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Poder Judicial de la Nación
Causa: “Vargas Aignasse, Guillermo S/ Secuestro y desapariciones”; Expte.
V - 03/08.-
San Miguel de Tucumán,
de Junio de 2.011.-
AUTOS y VISTOS:
La presentación efectuada en forma conjunta por el Sr. Defensor
Público Oficial, Dr. Ciro Vicente Lo Pinto, en representación del penado
Luciano Benjamin Menéndez y el Sr. Defensor Público Oficial Ad Hoc, Dr.
Edgardo Adolfo Bertini, en representación del penado Antonio Domingo
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Bussi -fs. 8595/8598 vta.-; y la contestación de vista del Sr. Fiscal General
Subrogante, Dr. Leopoldo Oscar Peralta Palma -fs. 8619/8621-, y
CONSIDERANDO:
Que los representantes de los condenados Luciano Benjamin
Menéndez y Antonio Domingo Bussi en su presentación de fs. 8595/8598 vta.
plantean la inconstitucionalidad del artículo 80 de la Ley 19.101. Asimismo,
solicitan que hasta tanto se resuelva dicho cuestionamiento se aplique medida
cautelar de no innovar ordenando al Ministerio de Defensa que continúe
haciendo efectivo el pago de los haberes jubilatorios de sus defendidos, sin
efectuar quitas y/o retenciones, y se abstenga de aplicar lo dispuesto por el
artículo 80 de la Ley 19.101.Con relación al planteo de inconstitucionalidad, lo fundan en el
hecho de que entienden que el artículo 80 de la Ley 19.101 resulta contrario a
la Constitución Nacional y a tratados internacionales y, de ser aplicado,
colocaría a sus defendidos frente a una irrazonable situación de desamparo
legal.En particular entienden que el artículo el artículo 80 de la Ley
19.101 vulnera al derecho de propiedad tanto en su uso y disposición (artículo
14 C.N.), como en su inviolabilidad (artículo 17 C.N.) en tanto privar a
Menéndez y Bussi de sus beneficios jubilatorios supone una intromisión del
Estado en la esfera privada de las personas sin fundamento racional alguno
fuera de los de carácter estrictamente retributivo y talional.También señalan que la norma en cuestión ataca el derecho a la
seguridad social consagrado por el artículo 14 bis constitucional en cuanto
priva a sus representados del derecho fundamental a la protección previsional
en la vejez o en la enfermedad, contingencias que aquejan a sus defendidos en
razón de ser personas mayores de 80 años y que padecen de enfermedades
crónicas.Agregan que el artículo 80 de la Ley 19.101 se contrapone con el
artículo 16 de la C.N.-principio de igualdad ante la ley- en razón de que la
distinción que establece para el goce o no de derechos entre personas
condenadas a penas privativas de la libertad de hasta tres años, y las que lo
fueren por un término mayor carece de todo fundamento fuera de razones
subjetivas o asociadas con las condiciones personales del autor.Además indican que la norma cuya inconstitucionalidad pretenden
sea declarada al regular el ejercicio de un derecho -el consagrado por el
artículo 14 bis de la Constitución Nacional- lo altera, contraviniendo con ello al
artículo 28 de la Carta Fundamental.De otra parte consideran que el artículo 80 de la Ley 19.101
vulnera los principios de trascendencia mínima del poder punitivo del Estado al
extender las consecuencias de la pena al cónyuge y al entorno familiar del
condenado; de humanidad, que goza de jerarquía constitucional en los términos
del artículo 75 inciso 22 constitucional y dimana de los artículos 5 de la
Declaración Universal de Derechos Humanos (D.U.D.H), 7 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (P.I.D.C.P) y 5 inciso 2 de la
Convención Americana de Derechos Humanos (C.A.D.H.); de buena fe y el
principio pro homine.Por último expresan que los beneficios previsionales que perciben
