4. LA TEORÍA DEL PSICOANÁLISIS DE SIGMUND FREUD Sigmund Freud es considerado "el padre del psicoanálisis". Freud fue un médico que se dedicó a estudiar sistemática y acuciosamente el área de la neurología. La sociedad vienesa de su época era una sociedad represiva y mojigata en lo que respecta al ámbito de la sexualidad. Freud se interesa por estudiar una patología muy frecuente en su tiempo: La histeria. Comienza con técnicas hipnóticas a tratar de aliviar la sintomatología de quienes padecen de este mal, y en su camino, descubre un método terapéutico. Freud inicialmente va a describir minuciosamente una técnica, un procedimiento, que históricamente conocemos como psicoanálisis. El psicoanálisis es inicialmente un instrumento para tratar personas que padecen de esta patología. Si bien en sus inicios se aboca exclusivamente a la cura de las parálisis histéricas (sufridas en una gran mayoría por el sexo femenino), luego abarca otro tipo de neurosis, como la paranoia, la neurosis obsesiva o las fobias. En ese afán hercúleo de descifrar el enigma del alma humana, Freud se va a encontrar con múltiples elementos que pretenden clarificar el origen de la conducta, las emociones, los pensamientos, las motivaciones, los sueños y en fin, de la existencia del hombre. Lo que inicialmente se perfila sólo como un instrumento terapéutico, va a llegar a alcanzar niveles de lo que en filosofía se suele llamar un sistema de pensamiento. No obstante, cabe destacar que el psicoanálisis no es ni intenta ser de ninguna manera una cosmovisión, y que, a pesar de la considerable amplitud alcanzada por su espectro teórico su único fin fue la cura de las neurosis. Independientemente de la posición en la cual nos coloquemos frente al psicoanálisis, la trascendencia de su pensamiento es incuestionable. Para algunos, “La interpretación de los sueños” es un libro que justifica la pertinencia del pensamiento de toda una época, de toda una generación. Uno de los conceptos primarios de la teoría del psicoanálisis lo constituye la idea de que la conducta humana es resultado de un esfuerzo por eliminar la estimulación producida por un impulso instintivo aparecido en algún lugar del organismo del individuo. Así pues, el psicoanálisis pretende, fundamentalmente, explicar de manera sistematizada los factores que determinan la conducta. Es, pues, una teoría de la personalidad y es también, actualmente, acaso la forma más aceptada para tratar las alteraciones mentales. Los siguientes son algunos de los supuestos básicos del psicoanálisis: Determinismo psíquico. Nada existe en la vida mental que sea producto de una coincidencia o de un accidente. Cada efecto procede de una causa perfectamente determinada. Motivación de la conducta. Cualquier conducta es producida, indistintamente, para satisfacer necesidades elementales. Origen instintivo de las necesidades y los motivos. Todos los motivos son producto de dos clases de instinto: -Eros, que son los instintos de vida asociados a la actividad sexual y al placer corporal. -Tanatos, pulsiones de muerte, cuyo objeto es la reducción de las cosas a un estado inerte. Con la noción anterior pudo explicarse, con cierta claridad, el mecanismo de algunos fenómenos de aberración psíquica, tales como el suicidio, el crimen, el sadismo y el masoquismo. Control social de los instintos. La sociedad, con sus prohibiciones, reprime instintos fundamentales que se esconden en el inconsciente del individuo. Transformación de los impulsos instintivos. El bloqueo de los impulsos instintivos no los destruye, sino que los transforma, por lo que pueden reaparecer bajo otras manifestaciones. Apariencia y realidad. Lo que apreciamos externamente de un individuo, no siempre corresponde a una situación real, pues muchos conflictos permanecen ocultos. El psicoanálisis ha centrado su atención, de manera principal, en tres cuestiones aparentemente heterogéneas, pero que se articulan totalmente dentro de esta teoría: a) El instinto. En esta área de estudio del psicoanálisis se abordan los componentes instintivos y cuestiones que van desde la pulsión hasta la libido, las relaciones objétales (donde puede incluirse el complejo de Edipo, por ejemplo), las fases de la