LA PIETA LIBRO DE ORACIONES Este Libro de Oración representa un esfuerzo para aplicar los métodos científicos de las verdades de nuestra fe Romana y católica. Por este medio se espera obtener más gracia para mejor servir a Dios. Particularmente se espera extraer la gracia Divina de esta fuente gigantesca, de la Bondad y Misericordia infinita Pues éste es un manantial que ha permanecido virtualmente sin utilizar y consiste de las Revelaciones Proféticas. “En cuestión de las Revelaciones Proféticas, el soberano pontífice es el único juez!” El Papa León X (5º Concilio Letranense, 1513) DEDICATORIA La Santísima Virgen ha dicho: ” Tú, ámame; y haz que los demás me aman también. ” Desde luego, esta edición del Devocionario de “La Pieta” revisada, se dedica a Vos, Nuestra Amada Señora de Efeso. Es un acto de amor para honrar Vuestra Asunción al Cielo. “Pertenezco enteramente a Vos, O Reina y Madre mía; y todo lo mío es Vuestro.” PROPOSITO La Sagrada Escritura nos dice asi: “Orad sin cesar.” También, San Pablo de la Cruz ha escrito: “Cuando nos descuidamos de la oración, emprendemos el camino amplio del la perdición.” El Dr. Alexis Carrel escribió lo siguiente: “Si te acostubras de la oración, tu vida cambiará profundamente.” Aunque él habia sido un científico, el doctor se aplicaba a la oración. El consideraba la oración como la actividad más sublime del hombre. Admás, siempre decia que: “El arte de las artes es saber conversar con Dios.” Deseamos sinceramente que este Devocionario de “La Pieta” sea provechoso a las almas. Que sea un intrumento espiritual a los que desean desarrollar la vida de oración cotidiana. Pedimos a los ángeles que trasladaron la Santa Casa de Loretocon tanto amor, que propaguen este Devocionario. Suplicamos que se ingroduzca a las personas que desean orar un poco más, después de haber rezado del Santo Rosario diariamente. Sagrado Corazon de Jesus, ten misericordia con nosotros. Inmaculado Corazon de Maria, ruega por nosotros. LAS QUINCE ORACIONES REVELADAS POR NUESTRO SEÑOR , A SANTA BRÍGIDA DE SUECIA, EN LA IGLESIA DE SAN PABLO, EN ROMA: Editadas bajo sanción del decreto del 15 de noviembre de 1966, publicado en la Acta Apostolicae Sedis, tomo 58, número 16, del 29 diciembre de 1966. ORACIONES aprobadas por El Papa Pio IX Magníficas promesas transmitidas a Santa Brígida de Suecia Tocante a las Revelaciones de Santa Bridgida, el Papa Benedicto XV se espresó de la siguiente manera: “La aprobación de estas revelaciones implica nada más que esto: Después de una examen lento y detenido, se permite publicar estas revelaciones para el bien espiritual de todos los fieles. Y, aunque no se les atribuye el mismo grado de fe, igual a que se le s rinde a las verdades de la religión bajo pena; sin embargo, se les permite creer con fe humana. Es decir, conforme a las reglas de prudencia, por las cuales son probables. Por tanto, estando ya adecuadamente afirmadas y apoyadas por suficientes motivos, pueden ser piadosamente creídas.” “ (Les Petits Bollandistes, Tome XII) El día 14 de junio de 1303 nació Santa Brígida. En ese momento, el Cura de Rasbo, llamado Benito, oraba por un feliz parto de la señora Ingeborde. Súbitamente, se encontró el cura envu elto en una nube luminosa y del la cual se la apareció la Santísima Virgen, diciédole: “Una niña ha nacido en Birger y se oirá su voz por todo el mundo.” Sagli, die XXlV Aprilis, 1903. Imprimatur ” Sagii, dado XXIV Aprilis 1903 Imprimatur F. J. GIRARD, V. G. Estas oraciones y estas promesas fueron copiadas de un libro impreso en Tolosa (Francia) en el año 1740. Fueron publicadas por el Padre Adrien Parvilliers, de la Compañía de Jesús. El Padre Adrien era jesuita, misionario apostólico, en la Tierra Santa. Este sacerdote obtuvo la aprobación, el permiso y la recomendación que se requerían para difundir estas oraciones. Los padres de familia, maestros y maestras que enseñan estas oraciones a los pequeños, por por lo menos durante un año, serán premiados de Dios. Esta promesa se aplica igualmente a los que se las facilitan a otros. Se les asegura el privilegio de ser preservados durante la vida, de todo accidente grave, que pudiera ocasionar la pérdida de alguno de sus cinco sentidos. El papa Pio IX declaró conocimiento de estas oraciones con el acto de presentar el Prólogo. De esta manera, el Sumo Pontífice admitió la autenticidad de estas plegaria para el bien de las almas; y firmó la aprobación el día 31 de mayo de 1862. Esta declaración del Santo Padre Pío IX fue confirmada con actos tangibles y concretos. Las promesas ya se han realizado a favor de todas las personas que han rezado estas oraciones. Además, se han producido numerosos hechos sobrenaturales. Por este medio, Dios se ha dignado d ar a conocer la rigurosa veracidad de estas oraciones y promesas. Una colección de pequeños libros, incluyendo estas oraciones, fue aprobada por el Gran Congreso de Malines, el dia 22 de agosto de 1863. Pregunta — Para obtener los PRIVILEGIOS, ¿es necesario rezar las oraciones cada dia, y sin interrupción? Respuesta — No se debe faltar. Si faltase por alguna vez, se perderán los PRIVILEGIOS. Se deberia de empezar de nuevo otra vez rezando las oraciones diariamente por el año entero. Suponiendo que durante el año completo se rezan 5480 oraciones. Se debe rezar con devoción, concentrando en las palabras que se pronuncian. Los que visitan a la Iglesia de San Pablo en Roma todavía pueden comtemplar el Crucifijo Milagroso, colocado arriba del Sagrario, se encuentra en la Capilla del Santísimo Sacramento. Este Crucifijo Milagroso fue esculpido por Pierre Cavallini. Es el mismo crucifijo ante cual estuvo arrodillada Santa Brígida cuando recibió estas 15 Oraciones del mismo Nuestro Señor. Además, en esa misma Iglesia de San Pablo hay una inscripción conmemorando este evento, en latín: “Pendentis, Pendente Dei verba accepit aure accipit et verbum corde Bigitta Deum. Anno Jubilei MCCCL.” Por mucho tiempo, Santa Brígida deseado saber cuántos latigazos había recibido Nuestro Señor en Su Pasión. Cierto día se le apareció Jesucristo, diciédole: “Recibi en Mi Cuerpo cinco mil, cuatro cientos ochenta latigazos; son 5,480 azotes. Si queréis honrarlos en verdad, con alguna veneración, decid 15 veces el Padre Nuestro; también 15 veces el Ave Maria, con las siguientes oraciones, durante un año completo. Al terminar el año, habréis venerado cada una de Mis Llagas.” (Nuestro Señor mismo le dictó las oraciones a la santa.) “ Entonces, Nuestro Señor hizo las siguientes PROMESAS, a las personas que se dedicaran a rezar estas oraciones, por todo un año. He aquí las PROMESAS: Las Promesas 1. Libraré del Purgatorio a 15 almas de su parentela o linaje. 2. 15 almas de su parentela o linaje serán preservadas y confirmadas en la gracia. 3. 