335521. . Segunda Sala. Quinta Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo XLIV, Pág. 746. DEPOSITARIO, DERECHOS DEL. El depositario posee en nombre ajeno y por lo tanto, cuando se trata de deducir o de hacer valer acciones sobre la propiedad o dominio de los bienes depositados, o de ejercer la acción de preferencia al pago, con el producto de dichos bienes, no es a él a quien compete el ejercicio de esas acciones, sino al propietario, o al acreedor, en su caso. El depositario ciertamente podrá pedir, en algún caso amparo, pero ello tan sólo tratándose del ejercicio de sus derechos personales o de sus funciones propias, que son las de guardián o administrador de los bienes. Es indiscutible que un depositario que sea removido injustamente de su cargo, puede hacer valer sus derechos ante la autoridad competente y aun acudir al amparo de la justicia federal; igualmente puede hacer uso de este recurso si se le priva de los emolumentos que, conforme a la ley le corresponden, y cuando alguna autoridad estorbe sus funciones administrativas, ya sea, por ejemplo con el cobro de rentas de los bienes encomendados a su custodia, ya por el pago del producto de los bienes que administre, y consiguientemente puede deducir las acciones relativas a su administración, para desempeñar debidamente su encargo. Precisados esos derechos que se reducen, en tesis general a los actos de administración, para los cuales tiene personalidad para ejercer todas las acciones referentes a su encargo, es indiscutible que fuera de esos casos, o sea, cuando los actos afecten a la propiedad y posesión de los bienes sujetos a la depositaría, discutidos con motivo de otro procedimiento, o modificados por algún cambio en la situación jurídica de esos bienes, solamente el propietario o el acreedor, en sus respectivos casos, son los que pueden valer las acciones y defensas consiguientes, lo que no puede hacer el depositario, porque además de tratarse de actos que no afectan a sus derechos propios ni a sus funciones administrativas, él no es representante ni del dueño de los bienes secuestrados, ni de quien ha adquirido el derecho al embargo, pues tratándose de acciones que únicamente corresponde ejercer al dueño o al acreedor, el depositario cumple con su deber, poniendo en conocimiento de los interesados cualquiera modificación o ataque a esos bienes o derechos, ya que no es a él a quien toca hacer valer las acciones sobre la propiedad y defensa de los mismos, y menos cuando se trata de cuestiones litigiosas y, de preferencia, de derechos que algún extraño promueva con relación de los bienes objeto de la depositaría, pues la defensa de los derechos del propietario y del embargante, son completamente diversos de la defensa de los derechos del depositario, y en nada se relacionan, ya que corresponden a juicios diferentes o a acciones diversas, que se discuten con personas extrañas a las que son parte en el litigio en el que aquél fue nombrado. Amparo administrativo en revisión 318/34. Arreola Antonio. 10 de abril de 1935. Unanimidad de cinco votos. Relator: Jesús Garza Cabello. -1-