Febrero de 2010 Exclusivamente para inversores y asesores profesionales Schroders La transición demográfica en Europa: Perspectivas para España Virginie Maisonneuve, responsable de renta variable mundial e internacional Katherine Davidson, investigadora asociada Febrero de 2010 1 Febrero de 2010 Exclusivamente para inversores y asesores profesionales Perspectivas para España En los próximos decenios, Europa experimentará una gran evolución demográfica que repercutirá sobre el crecimiento económico, el nivel de vida y las políticas públicas en todo el continente. España será testigo de uno de los cambios demográficos más acusados y pasará de tener la población más joven de Europa occidental en 2005 a una de las más envejecidas en 2050. En este artículo explicamos los factores más importantes de esta transformación, abordamos sus implicaciones económicas y esbozamos posibles medidas por parte de las administraciones. Hemos llegado a la conclusión de que no existen "soluciones" para el problema del envejecimiento, por lo que la única alternativa es aplicar medidas paliativas tales como la reforma del mercado laboral, la reforma de las pensiones, las políticas de fomento de la productividad y el saneamiento presupuestario. Muchas de estas medidas toparán con la oposición de las fuerzas políticas, especialmente en el clima económico actual, pero cuanto más se posterguen, mayor terminará siendo el coste. Europa es el continente más envejecido del mundo con una edad media de casi 40 años. El descenso general de la población comenzará en los próximos 10 o 15 años, pero este fenómeno podría apreciarse ya en 2010 entre la población en edad de trabajar. En el año 1900, el porcentaje de la población de Europa occidental con 65 años o más se situaba en torno al 5%, como en los siglos anteriores1. En 2005, esta cifra había aumentado más del triple hasta el 17,3% y para 2050 se espera que alcance casi el 30%2. Sin embargo, Europa no es una entidad homogénea y existen diferentes tendencias nacionales incluso dentro de Europa occidental. Uno de los ejemplos más claros es el coeficiente de dependencia de la tercera edad (el número de personas mayores de 65 años por cada 100 personas en edad de trabajar). La figura 1 muestra esta variable para diferentes países y la compara con la media de la región. Figura 1: Dependencia de la tercera edad en un grupo seleccionado de países de Europa occidental Coeficiente de dependencia de la tercera edad Fuente: Perspectivas de población en el mundo, Revisión de 2008, ONU. Actualmente, los coeficientes de dependencia son relativamente similares en toda la región, pero divergirán durante los próximos 40 años. Los valores previstos para 2050 van desde menos del 38% en el Reino Unido hasta más del 62% en Italia. España es un caso especialmente interesante, ya que su coeficiente de dependencia evolucionará casi a la par que el del Reino Unido durante los próximos 10-15 años para después experimentar un brusco repunte. Durante los próximos 40 años, España pasará de tener uno de los coeficientes de dependencia de la tercera edad más bajos de Europa occidental al segundo más alto. Si analizamos la dependencia total, que incluye tanto a los menores dependientes como a los mayores, el cambio es aún más acusado. En 2005, España contaba con el coeficiente de dependencia total más bajo de 1 Coleman (2001), Replacement migration, or why everyone is going to have to live in Korea. Perspectivas de población en el mundo, ONU. 2 2 Febrero de 2010 Exclusivamente para inversores y asesores profesionales Perspectivas para España Europa occidental, con 45 dependientes por cada 100 trabajadores. Esta cifra es más baja incluso que la de los países con tendencias demográficas más "favorables" como Turquía, donde el mayor número de jóvenes sitúa el coeficiente de dependencia total por encima del 50%. Sin embargo, en 2050 España compartirá el primer puesto con Italia y ambos países tendrán algo más de 87 dependientes por cada 100 trabajadores. Sin querer adelantarnos a nuestro análisis posterior, el hecho de que prácticamente se duplique el coeficiente de dependencia tendrá inevitablemente un enorme impacto económico. Las señales de la transición demográfica española también pueden verse a simple vista en su pirámide poblacional, una herramienta utilizada por los demógrafos para representar visualmente la estructura de edades de una población. La figura 2 muestra la pirámide de población de España hoy (a) y en 2050 (b). Como se puede apreciar, la población se concentra actualmente en los segmentos en edad de trabajar, lo que explica el bajo coeficiente de dependencia total. En 2050, el grupo de edad modal pasará de 35-39 a 70-74 y la pirámide adoptará una forma invertida típica de las poblaciones maduras y en declive, como la italiana o la japonesa. Un examen más detenido nos revela que la cúspide de la pirámide ha crecido considerablemente; así, las personas mayores de 95 años supondrán casi un 1,2% de la población en 2050, frente a menos del 0,2% en 2010. Los