15 pecadores de su linaje serán convertidos. Las Quince Oraciones Reveladas Por Nuestro Señor A Santa Brígida de Suecia En La Iglesia De San Pablo, en Roma Editadas bajo sanción del decreto del 15 de noviembre de 1966, publicado en la Acta Apostolicae Sedis, tomo 58, número 16, del 29 diciembre de 1966. ORACIONES aprobadas por El Papa Pio IX Magníficas promesas transmitidas a Santa Brígida de Suecia Tocante a las Revelaciones de Santa Bridgida, el Papa Benedicto XV se espresó de la siguiente manera: “La aprobación de estas revelaciones implica nada más que esto: Después de una examen lento y detenido, se permite publicar estas revelaciones para el bien espiritual de todos los fieles. Y, aunque no se les atribuye el mismo grado de fe, igual a que se les rinde a las verdades de la religión bajo pena; sin embargo, se les permite creer con fe humana. Es decir, conforme a las reglas de prudencia, por las cuales son probables. Por tanto, estando ya adecuadamente afirmadas y apoyadas por suficientes motivos, pueden ser piadosamente creídas.” (Les Petits Bollandistes, Tome XII) El día 14 de junio de 1303 nació Santa Brígida. En ese momento, el Cura de Rasbo, llamado Benito, oraba por un feliz parto de la señora Ingeborde. Súbitamente, se encontró el cura envuelto en una nube luminosa y del la cual se la apareció la Santísima Virgen, diciédole: “Una niña ha nacido en Birger y se oirá su voz por todo el mundo.” Sagli, die XXlV Aprilis, 1903. Imprimatur ” Sagii, dado XXIV Aprilis 1903 Imprimatur F. J. GIRARD, V. G. Estas oraciones y estas promesas fueron copiadas de un libro impreso en Tolosa (Francia) en el año 1740. Fueron publicadas por el Padre Adrien Parvilliers, de la Compañía de Jesús. El Padre Adrien era jesuita, misionario apostólico, en la Tierra Santa. Este sacerdote obtuvo la aprobación, el permiso y la recomendación que se requerían para difundir estas oraciones. Los padres de familia, maestros y maestras que enseñan estas oraciones a los pequeños, por por lo menos durante un año, serán premiados de Dios. Esta promesa se aplica igualmente a los que se las facilitan a otros. Se les asegura el privilegio de ser preservados durante la vida, de todo accidente grave, que pudiera ocasionar la pérdida de alguno de sus cinco sentidos. El papa Pio IX declaró conocimiento de estas oraciones con el acto de presentar el Prólogo. De esta manera, el Sumo Pontífice admitió la autenticidad de estas plegaria para el bien de las almas; y firmó la aprobación el día 31 de mayo de 1862. Esta declaración del Santo Padre Pío IX fue confirmada con actos tangibles y concretos. Las promesas ya se han realizado a favor de todas las personas que han rezado estas oraciones. Además, se han producido numerosos hechos sobrenaturales. Por este medio, Dios se ha dignado dar a conocer la rigurosa veracidad de estas oraciones y promesas. Una colección de pequeños libros, incluyendo estas oraciones, fue aprobada por el Gran Congreso de Malines, el dia 22 de agosto de 1863. Pregunta — Para obtener los PRIVILEGIOS, ¿es necesario rezar las oraciones cada dia, y sin interrupción? Respuesta — No se debe faltar. Si faltase por alguna vez, se perderán los PRIVILEGIOS. Se deberia de empezar de nuevo otra vez rezando las oraciones diariamente por el año entero. Suponiendo que durante el año completo se rezan 5480 oraciones. Se debe rezar con devoción, concentrando en las palabras que se pronuncian. Los que visitan a la Iglesia de San Pablo en Roma todavía pueden comtemplar el Crucifijo Milagroso, colocado arriba del Sagrario, se encuentra en la Capilla del Santísimo Sacramento. Este Crucifijo Milagroso fue esculpido por Pierre Cavallini. Es el mismo crucifijo ante cual estuvo arrodillada Santa Brígida cuando recibió estas 15 Oraciones del mismo Nuestro Señor. Además, en esa misma Iglesia de San Pablo hay una inscripción conmemorando este evento, en latín: “Pendentis, Pendente Dei verba accepit aure accipit et verbum corde Bigitta Deum. Anno Jubilei MCCCL.” Por mucho tiempo, Santa Brígida deseado saber cuántos latigazos había recibido Nuestro Señor en Su Pasión. Cierto día se le apareció Jesucristo, diciédole: “Recibi en Mi Cuerpo cinco mil, cuatro cientos ochenta latigazos; son 5,480 azotes. Si queréis honrarlos en verdad, con alguna veneración, decid 15 veces el Padre Nuestro; también 15 veces el Ave Maria, con las siguientes oraciones, durante un año completo. Al terminar el año, habréis venerado cada una de Mis Llagas.” (Nuestro Señor mismo le dictó las oraciones a la santa.) “ Entonces, Nuestro Señor hizo las siguientes PROMESAS, a las personas que se dedicaran a rezar estas oraciones, por todo un año. He aquí las PROMESAS: Las Promesas 1. Libraré del Purgatorio a 15 almas de su parentela o linaje. 2. 15 almas de su parentela o linaje serán preservadas y confirmadas en la gracia. 3. 15 pecadores de su linaje serán convertidos. 1. El que rezare estas oraciones alcanzará el primer grado de la perfección. 2. 15 días antes de de su muerte, le daré el alimento de Mi Sagrado Cuerpo para que se escape del hambre eterna; y le daré de beber de Mi Precio sísima Sangre para que no padezca de sed eternamente. 3. 15 días antes de su muerte, sentirá contrición profunda por todos sus pecados, y tendrá conocimiento perfecto de todas sus culpas. 4. Yo pondré el signo de Mi victoriosa Cruz delante de él, para que sea su amparo y defensa contra las acehanzas de sus enemigos. 5. Antes de su muerte, vendré a él con Mi carísima y bienamada Madre. 6. Benignamente recibiré su alma, y le conduciré a las delicias e ternas. 7. Y habiendo conducido a esta alma hasta las mansiones eternas, allí le daré a beber de Manantial de Mi Divinidad; cosa que no haré con los que no hayan recitado Mis oraciones. 8. Haz saber que el que haya vivido en estado de pecado mortal aún por 30 añ os, si rezare devotamente estas oraciones, o si hubiere propuesto rezarlas, el Señor le perdonará todos sus pecados. 9. Yo le defenderé contra graves tentaciones. 10. Preservaré y guardaré sus 5 sentidos. 11. Le preservaré de una muerte repentina. 12. Su alma será librada de la muerte eterna. 13. Esta alma obtendrá todo cuanto le pidiere a Dios y a la Santísima Virgen. 14. Si haya vivido haciendo su propia voluntad durante todo su vida y si debiera morir a día siguiente, Yo le prolongaré su existencia para que se confiese bien. 15. Cada vez que un alma rezare estas Oraciones, ganará 100 días más de indulgencia. 16. Se le asegura que será colocado junto al Supremo Coro de los Santos Angeles. 17. Al que enseñare estas Oraciones a otra persona, se le asegura gozo continuo y el mérito perdurable por toda la eternidad. 