Tema 4 Crisis y descomposición del sistema de la Restauración. Reinado de Alfonso XIII. Dictadura de Primo de Rivera (1902-1931) España iniciaba el siglo XX con una dolorosa experiencia a sus espaldas, la de la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, que como sabemos, había provocado una honda depresión moral en la sociedad española, que había reaccionado, entre los intelectuales, con la aparición del Regeneracionismo. En tales circunstancias, es lógico que todos volvieran sus ojos críticos al sistema político que, si bien es cierto que había proporcionado cierta estabilidad en los años anteriores, además de razonables progresos en materia de libertad de expresión y asociación y de sufragio, estaba viciado de raíz por el sistema electoral corrupto basado en el caciquismo. El inicio del siglo es momento, por tanto, de revisión de todos los aspectos de la realidad española, y muy especialmente de la política. Es también el momento del cambio de protagonistas. Muertos Alfonso XII y Cánovas, con Sagasta en sus últimos años, la llegada de personas como el joven Alfonso XIII y los nuevos políticos del sistema (Silvela, Maura, Dato, Canalejas, Romanones…) no supone sin embargo la consolidación y enderezamiento del mismo. Antes al contrario, el periodo de 1902 a 1923 supone una permanente huida hacia delante, una constante caída en una profunda crisis, que tendrá su momento más álgido en la crisis de 1917 y que culminará con el pronunciamiento del Capitán General de Cataluña, Miguel Primo de Rivera. Son años convulsos, marcados por la consolidación del movimiento obrero, la vuelta a la política de los militares, el nuevo cenagal que supuso la Guerra de Marruecos y el papel cada vez más preponderante del catalanismo, que reclama cada vez con más insistencia la autonomía para su región. En cuanto a la economía, pese a los avances que se producen en esta época, España sigue siendo un país pobre y atrasado respecto a los de nuestro entorno. Primo de Rivera dejará en suspenso la Constitución de 1876, suprimirá el parlamento y gobernará como dictador bajo el manto protector del Rey. Se buscaba recuperar el orden y parar los pies a obreros y nacionalistas, además de acabar con la sangría que suponía la guerra en Marruecos. Y, en efecto, se consiguió una cierta estabilidad política y social, pero a costa de sacrificar las libertades. Fue algo que no se perdonó a Alfonso XIII, que vio cómo la caída de la dictadura, en 1930, venía seguida por la caída de la propia monarquía en 1931, con la implantación de la Segunda República española. 1 CRISIS Y DESCOMPOSICIÓN DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN 23. LA DESCOMPOSICIÓN DEL SISTEMA CANOVISTA Y LA CRISIS DE 1917 23.1 LOS PRIMEROS AÑOS DEL REINADO DE ALFONSO XIII (1902-1917): EL INICIO DE LA CRISIS A. UNA VISIÓN DE CONJUNTO DEL REINADO HASTA 1917 Alfonso XIII, rey de España entre 1903 y 1931 1. Alfonso XIII accedió al trono de España en mayo de 1902, cuando aún no había cumplido los diecisiete años. Su reinado, como acabamos de ver en el tema anterior, se inició bajo el impacto sufrido en la conciencia de los españoles por el Desastre del 98, suscitándose un debate sobre los problemas de España y sobre el esencia de nuestro país y de todos los españoles, de nuestro destino y de nuestro papel en el mundo. La consecuencia fue que el sistema político de la Restauración, el que había diseñado Cánovas en los años 70 del siglo XIX, había entrado en una profunda crisis de la que ya no llegaría a recuperarse. A lo largo del epígrafe veremos cómo finalmente este sistema terminó por hundirse, acabando llegado el momento con la propia Corona. Al sistema de la Restauración se le culpó entonces de toda la responsabilidad de lo ocurrido y se extendió, no sólo entre los intelectuales y políticos, sino también entre la opinión pública mínimamente formada, la idea de la necesidad de regenerar España, empezando por su sistema político (el caciquismo y la farsa electoral) y siguiendo por reformas más profundas del sistema social, educativo, de la economía, etc. Surge así, como ya sabemos, el movimiento conocido como Regeneracionismo, del que participan desde políticos de primera fila (Francisco Silvela, del Partido Conservador) hasta economistas (Joaquín Costa) o pensadores e intelectuales (Ángel Ganivet). Con relación a este movimiento hay 2 HISTORIA DE ESPAÑA que poner también la aparición de la llamada Generación del 98, grupo de escritores tan destacados como Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Azorín o Antonio Machado. 2. Por lo que respecta a sistema político propiamente dicho (lo que hemos venido en llamar turnismo, canovismo o, más peyorativamente, caciquismo), los problemas con los que se enfrenta son, fundamentalmente, dos: a) La desaparición de los grandes líderes de ambos partidos. Así, Cánovas fue asesinado en 1897, su sucesor en el Partido Conservador, Francisco Silvela, murió en 1905, y por su parte, Sagasta, del Partido Liberal murió en 1903. b) Relacionado con lo anterior, las profundas divisiones internas dentro de los dos grandes partidos dinásticos, debido a que surgieron múltiples líderes sucesivos e incluso simultáneos, sin que ninguno de ellos lograra adquirir el carácter de líder indiscutido y perdurable de que gozaron en su tiempo Sagasta y Cánovas. Pero en realidad la crisis del sistema y de los partidos tenía su base en el hecho de que tales partidos no tuvieran una doctrina o ideología clara en torno a la cual agruparse en ausencia de grandes líderes. Ello tuvo como consecuencia la fragmentación a la que acabo de hacer referencia que dio lugar a facciones internas de carácter personalista. 3. En el terreno de los hechos concretos, y aunque con dificultades crecientes, el turnismo se mantuvo, gracias a personajes como el conservador Antonio Maura y el liberal José Canalejas, que dominaron el panorama político español entre 1907 y 1912. Estos dos personajes en un cierto momento perecían haber alcanzado dentro de su propio partido la capacidad de liderazgo de Cánovas y Sagasta respectivamente. Pero la caída en desgracia del primero de ellos como consecuencia de la Semana Trágica de Barcelona, en 1909, y el asesinato del segundo en 1912, terminaron que tales expectativas e hicieron cada vez más difícil la continuidad del sistema. Los políticos que les siguieron (Eduardo Dato —conservador— y el Conde de Romanones y García Prieto — liberales—) no tuvieron la talla política necesaria y dividieron sus partidos en facciones encontradas. Roto el consenso sobre el turnismo, es decir, siendo cada vez más difícil llegar al mutuo acuerdo sobre la necesidad de recambio de gobierno, sobre la necesidad de ceder el gobierno al otro partido, hubo que recurrir a los llamados “gobiernos de concentración nacional”, compuestos por miembros de ambos partidos. No obstante, tampoco esos gobiernos fueron capaces de resolver la grave crisis del sistema, que acabó por derrumbarse en 1923. B. LOS GRANDES PROBLEMAS DEL PERIODO Vamos a señalar sobre todo cuatro cuestiones que fueron las más destacadas en el reinado de Alfonso XIII: a) La cuestión constitucional: la necesidad de reforma de la Constitución. Con el fin de adecuar la Constitución de 1876 a la nueva realidad social y política española se consideró necesario reformarla profundamente. Se creía necesario acabar con el sistema caciquil (y 3 CRISIS Y DESCOMPOSICIÓN DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN las farsas electorales que ya sabemos que llevaba aparejado) e introducir modificaciones capaces de integrar en el sistema a otras fuerzas políticas como los nacionalismos, el socialismo y el republicanismo, que hasta ese momento eran fuerzas antisistema. El intento más serio de reformar la Constitución se hizo en 1917, pero nunca llegó a fructificar. Ello supuso el principio del fin del régimen. b) La cuestión religiosa: el anticlericalismo de los liberales. Dada la carencia de ideología de los partidos del régimen, el Liberal adoptó el anticlericalismo como bandera política con la que diferenciarse del Conservador. En ese ambiente, se sucedieron hechos lamentables como las numerosas agresiones a sacerdotes y obispos. Esta ola de anticlericalismo tuvo enfrenta a amplios sectores de la burguesía que recordaban el carácter confesional que, por mandato constitucional, tenía el Estado español, por lo que creían necesaria la protección a la Iglesia. Por otro lado, el anticlericalismo era una de las señas de identidad tanto de los partidos y sindicatos obreros como de los republicanos. Con ese cambio de actitud, los liberales hacían un guiño hacia estos movimientos de izquierda. c) La cuestión militar: críticas y creación de las Juntas de Defensa. El ejército se vio sometido a duras críticas por la derrota en la Guerra hispano-norteamericana de 1898. Los críticos reclamaban una profunda reforma que lo hiciera más operativo, dado que el excesivo número de altos mandos y oficiales hacía que la mayor parte del presupuesto se tuviera que dedicar a sueldo, con lo que el material de guerra quedaba cada vez más obsoleto. Los militares, por su parte, desviaron por elevación las críticas hacia los políticos, y en definitiva, hacia el régimen. Esta fue la ocasión que provocó que el ejército volviera a tomar de nuevo partido en política, en esta ocasión por las tendencias más conservadoras. La guerra de Marruecos no hizo más que agravar estos problemas. Al hacerse más duras las críticas, los militares reaccionaron con “espíritu de cuerpo”, con la creación de las llamadas Juntas de Defensa. Éstas eran agrupaciones no oficiales (esto es, no establecidas de modo oficial por parte del Gobierno o los mandos del ejército) de militares destinados en la península, para protestar por el mejor trato, más rápidos ascensos y mejores sueldos que recibían los militares que estaban luchando en la guerra de Marruecos. Las Juntas de Defensa, en definitiva, algo así como un sindicato de oficiales del ejército, se extendieron rápidamente desde Barcelona a otras partes de España y fueron imitadas por otros sectores de la Administración civil; pronto se convirtieron en un grupo de presión política, que pretendía ser atendido por los gobernantes. Algunas de las personas que venían reclamando un cambio político en profundidad, incluso desde la izquierda, vieron con buenos ojos estas Juntas de Defensa. Es necesario recordar aquí que el ejército español tuvo un papel muy activo en la política española entre 1814 (vuelta de Fernando VII) y 1876 (Restauración con Alfonso XII). Este papel se ejerció a través de los pronunciamientos y tuvo, por lo común, una clara orientación progresista, avanzada. En los inicios de la Restauración el ejército se retiró de la vida