mayores de 100 años pasarán de poco más de 7.000 hoy a 108.500 en 2050, un incremento total de más del 1.300% (un 7% anual). En paralelo, se producirá un descenso de 5 millones de personas en la población de España, que se reducirá a una tasa media anual del 0,33% a partir del próximo año. Figura 2: Pirámides de población de España (a) 2010, población total: 40,5 millones (b) 2050, población total: 35,5 millones Fuente: Perspectivas de población en el mundo, Revisión de 2008, ONU. Explicación del cambio demográfico La exposición completa de los factores que impulsan esta transición demográfica excede en principio el ámbito de este breve trabajo, pero resulta útil para destacar los más influyentes y los que sostienen esta divergencia. También aportará elementos de juicio para nuestro análisis posterior de los escenarios previstos y las posibles soluciones en el ámbito de las políticas públicas. Tres son los factores fundamentales que impulsan las tendencias demográficas: mortalidad, fecundidad y emigración. En el caso concreto del envejecimiento de la población, éste puede producirse por cambios en los estratos superiores de la pirámide (debido a mejoras de la atención sanitaria, la nutrición, la higiene, etc.) o en los estratos inferiores, a saber, por descensos de la fecundidad (fruto del desarrollo económico, un mayor 3 Febrero de 2010 Exclusivamente para inversores y asesores profesionales Perspectivas para España acceso a los métodos anticonceptivos, el empleo femenino, etc.)3. Inicialmente, el segundo tipo de cambio tuvo una mayor repercusión a pesar de que las tasas de mortalidad cayeron más rápido que las de fecundidad. Este resultado aparentemente contradictorio se da porque las mejoras iniciales en la mortalidad suelen ser producto del descenso de las tasas de mortalidad infantil y un menor número de fallecimientos durante el parto, de ahí que la población rejuvenezca en lugar de envejecer. En España, la mortalidad infantil ha disminuido y ha pasado de más de 60 muertes por cada 1.000 nacimientos a menos de 4 actualmente4 . Los descensos adicionales de la mortalidad sólo provocan un envejecimiento de la población cuando ésta ha alcanzado una esperanza de vida al nacer relativamente alta5. Así está la situación actualmente: los descensos de la mortalidad se concentran en la mediana edad avanzada y la tercera edad; así, las tasas de mortalidad se reducen entre un 1 y un 2% cada año incluso entre los más mayores. La esperanza de vida en España ha aumentado espectacularmente: de 64 años en 1950 a cerca de 80 hoy6. Existe un acalorado debate en la literatura de la especialidad sobre hasta cuándo es sostenible esta situación, y si bien no pueden seguir aumentando indefinidamente, la mortalidad y la esperanza de vida han sobrepasado reiteradamente sus supuestos "límites naturales" durante las últimas décadas. De acuerdo con las predicciones de la ONU, la esperanza de vida en España habrá aumentado 5,5 años en 2050, hecho que se convertirá en el factor clave del envejecimiento de la población española durante las próximas décadas. Sin embargo, los cambios en la fecundidad son los que mejor explican las divergencias en las perspectivas demográficas de Europa, especialmente la aparición de una fecundidad muy baja (< 1,3 niños por mujer) en el sur, centro y este de Europa. Las altas tasas de paro, especialmente entre los jóvenes, parecen ser una variable clave para explicar dicha evolución en estos países. El desempleo juvenil en España es el más alto de la UE y superaba el 43% a finales de 2009, según las cifras de Eurostat7. Este hecho, sumado a una rápida subida de los precios de la vivienda (10% anual entre 1995 y 2007)8 y a un mercado de alquiler subdesarrollado, provoca que los jóvenes pospongan el abandono del hogar paterno, el matrimonio y, por consiguiente, el tener hijos. Curiosamente, la histórica correlación negativa entre la incorporación de la mujer al mercado laboral y la fecundidad no parece sostenerse en este caso, ya que el sur de Europa presenta unas tasas de empleo femenino y fecundidad bajas como consecuencia de la rigidez de sus mercados laborales. Esto hace que sea muy difícil para las mujeres moverse en el mercado laboral y la Seguridad Social española no apoya a las madres trabajadoras tanto como en los países escandinavos, por ejemplo9. La tasa de actividad entre las mujeres es del 47%, frente al 68% de los hombres. La actividad total es aproximadamente la misma en Suecia, pero la diferencia entre sexos es de tan sólo 7 puntos porcentuales, en lugar de 2110. En el caso concreto de España, la caída de la fecundidad también puede guardar relación con los acontecimientos políticos. Durante el régimen franquista, los anticonceptivos y el aborto eran ilegales, no existía la educación sexual o la planificación familiar y las mujeres estaban confinadas en el papel tradicional de esposa y madre. Tras la caída del régimen, se produjo un cambio desde políticas de fomento de la natalidad a políticas pasivas y escasas ayudas11. En la antigua Unión