sexualidad instintiva (oral, anal y fálica) en proceso evolutivo hacia la genitalidad, pasando por la latencia, etc. b) El aparato psíquico, área que incluye aspectos de estudio como son las zonas de conciencia: el inconsciente, el preconsciente y el consciente. En este tema, Freud realizó una especie de división de la mente en tres secciones: el consciente, el preconsciente y el inconsciente. La primera de esas secciones, el consciente, corresponde al conocimiento. La segunda, el preconsciente es una sección que de manera natural, y hasta sencilla, puede trasladarse a la conciencia, si se requiere. En cuanto al inconsciente, el autor afirma que se trata de una región con un contenido psicológico que presenta un alto índice de represión, que resulta casi imposible trasladar a la conciencia, pues siendo demasiado desagradable, generalmente provoca conflictos. También se considera el análisis del ello, el yo y el superyo, estructuralmente, como un modelo de personalidad. En este apartado se incluye también la teoría de los sueños (simbolización, desplazamiento, proyección, etc.) Ello, Yo y Superyó Diagrama de la teoría psíquica de Freud. El Ello: es la instancia más antigua y original de la personalidad y la base de las otras dos. Comprende todo lo que se hereda o está presente al nacer, se presenta de forma pura en nuestro inconsciente. Representa nuestros impulsos o pulsiones más primitivos. Constituye, según Freud, el motor del pensamiento y el comportamiento humano. Opera de acuerdo con el principio del placer y desconoce las demandas de la realidad. Allí existen las contradicciones, lo ilógico, al igual que los sueños. El Superyó: es la parte que contrarresta al ello, representa los pensamientos morales y éticos recibidos de la cultura. Consta de dos subsistemas: la "conciencia moral" y el ideal del yo. La "conciencia moral" se refiere a la capacidad para la autoevaluación, la crítica y el reproche. El ideal del yo es una autoimagen ideal que consta de conductas aprobadas y recompensadas. El Yo: Es una parte del ello modificada por su proximidad con la realidad y surge a fin de cumplir de manera realista los deseos y demandas del ello de acuerdo con el mundo exterior, a la vez que trata de conciliarse con las exigencias del superyó. El yo evoluciona a partir del ello y actúa como un intermediario entre éste y el mundo externo. El yo sigue al principio de realidad, satisfaciendo los impulsos del ello de una manera apropiada en el mundo externo. Utiliza el pensamiento realista característico de los procesos secundarios. Como ejecutor de la personalidad, el yo tiene que medir entre las tres fuerzas que le exigen: las del mundo de la realidad, las del ello y las del superyó, el yo tiene que conservar su propia autonomía por el mantenimiento de su organización integrada. Los papeles específicos desempeñados de las entidades ello, yo y superyó no siempre son claros, se mezclan en demasiados niveles. La personalidad consta según este modelo de muchas fuerzas diversas en conflicto inevitable. 5. DESARROLLO DE LA SEXUALIDAD La teoría plantea que conforme crecen los niños su deseo se enfoca en diferentes áreas del cuerpo, en los que se busca la satisfacción libidinal. Siguiendo una secuencia de etapas psicosexuales en las que son importantes diferentes zonas erógenas, los niños pasan del autoerotismo a la sexualidad reproductora y desarrollan sus personalidades adultas. Etapa oral (desde el nacimiento hasta los 12 o 18 meses): abarca los primeros seis meses del lactante. La boca es la zona erógeno preeminente y procura al bebé no sólo la satisfacción de alimentarse, sino sobre todo el placer de chupar. Es decir, de poner en movimiento los labios, la lengua y el paladar en una alternancia rítmica. Etapa anal (12-18 meses hasta 3 años): en esta época la fuente principal de placer y conflicto potencial son las actividades en las que interviene el ano. Con frecuencia representa el primer intento del niño por convertir una actividad involuntaria en voluntaria. Los niños pueden experimentar dolor o placer ya sea al retener o al expulsar sus desechos fisiológicos. Debemos separar aquí el placer orgánico de defecar, aliviando una necesidad corporal, del