HISTORIA DEL DESARROLLO ECONÓMICO INTERNACIONAL CURSO 4º ­ Licenciatura de Economía. PROGRAMA LECTURAS PREGUNTAS EXAMEN PROGRAMA COMENTADO BIBLIOGRAFÍA Profesor: Domingo Gallego Martínez CURSO ACADÉMICO 2010­2011 Facultad de Ciencias Económicas y Empr esariales . Universidad de Zaragoza Univer sidad de Zaragoza 1 PRESENTACIÓN El objetivo de esta asignatura es ofrecer un análisis teórico e histórico del desarrollo económico internacional. El eje central del programa será el análisis de los modos de salida del atraso comparando las experiencias positivas con las de aquellos países que siguen mostrando graves desequilibrios (altos niveles de población en condiciones de pobreza, elevados porcentajes de población activa en el sector informal o fuertes niveles de desempleo). Para enfrentarnos al problema de cómo salir del atraso económico se ha elegido un camino que se inicia con las aproximaciones teóricas más generales y termina con el estudio de algunos países concretos. El programa comienza con una síntesis de las reflexiones sobre el crecimiento económico realizadas desde el cuerpo central de la teoría económica (temas 1 y 2). Posteriormente se presentan las principales teorías del desarrollo económico (temas 3 a 5) y se analiza el problema del crecimiento desde la perspectiva de la economía institucional (tema 6) y de la economía ambiental y ecológica (tema 7). Con este conjunto de temas nos aproximamos al problema central del curso (los modos de salir del atraso), pues la mayoría de las teorías del desarrollo e institucionales están muy influidas en sus planteamientos por experiencias históricas concretas de países y coyunturas económicas. La parte teórica termina (tema 8) con un reflexión general sobre las fuerzas inductoras del desarrollo y del atraso. Toda la parte teórica está diseñada desde la presunción de que las teorías manejadas son, entre sí, más complementarias que contradictorias: sus distintos enfoques son, en gran parte, resultado de las disparidades entre los casos y coyunturas estudiadas; sus diferencias también son consecuencia de la distinta perspectiva desde la que analizan los mismos procesos históricos. Tras la parte teórica entraremos en la propiamente histórica (temas 9 a 14). Comenzaremos con sucesivas visones generales de la evolución económica de las grandes áreas del mundo, descendiendo, tras el análisis de cada zona, al estudio de algunos países concretos. En el desarrollo de la parte histórica se utilizarán las herramientas presentadas en los capítulos teóricos. Así, podremos emplear en el análisis de casos las experiencias sistematizadas en las reflexiones teóricas. Tras el estudio de las distintas condiciones históricas que condujeron al desarrollo o al atraso, estaremos en condiciones de hacer algunas reflexiones generales sobre los elementos condicionantes de los modos de evolución económica de las distintas sociedades (tema 15). PREPARACIÓN Y EVALUACIÓN Para la preparación de la asignatura se facilitarán una serie de lecturas obligatorias que, junto a las exposiciones del profesor, serán los materiales básicos para el estudio de los distintos temas del programa. En la evaluación se tendrá en cuenta el resultado del examen, la participación en clase y la calidad de los trabajos presentados (fichas sobre las lecturas y recensión de un libro de entre los propuestos ­van en negrita en la bibliografía­). El 70% de la clasificación final se obtendrá mediante el examen y el 30% restante mediante alguno de los demás sistemas mencionados. 2 PROGRAMA. PRIMERA PARTE. TEORÍAS DEL CRECIMIENTO Y DEL DESARROLLO ECONÓMICO. Tema 1. Los primeros pasos. Antes del crecimiento: los escolásticos. Crecer a costa de otras repúblicas (Mun, List). La productividad de la naturaleza (Cantillon, Quesnay). Crecer explotando a los trabajadores (Marx). Crecer ahorrando, crecer especializándose (Smith, Ricardo, Mill). Crecer removiendo obstáculos institucionales mediante reformas y revoluciones (Quesnay, Smith, Ricardo, Marx). Crecer mejorando la eficiencia en el uso de los recursos (Walras). Crecer innovando (Schumpeter). Tema 2. El crecimiento for malizado. La inestabilidad del crecimiento (Keynes y Harrod). Las fuerzas inductoras del crecimiento equilibrado (Solow, Kaldor, Kalecki, Goodwin). Desagregando la función de inversión. Sobre los condicionantes históricos del crecimiento (Sraffa). Tema 3. Teorías del desar rollo económico I: propuestas desde la historia económica. El desarrollo posible: las etapas de crecimiento económico (Rostow); los distintos modos de organizar el crecimiento (Gerschencron). Tema 4. Teorías del desar rollo económico II: propuestas desde el estudio de los problemas de los países atrasados. Los obstáculos al desarrollo y las posibilidades de evitarlos: Nurkse, Prebisch y Hirschman. Las teorías neoclásicas del desarrollo: análisis de las distorsiones inducidas por la intervención pública en los países atrasados (Harberger). El desarrollo inviable: las teorías de la dependencia (Baran). Tema 5. Teorías del desar r ollo económico III: comparación de los modos de desar rollo de los países atrasados y adelantados. Los problemas de la salida del subdesarrollo: una teoría económica para los países atrasados (Michael Todaro). Hacia una nueva síntesis (Ray). Tema 6 Las condiciones institucionales del cr ecimiento. La perspectiva individualista: North, Olson, Coase. Las consecuencias de los desequilibrios sociales (Bhaduri). Las fuerzas correctoras de los desequilibrios sociales (Hirschman, Sen). Crecer acumulando capital, crecer desarrollando capacidades (Sen). La economía de mercado en la naturaleza y en la sociedad. Tema 7 El crecimiento limitado. La percepción de los condicionantes medioambientales al crecimiento en la historia del pensamiento económico (Naredo). Los condicionantes energéticos y las características de los procesos de desarrollo (Wrigley y Sieferle). La gestión de los recursos naturales: entre el mercado y la negociación política (Martínez Alier y Roca). El crecimiento económico en perspectiva ecológica (Tello). Tema 8. Evaluación de los factores inductores del cr ecimiento y del atraso. Sobre la convergencia y las circunstancias que la inducen o la retardan: una aproximación cuantitativa (Sala­i­Martin, Crafts; Helpman); los condicionantes del desarrollo a la vista de la experiencia de los países avanzados (Chang). Entre las fuerzas de la globalización y las circunstancias locales (Pipitone, 2006). 3 SEGUNDA PARTE. HISTORIA ECONÓMICA DEL CRECIMIENTO DEL ATRASO Y DEL SUBDESARROLLO. Tema 9. Los modos de desar r ollo económico en los países avanzados. Características de sus economías en el periodo preindustrial. Los modos de crecimiento en economías integradas. El papel del sector exterior. Las características de la intervención pública en la economía. La convergencia sectorial y territorial y las pautas de distribución personal de la renta. Análisis de casos y coyunturas: Suecia, Italia y Japón. Tema 10. Los obstáculos al desar rollo económico en América Latina I (1800­1939). Los problemas heredados de la época colonial. La época del desarrollo guiado por las exportaciones (desde la independencia a 1914): posibilidades externas y desequilibrios internos. Dificultades exportadoras en el período de entre guerras. Análisis de casos: Argentina, Canadá y Australia comparadas. Tema 11. Los obstáculos al desar rollo económico en América Latina II (1940­ 1990): El crecimiento hacia adentro de los grandes estados y la vía exportadora de las pequeñas repúblicas: dos modelos de crecimiento sin desarrollo durante la segunda mitad del siglo XX. Análisis de casos: El Brasil o los desequilibrios persistentes. Tema 12. Asia entre los nuevos países industriales y el dualismo económico. El desarrollo económico guiado por las exportaciones de manufacturas: análisis de las condiciones internas y externas del desarrollo económico de los pequeños dragones asiáticos durante la segunda mitad del siglo XX. Análisis de casos: Taiwan y Corea del Sur. Sobre el origen y persistencia de la pobreza y el dualismo económico en los grandes países del sur de Asia: el caso de la India. Tema 13. África o la per sistencia del atraso. Los países árabes: de la dominación colonial a los límites del crecimiento introvertido; las transformaciones económicas de los países exportadores de petróleo. Las consecuencias económicas de la trata de esclavos y de la dominación colonial en el África subsahariana; las dificultades para la consolidación, tras la independencia, de un tejido social y económico estable. Análisis de casos: Nigeria. Tema 14. Del socialismo y la planificación centr al a la transición al capitalismo. La formación del modelo económico soviético: del comunismo de guerra a los planes quinquenales. Sobre el origen de los problemas que condujeron al desmantelamiento de la URSS y del sistema de planificación central. Las transiciones al capitalismo china y rusa comparadas. Tema 15. Un balance de las experiencias histór icas analizadas. Tipología de modos de salida del atraso. Características de las economías con dificultades para salir del atraso. Factores inductores del atraso. ¿Qué hacer para combatir el subdesarrollo? 4 Índice de lecturas 1. SMITH, Adam (1776): Investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones (se ha utilizado la edición del Fondo de Cultura Económica, México 1979, pp. 299­316: “La acumulación de capital ...”). 2. ROSTOW W. W. (1960): “III. Condiciones para el impulso inicial” en W. W. Rostow: Las etapas del crecimiento económico, un manifiesto no comunista , Fondo de Cultura Económica, México, pp.40­58. 3. GERSCHENKRON, Alexander (1962): “El atraso económico en su perspectiva histórica” en Gerschenkron: Atraso económico e industrialización (se ha utilizado la edición de Ariel, Barcelona, 1973, pp. 7­48). 4. NURKSE, Ragnar (1964): Equilibrio y crecimiento en la economía mundial, Rialp, Madrid, pp. 320­348: “Patrones de comercio y de desarrollo”. 5. OLSON, Mancur (2001): Poder y prosperidad. La superación de las dictaduras comunistas y capitalistas, Siglo Veintiuno de España, Madrid, pp. 1­32: “La lógica del poder”. 6. NORTH, Douglass C. (1993): Instituciones, cambio institucional y desempeño económico, Fondo de Cultura Económica, México (primera edición en 1990), pp. 13­22. 7. SEN, Amartya (1995): “Las teorías del desarrollo en el siglo XXI” (se ha utilizado la edición de Leviatán. Revista de Hechos e Ideas, nº 84 (2001), pp. 65­84. 8. GEORGESCU­ROEGEN, Nicholas (1977): “¿Qué puede enseñar a los economistas la termodinámica y la biología? En Federico Aguilera KlinK y Vicente Alcántara (Comp.): De la economía ambiental a la economía ecológica , Economía Crítica, Barcelona, pp. 305­320. Calendario de comentario de lecturas y de presentación de libros (la r efer encia completa de los libros aparecen en la bibliografía del programa) 6­X­10: lectura 1 (Smith) + libro de Mun (1664) 20­X­10: lectura 2 (Rostow) + libro de Quesnay (1758) 27­X­10: lectura 3 (Gerschenkron) + libro de Schumpeter (1912) 3­XI­10: lectura 4 (Nurkse) + libro de Buchanan (1975) 10­XI­10: lectura 5 (Olson) + libro de Hirchman (1984) 17­XI­10: lectura 6 (North) + libro de Ostrom (1990) 24­XI­10: lectura 7 (Sen) + libro de Acemoglu y Robinson (2006) 1­XII­10: lectura 8 (Georgescu­Roegen) + libro de Salas Fumás (2007) 15­XII­10 Libros sobre países avanzados (tema 9)* 22­XII­10 Libros sobre países de América latina (temas 10 y 11)* 12­I­11 Libros sobre Asia oriental (tema 12)* 19­I­11 libros sobre países africanos y socialistas (temas 13 y 14)* * Elegir los libros entre los que aparecen escritos en negrita en la bibliografía de los temas señalados. 5 Tutorias Las tutorías se realizarán en mi despacho (planta 2bis, despacho de Domingo Gallego) Los martes de 9 a 10 horas y de 17 a 21 horas. Los miércoles de 9 a 10 horas. Conectar con el profesor E.mail. dgallego@unizar.es Teléfono despacho: 976761785 Página Web: http://estructuraehistoria.unizar.es/personal/dgallego/index.html Calendario de exámenes 1ª Convocatoria: martes 1 de febrero de 2011 a las 9:30 h. (Aula 4) 2ª Convocatoria: sábado 12 de febrero de 2011 a las 12 h. (Aula 23) 3ª Convocatoria: miércoles 7 de septiembre de 2011 a las 9 h. (Aula 17) Preguntas de exámenes de cur sos anterior es Preguntas cur so 2009­2010 1. Explica brevemente por qué Gerschenkron considera tan relevante el ejemplo del Imperio Ruso para explicar las fuerzas que inducen al crecimiento económico (1 punto) 2. ¿Por qué North otorga un papel tan crucial a las normas sociales para explicar la evolución económica de los distintos países? (1 punto) 3. ¿Por qué Olson otorga un papel tan importante al Estado como inductor de la prosperidad? (1 punto) 4. ¿Crees que para Sen resultan compatibles, en las fases iniciales del desarrollo, la acumulación de capital y las mejoras en el bienestar? (1 punto) 5. Analiza la relación entre crecimiento económico y medio natural en la historia del pensamiento económico (3 puntos) 6. ¿Por qué piensa Gerschenkron que le atraso puede ser una ventaja? (1 punto) 7. ¿Qué razones tiene Nurkse para proponer el crecimiento hacia adentro para los países atrasados? (1 punto) 8. ¿Por qué Olson ve más ventajas a las democracias que a los gobiernos autocráticos como inductores del crecimientoe conómico? (1 Punto) 9. ¿Por qué Georgescu­Roegen piensa que el crecimiento económico moderno no es sostenible a largo plazo? (1 punto). 10. Repasa el papel que las distintas corrientes de pensamiento económico atribuyen a las relaciones económicas internacionales como inductoras de crecimiento.(3puntos) 11. Compara los planteamientos de Ricardo y List sobre los efectos de la especialización en el crecimiento económico (1 punto) 6 12. Según Rostow, el crecimiento sostenido es consecuencia de los impulsos que unos sectores productivos provocan sobre otros ¿Qué condiciones favorecen estas interacciones? (1 punto) 13. ¿Por qué Olson piensa que incluso en los regímenes autocráticos hay posibilidades de crecimiento económico? (1 punto) 14. ¿A qué se refiere Chang cuando señala que los países avanzados pretenden retirar la escalera a los países atrasados? (1 punto) 15. Reflexiona sobre la relación entre contexto institucional y crecimiento económico (3 puntos) Preguntas cur so 2008­2009 1. Política de comercio exterior y desarrollo económica. Implicaciones para el desarrollo propio y ajeno. 2. Crecimiento económico y sustentabilidad ambiental. Argumenta sobre las dificultades de combinar ambos objetivos. 3. Acción individual, acción colectiva y acción pública. Argumenta sobre sus respectivas implicaciones como inductoras del desarrollo económico. 4. Regímenes políticos democráticos/regímenes políticos autoritarios. Implicaciones para el desarrollo económico. 5. Factores que favorecen o dificultan que las relaciones entre países ricos y pobres puedan inducir a su convergencia en bienestar y en niveles de renta por persona. 6. Reflexiona sobre las características internas de una sociedad que puedan favorecer su desarrollo económico. Preguntas de cursos anteriores al 2008­2009 7. Crees que la interacción entre inversión e innovación presente en el análisis de Schumpeter y Goodwin puede ser de utilidad para el análisis de los problemas de los países con graves problemas de desarrollo durante la segunda mitad del siglo XX. 8. Presenta las ideas básicas del pensamiento de Paul Baran y reflexiona sobre su campo de aplicabilidad. 9. Ricardo, Marx y Bhaduri resaltan la contradicción que puede darse entre la acumulación de unos grupos sociales y el bienestar de la mayoría de la población ¿qué utilidad crees que pueden tener estas reflexiones para explicar los problemas de los países con graves problemas de desarrollo durante el siglo XX? 10. Presenta las ideas básicas de Sen en “Las teorías del desarrollo en el siglo XIX” y utilízalas para el análisis de algún caso histórico concreto. 7 11. Define el concepto de convergencia condicionada y explica cuál puede ser su utilidad para el análisis de las diversas sendas de desarrollo seguidas por los distintos países durante la segunda mitad del siglo XX. 12. Analiza históricamente las distintas pautas seguidas por la distribución personal de la renta en los procesos de crecimiento. 