Soviética y Yugoslavia se produjeron cambios similares. ¿Se corrige sola la evolución demográfica? De continuar, esta bajísima fecundidad conllevaría una reducción de la población a la mitad en tan sólo 45 años12. La tasa de fecundidad española se situó por primera vez en niveles muy bajos a comienzos de la década de 1990 y cayó por debajo de 1,2 en este periodo. La tasa actual es objeto de debate, porque la fecundidad total se calcula a partir de censos y estudios y cada organización utiliza metodologías ligeramente 3 Coleman (2001), ídem. División de Población de la ONU. 5 Coleman (2001), ídem. 6 División de Población de la ONU. 7 Eurostat (enero de 2010). http://epp.eurostat.ec.europa.eu/cache/ITY_PUBLIC/3-08012010-AP/EN/3-08012010-AP-EN.PDF. 8 Ministerio de Vivienda de España: http://www.spainrei.com/MiV-Spain-Property-Prices-95-07-yearly.htm. 9 Kohler et al (2006), ídem. 10 Organización Internacional del Trabajo, 2010. 11 Grant et al (2004), Low Fertility and Population Aging. 12 Kohler, Billari y Ortega (2006), Low Fertility in Europe: Causes, Implications and Policy Options. 4 4 Febrero de 2010 Exclusivamente para inversores y asesores profesionales Perspectivas para España diferentes. La ONU calcula que la fecundidad se recuperó hasta más de 1,4 entre 2005 y 2010, mientras que la Oficina del Censo de EE.UU., que publica estimaciones anuales, la sitúa en tan sólo 1,32 ese año13. ¿Cómo se explica esta mejora? ¿Es probable que continúe? En los años setenta, Richard Easterlin suscitó un considerable interés al desarrollar un modelo demográfico en el que la fecundidad, en lugar de una entrada de datos, es una variable endógena que puede verse afectada por otros factores. Este experto observó que existía una relación negativa entre el tamaño de la cohorte (el número de personas de la misma edad en un momento dado) y las tasas de fecundidad y sugería que esto se debía a una mejora de las condiciones económicas y sociales de las cohortes más pequeñas. Los jóvenes se forman sus expectativas de renta y nivel de vida en función del estatus económico de sus padres, de tal forma que si les iba mejor de lo que esperaban, tenían más hijos. Cuando les iba peor, tenían menos hijos o ninguno para conservar su propio nivel de vida14. Dicho de otro modo, la fertilidad está directamente ligada de la renta. La hipótesis de Easterlin implica que existe un mecanismo de retroalimentación demográfica que impide que la fecundidad caiga por debajo de ciertos niveles. Éste podría ser el caso de los países del sur de Europa, incluida España, pero las pruebas empíricas no son concluyentes. Varios estudios han llegado a la conclusión de que no existe una relación estadísticamente importante en España o Portugal, y han observado incluso una relación inversa en Alemania (grandes cohortes asociadas a mayores tasas de fecundidad)15. El alto paro juvenil indica que es poco probable que este mecanismo esté detrás de las recientes mejoras de la fecundidad en España. Existe otra teoría igual de plausible que afirma que el proceso se desarrolla en sentido contrario. La fecundidad puede entrar en una dinámica negativa, de tal forma que una tasa inferior al nivel de relevo generacional se traduce en un número cada vez menor de padres potenciales y, por lo tanto, aunque las tasas de fecundidad mejoren la población sigue disminuyendo. Este fenómeno recibe el nombre de "trampa de fecundidad", porque una vez que la tasa de fecundidad cae por debajo del nivel de relevo generacional resulta muy difícil detener el proceso de descenso de la población. Algunos estudios y estadísticas más recientes han determinado que podría estar interviniendo otro mecanismo favorecedor. Un artículo publicado recientemente en The Economist anunciaba una "nueva transición demográfica", basada en la teoría de que la fecundidad cae con el desarrollo sólo hasta un nivel determinado y que posteriormente se recupera con el ascenso del PIB per cápita16. Esto podría explicar los recientes incrementos de la fecundidad en los Países Bajos, Dinamarca y Francia. Sin embargo, existen notables excepciones (Japón) y no se puede obviar el hecho de que las mejoras de la fecundidad son necesariamente muy graduales y apenas tienen efecto sobre las perspectivas demográficas o económicas a medio-largo plazo. En realidad, lo más probable es que las causas de las recientes mejoras de la fecundidad sean una mayor fecundidad entre las mujeres de más de 30 años y una mayor tasa de natalidad entre los inmigrantes17. Estos factores, especialmente el último, seguirán apoyando en cierta medida las tasas de fecundidad en el futuro, pero es poco probable que produzcan en una mejora espectacular. En su ampliamente utilizada "variante media" de fecundidad (predicción más probable), la ONU pronostica que la fecundidad subirá hasta 1,85 en 2050; la Oficina del Censo de EE.UU. es más conservadora y apunta a 1,7. La hipótesis más catastrofista está representada por la "variante baja" de la ONU, en el que la fecundidad cae por debajo de los niveles