sus defendidos tienen carácter alimentario, que son el resultado de los aportes
que efectuaron durante toda su vida laboral; y que tanto los mencionados,
como sus cónyuges, son personas mayores que deben afrontar gastos médicos
por padecer enfermedades crónicas o producto de la ancianidad.-
Poder Judicial de la Nación
En cuanto a la medida cautelar de no innovar cuya aplicación
solicitan, afirman que se encuentran acreditados los requisitos de procedencia
de la misma.Sobre la verosimilitud del derecho, expresan que sus pupilos
procesales han cumplimentado los requisitos fundamentales y necesarios para
ser beneficiarios del haber de retiro y, en consecuencia, que se encuentran
amparados por el derecho de la seguridad social en el marco del artículo 14 bis
de la Constitución Nacional. De otra parte, señalan que este Tribunal ya se ha
pronunciado acogiendo la inconstitucionalidad del artículo 19 inciso 4 del
Código Penal, norma cuyo contenido es idéntico a la de menor jerarquía que
ahora cuestionan.Respecto del peligro en la demora resaltan que la demora en la
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concesión de la medida solicitada o su denegatoria produciría necesariamente
un resultado negativo en sus defendidos y en los cónyuges de éstos en razón de
que se trata en todos los casos de personas mayores y enfermas que
constantemente se ven obligadas a afrontar gastos médicos que no son
cubiertos por el sistema de salud.Finalmente ofrecen caución juratoria.Hacen reserva de caso federal (artículo 14 de la Ley 48).Que el representante del Ministerio Público Fiscal al contestar la
vista que le fuera corrida solicita que el Tribunal rechace los pedidos de las
defensas de declaración de inconstitucionalidad del artículo 80 de la Ley
19.101 y de otorgamiento de la medida cautelar de no innovar.En cuanto al planteo de inconstitucionalidad del artículo 80 de la
Ley 19.101 señala que éste implica reeditar el planteo que con anterioridad
realizaron ante el mismo Tribunal con relación al artículo 19 del Código
Penal.Agrega que las defensas no entienden que en realidad lo que deben
hacer en vez de atacar una norma de la Ley 19.101 ante un órgano
jurisdiccional que ya agotó su actuación es impugnar mediante la
correspondiente acción contencioso administrativa el contenido de los decretos
408 y 409 del 27 de mayo de 2011 ante el órgano que dictó el acto, esto es, el
Ministerio de Defensa. Seguidamente cita doctrina respecto de la noción,
fundamento y finalidad de la acción contencioso administrativa y con relación
a las causas administrativas. Precisa que luego de que el Tribunal -a instancia
de la acusación pública- notificó al Ministerio de Defensa sobre la firmeza de
la sentencia dictada en autos, se habilitaron otros resortes y otras consecuencias
que nada tienen que ver con su jurisdicción, competencia o actuación.De otra parte indica que las defensas se olvidan que los
condenados con su conducta en lugar de defender a la patria la deshonraron.Agrega que el reclamo de la defensa debe ser hecho en Buenos
Aires, ante la propia autoridad que dictó el acto administrativo que cuestionan;
y que ello no generará ningún inconveniente tanto por el principio de
informalidad que impera en el derecho administrativo, como por el hecho de
que la distancia no implica menoscabo para los condenados debido a que se
hacen asistir por la defensa pública.Con relación al contenido de la norma que atacan las defensas
expresa que no corresponde se confunda la inhabilitación absoluta con la
muerte civil. A su vez, respecto de la supuesta afectación a la igualdad ante la
ley, señala que las defensas parecen no comprender que la distinción que la ley
penal de fondo realiza entre penas privativas de la libertad de hasta tres años y