13. Comenta las razones de Nurkse para proponer, a mediados del siglo XX, la sustitución de importaciones como una vía de desarrollo complementaria a la inducida por las exportaciones. 14. Define brevemente los conceptos de capital físico, capital humano, capital social y capital ambiental y señala las posibles interacciones entre ellos en los procesos de crecimiento. 15. Repasa el papel que las distintas corrientes de pensamiento económico han asignado al ahorro como motor del crecimiento. 16. ¿Crees que pueden ser complementarios, para explicar la lógica de los procesos de desarrollo, los argumentos de Rostow y Gerschenkron? 17. Compara las consecuencias económicas de las migraciones interiores en la Europa del siglo XIX y en los países latinoamericanos en la segunda mitad del XX. 18. Analiza las implicaciones económicas de los conceptos de voz y salida de Hirschman. 19. Repasa el papel que las distintas corrientes de pensamiento económico han asignado a la inversión como motor del crecimiento. 20. Comenta las aportaciones de Gerschenkron y su aplicabilidad para el análisis de los problemas económicos de los países no desarrollados 21. Comenta las críticas que desde la perspectiva neoclásica se hicieron a los modelos de crecimiento hacia adentro propuestos por Nurkse y otros economistas. 22. Formúlate una pregunta relevante en torno a los problemas tratados por el libro del que hayas hecho la recensión y utiliza las teorías estudiadas en la primera parte del programa para responderla. 23. Repasa el papel que las distintas corrientes de pensamiento económico atribuyen a la interacción entre relaciones económicas internacionales y desarrollo económico. 8 24. ¿Por qué North y Olson dan tanta importancia a las condiciones institucionales para explicar las distintas capacidades de crecimiento económico de las naciones? 25. Los condicionantes medioambientales al crecimiento en la historia del pensamiento económico. Realiza una breve síntesis de este tema apoyándote en las reflexiones de los autores que consideres más representativos. PROGRAMA COMENTADO. PRIMERA PARTE. TEORÍAS DEL CRECIMIENTO Y DEL DESARROLLO ECONÓMICO. El objetivo de esta primera parte es presentar una historia de las reflexiones teóricas en torno al crecimiento y al desarrollo económico. El método escogido ha sido elegir un conjunto de temas y perspectivas de análisis e ir seleccionando a autores representativos de cada una de ellas para presentar sus principales resultados. Frecuentemente las aportaciones del autor o autores seleccionados se matizan con las propuestas de otros de su misma orientación analítica. El método docente elegido consiste en presentar primero oralmente las líneas argumentales de los distintos autores. Luego se proponen lecturas sobre esos mismos autores (de las que los alumnos tienen que hacer una pequeña ficha) y, finalmente, se discuten en las clases prácticas. Es decir, los principales temas o autores son presentados en las clases teóricas, leídos y resumidos por los alumnos y posteriormente comentados. Además, en la parte histórica de la asignatura se induce a los alumnos a que utilicen las teorías estudiadas para el análisis de los casos concretos que se van presentando en clase o en los trabajos que tienen que realizar. Este acceso repetido a los mismos autores facilita a mi entender una mejor comprensión tanto de sus propuestas como de sus capacidad analítica. Tema 1. Los primeros pasos. Antes del crecimiento: los escolásticos. Crecer a costa de otras repúblicas (Mun, List). La productividad de la naturaleza (Cantillon, Quesnay). Crecer explotando a los trabajadores (Marx). Crecer ahorrando, crecer especializándose (Smith, Ricardo, Mill). Crecer removiendo obstáculos institucionales mediante reformas y revoluciones (Quesnay, Smith, Ricardo, Marx). Crecer mejorando la eficiencia en el uso de los recursos (Walras). Crecer innovando (Schumpeter). El objetivo de este tema es contextualizar las propuestas de los autores actuales en las reflexiones sobre el crecimiento económico de los autores que pusieron las bases del pensamiento económico. En ellos encontramos una gran parte de las variables y las líneas argumentales barajadas con posterioridad. Se van a destacar en particular los siguientes aspectos: el crecimiento no ha sido siempre un objetivo ni para la sociedad ni para los pensadores económicos; cuando el problema del crecimiento se introdujo se destacaron (indirectamente Mun y directamente List) las restricciones que el crecimiento de unos países podía generar sobre los otros; desde el punto de vista interpersonal Ricardo y Marx destacaron similares contradicciones entre el bienestar de unos y la acumulación de otros. Pero tempranamente se introdujo también en la argumentación económica la complementariedad de intereses internacionales e intersociales en el fomento del crecimiento. Crecer aplicando el desarrollo científico y agronómico para potenciar el 9 producto neto (Quesnay); crecer a través de los efectos directos e indirectos que el ahorro genera sobre la magnitud del capital social y sobre el cambio técnico (Smith); crecer aprovechando los efectos que la división internacional del trabajo sobre la capacidad productiva global (Ricardo). Crecer mejorando la eficiencia estática en el uso de los recursos, lo que engloba todo el conjunto de efectos positivos directos e indirectos de la cooperación mercantil (Walras). Crecer impulsado por los incentivos que inducen a la innovación (Schumpeter). Estos modos de crecer beneficiosos para todos (cooperando con los demás todos ganan) requieren a su vez de sociedades con características adecuadas y tanto Quesnay como los autores clásicos vieron necesario señalar estas características así como las reformas que sería necesario introducir en la sociedad para acercarse a ellas. En este último aspecto resulta de gran interés la relevancia que todos ellos otorgan al sistema político y a las normas sociales que regulan el comportamiento de las personas. Tema 2. El crecimiento formalizado. La inestabilidad del crecimiento (Keynes y Harrod). Las fuerzas inductoras del crecimiento equilibrado (Solow, Kaldor, Kalecki, Goodwin). Desagregando la función de inversión (Oscar de Juan). Sobre los condicionantes históricos del crecimiento (Sraffa, Nell). La obra de Keynes, aunque se interesa más por las causas de la inestabilidad del crecimiento que por el crecimiento mismo, tuvo la virtud de situar en el centro de la discusión económica el problema del crecimiento, facilitando además los elementos conceptuales para plantearse, de modo sistemático, la dinámica global de las economías. La obra de Keynes puso también las bases conceptuales que facilitaron la estimación de las principales variables macroeconómicas por instituciones nacionales e internacionales, lo que ha permitido reflexionar de modo más ordenado y contrastable sobre la dinámica macroeconómica de las distintas sociedades. El capitulo parte de presentar la inestabilidad de las expectativas empresariales y la rigidez de precios como principales razones keynesianas de la inestabilidad económica, presentando a su vez, con el modelo de Harrod, una situación límite de inestabilidad económica que supuso un reto a los demás economistas para intentar buscar los mecanismos mercantiles que indujeran a la estabilidad de las sendas de crecimiento y las hicieran compatibles con el pleno empleo. El núcleo principal del capítulo se centra así en presentar algunos de los modelos, formulados en las décadas de 1950 y 1960, que muestran las posibilidades autónomas del mercado de alcanzar una senda de crecimiento estable y de pleno empleo. En el caso de Solow, desde la perspectiva de la síntesis neoclásica, será la flexibilidad de los precios y de la tecnología las que permitan que los desequilibrios en el mercado de bienes produzcan modificaciones en los precios relativos y que estos induzcan a los empresarios, enfrentados a una tecnología flexible, a elegir la combinación capital trabajo más conveniente a cada estructura de precios. Desde la perspectiva de algunos autores de raíz keynesiana (Goodwin, por ejemplo), pese a razonar implícitamente con precios con relevantes niveles de rigidez y con tecnologías no flexibles, muestran que la tendencia al equilibrio económico y al pleno empleo también se hace factible mediante la dinámica autónoma inducida por los procesos de inversión (generadores de cambio técnico inductores a su vez, como indicaba Schumpeter, de nuevos incentivos a la inversión). La inversión será así la variable inductora de la dinámica del sistema económico, tendiendo los flujos internacionales de ahorro y de personas a redistribuir la mano de obra y la oferta de fondos presentables en función de la dinámica económica inducida en cada país por la inversión. A su vez, la 10 inestabilidad a corto plazo del gasto de inversión se verá compensada con los efectos estabilizadores que tendrá sobre el gasto agregado una demanda de consumo más condicionada por la renta permanente que por las fluctuaciones de la renta anual (Duesenberry). Años después Oscar de Juan enriquece esta perspectiva haciendo un análisis desagregado de la función de inversión diferenciando la que va dirigida a atender a la demanda (inversión en expansión) de la que va destinada a impulsar el cambio técnico (inversión en modernización); esta última sería la que tendría los efectos dinamizadores a largo plazo del sistema económico a los que se referían Schumpeter y Goodwin. La visión de la dinámica económica desde la oferta hace conveniente introducir un discurso microeconómico con esta misma perspectiva. Para ello se recurre a la obra de Sraffa en la que se encuentran a su vez elementos muy relevantes para profundizar en la dinámica de los sistemas económicos, como el análisis del papel de los precios en la reproducción del aparato productivo o el de conceptos como bienes básicos o núcleo del sistema productivo. En cualquier caso no se trata de elegir entre los sistemas teóricos que nos han propuesto interpretar la dinámica económica desde la soberanía del consumidor (neoclásicos) y los que nos la muestran inducida por las decisiones de inversión, sino de disponer de ambas lógicas analíticas para, desde la perspectiva de usuarios, acudir a sus capacidades interpretativas en función de las características de los problemas que en cada momento nos enfrentemos. Tema 3, 4 y 5. Teorías del desar r ollo económico I, II y II: del desarrollo posible al desarrollo inviable. El desarrollo posible: las etapas de crecimiento económico (Rostow); los distintos modos de organizar el crecimiento (Gerschencron). Los obstáculos al desarrollo y las posibilidades de evitarlos: Nurkse, Prebisch y Hirschman. El desarrollo inviable: las teorías de la dependencia (Baran). En los temas cuatro al siete se pasa del análisis general de los procesos de crecimiento a un análisis más concreto, inspirado en el estudio de casos y en la teorización a partir de ellos. Estas teorizaciones suelen ser de un rango menos general que las presentadas en los tres capítulos iniciales donde las reflexiones en torno al crecimiento pretenden, en muchos casos, sentar leyes generales de universal o al menos de amplia aplicabilidad. Los próximos capítulos son, por lo tanto, un punto intermedio entre las teorías generales ya analizadas y el análisis histórico que se abordará en la segunda parte de la asignatura. El tema cuarto se centrará en las aportaciones de las décadas de 1950 y 1960; el quinto en las sistematizaciones de los años ochenta y el sexto y séptimos en los nuevos rumbos de la década de 1990 en las que gana peso el factor institucional (tema sexto) y el análisis econométrico de los factores que han posibilitado o frenado la convergencia entre las economías de los distintos países del mundo (tema séptimo). El tema cuatro comienza con las reflexiones de autores optimistas (Rostow y Gerschencron) que perciben la posibilidad de que el desarrollo económico vaya paulatinamente afectando a sectores más amplios de la población mundial. Pero aunque en este aspecto su enfoque sea similar sus propuestas concretas son divergentes. Rostow resalta principalmente la trascendencia de unas condiciones internas adecuadas para que la economía pueda aprovechar los efectos de arrastre del impulso inicial protagonizado por algún sector productivo. El sector impulsor provocará nuevas demandas, efectos favorables en sus clientes y posibilidades de emulación de sus innovaciones ya sean de carácter tecnológico u organizativo. Pero para que estos efectos transformadores tengan lugar no solo será necesario un sector productivo capaz de provocarlos, sino también una economía capaz de responder a esos incentivos, de ahí la importancia que otorga 11 Rostow a las condiciones de partida y en particular a la integración del sistema económico que posibilitará que los cambios ocurridos en una pieza del sistema terminen por afectar al conjunto. Los planteamientos de Gerschencron nos hacen pasar de las condiciones interiores a las internacionales y nos hacen ver el desarrollo de unos países como una fuente de nuevas posibilidades para los países atrasados. Para ellos, los mercados, la capacidad financiera, los avances tecnológicos u organizativos de los países más avanzados son una fuente de posibilidades de crecimiento que puede sustituir con ventaja a las condiciones internas favorables a las que tanta importancia atribuía Rostow. El problema para cada país será encontrar el modo de organizar el transplante y adaptación a sus condiciones internas de los logros de otros países. Gerschencron insiste, por lo tanto, en las diferentes formas que tomará el proceso de desarrollo en los distintos países, consecuencia tanto de los cambios en el contexto internacional como en las condiciones internas de cada país, pues estas últimas afectarán a los modos de aprovechar los avances externos. Rostow, sin embargo, insistía en que los procesos de desarrollo tenían pautas comunes, unas fases por las que todos tendrían que pasar. Ambos enfoques, los de Rostow y Gerschencron, podemos considerarlos como complementarios pues juntando los condicionantes internos e internacionales y la lógica general y particular de los procesos de desarrollo podemos alcanzar una capacidad de análisis mayor que si utilizamos un enfoque u otro. De todos modos ambos autores comparten un considerable optimismo sobre las posibilidades de generalización del desarrollo en el largo plazo debido, quizá, a una excesiva vinculación de sus propuestas iniciales al análisis de los países con éxito en el XIX. Pero otros autores más orientados a la observación de países con problemas durante el siglo XX van a tener una perspectiva más pesimista. Es el caso de Nurkse y también el de Prebisch y Hirschaman. Nurkse resalta las dificultades de crecer exportando materias primas y alimentos durante el periodo posterior a la primera guerra mundial (su punto de mira se sitúa a mediados de la década de 1950). La razón es que salvando los productos energéticos la demanda de importaciones de alimentos y materias primas de los países desarrollados tendía a crecer, según Nurkse, a tasas inferiores a sus respectivas rentas. Las razones de este resultado son múltiples (el creciente peso del sector servicios en la renta nacional, la creciente sustitución de materias primas naturales por sintéticas, la creciente capacidad de autoabastecimiento de productos agrarios de los países desarrollados, sus políticas proteccionistas) pero el resultado es que las posibilidades de crecer exportando materias primas y alimentos se vieron reducidas y era necesario buscar alternativas. Nurkse propone dos vías, la exportación de manufacturas sencillas, camino al que termina atribuyendo tantos problemas como al de la exportación de productos primarios, y el crecimiento hacia adentro. Este último sería la senda más segura para salir del atraso en las condiciones del mercado mundial del periodo posterior a la primera gran guerra. Este desarrollo hacia adentro requeriría de un proteccionismo selectivo y de intervención pública en los procesos productivos pudiendo terminar generando una maduración de las economías de los países atrasados y una variación de sus ventajas comparativas que les permitirá reorientar su integración internacional hacia líneas de