuanto al empleo de medios protectores, fusiles,
subfusiles, granadas y pistolas nada diremos por ser de
empleo normal.
Una instrucción física adecuada a esta lucha, que dé
agilidad, destreza y fortaleza, completarán la instrucción
del soldado cazacarros.
En lo que se refiere a la misión del instructor, ésta ha
de consistir en la presentación de cada caso ante la tropa,
resolución concreta, práctica o actuación del equipo, co
rrección de defectos y repetición hasta conseguir la per
fección. En los casos de carro en marcha será útil y prác
tico asignar una zona de acción al carro desconocida
para el equipo y dejar a la iniciativa del jefe del mismo
el procedimiento y los medios para llevar a cabo la ope
ración, siguiendo al final un juicio crítico por parte del
instructor; también considero recomendable que al prin
cipio el instructor no sea excesivamente exigente, para
después, progresivamente, ir señalan do más dificultades
y defectos a resolver.
63
Varias
notas
informativas
De la Revista Militar Argentina.
INFORME SOBRE LAS ARMAS SECRETAS ALEMANAS
Las autoridades militares de los Estados Unlios anun
ciaron que la bomba ultrasónica para atacar la ciudad
de Nueva York era una de las 136 armas secretas que los
hombres de ciencia alemanes trataban de perfeccionar
hacia el fin de la guerra.
El Coronel D. L. Putt, Jefe de la División del Servicio
Secreto Técnico del Comando de Material Aéreo, mani
festó que dicha bomba debía alcanzar una altura de
246.400
metros. Jamás fué terminada de construir, dijo
el Coronel Putt. “El tiempo fué el único obstáçulo. Los
alemanes confiaban destruir cualquier ciudad de la tierra
çon una flota de cien de estas bombas, lanzadas en pocos
días de operaciones.”
El Coronel Putt preparó un informe sobre los adelan
tos realizados por ios nazis en la creación de proyectiles
dirigidos y otras armas ultramodernas. Figura entre las
mismas un gigantesco proyectil-cohete con alas, que debía
transportar otros cohetes más pequeños. Estos se des
prenderían en un punto dado, lograrían velocidades
hasta 9.280 kilómetros por hora y finalizarían su trayec
toria en un largo planeo. El alcance de esta arma estaba
calculado en 4.800 kilómetros, suficiente para cruzar el
Atlántico.
El Coronel Putt dice que los proyectiles alemanes uti
lizaban todos los tipos conocidos de control lejano y me
dios de fusión, inclusive el radiocontrol, control alám
brico, control radar, onda continua, acústica, rayos in
frarrojos y magnética. En forma similar, todos los mé
todos de empleo de la propulsión a chorro para velo ci
dades subsónicas y supersónicas fueron plenamente ex
plotados por los alemanes, quienes también estaban muy
adelantados en el desarrollo del dispositivo para lanza
miento, que ahora es usado por las fuerzas aéreas nor
teamericanas.
Dice más adelante el informe que ios alemanes llega
ron a probar una unidad que tenía la finalidad de lanzar
un proyectil de unos 2.200 kilogramos a una velocidad
de 8oo kilómetros por hora. Aunque los nazis carecían
de la bomba atómica, existen razones para creer que con
fiaron hasta el fin en poder perfeccionar alguna especie
de explosivo atómico para cargar las bombas V-2 con
que atacaron Londres y Amberes.
Entre las armas secretas mencionadas por el Coronel
Putt figuran los siguientes tipos principales:
Enzian: cohete plano con alas, de unos cinco metros
de largo, capaz de llevar unos 5oo kilogramos de explo
sivo, controlado por radio y destinado a ser utilizado con
tra las formaciones de bombarderos pesados.
Washefall: Cohete plano de unos ocho metros de largo,
similar a la V-2, visiblemente controlado por radio y más
tarde por medio del radar. Tenía la más alta prioridad
para su desarrollo al producirse el fin de la guerra.
X-4, Runrstahl: bomba-cohete de i,8o metros de largo,
lanzada desde un avión de combate y controlada desde
el mismo por un alambre de 40 kilómetros de largo.
Fritz X: bomba para perforar corazas, controlada por
radio, utilizada por los alemanes contra las naves alia
das durante los desembarcos en Salerno.
HS-r17: proyectil de propulsión cohete y controlado
por radio para ser lanzado contra las formaciones de bom
bardeo a 900 kilómetros por hora. Estos proyectiles esta
ban en abundante producción en enero del año anterior
en la fábrica subterránea de Nordhausen.
Rheintochter: uno de los últimos proyectiles antiaé
64
reos, de propulsión cohete, capaz de llegar a 14.400 me
tros de altura y de llevar 163 kilogramos de explosivo.
A-4: mejor conocido como V-2, este cohete era la ma
yor realización lograda por los nazis en materia de pro
yectiles, con un alcance de 400 kilómetros; su velocidad
máxima era de 5.6oo kilómetros o más por hora y fue
ron construídos unos Io.00o.
Asimismo se informó que los proyectiles dirigidos eran
relativamente las menos costosas de las armas. Se cal
cula que todo el programa de las V-2 costó a los alema
nes 21 millones de dólares.
Las contramedidas de los aliados costaron cuatro ve
ces más que todo el programa alemán de bombas volan
tes. La información agrega que, entre el 13 de junio y
el 3 de septiembre de 1944, cayeron 2.354 bombas V-2
en la zona del Gran Londres, dando muerte a 5.476 per
sonas, destruyendo 23.000 edificios y causando daños
en un millón más. Además, 1.480 pilotos aliados perdie
ron la vida durante los ataques contra los lugares de lan
zamiento de esas bombas. En tal forma, solamente las
bombas volantes, en una campaña de tres meses, causa
ron la décima parte de todas las bajas fatales sufridas
por los bombardeos aéreos.
LAS CAUSAS DE LA DERROTA JAPONESA
Un estudio sobre los bombardeos estratégicos de la
aviación norteamericana permite comprobar que el Ja
pón se hubiese rendido antes de terminar el año 1945,
aunque no hubiese mediado el empleo de la bomba ató
mica, la entrada en la guerra del Lejano Oriente de la
Unión Soviética o cualquier plan aliado de invasión. Dice
el informe que la supremacía aérea .fué el principal de
los factores que determinaron la rendición del Japón, y
afirma que tanto el Emperador Hirohito como sus ase
sores políticos y navales, decidieron ya en el mes de mayo
de aquel año que no había otra escapatoria que la ren
dición, cualesquiera qtie fuesen las condiciones.
El infoñne señala que los factores principales que pro
vocaron la terminación de la guerra en Oriente fueron
los siguientes:
1.0
El bloqueo de las comunicaciones marítimas del
Japón, que acentuó la vulnerabilidad básica del enemi
go, el cual había luchado para agrandar sus posibilida
des mediante el empleo de los materiales de los países
conquistados.
Los submarinos norteámericanos
hicie
ron el 55 por roo de las pérdidas totales de la marina mer
cante del Japón y otro 40 por roo fué destruído por la
aviación del Ejército y la flota de los Estados Unidos.
2.°
Las operaciones militares que se realizaban si
multáneamen.te div.idieron el potencial militar del Ja
pón en partes sin eficacia.
3•0
El temor a los bombardeos del territorio metro
politano hizo sentir sus efectos entre los dirigentes polí
ticos del Japón antes de que los efectos directos de aqué
llos comenzasen a hacerse sentir. Las noticias acerca de
la existencia de los aviones B-29 (superfortalezas volan
tes) llegaron al Japón en 1943.
4•0
La esperada invasión aijada provocó temores
que apresuraron la decisión de. rendirse, a pesar de la
opinión de algunos sectores en el sentido de que un fra
caso de la misma podía consolidar la posición del Japón.
5.° Mientras Alemania siguió la guerra, ese hecho
contribuyó a la resistencia japonesa; pero existen pocas
pruebas de que el Japón pusiese muchas esperanzas en
las prometidas armas milagrosas de los alemanes.
6.° Las bombas atómicas arrojadas en Hiroshima
y Nagasaki no pusieron de rodillas al Japón, ni—según
en testimonio de los dirigentes japoneses—decidieron
al Japón a aceptar la rendición incondicional.
7.° La entrada de la Unión Soviética en la guerra
del Pacífico dos días después del ataque contra Hiro
shima, no significó la derrota del Japón ni apresuró mate
rialmente la aceptación de la rendición.
FONDOS DESTINADOS A INVESTIGACIONES CIEN
TIFICAS RELACIONADAS CON LA DEFENSA NA
CIONAL
Funcionarios dl Gobierno británico indicaron que las
Reales Fuerzas Aéreas podrían reemplazar a la Armada
británica en su tradicional papel de protectora del Im
perio.
Se ha anunciado que el Gobierno establecerá un cen
tro de investigaciones aéreas, cuyo coste será de 8o mi
llones de dólares.
Sir John Lennard-Jones, director general de las inves
tigaciones científicas de la defensa, reveló que el perso
nal científico dedicado a las investigaciones relativas a
la defensa y la aviación consta actualmente de 4.000
personas. Sir Ben Lockspeiser anunció, a su vez, que el
nuevo Centro de investigaciones de la Aviación no estará
en pleno funcionamiento hasta dentro de cinco años.
Ha perdido millones de hombres jóvenes en la se
gunda guerra mundial y los reemplazos actuales están
relativamente
poco adiestrados.
2)
No ha podido todavía fabricar aviones de larga
autonomía de vuelo que puedan competir con los norte
americanos.
3)
La industria soviética electrónica no es “flore
ciente” y su Marina es pequeña, comparada con la nor
teamericana y la británica.
El informe, que casi no tiene precedentes, consta de 141
páginas, y fué preparado por indicación de Everett Dirk
sen, quien, en su prólogo, declara que “el verdadero
antídoto para el comunismo” reside en la difusión del
conocimiento de cómo opera. Añade que tales datos de
tendrán la marcha del comunismo mejor que cualquier
otra cosa.
El director del servicio de referencias de la Biblioteca
del Congreso de los Estados Unidos, Ernest Griffith, ex
plica en el prefacio que el informe no es una evaluación
del comunismo y que ha sido hecho solamente a petición
de Dirksen, quien solicitó el estudio objetivo y amplio.
El mencionado informe se ocupa de casi todos los as
pectos de la vida soviética desde los primeros días del
comunismo, y compara la situación de los ciudadanos
rusos con la de los norteamericanos.
GIGANTESCO AVION DE BOMBARDEO
El Ejército de los Estados Unidós anunció que el avión
de bombardeo más grande del mundo—el XE-36—ha
volado el día 8 de agosto último con pleno éxito. Esta
gigantesca máquina fué construida durante la guerra,
UN INFORME NORTEAMERICANO EXPRESA QUE cuando se temía que Inglaterra cayera en poder del ene
RUSIA ANUNCIA FUTUROS CONFLICTOSBELICOS migo y se advertía la necesidad de que Estados Unidos
contara con aviones capaces de llegar hasta Europa car
gados de bombas y de regresar a Estados Unidos.
La Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos pu
El XE-36 tiene una autonomía de r6.ooo kilómetros.
blicó un informe según el cual Stalin anuncia futuros
Ignóranse mayores detalles a su respecto, salvo que
conflictos y trata de asegurar a la Unión Soviética con
tra “todos los accidentes posibles”, habiendo ordenado conduce quince tripulantes y que sus seis motores están
a la industria y ciencia soviéticas dedicarse en los pró-. colocados detrás de las alas (tres por ala), tiene ruedas
de aterrizaje de la altura de un hombre y el timón de
ximos veinticinco años a construir una máquina militar
cola a la altura de cinco pisos corrientes.
igual al poderío de Estados Unidos.
Ese informe, preparado a petición del miembro de la
Cámara de Representantes, Everett Dirksen, está ba
sado en publicaciones oficiales soviéticas, discursos de
RECOMENDACIONES PARA LA DEFENSA DE LOS
funcionarios, y en los análisis hechos por escritores ex
tranjeros de informaciones periodísticas.
ESTADOS UNIDOS
Se titula “Comunismo en acción”, y dice que Rusia
reconoce absoluta prioridad a Estados Unidos en la ener
En su quinto informe en que se resumen sus activi
gía atómica, observando que los “recursos técnicos rusos dades de cinco años y medio de labor, la Comisión de In
están bajo una formidable presión para ponerse a la par vestigaciones de Guerra del Senado afirma que las intro
con la organización atómica anglonorteamericana”.
misiones de los oficiales de abastecimiento de las fuerzas
El informe compara los potenciales ruso y norteame
armadas y los conflictos entre funcionarios del Gobierno
ricano y, al hacer su balance, da una lista de las siguien
crearon deficiencias administrativas,
que, según dicho
tes ventajas para Rusia:
informe, fueron responsables de la prolongación de la
Primera.
Afirma poseer más del 5o por loo de las guerra.
existencias mundiales de muchos minerales esenciales
Dice el informe que “unos procedimientos adminis
para la producción bélica, especialmente hierro y petró
trativos más eficaces en las Fuerzas Armadas durante
leo, mientras que Estados Unidos “comienza a prever la contienda bélica, hubieran significado la terminación
la terminación de algunos de sus más ricos depósitos de victoriosa de la guerra en una fecha más temprana, con
minerales”.
menores pérdidas de vidas, dinero y recursos natura
Segunda.
Tiene en vigor leyes de servicio militar uni
les”. La Comisión exhorta al Gobierno a aprovechar
versal, conforme a las cuales hombres físicamente aptos esas experiencias en los proyectos sobre el futuro y pfrece
presten servicio de dos a cuatro años.
las siguientes recomendaciones para el logro de tales
Tercera.
Cuenta con una abrumadora ventaja en po
propósitos:
derío humano, y para 1970 tendrá 32.000.000
de hom—
Organización de fuerzas armadas bien adiestra
bres entre los veintidós y treinta y cuatro años de edad,
cantidad que sería igual al poderío humano militar com
das, equipadas con las armas más modernas, suscepti
binado de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Ale
bles de ser aumentadas rápidamente en casos de urgen
mania e Italia.
cia y dando primordial importancia a la calidad antes
Las desventajas de Rusia son Las siguientes:
que a la cantidad.
.65
Establecer un sistema de ascenso en el Ejército
y en la Marina, que asegure a los mejor calificados los
puestos de mayor responsabilidad.
3•0
Desarrollar un plan de movilización para las in
dustrias de guerra.
4•0
Crear normas para el funcionamiento de los con
troles oficiales en la producción bélica.
50
Establecer reservas estratégicas adecuadas de
materiales.
6.° Crear un programa inmediato para la adquisi
ción o el uso de bases estratégicas en Ultramar.
7.0
Crear una oficina de servicio secreto de primera
clase, tanto en el campo militar como en los demás.
8.° Mejorar los sistemas administrativos en las Fuer
zas Arruadas, para eliminar las deficiencias en las ope
radiones administrativas y de abastecimiento.
alemanes fueron desenterrados por los rusos en las fábri
cas subterráneas. En las mismas fuentes rusas, si bien
se desautoriza que estén produciendo armas en las an
tiguas fábricas alemanas, afirman que los rusos están
continuando los experimentos alemanes con nuevas ar
mas, y alegan que los británicos están haciendo lo propio
en su zona de ocupación.
MANIFESTACIONES DEL ALMIRANTE HALSEY CON
MOTIVO DE SU VISITA A ALGUNOS PAISES SUD
AMERICANOS
Al-referirse al objetivo de las misiones navales en Amé
rica latina, el Almirante Halsey dijo:
“Es importante que todos los países de América sean
El informe señala que las bases de Ultramar asumen adiestrados dentro de los mismos métodos.” Y agregó:
“Las misiones navales están aconsejando y guiando va
importancia creciente en esta época de la bomba ató
rias armadas de América para que funcionen dentro de
mica y de los proyectiles cohete y se opone al abandono
los mismos sistemas. No están diciéndoles lo que tienen
de las mismas, conquistadas a alto precio, afirmando
que las energías requeridas para mantener tales puntos, que hacer, sino, simplemente, aconsejándolas. Es cues
tión de adiestrarlas y hacerlas pensar en la misma forma,
por pocas que se hubiesen empleado, serían mucho ma
para que podamos actuar con ellas en caso de necesi
yores en el caso de otra guerra en que los Estados Uni
dad.” Dijo también que todos los países de América la
dos tuviesen que participar, confiando solamente en sis
tina quieren armadas, y que Brasil, actualmente, está
temas de defensa que comienzan en las aguas territo
construyendo destructores. Todos también quieren avio
riales norteamericanas.
nes. Añadió que durante su viaj e había leído la entre
vista con el Presidente cíe la Argentina, General Juan D.
Perón, en la que éste decía que quería construir bases
RUSIA FABRICA ARMAS EN ESTABLECIMIENTOS para la defensa del continente en la Argentina. Indicó
que. actualmente, hay consejeros navales en la Argen
ALEMANES
tina; pero dijo que desconocía el distingo real que existe
entre tal calificación y la de “misiones navales” que tra
Técnicos soviéticos y alemanes están manufacturando
bajan en otros países.
nuevas armas “V” en cierto número de antiguas plantas
dijo Hasley que en los países que visitó se
de armamentos alemanes, que están trabajando a pleno le También
mostraron deseosos de ver a sus jóvenes en la Acade
rendimiento de su actual capacidad de producción, se
mia Naval de Estados Unidos, como algunos lo están
gún anuncia una información muy bien documentada
haciendo ya, y que en algunos países se le habló de trans
y extremadamente fidedigna que ha llegado procedente
ferir buques de guerra norteamericanos; pero que, como
de la zona de ocupación soviética.
no había recibido instrucciones al respecto, no pudo dis
Los rusos se dedican a la producción de armamento
cutir el asunto. Añadió que, sin embargo, varias unida
pesado, aviones especiales de propulsión a chorro, cohetes
des, no de combate, han sido transferidas recientemente
y combustible para armas “y” y partes cíe submarinos
y de torpedos, en diez fábricas especiales situadas en a algunos países latinoamericanos, pero no dió más de
talles.
distintas partes de la zona de ocupación soviética de Ale
Cuando se le preguntó qué bases navales desea con
mania.
Estados Unidos en América latina, contestó que
A pesar de que los rusos no permiten actualmente la servar
no lo sabía, y que no estaba seguro de cuántas han sido
investigación aliada de las actividades dentro de las es
devueltas hasta ahora.
trictamente custodiadas fábricas de armas de la zona de
ocupación soviética, se ha sabido que la producción de
piezas de armas “V” de nuevo modelo marcha a ritmo
DESARROLLO DE LA AVIACION CIVIL EN LOS ES
acelerado en las fábricas siguientes: Siemens y Telefun
ken, en Berlín; Nieder-Sachaemperk, en Wolfsleben y
TADOS UNIDOS
Lein-Bodungen, todas fábricas subsidiarias de la gran
De la Revista Militar (Buenos Aires).
Empresa Bleichroeder. En la fábrica Krupp, en Magde
En la actualidad posee 6.ooo aviones de transporte,
burgo, los rusos están produciendo armamentos y equi
que se utilizan en el comercio interno; alrededor de 5oo
pos pesados que luego se envían a Rusia, según se informa.
Combustibles especiales para los motores a chorro se se dedican exclusivamente al transporte de pasajeros
elaboran en la planta petrolífera de Leuna, cerca de y 5.5oo se emplean en el transporte rápido de artículos
Merseburg, en Sajonia, pero la producción es en escala industriales.
La aviación privada mantenía en uso 30.000 aparatos
comparativamente
pequeña.
en 1945 y se esperaba entregar otros 30.000
en 1946;
Se informa fehacientemente que los rusos están em
las grandes tiendas y las industrias cuentan con sus pro
pleando un gran número de técnicos e ingenieros alema
pios equipos de aviación.
nes cuidadosamente seleccionados en las fábricas “se
La administración de la Aeronáutica Civil estima que
cretas”. Tales empleados son probablemente hoy los
en 5955 viajarán 20.000.000
de personas en el interior
alemanes mejor pagados y alimentados.
del país y 2.000.000
en las líneas externas; aprecia, ade
Las fuerzas alemanas—particularmente
los funcio
cionarios del partido socialista unido, propiciado por más, que el número de aparatos en uso se elevará a 400.000
los rusos—afirman que éstos están trabajando en un
El Gobierno Federal está dispuesto a gastar 5oo mi
poderoso proyectil-cohete: la V-4 alemana, y en un avión llones de dólares para elevar a 7.000 el número de aeró
dromos, sin contar con los que construirán los Estados
alemán de propulsión a chorro.
Las informaciones dan cuenta de que los planos de los y particulares.
66
Lasorderaartillera
Capitán
de Artillería
Luis COLORADO Y GUITIAN,
“Todos los artilleros tienen orejas peludas”, dice un
refrán anglosajón, el cual lleva consigo implícita y erró
neamente la idea de que la Naturaleza los provee así de
un eficaz elemento protector contra la conmoción pro
ducida por la onda de boca. Claro que esto no es cierto,
pues aunque el oído humano posea algunos elementos
naturales de protección, no está organizado para sopor
tar conmociones tan fuertes.
Muchos artilleros usan algodón, presionan los dedos
en sus oídos, abren sus bocas o prueban otros medios,
para proporcionar alivio a la pasajera molestia produ
cida por el disparo; pero el problema es algo más que una
molestia pasajera, y si no, compruébese el número de
artilleros de edad con sordera permanente.
.iQué puede hacerse para asegurar a nuestros artille
ros, mejor aún, a todos los sirvientes de pieza., una pro
tección contra este peligro?
La paz no es razón para no atacar el problema. Cada
día está produciéndose un daño irreparable en algunos
oídos de aquellos sirvientes, incluso en nuestras Acade
mias. Y esto ocurre en mayor escala por no reconocer
‘el problema y no incluir la adecuada apreciación del pe
ligro, como asimismo las precauciones que deberían to
marse en la instrucción profesional de todos los artille
ros. Examinaremos primero el problema en su genera
lidad. Hay distintas clases de sorderas: dureza de oído,
sordera parcial y sordera total. En el primer caso, la
pérdida de flexibilidad del tímpano, por razón de su en
grosamiento y formación de precipitaciones calváreas,
produce la dureza del oído, En el segundo, la rotura del
tímpano determina la sordera parcial, ya que, el sonido,
puede continuar transmitiéndose por vía ósea, del crá
neo a la cadena de huesecillos que integran el oído in
terno. Esta lesión puede ser permanente o no, según el
-lugar del tímpano en que se produzca la fisura, ya que,
a veces, puede cicatrizar y recuperarse, por tanto, la
sensibilidad de la membrana timpánica. Y, por último,
en el tercero, la rotura del tímpano y de la cadena de
huesecillos del oído interno- prod.uce la sordera total.
Todas estas lesiones, en sus distintas gradaciones, puede
producirlas el violento choque de la onda sonora, en
una detonación o explosión.
