ORIGINAL Deterioro cognitivo leve: estudio de prevalencia y factores sociodemográficos en la ciudad de Córdoba, Argentina C.D. Mías a, M. Sassi b, M.E. Masih c, A. Querejeta a, R. Krawchik d DETERIORO COGNITIVO LEVE: ESTUDIO DE PREVALENCIA Y FACTORES SOCIODEMOGRÁFICOS EN LA CIUDAD DE CÓRDOBA, ARGENTINA Resumen. Introducción. El aumento de la expectativa de vida y un crecimiento significativo de la población de adultos mayores ha generado un interés por la prevención secundaria de diversas enfermedades, especialmente a partir de los 50 años. En Argentina, sólo los mayores de 65 años representan el 10% de la población total, por lo que resulta importante investigar sobre su estado mental. En este sentido, se realizó un estudio descriptivo transeccional en cuatro servicios de neuropsicología de la ciudad de Córdoba, en el marco de una campaña de evaluación de la memoria destinada a personas mayores de 50 años. Sujetos y métodos. En un período de tres meses, participaron 418 voluntarios con un promedio de edad de 64,24 años y de instrucción de 12,76 años, pertenecientes en su mayoría al medio urbano (80%). Se les administró el test minimental de Folstein, pruebas neuropsicológicas y medidas conductuales en dos sesiones de trabajo. Resultados. Se encontró que la mayoría (75,6%, n = 316) tuvo un rendimiento normal tanto neuropsicológico como conductual. En el límite de lo normal se halló un porcentaje menor (8,6%, n = 36). Se detectó un 9,1% (n = 38) con deterioro cognitivo leve de tipo amnésico y un 4,5% (n = 19) con deterioro leve de tipo multidominio, es decir, un 13,6% de personas con una mayor probabilidad de desarrollar demencia en los próximos años. Conclusión. El género femenino, la edad superior a 65 años, el menor nivel de instrucción y el número de hijos parecen ser las variables sociodemográficas que más influyen en el estado cognitivo. [REV NEUROL 2007; 44: 733-8] Palabras clave. Declive cognitivo. Deterioro cognitivo leve. Envejecimiento. Factores sociodemográficos. Memoria. Prevalencia. INTRODUCCIÓN En Argentina, los mayores de 65 años representan el 10% de la población total. Entre 1950 y 2000, mientras la población menor de 15 años creció un 96%, la de más de 65 años lo hizo en un 398% [1]. Esto indica que existe una población creciente que envejece y que puede ver afectado su estado cognitivo frente a las exigencias de adaptación a la vida cotidiana. En los últimos años, se ha observado un creciente interés por detectar formas clínicas de riesgo que pudieran tener correspondencia con el desarrollo de una demencia ulterior, especialmente Alzheimer [2-4]. Pasados los 50 años son frecuentes las quejas subjetivas de memoria en la vida diaria, como la evocación de nombres, números de teléfono, lugares donde se dejan las cosas, reconocimiento de caras o retención de una lista de compra, entre otras. Estas quejas pueden ser significativas y referirse tanto a un estaAceptado tras revisión externa: 20.04.07. a Servicio de Neuropsicología. Facultad de Psicología. Universidad Nacional de Córdoba. b Servicio de Psicopatología. Hospital Nacional de Clínicas. c Servicio de Neurología. Hospital Córdoba. d Servicio de Neuropsicología. Instituto de Ciencias Cognitivas Aplicadas. SEMAS. Córdoba, Argentina. Correspondencia: Dr. Carlos Daniel Mías. Cátedra de Neuropsicología. Facultad de Psicología. Ciudad Universitaria. Universidad Nacional de Córdoba. Avda. E. Barros y Gordillo. CP 5000. Córdoba, Argentina. Fax: 03514334119. E-mail: cdmias@psyche.unc.edu.ar Agradecimientos. A los auxiliares de la cátedra de neuropsicología y la secretaría de extensión de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba, al personal pasante de psicología del servicio de psicopatología del Hospital Nacional de Clínicas, y a los profesionales del servicio de neurología del Hospital Córdoba, por su colaboración en la organización y desarrollo de la ‘Campaña de evaluación y prevención del deterioro cognitivo’ realizada en la ciudad de Córdoba entre octubre de 2004 y enero de 2005. © 2007, REVISTA DE NEUROLOGÍA REV NEUROL 2007; 44 (12): 733-738 do psicoafectivo como a un deterioro leve y hasta a un síntoma inicial de demencia, pero ¿cómo pueden las personas saber la naturaleza y el significado de sus olvidos, especialmente cuando tienden a ser negados, compensados por la experiencia individual o bien subestimados? En ocasiones se refuerzan con ideas idiosincrásicas del tipo ‘a cierta edad es natural que ocurra’, ‘es normal porque me pasa a mí’, ‘estoy más allá de esas cosas’, etc. Cierta evidencia clínica indica que es importante atender las quejas de memoria en personas mayores de 50 años [5]. Éstas pueden referir un espectro amplio de posibilidades aun cuando no afecten a la vida diaria o laboral. En la actualidad existe un cierto consenso respecto a las formas clínicas intermedias entre el envejecimiento y la demencia. Inicialmente, Petersen estableció los criterios para el diagnóstico del deterioro cognitivo leve (DCL) [6]. Después de diversos acuerdos y controversias, el International Working Group on Mild Cognitive Impairment, en el simposio de Estocolmo en septiembre de 2003, recomendó el empleo