Luis de Góngora (1561-1627) Poemas. La más bella niña de nuestro lugar, hoy viuda y sola y ayer por casar, viendo que sus ojos a la guerra van, a su madre dice, que escucha su mal: Dejadme llorar Orillas del mar. Pues me distes, madre, en tan tierna edad tan corto el placer, tan largo el pesar, y me cautivastes de quien hoy se va y lleva las llaves de mi libertad, Dejadme llorar Orillas del mar. En llorar conviertan mis ojos, de hoy más, el sabroso oficio del dulce mirar, pues que no se pueden mejor ocupar, yéndose a la guerra quien era mi paz, Dejadme llorar Orillas del mar. No me pongáis freno ni queráis culpar, Que lo uno es justo, lo otro por demás. Si me queréis bien, no me hagáis mal; harto peor fuera morir y callar, Dejadme llorar Orillas del mar. Dulce madre mía, ¿Quién no llorará, aunque tenga el pecho como un pedernal, y no dará voces viendo marchitar los más verdes años de mi mocedad? Dejadme llorar Orillas del mar. Váyanse las noches, pues ido se han los ojos que hacían los míos velar; váyanse, y no vean tanta soledad, después que en mi lecho sobra la mitad. Dejadme llorar Orillas del mar. La dulce boca que a gustar convida un humor entre perlas destinado… (libro de texto, pág. 265) Mientras por competir con tu cabello… (libro de texto, pág. 262) 1 De un caminante enfermo que se enamoró donde fue hospedado Descaminado, enfermo, peregrino, en tenebrosa noche, con pie incierto, la confusión pisando del desierto, voces en vano dio, pasos sin tino. Repetido latir, si no vecino, distinto oyó de can siempre despierto, y en pastoral albergue mal cubierto piedad halló, si no halló camino. Salió el sol, y entre armiños escondida, somnolienta beldad con dulce saña salteó al no bien sano pasajero: 5 10 pagará el hospedaje con la vida; más le valiera error en la montaña que morir de la suerte que yo muero. De pura honestidad templo sagrado, cuyo bello cimiento y gentil muro de blanco nácar y alabastro puro fue por divina mano fabricado; Pequeña puerta de coral preciado, claras lumbreras de mirar seguro, que a la fina esmeralda el verde puro habéis para viriles usurpado; Soberbio techo, cuyas cimbrias de oro al claro Sol, en cuanto en torno gira, ornan de luz, coronan de belleza; Ídolo mío a quien rendido adoro, oye piadoso a quien por ti suspira, tus himnos canta y tus virtudes reza. Nácar: Capa interna de las tres que forman la concha de los moluscos; produce reflejos irisados característicos. Alabastro: Variedad de piedra blanca, no muy dura, compacta, a veces translúcida, de apariencia marmórea, que se usa para hacer esculturas o elementos de decoración arquitectónica. Lumbrera: Abertura, tronera o caño que desde el techo de una habitación, o desde la bóveda de una galería, comunica con el exterior y proporciona luz o ventilación. Viriles: Vidrios muy claros y transparentes. Cimbria: en arquitectura, armazón que sostiene un arco. 2 La Fábula de Polifemo y Galatea, escrita en octavas reales, se basa en un tema de Ovidio: el gigantede un solo ojo, Polifemo, enamorado de la ninfa Galatea, enfurece de celos al conocer los amores entre la ninfa y el pastor Acis y arroja un peñasco sobre su rival, que queda convertido en río. Es un poema perfecto en su construcción, lleno de imágenes, metáforas y recursos retóricos de un barroquismo exagerado. El contraste entre la belleza de las descripciones y la expresión de lo terrible marca el desarrollo de un poema dominado por el tono hiperbólico. Un monte era de miembros eminente este (que, de Neptuno hijo fiero, de un ojo ilustra el orbe de su frente, émulo casi del mayor lucero) cíclope, a quien el pino más valiente, bastón, le obedecía, tan ligero, y al grave peso junco tan delgado, que un día era bastón y otro cayado. Versión prosificada: Era como un eminente monte de miembros humanos este cíclope, feroz hijo del dios Neptuno. En la