Revista Mexicana de Ciencias Agrícolas ISSN: 2007-0934 revista_atm@yahoo.com.mx Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias México Gatica Polco, Daniel El territorio de los pueblos originarios frente a la lógica del neoliberalismo Revista Mexicana de Ciencias Agrícolas, vol. 1, 2015, pp. 191-197 Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias Estado de México, México Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=263139243026 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto Acapulco, Guerrero, 19, 20 y 21 de febrero de 2015 p. 191-197 El territorio de los pueblos originarios frente a la lógica del neoliberalismo Daniel Gatica Polco cuervopoe2@hotmail.com. Resumen En este trabajo se analiza el proceso de mercantilización al que se pretende someter el territorio-comunidad de los pueblos originaros de México por parte de las políticas impuestas por los gobiernos neoliberales, se expone la cosmovisión no capitalista que estas culturas autóctonas de manera general asumen frente a la naturaleza y su entorno socio comunitario, premiado de valores hacia un cuidado de los recursos naturales y del medio ambiente, en la parte casi final se exponen algunos ejemplos de movimientos de resistencia que se han enfrentado de manera directa a los proyectos neoliberales que se han intentado imponer es sus regiones y comunidades y finalmente el trabajo muestra a la autonomía indígena como una de las tantas alternativas de resistencia frente al despojo que deben de construir los pueblos originarios para enfrentar y frenar las políticas neoliberales que se pretenden imponer para mercantilizar la vida y la naturaleza. Palabras claves: autonomía, autogestión y sujeto emergente, despojo territorial, capitalismo, territorio, explotación, matriz histórico- cultural, neoliberalismo, opresión, pueblos originarios. Introducción El proceso de conquista y colonización desarrollado por España en América Latina durante el siglo XVI significo para las culturas originarias la destrucción del proyecto civilizador de los pueblos originarios y la expansión del proyecto colonizador euro centrista. El control territorial, e imposición de formas político administrativas de gobierno junto con la penetración cultural e ideológica por parte de los conquistadores implico durante el periodo de la colonia la integración gradual de los indios a la nueva forma de organización y en algunos casos el abandono de sus propios sistemas de representación, organización, producción y justicia. Los pueblos originarios que no se sometieron al gobierno de la Nueva España durante los 3 siglos que duro la colonia protagonizaron innumerables rebeliones en las zonas rurales y montañosas del continente y del país (como las rebeliones mayas en el sureste y los yaquis en el norte). Así durante la conformación de los Estado nación latinoamericanos la cuestión étnica represento un factor a superar, la política y filosofía liberal asumió la razón, el contrato y la unidad nacional como el fundamento universal para la organización nacional muy por encima de la pluralidad y multiculturalidad étnica. Pero las elites conquistadoras de los Estado - nación no pudo exterminar en su totalidad el proyecto civilizador indígena, las prácticas, tradiciones, costumbres, valores e instituciones de sistemas de cargo sobrevivieron en algunas regiones del continente y del país, esas culturas originarias que vienen de un periodo de más 500 años de lucha y de resistencia contra la opresión y explotación ahora se enfrentan a nuevos problemas del paradigma económico neoliberal. 192 Acapulco, Guerrero, 19, 20 y 21 de febrero de 2015 La crisis del sistema Las crisis modernas que atraviesa actualmente el sistema capitalista a nivel internacional demuestra que se encuentra en una de sus múltiples fases terminales como señala Emanuel Wallerstein, dando como resultado concreto en el sistema-mundo múltiples crisis de valores, económicas, políticas, ideológicas, religiosas, culturales y ambientales, que se ven reflejadas en diversas geografías y calendarios del planeta. El modo de producción capitalista que como dice Marx “nació brotando chorros de lodo y sangre” en el siglo XVI bajo la legitimidad liberal ideológica de la sociedad burguesa, hoy en pleno siglo XXI con el modelo neoliberal