de sus criterios [7]. Éstos suponen: – Quejas subjetivas de memoria formuladas por las personas y preferentemente corroboradas por algún familiar o informante. – Objetivación de un deterioro de la memoria a través de pruebas neuropsicológicas específicas. – Conservación de cierta normalidad en el resto de las funciones cognitivas. – Desempeño normal de las actividades de la vida diaria o mínima afectación en las actividades instrumentales. – Sin elementos de sospecha de demencia. También se reconoce que los problemas de memoria no siempre son las funciones más afectadas, por lo que se aceptan distintos subtipos de DCL: amnésico, multidominio y no amnési- 733 C.D. MÍAS, ET AL co. Se reconoce igualmente que la etiología clínica es heterogénea y abarca un amplio espectro que incluye patologías vasculares, degenerativas, metabólicas, traumáticas, psiquiátricas y otras [7]. Se instaura además la necesidad de conocer mayores diferencias entre el declive y el deterioro cognitivo, conocer la prevalencia del DCL y factores etiológicos, estudiar la participación de actividades complejas de la vida diaria, validar pruebas y establecer datos normativos, entre otras cuestiones. Sin duda, estas recomendaciones justifican numerosas investigaciones, cuyos resultados verán la luz en los próximos años. En consideración de estas recomendaciones, se realizó un estudio en la ciudad de Córdoba, Argentina, con el objetivo de explorar la prevalencia del DCL y los factores sociodemográficos relacionados en las personas mayores de 50 años. Para ello se trabajó en los servicios de evaluación neuropsicológica organizados en la Cátedra de Neuropsicología de la Universidad Nacional de Córdoba, el Servicio de Psicopatología del Hospital Nacional de Clínicas, el Servicio de Neurología del Hospital Córdoba y el Servicio de Neuropsicología del Instituto de Ciencias Cognitivas Aplicadas. Según Allegri et al [8], la importancia de investigar sobre esta entidad radica en que aquellos sujetos que la padecen evolucionan entre el 8 al 15% cada año a la enfermedad de Alzheimer u otra demencia, mientras que, en la población general, este paso es de sólo el 1-2%. Por otra parte, el diagnóstico temprano otorga una mayor eficacia a la terapéutica del deterioro cognitivo en el ámbito farmacológico, neurocognitivo y conductual. Esto es especialmente importante si se considera tanto la extensión de la vida en el adulto mayor como su impacto familiar y el presupuesto en salud. Los objetivos generales fueron: – Describir el estado cognitivo en personas mayores de 50 años, concurrentes voluntarias a los servicios de evaluación. – Explorar la prevalencia del DCL en cuatro servicios de neuropsicología organizados en el marco de una campaña de prevención realizada en la ciudad de Córdoba. – Analizar la influencia de los factores sociodemográficos sobre el estado cognitivo de la normalidad y el deterioro. Subtest de ordenamiento número-letra del test de inteligencia de Wechsler para adultos, 3.ª edición. (WAIS-III) [13]. Se emplea para el estudio de la memoria de corto plazo, la memoria operativa y la estrategia de retención. Su efecto distractor lo torna sensible para el estudio del deterioro en comparación con sujetos normales. SUJETOS Y MÉTODOS Escala de actividades instrumentales de Lawton y Brody [18]. Valora la capacidad funcional para actividades como usar el teléfono, hacer compras, realizar tareas domésticas, usar medios de transporte, tomar medicamentos y administrar el dinero. Cada ítem se subdivide en actividades más específicas organizadas en una escala ordinal de menor a mayor complejidad. Participaron personas mayores de 50 años, concurrentes voluntarias a los servicios de neuropsicología, que respondieron a la convocatoria de una ‘Campaña de evaluación y prevención del deterioro cognitivo y la demencia’, de tres meses de duración, realizada en la ciudad de Córdoba entre 2004 y 2005. La muestra estaba compuesta por 418 sujetos voluntarios, con un rango de edad de 50 a 87 años. Se realizó un estudio transeccional de tipo exploratorio y descriptivo. Instrumentos Valoración neuropsicológica Test minimental de Folstein [9]. Valora de forma rápida un set cognitivo amplio pero simple. Es muy usado como test de cribado de las funciones cognitivas. El punto de corte que presume ausencia de patología varía con la edad y la educación, de manera que se toma 27 para el rango de 50-79 años y 26 para el rango de 80-89 años. Los estudios de validez y fiabilidad abundan en la bibliografía, con adaptación y baremación en nuestro país [10]. Test de Stroop de Golden [11]. Supone la ejecución de una atención selectiva e inhibición de respuesta automática. El test otorga además un índice de resistencia a la interferencia en una situación conflictiva. Su fiabilidad se ha mostrado muy consistente en sus distintas versiones, con índices que varían de 0,71 a 0,73 para la puntuación de interferencia [11]. 