frente de Polifemo, amplia como un orbe, brilla un solo ojo, que podría casi competir aun con el Sol, nuestro máximo lucero. El más alto y fuerte pino de la montaña lo manejaba como un ligero bastón; y, si se apoyaba en él, cedía al enorme peso, cimbreándose como delgado junco, de tal modo, que, si un día era bastón, al otro ya estaba encorvado como un cayado. Ninfa, de Doris hija, la más bella, adora, que vio el reino de la espuma. Galatea es su nombre, y dulce en ella el terno Venus de sus gracias suma. Son una y otra luminosa estrella lucientes ojos de su blanca pluma: si roca de cristal no es de Neptuno, pavón de Venus es, cisne de Juno. Adora Polifemo a una ninfa, hija de Doris, y la más bella del reino marino de la espuma. Se llama Galatea, y en ella resume dulcemente Venus los encantos de sus tres Gracias. Son sus ojos dos luminosas estrellas y fulguran sobre su piel tan blanca como la pluma del cisne. Reúne Galatea las características del pavón o pavo real (tener ojos en la pluma) y del cisne (la pluma blanca). Y como el pavo real está consagrado a Venus y el cisne a Juno, podemos decir que es un pavón de Venus, o bien cisne de Juno, si ya no queremos llamarla roca cristalina de los mares de Neptuno. 3 Purpúreas rosas sobre Galatea la Alba entre lilios cándidos deshoja: duda el Amor cual más su color sea, o púrpura nevada, o nieve roja. De su frente la perla es, eritrea, émula vana. El ciego dios se enoja, y, condenado su esplendor, la deja pender en oro al nácar de su oreja. La Aurora deshoja sobre Galatea sus rayos luminosos que serán rosas rojas como la púrpura, entremezcladas con lirios blancos. Duda el amor y no se determina a decir cuál sea el verdadero color de la ninfa: si púrpura nevada o si roja nieve; tan ligados y matizados están en ella ambos colores. En vano la perla del mar Eritreo quiere competir con la frente de Galatea. El ciego dios del amor (Cupido), se enoja al ver el atrevimiento de la perla, y condenando su esplendor, la relega, engastada en el oro de un zarcillo, a pender de la nacarada oreja de la muchacha. Dámaso Alonso Intenta prosificar tú esta estrofa, que sigue a la primera que has leído y continúa la descripción de Polifemo. Negro el cabello, imitador undoso de las oscuras aguas del Leteo, al viento que lo peina proceloso vuela sin orden, pende sin aseo; un torrente es su barba, impetuoso que —adusto hijo de este Pirineo— su pecho inunda— o tarde, o mal, o en vano surcada aun de los dedos de su mano. 4 Ándeme yo caliente y ríase la gente. Traten otros del gobierno del mundo y sus monarquías, mientras gobiernan mis días 5 mantequillas y pan tierno; y las mañanas de invierno naranjada y aguardiente,(1) y ríase la gente. Coma en dorada vajilla 10 el Príncipe mil cuidados, como píldoras dorados;(2) que yo en mi pobre mesilla quiero más una morcilla(3) que en el asador reviente, 15 y ríase la gente. Cuando cubra las montañas de blanca nieve el enero, tenga yo lleno el brasero de bellotas y castañas, 20 y quien las dulces patrañas del Rey que rabió me cuente,(4) y ríase la gente. Busque muy en hora buena el mercader nuevos soles,(5) 25 yo conchas y caracoles entre la menuda arena, escuchando a Filomena (6) sobre el chopo de la fuente, y ríase la gente. 30 Pase a medianoche el mar y arda en amorosa llama Leandro por ver su dama,(7) que yo más quiero pasar del golfo de mi lagar 35 la blanca o roja corriente,(8) y ríase la gente. Pues Amor es tan cruel que de Píramo y su amada hace tálamo una espada, 40 do se juntan ella y él,(9) sea mi Tisbe un pastel y la espada sea mi diente, y ríase la gente. ACLARACIONES SOBRE VOCABULARIO 1. naranjada: mermelada de naranja. 2. Las mil preocupaciones (cuidados) del príncipe, no tendrán solución (como píldoras dorados) por comer con vajilla dorada. 3. quiero más: prefiero. 