considerados muy bajos hasta la década de 2030 y no sube de 1,5 durante todo este periodo. Las consecuencias económicas del envejecimiento En este punto, lo habitual es entrar en el terreno de las políticas públicas y las soluciones potenciales a los problemas que plantea el decrecimiento de la población. Sin embargo, con ello se obvia un eslabón de la cadena causal: ¿por qué habría que considerar abiertamente la estabilización y descenso poblacionales como algo indeseable? Una población en retroceso suaviza problemas relacionados con la superpoblación y facilita la protección del medio ambiente. La presión sobre las infraestructuras y la vivienda se reduce y el desempleo 13 División de Población de la ONU; US Census Bureau International Database. Citado en Kohler et al (2006); New Palgrave Dictionary of Economics. 15 Macunovich (1997), Fertility and the Easterlin Hypothesis: An Assessment of the Literature. 16 The Economist (agosto de 2009), The New Demographic Transition. 17 Grant et al (2004), ídem. 14 5 Febrero de 2010 Exclusivamente para inversores y asesores profesionales Perspectivas para España podría disminuir. En verdad, sólo tenemos que preocuparnos por las tendencias demográficas —tanto de crecimiento como de descenso— en la medida en que amenazan nuestro PIB per cápita y nivel de vida. Varios estudios han tratado el coste probable de los cambios demográficos y han concluido de forma unánime que estos probablemente se traducirán en peores condiciones económicas. En primer lugar, el envejecimiento de la población presionará a la baja el crecimiento económico. El PIB —la suma de los bienes y servicios producidos por una economía— depende, en su nivel más básico, del empleo y del rendimiento por trabajador. Para que pueda estimularse el crecimiento del PIB, tiene que haber más empleo, lo que depende fundamentalmente del crecimiento de la población en edad de trabajar, o mejoras de la productividad. A la vista de que la población española en edad de trabajar pasará del 69% al 54% del total, cada vez será más difícil apoyar el crecimiento económico18. La figura 3 muestra las previsiones de la Comisión Europea sobre el crecimiento potencial del PIB de España hasta 2050. Se prevé que el crecimiento del empleo no aporte prácticamente nada al crecimiento del PIB hasta 2030, por lo que el crecimiento tendrá que venir de la mano de la mejora de la productividad. Más allá de 2030, los descensos más acusados de la población en edad de trabajar reducirán el crecimiento potencial, por lo que se necesitará un crecimiento de la productividad al menos de un 1% anual para evitar que el PIB se contraiga19. Figura 3: Crecimiento previsto del PIB de España Fuente: Comisión Europea (2005). En segundo lugar, de no producirse grandes reformas fiscales, las consecuencias del envejecimiento para los presupuestos de los gobiernos serán considerables. La suma de los costes de las pensiones públicas, la salud y los cuidados a largo plazo en España se espera que alcance el 28% del PIB en 2060, cifra que supone un incremento de nueve puntos porcentuales con respecto a los niveles de 200720. Las pensiones supondrán la mayor parte de este incremento y consumirán el 15% del PIB en 2060, frente al 8% actual. Estas predicciones tienen en cuenta todas las reformas de las pensiones llevadas a cabo hasta 2009, lo que indica que los cambios introducidos en 2001 fueron insuficientes. De hecho, parece que la situación ha empeorado al fomentarse la tendencia hacia la jubilación anticipada21. La tasa de relevo generacional española sigue siendo una de las más altas del mundo, por encima del 90%, lo que explica por qué España ocupa la tercera posición mundial en el Pension Reform Pressure Gauge (Barómetro sobre la reforma de las pensiones) de Allianz, sólo por detrás de Grecia y Portugal22. Ni siquiera la creación del Fondo de Reserva de la Seguridad Social en 2000 ha conseguido mejorar perceptiblemente la sostenibilidad del sistema. Dado que este fondo se 18 Perspectivas de población en el mundo, ONU. Comisión Europea (2009), Informe sobre el envejecimiento 2009. 20 Comisión Europea (2009), Informe sobre el envejecimiento 2009. 21 Sánchez-Martín (2002), Jubilación endógena y reforma del sistema público de pensiones en España. 22 Allianz (2008), Funded Pensions in Western Europe. 