de más de tres años responde a la diferencia que existe con relación a la
modalidad de cumplimiento de la pena, entre cumplimiento condicional o
efectivo. De otra parte manifiesta que no existe afectación al principio de
trascendencia mínima de la pena.Sobre la medida cautelar de no innovar entiende que el Tribunal
debe en la presente causa aplicar el mismo criterio que sostuviera en causa
“Jefatura de Policía de Tucumán s/secuestros y desapariciones”, Expte. J 29/09, con relación a la medida cautelar solicitada por la defensa del imputado
Roberto Heriberto Albornoz, esto es, denegarla por cuanto el Tribunal no
puede dictar medida alguna sobre un acto administrativo dictado por otra
autoridad, acto que, por lo demás, no ha sido atacado de manera alguna por las
peticionantes.Puesto el Tribunal en el análisis de las cuestiones traídas a estudio
entiende que a efectos de realizar un adecuado tratamiento de las mismas es
menester en primer término analizar el planteo de inconstitucionalidad y, solo
luego, expedirse respecto de la medida cautelar de no innovar solicitada. No
obstante, por imperativo lógico, antes de efectuar ambos pronunciamientos
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corresponde que examine su competencia para dictarlos en razón de que a
criterio del Ministerio Público Fiscal carece de ésta.Sobre la cuestión mencionada en último término, en lo sustancial,
la acusación pública lo que sostiene es que este Tribunal carece de competencia
para juzgar en lo relativo a las articulaciones defensistas que motivan la
presente resolución -planteo de inconstitucionalidad del artículo 80 de la Ley
19.101 (Ley para el Personal Militar) y solicitud del dictado de una medida
cautelar de no innovar- por entender que agotó su actuación con el dictado de
la sentencia de condena. En tal sentido el Ministerio Público Fiscal considera
que el competente para entender en los planteos de las defensas por conducto
de la acción contencioso administrativa correspondiente es el Ministerio de
Defensa, órgano que dictó las normas que pretenden lesivas de los derechos
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constitucionales de sus pupilos procesales.A efectos de arribar a una solución con relación al planteo de la
acusación pública corresponde en primer término delimitar el thema
decidendum en relación a la circunstancia de que lo que se cuestiona es la
aptitud del órgano jurisdiccional para cumplir con la función que le es propia
en la fase del proceso posterior a la conclusión del juicio oral con una sentencia
de condena, esto es, su capacidad de intervención en la etapa de ejecución de la
sentencia.De lo que se trata entonces es de determinar si la función
jurisdiccional trasciende el ejercicio del poder punitivo que se concreta en la
aplicación de la pena a través de una sentencia de condena -actuación del
derecho en el caso concreto-, para alcanzar a las consecuencias de la pena
impuesta; en otras palabras, si la función jurisdiccional comprende el control
sobre las consecuencias de la pena impuesta.Al respecto, en el plano legislativo resulta necesario advertir -tal
como lo ha señalado el Tribunal Superior de Justicia de Córdoba en su
sentencia del 1 de Marzo de 2010 en autos “Marigliano Juan Antonio s/
ejecución de la pena privativa de la libertad s/ recurso de casación”- que la
Ley 24.660 que regula la ejecución de las penas establece la judicialización de
la fase de ejecución penal, esto es, el entero control jurisdiccional de la etapa
de ejecución de las penas privativas de libertad. Ello conforme resulta del
hecho de que -según la norma ya mencionada lo dispone- la autoridad