sigue reafirmando su esencia y carácter de opresión y despojo de clase, generalmente contra todas las clases trabajadoras del mundo y particularmente contra los pueblos originarios de nuestra América Latina. En la última década del siglo XX y en las primeras de este siglo XXI la historia, luchas y prácticas colectivas de los pueblos originarios de América Latina y particularmente la de los “indios de México” se han visto influenciados por la emergencia de nuevos sujetos políticos y movimientos étnicos que luchan por la defensa y reconquista de los territorios indios, en Brasil el Movimiento de los Sin Tierra luchan por recuperar grandes extensiones de tierra que les pertenecían a las culturas antiguas, en Chile el movimiento Mapuche ha tenido que pagar con balas de sangre la recuperación de su territorio y cultura, en Perú las Rondas Campesinas por la vía de la autodefensa han proporcionado seguridad comunitaria y se han enfrentado a los mega proyectos mineros, en México los casos de Cheran, la Policía Comunitaria, el CECOP, y el EZLN, por citar solo unos ejemplos muestran la crisis terminal en la que se encuentra el sistema capitalista y las nuevas resistencias colectivas que se oponen al despojo territorial que ofrece el neoliberalismo en su decadencia. El territorio comunitario Históricamente para los pueblos y culturas ancestrales mesoamericanas el territorio ha significado parte integrante de su modo de vida y relacionarse con la naturaleza, es el lugar donde se construyen los mitos y ritos que le dan sustento a sus prácticas y sistemas de creencias cotidianas, los ríos, los manantiales, los árboles, los cerros ceremoniales son elementos que forman parte de los valores colectivos de los pueblos originarios. El territorio entendido como“ (…) el resultado de la apropiación y valorización del espacio Daniel Gatica Polco mediante la representación y el trabajo, una “producción” a partir del espacio inscrita en el campo del poder (…). En resumen, serian tres los ingredientes primordiales de todo territorio : la apropiación, el poder y la frontera”. En este caso para los pueblos originarios no existe tanto la fragmentación de la naturaleza como en la cosmovisión eurocéntrica judeocristiana, se basan en un sistema cultural de interrelación integral del hombre con su entorno natural. La concepción que se tiene del territorio en cada sistema cultural de los pueblos originarios es fruto del sistema de valores ambientales e históricos que premia en cada uno, pero que de manera general tienden asumir y concebir a la naturaleza y el territorio como algo sagrado, como lo muestra el siguiente ejemplo de la declaración de un indio Wirrárika: “Entre la cultura indígena y la capitalista hay un gran abismo y radica en la visión que de la naturaleza se tiene: “Los pueblos indígenas o los pueblos originarios somos guardianes de la madre tierra. En la madre tierra existen las esencias de la vida, traducido en el mundo occidental de otra manera: por su fuente económica recursos naturales, me refiero al agua, al bosque y todo lo que está en la madre tierra” La concepción que tiene esta cultura respecto al territorio y la naturaleza es un patrón histórico- cultural que se presenta de forma general en todas las culturas de origen históricocultural mesoamericano, y también desde los andes hasta el amazonas, solo por citar unos ejemplos donde prevalece esta cosmovisión de la naturaleza-territorio sagrado están los siguientes grupos étnicos: “(…) maya, yoreme, tenek, tlahuica, tehua, tojolabal, totonaco, triqui, tzeltal, tzotzil, wixárika, yaqui, binizaa, zoque, kumiai, mayo, mazahua, mazateco, mixe, amuzgo, cora, cuicateco, chinanteco, chocholteco, chol, pericuri, guaycuri, cochimi, chontal, guarijío, coca, paipai, kiliwa, huasteco, huave, kikapu, cucapá, tepehuano, chichimeca, mame, matlatzinca, ñuusavi, nahua, ñahñu, tohonoo’odham, pame, popoluca, p’uréhpecha, concaá, rarámuri, achumi, ahniyvwiya, lakota, ndee, kuma, naabeehódine’é, aqwesasne, mohawk, salish, anisnawbe, cayuga, onondaga, ojibwa, hopi, secwepme, tuscarora, ktnuxa, creek, gitxaan, guaraní, kekchí, mapuche, tarapacá, maipú, aymar, kichwa, mam, lenca, miskito, inka (…)”. Cada una de estas culturas no concibe a la naturaleza de manera fragmentada, la naturaleza y el territorio