Número de registro: 19880 Novena Época Instancia: Primera Sala

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CONTRADICCIÓN DE TESIS 29/2006-PS.
Número de registro: 19880
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Tomo XXV, Enero de 2007
Página: 290
CONTRADICCIÓN DE TESIS 29/2006-PS. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR LOS
TRIBUNALES COLEGIADOS, PRIMERO EN MATERIA CIVIL Y SEGUNDO EN
MATERIA DE TRABAJO (ANTES SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO) AMBOS DEL
CUARTO CIRCUITO.
CONSIDERANDO:
PRIMERO. Competencia. Esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es
competente para conocer de esta denuncia de contradicción de tesis, de conformidad con lo
dispuesto en los artículos 107, fracción XIII, de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, 197-A de la Ley de Amparo y 21, fracción VIII, de la Ley Orgánica del
Poder Judicial de la Federación, así como con los puntos segundo y cuarto del Acuerdo
5/2001 del Pleno de la Suprema Corte de Justicia, en virtud de que la materia sobre la que
versa la contradicción es de índole civil, esto es, de la competencia exclusiva de esta Sala.
SEGUNDO. Legitimación. La denuncia de contradicción de tesis proviene de parte legítima,
conforme a lo dispuesto por el artículo 197-A de la Ley de Amparo, habida cuenta de que la
formularon quienes tienen la calidad de Magistrados de Circuito.
TERCERO. Metodología. En términos de la jurisprudencia plenaria 26/2001 (de rubro:
"CONTRADICCIÓN DE TESIS DE TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO.
REQUISITOS PARA SU EXISTENCIA.", publicada en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XIII, abril de dos mil uno, página setenta y
seis, deben concurrir los siguientes supuestos para que exista contradicción de tesis: a) que al
resolver los negocios se examinen cuestiones jurídicas esencialmente iguales y se adopten
criterios discrepantes; b) que la diferencia de criterios se presente en las consideraciones,
razonamientos o interpretaciones jurídicas de las sentencias respectivas, y c) que los distintos
criterios provengan del examen de los mismos elementos.
Sobre la base de las reglas mencionadas lo que procede es examinar si en la especie existe o
no contradicción de tesis entre las sustentadas por el Primer Tribunal Colegiado en Materia
Civil del Cuarto Circuito y el ahora Segundo Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del
Cuarto Circuito.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 29/2006-PS.
CUARTO. Criterio del Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Cuarto Circuito. Este
órgano resolvió el juicio de amparo directo 343/2005 el diecinueve de enero de dos mil seis,
de cuyos antecedentes interesa conocer lo siguiente: en un juicio ordinario civil, la
administradora de un centro comercial demandó de uno de los locatarios el pago de, entre
otras prestaciones, 1) cierta cantidad por concepto de suerte principal, relativa a cuotas de
administración y mantenimiento no saldadas; 2) los intereses moratorios relativos, fijados en
el reglamento de condominio, derivados de la falta de pago de las cuotas y 3) los daños y
perjuicios por la falta de cumplimiento del mismo reglamento.
Las tres prestaciones fueron acogidas y se dictó sentencia de condena. En apelación, ésta fue
confirmada. En contra del fallo de segundo grado, la demandada promovió amparo directo.
En sus conceptos de violación adujo que la condena al pago de daños y perjuicios y al pago
de intereses moratorios, en ambos casos por la falta de pago de las cuotas, resultaba una
duplicidad pues por un mismo concepto se le estaba condenando dos veces.
El Tribunal Colegiado de Circuito sostuvo que el alegato era infundado. Al efecto explicó
que la pena convencional -a lo que se referían los daños y perjuicios previstos en el
reglamento de condóminos- tenía una doble naturaleza, conforme a la legislación civil de
Nuevo León; por una parte, netamente compensatoria y, por otra, exclusivamente
sancionadora.
En el primer caso, dijo, la existencia de una cláusula penal hacía imposible la condena al
pago de intereses moratorios, pues justamente se pactaba para sustituir el cálculo de los daños
y perjuicios derivados del incumplimiento de una obligación, de modo que si los intereses
moratorios tenían como fin resarcir igualmente de los daños y perjuicios, la condena tanto al
pago de la pena como al de los intereses significaba sancionar dos veces una misma
conducta. La pena convencional, en este caso, implicaba compensar por el no cumplimiento
de una obligación y su exigencia impedía exigir el cumplimiento de la obligación principal.
En cambio, en el segundo supuesto cuando se pactaba una pena convencional no por el
incumplimiento total de una obligación, sino por el simple retardo en su cumplimiento o por
no cumplir en la manera convenida en sí mismos considerados, dicha pena tenía una
naturaleza no compensatoria, sino sancionadora que no impedía al reclamante exigir tanto el
cumplimiento de la obligación principal como el pago de la pena y en su caso el pago de
intereses moratorios.
En este segundo supuesto, afirmó el tribunal, se ubicaba el caso concreto.
Las consideraciones de dicho tribunal son, textualmente, las siguientes:
"QUINTO. Son jurídicamente ineficaces los conceptos de violación propuestos, en la medida
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de las siguientes consideraciones:
"...
"Por otro lado, ya en análisis de fondo del motivo de inconformidad que se propone, se tiene
que la parte quejosa argumenta que equivocadamente se dejaron de aplicar por la ad quem los
artículos 1737 y 1740 del Código Civil del Estado de Nuevo León, pues ya habiéndosele
condenado al pago de intereses moratorios y posteriormente (en diverso considerando) al
pago de daños y perjuicios convenidos, ambos conceptos por no cubrirse el pago de las
cuotas, existe una duplicidad de penas respecto a un mismo incumplimiento doliéndose así de
la condena impuesta en último lugar pues, asegura, ambas prestaciones exigidas en juicio
‘nacen por un mismo concepto y dejan de generarse hasta el cumplimiento de la obligación’,
en razón a lo cual, adiciona la impetrante, debió citarse por la Sala responsable aquel
precedente que, en diversa resolución anterior, había empleado sustentado por el Segundo
Tribunal Colegiado de este Cuarto Circuito, siendo que, por el contrario, aplica al caso un
criterio de un tribunal del Estado de Puebla, que no guarda relación con el caso a estudio,
además que esa legislación es contraria al espíritu de la local.
"Se dice que es infundada la premisa de que se hace derivar tal dolencia y, en esa medida, no
se evidencia la trasgresión -por inobservancia- a las disposiciones legales que se citan.
"En efecto y para mejor comprensión de la diferenciación que se hará en líneas siguientes
entre los conceptos de intereses moratorios y pena convencional (daños y perjuicios),
conviene realizar en primer término una serie de reflexiones que a continuación se asentarán,
mismas que servirán para evidenciar la no duplicidad de condena que, como premisa de su
dolencia, se argumenta por la parte quejosa.
"Primeramente, se tiene que los artículos 1736 a 1747 del Código Civil para el Estado de
Nuevo León, disponen lo siguiente:
"‘Artículo 1736. Los contratantes pueden poner las cláusulas que crean convenientes; pero
las que se refieran a requisitos esenciales del contrato, o sean consecuencias de su naturaleza
ordinaria, se tendrán por puestas aunque no se expresen, a no ser que las segundas sean
renunciadas en los casos y términos permitidos por la ley.’
"‘Artículo 1737. Pueden los contratantes estipular cierta prestación como pena para el caso de
que la obligación no se cumpla, o no se cumpla de la manera convenida. Si tal estipulación se
hace, no podrán reclamarse, además, daños y perjuicios.’
"‘Artículo 1738. La nulidad del contrato importa la de la cláusula penal; pero la nulidad de
ésta no acarrea la de aquél.
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"‘Sin embargo, cuando se promete por otra persona, imponiéndose una pena para el caso de
no cumplirse por ésta lo prometido, valdrá la pena aunque el contrato no se lleve a efecto por
falta del consentimiento de dicha persona.
"‘Lo mismo sucederá cuando se estipule con otro, a favor de un tercero, y la persona con
quien se estipule se sujete a una pena para el caso de no cumplir lo prometido.’
"‘Artículo 1739. Al pedir la pena, el acreedor no está obligado a probar que ha sufrido
perjuicios, ni el deudor podrá eximirse de satisfacerla, probando que el acreedor no ha sufrido
perjuicio alguno.’
"‘Artículo 1740. La cláusula penal no puede exceder ni en valor ni en cuantía a la obligación
principal.’
"‘Artículo 1741. Si la obligación fuere cumplida en parte, la pena se modificará en la misma
proporción.’
"‘Artículo 1742. Si la modificación no pudiere ser exactamente proporcional, el Juez reducirá
la pena de una manera equitativa, teniendo en cuenta la naturaleza y demás circunstancias de
la obligación.’
"‘Artículo 1743. El acreedor puede exigir el cumplimiento de la obligación o el pago de la
pena, pero no ambos; a menos que aparezca haberse estipulado la pena por el simple retardo
en el cumplimiento de la obligación, o porque ésta no se preste de la manera convenida.’
"‘Artículo 1744. No podrá hacerse efectiva la pena cuando el obligado a ella no haya podido
cumplir el contrato por hecho del acreedor, caso fortuito o fuerza insuperable.’
"‘Artículo 1745. En las obligaciones mancomunadas con cláusula penal, bastará la
contravención de uno de los herederos del deudor para que se incurra en la pena.’
"‘Artículo 1746. En el caso del artículo anterior, cada uno de los herederos responderá de la
parte de la pena que le corresponda, en proporción a su cuota hereditaria.’
"‘Artículo 1747. Tratándose de obligaciones indivisibles, se observará lo dispuesto en el
artículo 1901.’