placer sexual consistente en retener las heces y los gases para después expulsarlos bruscamente. Etapa fálica (3 a 6 años): se extiende de los tres a los cinco años, el órgano sexual masculino desempeña un papel dominante. En esta fase las caricias masturbatorias y los tocamientos ritmados de las partes genitales proveen al niño un placer autoerótico. Freud considera que el clítoris es considerado por la niña como una forma de falo inferior. Al comienzo de la fase fálica los niños y las niñas creen que todas las personas poseen falo y la diferencia entre tener o no falo se percibe como una oposición por castración. Cada uno toma rumbo diferente al entrar en lo que Freud denomina Edipo o complejo de Edipo en el cual primero se da una identificación con la madre en ambos casos. El niño siente deseos sexuales hacia su madre, y al percibir a las niñas como castradas abandona sus deseos por temor a que le ocurra lo mismo, creándose en el varón la angustia de castración que lo lleva a identificarse con su padre. La niña abandona a la madre porque la cree culpable de su castración y surge la envidia del pene. Sin embargo, se da cuenta de que si es como su madre puede acceder a un pene (véase el concepto psicoanalítico de falo), a lo cual reacciona identificándose con ella y aparece el deseo de engendrar un hijo de su padre. La homosexualidad es definida como una parafilia causada por una interrupción del desarrollo libidinal en esta etapa. Para Freud se produce por una fijación en una etapa temprana del desarrollo psicosexual o una resolución incorrecta del complejo de Edipo. Esta interrupción no permite alcanzar la madurez sexual (heterosexualidad). Un conflicto de homosexualidad inconsciente puede ser un núcleo constituyente de esquizofrenia o paranoia. Más adelante Freud describe el narcisismo como un componente común a la homosexualidad, la esquizofrenia y las perversiones. Período de latencia (desde los 6 años hasta la pubertad): en este período se desarrollan fuerzas psíquicas que inhiben el impulso sexual y reducen su dirección. Los impulsos sexuales inaceptables son canalizados a niveles de actividad más aceptados por la cultura. Freud le llamaba período de calma sexual. No lo consideraba una etapa, ya que no surgía nada dramáticamente nuevo. Etapa genital (desde la pubertad hasta la adultez): surge en la adolescencia cuando maduran los órganos genitales. Hay un surgimiento de los deseos sexuales y agresivos. El impulso sexual, el cual antes era autoerótico, se busca satisfacer a partir de una interacción genuina con los demás. Freud creía que los individuos maduros buscan satisfacer sus impulsos sexuales sobre todo por la actividad genital reproductora con miembros del sexo opuesto. 6 .ALGUNOS DE LOS ASPECTOS MAS ESTUDIADOS POR EL PSICOANALISIS Complejo de Edipo. Aparece entre los 3 y los 5 años de edad, cuando el niño descubre su propio sexo y el de sus padres. Se define como el conflicto ocasionado por el apego erótico del niño hacia su madre, situación que asume sintiendo rivalidad y rencor hacia el padre, aunque después, generalmente, logra identificarse con él. Complejo de Electra. Es el equivalente femenino del complejo de Edipo, pues la niña orienta su libido (energía psíquica procedente de la actividad sexual humana) hacia su padre, manifestando abierto rechazo hacia su madre. Complejo de inferioridad. Este concepto fue empleado originalmente por Adler, para quien el complejo de inferioridad deriva de una inferioridad real aparecida durante la infancia. Sin embargo, una acepción más generalizada define a este complejo como un sentimiento de subvaloración de un individuo que, real o imaginariamente, advierte o supone en él alguna insuficiencia física, psíquica o social. Por lo general el sujeto afectado por un complejo de inferioridad, lo compensa con manifestaciones conductuales con las que pretende alcanzar la superioridad. Complejo de castración. Hace referencia a un sentimiento relacionado con el valor simbólico del pene, y está vinculado directamente con la angustia infantil provocada por el conflicto de la identificación sexual. solo explica la ubicacion de los lobulos, las funciones superiores la de broca, wernicke y todo eso