administrativa encargada de la aplicación directa de las normas contenidas en
la ley (artículo 10), se encuentra sometida al contralor de legalidad y
razonabilidad en cabeza de la autoridad judicial (artículos 3 y 4).No obstante, más allá de la previsión legislativa mencionada,
interesa destacar que la actividad jurisdiccional en la etapa de ejecución de la
sentencia dimana de una interpretación armonizante y sistemática de la Carta
Fundamental. En tal sentido la competencia del órgano jurisdiccional en lo
relativo a las consecuencias de la pena impuesta resulta de la finalidad de la
pena (artículo 18 de la Constitución Nacional y, por el artículo 75 inciso 22 del
citado texto constitucional, los artículos 5 de la D.U.D.H, 7 del P.I.D.C.P y 5
inciso 2 de la C.A.D.H.), del derecho a la tutela judicial efectiva (artículo 18 de
la Constitución Nacional, 8 y 25 de la C.A.D.H. y 14.5 del P.I.D.C.P) y del
control de constitucionalidad difuso reservado al Poder Judicial (artículos 116
y 117 de la Constitución Nacional).Con mayor claridad, tanto el texto constitucional como las normas
internacionales que tienen jerarquía constitucional mencionados en el párrafo
anterior, revelan la necesidad de que el órgano constitucional intervenga
activamente en las consecuencias de la pena que impone en razón de que solo
tal actividad es la que preserva la dignidad de la pena y su finalidad en orden a
la readaptación social del penado, la tutela judicial como derecho cuyo ámbito
comprende el contralor jurisdiccional de la ejecución de la pena, y, asimismo,
la garantía del poder judicial como intérprete de la Constitución Nacional toda
vez que se encuentre en juego los alcances de una norma infraconstitucional.En definitiva, a criterio de este Tribunal carece de asidero
legislativo y constitucional la pretensión de sostener la incompetencia de este
Tribunal para entender en todo lo atinente a la ejecución de la pena que ha
impuesto toda vez que la aptitud para hacerlo tan solo constituye el reflejo de
nuestra ingeniería constitucional histórica y actual en el marco de la Reforma
constitucional de 1994 y, liminarmente, de la forma republicana de gobierno y
de la división de poderes como uno de sus pilares fundantes. Intentar sostener
que este Tribunal carece de aptitud para tomar parte en las consecuencias de las
penas que impone demandando una autolimitación sobre ámbitos que le son
propios
traduce,
en
el
marco
de
las
consideraciones
expuestas
precedentemente, una tentativa que no puede fructificar sin vulnerar la
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Constitución Nacional. Y es que como ya lo sostuvo el Tribunal Superior de
Justicia de Córdoba en la causa “Marigliano” citada, el Tribunal de ejecución
tiene competencia material para resolver todo asunto concerniente a la
ejecución de la pena.Por las razones expuestas, al surgir la competencia de este
Tribunal para entender en la presentación de las defensas de fs. 8595/8598 vta.,
corresponde que nos avoquemos a su estudio.Con relación a la solicitud de la defensa de que se declare la
inconstitucionalidad para el caso del artículo 80 de la Ley 19.101 cabe
mantener aquí el criterio adoptado por el Tribunal en su resolución de fecha 03
de Mayo de 2.011 (fs. 8530/8539) en cuanto declara para el caso la
inconstitucionalidad del inciso 4 del artículo 19 del Código Penal. Ello porque
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la norma ahora cuestionada en su constitucionalidad dispone que la baja de un
militar indefectiblemente conlleva la pérdida del haber de retiro; esto es, en lo
sustancial su contenido es semejante al del inciso 4 del artículo 19 del Código
Penal en tanto regula la privación del haber de retiro como derivación de una