19 6 Febrero de 2010 Exclusivamente para inversores y asesores profesionales Perspectivas para España financia con los superavits de la Seguridad Social o los presupuestos del gobierno central, es poco probable que crezca de forma apreciable en esta época de tensiones presupuestarias. Un informe publicado recientemente por el FMI compara el coste del envejecimiento, basado en las predicciones anteriores, con el coste de la crisis financiera. Este organismo llega a la conclusión de que el lastre presupuestario de la crisis (incluidos paquetes de estímulo fiscal, apoyo al sector financiero y estabilizadores automáticos) expresado en términos de valor actual neto (gasto futuro expresado en dinero de hoy) supone aproximadamente el 10% del gasto previsto relacionado con el envejecimiento en España23. El coste previsto del envejecimiento es equivalente a un sobrecogedor ¡650% del PIB! Figura 4: Valor actual neto del impacto presupuestario de la crisis financiera y el envejecimiento de la población Fuente: FMI (2009). A largo plazo, la presión creciente sobre el gasto público inevitablemente tendrá implicaciones para los saldos presupuestarios primarios y la deuda estatal. Resulta extremadamente complejo realizar predicciones fiables para cada país debido a la sensibilidad a las políticas públicas, así como a la situación económica y demográfica, pero la OCDE calcula que el gasto en pensiones podría por sí solo provocar que el saldo presupuestario primario empeorara hasta un 8% en España24. Sin embargo, cabe señalar que estos cálculos no tienen en cuenta ni la crisis financiera ni las reformas de las pensiones impulsadas después de 2000, por lo que esta cifra es, en el mejor de los casos, sólo una valoración general de su posible magnitud. Por lo tanto, predecir la deuda pública —la suma de los déficits futuros— se presenta como una tarea aún más compleja. Teniendo en cuenta los costes de la crisis actual y el descenso demográfico que se ilustra en la figura 4, el FMI prevé que la media de la deuda pública en los países avanzados del G20 supere el 300% del PIB en 205025. España probablemente se sitúe en niveles más altos, ya que presenta una de las evoluciones demográficas más desfavorables de este grupo de países. 23 FMI (2009), Fiscal Implications of the Global Economic and Financial Crisis. OCDE (2001), Fiscal Implications of Ageing: Projections of Age-Related Spending. FMI (2009), ídem. 24 25 7 Febrero de 2010 Exclusivamente para inversores y asesores profesionales Perspectivas para España Figura 5: Deuda pública de los países avanzados del G20 expresada como porcentaje del PIB 350 300 250 200 150 100 50 2000 05 10 15 20 25 30 35 40 45 50 Fuente: FMI (2009). Respuestas de las autoridades a la evolución demográfica interna Desafortunadamente, el envejecimiento y descenso de la población sólo tienen "arreglo" si se vuelve a unas tasas de mortalidad o fecundidad elevadas. Como, obviamente, la primera de estas alternativas no tiene cabida como política pública, tenemos que explorar la posibilidad de potenciar la fecundidad. Como hemos señalado, la tasa de fecundidad de España ha comenzado a crecer en la última década, pero es poco probable que llegue hasta el nivel de relevo generacional sin incentivos externos. El 44% de los países europeos cuenta con políticas de fomento de la fecundidad implícitas o explícitas (frente al 21% en la década de 1970)26. Francia posee una de las políticas más intervencionistas, y una de las pioneras, pues el Código de la Familia francés se aprobó en 193927. Este marco ofrece atractivas reducciones fiscales a las familias con tres o más hijos, generosos permisos de maternidad y paternidad y cuidados infantiles al alcance de todos28. Como resultado de ello, la fecundidad de Francia es ahora una de las más altas de Europa, a pesar de que fuera el primer país europeo en experimentar un descenso en este indicador. Durante muchos años, la mayor parte de la sociedad española se opuso con vehemencia a las políticas dirigidas a aumentar la fecundidad. Este hecho no sorprende, a la vista de la alusión que esto suponía al represivo régimen franquista. Sin embargo, debido a las preocupaciones suscitadas por las altas tasas de inmigración y la viabilidad del sistema de pensiones, la opinión pública se ha suavizado en la última década. La familia ha concitado más atención en la esfera política y mediática y los gobiernos regionales han comenzado a abordar las políticas sociales desde una perspectiva más activa. La mayoría de estas políticas, como las ayudas por hijo y las reducciones fiscales, se inscriben más en el marco de las políticas de bienestar que en una actitud pronatalidad explícita, aunque el cheque bebé aprobado en 2007 es una excepción notoria. Con todo, el gasto en infancia y familia en España sigue siendo uno de los más bajos de la UE con un 1,2%29. El problema de las políticas públicas en España es que muchas de las razones que explican la baja fecundidad, como el desempleo juvenil y la falta de desarrollo del mercado de viviendas en alquiler, son de naturaleza estructural y no están influidas por las políticas sociales. Por ejemplo, la baja de maternidad española (16 semanas con el 100% del salario y hasta 3 años sin sueldo) está en consonancia con las directivas de la UE, pero es escasa comparada con los países escandinavos y el Reino Unido. Se podría argumentar que la baja por maternidad retribuida fomenta la fecundidad. Sin embargo, los estudios sugieren que son relativamente pocas las mujeres que hace uso de su permiso retribuido íntegro. Esto en parte debido al hecho de que la baja legal por maternidad sólo se aplica a las mujeres que trabajan con contrato y a la 26 Kohler et al (2006), ídem. Grant et al (2004), ídem. Paul Betts en el Financial Times (2009), France’s baby boom a secret weapon to save economy. 