Ahora bien; la salida de los gases producidos en la
combustión de la carga de proyección crea presiones
repentinas e intensas, mucho más acentuadas en ciertas
zonas de alrededor de la pieza. ¿En cuales de estas zo
nas sufre el oído humano ante una sola exposición? ¿Y
en cuáles sólo por la exposición que sobrepase un deter
minado período de tiempo?
El resultado de estudios hechos para responder a estas
preguntas en el Laboratorio de J[nvestigaciones Balís
ticas, aunque no exactos y concluyentes, delimitan, en
términos generales, ciertas zonas que rodean la pieza,
según el grado de peligro que representan para el oído.
Con el obús de io mm., por ejemplo, se supone que
existe una zona de peligro, en la que es posible se pro
duzca daño orgánico a personal provisto de tapones
de algodón, que se extiende desde poco más o menos
la mitad del tubq de la pieza hasta unos siete u ocho
metros por delante de esta, en sentido longitudinal, y
tres o cuatro metros a cada lado del eje del ánima. Véase
el gráfico.
Se supone, además, que existe una zona de perjuicio
mediato, en la que una persona no puede trabajar efi
cazmente durante un fuego prolongado, que se extiende
de diez a quince metros, delante, y cuatro o cinco detrás
profesor de la Academia de Segovia.
de la boca de la pieza longitudinalmente, y unos diez
metros a cada lado del ánima de la misma, incluyendo,
por tanto, la zona de peligro. Se hace preciso observar
que la zona de perjuicio mediato encierra el área en que
el apuntador y el sirviente de cierre desarrollan sus co
metidos, así como que el efecto de la onda de boca, en
ambas zonas, variará con el proyectil y carga de pro-•
yección usados las condiciones atmosféricas, posición
de los escudos y sensibilidad de los oídos de los sirvientes.
Parece razonable suponer que estas zonas de peligro
y de perjuicio sean mayores cuanto más aumenten los
calibres.
Observando la zona de peligro, según se la describe
más arriba, podrán aducir los profanos. que nadie será
tan loco como para situarse ante las piezas cuando, éstas
hagan fuego, y, sin embargo, ¿cuántas veces no hemos
visto baterías que hubieron ‘de transportar su fuego 50000
o más a derecha o izquierda, de modo que quedaron los
sirvientes de las piezas en la zona de peligro lateral cuando
no longitudinalmente?
¿No han existido animosos equipos de transmisiones
tendiendo hilo a través de la zona de peligro desde la
línea de piezas hasta un puesto de observación avan
zado? ¿Y qué protección se asegura a los artilleros que
han de actuar en la zona de perjuicio, de modo que, tras
un determinado período de tiempo, no se les produzca
una afección permanente en el oído?
En este punto parece pertinente inquirir sobre el pre
sente estado de conocimientos, relativos a esta cuestión,
en artillería. ¿Qué se incluye en nuestra literatura y pro
gramas de instrucción y qué prácticas se siguen en la
actualidad en el campo? Hágase una prueba. Pregúntese
al primer Oficial de Artillería que nos encontremos:
“iQué proximidad a las piezas en fuego permitirá para
que no se perjudique el personal?” Y “iQué práctica
prevalece en su Batería en cuanto al uso de tapones
para oídos u otros medios protectores?” Pregúntesele,
a su vez, si la continua exposición al fuego artillero en
la zona del cierre puede producir una dificultad perma
nente en el oído. Con toda probabilidad se asombrará
de tales preguntas y se obtendrá una respuesta indefi
nida o el reconocimiento de que no pensó una sola vez
en tal cuestión: Repítase el experimento diez, veinte,
treinta veces; estoy seguro de que la respuesta será un
confuso aturdimiento. Al menos esa fué la experiencia
del Comandante H. 5. Howard, del Ejército norteame
ricano, al realizar esta prueba—no oficial—en una Aca
demia.
Diríjanse ahora las observaciones a uno mismo. Indu
dablemente se recordarán muchas ocasiones—segura
mente todas—en que fuegos de larga duración se reali
zaron no sólo con personal en la zona de peligro, sino
también en la de perjuicio, ya fuese sin medios de pro
tección, ya dejando el uso de tapones de oídos o trozos
de algodón, a la elección individual de los artilleros.
Tampoco prestan ayuda alguna nl4estra literatura y
programas de instrucción. Sin embargo, en otros países,
los Estados Unidos, por ejemplo, dedican ya especial
atención a este tema, llegando, en la consideración del
peligro que representa, a incluirlo en la literatura de
instrucción del Ejército, entre otros manuales, en los
de “Tiro de Campaña” y “La Batería en fuego”.
Hasta ahora no se ha hecho más que plantear el pro
blema. ¿Qué debería hacerse para resolverlo?
Todos los Oficiales deberían estar totalmente familia
rizados con él, de modo que previnieran al personal de
67
situarse en las zonas de peligro durante el fuego o en las
zonas de perjuicio durante largos períodos de tiempo
sin protección adecuada.
Respecto a esta protección, la industria norteameri
cana ha ensayado, durante algún tiempo, tapones de
oídos a propósito en profesiones como las de soldadura
a martillo, remachado, troceado y otras similares. A tal
fin se han creado tapones de oído, preparados de modo
que, permitiendo la conversación normal, excluyan los
ruidos insoportables. Se sabe que un tipo de ellos ha
sido adoptado por la Marina de los Estados Unidos, así
T.
Para desarrollar esta propuesta, al tiempo del ingreso
en filas se requiere, según el Comandante H. S. Howard,
que la calidad del reconocimiento auditivo que ahora
se hace sea perfeccionado. Pero como en España no se
lleva a cabo este reconocimiento, al menos de un modo
general y sistemático, se propone su inclusión especial
en el que, hasta la fecha, se viene realizando.
El audiómetro, aparato de uso corriente en los Esta
dos Unidos para medida de la facultad auditiva, debería
proporcionarse a los examinadores, para apreciar con
precisión cualquier defecto sospechado de audición. No es
Tubo de la pieza. — i. Límite aproximado de la zona de peligro.
2.
Límite aproximado de la zona de perjuicio mediato.
sólo con el fin de evitar un daño a los nuevos soldados
como por varios Cuerpos del Ejército. El Comandante
citado anteriormente ha sugerido que si las ventajas que por lo que se propone en los Estados Unidos el perfec
cionamiento del examen de oído a que se les somete,
se les atribuyen se demuestran en la práctica, estos ta
clasificación que se hace de ellos y destino que en con
pones de oídos deberían adoptarse, de aquí en adelante,
secuencia se les da, sino porque también se evitarán con
por la Artillería y exigirse que los utilicen todos los sir
ellos al Gobierno gastos futuros y considerables.
vientes de pieza, o al menos aquellos que deben actuar
Desgraciadamente, en España tal cuestión ni siquiera
en el área de perjuicio. Sugerencia que me atrevo a re
ha sido planteada. No se le da importancia a la posibili
comendar para nuestro Ejército.
dad de llegar a oír menos de lo normal, como no sea por
También debería conseguirse que ningún individuo
los propios interesados, y aun ello después de ocurrida
que ingresara en filas con sordera fuese destinado a Arti
llería u otra Arma similar, ya que, no haciéndolo así, se la lesión.
No hablemos, pues, ya de la posibilidad de pago de
expone innecesariamente al individuo en cuestión a la
pensiones por sorderas adquiridas a consecuencia de ac
probabilidad de empeorar y convertir, quizás, en perma
tos de servicio. Sin embargo, la sordera no deja de ser
nente su dolencia, como resultado_de la exposición a su
una lesión adquirida como consecuencia, en muchos
frir la onda de boca.
Esta cuestión no es sólo académica, ya que cerca de casos, de determinadas situaciones de servicio, de cura
ción e indemnización tan justificadas como puedan serlo
la mitad de los casos de sordera tratados en los hospi
otras a las que de hecho y de derecho se las reconoce. La
tales generales del Ejército de los Estados Unidos supo
sordera tiene más trascendencia en el desarrollo de la
nen la existencia de defectos de oído anteriores al in
vida de lo que a primera yista parece, ya que, con fre
greso en el servicio del recluta.
68
cuencia, torna al sordo desconfiado, agriando su carác
ter, con lo cual perturba sus relaciones en la sociedad.
Todo este problema encierra muchas cuestiones téc
nicas que se encuentran totalmente fuera del campo del
artillero.
Para establecer el esqueleto de tal programa será ne
cesaria una estrecha coordinación entre el Cuerpo de Ar
tillería y el de Sanidad, siendo interesante resaltar el
hecho de que la Marina norteamericana haya organizado
un “Comité de onda de boca”.
Como se dice más arriba, los estudios hasta el día he
chos de las zonas de peligro y perjuicio mediato, no son
concluyentes ni exactos, por lo que parecen necesarias
ulteriores investigaciones en este terreno, sobre todo en
cuanto se refiere a piezas de calibres mayores. Pudiera
ser de gran ayuda una estrecha coordinación y consulta
con especialistas de oído para incluir alguna investiga
ción audiométrica en la Academia. de Artillería.
En resumen: como todos los artilleros “no” tienenlas
orejas peludas, es recomendable un programa de cuatro
puntos para protegerles de los dañosos efectos del es
tampido:
r.
Incluir en los conocimientos profesionales de
los artilleros información adecuada sobre la naturaleza
y extensión de este peligro por medio de la incorpora
ción del tema a la literatura sobre instrucción e insis
tiendo sobre una práctica adecuada en el campo de tiro.
2.°
El uso obligatorio de tapones de oído proyecta
dos con este fin, al menos para todo el personal obligado
a actuar en las zonas de perjuicio mediato.
3•0
Reconocimiento apropiado de los oídos y clasi
ficación del personal a su ingreso en el Servicio Militar,
de modo que ningún individuo que padezca ya afeccio
nes al oído sea destinado al Arma de Artillería; y
4.° Desarrollar un continuo estudio de investiga
ción por los artilleros en colaboración con los especialis
tas del oído.
Laartilleríaantiaéreaenapoyodeoperacionesterrestres
Teniente Coronel HOWARD P. PERSONS, del Cuerpo de Artille
ría de Costa.—De la publicación norteamericana Military Review.
Toda expresión en Túnez se atribuía al omnipoten
te “88”; si estallaba una bomba, era del avión JU_88,
y si se sentía el impacto de un proyectil, se le imputaba
al cañón antiaéreo de 88 mm. Nuestras tropas respetaban
y odiaban terriblemente ambos artefactos “88”. Desde
el desierto africano, donde los cañones de 88 mm. des
truyeron por sorpresa 230 carros ingleses de un grupo
de 300 carros en una sola batalla, hasta el río Elba, los
alemanes usaron constantemente su cañón antiaéreo me
diano en ápoyo de las operaciones terrestres.
Nosotros conocíamos la potencialidad de nuestro ca
ñón antiaéreo de 90 mm., pero no podíamos explotar
sus- características como arma de apoyo terrestre hasta
tanto no hubiera suficiente cantidad de ellos para pro
porcionar defensa local adecuada a nuestras tropas de
campaña y a las instalaciones terrestres contra la ame
naza aérea enemiga. No fué hasta el invierno de 1943
cuando la superioridad de nuestra aviación y la necesi
dad de más artillería para nuestras tropas terrestres
hicieron posible a la artillería antiaérea poner en prác
tica la doctrina fundamental del Ejército de que la Ar
tillería nuncadebetenerseen reserva.
El cañón antiaéreo de 90 mm. surgió como pieza de
artillería de campaña en Cassino, donde los cañones
de 90 mm. se emplearon en apoyo de las operaciones
terrestres cuando no estaban empeñados activamente
contra la aviación enemiga. Estos cañones se hicieron
famosos rápidamente bajo el nombre de “Baby Long
Tom”. Hicieron 40.000 disparos -en el ataque y penetra
ción de la línea Gustavo por el y Ejército y ayudaron
en la irrupción de Anzio, neutralizando artillería, silen
ciando puntos de resistencia y destruyendo concentra
ciones de tropas. Los cañones de 90 mm. pueden usarse
fácilmente como piezas de apoyo en operaciones terres
trses para reforzar la artillería de campaña o aumentar
las defensas contracarro, sin modificar el cañón o su
montaje.
Puede emplearse en función dual de defen
sa A. A. como misión principalmente, y en apoyo de ope
raciones terrestres como misión secundaria, o solamente
como artillería o arma contracarro en apoyo de opera
ciones terrestres. Nunca debe us-arse en misión dual en
apoyo de operaciones terrestres como misión principal,
y cuando se usa como arma de defensa C. C. no debe
asignársele ninguna otra misión bajo ningún concepto.
El cañón de 90 mm. es de más valor, y sus potenciali
dades pueden apreciarse mejor cuando se emplea en mi
siones múltiples si la misión principal es la defensa A. A.
y la misión secundaria el apoyo general o el refuerzo de
las operaciones.
POSIBILIDADES Y VENTAJAS
Alto volumen de fuego: Una batería de cuatro cañones
es equivalente en volumen de fuego y peso disparado a
dos grupos y medio de artillería de campaña equipados
con obuses de ro mm. Este es un elemento de- gran im
portancia en ataques por sorpresa.
Alta velocidad inicial: Una velocidad inicial de 840 m.
por segundo asegura una gran energía remanente y hace
imperceptible al oído el proyectil al acercarse al objetivo.
Gran alcance: Este cañón tiene un alcance de r6.ooo m.,
que comparado con el alcance efectivo de 52.000 m. del
obús de 155 mm., lo hace más útil como arma de apoyo
de la artillería de la Di’visión y del Cuerpo de Ejército.
Campo de tiro horizontal ilimitado: El campo de tiro
en 3600 de azimut asegura flexibilidad máxima.
LI M ITACIONES
Las municiones: La munidón del cañón de 90 mm.
es de tipo engarzado, y su carga de pólvora no puede va
riarse para ajustarse a la misión como en la munición
de artillería de campaña. El proyectil de 90 mm. es ligero
y su potencia destructiva es relativamente pequeña,
comparada con la de los obuses y la de la artillería de
campaña de calibre similar. Este cañón es más adecuado
para misiones de neutralización y hostigamiento que para
misiones de destrucción. Hay toda clase de espoletas
(de percusión, de tiempo, electrónica, perforantes) para
uso con la munición normal A. A. de 90 mm.
Trayectoria rasante: La trayectoria rasante es de valor
inestimable para fuego directo, pero es decididamente
una limitación para fuego indirecto que requiero posi
ción desenfilada.
-
69
Silueta muy alta: Este cañón es muy difícil de ocultar
y es necesario emplazarlo en casamatas debido a que su
silueta es relativamente alta. Los emplazamientos, por
lo general, se preparan con anticipación.
Peso: Las rutas sobre las cuales puede moverse el ca
ñón de 90 mm. son limitadas. La dotación de cañón no
puede moverlo a mano. Para emplazarlo en su posición
de fuego se necesitan veinte minutos. No debe dispa
rarse asentado sobre los neumáticos, excepto en casos
especiales.
EMPLEO DEL CAÑON DE 90 MM:
Cuando la misión principal es la defensa A. A. y la
misión secundaria es la de reforzar el fuego de artillería,
los grupos desplegados en las zonas avanzadas, general
mente, seleccionan posiciones desde las cuales es posible
efectuar la misión principal, perjudicando lo menos po sible la misión secundaria. El control de las baterías en
sus funciones de defensa A. A. se efectúa a través del Cen
tro de Operaciones A. A. (COAA) y el control de las ba
terías en sus funciones de artillería de campaña se efec
túa a través del Centro de Dirección de Tiro (CDT) de
la Artiliría de Campaña. En condiciones relativamente
estables, el Batallón de Artillería A. A. establece comu
nicación por teléfono con el CDT de Artillería de cam
paña más cercano desde el CDT del Grupo de Artille
ría A. A. En situaciones de movimiento rápido, el con
trol se descentraliza y cada Batería A. A. (las Baterías
rara vez se encuentran a menos de 9.000 m. en funciones
antiaéreas), funciona su propio CDT y tiende sus líneas
telefónicas al CDT de Artillería de campaña más cer
cano (las baterías del Batallón de Artillería A. A. pueden
estar conectadas a CDT distintos). El CDT de Artillería
de campaña asigna las misiones directamente a las Ba
terías con las cuales está conectado, y si la misión dada
se ajusta a la capacidad y cantidad de municiones dispo
nibles, la Batería la lleva a efecto sin esperar más órde
nes. El Comandante de la Batería (o el Comandante del
Grupo si lo hay), puede rechazar su misión si la misma
no es conveniente. La observación del tiro la conducen
los observadores terrestres de Artillería de campaña,
observadores aéreos (en avionetas de enlace de tipo lige
ro) u observadores de Artillería adiestrados en los mé
todos de observadores avanzados; normalmente, la Arti
llería de campaña efectúa la mayor parte de la obser
vación. Al emplear el cañón de 90 mm. en esta forma,
es necesario: primero, que todo el personal haya sido
instruido debidamente; y segundo, que exista un proce
dimiento uniforme reglamentario adecuado. En todc.
los casos debe haber un enlace total entre la Artillería A.A
y la Artillería de campaña. El Comandante de un Gru
po A. A. (normalmente a través del Grupo o Brigada
da A. A.) mantiene informado constantemente
al Co
mandante de Artillería de la División o del Cuerpo de
Ejército, de sus zonas de posición, zonas muertas, estado
y cantidad de las municiones y resultado de las misio
nes efectuadas. La Artillería A. A., en misión dual, tiene
siempre la última palabra en cuanto a cuáles misiones
son o no convenientes. Rara vez se rehusa efectuar una
misión después que se ha adquirido experiencia funcio
nando conjuntamente.
La Artillería de campaña debe comprender que todas
aquellas misiones que ella pueda efectuar no deben ser
asignadas a la Artillería A. A., que la Artillería A. A.
debe usarse solamente en aquellos casos que requieran
más fuego de artillería, para aumentar el volumen de
fuego, para cubrir una zona que no podría ponerse bajo
fLiego de otro modo, o para cubrir un objetivo que debido
a sus características exige el uso de esta pieza especial;
en otras palabras, la Artillería A. A. debe usarse para
reforzar y no para sustituir a la Artillería de campaña.
El empleo de la artillería A. A. en funciones de artille-
70
ría de campaña o para defensa C. C. debe obedecer a la
decisión del Comandante de la División o del Cuerpo
de Ejército a que está adscrita, ya que solamente tales
Comandantes
pueden decidir cuándo puede desaten
derse la defensa A. A. en beneficio de otras operaciones.
Cuando un Grupo se emplea en misiones de Artillería
de campaña, debe utilizarse como los de calibre mediano
en misiones de apoyo y refuerzo. Las baterías no fun
cionarán separadamente.
Cuando la misión es actuar en la defensa C. C., se debe
emplear en forma similar a la de los Grupos de destruc
tores de carros autopropulsados, excepto que, debido a
limitaciones,
debe usarse solamente para reforzar los
medios normales de la defensa del CE, esto es: no debe
situarse en primera línea de defensa C. C., sino más bien
debe ser dispuesto en profundidad para cubrir posibles
penetraciones del frente. El uso de cañones A. A. en esta
forma se justifica sólamente en casos especiales, como
en la batalla de las Ardenas, donde se emplearon con
éxito. Los únicos puntos que deben tenerse presentes al
emplear cañones A. A. en la defensa C. C., son:
1.0
Deben emplazarse en emboscadas.
2.°
Deben ser dispuestos por parejas y preferente
mente en baterías de cuatro cañones, y
3.° Los cañones A. A. son inútiles contra la Infante
ría enemiga, sin el apoyo de nuestra Infantería y Cuerpo
de Ingenieros.
El C. A. A. de 90 mm. ha demostrado poseer conside
rable capacidad para fuego directo en esta guerra, parti
cularmente contra las cuevas japonesas y casamatas.
Su alta velocida inicial y trayectoria rasante fueron fac
tores muy favorables en esta misión. La precisión de
este cañón permite disparar directamente contra la en
trada de las cuevas y las portezuelas y troneras de las
casamatas a distancias hasta de mil metros. En el ata
que de zonas fortificadas esta pieza puede continuar el
fuego para evitar que el enemigo conteste a través de
las troneras hasta que el Grupo de asalto ha llegado a la
fortificación. Las baterías suelen separarse del control
del Grupo, moverse hacia el frente y emplearse en este
tipo de misión cada vez que las condiciones lo justifiquen.
Nuestra artillería en esta guerra no hizo uso extenso
de cañones móviles para engañar al enemigo. Conside
rando las posibilidades que se ofrecían, fué una falta no
haber utilizado este medio de engaño. Durante la ofen
siva de invierno de los alemanes, en 1944, nos vimos
obligados a retirar gran parte de nuestra artillería del
sector de Düren-Julich para emplearla en las Ardenas.
Prisioneros de guerra de alta graduación manifestaron
que fué fácil darse cuenta de este hecho. El enemigo pudo
haber sido engañado en cuanto a la potencia efectiva
de nuestra artillería si hubiéramos empleado varios ca
ñones nómadas en las posiciones anteriores de artillería.
El cañón de 90 mm. es una pieza excelente para este
tipo de operación, debido a su alto volumen de fuego, su
largo alcance y su flexibilidad. Este cañón se usó limi
tadamente en tareas de este tipo en el sector francés del
VI Ejército para hostigar las instalaciones alemanas en
la orilla oriental del alto Rin. La eficacia de este fuego
de hostigamiento no disminuyó, debido al uso de pocas
piezas de artillería, porque los cañones se movían cons
tantemente.
CONCLUSIONES
El cañón de 90 mm. es una pieza que debe emplearse
al máximo de su capacidad. Este cañón puede prestar
servicios inestimables en su función principal como pieza
de artillería antiaérea, en funciones de apoyo y refuerzo
de operaciones terrestres, y en la defensa C. C. Todo Ofi
cial de Estado Mayor de Grandes Unidades debe estar
familiarizado con sus capacidades y limitaciones.
Eltiroensuaspectodeportivo
Teniente
Mateo MORAGUES VIDAL, del Regimiento de Infantería
Indudablemente, una de las cosas que más contribuye
a la perfecta formación del soldado es la completa y ver
dadera instrucción en materia tan importante como el
tiro.
Sabido es que el armamento de los ejércitos va evolu
cionando de manera asombrosa, a medida que evolucio
nan éstos también en su técnica y forma. Todas las gue
rras traen consigo el ensayo y empleo de nuevas armas.
No obstante, hay una cosa que parece que tiene que
ser inalterable, a pesar de todos los inventos y de todas
las modernas tácticas de guerrear, y es el empleo de la In
fantería. Esta Arma, en todas las épocas y edades de la
guerra, es y ha sido el Arma clásica, la que ha llevado el
peso de las contiendas y la que, a última hora, ha deci
dido la marcha de los combates. Los otros medios no han
sido empleados con otra finalidad que la de preparar la
definitiva intervención de la Infantería. No es, pues, pro
bable que tan importante medio de combate desapa
rezca, ya que, aunque no tuviera otra misión que la de
consolidar, conservar y guarnecer las posiciones con
quistadas, ésta seria siempre encomendada a la Infante
ría, pues de su facilidad de movimiento, carácter indiscu
tiblemente propio de ella, cabe esperarlo.