734 Subtest de memoria verbal de Ostrosky-Solís, Roselli y Ardila. Valora la evocación diferida de 12 palabras, de manera espontánea, por claves y reconocimiento. Cuenta con una base sólida de datos normativos obtenidos originalmente con 950 sujetos normales de entre 6 y 85 años [12]. Figura compleja de Rey. Valora la función perceptiva en la copia de la figura y la función de memoria visual en su reconstrucción diferida. Secundariamente permite observar la ejecución de las praxias construccionales. Subtest de dígitos-símbolos del WAIS-III [13]. Valora la atención visual, la memoria inmediata y fundamentalmente la velocidad de procesamiento perceptual. Subtest de completar figuras del WAIS-III [13]. Valora el análisis visuoperceptivo y la función visuoespacial. Test de denominación de Boston. Valora la función denominativa del lenguaje y el acceso a la memoria semántica. Es útil en la detección precoz y es un claro marcador de los perfiles corticales demenciales. En nuestro país se adaptó y estandarizó una forma abreviada con los 12 ítems que presentan un mayor nivel de discriminación [14]. Test de fluidez verbal semántica. De gran importancia en la evaluación del lenguaje, valora la memoria semántica y la flexibilidad cognitiva. En la prueba, los sujetos deben decir nombres de animales durante un minuto. Los estudios de validez y fiabilidad abundan en la literatura, con adaptación y estandarización en nuestro país [15]. Test de fluidez verbal fonológica. Valora la memoria de trabajo, la habilidad de recuperación verbal y la flexibilidad cognitiva. En la prueba, los sujetos deben decir la mayor cantidad de palabras que comienzan con ‘f’ durante un minuto. Los estudios de validez y fiabilidad abundan en la bibliografía, con adaptación y baremación en nuestro país [16]. Valoración conductual Escala de actividades básicas de Katz [17]. Indaga sobre las habilidades adaptativas a la vida diaria, como bañarse, vestirse, controlar los esfínteres, moverse y comer, entre otras. Presenta una escala de tipo Gutman indicadora de la progresión en las habilidades. Symptom Checklist SCL-90 R [19]. Es una lista de síntomas y quejas comunes en medicina y psiquiatría. Valora 10 dimensiones básicas de la psicopatología, tales como: somatización, obsesividad, sensibilidad interpersonal, depresión, ansiedad, hostilidad, ansiedad fóbica, ideación paranoide, psicoticismo, sueño y alimentación. Ampliamente conocida y adaptada a nuestra población, la escala consta de 90 ítems que son respondidos mediante una escala de tipo likert de 0 a 5. Distintos estudios e investigaciones le confieren una fiabilidad que varía entre 0,77 y 0,90 [20]. Valoración complementaria Es una entrevista semiestructurada con el interesado y preferentemente con un familiar, que indaga sobre enfermedades de la vejez, consumo de medicamentos, antecedentes familiares, hábitos de la vida diaria y quejas de memoria. Se interroga sobre las quejas de memoria y se solicita, además, que las personas relaten con detalle ‘un día habitual desde que se levantan hasta que se acuestan’ y que precisen ‘cómo se organizan para llevar adelante sus tareas habituales’. REV NEUROL 2007; 44 (12): 733-738 DETERIORO COGNITIVO LEVE Tabla I. Datos sociofamiliares de la muestra. Media Desviación típica Edad Años de estudios N.º de hijos N.º de hermanos Estado civil 64,24 12,76 2,54 3,18 Soltero (11,7%) 8,48 4,50 1,60 2,58 Casado (58,4%) Mínimo 50 2 0 0 Separado (9,6%) Máximo 87 25 10 12 Viudo (20,3%) Definición conceptual y operacional de variables Estado cognitivo subsistemas como la memoria operativa, declarativa y procedimental, verbal y no verbal. – Operacional. Suma de las puntuaciones obtenidas para las pruebas de memoria operativa, episódica verbal y no verbal. Para un análisis discriminado se consideraron las puntuaciones correspondientes a cada prueba de memoria. Factores sociodemográficos – Conceptual: variables propias del estudio estadístico de una colectividad humana, referidas a un determinado momento de su evolución. – Operacional: género, edad, años de instrucción, número de hijos y hermanos, estado civil, procedencia y profesión u oficio. Conceptual. Se definió como la condición estable de un conjunto de funciones neurocognitivas (orientación, atención, memoria, lenguaje, visuoespacial y ejecutiva, entre otras) necesarias y satisfactorias para el desarrollo de la actividad mental en relación con las exigencias de la vida diaria en múltiples áreas (cotidiana, laboral, social, etc.). En este estudio puede adquirir las siguientes condiciones: a) Normal (N): Conceptual: condición satisfactoria del funcionamiento neurocognitivo para la adaptación a las exigencias de la vida diaria en todas las áreas. Operacional: resultado obtenido en los tests neuropsicológicos seleccionados (véanse los instrumentos) dentro de una desviación estándar (1 DE) respecto de la media, con relación a la edad y al nivel de instrucción. b) DCL: Conceptual: deterioro con afectación de la memoria como principal función. Los criterios diagnósticos han sido establecidos por Petersen y recomendados por el International Working Group on Mild Cognitive Impairment [6,7]. Dado que se convocó a personas para conocer el estado de su memoria, sólo se exploraron en este estudio los subtipos amnésico y multidominio. Operacional: resultados obtenidos en los tests neuropsicológicos alrededor de una desviación estándar