sanción.En la citada resolución se sostuvo:
“Como circunstancia dirimente a efectos del pronunciamiento por
la inconstitucionalidad de la norma citada resulta necesario dejar establecido
que la suspensión de beneficios previsionales del condenado inhabilitado
vulnera los derechos constitucionales consagrados en los artículos 14 y 17 derecho de propiedad-, 14 bis -derechos de la seguridad social-, 18 -finalidad
de la pena- y 28 -principio de razonabilidad- de la Constitución Nacional; y,
asimismo, en el marco del artículo 75 inciso 22 del citado texto constitucional,
los artículos 5 de la Declaración Universal de Derechos Humanos (D.U.D.H),
7 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (P.I.D.C.P) y 5
inciso 2 de la Convención Americana de Derechos Humanos (C.A.D.H.) en
cuanto refieren a la dignidad de la pena.Con relación al derecho de propiedad, la norma que se analiza
importa un menoscabo tanto a su libre uso y disposición -artículo 14 C.N.-,
como a su inviolabilidad -artículo 17 C.N.-. Al respecto, preciso es señalar que
los beneficios previsionales constituyen un derecho de carácter patrimonial
adquirido con anterioridad a la oportunidad en que devienen exigibles que
integra la propiedad en sentido constitucional, según la doctrina y la
jurisprudencia lo han señalado amplia y reiteradamente. Y tal naturaleza de
derecho patrimonial adquirido no resulta conmovida por la circunstancia de
que los beneficios previsionales se encuentren supeditados a la condición de
encontrarse el destinatario de los mismos en alguna de las contingencias de
desamparo -v.g. ancianidad, muerte del cónyuge- que el derecho de la
seguridad social propende cubrir.A su vez, no puede ser otra la naturaleza de los beneficios
previsionales desde que el más Alto Tribunal ya en el año 1925, en “Bourdieu
c. Municipalidad de la Capital” -Fallos 145:307-, ha sostenido que el término
propiedad, tal como resulta empleado en los artículos 14 y 17 del texto
constitucional, comprende todos los intereses que un hombre puede poseer
fuera de sí mismo, fuera de su vida y de su libertad y se integra con todos los
derechos que tengan un valor reconocido, ya sea que surjan de las relaciones
de derecho privado o de actos administrativos. Lo dicho también resulta válido
para los haberes de retiro de los militares.No obstante, los beneficios previsionales también han recibido
consagración constitucional expresa en el artículo 14 bis que especifica el
carácter integral e irrenunciable de los mismos.De otra parte, la norma sub examine supone un ataque al
principio de razonabilidad; el cual, si bien no resulta recogido por la letra del
artículo 28 de la Carta Fundamental, la doctrina y la jurisprudencia entienden
que dimana de éste, estableciendo una línea que separa la reglamentación
legítima de la norma constitucional, de la que la altera. Naturalmente no
constituye tarea sencilla la localización de una norma infraconstitucional de
un lado u otro de la mencionada línea. Sin embargo, la doctrina y la
jurisprudencia han elaborado pautas de razonabilidad. En particular, la Corte
Suprema de Justicia de la Nación al proceder al control de razonabilidad en
distintos
pronunciamientos
ha
desarrollado
diversos
standards
de
razonabilidad tales como la proporcionalidad entre medios empleados y fines
perseguidos, la relación entre costos y beneficios en términos del impacto de la
norma sobre los derechos personales y el interés público o el interés estatal
urgente frente a normas intensamente intrusivas con respecto a la esfera de
derechos de los ciudadanos (Cfr. Gelli, María Angélica, Constitución de la
Poder Judicial de la Nación
Nación Argentina. Comentada y Concordada, La Ley, Buenos Aires, 2003, p.