"Los artículos transcritos ponen de manifiesto la forma en que la legislación contempla las
cláusulas que pueden ponerse por quienes contratan; teniéndose que, entendida como pena
que precisamente por convención establezcan los contratantes, podrá fijarse a modo de
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sanción cierta prestación que deba otorgar quien no cumpla con la obligación, o no la cumpla
de la manera convenida.
"Es decir, según lo estatuido en el artículo 1737 del código, la convención de referencia se
integra por la fijación de una prestación que, a favor de la otra contratante, deberá realizarse
por quien no cumple o lo hace de manera no acordada; imponiendo el precepto que, de
hacerse ese pacto, no podrán reclamarse, además, daños y perjuicios.
"Esta última parte de la disposición (no posibilidad de, a parte, exigir daños y perjuicios) (sic)
tiene relación directa con la naturaleza de la pena convencional pues dicho pacto se efectúa generalmente y en principio-, a modo o de índole ‘compensatorio’, pues se pretenderá con su
convención, a fin de evitar futuras dificultades con la justificación de los daños y perjuicios
derivados del incumplimiento, el fijar de antemano el monto o determinación del importe de
esos daños y perjuicios que se causarían.
"Dicho en otra forma, la pena convencional cuyo pacto permite el citado artículo 1737 en
consulta, no es otra cosa que un tipo de previsión anticipada de los daños y perjuicios que se
estimen llegarían a ocasionarse con el incumplimiento de tal o cual obligación; de ahí que,
convenida en ella por quienes contratan, se evitará discutir, acontecido el incumplimiento, si
se ocasionaron o no esos daños y perjuicios.
"Teniéndose que por compensar habrá de comprenderse el ‘dar alguna cosa o hacer un
beneficio en resarcimiento del daño, perjuicio o disgusto que se ha causado’ (Enciclopedia
del Idioma, Martín Alonso, Tomo I, A-C, cuarta reimpresión, Aguilar Editor, Sociedad
Anónima de Capital Variable, México, 1998, página 1148); en razón a lo cual es indudable
que, si esa es la connotación en que habrá de entenderse dicho pacto de pena convencional,
por lo general habría de considerarse que ese acuerdo se impondría en el caso en que se
obtuviera la resolución del contrato (fijando un pacto comisorio expreso), pues el pacto de la
pena conminaría al obligado a cumplir con lo que le corresponde, al saber que, de no hacerlo
sin efecto quedaría el contrato y se le cobraría aquella pena que, también lo dicen los
artículos, no podrá rebasar en valor o cuantía a la obligación principal.
"Empero, para comprender cada caso en que pueda fijarse una pena convencional y en pro de
advertir la naturaleza compleja de ese tipo de pacto, aquel artículo 1737 del código debe
relacionarse con el diverso numeral 1743 del mismo ordenamiento, en donde se indica que
podrá exigirse el cumplimiento de la obligación o la pena, pero no ambos.
"En efecto, la interpretación conjunta de ambas disposiciones nos conducen a considerar lo
siguiente:
"Inicialmente, como lo revela la doctrina bien se conceptúa como ‘pena’ que habrá de ir de la
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mano de la conclusión definitiva del acuerdo de voluntades, que dicha prestación pactada en
términos de aquel artículo 1737 se fijaría para el caso de rescindir lo acordado entre los
contratantes; siendo ésta su inicial y general concepción.
"Lo anterior porque, en esa medida, se apremiaría al obligado, fijándole que de no cumplir o
no haciéndolo en la forma acordada, se compensaría esa situación dado que, aunque resuelto
el contrato, de todas formas pesaría sobre él el pago de la prestación pactada y generada por
su incumplimiento.
"Es por ello que se explica que la primera parte del artículo 1743 en consulta, alude a que no
podrá exigirse simultáneamente el cumplimiento de la obligación y la pena pactada; pues
lógico resulta que, si se pactó una ‘pena’ con el hecho de tener resuelto el contrato, la
actualización del cobro de esa prestación implica a la vez que impere el estadío de
incumplimiento y el cumplimiento que se pretenda de la obligación, chocaría con ese estadío.
"De manera que, por ese motivo, es que el legislador, con las normas en consulta, evidencia
una concepción inicial de la naturaleza jurídica de la pena que es, se insiste, en la
actualización de la misma cuando la resolución del acuerdo de voluntades se impone.
"Pero además de esa inicial concepción, la parte restante del mismo artículo 1743 revela que
la pena convencional, además de poder pactarse como parte del efecto finalista que deriva de
la resolución de un acuerdo de voluntades (pues también habrán de ser devueltas las cosas
prestadas con motivo de ese acuerdo), será factible también fijarla entre los contratantes
como a actualizarse ‘por el simple retardo en el cumplimiento de la obligación, o bien porque
ésta no se preste de la manera convenida’.
"Y en ese supuesto, es claro que dicha pena convenida habrá de tenerse como sancionando el
mero incumplimiento, en sí mismo considerado, sin necesidad de comprender o abarcar una
‘compensación’ que, como idea original, es a lo que se refirió el artículo 1737 del código
según ha quedado aquí expuesto que esa característica de compensar sucedería, típicamente,
en el caso de que el incumplimiento resuelva el acuerdo de voluntades.
"De manera que, en la misma interpretación de aquel artículo 1743 del Código Civil entra el
caso en donde, pactándose la generación de una prestación como pena por efecto del mero
incumplimiento de la obligación, entonces sí será factible exigir el cumplimiento de la
obligación, junto al pago de aquella pena convencional, subsistiendo ambas.
"De donde se deriva que, pudiendo quedar de lado la característica inicial compensatoria de
una típica pena convencional, este tipo de convención o cláusula, según lo dispuesto en el
citado artículo 1743, podrá fijarse aun permitiendo que, generada la prestación como pena y
sancionando el mero incumplimiento, resultare exigible el cumplimiento del mismo.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 29/2006-PS.
"No se inadvierte que la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al
resolver el veintiuno de enero de dos mil cuatro la contradicción de tesis número 52/2002-PS
-donde concluyó en que no existía esa oposición de criterios denunciada-, llegó a aludir a la
naturaleza de la pena convencional, diferenciándola de la generación de intereses moratorios,
según aludió a lo siguiente:
"‘... Para ese efecto, el presente estudio se dividirá en diez considerandos -más sexto a
décimo quinto-, a fin de establecer cuáles son los problemas jurídicos examinados por cada
uno de los tribunales contendientes, y estar en posibilidad de discernir si existe contradicción
entre ellos. Se iniciará con una exposición sumaria de las nociones de «interés moratorio» y
«pena convencional», necesarias para una mejor comprensión del problema. Se proseguirá
con la presentación de la tesis del tribunal denunciante y de las tesis de los tribunales en las
que encontró apoyo, para rematar con la exposición de la tesis del tribunal que supuestamente
sostuvo el criterio contrario. Por último se hará el estudio específico sobre la existencia de la
contradicción de tesis, y se concluirá que no.’
"‘SEXTO. La palabra «mora» es un término técnico que se emplea para referirse a la
comprobación legal de que por la falta de cumplimiento de la obligación el acreedor estima
que sufrirá un daño o un perjuicio. Los intereses moratorios no son otra cosa que la
indemnización por mora, que tiene como finalidad desincentivar el retraso en el
cumplimiento de una obligación a plazo al abrir la posibilidad de obtener periódicamente un
lucro determinado hasta en tanto se cumple con la obligación principal, y se constituyen en
relación directa con el tiempo que tarde el deudor en satisfacer la obligación principal
pactada.
"‘Por pena convencional se entiende la prestación estipulada por los contratantes como pena
para el caso de que la obligación no se cumpla o no se cumpla de la manera convenida; si tal
estipulación se hace, no podrán reclamarse, además, daños y perjuicios y, por regla general,
el acreedor puede exigir el cumplimiento de la obligación o el pago de la pena, pero no
ambos. Sus elementos son, conforme a la doctrina y a la jurisprudencia unánimes: a) acuerdo
de voluntades de los contratantes, accesorio a una convención principal; b) sobre la
imposición de una pena, en sustitución del resarcimiento de posibles daños y perjuicios -es
decir, tiene una finalidad compensatoria, mas no de indemnización moratoria-; c) para el caso
de incumplimiento culpable, total o parcial, de la obligación objeto de la convención
principal, y d) pena consistente en el otorgamiento de alguna prestación a favor del acreedor,
quien no podrá pedir, como regla sino el cumplimiento de la obligación principal o el pago de
la pena, pero no las dos cosas.
"‘En nuestro derecho, el Código Civil Federal (y también sus correlativos de las entidades
federativas) la acepta expresamente; los artículos 1939 a 1850 la regulan de manera
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detallada.’ (el subrayado es nuestro).
"Sin embargo, se estima que, considerando que en esa resolución no volvió dicho tribunal a
tocar aquellos tópicos; acorde con las explicaciones aquí vertidas, lo que hizo el Máximo
Tribunal al aludir a las características de la pena convencional, fue exclusivamente el señalar
la concepción típica de tal instituto jurídico, relacionado con un efecto necesariamente
compensatorio del pacto, sin efectuar un estudio de fondo sobre el porqué la norma legal
impone exigir el cumplimiento de la obligación principal o el pago de la pena, pero no las dos
cosas; análisis de esta última situación que, según se ha obtenido en líneas anteriores, revelan
la posibilidad de pactar una pena con el fin de sancionar el mero incumplimiento y no
necesariamente compensar los efectos de la resolución del contrato.
"Entre las diversas finalidades que pueden perseguirse al pactarse una pena convencional relacionándolo con la resolución del acuerdo y otros aspectos-, se tiene que la autora Aída
Kemelmajer de Carlucci, en su obra ‘La Cláusula Penal’ (editorial Argentina, 1981, páginas
220, 221, 253 a 256, 258 a 260) expone entre otras cosas lo siguiente:
"‘148. El cúmulo en la cláusula penal moratoria.