política, al encontrarse cómodo en un sistema que acababa con los desmanes del Sexenio Revolucionario. Pero ahora vemos cómo vuelve a la política activa, pero esta vez, con un claro matiz conservador. Las 4 HISTORIA DE ESPAÑA dictaduras posteriores de Primo de Rivera y Franco serán la manifestación de esta nueva tendencia, de signo totalmente diferente, de los militares españoles y de su ilegítima injerencia en los asuntos políticos nacionales. d) La cuestión social: la consolidación de las fuerzas ya existentes y la aparición de otras nuevas. A lo largo de este periodo el movimiento obrero representó un problema permanente para las autoridades, que fue extremando sus actitudes hasta desembocar en la huelga general de 1917. Los métodos empleados por los obreros para perseguir sus reivindicaciones, en especial en el caso de los anarquistas, fueron la huelga y la violencia. El sindicato socialista (UGT) fue ganando posiciones y haciéndose cada vez más poderoso; al mismo tiempo, el sindicato anarquista Confederación Nacional del Trabajo (CNT), fundado en 1910, supuso la vuelta al primer plano de la vida social de esta ideología, que en los años siguientes alcanzó una gran fuerza entre los obreros industriales catalanes y entre los campesinos andaluces. Estos sindicatos fueron siempre fuerzas de oposición al sistema, y lo mismo se puede decir del PSOE, que pese a participar en las elecciones y obtener su primer diputado —Pablo Iglesias— en 1910, mantuvo siempre una postura claramente republicana. Para completar este cuadro, citaré la aparición, por escisión del ala izquierda del PSOE, del Partido Comunista de España (PCE). Para satisfacer las reivindicaciones de los obreros, los distintos gobiernos burgueses sólo adoptaron tímidas reformas, como el establecimiento legal del descanso dominical (1903), la regulación del derecho de huelga (1908), y sobre todo la creación del Instituto Nacional de Previsión (antecedente de la Seguridad Social) C. LOS GOBIERNOS DEL PERIODO Analizaremos ahora la labor de los gobiernos más destacados, de entre los muchos que hubo en el periodo 1902-1917. 1. Los gobiernos de Antonio Maura (partido conservador). Tras el asesinato de Cánovas y la retirada de la política de su sucesor, Silvela, en los primeros años del siglo se hace cargo del Partido Conservador Antonio Maura. Gobernó en dos periodos, 1903-1905 y 19071909. Se enfrentó al mismo tiempo al caciquismo y quiso contentar al regionalismo catalán mediante la Ley de Administración Local, pero su vida política terminó prácticamente como consecuencia de los sucesos de la llamada Semana Trágica de Barcelona (1909): La protesta por la movilización de tropas reservistas catalanas Antonio Maura, del partido conservador 5 CRISIS Y DESCOMPOSICIÓN DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN para la guerra de Marruecos desembocó en una grave insurrección social en Barcelona y otras localidades catalanas, debido a la propaganda de un personaje llamado a tener en los siguientes años una gran importancia: Alejandro Lerroux, del Partido Radical. Barricadas durante la Semana Trágica La represión que siguió fue muy dura, llegándose a la ejecución de Antonio Ferrer Guardia, destacado pedagogo de ideología anarquista. Las protesta por este hecho y en general por toda la represión llevaron al Rey a destituir a Maura. TEXTO DE APOYO VISIÓN DE LA SEMANA TRÁGICA POR EL GOBERNADOR CIVIL DE BARCELONA Los procesos se han fallado por centenares. Los jueces han actuado por docenas. Se han encontrado pruebas y cargos de intervención material en la sedición. Pero de conjura, de plan, de concierto previo, de recluta de gentes, de distribución de papeles, de pago de revoltosos, de suministro de armas, de instrucciones concretas, todo ello con fecha anterior al 26 de julio, no he oído ni palabra […]. La sedición no tuvo unidad de pensamiento, ni homogeneidad de acción ni caudillo que la personificase. Ángel OSSORIO Y GALLARDO, gobernador civil de Barcelona en 1909 La caída en desgracia de Maura tuvo una consecuencia interna dentro de su partido: la división entre sus partidarios (mauristas) y los de su sucesor al frente del mismo, Eduardo Dato (datistas). Vemos aquí claramente una manifestación de las divisiones internas que caracterizan a los partidos dinásticos en este reinado. 6 HISTORIA DE ESPAÑA TEXTO DE APOYO CONDENA A MUERTE DE FERRER i GUARDIA Reunido el Consejo de Guerra ordinario de plaza para ver y fallar esta causa […] por unanimidad el Consejo de Guerra declara: Que los hechos perseguidos en esta causa constituyen un delito consumado de rebelión militar. Considera responsable del mismo en concepto de autor y como jefe de la rebelión al procesado Francesc Ferrer i Guardia […] y, en su virtud, le impone […] la pena de muerte […] condenándole también a indemnizar todos los daños y perjuicios ocasionados por los incendios, saqueos y deterioros de vías de comunicación, férreas y telegráficas ocurridas durante la rebelión. Acta del Consejo de Guerra, 9 de octubre de 1909. 2. El gobierno de Canalejas (partido liberal) Canalejas, líder del Partido Liberal, accedió al gobierno en 1910 y representa el segundo intento de regeneración de la vida política española, tras el de Maura. Su talante era muy progresista e izquierdista, y próximo al republicanismo, por lo que era visto con recelo por el Rey. Pese a ello, emprendió importantes reformas, entre las que destacaré: - - - - José Canalejas, del partido liberal Establecimiento de un impuesto progresivo sobre los ingresos por propiedades urbanas, que lógicamente afectó —e incomodó— a los más ricos En cuanto a la Iglesia, mostró una postura anticlerical promulgando la llamada Ley del Candado, por la que se prohibía el establecimiento de nuevas órdenes religiosas en España. Pese a ello, se enfrentó enérgicamente con numerosos problemas sociales y de orden público. De ese modo, acabó con una huelga de ferroviarios militarizando a 12.000 huelguistas, distinguiendo siempre entre huelga reivindicativa de derechos sociales y huelga revolucionaria o antisistema, frente a la cual manifestaba su más profundo rechazo. En la cuestión nacionalista, aceptó con matices un proyecto catalanista, sobre la Mancomunidad catalana. Ello consistía en una especie de unión de las Diputaciones Provinciales y en realidad una especie de estatuto de autonomía específico para Cataluña, que desató las iras de los centralistas. Pero cuando el proyecto se encontraba en sus últimas fases de aprobación, en noviembre de 1912, Canalejas fue asesinado por un anarquista. 7 CRISIS Y DESCOMPOSICIÓN DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN TEXTO DE APOYO LA LEY DEL CANDADO Artículo único. No se establecerán nuevas asociaciones pertenecientes a órdenes o congregaciones religiosas canónicamente reconocidas, sin la autorización del Ministerio de Gracia y Justicia consignada en real decreto, que se publicará en la Gaceta de Madrid, mientras no se regule definitivamente la condición jurídica de las mismas. No se concederá dicha autorización cuando más de la tercera parte de los individuos que hayan de formar la nueva asociación sean extranjeros. Si en el plazo de dos años no se publica la nueva ley de Asociaciones, quedará sin efecto la presente ley. El Presidente del Consejo de Ministros, José Canalejas, 27-XIII-1910 Con la muerte de Canalejas y la caída en desgracia de Maura se vio truncado un esperanzador nuevo turnismo entre los dos grandes partidos. En los siguientes años, la vida política española se vio abocada a la crisis, que se manifestó con toda crudeza en 1917. 3. El gobierno conservador de Eduardo Dato Eduardo Dato, conservador El sucesor de Maura al frente del Partido Conservador fue Eduardo Dato, quien entre 1913 y 1915 ocupó la presidencia del Gobierno, en el cual estaban presentes las grandes tendencias del conservadurismo español a excepción de los mauristas (de nuevo se observa esa fragmentación de los partidos en bandos personales tan característica de este periodo de nuestra historia). De su etapa cabe destacar la aprobación, por decreto del gobierno (no por ley de las Cortes) de las Mancomunidades, con lo que se llegaba a una cierta forma de autonomía regional. En Cataluña, las Diputaciones Provinciales se asociaron bajo la presidencia de Prat de la Riba, pero en realidad esta solución no colmó todas las aspiraciones de autogobierno de los catalanes. 4. El gobierno liberal del Conde de Romanones En 1915 Eduardo Dato era sustituido al frente del gobierno por el liberal Álvaro de Figueroa, Conde de Romanones (que ya había sustituido en 1912 al asesinado Canalejas). En esta segunda etapa de Romanones al mando de los destinos de España destaca su ministro de Hacienda, Santiago Alba, quien propuso un programa muy amplio de reformas fiscales y sobre la estructura industrial 8 HISTORIA DE ESPAÑA española, pasando por un plan de financiación del sistema educativo, y planes para la mejora de las infraestructuras viarias y de regadíos. Uno de los elementos clave de este ambicioso programa auténticamente regeneracionista era el establecimiento de un impuesto sobre los beneficios extraordinarios producidos por la guerra mundial. En el verano de 1914 se había iniciado la Primera Guerra Mundial, que enfrentó por un lado a los llamados Imperios Centrales (imperio alemán, imperio austrohúngaro e imperio turco otomano) y por otro a los aliados (Inglaterra, Francia, imperio ruso hasta la revolución de 1917, EE.UU. desde ese mismo año y una gran cantidad de otros países de todo el mundo). En Europa fueron muy pocos los países que se mantuvieron neutrales o no beligerantes, y entre ellos estuvo España. A pesar de ello, nuestro país se dividió entre los partidarios de los imperios centrales (los “germanófilos”) y los que estaban más próximos a los aliados (los “aliadófilos”). Álvaro de Figueroa, conde de Romanones Pese a su neutralidad, nuestro país sí que se vio afectado por la guerra, fundamentalmente en el plano económico. Por un lado los empresarios encontraron una fuente de ingresos por la demanda de manufacturas de todo tipo que desde los dos bandos contendientes se hacía. Ello dio lugar a los beneficios extraordinarios de los que hablaba más arriba. Pero también es cierto que ello provocó serios problemas económicos en España, que afectaron fundamentalmente a las capas más humildes de la población. Ello se debió al hecho de que los empresarios actuaron acaparando y retirando productos de primera necesidad de nuestro mercado para destinarlos a los países beligerantes, lo que provocó un alza galopante de los precios y una enorme carestía de la vida. En este difícil contexto económico es en el que hay que inscribir la huelga de 1917. 