248-257).A fin de explicitar por qué aquí se establece que el inciso 4 del
artículo 19 del Código Penal al reglamentar la materia previsional la
desnaturaliza, es menester atender al standard de la proporcionalidad. Al
respecto, como ya lo ha sostenido el Tribunal Oral en lo Criminal N° 14 de la
Capital Federal en su sentencia del 08 de Agosto de 2005 en causa N° 2070,
cabe advertir que en materia previsional lo esencial es cubrir los riesgos de
subsistencia y que ello demanda interpretar las leyes concernientes a dicho
ámbito conforme a la finalidad que con ellas se persigue, cuidando de no
desnaturalizarla con un excesivo rigor de los razonamientos. Así, tratándose
de la norma penal que se analiza, se verifica una extralimitación en el marco
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razonable del legislador en la reglamentación de derechos que revela
arbitrariedad; y no por falta de proporcionalidad sino por absoluta ausencia
de relación entre el medio elegido y el fin buscado. En otros términos, en nada
contribuye a la cobertura de los riesgos de subsistencia privar a una persona
mientras dure una condena de un derecho constitucionalmente reconocido
para atender a sus necesidades de vida.También en materia previsional es oportuno reparar en la
incoherencia del legislador en la reglamentación del ámbito que se menciona,
en tanto mientras que por la norma cuestionada en su constitucionalidad
dispone para los penados la suspensión del goce de los beneficios
previsionales o haberes de retiro, por el inciso g) del artículo 107 de la Ley
24.660 se establece que en el trabajo de los penados deberá respetarse la
legislación laboral y de seguridad social vigente, lo que implica que el mismo
es remunerado y, en lo que aquí interesa, supone la realización de aportes. En
definitiva, reviste total inconsistencia que al condenado inhabilitado que
resulta incluido en el sistema previsional en calidad de aportante por las
actividades laborales que desarrolla en una unidad penitenciaria, se lo
excluya de dicho sistema al privárselo de los beneficios previsionales. Y
agréguese a ello que la situación que se examina resulta aún más
contradictoria si se repara en el hecho de que mientras la inclusión en el
sistema previsional a los efectos de la realización de aportes se reconoce al
penado que cumple pena privativa de la libertad en una unidad penitenciaria,
la exclusión en el sistema previsional por la suspensión del goce de los
beneficios previsionales alcanza aún al penado que cumple pena privativa de
la libertad bajo prisión domiciliaria, modalidad de cumplimiento de la pena
que coloca en cabeza del penado la atención de sus necesidades de
subsistencia.En cuanto a la vulneración por la norma cuestionada del
artículo 18 C.N.; y, por el artículo 75 inciso 22 del citado texto
constitucional, los artículos 5 de la Declaración Universal de Derechos
Humanos (D.U.D.H), 7 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos (P.I.D.C.P) y 5 inciso 2 de la Convención Americana de Derechos
Humanos (C.A.D.H.), de lo que aquí se trata en el presente caso es de poner
de manifiesto que el inciso 4 del artículo 19 del código de fondo trasunta una
finalidad de mortificación innecesaria en el patrimonio de quien sufre una
pena privativa de la libertad.Si bien la finalidad de la pena en la norma constitucional y en
las internacionales ya mencionadas puede ser materia de discusión si resulta
consagrada o no expresamente, todas ellas recogen la idea de readaptación
social del penado y de dignidad de la pena; eventualmente, también carácter
retributivo, pero con seguridad, la falta de consagración de la finalidad de
castigo de la pena. Es que como lo expresara el preámbulo del Proyecto
Alternativo de un nuevo Código Penal alemán (1966), la pena es una
“amarga necesidad en la comunidad de seres imperfectos que son los
hombres”.Y lo afirmado con relación a la finalidad de la pena, asimismo,
resulta corroborado por los lineamientos de la política penitenciaria
nacional actual. Sobre el punto, con mayor precisión, no puede omitirse
considerar que la Ley 24.660 de ejecución de la pena privativa de la libertad
promulgada el 08 de Julio de 1996, esto es, con posterioridad a la última
reforma constitucional que otorga jerarquía constitucional a los tratados