El armamento individual del infante es, de entre to
dos, el que menos variación ha sufrido. La infinidad de
servicios que se encomiendan hoy a la Infantería, así
como la facultad del empleo de fracciones pequeñísimas
de esta Arma, requieren para ella un armamento frágil,
manejable y eficaz, que al mismo tiempo sea de uso y
transporte fáciles.
La enseñanza que del uso de su arma se da al soldado
empieza casi simultáneamente cori la de las más elemen
tales reglas militares.
El constante ejercicio con estas armas llega a intere
sar verdaderamente al soldado, y no es raro ver a indi
viduos que comenzaron cogiendo el fusil con indiferencia
y hasta con temor interesarse h.asta tal punto en las
prácticas del tiro, que han llegado a convertirse en tira
dores de verdadera valía.
Creo por ello que debiera ser norma general fomentar
el tiro dándole un carácter ameno y deportivo, orgAni
zando competiciones con alguna frecuencia y termi
nando con campeonatos regimentales, dotados de pre
mios de valor moral y material, independientes incluso
de los concursos de carácter oficial.
Con objeto de estimular al soldado deberían desligarse
por completo las prácticas del tiro que le son obligato
rias de las que tuvieran carácter deportivo y someter
estas últimas a una ligera reglamentación que podría
ser propia de la iniciativa de cada Cuerpo.
Estos concursos podrían llevarse a cabo con las varian
tes que la práctica y ezperiencia aconsejaran, más o me
nos de la siguiente forma:
Sobre blancos circu1
En pie.
Rodilla
en tierra.
A distancias
cortas. . ..
iaresTendido.
Sobre siluetas fijas. Piecisión.
Sobre siluetas eclip- Velocidad.
sables
Sobre blancos circu- Posición a voluntad.
A distancias
Sobre siluetas fijas.
(Sobre
nluetas
Precisión.
eclip- Velocidad.
Mahón núm. 46.
Estas clases de tiro, practicadas con carácter depor
tivo y de concurso tendrían, a mi modo de ver, la virtud
de apasionar rápidamente al personal, ya que crearían
muy pronto una sana rivalidad individual y, por lo
tanto, un comprensible y lógico deseo de emulación y
superación, que iría in crescendo a medida que transcu
rrieran y se desarrollaran las competiciones.
Primeramente podrían llevarse a efecto entre las sec
ciones de çada Compañía, por separado, en las cuales
se clasificarían tres hombres por sección, y una vez selec
cionados éstos se celebraría el concurso final de Com
pañía, pudiéndose declarar campeón de la misma al que
individualmente
hubiera sumado más puntos, y decla
rando vencedor al equipo de Sección que reuniera más
puntos al sumar los de los componentes del mismo. Una
vez que todas las Compañías hubieran efectuado su se
lección celebraríase el concurso de Batallón, que, al igual
que el final del Regimiento, debería regirse por las mis
mas reglas y normas que el de Sección y Compañía.
La prueba se dividiría en tres tiradas: Sobre blan
cos circulares, sobre siluetas fijas y sobre siluetas eclip
sables.
La tirada sobre blancos circulares se efectuaría sobre
los que se usan para los concursos nacionales, y cuyo
tamaño variaría según la distancia, estando dividido en
diez zonas, numeradas del t al ío, correspondiente el
primer número al círculo de mayor diámetro, y el se
guno, al centro del blanco o diana, debiendo el tirador
disparar un número determinado de cartuchos en cada
una de las posiciones indicadas.
La tirada sobre siluetas fijas se efectuaría sobre las
que representan a un hombre de pie, divididas en zonas
de diversos colores y con puntuaciones del x al 5, corres
pondientes a los miembros o vísceras de mayor impor
tancia en el cuerpo humano.
La tirada sobre siluetas eclipsables podría hacerse
indistintamente
sobre la de hombre en pie, de rodillas
o tendido; pero sería condición precisa que estuvieran a
la vista del tirador por un espacio de tiempo reducido.
Puntuación: La clasificación de los tiradores debería
hacerse por separado en. cada prueba o tirada, y el modo
de efectuarla sería el siguiente:
Prueba sobre blanco circular; sumando los impactos
en cada zona, sin tener en cuenta el tiempo empleado
para efectuar el tiro.
Prueba sobre silueta fija: Suma de puntos, según las
zonas vitales en que estén los impactos.
Prueba sobre siluetas eclipsables: Nümero de siluetas
tocadas en un espacio de tiempo determinado, teniendo
en cuenta que no podrá hacerse más de un disparo sobre
cada una de ellas.
La clasificación total se hará por la suma de las pun
tuaciones de cada prueba.
Puntuación
por pruebas: Los tiradores serán clasif i
cados en todas las pruebas según los puntos contenidos
en cada una, dando a cada primer clasificado tantos pun
tos como concursantes haya, de manera que el último
clasificado siempre tenga un punto. Ejemplo: veinte tira
dores; el primero, 20 puntos; el segundo, r el tercero, xS,
etcétera, y el último, un punto.
Se clasificará campeón el tirador que en el conjunto
de las tres pruebas haya sumado más puntos.
Si hubiera empate en la puntuación final se resolverá
a favor del que hubiera obtenido mayor puntuación en
una de las pruebas parciales, por ejemplo: un tirador
suma en las pruebas parciales 20 + ró + 14 = 50 pun
71.
tos; el otro, i8 + x8 + 14 = 50 puntos. En este caso
se resolverá el empate a favor del primero, por tener en
una de las pruebas parciales una, puntuación mayor que
la alcanzada por el otro.
Esta clase de tiradas estamos convencidos que muy
pronto apasionarían no sólo a los que toman parte en
ellas, sino también a los partidarios de cada uno de los
tiradores, pues es sabido que este deporte es de los que
crean más rivalidad, por lo inseguro y variable del re
sultado. Tienen éstas, además, la ventaja de que el con
cursante puede conocer en todo momento su puntuación
exacta, por la sencillez con que se hace la suma de los
puntos obtenidos, dependiendo muchas veces de un solo
punto el adjudicarse la victoria.
Las pruebas podrían llevarse a cabo, mensualmente
entre Compañías, trimestralmente
las de Batallón, y
dos veces al año las de Regimiento, y tenemos la com
pleta seguridad de que, al poco tiempo de iniciadas, lla
marían poderosamente la atención no sólo entre la tro
pa, sino también entre Suboficiales y Oficiales.
Las clasificaciones de tiradores de primera, segunda
y deficiente, que hoy día se utilizan para las pruebas
militares, tanto en ejercicios preliminares como en los
de combate, no elevan tanto el interés porque no delimi
tan claramente la superioridad de los tiradores dentro
de cada categoría, y, en cambio, en esta clase de pruebas
por las cuales abogamos, un solo punto es decisivo, de-
bido a lo cual todos los concursantes deberán poner
a contribución el completo control de sus nervios y todo
su saber para salir airosos. Todas estas circunstancias
harán aumentar el interés de las pruebas y hacer que el
resultado se mantenga inseguro hasta el final.
Estas pruebas deberían fomentarse no sólo entre la
tropa, sino también entre Oficiales y Suboficiales y, si
posible fuera, entre el elemento civil que tuviera afición
al deporte del tiro; pero este último aspecto dejaremos
de tratarlo por ser ajeno a nuestra profesión.
Los premios para dichas tiradas podrían ser variadí
simos, puesto que podrían abarcar desde el sencillo di
ploma honorífico hasta la concesión de permisos extra
ordinarios, pasando por premios en metálico, objetos
de utilidad, copas, etc.
Creo que llevando a la práctica cuanto hemos dicho
hasta aquí, todos los Regimientos llegarían a tener un
grupo numerosísimo de tiradores de gran categoría, que
continuarían las gestas de otros españoles en este de
porte, que es, por cierto, uno de los pocos en que España
llegó a conseguir un campeonato mundial, título que
ostenta el hoy veterano, pero todavía gran tirador, Cris
tóbal Tauler.
Trátese, pues, a título de prueba, de organizar estos
concursos, que yo creo que tienen que alcanzar un éxito
rotundo, tanto en su aspecto deportivo como en el de
un mejoramiento de forma de todo el personal.
Ataquescombinadosdeinfanteríaycarros
Traducido y condensado por el Teniente Coronel B. MARVIN, del Es
tado Mayor—De la publicación norteamericana Military Reo iew.
Los carros del escalón de asalto a 150 ó 200 metros
Durante el choque es cuando la Infantería usa cabal
de la segunda línea de trincheras avisan a la artillería
mente sus armas, pues en el ataque principal depende
primordialmente
de las ametralladoras y los cañones la cual, a una señal de aquéllos, transporta su fuego en
de los carros de apoyo. Tan pronto los carros de la fuerza la profundidad de la posición enemiga. La maniobra en
tonces de los carros y la infantería es, en términos gene
de ataque llegan a la línea de partida de la Infantería,
ésta avanza detrás de ellos. Cuando los carros están rales, similar a la de la captura de la primera línea. Pero
no todas las armas de infantería que participaron en la
a 150 ó 200 metros de la primer línea enemiga de trin
cheras, la artillería y los morteros alargan su tiro a la acción contra la primera línea pueden utilizarse contra
la segunda en el asalto a ésta; las unidades de fusileros
segunda línea de trincheras. Entonces los carros del pri
pueden utilizar únicamente sus armas automáticas por
mer escalón y las armas pesadas de infantería (ametra
lladoras pesadas, morteros y cañones de tiro directo) dis tátiles y quizás morteros y ametralladoras pesadas, ya
paran contra las primeras trincheras, las trincheras de que mientras tanto una gran parte de las armas pesadas
de infantería (ametralladoras pesadas y lá artillería
comunicación y otros objetivos. La infantería también
hace fuego mientras avanza detrás de ‘los carros y las orgánica regimental) están avanzando detrás de la ola
armas de infantería sustituyen a las de artillería sobre de asalto y no pueden apoyar a la infantería atacante.
De manera que la infantería, al asaltar la segunda línea
la línea principal de resistencia.
¿Qué ocurre después? El primer escalón de carros sigue de trincheras, tiene que depender principalmente de los
carros.
inmediatamente
después de los impactos de artillería.
Después de esto, los carros y la infantería asaltan rá
El fuego de asalto o el aplastante efecto de los carros
eliminan al enemigo y sus armas de las trincheras de la pidamente la tercera línea de trincheras y a menudo se
empeña al segundo escalón para erforzar al primero, de
primera línea y de las de comunicación, y aquellos con
tal manera que la fuerza de ataque pueda capturar cuanto
tinúan hacia la segunda línea de trincheras.
Por regla general, el segundo escalón de infantería se antes las trincheras restantes. Por lo regular, la tercera
ocupa de reducir los núcleos de resistencia enemiga en línea está a 6oo 6 r.ooo metros de distancia de la segun
da, y por esta razón, generalmente antes del asalto, hay
la primera línea de trincheras, hace prisioneros o ani
que continuar el avance hasta que la infantería puede
quila al enemigo con las subametralladoras,
granadas
hacer uso de sus armas portátiles automáticas. Puede
de mano y, aunque con poca frecuencia, con las bayo
considerarse que en los comienzos de un ataque contra
netas. Los carros del segundo escalón, los cañones auto
una posición enemiga fortificada, el sector del combate
propulsados y el fuego de las armas pesadas de infan
tería apoyan la acción de estas unidades de fusileros. próximo se extiende en una profundidad de dos trinche
ras que están de 200 a 400 metros la una de la otra. El
Mientras tanto, los carros y cañones autopropulsados
comienzo de un combate próximo lo determina el model segundo escalón apoyan al escalón de ataque.
72
mento en que los carros y las armas de infantería abren
fuego simultáneamente sobre la línea pfincipal de resis
tencia y cuando los carros y las unidades de fusileros
cargan hacia el frente. Más tarde, el combate próxirro
se caracteriza por la acción combinada de los carros y
la infantería, para destruir al enemigo en las primeras
líneas de trincheras. En esta rnániobra, la infantería,
por regla general, ataca muy de cerca con las subame
tralladoras, fusiles y . granadas de mano. Con respecto
a los carros, una parte consideiab:Le de ellos no solamente
emplean las ametralladoras y los cañones, sino que con
su gran peso destruyen al personal y las armas enemigas.
Los carros lanzallamas son de gran ayuda a la infantería
en los asaltos, ya que aniquilan el personal y las armas
en las trincheras, trincheras de comunicación, refugios
y casamatas de tierra o madera.
En esta clase de lucha los carros y la infantería se or
ganizan en grupos pequeños. Es importantísimo mante
ner una estrecha cooperación entre los carros y la mían
tana a través de toda la acción. La cooperación es pla
neada en los Regimientos y las Divisiones; pero es de la
responsabilidad
de los Comandantes de las Unidades
subalternas hacer que hasta las agrupaciones más pe
queñas las practiquen.
Proyectilesradiodirigidos
Extractado de un artículo por Camile Rougeron en Revue de Défense No
tionale (Francia) .—De la publicación norteamericana
Military Review.
PROYECTILES RADIODIRJGIDOS EN LA DEFENSA
DOS TIPOS DE PROYECTILES
Con ocasión del primer bombardeo contra Inglaterra
Los alemanes fabricaron y emplearon dos tipos de
por las V-x, las agencias de -propaganda del Reich pu
proyectiles radiodirigidos. El proyectil dirigido por con
blicaron extensas descripciones de la terrible destruc
trol lejano fué primeramente lanzado desde un avión
ción de los convoyes aliados en el Canal de la Mancha.
y gobernado por aparatos situados fuera del alcance de
¿Acaso las bombas V-i eran una defensa efectiva con
los fuegos defensivos. Los resultados iniciales de su em
tra una posible invasión aliada? Según ellos, estas bom
pleo contra las fuerzas navales en el Mediterráneo fue
bas frustrarían cualquier ataque contra la “Muralla del ron satisfactorios, pero pronto se encontró una defensa
Atlántico”.
contra un enemigo que no poseía supremacía aérea,
Sin embargo, los acontecimientos que siguieron no lo que consistía en una escolta de aviones caza lo suficien
probaron, pues el desembarco en Normandía fué entor
temente numerosa para mantener a distancia a los bom
pecido más por el fuego de prohibición en las playas que barderos enemigos.
por las bombas voladoras.
El control lejano es mucho más conveniente si es em
Aun cuando las experiencias de la guerra no demos
pleado por armas de largo alcance dirigidas desde tie
traron la efectividad de los proyectiles radiodirigidos
rra. La detección electromagnética elimina la necesi
contra operaciones combinadas de mar y aire, es un dad de ver el blanco o el arma, o de estar en una posi
error concluir que no ocuparán un lugar prominente en ción desde la cual se puedan juzgar los errores de direc
el futuro. Alemania sucumbió cuando las armas moder
ción, a fin de corregirlos.
nas, aún en estado experimental, comenzaron a apa
El control, ya sea por medio de un operador que ve
recer. Los modelos en experimentación capturados en tanto el proyectil como el objetivo, o mediante un arte
los centros de investigación, y los resultados de las prue
facto mecánico que lo guíe al blanco sin otra interven
bas hechas con ellos, no dejan duda en cuanto a su sig
ción, ciertamente es una evolución importante de la téc
nificado. Al mismo tiempo, el Ejército y la Armada de nica militar, pero no debemos concluir tomando esto
los Estados Unidos han anunciado la adopción de pro
como base que en el futuro los buques y aviones no pue
yectiles radiodirigidos similares.
dan escapar a la destrucción. No puede decirse que un
Verdaderamente
que serán eficaces contra embarca
arma de control o una dirigida automáticamente
des
ciones de gran tamaño. Aquellas naciones confinadas
truirá con certeza los objetivos de mar y aire, como tam
por mares angostos probablemente tendrán armas ca
poco que un bombardeo en picado puede hundir con
paces de cubrir la superficie cornpleta de tales masas absoluta seguridad un barco grande o un caza destruir
de agua. Quien domine las costas europeas tendrá al un avión. Los experimentos hechos con armas alema
alcance de sus armas todas las rutas de aproximación
nas probaron que los torpedos acústicos fallaban el blan
a las Islas Británicas, así como t:an’ibién las de todo el co igual que los demás, y las primeras bombas volado
mar Mediterráneo. Los cargamentos a través del Báltico ras de control lejano empleadas en el Mediterráneo con
estarán también dentro del radio de los proyectiles dis
tra los buques aliados, raramente los alcanzaban. Sin
parados desde Inglaterra, y lós mares Adriático y Egeo, embargo, estas armas serán mejoradas y su uso general
por los lanzados desde Malta.
demandará métodos más modernos de defensa.
Cuando en la zona de ataque hay muchos objetivos
deextremada
importancia, armas de largo alcance po
drán ser empleadas con buenos resultados, sin necesidad
DEFENSA CONTRA LOS PROYECTILES RADIODI
de hacer arreglos para la corrección de la trayectoria
RIGIDOS
durante el vuelo. Un dispositivo para corregir la direc
ción acrecienta la óportunidad de hacer blanco sin gran
Hay dos medios de defensa contra los proyectiles
aumento de peso o costo del proyectil. No hay duda de radiodirigidos: fuego de artillería y maniobras de evaque tales dispositivos se usarán contra objetivos dispersos -sión. ¿Por qué la artillería, que es altamente efectiva
y móviles, tales como formaciones navales y aéreas.
contra aparatos con piloto, no puede ser igualmente
73
efectiva contra aquéllos sin piloto? Como cuestión de
hecho, las V-i fueron destruídas en gran número por la
artillería A. A. y aviones caza. La V-x estaba a merced
de los modernos aviones de persecución, pues en velo
cidad era inferior y no tenía aptitud de maniobra. Para
evitar su destrucción, este tipo de arma debe ser rápido,
con tal velocidad que no pueda ser alcanzada por los
aviones que traten de interceptarla. A pesar de que se
descubrían con suma facilidad, no hay informe alguno
de que una sola de las bombas voladoras V-2, que al
canzan esa velocidad, fuese destruida por cazas o arti
llería.
La efectividad de maniobras evasivas depende de la
velocidad del proyectil y de lamovilidad
del blanco.
Hasta 1914 los buques grandes no tenían oportunidad
de maniobrar para escapar al fuego de la artillería. No
era que estos barcos no avanzaban bastante durante el
tiempo de vuelo del proyectil, sino que el buque no po
día modificar su derrotero con la rapidez necesaria.
La situación es enteramente diferente en cuanto se
refiere a naves muy pequeñas o aviones que son ataca
dos por armas muy veloces. En el caso de otros muchos
objetivos, como la lancha y el submarino pequeño y el
avión chico o mediano, la maniobra evasiva es la de
fensa más segura contra las armas de control lejano o
automáticas,
cuya debilidad es la falta de aptitud de
maniobra. De modo que no es en la potencia de fuego,
sino en la facilidad para maniobrar donde la aviación
y las embarcaciones encontrarán su mejor defensa.
Desde el punto de vista de la defensa en la táctica
naval contra la bomba atómica, aquélla ha de orien
tarse hacia una dispersión análoga a la terrestre. La dis
persión en el mar sólo puede lograrse mediante el uso
de embarcaciones pequeñas o medianas. El concepto
de protección debe ser revisado completan-iente. Las na
ves de mayor tonelaje que resisten los impactos de pro
yectiles perforantes no serán de valor alguno. Los na
víos y aviones de la era atómica serán de volumen mí
nimo y de blindaje ligero (si es que este término puede
usarse para los ioo mm., con los cuales los comparti
mientos de máquinas de las lanchas de cien toneladas
podrían cubrirse) para protegerlos contra explosiones
y fragmentos. Es inútil también un grueso blindaje con
tra el impacto directo de las bombas voladoras de va
rias toneladas y velocidad de 1.500 metros por segundo,
y es desventajoso ya que dificulta la maniobra evasiva.
Los acorazados de 45.000 toneladas y los aviones su
perbombarderos llevando 37 bombas en mitad del At
lántico y del Pacífico, se ajustan a la concepción clásica
de potencia, armamento, protección y velocidad; pero
tan pronto como se acerquen a la costa, las armas de
largo alcance que les darán la “bienvenida” les enseña
rán la importancia de un factor más que por tanto tiempo
ha sido desdeñado: maniobrabilidad.
La guerra económica.
Auge y des
censodelaproducciónbélicaalemana
—
Publicado en la Revista inglesa The Army Quarterly por un técnico del Ministerio
de Asuntos Exteriores.—Traduccjón del Comandante de Intendencia M. Arechederreta.
Aunque la ocupación de Alemania ha producido un
torrente de información a la vez documental y personal
relativa al funcionamiento de la economía de guerra
alemana durante el conficto, pasarán muchos años an
tes de que se complete el cuadro y de que pueda ser exa
minado con la perspectiva suficiente para formar un
juicio objetivo. Actualmente, y dentro del alcance de
un artículo de este orden, sólo es posible esbozar sus con
tornos.
El esfuerzo bélico alemán tuvo, a mi juicio, cuatro
fases sucesivas:
la producción de energía eléctrica. Estas medidas fue
ron reforzadas con una estrecha intervención de las tran
sacciones con el Extranjero ideada para proveer al Go
bierno nazi de la mayor cantidad posible de divisas a
fin de poder comprar a cualquier precio y almacenar
las materias primas esenciales que no podían ser produ
cidas ni obtenidas sintéticamente.
En esta fase (aparte la construcción de las fábricas
de aviones y accesorios y la reconstrucción de la indus
tria de explosivos destruída en 1918), no se requirió sino
una relativamente pequeña expansión de las antiguas
industrias. Cuando los nazis llegaron al Poder en 1933,
una gran parte de la capacidad industrial alemana es
a) Preparaciónpara la guerra.
taba inutilizada debido a la depresión económica, y su
Los historiadores alemanes atribuyen mucha impor
reactivación para dar trabajo a los parados fué uno de
tancia, demasiada quizá, al papel que los factores eco
los temas principales y más populares del programa po
nómicos desempeñaron en la derrota de 1918, originada,
lítico nazi. Al poner la industria en marcha aplicándola
según los alemanes, por su falta de preparación para con
en gran parte a la producción de armamentos o a su pre
trarrestar el bloqueo aliado. El Plan Cuadrienal, que se paración, pudieron matar con relativa facilidad dos pá
puso en marcha en 1936, apuntó especialmente a incre
jaros de un tiro. Sólo hizo falta evitar mediante los im
mentar el potencial de guerra alemán para lograr una
puestos y otros medios directos el que aumentase, como
mayor autarquía en cuanto a los materiales de guerra
normalmente lo hubiera hecho, la demanda de los ar
esenciales. Se inició la construcción de instalaciones para tículos ordinarios como consecuencia del aumento de
la producción de gasolina y caucho sintético y para au
trabajadores activos y de la mejora de jornales. Se per
mentar la de fibras artificiales; se incrementó el laboreo mitió algún aumento del consumo medio popular con
de los yacimientos de mineral de hierro pobre de la Ale
respecto al bajo nivel a que se había llegado por la de
mania Central para independizar a la industria nacio
presión; pero se limitó dicho aumento a fin de que no
nal de la importancia del de mejor calidad de Lorena, compitiese con el Estado enla demanda de productos in
Suecia y Ultramar, y se planeó una gran expansión de dustriales, y por ello, aunque en 1936 la industria ale-
74
mana había en conjunto llegado al mismo gran nivel de
prosperidad que había experimentado ya en 1928, la
parte de su producción que se dedicaba a satisfacer la
demanda particular de alimentos, vestuario, muebles, etc.,
era bastante menor que en este ú:ltimo año. Este era el
significado real del estribillo los cañonesantesque la
mantequilla.