23.2. LA CRISIS DE 1917 Y LA DESCOMPOSICIÓN FINAL DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN El año 1917 fue decisivo en el desarrollo de la España de la Restauración. A la altura de ese año, tras el fracaso del intento de reanimar el turnismo por parte de Maura (caído en desgracia, como sabemos, por la represión que desencadenó contra los dirigentes de la insurrección de la Semana Trágica de 1909) y Canalejas (asesinado en 1912); tras la profundización de la crisis como consecuencia de las reiteradamente citadas divisiones internas en el seno de los dos grandes partidos, estaba claro que los proyectos regeneracionistas de principios de siglo, los buenos propósitos que vinieron tras el Desastre, el ideal de la reforma “desde arriba”, habían fracasado. Ya conocemos que la Primera Guerra Mundial ocasionó, por el egoísmo de los empresarios españoles, una profunda crisis de subsistencias desde 1916. La crisis económica tuvo como corolario 9 CRISIS Y DESCOMPOSICIÓN DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN una crisis política generalizada, fruto del cansancio que en general se sentía en España por un sistema ya totalmente caduco e imposible de mantener, que se manifestó, al menos, en tres órdenes: el militar, el de la clase política y el de los obreros. Será éste último el más llamativo, puesto que la convocatoria de una huelga general en agosto, y sus consecuencias, puso sobre la mesa hasta qué punto estaba agotado el modelo político heredado de Cánovas y Sagasta. A. EL DESCONTENTO DEL EJÉRCITO: LAS JUNTAS DE DEFENSA Para el régimen resultó especialmente perjudicial la oposición de amplios sectores de ejército, dado el papel que éste desempeñaba en el mismo, que la propia protesta obrera. Ya vimos en su momento cómo en 1916 se habían creado las Juntas de Defensa, para protestar por el peor trato, en materia de ascensos y sueldos, que los militares destinados en los cuarteles de la Península recibían respecto de los que estaban luchando en la guerra de Marruecos. Algunas de las personas que venían reclamando un cambio político en profundidad vieron con buenos ojos estas Juntas de Defensa. Pero lo cierto es que las Juntas representaban mucho menos los deseos de renovación de los que pensaban algunos sindicalistas e intelectuales bienintencionados. Por su parte, el Gobierno no actuó con decisión al principio pero pronto intentó su disolución, sin éxito. B. EL DESCONTENTO DE LA OPOSICIÓN POLÍTICA: LA ASAMBLEA DE PARLAMENTARIOS TEXTO DE APOYO CARTA ABIERTA DE LA ASAMBLEA DE PARLAMENTARIOS A LA NACIÓN Hasta el presente las crisis políticas de España podían ser totalmente sustraídas al conocimiento de la opinión pública, porque eran crisis de familia. No existen en España partidos en la acepción democrática de la palabra; o existen, por lo tanto, elecciones más que en algunos sectores del territorio español: Diputados y senadores son fabricados a la sombra del poder real por los hombres a quienes el Rey elige para gobernar y mediante los organismos de gobierno que el Rey pone en sus manos. En vez de unas Cortes verdaderamente populares, que levanten enfrente del poder regio el otro factor esencial de un gobierno libre, la representación de los ciudadanos; ahí está el encasillado que perpetúa esas Cortes de Real orden […]. Dentro de este sistema, que es el tradicional en España, es imposible que las crisis nazcan de los movimientos de opinión. Nacen , como la monarquía puro, de los malos humores, rencillas y desacuerdos entre los hombres de la pequeña oligarquía bifurcada que recibió el encargo de las ceremonias constitucionales, y que resuelven, naturalmente, en la Cámara regia, mediante conversaciones al oído de los presidentes del Consejo y de las Cámaras, que constituyen la gerencia alternativa de la comunidad gobernante. Fragmento del escrito dirigido por los parlamentarios catalanes a los políticos y ciudadanos en general de toda España, el 14 de junio de 1917. 10 HISTORIA DE ESPAÑA El 19 de julio de 1917 se reunió en Barcelona una Asamblea de parlamentarios (es decir, una reunión extraoficial de los parlamentarios de la oposición) a instancias del regionalista catalán Francesc Cambó, de la Lliga Regionalista, con presencia de catalanistas, liberales, republicanos y socialistas y que oponía al gobierno del conservador Eduardo Dato. Esta Asamblea exigía la autonomía para Cataluña y acabar con la ficción política existente, mediante la creación de un gobierno provisional con la presencia de la Lliga y la convocatoria de elecciones a Cortes Constituyentes. Por otro lado, se manifestaba la coincidencia de intereses políticos con las Juntas de Defensa. La Asamblea fue disuelta por el Gobierno, y aunque se volvería a reunir en Madrid en octubre, ya por entonces había sido desbordada por los acontecimientos que en unas pocas fechas iban a protagonizar los obreros. TEXTO DE APOYO CONCLUSIONES DE LA ASAMBLEA DE PARLAMENTARIOS A) La política del actual Gobierno, sobre significar una provocación a Cataluña y a España entera, constituye a la vez un agravio al Parlamento y un obstáculo a que las ansias de renovación que siente el país puedan obtener normal satisfacción. B) Que habiendo declarado el Gobierno y los partidos que tienen mayoría en las actuales Cortes, que éstas no pueden actuar en funciones de constituyentes, y considerando la Asamblea que urge deliberar y resolver sobre la organización del Estado, la autonomía de los municipios y los demás problemas que las circunstancias plantean con apremio inaplazable para la vida del país, entiende que es indispensable la convocatoria de nuevas Cortes, que en funciones de constituyentes, puedan deliberar sobre estos problemas y resolverlos. C) Que para que el país pueda manifestar libremente su opinión, y el pueblo no vea cerrada toda esperanza de que su voluntad sea conocida y respetada, las Cortes Constituyentes no pueden ser convocadas por un gobierno de partido, que fatalmente seguiría los habituales procedimientos de adulteración del sufragio, sino por un gobierno que encarne y represente la voluntad soberana del país. D) Que es indispensable que el acto realizado por el Ejército el día 11 de junio vaya seguido de una profunda renovación de la vida pública, emprendida y realizada por los elementos políticos. [ ... ] Barcelona, 19 de junio de 1917 C. LA HUELGA GENERAL DE 1917 Esta huelga va a supone un punto de inflexión en la crisis del sistema de la Restauración y, de alguna manera, supuso el principio de su fin. La huelga fue promovida por las dos grandes organizaciones obreras del momento, la UGT y la CNT. 1. Las organizaciones obreras convocantes Por lo que respecta a la Unión General del Trabajo, como ya sabemos, había sido fundada en 1888 en el transcurso del I 11 CRISIS Y DESCOMPOSICIÓN DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN Congreso de PSOE en Barcelona, como su brazo sindical. Sin embargo, era una organización teóricamente independiente, si bien es cierto que en los momentos a los que nos estamos refiriendo ambas organizaciones, partido y sindicato, estaban dirigidas por la misma persona, el veterano dirigente de socialismo español Pablo Iglesias. Entre 1910 y 1912 este sindicato triplicó el número de sus afiliados, pasando de 40.000 a 130.000, alcanzando en 1913 su máxima afiliación en mucho tiempo, 147.000 afiliados. Fue el momento del ascenso de una nueva generación de dirigentes, entre los que destaca Julián Besteiro, y fue el momento de la conversión del sindicato en una organización de masas. En cuanto a la Confederación Nacional del Trabajo, fue la central sindical que recogió la amplia y larga trayectoria del anarquismo español. Si en los años 70 del siglo XIX los anarquistas defendieron como primer objetivo la revolución contra el Estado, poco a poco sus ideas se fueron matizando, para interesarse más adelante por cuestiones más concreta, como la consecución de la jornada laboral de ocho horas. A lo largo de los años 80 el anarquismo fue perdiendo fuelle, pero no desapareció. En los años sucesivos estuvo presente en la vida política española especialmente a través de los actos violentos contra altas personalidades del régimen político —recordemos los asesinatos de Cánovas o Canalejas—. Finalmente, en 1910 se fundó la Confederación Nacional del Trabajo, momento desde el cual la acción de los anarquistas fue mucho más organizada, con el empleo frecuente de las huelgas revolucionarias. También la CNT vio crecer su fuerza sindical desde 1914, especialmente entre los obreros de la muy industrializada Cataluña. Esta dualidad entre sindicato socialista y sindicato anarquista impidió casi siempre la acción unitaria del movimiento obrero español y en muchas ocasiones los afiliados de ambas organizaciones se enfrentaron entre sí a través de sus respectivos medios de comunicación, boicoteando las acciones de los adversarios o incluso llegando a la agresión física. La huelga general de 1917 será la primera gran ocasión en la que las dos centrales sindicales actúen unidas en el ámbito nacional. 2. Las causas de la huelga Pero, ¿cuáles son las causas que impulsan a estos dos grandes sindicatos a convocar una huelga con una intencionalidad claramente política. Por lo que respecta a la situación política, ha sido ya profusamente estudiada Aquí se hace necesario recordar, siquiera brevemente, de las características del régimen político español desde la Restauración de los Borbones en 1876, es decir, del turnismo pacífico entre los dos partidos dinásticos en época de Cánovas y Sagasta, el sistema electoral corrupto al que llamamos caciquismo, la crisis política que se desencadenó como consecuencia del Desastre del 98, los intentos de Regeneracionismo desde el poder en época de Maura y Canalejas y el fracaso del sistema político que se venía produciendo desde principios de siglo y se había acentuado por esos años con las divisiones internas de los partidos políticos. Puesto que yo ya he hecho referencia a todo ello no es necesario que lo vuelva a desarrollar, pero si que sería necesario que lo hicieras tú en el examen. 12 HISTORIA DE ESPAÑA En cuanto a las cuestiones socioeconómicas, uno de los fallos del sistema que se pretende derribar era la escasa atención que suscitaban los problemas de los obreros entre los políticos. El mundo obrero era víctima de los problemas derivados de la industrialización y de los cambios a peor debidos a la desamortización de las tierras comunales, que lejos de crear una masa de pequeños propietarios lo que había era contribuido a crear un pequeño grupo de grandes terratenientes y una enorme masa de jornaleros sin tierras. El régimen político desde la Restauración no entró de lleno en el arreglo de estos problemas, pese a mejoras puntuales (entre las que cabe citar la libertad de asociación establecida en el primero turno de Sagasta, allá por 1880, la creación del ya citado Instituto de Previsión Social, a principios del reinado de Alfonso XIII, el reconocimiento del derecho de huelga o el establecimiento de la jornada laboral de ocho horas) por lo que la masa obrera, tanto industrial como campesina, dio la espalda al régimen y se fue incorporando lentamente, a lo largo del reinado de Alfonso XIII, a los partidos y sindicatos opuestos a dicho régimen. 