crean y forman parte de la identidad cultural, de las estructuras El territorio de los pueblos originarios frente a la lógica del neoliberalismo étnicas, del desarrollo comunitario, y de la cosmogonía en sí. Los conocimientos y saberes cotidianos que resultan de esta relación continúa entre territorio, espiritualidad y naturaleza hacen que las comunidades se empoderen de sus recursos naturales. Al respecto Guiteras Holmes señala que los mayas tzotziles describen a la tierra como. “la madre de la vida universal. Ella es el más compulsivo de todos los poderes del universo. Ella es el poder supremo, todos los demás poderes parecen formar parte de ella o haberse originado de sus profundidades (…). La creencia de la naturaleza como una fuerza suprema y sagrada es lo que determina el respeto y cuidado hacia ella por parte de estas poblaciones culturales que conciben al territorio integrado por símbolos, ritos y mitos que dan justificación de una conciencia y existencia histórica comunitaria ante puesta a la visión occidental del desarrollo tecno científico racional del progreso individual. 193 principalmente en zonas indígenas para echar andar las cuatro ruedas del capitalismo: la explotación, el despojo, la represión y el desprecio. Las empresas multinacionales que monopolizan el poder financiero global deciden en que regiones rurales de los países débiles implantar sus mega proyectos de saqueo y explotación capitalista. “esas compañías son claramente parte integrante del desastre ecocida moderno. Las compañías multinacionales definen de muchas maneras nuestro mundo cada vez más ecocida y lo hacen silenciando, trivializando o legitimando eficazmente sus prácticas sociales y ecológicas tremendamente dañinas. La naturaleza organizativa de las multinacionales, es profundamente antidemocrática, desempeña un papel clave en la línea de conducta y en la política del capitalismo global, que ha llevado a nuestro planeta al borde del colapso social y ecológico”. El “despojo territorial” El ambientalismo liberal decimonónico asume los recursos naturales de las culturas originarias como bienes comunes que pueden y deben ser explotados en beneficio y uso de las necesidades de la población mundial esto dentro de la lógica de los patrones de producción y consumo de la globalización y del mercado. Actualmente en México, Latinoamérica y diversas regiones del mundo la explotación del territorio de las culturas y pueblos originarios integrado por recursos naturales, flora y fauna, minerales y capital humano se justifica por medio del discurso moderno de la sustentabilidad , que intenta mostrar el rostro verde y humano del capitalismo al plantear que con el desarrollo sustentable “el manejo del ambiente debe cumplir las necesidades de las generaciones presentes, sin sacrificar las de las generaciones futuras”. Con la imposición y adopción del modelo económico neoliberal por parte de los gobiernos latinoamericanos desde la década de 1980 los territorios indígenas se han convertido en objetivos estratégicos de explotación de recursos naturales de manera global. El territorio indígena como parte integrante de la cosmovisión y cultura indígena frente a la globalización del capitalismo tiende a ser reducido como un sistema de distribución de propiedades comunales, potencialmente productivo para las empresas transnacionales con la impulsión de proyectos y mega proyectos tecno modernos como presas hidroeléctricas, proyectos eco turísticos, carreteas, y centros mineros de explotación a cielo abierto. La preminencia del fetiche del capital por parte de los gobiernos permite la libre exploración de recursos minerales, forestales y acuíferos ubicados Sin embargo, este famoso desarrollo sustentable (dentro de la lógica del capitalismo) y “ en el curso de la sombría dialéctica sistémica en contra del medio ambiente son aún más intensas las lógicas y las acciones depredadoras del capitalismo corporativo, como el insostenible consumo de combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón) la agricultura industrial de las transnacionales, la ruina de hábitats, el extractivismo minero y petrolero, la tala de árboles y la devastación de bosques, el uso masivo de plaguicidas, la proliferación de los transgénicos, la sobre pesca, y la anarquía proliferación