y media por debajo de la media, con relación a la edad y al nivel de instrucción. Procedimiento de trabajo Los demás criterios se valoran a través de la entrevista y los instrumentos conductuales, que verifican las quejas de memoria, la ausencia de signos de demencia y de alteraciones en las actividades básicas e instrumentales de la vida diaria. Por otra parte, en este estudio exploratorio fue importante considerar un estado cognitivo adicional denominado ‘límite’, el cual se utilizó en los siguientes casos: a) cuando se presentan importantes quejas de memoria y su desempeño en los tests está próximo a 1,5 DE por debajo de la media en la mayoría de las pruebas; b) cuando se obtiene un desempeño próximo al deterioro, pero no se manifiestan mayores quejas de memoria; y c) cuando se observa la influencia de estados psicoafectivos y/o medicamentos de ingesta reciente en un rendimiento similar. Se consideró también la categoría de deterioro moderado-grave para quienes evidenciaban signos de demencia. Se trataba de personas diagnosticadas o que tuvieron un rendimiento alrededor de dos desviaciones estándar (2 DE) por debajo de la media en la mayoría de las pruebas neuropsicológicas administradas, con una afectación significativa de las actividades de la vida diaria básicas e instrumentales. RESULTADOS Quejas subjetivas de memoria (QSM) – Conceptual: conjunto de olvidos y despistes frecuentes que motivan una desconfianza en la memoria y eventualmente el desarrollo de actos compensatorios, como la expresión verbal y consciente de quejas. – Operacional: resultado obtenido mediante la aplicación de un interrogatorio, valorado en forma de cuestionario y verbal, con una escala de referencia de tipo likert de ‘nunca a siempre’. Los ítems implicados fueron los siguientes: 1) Desconfío de mi memoria; 2) Necesito hacer un esfuerzo para recordar lo que quería decir; 3) Me resulta trabajoso recordar mensajes después de unos minutos; 4) Encuentro dificultad para guardar algo en mi mente; y 5) Me olvido lo que estaba diciendo al hablar. Memoria – Conceptual: capacidad de registrar, fijar, almacenar y evocar la información. No es una función unitaria, sino sistémica, que afecta a distintos REV NEUROL 2007; 44 (12): 733-738 Se trabajó en dos sesiones de una hora y cuarto de duración cada una. En la primera sesión se explicaron los objetivos del estudio para su consentimiento, se administró el protocolo de admisión y las pruebas de atención, memoria y lenguaje. En la segunda sesión se completaron las pruebas que faltaban y se realizó la entrevista semiestructurada con el voluntario y un familiar cuando fue posible. Análisis estadístico Se efectuó una estadística descriptiva y exploratoria de las variables mediante medidas de tendencia central y de correlación (χ2, ϕ y V de Cramer). Para analizar la influencia de las principales variables sociodemográficas sobre los estados cognitivos valorados, se realizó un análisis de regresión múltiple con el método Enter. En un segundo momento, para valorar su efecto como factores de riesgo sobre las categorías cognitivas normal frente a deterioro, se realizó un análisis de regresión logística con el método Enter, con la prueba de bondad de ajuste de Hosmer y Lemeschow. Se utilizó el programa SPSS v.11.01, con un nivel de significación de 0,05. Se evaluó un total de 447 personas que acudieron voluntariamente a los distintos centros de evaluación. De ellas, 17 (3,9%) mostraron un perfil neuropsicológico de deterioro único distinto de la memoria (particularmente visuoespacial y ejecutivo), pero no se incluyeron en el análisis estadístico al no completarse la entrevista final con ellos y con un familiar informante. Finalmente, 418 completaron todos los protocolos de evaluación exploratorios previstos y se incluyeron en el presente análisis estadístico. El 78% de las personas evaluadas eran de género femenino, las cuales mostraron mayor preocupación por su salud en contraste con el género masculino, los que en muchos casos llegaron por iniciativa de sus esposas. El promedio de edad fue de 64,24 años (DE = 8,48) y el de instrucción de 12,76 años (DE = 4,50). En general, se trabajó con personas bien instruidas, con una educación secundaria completa, con una composición familiar de 2,54 hijos de promedio (DE = 1,60) y de 3,18 hermanos (DE = 2,58) (Tabla I). La distribución de las edades entre los 50 y 79 años fue más o menos pareja, con un descenso significativo a partir de los 80 años (2,6%). La procedencia fue en su mayoría de Córdoba capital (67%) e interior (19%) y en menor grado de otras capitales y provincias (13%). El estado civil era en su mayoría casado (58,4%), seguido por viudo (20,3%). El 60% era jubilado o pensionista y un 31% se encontraba activo. Las necesidades socioeconómicas básicas se encontraron entre muy cubiertas (42%) y medianamente cubiertas (42%). Sólo un 16% de las personas presentó necesidades poco o muy poco cubiertas. Estas necesidades se han valorado en función de si las personas poseían vivienda, automóvil, ingresos y cobertura social propias o con el cónyuge. En general se observó que la mayoría de las personas (84%) no tenía dificultades