18. Dondequiera que se rezaren estas Oraciones, o si se rezan en algún tiempo futuro, allí estará Dios presente con Su gracia. Primera Oración Padre Nuestro – Ave Maria. ¡O Jesucristo!. ¡Sois la eterna dulzura de todos los que Os aman; la alegría que sobrepasa toda gozo y deseo; la salvación y esperanza de todos los pecadores! Habéis manifestado no tener mayor deseo que el de permanecer en medio de los hombres, en la tierra. Los amáis hasta el punto de asumir la naturaleza humana, en la plenitud de los tiempos, por amor a ellos. Acordaos de todos los sufrimientos que habéis soportado desde el instante de Vuestra Sagrada Pasión; así como fue decretado y ordanado desde toda la eternidad, según el plan divino. Acordaos, O Señor, que durante la última cena con Vuestros discípulos les habéis lavado los pies; y después, les distéis Vuestro Sacratísimo Cuerpo, y Vuestra Sangre Preciosísima. Luego, confortándolos con dulzura, les anunciasteis Vuestra próxima Pasión. Acordaos de la tristeza y amargura que habéis experimentado en Vuestra alma, como Vos mismo lo arirmasteis, diciendo: “Mi alma está triste hasta la muerte.” “ Acordaos de todos los temores, las angustias y los dolores que habéis soportado, en Vuestro Sagrado Cuerpo, antes del suplicio de la crucifixión. Después de haber orado tres veces, todo bañado de sudor sangriento, fuisteis traicionado por Vuestro discípulo, Judas; apresado por los habitantes de una nación que habíais escogido y enaltecido. Fuisteis acusado por falsos testigos e injustamente juzgado por tres jueces; todo lo cual sucedió en la flor de Vuestra madurez, y en la solemne estación pascual. Acordaos que fuisteis despojado de Vuestra propia vestidura, y revestido con manto de irrisión. Os cubrieron los Ojos y la Cara infligiendo bofetadas. Después, coronándoos de espinas, pusieron en Vuestras manos una caña. Finalmente, fuisteis atado a la columna, desgarrado con azotes, y agobiado de oprobios y utrajes. En memoria de todas estas penas y dolores que habéis soportado antes de Vuestra Pasión en la Cruz, concededme antes de morir, una contrición verdadera, una confesión sincera y completa, adecuada satisfacción; y la remisión de todos mis pecados. Amen. Segundo Oración Padre Nuestro – Ave Maria. ¡O Jesús!, la verdadera libertad de los ángeles, y paraíso de delicias! Acordaos del horror y la tristeza que fuisteis oprimido, cuando Vuestros enemigos como leones furiosos, Os rodearon con miles de injurias: salivazos, bofetadas, laceraciones, arañazos y o tros suplicios inauditos. Os atormentaron a su antojo. En consideración de estos tormentos y a las palabras injuriosas, Os suplico, ¡O mi Salvador, y Redentor! que me librés de todos mis enemigos visibles e invisibles y que, bajo Vuestra protección, hagáis que yo alcance la perfección de la salvación eterna. Amén. Tercera Oración Padre Nuestro – Ave Maria. ¡O Jesús!. Creador del Cielo y de la Tierra, al que nada puede contener ni limitar! Vos abarcáis todo; todo es sostenido bajo Vuestra amorosa potestad. Acordaos del dolor muy amargo que sufristeis cuando los judíos, con gruesos clavos cuadrados, golpe a golpe, clavaron Vuestras Sagradas Manos y Pies a la Cruz. Y no viéndoos en un estado suficientemente lamentable para satisfacer su furor, agrandaron Vuestras Llagas, thy, agregando dolor sobre dolor. Con indescriptible crueldad, extendieron Vuestro Cuerpo en la Cruz. Y con jalones y estirones violentos, en toda dirección, dislocaron Vuestros Huesos. O Jesús, en memoria de este santo dolor que habéis soportado con tanto amor en la Cruz, Os suplico concederme la gracia de temeros y amaros. Amen. Cuarta Oración Padre Nuestro – Ave Maria. ¡O Jesús, Médico Clestial, elevado en la Cruz para curar nuestras llagas con las Vuestras! Acordaos que las contusiones y los desfallecimientos que habéis sufrido en todos Vuestros Miembros; y que fueron distendidos a tal grado, que no ha habido dolor semejante al Vuestro. Desde la cima de la cabeza hasta la planta de los pies, ninguna parte de Vuestro Cuerpo estaba exenta de tormentos. Sin embargo, olvidando todos Vuestros sufrimientos, no dejasteis de pedir por Vuestros enemigos, a Vuestro Padre Celestial, diciédole: “Padre, perdónalos no saben lo que hacen.” Por esta inmensa misericordia, y en memoria de estos sufrimientos, Os hago esta súplica: conceded que el recuerdo de Vuestra muy amarga Pasión, nos alcance una perfecta contrición, y la remisión de todos nuestros pecados. Amén. Quinta Oración Padre Nuestro – Ave Maria. ¡O Jesús, Espejo de Resplendor Eterno! Acordáos de la tristeza aguda que habéis sentido al comtemplar con anticipación, las almas que habían de condenarse. A la luz de Vuestra Divinidad, habéis vislumbrado la predistinación de aquellos que se salvarían, mediante los méritos de Vuestra Sagrada Pasión. Simultáneamente habéis contemplado tristemente la inmensa multitud de réprobos que serían condenados por sus pecados; y Os habéis quejado amargamente de esos desesperados, perdidos y desgraciados pecadores. Por este abismo de la compasión y piedad, y principalmente por la bondad que demostrasteis hacia el buen ladrón, diciéndole: “Hoy estarás conmigo en el Paraíso.”, hago esta súplica, Dulce Jesús. Os pido que a la hora de mi muerte tengáis misericordía de mí. Amén. Sexta Oración Padre Nuestro – Ave Maria. ¡O Jesús, Rey infinitamente amado y deseado! Acordaos del dolor que habéis sufrido, cuando, desnudo y como un criminal común y corriente, fuisteis clavado y elevado en la Cruz. También, fuisteis abandonado de todos Vuestros parientes y amigos con la excepción de Vue stra muy amada Madre. En Vuestra agonía, Ella permaneció fiel junto a Vos; luego, la encomendasteis a Vuestro fiel discípulo, Juan, diciendo a María: “¡Mujer, he aquí a tu hijo!” Y a Juan: “¡He aquí a tu Madre!” Os suplico, O mi Salvador, por la espada de dolor que entonces traspasó el alma de Vuestra Santísima Madre, que tengáis compasión de mi. Y en todas mis aflicciones y tribulaciones, tanto corporales como espirituales, ten piedad de mí. Asistidme en todas mis pruebas, y especialmente en la hora de mi muerte. Amén. Séptima Oración Padre Nuestro – Ave Maria. ¡O Jesús, inagotable Fuente de compasión, ten compasión de mi! En un profundo gesto de amore, habéis exclamado en la Cruz: “¡Tengo sed!” Era sed por la salvación del género humano. ¡O mi Salvador! Os ruego que inflaméis nuestros corazones con el deseo de dirigirnos hacia la perfección, en todas nuestras obras. Extinguid en nosotros la concupiscencia carnal y el ardor de los apetitos mundanos. Amén. Octava Oración Padre Nuestro – Ave Maria. ¡O Jesús, Dulzura de los corazones y Deleite de espíritu! Por el vinagre y la hiel amarga que habéis probado en la Cruz, por amor a nosotros, oíd nuestros ruegos. Concedednos la gracia de recibir dignamente Vuestro Sacratísimo Cuerpo y Sangre Preciosísima durante nuestra vida, y también a la hora de la muerte para servir de remedio y consuelo a nuestras almas. Amén. Novena Oración Padre Nuestro – Ave Maria. ¡O Jesús, Virtud Real y Gozo de alma! Acordaos de dolor que habéis sentido, sumergido en un océano de amargura, al acercarse la muerte. Insultado y ultrajado por los judíos, clamasteis en alta voz que habíais sido abandonado por Vuestro Padre Celestial, diciédole: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” Por esta angustia, Os suplico, O mi Salvador, que no me abandonéis en los terrores y dolores de mi muerte. Amén. Décima Oración Padre Nuestro – Ave Maria. ¡O Jesús, Principio y Fin de todas las cosas, Sois la Vida y la Virtud plena! Acordaos que por causa nuestra fuisteis sumergido en un abismo de penas, sufriendo dolor desde la planta de los Pies hasta la cima de la Cabeza. En consideración a la enormidad de Vuestras Llagas, enseñadme a guardar, por puro amor