La cantidad real y potencial de equipo militar que
tales medidas producían, era mirada con satisfacción
por el Alto Mando alemán, debido, principalmente, a que
su ambiente profesional les inducía frecuentemente a
mirar el rearme nacional como un fin en sí mismo, que
había que lograr con precaución metódica y completa
mente, pero sin una urgencia grande ni inmediata; del
mismo modo que se requería tiempo para desarrollar
“fondo” en los cuadros de los oficiales y suboficiales del
Ejército, también se requería tiempo para el rendimiento
de las grandes construcciones industriales que debían
proporcionar “fondo” al potenciaL guerrero alemán. En
este último aspecto, el General Thomas, que era den
tro del Mando Superior del Ejército (O. 1<. W.) quien
dirigia la preparación industrial alemana, no estaba sa
tisfécho ni aun con el ambicioso y largo programa de
desarrollo del Plan Cuadrienal, que, como hemos dicho,
visaba principalmente a asegurar la autarquía ai cuanto
a las primeras materias para sosterter la capacidad indus
trial existente de elementos bélicos esenciales. Thomas
deseaba, además, que se crease una reserva de capacidad
industrial suficiente para mitigar la vulnerabilidad de
las industrias pesadas alemanas resultante de su exce
siva concentración en las frontras occidentales y orien
tales (Westfalia renana y Alta Silesia).
La prudente y militarmente co:rrecta defensa de este
principio del “fondo” en el rearme y la neceidad de pa
ciencia que implicaba, fué uno de los muchos “irritan
tes” que los técnicos presentaron a Hítler, quien, ade
más de no ser prudente por naturaleza, desconfiaba
por sistema del consejo de los profesionales, pues su
más aguda percepción política le decía que la única
probabilidad de lograr sus fines de dominación conti
nental (y quizá mundial) estaba en acobardar y arrollar
a los adversarios tímidos antes de que estuvieran ple
namente preparados para resistir; ello exigía la mayor
y más rápida expansión posible en términos absolutos
y relativos del poder ofensivo alemán, sin tener en cuenta,
si fuera preciso, su poder defensivo. Por ello urgía cons
tantemente
una mayor velocidad de rearme, y para
aprovechar las oportunidades que la situación política
le ofrecía, forzó sucesivamente a su Alto Mando a situa
ciones para las que, antes de los hechos, aquél se con
sideraba mal preparado. Así, por ejemplo, hubo malos
presagios por parte de los profesionales en lo relativo a
las consecuencias de la guerra con Checoslovaquia, en
septiembre de 1938; un año más tarde, el potencial gue
rrero y la producción de armamento se consideraban
peligrosamente bajos para una guerra en el doble frente
polaco y occidental.
b)
Losaños de la conquísta.
Sin embargo, cuando la guerra vino, la facilidad con
que se ganaron las campañas iniciales sorprendió a los
técnicos y confirmó la corrección de la intuición de Hítler
acerca de la debilidad política de sus adversarios. Por
esta causa el gasto de municiones y la pérdida de equipo
en el campo resultaron ser mucho menores de lo que se
había calculado, y las reservas que se habían acumulado
en la fase preparatoria fueron más que suficientes para
el fin para que se habían constituído. Por esta razón y
por el grado en que la producción industrial había sido
ya movilizada en los años anteriores, no fueron precisas
niedidas muy severas para aumentar la producción de
armamento al estallar la guerra, y más bien la produc
ción industrial total en realidad declitió agudamente y
tardó en recupararse debido a la disminución de mano
de obrá que la movilización produjo. Aun así, la produc
ción fué tan (atisfactoria en relación con los requerimien
tos estratégicos del momento, que depués de la victo
riosa conclusión de la campaña de Francia en £940,
Hítler ordenó se restringiera la producción de muchas
clases de municiones para evitar la acumulación de re
servas innecesarias.
Esta decisión fué tomada con completo conocimiento
de los requerimientos de su ataque a Rusia, que se había
decidido desde hacía mucho tiempo, aunque no se hu
biera fijado en firme la fecha de su realización. Pero Hít
ler, subestimando la fuerza de sus oponentes, confiaba
en derrotar a los rusos en la primera embestida, y los
planes se basaron en la donfianza de que la guerra contra
Rusia sería ganada para fines de 1941, confianza tan
grande, quecuando en los primeros dos meses de la cam
paña todo iba bien, se dieron órdenes, prontamente revo
cadas, para disminuir, la prodúcción de armamento y
para licenciar y reintegrar a la industria civil a los com
ponentes de un número considerable de Divisiones.
El fracaso de la campaña invernal del Este en 1941,
al evidenciar la potencia rusa, conmovió, mas no hizo des
aparecer aquella confianza. Pero la industria alemana
cubrió todos los requerimientos militares hasta los fra
casos de las campanas de £942 y el desastre de Stalingrado.
c)
Los años de la retirada.
En vista de los limitados requerimientos
de la estra
tegia alemana durante este período, la producción de
guerra se había mantenido aproximadamente al mismo
ritmo del tiempo de paz, con un ligero aumento global.
A principios de £942, y a consecuencia de la muerte en
accidente de Fritz Todt, pasó a Alberto Speer la direc
ción de la producción de guerra. Este hombre notable,
que entonces tenía treinta y siete años, sólo había sido
conocido hasta entonces como el arquitecto de Hítler y
el planeador y supervisor de muchos de los proyectos de
los edificios del partido nazi. Al hacerse cargo desu nuevo
cometido con el título de Plenipotenciario para los tra
bajos de Armamento, Speer desplegó inmediatamente
un vigor, un realismo, una habilidad organizadora y una
honestidad de método que le elevaron muchos codos
por encima de todos los demás colaboradores de Hitler.
Aunque por entonces aún había esperanzas de una rá
pida conclusión de la guerra del Este, Speer no quiso
aventurarse e inmediatamente se puso a la labor de ele
var la producción de armamento por todos los medios po
sibles. Sus medidas iniciales fueron tomadas para sim
plemente eliminar las numerosas deficiencias de la orga
nización y administración de la producción industrial
que sus predecesores habían tolerado o que por su inex
periencia e ignorancia no habían descubierto. La mera
imposición de una buena utilización de los recursos ya
disponibles permitió a Speer elevar la producción de ar
mamento en un 75 por ioo durante el transcurso de 1942.
Los resultados que pudieron obtenerse rápidamente por
tales medidas habían agotado aquellos recursos para
fines de 1942, y Speer se percató de que para proseguir
la marcha ascendente en la producción no había otro
camino que llevar a cabo una movilización, más completa
de los recursos básicos de Alemania y de los territorios
conquistados, restringir al mínimo todos las actividades
no requeridas para la producción de armamento y diri
gir a esta última todos los recursos posibles de mano de
obra, maquinaria y materias primas.
Aunque Speer se daba perfecta cuenta de la superio
ridad de los recursos materiales acumulados contra él
desde la entrada de Norteamérica en la guerra y derrota
de Stalingrado, consideró, sin embargo, que Alemania
75
era todavía perfectamente capaz de llevar a buen fin
una guerra defensiva. Calculaba que la industria alemana,
respaldada por los recursos de los rerritorios conquista
dos, sería capaz de abastecer indefinidamente de recur
sos de toda índole a cuantas fuerzas pudiera movilizar
Alemania, y confiaba en que ésta podría, mediante laade
cuada organización, conservar la ventaja que en diseño
y efectividad de armamento tenía entonces y merced a
ella contener indefinidamente, por su mejor equipo y ma
yor habilidad, a fuerzas superiores.
Para esa labor consideraba que todas las clases de pro
ducción de armamento y de materias primas relacionadas
con aquél tendrían que ser concentradas en una mano,
que la influencia de los Estados Mayores en la producción
de armamento (no en su diseño y planeamiento) debía
ser drásticamente disminuída y que debía decretarse una
inexorable movilización de la mano de obra para el tra
bajo en las fábricas de armamento.
Como se verá después, la marcha hacia ese objetivo
se vió dificultada por una diversidad de obstáculos en
raizados en causas políticas y personales. Aunque se hi
cieron grandes progresos en la organización de la admi
nistración de la producción de guerra, cada paso se dió
con dificultad y llegó demasiado tarde para influir en la
situación a favor de Alemania. Sin embargo, se introdu
jeron improvisaciones muy notables, cuyo éxito puede
ser comprobado en el hecho de que la producción de
armamento alemana aumentó tres veces y cuarto entre
el principio de 1942 y mediados de ‘944, aumento que
tuvo lugar con un pequeño aumento en la mano de obra
empleada, otro pequeñísimo aumento global en la pro
ducción de materias primas y con una disminución de
sólo un 26 por ioo aproximadamente de la producción
de productos de consumo ordinario. Durante 1944, y
según Speer, la industria alemana produjo armas y ma
terial de todas clases suficiente para equipar completa—
mente con su dotación inicial a 225 Divisiones de Infan
tería y 45 blindadas.
El que este notable aumento de la producción
de material bélico no produjese resultados paralelos en
elcampo
de batalla, debe ser atribuído a una polí
tica deficiente de distribución y a una estrategia equi
vocada, que condujo a una innecesaria disipación de re
cursos, cosas ambas de las que Hítler, con sus decisiones
personales, debe ser considerado el responsable princi
pal. Suya fué, por ejemplo, la norma, que se aplicó a raja
tabla, de que el 90 por ioo del equipo nuevo se destinase
a las Divisiones de nueva creación y solamente se desti
nase a reemplazar las pérdidas en el campo el io por loo.
Como las nuevas Divisiones se nutrían de personal que
por razón natural era cada vez de peor calidad, frecuen
temente perdían una gran proporción del material en
los primeros encuentros, y mientras tanto las formacio
nes veteranas en línea a las que la estrategia hitieriana
exigía conservar sus posiciones a toda costa, carecían
del material que les hubiese permitido hacerlo. El re
sultado fué una continuada y fantástica dilapidación
en el frente, que excedía en mucho a la sufrida por las
fuerzas británicas y americanas, y por ello, desde Stalingrado, los mejores esfuerzos de la industria no pudieron
nunca calmar los vacíos en las dotaciones, aunque éstos
fueron reducidos progresivamente. Bastará para ilus
trar el caso citar un ejemplo de los efectos de este pro
ceso: Al comenzar 1942, la producción mensual de un
surtido de armas y municiones que por su utilidad y va
riedad podemos considerar como representativa,
era
equivalente al 4 por loo de las existencias y bastaba para
hacer frente al consumo. Para mediados de 1944, la pro
ducción de estas armas y municiones (que entre tanto
había aumentado seis veces y media) era equivalente al
io por ioo de las existencias contemporáneas, pero era,
sin embargo, insuficiente en términos generales para ha
cer frente al consumo.
76
d)
El colapso
de la producción
de guerra.
La producción de guerra alemana alcanzó su punto
culminante en julio de 1944, en que llegó a ser el 320
por oo del que se había logrado en enero-febrero del
año 1942. Para hacer frente a las necesidades de una si
tuación estratégica que empeoraba rápidamente se pla
neó hacerla llegar al 500 por ioo para fines del mismo
año, y Speer consideró que tal programa podría cumplirse
con tal que no hubiera un aumento de la presión aérea
aIjada, y también, de que las reservas de mano de obra
que entonces existían (especialmente en cuanto a la mu
jer alemana), y que aún no habían sido movilizadas lo
fuesen al completo. Ambas premisas fallaron.
Aunque se pueden enumerar los factores principales
que condujeron al rápido colapso del esfuerzo de guerra
alemán después del verano de 1944, es muy difícil el
calibrar su importancia relativa. Es probable que distin
tos factores predominasen en cada momento, pero no
transcurrió mucho tiempo cuando se llegó a una situa
ción en que su conjunto originó un descenso cada vez
mayor de la producción.
La tentativa que para movilizar más reservas de mano
de obra se llevó a cabo en el verano de 1944 fracasó com
pletamente. Aunque este fracaso hubiera bastado pro
bablemente para evitar la realización de los aumentos
de producción planeados, no llegó, sin embargo, a ser
una causa mayor del descenso, pues fué superada en in
fluencia por otros factores de tal modo que en los últi
mos meses de la guerra hubo en realidad muchos obreros
parados. La cuestión de los transportes fué la primera
que falló a causa de la presión de los ataques aliados so
bre la red ferroviaria y los canales. El promedio diario
de vagones cargados cayó de 133.000 en agosto a 87.000
en diciembre y a 70.000 en enero de 1945. Debido a la
imposibilidad
de mantener el nivel de la producción
cuando el carbón arrancado no puede ser retirado de las
bocas de mina, la producción de carbón fué afectada in
mediatamente
por el empeoramiento de la situación de
los transportes; la producción de antracita (que se ex
traía principalmente del Ruhr, zona que sufrió los más
graves ataques) descendió de 26,3 millones de toneladas
en julio a 14,3 millones en diciembre y xi,8 millones de
toneladas en enero de 1945. La producción de gas y de
electricidad declinó también rápidamente al principio,
a causa de los daños hechos a las instalaciones y tendido
por ataques aéreos, pero debido más tarde a la escasez del
carbón, que obligaba al cierre de muchas centrales. La
producción de materias primas se vió seriamente afec
tada por los ataques aéreos y por la pérdida de territo
rio al oeste del Rin. También fué afectada probablemente
por la situación de los transportes, y quedó reducida en
diciembre a un 5o por ioo de la producción de julio
de 1944.
Como es natural, transcurrió algún tiempo antes de
que en las fábricas de armamento repercutiera el des
censo en la misma proporción. Durante algunos meses
estas fábricas, en los casos que no eran arruinadas por
la aviación aliada, podían mantener su actividad usando
sus reservas de material y, por otra parte, tenían prio
ridad en la distribución de los mermados medios que
aún había en combustibles, energía eléctrica y transpor-.
tes. La fabricación de piezas de armamento, que se ha
llaba distribuída entre más de 50.000 subcontratistas
residentes en toda Alemania, empezó a ser influenciada
seriamente por las deficiencias del transporte en el otoño
de 1944, y poco después empezó la falta o escasez de pie
zas a notarse en las instalaciones de montaje que pro
ducían la munición terminada. Comparada con la pro
ducción máxima, obtenida en julio, la producción de
munición así obtenida resultó ser de sólo el 30 por 100
en enero de 1945.
Para mantener a estos niveles la producción de arma-
mento, Speer hubo de ordenar, conforme veía el curso
de los acontecimientos, una serie de medidas de ocasión,
que en resumen entrañaban la suspensión de todos los
proyectos de construcciones que nc beneficiasen inmedia
tamente a la producción de armamento (aunque se tra
tase de obras de reparación de daños sufridos por bom
bardeo), la supresión de las variaciones en los diseños
que exigiesen interrupciones en la producción normal
y el incremento en la producción de piezas de repuesto
para mantener completamente en servicio el material
en uso aun a expensas de la producción del nuevo. Ade
más de éste, se eligieron ciertas clases de armas y muni
ciones de producción fácil o de especial rendimiento en
uso, y sé les dió trato preferente, haciéndose esfuerzos
espéciales para mantener un aumento constante en su
producción.
Sin embargo, los estragos hechos en la capacidad de
producción alemana y la dislocación de lo que quedaba
llegaron a ser demasiado grandes para permitir un con
trol coherente de la situación. Para enero de 1945 el
territorio
que Alemania había perdido en el oeste
le privabá de un i por ioo aproximadamente
de su
antigua capacidad industrial, y las áreas industriales
occidentales no producían, en conjunto, más dé un 50
por ioo de su antigua producción máxima. Particular
mente los recursos del Ruhr no podían ser explotados,
ya que esta región estaba sujeta día y noche al bombar
deo aéreo. Para fines de enero la pérdida efectiva de los
recursos de la ind.jstria pesada vestfalo-renana había
sido complementada por la irrupción rusa en el área de
la industria pesada silesiana. ;La pesadilla que en ‘937
y 1938 había atormentado al General Thomas se había
convertido en realidad!
Llegado este momento, nada podía salvar a la indus
tria de guérra alemana de una catástrofe final; Speer
mismo reconoció que la situación era desesperada, y, rea
lista hasta el fin, dejando la dirección del Ministerio a
sus subordinados, se dedicó durante los meses siguien
tes, hasta el fin de la guerra, a recorrer Alemania en to
dos sentidos, tratando de persuadir a las autoridades
regionales de que no tuviesen en cuenta las repetidas
órdenes de Hítler de que se destruyesen todos los medios
industriales para evitar las fatales consecuencias de fal
remate. Para cuando los Ejércitos aliados empezaron a
cruzar el Rin, la actividad de los transportes había ba
jado hasta un 12 por roo; la producción de carbón, al 25
por ioo, y la de materias primas, al 33 por ioo de los
records registrados en el verano precedente. La produc
ción de armamento, aunque reducida a la mitad, toda
vía era un o por roo mayor que la de principios de 1942;
pero las pérdidas en el frente habían llegado a tales tér
minos, que dicha producción, aunque hubiese podido
ser distribuída a las fuerzas, era completamente insuf i
ciente para hacer frente al consumo en el frente, y la des
trucción total inminente de todas la fuerzas armadas
alemanas era un hecho inevitable.
Por ello, aunque, como en 1918, el Ejército alemán
seguía con las armas en la mano, y aunque la producción
dé armamento continuó hasta el final de la guerra a un
nivel que al comienzo de ella hubiera pareçido formi
dable, no cabe la menor duda de que la insuficiencia de
aquélla aceleró la derrota de las armas alemanas. A par
tr de Stalingrado, la insuficiencia de armas y abasteci
mientos entorpeció continuamenl;e la conducción de las
operaciones en los frentes. Aunque, como se ha dicho,
parte de la responsabilidad por esta situación es atri
buíble a Hitler por su equivocada influencia en la dis
tribución de los medios disponibles, no hay duda de que,
aunque lo conseguido por Alemania fué mucho, los diri
gentes ejecutivos de la producción de guerra alemana
no lograron movilizar completamente el esfuerzo indus
trial de guerra y sacar todo el pa.rtido posible de su país
y de los territorios conquistados en el período 1939-41.
ALGUNAS CAUSAS DEL FRACASO DE LA PRODUC
ClON DE GUERRA ALEMANA
Como el esfuerzo de guerra alemán fué continua
mente objeto de la guerra económica aliada, que se lle
vaba a cabo indirectamente en la esfera diplomática
cerca de las naciones neutrales que podían tener rela-,
ciones comerciales con Alemania, o directamente por
la acción del arma aérea o de otros medios ofensivos so
bre la industria y medios de transporte de Alemania,
es tentador analizar los esfuerzos de la organización pro
ductora alemana refiriéndolos a las operaciones de dicha
guerra económica aliada. Ello sería, sin embargo, pre
maturo antes de que los historiadores hayan avanzado
mucho más de lo que hasta ahora han hecho en la in
vestigación de la economía alemana, pues los nazis sa
bían de antemano las presiones a que probablemente
iban a estar sujetos e hicieron en algunos casos meticu
losos preparativos para hacerles frente. El coste de la
preparación y sostenimiento de estas medidas de pre
caución fué, sin duda, considerable y pudo haber res
tado una parte del potencial para otros fines. Los recur
sos invertidos en los enormes proyectos de producción
sintética y los brazos retenidos en la agricultura para
asegurar las reservas de víveres, son ejemplo de ello. La
estimación de los efectos de estos factores en el esfuerzo
de guerra alemán es, en conjunto, muy difícil por ahora.
Del mismo modo, aunque el efecto de los ataques
aéreos en objetivos específicos, tales como la industria
petrolífera y él sistema de transportes son ya bastante
conocidos, la intensidad con que afectaron a la econo
mía alemana operaciones aliadas, tales como la devas
tación de las ciudades alemanas y la creación e inten
sificación de los movimientos de resistencia en los terri
torios ocupados por los alemanes, es muy difícil de de
terminar.
Cierto es que ambas operaciones originaron
grandes pérdidas en la producción prevista, pero pu
diera también resultar que además la cantidad de hom
bres y material que la defensa contra dichos ataques
requirió produjese una tensión igual o mayor en el con
junto de los recursos alemanes.
Pero aparte de los inconvenientes impuestos o acen
tuados por las operaciones aliadas, la maquinaria de la
producción de guerra alemana sufrió de una serie de
desventajas de origen interno, muchas de las cuales pue
den ser atribuídas a factores inhérentes al sistema de
gobierno. Este estimulaba la iniciativa individual de
los ministros y de los numerosos organismos “autóno
mos”, a los que se confió autoridad ejecutiva en la es
fera económica creyendo que permitiéndose la compe
tencia entre ellos se conseguiría una mayor eficiencia.
Esta tendencia se confirmó nuevamente en la costum
bre de nombrar plenipotenciarios especiales con po deres superministeriales
para resolver problemas parti
culares. Hítler mismo era el coordinador y definitivo
responsable de toda la política y ante él respondían di
recta o indirectamente todos los ministros y plenipoten
ciarios. Durante los primeros años de su régimen, sin
embargo, Hítler fué auxiliado por un Gabinete al que
se llamaba regularmente a los ministros para discutir
la política, costumbre que cesó después de noviembre
de 1937, es decir, aproximadamente desde el momento
en que empezó la fase ofensiva del programa estraté
gico de Hitler.
Otra característica del sistema nazi de gobierno era
la división de autoridad entre el Estado y el partido,
pues existía la convicción de que si se mantenía al par
tido aparte de la burocracia, conservaría su vigor y ac
tuaría como un galvanizador y como un vigilante de la
maquinaria
administrativa.
De aquí que los goberna
dores provinciales (Gauleiters) fueran, en su calidad de
jerarcas del partido, directamente responsables ante
Hítler, y estaban en situación de discutir dentro de su
77
jurisdicción, las órdenes emanadas de ios departamentos
ministeriales de Berlín.