4. Por las patrañas o cuento del Rey que rabió se entiende cualquier cuento antiguo o de tradición oral. 5. Nuevos continentes o países, para comerciar y amasar fortunas. 6. Filomena: el ruiseñor. 7. Leandro pasaba cada noche a nado el estrecho de Dardanelos para encontrarse a su amada Hero, hasta que una noche muere ahogado y ella se suicida tirándose al mar también. Góngora se burla de estos desgraciados amantes y de los que vienen a continuación. 8. Tragarme el vino blanco o tinto. 9. Las ropas ensangrentadas de Píramo hacen suponer a Tisbe que ha muerto, por lo que se suicida clavándose una espada, en la que también se ensarta él cuando la ve.Por eso la espada es el lecho conyugal (tálamo) de los amantes. Góngora se burla de ello en la conclusión del poema. 5 POEMAS DE QUEVEDO "Retirado en la paz de estos desiertos, con pocos pero doctos libros juntos, vivo en conversación con los difuntos y escucho con mis ojos a los muertos." Es hielo abrasador, es fuego helado, es herida, que duele y no se siente, es un soñado bien, un mal presente, es un breve descanso muy cansado. Es un descuido, que nos da cuidado, un cobarde, con nombre de valiente, un andar solitario entre la gente, un amar solamente ser amado. Es una libertad encarcelada, que dura hasta el postrero parasismo, enfermedad que crece si es curada. Este es el niño Amor, este es tu abismo: mirad cuál amistad tendrá con nada, el que en todo es contrario de sí mismo. Amor constante más allá de la muerte Cerrar podrá mis ojos la postrera sombra, que me llevaré el blanco día; y podrá desatar esta alma mía hora, a su afán ansioso linsojera; mas no de esotra parte en la ribera dejará la memoria en donde ardía; nadar sabe mi llama la agua fría, y perder el respeto a ley severa: Alma a quien todo un Dios prisión ha sido, venas que humor a tanto fuego han dado, medulas que han gloriosamente ardido, su cuerpo dejarán, no su cuidado; serán ceniza, mas tendrán sentido. Polvo serán, mas polvo enamorado. 6 Represéntase la brevedad de lo que se vive, y cuán nada parece lo que se vivió ¡Ah de la vida! ¿Nadie me responde? Aquí de los antaños, que he vivido: la fortuna mis tiempos ha mordido, las horas mi locura las esconde. ¡Que sin poder saber cómo ni adónde la salud y la edad se hayan huido! Falta la vida, asiste lo vivido, y no hay calamidad que no me ronde. Ayer se fue, Mañana no ha llegado, Hoy se está yendo sin parar un punto; soy un fue y un será y un es cansado. En el Hoy y Mañana y Ayer junto pañales y mortaja, y he quedado presentes sucesiones de difunto. Enseña cómo todas las cosas avisan de la muerte Miré los muros de la patria mía, si un tiempo fuertes, ya desmoronados, de la carrera de la edad cansados, por quien caduca ya su valentía. Salime al campo, vi que el sol bebía los arroyos del hielo desatados; y del monte quejosos los ganados, que con sombras hurtó su luz al día. Entré en mi casa: vi que amancillada de anciana habitación era despojos; mi báculo más corvo, y menos fuerte. Vencida de la edad sentí mi espada, y no hallé cosa en que poner los ojos que no fuese recuerdo de la muerte. 7 Conoce la diligencia con que se acerca la muerte Ya formidable y espantoso suena dentro del corazón el postrer día; y la última hora, negra y fría, se acerca, de temor y sombras llena. Si agradable descanso, paz serena, la muerte en traje de dolor envía, señas da su desdén de cortesía; más tiene de caricia que de pena. ¿Qué pretende el temor desacordado, de la que a rescatar piadosa viene espíritu en miserias añudado? Llegue rogada, pues mi bien previene; hálleme agradecido, no asustado; mi vida acabe, y mi vivir ordene. A una nariz Érase un hombre a una nariz pegado, érase una nariz superlativa, érase una nariz sayón y escriba, érase un peje espada muy barbado. Era un reloj de sol mal encarado, érase una alquitara pensativa, érase un elefante boca arriba, era Ovidio Nasón más narizado. Érase un espolón de una galera, érase una pirámide de Egipto, las doce tribus de narices era. Érase un naricísimo infinito, muchísimo nariz, nariz tan fiera, que en la cara de Anás fuera delito. 