a Vos, todos Vuestros Mandamientos; cuyo camino de Vuestra Ley Divina es amplio a agradable para aquellos qu Os aman. Amén. Undécima Oración Padre Nuestro – Ave Maria. ¡O Jesús! ¡Abismo muy profundo de Misericordia! En memoria de la Llagas que penetraron hasta la médula de Vuestros Huesos y Entrañas, para atraerme hacia Vos, presento esta súplica. Yo, miserable pecador, profundamente sumergido en mis ofensas, pido que me apartéis del pecado. Ocultadme de Vuestro Rostro tan justamente irritado contra mi. Escondedme en los huecos de Vuestras Llagas hasta que Vuestra cólera y justísima indignación hayan cesado. Amén. Duodécima Oración Padre Nuestro – Ave Maria. ¡O Jesús, Espejo de la Verdad, Sello de la Unidad, y Vínculo de la Caridad! Acordaos de la multitud de Llagas con que fuisteis herido, desde la Cabeza hasta los Pies. Esas Llagas fueron lace radas y enrojecidas, O dulce Jesús, por la efusión de Vuestra adorable Sangre. ¡Oh, qué dolor tan grande y repleto habéis sufrido por amor a nosotros, en Vuestra Carne virginal! ¡Dulcísimo Jesús! ¿Qué hubo de hacer por nosotros que no habéis hecho? Nada fa lta. ¡Todo lo habéis cumplido! ¡O amable y adorable Jesús! Por el fiel recuerdo de Vuestra Pasión, que el Fruto meritorio de Vuestros sufrimientos sea renovado en mi alma. Y que en mi corazón, Vuestro Amor aumente cada día hasta que llegue a contemplaros en la eternidad. ¡O Amabilísimo Jesús! Vos sois el Tesoro de toda alegría y dicha verdadera, que Os pido concederme en el Cielo. Amén. Décima-Tercia Oración Padre Nuestro – Ave Maria. ¡O Jesús, fuerte León, Rey inmortal e incencible! Acordaos de inmenso dolor que habéis sufrido cuando, agotadas todas Vuestras fuerzas, tanto morales como físicas, inclinasteis la Cabeza y dijisteis: “Todo está consumado.” Por esta angustia y dolor, Os suplico, Señor Jesús, que tengáis piedad de mí en la hora de mi muerte cuando mi mente estará tremendamente perturbada y mi alma sumergida en angustia. Amén. Décima-Cuarta Oración Padre Nuestro – Ave Maria. ¡O Jesús, único Hijo del Padre Celestial, esplendor y semejanza de Su Esencia! Acordaos de la sencilla y humilde recomendación que hicisteis de Vuestra Alma, a Vuestro Padre Eterno, diciéndole: “¡Padre, en Tus Manos encomiendo Mi Espíritu!” Desgarrado Vuestro Cuerpo, destrozado Vuestro Corazón, y abiertas la Entrañas de Vuestra misericordia para redimirnos, habéis expirado. Por Vuestra Preciosa Muerte, Os suplico, O Rey de los santos, confortadme. Socorredme para resistir al demonio, la carne y al mundo. A fin de que, estando muerto al mundo, viva yo solamente para Vos. Y a la hora de mi muerte, recibid mi alma peregrina y desterrada que regresa a Vos. Amén. Décima-Quinta Oración Padre Nuestro – Ave Maria. ¡O Jesús, verdadera y fecunda Vid! Acordaos de la abundante efusión de Sangre que tan generosamente habéis derramado de Vuestro Sagrado Cuerpo. Vuestra preciosa Sangre fue derramada como el jugo de la uva bajo el lagar. De Vuestro Costado perforado por un soldado, con la lanza, ha brotado Sangre y agua, hasta no quedar en Vuestro Cuerpo gota alguna. Finalmente, como un haz de mirra, elevado a lo alto de la Cruz, la muy fina y delicada Carne Vuestra fue destrozado; la Substancia de Vuestro Cuerpo fue marchitada; y disecada la médula de Vuestros Huesos. Por esta amarga Pasión, y por la efusión de Vuestra preciosa Sangre, Os suplico, O dulcísimo Jesús, que recibáis mi alma, cuando y esté sufriendo en la agonía de mi muerte. Amén. Conclusión ¡O Dulce Jesús! Herid mi corazón a fin de que mis lágrimas de amor y penitencia me sirvan de pan, día y noche. Convertidme enteramente, O mi Señor, a Vos. Haced que mi corazón sea Vuestra Habitación perpetua. Y que mi conversación sea agradable. Que el fin de mi vida Os sea d e tal suerte loable, que después de mi muerte pueda merecer Vuestro Paraíso; y alabaros para siempre en el Cielo con todos Vuestros santos. Amén. Promesas a Los Que Cantan “Ave Maris Stella” Durante un levantamiento en Roma, una gentío llegó a la casa donde luego se hospedaba Santa Brígida. En seguida, la cabeza del bando habló violentamente de quemar viva a la santa. En ese instante, Santa Brígida recurrió a Nuestro Señor, preguntádole si ella debía huir y refugiarse en un lugar más seguro. Jesucristo la aconsejó diciendo que se quedara en ese mismo sitio. Jesús le dijo así: “No importa la premeditada acción que preparan de conspirar contra tu vida. Mi poder quebrantará la malicia de tus enemigos. Si Mis enemigos me crucificaron, es que Yo lo he permitido.” Luego, Nuestra Santísima Madre añadió: “Reunid en grupo, y cantad el Himno, ‘AVE MARIS STELLA’; y yo os guardaré de todo peligro.” (Este título significa: “SALVE, ESTRELLA DEL MAR”) Ave Maris Stella Salve, Estrella de mar Dei Mater alma, Gran Portal del cielo, Atque semper Virgo Eres siempre Virgen Felix coeli porta. Madre del Señor. Summens illud Ave Pronunciando el Ave Gabrielis ore, La boca de Gabriel, Funda nos in pace, Cambia de Eva el nombre, Mutans Evae nomen. Y nos fundó en la paz. Solve vincla reis, Desliga a los cautivos. Profer lumen caecis, Alumbra a los ciegos. Mala nostra pelle, Despide nuestros males. Bona cuncta posce. Danos dicha plena. Monstra te esse Matrem, Muéstrate ser Madre, Sumat per te preces, Y ofrece nuestras preces Qui pro nobis natus Al Verbo Encarnado, Tulit esse tuus. En tu Seno Virginal. Virgo singularis, Virgen escogida, Inter omnes mitis, Madre más benigna, Nos culpis solutos Presérvanos sin culpa, Mites fac et castos. Vituosos y apacibles. Vitam praesta puram, Pedimos vida pura. Iter para tutum; El camino asegura. Ut videntes Jesum, Y ver a Jesucristo, Semper collaetemur. En gozo sempiterno. Sit laus Deo Patri, Gloria a Dios Padre; Summo Christo decus, Gloria a Dios Hijo; Spititui Sancto, Y al Santo Espíritu, Tribus honor unus. Dios, Uno-y-Trino. Amen. Amén. A LA SANTISIMA VIRGEN O Señora mía, O Madre mía, yo me ofrezco enteramente a Vos. Y en prueba de mi filial afecto, Os consagro en este día mis ojos, mid oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra, todo mi ser. Ya que soy toda Vuestra, O Madre de bondad, guardadme y defendedme como cosa y posesión Vuestra. Amén. “500 días de indulgencia” Antigua Oración A San José, Más De 1900 Años O San José, cuya protección es tan grande, tan poderosa y efficaz ante el trono de Dios, en vuestras manos entrego todos mis intereses y mis deseos. O San José, assistidme con vuestra poderosa intercesión. Obtened para mí, de vuestro Divino Hijo, Nuestro Señor, todas las bendiciones espirituales que necesito. A fin de que, habiendo conseguido, aquí en la tierra, la ayuda de vuestro poder celestial, pueda ofrecer mi gratitud y homenaje, al Padre más Amoroso. O San José, nunca me cansaré de contemplaros con el Niño Jesús dormido en vuestros brazos. No me atrevo a acercarme mientras que el Niño reposa sobre vuestro corazón. Abrazadle fuertemente en mi nombre; y de parte mía, besad su fina y delicada Cabecita. Luego, suplicadle que me devuelva ese beso a la hora de mi último suspiro. San José, patrón de los moribundos, rogad