1 RESPUESTA AL LIBRO VERDE DE LA COMISIÓN opciones para avanzar hacia un Derecho contractual europeo para consumidores y empresas COM(2010)348 final José Luis Iglesias Buhigues Carlos Esplugues Mota Guillermo Palao Moreno Catedráticos de Derecho Internacional Privado de la Universidad de Valencia (España) De conformidad con la invitación que le hace el Programa de Estocolmo 2010-2014 de presentar una propuesta sobre el Marco Común de Referencia (MCR) y a seguir estudiando la promulgación de un Derecho contractual europeo, la Comisión anuncia en su Libro Verde su disposición a presentar una propuesta de acto legislativo en dicha materia El Libro Verde de la Comisión, tras el análisis de la situación, se extiende sobre una serie de consideraciones acerca de las razones y objetivos que lo justifican, proponiendo siete opciones de posible solución, solicitando de los medios interesados su opinión al respecto. Atendiendo a esta solicitud, exponemos a continuación las reflexiones siguientes : I. BASES Y DATOS DE LA CUESTIÓN 1. Conviene señalar, en primer lugar, que en la Comunicación "Un espacio de libertad, seguridad y justicia al servicio del ciudadano" (COM (2009) 262 final) entre las medidas para apoyar la actividad económica en el mercado interior, la Comisión se refiere a la elaboración de un sistema optativo de "contratos modelo" abierto a las empresas en materia de contratos y de un régimen específicamente europeo opcional en la materia. Un dato significativo, no sólo por implicar un nuevo e importante impulso en el proceso de construcción de un Derecho contractual europeo, sino también por situar la acción en el ámbito de la política europea de cooperación en materia de justicia civil, y no, como había sucedido con anterioridad, en la relativa a protección de los consumidores, lo que resulta felizmente coherente, desde una 2 perspectiva del Derecho internacional privado, con los dos importantes instrumentos normativos de la UE, ya en aplicación, vinculados al Derecho de obligaciones que contienen normas de conflicto: los Reglamentos (CE) núm. 864/2007 (Roma II) y núm. 593/2008 (Roma I), sobre la ley aplicable, respectivamente, a las obligaciones no contractuales y a las contractuales. Dos instrumentos que se han desarrollado –precisamente- con el objetivo último de facilitar la creación de un espacio de cooperación en materia de justicia civil en Europa y, de este modo, garantizar el funcionamiento adecuado del mercado interior. 2. Al respecto y en atención a lo dispuesto en los respectivos considerandos de los Reglamentos Roma I (considerando 6) y II (considerandos 4 y 6) y tomando en cuenta los objetivos señalados, se aprecia que ambos Reglamentos persiguen, sobre todo, garantizar el reconocimiento mutuo de las resoluciones judiciales en materia civil y mercantil en la UE, eliminar los supuestos de "forum shopping" e incrementar la seguridad jurídica en el ámbito del Derecho de obligaciones en el ámbito de la UE., junto con una marcada influencia del “principio de proximidad”; destacando en los mismos, asimismo, una potenciación del recurso al principio de autonomía de las partes a la hora de determinar la ley rectora al fondo, alcanzando a sectores hasta entonces prácticamente inmunes al mismo, como es el de las obligaciones extracontractuales. 3. La situación señalada – inclusión del MCR contractual en el ámbito de la cooperación judicial civil y existencia de los dos Reglamentos sobre la ley aplicable en materia de obligaciones – entendemos que obliga a tomar en cuenta la relación existente entre la dimensión sustantiva y la conflictual en el ámbito del Derecho de obligaciones en la UE, más en concreto con las contractuales, de manera que el conjunto guarde la debida coherencia. II. LAS OPCIONES. PERFIL DE LA MÁS ACONSEJABLE. 