2. El desarrollo de la huelga de 1917 En realidad, el origen de la huelga de agosto hay que rastrearlo meses atrás, en marzo, cuando los dos grandes sindicatos firmaron un documento por el que se comprometían a adoptar todas las medidas necesarias para el éxito de una futura huelga general. Desde entonces proliferó una serie de paros en los que se unían las reivindicaciones estrictamente sindicales por los problemas derivados de la carestía de la vida con las peticiones de reforma política. TEXTO DE APOYO MANIFIESTO DEL COMITÉ DE HUELGA DE 1917 A LOS OBREROS Y A LA OPINIÓN PÚBLICA Durante el tiempo transcurrido desde esa fecha hasta el momento actual, la afirmación hecha por el proletariado al demandar como remedio a los males que padece España un cambio fundamental de régimen político, ha sido corroborada por la actitud que sucesivamente han ido adoptando importantes organismos nacionales, desde la enérgica afirmación de la existencia de las juntas de Defensa del Arma de Infantería, frente a los intentos de disolución de esos organismos por los Poderes Públicos, hasta la Asamblea de Parlamentarios celebrada en Barcelona el día 19 de julio, y la adhesión a las conclusiones de esa Asamblea de numerosos ayuntamientos, que dan público testimonio de las ansias de renovación que existen en todo el país. Durante los días fabulosos en los cuales se han producido todos estos acontecimientos, el proletariado español ha dado pruebas de serenidad y reflexión, que tal vez hayan sido interpretadas por las oligarquías que detentan el poder como manifestaciones de Falta de energía y de incomprensión de la gravedad de las circunstancias actuales. Si tal idea se han formado los servidores de la monarquía española, se han engañado totalmente. El pueblo, el proletariado español, ha asistido en silencio, durante estos últimos meses a un espectáculo vergonzoso, mezcla de incompetencia y repulsiva jactancia, de descarado desprecio de la vida y ¡e los derechos del pueblo e impúdica utilización de las más degradantes mentiras como supremo recurso de gobierno. Si A proletariado, si el pueblo español todo se resignase a 13 CRISIS Y DESCOMPOSICIÓN DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN seguir viviendo en esta situación oprobiosa, habría perdido ante su propia conciencia y ante la conciencia extraña los nobles rasgos que hacen a las colectividades humanas dignas del respeto y la consideración universales, aun en medio de las más hondas crisis de la vida de los pueblos. Cerca de medio siglo de corrupción ha llevado a las instituciones políticas españolas a un grado tal de podredumbre que [os mismos institutos armados claman contra la injusticia, contra la arbitrariedad, y se consideran vejados y engañados por los mismos poderes públicos que tantos mentidos halagos les han prodigado cuando se trataba solamente de utilizarlos como instrumento de opresión y tiranía. Y si esto han hecho los poderes públicos con las clases sociales en cuya adhesión han buscado siempre las firmes garantías de su existencia y dominio, ¿qué no habrán hecho con el pueblo inerme e indefenso, bajo un régimen constitucional ficticio, bajo un régimen económico de miseria y despilfarro y en un estado cultural mantenido por oligarcas en el más bajo nivel y sobre el cual la masa ciudadana sólo puede ir paulatinamente elevándose merced a ímprobos y perseverantes esfuerzos? El proletariado español se halla decidido a no asistir ni un momento más pasivamente a este intolerable estado de cosas. La huelga ferroviaria, provocada últimamente por este Gobierno de consejeros de poderosas compañías, es una prueba más de lo intolerables que son las actuales condiciones de nuestra vida [...]. Los ferroviarios españoles no están solos en la lucha. Los acompaña todo el proletariado organizado, en huelga desde el día 13. Y esta magna movilización del proletariado no cesará hasta haber obtenido las garantías suficientes de iniciación del cambio de régimen, necesario para la salvación de la dignidad, del decoro y de la vida nacionales. Pedimos la constitución de un Gobierno provisional que asuma los poderes ejecutivo y moderador, y prepare, previa las modificaciones imprescindibles en una legislación viciada da, la celebración de elecciones sinceras de unas Cortes constituyentes que aborden, en plena libertad, los problemas fundamentales de la Constitución política del país. Mientras se haya conseguido ese objeto, la organización obrera española se halla absolutamente decidida a mantenerse en su actitud de huelga [...]. Ciudadanos, no somos instrumentos de desorden, como en su impudicia nos llaman con frecuencia los gobernantes que padecemos. Aceptamos una misión de sacrificio por el bien de todos, por la salvación del pueblo español y solicitamos vuestro concurso. ¡Viva España! Madrid, 12 de agosto de 1917. Por el Comité Nacional de la Unión General de Trabajadores, Francisco Largo Caballero y Daniel Anguiano. Por el Comité Socialista del Partido Socialista: Julián Besteiro y Andrés Saborit. INSTRUCCIONES PARA LA HUELGA: En el momento en que se reciba la orden de huelga, dada por los Comités Nacionales de la UGT y del Partido Socialista, los obreros procederán a la paralización de todos los trabajos, de tal modo que el paro resulte completo […]. Sólo en el caso de que la actitud de la fuerza armada fuese manifiestamente hostil al pueblo, deberán adoptarse medidas de legítima defensa que aconsejen las circunstancias. 14 HISTORIA DE ESPAÑA El detonante del conflicto a gran escala fue una huelga de ferroviarios en Valencia a finales de julio, en coincidencia con la Asamblea de parlamentarios. La huelga se extendió rápidamente a todo el sector y esa fue la ocasión que los sindicatos aprovecharon para la convocatoria de la huelga general para el día 13 de agosto. Los incidentes que siguieron fueron muy graves y llegaron a ocasionar más de setenta muertos. Pero la huelga, en sí misma, terminó siendo un fracaso. Por un lado, la falta de unidad de acción entre los sindicatos en muchos lugares, y por otro, faltó el apoyo de los políticos burgueses, incluidos los de izquierdas (es decir, los republicanos). El ejército se aplicó a la represión, defraudando las esperanzas puestas en él por los obreros. Los miembros del Comité de Huelga, con el socialista Julián Besteiro a la cabeza, fueron detenidos y condenados a fuertes penas. El gobierno parecía haber salido airoso de esta crisis. B. LAS CONSECUENCIAS DE LA CRISIS DE 1917 Sin embargo, los sucesos de 1917 marcaron, efectivamente, el principio del fin del régimen nacido con la Restauración y que a estas alturas apenas era reconocible, si bien siguió vigente hasta 1923. En estos seis años se registraron trece cambios de gobierno y en los mismos entraron personas de tendencias distintas a las tradicionales —liberales y conservadores—, en especial regionalistas catalanes; por otro lado, la intervención personal del rey Alfonso XIII en la política se hizo cada vez más frecuente. El final de todo ello vino marcado por el acceso al poder del general Primo de Rivera en 1923, con lo que se iniciaba su dictadura, teóricamente bajo la dependencia de Alfonso XIII. El régimen político diseñado en su día por Cánovas caía ya definitivamente. Por su parte, el movimiento obrero retomó nuevos bríos y entre 1918 y 1920 se vivieron de nuevo conflictos sociales de gran intensidad. Es lo que se ha venido a llamar el “Trienio Bolchevista” Hay que recordar que en octubre de 1917 se produjo en Rusia la revolución bolchevique. Se trata de la primera revolución de la historia en la que se seguían las doctrinas de Marx. Esta revolución, dirigida por Lenin, produciría un impacto inmediato en el movimiento obrero de toda Europa y también, como es lógico, en España. La afiliación creció entonces espectacularmente: la CNT alcanzó en 1920 los 700.000 militantes y la UGT los 200.000. La presencia política de los socialistas en las instituciones también creció, alcanzando el PSOE cerca de 600 concejales y 6 diputados en 1920. En definitiva, se estaba produciendo la consolidación definitiva del movimiento obrero y de los partidos de izquierdas. Se estaban poniendo las bases de las dos Españas que se enfrentarían, tras el paréntesis de la dictadura de Primo de Rivera, políticamente en el Segunda República (1931-1936) y militarmente en la Guerra Civil (1936-1939). 15 CRISIS Y DESCOMPOSICIÓN DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN TEXTO DE APOYO LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO COMUNISTA DE ESPAÑA TRAS LA ESCISIÓN DE LOS COMUNISTAS DEL PSOE El impacto de la Revolución rusa en el movimiento obrero español fue muy importante. Tanto el PSOE como los anarquistas enviaron sendas delegaciones para conocer de cerca los hechos revolucionarios. Después de diversos debates en el seno del PSOE, algunos grupos decidieron escindirse para constituir un nuevo partido integrado en la Tercera Internacional: Los abajo firmantes, reunidos en Madrid durante los días 7 al 14 de noviembre de 1921, en representación y con plenos poderes del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista y de los Partidos Comunista Español y Comunista Obrero, respectivamente, para realizar, según las decisiones del Comité Ejecutivo de la Tercera Internacional la fusión de los dos partidos, han acordado constituir un solo partido que se regirá por los principios y disposiciones siguientes: los representantes de los dos partidos declaran ante todo, que los principios teóricos y la acción práctica del nuevo partido unificado no podrán ser otros que los que la III Internacional ha adoptado en Congresos y que la separan netamente tanto del reformismo como del anarquismo ( ... ) a. El Partido unificado tendrá la denominación de Partido Comunista de España (sección española de la Internacional Comunista) ( ... ) 9. Toda la prensa del partido estará sometida a la dirección política del Comité Nacional. El órgano central del Partido estará bajo la dirección inmediata del Comité Nacional ( ... ) Por el Partido Comunista Español, con plenos poderes: Gonzalo Sanz. Por el Partido Comunista Obrero, con plenos poderes: Manuel Núñez de Arenas. Por el Comité Ejecutivo de la III Internacional, con plenos poderes: Antonio Graziadei." 