29 OECD Family Database, 2008. 27 28 8 Febrero de 2010 Exclusivamente para inversores y asesores profesionales Perspectivas para España naturaleza de la economía española, donde abundan las pequeñas empresas familiares30. De ahí que el efecto de una política de estas características fuera probablemente inapreciable. El efecto de la inmigración Como hemos indicado, la inmigración es una de las razones que explican la mejora reciente de la tasa de fecundidad en España. ¿Habría, pues, que fomentar una política de inmigración menos restrictiva? En los últimos años, se ha concedido cada vez más atención a la inmigración como solución posible para las dolencias demográficas de Europa. El primer informe sobre el tema fue publicado por la ONU en 2000 y en él se calculaba la cantidad de inmigrantes que serían necesarios para compensar el descenso de la población total, la población en edad de trabajar y la tasa de apoyo en las próximas décadas. Las conclusiones de este trabajo fueron muy llamativas y tuvieron mucha difusión: la UE de 15 miembros necesitaría 674 millones de inmigrantes para mantener la tasa de apoyo hasta 2050 y Europa en general 1.357 millones, ¡el equivalente a la población de China!31 La figura 5 muestra el volumen medio anual de inmigrantes que se necesitarían para mantener la población en edad de trabajar en otros países europeos. España no fue incluida en las previsiones debido a la ausencia de datos, pero su perfil demográfico es similar al de Italia o Alemania, lo que nos da una idea de la magnitud. Figura 6: Volumen neto medio anual de inmigrantes para mantener el tamaño de la población en edad de trabajar hasta 2050, por millón de habitantes, en 2000 Fuente: División de Población de la ONU (2000). Aunque estas predicciones están basadas en un modelo simple y objetivos hipotéticos, indican que la cantidad de inmigración que se necesitaría para impedir el envejecimiento de la población es inverosímilmente alta, especialmente a tenor del grado de oposición a los niveles de inmigración relativamente bajos de entonces. Políticas alternativas y no demográficas De este análisis se puede colegir que no existe una solución demográfica viable para los problemas de España. No obstante, existen opciones para mejorar y gestionar las consecuencias negativas del envejecimiento de la población. Como señalábamos más arriba, el PIB depende directamente del empleo (número de trabajadores) y la productividad (rendimiento por trabajador), por lo que una de estas variables debe potenciarse para generar crecimiento. 30 La mayoría de los trabajadores sin contrato (economía sumergida) se dan en la agricultura y el turismo. España es uno de los países de la UE con el mayor porcentaje de trabajadores empleados en la economía sumergida. [Grant 2004]. División de Población de la ONU (2000), Replacement Migration. Las cifras para el conjunto de Europa incluyen a Rusia. 31 9 Febrero de 2010 Exclusivamente para inversores y asesores profesionales Perspectivas para España Incluso en periodos de descenso de la población, los gobiernos pueden fomentar el empleo elevando las tasas de actividad en la población en edad de trabajar, lo que mejora el coeficiente real de apoyo contribuyentesjubilados. Esto puede conseguirse, por ejemplo, proporcionando cursos de reciclaje profesional para aumentar la movilidad laboral de los desempleados de larga duración, reformando la seguridad social para mejorar los incentivos y facilitando a las mujeres la tarea de conciliar el trabajo y la familia. Casi el 90% de los encuestados en el Eurobarómetro de 2004 afirmaron que el gobierno debería facilitar la conciliación de la vida laboral y familiar32. Como hemos planteado, todo ello sería positivo para España, pero solucionar los problemas estructurales subyacentes no es tarea fácil y un enfoque fragmentario de la política social probablemente no sería rentable. La actividad también podría fomentarse elevando la edad legal de jubilación. De hecho, ese es uno de los pilares de las nuevas propuestas de reforma de las pensiones del gobierno español, como veremos más adelante. Si bien consideramos que tal medida es positiva para el crecimiento del PIB, para mantener intactos los niveles de vida sería necesario aumentar la edad de jubilación en una cifra más cercana a diez años que a los dos propuestos33. Sin embargo, la presión para elevar la edad legal de jubilación sería mucho menor si España fuera capaz de elevar la edad real de jubilación, que actualmente se sitúa en 62 años34. Desincentivando la jubilación anticipada, eliminando los recargos fiscales para los pensionistas trabajadores y prohibiendo las prácticas laborales discriminatorias por motivos de edad, el coste del envejecimiento se recortaría sustancialmente35. Sin embargo, esto conllevaría probablemente dar el políticamente desagradable paso de revocar en su mayor parte las reformas de 2001, y las políticas de ajuste no suelen sentar bien entre el electorado