4. Las siete opciones que presenta la Comisión en el Libro Verde, giran en torno, ya sea a la elaboración de un instrumento no vinculante, cuya finalidad sería la de perfeccionar la calidad y la coherencia de la legislación de la UE en la materia, ya de un instrumento vinculante que estableciera un 3 conjunto único de normas jurídicas como alternativa a la actual disparidad de regímenes jurídicos contractuales nacionales. De esas siete opciones, las tres primeras tienen en su favor el poder ser más aceptables políticamente por los Estados miembros y servir de primer paso hacia un instrumento con soluciones armonizadas de carácter opcional o decididamente vinculante. Sin embargo, en nuestra opinión, deben descartarse porque, de una parte, no responden a lo que la propia Comisión expone en el Libro Verde en relación con las razones, objetivos y al mismo análisis de la situación y, por otra, al no eliminar o reducir las divergencias normativas entre los Estados miembros, incrementarían la complejidad legislativa para los ciudadanos y los operadores jurídicos, no aportarían la necesaria previsibilidad y seguridad jurídicas y ciertamente no resolverían la actual problemática del ámbito contractual en el mercado interior, además de que, como hace notar la Comisión, carecen de autoridad formal y de efecto vinculante y no quedaría garantizada una aplicación e interpretación uniforme por los órganos jurisdiccionales. In extremis, estas opciones únicamente podrían considerarse en el supuesto de que se previera razonablemente que otras de mayor calado no podrían contar con el apoyo necesario para su adopción. 5. La opción a seleccionar debería reunir las siguientes características : a) Estar compuesto de un sistema de reglas de aplicación directa de origen específicamente europeo, esto es, evitando construirlo sobre la base exclusivamente de las experiencias codificadoras estrictamente nacionales. Propugnamos así la forma de Reglamento, que garantiza la aplicación uniforme en los Estados miembros, así como la previsibilidad y la seguridad jurídicas, necesaria en el ámbito de la contratación transfronteriza. b) El establecimiento de una respuesta normativa propiamente europea, debe quedar desligada igualmente de las experiencias llevadas a cabo en otros centros de codificación –principalmente la UNCITRAL o la UNIDROIT-; aunque teniéndolas presentes. Debe subrayarse que la opción por esta respuesta específicamente europea no carece de fuentes de inspiración, tanto institucionales como académicas. A este respecto, baste señalar las numerosas Resoluciones del Parlamento Europeo, relativas a la armonización del derecho privado dentro de la UE y el desarrollo de un Derecho contractual europeo ( Resoluciones de 1989, 1994, 2001, 2003, 2006, 2007 y 2008) y las 4 Comunicaciones (de 2001, 2003 y 2004) y los Informes de progreso (de 2005 y 2007) de la Comisión sobre Derecho contractual europeo. En la misma línea, también subrayar la Resolución (de 2003), el Informe (de 2008), la Posición (de 2008), las Guidelines (de 2009) y el Programa (de 2009) del Consejo con respecto al Derecho contractual europeo y el MCR. En el ámbito académico, cabe resaltar, desde 2005 hasta 2009, el papel decisivo que ha desempeñado la “Red conjunta sobre Derecho Privado Europeo” (Joint Network on European Private Law — EU Sixth Framework Programme "Network of Excellence"); precisamente la responsable última del Borrador de MCR que ha sido publicado en el 2009. A todo ello parece responder la decisión de la Comisión de 2010 de crear un “Grupo de expertos para la elaboración de un marco común de referencia en el ámbito del Derecho contractual europeo”.. Con el cual se trata de combinar, en vistas al desarrollo del futuro MCR, lo mejor de ambas corrientes –las institucionales y las académicas-, aunándolas a los intereses de los participantes en el mercado –esto es, las asociaciones de consumidores y de empresarios, así como de otros profesionales del Derecho. c) El instrumento EU debe establecer un régimen contractual sustantivo completo y hacer posible la contratación on line, sin olvidar que cierto tipo de contratos, como los de consumo – que deben diferenciarse de los contratos entre empresas - o los de compraventa de mercaderías o de prestación de servicios, exigen reglas específicas. En cualquier caso, debería incluirse una definición de “contrato” a los efectos de la aplicación del instrumento, teniendo en cuenta particularmente la jurisprudencia del TJUE en la interpretación del art. 5.1 del Reglamento 44/2001. d) Un problema siempre presente es el relativo a los efectos de los contratos relativos a la propiedad y demás derechos reales, en los que las divergencias de regulación en los Estados miembros es particularmente notable. En este tipo de contratos resulta necesario articular una normativa uniforme reguladora del propio contrato (el título) dejando al Derecho nacional la decisión sobre el modo de transmisión de la propiedad o del derecho real de que