sobre derechos humanos, en su artículo 1 establece: “La ejecución de pena
privativa de la libertad, en todas sus modalidades, tiene por finalidad lograr
que el condenado adquiera la capacidad de comprender y respetar la ley
procurando su adecuada reinserción social, promoviendo la comprensión y el
apoyo de la sociedad. El régimen penitenciario deberá utilizar, de acuerdo
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con las circunstancias de cada caso, todos los medios de tratamiento
interdisciplinario que resulten apropiados para la finalidad enunciada.”.Como se observa, lo que refleja la norma citada es la expresa
consagración de la finalidad de readaptación social del condenado, en
consonancia con el marco hermenéutico que brinda la Constitución reformada
(Cfr. Edwards, Carlos Enrique, Ejecución de la pena privativa de la libertad,
Astrea, Ciudad de Buenos Aires, 2007, p. 6-8). Ello sin entrar a considerar que
el fin preventivo general de la pena, cual ratificación de la vigencia de la
norma y restablecimiento de la confianza comunitaria, no determina de
ninguna forma que resulte necesario confiscar el haber de retiro.Al margen de la vulneración de normas constitucionales, no puede
dejar de destacarse que un examen de la evolución legislativa del precepto
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cuestionado revela que el Proyecto de 1891 -que se aproxima al texto vigentecuando incluía entre las consecuencias de la inhabilitación absoluta a la
pérdida de toda jubilación, pensión o goce de montepío aludía a beneficios
graciables, no a la conclusión de un ciclo de aportes previos. Solo con
posterioridad las palabras “jubilaciones” y “pensiones” se aplicaron a
situaciones distintas a las que originaron la norma (Cfr. Terragni, Marco A.,
“Artículo 19” en Baigún, David, Zaffaroni, Eugenio Raúl, Código penal y
normas complementarias. Análisis doctrinal y jurisprudencial, Hammurabi,
Bs. As., 1997, Vol. 1, p. 221-231). Los haberes de retiro militares también se
encuadran en un régimen contributivo. Dicha circunstancia deja pendiente el
interrogante en torno a la finalidad de la norma atento a que en sus orígenes
no tuvo la carga infamante que tiene en el texto vigente, en el sentido de
consagrar una incapacidad moral para el ejercicio de un derecho.-”.A su vez, con relación al carácter confiscatorio de lo prescripto por
el inciso 4 del Código Penal, resulta pertinente destacar que autorizada doctrina
nacional señala “…el inciso 4 del art. 19, que proviene del código español, es
inconstitucional por su carácter confiscatorio…Las críticas a esta previsión
provienen de lejos, pues se consideró que las jubilaciones y pensiones
constituían una propiedad que debía respetarse y su afectación, con motivo de
una
inhabilitación,
constituye
lisa
y
llanamente
una
confiscación
prohibida…Sin embargo, las pensiones graciables, como una liberalidad que
hace el Estado, pueden ser retiradas a causa de la indignidad del beneficiario
y, en tal sentido, nada obsta a que se suspendan durante todo el tiempo que
dura la inhabilitación absoluta. En cambio, los derechos previsionales, como
derechos adquiridos en función de las leyes que lo regulan, no pueden ser
suspendidos sin que con ello se afecte la prohibición de penas confiscatorias,
pues se trata de una percepción que le corresponde al condenado por aportes
integrados al sistema público durante su vida laboral con el fin de reunir
ahorros para su vida de retiro; por ello su privación no implicaría sólo la
suspensión de un derecho adquirido con anterioridad, como cualquier otra
propiedad, sino directamente constituiría una privación de subsistencia, lo que
la aproxima a una multa, pero por la magnitud de afectación se asimila a una
pena confiscatoria…Justamente la inmoralidad que hay en toda confiscación y que motiva su erradicación constitucional- es el enriquecimiento patrimonial
del estado a costa de la miseria del penado…porque la situación de libertad o
encierro no modifica la afectación prohibida sobre un derecho adquirido en
forma de ahorro, y porque la prohibición de confiscación del art. 17 no hace
ninguna distinción al respecto.” (Cfr. Zaffaroni, Eugenio Raúl, Alagia,
Alejandro, Slokar, Alejandro, Derecho penal. Parte General, EDIAR, Buenos