16 HISTORIA DE ESPAÑA 17 CRISIS Y DESCOMPOSICIÓN DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN 24. LA GUERRA DE MARRUECOS ENTRE 1909 Y 1923 España emprendió a principios de siglo una política norteafricana quedaba encuadrada en tres coordenadas: el peso del desastre del 98, la tradición histórica española en la zona y la rivalidad colonial anglo-francesa. La depresión moral provocada por el desastre ultramarino había creado dos tendencias divergentes: por un lado, una corriente anticolonialista y antimilitarista sostenida desde frentes marginales al sistema político de la Restauración -los partidos republicanos y obreros- e impulsada desde el Regeneracionismo; por otro, el empeño, también "regeneracionista", de volver a introducir a España en el círculo de las potencias europeas, en un momento en que el mayor o menor prestigio de las naciones era calibrado en función de su poder colonial. En el siglo XIX, España había participado, como se vio en su momento, en acciones bélicas en África, en concreto en la época de los gobiernos de la Unión Liberal de O’Donnell. Cuando el colonialismo francés se fijó en Marruecos, para redondear su dominio sobre Túnez y Argelia, no pudo dejar de tener en cuenta la realidad histórica de que España estaba asentada en unas "plazas de soberanía": Ceuta y Melilla. A su vez, otras potencias, como Inglaterra o Alemania, querían evitar el dominio francés del Mediterráneo. A Francia le interesaba por ello mantener buenas relaciones con España y llegar solamente con ella a un reparto de Marruecos. España necesitaba, por un lado, asegurar sus plazas de Ceuta y Melilla, y para ello necesitaba prolongar su dominio tierra adentro pero, por otro, era consciente de que la aventura conllevaría muchos gastos y riesgos de vidas humanas. Al final, España optó, "a regañadientes" y por necesidad, con una opinión pública mayoritariamente en contra, por embarcarse en la aventura de Marruecos para renovar su prestigio frente a los que en Europa la consideraban una nación moribunda. De ese modo, en el Tratado de Algeciras de 1906, se concedió a España el protectorado sobre la franja norte de Marruecos, el Rif, una zona montañosa y escasamente atractiva pero cuyo control serviría —o al menos así se creía— para defender mejor Ceuta y Melilla. Francia se reservó la mayor y más rica parte de Marruecos. Ya desde 1904 la penetración española en Marruecos había sido pacífica, sustentada en pactos individuales con las cabilas —tribus de indígenas bereberes que dominaban determinados espacios de un territorio—. Ésta fracasó en 1909 y, a partir de entonces, se entró casi por obligación en lo que en los círculos diplomáticos europeos se denominaba "avispero" marroquí: la Guerra de Marruecos había comenzado. Lo que en ese año se llamó "guerra de Melilla" —y que provocó la Semana Trágica de Barcelona, de la que hablamos más adelante— no fue más que la respuesta militar del Gobierno para 18 HISTORIA DE ESPAÑA proteger los intereses económicos españoles ante los ataques de las cabilas insumisas. La Primera Guerra Mundial de 1914-1918 supuso para España un forzoso paréntesis en su acción en Marruecos por la misma neutralidad que se había impuesto. En ese periodo, en concreto en 1916, crearon las Juntas de Defensa, que eran agrupaciones no oficiales de militares para protestar por las diferencias en trato, ascensos y sueldos que los militares destinados en los cuarteles de la Península recibían respecto de los que estaban luchando en la guerra de Marruecos. Las Juntas de Defensa se extendieron rápidamente desde Barcelona a otras partes de España y fueron imitadas por otros sectores de la Administración civil. Algunas de las personas que venían reclamando un cambio político en profundidad vieron con buenos ojos estas Juntas de Defensa. Pero en 1919, terminado el conflicto mundial, Francia intensificó su acción apuntando la amenaza de instalarse en toda la región sin respetar sus pactos anteriores con España. En respuesta a esto, y también en 1919, el Gobierno español inició una especie de carrera de toma de posiciones desde las bases de Ceuta y Melilla. También entre los marroquíes repercutió el fin de la Gran Guerra porque apareció un nacionalismo revolucionario que se iba a enfrentar simultáneamente con la autoridad "oficial" del sultán y con la administración española. El general Dámaso Berenguer, alto comisario de España en Marruecos, fue el encargado de ocupar la zona occidental, y al general Fernández Silvestre, inclinado a tomar iniciativas por cuenta propia y más antiguo en el escalafón que Berenguer, se le confían las operaciones de la zona oriental. Fue una guerra impopular en España, con el único estímulo que el rey, jefe supremo del ejército, otorgó a sus generales. Aunque no hubo una acción coordinada entre ambos generales, entre 1920 y 1921 se ocuparon importantes posiciones —Xauen, Annual, Sidi Idris, Abarrán...—. Mientras, un caudillo rifeño, Abd el Krim, va reuniendo tribus y cohesionando la resistencia rifeña, y desencadenará la ofensiva contra los españoles, que, sin la esperanza de refuerzos, se retiran a la plaza de Annual. Esta retirada se convirtió en una carnicería donde murieron alrededor de 14.000 hombres (junio, 1921). Al general Silvestre le mataron o se suicidó en Annual. Estos hechos, conocidos como el Desastre de Annual, constituyen una de las más severas derrotas militares de España en toda su historia. Las consecuencias de Annual fueron dilatadas y profundas. Y, apenas restablecida la iniciativa española en Melilla, se planteó una doble ofensiva política, que se convirtió en bandera del socialismo, contra los mandos del ejército vencido -y, en general, contra toda la administración de las fuerzas que actuaba en África- y contra el propio rey. Importante consecuencia de la guerra y de Annual fue el descrédito final de las Juntas de Defensa. Si a su comienzo habían contado con la simpatía popular, en los años siguientes la fueron perdiendo cuando empezó a comprobarse que el movimiento era uno más para 19 CRISIS Y DESCOMPOSICIÓN DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN controlar los mandos y adquirir prebendas. Precisamente, a esto atribuía ahora la opinión pública la degradación del espíritu de la oficialidad combatiente y la disminución de las inversiones en material. Por eso, la crudeza de las operaciones del Rif y el sacrificio de los soldados que allí luchaban y morían se volvieron en contra de los egoísmos de las Juntas. La desaparición de éstas en 1922 no supuso “la extinción de su espíritu” esto era, su empeño inicial de enderezar la marcha del Estado. Ahora, el ejército, volviendo a recoger su perdido protagonismo en la vida política del XIX y formando un frente sin fisuras, iba a tratar de responder al triple desafío de las responsabilidades de Annual, del desorden público y del peligro secesionista de ciertas regiones: la consecuencia sería el golpe de Estado de 1923 y el inicio de la dictadura de Primo de Rivera, de la que hablaremos en el próximo tema. 20 HISTORIA DE ESPAÑA 21 CRISIS Y DESCOMPOSICIÓN DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN 25. SOCIEDAD Y ECONOMÍA EN LA ESPAÑA DE LA RESTAURACIÓN 25.1. LA ECONOMÍA EN LA RESTAURACIÓN La estabilidad política característica de la Restauración facilitó la transformación económica del país en el último cuarto de siglo. Pero la España de la Restauración estaba muy lejos de una economía moderna. Saldo de la balanza comercial española entre 1902 y 1922. Destaca que el único periodo con superávit fue el que coincidió aproximadamen te con la Primera Guerra Mundial y el inicio de la postguerra A. EL FERROCARRIL, MOTOR DEL CAMBIO Un papel muy destacado le correspondió al ferrocarril que, si en términos cronológicos había despegado con anterioridad, ahora no sólo se desarrolló a un ritmo acelerado, sino que, además, influyó de manera directa sobre la evolución de la industria. Una ley general de ferrocarriles del año 1877 confirmó las medidas de fomento de su construcción y permitió que en los veinte años que transcurren desde 1875 hasta 1895 se duplicara la red ferroviaria que, de este modo, llegó a tener unos 12.000 kilómetros de longitud. El número de compañías propietarias tendió a disminuir y la presencia de capital español se fue haciendo mayor que en otros. La extensión de la red ferroviaria tuvo un doble efecto sobre la economía española: 22 HISTORIA DE ESPAÑA - - En primer lugar favoreció la creación de un mercado verdaderamente nacional que todavía no se podía considerar estable por las dificultades de comunicación. Los mejores productos agrícolas españoles empezaron, además, a exportarse. En segundo lugar, desde 1882, la construcción del ferrocarril influyó en el desarrollo de la industria siderúrgica española. Hasta el final de siglo se habían construido en España una cincuentena de locomotoras y más de tres mil vagones de ferrocarril. Evolución de la industria siderúrgica entre 1911 y 1921. Se aprecia también el repunte, tanto en producción como en valor, en los años de la guerra mundial A. LA INDUSTRIA De la Restauración data el despegue industrial de la cornisa cantábrica. Una tercera parte de la hulla española fue consumida por el ferrocarril. La producción carbonífera procedía principalmente de Asturias y creció de forma considerable en el último cuarto de siglo. Las grandes empresas hulleras españolas nacieron precisamente en esta época. 23 CRISIS Y DESCOMPOSICIÓN DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN 1. La siderurgia y la actividad minera: el caso vasco Las importaciones de algodón en rama en Barcelona no dejaron de crecer a lo largo del siglo XIX y eran, al inicio del reinado de Alfonso XIII, casi 73 veces mayores que al inicio del de su bisabuelo Fernando VII Más importante aún fue la consolidación de la explotación minera y la siderurgia vasca. Las innovaciones técnicas introducidas en la siderurgia inglesa—en especial un nuevo tipo de alto horno, el “convertidor Bessemer”— incrementaron el interés de los británicos por el mineral de hierro muy puro que se daba en Vizcaya, desde donde el mineral podía ser exportado con facilidad por barco. Además, la legislación española lo facilitaba, de modo que Gran Bretaña importó de allí el 80 % del mineral de hierro que le resultó necesario. Aunque entre el 80 y el 90 % del hierro vizcaíno se exportaba, también en este mismo momento tuvo lugar la consolidación de una siderurgia vasca que desplazó muy pronto a la de otros puntos de España, incluida Asturias. Este progreso se vio favorecido por las medidas proteccionistas introducidas en la década final del siglo. En el año 1902 quedó constituida la empresa Altos Hornos de Vizcaya y la construcción naval fue uno de los más decisivos factores propulsores de la siderurgia. Más de 20.000 obreros llegaron a trabajar en las minas vascas, constituyendo una de las concentraciones proletarias por excelencia. 