se trate. e) Por último, el instrumento debería regular únicamente los contratos transfronterizos, en cuanto que, en nuestra opinión, su aplicación a la 5 contratación interna difícilmente podría justificarse, por el momento, en el TFUE. 6. Un instrumento legislativo de la UE – un Reglamento – con las anteriores características podría ser de naturaleza vinculante o, bien, facultativo, es decir, opcional. Nos inclinamos decididamente por este último. Se trataría así de un conjunto sistemático de disposiciones de naturaleza sustantiva en materia de Derecho de obligaciones que se pondría a disposición de las partes de modo alternativo a los sistemas jurídicos nacionales de los Estados miembros. En otras palabras, se introduciría en el mercado europeo de productos jurídicos un nuevo “producto” no nacional (el futuro MCR) y eventualmente adaptado a las circunstancias, los condicionamientos y los objetivos propios del mercado interior, en el sector del Derecho de obligaciones. Un sistema alternativo que competiría con los sistemas normativos propiamente estatales ya existentes. Conviene recordar que no sería la primera vez que el legislador comunitario ha lanzado “productos jurídicos” de naturaleza sustantiva y con un carácter opcional al mercado interior. Tal vez, ante las dificultades que presentaría una actuación normativa más agresiva “desde arriba” que implicara la plena “sustitución” de los sistemas estatales. En este sentido y tan sólo por citar algunos de los ejemplos vigentes, podrían mencionarse: la creación de la marca comunitaria en el ámbito de la propiedad industrial –constituyendo un derecho unitario puramente europeo, alternativo a las marcas nacionales- o la sociedad anónima europea en el plano societario –como forma jurídica societaria propia del mercado interior, que coexiste con las estructuras mercantiles existentes en los ordenamientos de los 27 Estados miembros. III. JUSTIFICACIÓN DEL PERFIL PROPUESTO. 7. Las ventajas y beneficios de este modelo opcional han sido puestas de relieve por la doctrina en numerosas ocasiones, en particular frente a la desconfianza que podría suscitar un sistema alternativo no experimentado. En este sentido, las ventajas, a corto y medio y largo plazo, lo son tanto para los usuarios como para el propio mercado interior : 6 a) Por una parte, el alto nivel de seguridad jurídica que el futuro MCR aportaría con respecto a las relaciones jurídicas de naturaleza obligacional. Y ello, principalmente, porque con su introducción, las partes podrían, de forma previsible para ellas, escoger una normativa con la que, a su vez, se evitarían las diferencias existentes en la actualidad entre las legislaciones de los Estados miembros en el ámbito del Derecho contractual. b) Asimismo, el futuro MCR destacaría por la accesibilidad para las partes de un conjunto de normas común y facultativo de origen europeo, frente a los problemas que implica el recurso a los diferentes ordenamientos estatales vigentes en nuestros días. Sobre todo, si dicho sistema 28º se ofreciera en un formato multilingüe que, por lo tanto y entre otros, evitara los engorrosos problemas de traducción. c) Junto a ello, sobresaldría la neutralidad que informaría a las normas del futuro MCR, ante el habitual recurso del derecho estatal de una de las partes en la relación controvertida, en detrimento del de la otra parte. Equilibrando, de esta manera, los intereses de las partes que estuvieran establecidas en diferentes Estados miembros, al poder elegir un sistema alternativo y neutral. d) Además, un sistema de las características que se han señalado, permitiría la reducción de los costes de información y de transacción que se derivan de las relaciones comerciales y de consumo intracomunitarias – relativos, por ejemplo, a la aplicación del derecho extranjero al fondo de las mismas-. Una posibilidad más que frecuente cuando la relación cuenta con un elemento de extranjería. Así, mediante esta técnica legislativa se produciría una disminución de los problemas relacionados con una difícil aplicación uniforme de ciertos instrumentos comunitarios (como serían aquellos Reglamentos que contienen normas de conflicto), debido a las diferencias existentes en relación con la aplicación de la legislación material de otro Estado miembro. e) De un lado, como ha sucedido en relación con otros sectores del ordenamiento jurídico, la introducción de