socioeconómicas básicas. El estado de salud autopercibido de las personas fue regular para el 25% y delicado para el 4%. Sólo el 16% manifestó no tener ninguna enfermedad, y el 32% sólo una. El 52% restante reconoció tener bajo control más de una enfermedad propia de la edad, entre las que destacan la hipertensión, colesterol, reumatismo, tiroidismo y cardiopatía leve. Se excluyeron del análisis las personas con enfermedades activas en el momento de la 735 C.D. MÍAS, ET AL Tabla II. Distribución del número de casos según el grupo etáreo (años) y el estado cognitivo. evaluación. Además, se registró que el 83% tomaba algún tipo de medicamento. Por otra parte, el 40% manifestó tener algún antece- Grupo Estado cognitivo n total dente familiar de demencia o deterioro signi- etáreo Normal Límite DCL DCL DC ficativo. Entre ellos, el 36% correspondió a amnésico multidominio moderado-grave Alzheimer, el 23% a algún otro tipo de demencia, el 4% a la enfermedad de Parkinson, 50-54 49 (81,7%) 7 (11,7%) 3 (5%) 1 (1,7%) 60 el 9% a depresión, el 1% síndrome de Down y el 27% restante a diversos trastornos, como 55-59 64 (85,3%) 2 (2,7%) 8 (10,7%) 1 (1,3%) 75 epilepsia y traumatismos entre otros. Si bien 60-64 69 (80,2%) 6 (7,0%) 7 (8,1%) 4 (4,7%) 86 en muchos casos no es posible tener una certeza diagnóstica de la enfermedad comunica65-69 51 (71,8%) 6 (8,5%) 8 (11,3%) 6 (8,5%) 71 da, en el caso de comunicar algún tipo de demencia las personas confirmaron al menos 70-74 54 (75,0%) 7 (9,7%) 6 (8,3%) 2 (2,8%) 3 (4,2%) 72 que su familiar había presentado distintos ni75-79 23 (54,8%) 7 (16,7%) 5 (11,9%) 2 (4,8%) 5 (11,9%) 42 veles de invalidez funcional en la vida diaria con una afectación significativa de la memo80-87 5 (45,5%) 1 (9,1%) 1 (9,1%) 3 (27,3%) 1 (9,1%) 11 ria entre otras funciones. Respecto de las dimensiones de los desTotal 316 (75,6%) 36 (8,6%) 38 (9,1%) 19 (4,5%) 9 (2,2%) 418 criptores básicos de la psicopatología, se observó que la depresión se presentaba en priDC: deterioro cognitivo; DCL: deterioro cognitivo leve. mer lugar, seguida de la somatización y la obsesividad. De forma coincidente con las observaciones clínicas, se trataba de manifestaciones frecuentes en el adulto, Tabla III. Influencia de variables sociodemográficas sobre el estado cognitivo mediante análisis de regresión múltiple lineal. aunque en el presente estudio no se trata de una observación categorial, sino más bien dimensional. B Error β t Sig. Estado cognitivo valorado típico Se observó que un número importante de personas (75,6%, n = 316) tenía un rendimiento normal tanto a nivel neuropsicológico como conductual. El estado límite fue de frecuencia considerable (8,6%, n = 36). Si bien estas personas pueden considerarse dentro del estado normal ya que no reúnen todos los criterios para el DCL, sería interesante observar su evolución al cabo de unos años. Como dato más relevante destaca la detección de un 9,1% de personas (n = 38) con DCL de tipo memoria o amnésico, y de un 4,5% (n = 19) con DCL de tipo global o multidominio (Tabla II). En suma, un 13,6% de personas tiene una mayor probabilidad de desarrollar una demencia en los próximos años. Según algunos estudios, se trata de personas que ya cursarían un estadio muy temprano de demencia, aunque sería necesaria una mayor comprobación. En adelante será importante realizar un seguimiento de estas personas a fin de establecer el porcentaje de conversión con los años. En todos los casos, estas personas se derivaron a la consulta neurológica o psiquiátrica para valorar la posibilidad de un tratamiento adecuado tanto farmacológico como conductual. Finalmente, un porcentaje muy bajo (2,2%, n = 9) evidenció un deterioro de moderado a grave. Se trataba de personas que cursaban un estadio demencial, pero fue necesario corroborar su tipología para su mejor tratamiento. Estas personas habían sido derivadas en su mayoría por un profesional, por lo que se recomendaron algunos estudios complementarios y un trabajo en equipo al observar la afectación en múltiples áreas: neurocognitiva, conductual y de adaptación a la vida diaria. En la tabla II se resumen los resultados obtenidos en relación con la edad. Puede apreciarse que si bien se encontró una relación entre la edad y el estado cognitivo (χ2 = 61,49; p < 0,000) de grado leve (r = 0,20, p < 0,000), entre 55 y 59 años se encontró un importante porcentaje de DCL de tipo amnésico (10,7%). Si bien se trata de una edad laboralmente activa y poco explorada en la literatura, es posible que un historial con factores psiquiátricos y otros relativos a los efectos del estrés crónico pudieran tener alguna incidencia en la década de los 50. No obstante, a partir de los 65 años se observa el mayor incremento de DCL de los subtipos amnésico y multidominio (19,8%); y desde de los 70 años en adelante se comienza a registrar un deterioro de moderado a grave. Respecto a la presencia de antecedentes familiares, el 40% de los participantes manifestó tener algún antecedente de demencia o deterioro. En este estudio no se encontró una relación significativa con el estado de deterioro cognitivo. Por otra parte, los descriptores de la psicopatología básica de mayor dimensión observados, como la presencia de enfermedades somáticas controladas, tampoco mostraron tener una influencia significativa sobre el estado cognitivo. 