"‘El derecho a exigir el cumplimiento no ofrece dificultad alguna en las cláusulas penales
moratorias, ya que éstas son acumulables a la principal (artículo 659).’
"‘149. La opción y el cúmulo en la compensatoria.
"‘En cambio, la cláusula compensatoria ofrece algunas dificultades. La regla general
proporcionada por el artículo 659 es que el acreedor no puede pedir el cumplimiento de la
obligación y la pena, sino una de las dos cosas a su arbitrio. Esta prohibición reconoce
antiguos precedentes: recuerda Hors Kunkel que los juristas romanos clásicos estimaron que
procedía la exceptio doli cuando se requería simultáneamente principal y pena. La no
acumulación es también la regla consagrada en las Leyes de Partidas (partida 5a., ley
XXXIII, título XI) en el proyecto Acevedo (artículo 1431) en el Código de Chile (artículo
1431).
"‘Pero, por supuesto, nada impide que se reclame la principal y la pena en subsidio.
"‘La opción o elección configurando una declaración unilateral de carácter recepticio,
producirá efectos desde que es notificada al contratante incumpliente.’
"‘150. Fundamento de la regla de la no acumulación.
"‘Demolombe lo ubica en el carácter resarcitorio de la cláusula penal; como la cláusula penal
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compensatoria resarce los daños que produce la falta de cumplimiento de la principal, su
acumulación supondría un enriquecimiento sin causa, pues el acreedor recibiría dos veces la
misma prestación (en especie y por equivalente).’
"‘167. La estipulación de una cláusula penal no priva del derecho a resolver.
"‘Un viejo fallo de la Corte de París resolvió que la existencia de una cláusula penal impide
al acreedor solicitar la resolución, porque la pena tiene como función compeler al deudor al
cumplimiento de la obligación y no a su disolución. Siguiendo esta línea de pensamiento, la
Sala D (sic) de la Cam. Nac. Civil ha resuelto que «si no se ha estipulado el pacto comisorio,
la cláusula que fija un interés punitorio no autoriza a pedir la resolución del contrato. En tal
caso, esta cláusula significa la renuncia a la facultad rescisoria». Aunque oportunamente
marcaremos las diferencias entre cláusulas penales e intereses punitorios (ver 242), debemos
desde ya señalar que el interés que el intérprete debe actuar con suficiente flexibilidad para
no dar soluciones opuestas a casos análogos. Consideramos que ni cláusula penal ni intereses
punitorios suponen renuncia al derecho a resolver. Este es, después de la sanción de la Ley
17.711, un elemento natural de las convenciones con prestaciones recíprocas, por lo que es
menester una cláusula clara que obste al ejercicio de este derecho por parte del cumplidor.
Esta es la razón por la cual la doctrina nacional que admite la renuncia al derecho a resolver
en razón de ser una facultad establecida en exclusivo interés privado de las partes, alerta
sobre las grandes dificultades que ocasiona la renuncia tácita, ya que como toda
manifestación tácita de voluntad, suele dar lugar a grandes dificultades. Por eso exige hechos
o cláusulas de las cuales se deduzca necesariamente la renuncia. Es que conforme al artículo
874 del C. Civil argentino, la intención de renunciar no se presume, por lo que la
interpretación de los hechos que conduzcan a probarla debe ser restrictiva. No desconocemos
que en los casos de renuncias onerosas, como dicen Llambías y Borda, hay que estar a la más
aproximada equivalencia de las obligaciones recíprocas. Pero aun así, no creemos que la
mera estipulación de cláusulas penales o intereses moratorios pueda suponer tal
aproximación. Esta es la razón por la cual compartimos plenamente la buena senda señalada
por la Sala C (sic) de la Cámara Nacional Civil, cuando resolvió que «la existencia de la
multa diaria pactada por la demora en escriturar no obsta a la resolución por incumplimiento.
Esa estipulación no constituye una renuncia tácita a la facultad resolutoria del vendedor,
puesto que la intención de renunciar, en general, no se presume».’
"‘168. La cláusula penal, ¿supone un pacto resolutorio?
"‘En cambio, mucho se discute si la sola existencia de una cláusula compensatoria importa un
pacto comisorio que permita al acreedor dar por extinguido el negocio -ante el
incumplimiento de la otra parte- mediante la simple comunicación fehaciente de la voluntad
de resolver. El tema tiene íntima vinculación con el más general de si la cláusula penal
compensatoria tiene finalidad resolutoria. Tal función se patentizaría -fundamentalmente-9-
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cuando la cláusula penal tiene por objeto otorgar al acreedor el derecho de hacer suyas las
sumas entregadas por el deudor. Recordamos que esto acontece -normalmente- en las ventas
por mensualidades. La respuesta afirmativa se ha sostenido con el argumento de que el
acreedor, al optar por la cláusula penal, está en realidad disolviendo la obligación, efecto que
se produce igualmente con el pacto resolutorio. En tal sentido, dice Busso: «La cláusula
encierra un pacto comisorio, sin perjuicio de ser algo más que un simple pacto comisorio.».
Pero aun admitiendo la función resolutoria, se ha dicho que ésta es eventual porque las partes
podrían excluirla mediante pacto expreso en contrario al admitir la acumulación de pena y
principal.
"‘Nosotros compartimos la tesis de Llambías cuando afirma que si bien la cláusula penal
compensatoria funciona «en conexión» con la resolución del contrato, no es ella la que
produce la resolución, sino que ésta se produce por el incumplimiento. Es decir, la causa que
motiva la resolución no es la existencia de la cláusula penal, sino el hecho de que el deudor
incumple permitiendo al acreedor el ejercicio de la acción resolutoria. La prueba acabada de
lo que decimos está en que el contratante puede exigir la resolución y renunciar a la cláusula.
Por ejemplo el vendedor requiere la resolución, pero restituye las sumas entregadas. Una
aplicación de esta posición doctrinal es la jurisprudencia reiterada que distingue entre el
ejercicio normal, lícito, del derecho a resolver, y el abusivo de pretender una cláusula penal
exorbitante. De lo expuesto se deriva que la sola existencia de una cláusula penal no puede
tomarse como la estipulación de un pacto comisorio, sin perjuicio de que el mismo hecho que
provoca la eficacia de la cláusula penal -el incumplimiento- motive también el derecho del
acreedor a resolver.
"‘En nuestro criterio, debe distinguirse entre cláusulas penales compensatorias y moratorias.
"‘En este último caso no tenemos dudas en cuanto a que el acreedor no podrá invocar la
cláusula moratoria para reclamar los daños producidos hasta el momento en que opta por la
resolución, porque precisamente su elección supone volver las cosas al mismo estado en que
se hallaban antes de la concertación. Es cierto que la retroacción en el pacto comisorio no
opera con la misma fuerza que en la condición resolutoria o en la nulidad, pero es un
principio indiscutido que la resolución produce la disolución del vínculo obligacional que
ataba a las partes. Es decir, el acreedor no puede pretender las ventajas emanadas de la
cláusula penal y al mismo tiempo sostener que las obligaciones a su cargo han quedado
extinguidas, por ejemplo, «A» compra a «B» un inmueble, estipulándose en el boleto de
compraventa que la mora en el pago de las cuotas en que se ha dividido el precio se sanciona
con la suma de $1000 diarios (sic). Si ante el incumplimiento en el pago del precio, la
vendedora hace valer el pacto comisorio pactado o declara resuelta la venta por voluntad del
acreedor conforme al procedimiento establecido en el artículo 1204 del C. Civil (o 216 del C.
de Comercio), no puede pretender el devengamiento de la pena moratoria hasta el día en que
solicitó la resolución. Una pretensión de este tipo supondría una contradicción en los
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términos, se entiende extinguido el contrato en unos aspectos y se lo tiene vigente para otros.
En este caso los daños moratorios deben liquidarse conforme a las reglas del derecho común.
Sólo podría hacerse valer la cláusula penal cuando un pacto expreso de las partes así lo
admitiera.
"‘Pero la solución señalada no se aplica cuando la cláusula penal accede a obligaciones que
no se extinguen con la resolución; ello ocurre normalmente en aquéllas de ejecución
periódica que imponen el cumplimiento de prestaciones sucesivas en lapsos de tiempo
establecidos de antemano, a las que se corresponden contraprestaciones recíprocas. Por
ejemplo, si en un contrato de locación se ha pactado una pena moratoria para el supuesto de
pago tardío de los arrendamientos, la acción por resolución intentada por el locador en
función de lo dispuesto por el artículo 1579 no le impide reclamar el pago de los
arrendamientos adeudados y la pena estipulada. La diferencia de soluciones es notoria y
obvia; en la compraventa en cuotas la resolución produce la extinción de la obligación de
pagar el precio (tanto las cuotas devengadas como las futuras); en la locación, en cambio la
resolución no extingue la obligación de pagar los arrendamientos devengados y, por ende,
tampoco muere la cláusula penal que los asegura ...’. (el subrayado es autoría de este
tribunal).
"Por su parte, en relación directa con las modalidades que pueden adoptarse en una cláusula
penal (que es, en parte, la diferenciación que permitió advertir en la pena compensatoria y
aquella que sanciona el incumplimiento, por sí mismo, sin necesidad de compensar, en la
forma antes explicada), se tiene que el autor Jorge Peirano Facio, en su obra ‘La Cláusula
Penal’ (editorial Temis, S.C.A., Bogotá, Colombia, 1982, páginas 206 y 207), explica:
"‘... La más importante de todas las modalidades que se pueden presentar al pactarse la
cláusula penal y que ha tenido un desarrollo más trascendente en la doctrina, es la que mira
principalísimamente a la finalidad que persiguen las partes estableciendo la cláusula penal.