8 Mujer puntiaguda con enaguas Si eres campana, ¿dónde está el badajo? Si pirámide andante, vete a Egipto; si peonza al revés, trae sobre escrito; si pan de azúcar, en Motril te encajo. Si chapitel, ¿qué haces acá abajo? Si de disciplinante mal contrito eres el cucurucho, y el delito, llámente los cipreses arrendajo. Si eres punzón, ¿por qué el estuche dejas? Si cubilete, saca el testimonio; si eres coroza, encájate en las viejas. Si buida visión de San Antonio, llámate doña Embudo con guedejas; si mujer, da esas faldas al demonio. Letrilla satírica Pues amarga la verdad, quiero echarla de la boca; y si al alma su hiel toca, esconderla es necedad. Sépase, pues libertad ha engendrado en mí pereza la pobreza. ¿Quién hace al ciego galán y prudente al sin consejo? ¿Quién al avariento viejo le sirve de río Jordán? ¿Quién hace de piedras pan, sin ser el Dios verdadero? El dinero. ¿Quién con su fiereza espanta, el cetro y corona al rey? ¿Quién careciendo de ley merece nombre de santa? ¿Quién con la humildad levanta a los cielos la cabeza? La pobreza. 9 ¿Quién los jueces con pasión, sin ser ungüento, hace humanos, pues untándolos las manos los ablanda el corazón? -105¿Quién gasta su opilación con oro, y no con acero? El dinero. ¿Quién procura que se aleje del suelo la gloria vana? ¿Quién siendo tan cristïana, tiene la cara de hereje? ¿Quién hace que al hombre aqueje el desprecio y la tristeza? La pobreza. ¿Quién la montaña derriba al valle, la hermosa al feo? ¿Quién podrá cuanto el deseo, aunque imposible, conciba? ¿Y quién lo de abajo arriba vuelve en el mundo ligero? El dinero. Letrilla satírica Poderoso caballero es don Dinero. Madre, yo al oro me humillo: él es mi amante y mi amado, pues de puro enamorado, de contino anda amarillo; que pues, doblón o sencillo, hace todo cuanto quiero, poderoso caballero es don Dinero. Nace en las Indias honrado, donde el mundo le acompaña, viene a morir en España y es en Génova enterrado; -113y, pues quien le trae al lado es hermoso, aunque sea fiero, 10 poderoso caballero es don Dinero. Es galán, y es como un oro; tiene quebrado el color; persona de gran valor, tan cristiano como moro; pues que da y quita el decoro y quebranta cualquier fuero, poderoso caballero es don Dinero. Son sus padres principales, y es de nobles descendiente, porque en las venas de Oriente todas las sangres son reales; y, pues es quien hace iguales al duque y al ganadero, poderoso caballero es don Dinero. Mas ¿a quién no maravilla ver en su gloria sin tasa, que es lo menos de su casa doña Blanca de Castilla? Pero, pues da al bajo silla y al cobarde hace guerrero, poderoso caballero es don Dinero. Sus escudos de armas nobles son siempre tan principales, que sin sus escudos reales no hay escudos de armas dobles; -114y, pues a los mismos robles da codicia su minero, poderoso caballero es don Dinero. Por importar en los tratos y dar tan buenos consejos en las casas de los viejos gatos le guardan de gatos; y, pues él rompe recatos y ablanda al juez más severo, poderoso caballero es don Dinero. Y es tanta su majestad, 11 aunque son sus duelos hartos, que con haberle hecho cuartos, no pierde su autoridad; pero, pues da calidad al noble y al pordiosero, poderoso caballero es don Dinero. Nunca vi damas ingratas a su gusto y afición, que a las caras de un doblón hacen sus caras baratas; y, pues hace las bravatas desde una bolsa de cuero, poderoso caballero es don Dinero. Más valen en cualquier tierra -¡mirad si es harto sagaz!sus escudos en la paz, que rodelas en la guerra; -115y, pues al pobre le entierra y hace proprio al forastero, poderoso caballero es don Dinero. 12