un sistema opcional 28º -el futuro MCR- en el “mercado” de los productos jurídicos en materia de derecho de obligaciones, permitiría que se produjera una suerte de "competencia entre los sistemas jurídicos" en esta materia.. Y ello, no sólo en el ámbito comunitario – 7 entre los ordenamientos jurídicos de los Estados miembros-, sino también desde la perspectiva internacional –a modo de ejemplo, en relación con los productos normativos elaborados en otras sedes de codificación internacionales, e incluso con respecto a los ordenamientos de terceros Estados. f) Ello conduciría, asimismo, a que el futuro MCR actuara como una especie de “ley modelo” que, en definitiva, implicara una fuente de inspiración para los jueces y los legisladores (ya fueran nacionales o comunitarios). En otras palabras, un conjunto de reglas que podría ser utilizado por los legisladores –tanto a nivel comunitario, como desde la perspectiva estatal- para garantizar una mayor coherencia y calidad en el proceso de elaboración de las leyes. g) De otro lado, el futuro MCR podría incluso ser utilizado para instruir a los futuros estudiantes de Derecho de los Estados miembros, a través de un sistema común de "reglas" modelo en el ámbito del Derecho contractual. Un sistema que, entre otros objetivos más inmediatos, llegaría a generar en ellos la conciencia de la existencia de reglas y de soluciones comunes en el ámbito europeo y, en consecuencia, les permitiría llegar a razonar jurídicamente en términos abiertamente europeos. h) Una labor formativa que, a su vez, permitiría la construcción y el desarrollo de un pensamiento jurídico europeo propio; al menos en el ámbito del Derecho de obligaciones. Algo que, en último extremo, podría motivar la necesidad de crear un “European Law Institute” –una idea que ya está rondando con cierta fuerza en círculos académicos-. En todo caso, con la elaboración de un futuro MCR opcional y su coexistencia con los sistemas estatales, quedaría lejos la idea de retomar en un futuro, la eventual –y ampliamente discutida, como es bien sabido- elaboración de un Código de derecho de obligaciones para Europa. IV. PERFIL QUE SE PROPONE Y DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO. 8. Para que el modelo que aquí se perfila pudiera convertirse en un sistema opcional de reglas para las partes, hay que situarse en la órbita propia del Derecho internacional privado y poner de manifiesto la necesidad de coordinar 8 los planos sustantivos y conflictual, en relación con este sector del Derecho privado. Esto es, se trata de buscar el mejor modo a partir del cual se pueda lograr una aplicación complementaria del futuro MCR con el Reglamento Roma I. 9. Tratándose de un instrumento jurídico de naturaleza dispositiva que incorpora soluciones sustantivas, esto es, la lex causae de la relación jurídica controvertida, su aplicación tendría que ser elegida por las partes por medio de un opt-in a través de una regla de conflicto ajena al instrumento o incorporada en el propio instrumento. Las posibilidades y las consecuencias que se derivarían de tales opciones normativas serían bien distintas, desde la perspectiva del Derecho internacional privado: a) Por una parte, la primera posibilidad conduciría a que o bien se admitiera la elección de un instrumento opcional como una elección de “ley” por las partes, o bien su elección se habría de hacer mediante una incorporación de referencia; por lo tanto, enmarcada en una selección de una normativa estatal. La elección por las partes implicaría, entre otros resultados, que la validez de las reglas contenidas en el futuro MCR deberían ceñirse a los límites que marcara dicho ordenamiento estatal y que las eventuales lagunas del eventual MCR se vieran cubiertas por tal Derecho estatal, que tendría que determinarse a partir de las normas de conflicto del Reglamento Roma I formando parte –en algún sentido- de ese ordenamiento nacional. En consecuencia, esta primera alternativa exigiría reconsiderar el modo en el que las partes habrían de llevar a cabo dicha elección (ya fuera material, por medio de una incorporación por referencia, o estrictamente conflictual), así como relacionarla necesariamente con las posibilidades que se establecen en el actual marco normativo y que se imponen en el Reglamento Roma I b) Por otra parte, la segunda alternativa – regla de conflicto incorporada en el sistema opcional - garantizaría que el futuro MCR se convirtiera en “la ley” aplicable al fondo de la relación; actuando pues a título propio y sin necesidad de que interviniera un ordenamiento estatal de modo supletorio. Efectivamente, cabría la posibilidad a tener que recurrir a un ordenamiento estatal en caso de que el futuro MCR presentara lagunas. Pero esta remisión podría hacerse desde el propio instrumento opcional, sin necesidad de recurrir a las soluciones presentes en el Reglamento Roma I. Asimismo, dicha normativa estatal no 9 tendría por objeto constreñir las soluciones materiales incorporadas en el propio MCR. c) Junto a ello, este sistema opcional igualmente habría que evaluarlo a la luz de las soluciones contenidas actualmente en el Reglamento Roma I, principalmente aquéllas relativas a las relaciones que mantiene con otros instrumentos de origen europeo-, así como considerar sus consecuencias desde la perspectiva del sistema de Derecho internacional privado. 10. En definitiva, la creación de un sistema opcional en el sector del Derecho de obligaciones en la UE, exige su coordinación con las posibilidades existentes en la actualidad desde la perspectiva conflictual. Esto es, establecer el modo en el que dicho instrumento resultaría aplicable. Una cuestión que se encuentra relacionada con la amplitud que se le concede a la autonomía de la voluntad conflictual y, en particular, con la posibilidad que se les otorgaría a las partes de elegir un sistema opcional no estatal.. Una vez exploradas las mismas, se podría llegar a concluir si el sistema de Derecho internacional privado vigente precisa ser modificado o no. 11. La primera idea que debe subrayarse es que, a pesar del interés que despierta esta materia en el legislador europeo -en especial, el objetivo de un buen funcionamiento del mercado interior-, el marco jurídico actual pone de manifiesto que existen algunas dificultades de poder poner en marcha un "optin", en relación con un sistema optativo en materia de derecho de obligaciones. 12. En efecto, como se sabe, el artículo 3 del Reglamento Roma I, dispone: "1. El contrato se regirá por la ley elegida por las partes (...)". En relación con esta posibilidad cabe señalar que, mientras que el considerando 13 permite “a las partes incorporar por referencia a su contrato un Derecho no estatal o un convenio internacional”; el considerando 14 señala que "En caso de que la Comunidad adopte, en un instrumento jurídico oportuno, normas del Derecho material de los contratos, incluidas las condiciones generales, este instrumento podrá prever que las partes puedan elegir aplicar dichas normas.". 13. De lo anterior se desprende claramente, de un lado, que Roma I permite a las partes llevar a cabo la elección de una "ley". Sin embargo, de otro lado, esta opción sólo puede ser contemplada como la selección de una la "ley nacional", relegando la elección de un Derecho no estatal a una mera “incorporación por referencia”. 10 14. Esta situación demuestra, en definitiva, la importancia del papel que están llamadas a desempeñar las soluciones previstas en las normas de conflicto en el desarrollo y la eficacia de un futuro MCR de naturaleza opcional; al igual que también plantea la interrogante de cómo podría convertirse en un sistema 28º, a partir de una elección por las partes de “la ley” rectora del fondo de la relación. V. LA OPCIÓN PREFERIDA. 15. A este respecto, cabe decir que la segunda alternativa- es decir, un instrumento normativo de la UE que contuviera disposiciones de fondo y de naturaleza sustantiva, con una norma de conflicto específica - y siempre que el sistema opcional se situara en un Reglamento, sería la opción preferible, así como la alternativa más coherente a la vista de la situación actual. Asimismo, se trataría de una posibilidad ya prevista en el considerando 14 del Reglamento Roma I. Varios serían los motivos que apoyarían esta segunda alternativa : a) En primer lugar, no sería necesario la reforma del Reglamento Roma I ya que la eventual norma de conflicto especializada que se introdujera en un futuro instrumento normativo europeo -que contuviera el MCR-, se aplicaría de modo preferente según lo dispuesto en el artículo 23 de aquél Reglamento. b) En segundo lugar, con esta segunda alternativa, se evitaría que el futuro MCR se convirtiera en parte de una ley nacional y, en consecuencia, se orillaría la posible aplicación supletoria de la citada ley estatal. 