DE HISTORIA NATURAL. 2o los terrenos terciarios de la parte occidental de la Isla de Cuba, y correspondiente al género AetoHlis, especie nueva que propone llamar Poeyii. Dicho trabajo pasa á la Comisión de publicación. —El señor Botella lee la nota siguiente: « Los movimientos lentos y progresivos que, obrando sobre la corteza terrestre, alteran á la larga sus condiciones orográñcas, han dado lugar á observaciones curiosísimas, explicando cantidad de hechos que por mucho tiempo aparecieron bajo equivocado concepto. Sin extenderme más de lo que corresponde a u n a simple nota, recordaré entre otras la opinión de Celso sobre la alteración en el nivel de las costas de Suecia, que atribuía al descenso de las aguas del Océano y del Báltico y que De-Buch un siglo más tarde explicaba, más lógicamente, de la manera que hoy admitimos; las observaciones de Darwin sobre las pampas de la Patagonia; la depresión de las costas de la Groenlandia durante estos cuatro últimos siglos, determinada por el danés Doctor Singes y el hecho tan conocido y tan marcado de las columnas del templo de Serapis sobre las costas de Pozzuolo. Nuestra Península, que considerada en conjunto forma una serie de altas mesetas terminadas por costas abruptas ó por pendientes rápidas, es quizás de las comarcas en que más marcadas se hallan las huellas de los grandes movimientos de intumescencia. Pero nos faltan observaciones locales, datos particulares concernientes, ya á remota antigüedad, ya á los tiempos contemporáneos. No es esto decir que esta clase de hechos pasaran completamente desapercibidos, y seguramente registrando bajo ese punto de vista nuestras crónicas, más de un ejemplo ha de hallarse apuntado. Así dice el R. P. M. Feyjóo (1): «que en muchas tierras aun sin el transcurso de muchos años se ha observado levantarse el suelo en una parte y humillarse en otra, advirtiendo que de tal sitio se descubría antes un collado ó torre ó población y después se cubre y al contrarío; citando en apoyo que á una legua corta de Rio-seco hay un Monasterio, que por su patrono llaman San Mancio. Descúbrese de él enteramente el lugar de Rio-seco. Pero siendo yo mozo, dice Feyjóo, me ase- (1) Feyjóo, —tomo Y del Teatro Crítico, — núm, 59 y tomo n de las Cartas y curiosas - 15, núm. 14, eruditas