Para que un sistema así fuera eficiente necesitaba
una fuerte coordinación en su cabeza; pero desde el mo-.
mento en que empezaron las operaciones militares, Hít
ler volvió la espalda al frente interno y dedicó todo su
tiempo a intervenir en las funciones normales del Estado
Mayor General y de los Jefes de los Ejércitos. También
Goering, que quedó a cargo del frente interior como pre
sidente de un Consejo Ministerial de Defensa Nacional,
delegó su autoridad y se dedicó por completo a las cues
tiones aéreas. El Consejo Ministerial no se reunió des
pués de 1939, e incluso la Dirección del Plan Cuadrienal,
que también dependía de Goering y que pudiera tam
bién haber actuado como una autoridad coordinadora
en la esfera económica, cesó de ser un factor activo des
pués del comienzo de las hostilidades.
Por tanto, no hubo en realidad una alta autoridad
coordinadora para los asuntos interiores durante la gue
rra, pues en las ocasiones en que Hítler mismo pudo ser
persuadido de que volviese a ellos su atención, recurrió,
según su costumbre casi siempre, al nombramiento de
plenipotenciarios,
pero, para su desdicha, las ambicio
sas personas de su confianza que nombraba como tales
aprovechaban casi invariablemente la situación para su
medro personal. La más notoria de entre ellas fué Martín
Bormann, que adquirió gran influencia con su cargo de
secretario privado del Führer, y que nombrado además
jefe de la Cancillería del partido, consiguió un estrecho
control sobre los “Gauleiters” y utilizó a éstos como agen
tes para favorecer su propia política contra la de aque
llos ministros con quienes no estaba de acuerdo, llegando
hasta a evitar el acceso de aquéllos al Führer, hasta el
punto de que algunos de los ministros civiles no pudie
ron conferenciar con Hítier durante años enteros.
No es sorprendente que surgiesen grandes deficiencias
en la administración de la producción de guerra bajo
una forma de gobierno en que la deliberación imparcial
era desplazada por las intrigas palaciegas. Pero lo peor
y lo que más decisivamente influyó en la ruina de Ale
mania fué, sin embargo, el que la existencia de tales defi
ciencias fué tolerada, o no se reconociera su existencia
hasta que ya no había remedio para ellas. Desde los pri
meros momentos la inspección y verificación de la pro
ducción de armamento propiamente dicha, es decir, de
sus 5.000 principales contratistas en números redon
dos, radicaba en el Ministerio de Guerra, y cuando éste
se suprimió pasó al Alto Mando de las fuerzas armadas (O. K. W.). El control de la producción de materias
primas y el de muchos miles de subcontratistas de arma
mento continuó en el Ministerio de Economía. Corres
pondía al O. K. W. el examen y la coordinación de los pro
gramas de producción que proponían los tres Ejércitos
y la obtención del Ministerio de Economía de los cupos
de materias primas para los contratistas. La coordina
ción de los programas de producción de los tres Ejérci
tos nunca pasó de ser nominal, en parte porque Goering
nunca permitió inteferencias de ninguna clase con los
de la Aviación, y en parte porque Hítler mismo se dedicó
deliberadamente a destruir la autoridad del O. K. W.,
influído por su profunda desconfianza en los militares
profesionales, cualesquiera que fuesen sus cargos e ido
neidad. Debe recordarse que ya desde febrero de 1938
Hítler había asumido el mando supremo de las Fuerzas
Armadas, nombrando a Keitel Jefe del O. K. W.
Aunque la relativamente modesta producción de ar
mamento obtenida por la industria en los dos primeros
años de la guerra bastó ampliamente para cubrir las
igualmente modestas necesidades contemporáneas de los
Ejércitos, sin embargo, dicha producción fué lograda con
dificultad, especialmente en lo concerniente al abasteci
miento de las materias primas; ello a causa de que cada
uno de los Ejércitos, habitualmente y por sistema, exa
78
geraba sus necesidades en cuanta a aquéllas para preca
verse contra las reducciones del O. K. W. Como el Ge
neral Thomas y sus colaboradores de la Oficina de Ar
mamento del O. K. W. no eran lo suficientemente téc
nicos para percatarse del volumen de las exageraciones,
los cupos de materias primas se asignaban en exceso para
las necesidades reales de los programas de armamento,
y con ello una gran parte de las reservas que el Ministe
rio de Economía obtenía con gran dificultad desapare
cían en los ocultos depósitos de las firmas contratistas.
Speer sabía muy bien lo que ocurría antes de entrar
en funciones, y el rápido aumento que logró en la
producción de 1942 fué debido a estos “nidos” provi
denciales que sus predecesores habían inconscientemente
fomentado.
Pero, sin embargo, la primavera de 1942 era ya una
fase peligrosamente tardía de la guerra para empezar la
enorme tarea de organizar la administración de la pro
ducción de guerra con una eficiencia adecuada a los pro
blemas que había que resolver por entonces. Quizá no
hubiese sido demasiado tarde si la importancia y la ur
gencia del asunto hubieran sido reconocidas por todos
los interesados pero no fué éste el caso, y aunque Speer
vió claramente lo que se requería, los obstáculos para
la consecución de lo que se proponía resultaron ser al
final demasiado formidables para él.
Los principios que Speer quería introducir eran sufi
cientemente sencillos:
a)
Toda clase de producción debería estar bajo un con
trol único para facilitar una movilización completa
para la producción de armamento.
b)
El papel de los Ejércitos en cuanto a la producción
de armamento debería limitarse a la indicación del
diseño y cantidad que se requerían.
c)
Solamente
los ingenieros y demás personas con cali
ficación técnica deberían encargarse del planea
miento del detalle y de la ejecución de los pedidos,
y la idoneidad y no los méritos políticos, el presti
gio comercial o- las relaciones financieras, debía ser
la únicacalificación para tales empleos.
Para probar la excelencia de estos principios, que sólo
se impusieron parcial y gradualmente, basta fijarse en
los resultados que su adopción produjo.
Aunque Speer había ya anteriormente logrado hasta
cierto punto el control de la producción y asignación de
materias primas, no pudo controlar completamente toda
la producción de distintas clases del Ministerio de Eco
nomía hasta septiembre de 1943, y nunca dirigió la dis
tribución de la mano de obra ni aun siquiera logró llegar
a un acuerdo aceptable con Sauckel, que era el Plenipo
tenciario para dicha distribución desde principios de 1942.
La antipatía personal y profesional que se desarrolló en
tre estos dos hombres fué una gran rémora para el es
fuerzo de guerra alemán, pues hizo imposible la coordi
nación eficiente de la distribución de la mano de obra,
que regía Sauckel, con la asignación de los otros facto
res de la producción, que Speer dirigía.
El que los Estados Mayores de los tres Ejércitos se
limitasen a lo que Speer consideraba su cometido espe
cífico y exclusivo, sólo se consiguió escalonadamente:
El de Tierra cedió el control de la producción de su arma
mento en mayo de 1942, en que la oficina correspondiente
del O. K. W. pasó a depender de Speer; la Marina cedió
el de la del suyo a principios de 1943, cuando Raeder
fué sustituído por Doenitz, y el Ejército del Aire retuvo
el control de la producción aérea hasta que a fines de
febrero de 1944 los bombardeos aliados produjeron una
seria crisis en la producción de cazas, hecho que venció
la obstinación de Goering (quien, más aún que Raeder,
quería mantener en principio y de hecho una completa
autonomía para su Ministerio), y le determiné, a instancias de Milch, su Director de Armamento, que ya hacía
tiempo estaba de acuerdo con la idea de Speer, a trans
ferir en junio del mismo año a Speer la .producción de los
medios aéreos. Como se ve, la unificación total del con
trol de armamentos no tuvo lugar hasta un año antes de
terminar la guerra, por lo que fué demasiado tardía para
que todas las reorganizaciones necesarias se pudieran
llevar a cabo.
Las reformas tropezaron no sólo con la oposición de
los militares (aunque las relaciones de Speer con los jefes
del Frente eran extremadamente
cordiales), sino que
produjeron mucha suspicacia e intriga subversiva en el
partido, porque la preferencia de Speer lior los industria
les apolíticos y su creación de una burocracia técnica no
partidista era considerada como un paso peligrosamente
retrógrado hacia la reanimación del capitalismo privado,
que el ala radical del partido, personificada, entre otros,
por Bormanu y Sauckel, miraba con la más grave alarma.
De esto a excitar subversivamente a los Gauleiters con
tra las instrucciones ministeriales no había más que un
paso. El Servicio de Seguridad de Hímmler intervino
también, y más de uno de los principales subordinados
de Speer se vió en la cárcel de la noche a la mañana o
hubo de ser destituido. por supuestas ofensas contra la
doctrina nazi.
La falta de una coordinación coherente y sistemática
entre el planeamiento de la producción y la estrategia
fué un obstáculo más para lograr una organización de
la producción de guerra a tono con la desesperada
situación de Alemania en 1943 y 5944. Ello fué debido
en parte a la ausencia de una estrategia claramente de
finida desde el momento en que los planes iniciales de
Hitler erraron su rumbo al fracasar la ofensiva de fines
de 5942 en el frente Oriental. Los programas de produc
ción, aunque transmitidos por Keitei como necesida
des del O. K. W., eran en la práctica realmente decisio
nes unilaterales de Hítier, que se aceptaban sin varia
ciones y aun a menudo sin examen crítico alguno. Las
decisiones de Hitler eran muy raramente el resultado
de cuidadosas deliberaciones con. las Planas Mayores
adecuadas, y podían, por el contrario, ser influenciadas
por entrevistas personales o por el propio entusiasmo
del Führer. Este se tomaba el más vivo y minucioso inte
rés en cuestiones de diseño de armamento, en las que no
era inexperto ni mucho menos, pero sí era, en cambio,
capaz de las decisiones más dogmáticas basándose exclu
sivamente en su opinión personal. Además era un maes
tro consumado en el arte de nó querer ver y suprimir los
hechos que no apoyasen sus opiniones preconcebidas,
por lo que, conociendo su intensa aversión por las verda
des amargas, muy pocos de sus colaboradores se atre
vían a comunicarle noticias que no fuesen buenas; uno
de ésos pocos era Speer. La adaptación de la producción
a la cambiante situación estratégica fué, por lo tanto,
muy lenta y se logró por partes; así, por ejemplo, aun
que desde el comienzo de 5943 se percibía con claridad
que Alemania debía pasar a la defensiva en los frentes
terrestres, el llamado “Programa de Infantería”, ideado
para aumentar la potencia de fuegos defensiva de las
Divisiones de primera línea, no se empezó a poner en
práctiça hasta muy entrado i944. La reorientación del
programa de carros en favor de los de tipo defensivo se
difirió aún más.
Pero posiblemente el peor de los errores estratégicos
que los alemanes cometieron en e1 campo de la produc
ción no es, sin embargo, atribuible a la interferencia de
Hítler, sino debido a un error fundamental del Alto Es
tado Mayor alemán en la apreciación de la situación: el
fracaso en darse cuenta del desarrollo de la ofensiva
aliada de bombardeo estratégico. Así como muchos
factores, algunos de los cuales hemos descrito ya, con
tribuyeron a impedir que la producción de guerra ale
mana llegase a los límites de que hubiera sido capaz, los
funcionarios alemanes competentes atribuyen unánime-
mente a los ataques aéreos aliados el colapso de aqué
llas. Al parecer, en 1942 se examinó la perspectiva aérea
con mucho cuidado, y a la vista de las experiencias de
la Luftwaffe y de los resultados de los ataques aéreos
aliados de entonces, se dictaminó que los ataques aéreos
nocturnos no podrían alcanzar la exactitud y concen
tración necesarias para infligir daños decisivos a los
objetivos industriales importantes, y que las pérdidas que
implicaría el forzar las defensas alemanas en pleno día
impediría una ofensiva sostenida de los bombarderos
diurnos. El desarrollo por parte de las aliados de los ca
zas de acompañamiento no fué previsto, al parecer, y el
resultado fué que se planeó una gran expansión de la
producciónde cazas, la que fué ejecutada en unas pocas
y enormes instalaciones de producción en serie, que re
sultaron ser más tarde unos blancos excelentes para los
bombarderos pesados norteamericanos. Tampoco se con
sideró necesario el ordenar como medida de precaución
una dispersión de las fábricas de material de guerra, por
lo que ésta no se inició hasta que fué evidente que dicha
industria se había convertido en el blanco principal de
la aviación enemiga y había sufrido ya daños graves,
momento en el cual la pérdida de producción adicional
que la dispersión ocasionó era apenas llevadera. La dis
persión, organizada en emplazamientos subterráneos, no
se empezó hasta mediados de 1944, lo que dió por resul
tado el que, aunque se habían empleado muchos brazos
en excavaciones, muy pocas fábricas subterráneas esta
ban en marcha al terminar la guerra.
Otra manifestación de la gratuita confianza en la
inexpugnabilidad
de las defensas aéreas alemanas, fué
el fracaso en impulsar más vigorosamente la construc
ción de instalaciones para la producción de esencia sin-.
tética y de otros proyectos similares para proveer una
reserva de capacidad productora. Por el contrario, los
programas de expansión previstos en el Plan Cuadrienal
se descuidaron, y en algunos casos incluso se redujeron
con relación a su volumen inicial, aunque bien es verdad
que hubiese sido extremadamente
difícil el adjudicar
acero suficiente a estos proyectos y hacer frente simul
táneamente a todos los requerimientos del programa de
armamento. En los primeros años de conquista esos pro
gramas pudieran haber parecido lujos innecesarios y
caros; en el caso del de las nuevas instalaciones de esen
cia sintética, se sabe que Alemania especuló sobre la ad
quisición de los campos petrolíferos del Cáucaso en 1942,
y que casi agotó sus existencias de gasolina en el intento
de ocuparlos, con el resultado de que, cuando al fin las
fuerzas aéreas aliadas alcanzaron la fuerza suficiente
para atacar sistemáticamente
la industria petrolífera,
no existía virtualmente una reserva de capacidad de pro
ducción y sólo una reserva muy pequeña de petróleo en
depósitos para encajar el golpe. Fué tan grande el efecto
de éste sobre los abastecimientos de gasolina de avia
ción que a las pocas semanas de los ataques iniciales de
mayo de 5944, una parte considerable de las fuerzas
aéreas alemanas hubo de ser aparcada y permaneció así
hasta el fin de la guerra.
El efecto de la acción aérea aliada en la producción
de guerra alemana durante los doce últimos meses de la
guerra no se limitó, sin embargo, a los estragos infligidos
directamente a la industria de guerra y al sistema de
transportes, pues gravitó también de un modo terrible
sobre la maquinaria administrativa misma. Para media
dos de 1944, después de dos años de trabajo intensivo,
el sistema de Speer había resuelto muchos de los proble
mas de organización y empezaba a mostrarse como una
eficiente y formidable maquinaria; pero casi inmediata
mente fué sujeto a tal martilleo, que a los pocos meses
todo control centralizado se hizo virtualmente imposible.
Ello tuvo lugar a raíz del fracaso de las comunicaciones
con los centros de producción ocasionado por la interfe
rencia aijada, que impedía la rendición de partes y el des-
79
pacho normal de la tramitación comercial. Además, la
creciente inseguridad de la producción y en el transporte
hacía en gran parte imposible y puramente especulativo
todo planeamiento con vistas al futuro, y así, mientras
que en 1942 había sido posible el pronosticar casi exac
tamente las producciones de casi todas las clases de ar
mamento con dieciocho meses de anticipación, en el
verano de 1944 no podía pronosticarse con visos de exac
titud con más de seis u ocho semanas de adelanto, y aun
así los acontecimientos deshicieron algunas veces los
cálculos hechos.
A veces resultó posible el resistir los efectos de la inter
ferencia aliada o los inconvenientes políticos domésti
cos mediante vigorosas improvisaciones, para las que la
generación alemana actual ha demostrado una aptitud
insospechada. Pero a la larga incluso las improvisacio
nes más geniales no sustituyen adecuadamente a un
buen planeamiento. La Historia decidirá si una de las
debilidades más aparentes de los métodos de gobierno
nazis no ha sido la inexorable eficacia con la que destru
yó el tradicional genio, alemán en materia de planea
miento. Sería, sin embargo, injusto echar la culpa a los
dirigentes de la producción de guerra alemana del fra
caso en la consecución de un imposible, pues imposible
era lo que se les pedía desde el momento que el albur
ofensivo de Hítier en el Este fracasó. Los recursos eco
nómicos de Alemania eran básicamente inadecuados para
sostener a la vez tres frentes defensivos diferentes, pues
de no incurrir en equivocaciones graves, los aliados con
sus medios industriales y económicos superiores tenían
que prevalecer; pero además ocurrió que fueron los ale
manes quienes cometieron los errores más graves. Pero
sea que Speer y sus colaboradores fracasaron, sea que los
defectos ingénitos del régimen nazi les impidieran sacar
todo el partido posible de los medios a su disposición o
que la aviación aliada se cruzase en su camino,, lo que sí
puede Speer recabar con orgullo es que logró prolongar
la resistencia alemana mediante los resultados que ob
tuvo en la producción de 1943 y 1944. La verdadera res
ponsabilidad de fracaso final de Alemania en el terreno
económico radica en los predecesores de Speer, que no
supieron sacar todo el partido posible de los medios que
por entonces tenían a su disposición y más principalmente
en Hítler mismo, que subestimó el volumen de la tarea
militar que tenía delante y que no exigió a tiempo el es
fuerzo de producción que la situación requería, esfuerzo
que muy probablemente hubiera sido realizado si se hu
biera exigido.
Elcañónde40mm.enapoyodelainfantería
Teniente Coronel Leo J. DAVIS, del Cuerpo de Artillería de
Costa.—De la publicación norteamericana Military Reoiew.
Cuando la División “Americal” invadió a Cebú el 26
de marzo de 1945, encontró las posiciones mejor fortifi
cadas con que se había tropezado el VIII Ejército en su
campaña de las Visayas. En la etapa inicial de la opera
ción, los regimientos de Infantería 132 y .582 abordaron
las playas minadas cerca de Talisay y avanzaron rápida
mente hacia el norte, capturando la ciudad de Cebú,
a 7,5 kilómetros de la playa, el día D-i. De ahí en ade
lante, cuando el grueso de las tropas japonesas se retiró
hacia las montañas al norte y al oeste de la ciudad, la
batalla cambió.
Estas fortificaciones, en construcción hacía varios me
ses, estaban muy bien preparadas, tenían facilidades para
guardar víveres por seis meses y una gran cantidad de
armas y municiones. Había cientos de casamatas muy
bien construídas, y trincheras y túneles que se usaban
para almacenes y protección del personal.
En muchos sitios, especialmente a lo largo de la línea
principal de resistencia en la cordillera de Babag, los tú
neles con entradas y salidas a ambos lados proporciona
ban un excelente campo de fuego y al mismo tiempo
facilitaban el apoyo mutuo entre las posiciones. Estos
túneles estaban dispuestos con intervalos a ambos lados
de la colina y sólo tenían una ruta de acceso, la carretera
de Iahug, estrecho camino construído en las empinadas
laderas de la montaña. Fué en esta carretera donde una
Compañía americana fué prácticamente liquidada cuando
un carro disparando a boca de jarro voló un polvorín en
una cueva cercana al sitio por donde cruzaba la Com
pañía.
El armamento enemigo consistía en cañones navales
de 150 mm., emplazados de manera que podían disparar
sobre la ciudad de Cebú y el puerto, donde estaba nues
80
trabase
aérea. Las armas más ligeras eran cañones de
75 mm., cañones navales de tres pulgadas, cañones de 40
25
y 20 mm., ametralladoras del calibre 5o y morteros
de 90 mm. Un aspecto interesante de la munición japo
nesa era el uso de proyectiles del calibre 5o de alto explo
sivo, dotados de una espoleta supersensitiva a percusión.
Esta era usada principalmente contra personal con gran
eficacia’.
A medida que la División Americal se internaba en las
defensas japonesas, sufría mayores bajas y el avance era
muy lento. Prácticamente, todas las armas de la Infan
tería fueron lanzadas al combate, y la aviacióñ y la arti
llería atacaron las posiciones incesantemente. El ataque,
sin embárgo, progresaba lento y costosamente. Muchos
de los puntos de resistencia enemiga eran vulnerables
solamente a los bombardeos directos, lo que nos obligaba
a combatir al enemigo con lanzallamas, explosivos y pér
tigas, en forma lenta y costosa.
El problema era que ni las bombas ni los proyectiles
gruesos del apoyo aéreo y artillero podían penetrar en las
cuevas y túneles. Además, se habían empleado piezas de
artillería autopropulsadas M-7 y carros M-4, aunque en
número muy reducido, al extremo que no podían cubrir
el frente con efectividád, pero éstos se necesitaban para
misiones de mayor alcance.
Se resolvió entonces emplear los cañones de 40 mm.
del’478 Batallón de Artillería A. A., que aunque menos
móviles que los obuses autopropulsados, se podían llevar
a cualquier punto del frente. Otros factores que favore
cían el uso de estos cañones era su alta cadenciá de fuego
y la gran cantidad disponible de municiones.
Los cañones podían usarse para esta misión sin afec
tar a la efensa A. A. Los ataques aéreos enemigos ha-
bían cesado y cuatro secciones de cañones, al principio
dedicadas a la defensa de una base aérea que aún no
operaba, estaban disponibles. Estos cañones se habían
estado usando en la defensa del puerto y de los poi
vorines.
En la mañana del 8 de abril dos secciones protegidas
por la oscuridad avanzaron hacia el frente. Estas fueron
asentadas en un monte que dominaba un barranco, desde
el cual era posible disparar contra unas colinas que esta
ban a 1.250 metros al frente. Una de éstas, la colina 21,
era el objetivo principal de dos Compañías del 582 de
Infantería.
Estas posiciones se protegieron con fortificaciones lige
ras. Por desgracia, la pequeña loma era el único sitio
desde donde se podía disparar con eficacia, y las seccio
nes fueron ásentadas a 20 metros unas de otras, lo cual
era demasiado poco para el fuego de los morteros y caño
nes enemigos.
Los asentamientos eran accesibles a los camiones, y
esto permitió traer el equipo de puntería, lo cual hizo po
sible disparar usando un punto de referencia después de
calculada la elevación. Este método resultó bueno, pero
fué abandonado cuando se descubrió que éra posible uti
lizar la mira tipo M7AI con los mismos resultados y do
taciones más reducidas. La mira M7AI fué usada para
disparos de gran precisión a distancias de 2.000 m. con
un ajuste a cero m. por hora en la mira y apuntando el
índice directamente al objetivo.