urbana (…) son unos de los elementos que se encuentran insertados dentro del desarrollo tecno científico racional capitalista del desarrollo sustentable “que trata simplemente de como presentar una imagen verde convincente a los consumidores y al público (por ejemplo En el mundo indígena la concepción de la naturaleza y el territorio no se sintetiza en la noción positivista de civilización por el grado de control y dominio de la naturaleza que se tenga, muy por el contrario como describe Guillermo Bonfil Batalla en la tradición étnico cultural “el hombre no se confronta con la naturaleza, la naturaleza no es su enemiga, tampoco el objeto de su dominación, sino que más bien es una realidad inmediata con la cual la vida humana debe armonizar” para lograr una estabilidad social y espiritual, de modo que el territorio en el cual habitan estas culturas los actos de cada hombre repercute de manera directa en el entorno socio territorial más próximo. Daniel Gatica Polco 194 Acapulco, Guerrero, 19, 20 y 21 de febrero de 2015 , la industria química norteamericana planeaba gastar 10 millones de dólares en 1992 para mostrarse ambientalmente razonable y amistosa)” con el medio ambiente. De modo que en los hechos la cultura, naturaleza y los recursos territoriales siguen siendo sometidos a los criterios fetichistas de utilidad económica, rentabilidad y mercantilización inmediata por parte de los gobiernos neoliberales e instituciones ambientales y financieras supranacionales, por ejemplo. “El Convenio de la Diversidad Biológica es un instrumento vigente de derecho internacional. Fue firmado por los Estados en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo en 1992. Sus tres objetivos principales son: la conservación de la diversidad biológica, el uso sostenible de los componentes de la diversidad biológica y la participación justa y equitativa en los beneficios derivados de la utilización de los recursos genéticos”. Sin embargo este convenio solo ha servido como argumento teórico que legítima por medio de las conceptualizaciones neoliberales la explotación y saqueo de los recursos, esta protección ambiental mundial se determina por medio de un sistema teórico-práctico hecho a fin y a sus propios términos del neoliberalismo que justifica la explotación y el despojo territorial. La cosmovisión de los pueblos originarios donde el territorio es interpretado como signo de vida para el neoliberalismo representa el dinero y el poder. El paradigma económico global justifica de este modo el despojo y destrucción ambiental de los territorios indígenas y no indígenas. La soberanía del Estado nación con el neoliberalismo se ha reducido a un simple promotor y gestor de territorios indios para entregarlos a empresas transnacionales de capital privado. Al respecto Magdalena Gómez Rivera señala que “los pueblos indígenas están en el centro de las políticas neoliberales dirigidas a la explotación de recursos naturales por su ubicación territorial en las zonas boscosas y en cerca de la mitad de la biodiversidad en el mundo, así como en los lugares donde hay reservas minerales”. Estas iniciativas de privatización y despojo territorial han estado respaldadas por instituciones estatales y federales (SEMARNAT, SEMAREN), así como por organismos supranacionales como el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y por organizaciones multilaterales como la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PLUMA) y la Organización Mundial del Comercio. El carácter globalizatorio del capitalismo salvaje ha tendido a reducir todo a la simple vulgarización de la mercantilización en la oferta y la demanda del mercado internacional junto a la par de la neocolonización lingüística, cultural, política y despojo territorial de las culturas originarias. En la lógica del neoliberalismo el territorio indígena se encuentra ubicado en la política de despojo, por medio de creación de leyes y tratados internacionales los territorios indígenas son valorizados por medio del fetiche del capital para la realización de megaproyectos “sustentables” o de explotación local para el mercado internacional sin la previa consulta y consentimiento de las culturas étnicas porque en el corazón del paradigma económico global está el ideal del mundo como un mercado