Aires, 2000, p. 936-937).Ahora bien, en el marco de los fundamentos citados supra es
necesario realizar algunas precisiones con relación específicamente a la
cuestión sometida en esta oportunidad a decisión.En primer lugar cabe destacar que la privación del haber de retiro
de militares que prescribe el artículo 80 de la Ley 19.101 se encuentra
expresamente prevista en la letra del inciso 4 del artículo 19 del Código Penal
que ya fuera declarado inconstitucional para el caso en autos.En segundo lugar debe tenerse presente que la norma cuestionada
en su constitucionalidad no constituye sino una derivación de la regulación que
en la materia realiza la legislación penal de fondo.De otra parte es menester advertir con mayor exactitud que, no
obstante las circunstancias señaladas en los párrafos precedentes, en realidad la
Ley 19.101 avanza sobre lo establecido por el Código Penal en cuanto dispone
no solamente la suspensión sino, de modo indefectible, la pérdida del haber de
retiro con lo cual, si cabe, la vulneración de derechos constitucionalmente
garantizados se torna más intensa.-
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Por último hay que tener en cuenta que frente a la copresencia de
una pluralidad de normas constitucionales y legales en juego en una cuestión
determinada, dos son las formas de realizar el trabajo interpretativo; o se
analizan las normas en forma aislada, o se lo hace apreciándolas como parte de
un todo. Ahora bien, es el segundo método aquel que goza de mayor
aceptación, de un prestigio casi imbatible y de robustez conceptual, en tanto
que el primero -una interpretación inorgánica o asistemática- parece una
propuesta absurda (Cfr. Sagüés, Néstor Pedro, Teoría de la Constitución,
Astrea, Buenos Aires, 2.001, p. 151). Y es en este marco que, como ya
expresamos más arriba a propósito de la competencia de este Tribunal para
actuar en las cuestiones sometidas aquí a juzgamiento, entendemos que al
órgano jurisdiccional le corresponde armonizar el sentido de las normas en una
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interpretación que evite conclusiones contradictorias. En tal sentido y en lo
concreto, carece de toda coherencia y razonabilidad que el Tribunal que se ha
pronunciado en la presente causa sobre una misma materia que la ahora traída a
examen -análisis de la constitucionalidad de una norma que priva a los
condenados de sus haberes previsionales- guarde silencio o realice un
apreciación en sentido contrario.En cuanto a la cautelar de no innovar solicitada, y en el marco de
las previsiones de la legislación procesal civil aplicable a la materia (artículo
206 del C.P.P.N) corresponde otorgar la medida solicitada hasta tanto quede
firme la presente resolución. A su vez, como consecuencia de lo dispuesto
deberá cursarse una comunicación al Ministerio de Defensa del Poder
Ejecutivo de la Nación a efectos de que el mencionado organismo se abstenga
de privar a los condenados Luciano Benjamín Menéndez y Antonio Domingo
Bussi de sus beneficios jubilatorios o, en caso de que dicho acto hubiere
comenzado a ejecutarse, se abstenga de continuar aplicándolo.Por lo que este Tribunal,
RESUELVE:
I) DECLARAR la inconstitucionalidad del artículo 80 de la Ley
19.101 en relación al presente caso, conforme se considera (artículos 14, 14
bis, 17, 18 y 28 de la Constitución Nacional, y en el marco del artículo 75
inciso 22 del citado texto constitucional, los artículos 5 de la Declaración
Universal de Derechos Humanos -D.U.D.H-, 7 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos -P.I.D.C.P- y 5 inciso 2 de la Convención
Americana de Derechos Humanos -C.A.D.H.-).II) HACER LUGAR a la MEDIDA DE NO INNOVAR
solicitada por las defensas de
LUCIANO BENJAMÍN MENÉNDEZ y
ANTONIO DOMINGO BUSSI (artículo 206 del C.P.P.N). COMUNICAR la
presente resolución al Ministerio de Defensa del Poder Ejecutivo de la
Nación, haciéndose saber al mencionado organismo que deberá abstenerse de
privar a los condenados LUCIANO BENJAMÍN MENÉNDEZ y ANTONIO
DOMINGO BUSSI de sus haberes de retiro o, en caso de que dicho acto
hubiere comenzado a ejecutarse, se abstenga de continuar aplicándolo.III) REGISTRESE - HAGASE SABER
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