2. La industria textil En Cataluña, la industria textil del algodón y la lana tuvo una evolución muy positiva durante la década de los años noventa. En cuanto a la industria algodonera, ya no crecía a un ritmo tan elevado como en la primera mitad del siglo, pero el ritmo de importación de algodón en rama reflejaba su dinamismo, que se multiplicó por el hecho de que una ley de relaciones comerciales del año 1882 reservó el mercado antillano para la industria española, en este caso catalana. Por otro lado, durante el periodo de la Restauración tuvo lugar la «catalanización» de la industria lanera. Los antiguos establecimientos artesanos dispersos por la geografía peninsular 24 HISTORIA DE ESPAÑA fueron sustituidos por los de localización catalana —en Sabadell y Tarrasa—, más avanzados tecnológicamente y, por tanto, productores de tejido más barato. C. LA AGRICULTURA Es necesario referirse también al entorno rural estancado como contrapartida de todos esos factores de cambio. La agricultura, centrada en la trilogía mediterránea (trigo, vid y olivo), experimentó modificaciones muy lentas a lo largo de todo el periodo. Los rendimientos por hectárea cultivada (productividad) sólo avanzaron muy lentamente y a menudo fue necesario recurrir a la importación de trigo (entre 200.000-400.000 toneladas anuales).Los problemas de abastecimiento triguero durarían hasta el periodo inmediatamente posterior. Por el contrario, la época de la Restauración fue la de mayor prosperidad de la vid, aunque debido a razones muy especiales. Las plagas sufridas por las vides francesas multiplicaron por diez la exportación de vino español a este país. En cuanto al olivo, el aumento de la superficie de cultivo durante la década de los años ochenta tuvo como consecuencia la configuración de los dos centros fundamentales de cultivo (el andaluz y el del Sistema Ibérico). Todo cuanto se ha dicho permite recapitularlo señalando que la España de la Restauración pasó de ser un país agrícola a merecer también la calificación de minero. El comercio exterior, considerablemente desarrollado en esta época, se dirigía principalmente hacia Gran Bretaña, Francia y Cuba, y los productos más importantes fueron el hierro y el vino. 25.2. LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE LA RESTAURACIÓN A. LA EVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA 1. La continuidad del régimen demográfico antiguo. El número de los españoles ascendió desde 16 a 18 millones, aproximadamente, durante este periodo, sin que el régimen de crecimiento experimentara un cambio importante hasta la llegada del siglo XX. Esto quiere decir que tanto la natalidad como la mortalidad eran altas y, por tanto, el crecimiento se caracterizaba por su lentitud. En definitiva, que España, aún en fecha tan tardía como 1900 seguía anclada en el régimen demográfico antiguo. Hay que tener en cuenta, además, que algunas incidencias sanitarias—la epidemia de cólera del año 1885 llegó a causar 120.000 muertos— o el hambre provocada por una mala cosecha, como al comienzo de la década de los años ochenta en Andalucía, podían tener consecuencias catastróficas. 25 CRISIS Y DESCOMPOSICIÓN DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN Otro rasgo significativo consiste en que la esperanza de vida era muy baja: tan sólo creció desde 29 a 35 años durante el último cuarto del siglo XIX. 2. Los movimientos migratorios. El primer rasgo patente de la población española de la época se refiere al creciente grado de urbanización. El caso resulta especialmente significativo en aquellas poblaciones en las que el impacto de la transformación económica fue más importante, como Bilbao, que pasó de unos 30.000 a unos 80.000 habitantes. Sin embargo, se trata de un fenómeno muy lento. Hacia el final del siglo XIX había sólo en nuestro país una ciudad de 500.000 habitantes (Madrid) y otras cuatro que superaban los 100.000, situadas todas ellas en la periferia y la proporción de españoles que vivían en ciudades de más de 10.000 habitantes era tan sólo de un tercio del total y no llegaba a una décima parte el número de quienes vivían en ciudades de más de 100.000 habitantes. La mayor facilidad en los desplazamientos —no sólo se había producido la ampliación de la red ferroviaria, sino también un extraordinario abaratamiento del transporte— había tenido como consecuencia la inmigración del campo a la ciudad, esto es, el llamado éxodo rural. De todos modos, el desplazamiento de la población rural no sólo se produjo hacia las ciudades, sino que también se produjo una emigración transoceánica a Hispanoamérica. Aunque se trató de un fenómeno que quedó perfilado de manera definitiva durante los primeros años del siglo XX, desde mediados de los años ochenta se produjo una importante emigración exterior a América, en especial a Argentina y a Brasil. La natalidad y la mortalidad eran en 1870 aún muy elevadas. En el periodo 18701930 ambas descendieron, algo más la mortalidad, pero ambas se podían aún considerar propias del régimen demográfico antiguo 26 HISTORIA DE ESPAÑA B. LA ESTRUCTURA SOCIAL La estructura social de la España de la Restauración recordaba en muchos aspectos la del Antiguo Régimen. No existían oficialmente los privilegios propios de la sociedad estamental, pero ciertas leyes amparaban y creaban unos privilegios de hecho. Así, la Ley electoral censitaria de 1878 reducía el número de los electores a tan sólo un 5 % de la población (aunque eran tres veces más los que podían acudir a las elecciones provinciales o municipales). Por otro lado, los varones de familias adineradas continuaban evitando el servicio militar, servicio que como sabemos se organizaba por el sistema de quintas, muy impopulares, y que seguía redimiéndose mediante el pago de determinada cantidad de dinero (1.200 pesetas en los años ochenta), cifra que sólo podía ser pagada por un porcentaje reducido de las familias (entre el 10 y el 15 % de la población). 1. La clase alta En ella convivían la aristocracia o nobleza tradicional, la burguesía agraria, la comercial e industrial, los altos funcionarios y los llamados profesionales liberales (médicos, abogados, ingenieros). Llama la atención que en gran parte de España la nobleza todavía encabezaba las listas de mayores contribuyentes o jugaba un papel social decisivo. Por otro lado, la burguesía comercial e industrial, de procedencia a veces humilde, no dudó en pedir (y obtener) títulos nobiliarios en la primera etapa de la Restauración. 2. La clase baja Dado que el porcentaje de obreros industriales, incluso en las áreas más desarrolladas como Cataluña, no superaba el 15%, esto quiere decir que la inmensa mayoría de miembros de la llamada clase baja correspondía a la población rural. Las condiciones de vida de los campesinos eran, no obstante, muy diferentes dependiendo del régimen de propiedad de la tierra que predominara en esta o aquella zona. Así, se podía distinguir entre una España latifundista, al sur de una línea entre Salamanca y Alicante (por ejemplo, el 2 % de la población era dueña del 56 % de la tierra en la Bética), o los sistemas de propiedad más equilibrada al norte de esa línea (pero con enormes diferencias que dependían de la calidad de la tierra y de sus rendimientos: poco tenían que ver la pequeña propiedad o el arrendamiento de Levante con los propietarios pobres castellanos o con los campesinos minifundistas gallegos). En cualquier caso, y a modo de conclusión, la sensación de desigualdad es la predominante en este conjunto en cualquier retrato rápido de la sociedad española de la época. Podemos hablar de una sociedad dual, con una minoría de personas bien situadas, y una inmensa mayoría de pobres en mayor o menor grado. En definitiva, nos encontramos con una característica de las sociedades europeas del siglo XIX y que se corregiría en el XX: la práctica inexistencia de una clase media. 27 CRISIS Y DESCOMPOSICIÓN DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN 26. LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA Y EL FIN DE LA MONARQUÍA 26.1. LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA (19231930) A. EL CONTEXTO INTERNACIONAL: LA CRISIS DE LAS DEMOCRACIAS OCCIDENTALES TRAS LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL Tras la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y hasta el inicio de la Segunda, en 1939 (periodo al que propiamente se llama “de entreguerras”), las democracias liberales1 europeas entraron en un periodo de profunda crisis. Algunos las acusaban de ser las responsables de la guerra, o al menos de no haber sabido evitarla. Los críticos al sistema parlamentario que hemos visto desarrollar en España en los epígrafes precedentes y que más o menos se había implantado también en el resto de Europa occidental señalaban su ineficacia y la inoperancia de los partidos políticos, enfrascados siempre en discusiones que se consideraban inútiles y más preocupados siempre por sus intereses particulares que por los de conjunto de la nación. Se decía, por parte de estos críticos, que lo que las naciones europeas necesitaban eran gobiernos fuertes sustentados por un partido único. Ello quería decir, en otras palabras, que había que superar el sistema parlamentario-democrático basado en la existencia elecciones (que se rechazaban frontalmente) más o menos libres e ir a un sistema dictatorial. De ese modo, el modelo de Estado liberal-burgués creado en el siglo XIX fue atacado por dos frentes, a izquierda y derecha: a) Por un lado, el socialismo o comunismo, muy fortalecido en toda Europa como consecuencia del triunfo de la Revolución rusa en 1917. Esta doctrina, como sabemos, era partidaria del 1 Ya vimos en su momento (ver tema introductorio, apartado 7.2, 2 y su correspondiente nota, página 59 de estos Apuntes) que entre los sistemas liberales, superadores del Antiguo Régimen, implantados en el siglo XIX y las democracias actuales existe una relación genética: los sistemas actuales son fruto de la evolución de los sistemas representativos liberales del Ochocientos, con importantes correcciones en materia de libertades y protección social por parte del Estado (Estado del Bienestar) atribuibles históricamente a la izquierda. Con la expresión, que uso aquí, de democracias liberales, que contiene una referencia tanto al liberalismo como a la democracia y que se usa por la historiografía especialmente para designar los sistemas políticos ya asentados en los países occidentales (Francia, Reino Unido, EE.UU. , España) en el periodo histórico inmediatamente anterior y posterior a la Primera Guerra Mundial, se pretende precisamente señalar que se encontraban en el momento de transición, difícilmente aprehensible y más difícilmente definible, entre ambas manifestaciones, que no dejan de ser dos estadios sucesivos en la evolución de un mismo sistema. 