En la etapa inicial del asalto sobre la colina 21, este
método demostró ser sumamente eficaz contra las casa
matas, túneles y trincheras, y las Compañías avanzaban
con un número reducido de bajas. El primer día, el fuego
enemigo carecía de precisión; a pesar de que un artillero
fué alcanzado por un tirador apostado y de que las uni
dades M-7 estaban también en apoyo, fueron hostigadas
por tiros de mortero.
Los Comandantes de Batallones y Compañías descu
brieron que debido al pequeño radio de la explosión de
un proyectil de 40 mm. y la falta (le dispersión, la infan
tería podía avanzar hasta muy cerca del objetivo sin ne
cesidad de variar el fuego de apo-yo.
Los japoneses aparentemente estaban igualmente im
presionados, y tan pronto nuestra artillería abrió fuego
sobre sus posiciones la mañana siguiente, el enemigo
cambió su fuego de morteros de los M-7 a los Cañones
de 40 mm. Una sección fué obligada a retirarse por el
fuego enemigo. El comandante de la batería, que sabía
la falta que hacía este fuego, pidió dos voluntarios para
servir uno de los cañones, y en compañía de dos sargen
tos disparó r68 proyectiles, lo que ayudó al avance no
tablemente.
Después del éxito obtenido en la colina 25, el Coman
dante del 478 Grupo de Artillería A. A. recibió órdenes
de explorar todo el frente y determinar otras zonas donde
se pudieran emplear los cañones (le 40 mm. A base de
este estudio se decidió usar dos cañones hacia el flanco
sur para apoyar el avance de la 82 División del Ejército
filipino.
Los filipinos se habían encontrado .con seria resisten
cia en lo.s montes al oeste de Basak. Toda la artillería de
la División “Americal” se estaba usando más hacia el
norte contra el grueso del enemigo, y el asalto filipino
contra el monte Antangua se está debilitando. Debido
a la falta de carreteras y a lo empinado de los montes
era imposible que los carros avanzaran suficientemente
para prestar apoyo efectivo.
El problema de mover los cañones de 40 mm. fué re
suelto por el 57 Batallón de Ingenieros de Combate, que
desafiaron los campos de minas, los tiradores apostados
y el fuego de mortero para construir una carretera hasta
los asentamientos de artillería. Dos secciones de cañones
fueron remolcados hasta la posición por una pendiente
de 440 con tractores.
Las distancias a que se disparó entre el 8 y el 22 de
abril variaron entre 500 y 3.500 metros, y en varias oca
siones se disparó con efectividad a 4.000 metros. Una
tarde, uno de los cañones hizo blanco sobre un polvorín,
a una distancia de 3.000 metros, y se pudo observar el
humo durante más de una hora.
En dos semanas, los cañones de 40 mm. destruyeron
un puesto de mando, tres puestos de observación, cuatro
depósitos de suministro y diez edificios; bloquearon siete
túneles; neutralizaron tres morteros y dos fusiles auto
máticos; averiaron diecisiete refugios, setenta y siete ca
samatas y siete trincheras, e infligieron un gran número
de bajas al enemigo. Esto se realizó con 11.895 proyec
tiles de alto explosivo y 625 proyectiles perforantes.
Aunque el cañón de 40 mm. resultó de gran valor para
apoyo del avance de la infantería durante la campaña
de Cebú, no se debe exagerar -su eficacia para destruir
posiciones enemigas. El elemento decisivo en la campaña
de Cebú, como lo es en todas las campañas, fueron los fu
sileros que vencieron al enemigo en combate cuerpo a
cuerpo. Recordemos que en la colina 25, a pesar de la ex
celente preparación de artillería, la División “Americal”
sufrió serias bajas.
En la campaña de Cebú se aprendieron las siguientes
lecciones: No es necesario ni deseable que estos cañoies
envíen al frente sus propios observadores. En muchos
casos, los ajustes se hacían desde la misma posición. Los
telescopios de los Comandantes se usaron satisfactoria
mente para observar el tiro, y en algunos casos se usaron
anteojos.
La observación en el frente la hacían los fusileros cuan
do las facilidades de transmisión lo permitían, y muchas
veces se disparó con gran eficacia. En algunos casos los
ajustes se hacían con incrementos de cinco metros a una
distancia de 2.000 metros (dos y media milésimas). En
él avance sobre la colina 8, la infantería pidió fuego de
hostigamiento a 50 metros al frente.
Cubrirse y ocultarse son de vital importancia, y si es
posible se debe tratar de obtener protección contra la
aviación. En todo momento las dotaciones de los caño
nes deben ser reducidas al mínimo, y todos los observa
dores que tienden a congregarse en las inmediaciones
cuando se dispara un arma nueva deben ser alejados. Los
japoneses tendían a cambiar el fuego de los 1VI-7a los
cañones de 40 mm., y una de las secciones fué diezmada
por un proyectil que estalló en un árbol. Todos los hom
bres estaban en sus pozos, pero fueron alcanzados por
los fragmentos que venían hacia abajo, pero solamente
causó la muerte de un soldado, que perdió su casco al meterse en el pozo.
A los cañones se les debe dar la protección máxima
durante la noche. Los japoneses se infiltraban en la zona
donde estaba emplazada la artillería, .y una vez penetra
ron en las líneas filipinas y destruyeron cañones de 40 mm.
con cargas de explosivos.
Aun en condiciones móviles, los cañones requieren
cierta estabilidad. En Cebú se obtuvo usando sacos de
arena, cajas de municiones, etc. En algunas ocasiones
se dispararon los cañones acoplados a los remolcadores
y se movían antes de que el enemigo pudiera hacer pun
tería sobre ellos.
Una inspección de las ánimas después de dos semanas
de uso demostró que de catorce ocho estaban desgasta
das. Mientras se emplearon estos cañones, la única pieza
que falló fué una palanca del percutor, que fué reempla
zada inmediatamente. El cañón al cual se le rompió esta
pieza había disparado 3.650 proyectiles.
Un soldado japonés capturado cerca de uno de los ca
ñones pertenecientes a la batería B, que había sido herido
por los fragmentos de proyectiles de alto explosivo,
rindió tributo al 478 Batallón de Artillería Antiaérea,
diciendo que los cañones de 40 mm. habían infligido gran
des bajas a los japoneses.
81
Lageografíadelaedaddelaire
Por E. Y. G. TAYLOR.—Algunos capítulos de un folleto de una serie publi
cada por el Real Instituto de Asuntos Internacionales británico bajo el título
de “Mirando hacia el futuro”.—Traducción
del Teniente
Coronel Mateo.
para los mapas de los hombres de mar, ya que la nave
gación no era posible en las cercanías de los Polos; pero
Ahora que hemos entrado en la edad del aire, el hecho ello importa mucho en una época en que se vuela, por
patente de que las rutas aéreas no necesitan seguir y no que las rutas aéreas pueden discurrir a través de las más
seguirán las tradicionales rutas marítimas ha sacudido altas latitudes o hasta por los mismos Polos (i).
Un tercer defecto notable es que, puesto que la escala
la imaginación popular. ¿Por dónde irán estas rutas?
¿Quiénes son los mejores situados para dominar el aire? va cambiando continuamente del Ecuador al Polo, es
¿Qué será de las posiciones clave del pasado, tales corno imposible extender una regla o colocar un compás sobre
el mapa Mercator para medir una distancia. Es imposi-.
Gibraltar y Singapur? Los mapas y las esferas terres
tres han parecido repentinamente novedades, y en los ble, por consiguiente, con un mapa de este tipo hallar
si, por ejemplo, Moscú está más cerca de Vancouver que
Estados Unidos periodistas y geógrafos se han apoderado
de la oportunidad para producir mapas modernos, con de la Ciudad de Cabo; de la simple inspección del mapa
podría sacarse. una consecuencia errónea. Tampoco es
frecuenca muy bien iluminados, con los que han conven
posible trazar sobre él la ruta directa, de Moscú a Van
cido a la gente, allí y en la Gran Bretaña, de la necesidad
couver, por ejemplo, o averiguar por qué lugares se pa
de mirar el mundo de un modo nuevo y con un pe
saría en el camino. Una línea recta trazada de una ciu
netrante sentido geográfico.
La generalidad de los americanos çomo nosotros, se da a otra sería una línea de rumbo o una dirección de la
brújula; pero tal línea es más larga, y a menudo bastante
daban por satisfechos, hasta ahora, con colgar en sus es
cuelas, oficinas y establecimientos industriales mapas más, que la ruta directa medida en la esfera por un arco
del mundo en proyección Mercator. En ambas orillas del de círculo máximo.
Puede preguntarse: ¿Por qué, si los mapas Mercator
Atlántico la particular perspectiva del mundo que estos
tienen tantos defectos, se hacen y se venden todavía? La
mapas representan ha llegado a formar el clima mental
que rige nuestras habituales e inconscientes reacciones respuesta es que su propiedad de conservar la exactitud
de los rumbos magnéticos es de valor inestinable, y que
ante las relaciones mundiales.
para un pueblo de marinos como el nuestro sirvieron
El público se entera ahora con asombro que el mapa
mundi en proyección Mercator falsea en algunos puntos muy bien cuando las rutas marítimas eran las más im
la verdad, o la disimula completamente en otros, y es portantes, aparte de que halagaba nuestro orgullo por
que desplegaba ostentosamente el Imperio. Como, incon
incapaz del todo de indicar las nuevas y vitales relacio
nes capitales que los caminos del aire proporcionan, o venientemente, juzgamos la escala por referencia a nues
tras propias islas, que están precisamente en latitudes
de recordar los peligros que surgen de los nuevos méto
dos de guerra. La mayor perturbación es que, para la altas, desestimamos las dimensiones de los países tropi
mayoría de la gente, “un mapa es un mapa”; esto quiere cales, tales como la India y el Brasil, por comparación
decir que es una simple presentación de hechos que no con Europa.
Porque conserva la exactitud de los rumbos, el mapa
pueden engañar al que los utiliza. Esto, sin embargo, no
es así: Cada mápa, cada esfera, también, tiene ciertos mundi es uno (y casi el único en realidad) en el que los
cuatro bordes del mapa corresponden a los cuatro pun
elementos subjetivos, ciertos usos, ciertas convenciones
que deben ser entendidas y recordadas si no queremos tos cardinales, norte, sur, este y oeste. Ello apoya el em
pleo inconveniente de las palabras cima y fondo, arriba
sacar de ellos conclusiones falsas.
y abajo, cómo equivalentes de norte y sur. Así se hablaba
de la marcha de los combates “en el ángulo superior de
Alsacia”, o de los alemanes atrapados “en el fondo de la
PROYECCION MERCATOR
bolsa” que se forinó en “la parte baja de la península de
En el mapamundi en proyección Mercator las líneas Cherburgo”.
La proyección Mercator participa, con las demás que
de longitud (meridianos) que en el globo cónvergen en
los Polos, aparecen como rectas paralelas, de modo que dibujan el mundo dentro de un rectángulo, de la des
ventaja de sugerir que el este y el oeste están extensa
las distancias de este a oeste están exageradarnentá
aumentadas a medida que vamos del Ecuador a los Po— mente separados, que ellos son, en realidad, “los confines
los. Las distancias de sur a norte son exageradas, pero opuestos de la tierra”. Aun cuando unos minutos de re
flexión pueden recordarnos que el borde izquierdo y el
guardando la misma proporción, por lo que no hay dis
derecho de las ho}as del mapa representan una misma
torsión de dirección y no varían las formas de pequeñas
zonas. Por ejemplo: en la latitud 6o° los meridianos en línea sobre el globo, esta inconsciente impresión de sepa
los mapas tienen hasta dos veces las dimensiones que ración de los extremos de las hojas es muy difícil de disi
en el globo; como consecuencia, las distancias de sur a par. Aun más peliaguda de combatir es la impresión de
norte son también dotls, y el resultado es que las áreas que “no hay nada más allá” del borde norte, o del sur
del mapa. Requiere un verdadero ezfuerzo comprender
tienen cuatro veces sus dimensiones reales. A la lati
que las costas de Siberia y del Canadá, que se represen
tud 700 los meridianos llegan a ser dos veces y media ma
yores que su longitud real, y las distancias norte sur tan alejadas una de otra y en la misma línea, están en
están aumentadas proporcionalmente.
Las áreas están realidad una frente a otra separadas por un pequeño brazo
del mar Polar, de la misma forma que Italia está frente
más de seis veces aumentadas, y este rápido aumento
hacia los Polos es uno de los más grandes defectos de este a Libia separada por el Mediterráneo.
Tales deformaciones, que son inevitables si queremos
mapa. Los Polos mismos están situados donde se encuen
tran las líneas paralelas, es decir, en el infinito, y de aquí
(i)
Nota del iraductoe: Mercator tituló sus cartas “Mapas
un segundo defecto, las regiones polares no pueden ser
dibujadas de modo alguno. Esto no tenía consecuencias para navegantes”.
INTRODUCCION
82
dibujar la superficie de la Tierra dentro del contorno de
una línea, sea ésta un rectángulo o una elipse, se dismi
nuyen considerablemente si hacemos el mapa del mundo
en dos partes separadamente; es decir, dibujándolo por
hemisferios. Tal mapa se encuentra en la primera página
de la mayoría de los atlas. La escala, las áreas y las for
mas se conservan bien, aunque las direcciones magné
ticas se pierden. Pero el hecho de que el Nuevo y el Viejo
Mundo están cada uno dibtijados aisladamente y ence
rrados dentro de sus propios marcos circulares y rodea
dos por el mar, proporcionan una vaga sugerencia de la
separación de los hemisferios briental y occidental, que
refuerzan la idea de que los asuntos de uno no conciernen
al otro. Este es el mapa de los aislacionistas. Poca gente
recuerda que los dos círculos límites son un solo círculo
máximo que divide el Ecuador en dos partes iguales se
paradas i8o y sólo artificialinenté dos meridianos. Me
nos refleja todavía, que, como la elección de este límite
es completamente arbitraria, los l;érrninos este y oeste
son puramente relativos. Muchos países no cuentan la
longitud por el meridiano de Greenvich, esto es un hecho
que a veces escapa a definir los limites territoriales de
los círculos del borde. Con relación al meridiano de las
islas Fiji (ver fig. 3), habría que trasponer, para ser exac
tos y correctos, las dos partes del mapa, con lo que nues
tro hemisferio sería el occidental y las Américas la mitad
oriental del Mundo.
Hay que recalcar que es imposible dibujar en una sen
cilla hoja de papel un mapamundi libre de defectos gra
ves. Otra vez podemos preguntarnos ¿Por qué sólo ahora
señalamos los defectos de los mapas y los errores a que
pueden inducirnos? La respuesta nuevamente es sencilla.
En los mapas de países determinados, y aun en los de
continentes de poca extensión, los errores son tan pe
queños, que los podemos despreciar. En los de todo el
mundo, antes, cuando a los que estamos en esta orilla
del Atlántico nos interesaban principalmente los asun
tos europeos y a los americanos los de América, estas
falacias de los mapas eran de poca monta. Hoy, sin em
bargo, que los vuelos sobre el Atlántico y el Pacífico han
hecho del Globo terrestre un solo Mundo, las relaciones
continentales,
bien sean políticas, culturales o comer
ciales, han sido sobrepasadas por las relaciones mundia
les. Hay “un mundo” con su superficie sin solución de
continuidad y envuelto por una misma atmósfera, del
que es tan difícil formarse una idea correcta. Aún más,
lo que recientemente se ha llamado, algo impropiamente,
“opinión mundial” (la apreciación justa de los nuevos
valores geográficos), es tan esencial para el público en
general como para los políticos. Para una paz duradera
es necesario un mundo bien equilibrado. La más obvia
y sensible sugestión es que deberíamos adquirir una
nueva práctica para los juicios geográficos volviendo al
empleo general de las esferas terrestres, arrumbadas hace
mucho tiempo en las bodegas de las escuelas o vendidas
a los traperos. No obstante, las esferas tienen también
limitaciones en un empleo y convencionalismos engaño
sos, sobre los que hacemos a continuación unos comen
tarios.
LA ESFERA TERRESTRE
Una esfera bien hecha proporciona, por supuesto, una
representación exacta de la superficie terrestre, sin dis
torsiones de tamaño, forma, distancia o dirección. Las
mediciones sobre ella deben hacerse o con una escuadra
curva del mismo radio o con una esc:ala flexible que tome
ella misma la curvatura de la esfera; o hasta que un trozo
de cordel. Estas escalas, al ser colocadas sobre la esfera,
señalarán un círculo máximo, es decir, la distancia más
corta entre los puntos cuya separación se mide. Las esfe
ras corrientes que se venden hoy son engorrosas de usar,
no obstante, porque están montadas por la conveniencia
de demostrar fenómenos astronómicos tales como el día
y la noche, las estaciones y las zonas climatológicas. Estas
son conveniencias escolares que no tienen aplicación
inmediata para nuestro particular propósito, y esta ma
nera de montar las esferas es demasiado incorrecta y
molesta. No sólo oscurece las regiones polares que han
l1egadoa tener tan particular interés; además hace sur
gir la creencia falaz de que la tierra está realmente fijada
o reposando sobre un plano horizontal, con el hemisferio
norte arriba y el sur abajo. En realidad, y por supuesto,
el término horizontal no tiene otro significado que el
relativo al centro de gravedad de la tierra, y si tenemos
que montar nuestras esferas, sería igualmente correcto
(aunque menos conveniente) revertir los hemisferios.
No hay duda de que para dar una idea más exacta de
las relaciones capitales mundiales, la mejor forma de
representar la Tierra sería mediante una bola suelta, des
cansando en una copa en la que pueda moverse y de la
que pueda separarse a voluntad. Tal esfera, por no tener
ejes visibles, no daría la falsa impresión de que los polos
(aparte de su relación con el movimiento giratorio de
la Tierra), son, por alguna razón misteriosa, diferentes
de otros lugares cualesquiera de la superficie terrestre, y
Ñg 1
Círculos máximos (líneas radiales) y círculos menores
a igual distancia de vuelo (círculos) de Nueva York.
en particular que ellos son “centros naturales”. Esta
última noción ha sido incrementada por el hecho de que
el sistema reticular (conjunto de meridianos y parale
los) que hemos aplicado al Globo terráqueo por la conve
niencia de fijar la posición de puntos, tiene los dos polos
como principales referencias. Todos los meridianos pasan
por los polos, y los paralelos se han trazado a intervalos
angulares iguales de ellos. Los primeros, que son todos
“círculos máximos” de la esfera, están divididos en gra
dos con una longitud aproximada de 70 millas. Los úl
timos (exceptoel Ecuador, que es un círculo máximo)
son “círculos menores” de la esfera en grados, cuyas lon
gitudes son función matemática de la latitud. Estos, a
diferencia de los círculos máximos, no son el camino más
corto entre dos puntos, aunque lo parezca en muchas
clases de mapas.
Lo que es importante hacer para las necesidades de la
aviación es que un punto cualquiera del globo y su antí
poda puedan ser tomados como polos de un eje, y servir
83
como puntos de referencia para un sistema reticular simi
lar al de los meridianos y paralelos. Los círculos máxi
mos serán entonces líneas aéreas directas desde el centro
elegido, mientras los círculos menores unen los puntos
que están a igual distancia de vuelo del centro. Tal sis
tema reticular, señalado sobre una esfera o dibujado tan
sencillamente como se pueda, sobre un mapa, propor
ciona un mapa de rutas aéreas.
.En los dos ejemplos de las figuras 1 y 2, los centros
son Nueva York y el Cairo. Los círculos máximos (los
meridianos en el sistema corriente) aparecen como líneas
rectas radiales, a lo largo de las cuales la escala es siem
de lugar que los mapas corrientes disimulan completa
mente. Un ejemplo de tales “tiras de mapas” es el de la
figura núm. 4, sobre la que hablaremos más tarde. En el
caso de que una gran exactitud sea necesaria, un cartó
grafo profesional puede proporcionarnos un sistema reti
cular apropiado. El círculo máximo elegido debe ser con
siderado como el ecuador y los demás círculos, máximos
y mínimos, dibujados o calcados, con los poios gemelos
de aquel ecuador como puntos de referencia. Si este sis
tema se proyecta según los métodos de Mercator, el con
torno y los demás detalles del mapa, si son necesarios,
quedarán dibujados exactamente, ya que en latitudes
a poca distancia del ecuador, las deformaciones de la
proyección Mercator son bastante pequeñas para ser
apreciables. Otro ejemplo de estas útiles “tiras de mapa”
dibujados según estos principios (proyección llamada
Mercator oblicua) es el croquis de la figura 5.
Otra manera útil de lograr una nueva y más dinámica
vista de la tridimeñsional esfera en un mapa plano, es
proyectarla desde su centro sobre un sólido plano cir
cunscrito. Si imaginamos una esfera transparente con
dibujos en blanco y negro y un foco luminoso en su cen
tro, rodeada por un cubo de papel, podemos ver que en
cada cara del cubo se dibujaría un mapa que podríamos
pasar al papel. El resultado sería un mapa del mundo
dibujado en seis cuadros, y el cubo podría ser desarro
llado y sus caras dispuestas en una forma cualquiera.
Suponiendo que el cubo se ha dispuesto simétricamente
en relación con la esfera en las caras que tocasen los po
los, aparecerían los mapas de las regiones polares, y en
los otros cuatro las partes del mundo próximas al Ecua
dor. Pero el cubo puede igualmente circunscribirse en
cualquier otra forma oblicua con relación a la anterior,
que señalara una nueva vista del mundo. En el croquis
de la figura núm. 6, el objetivo era proporcionar una
vista comparativa de los tres grandes océanos.
GEOGRAFIA Y AVIACION.—LAS RUTAS DEL AIRE
Fi.2
Círculos máximos y lugares equidistantes del Cairo.
pre de 70 millas por grado. Los círculos concéntricos
señalan distancias a iguales tiempos de vuelo; pueden estar
separadas por intervalos de tres, cinco, diez grados o
cualquier otro número, según convenga. Tomando un
crucero rápido de 210 millas por hora, cada intervalo de
tres grados a lo largo de los círculos máximos representa
una hora de vuelo. En los dos diagramas citados el círculo
exterior está a 2.800 millas aproximadamente
del cen
tro y, por lo tanto, representa casi el límite de un vuelo
sin escala normal. Se ha omitido la línea de la costa (aun
que podría dibujarse fácilmente) en estos dos mapas,
con la idea de recalcar que para la aviación en cierto
modo es como si no existieran. Este es solamente el ca
mino para representar las relaciones mundiales de que
venimos hablando.
En la esfera sólo una de sus caras, la mitad podríamos
decir, puede verse al mismo tiempo, y aun así muy en
escorzo las zonas marginales; este es el principal argu
mento para que continuemos prefiriendo los mapas pla
nos. Además, es obvia la imposibilidad de llevar una es
fera en el bolsillo o ponerla entre las páginas de un libro.