"‘En función de este criterio finalista, y como ya fue dicho en su oportunidad, se estima por
parte de la doctrina que la cláusula penal puede pactarse de tres modos diversos.
"‘Como una prestación de contenido estrictamente sancionador que mira sólo a asegurar el
cumplimiento de una obligación principal y a punir al deudor en caso de que incurra en
incumplimiento.
"‘Como una prestación de contenido indemnizatorio, que no persigue otra finalidad que la de
resarcir al acreedor del perjuicio que pueda emerger del incumplimiento por parte de su
deudor, y
"‘Como una prestación que se establece acumulando ambas finalidades anteriormente
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señaladas, es decir, que contiene en sí un propósito punitivo y otro indemnizatorio.
"‘La trascendencia de aplicar respecto de una determinada cláusula penal una de estas tres
modalidades es fundamental, tanto desde el punto de vista teórico como desde el punto de
vista de las consecuencias prácticas que de ese hecho pueden emerger.
"‘En efecto, si se establece una cláusula penal con la finalidad de que ella sea solamente una
liquidación convencional y anticipada de daños y perjuicios, es evidente que, dado el
supuesto del incumplimiento, el acreedor no tendrá otro derecho que el de exigir lo que según
el régimen normal de resarcimiento de daños le corresponda en calidad de indemnización por
el perjuicio sufrido, cuya indemnización estará dada, para el caso, precisamente por la
cantidad que se ha estipulado como pena. La misma o casi idéntica posición se mantiene
cuando la cláusula penal se pacta como pena y como liquidación convencional de daños y
perjuicios conjuntamente en tal caso, producida la situación de incumplimiento, el deudor
queda libre con el pago de lo que se ha estipulado como objeto de la cláusula penal sin que el
acreedor pueda exigirle el pago de otra cantidad complementaria, ya sea por concepto de
pena o de resarcimiento de daños y perjuicios.
"‘En cambio, en la tercera situación que hemos enunciado, las cosas tienen un planteo
diverso; cuando una cláusula penal se pacta sólo con una finalidad punitiva, sin que con ello
se tenga el propósito directo ni indirecto de actuar conjuntamente como si se hubiera pactado
una regulación de daños y perjuicios emergentes de la falta de cumplimiento de la obligación
principal, el acreedor no está obligado a conformarse con el pago de la pena, ni el deudor
cumple totalmente con prestarla, pues independientemente de lo que puede deber por vía de
pena, debe tomarse en consideración lo que puede deber por vía de indemnización de daños y
perjuicios, si los hubiere, cuyo monto será fijado de acuerdo con las reglas que para caso de
liquidación de daños y perjuicios establece el derecho común. De este modo se advierte
claramente la trascendencia de las modalidades con las que puede pactarse la cláusula penal.
"‘Dentro del sistema del derecho francés y de la mayoría de las legislaciones contemporáneas
que han seguido sus pasos, debe presumirse que la cláusula penal ha sido pactada con las dos
finalidades antedichas de coaccionar al deudor al cumplimiento de la obligación y de liquidar
los daños y perjuicios en forma convencional, de acuerdo con cuya presunción, en caso de
incumplimiento, se libera el deudor con la entrega de la cantidad debida por concepto de
pena. Esa presunción dentro de dicho sistema obra sólo en principio, es decir, si no media
especial voluntad en contrario de las partes, ya que ella por no ser de orden público puede
verse destruida por la autonomía de la voluntad de los contratantes. Si la voluntad de las
partes actúa en este sentido, la pena puede ser exigida rato manente pacto, es decir, sin
perjuicio del mantenimiento de la obligación principal o de su conversión en daños y
perjuicios ...’. (el subrayado es nuestro).
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 29/2006-PS.
"Es decir, de lo anterior se desprende que no necesariamente compensatorio podrá ser un
pacto de pena convencional, pues como lo prevé el artículo 1743 del Código Civil de Nuevo
León, ese tipo de prestación podrá pactarse a cargo del incumplido, por mero efecto del
incumplimiento (meramente punitivo, castigando el no cumplimiento).
"En conclusión, la posibilidad de pactar la pena convencional, en la forma en que se indica en
el artículo 1737 del Código Civil en consulta, alude en principio a una concepción genérica o
típica e inicial de dicho instituto jurídico, con miras a obtener una compensación por el no
cumplimiento de la obligación o porque no se cumpla en la forma acordada -según ya se
habló del caso de la resolución del contrato-; en tanto que, de distinto modo, la pena
convencional que se contempla como factible en el diverso numeral 1743 del mismo
ordenamiento, ya no emplea una necesidad compensatoria, sino exclusivamente castigadora
por la mera circunstancia de no cumplirse la respectiva obligación, o no cumplirse en la
forma acordada, sancionando en ese sentido, entonces, el mero incumplimiento en sí mismo
considerado.
"La anterior diferenciación es necesaria para la forma en que habrá de resolverse el presente
asunto, pues el quejoso alude a que existe una duplicidad de condena, derivado de lo
dispuesto en aquel artículo 1737.
"Ciertamente, cuando la parte final de ese numeral 1737 alude a que, pactada la pena, no
podrán exigirse además daños y perjuicios, se coartó por el legislador la posibilidad de que, al
lado del importe que se obtuviera por la pena previamente pactada, quien no incumple se
satisfaga en algún otro concepto pecuniario, derivado de existir daños y perjuicios
actualizados hasta el momento en que ocurre el incumplimiento.
"Sin embargo, esa prohibición de cobro de daños y perjuicios debe entenderse establecida
para el caso de la pena que típicamente se llegara a conceptuar, siendo la relacionada con la
que persigue finalidad compensatoria.
"Esto porque sólo en esa situación compensatoria es que el legislador proscribe la posibilidad
de un doble cobro y/o condena, pues de resolverse el contrato (que es cuando se impone el
aspecto compensatorio de la pena) y habiéndose convenido desde su concertación que se
cubriría cierta pena, las partes habrán de estarse a ese pacto, que se concertó voluntariamente
con independencia de que se llegaren a efectivamente derivar, en el plano de los hechos y en
cierto monto o no, tales daños y perjuicios.
"De manera que, lo indicado en el artículo 1737 del Código Civil, en cuanto a no reclamar
además de la pena tales daños y perjuicios, se justifica en tratándose de aquella pena
convenida con fines compensatorios, sin embargo, en el caso en que la pena no persiga
necesariamente esa finalidad (como en la índole meramente punitiva o castigadora), no puede
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 29/2006-PS.
estimarse actualizada la prohibición de referencia.
"Y precisamente por ello es que, si en términos del diverso numeral 1743 se abre la
posibilidad de fijar una pena para sancionar el mero incumplimiento, al ya no tener tal pacto
fines compensatorios (pues recuérdese que el mismo legislador previo que podrá exigirse el
cumplimiento de la obligación, junto con la pena, en este caso), no existe razón de ser de la
prohibición que deriva de un diverso numeral, como es el artículo 1737.
"Es decir, la prohibición impuesta por el legislador en aquel artículo 1737 sobre que, pactada
la pena, no pueden reclamarse además de ella daños y perjuicios, persigue como finalidad el
que, si se trata de una pena compensatoria, con esa compensación ya se determinó de
antemano los efectos de la eventualidad, con independencia de que en realidad se causaran o
no, en tal o cual monto, daños y perjuicios derivados del incumplimiento; pero al prever el
mismo legislador, en disposición aparte (1743), que será factible establecer una pena por el
mero incumplimiento, esa situación persigue como exclusiva finalidad poner en
conocimiento al obligado sobre que se haría acreedor a una pena, pero ya no atiende a tintes
compensatorios, pues inclusive el cumplimiento de la obligación podría ser exigido.
"Es decir, la compensación mediante la pena surgiría en razón a que no podría ya cumplirse
la obligación del contrato (resolución), y la prohibición legal de no reclamarse además,
pactada la pena, los daños y perjuicios, atiende a que previamente así lo quisieron las partes,
previendo en esa óptica indemnizatoria -no meramente castigadora o punitiva- tanto los
daños y perjuicios que se originaran por el mero incumplimiento o por el retraso del
cumplimiento (pues ya actualizado el incumplimiento y, por ejemplo, en un pacto comisorio
expreso, se resolvería el contrato); en cambio, la pena pactada sin fines compensatorios,
sancionando el mero incumplimiento en términos del artículo 1743 citado, no contempla la
prohibición de exigir además daños y perjuicios, pues al lado de que el cumplimiento de la
obligación también podría reclamarse junto con la pena, según el mismo precepto, de haber
sido aquella prohibición la intención del legislador, lo hubiera plasmado así en el mismo
artículo, lo que no aconteció, se explica lógicamente, en razón a que, si a diferencia de una
compensatoria (compensación que envuelve, ya se vio el significado del término, la
indemnización de los daños y perjuicios) la pena pactada por mero incumplimiento es
punitiva por éste en sí mismo considerado, no existe cortapisa legal para considerar que
también se hayan generado daños y perjuicios por distinta situación, verbigracia, por el
retardo en la obligación cuyo cumplimiento se exige, sancionando ya no aquel mero
incumplimiento.
"De manera que, con todo lo expuesto, se concluye en que la prohibición sobre no reclamar
además de una pena convencional los daños y perjuicios que en modalidad de intereses
moratorios se hubieren también pactado, no se actualizaría en el caso en que la pena
convenida se haya establecido sancionando meramente el incumplimiento en que se incurra,
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 29/2006-PS.
pues es claro que ese tipo de pena castigaría exclusivamente el mero incumplimiento, y de
exigirse el cumplimiento de la obligación, también podrían reclamarse daños y perjuicios, no
relacionados con aquel incumplimiento en sí mismo considerado, sino relacionado con el
retardo periódico en el cumplimiento de la obligación que se está exigiendo, como sucede
con dichos intereses moratorios.