736 Genero 0,723 0,135 0,257 5,368 0,000 Edad 0,028 0,007 0,201 4,113 0,000 Años de estudios –0,047 0,013 –0,183 –3,683 0,000 N.º de hermanos 0,051 0,022 0,111 2,331 0,020 N.º de hijos 0,081 0,035 0,111 2,322 0,021 Estado civil 0,016 0,062 0,013 0,259 0,796 Procedencia 0,019 0,048 0,018 0,393 0,695 Profesión u oficio 0,043 0,040 0,050 1,065 0,288 Factores que influyen en el estado cognitivo Para evaluar la influencia de las variables sociodemográficas en el estado cognitivo se empleó un análisis de regresión linear múltiple. La tabla III muestra las puntuaciones obtenidas del análisis con el método Enter. De las variables incluidas, se encontró que el género, la edad, los años de instrucción formal, el número de hijos y el número de hermanos se encontraban significativamente correlacionadas con el estado cognitivo. El coeficiente de correlación fue r = 0,42 (p < 0,000) y r² = 0,174, lo que explica el 17,4% de la varianza total. En un análisis posterior, para explorar estas variables como factores de riesgo para la muestra estudiada, se realizó un análisis de regresión logística con la categoría normal frente a deterioro. Para ello, las personas consideradas como ‘límite’ se distribuyeron en dichas categorías en función de su perfil neuropsicológico, independientemente de la presencia de quejas de memoria. Se descartó en el análisis a las personas con deterioro de moderado a grave, y se omitió la inclusión de las variables estado civil, procedencia y profesión por no contar con una categoría de referencia de normalidad. La tabla IV muestra los resultados obtenidos. De las variables incluidas, se encontró que el género femenino era un factor de riesgo significativo (odds ratio, OR = 3,21; p = 0,000; IC 95%: 1,74-5,89), y en menor grado la edad (OR = 1,04; p = 0,008; IC 95%: 1,01-1,08). Por el contrario, resultaron ser factores protectores los años de instrucción formal (OR = 0,89; p = 0,001; IC 95%: 0,84-0,95) y el número de hijos (OR = 0,84; p = 0,045; IC 95%: 0,70-0,93). La prueba de bondad de ajuste de Hosmer-Lemeshow, indicadora de un buen ajuste del modelo entre lo observado y lo calculado, no resultó significativa (p = 0,526). REV NEUROL 2007; 44 (12): 733-738 DETERIORO COGNITIVO LEVE ria dentro de los criterios para el diagnóstico del DCL puede reducir su especificiOdds ratio IC 95% dad al incluir síntomas de ansiedad y depresión, y exInferior Superior cluir sujetos con deterioro 3,207 1,745 5,895 de memoria, pero sin quejas subjetivas [28,29]. 1,045 1,011 1,080 No obstante, a pesar de 0,895 0,840 0,954 haber un cierto consenso sobre la prevalencia del DCL 0,843 0,708 0,932 considerando la variabilidad 1,007 0,906 1,119 poblacional, metodológica y conceptual, los resultados de este estudio deben tomarse con precaución por un probable sesgo de la muestra. En primer lugar, por el carácter exploratorio del estudio. En segundo lugar, porque las personas que acudieron a la evaluación lo hicieron en su mayoría motivadas por conocer su estado cognitivo, por poseer importantes quejas de memoria, preocupación por tener antecedentes familiares de deterioro cognitivo (40%) y, en menor grado, por recomendación profesional, entre otros motivos. Respecto de los antecedentes familiares no se encontró en este estudio una relación significativa con el estado cognitivo observado. Si bien se considera en la literatura que el antecedente familiar es un factor de riesgo de Alzheimer, en los últimos años han aparecido estudios que no confirman esta relación [30]. Con respecto a la influencia de variables sociodemográficas sobre el estado cognitivo, se encontró que el género, la edad, el nivel de instrucción y el número de hijos se encuentran significativamente correlacionados. La correspondencia con el género femenino, la edad a partir de los 65 años, el bajo nivel de instrucción y del número de hijos parecen ser las variables que más influyen en el estado cognitivo de deterioro en relación con la normalidad. En suma, se trata de factores sociodemográficos que, sin tener un valor predictivo, aumentan la probabilidad de pasar de un estado cognitivo normal hacia patologías que pueden convertirse en un síndrome demencial. El conocimiento de la prevalencia y de los factores sociodemográficos asociados al DCL en una población particular es muy importante porque a partir de estudios de este tipo se pueden planificar estrategias de prevención e intervención para retrasar la progresión hacia ciertos tipos de síndromes demenciales. También es importante realizar estudios longitudinales para el seguimiento de los casos con DCL a fin de conocer la tasa de conversión a demencia. Si bien existen diferencias según distintos autores, en todos los casos resulta ser superior a la prevalencia de demencia en las poblaciones de sujetos normales [31,32]. Por ahora se considera que el diagnóstico de DCL otorga mayor eficacia a la terapéutica farmacológica, neurocognitiva y conductual, algo que resulta precario en el tratamiento de una