Como quiera que sea, si estamos preparados para mane
jar con familiaridad las esferas, nos desembarazamos de
las falsas nociones acerca de la forma exacta de los ma
pas y renunciamos al rigor matemático de los filósofos del
día, será fácil preparar muy útiles transcripciones de la
esfera terrestre. Con la ayuda de una tira de papel puesta
a lo largo de un círculo máximo determinado, podemos
hacer un croquis que revele las relaciones geográficas
84
Se ha sugerido que lo mismo que la “conciencia aérea”
de la población civil es probablemente función de la.
inanesibilidad lejana, la red de rutas aéreas no es mero
reflejo de la densidad de población.. El término lejanía
sugiere la pregunta ¿lejanía de qué? Y la respuesta es
de aquellas grandes metrópolis, vigorosos y típicos cen
tros de la vida moderna que crecen continuamente por
el aumento de su perímetro. Cuando cesan de ejercer esta
Hemisferio, cuyo centro está en la Europa occiden
tal, que contiene todas las grandes metrópolis del
mundo, menos cuatro.
fuerza centrípeta o de atracción están predestinadas a
la ruina (al decir de los geopolíticos) como cualquier
organismo que no se nutre, decae y al final muere. Tales
ciudades, además de sus funciones como centros admi
nistrativos
y culturales, son normalmente puntos de
concentración en muy elevada proporción de las activi
dades comerciales del país o región, en los que la indus
“Tira de mapa” que indica el
camino más corto entre Wásh
ington y Singapur.
tria tienesólo un puesto secundario. Este ca
rácter excepcional asegura la importancia de
estas ciudades en relación con el estableci
miento de los servicios regulares, así como
la concentración de las clases especiales de
pasajeros, que según demuestra la experien
cia son los más aficionados a viajar en las
líneas aéreas. Es revelador para este caso
estudiar el censo de la pobación mundial y
las particularidades de la distribución en el
Globo de estas “ciudades monstruos”. Consi
derando primero el mundo occidental, Eu
ropa y las dos Américas, encontramos allí
una población total de cerca de 8oo millones
de habitantes, con un “centro de gravedad”,
un poco al noroeste del cabo Clear en Ir
landa, y a los 50° de latitud oeste. La gran
ciudad más cercana a este punto es Londres.
Si como definición aproximada de este tipo
de metrópoli tomamos la de cerca de un mi
llón de habitantes, entonces habrá cincuenta
y cuatro de tales aglomeraciones (conurba
tions), treinta de ellas en occidente. Unidos
a1 occidente tanto por lazos políticos como
por peculiaridades geográficas, están los
150 millones de habitantes
de Africa, con
los que se pueden agrupar sin inconveniente
los o millones del Oriente Medio. Estos
200 millones de hombres no europeos sólo
se reúnen en una población de un millón de
habitantes, el Cairo. Puede decirse en térmi
nos generales que cerca de la mitad de la
poblacióñ mundial, mil millones de hom
bres, viven al oeste de la meseta de Pamir
y de la cordillera del Indu Kush. Al otro
lado del “techo del mundo”, y extendidos
en un gran arco sobre la zona de Asia, que
cada año riegan los monzones están los paí
ses que albergan la otra mitad (un poco ma
yor) de la humanidad, los pueblos del Le
jano Oriente. Su “centro de gravedad” está
en el sur de China, en las montañas del Yu
man, y cuentan con más de doce de las gran
des aglomeraciones del mundo, de las cuales
seis por lo menos (de acuerdo con las últi
mas cifras publicadas) están alineadas a lo
largo del borde meridional del continente o
en el Japón. Finalmente, lejos de las Islas
británicas, y en sus antípodas verdadera
mente, hay ocho millones de australianos y
neozelandeses, que a pesar de que su econo
mía está basada en las cosechas y materias
primas que “los grandes espacios” producen,
tienen ciudades tan grandes y urbanizadas
como las nuestras; Sidney y Melbourne tie
nen la mitad de la población del continente
australiano.
La “tira d mapa” de la figura 5, proyec
tada en Mercator oblicua, abarca todas las
ciudades gigantes del Mundo, excepto una,
la relativamente aislada de los Angeles; este
mapa puede, por lo tanto, emplearse para
señalar la zona en que la aviación alcanzara su mayor desarrollo. Debemos señalar
ahora que aunque es posible ponderar las
dos mitades oriental y occidental de la hu
manidad en relación una con otra y encon
trar un “centro de gravedad” mundial, que
estaría en algún lugar de las poco habita
das estepas de los Kirguises, no es. conve
niente porque la densidad de viajeros y
necesidades de correo aéreo están fuerte
mente desequilibradas] como consecuencia
“Tira de mapa”, en proyección .lVler
cator oblicua, en la que quedan si
tuadas todas las grandes ciudades
del mundo con más de un millón de
habitantes, excepto Los Angeles.
85
del bajo nivel de vida y menor cultura de los pueblos
orientales.
Volviendo
a la distribución
de las ciudades
podemos
proyectar
el Mundo en un mspa (fig. 3) referido a un
punto central en relación con ellas. Tal punto debe ser
denominado
“centro de posición”.
Este punto no está
muy lejos de Berlín para un mapa de estas caracterís
ticas; tomando el hemisferio de que Berlín es centro, en
contramos
que la mayor parte de las tierras del mundo
quedan dentro de él, El -radio del círculo que contiene
este hemisferio es la cuarta parte del de la circunferen
cia terrestre; aproximadamente
6.250 millas. Todas, me
nos cuatro de las grandes ciudades del Mundo del tipo
que hemos definido, están situadas dentro de este radio
de la Europa Central. Estos cuatro son: San Paulo (Bra
sil) y Buenos Aires, en Sudamérica, y Sidney y Melbourne,
en Australia.
Río de Janeiro está justamente
en el límite
del círculo. Londres puede decirse, en realidad, que está
igualmente
en el “centro de posición”, aun cuando Ber
lín tiene una pequeña ventaja en relación con la distan
cia a las otras grandes ciudades, sólo tres: Buenos Aires,
Sidney y Melbourne están a unas 6.250 millas, es decir,
veinticinco
horas de vuelo de la capital inglesa. Por otra
parte, todas las grandes ciudades de Asia quedarían fuera
del hemisferio cuyo centro fuese Nueva York. Por lo tanto,
aunque
Berlín y Nueva York pueden reivindicar mayor
importancia
como xudos para las’ rutas secundarias,
la
posición mundial de Londres en plena corriente del trá
fico de América a Europa, y aun más allá por tierra o
mar, sigue siendo única. Sin embargo, desde que un par
de cientos de millas se cubren en un momento volando,
París puede disputar su supremacía
a Londres.
Cualquiera
que pueda ser en detalle la red de rutas
aéreas del futuro, las líneas que unan Londres, Nueva York,
San Francisco y continúen hacia el Pacífico en una direc
ción, y Londres,
Europa Central, el Cairo, y sigan al
Medio y Lejano Oriente, en la otra, serán los elementos
primordiales
de la circunvalación
del Globo. Sudamérica
alimentará
una fuerte corriente para las rutas aéreas de
los Estados Unidos vía mar Caribe: pero las que sigan
las costas del Brasil y del Africa occidental hacia el oeste
de Europa serán más directas y pueden resultar las más
frecuentadas.
Si consideramos
los capitales
invertidos
por un país
en otro como el índice de los negocios, intereses y con
tactos mutuos, la situación en 1939 (de acuerdo con las
cifras
de la Liga de las Naciones,
demostraba
que el
Reino Unido tiene todavía una ligera supremacía
sobre
los Estados Unidos respecto a Sudamérica,
a pesar del
gran
incremento
de capitales
exportados
hacia estos
países después de la guerra. La situación financiera actual
es, por supuesto,
oscura; pero el Brasil (tiara poner un
ejemplo)
ha reorganizado
su baja economía ampliamen
te, así como aumentado
la producción
de artículos que
interesan
a la Gran Bretaña.
Las rutas aéreas de Africa, por razones geográficas
y
por los estatutos
de colonia o dominio que gobiernan la
mayoría
de los pueblos africanos,
se dirigen, natural
mente, hacia Europa. El Cairo, en la unión de tres con
tinentes,
será un centro aeronáutico
iwportante.
Los
mapas de las figuras r y 2, e. los que se han señalado
círculos equidistantes
del Cairo y Nueva York, ilustran la
gran importancia
como nudo de comunicaciones
de la
capital de Egipto, así como ciertos inconvenientes
inhe
rentes a su situación en la costa, semejante
a la de la
ciudad americana.
Excepto Montreal, a 350 millas nada
más, el círculo de once a tiece horas de vuelo de Nueva
York, no tiene tráfico que ofrecer, ya que Botwod y las
Bermudas son meramente
escalas en las rutas de y hacia
Europa. En torno al Cairo, se extiende la tierra durante
varias horas de vuelo en casi todas las direcciones, y aun
que ésta es demasiado desértica, el propio desierto esti
mula el tráfico por su carácter de barrera y la ausencia
86
de otros medios de transporte.
El mar es, por supuesto,
una barrera,
pero mucha gente continuará
prefiriendo
un viaje por mar, con su variedad de placeres, a otro por
aire. El Cairo está situado además
en las puertas
del
Oriente. El grupo de países del Oriente Medio, incluyendo
Turquía,
Irán y Arabia, alineados en un semicírculo alre
dedor de Egipto, son todas zonas de condiderable
impor
tancia por el desarrollo actual o potencial de sus recur
sos de minerales y petróleo. Más hacia el este todavía, la
India, de la que Gran Bretaña es ahora un importante
deudor, está en situación de llevar adelante un programa
muy amplio de expansión
industrial,
que atraerá
las
principales
mercancías
inglesas. El tráfico aéreo por las
rutas de más al este del Cairo, está seguramente,
por lo
tanto,
llamado a aumentar
de volumen.
A la posición del Cairo como nudo de rutas aéreas le
hace competencia
la de Moscú, relacionada
con el vasto,
y todavía relativamente
poco desarrollado,
interior del
continente.
Los soviets están reforzando paulatinamente
sus relaciones comerciales y culturales con Irán, Afgha
nistán,
Singkiang
y Mogolia, y las líneas aéreas rusas
llegan a las fronteras
de todos estos Estados y en uno
o dos casos los cruzan ya. El camino más corto de Europa
al Lejano Oriente pasa por la U. R. 5. 5.; por ejemplo:
los puntos
Berlín-Leningrado-Tokio
y Londres-MoscúShanghai
determinan
círculos máximos orientados hacia
el Artico. Pero estas rutas aéreas, que ábarcan la cuarta
parte del globo, tienen un interés teórico solamente.
El
desarrollo
de las líneas aéreas rusas es más bien hacia el
sur, a buscar el cinturón de población que cruza Asia, de
los Urales al Pacífico, es decir, el cinturón de viejos esta
blecimientos
coloniales asentados sobre tierras mejores.
De esta ruta principal que corre de este a oeste (la que,
lo mismo que el transiberiano,
es de importancia
inter
nacional)
salen otras rutas secundarias en dirección norte,
hacia los distritos mineros de reciente explotación
dentro
y más allá de la taiga (el inmenso bosque septentrional),
así como hacia el sur, hacia las nuevas zonas mineras
industriales
y agrícolas
de Kazakhstan
y Mogolia. Las
Repúblicas
soviéticas del Asia Central están ligadas direc
tamente
a Moscú a través de Kuibyshev;
el centro de
las líneas aéreas es Tashkent, la mayor ciudad del Asia
soviética.
Una segunda ruta aérea de oeste a este sigue
la costa del Artico paralela a la ruta del mar septentrio
nal, a lo que sirve de refuerzo. Es importante
señalar que
el grupo septentrional
de islas rusas situado más allá del
cabo Chelyuskin, está a menos de mil millas del territo
rio canadiense; un vuelo de menos de 3.000 millas sobre
las regiones polares podría unir las líneas aéreas rusas y
canadienses.
El principal estímulo para el desarrollo de la aviación
civil en Risia, ha sido la escasez de fáciles vías de comu
nicación, especialmente
carreteras, sobre una gran parte
de los ocho millones de millas cuadradas
sobre las que
ondea la bandera soviética. Los pasajeros transportados
son, principalmente,
oficiales, científicos,
ingenieros
y
otras perspnas de importancia,
y su número total ascien
de a cerca de un cuarto de millón por año, cifra del orden
de las últimas registradas
en el Canadá, un país compa
rable a Rusia por el terreno, pero con menos de la mitad
de extensión
y la décima parte de población
que la
U.R.S.S.
Volviendo
a las rutas meridionales
desde el Cairo, es
importante
observar
que el círculo máximo
trazado
desde esta ciudad a Singapur pasa sobre las islas Bahrein
(británicas),
en el golfo Pérsico (ricas en petróleo y per
las), yla ciudad de Bombay. Por la atracción que ejerce
el norte de la India entra en ella por Karachi y sigue
desde allí a Delhi. La distancia de Delhi a Sidney es de
cerca de 6.5oo millas, y la ruta directa pasa por la penín
sula malaya y las Indias Orientales,
de forma que con
una ligera desviación de la línea de círculo máximo, puede
llegarse sucesivamente
a las ciudades de Rangoon, Bang
kote, Singapur, Batavia y Port Darwin. Tanto sus estatu tos coloniales como su configuración geográfica—un
archipiélago formado por veinte grandes islas y un mi
llar de pequeñas—hacen prever para las Indias Orien
tales holandesas un grán desarrollo de la aviación, a lo
que ayudará su riqueza en petróleo. Las islas de la Sonda,
vestigios de una cadena de altas montañas que emergen
sobre la superficie del mar, están alineadas de forma que
proporcionan un camino ideal hacia Australia. Este lleva
precisamente a Darwin, desde el que parten las principa
les rutas para el interior de Australia.
Las orillas del Océano Pacífico, que representan los
puntos terminales de las líneas aéreas del oeste, son tam
bién los iniciales (por lo menos hasta el fleco de islas de
los grupos del Japón, las Filipipas y Nueva Zelanda) de
las rutas aéreas hacia los Estados Unidos. La vía directa
de Wáshington a Tokio es, según demuestra la “tira de
mapa” de la figura 4, a través de Alaska, y la distancia
de cerca de 7.000 millas. Para los puntos de apoyo estra
tégicos es de la mayor importancia la dirección más
corta, pero en relación con la aviación civil las rutas
aéreas del Pacífico están determinadas por la posición
clave de las islas Hawai. Situadas a unas 2.400 millas de
las costas de los Estados Unidos, este grupo de islas es
un admirable y esencial punto de apoyo para lanzarse a
cruzar el Océano. Su posición es análoga (salvando la
diferencia de escala) a la de las Azores en el Océano At
lántico. San Francisco, situado precisamente en la mi
tad del camino directo de Nueva York a Honolulú, y que
es además el principal puerto y centro de negocios de la
costa del Pacífico, ha llegado, naturalmente, a ser el
punto de partida de las líneas aéreas del Pacífico.
Honolulú no está situada, sin embargo, en el círculo
máximo, el camino más directo, entre San Francisco y
Tokio, que pasa más al norte a unas 300 millas de las
Aleutinas. Una pequeña desviac:ión permitirá dividir la
ruta en dos secciones de unas 2.700 millas cada una, to
cahdo los aviones en uno de los, nuevos aeródromos de
las Aleutinas. Sin embargo, éste es decididamente un
mal camino por sus condiciones metereológicas, especial
mente en invierno, como sucede en el Atlántico Norte.
Si hubiera que establecer un servicio comercial a Tokio,
sería más conveniente seguir la ruta del correo entre Ho
nolulú y Manila; la mayor distancia que habría que cu
brir estaría compensada por las mejores condiciones cli-
matológicas de esta ruta. Por un feliz accidente geogra
fico, o más exactamente geológico, el grupo de las Hawai
se continúa por una larga cadena de islotes de origen vol
cánico (brotados de una fisura en el fondo del océano),
que siguen un círculo máximo durante 1.400 millas, en
la dirección exacta de Tokio. Al final de esta cadena se
encuentra la base naval y aérea norteamericana de las
islas Midway, desde las que el salto al Japón es de unas
2.760 millas solamente. La ruta aérea de Honolulú a Ma
nila tiene fáciles etapas jalonadas por las islas de Midway,
Wake y Guam.
Hablando en términos generales, puede decirse que
el círculo máximo de Honolulú por Midway a Tokio,
limita y define la zona del Océano Pacífico (el suroeste),
salpicada de innumerables islas. Gracias a estas islas,
pueden establecerse, teóricamente sin obstáculos, líneas
aéreas en cualquier dirección, ya sea con designios polí
ticos o militares. Es bien distinto el caso en el este y nor
deste del Pacífico, en las zonas que bordean las dos Amé
ricas. Hay una zona de 3.000 millas de anchura y de más
de 7.000 de longitud, que se extiende desde las Aleutinas
en el norte a las Easter en el sur, en las que no hay ni
una isla. Sólo en un lugar de esta gran extensión marí
tima puede encontrarse una escala cómoda para los avio
nes comerciales, en Honolulú (islas Hawai). Este hecho
incontrovertible,
unido a la posesión de las tierras de
Alaska, puente hacia el Asia oriental, da a los america
nos la supremacía del aire en el Pacífico.
Desde Honolulú como punto de partida, la línea de la
Pan-American-Airways
del suroeste del Pacífico sigue
directamente a las islas Fidji. En Canton y en las islas bri
tánicas del grupo Fénix se encuentran escalas a distan
cias convenientes. El Gobierno de los Estados Unidos
expuso sus demandas sobre estas islas y sus vecinas las
Enderhy, en 1938, y algunos meses después se anunció
que Inglaterra y Norteamérica habían acordado que lás
dos naciones tuviesen en ellas las mismas facilidades
para sus necesidades de aviación y comunicaciones; la
cuestión de la soberanía fué dejada en suspenso por
tiempo indefinido. Desde Fidji, las líneas aéreas norte
americanas siguen a Noumea, en Nueva Caledonia, colo
nia francesa con recursos minerales especialmente valiosos
en los que Norteamérica está interesada, y desde allí a
Auckland (Nueva Zelanda). Auckland está unido a Sidney;
de este modo la circunvalación del mundo es completa
Los tres océa:nos proyectados
en un cubo circunscrito a la
esfera terrestre.
F< 6
87
UnanuevapromocióndeOficialesdeE.M.
Por segunda vez en pocos meses, se congregaron ilus
Oficiales. Desde ahora, el Ejército cuenta con 426 fajas
tres personalidades de los tres Ejércitos de la Casa del azules, xi más, nada más, que en aquel 17 de julio de 1936.
Estado Mayor para asistir al acto tradicional de la impo
La obra de reconstrucción está terminada con el mismo
sición de su faja azul a los alumnos de la promoción 43, entusiasmo que se emprendió, y empieza desde este ms
que han superado el largo y difícil camino de más de tres tante la de su conservación y también la de su inóremento
años de trabajo intensísimo sin pausa ni reposo.
hasta el límite que se ordene.
Este de 1946 ha sido el año de oro de la Escuela
Al felicitar a los Oficiales de la promoción 43, emplea
de E. M., porque durante él, ochenta Oficiales de Estado mos las mismas palabras de gran porte con que su General
Mayor, nada menos, se han sumado a nuestros cuadros; Director les dió la despedida de la Escuela:
pero lo que en este aspecto hace muy señalada la fecha
“Inflexible e insobornable a todo, hasta a los senti
para nosotros es que con los 39 que el 12 de diciembre re
mientos de compasiva condescendencia, patrimonio de
cibieron la faja se completan, al fin, los efectivos del todo espíritu benévolo, el cuadro de profesores de la
Servicio, cruelísimamente descarnados por el Levanta
Escuela de Estado Mayor erigió y mantiene, desde la re
miento y la guerra de Liberación. Hasta hoy se mantenía
surrección de ésta en 1939, la consigna de no entreabrir la
en nuestras filas el déficit tremendo que causaron las ba
puerta de una Corporación—a quien el Mando por princi
tallas de nuestra guerra; pero mucho más que éstas, cinco pio otorga su confianza—a aquellos cuya competencia
veces más el asesinato en masa de los que, por su signifi
técnica, cuya posibilidad de rendimiento, cuya claridad
cación de lealtad al Mando y de servicio pleno al Ejér
de juicio y cuyo carácter de soldados no resistiesen a la
cito, sintetizaban lo más odiable para aquel régimen ver
continuada e implacable prueba mínima a que aquí es
gonzoso, frente al cual y contra el cual el Ejército de Es
preciso someterlos, para forjar al Oficial de Estado Ma
paña, más fuerte, más unido, más joven, más experto,
yor, si la materia prima es la apropiada para esa forja.
más alerta aún que entonces—y siempre con el mismo
Esa faja no es distintivo de oropel, sino símbolo de es
Capitán—continúa impasible formando el cuadro.
clavitud voluntaria al mayor servicio del Ejército. Si os
Tremendo déficit el del Estado Mayor. En vísperas del sentís envanecidos con ella, que sea por la noble vanidad
Movimiento, al publicarse el Anuario de 1936, había,
del mayor sacrificio, nunca por minúscula ambición de
entre Jefes y Oficiales, tanto del Cuerpo como del Ser
medro o por un engolado concepto de superioridad sobre
vicio, un efectivo exacto de 415. Las bajas fueron tantas,
vuestros hermanos de armas. Aquí, al estudiar a fondo la
que hasta hoy, tras de salir seis nuevas promociones de función de cada pieza de la máquina militar, habéis apren
la Escuela de E. M., sólo se había alcanzado la cifra de dido que en el Ejército no hay ni ordenación por alcur
387 Jefes y Oficiales. Fué, pues, a esta promoción 43 a nias ni clases sociales distintas. Hay una misión para
la que cabe la satisfacción de poner el remate a la obra cada uno y un título noblemente igualatorio para todos:
de reconstrucción de la Corporación con sus 39 nuevos Cumplirla.”
El
rayo
cósmico
Por William F. McDERMOTT, de la Revistá norteamericana Popular Mechanics.
Traducción de la Redacción de EJERCITO.
Si llegamos a imaginarnos un rayo tan potente que
llegue a penetrar una sólida masa de plomo tan alta como
un edificio de cuatro pisos, entonces tendremos una idea
aproximada de lo que es capaz de hacer un rayo cósmico,
y aun nos quedamos cortos, pues sus hazañas se presen
tan tan prometedoras que esperamos pueda descubrirnos
algunos de los mayores secretos del Universo.
Sin saber exactamente de dónde provienen—posible
mente de la Vía Láctea, o quizá de los espacios interes
telares más allá de este Universo—, los rayos cósmicos
caen sobre nosotros día y noche, de manera análoga a
una finísima e imperceptible lluvia. De hecho, cada se
gundo pasan a través de nuestro cuerpo unos veinte ra
yos, y esto en todas circunstancias en que uno se encuen
tre, bien hayamos trepado al pico de la más alta montaña,
nos hayamos escondido en la mina más profunda o sumer
gido en la superficie del océano.