"Las conclusiones anteriores conducen, en consecuencia, a estimar que de pactarse en un
acuerdo de voluntades el pago de intereses moratorios, precisamente sancionando el retardo
periódico en el cumplimiento de una obligación, y además de ello se conviene en establecer
una pena convencional, generada por el mero incumplimiento de la obligación (solamente
punitiva, como modalidad a que alude el autor Jorge Peirano Facio); esta última convención
se encontrará ajustada a derecho y, en consecuencia, será procedente el reclamo de ambos
conceptos que llegue a efectuarse en un litigio judicial en que también se pretende el
cumplimiento de la obligación, pues al perseguir finalidades distintas, por una parte, no
sancionan una misma específica situación jurídica, y por otra, dichas convenciones no
vulnerarían lo dispuesto en aquel artículo 1737 del Código Civil del Estado de Nuevo León de donde se derivaría una duplicidad de condena-, pues la pena pactada en la forma
precisada, como sanción al mero incumplimiento, no se ubica en el supuesto de esa
prohibición legal, según quedó explicado.
"Ahora, teniéndose la diferenciación entre los aspectos o finalidades (sanción) que persiguen
aquellos conceptos de pena convencional e intereses moratorios, que evidencia una
connotación jurídica distinta entre ambos conceptos, y atendiendo también la forma en que
puede convenirse una pena; se tiene que, en la especie, los artículos del reglamento del
condominio demandante en el juicio natural, que empleó la autoridad para emitir aquellas
condenas de intereses moratorios convencionales y daños y perjuicios, en lo conducente,
disponen:
"‘Artículo 30. Los propietarios deberán pagar mensualmente y por anticipado, dentro de los
10 diez últimos días del mes anterior, en el local que ocupe el operador, las cuotas que les
correspondan para restituir el fondo para gastos comunes; las cuotas de inversión deberán
pagarse por todos los propietarios en aquel mismo local en la fecha y términos que fijen
indistintamente la asamblea o el consejo directivo.
"‘En cada caso de gestión de cobro, el consejo directivo o el operador, fijarán una cantidad
por gastos de cobranzas.
"‘Las cuotas ordinarias o de inversión no cubiertas oportunamente, causarán intereses
moratorios a una tasa superior en 30% a la que aplique la institución de crédito que designe el
consejo directivo a los intereses moratorios de sus operaciones activas computados en la
fecha de realización del pago, independientemente de las sanciones a que se hace mención en
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 29/2006-PS.
el título V de este reglamento. ...’
"‘Artículo 56. En todos los casos de incumplimiento por parte de alguno de los propietarios, a
las obligaciones que les corresponden conforme al presente reglamento o de la ley, el consejo
directivo, en ejercicio de las facultades consignadas en el artículo 42 exigirá al propietario
responsable el pago de daños y perjuicios.
"‘En caso de incumplimiento de algún propietario a su obligación de pagar las cuotas
ordinarias o de inversión fijadas por la asamblea o por el consejo directivo conforme al
presente reglamento, los daños o perjuicios se fijarán sobre la base de un 50% cincuenta por
ciento adicional de la deuda original más sus intereses o recargos correspondientes, desde la
fecha en que debió efectuarse su pago hasta la fecha en que éste efectivamente se realice.
"‘En caso de que el incumplimiento se refiera a cualesquiera otra de las obligaciones de hacer
o no hacer consignadas por la ley o por este reglamento, ocasionando por consecuencia daños
y perjuicios, el pago de los mismos se calcularán y se harán exigibles tomando en cuenta el
importe determinado por perito designado por el consejo directivo de los daños ocasionados y
el costo de la reparación de los mismos para dejar las cosas en el estado en que se
encontraban antes del incumplimiento, adicionando a los conceptos mencionados un 50%
cincuenta por ciento del valor pericial citado ...’ (el subrayado es autoría de este tribunal).
"Fue con base en esas convenciones que, se insiste, emitió la responsable condena en los
considerandos décimo primero y décimo segundo de la sentencia reclamada, sobre pago de
intereses moratorios convencionales y daños y perjuicios, respectivamente.
"Adviértase que, a diferencia de los contratos típicos (donde podría convenirse un pacto
comisorio expreso que actualizara la resolución del contrato y el pago de la consecuente
pena), la constitución de un régimen de condominio como sucede en el juicio natural,
presenta como peculiar característica que, adquirida la propiedad de una determinada
superficie en fecha posterior a aquella constitución, se origina de esa forma la adquisición de
derechos y obligaciones por parte del adquirente, y entre estas últimas se entenderán así
asumidas las obligaciones que, en el caso, se establecieron sobre pago de intereses y daños y
perjuicios, pues en virtud de la transmisión de la propiedad el adquirente se viene a plegar a
las obligaciones fijadas desde la constitución del régimen, con la diferencia de que,
evidentemente por los fines propios de la comunidad que persigue el condómino, no se
encontraría pactada la ‘resolución’ o extinción del régimen, como podría suceder en un
contrato típico, para el caso de incumplimiento.
"Ahora, se dice que la justificación asentada por la autoridad en el décimo segundo
considerando de su fallo, en cuanto estima que la condena que imponía sobre daños y
perjuicios no constituía una duplicidad de condena en relación con los intereses moratorios
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 29/2006-PS.
convencionales a que previamente había condenado, se estima acertada jurídicamente.
"Efectivamente, si como ya se explicó los intereses moratorios, por su misma naturaleza,
persiguen sancionar la mora o retardo en que incurra el deudor para satisfacer la obligación
respectiva, es claro que, aquéllos convencionalmente pactados en el caso se generarían a
cargo del condómino por cada periodo de tiempo en que se llegue a retardar el cumplimiento
de la obligación, lo que no podría conceptuarse de distinta forma, si la tasa a aplicar sería
superior en un treinta por ciento en relación con los intereses moratorios de alguna institución
bancaria, en lo que hace a sus operaciones activas, pues en estas instituciones el cobro de
intereses se hace periódicamente y no sólo una ocasión.
"En tanto que, de forma esencialmente diferente, los daños y perjuicios convenidos -que en
realidad, por constituir una prestación derivada de no cumplirse ciertas obligaciones,
envuelven el pacto de una ‘pena’, no de carácter compensatoria, sino pactada para castigar el
mero incumplimiento- se generarían sobre el incumplimiento del pago de cuotas y otros
conceptos, según se pactó que ese pago se cubriría con un rango del cincuenta por ciento
‘adicional de la deuda original más intereses o recargos’, lo que específicamente se estableció
‘... desde la fecha en que debió efectuarse su pago hasta la fecha en que éste efectivamente se
realice ...’.
"En el entendido de que, si bien se emplearon los términos de daños y perjuicios, en ningún
momento se estableció en la constitución del condominio qué consecuencias representarían
esos conceptos de daños y perjuicios que se preveían, ni mucho menos, evidentemente, que el
pacto de la comunidad quedara sin efecto por ese cumplimiento y, así, la prestación
convenida fuere a ‘compensar’ esa situación y, por ende, la referencia exclusiva a un
porcentaje para la determinación del importe de su causación, hacen derivar en la existencia
de una pena que sancionaba el mero incumplimiento, es decir, de carácter exclusivamente
punitiva.
"De manera que, a diferencia de los intereses moratorios pactados que sancionaban el retardo
del incumplimiento de la obligación en la medida en que se fueran verificando periodos
específicos de tiempo, los señalados daños y perjuicios establecidos desde la constitución del
régimen en condominio, que en realidad envuelven una pena convencional, sancionaban el
mero incumplimiento, en sí mismo considerado, comprendiéndose en el importe que se
calcularan los daños y perjuicios desde la fecha en que debió efectuarse el pago y hasta que
se realice el mismo, entendiéndose no obstante la redacción empleada en la cláusula que la
sanción se calcularía comprendiendo los conceptos ahí señalados que no fueran a cumplirse,
no así de forma periódica, como aquellos intereses.
"Por tanto, aunque sí se relacionaron ambos conceptos con la obligación de pago de cuotas,
es incorrecto lo que pretende poner de relieve la quejosa, en el sentido de que intereses y
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 29/2006-PS.
daños y perjuicios, al implicar el mismo objeto, nacieran por un mismo concepto, como doble
castigo pecuniario al incumplido.
"Es decir, inexacta resulta la afirmación de la quejosa respecto a que los conceptos a que se
refirieron aquellas ambas condenas, nacían por un ‘... mismo concepto y dejan de generarse
hasta el cumplimiento de la obligación ...’, según las específicas situaciones que, se han visto,
castigan cada uno de esos conceptos; y en esa medida, infundada se torna la premisa de que
se hace derivar el punto de disconformidad de referencia.
"Debiendo robustecerse, además, que si la pena convencional pactada en el caso se originaría,
como ya se señaló, por el mero incumplimiento de las respectivas obligaciones (dado que no
podría considerarse lo contrario pues, lejos de resolverse la comunidad, persistiría la
obligación, por ejemplo, de cubrir las cuotas generadas), ese tipo de pena no fue establecida
de manera compensatoria; de ahí que, conforme a las explicaciones jurídicas vertidas al inicio
de este estudio, no ubicándose dicho pacto en el caso en que se prohíbe, además, el reclamo
de daños y perjuicios a que alude el artículo 1737 del Código Civil, en consecuencia no
puede estimarse entonces vulnerado, por falta de aplicación, este específico precepto legal.
"Debe precisarse que, entre aquellos artículos dejados de aplicar, se señaló por el quejoso el
numeral 1740 del Código Civil para el Estado de Nuevo León, cuyo contexto alude a que la
cláusula penal no puede exceder ni en valor ni en cuantía a la obligación principal.