por nosostros. Amén. Rezalo por nueve mañanas cosecutivas por lo que usted desea. Jamaz raramente ha fallado. Esta oración fue descubierta el año quincuagésimo de Nuestro Señor Jesucristo. En el siglo XVI, o en los años de 1500 A.D., etc., envió el Papa esta Oración al Emperador Carlos. El emperador reibió esta oración al prepararse para emprender la batalla. Los que leyesen esta oración serán premiados. Igualmente se premiará a los que la escuchasen al ser leída o si la llevasen en su persona. A todas estas almas se les promete que no morirán repentinamente; ni se ahogarán; ni serán afectados por el veneno. No cae rán en manos de sus enemigos; ni serán consumidos en ningún incendio; ni aun derrotados en la batalla. Haced esfuerzos para que se conozca esta oración, y propagadla en todas partes. Imprimatur Rvdsmo. Jorge W Ahr Obispo de Trenton Gloria A Jesús Y A María La siguiente es una carta escrita por la Santísima Virgen María, para saludar a los habitantes de la Ciudad de Mesina. Allí es donde el Apóstol San Pablo predicaba el Evangelio. Esta carta fue conservada en el relicario del altar mayor, y dice así: “Yo, María Virgen, Sierva de Dios, Nuestro Señor, y humildísima Madre de Jesucristo, Hijo de Dios Todopoderoso y Eterno, saludo a todos los que habitan en Mesina. A todos les deseo salud y bendición en Nuestro Señor. Ya habéis aprendido a lgo de los embajadores que se os han enviado, y habéis recibido el Evangelio, reconociendo que el Hijo de Dios se hizo Hombre, y que sufrió Su Pasión y muerte por la salvacion del mundo. También habéis aprendido que El es el Cristo y el verdadero Mesías. H aced esfuerzos de perseverar, os suplico. Y mientras tanto, os prometo a vosotros y a toda vuestra posteridad, Mi asistencia en la presencia de Mi Hijo.” “María, Virgen, humildísima Sierva de Dios” (Grandes gracias se conceden a los que llevan consigo una copia de esta carta.) Oración Por Las Negligencias Diarias Padre Eterno, Yo Os ofrezco el Sagrado Corazón de Jesús, con todo Su AMOR, todos Sus SUFRIMIENTOS, y todos Sus MERITOS Primero – Para expiar todos los pecados que he cometido este día y durante tod o mi vida. ¡Gloria al Padre, y al Hijo…! Segundo – Para purificar el bien que he hecho mal este día y durante todo mi vida. ¡Gloria al Padre, y al Hijo…! Tercero – Para supilr por el bien que yo debía de haber hecho y que he omitido este día, y durante toda mi vida. ¡Gloria al Padre, y al Hijo…! Una religiosa clarisa, recién muerta, se apareció a su abadesa o Madre Superiora, mientras que la abadesa rezaba por el alma de la fallecida. En ese momento, la difunta habló, diciendo: “Yo fui admitida directamente al Cielo porque, mediante esta oración que yo rezaba todas la noches, se pagaron todas mis deudas.” (Con esta oración NO SE INTENTA RE-EMPLAZAR la Confesión.) El Ave María De Oro Ave María, blanco lirio de la gloriosa y siempre -serena Trinidad. Salve brillante Rosa del jardín de los deleites celestiales: ¡O Vos, de quien Dios quiso nacer en este mundo, y de cuya leche el Rey del Cielo quiso ser nutrido! ¡Alimentad nuestras almas con las efusiones de la Gracia Divina. Amén! “A las almas que en vida me hayan saludado con esta oración, me apareceré con gran resplandor en la hora de la muerte. Además, cuando el alma se separe del cuerpo, me manifestaré con hermosura tan espléndida, que el alma sentirá un gran consuelo. En ese instante, experimentará a lgo semejante a las delicias del Paraíso.” Palabras de la Santísima Virgen María a Santa Gertrudes al Mayor. (De las Revelaciones, Tomo III, Capítulo XVIII) (La Estampita Mística) Esta estampita de Nuestra Señora fue dibujada por un mística en Italia. La misma Sma. Virgen se dignó guiar la mano de la mística. Cada día se concede un bendición especial a la persona que lleva consigo esta estampita. Otra benidición se obtiene cada vez que se contempla la estampita con amor. TRES HERMOSISIMAS ORACIONES Estas oraciones son muy útiles para el moribundo. Se deben repetir con frecuencia como un acto suplicante a la misericordia de Dios. Hace muchos siglos, vivía un papa en Roma que había cometido muchísimas faltas, y se sentía abrumado de sus culpas. En cierta ocasión, sucedió que Dios Nuestro Señor permitió que este papa cayese gravemente enfermo sin remedio. Cuando el paciente sintió que ya se acercaba la hora terrible de la muerte, mandó llamar a todos los cardenales, obispos, y a las demás personas bien instruida s. Entonces, el papa moribundo les habló así: “¡Mis queridos amigos! ¿Qué consuelo me podéis dar ahora que me voy a morir; y parece que merezco la condenación eterna por mis múltiples pecados?” Por algunos momentos, nadie se atrevió a contestarle a esta pregunta. Entonces uno de los presentes, llamado Juan, le replicó, diciéndole: “¿Padre, por qué dudáis la misericordia de Dios?” Y el moribundo le respondió, diciendo: “¿Qué consuelo me podéis dar en esta hora que me voy a morir, y temo ser condenado por mis pecados?” Y Juan le contestó asi: “Voy a leer TRES ORACIONES para vuestro beneficio; espero en Dios que esta lectura le de un poco de consuelo. También espero que por este medio, su alma obtendrá la misericordia de Dios.” Ya no pudo hablar más el papa moribundo. Luego, el Cura Juan se arrodilló con todos los presentes y rezaron el PADRENUESTRO, añadiendo las siguientes oraciones: 1ª. Oración ¡Señor Jesucristo! Siendo Vos el Hijo de Dios y también el Hijo de la Santísima Virgen María, sois Dios y Hombre. Abrumado de gran temor habéis sudado Sangre el el huerto de los Olivos, para darnos la paz. Sabemos también que ofrecisteis todos Vuestros sufrimientos a Dios, Vuestro Padre Celestial, por nosotros, y por la salvación de este porbre moribundo… No obstante, si por culpa de sus pecados él merece ser castigado con la condenación eterna, Os suplicamos perdonar todas sus culpas. O Padre Eterno, Os lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor Vuestro muy amado Hijo, que vive y reina con Vos y con el Espíritu Santo ahora y siempre. Amén. 2ª. Oración ¡Señor Jesucristo! Humildemente muriendo en la Cruz por nosotros, sometisteis Vuestra Voluntad completamente a la Voluntad de Vuestro Padre Celestial, para traernos la paz. También habéis ofrecido Vuestra santa muerte al Eterno Padre en rescate de…(esta persona) …y para ocultar de su vista el castigo merecido por sus pecados. ¡O Padre Eterno! Escuchadnos y perdonadle, Os suplicamos. Os lo pedimos por Vuesto único Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina ahora y siempre con Vos, en unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén. 3ª. Oración ¡Señor Jesucristo! Después de haber guardado silencio, hablasteis por la boca de los profetas, diciendo: “Os he atraido a Mí, a través del Eterno Amor.” Este mismo Amor Os ha traído de Cielo al Seno Virginal de María Santísima. Después, habéis venido a este valle de lágrimas, al mundo indigente. Este mismo Amor, Jesús mío, Os detuvo en este mundo terrestre por 33 años. Además, para rubricar este tremendo Amor, habéis entregado Vuestro Sacratísimo Cuerpo como manjar verdadero, y