extenso, en el cual toda interacción social entre seres humanos y naturaleza, así como la interacción social, puede ser entendida perfectamente como intercambio de tipo material y el efecto acumulativo de todo sería la distribución y el uso más eficiente posible de todas las mercancías, servicios, información y recursos naturales. El neoliberalismo como paradigma económico global rompe y trasgrede con los sistemas normativos históricos comunitarios de las culturas étnicas que conciben al territorio como un espacio geográfico histórico-cultural donde los pueblos tienen el derecho legítimo a decidir sobre el conjunto de recursos naturales que integran el territorio, así como su uso y disfrute comunitario. Dicha consulta sobre el manejo y uso del territorio y recursos naturales se encuentra respaldada jurídicamente en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que señala que los pueblos tienen el derecho a la consulta y al derecho de consentimiento sobre las iniciativas que se pretendan hacer con respecto al uso de los territorios, así como la Ley Agraria que respalda la consulta previa a las comunidades frente a la imposición de los mega proyectos. La defensa del territorio indio Para defender el territorio algunas experiencias organizativas de los pueblos originarios han tenido que enfrentarse al Estado y a todos sus aparatos de contención institucional y de represión policiaco militar. El problema étnico en los Estado-nación modernos de América Latina es uno que El territorio de los pueblos originarios frente a la lógica del neoliberalismo ha estado presente desde sus orígenes, la filosofía liberal decimonónica bajo la cual se formaron estos Estados mestizocraticos premiaron la idea cultural homogénea para consolidar una nación única culturalmente. Sin embargo el carácter heterogéneo de las formaciones sociales y culturales latinoamericanas ha hecho posible que emerjan formas étnicas discontinuas, alternativas e hibridas que desafían la hegemonía de la modernidad capitalista como en los casos de Bolivia, Ecuador, Colombia, Perú, Nicaragua, Chile y México donde algunos grupos étnicos se han trasformado en nuevos sujetos emergentes de empoderamiento político y de transformación social. Para entender a los pueblos originarios en el rescate de sus sistemas de justicia, valores, territorios y creencias comunitarias nos es obligatorio situar sus luchas en el contexto del sistema capitalista que lo definimos como “un modo de producción que se basa en la valorización del valor a través de la explotación incesante del trabajo humano y la naturaleza”, y que ahora se expresa en su versión salvaje con el modelo económico neoliberal desde la década de 1980. En medio de este contexto de explotación y despojo territorial por parte del Estado burgués la resistencia de los pueblos originarios no se ha hecho esperar, desde el norte y el sur del país, los pueblos étnicos se han movilizado para frenar esas políticas de saqueo y despojo territorial, en México teniendo como experiencias claves las resistencia creadas por el EZLN en Chiapas , el pueblo de Cheran en Michoacán, la Policía Comunitaria y el CECOP en Guerrero, los pueblos triquis autónomos de Oaxaca y Wirikuta en San Luis Potosí, por citar sólo unos ejemplos de la combatividad de los pueblos originarios por la defensa del territorio. Específicamente la defensa asumida territorialmente en el estado de Guerrero por la Policía Comunitaria (Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias -Policía Comunitaria )se ha volcado en la oposición directa de la construcción de minas a cielo abierto y presas hidroeléctricas (impulsadas en algunos casos por la CFC como el caso de la Parato), obras financiadas principalmente por empresas extranjeras y respaldadas por capitales monopolistas nacionales, así como la cancelación de proyectos ecoturísticos que dañan el uso de los suelos y de la medio ambiente. La población indígena y sus comunidades han sabido preservar racionalmente el uso y manejo adecuado de los recursos naturales regionales por medio de la utilización de sistemas y técnicas ecológicamente no tan dañinas con el entorno natural. Los talleres que se imparten en la región de la Policía Comunitaria pretenden impulsar el esquema de conservación, protección, control 195 de