"Sin embargo, los argumentos propios del disconforme, que conformaron la dolencia
abordada, no revelan alguna alusión directa o indirecta que se haga por dicha quejosa
precisamente sobre la inobservancia de lo que, en torno a la obligación principal que no
puede excederse por la pena en valor y cuantía, indica el precepto.
"Luego, la cita de aquel numeral 1740 efectuada, se estima un simple error de redacción de la
parte impetrante, en la medida en que, en todo momento, su dolencia se centró a la falta de
observancia del artículo 1737 del propio ordenamiento, por tratarse de la disposición legal
que alude a la prohibición de exigir, además de la pena, daños y perjuicios, según constituyó
dicha cuestión el tema central del concepto violatorio analizado, pues en ningún momento se
propuso argumento que pretendiera evidenciar algún exceso -al convenirse sobre daños y
perjuicios- en cuanto a la cuantía y valor de la obligación principal; e inclusive, ni siquiera se
aludió a obligación principal alguna que, definiéndola, hiciera suponer que efectivamente
estuviera planteando el impetrante la inobservancia de aquel artículo 1740.
"Por otro lado, pero como consecuencia de las explicaciones antelativamente vertidas, es
inexacto que hubiera incurrido en ilegalidad la ad quem cuando, en apoyo a la conclusión que
emitió sobre inexistencia de una duplicidad de condena, procedió a citar y transcribir una
tesis sustentada por un Tribunal Colegiado del Estado de Puebla.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 29/2006-PS.
"Esto porque, en la medida en que en anteriores párrafos de esta ejecutoria han quedado
explicadas las finalidades diferentes que persigue la naturaleza propia de los daños y
perjuicios convenidos en el caso (pena convencional) y los intereses moratorios también
pactados, robustecida esa diferenciación con la naturaleza que, ya se vio, puede asistir a una
convención de cláusula penal (compensatoria o de mera sanción por el incumplimiento); es
inconcuso que, al participar en esencia aquella tesis empleada por la responsable de las
explicaciones dadas sobre el particular, ninguna lesión jurídica pudo ocasionar a la parte
ahora quejosa.
"De ahí que, por más que la legislación del Estado de Puebla contemple expresa y
específicamente las situaciones que se indican por el quejoso; es claro que, en la medida en
que la solución jurídica contenida en la tesis citada sea acorde con la legislación que rige en
el Estado de Nuevo León, entonces ese precedente sí contribuyó jurídicamente, como
fundamento de lo que resolvía la ad quem, sobre todo en la diferenciación de lo que
sancionaba uno y otro concepto.
"Por último, no se desatiende la circunstancia de que el impetrante señala que, al igual que
sucedió con una resolución anteriormente dictada por la misma responsable, debió aplicarse
al caso la tesis aislada que sustentó el entonces Segundo Tribunal Colegiado de este Cuarto
Circuito, al resolver el tres de febrero de mil novecientos noventa y tres, el amparo directo
número 12/93, promovido por Roberto Moreno Verástegui siendo tal tesis -que puede
consultarse en la página 243, del Tomo XI, junio de 1993, Octava Época, del Semanario
Judicial de la Federación- del rubro y texto que se transcriben enseguida:
"‘CLÁUSULA PENAL Y PAGO DE INTERESES. IMPLICA DUPLICIDAD DE
CONDENA POR UN MISMO CONCEPTO. De acuerdo con lo dispuesto por el artículo
1737 del Código Civil vigente en el Estado de Nuevo León, los contratantes pueden estipular
cierta prestación como pena para el caso de que la obligación no se cumpla, o no se cumpla
de la manera convenida, y si tal estipulación se hace, no podrán reclamarse, además, daños y
perjuicios. Por consiguiente, tomando en consideración que por cláusula penal se entiende el
convenio por virtud del cual el deudor se obliga a pagar al acreedor una determinada
indemnización para el caso de que no cumpla su compromiso, o no lo haga de la manera
convenida, la cual tiene por objeto estimar previamente el monto de los daños y perjuicios,
fijando las partes de antemano el valor de los mismos, y tomando en cuenta, además, que de
acuerdo a lo dispuesto por el artículo 2003 del Código Civil del Estado, se reputa perjuicio la
privación de cualquier ganancia lícita que debiera haberse obtenido con el cumplimiento de la
obligación, la que de ser pecuniaria ésta, se traduce en el pago de los intereses de la deuda
principal, se llega a la conclusión de que no se puede legalmente condenar al quejoso a cubrir
la pena convencional así como los intereses causados, porque existiría una duplicidad de
condena por un mismo concepto, contraviniendo con ello lo establecido por el mencionado
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 29/2006-PS.
artículo 1737 del Código Civil.’
"Sin embargo, partiendo de que un criterio sustentado por un tribunal de la misma jerarquía
no puede resultar obligatorio para el que ahora resuelve, y al lado y con independencia de que
la falta de cita que se indica por la quejosa debió realizar la responsable con motivo de lo
ordenado en una anterior ejecutoria de amparo, envuelva o no alguna cuestión relacionada
con el incumplimiento de ese fallo anterior (pues es de conocido derecho que ese aspecto
encerraría, en su caso, el argumento de un defecto en el cumplimiento de un fallo protector,
lo que no sería atendible en un nuevo juicio de amparo, al deberse hacer valer esa cuestión
mediante un mecanismo distinto previsto en la legislación de la materia); debe convenirse en
que, analizada la dolencia desde la óptica en que la autoridad recobró jurisdicción sobre el
particular y atento a las explicaciones doctrinales y fundamentos legales vertidos en la
presente resolución, este Tribunal Colegiado no comparte la solución jurídica que se contiene
en aquella tesis acabada de transcribir, en la medida en que, su propio texto, no atiende a la
naturaleza jurídica, diferente entre sí, de los intereses que puedan exigirse y una pena
convencionalmente pactada, ni aun a la forma en que pueda convenirse sobre una pena
convencional (compensatoria o no) como sucedió en el caso concreto.
"De manera que, en consecuencia, este tribunal no tiene razones jurídicas para reprochar a la
Sala del conocimiento, responsable en este amparo, el no acatamiento -con independencia de
que se trató de un criterio aislado- de la tesis que sustentara aquel Tribunal Colegiado de este
mismo circuito.
"Ante la oposición que surge entre el criterio adoptado en la presente resolución y el
sostenido en la tesis del entonces Segundo Tribunal Colegiado de este Circuito (actualmente
Segundo Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del propio Circuito), con fundamento en
el último párrafo del artículo 196 en relación con el numeral 197-A ambos de la Ley de
Amparo, por conducto de la presidencia de este tribunal, denúnciese ante la Primera Sala de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la contradicción de referencia, a fin de que
resuelva lo que en derecho proceda respecto a la denuncia ordenada.
"En mérito a todo lo anterior, se reitera lo infundado de la premisa de que partió la dolencia
elevada.
"El segundo concepto de violación, que se opone frente a la condena al impuesto al valor
agregado, resulta inoperante en una parte e infundado en otra.
"La inoperancia porque, en relación con la aseveración de la quejosa respecto a que el actor
no ‘fundamenta su reclamación’, surge la inoperancia señalada en la medida en que no se
explica por dicha impetrante el por qué vierte la afirmación que en esos términos efectúa; y,
por tanto, a ese respecto, no pone en evidencia la ilegalidad del fallo.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 29/2006-PS.
"No se inadvierte que llegue a precisar que ni en el ‘estado de cuenta’ allegado con la
demanda, ni en las actas de asamblea, se habló del incremento de las cuotas con el impuesto
al valor agregado; sin embargo, como al inicio la misma peticionaria lo reconoce, el
fundamento empleado por la responsable para emitir condena sobre ese concepto, lo fue lo
establecido en el artículo 33 de la Ley del Régimen de Propiedad en Condominio, no así lo
indicado en las actas de asamblea posteriormente verificadas, ni lo establecido en la
constancia de adeudo presentada en juicio.
"De manera que, por una parte, no se evidencia el porqué estuviera la ad quem responsable
supliendo la queja del promovente (pues a ninguna necesidad de exposición de hechos en la
demanda inicial, como causa o sustento de aquel específico reclamo, alude el impetrante) y,
por otra, la injustificación mediante pruebas -estado de cuenta y actos de asamblea- de aquel
concepto de impuesto al valor agregado, deja incólume que, lejos de esa falta de justificación,
la ad quem obsequió la procedencia del reclamo con base en la ley que rige en materia de
condominios.
"Por su parte, ciertamente la impetrante cuestiona la condena de referencia, aduciendo que la
misma es errónea porque aquel artículo 33 de la ley alude al impuesto que se genera por la
propiedad raíz de cada condómino -propiedad privativa-; sin embargo, desatiende la
peticionaria de amparo que no fue ese apartado del dispositivo legal (relacionado con la
propiedad raíz de su unidad privativa) el que a fin de cuentas hizo al Magistrado del
conocimiento considerar procedente el reclamo, de ahí lo infundado de su aserto.
"En efecto, dentro de la sentencia aparece que, en respuesta a la correlativa excepción
opuesta, la responsable estableció (foja 1338 frente del toca):
"‘... En cuanto a estas defensas, también es improcedente, en consideración del suscrito
resolutor, en virtud de las mismas razones expuestas en las ya analizadas excepciones
descritas en párrafos precedentes, por tanto, habiéndose justificado que la demandada es
condómino del mol del valle, consecuentemente en términos del artículo 33 de la Ley del
Régimen de Propiedad en Condominio, se encuentra obligada a cubrir el impuesto al valor
agregado que se genere al momento de cumplir con el pago de los conceptos reclamados en
este juicio, pues dicho dispositivo establece que:
"‘«Los condóminos cubrirán el impuesto sobre la propiedad raíz de su unidad privativa y la
parte que les corresponda sobre bienes comunes o de copropiedad, así como los demás
impuestos o derechos que, en razón del condominio sean causados por sí mismos ...».’ (el
subrayado es de este tribunal).