exportación con más posibilidades. Se utilizan también complementariamente en la exposición de clase textos de Prebisch y Hirschaman para enriquecer la línea argumental del Nurkse introduciendo temas como el del papel cambiante de las empresas multinacionales en las economías de los países atrasados, el ciclo económico, 12 el deterioro de las relaciones de intercambio o las críticas de Hirschaman (más tarde matizadas) al concepto de desarrollo equilibrado de Nurkse. El capítulo termina con un referencia a Paul Baran como ejemplo de los autores que observan con mayor pesimismo las posibilidades de salir del atraso y que proponen como única salida el cambio de sistema económico. Sus reflexiones son especialmente interesantes al contrastarlas con las de Gerschencron pues mientras este último autor señala que el crecimiento de los otros abre nuevas posibilidades a los países atrasados, Baran señala justamente el efecto contrario: el contacto con los países desarrollados desestabiliza y colapsa el desarrollo de los países atrasados. Las profundas diferencias entre ambas propuestas tienen bastante que ver con el distinto campo de observación de ambos autores (efecto del contacto con Gran Bretaña en la India ­Baran­ y el caso de la interacción entre los países europeos ­Gerschencron­) de tal modo que ambas líneas interpretativas pueden tener rasgos complementarios en los que se pretende insistir. Tras una notable abundancia de reflexiones en torno al desarrollo durante las décadas de 1950 a 1970, en los años ochenta encontramos algunas reflexiones sobre el desarrollo realizadas tanto a la vista de las teorizaciones realizadas en las décadas anteriores como a la del desenvolvimiento de las economías atrasadas durante el periodo 1950­1970, uno de los periodos más dinámicos para el conjunto de la economía mundial. Del resultado de estos intentos de síntesis resaltamos dos trabajos que tomaremos como representativos de sus respectivos ámbitos teóricos: para el ámbito neoclásico un texto de Haberger en el que se sintetizan los resultados de un congreso celebrado en México a comienzos de los años ochenta (se contextualizar en las aportaciones de otros autores de esta corriente: Chenery, Bhagwati, Lal); y para el ámbito de los herederos intelectuales de Nurkse y Prebisch el manual de desarrollo económico de Michael Todazo publicado en 1985. Haberger, en el trabajo citado, sintetiza las ponencias presentadas sobre la evolución de una muestra amplia de países hasta finales de la década de 1970. Las conclusiones que alcanza terminan responsabilizando de los fracasos en el crecimiento a las políticas económicas que habían distorsionado la acción del mercado tanto en el contexto interior de cada país como en el internacional: políticas proteccionistas que afectan negativamente a las posibilidades de exportar; intervencionismo directo en las actividades productivas del sector público que genera sectores económicos sobredimensionados e ineficientes que conducen a invertir los escasos recursos de la sociedades atrasadas en el líneas de producción sin futuro que, además, al absorber contingentes importantes del gasto público, provocan que los estados desatiendan la provisión de bienes públicos claves. Estas políticas combinadas con sistemas fiscales sin suficiente capacidad recaudatoria inducen también al sector público a financiarse mediante procedimientos generadores de inflación que desvían recursos hacia la inversión especulativa y que nublan la información contenida en el sistema de precios. La alternativa propuesta por Haberger es dejar hacer al mercado, al interior y al internacional, pues esto inducirá a desarrollar procesos productivos en cada país adecuados a sus respectivas dotaciones de recursos, por lo que tenderán a ser rentables y competitivos internacionalmente induciendo a unas amplias relaciones económicas con el exterior que permitirán, paulatinamente, ir seleccionando aquellas ofertas tecnológicas y organizativas más apropiadas para el desarrollo de las actividades productivas internas. Este camino podrá ir transformando a su vez las ventajas competitivas de los países atrasados hacia actividades productivas más complejas. 13 En definitiva, las reflexiones de Harberger son muy críticas con las políticas inductoras del desarrollo hacia adentro propuestas por Nurkse y Prebisch resaltando la pérdida de posibilidades que supusieron al aplicarse en un periodo de intensísimo crecimiento del comercio internacional. En todo caso la intervención, de realizarse, señala Haberger, hubiera necesitado sistemas compensatorios de los daños que potencialmente podían causar al sector exportador y esto no se hizo particularmente en muchas repúblicas latinoamericanas. Su modo de análisis remite también a unas formas de enfocar los problemas de los países atrasados que no difieren de los métodos de análisis utilizados para estudiar las economías de los países avanzados. Implícitamente está presente la idea de que la teoría económica tiene un carácter universal al captar pautas de comportamiento de los mercados y de los agentes que en ellos se desenvuelven; sus resultados serían así aplicables a cualquier circunstancia histórica. Las propuestas de Michael Todaro van, sin embargo, en la dirección de manifestar las especificidades de los países atrasados y, por lo tanto, de resaltar la existencia de problemas peculiares en estas economías que necesitan soluciones adaptadas a sus peculiares circunstancias. Resalta así el efecto mucho más intenso, en crecimiento de la población, de la transición demográfica de los países atrasados; destaca la existencia de procesos migratorios interiores del campo a la ciudad que no están justificados por oportunidades de empleo (como se suponía en el modelo de Lewis) y que generan sobrepoblación urbana y gravísimos problemas de marginalidad social en las ciudades; muestra también la existencia de distribuciones de la renta muy desiguales (mucho más que en los países avanzados en su etapa preindustrial) y que no tienden a equilibrarse con el crecimiento económico como intuía Kuznets para el caso de los países de desarrollo temprano. La persistencia de pautas muy desequilibradas de distribución de la renta provocará, a su vez, graves problemas en la capacidad de la economía de mercado de atender las necesidades básicas de la población al centrarse en las demandas solventes, que en estos casos solían ser las de los grupos sociales más acomodados. El atender a las demandas de los grupos acomodados implicaba, en no pocos casos, poner en marcha procesos productivos muy intensivos en capital que eran inadecuados para la dotación de recursos locales (siendo así internacionalmente no competitivos) y provocando su desarrollo una demanda de trabajo muy débil en comparación con las enormes disponibilidades de mano de obra. En este contexto el fracaso, o el insuficiente éxito, de las políticas de desarrollo hacia adentro lo achaca, más que a su maldad intrínseca, a las características de algunos países atrasados, de ahí el distinto efecto que tuvieron en las repúblicas latinoamericanas que las adoptaron y en los países de Asia oriental. Así, en los casos de Corea y Taiwan, al tener sistemas sociales interiores menos desequilibrados que los latinoamericanos, sus demandas internas se orientaron más a bienes de consumo básico con procesos productivos más adaptados a la dotación de recursos locales (lo que abría la posibilidad de su competitividad internacional) y con mayor capacidad de generar demandas de mano de obra por sus técnicas de producción inicialmente muy intensivas en trabajo. La competitividad internacional favorecía además un crecimiento mucho más intenso al estar apoyado tanto en la demanda interna como en la exterior. Quedan así presentadas dos líneas interpretativa complementarias. Harberger resalta los problemas derivados de las políticas económicas inadecuadas pero también mal instrumentadas en algunos de los países que habían elegido el desarrollo hacia adentro; mientras que Todaro resalta el distinto efecto de estas políticas al ser sus resultados muy dependientes de las características internas de los países. Los caminos propuestos para dar salida a los problemas también eran diferentes, pues en unos casos 14 (Harberger) se insistía en la liberalización de los sistemas económicos y en otros (Todaro) en las transformaciones del sistema social, ya que los fortísimos desequilibrios en la distribución de la renta afectaban negativamente al funcionamiento del mercado, y también a la acción del estado que en estos contextos tendía a desarrollar políticas más consideradas con los sectores modernos de la economía que preocupadas por aprovechar las potenciales capacidades productivas de las economías informales urbanas y de las zonas rurales deprimidas. Como colofón a este capítulo se hará referencia al manual de Ray, tanto porque desarrolla alguna ideas solo apuntadas en el texto de Haberger, como porque muestra la convergencia interpretativa, a finales de los años noventa, entre las corrientes de pensamiento representadas por Haberger y Todaro. Tema 6. Las condiciones institucionales del crecimiento. La perspectiva individualista: North, Olson, Coase. Las consecuencias de los desequilibrios sociales (Bhaduri). Las fuerzas correctoras de los desequilibrios sociales (Hirschman, Sen). Crecer acumulando capital, crecer desarrollando capacidades (Sen). La economía de mercado en la naturaleza y en la sociedad. El contexto institucional en el que se desenvolvían las distintas economías fue ganando peso como variable explicativa durante la década de 1990. La obra de North tuvo responsabilidad en la apertura de esta línea de trabajo desde el centro de la economía ortodoxa pero hay que recordar que esta preocupación por lo institucional no es nueva y que nos la hemos encontrado ya en bastantes de los pioneros del pensamiento económico (tema 1) y que se encuentra también en otros autores no considerados en esta asignatura (me refiero tanto a la escuela histórica alemana como al institucionalismo americano). Pero, en cualquier caso, las aportaciones de la economía institucional contemporánea, en conjunto y desde sus distintos enfoques, no estaban muchas de ellas implícitas en los discursos anteriores y son de gran relevancia a la hora de enfrentarse a reflexionar sobre las cusas del crecimiento y del atraso. El objetivo de este capítulo es así presentar las líneas básicas de las aportaciones de la literatura institucional de las últimas décadas y en particular de aquellos aspectos relevantes para el análisis del desarrollo económico. North argumenta sobre cómo los valores y las normas formales e informales son claves para entender los comportamientos de individuos y organizaciones y en la medida que sean respetuosas con los derechos individuales tenderán a inducir formas de cooperación entre los agentes beneficiosas para todas las partes implicadas, pues en un régimen de libertades aparentemente a nadie se le podría forzar a colaborar con los otros, con su trabajo o su patrimonio, si no es mediante un acto voluntario, lo que inducirá a que la cooperación resultante sea beneficiosa para las partes implicadas y para el conjunto de la sociedad. El afianzamiento de los valores individuales sería por lo tanto clave para inducir comportamientos cooperativos que ampliarían las capacidades de la comunidad frenando la tendencia a acumular a costa de los recursos ajenos. Pero este tipo de valores sociales tiene también otros efectos favorables, pues la aceptación general de valores y normas aumenta el grado de seguridad en el comportamiento de los otros, lo que tiende a disminuir los costes de transacción (Coase) mejorando así tanto el funcionamiento del mercado como el de las organizaciones, pues los acuerdos alcanzados en todos estos ámbitos, al tender a cumplirse, disminuyen riesgos y costes. Algunos autores, es el caso de Olson, señalan sin embargo que estas posibilidades de cooperación en un mundo en el que rigen los valores individuales funcionan para la provisión de bienes privados a través del mercado pero, en general, no para la provisión de bienes públicos pues los individuos y las organizaciones tenderán, guiados por sus intereses egoístas, a beneficiarse de ellos evitando sufragar los costes de 15 producirlos. Según Olson solo quienes controlan el estado tendrán el interés y la capacidad de realizar suministros regulares de bienes públicos. Incluso si el estado estuviese controlado por un bandido estable (un monarca despótico, por ejemplo), este individuo estaría interesado en no presionar en tal grado a la población con impuestos que impidiese la reproducción de los negocios particulares de sus súbditos. Le podría interesar también a ese tipo de monarca invertir parte de lo expropiado vía impuestos en producir bienes públicos, pues al aumentar con ello la eficiencia general del sistema económico podrá, en el futuro, tener ingresos fiscales más elevados. Pero para Olson la eficacia del estado en la provisión de bienes públicos será mucho más elevada si el acceso al control del estado se realiza en el contexto de un sistema democrático. En un sistema político democrático las mayorías sociales, al hacerse con el control del estado, tenderán a combinar sus intereses individuales como propietarios, que les inducirán a reducir la presión fiscal, con sus intereses como controladores del sector público que les inducirían a aumentarla. Pero si esa mayoría es inclusiva (está muy vinculada por motivos económicos y culturales con los demás grupos sociales) sus intereses tenderán a incluir a los de las minorías. En estos casos los intereses de las mayorías como controladoras del estado irán confluyendo con sus intereses como ciudadanos y con los del conjunto de la población, tendiendo así a extraer vía impuestos justo la magnitud de recursos necesarios para producir los bienes públicos que la sociedad reclama. En resumen, la combinación entre derechos individuales y estado democrático creará las condiciones más favorables, según estos autores, para el desarrollo económico, pues se complementarán las condiciones favorables para el funcionamiento del mercado y del estado, es decir, para la complementaria producción de bienes privados y públicos. Para Olson permanecería, sin embargo, el riesgo de que los grupos de presión orientaran al estado a seguir sendas favorables para ellos pero contradictorias con los intereses generales. Pero esta visión de lo institucional que resalta sobre todo los contextos políticos y normativos en los que las personas y las organizaciones (incluido el estado) actúan deja de lado los problemas que pueden derivarse de los graves desequilibrios en la distribución de la propiedad o en el acceso a los recursos. En la medida que estos desequilibrios sean tan imponentes que el campo de posibilidades de decisión de unos quede tan reducido que, pese a el contexto individualista y democrático en el que se desenvuelvan, no les quede más remedio que aceptar las propuestas de los otros pues, aunque no sean muy consideradas con sus intereses, pueden no tener a su alcance otras opciones. En algunas situaciones aún más extremas podemos encontrar poblaciones que, pese a desenvolverse en contextos individualistas y formalmente democráticos, ni tan siquiera se vean limitadas por propuestas desconsideradas de los otros, pues puede darse el caso de que nadie solicite sus capacidades, quedándose una buena parte de la población abocada la marginalidad. Estas situaciones, deducidas de las reflexiones de Amit Bhaduri, no son meras elucubraciones sobre situaciones hipotéticas, sino resultados de la observación de la realidad de no pocos países latinoamericanos o de Asia del sur en la que la democracia y los valores individualistas vienen conviviendo desde hace décadas con graves problemas de marginalidad social que no tienen una solución tan solo vía rediseño del sistema político, de las normas jurídicas o de los valores que orientan los comportamientos, sino que están necesitadas también de modificaciones en la distribución de los recursos o de las oportunidades de acceder a ellos. Incluso en la lógica argumental de Olson los graves desequilibrios sociales pueden afectar a la eficacia del estado en la