territorios y de recursos naturales, ante la vorágine depredadora y saqueadora del neoliberalismo que impulsa el gobierno estatal y federal. Para entender esta defensa del territorio que hacen las comunidades de los pueblos originarios en Guerrero pertenecientes a la policía comunitaria es necesario tomar en cuenta la historicidad de los pueblos originarios en América Latina, su cosmovisión del mundo y su relación con la naturaleza que ha permitido mostrar formas alternativas de organización y de relacionarse con el mundo físico y espiritual. Culturas que deben entenderse en su particularidad histórica con nombres y sistemas de valores filosóficos propios, porque como señala Miguel de León Portilla “sus preocupaciones versaron sobre el origen y naturaleza del mundo, del hombre, del más allá y de la divinidad” reflejado en su organización y sustentabilidad con el entorno, Los pueblos originarios de matriz cultural-histórica mesoamericana han mostrado que es posible otra forma de ver y entender el mundo, así como la manera de relacionarse con la naturaleza.La actitud político-moral asumida por los pueblos originarios ha sido la de re dignificar al ser humano frente a la miseria física y moral desarrollada por el neo colonialismo burgués e imperialista mediante la enajenación y alienación capitalista de una gran parte de la sociedad y de los gobiernos mercantilistas. La economía de mercado sustentada en esta visión del mundo burgués ha puesto a los indígenas y a otros movimientos urbanos del siglo XXI a pensar y repensar en otras alternativas de organización y relación no burguesa y no capitalista. La alternativa de la autonomía para defender el territorio A raíz de las múltiples violencias concretas y epistémicas generadas por el capitalismo-neoliberalismo los movimientos indígenas de nuevo corte en México y en América Latina desde 1992 han presentada en algunas partes una crítica radical a las estructuras estatales y maquinaria del poder capitalista. Una de las alternativas que las resistencias indígenas han venido construyendo en torno a la explotación, despojo, represión y el desprecio capitalista ha sido la demanda política y construcción de la autonomía indígena regional, insertada dentro de las nuevas configuraciones sociopolíticas que los pueblos y comunidades indígenas demandan en base a su historia y cosmovisión única de pueblos originarios con derechos colectivos, entendidos estos como “aquellos indispensables para que los pueblos Daniel Gatica Polco 196 Acapulco, Guerrero, 19, 20 y 21 de febrero de 2015 subsistan por ejemplo: el derecho al territorio, al uso de la lengua, a la cultura propia, al autogobierno o práctica de sus normas propias de organización y control”. La autonomía indígena incluye explícitamente la nueva relación entre sociedad civil, pueblos originarios, naturaleza y el Estado, poniendo como centro de debate para esta nueva relación el autogobierno en materia de salud, educación, medio ambiente, política autogestiva y desarrollo comunitario. Los procesos dados en los últimos años de conformación de autonomías indígenas regionales en países como el Salvador, Bolivia, Ecuador y México han asumido nuevas formas de representación comunitaria y poder colectivo frente a un nuevo régimen jurídico político cada vez más pluriétnico. La autonomía indígena significa entonces el derecho a la libre autodeterminación en los procesos sociales, ambientales, culturales, epistémicos, económicos, jurídicos, políticos, educativos y religiosos determinados desde su perspectiva de usos y costumbres (u filosofías del mundo). La concepción errónea de asociar la autonomía indígena con separatismo, balcanización o fundamentalismo solo violenta o minimiza la historia, cultura, práctica y política de la autonomía india, ya que esta junto con la “la autogestión implica responsabilidad, sobre todo cuando existen en muchos pueblos indios los elementos culturales necesarios para que puedan alcanzar la autosuficiencia en un sistema de articulación regional para tal fin”. La ruptura histórica que presenta la autonomía indígena frente a la profunda historia de opresión y explotación capitalista plantea un nuevo desafío radical frente al estado y las estructuras de dominio hegemónico del capital, en tanto desplaza el factor neo