16. Un instrumento de la naturaleza que aquí se propugna, plantea algunas cuestiones de política legislativa desde la perspectiva del Derecho Internacional privado. Así, desde esta óptica, un primer elemento importante que habría que clarificar al desarrollar el sistema alternativo, residiría en la necesidad de que se determine el ámbito de aplicación territorial del propuesto MCR opcional. Desde esta perspectiva, entre otras, cabría plantearse las siguientes interrogantes: a) Por una parte, debería decidirse si el instrumento opcional 28º sólo se abriría a las empresas y a los consumidores establecidos en la UE, o va a 11 contar con un carácter universal. En otras palabras, si cubriría únicamente relaciones “intracomunitarias” o podría aplicarse igualmente a situaciones “extracomunitarias”, sin perjuicio de que los Estados miembros pudieran utilizarlo también para situaciones estrictamente internas. En relación con esta cuestión, y si se tiene en cuenta la aplicación universal de los Reglamentos Roma I y II (en sus artículos 2 y 3, respectivamente), sería conveniente que el instrumento normativo de origen europeo que albergara el sistema opcional, también disfrutara de esta naturaleza erga omnes. Algo que, además, favorecería la competencia ad extra del mismo en relación con los ordenamientos jurídicos de los terceros Estados. b) Por otra parte, se tendría igualmente que plantear la cuestión de las relaciones que habría de mantener el sistema opcional europeo con otros instrumentos normativos de origen internacional vigente en la materia –como podría ser, a modo de ejemplo y de manera significativa, el Convenio de Viena de 1980, sobre los Contratos de Compraventa Internacional de Mercaderías. 16. A su vez y por lo que respecta al ámbito de aplicación material del sistema opcional 28º, varias son las cuestiones que adquieren una importancia significativa, entre las que destacamos : a) En primer lugar, la necesidad de clarificar la relación que el futuro MCR facultativo debería mantener con la legislación comunitaria vigente o incluso la que se planificara para un futuro, en el ámbito del Derecho de obligaciones, singularmente en el ámbito del Derecho del consumo. Algo que no debería suscitar demasiados problemas y que, en línea de principio, exigiría una toma en consideración recíproca de las iniciativas legislativas elaboradas con anterioridad en el área de protección de los consumidores y de aquéllas que se están desarrollando en el ámbito de la cooperación judicial civil en la actualidad. b) En segundo lugar, y estrechamente vinculado a la delimitación del ámbito de aplicación material del sistema opcional, otra cuestión de interés se referirá a la importancia de desarrollar un conjunto común de principios fundamentales, de definiciones y de conceptos clave como una parte del MCR facultativo –los cuales habrían de estar igualmente disponibles en un formato multilingüe. 12 17. Otra importante cuestión vinculada igualmente a su ámbito de aplicación material y que debería resolverse, se refiere a la eventual inclusión de normas de naturaleza imperativa en el sistema opcional 28º. Unas disposiciones que, como es conocido y se prevé en la normativa vigente, contarían con una significativa trascendencia práctica. Una problemática que ha sido ampliamente debatida, debido a sus innegables repercusiones en su régimen normativo y los problemas que suscita actualmente la toma en consideración de las disposiciones imperativas de los distintos Estados miembros. Sobre todo, en términos de planificar una actividad comercial en el interior de la UE. Sobre todo, si se tiene en cuenta las complicaciones que se derivarían de una “elección” de un sistema opcional que carezca de este tipo de disposiciones imperativas. 18. En relación con esta cuestión, puede defenderse la postura de que sería preferible que se incorporada un único conjunto de disposiciones obligatorias en el sistema opcional, frente a la vigente aplicación de 27.. Así, en nuestra opinión, el instrumento facultativo 28º debería ser inmune a las normas nacionales de tal naturaleza y tendría que contener su propio conjunto de reglas imperativas, disposiciones que, en consecuencia, no resultarían facultativas para las partes. Y ello, fundamentalmente, con el fin de reforzar la seguridad jurídica en el interior del mercado europeo y, en consecuencia, de reducir los costes de información de aquellos interesados en dirigir sus actividades comerciales al mercado interior. Las normas imperativas que se contuvieran en el sistema opcional europeo, a su vez, habrían de prever una protección mínima, por lo menos similar a la ya existente en la actual legislación comunitaria –pensemos, a modo de ejemplo, en la normativa en materia de protección de los consumidores. 