producción de los bienes públicos, pues aunque nos 16 encontremos en un sistema democrático las mayorías que controlen el estado es difícil que lleguen a tener en estos contextos intereses inclusivos con aquellos grupos con los que no cooperan (o con los que cooperan de modo muy desequilibrado) en el ámbito del las relaciones mercantiles. En definitiva, el acceso general a los recursos y el consiguiente margen de maniobra que ese acceso puede otorgar a los agentes es una parte fundamental, en opinión de Bhaduri, de las condiciones que pueden generar el crecimiento, pues permitirá el aprovechamiento de los recursos humanos disponibles y con ello unas sendas de desarrollo no en exceso desequilibradas. Además, la construcción o preservación de un margen de maniobra amplio para todos no tiene por qué pasar exclusivamente por la preeminencia de los valores individualistas, pues otros valores (familiares, comunitarios, nacionales, religiosos, políticos) y otras formas de acceso a los recursos distintas a la propiedad privada pueden mejorar el margen de maniobra de las personas y las organizaciones y con ello dar lugar a modos de cooperación más equilibrados con los intereses de unos y otros, potenciándose así las capacidades conjuntas del grupo humano considerado. Pero ¿cómo corregir los desequilibrios sociales que dificultan el desarrollo económico? Hirschaman muestra, con los aparentemente sencillos conceptos de voz y salida, como las acciones individuales y colectivas tienen capacidad de transformar su entorno por procedimientos políticos muy descentralizados y por ello muy eficaces, pues tienen capacidad de dar cuenta de las ineficiencias y desequilibrios sociales o ambientales que puedan darse en los rincones más recónditos del sistema social. Estas llamadas de atención pueden ir así corrigiendo múltiples aspectos económicos e institucionales del funcionamiento de una sociedad. Tanto la voz como la salida tendrán capacidad de inducir a la acción colectiva pues a través de ellas se pueden conectar y organizarse los que tienen similares problemas facilitándose con ello el mejorar el margen de maniobra de los particulares o empresas concertados. Los efectos de estos movimientos en dar lugar a modos de cooperación más equilibrados pueden verse favorecidos por que si se coopera con los demás, aunque sea desequilibradamente, se pueden acabar percibiendo las ventajas de tener en cuenta sus intereses pues, mejorando las capacidades de los otros puede mejorar la productividad de cooperar con ellos (Sen). Al señalar la eficiencia de la equidad Sen recoge una de las razones de fondo que pueden llegar a dar eficacia a la voz y a la salida pues los desajustes que por ese camino se manifiestan pueden mejorar las capacidades de todos. Estas reflexiones le conducen a su vez a Sen a resaltar como el crecimiento es resultado de la combinación de la acumulación de capital y de capacidades humanas, dependiendo estas últimas tanto de las condiciones de cada individuo como de los vínculos con otras personas que le faciliten la cooperación con ellos y el acceso a los recursos. En cualquier caso son evidentes los múltiples obstáculos que pueden aparecer a estas potenciales fuerzas inductoras del cambio, pues la prepotencia de unos sobre otros tiene eficiencias de clase para los mejor situados cuya pérdida puede erosionar la capacidad de seguir manteniendo su hegemonía. Como conclusión de este tema se va a resaltar que las mismas fuerzas que pueden inducir a matizar los desequilibrios sociales pueden limitar también los daños ambientales, pues para esto último es clave que los afectados negativamente por las degradaciones del medio tengan capacidad, por sí mismos o a través de las organizaciones a las que tengan acceso, de transmitir esa información y de presionar. También se pretende resaltar la aparente contradicción entre el razonamiento de Olson al negar posibilidades de producir bienes públicos a los particulares y a sus 17 organizaciones con la importancia que autores como Hirschman, Sen o Bhaduri dan a la acción colectiva que implica de hecho un esfuerzo de los particulares de proveer para ellos, e incluso para el conjunto de la comunidad, de un contexto social y ambiental más favorable para el desarrollo humano. Tema 7. El crecimiento limitado. La percepción de los condicionantes medioambientales al crecimiento en la historia del pensamiento económico (Naredo). Los condicionantes energéticos y las características de los procesos de desarrollo (Wrigley y Sieferle). La gestión de los recursos naturales: entre el mercado y la negociación política (Martínez Alier y Roca). El crecimiento económico en perspectiva ecológica (Tello). Con este capitulo se pretende señalar que los procesos de producción resultado de las decisiones de inversión son solo responsables de una parte de los recursos que utilizamos, pues tanto ellos mismos como los procesos de consumo dependen también de la capacidad de la naturaleza de producir, almacenar y reciclar. Es decir, a la sociedad le vienen desde fuera unas reservas y unos flujos de recursos y servicios de los que depende la viabilidad productiva de cualquier sistema económico. Así, tanto para los países concretos, como para el conjunto del planeta, se hace necesario pensar sobre la interacción sociedad naturaleza cuando se intenta reflexionar sobre el crecimiento y su sustentabilidad o sobre las causas de las diferencias espaciales en el desenvolvimiento económico de los países. Con este objetivo, y con la ayuda de textos de Naredo, Wrigley y Sieferle, se combinará la explicación de los distintos modos de relacionarse históricamente la sociedad con la naturaleza, con la forma cambiante de integrar las condiciones ambientales en las teorías de los principales pensadores económicos. Así, el paso de una visión de la sociedad y del hombre inerme ante la naturaleza y sometido a sus ciclos (Santo Tomás), a otra en el que se le otorga una considerable capacidad de manejarla para fines humanos gracias al conocimiento científico de sus leyes (Quesnay), nos remite a sociedades orgánicas con distinto desarrollo tecnológico y, por lo tanto, con distinta capacidad de adecuar la naturaleza a las necesidades humanas pero, con plena percepción en ambas, de que la producción y el excedente que con ella se pueda obtener eran un don que la naturaleza ofrece y que el hombre puede orientar pero no sustituir. De esta perspectiva se va pasando a modelos económicos en los que la producción aparece como resultado del trabajo humano, en los que la naturaleza solo es tenia en cuenta cuando no es suficientemente generosa. Este último es el caso de la insuficiente cantidad disponible de tierra de buena calidad para atender a la demanda de alimentos sin provocar aumentos en sus costes de producción (Ricardo, J. S. Mill). Este periodo sería en el que se manifiesta la contradicción entre un sistema industrial y unas economías urbanas crecientemente apoyadas en una tecnología industrial de base energética mineral y una economía rural aun de carácter orgánico y, por lo tanto, con dificultades para seguir los ritmos impuestos por la demanda urbana de alimentos y materias primas de origen vegetal. La paulatina internacionalización del mercado de productos agrícolas primero y luego la creciente industrialización de la producción agrícola abriría una etapa en que todo parecía depender de las decisiones humanas. Así lo asumieron también los modelos económicos. En ellos el crecimiento parecía depender tan solo del crecimiento de la población, del ahorro, de la especialización, de la eficiencia en la asignación de recursos, de los incentivos al cambio técnico, pero la naturaleza y su interacción con el 18 proceso económico no eran considerados (este tipo de razonamientos nos los encontramos principalmente en los modelos de crecimiento presentados en el tema 2). Posteriormente, las consecuencias del éxito productivo de la tecnología industrial, aplicada tanto a la producción manufacturera como a la agrícola, provocó tanto escasez de algunos recursos energéticos básicos como degradación ambiental, convirtiéndose en un problema central el de la relación actividad económica con la naturaleza. Estos éxitos productivos pasaron a verse (Wrigley) como resultado de que la creciente productividad del trabajo era muy dependiente de los imponentes incrementos de consumo de energía por unidad de trabajo humano, lo que remitía tanto al problema de la escasez de la energía de base fósil como a los efectos ambientales provocados por su combustión. La gestión de los recursos naturales pasa a ser así un problema central de las sociedades y todas las corrientes del pensamiento económico intentan integrar estas cuestiones en sus modelos. Los epígrafes finales de este capítulo se centran en el modo en el que el pensamiento económico se adaptó a esta nueva situación, tanto desde una perspectiva micro como desde el replanteamiento de los modelos de crecimiento económico. En este último aspecto se presentarán los modos de incluir los recursos naturales en los modelos de crecimiento y la discusión en torno a la sustituibilidad de recursos naturales por capital, repensada a su vez como la capacidad del capital y el cambio técnico de facilitar la sustituibilidad de recursos no renovables por renovables y de residuos no asimilables por asimilables. Todo ello nos remitirá a una breve discusión sobre los criterios de sustentabilidad de los procesos de crecimiento tanto a escala nacional como internacional. Tema 8. Evaluación de los factores inductores del cr ecimiento y del atraso. Sobre la convergencia y las circunstancias que la inducen o la retardan: una aproximación cuantitativa (Sala­i­Martin, Crafts); los condicionantes del desarrollo a la vista de la experiencia de los países avanzados (Chang). Entre las fuerzas de la globalización y las circunstancias locales (Pipitone, 2006). La evolución económica de los distintos países del mundo ha sido medida y analizada desde distintas perspectivas durante los últimas décadas. De este análisis han surgido reflexiones de extremo interés para identificar las causas del desarrollo y del atraso. A su vez, el cambio hacia el liberalismo de las políticas económicas de los países atrasados durante las décadas de 1980 y 1990 ha abierto nuevas posibilidades de evaluación de las consecuencias de este tipo de políticas, pues si Harberger era crítico ante el intervencionismo propio del desarrollo hacia adentro tras las experiencias de los años cincuenta sesenta, desde otra perspectiva, Chang va a mostrar los problemas que también ha podido causar las orientaciones liberalizadoras de las dos últimas décadas del siglo XX. El objetivo de este capítulo es integrar en el programa estos resultados así como hacer una reflexión final sobre las aportaciones de las distintas teorías incluidas en este capítulo y en los precedentes. La reflexiones realizadas en torno a la convergencia entre las economías de los distintos países es una línea de análisis de sumo interés (se toman los textos de Sala­i­ Martin como representativos de esta línea de trabajo). La convergencia implicaría un comportamiento económico de los distintos países que sería muy del agrado de Gerschencron: los países más atrasados tenderían a tener un crecimiento de su renta por persona más elevado que el de los países más avanzados. Sin embargo, la medición del grado de convergencia en renta por persona da unos resultados muy desesperanzadores pues más que convergencia se aprecia divergencia. Este resultado se obtiene ya 19 midamos el fenómeno con la convergencia b (la tasa de crecimiento del nivel de renta entre dos fechas es una función negativa de la renta en el periodo inicial, siendo b el coeficiente que relaciona el crecimiento de la renta en el periodo considerado con su nivel inicial ) ya se mida con el criterio s (cálculo de la dispersión de los niveles de renta por persona en el momento inicial y final de la observación). Estas conclusiones conducen a indagar sobre las causas de la persistencia y agravamiento de las disparidades internacionales de la renta por persona. Para ello se ha utilizado el concepto de convergencia condicionada con el que se intenta identificar cuáles son las variables que favorecen el crecimiento de la renta y, por lo tanto, cuales son las que ponen techos al potencial de crecimiento de las economías que no disponen de las circunstancias favorables en la dosis adecuada. Estas carencias pondrían límites al crecimiento ajenos al funcionamiento de la economía de mercado. Así, la economía de mercado estaría cumpliendo su papel si logra que las economías, aunque no converjan entre ellas en sentido estricto, si converjan de modo condicional, es decir, acercándose más rápidamente a su techo particular aquellas que estén inicialmente más lejos de él. La idea implícita en estos planteamientos es que para pasar de un convergencia condicional a una convergencia efectiva (de tipo b o s) la acción del mercado no sería suficiente, siendo necesario modificar las condiciones que puedan estar tras una baja propensión al ahorro, tras una inversión en educación insuficiente, tras una gestión pública de mala calidad o tras un orden público o unos derechos de propiedad insuficientemente asegurados. Como se puede apreciar los resultados no son muy impactantes pero dejan claro una línea de investigación que ya avanza en la actualidad y que intenta averiguar cuáles son las circunstancias primarias que explicarían estas deficiencias. Las reflexiones de la economía institucional, comentadas en el tema seis, son una fuente de hipótesis, como también lo son las propuestas de los pensadores presentadas e los temas anteriores. Pero la medición de los resultados de una economía nacional tan solo a través de la renta por persona puede tener sesgos cuando lo que intentemos medir sea la convergencia en niveles de vida. Por ello tanto las Naciones Unidad como múltiples investigadores utilizan los índices de desarrollo humano que, aunque calculados de distinto modo según la fuente que se utilice, tienen en común intentar combinar, para la medición del nivel de vida, la renta por persona con información sobre el bienestar físico y el acceso a la cultura. Analizando los procesos de convergencia con esta información los resultados tienden a ser más optimistas que los obtenidos tan solo con la renta por persona. En parte la razón de este resultado es el modo de cálculo del índice de desarrollo humano que implícitamente fija techos a los coeficientes por lo que la convergencia tiende a ser consecuencia de que uno, los más desarrollados, tienen muy poco margen de crecimiento (en la esperanza de vida o en los niveles de acceso a la cultura, por ejemplo) mientras que los más atrasados aún tienen mucho trecho por recorrer. Una línea de solución a este problema es la propuesta de Crafts en la que mide los cambios en el índice de desarrollo humano como porcentaje del camino recorrido respecto al que le queda por recorrer a cada país en el momento inicial. Con esta aproximación se retorna al pesimismo que aún se acentuaría más si se introdujeran criterios de calidad educativa (y no solo de acceso a la educación) así como otros indicadores de bienestar físico además de la esperanza de vida. Pese a todo, las aproximaciones al bienestar utilizando el índice de desarrollo humano muestran disparidades entre los países del mundo menos intensas que las resultantes de comparar los niveles de renta por persona. 