Ojos Nariz Boca Corazón Herida de bala Genitales Pierna derecha

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Diagnóstico:
es un genio
EMANUEL RODRÍGUEZ
DE NUESTRA REDACCIÓN
erodriguez@lavozdelinterior.com.ar
Cada vez que te duele la cabeza, pensás si no tendrás una
enfermedad rara como lupus, sarcoidosis o histoplasmosis: tu
enfermedad –además de una ligera jaqueca– se llama “adicción
a Dr. House”. El programa que hoy llega en Universal Channel
a su episodio número 100 es objeto de culto para millones de
televidentes en el mundo, y su popularidad amenaza con
destronar incluso a la cansadora “Lost”. ¿Sus secretos? Un
humor negrísimo que rompe los límites de cualquier corrección
médica y política, y su estructura de policial clásico aplicada a
la aventura de un diagnóstico. Y claro, uno de los personajes
mejor logrados de la narrativa televisiva contemporánea, un
médico que hace de las contradicciones del hombre moderno
un punto de apoyo para fortalecer su personalidad, y que al
mismo tiempo se debilita en el ejercicio de una soledad
agresiva y sarcástica. Gregory House (Hugh Laurie) pone en
práctica un humanismo a todas luces incorrecto: salva vidas
porque siempre llega al diagnóstico correcto, pero para
hacerlo necesita someter a sus pacientes y a sus colaboradores a un terrible proceso de exposición de debilidades y
vergüenzas. En el fondo, es un hombre encantador, pero muy,
“Dr. House” llega hoy
a su episodio número 100
en Universal Channel.
LA VOZ le hace una
radiografía al médico
más inteligente
e insoportable
de la televisión.
muy en el fondo. En la superficie, es un reaccionario en exceso,
repele cualquier aproximación al sentimentalismo, detesta la
religión y se opone a cualquier autoridad con la porfía de un niño.
Llega a la centena de programas involucrado en una histérica
relación con su jefa, Lisa Cuddy (Lisa Edelstein), y recomponiendo
su amistad con Wilson (Robert Sean Leonard), después de haber
provocado la muerte de su novia. Cada vez que se enfrenta a
un caso, también se enfrenta a sus propios fantasmas, pero no
cae en el cliché de aprender de sus errores: eso no sería propio
de un hombre encantadoramente repulsivo.
Cerebro
Ojos
Su mejor herramienta es su asombrosa
capacidad de asociar datos de la
biografía del paciente con su historia
clínica. Pero su inteligencia es, también,
el motivo de su soledad: no se puede ser
feliz e inteligente al mismo tiempo.
Cuando la mirada de House se pierde en
la nada, significa que ha descubierto qué
extraña enfermedad tiene su paciente.
Generalmente, la epifanía demuestra que
él siempre tiene razón, pero que no podría
hacer nada sin la simpleza de los demás.
Nariz
Boca
Su olfato para detectar mentiras es
la clave de su trabajo. Como Sherlock
Holmes, su método consiste en un
equilibrio disparatado entre la ciencia
y la intuición.
Cada una de sus frases debería ingresar
en la enciclopedia del insulto americano.
Es un humorista cáustico, destructivo y
adorable. La gente común no se ríe de
la muerte.
Hígado
Corazón
También chupa. Y su alcoholismo se
carga una víctima: House fue partícipe
necesario de la muerte de Amber, la
novia de Wilson.
Demasiado complicado para que una novia
lo aguante, demasiado irresistible como
para renunciar a seducirlo, House tiene el
encanto de los perdedores heroicos, que
optan por la soledad para salvar al mundo
de su propia patología afectiva.
Herida de bala
Genitales
A veces, dan ganas de matarlo. Y un
paciente quiso hacerlo: balazo en el
abdomen. Después, House recuperó la
movilidad de sus piernas. Sin embargo,
al sospechar que también disminuirían
sus capacidades médicas, volvió al
bastón y a los calmantes.
House tiene necesidades y paga para
satisfacerlas. Eso lo pone siempre en
riesgo de sufrir una enfermedad de
transmisión sexual. De hecho, en dos
episodios le diagnostican ETS: una de
ellas es una mentira (se quiso hacer
pasar por canceroso para recibir
calmantes de por vida).
Bastón
Bolsillo
El bastón de House es el símbolo de su
rebeldía y de su paradójica autoridad.
En un episodio lo abandonó y simuló
necesitar silla de ruedas, sólo para
recuperar su estacionamiento para
discapacitados.
Hugh Laurie gana casi 400 mil dólares por
episodio por interpretar a House. Antes
de este trabajo, sólo había participado
como actor secundario de algunas
películas olvidables. Ahora es un mito.
Escribió dos novelas policiales que –ay ay
ay– no han sido traducidas al español.
Pierna derecha
El dolor que le paraliza la pierna parece
ser la causa del mal y de la gloria de
House. Por él se hizo adicto al Vicodin,
y casi cae preso por posesión ilegal
de calmantes (tenía 60 frascos en su
casa… por si se le venía una mala
época), pero también lo aproxima de
un modo excepcional al sufrimiento
de sus pacientes.
INFOGRAFÍA DE NICOLÁS DAZIANO
Miradas opuestas.
¿Te gusta o no “Dr. House”?. Votá en www.cordoba.net
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