28 HISTORIA DE ESPAÑA establecimiento de la “dictadura del proletariado”, en la práctica, sobre la base de la existencia de un solo partido de base obrera, el Partido Comunista. b) Por otro, surgen ahora los fascismos, situados a la derecha de los partidos burgueses, partidarios de un Estado muy autoritario con derechos y libertades muy restringidas, respuestas de las clases medias tanto al empuje del socialismo proletario como del capitalismo salvaje de la alta burguesía. Además, los fascismos cayeron en un exacerbado nacionalismo. Si bien sólo triunfó en los años 20 en Italia (fascismo de Mussolini) y, más tarde, en los años 30, en Alemania (nacionalsocialismo de Hitler), el fascismo inspiró una serie de regímenes que se implantaron por toda Europa en el periodo de entreguerras: dictaduras de Dollfuss en Austria, Salazar en Portugal o Primo de Rivera en España, entre otras. B. LA IMPLANTACIÓN DE LA DICTADURA EN ESPAÑA Como sabemos, el periodo 1917-1923 fue especialmente crítico en nuestro país. Varias circunstancias se unieron para propiciar la dictadura: - El ya irremediable deterioro del sistema parlamentario desde la crisis de 1917, que los gobiernos de concentración fueron incapaces de resolver. - La agudización de la problemática social a causa de la Primera Guerra Mundial, que como vimos profundizó en las diferencias entre los ricos y los pobres. El final de la guerra, además provocó una disminución de las exportaciones y un aumento del par, con la consiguiente radicalización sindical, especialmente de la CNT. - Por otra parte, el nacionalismo catalán no se había visto satisfecho con la creación de la Mancomunidad y exigía, desde posturas moderadas como las de Cambó, el reconocimiento de las peculiaridades regionales dentro del ámbito español y la concesión de la autonomía. Para los sectores más conservadores, esta tendencia era simplemente separatista. - La Guerra de Marruecos, especialmente, tras el desastre de Annual, había crispado hasta límites insospechados a una Miguel Primo de Rivera, dictador bajo la monarquía de Alfonso XIII entre 1923 y 1930 29 CRISIS Y DESCOMPOSICIÓN DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN sociedad que jamás la vio con buenos ojos. Además, la guerra era el motivo de división interna en el ejército, entre africanistas y juntistas. - La violencia callejera y el terrorismo iba en aumento (en 1920, más de 300 acciones), del que es una muestra el asesinato de Eduardo Dato por tres anarquistas catalanes. TEXTO DE APOYO PROCLAMA DE PRIMO DE RIVERA AL PAÍS Y AL EJÉRCITO "Al País y al Ejército. Españoles: Ha llegado para nosotros el momento más temido que esperado (porque hubiéramos querido vivir siempre en la legalidad y que ella rigiera sin interrupción la vida española) de recoge las ansias, de atender el clamoroso requerimiento de cuantos, amando la Patria, no ven para ella otra salvación que liberarla de los profesionales de la política, de los hombres que, por una u otra razón, nos ofrecen el cuadro de desdichas e inmoralidades que empezaron e año 98 y amenazan a España con un próximo fin trágico y deshonroso. La tupida red de la política de concupiscencias ha cogido en sus mallas, secuestrándola, hasta la voluntad real. Con frecuencia parecen pedir los que ellos dicen no dejan gobernar, aludiendo a los que han sido su único, aunque débil, freno, y llevaron a las leyes y costumbres la poca ética san, este tenue tinte de moral y equidad que aún tienen, pero en realidad se avienen fáciles y contentos al turno y al reparto y entre ellos mismos designan la sucesión. Pues bien, ahora vamos a recabar todas las responsabilidades y a gobernar nosotros u hombres civiles que representen nuestra moral y doctrina (...). Este movimiento es de hombres: el que no sienta la masculinidad completamente caracterizada, que espere en un rincón, sin perturbar, los días buenos que para la Patrio preparamos... Españoles: ¡Viva España y Viva el rey! No tenemos que justificar nuestro acto, que el pueblo sano demanda e impone. Asesinatos de prelados, exgobernadores, agentes de la autoridad, patronos, capataces y obreros; audaces e impunes atracos; depreciación de moneda; francachela de millones de gastos reservados (...) Por último, seamos justos, un solo tanto a favor del gobierno de cuya savia vive hace nueve meses merced a la inagotable bondad del pueblo español, uno débil e incompleta persecución al vicio del juego (...)" Barcelona, 13 de septiembre de 1923. En esas circunstancias intervino desde Barcelona el general Miguel Primo de Rivera, Capitán General de Cataluña, protagonizando un pronunciamiento en septiembre de 1923, en la misma línea de los que ya tuvimos ocasión de ver a lo largo del siglo XIX. Alfonso XIII no abandonó el trono, sino que encargó a Primo de Rivera que formara un gobierno aceptando la supresión del sistema parlamentario y la suspensión de la vieja Constitución de 1876. 30 HISTORIA DE ESPAÑA El Rey se convertía de ese modo en una figura poco más que decorativa, pero cómplice y valedor de una auténtica dictadura militar de derechas. Ello significó, además, que lo poco que quedaba del régimen de la Restauración implantado en su día por Cánovas y Sagasta terminaba por desaparecer. Es necesario decir que la dictadura de Primo de Rivera contó con amplios apoyos2: no fue mal recibida por la población que, cansada del caos político y de la guerra de Marruecos, la vio como una posible salida al impasse político en el que se encontraba España. También fue apoyada por la Iglesia y el ejército y, como queda dicho, por el Rey. Incluso algunos sectores de la oposición al anterior régimen – burguesía catalana, socialistas y republicanos—mostraron inicialmente ciertas simpatías por la dictadura cuando Primo dijo que se trataba de un régimen de transición. Este fue el Directorio Militar que gobernó España entre 1923 y 1925 C. EL DIRECTORIO MILITAR (1923-1925) En ausencia de un Gobierno como tal, Primo de Rivera denomino Directorio al suyo, formado durante los dos primeros años exclusivamente por militares, anunciando, como antes comentaba, que habría de ser un régimen de transición hacia uno nuevo no definido. Sus primeras mediadas estuvieron encaminadas a disolver las Cortes y los partidos políticos y a garantizar el orden público, lo que se consiguió con gran rapidez. Respecto del problema obrero, mantuvo un fluido contacto con la UGT, y especialmente con su líder, Francisco Largo Caballero, al que llegó a nombrar Consejero de Estado. De estas fluidas relaciones derivaron beneficios concretos para los obreros, como viviendas baratas, derecho a asistencia médica y comités paritarios entre obreros y patronos para resolver sus problemas. 2 Es necesario aclarar que esta dictadura, que lo fue en tanto que se carecía de la libertad política básica, la de votar y la de tener una representación popular en un Parlamento, que dejó de reunirse, no fue tan dura como la que más tarde dirigió Franco, en el sentido de que la represión contra la oposición, que la hubo, no fue tan implacable y violenta como la del franquismo. Como en cualquier otro terreno, también aquí caben matizaciones y gradaciones, que no justificaciones. 31 CRISIS Y DESCOMPOSICIÓN DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN En cuanto al autonomismo catalán, la Mancomunidad fue mantenida inicialmente, aunque con el proyecto de no avanzar más allá de las competencias puramente administrativas, que resultaban insuficientes para los nacionalistas. En 1925, la Mancomunidad fue disuelta y suprimida. Fue sin duda, junto con el restablecimiento del orden, lo que produjo la inicial popularidad de la dictadura fue la finalización de la Guerra de Marruecos. Aunque partiendo de ideas abandonistas, Primo de Rivera decidió intervenir con todas sus energías en el conflicto que se venía desarrollando desde 1909. El desembarco de Alhucemas, una importante operación aeronaval, (anticipo de lo que más tarde ocurriría en las playas de Normandía en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial), en el que participó personalmente Primo de Rivera, propició la derrota de Abd el Krim y el final de la guerra. Desde el punto de vista institucional, disueltos oficialmente los partidos, la dictadura fracasó en su intento de crear un partido único, la Unión Patriótica, un partido apolítico, en expresión de la época, a través del que se pretendía vehicular las aspiraciones de participación política de los españoles y que no fue más que un lugar de encuentro entre gentes de buen voluntad y de oportunistas. Junto a ello se reunió una Asamblea Nacional con miembros de tal partido, con el objetivo, nunca cubierto, de elaborar una nueva Constitución. Si tuvo éxito la implantación del nuevo Estatuto Municipal, esto es, la ley básica reguladora de la Administración local (los ayuntamientos), obra de José Calvo Sotelo en 1924, y que concedía a los municipios cierta autonomía financiera para resolver sus problemas más inmediatos. D. EL DIRECTORIO CIVIL (1925-1930) Cuando todos creían que Primo abandonaría el poder rodeado de prestigio por los anteriores logros, decidió intentar perpetuarse en el poder dando entrada en el gobierno a una serie de personalidades civiles, entre las que destaca José Calvo Sotelo, a quien acabamos de hacer referencia como autor del Estatuto Municipal, como Ministro de Hacienda y el Conde de Guadalhorce, Ministro de Obras Públicas. La política económica en este periodo estuvo marcada por su intervencionismo, con la nacionalización del monopolio de petróleo (CAMPSA) en 1927, que produjo importantes beneficios, pero también una clara desconfianza por parte de las inversiones extranjeras. En materia comercial, el Directorio civil marco una senda claramente proteccionista mediante la elevación de los aranceles y con tendencia claramente autárquica3. Finalmente hay que destacar la importancia que tuvieron las obras públicas, con la renovación de 7000 Km. de carreteras, la electrificación del campo, la construcción de embalses y canales y la modernización de la red ferroviaria. 3 Llamamos autarquía a un modelo económico, especialmente en lo que se refiere a las relaciones económicas con el resto de los países, basado en el intento de limitar al máximo las importaciones, con tendencia a un ideal de absoluto autoabastecimiento. También Franco, como tenderemos ocasión de ver, se empeñó en esta política económica, con resultados desastrosos. 