20 Enfrentados, sea cual sea su modo de medición, a la persistencia de intensos niveles de desigualdad entre los países las reflexiones de Ha­Joon Chang nos transmiten serias dudas sobre la eficiencia de las políticas liberalizadoras para favorecer los procesos de convergencia. Su lectura histórica del problema es además una buena forma de transición entre la parte teórica e histórica de esta asignatura. Efectivamente, Chang nos señala cuáles fueron las condiciones en las que los países ahora desarrollados comenzaron a alcanzar su madurez económica y nos muestra que tuvieron unos sistemas políticos muy excluyentes, políticas de comercio exterior de corte protector, intervención directa de los estados en el fomento de la actividad económica, condiciones de inestabilidad política e inseguridad jurídica. Que quienes se desarrollaron en ese contexto intenten imponer a los países atrasados sistemas políticos democráticos de los que ellos no dispusieron, límites a la redefinición y a la redistribución de los derechos de propiedad que ellos no tuvieron o medidas comerciales intensamente liberalizadoras que no impulsaron le resulta muy sospechoso a Chang, sobre todo a la luz de los malos resultados de esas políticas en generar prosperidad durante las últimas dos décadas del siglo XX. Estas reflexiones abren una posibilidad de debate muy adecuado para terminar esta parte teórica, pues de las reflexiones de Chang surgen algunas dudas (él mismo plantea varias) sobre cuáles fueron las circunstancias interiores e internacionales que les permitieron a los países hoy desarrollados avanzar; o planteado de otra forma ¿el camino seguido en sus inicios por los países hoy líderes puede ser una buena guía para el progreso de los actualmente atrasados? o también ¿es posible seguir hoy aquellos caminos? Son preguntas que probablemente le formularía Gerschencron a Chang. Pero Bhaduri le plantearía quizá si no estaba fijándose demasiado en las superestructuras políticas y económicas sin tener en cuenta las consecuencias de los más graves desequilibrios sociales en los países hoy atrasados que en los adelantados en el inicio de su industrialización. En cualquier caso conviene tener en cuenta que los problemas de los países atrasados no son homogéneos y que para desentrañarlos necesariamente hay que descender de la teoría al análisis de los procesos históricos concretos. Pero siguiendo la propuesta de Chang parece adecuado comenzar con la experiencia de los países adelantados. Eso es lo que se hará en el capítulo ocho. 21 SEGUNDA PARTE. HISTORIA ECONÓMICA DEL CRECIMIENTO DEL ATRASO Y DEL SUBDESARROLLO. El método docente de esta segunda parte consiste en ofrecer a los alumnos una explicación muy esquemática de los rasgos generales de la evolución económica de los espacios considerados en cada tema. En estas explicaciones no se pretende presentar claramente diferenciadas las aportaciones historiográficas de cada autor, sino un esquema general elaborado por el profesor que permita presentar los rasgos más característicos de cada uno de los grandes espacios analizados en cada tema. De todos modos se hará referencia a los principales autores y obras manejadas para la construcción de las síntesis presentadas (son los trabajos que en la bibliografía de cada tema aparecen destacados con asterisco; se señalan también frecuentemente las páginas claves de las obras utilizadas). Estas explicaciones de carácter general se verán arropadas con la presentación de cuadros y gráficos en los que se muestren las principales tendencias comentadas en la argumentación. El criterio de selección de regiones del mundo y de países tomados como ejemplo es el de disponer de unas muestras de casos que nos permitan tratar de los principales contextos en los que los procesos de desarrollo o de atraso han tenido lugar y poder así reflexionar sobre las consecuencias del colonialismo, de las disparidades sociales o territoriales, de las exportaciones de materias primas, de las políticas librecambistas o proteccionistas, de las consecuencias de los distintos sistemas económicos y de la transición de unos a otros, o de los aspectos ambientales en los que los procesos de producción y consumo se desenvuelven. Las clases prácticas de la segunda parte de la asignatura consistirán en discutir sobre las causas de la evolución de cada uno de los espacios estudiados utilizando para ello las teorías analizadas en la parte teórica (para facilitar la discusión los alumnos tendrán que elaborar y presentar una pequeña ficha con sus reflexiones sobre estos temas). En paralelo a las explicaciones y a las discusiones de clase, los alumnos irán efectuando también un pequeño trabajo sobre un país. El objetivo será reconstruir sus rasgos macroeconómicos básicos y, utilizando unos textos básicos previamente recomendados, realizar una explicación de la senda seguida recurriendo también a las teorías manejadas en la parte teórica. En definitiva, el objetivo de esta segunda parte es principalmente asentar las ideas transmitidas en la parte teórica utilizándolas de modo abierto y a su vez pasar de la mera perspectiva teórica al análisis histórico de los procesos de desarrollo. Tema 9. Los modos de desar rollo económico en los países avanzados. Características de sus economías en el periodo preindustrial. Los modos de crecimiento en economías integradas. El papel del sector exterior. Las características de la intervención pública en la economía. La convergencia sectorial y territorial y las pautas de distribución personal de la renta. Análisis de casos y coyunturas: Suecia, Italia y Japón. El objetivo de este capítulo es resaltar algunas de las características de los países atrasados que les permitieron convertirse no solo en economías avanzadas sino socialmente equilibradas. Se van a resaltar básicamente cuatro aspectos: El desarrollo industrial y urbano vino acompañado de una persistencia del mundo rural que permitió que el desencadenante de las migraciones campo ciudad fuese la atracción más que la expulsión. Este resultado se vio favorecido porque el mundo 22 rural no solo persistió, sino que también se transformó haciendo compatible la permanencia en él con mejoras en las condiciones del vida de la población rural. Con ello se consiguió evitar graves procesos de marginalidad social en las ciudades. En ello también colaboró la menor presión demográfica generada en las transiciones demográficas de los países avanzados y las posibilidades migratorias abiertas con la colonización de las nuevas europas. Tanto el desarrollo rural como el urbano fueron además inductores de la formación de una gran diversidad de clases medias. El desarrollo urbano propició en las áreas rurales buenas posibilidades para las explotaciones medias que utilizaban mano de obra familiar: las elevaciones de salarios inducidas por la emigración y de la demandas urbanas de productos agrarios intensivos en trabajo (ganaderos por ejemplo) daba ventaja a las explotaciones pequeñas sobre las grandes. En el mundo urbano el desarrollo de la gran industria convivió (y frecuentemente indujo) oportunidades tanto para el trabajo doméstico como para distintos tipos de empresas medianas y pequeñas dedicadas a actividades comerciales o de transformación operando frecuentemente estas últimas como abastecedoras de grandes empresas, pero también para atender la demanda final (los talleres de confección pueden ser un buen ejemplo). La integración sectorial y regional interior de las economía de gran parte de los países avanzados era relevante a finales del antiguo régimen, lo que atenuó los problemas derivados de la formación de economías de enclave pues los cambios tendieron a irse difundiendo, gracias a la interconexión sectorial y regional, por el conjunto del sistema económico. En estas sociedades se fueron formando, a su vez, unos estados que actuaban en un contexto donde ningún sector hegemónico tenía capacidad de raptarlos para ponerlos a su servicio: los distintos intereses sectoriales propios de economías diversificadas ya durante el Antiguo Régimen, los distintos intereses territoriales, la capacidad de incidir desde fuera del sistema político de los grupos sociales no predominantes, todo ello condicionó el comportamiento de los gobiernos dificultando políticas que potenciando a unos anularan las posibilidades de los otros. Estas fuerzas actuaron con anterioridad a la democratización de los sistemas políticos pero alcanzaron más eficacia conforme fueron asentándose contextos políticos más abiertos. Estos equilibrios de fuerzas tuvieron que afectar también positivamente a las relaciones entre particulares y entre empresas en el mercado y en otros ámbitos. Tuvieron lugar en estos países unos procesos de integración internacional de sus economías que, aunque dependiente de las tendencias generales y de las capacidades negociadoras de cada país fue paulatino y controlado a grandes rasgos por los intereses económicos locales. La proximidad cultural y/o física, las no muy grandes disparidades tecnológicas y organizativas entre los países colaboraron también a que la integración económica internacional favoreciese la difusión del crecimiento. La diversidad de intereses sectoriales y sociales indujo a que las políticas de comercio exterior fuesen el resultado de la interacción de una gran diversidad de sectores productivos y grupos sociales, lo que impidió que estuviese al servicio prioritario de alguno de ellos, lo que podría haber limitado seriamente las posibilidades de los demás. En general la acción pública tendió a estar favorablemente condicionada por esta diversidad de fuerzas que actuaban sobre ella. En las clases y en los trabajos de los trabajos de los alumnos se ejemplificarán, se matizarán y se completarán estos argumentos a la luz del análisis de casos históricos concretos. Pero, en cualquier caso, se puede señalar que los países que maduraron 23 durante el siglo XIX tenían desde la perspectiva de Rostow unas buenas condiciones de partida; desde la de Gerschencron, unas condiciones favorables para que los logros de los países más avanzados se difundieran de un país a otros; desde la de Nurkse, disponían de una demanda internacional de materias primas y alimentos muy favorable para los países exportadores durante gran parte del siglo XIX y desde el punto de vista institucional ya se ha comentado que sus condiciones eran favorables no tanto por el carácter democrático de sus instituciones, que fue tardío, como por la diversificación de su aparato productivo y por la consiguiente amplitud de oportunidades que esta situación transmitía a ciudadanos y empresas. La persistencia y las transformaciones de unos espacios rurales no muy desequilibrados socialmente y la diversidad de oportunidades en las ciudades debieron de ser una piezas clave en la reproducción del margen de maniobra económico y político de muchos grupos sociales. Tema 10. Los obstáculos al desar rollo económico en América Latina I (1800­1939). Los problemas heredados de la época colonial. La época del desarrollo guiado por las exportaciones (desde la independencia a 1914): posibilidades externas y desequilibrios internos. Dificultades exportadoras en el período de entre guerras. Análisis de casos: Argentina, Canadá y Australia comparadas. Este tema tiene por objeto presentar las razones que pudieron provocar que la integración de los países latinoamericanas en el comercio internacional no diese lugar a la configuración de economías diversificadas e integradas. Para completar esta línea argumental se presentan también los casos de economías exportadoras que acabaron cuajando como economías desarrolladas. Se pretende así reflexionar sobre qué diferencias les permitieron alcanzar a estos dos grupos de países resultados tan distintos en el contexto de lo que aparentemente eran unas condiciones internacionales similares para todos. Se comienza presentando una línea argumental adaptada a los países latinoamericanos con alta proporción de población indígena. Luego se analizan las causas de las peculiaridades argentinas que en algunos de sus rasgos podrían extenderse al Uruguay y a el sur de Brasil. Finalmente se intenta buscar explicaciones a las diferencias entre la trayectoria argentina y las de otros países agroexportadores (Canadá y Australia). Para detectar los problemas de la América más indígena se resaltarán primero aspectos puramente comerciales: muy baja diversificación en el contenido y el destino de las exportaciones que dificulta conseguir, a largo plazo, tasas de crecimiento de las exportaciones elevadas para cada país. Los ciclos exportadores de productos concretos tienden a agotarse; además, el exportar poca variedad de productos tiende a provocar problemas cíclicos de balanza de pagos y agravamiento del ciclo económico local. Para entender las consecuencias interiores de la actividad exportadora en estas repúblicas es útil dividir las economías de cada país exportador en tres subsistemas: las ciudades exportadoras; la agricultura exportadora; y el mundo indígena. La agricultura exportadora suele estar gestionada básicamente por criollos y crecer sobre espacios antes ocupados por la población indígena. El efecto más directamente positivo de la expansión de la agricultura exportadora actúa sobre las ciudades ya que estas se convierten en unos centros de provisión de servicios orientados a gestionar la actividad exportadora. Frecuentemente las ciudades completan este carácter terciario al ser sede de la administración central del estado. Desde el punto de vista de la composición de su población las ciudades suelen tener una proporción de europeos mucho más elevada que la de las áreas rurales. La actividad urbana a su vez suele ser muy dependiente de la coyuntura exportadora. En definitiva, la ciudad y la agricultura exportadora forman una economía integrada y se potencian mutuamente; el problema es por qué esos sectores 24 modernos e internacionalizados de las economías latinoamericanas no logran transformar y modernizar el conjunto del sistema económico. Una de las razones centrales es que este entramado moderno crece a costa de debilitar la economía indígena ya que se extiende expropiándole tierra y en no pocos casos degradándola, lo que limita la vitalidad de la economía campesina tanto en sus aspecto agrario como manufacturero. Pero a su vez el crecimiento de la actividad exportadora no es tan continuo e intenso como para que la expropiación sea en parte compensada con nuevas alternativas de empleo agrarias o urbanas. En este último aspecto hay que resaltar que las ciudades exportadoras no solo son abiertas al exterior vía exportaciones, sino también a través de las importaciones, ya que muchos de los bienes de producción y consumo que las abastecen son importados, lo que debilita la capacidad de la actividad exportadora de impulsar el desarrollo de otros sectores y de crear empleo. El dualismo económico que tiende a producir este proceso se refuerza por el carácter excluyente del sistema político, una exclusión que no reposa solo sobre las normas que así lo regulan sino sobre una sociedad también polarizada en la que los sectores modernos están en manos criollas (ya sea la actividad agraria, la comercial o la financiera) no teniendo las comunidades indígenas modos de acceso directo o indirecto a los procesos de toma de decisiones políticas. La exclusión de amplios sectores de la población del sector moderno y del sistema político combinado con un sector moderno poco diversificado y sin suficiente capacidad de crecimiento, y aún menor de arrastre (parte de esos efectos son neutralizados vía importaciones), configuran las características de un modelo de crecimiento que reproduce e incluso potencia la marginalidad política y económica de una parte muy amplia de la población restándoles además capacidad de reacción al expropiarle algunos de sus mejores recursos. El análisis de las causas de que otras economías exportadoras hallan tenido mejores resultados lo realizaremos haciendo breves referencias a los casos de Argentina, Canadá y Australia. El caso de Argentina es el de una economía sin sector indígena (tiene un tamaño muy reducido) de tal modo que su sistema solo se compone de agricultura y ciudades exportadoras. Además, pese a la apropiación de la tierra por grandes propietarios, la combinación entre la inmigraciones europeas y el tránsito de las exportaciones ganaderas a las agrícolas facilitó la formación de una agricultura campesina (los propietarios daban acceso a la tierra, mediante contratos de arrendamiento, a colonos de origen europeo para la explotación agrícola de una parte del suelo). Esto dio origen a una agricultura exportadora socialmente más diversificada de la que se beneficiaron estratos más amplios de la población. Si esto se combina con las mayor diversificación e intensidad de las exportaciones argentinas respecto a otras repúblicas latinoamericanas el resultado es una actividad exportadora más potente, cuyos efectos beneficios se transmiten a amplios sectores de la población sin generar