indigenista hacia la cuestión fundamental del control político-administrativo del territorio indígena, porque: “(…) el derecho a la autonomía territorial implica el control y legalización de los territorios en posesión ancestral para gobernarse con autoridad propia de manera que permita no sólo el fortalecimiento y consolidación de las circunscripciones territoriales indígenas, sino también, a un manejo armónico, autogestionario y equilibrado de los recursos naturales para conservar el medio ambiente y garantizar la permanencia integral de los ecosistemas, así como el desarrollo socioeconómico”. “Tal enfoque encuadra la autonomía en el proceso de descentralización política para convertir el autogobierno en una resistencia autónoma, que en la versión sustantiva, no es sino democracia radical”. El modo de asumir funciones autogestivas en un territorio jurídicamente reconocido por diversos grupos étnicos “es un verdadero proyecto de modernidad alternativa a la modernidad capitalista dominante, el que estos mismos indígenas encarnan, defienden y enarbolan, abierta y retadoramente, a partir de esa ruptura fundamental de 1994”. La autonomía como demanda estrategia por los pueblos originarios representa un proyecto comunitario potente que permite proteger los territorios y la cultura propia de cada grupo étnico desde el lugar de origen y en correspondencia con las necesidades inmediatas de la comunidad-pueblo, este derecho a la libre autodeterminación es premisa sustancial a conquistar por la vía de la organización y lucha política para preservar el territorio ante las políticas y prácticas capitalistas. Al respecto el étno marxista Gilberto López y Rivas define a la autonomía como un proceso que “constituye formas de reconocimiento de derechos a entidades socioculturales en su carácter de pueblos”, a decir por su parte López Bárcenas señala que “ cuando los pueblos indígenas deciden construir autonomías toman una decisión que va contra las políticas del Estado y obliga a quienes optan por ese camino a iniciar procesos políticos de construcción de redes de poder que les permitan afianzarse ellos mismos como una fuerza con la que se debe negociar la gobernabilidad y poderes alternativos que obliguen al Estado a tomarlos en cuenta”. Un ejemplo práctico y concreto de esta efectividad inmediata de la autonomía son los logros que ha logrado la experiencia organizativa de la Policía Comunitaria en la región de la Costa Chica- Montaña del estado de Guerrero donde de más de 50 concesiones mineras otorgadas por el gobierno estatal y federal a empresas transnacionales de origen canadiense, holandesas y estadounidenses , la Policía Comunitaria junto con los hombres y mujeres de las comunidades donde tiene incidencia esta organización han logrado detener y cancelar la mayoría de estas concesiones mineras en la región, por la vía de los hechos la autonomía de facto que han construido les ha permitido empoderarse de su propio presente y futuro. De modo que como lo demuestra la realidad la autonomía indígena puede ser una de las tantas alternativas que deben construir los pueblos originarios para enfrentar las lógicas del despojo y saqueo territorial que ofrece el capitalismo. Literatura citada Aguirre, R. C. A. 2013. Anti manual del buen rebelde, guía de la Contra política para Subalternos, Anticapitalistas y Antisistémicos, Edit. Contra historias, México, D. F. El territorio de los pueblos originarios frente a la lógica del neoliberalismo Bartolomé, A. M. y Barabas, A. Alicia1998. Autonomías étnicas y Estados nacionales, CONACULTA, INAH, México, D.F. Broswimmer, J. F. 2005. Ecocidio; breve historia de la extinción en masa de las especies, Edit. Laetoli. Giménez, G. 2007. estudios sobre cultura y las identidades sociales, Edit. Consejo Nacional para las Culturas y Artes, México, D. F Gómez, M. 1995. Derechos indígenas, lectura comentada del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, Instituto Nacional indigenista, México, D. F. Gómez, R. M. 2011. En busca del sujeto perdido: los pueblos indígenas bajo el signo de la privatización, en Justicia y diversidad en –América Latina, pueblos indígenas ante la globalización, Coordinado por Chenaut Víctor, AA.VV, Edit. CIESAS, México, D. 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