32 HISTORIA DE ESPAÑA Estas realizaciones se vieron favorecidas por la excelente coyuntura económica internacional —los “felices veinte”— e amplificadas por la organización de las Exposiciones Universal de Barcelona e Hispanoamericana de Sevilla, ambas en 1929. TEXTO DE APOYO PRIMO DE RIVERA JUSTIFICA EL PASO AL DIRECTORIO CIVIL En suma, señor, para exponer mi pensamiento clara y sinceramente, lo que propongo a V. M. es la sustitución de una dictadura militar por otra civil y de organización más adecuada pero no menos vigorosa. Y me permito proponerlo así, recogiendo el ansia popular, que sólo teme del cambio de forma de gobierno que se debiliten los resortes del mando que han sido carácter del Directorio militar, cuya vida, como genuina representación del ejército y de la marina, que tan patrióticamente han ofrecido el prestigio de sus nombres corporativos a esta arriesgada labor, no debe llevarse a momento de desgaste o de quebranto; ni tampoco debe sustraerse por más tiempo al país, en su representación civil, que es la adecuada y tan manifiestamente está a nuestro lado, la participación y la responsabilidad en la obra de reconstituirlo y reeducarlo administrativa y políticamente. MIGUEL PRIMO DE RIVERA al rey, 1925. E. EL FIN DE LA DICTADURA En 1929 se inició a nivel internacional una de las crisis económicas más profundas por las que ha pasado el sistema capitalista: es lo que se conoce como “Depresión del 29” o “Depresión de los años 30”. Iniciada con el crash de la Bolsa neoyorquina de Wall Street, provocó una gran descapitalización de las empresas norteamericanas que habían invertido enormes sumas en Europa, incluida España, tras la Primera Guerra Mundial. El resultado fue la rápida retirada de capitales norteamericanos de Europa. Como consecuencia directa de ello se produjo el cierre de una gran cantidad de empresas y el aumento de paro. Las críticas al régimen primorriverista no tardaron el llegar: los nacionalistas catalanes, con sus expectativas de autonomía frustradas; los políticos de los partidos tradicionales, postergados del poder; los intelectuales, como Unamuno, al frente de la contestación universitaria; algunos militares, descontentos por ciertas medidas y por la incorporación de civiles al Directorio; la gran empresa y la banca, que le criticaban su exceso de intervencionismo; y hasta el propio Rey comenzaron a desear el fin de la dictadura. De ese modo, Primo de Rivera se encontró sólo ante la crisis y, desmoralizado, presentó la dimisión ante el Rey en enero de 1930, exiliándose en París, donde murió año y medio más tarde 33 CRISIS Y DESCOMPOSICIÓN DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN 26.2. EL FINAL DE LA MONARQUÍA DE ALFONSO XIII Y LA PROCLAMACIÓN DE LA SEGUNDA REPÚBLICA (1930-1931) Tras la caída de Primo de Rivera, a la propia monarquía de Alfonso XIII le quedaba poco más de un año de existencia. La proximidad en el tiempo de ambos acontecimientos debe hacer pensar en que ambos responden a las mismas causas. En efecto, la monarquía había quedado muy debilitada por el respaldo dado por Alfonso XIII a Primo de Rivera y tras la caída de éste todo hacía presagiar la de aquel. En esos quince meses los problemas se le acumularon al Rey: el desprestigio de los viejos partidos dinásticos, con lo que ya no se podía contar, la hostilidad de unos partidos republicanos cada vez más crecidos, la agudización del problema catalán y la mayor efervescencia del movimiento obrero pusieron a Alfonso XIII entre la espada y la pared. A. EL GOBIERNO DEL GENERAL BERENGUER Tras la dimisión de Primo de Rivera, el Rey llamó al gobierno al veterano de la Guerra de Marruecos general Dámaso Berenguer, quien dilató la convocatoria de unos Cortes Constituyentes y gobernó a golpe de decreto. Fue por lo que se conoció e este periodo como la “Dictablanda”. Durante la misma, concedió indultos y restauró la libertad de imprenta. Pero no llegaba el ansiado decreto de convocatoria de elecciones. TEXTO DE APOYO “EL ERROR BERENGUER”, ARTÍCULO PUBLICADO EN EL DIARIO “EL SOL” POR ORTEGA Y GASSET No, no es una errata. Es probable que en los libros futuros de historia de España se encuentre un capítulo con el mismo nombre que este artículo. El buen lector, que es el cauteloso y alerta, habrá advertido que en esa expresión el señor Berenguer no es el sujeto del error, sino el objeto. No se dice que el error sea de Berenguer, sino más bien lo contrario —que Berenguer es el error, que Berenguer es un error—. Son otros, pues, quienes lo han cometido y cometen; otros, toda una porción de España, aunque, a mi juicio, no muy grande. Por ello trasciende ese error los límites de la equivocación individual y quedará inscrito en la historia de nuestro país. (....) Éste es el error Berenguer, de que la historia hablará. Y como es irremediablemente un error, somos nosotros, y no el Régimen mismo; nosotros, gente de la calle, de tres al cuarto y nada revolucionarios, quienes tenemos que decir a nuestros conciudadanos: ¡Españoles, vuestro Estado no existe! ¡Reconstruidlo! Delenda est Monarchia. [La Monarquía debe ser destruida] Artículo de ORTEGA Y GASSET en El Sol, 1930 Cada vez estaba más clara la necesidad de acabar con la monarquía e implantar la Segunda República, cuyos partidarios crecían sin 34 HISTORIA DE ESPAÑA cesar, tanto entre las masas populares como entre las elites políticas e intelectuales. Entre los políticos conservadores hay que destacar la actividad prerrepublicana de Miguel Maura (hijo del ya conocido Antonio Maura), y Niceto Alcalá Zamora, entre los intelectuales, a José Ortega y Gasset y a Gregorio Marañón, en la izquierda, a Indalecio Prieto o a los catalanistas Francesc Maciá y Lluis Companys. Así, en agosto de 1930 se firmó el Pacto de San Sebastián, por parte de los republicanos, socialistas y catalanistas de izquierdas, con el objetivo de acabar con la monarquía. Paralelamente, se organizaba la Asociación Republicana Militar y los intelectuales creaban la agrupación “Al servicio de la República”, con personalidades tan destacadas como Ortega y Gasset o Unamuno. TEXTO DE APOYO EL PACTO DE SAN SEBASTIÁN El acuerdo político del Pacto de San Sebastián implicó la creación de un comité revolucionario compuesto por: Alcalá Zamora, Maura, Domingo, Prieto, Azaña, Albornoz y De los Ríos. En esta alianza estuvieron ausentes la CNT y otras fuerzas obreras, que solamente estuvieron representadas por el PSOE. En diciembre de 1930 se difundió masivamente un manifiesto firmado por los principales dirigentes en el que explícitamente se llamaba a la población a derribar la Monarquía: ¡Españoles! Surge de las entrañas sociales un profundo clamor popular que demanda justicia y un impulso que nos mueve a procurarla. Puestas sus esperanzas en la República, el pueblo está ya en medio de la calle (...) Venimos a derribar la fortaleza en que se ha encastillado el poder personal, a meter la Monarquía en los archivos de la historia y a establecer la República sobre la base de la soberanía nacional representada en una asamblea constituyente. De ella saldrá la España del porvenir y un nuevo Estatuto inspirado en la conciencia universal que pide para todos los pueblos un Derecho nuevo ungido de aspiraciones a la igualdad económica y a la justicia social. (...) ¡Viva España con honra! ¡Viva la República! Niceto Alcalá Zamora, Alejandro Lerroux García, Fernando de los Ríos, Manuel Azaña, Santiago Casares Quiroga, Indalecio Prieto, Miguel Maura Gamazo, Marcelino Domingo, Álvaro de Albornoz, Francisco largo Caballero, Luis Nicolau D'Olwer, Diego Martínez Barrios." En el plano militar se preparó un pronunciamiento militar antimonárquico para diciembre de 1930, pero se produjo antes una sublevación de los capitanes Fermín Galán y Ángel García Hernández en Jaca, que fracasó. Esto capitanes fueron fusilados, y ello proporcionó argumentos contra Berenguer y unos mártires para la causa republicana. Berenguer, finalmente, dimitió en febrero de 1931. 35 CRISIS Y DESCOMPOSICIÓN DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN Los firmantes del Pacto de San Sebastián: de izquierda a derecha aparecen Nicolás de Albornoz, Niceto Alcalá Zamora (futuro primer Presidente de la Segunda República), Francisco Largo Caballero, Fernando de los Ríos, Santiago Casares Quiroga y Miguel Maura Gamazo B. EL GOBIERNO DEL ALMIRANTE AZNAR. LAS ELECCIONES MUNICIPALES Y LA SALIDA DE ALFONSO XIII TEXTO DE APOYO MANIFIESTO DE DESPEDIDA DE ALFONSO XIII Al País. Las elecciones celebradas el domingo me revelan claramente que no tengo hoy el amor de mi pueblo. Mi conciencia me dice que ese desvío no será definitivo, porque procuré siempre servir a España, puesto el único afán en el interés público hasta en las más críticas coyunturas. Un rey puede equivocarse, y sin duda erré yo alguna vez; pero sé bien que nuestra Patria se mostró en todo momento generosa ante las culpas sin malicia, Soy el rey de todos los españoles, y también un español. Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo con quienes las combaten. Pero, resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil. No renuncio a ninguno de mis derechos, porque más que míos son depósito acumulado por la Historia, de cuya custodia ha de pedirme un día cuenta rigurosa. Espero a conocer la auténtica y adecuada expresión de la conciencia colectiva, y mientras habla la nación suspendo deliberadamente el ejercicio M poder real y me aparto de España, reconociéndola así como única señora de sus destinos. También ahora creo cumplir el deber que me dicta mi amor a la Patria. Pido a Dios que tan hondo como yo lo sientan y cumplan los demás españoles. Madrid, 14 de abril de 1931 La salida fue otorgar el poder al almirante Juan Bautista Aznar, que organizó un “gobierno de concentración” al estilo de los del periodo 1917-1923, con personalidades de los viejos partidos monárquicos. 36 HISTORIA DE ESPAÑA Para dar una cierta imagen de apertura, y dado que se quería evitar la convocatoria de elecciones a Cortes, se convocaron para abril de 1931 unas elecciones municipales. Pese a que los monárquicos ganaron en número de concejales, este triunfo se asentó sobre las zonas rurales, mucho menos informadas, por los que el predominio republicano en las ciudades se interpretó como una victoria sin paliativos de los enemigos de Alfonso XIII. El 14 de abril de 1931 el Rey renunciaba al trono y abandonaba España, y se proclamaba la Segunda República española. Como se puede observar, los concejales monárquicos elegidos en las elecciones del 12 de abril de 1931 fueron en toda España unos 2000 más que los republicanos. Pero fueron más los republicanos en las capitales de provincias, donde el voto se suponía más libre y mejor informado y, por tanto, más significativo 37 CRISIS Y DESCOMPOSICIÓN DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN 38