español: sólo el 30% está de acuerdo en que los trabajadores que se jubilen antes deberían tener una pensión reducida y los que trabajen más allá de la jubilación, una más alta36. En este asunto, la opinión pública puede gravitar a medida que aumente el conocimiento sobre la crisis de las pensiones, y el aumento propuesto por el gobierno en la edad de jubilación anticipada es un paso en la dirección correcta. El problema de estos enfoques es que la mejora de la participación es un efecto "extraordinario" y sus consecuencias no durarían más allá de 202537. Mirando al año 2050, la ONU calcula que incluso si se aumentaran las tasas de actividad al 100%, esto sólo serviría para compensar la caída del coeficiente de dependencia hasta un máximo del 35% en el Reino Unido y Francia, y menos aún en los países con tasas de fecundidad más bajas como España38. Por consiguiente, la productividad se convertirá en el factor clave del crecimiento económico a medida que el empleo se estabilice o descienda, como se muestra en la figura 3. Los trabajos académicos sugieren que incluso las mejoras leves de la productividad podrían reducir de forma importante los efectos negativos del envejecimiento. Por ejemplo, un modelo del FMI sugiere que elevar el crecimiento de la productividad tan sólo un 0,1% anual podría compensar la mitad de la caída del PIB provocada por los cambios demográficos en los países industrializados39. La Comisión Europea ha llegado a la conclusión de que cualquier mejora en el crecimiento de la productividad en la Unión Europea eleva el crecimiento potencial del PIB en el mismo porcentaje, pero también que el efecto sobre las cuentas públicas es menos acusado. Incluso una mejora constante del 0,25% en el crecimiento de la productividad seguiría traduciéndose en un incremento del gasto relacionado con el envejecimiento equivalente al 8,1% del PIB en España40. 32 Eurobarómetro (2004), El futuro del sistema de pensiones. Oliveira Martins et al (2005), El impacto del envejecimiento en la demanda, los factores de mercado y el crecimiento. Predicciones basadas en Francia, Alemania, EE.UU. y Japón. 34 Comisión Europea (2009), ídem. 35 Coleman (2001), ídem. 36 Eurobarómetro, ídem. 37 Coleman (2001), ídem. 38 ONU (2000), ídem. 39 Batini et al (2006), The Global Impact of Demographic Change. 40 Comisión Europea (2009), ídem. 33 10 Febrero de 2010 Exclusivamente para inversores y asesores profesionales Perspectivas para España La productividad laboral, expresada como rendimiento por trabajador, puede mejorar de forma natural a medida que la escasez de mano de obra estimula la intensificación del capital41, pero los beneficios potenciales de la mejora de la productividad —y los costes de su descenso— nos llevan a plantear que este aspecto debería ser un punto esencial de las políticas públicas. En el Reino Unido, el gobierno se ha fijado como objetivo mejorar la productividad haciendo hincapié en los "cinco motores" (I+D, inversión, iniciativa empresarial, capacitación y competitividad), pero las pruebas empíricas sugieren que la productividad no responde bien ante iniciativas políticas. La mayor parte de las mejoras se han producido en el difuso y difícilmente medible indicador llamado "productividad total de los factores", que se cree que está relacionado con el progreso tecnológico. A la vista de las dificultades que plantea enfocarse directamente en el crecimiento del PIB, la preocupación más acuciante es gestionar y contener el lastre del envejecimiento para las arcas públicas. Las predicciones sobre deuda pública de la OCDE y el FMI (arriba) sugieren que unas mejoras factibles en las situaciones presupuestarias actuales (+2-3% del PIB) podrían corregir sustancialmente la evolución a largo plazo de la deuda nacional. Cuanto más se postergue la respuesta de las administraciones, menor será el margen de maniobra para gestionar las cuentas públicas en el futuro. Sin embargo, los gobiernos electos se enfrentan a un problema de desajuste temporal, porque la reforma del estado del bienestar o la austeridad presupuestaria podría mejorar las condiciones de las generaciones futuras, aunque a costa de los votantes actuales. En el clima económico y político actual, esto resulta especialmente problemático. Como hemos mencionado anteriormente, las pensiones públicas constituyen la mayor partida dentro del gasto relacionado con el envejecimiento y España ya ha dado los primeros pasos hacia una reforma del sistema proponiendo elevar la edad de jubilación. Esto podría contribuir decisivamente a mejorar la sostenibilidad de las pensiones públicas: un estudio reciente concluyó que elevar con efecto inmediato la edad de jubilación hasta los 68 años reduciría los pasivos no financiados en un espectacular 40%42. Sin embargo, la propuesta actual de las autoridades consiste en un ajuste al alza muy gradual (entre 2013 y 2025) de la edad de jubilación, y hasta los 67 años en lugar de los hipotéticos 68. Por lo tanto, los beneficios reales probablemente sean mucho menores, especialmente si