demencia irreversible. Sin embargo, la eficacia terapéutica en los distintos niveles de intervención es algo que aún debe comprobarse. Esto es importante si se consideran las expectativas generadas entorno a la extensión de la vida en el adulto mayor y su condición mental. Tabla IV. Influencia de las variables sociodemográficas como factores de riesgo mediante análisis de regresión logística. B Error típico Wald gl Sig. Genero 1,165 0,311 14,081 1 0,000 Edad 0,044 0,017 6,926 1 0,008 Años de estudio –0,111 0,033 11,614 1 0,001 Número de hijos –0,171 0,081 3,864 1 0,045 0,007 0,054 0,015 1 0,901 Número de hermanos IC: índice de confianza. De manera coincidente con la bibliografía [21,22], las variables género, edad y años de instrucción han demostrado su influencia en el estado cognitivo. Sin embargo, con relación a las categorías normal y deterioro se encontró que el número de hijos era una variable que lograba tener un efecto protector en la muestra estudiada. Es posible que ello se deba a que los familiares constituyen una fuente de estímulo cognitivo-afectivo en la vida adulta, lo que refuerza la idea de que en la interacción social se encuentra una buena fuente de estimulación cognitiva. No obstante, en virtud a los escasos antecedentes sobre este hallazgo, se espera que nuevos estudios aporten evidencias en este sentido, por lo que debe tomarse con precaución. DISCUSIÓN Reconocer estados cognitivos intermedios entre el declive y el deterioro significativo supone considerar constructos clínicos de alta probabilidad de conversión a algún tipo de demencia, a pesar de que existen dudas de que la afectación de la memoria a este nivel constituya un síntoma inicial de demencia [23]. En el presente estudio, el primero de envergadura en nuestro medio, se encontró una prevalencia del 9,1% de DCL de tipo amnésico y un 4,5% de tipo multidominio. En suma, un 13,6% de las personas tiene una mayor probabilidad de desarrollar una demencia en los próximos años. En términos generales parecería un porcentaje relativamente elevado si se proyectara a la población en general, a pesar de que los estudios de prevalencia del DCL son variables por los diferentes criterios y metodologías de evaluación empleadas. Así, algunos autores describen una prevalencia de alrededor del 10% en mayores de 65 años [24], que llega a superar el 20% si se consideran los distintos subtipos de deterioro [25,26]. En algunos casos, como en el Cardiovascular Health Study-Cognition Study, realizado en cuatro poblaciones de Estados Unidos, el DCL de tipo multidominio es marcadamente mayor al amnésico [27]. Por otro lado, se encontró un 8,6% de sujetos bajo la condición de ‘límite’ con la normalidad. Este estado se propuso para aquellos casos que no cumplen con los criterios del DCL pero que pueden ver afectada su memoria de modo considerable. En ocasiones no se expresan quejas subjetivas de memoria y no es posible contar con un informante, mientras que en otras se expresan significativas quejas con un desempeño muy próximo a 1,5 DE por debajo de la media en la mayoría de las pruebas. Estudios recientes concluyen que enfatizar la presencia de quejas subjetivas de memo- REV NEUROL 2007; 44 (12): 733-738 737 C.D. MÍAS, ET AL BIBLIOGRAFÍA 1. Arizaga RL. Epidemiología de la demencia. In Mangone C, Allegri RF, Arizaga RL, Ollari JA, eds. Demencia, enfoque interdisciplinario. Buenos Aires: Polemos; 2005. p. 8. 2. Benitez del R. MA. La trascendencia de los estudios epidemiológicos del deterioro cognitivo. Atención Primaria 2003; 32: 6-14 3. Burns A, Zaudig M. Mild cognitive impairment in older people. Lancet 2002; 360: 1963-5. 4. Bartrés D, Clemente I, Junqué C. Alteración cognitiva en el envejecimiento normal: nosología y estado actual. Rev Neurol 1999; 29: 64-70. 5. Casanova-Sotolongo P, Casanova-Carrilo P, Casanova Carrillo C. La memoria: introducción al estudio de los trastornos cognitivos en el envejecimiento normal y patológico. Rev Neurol 2004; 38: 469-72. 6. Petersen RC. Aging, mild cognitive impairment and Alzheimer disease. Dementia 2000; 4: 789-805. 7. Winblad B, Palmer K, Kivipelto M, Jelic V, Ritchie K, Van Duijn C, et al. Mild cognitive impairment beyond controversies, towards a consensus: report of the International Working Group on Mild Cognitive Impairment. J Intern Med 2004; 256: 240-6. 8. Allegri RF, Laurent B, Thomas-Anterion C, Serrano CM. La memoria en el envejecimiento, el deterioro cognitivo y la enfermedad de Alzheimer. In Mangone C, Allegri RF, Arizaga RL, Ollari JA, eds. Demencia, enfoque interdisciplinario. Buenos Aires: Polemos; 2005. p. 82. 9. Folstein MF, Folstein SE, McHugh PR. Mini mental state, a practical method for grading the cognitive state of patients for the clinicians. J Psychiatr Res 1975; 12: 189-98. 10. Butman J, Arizaga RL, Harris P, Drake M, Baumann D, De Pascale A, et al. El Mini Mental Sate Examination en español. Normas para Buenos Aires. Revista Neurológica Argentina 2001; 26: 11-5. 11. Golden CJ. Stroop, test de colores y palabras. Manual de aplicación. Madrid: TEA Ediciones; 1999. 12. Ostrosky-Solis F, Rosselli M, Ardila A. NEUROPSI. Atención y memoria. Manual instructivo y puntuaciones totales. México DF: Teletón American Book Store; 2003. p. 22-3. 