además marginalidad social al ritmo en que estaba ocurriendo en las repúblicas con elevada población indígena. Pero la economía argentina no fue creando con suficiente intensidad sectores que pudieran ser la alternativa, en la dinamización de su sistema económico, al sector agrario exportador, de tal modo que cuando este comenzó a mostrar síntomas de debilidad no hubo sectores económicos con capacidad de tomar la alternativa. El caso argentino es pues el de un sector agrario exportador dinámico que logra trasladar a todo el sistema económico (zonas urbanas y rurales) y a gran parte de la población sus efectos dinamizadores, pero que no tuvo suficiente efecto de arrastre como para inducir a la formación en paralelo de un sistema industrial con capacidad de 25 madurar y tomar la alternativa a la agricultura exportadora cuando esta entró en crisis desde la tercera década del siglo XX. Si comparamos el caso argentino con el canadiense o el australiano llama la atención el muy débil peso de la industria en argentina respecto al que ya había alcanzado antes de la primera guerra mundial en los otros dos países. El tema termina con una discusión en torno a las causas de estos distintos niveles de industrialización. Las hipótesis que la explican por la debilidad del mercado interno argentino respecto a esos otros países resaltan el carácter de colonos propietarios de los agricultores canadienses y australianos al no haber tenido lugar una previa apropiación del territorio por familias terratenientes; su carácter menos prolífico y su mayor propensión al ahorro que les induce en mayor medida que en Argentina a sustituir trabajo por capital y a conseguir mayores niveles de vida; a la mayor diversificación de su actividad exportadora que, sobre todo en Canadá, contó con el importante peso de las exportaciones mineras y en ambos países con la ventaja institucional añadida de pertenecer a la Commonwealth. Las hipótesis que se refieren a las diferencias en las políticas de comercio exterior señalan cómo el enorme poder económico y político de los grandes propietarios en Argentina indujo a la persistencia del librecambismo industrial al menos hasta la primera guerra mundial; mientras que las tempranas condiciones favorecedoras de la sustitución de importaciones en Canadá y en Australia estarían inducidas por una menor concentración del poder económico y político en las elites agrarias. Las hipótesis que se centran en aspectos institucionales señalan la mayor seguridad institucional propia de unas sociedades, la australiana y canadiense, más equilibradas y diversificadas que recuerdan los equilibrios propios de los países avanzados ya comentados en el tema ocho. La discusión queda abierta y el objetivo es tomarla como objeto de reflexión para avanzar en el conocimiento de los factores inductores del crecimiento. Tema 11. Los obstáculos al desar rollo económico en América Latina II (1940­ 1990): El crecimiento hacia adentro de los grandes estados y la vía exportadora de las pequeñas repúblicas: dos modelos de crecimiento sin desarrollo durante la segunda mitad del siglo XX. Análisis de casos: El Brasil o los desequilibrios persistentes. El objetivo de este capítulo es discutir sobre las razones que explican los insatisfactorios resultados del desarrollo hacia adentro de algunas de las grandes repúblicas latinoamericanas durante el periodo 1940­1973, así como los aún menos atractivos resultados de las repúblicas que continuaron con la vía exportadora y librecambista. La idea central es que el desarrollo hacia adentro supuso centrar una parte considerable de los recursos en dirección al desarrollo urbano industrial. En esta dirección fueron tanto los recursos privados como los públicos. Los primeros inducidos por ser las ciudades las zonas con mercados más profundos, los otros por la combinación entre un mercado político que inducía esa dirección y el optimismo en las posibilidades del desarrollo industrial de transformar el conjunto de la economía. Pero en una sociedades muy desiguales el mercado interior era principalmente el inter industrial y el de bienes de consumo duradero, ambos con una tecnología intensiva en capital y con moderada capacidad de generar empleo, objetivo este fundamental en unas sociedades con gran desarraigo social y con fortísimas tasas de crecimiento de la población. Ambos sectores tuvieron, a su vez, mínima capacidad exportadora (en general estaban mal adecuados a la dotación local de recursos) por lo que sus posibilidades de crecimiento estuvieron limitadas a la expansión del mercado interior. 26 Desde el punto de vista agrario las políticas estuvieron más orientadas a la transformación tecnológica en el camino de los revolución verde que en la transformación de la sociedad rural. Las transformaciones productivas permitieron mejorar el abastecimiento interno, pero a costa de desentenderse del empleo rural dado que las nuevas tecnologías aumentaban la capacidad productiva al mismo tiempo que descendían considerablemente las necesidades de mano de obra por unidad de producto. Además, buena parte de las zonas rurales quedaron desatendidas de comunicaciones y de servicios básicos convirtiéndose en no pocos casos la actividad agraria en un tipo más de ocupación informal. Nos encontramos así con un modelo de desarrollo económico con muy limitada capacidad de absorber mano de obra, pero que también tenía a su vez capacidad de destruir empleos tradicionales, en este caso más por el camino de la competencia que por el de la expropiación como en el siglo XIX. El aumento de la capacidad productiva de la agricultura industrializada dejaba fuera del mercado a muchas pequeñas explotaciones. Las insuficientes inversiones públicas en el mundo rural dejaban a su vez a las zonas rurales sin dotaciones de servicios básicos. Todo ello vino unido al atractivo de la ciudad por las aparentes expectativas de poder prosperar en ellas más que en el campo, lo que indujo a que potentes procesos migratorios campo­ciudad fueran un factor adicional de desestabilización de la capacidad de las economías rurales de ofrecer alternativas de vida razonable a sus habitantes más pobres. En resumen, al mismo tiempo que se destruían posibilidades de empleo en áreas rurales se desarrollaban en las ciudades unos procesos de industrialización que, por sus características, tenían una limitada capacidad de absorber mano de obra, dando lugar a que los nuevos emigrantes se incorporaren a unas ciudades que no les ofrecían posibilidades de integrarse en el sector moderno, teniendo así que organizar su sustento en una gran diversidad de actividades de tipo informal con muy baja productividad y malas condiciones de trabajo. La situación no era muy propicia tampoco para aprovechar el intenso crecimiento de la demanda exterior que estaba teniendo lugar entre 1945­1973. La continuidad en la exportación de materias primas y alimentos no fue muy fructífera excepto para los productos energéticos, hubo dificultades para redirigir las exportaciones hacia los productos manufactureros porque en las líneas de producción industrial predominantes (productos intermedios y bienes de consumo duradero) de estos países no eran internacionalmente competitivas. Todo ello condujo a que en el desarrollo hacia adentro se combinasen graves problemas de marginalidad social con graves problemas de balanza de pagos. El endeudamiento público y la parquedad de las prestaciones sociales fue también una consecuencia del enorme esfuerzo financiero que realizaron los estados en crear y mantener sectores industriales básicos que requirieron un constante apoyo de las finanzas públicas. Las pequeñas repúblicas latinoamericanas que continuaron siendo agroexportadoras, y sus políticas económicas de talante liberal, tampoco tuvieron capacidad de absorber los enormes contingentes de población que fue lanzando al mercado la caída de la tasa de mortalidad. La mayor estabilidad macroeconómica que consiguieron (en general tuvieron menores problemas de balanza de pagos y presupuestarios) no evitó que tuviesen problemas sociales tan profundos como los de las grandes repúblicas. Además tuvieron un problema adicional, pues el liberalismo de la política económica y la debilidad de sus mercados internos no permitió la configuración de un sistema industrial que, pese a los problemas que se han señalado, permitió en los 27 grandes países latinoamericanos la creación de unas tramas empresariales que a largo plazo mejoraría el margen de maniobra de sus economías. En la últimas décadas (años ochenta y noventa) los cambios en las políticas económicas y en las orientaciones productivas de los grandes países latinoamericanos (privatización de empresas públicas, mayor apertura de sus economías) han transformado sus modos de conexión con el mercado internacional hacia unas pautas más prometedoras: me refiero al creciente peso de sus exportaciones de manufacturas integradas, una buena parte de ellas, en las cadenas productivas de empresas multinacionales de muy distinto tamaño y orientaciones productivas. La democratización de sus regímenes políticos es otro factor esperanzador que puede llegar a afectar a sus sistemas fiscales y a unas políticas de gasto menos sesgadas hacia los intereses urbano industriales. Pero hasta la fecha no se ha logrado integrar a sus amplísimas masas de población desarraigada, entre otras cosas por el muy débil crecimiento de sus economías en las dos últimas décadas del siglo XX. Tema 12. Asia entre los nuevos países industriales y el dualismo económico. El desarrollo económico guiado por las exportaciones de manufacturas: análisis de las condiciones internas y externas del desarrollo económico de los pequeños dragones asiáticos durante la segunda mitad del siglo XX. Análisis de casos: Taiwan y Corea del Sur. Sobre el origen y persistencia de la pobreza y el dualismo económico en los grandes países del sur de Asia: el caso de la India. Con el caso de Taiwán y Corea del Sur se pretende presentar un contrapunto del camino seguido por las grandes repúblicas latinoamericanas en la época del desarrollo hacia adentro. El contrapunto surge de que aparentemente políticas proteccionistas de similar carácter en ambos grupos de países dieron resultados muy distintos y entre ellos el más llamativo es el imponente desarrollo de la capacidad exportadora de estos países asiáticos. Para analizar los casos de Corea del Sur y Taiwán hay que situarse en el contexto de la industrialización japonesa durante la segunda mitad del siglo XIX. El caso de Japón, como el de Gran Bretaña, es el de un proceso de industrialización que tiende a exportar desarrollo a su entorno pues Japón, como Gran Bretaña, es un pequeño país con una gran economía industrial que necesita los recursos de su entorno (materias primas y alimentos, pero también manufacturas (alimentos transformados, minerales con cierto grado de transformación). Japón incidió así sobre buena parte de Asia oriental con sus demandas y con su tecnología, pero también con el despliegue de un imperio colonial que transforma institucionalmente países como Corea y Taiwán o la Manchuria china. Es decir, tanto Corea del Sur como Taiwán por circunstancias de localización y políticas tuvieron un acceso particularmente fluido al mercado japonés. Además, tras la segunda guerra mundial y la guerra civil china quedaron configuradas como fronteras entre el mundo comunista y capitalista. Esa posición estratégica favoreció también que tuvieran un acceso particularmente abierto al mercado y la tecnología de los Estados Unidos. En este aspecto son países que tuvieron más facilidades que otros países atrasados para penetrar con sus manufacturas en los mercados de los países avanzados (minimizan los problemas a los que se refería Nurkse) y se encuentran en condiciones especialmente favorables para beneficiarse del efecto Gerschencron, es decir, para aprovechar las experiencias de los países avanzados. Todo ello afectará positivamente tanto a la calidad de la gestión pública como de las organizaciones empresariales. 28 Pero a su vez tanto Corea del Sur como Taiwán eran sociedades con una sociedad rural campesina (las explotaciones agrarias eran gestionadas principalmente por empresas familiares) y tanto las reformas agrarias realizadas en la época de la dominación japonesa como, sobre todo, las efectuadas en el periodo posterior a la segunda guerra mundial, potenciaron el carácter campesino de la sociedad rural al facilitar a los campesinos el acceso a la propiedad de la tierra y a las nuevas técnicas agrarias (se establecieron, por ejemplo, redes de centros de experimentación y difusión agronómica). Todo ello facilitó la integración social de los sectores más débiles de la población primero en las zonas rurales y luego en las urbanas (es decir, desde la perspectiva de Bhaduri y Sen tenían unas circunstancias mucho más favorables para el desarrollo económico y humano que los campesinos latinoamericanos). En estos dos países se combinaba la existencia de un mercado interior profundo al que tenían en general acceso todos los grupos sociales con unas posibilidades de penetración en los mercados de dos de las economías más desarrolladas y más grandes del mundo. En este contexto, pese a que durante varias décadas estos países estuvieran gobernados por regímenes autoritarios de carácter militar el margen de maniobra de sus ciudadanos era relevante e incomparablemente más amplio que países democráticos como la India pero con elevadísimos niveles de marginalidad social. Tanto el contexto internacional como interior que caracterizaban a Corea del Sur y a Taiwán eran muy distintos al que se enfrentaban las grandes repúblicas latinoamericanas, por lo que no es extraño que las políticas de sustitución de importaciones así como la intervención directa del estado en la economía tuvieran efectos tan distintos. Pero también hubo diferencias en la calidad de las políticas económica que pudieron estar tras estos diferentes resultados. Así, las políticas comerciales de Corea del Sur y Taiwán combinaban la sustitución de importaciones con políticas de fomento de las exportaciones. Es decir, el acceso al crédito privilegiado, a los cupos de importación de maquinaria, a un tratamiento fiscal favorable estaba condicionado a la actividad exportadora de las empresas de tal modo que eran las que tenían capacidad exportadora las que lograban condiciones para crecer y transformarse tecnológicamente, sosteniendo así su capacidad exportadora y haciéndose también con crecientes cuotas del mercado interior protegido. Así las empresas exportadoras eran las mismas que se beneficiaban de la reserva del mercado interior. Este resultado fue quizá posible tanto porque la demanda interna se orientaba a bienes de consumo sencillos en los que las empresas locales podían ser internacionalmente competitivas, como porque grandes empresas públicas, conectadas frecuentemente con empresarios privados, desarrollaron sectores productivos básicos vitales para el desarrollo de muchos sectores de mercado interior al mismo tiempo que exportadores. El proceso una vez iniciado permitió ir creando mercado interior para bienes de capital y para bienes de consumo duraderos, desarrollando también capacidad exportadora en estas líneas de producción que tenían la ventaja de disponer de una demanda más dinámica y de generar un mayor valor añadido. Siguiendo esta senda se fueron consolidando como economías maduras en las décadas finales del siglo XX. El crecimiento de su renta por persona, de su esperanza de vida, de sus niveles de acceso a los distintos niveles del sistema educativo son una muestra del éxito social y productivo de estos países asiáticos. El que sean como Japón países pequeños y con mucha dependencia de los suministros externos fue dando lugar a que se convirtieran también en economías inductoras del crecimiento en su entorno, particularmente cuando sus condiciones interiores les habían hecho perder ventajas exportadoras en mercancías intensivas en trabajo, lo que orientó a sus empresas a inducir al desarrollo de estas 29 actividades en países vecinos para poder así atender las demandas de los mercados a los que tenían acceso. El desarrollo de Asia oriental está así lejos de ser un conjunto de casos de