"Y en el considerando décimo cuarto de la propia resolución, hablando ya de la procedencia
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 29/2006-PS.
de ese específico reclamo, lo obsequió dicha autoridad. (foja 1351 vuelta ídem).
"Como se observa, además del impuesto sobre la propiedad raíz de cada unidad privativa a
que se refirió la parte inicial de aquel artículo 33 de la ley que aplicó la autoridad, dicho
precepto además hace alusión a que los condóminos también cubrirán los ‘... demás
impuestos o derechos que, en razón del condominio, sean causados por sí mismos ...’
"Entonces, de lo anterior se sigue que fue esta última parte en la que encontró apoyo el
Magistrado responsable para emitir la condena al pago del impuesto al valor agregado, pues
si al lado de aquel impuesto de propiedad raíz, el fundamento que empleó para lo que resolvía
aludió a otros impuestos, indudable es que, dentro de esos ‘otros impuestos’ consideró bien
se incluía el del impuesto al valor agregado; y, por tanto, infundada resulta la aseveración
hecha, en el sentido de que fue la parte inicial del precepto, relacionada con el impuesto sobre
la propiedad raíz, el sustento de dicha autoridad; concomitantemente a lo cual, debe
puntualizarse, al no controvertirse por el quejoso aquel específico apartado del fundamento
empleado por la responsable para dicha condena, permanece firme, entonces, la condena de
que se trata."
QUINTO. Criterio del Segundo Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Cuarto
Circuito. Este órgano jurisdiccional, antes Segundo Tribunal Colegiado del Cuarto Circuito,
resolvió el amparo directo civil 12/93 el tres de febrero de mil novecientos noventa y tres.
Sus antecedentes relevantes son:
Un sujeto promovió juicio ejecutivo civil, en el que pidió las prestaciones siguientes: 1) pago
de cierta cantidad por concepto de suerte principal, 2) pago de intereses convencionales sobre
la suerte principal, 3) pago de pena convencional por falta de pago oportuno respecto del
pago de intereses y 4) pena convencional sobre el incumplimiento en el pago de la cantidad
reclamada como suerte principal.
En el fallo de primer grado, los demandados fueron condenados al pago de la suerte principal,
la pena convencional y los intereses convencionales sobre la suerte principal; inconforme, la
parte demandada apeló y en alzada la sentencia se modificó, condenándose al pago de la
suerte principal y la pena convencional referida a ese monto. De los dos rubros restantes, se
absolvió a la demandada.
En contra de la sentencia de segundo grado, la parte actora promovió amparo directo. El
tribunal negó el amparo.
La parte toral de la sentencia antes descrita, refiere:
"CUARTO. Son infundados los conceptos de violación que se expresan.
-22-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 29/2006-PS.
"Por cláusula penal se entiende el convenio en virtud del cual el deudor se obliga a pagar al
acreedor una determinada indemnización, para el caso de que no cumpla su compromiso, o
no lo haga de la manera convenida. En consecuencia, en la cláusula penal se estipula una
indemnización convencional para el caso del incumplimiento de la obligación y tiene por
objeto estimar previamente el monto de los daños y perjuicios compensatorios y moratorios
en su caso, fijando las partes de antemano el valor de los mismos.
"En el caso a estudio, las partes contratantes, en el contrato base de la acción, establecieron
que en caso de incumplimiento al pago total del adeudo, los deudores se obligan a cubrir al
acreedor el ocho por ciento como pena convencional sobre dicha suma.
"Además de ello, se pactó que la parte deudora se obliga a pagar intereses normales a razón
del diez por ciento mensual sobre la cantidad adeudada hasta la total liquidación de la misma.
"De lo expuesto con anterioridad se desprende que, como acertadamente lo estima la
responsable, existiría una duplicidad de condena por un mismo concepto, esto es por los
perjuicios que ocasiona el impago del adeudo principal, pues aparte de la pena convencional
que se pactó, el actor también reclama el pago de los intereses que, como se dijo, se considera
un perjuicio, lo que contraviene lo dispuesto por el artículo 1737 del Código Civil vigente en
el Estado ... En tales condiciones, al no haberse demostrado la violación de las garantías
constitucionales invocadas por el quejoso, procede negar el amparo que se solicita."
De dicha sentencia derivó la tesis siguiente:
"CLÁUSULA PENAL Y PAGO DE INTERESES. IMPLICA DUPLICIDAD DE
CONDENA POR UN MISMO CONCEPTO. De acuerdo con lo dispuesto por el artículo
1737 del Código Civil vigente en el Estado de Nuevo León, los contratantes pueden estipular
cierta prestación como pena para el caso de que la obligación no se cumpla, o no se cumpla
de la manera convenida, y si tal estipulación se hace, no podrán reclamarse, además, daños y
perjuicios. Por consiguiente, tomando en consideración que por cláusula penal se entiende el
convenio por virtud del cual el deudor se obliga a pagar al acreedor una determinada
indemnización para el caso de que no cumpla su compromiso, o no lo haga de la manera
convenida, la cual tiene por objeto estimar previamente el monto de los daños y perjuicios,
fijando las partes de antemano el valor de los mismos, y tomando en cuenta, además, que de
acuerdo a lo dispuesto por el artículo 2003 del Código Civil del Estado, se reputa perjuicio la
privación de cualquier ganancia lícita que debiera haberse obtenido con el cumplimiento de la
obligación, la que de ser pecuniaria ésta, se traduce en el pago de los intereses de la deuda
principal, se llega a la conclusión de que no se puede legalmente condenar al quejoso a cubrir
la pena convencional así como los intereses causados, porque existiría una duplicidad de
condena por un mismo concepto, contraviniendo con ello lo establecido por el mencionado
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 29/2006-PS.
artículo 1737 del Código Civil.
"Amparo directo 12/93. Roberto Moreno Verástegui. 3 de febrero de 1993. Unanimidad de
votos. Ponente: Arturo Barocio Villalobos. Secretario: Eduardo Ochoa Torres."
SEXTO. Existencia de la contradicción. Como se advierte en la especie puede predicarse la
existencia de la contradicción de tesis, en la medida en que dos Tribunales de Circuito, en
sendas sentencias, analizaron una misma institución jurídica a la luz del Código Civil del
Estado de Nuevo León y sostuvieron dos enunciados que se contraponen, pues uno -el Primer
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Cuarto Circuito- adujo la existencia de dos clases de
pena convencional y el otro -el ahora Segundo Tribunal Colegiado en Materia del Trabajosólo identificó una sola clase.
En efecto, mientras que el Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Cuarto Circuito
sostiene la existencia de dos clases de pena convencional sobre la base de lo dispuesto en los
artículos 1737 y 1743 del Código Civil del Estado de Nuevo León, una de naturaleza
compensatoria y otra de índole sancionadora, el ahora Segundo Tribunal Colegiado en
Materia del Trabajo sólo admitió la existencia de una sola especie de pena, la compensatoria.
El que se actualice o no la distinción entre dos especies de pena convencional incide en la
posibilidad de admitir el pago de intereses moratorios, amén del de la pena, en aquellas
hipótesis en las que no exista incumplimiento total de una obligación, sino sólo retardo en su
cumplimiento o un cumplimiento realizado en forma diversa a la pactada.
Esa disparidad puede dar margen a la inseguridad jurídica de aquellos gobernados que, en el
Estado de Nuevo León, celebren pactos en los que fijen pena convencional y en esa medida
se justifica que esta Sala se aboque a clarificar la cuestión.
En este orden, se suscita la contradicción de criterios, consistente en determinar si, de
acuerdo con la ley civil neoleonense, es posible admitir la existencia de una pena
convencional de índole exclusivamente sancionadora y, si ello resulta afirmativo, es factible
reclamar su pago y además el pago de intereses moratorios.
SÉPTIMO. Estudio de fondo. Es conveniente conocer el texto de los artículos del Código
Civil neoleonense que regulan la figura de la pena convencional:
"Artículo 1736. Los contratantes pueden poner las cláusulas que crean convenientes; pero las
que se refieran a requisitos esenciales del contrato, o sean consecuencias de su naturaleza
ordinaria, se tendrán por puestas aunque no se expresen, a no ser que las segundas sean
renunciadas en los casos y términos permitidos por la ley."
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 29/2006-PS.
"Artículo 1737. Pueden los contratantes estipular cierta prestación como pena para el caso de
que la obligación no se cumpla, o no se cumpla de la manera convenida. Si tal estipulación se
hace, no podrán reclamarse, además, daños y perjuicios."
"Artículo 1738. La nulidad del contrato importa la de la cláusula penal; pero la nulidad de
ésta no acarrea la de aquél.
"Sin embargo, cuando se promete por otra persona, imponiéndose una pena para el caso de
no cumplirse por ésta lo prometido, valdrá la pena aunque el contrato no se lleve a efecto por
falta del consentimiento de dicha persona.
"Lo mismo sucederá cuando se estipule con otro, a favor de un tercero, y la persona con
quien se estipule se sujete a una pena para el caso de no cumplir lo prometido."
"Artículo 1739. Al pedir la pena, el acreedor no está obligado a probar que ha sufrido
perjuicios, ni el deudor podrá eximirse de satisfacerla, probando que el acreedor no ha sufrido
perjuicio alguno."
"Artículo 1740. La cláusula penal no puede exceder ni en valor ni en cuantía a la obligación
principal."
"Artículo 1741. Si la obligación fuere cumplida en parte, la pena se modificará en la misma
proporción."
"Artículo 1742. Si la modificación no pudiere ser exactamente proporcional, el Juez reducirá
la pena de una manera equitativa, teniendo en cuenta la naturaleza y demás circunstancias de
la obligación."