como bebida verdadera Vuestra Preciosísima Sangre. Aun, como si todo esto fuese poco, mi buen Jesús, nos disteis otras señales de Vuestro gran Amor. Es decir, Os habéis dejado ser prendido y llevad o preso. Durante Vuestra sagrada Pasión fuisteis arrastrado de tribunal a tribunal, y de un juez al otro. Además, Os habéis sometido a ser condenado a muerte, a morir en la Cruz, y a ser sepultado. Todo esto habéis hecho para demostrar Vuestro profundo Amor a nosotros. Habiendo resucitado al tercer día, aparecisteis a Vuestra Santísima Madre, y a todos los santos apóstoles. Luego, manifestando Vuestro inmenso Amor, O dulce Salvador, habéis subido al Cielo por virtud de Vuestro Padre Celestial, el Dios Etern o. A continuación, O Jesús, al demostrar Vuestro infinito Amor, habéis enviado a Espíritu Santo para encender los corazones de los apóstoles; y de todos los que creen y esperan en Vos. Por estos signos de Amor eterno, confiadamente esperamos alcanzar de Vuestra bondad todo género de gracia. O buen Jesús, abrid el Cielo hoy día a este pobre moribundo…Perdonad todos sus pecados y llevadlo al Reino de Vuestro Padre Celestial para gozar felizmente con Vos, ahora y siemre. Amén. Entretanto, el papa moribundo falleció. Pero el cura perseveró rezando estas oraciones hasta la tercera hora. Súbitamente, el alma del papa difunto apareció en forma corporal, ante los ojos del cura que todavía continuaba orando. El rostro de la aparición resplandecia como el sol, y su ve stidura era tan limpia y blanca como la nieve. Entonces, dirigiendo la mirada al cura, la aparición pronunció las siguientes palabras consoladoras: “¡Mi querido hermano! ¡Aunque yo debía de haber sido un hijo perdido y destinado a la condenación, ahora soy un hijo feliz, y colmado de dicha y felicidad. Mientras que tú rezabas la primera oración, muchos de mis pecados fueron borrados de mi alma. Se desprendieron así como gotas de lluvia que caen del Cielo. Igualmente, mientras que rezabas la segunda oración, fui purificado así como el platero purifica el oro en un fuego abrasador. La purificación de mi alma continuaba mientras que tú rezabas la tercera oración. Entonces yo vi cómo se abrió el Cielo, y pude ver a Jesucristo, Nuestro Señor, a la diestra de Dios Padre. En ese momento, Nuestro Buen Jesús me habló, diciendo: ¡Venid! ¡Todos vuestros pecados ya están perdonados. Entrad y permaneced en el Reino de Mi Padre Celestial para simepre. Amén!’ “Con estas palabras, mi alma se separó de mi cuerpo, y los ángele s de Dios me condujeron a la felicidad eterna.” Oyendo estas palabras, el cura exclamó: “¡O Santo Padre! ¡No podré contar estas cosas, porque nadie me creerá!” Enseguida, el fallecido le contestó de esta manera: “En verdad os digo que el Angel de Dios permanece a mi lado y ha escrito estas oraciones en LETRAS DE ORO, para el consuelo de los pecadores. Si fuera posible que una persona cometiese todos los pecados en el mundo, habría esperanza para su alma bajo la siguiente condición. Es decir, si se rezan estas tres oraciones a su lado en la hora de la muerte, y si el pecador siente verdadero dolor por sus culpas, todos sus pecados quedarán perdonados. Y si fuese destinado a sufrir por sus culpas hasta cuando amanezca el día del último juicio, sería redimido y liberado por completo de todas esas penas. (No se deben omitir los Sacramentos.) “La persona que escucha la lectura de estas tres oraciones, no morirá infelizmente. Igulamente será premiada la persona en cuya casa se rezan estas tres oraciones. Por tanto, llevadlas al la Basílica de San Pedro y colocadlas en la capilla nombrada, LA AUSUNCION DE MARIA SANTISIMA’. Con este acto se asegura el consuelo. Si alguien estuviese próximo a la muerte, y si escuchase o leyese estas tres oraciones, recibirá la misma maravillosa gracia también. Si el enfermo no puede ya leer las oraciones, que las escuche. De este modo ganará 400 días de indulgencia. Esta indulgencia o remisión suplirá por los días de sufrimiento en el Purgatorio, debido por las culpas. Además, se ha de saber que otra gracia muy singular se añadirá para los que leen o escuchan las tres oraciones. A estas almas será revelada con antelación la hora de su muerte. Amén!” ACTO DE CONTRICION O Dios mío, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; que por mis p ecados he merecido las penas eternas del infierno. Sobretodo, porque Os he ofendido, Dios mío, que Sois sumamente bueno, y merecéis todo mi amor. Firmemente propongo con la ayuda de Vuestra gracia, confesar mis pecados, hacer penitencia, evitar la próxima ocasión del pecado, y enmendar mi vida. Amén. Sugerencias Sobre La Oración Vuestra oración es sumamente potente y efectiva durante la Consagración de la Santa Misa. (Es decir, cuando el sacerdote eleva la Santa Hostia y el Caliz.) También, cada vez que alzamos la vista para comtemplar el Santísimo Sacramento, nuestro lugar en el Cielo se eleva un tanto más para siempre. (Revelación de Nuestro Señor a Santa Gertrudes la Mayor). Oración Para Obtener La Gracia De Todas Las Misas En El Mundo Padre Eterno, humildemente Os ofrecemos nuestra pobre presencia, y la de toda la Humanidad, desde el principio hasta el fin del mundo. Deseamos asistir a TODAS las Misas que ya se han celebrado en el mundo, y a todas las que se celebrarán el el futuro. Os ofrecemos todas las penas, los sufrimientos, oraciones, alegrías y horas de reposo en nuestra vida. Ofrecemos todo en unión con estas mismas acciones de Nuestro dulce Jesús, durante su estancia aquí en la tierra. Esperamos que toda la preciosísima Sangre de Cristo, todas Sus Llagas, y toda Su agonía nos salven. Os ofrecemos esta petición por medio del Doloroso e Inmaculado Corazón de María. Amén. (Rezad esta oración cada día, y propagadla por doquier.) Querida Santa Filomena, rogad por nosotros. Obtened por nosotros gran pureza de mente y de corazón. Esta pureza nos conducirá al perfecto Amor de Dios. Hay que buscar a Dios constantemente; y cuanto más se le busca, tanto más se le encuentra. El que a Dios busca, siempre lo ecuentra. (Maimónides) Gracias Obtenidas Por Asistir A La Santa Misa 1. La Misa es la continuación del Calvario. 2. Cada Misa vale tanto como la vida, sufrimientos y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, ofrecidos en sacrificio. 3. La Santa Misa es el acto de desagravio más poderoso para expiar los pecados. 4. A la hora de la muerte, el consuelo más grande del alma consistirá de las Misas oídas en vida. 5. Cada Misa bien oída nos acompañará hasta el Tribunal Divino, suplicando perdón. 6. En la Santa Misa, según el fervor con que se asiste, se puede disminu ir en grado mayor o menor, la pena temporal debida por los pecados. 7. Al asistir devotamente a la Santa Misa, se rinde el más grande homenaje a la Sagrada Humanidad de Nuestro Señor. 8. En la Santa Misa, Nuestro Señor Jesucristo ofrece expiación y desagravio po r muchas omisiones y negligencias nuestras. 9. En la Santa Misa, Jesucristo perdona los pecados veniales que todavía no se han confesado. Además se disminuye el poder de Satanás sobre el alma. 10. Al asistir a la Santa Misa se proporciona a las ánimas del Purgatorio, el alivio más grande que sea posible. 