la propuesta se topa con el rechazo parlamentario. A tenor de los obstáculos políticos a los ajustes del sistema público, no sorprende que el otro elemento clave del plan del gobierno sea fomentar más el ahorro a través de las pensiones privadas. Actualmente, los planes de pensiones privados representan tan sólo el 2% del conjunto del sistema de pensiones, frente a una media europea del 20-30%. Además, la penetración del seguro de vida en España es de las más bajas de la Unión Europea de los 1543. Los planes de pensiones de empresa existen casi exclusivamente para los empleados de compañías de gran tamaño o reguladas y cubren menos del 10% de los trabajadores españoles44. Las propuestas clave del gobierno en esta área son ampliar la cobertura a las PYME y aumentar el número de mujeres con pensiones privadas. Sin embargo, no resulta fácil discernir cómo se va a llevar a la práctica sin costosos estímulos fiscales, especialmente cuando la elevada tasa de reemplazo en las pensiones públicas limita el incentivo de ahorrar con sistemas privados. Conclusión En décadas venideras, los cambios demográficos tendrán consecuencias para el crecimiento económico, el nivel de vida y las políticas públicas en toda Europa. España experimentará una transición demográfica especialmente dolorosa, ya que pasará de tener el coeficiente de dependencia más bajo de la región en 2005, a compartir la primera posición en 2050. Nuestro análisis revela que no existen "soluciones" reales al problema del envejecimiento. Los niveles de vida y las tasas históricas de crecimiento del PIB no pueden mantenerse sin grandes dosis de inmigrantes, un aumento insostenible y excepcional de las tasas de natalidad, o una recuperación indeseable de unas tasas de mortalidad elevadas. Sin embargo, aunque el envejecimiento no se puede evitar, sus costes sí pueden gestionarse y los probables resultados económicos se pueden mejorar utilizando las reformas estructurales y 41 Con la salvedad de que el capital disponible sea una variable endógena, como señalábamos más arriba. Sánchez-Martín (2002), Jubilación endógena y reforma del sistema público de pensiones en España. Allianz (2008), ídem. INVERCO. 44 Ibíd. 42 43 11 Febrero de 2010 Exclusivamente para inversores y asesores profesionales Perspectivas para España las políticas fiscales. En el caso de España, la atención debería centrarse en la reforma del mercado laboral. Esto contribuiría directamente al crecimiento económico a través de mayores índices de productividad y actividad, y también podría influir en las tendencias demográficas subyacentes. Específicamente, los avances en materia de empleo juvenil e incorporación de la mujer al mercado de trabajo fomentarían las tasas de natalidad y mejorarían espectacularmente las perspectivas a largo plazo de la economía española. La propuesta de elevar la edad de jubilación no es más que un comienzo, pero en su forma actual y aisladamente es poco probable que tenga un efecto importante en los pasivos de la administración. Sin embargo, la tormenta política desatada por las propuestas de reforma del gobierno indica que los obstáculos para emprender una reforma a gran escala en España son considerables y posiblemente insalvables. En ese caso, el segundo mejor enfoque es un paquete de políticas más fragmentadas, entre las que cabría citar la estabilización de la deuda, el desarrollo del mercado de vivienda en alquiler y medidas específicas para fomentar la productividad a través de la innovación y la inversión. También es probable que asistamos a una revisión a fondo del sistema de pensiones español: una reforma de los derechos dentro del sistema de pensiones públicas y la expansión de los planes privados y de empresa. Los ciudadanos españoles se verán obligados cada vez más a tomar las riendas de sus rentas de jubilación, para lo que necesitarán más cultura financiera y conocimientos sobre las opciones de ahorro e inversión. Nuestra conclusión para la población española es la siguiente: su futuro financiero está en sus propias manos. INFORMACIÓN IMPORTANTE Las opiniones contenidas en este documento pertenecen a Virginie Maisonneuve, responsable de renta variable mundial e internacional, y Katherine Davidson, investigadora asociada, y no representan necesariamente las de Schroder Investment Management Limited. Exclusivamente para inversores y asesores profesionales. Este documento no es apto para clientes privados. Este documento es meramente informativo y en ningún caso constituye material promocional. Este material no constituye una oferta de compra o venta de ningún instrumento financiero. Este material no constituye una recomendación contable, jurídica, de impuestos o de inversión y no debe ser tenido en cuenta a tales efectos. Se considera que la información contenida en este documento es fiable, pero Schroder Investment Management Ltd (Schroders) no garantiza su exhaustividad o exactitud. La compañía no se responsabiliza de los errores de hecho u opiniones. 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