13. Wechsler D. Test de inteligencia para adultos, WAIS III. Buenos Aires: Paidós; 2002. 14. Serrano C, Allegri RF, Drake M, Butman J, Harris P, Nagle C, et al. Versión abreviada en español del test de denominación de Boston: su utilidad en el diagnóstico diferencial de la enfermedad de Alzheimer. Rev Neurol 2001; 33: 624-7. 15. Fernández A, Marino J, Alderete AM. Valores normativos en la prueba de fluidez verbal-animales sobre una muestra de 251 adultos argentinos. Revista Argentina de Neuropsicología 2004; 4: 12-22. 16. Butman J, Allegri RF, Harris P, Drake M. Fluencia verbal en español: datos normativos en Argentina. Medicina 2000; 60: 561-4. 17. Katz S. Assessing self-maintenance: activities of daily living, mobility and instrumental activities of daily living. J Am Geriatr Soc 1983; 31: 721-77. 18. Lawton MP, Brody EM. Assessment of older people: self-maintaining and instrumental activities of daily living. Gerontologist 1969; 9: 179-86. 19. Derogatis LR, Cleary PA. Confirmation of the dimensional structure of the SCL-90: a study of construct validation. J Clin Psychol 1997; 33: 981-9. 20. Lezak MD. Neuropsychological Assessment. 3 ed. New York: Oxford University Press; 1995. 21. Letteneur L, Launer LJ, Andersen K, Dewey ME, Ott A, Copeland JR. Education and the risk for Alzheimer’s disease: sex makes a difference. EURODEM pooled analyses. Am J Epidemiol 2000; 151: 1064-71. 22. Kluger A, Ferris SH, Golomb J, Mittelman MS, Reisberg B. Neuropsychological prediction of decline to dementia in nondemented elderly. J Geriatr Psychiatry Neurol 1999; 12: 168-79. 23. Dubois B, Albert ML. Amnesic mild cognitive impairment or prodromal Alzheimer’s disease? Lancet Neurol 2004; 3: 246-8. 24. Fink V. Mild cognitive impairment. The Institute for Medical Education Bulletin, Mild Cognitive Impairment, 2004; 5: 1-10. 25. Larrieu A, Letenneur L, Orgogozo JM, Fabrigoule C, Amieva H, Le Carret N, et al. Incidence and outcome of mild cognitive impairment in a population based prospective cohort. Neurology 2002; 59: 1594-9. 26. Palmer K, Wang H, Backamn L, Winblad B, Fratiglioni L. Differential evolution of cognitive impairment in nondemented older persons: results from the Kungsholmen project. Am J Psychiatry 2002; 159: 436-42. 27. López OL. Clasificación del deterioro cognitivo leve en un estudio poblacional. Rev Neurol 2003; 37: 140-4. 28. Jungwirth S, Fischer P, Weissgram S, Kirchmevr W, Bauer P, Traglh KH. Subjective memory complaints and objective memory impairment in the Vienna-Transdanube aging community. J Am Geriatr Soc 2004; 52: 263-8. 29. Lautenschlager NT, Flicker L, Vasikaran S, Leedman P, Almeida OP. Subjective memory complaints with and without objective memory impairment. Am J Geriatr Psychiatry 2005; 13: 731-4. 30. Launer LJ, Andersen K, Dewey M, Letenneur L, Amaducci, LA, Brayne C, et al, and the EURODEM Incidence Research Group and Work Groups. Rates and risk factors for dementia and Alzheimer’s disease. Results from EURODEM pooled analyses. Neurology 1999; 52: 78-84. 31. Lorenzo OJ, Montan-Scheitler L. Las fronteras entre el envejecimiento cognitivo normal y la enfermedad de Alzheimer. El concepto de deterioro cognitivo leve. Revista Médica del Uruguay 2003; 19: 4-13. 32. Petersen RC. Mild cognitive impairment as a diagnostic entity. J Intern Med 2004; 256: 183-94. MILD COGNITIVE IMPAIRMENT: A PREVALENCE AND SOCIODEMOGRAPHIC FACTORS STUDY IN THE CITY OF CÓRDOBA, ARGENTINA Summary. Introduction. The increase in life expectancy and the significant growth in the population of the elderly have generated an interest in secondary prevention of different diseases, especially from the age of 50. In Argentina, those over 65 represent 10% of the total population, what makes important to research into their mental health. A trans-sectional descriptive study has been carried out in four neuropsychology services in the city of Cordoba, within the framework of a campaign assessing memory for people over 50. Subjects and methods. In three months, 418 volunteers took part, with an average age of 64.24 years and 12.76 years of instruction, mostly belonging to a urban environment (80%). They were administered Folstein’s Minimental State, neuropsychological tests and behavioral measures in two work sessions. Results. The majority was found to have normal performances (75.6%, n = 316) at both behavioral and neuropsychological levels. A lower percentage was found at the borders of normality (8.6%, n = 36). 9.1% (n = 38) of those studied were found to have an amnesiac type of mild cognitive impairment, and 4.5% (n = 19) a multidomain type of deterioration. In sum, about 13.6% of people have a greater chance of developing dementia in coming years. Conclusion. The socio-demographic variables that most influence cognitive state appear to be the female gender, age higher than 65 years, lower levels of instruction, fewer children and fewer siblings. [REV NEUROL 2007; 44: 733-8] Key words. Ageing. Cognitive decline. Memory loss. Mild cognitive impairment. Prevalence. Sociodemographic factors. 738 REV NEUROL 2007; 44 (12): 733-738