11. Una Misa bien oída durante la vida, será de más provecho al alma, que muchas que se ofrecieran para su reposo después de la muerte. 12. Por asistir a Misa, el alma se preserva de peligros, desgracias y de calamidades, que de otro modo hubieran sucedido. Además, se abrevia o reduce la duración de su Purgatorio. 13. Cada Misa bien oída obtiene para el alma un grado más elevado de gloria en el Cielo. 14. En la Misa se recibe la bendición del sacerdote que Nuestro Señor ratifica en el Cielo. 15. En la Misa se arrodilla entre una multitud de los santos ángeles, que están presentes en actitud de profunda reverencia, durante el sacrificio adorable de la Santa Eucaristía. 16. En la Santa Misa se reciben bendiciones para todos los bienes y empresas temporales. En la Eternidad, realizaremos plenamente el gran valor de haber asistido a la Santa Misa diariamente. REZAD POR LOS SACERDOTES PARA QUE OBTENGAN LA GRACIA DE OFRECER LA SANTA MISA CON SANTO AMOR Y REVERENCIA. San Buenaventura ha dicho: “El que menosprecia a la Santísima Virgen, morirá en sus pecados y será condenado.” LA SANTA COMUNION Cada vez que recibimos la Santa Comunión, se nos, perdonan los pecados veniales. A Santa Gertrudes la Mayor, Jesucristo ha revelado: “Cada vez que un alma recibe la Santa Comunión, algo hermoso sucede a cada alma en el Cielo, en la Tierra, y en el Purgatorio.” El Cura de Ars decía: “Una sola Comunión bien recibida vale más que la suma de 20,000 NFF que se distribuyera a los pobres. Cada vez que recibimos la Santa Comunión, nuestro lugar en el Cielo es elevado para siempre, y se abrevia nuestra estancia en el Purgatorio. ¡NO DEBEMOS DEJAR PASAR NINGUN DIA SIN RECIBIR LA SANTA COMUNION! La Communión Espiritual Es enorme el valor de una comunión espiritual bien hecha. Podemos y debemos hacer la comunión espiritual frecuentemente. Es muy sencillo este acto. Se efectúa simplemente pensando en Jesús, en Su gran Amor a nosotros, y en nuestro Amor hacia El. Luego, pedir a la Santísima Virgen que implore a su Divino Hijo venir a nuestros corazones. Estas comuniones espirituales se pueden ofrecer por los intereses de Doloroso e Inmaculado Corazón de María. ¡Tambíen se añade la intención especial nuestra! Nuestro Señor nos ha dicho que después de recibir la Santa Comunión, debemos repetir la siguiente jaculatoria: “Sacratísimo Corazón de Jesús, ¡que todo el mundo Os ame con ardiente Amor!” (Revelación de N.S. a Gabrielle Bossis en Francia). Una Verdadera Carta de Jesucristo, Nuestro Salvador. Esta es una copia de la carta que contiene las palabras de Nuestro Señor Jesucristo. Fue descubierta en el Santo Sepulcro del Divino Salvador en Jerusalén. La carta fue preservada por el Sumo Pontífice en una cajita de plata. Más tarde, los emperadores y las emperatrices de la fe cristiana la conservaron igualmente. Santa Isabel, la Reina de Hungría, con Santa Matilda y Santa Brígida, tuvieron el mismo gran deseo de saber algo tocante a la Pasión de Jesucristo. Con este fin, rezaron fervientemente, ofreciendo oraciones especiales. Después de cierto tiempo, Nuestro Señor Jesucristo se les apareció, hablándoles en la siguiente manera: “Yo he bajado del Cielo a la Tierra para convertiros.” “Antiguamente, la gente era más religiosa y también su cosecha era más abundante. Al contrario, actualmente, la cosecha es más limitada. “Si queréis disfrutar de una cosecha abundante, no debéis trabajar los domingos. Los domingos debéis acudir a la Iglesia y suplicar a Dios que perdone vuestros pecados. El os ha dado seis días para trabajar y un día para descansar; aplicarse a la devoción; ayudar a los pobres y atender las funciones del la Iglesia. “Aquellas personas que se mofan de Mi religión y desprecian esta carta Mía, serán abandonados de Mí. “Al contrario, los que llevasen una copia de esta carta en su persona, no se ahogarán; ni morirán repentinamente. Serán libres de toda enfermedad contagiosa y no les dañará el relámpago y no morirán sin el Sacramento de la Penitencia o la Confesión. Serán liberados de sus enemigos, y de la autoridad injusta. También serán libres de todos aquellos que sean sus calumniadores y de testigos falsos.” “Las mujeres que se encuentran en peligro durante el parto, inmediatamente vencerán toda dificultad, si llevan en su persona una copia fiel de esta oración. Además, cuarenta días antes de morir, la Santísima Virgen se aparecerá a la persona que lleva consigo esta oración.” Así nos dice San Gregorio. Jesucristo promete: “Todos los fieles que recitasen dos Padrenuestros, dos Ave Marías, y dos veces Gloria al Padre, etc. cada día por tres seguidos años, en honor de las Gotas de Sangre que he derramado, alcanzarán las siguientes cinco (5) gracias: 1r La indulgencia plenaria y la remisión de sus pecados. 2do Seran liberados de las penas del Purgatorio. 3ro Si muriesen antes de cumplir los tres (3) años, será igual como si se hubiesen cumplido. 4to A la hora de la muerte, será para vosotros igual como si hubiesen derramado toda vuestra sangre por la santa fe.” 5to Bajando del Cielo, vendré a llevar vuestras almas conmigo. También llevaré las almas de vuestros parientes, hasta la cuarta generación co nmigo. “Es de saber que los soldados armados que me acompañaron al Calvario fueron ciento cincuenta (150). Los que me siguieron cuando fui atado fueron 23. Los ejecutores de la justicia fueron 83. Golpes recibidos en la cabeza fueron ciento cincuenta (150); golpes en el estómago, ciento ocho, (108); patadas en los hombros, ochenta (80). Veinticuatro (24) veces me arrastraron y ataron mis cabellos con cuerdas. Me escupieron en la cara ciento ochenta (180) veces; y Me golpearon el Cuerpo (110). A las do ce de la noche fui empujado brúscamente. Enseguida Me alzaron por los Cabellos y Me punzaron con espinas. Me jalaron la bárba veintitrés (23) veces. Recibí veinte (20) heridas en la Cabeza; luego, Me punzaron setenta y dos (72) veces con arbustos espinosos. Me dieron ciento diez (110) picaduras de espinas en la Cabeza; y tres heridas mortales en la frente. Después, Me azotaron, y fui vestido como ‘Rey de Mofa’. Recibí mil (1,000) Llagas en Mi Cuerpo. Los soldados que me siguieron al Calvario eran seis cient os ocho (608); y los que me vigilaron hasta el fin eran tres (3). Los que se burlaron de Mí fueron mil ocho (1,008) personas. Las gotas de Sangre derramadas durante Mi Pasión fueron en total veintiocho mil, cuatrocientas treinta (28,430).” Benedetta DA S.S.; Papa León XIII, en Roma 5 Aprile 1890. ORACION AL SANTO NIÑO DE PRAGA ¡O misericordioso Niño Jesús! Conozco Vuestras milagrosas obras a favor de los enfermos…Por eso, en vista de innumerables gracias y curaciones que habéis… ortogado a los que veneran Vuestra santa Infancia, recurro a Vos. Particularmente hago esta súplica a través de la devoción representada por la estatua del Santo Niño de Praga…He aquí que vengo suplicante y con plena confianza exclamo: ¡O Amantísimo Niño Jesús, se es Vuestra