países particulares y, más bien, como en el caso de Europa, nos remite a un proceso de interacción económica con gran capacidad de inducir a un desarrollo de amplias dimensiones en el conjunto de las economías de Asia oriental. Entre ellas está el caso de la República Popular China del que se tratará en el tema trece. Para al caso de la India se ofrece a los alumnos la posibilidad de realizar un trabajo monográfico sobre ella ya que en este país, como por ejemplo en Brasil, la política industrializadora hacia el mercado interior y la transformación técnica de la agricultura convivió con la reproducción de amplísimos niveles de marginalidad social. Por ello la comparación de las circunstancias de este país con los de Asia oriental puede resultar muy fructífera. Tema 13. África o la per sistencia del atraso. Los países árabes: de la dominación colonial a los límites del crecimiento introvertido; las transformaciones económicas de los países exportadores de petróleo. Las consecuencias económicas de la trata de esclavos y de la dominación colonial en el África subsahariana; las dificultades para la consolidación, tras la independencia, de un tejido social y económico estable. Análisis de casos: Nigeria. El tema comienza con una presentación de las consecuencias demográficas y sociales de la trata de esclavos en el África tropical. Pero el núcleo de la argumentación se centra en caracterizar el modelo colonial Europeo en esta zona del mundo y en el análisis de sus consecuencias para el periodo post colonial. El modelo colonial en el África tropical se adapta, con algunas variantes, al llamado colonialismo indirecto, en el que la presencia de la población de origen europeo es débil y en general circunstancial. Es decir, no se produce la incorporación a estos territorios de una población europea estable que se integre como clase dominante en tanto en el ámbito político como económico. Este sería, sin embargo el caso de algunos países como la antigua Rodesia o Sudáfrica en los que el modelo colonial recuerda al que tuvo lugar en Latinoamérica, pero la pauta general es la formación de una pequeña élite política, militar y económica muy inestable en lo que se refiere a su vinculación africana y que se apoya para desplegar sus proyectos en la población local y en sus redes y jerarquías sociales. En el caso del ejército y la administración pública el carácter crecientemente indirecto de la dominación colonial es muy claro. Los mandos militares son europeos, pero los suboficiales y la clase de tropa se componen sobre todo de población indígena. Además, paulatinamente, la población local va adquiriendo rangos militares más elevados, ocupando incluso importantes posiciones en las etapas finales del dominio colonial. En el caso de los funcionarios civiles también se fue produciendo un proceso de indigenización creciente lo que implicó que no solo el personal auxiliar y administrativo fuera de origen local sino que paulatinamente los aborígenes fueron ocupando posiciones en cuerpos medios y altos de la administración pública. Incluso se fue formando una clase política local pues el domino colonial tendió a apoyarse en las redes de poder existentes adaptándolas a las necesidades de la administración colonial. Este recurso a la población local implicó un proceso de occidentalización de la cultura de los sectores de la población integrados en el ejército, la administración pública y la clase política creándose así centros de enseñanza, en general de ubicación urbana, en los que además de formación general y profesional se entraba en contacto con los valores y la cultura europea. Este proceso dio lugar a la paulatina formación de 30 unas clases políticas, militares y funcionariales con creciente capacidad de gestión de los asuntos públicos que ocuparon un lugar prominente en la constitución y en el control de los estados que surgieron tras la independencia. Su influencia además fue reforzada por la debilidad de las clases empresariales cuyo desarrollo había sido frenado por el papel predominante de las empresas y los empresarios europeos en la gestión de las actividades mercantiles. Efectivamente, las empresas comerciales que gestionaban el abastecimiento urbano y los tráficos de importación exportación, las de carácter financiero, las dedicadas a la construcción urbana o de infraestructuras, las empresas mineras, las pocas empresas industriales dedicadas a la trasformación de algunas de las mercancías exportadas, todas ellas eran en general controladas y gestionadas por personal europeo siendo frecuentemente fuertes las barreras de entrada a estas actividades para la población local. En algunos casos no solo existían barreras sociales sino también barreras legales que frenaban el acceso al crédito o a la constitución de sociedades a la población local que se desenvolvía en un contexto legal diferenciado del que regulaba las relaciones entre europeos. En estas circunstancias solo actividades comerciales de pequeña escala quedaron en manos de comerciantes indígenas, lo que frenó la formación de unas clases medias de origen mercantil con sus intereses propios y su capacidad de incidir en la vida económica y política. La mayoría de la población de las zonas coloniales vivía en las áreas rurales y su contacto con europeos era pequeña o circunstancial. En general la presencia de los europeos fue pequeña en el mundo rural y recurrieron más al trabajo independiente de las explotaciones familiares que a la constitución de grandes explotaciones agrícolas no habiendo procesos de apropiación a gran escala del suelo por europeos como ocurrió en Latinoamérica o en Sudáfrica. En el mundo rural se mantuvo así una organización del trabajo autónoma del poder colonial y conectada con él solo indirectamente a través de las relaciones mercantiles que se establecían a través de pequeños intermediarios locales. Desde el punto de vista político el contacto se realizaba mediante el control que el poder colonial ejercía de modo también indirecto sobre las jerarquías de las distintas etnias y territorios. A través de estos canales políticos y comerciales el mundo rural estaba conectado con el exterior. En lo que se refiere a la actividad comercial era frecuente que pequeños comerciantes locales adquiriesen los productos demandados por los exportadores europeos y los trasladasen hasta los lugares en los que aquellos tenían sus almacenes, que solían ser puntos bien comunicados por su cercanía al ferrocarril o a otros medios de transporte (fluviales, por ejemplo). Las principales casos de uso de mano de obra local por empresas extranjeras se dieron en la minería, en las grandes obras de infraestructura (ferroviarias, por ejemplo), y en los almacenes, comercios y fábricas en general de ubicación urbana. En las ciudades también el servicio doméstico para los colonizadores tuvo relevancia como fuente de empleo. Las ciudades coloniales se fueron convirtiendo pues en centros importantes y regulares de demanda de trabajo indígena para las actividades enumeradas y para los servicios públicos antes comentados. El contacto entre europeos y africanos se dio de modo continuo sobre todo en este ámbito urbano. Mientras, en las áreas mineras y en las obras públicas, que por su naturaleza estaban espacialmente dispersas, la mano de obra utilizada fue en bastantes casos reclutada de modo forzado y no a través de contrataciones más o menos formalizadas, como sí fue ocurriendo en los espacios urbanos. El ejemplo de Nigeria nos muestra las consecuencias en esta estructura social de la retirada de la administración colonial y de los empresarios europeos que actuaban 31 bajo su protección. El vacío creado por la retirada del poder colonial fue ocupado por los grupos militares y políticos que habían crecido a su sombra y que ahora tenían mayor autonomía para utilizar sus redes de poder. Pero el hueco dejado por las empresas comerciales europeas no podía ser cubierto por los pequeños comerciantes locales que carecían de contactos y de capital para sustituirlos, por ello se creo un vacío entre el mundo rural, del que provenían la mayor parte de las mercancías exportables, el mundo urbano y los mercados exteriores. Este vacío fue ocupado por la gestión administrativa de los tráficos comerciales, creándose organismos públicos para la gestión de las compras de los productos agrarios y para su comercialización externa. Las clases políticas urbanas herederas del poder colonial se pudieron hacer así con el control de los circuitos exportadores. El diferencial entre los precios pagados a los productores y los de venta a las empresas extranjeras generaba un margen de acumulación público/privado a costa de los ingresos de los agricultores y de los grupos sociales locales que venían organizando a pequeña escala las primeras fases del proceso de comercialización: con ello se frenaban tanto las posibilidades de cambio agrario como el desarrollo de una clase empresarial local. A cambio, se potenciaba a las elites políticas y urbanas, más propensas a impulsar proyectos de industrialización centralizados que a fomentar el desarrollo rural. El caso de Nigeria también resulta de interés por las consecuencias de la descubrimiento de importantes reservas petrolíferas. En el contexto político y económico que se acaba de comentar, la lucha por el control de estos recursos dio lugar a una dura guerra civil y tras ella a unos criterios de gestión de las rentas del petróleo orientadas al fomento de la industrialización a costa del desarrollo agrario. Los altos tipos de cambio inducidos por la exportación de crudo restaron competitividad a las exportaciones agrícolas (el país pasó incluso a convertirse en un importador neto de alimentos). Mientras, las rentas del petróleo financiaban un intento de industrialización acelerada sin viabilidad en el largo plazo, como mostró su desmantelamiento posterior. Ambos aspectos, los problemas agrarios y el desarrollo industrial, potenciaron potentes procesos migratorios campo ciudad, que ayudaron a desestabilizar la capacidad productiva del campo. Es decir, se sacrificó a la pieza vital de la economía nigeriana, la rural, y se dilapidaron buena parte de las rentas del petróleo en el altar de un desarrollo industrial difícilmente viable. Con independencia de la evolución posterior de la economía nigeriana, en la que tuvo lugar cierto renacimiento de las economías rurales y de las exportaciones agrícolas, el ejemplo nos muestra los problemas provocados, en los procesos de asignación de recursos, por la formación de estructuras sociales muy desequilibradas, en las que las elites, gracias a su control del estado, no tienden a considerar en sus procesos de toma de decisiones a los intereses de amplios sectores de la población y en particular a la ubicada en áreas rurales de la que dependía buena parte de las capacidades de estos países tras su independencia. El uso de la violencia tuvo también en este contexto una fuerte implantación. La responsabilidad de las potencias coloniales en estos resultados (efecto Baran) es también un resultado relevante. En cualquier caso es evidente que la diversidad de problemas del África subsahariana no ha sido abarcada en este capítulo: simplemente se trata de abrir un campo de reflexión a partir del origen de algunos de los problemas de una de las partes del mundo con más dificultades para salir de la pobreza. 32 Tema 14. Del socialismo y la planificación centr al a la transición al capitalismo. La formación del modelo económico soviético: del comunismo de guerra a los planes quinquenales. Sobre el origen de los problemas que condujeron al desmantelamiento de la URSS y del sistema de planificación central. Las transiciones al capitalismo china y rusa comparadas. El objetivo de este tema es analizar las consecuencias de las repetidas rupturas de su sistema social al que se enfrentó el Imperio Ruso primero y luego la URSS. También se pretende comparar la transición al capitalismo de la antigua URSS con la de la Republica Popular China con el objeto de destacar las consecuencias de dos caminos tan distintos. La reflexión principal que se quiere extraer se centra en señalar los costes en desmantelamiento de capital social derivados de las rupturas radicales con situaciones anteriores así como las ventajas de sostener sistemas sociales complejos en los que convivan distintos modos de coordinación social. La aceleración del cambio económico en el último cuarto del siglo del Imperio Ruso provocó la mercantilización de las zonas rurales que abrió oportunidades tanto a las explotaciones campesinas como a las grandes explotaciones formadas en el proceso de disolución del sistema agrario señorial. Las actividades manufactureras y las pequeñas industrias también encontraron posibilidades de desarrollo en el campo ruso. Todo ello dio a su vez lugar a la formación de redes de empresas comerciales que organizaban tanto el tráfico interior como internacional. Es decir, se fue formando paulatinamente un tejido empresarial con capacidad de organizar una amplia diversidad de actividades productivas, comerciales y financieras. Este proceso se completó con un desarrollo industrial urbano en el que en sus primeros pasos tuvieron mucha importancia tanto la demanda pública como las empresas de obras públicas, industriales y financieras de otros países de Europa instaladas en suelo ruso. Pero al coincidir este proceso industrializador centralizado y urbano (orientado principalmente a sectores básicos: minería, siderurgia, transformados metálicos) con el desarrollo agrario y de empresas industriales de capital local (más orientadas a la producción de bienes de consumo) se fueron creando las condiciones para que ambos procesos se retroaliementaran, restando protagonismo a la demanda pública y facilitando la formación de grupos empresariales locales que fueron sustituyendo el inicial predominio del capital extranjero en la gran banca y la gran industria. Es decir, se fue formando un sistema empresarial complejo con capacidad de poner en marcha grandes y pequeñas iniciativas y de mantener activas redes comerciales y financieras de muy distinta envergadura. Todo ello convivió, desde luego, con la persistencia de niveles de vida muy bajos en el contexto europeo, por lo que la economía rusa debía de estar lejos de su madurez cuando se puso en marcha el proceso revolucionario. Lo que se pretende resaltar ahora son las consecuencias del desarrollo del comunismo en Rusia sobre este tejido empresarial. En las primeras etapas (comunismo de guerra y nueva política económica) se iniciaron procesos de nacionalización y de coordinación planificada en lo que podemos denominar (siguiendo a Sraffa) el núcleo del sistema productivo. Pero en los demás ámbitos siguieron teniendo gran importancia las iniciativas privadas tanto en lo comercial como en lo productivo aunque, frecuentemente, pudieron cambiar propietarios y gestores al acceder a la propiedad y al control de las empresas y explotaciones sus antiguos trabajadores. Pero las redes empresariales debieron de subsistir, de tal modo que la propiedad pública y la coordinación planificada de la actividad económica convivían con la gestión mercantil 33 de muchas actividades productivas y de muchos circuitos comerciales. Es decir, se fue construyendo un nuevo sistema de coordinación social que convivía con la coordinación mercantil, manteniéndose así una sociedad compleja y diversificada en la que, probablemente, se fueron paliando algunos de los graves desequilibrios sociales de la etapa capitalista gracias a los mejores servicios públicos y a un acceso a los recursos productivos menos desequilibrados. Estos cambios fueron a su vez compatibles con el esfuerzo bélico de la guerra civil y con el inicio de la recuperación de la economía rusa durante los años veinte y treinta. La época estalinista implicó, sin embargo, el paso a una opción radical por la propiedad pública y la planificación, lo que supuso el desmantelamiento de los tipos de empresa y de las redes de comercialización surgidas en torno al mercado, bastantes de ellas, además, ya adaptadas a las condiciones posrevolucionarias. Indudablemente el nuevo sistema tuvo que beneficiarse de las capacidades tecnológicas y de gestión acumuladas en las etapas anteriores, pero