"Artículo 1743. El acreedor puede exigir el cumplimiento de la obligación o el pago de la
pena, pero no ambos; a menos que aparezca haberse estipulado la pena por el simple retardo
en el cumplimiento de la obligación, o porque ésta no se preste de la manera convenida."
"Artículo 1744. No podrá hacerse efectiva la pena cuando el obligado a ella no haya podido
cumplir el contrato por hecho del acreedor, caso fortuito o fuerza insuperable."
"Artículo 1745. En las obligaciones mancomunadas con cláusula penal, bastará la
contravención de uno de los herederos del deudor para que se incurra en la pena."
"Artículo 1746. En el caso del artículo anterior, cada uno de los herederos responderá de la
parte de la pena que le corresponda, en proporción a su cuota hereditaria."
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 29/2006-PS.
"Artículo 1747. Tratándose de obligaciones indivisibles, se observará lo dispuesto en el
artículo 1901."
Como se advierte del contenido de los numerales transcritos y en especial de los artículos
1737 y 1743, el Código Civil del Estado de Nuevo León admite dos tipos de pactos referidos
al evento de que una parte no cumpla con su obligación.
Así, dichos preceptos admiten la posibilidad de que las partes 1) fijen convencionalmente una
prestación como indemnización exigible por incumplimiento total o parcial de una obligación
y 2) fijen convencionalmente una sanción exigible por el simple retardo en el cumplimiento
de una obligación o por el cumplimiento en forma diversa de la pactada.
En el primer caso, la cláusula relativa desplaza la obligación de pagar daños y perjuicios
derivados del incumplimiento; los sustituye, cuantificando anticipadamente los que
produciría tal incumplimiento.
En este caso, la pena convencional resulta ser una prestación estipulada por los contratantes
para el caso de que la obligación no se cumpla; si tal estipulación se hace, no podrán
reclamarse, además, daños y perjuicios y el acreedor puede exigir el cumplimiento de la
obligación o el pago de la pena, pero no ambos.
Sus elementos son, conforme a la doctrina y a la jurisprudencia unánimes: a) acuerdo de
voluntades de los contratantes, accesorio a una convención principal; b) sobre la imposición
de una pena, en sustitución del resarcimiento de posibles daños y perjuicios -es decir, tiene
una finalidad compensatoria-; c) para el caso de incumplimiento culpable, total o parcial, de
la obligación objeto de la convención principal, y d) pena consistente en el otorgamiento de
alguna prestación a favor del acreedor, quien no podrá pedir sino el cumplimiento de la
obligación principal o el pago de la pena, pero no las dos cosas.
Este convenio, por el que las partes fijan anticipadamente la cuantificación de los daños y
perjuicios que deben pagarse para el caso de incumplimiento de las obligaciones contraídas,
suele denominarse cláusula penal o pena convencional.
En el segundo caso, esto es, cuando se estipula una pena como sanción exigible por el simple
retardo en el cumplimiento de una obligación o por el cumplimiento en forma diversa de la
pactada, el acreedor puede exigir el cumplimiento de la obligación y el pago de la propia
pena; es claro, entonces, que aquí la pena no cumple una función compensatoria de los daños
y perjuicios sufridos por el incumplimiento, sino exclusivamente sancionadora del retardo o
el cumplimiento en forma diversa de la convenida, de modo que en esta hipótesis el acreedor
podrá exigir tanto el pago de la pena como el de los daños y perjuicios moratorios (originados
en el mero retardo en el cumplimiento) y el cumplimiento de la obligación.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 29/2006-PS.
La explicación de semejante fenómeno se encuentra precisamente en la ausencia de una
finalidad compensatoria en esta modalidad de pena convencional, dado que se permite a un
mismo tiempo tanto el cobro de la pena como la exigencia a la contraparte de cumplir con la
obligación; ante tal ausencia de finalidad compensatoria, resulta que los eventuales daños y
perjuicios no han podido ser fijados anticipadamente por las partes -como sí ocurre en el caso
de la pena convencional establecida en términos del artículo 1737- y, por lo mismo, es
factible la exigencia de su pago.
Queda pues, resuelta la cuestión de si en términos de la ley civil del Estado de Nuevo León es
posible la existencia de dos modalidades de pena convencional.
Ahora bien, en relación con la segunda interrogante, esto es, si con base en la segunda de las
modalidades de pena convencional, ésta y los intereses moratorios pueden coexistir.
La mora y la cláusula penal tienen naturaleza distinta.
La palabra "mora" es un término técnico que se emplea para referirse a la comprobación legal
de que por la falta de cumplimiento oportuno de la obligación el acreedor estima que sufrirá
un daño o un perjuicio.
Los intereses moratorios no son otra cosa que la indemnización por mora, que tiene como
finalidad desincentivar el retraso en el cumplimiento de una obligación a plazo al abrir la
posibilidad de obtener periódicamente un lucro determinado hasta en tanto se cumple con la
obligación principal y se constituyen en relación directa con el tiempo que tarde el deudor en
satisfacer la obligación principal pactada.
Así, la pena convencional exclusivamente sancionadora (fijada en términos del artículo 1743)
y los intereses moratorios tienen finalidades distintas: aquélla, meramente sancionadora del
retardo en sí mismo considerado o del cumplimiento en forma distinta de la acordada; éstos,
como cuantificación de los daños y perjuicios derivados del retardo en el cumplimiento de
una obligación. Por ello, la hipótesis en las que no exista incumplimiento total de una
obligación, sino sólo retardo en su cumplimiento o un cumplimiento realizado en forma
diversa a la pactada, y se pactó pena convencional para el evento de que acaecieran dichas
circunstancias, puede hacerse válidamente el reclamo de los dos conceptos.
En este orden, cabe concluir que, de acuerdo con la ley civil neoleonense, es posible admitir
la existencia de una pena convencional de índole exclusivamente sancionadora, y, es factible
reclamar su pago y además el pago de intereses moratorios.
Así las cosas, cabe indicar que ha de prevalecer con el carácter de jurisprudencia el criterio
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 29/2006-PS.
siguiente:
PENA CONVENCIONAL. SU FINALIDAD ES MERAMENTE SANCIONADORA EN
LA HIPÓTESIS DEL ARTÍCULO 1743 DEL CÓDIGO CIVIL DEL ESTADO DE NUEVO
LEÓN Y, POR ELLO, PUEDE SER RECLAMADA CONJUNTAMENTE CON EL PAGO
DE INTERESES MORATORIOS. Como se advierte del contenido de sus artículos 1737 y
1743, el Código Civil del Estado de Nuevo León admite dos tipos de pactos referidos al
evento de que una parte no cumpla con su obligación, uno en el que los contratantes fijan
convencionalmente una prestación para el caso de incumplimiento total o parcial de una
obligación y otro en el que los contratantes fijan convencionalmente una sanción exigible por
el simple retardo en el cumplimiento de una obligación o por el cumplimiento en forma
diversa de la pactada. En el segundo caso, el acreedor puede exigir el cumplimiento de la
obligación y el pago de la propia pena; es claro, entonces, que aquí la pena no cumple una
función compensatoria de los daños y perjuicios sufridos por el incumplimiento, sino
exclusivamente sancionadora del retardo o el cumplimiento en forma diversa de la convenida,
de modo que en esta hipótesis el acreedor podrá exigir tanto el pago de la pena, como el de
los daños y perjuicios moratorios (originados en el mero retardo en el cumplimiento) y el
cumplimiento de la obligación. La explicación se encuentra precisamente en la ausencia de
una finalidad compensatoria en esta modalidad de pena convencional, dado que se permite a
un mismo tiempo tanto el cobro de la pena como la exigencia a la contraparte de cumplir con
la obligación; ante tal ausencia de finalidad compensatoria, resulta que los eventuales daños y
perjuicios no han podido ser fijados anticipadamente por las partes -como sí ocurre en el caso
de la pena convencional establecida en términos del artículo 1737- y, por lo mismo, es
factible la exigencia de su pago. Así, se comprende que la pena convencional exclusivamente
sancionadora (fijada en términos del artículo 1743) y los intereses moratorios tienen
finalidades distintas: aquélla, meramente sancionadora del retardo en sí mismo considerado o
del cumplimiento en forma distinta de la acordada; éstos, como cuantificación de los daños y
perjuicios derivados del retardo en el cumplimiento de una obligación. Por ello, las hipótesis
en las que no exista incumplimiento total de una obligación, sino sólo retardo en su
cumplimiento o un cumplimiento realizado en forma diversa a la pactada, y se pactó pena
convencional para el evento de que acaecieran dichas circunstancias, puede hacerse
válidamente el reclamo de los dos conceptos.
Por lo expuesto y fundado, se resuelve:
PRIMERO. Sí existe la contradicción de tesis denunciada entre el criterio sustentado por el
Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Cuarto Circuito al resolver el amparo directo
343/2005, y el Segundo Tribunal Colegiado en Materia del Trabajo, antes Segundo Tribunal
Colegiado del mismo circuito, al resolver el amparo directo 12/1993.
SEGUNDO. Debe prevalecer con carácter de jurisprudencia la tesis sustentada por esta
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 29/2006-PS.
Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en términos del último
considerando de esta resolución.
TERCERO. Dése publicidad de inmediato a esta resolución, en términos del artículo 195 de
la Ley de Amparo.
Notifíquese; con testimonio de esta resolución, comuníquese a los Tribunales Colegiados
sustentantes y, en su oportunidad, archívese el expediente.
Así lo resolvió la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por unanimidad
de cinco votos de los señores Ministros: José de Jesús Gudiño Pelayo (ponente), Sergio A.
Valls Hernández, Juan N. Silva Meza, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y presidente
José Ramón Cossío Díaz.
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