Voluntad, me podéis curar! Alzad Vuestra santa Manita, y con Vuestro gran poder, libradme de todo dolor y de toda enfermedad. HISTORIA DE LA DEVOCION AL SANTO NIÑO DE PRAGA La devoción al Niño Jesús es tan antigua como la misma cristiandad. Esta de voción siempre tiende a mantener vivamente en nosotros el recuerdo del gran misterio del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo. La devoción especial al Divino Niño tuvo su origen en un monasterio de religiosos carmelitas, en la ciudad de Praga, en Bohemia. Este caso sucedió a principios del siglo XVII. En la ocasión de su matrimonio, la Princesa Polyxenia de Lobkowitz recibió de su madre, una estatua del Divino Niño. La tierra de España había sido el origen de la estatua. Después de la muerte de su esposo, la princesa se dedicó a las obras de caridad. En particular, los religiosos de la Orden Carmelita en Praga recibieron la generosa asistencia de esta princesa. El año 1628 cuando la guerra estalló en Praga, el monasterio de los monjes fue reducido al extre mo de la pobreza. En aquellos días, la Princesa Polyxenia se presentó a la puerta del monasterio con su estatua, diciendo: “¡AQUI LES TRAIGO EL OBJETO DE MI MAJOR APRECIO EN ESTE MUNDO. HONRAD Y RESPETAD AL NIÑO JESUS Y NUNCA OS FALTARA LO NECESARIO.” “ Esta oferta de la princesa fue colocada en el oratorio de convento, y las palabras de la princesa resultaron proféticas. Porque, mientras que los religiosos mantuvieron la devoción al Divino Infante de Praga, gozaron de la prosperidad. Más tarde, en la confusión de la guerra, tuvieron que huir forzosamente de la ciudad y no pudieron llevar consigo esta milagrosa estatua. Mientras tanto, llegaron los invasores al monasterio, y arrojaron la estatua milagrosa en un montón de escombros. El año 1635, todo se apaciguó, y hubo calma de nuevo. También regresaron los Carmelitas a su convento en la ciudad de Praga. Uno de los monjes llamado el padre Cirilo había recibido gran ayuda espiritual por medio de su devoción al Santo Niño de Praga. Ahora que habían regresado, con mucha diligencia el padre Cirilo comenzó a buscar la estatua milagrosa. Al fin de cierto tiempo, el padre la encontró entre los escombros donde los invasores la habín arrojado. Extasiado de alegría, el padre Cirilo volvió a colocar al Santo Niño en su propio lugar, en el oratorio. Un dia, mientras que el padre rezaba devotamente, ante la estatua milagrosa, oyó una voz que le decía así: “TEN PIEDAD DE MI Y YO TENDRE PIEDAD DE VOSOTROS. DEVOLVEDME MIS MANOS, Y YO OS DARE LA PAZ, CUANTO MAS ME HONRAIS, TANTO MAS OF BENDECIRE.” “ Asombrado al oír estas palabras, el padre Cirilo examinó la estatua minuciosamente. Removiendo el manto que cubría al Divino Niño, el padre descubrió que ambas Manitas estaban quebradas. Entre poco tiempo, fueron restauradas las Manitas de la estatua por un devoto del Santo Niño. Desde ese momento, todos gozaron felizmente de la paz y la prosperidad. La devoción al Divino Niño siempre ha sido practicada por los religiosos de la Orden Carmelita. Porque, a través de la Santísima Virgen María, Nuestra Madre, el Divino Niño Jesús vino al mundo. Santa Teresa de Jesús practicaba un devoción muy particular al Divino Niño. Igualmente lo hacía la Teresita, llamada la “Florecita de Jesús”. La Teresita veneraba al Niño Jesús con gran fervor. Mi ofrecimiento del día ¡OH! Jesús, por medio del Inmaculado Corazón de María, te ofrezco mis oraciones, trabajos, alegrías y sufrimientos de este día, en unión con el Santo Sacrificio el la Misa que se celebra en el mundo. Los ofrezco por todas la intenciones de Tu Sagrado Corazón: la salvación de las almas, la reparación de los pecados, la unión de todos los cristianos. Los ofrezco por las intenciones de nuestros obispos, y del apostolado de la oración y particularmente por aquellas recomendadas para este mes por el Santo Padre. Oración Diaria al Angel de la Guardia Angel de Dios, Iluminadme, Mi querido Guardián, Guardadme, Bajo cuyo custodio Regid y guidadme, Me puso el Señor- En este día. Amén. “Al levantarse diariamente, uno reza 7 veces Gloria al Padre, etc., en honor del Angel de la Guardia.” ORACIONES PARA DESPUES DE LA MISA Y LA SANTA COMUNION Oración Ante un Crucifijo Miradme, O mi amado y buen Jesús, postrado en Vuestra santísima presencia , Os ruego con el mayor fervor que imprimáis en mi corazón vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad; verdadero dolor de mis pecados, y propósito firmísimo de enmendarme; mientras que yo, con todo el amor, y toda la compasión de mi alma, voy considerando Vuestras cinco Llagas; teniendo presente aquello que dijo de Vos el santo profeta David: “Han taladrado Mis Manos y Mis Pies, y se pueden contar Mis Huesos” (Salmo 21:17-18). Padrenuestro, Ave María, y Gloria al Padre, etc. por las intenciones del Santo Padre. Indulgencia plenaria cuando se reza después de la Santa Comunión. (S. Paen. Ap. 2 de Feb., 1934). ANIMA CHRISTI Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del Costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. O Buen Jesús, óyeme. Dentro de Tus Llagas, escóndeme. No permitas que me separe de Ti. Del maligno enemigo, defiéndeme. En la hora de mi muerte, llámame. Y mandame ir a Ti. Para que con Tus Santos Te alabe. Por los siglos de los siglos. Amén. Indulgencia de 300 dias cada vez. Indul de 7 años si se reza después de la santa comunión San Ignacio de Loyola. EL ROSARIO DE LAS SANTAS LLAGAS DE NUESTRO SERÑOR JESUCRISTO, O LA CORONA DE MISERICORDIA. Se puede rezar en las cuentas del Santo Rosario. En las cuentas grandes se dice: Padre Eterno, yo Os ofrezco las LLAGAS de Nuestro Señor Jesucristo – Para sanar las llagas de nuestras almas. (300 días de indulgencia, cada vez.) En las cuentas pequeñas de dice: Jesús mío, perdón y misericordia – Por los méritos de Vuestras SANTAS LLAGAS. (300 días de indulgencia, cada vez.) La Sagrada Penitenciaria, Enero 15, 1924. Nuestro Señor enseñó estas dos invocaciones a la religiosa, Sor Ma ría Marta Chambon. Ella falleció en el convento de la Visitación en Chambery, Francia, el día 21 de marzo de 1907. Sor María Marta recibió una “doble Misión” de Nuestro Señor. Se le ordenó invocar las SANTAS LLAGAS constantemente, y reavivir esta devoción el el mundo entero. Promesas de Nuestro Señor A Sor María Marta. “Yo concederé todo cuanto se Me pidiere por medio de esta invocación a Mis SANTAS LLAGAS. Propagad esta devoción.” ORACION PARA DERROTAR LAS OBRAS DE SATANAS O Divino Padre Eterno, en unión con Vuestro Divino Hijo, y el Espíritu Santo, y por medio del Inmaculado Corazón de María, Os suplico destruir el poder de Vuestros peores enemigos: los espíritus malignos. ¡Arrojadlos a las cavernas más profundas del infierno y encadenadlos allí para siemp re! Tomad posesión de Vuestro Reino; pues ha sido creado por Vos mismo, y muy justamente Os pertenece. Padre Celestial, concedednos el dominio reinante del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María. Con cada latido de mi corazón y con cada respiro, repito esta oración por puro Amor Vuestro. Amén.