Más de dos décadas llevan ocupados numerosos hom
bres de ciencia en seguir incansablemente las huellas de
los rayos cósmicos. Numerosas expediciones se han re
montado a los grandes picos montañosos, invadido los
88
desiertos, navegado los océanos durante meses, ascendido
a la estra-toesfera en aviones y globos y, finalmente, en
viado delicados instrumentos registradores a alturas
donde el hombre no puede llegar, para penetrar el mis
terio de este gigante de las radiaciones.
En sus investigaciones para resolver este misterio, los
científicos han efectuado “sondajes” del rayo cósmico en
las catacumbas de París, en las grietas de gigantescos
glaciares, en los fiords de Noruega y en el interior de
enormes tubos de cañón capaces de poder contener tanto
los equipos de investigación como al mismo tiempo a los
investigadores. También han descendido a los profun
dos pozos de las minas de sal, para comprobar la presen
cia de dichos rayos debajo de las cristalizadas sales de
los mares; han invadido las minas de hierro, carbón y
cobre, y se han sumergido profundamente dentro del
mar para la investigación submarina de los rayos.
Se han improvisado campanas de buzo, completamente
herméticas, dotadas del más completo equipo detector
de rayos cósmicos, que comprende desde baterías de re
serva de energía hasta aparatos fotográficos e instrumen
tos registradores automáticos, los cuales se hicieron des
cender a una profundidad que oscilaba entre 400 m. y
8oo m., dejándoles posar allí durante algunos días. Tam
bién se construyeron “cámaras oscuras”, especialmente
diseñadas para estudios a gran altitud; y de la misma
manera se improvisaron instrumentos especiales para
registrar los rayos en las cavernas de los glaciares.
El estado actual de la cuestión puede decirse que es la
Dichas posibilidades constituyen, por otra parte, una
cuestión tan intrigante como jamás se planteó a la mente
humana. En realidad lo que se plantea es la infinidad de
la enegía creada y que se encuentre lista para su uso. Con
ello nos referimos a la energía atómica, para realizar la
cual sería preciso crear una maquinaria gigantesca, por
lo menos dado el estado de la técnica actual, pues para
hacer mover un automóvil con dicha clase de energía se
Aparatos fotográficos registradores de rayos cósmicos que se elevan
suspendidos de los globos.
“caza” del rayo cósmico, y hasta que no se conozca algo
más sobre él, poco es lo que podrá hacerse para dominarle.
Actualmente dichos rayos son controlados hasta el punto
de poder ser oídos valiéndose de altavoces, operando de
licados aparatos fotográficos automáticos o iluminando
sensibles lámparas indicadoras. Sin embargo, las mentes
mejores dotadas predicen que sus secretos serán revela
dos, pudiendo entonces ser aprovechado para el uso del
hombre. Los científicos, con su habitual prudencia, no
especulan sobre las posibilidades prácticas del mismo,
pero no por ello dejan de admitir que éstas son ilimitadas.
haría preciso una maquinaria con un peso de unas cien
toneladas. Sin embargo, la energía cósmica puede ser que
sea extraída algún día de la atmósfera por medio de un
sencillo receptor, exactamente lo mismo que arrancamos
al medio ambiente las ondas radioeléctricas, valiéndo
nos de nuestros receptores radiofónicos. Cuando llegue
dicho día, en un futuro próximo o remoto, nos bastará
colocar una antena en nuestra vivienda o vehículo auto
móvil, para recibir dicha energía, que, por lo demás,
fluirá con la misma abundancia que en un gigantesco
Niágara.
89
En cuanto a aquellos que especulan sobre la composi
ción del Universo, su edad y su evolución (si se está re
construyendo,
permanece estacionaria o va degenerán
dose), la consideración del rayo cósmico les concede fas
cinantes posibilidades. Nadie mejor que el Dr. Arthur H.
Compton, uno de los físicos de más renombre, ganador
del premio Nóbel por sus investigaciones sobre el rayo
cósmico y actualmente rectdr de la Universidad de San
Luis, en Wáshington, para desentrañar en lo posible algo
sobre la historia del Universo. Dicho profesor dice;
“Muy posiblemente, los rayos cósmicos son tan anti
guos como la misma tierra, y en cuanto a sus energías,
son tan grandes, que los cálculos nos muestran que si una
partícula de rayo cósmico es lanzada dentro del espacio,
podrá marchar sin ser detenida por la materia en los es
Otra vista del aparato registrador de rayos cósmicos,
del grabado anterior.
pacios interestelares durante un tiempo igual, por lo me
nos, a la edad calculada para nuestro planeta. De esta
manera vemos que existen esperanzas fundadas para
esperar que el futuro estudio de dichos cayos nos pueda
proporuionar una valiosa información respecto a la his
toria primitiva del Universo.”
Algunos físicos estiman que dichos rayos son diez mi
llones de veces más potentes que las radiaciones del radio;
la variedad más penetrante de los mismos, entra en el
espacio exterior con una energía de quince billones de
voltios.
Por otra parte, los rayos cósmicos no solamente con
tienen en su esencia una posible clave que desentrañe la
antigüedad de nuestro planeta, sino que también pueden
constituir la solución de un problema todavía más atra
yente. ¿Cuál será el futuro del Universo? Una teoría cien
tífica moderna supone que el rayo cósmico se produce
durante la constitución del átomo, lo cual nos conduce
a la conclusión de que el Universo se encuentra renován
dose perpetuamente.
Otros hombres de ciencia susten
tan la creencia contraria, es decir, que dichos rayos se
producen durante la destrucción de los átomos, lo cual
90
viene a querer decir que el Universo se encuentra en plena
decadencia., Otros muchos afirmán que el rayo cósmico
es la base o esencia misma de toda energía.
Se puede decir que los rayos cósmicos, que posible
mente caminan por el cosmos desde hace un billón de
años o más, atrajeron por primera vez la atención de los
humanos hacia el año 1900, al observarse que los gases
dieléctricos perfectamente aislados continúan actuando
de una manera análoga a como si fueran conductores de
corriente eléctrica. Los científicos procuraron por todos
los medios impedir cualquier posible falta de aislamiento
eléctrico y radiaciones, pero se encontraron permanen
temente con un desconcertante y profundo misterio.
Dos afamados hombres de ciencia, Lord Rutherford
y H. L. Cook, de la Universidad McGill de Montreal, es
condieron un electrocospio sepultándolo en cinco tone
ladas de plomo, metal considerado como impenetrable
a cualquier clase de rayos o radiaciones de las hasta en
tonces conocidas. Sin embargo, el delicado instrumento
continuó registrando una misteriosa acción eléctrica,
sin poder descubrir ninguna causa terrestre que la jus
tificase. Pero no obstante lo sucedido, dichos hombres
de ciencia y otros muchos interesados no renunciaron
a continuar incansablemente en la iavestigación del mis
terio. En diferentes países, . destacados investigadores
no cejaban en perseguir esta tan desconcertante pista.
Entonces empezaron a sospechar, si bien de una manera
vaga, que algo de origen ultraterreno era el causante de
tales perturbaciones. La investigación continuó, aunque
de una manera intermitente. En 1910 un hombre de
ciencia suizo, el Dr. Gockel, efectuó una notable contri
bución al alcanzar con un globo alturas hasta entonces
desconocidas. Sus estudios tendían a mostrar que los
rayos provenían de alguna parte situada en el: espacio
exterior. Un año más tarde, el austriaco V. F. Hess, que
había sido galardonado con el premio Nóbel por sus
investigaciones, escribió concerniente a las mismas:
“Durante los dos últimos años he efectuado siete as
censiones en globo. No he encontrado decrecimiento en
la intensidad de las “radiaciones penetrantes” a las gran
des altitudes; De. hecho se nota cierto incremento de las
mismas, y puesto que a dichas alturas cualquier contri
bución debida a los rayos provenientes de la tierra habría
decrecido, llegué a la conclusión de que esas radiaciones
provienen, casi seguramente, de un manantial situado
fuera de la atmósfera.”
A causa de la primera guerra mundial fué interrum
pida virtualmente la caza por los rayos cósmicos durante
una década por lo menos, si bien esta pausa parece que
añadió nuevos ímpetus a la investigación cuando co
menzó a ser renovada.
En 5922, el Dr. Millikan efectúa ciertas medidas sobre
los rayos cósmicos a i5.00o metros de altura, dentro de
la estratosfera, suspendiendo los instrumentos en una
cuerda de unos 4,5 metros tendida entre dos globos. Con
los instrumentos se encontraban un electroscopio, baró
metro y termómetro. Repetido el experimento, se obtu
vieron resultados materiales en la determinación de la
energía de los rayos cósmicos que penetraban en la atmós
fera. Dicho doctor sondeó también en la profundidad
de un lago, donde la resistencia a los rayos era equiva
lente a 7,5 metros de plomo.
Durante una década continuó la investigación en di
versos lugares de la Tierra, pero el centro más importante
de las mismas fué la Universidad de Chicago, donde el
Dr. Compton dirigía una “Prospección mundial sobre los
rayos cósmicos”. La preparación para este proyecto fué
tan metódica como lo fuera la preparación para una gue
rra. Se equiparon grandes expediciones en las cuales se
encontraban encuadrados los más distinguidos hombres
de ciencia y se desarrollaron planes estratégicos en una
escala global. La mayor intensidad en la acción se alcanzó
entre los años 1931 y 5934, cuendo doce de tales expe
diciones se diseminaron hacia los distintos puntos de
observación. Dichas expediciones recorrieron en sus via
jes unos cuatrocientos mil kilómetros.
Una expedición se dirigió a Africa del Sur, otra a Perú,
una tercera a Alaska, la cuarta a Australia, y así a otros
lugares. Visitaron tanto el trópico como las regiones ár
ticas. La Tierra fué utilizada como un gigantesco imán,
y los picos de las montañas como laboratorios. Se midie
ron las radiaciones cósmicas a grandes altitudes, com
parándose con las obtenidas sobre la superficie de la
tierra y las profundidades de las minas.
Los experimentos de Compton fueron conducidos bajo
la hipótesis de que las líneas de fuerza magnética pasan
constantemente
alrededor de la Tierra, entre los polos
magnéticos norte y sur. Estas líneas de fuerza causan
desviaciones sobre la aguja de un compás y todas las
sustancias cargadas eléctricamente, pero no afectan a
las sustancias que son eléctricamente neutras Las men
cionadas expediciones encontraron que los rayos cósmi
cos eran mucho más densos en el círculo polar ártico que
en las proximidades del Ecuador. Por aquella época esto
parecía indicar que los rayos cósmicos eran desviados
hacia los polos magnéticos de la Tierra, y, por consi
guiente, que se encontraban cargados eléctricamente.
La investigación sobre los rayos cósmicos alcanzó su•
más elevado nivel durante la Exposición “Una centuria
de progreso”, en Chicago, durante los años 1933-34.
Se
organizaron numerosos vuelos en globo y avión, y uno
de ellos fué llevado a cabo por el profesor Auguste Pic
card, el famoso francés explorador de la estratosfera,
que alcanzó una altura de unos 25 kilómetros.
En 5934 fué proyectado por el I)r. Compton un instru
mento gigantesco denominado “El nuevo centinela de
los rayos cósmicos”, enviándose siete ejemplares del
mismo, designados como “avanzadas científicas”, a otras
tantas alturas de la Tierra. Uno cte ellos, operado por el
Instituto de Tecnología de Massachusetts, fué llevado
a la cúspide de Monte Evans, a más de 4.200 metros de
altura. Dicho instrumento pesaba una tonelada y me
dia, y la intención era efectuar ensayos sobre los rayos
cósmicos, no solamente a grandes altitudes, sino también
bajo violentos cambios en las condiciones atmosféricas.
Se hicieron estudios en lugares donde la temperatura
descendía desde los i8 grados por encima de cero hasta
el punto de congelación, en menos de cinco minutos, y
donde también se sucedía con la misma rapidez un bri
llante sol tropical y una cegadora neblina. Los aparatos
de medida estaban proyectados para operar durante un
largo período bajo las más severas condiciones, poseyendo
cada uno un dispositivo automático de registrado foto
gráfico, así como equipos para efectuar las compensa
ciones por ios cambios de temperatura y presión atmos
férica. De ellos se decía por aquellos tiempos:
“Servirían para registrar los flujos en’ la incesante
lluvia de rayos invisibles que penetraban sus espesas pro
tecciones de plomo, produciendo un destello de luz en la
cámara de argon. Registrarían la dirección de los rayos
durante un largo período de tiempo y el aumento o dis
minución de dichos rayos. Regist:rarían también los po
sibles cambios de ios rayos con los movimientos periódi
cos de las estrellas, con las fluctuaciones del campo mag
nético de la Tierra y la frecuencia de las manchas so
lares.”
Otros aparatos registradores de rayos fueron distri
buidos desde el Perú a Groenlandia. De esta manera los
cazadores de rayos perseguían su presa con incesante
celo. El peligro no significaba nada para ellos. Un grupo
completo de científicos con sus ayudantes perecieron
en un accidente de globo, mientras que otro equipo nor
teamericano hubo de salvarse lanzándose en paracaí
das. Un distinguido hombre de ciencia, el Dr. Allen
Carpe, y su asistente, los cuales escalaron el monte McKin
ley y efectuaron observaciones, encontraron la muerte
mientras hacían exploraciones en. un gigantesco glaciar
de Alaska. También se hicieron observaciones sobre los
rayos cósmicos, en aeroplanos que se remontaron a 9.000
metros de altura sobre elevados volcanes en el sur de
los Andes. Un electroimán especialmente construído,
con un peso de más de ocho toneladas, fué utilizado para
observar la desviación de los rayos al pasar a través de
un campo magnético. Se efectuaron observaciones, de una
manera regular, en cuarenta estaciones muy separadas
unas de otras; una de ellas se encontraba situada en una
usina de cobre en las proximidades de Mohawk (Míchi
gan), donde se encontró que los rayos habían penetrado
unos 480 metros de roca.
Uno de los experimentos más ambiciosos sobre la in
vestigación de los rayos cósmicos fué montado inmedia
tamente antes de la segunda guerra mundial; un aero
plano de transporte con veintiún pasajeros se elevó a
unos 7.800 metros por encima de Chicago, volando más
de 700 kilómetros en tres horas, con temperaturas por
debajo de cero grados. Observados los registradores de
rayos cósmicos, los cuales estaban constituídos por tubos
Cuando los rayos cósmicos atraviesan el contador, un
equipo fotográfico registra una línea de puntos sobre la
película adaptada al tambor giratorio.
de cobre, que excluían todo lo que no fuese rayos cósmi
cos, se dedujo que los rayos cósmicos más penetrantes
descendían con una velocidad diez veces mayor que a la
altura de la superficie de la Tierra. También se óbservó
la creación de una partícula recientemente descubierta,
el mesotron, por la acción de rayos neutros sobre el filtro
de plom.o colocado encima de los contadores.
Durante los tres años que precedieron a la segunda
guerra mundial se llevaron a cabo observaciones acerca de
los rayos cósmicos sobre un barco que hacía la navegación
regular entre Vancouver y Nueva Zelandia. Dicho es
fuerzo iba dirigido hacia el descubrimiento cte si los rayos
cósmicos se originaban en nuestro universo o fuera del
mismo. Un año más tarde se elevó a unos 8.700 metros
un aeroplano con un equipo fotográfico que utilizó de
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.
manera eficiente la “cémarade
nieblas”, aparato que
incluye una cámara cíe paredes de vidrio, dentro de la
cual se produce una niebla artificial. De esta manera,
como los rayos cósmicos al atravesar el aire descompo
nen las moléculas en iones, dichos iones formaran gotas
de humedad y quedara marcada la ruta de dichos rayos.
La mencionada ruta se fotografía entonces por medio
de una luz muy brillante.
En el Planetarium Hayden, de Nueva York (r7 de
junio de 1941), fueron utilizados los rayos cósmicos
—que se pretendía provenían de una “nebulosa de estre
llas” situada a una distancia de 5.ooo años luz—, para
hacer girar un panel de luces fluorescentes, las que a su
vez iluminaban un “mensaje al futuro”, para ser “abierto”
cinco mil años después.
Múltiples investigaciones han sido efectuadas a través
de los años, valiéndose de globos libres que se elevaban
con delicados aparatos de investigación de los rayos cós
micos. Muchos de estos experimentos fueron conducidos
por los doctores Compton y W. P. Jesse, de la Universi
dad de Chicago. Hace dos años uno de tales equipos so
portado por 29 globos fué lanzado en Chicago, aterrizando
a 6 kilómetros de Columbus (Ohío). El dispositivo con
sistía en una pértiga de nueve metros con dos equipos
de tres contadores de rayos cósmicos y baterías, proyec
tados para registrar emisiones de rayos cósmicos. El doc
tor Schein informó que fueron descubiertas tales emisio
siones a alturas superiores a los i5.ooo metros.
Seis meses después se efectuó ótra ascensión en globo
libre que aterrizó en Virginia, después de un viaje record
de 8oo kilómetros. También hace poco más de un año, la
Universidad de Chicago soltó 36 balones que transporta
ban un equipo fotografiador de rayos cósmicos, con un
peso de unos 30 kilogramos. Vemos, pues, que los globos
libres han llegado a transportar los aparatos registrado
res automáticos de rayos cósmicos a altura de 27 kilóme
tros y más. Dichos globos iban rellenos de hidrógeno y
estaban construídos con un material extraordinariamente
elástico, de tal modo que mientras medían 1,5 m. de
diámetro a su partida, a los 26 kilómetros dicho diáme
tro era de unos seis metros. En algunas ocasiones, cuando
un grupo de tales globos descendía, la fantasía popular
los confundía con paracaidistas. Cada uno de los globos
llevaba atada una etiqueta en la que se recomendaba la
devolución del mismo a su punto de origen; con esta me
dida, de cada diez globos lanzados se recuperaban nueve.
Otro dispositivo es un sistema basado en la emisión
de ondas cortas de radio, por medio de impulsos, a los
investigadores situados en tierra, evitando de esta manera
el empleo de instrumentos registradores. Un último ex
perimento fué llevado a cabo por el Dr. Schein, que soltó
49 globos, transportando aparatos registradores con un
peso de 35 kilogramos, al mismo tiempo que llevaban
200 abejas para determinar los efectos de los rayos cós
micos sobre la vida de los insectos. Este intento fracasó
debido a la muerte accidental de las abejas por efecto de
los gases de escape, pero habrá de ser repetido por con
siderarse de trascendental importancia.
Otros estudios mostraron que los rayos gamma, en
contrados en las radiaciones cósmicas, son los más cortos
de los conocidos hasta la fecha. Los rayos X son también
demasiado cortos para ser visibles; pero los rayos gamma,
encontrados en los materiales radiactivos, son de diez
a cien veces más cortos que los rayos X. Sin embargo,
los más cortos rayos gamma encontrados en las radiacio
nes cósmicas, son cien millones de veces más cortos que
los de los cuerpos radiactivos.
La investigación nos
muestra que existen varias clases de rayos cósmicos, par
ticularmente los “blandos” (electrones y rayos gamma)
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y los “duros” (mesotrones). Los primeros son fáciles de
absorber; pero los rayos “duros”, de enorme energía,
son los únicos que penetran todo. Son millones de veces
más fuertes que ninguna otra radiación conocida, y mar
chan como irresistibles proyectiles a través de todas las
sustancias conocidas.
Otro dramático descubrimiento es el hecho de que exis
ten frecuentes “emisiones” de rayos cósmicos: partículas
que caen de manera análoga a pesada lluvia sobre super
ficies de una hectárea aproximadamente. En una simple
“emisión” se encuentran cerca de un millón de rayos cós
micos y a veces caen de cincuenta a sesenta “emisiones”
en una hora. Estas “emisiones” se denominan “Emisio
nes Auger”, en honor del famoso hombre de ciencia fran
cés Pierre Auger, cuyas investigaciones en las montañas
de los Alpes mostraron el nuevo descubrimiento. Si se
escucha una de tales “emisiones” a través de un inge
nioso dispositivo altavoz, su sonido es análogo al de una
tormenta canicular. Es un sonido silbante, semejante al
de la pesada lluvia arrastrada por el viento, la cual cesa
súbitamente por un momento, siendo seguida inmedia
tamente después por otro nuevo chubasco.
Ahora bien; mientras nos encontramos sometidos cons
tantemente a esa continua lluvia de rayos cósmicos y la
ocasional precipitación de una tal “emisión”, no se regis
tra ningún efecto peculiar sobre nosotros. Los individuos
que viven en las altas montañas reciben una dosis doble,
mientras que aquellos que trabajan en las profundidades
de las minas reciben solamente una fracción de los rayos;
sin embargo, ninguno de ellos parece afectado.
El último esfuerzo científico se ha dirigido principal
mente hacia el sistema de relacionar los rayos cósmicos
con las radiaciones atómicas. Hace unos quince años apro
ximadamente que un hombre de ciencia predijo que el
estudio de los rayos cósmicos lanzaría nuevas luces sobre
el problema de la estructura del núcleo del átomo, abrien
do de esta manera el camino para el aprovechamiento
cíe la energía atómica para usos humanos; es decir, que,
según las deducciones hechas por los científicos, es pro
bable que los rayos cósmicos constituyan la clave para
el desencadenamiento de la energía atómica y el análisis
del rayo atómico. De hecho se ha informado que el rayo
cósmico es el medio que se tiene para descubrir el secreto
de los rayos X y del radium. Hay algo más que esto toda
vía: el profesor John Archibald Wheeler, de la Universi
dad de Princeton, mantiene que mediante el estudio de
los rayos cósmicos se podrán eventualmente descubrir
medios para transformar cualquier clase de materia (y
no el uranio solamente) en energía atómica.
Un nuevo gigante denominado “betatron”, inventado
por el profesor Donald W. Kerst (de treinta y cuatro años
de edad), perteneciente al claustro de la Universidad de
Illinois, está a punto de ser empleado en la investigación
de los rayos cósmicos. Dicho instrumento utiliza energía
magnetoeléctrica
para impulsar a los electrones a una
velocidad de 290.000 kilómetros, es decir, virtualmente
la misma velocidad que la luz. Se espera producir rayos
cósmicos para efectuar un estudio más íntimo de los mis
mos, eliminando posiblemente la necesidad de efectuar
vuelos a la estratosfera o enterrarse dentro de profundas
minas.
¿Cuánto tiempo durará esta incesante investigación
antes de que el rayo cósmico sea finalmente aprisionado
y domesticado? Nadie lo conoce; pero la mayor parte de
los hombres de ciencia son de la opinión que, si la idea
de guerra permanece dormida el tiempo suficiente para
permitir a la ciencia proseguir su caza ininterrumpida
mente, serán suficientes de diez a veinte años para ense
floreamos de la suprema fuente de ilimitada energía.
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