19. Por último, no ha de olvidarse que ciertas cuestiones de Derecho internacional privado podrían seguir surgiendo, a pesar de que se contara con un MCR en el futuro. Entre otros motivos, ya que el instrumento alternativo 28º podría tener lagunas y porque sus soluciones podrían llevar a cabo remisiones a las soluciones presentes en los propios ordenamiento estatales. En este sentido y con el fin de minimizar e incluso evitar los problemas que ello podría traer aparejado, el sistema opcional debería ser lo más autosuficiente posible, tratando de impedir el planteamiento de los problemas que podrían estar 13 relacionados con "elecciones parciales" de la ley aplicable a favor del futuro MCR –eligiéndose únicamente como un todo-, la eventual remisión a un ordenamiento estatal llamado a completar lo dispuesto sobre una cuestión puntual, la necesidad de valorar el acierto de las normas de conflicto a las que hubiera que acudir en caso de falta de elección o la tradicional problemática relativa a la aplicación de una ley extranjera. VI. CONCLUSIÓN 20. En conclusión, habida cuenta de las consideraciones expuestas, en nuestra opinión, habría que decidirse por la opción nº 4 de las propuestas en el Libro Verde de la Comisión y, en concreto : - Por un instrumento legislativo en forma de Reglamento, que estableciera un sistema sustantivo opcional 28º, de aplicación universal. - Desde la perspectiva de su alcance material, el sistema de normas debería ser lo más completo y autosuficiente posible y aplicarse como un todo, evitando en la medida de lo posible la existencia de elecciones parciales, lagunas, así como las posibles remisiones que pudieran hacerse a los propios ordenamientos estatales. - Junto a ello, el instrumento alternativo que albergara el futuro MCR, tendría que establecer un conjunto de principios y de definiciones autónomas de los conceptos clave que se emplearan. - Este sistema opcional habría de contar con normas materiales, no sólo dispositivas, sino también imperativas. - El sistema requiere una coordinación eficaz con los instrumentos actualmente existentes de la UE en el ámbito de la cooperación judicial en materia civil, en especial con el Reglamento Roma I, así como incorporar una norma de conflicto especializada, de aplicación preferente frente a las reglas de dicho Reglamento, mediante la que se habilitara a las partes a elegir el propio sistema opcional como aplicable a sus relaciones contractuales. 21. Un instrumento legislativo que reuniera las características aquí señaladas, tendría la ventaja sobre las demás opciones de proporcionar a las partes en la contratación una alternativa en la elección de la ley aplicable más fiable y de mayor confianza por cuanto conocida y uniforme, con la ventaja 14 añadida de funcionar, si fuere finalmente la elegida por ellas, como un instrumento vinculante. En lo que respecta a su adopción, el instrumento sería jurídicamente menos problemático en cuanto a su base jurídica y el principio de subsidiariedad y políticamente más admisible en el Consejo y en el Parlamento Europeo, además de guardar coherencia con la legislación EU en la materia. Ciertamente que esta opción supondría añadir un régimen normativo paralelo al propio de cada Estado miembro, lo que podría conllevar – como apunta la Comisión- una cierta complicación del marco jurídico contractual. No obstante, esta eventual situación no nos parece determinante : por un lado porque – como la misma Comisión señala – la solución consistiría en proporción al público una detallada información de la existencia y contenido del sistema normativo opcional y, por otra, no puede descartarse que el buen funcionamiento de dicho sistema pudiera llevar, a medio plazo, a que los Estados miembros apreciaran sus ventajas y beneficios hasta el punto de incorporarlo en sus respectivos ordenamientos o de ofrecerlo a las partes en la contratación interna. J.L. Iglesias Buhigues C. Esplugues Mota . Firmado .. G. Palao Moreno 15