desmanteló las redes sociales y mercantiles preexistentes y con ellas un sistema complementario a la planificación que podía haber dado más agilidad al conjunto del sistema social. A todo ello habría que añadir el sufrimiento humano derivado de la represión que debió ser necesario montar para neutralizar las resistencias al cambio. Pero los resultados de la planificación como único sistema de coordinación social fueron espectaculares. Se tuvo capacidad de sostener un imponente esfuerzo bélico y tecnológico primero frente a la Alemania nazi y luego frente a los Estados Unidos. Pese a ello se consiguió durante la década de 1960 considerables mejoras en el nivel de vida de la población, de tal modo que el modelo de industrialización acelerada y centralizada como camino para el desarrollo se convirtió en un patrón incluso para países fuera de la órbita comunista. El caso de la India y de Brasil pueden ser de los más destacados. La imagen que transmitía la URSS es que concentrando esfuerzos en los sectores industriales básicos se podía conseguir renovar el conjunto del sistema económico y crear empleos que permitieran mejoras generalizadas en el nivel de vida de la población. Potenciar la industria vía mercado o vía planificación parecía ser el camino más seguro para el desarrollo aunque para ello tuvieran que sacrificarse, como ocurrió en el caso ruso, la agricultura o las industrias de bienes de consumo, pues luego todos estos sectores podrían mejorar su productividad con la energía y las máquinas generadas por la industrialización de los sectores básicos de la economía. Los problemas de este modelo de desarrollo para los países atrasados ya se han comentado en el tema 10. Los casos del Brasil y India son buenos ejemplo de cómo la concentración de esfuerzos en el sector industrial no tuvo capacidad de inducir al desarrollo general y, aún peor, esa concentración de esfuerzos supuso tanto desatender a otros sectores como dejar sin margen financiero al estado para producir bienes públicos. Pero incluso en el caso de la URSS comenzaron a sentirse problemas de falta de flexibilidad del sistema centralizado de planificación dada la falta de incentivos y autonomía de las unidades productivas para aprovechar mejor los recursos que recibían vía planificación y para el desarrollo de sus propias estrategias de producción y comercialización. A las dificultad de la industria planificada para adaptarse a las nuevas necesidades del sistema productivo y de los consumidores propias de una economía madura, se unieron las derivadas de la crisis de la década de 1970 que estaba induciendo a la mayoría de los países industriales a modificar profundamente su tejido productivo. La paulatina reducción del ritmo de crecimiento de la URSS durante las décadas de 1970 y 1980 fue un reflejo de esta situación y de la incapacidad de un sistema de 34 planificación rígido y aislado de otros sistemas de cooperación social para dar respuesta a estos problemas. Pero la solución que finalmente se fue imponiendo fue tan traumática y tan descapitalizadora como había sido el desmantelamiento radical del mercado y sus sustitución por la planificación. En los años noventa fue el estado el que se replegó desmantelando un sistema de planificación que aun con sus ineficiencias sostenía la continuidad de las actividades productivas. Además, al desmantelamiento de la planificación se añadió el brutal retroceso del estado en la provisión de bienes públicos, lo que afectó muy negativamente al sistema educativo, al sanitario, a la seguridad pública y a todos los aspectos asistenciales del estado, justo en el momento en que más necesarios eran todos ellos ante el aumento del desempleo provocado por el desmantelamiento de gran cantidad empresas estatales. El descenso de la renta por persona y los graves efectos sobre el bienestar general de la población son una muestra de los negativos efectos de este segundo embate (dos en cincuenta años) de desmantelamiento del capital social construido trabajosamente primero en la etapa de desarrollo capitalista y luego en el periodo comunista. Frete a los costes de la vía radicalmente planificadora primero y radicalmente mercantilizadora después resulta adecuado resaltar tanto las potencialidades que podía haber tenido la continuidad de la convivencia entre mercado y planificación de la época de la nueva política económica, como las virtudes, respecto al modelo de transición soviético, del modo de transición mas pausada de la planificación al mercado protagonizado en las últimas décadas por la República Popular China. Del caso chino solo se pretenden resaltar las opciones que fueron teniendo las empresas y explotaciones agrarias integradas en el sistema de planificación de seguir dándole salida a una parte de su producción vía circuitos planificados mientras paulatinamente iban construyendo y encontrando caminos comerciales. La convivencia de ambos sistemas permitió cambiar sin desmantelar, y ello se combinó a su vez con la paulatina creación de economías capitalistas de nueva planta en espacios cuyo desarrollo estaba especialmente vinculado al sector exterior y a las inversiones extranjeras. Para explicar el éxito de estas experiencias no debe perderse de vista su localización, pues la interacción entre el desarrollo económico de los distintos países del Asia oriental muy probablemente ha favorecido este camino hacia el capitalismo. Pero, además, esta paulatina transición china se ha efectuando sin que el estado renunciase a su papel como suministrador de bienes públicos. Tampoco ha supuesto una intensa despatrimonialización del estado, pues muchas empresas integradas en el mercado continúan siendo de propiedad pública. Todo ello ha permitido aprovechar organizaciones y redes sociales formadas en el periodo anterior, en unos casos para la reorientación hacia el mercado, en otros para sostener modos de cooperación planificada para los que aún no existían alternativas o que continúan siendo operativos. El camino de la República popular China también resulta de interés por que durante una buena parte de su recorrido (al menos desde la ruptura con la URSS en los años cincuenta) las actividades productivas tendieron a organizarse, tanto en la agricultura como en muchas actividades industriales, recurriendo a tecnologías sencillas e intensivas en trabajo, adaptándose así a la dotación de recursos y permitiendo la integración en el proceso productivo de la mayoría de la población, aunque con unos niveles muy bajos de productividad. Este modelo contrasta con otros (los citados ejemplos de Brasil y la India, por ejemplo) en los que la construcción de sectores productivos modernos e intensivos en capital, aunque permitieron conseguir mucho 35 mayores rendimientos del trabajo fue a costa de provocar una parca capacidad de generar empleo y una débil competitividad internacional. Pero el éxito chino en las últimas décadas, al afectar a un parte tan elevada de la población mundial, y al ir confluyendo paulatinamente con las tecnologías de los países avanzados, es también una llamada de atención sobre la sustentabilidad ambiental y energética de la generalización a escala mundial de los patrones tecnológicos y de consumo de las economías más desarrolladas. Tema 15. Un balance de las experiencias histór icas analizadas. Tipología de modos de salida del atraso. Características de las economías con dificultades para salir del atraso. Factores inductores del atraso. ¿Qué hacer para combatir el subdesarrollo? En la primera parte de esta asignatura se ha realizado un repaso a las propuestas teóricas disponibles. En la segunda parte se han caracterizado las sendas seguidas por una muestra de países y regiones del mundo. La pregunta que queda pendiente es qué nos aportan estas experiencias teóricas e históricas. En los siguientes párrafos se presentan las líneas argumentales que pueden servir como hilo conductor de una discusión que enlace los distintos autores y experiencias históricas presentadas en esta asignatura. La primera es que el desarrollo raramente se logra mediante grandes saltos en el vacío. El optimismo de Gerschencron sobre las posibilidades de los países atrasados de quemar etapas aprovechándose de los logros de los países avanzados se ha mostrado difícil y ha quedado lejos de ser general. Estas ideas de Gerschencron se basaban en que los países atrasados tendían a absorber la tecnología más avanzada de entre las disponibles en los países desarrollados, lo que les permitía comenzar su crecimiento sobre unas bases mucho más potentes que quienes crecieron primero. Pero los ejemplos de los grandes países latinoamericanos de la India y de la propia URSS nos muestran los riesgos de intentar quemar etapas, pues en algunos casos quedaron descolgados amplios sectores de la población y en otros, caso de la URSS, se creó un sistema económico adecuado para impulsar a la gran industria, pero demasiado rígido para aprovechar las sinergias que pudiera generar sobre otros sectores productivos. Incluso en los casos más tratados por Gerschencron (Francia, Alemania y Rusia) quizá este autor menosprecia los largos procesos previos de transformación que les permitieron aprovechar los avances de los pioneros. Parece pues que el desarrollo sigue siendo para los actuales países atrasados (como lo fue para los hoy desarrollados) un camino lento y costoso en el que conviene iniciarse aprovechando las capacidades de la población y del medio natural disponible y ello implica optar inicialmente por técnicas de baja productividad que alargan el proceso pero que, paulatinamente, pueden ir creando las condiciones para la construcción de una economía avanzada. El caso de la República Popular China es un buen ejemplo del largo camino que le ha permitido comenzar a aprovecharse de las posibilidades abiertas por la existencia de economías mucho más desarrolladas. Pero este camino tortuoso evita dejar fuera y malparados a amplios sectores de la población y permite dedicarse a actividades que al estar preparado para ellas pueden ser internacionalmente competitivas. Es decir, crecer supone aprovechar los recursos naturales, humanos y organizativos locales y eso implica que las posibilidades de una sociedad siguen siendo, como sugería Rostow (y también la teoría de la convergencia condicionada), muy dependientes de las condiciones internas, aunque es evidente que los caminos seguidos por cada país han sido mucho más diversos de lo que él pensaba. 36 La diversidad en los modos de organizar la cooperación entre personas y organizaciones no es un inconveniente sino que, frecuentemente, es una ventaja. La familia, el estado o el mercado tienen, por ejemplo, ventaja unas sobre otras según cual sea el tipo de actividad o las condiciones en las que se realice. Lo mismo cabe decir de actividades de tipo comunitario, comunal o cooperativo o de instituciones altruistas en sus principios y en la mentalidad de sus miembros. Esta riqueza en las formas de organizar la cooperación da flexibilidad a los sistemas sociales y permite completar las carencias de unas formas de cooperación con las capacidades de otras teniendo siempre a mano patrones comparativos de los resultados de unos y otros sistemas. Además, unos y otros ofrecen posibilidades a distintos sectores de la población mejorando así las capacidades de todos. Es decir, los caminos únicos son gravemente peligrosos ya sean opciones radicales por el mercado o por la planificación o por cualquier otro sistema de cooperación pues tienden a provocar marginalidad social, falta de agilidad de adaptación, o ambas cosas a la vez. La experiencia de los países que han logrado mayores niveles de bienestar para su población y la de los que siguen en la actualidad sendas más esperanzadoras apuntan en esta dirección al igual que las reflexiones de Hirschman, Bhaduri y Sen. La diversidad en el tipo de actividades económicas desarrolladas es también un factor que abre posibilidades para todos y evita sendas demasiado marcadas por los intereses de los grupos sociales ligados a alguna región o a algún sector económico concreto. Con diversificación productiva la posibilidad de aprovechar oportunidades será mayor, los daños causados por crisis sectoriales menores y las posibilidades de integración en el sistema económico mayores para todos, pues cada sector tiende a requerir capacidades humanas distintas, inversiones de distinta envergadura, formas de cooperación diferenciadas, relaciones internacionales peculiares. En este sentido las líneas argumentales que presenta la conveniencia de la construcción de economías equilibradas con amplia diversidad sectorial (List, Nurkse), así como los que se refieren a economías integradas (Rostow), parecen apuntar en esta dirección. La experiencia de países agroexportadores latinoamericanos con una economía interior poco diversificada y poco integrada nos muestra, por el contrario, las dificultades de aprovechar las posibilidades abiertas por la actividad exportadora en contraste con la evolución mucho más favorable de países agroexportadores como Canadá o Australia. Indudablemente las relaciones económicas internacionales son una fuente de recursos y de experiencias tanto vía exportaciones como importaciones. En este aspecto las reflexiones de Gerschencron y de Haberger son las más explícitas y están cargadas de razones pero quizá pecan de no valorar suficientemente en qué condiciones internas son aprovechables esas posibilidades y qué condiciones de los mercados internacionales pueden también facilitar o dificultar el desarrollo de sus potencialidades. Los ejemplos de Corea del Sur y Taiwán nos muestran la importancia de equilibrar el desarrollo interno y el internacional, pero este también es el caso, como señala Chang, de muchos de los actuales países desarrollados en los momentos iniciales de su crecimiento. La llamada de atención de Barán no es baladí pues los casos del colonialismo europeo en África o el practicado en no pocas zonas de Latinoamérica nos muestra la posibilidad de que los contactos con países más desarrollados generen sociedades muy desequilibradas sectorial y socialmente. Además, la historia de estos países nos muestra la dificultad, aún presente, de superar los desequilibrios generados por la constitución de sociedades esclavistas en la América tropical o por la marginación cultural y económica de la población indígena de la América andina. La marginación de la población campesina en no pocas zonas del África subsahariana pudo ser consecuencia 37 también de las formas que adoptó el colonialismo y la descolonización en esos territorios. Por último, pese a que el bienestar está muy lejos de generalizarse a la población del conjunto del planeta, los límites ambientales del modo de suministrar bienestar a las poblaciones de los países avanzados muestran las dificultades de generalizar las pautas de producción y consumo dominantes en los países avanzados. Teniendo en cuenta que el crecimiento implica mayor consumo de energía por persona y que las fuentes energéticas actualmente empleadas son mayoritariamente no renovables y muy contaminantes en sus procesos de combustión, el crecimiento supone creciente presión sobre las reservas de materiales y creciente degradación ambiental. El camino hacia el desarrollo humano requiere así no solo de modelos sociales que lo hagan posible, sino también de tecnologías que le den viabilidad ambiental; ambos aspectos están, a su vez, intensamente ligados. 38 BIBLIOGRAFÍA (De los libros resaltados en negrita hay que elegir uno para hacer sobre él una recensión. Los textos señalados con asterisco son los que se consideran más útiles para completar los temas tratados en clase.) PRIMERA PARTE (TEÓRICA). Textos de carácter general ADELMAN, Irma (1974): Teorías del desarrollo económico, Fondo de Cultura Económica, México (primera edición en 1961). AYRES, Ron (ed.) (1995): Development Studies. An Introduction Through Selected Readings, Greenwich University Press, Kent. *BAUMOL William J. (1972): Introducción a la dinámica económica , Marcombo, Barcelona, pp. 33­78 (primera edición en 1951). *BUSTELO, Pablo (1992): Economía del Desarrollo. Un análisis histórico, Editorial Complutense, Madrid. 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