PERMANECED EN LA DOCTRINA DE CRISTO 2 Juan 1- 11 Introducción. Nuestra vida como cristianos es una carrera de fondo que comienza en el momento de la conversión y que finaliza cuando el Señor nos llama a su presencia. En esta carrera nos encontramos con obstáculos, subidas y bajadas, altas montañas y profundos valles y, en no pocas ocasiones, con momentos de total agotamiento y desánimo. En otros momentos podemos incluso caernos debido a las zancadillas que se nos ponen y, hasta podríamos, en algún momento determinado, llegar a despistarnos y coger un camino equivocado. Con todo, lo importante es llegar a la meta y recibir el premio, la vida eterna. Para llegar al final del camino con éxito, de acuerdo con la Palabra de Dios en 2 Juan, debemos siempre permanecer en la doctrina de Cristo. ¿Por qué? Porque vivimos tiempos peligrosos y debemos estar preparados para vivir nuestra fe de acuerdo a la Escritura y jamás ser engañados. Satanás lo intentó en el pasado, lo intenta todavía y lo intentará en el futuro: destruir la iglesia de Cristo con sus mentiras. 1. Jesús ya nos avisó primero. En Mateo 24:11- 13 y vs. 24, se recogen las advertencias de Jesús acerca de aquellos que se levantarán en los últimos tiempos predicando un evangelio diferente. “No les sigáis”. 2. Luego los apóstoles. Cuando pensamos en los últimos tiempos, pensamos en algo muy lejano en el futuro, pero visto desde el punto de vista bíblico, ya los primeros cristianos creían estar en los últimos tiempos, puesto que muchas de las señales que Jesús predijo se comenzaban a cumplir. El mismo apóstol Pablo, como gran precursor de la iglesia universal en sus comienazos, advirtió sobre la aparición de hombres que predicaban “otros evangelios” (Gálatas 1:6- 9) diferentes al de Cristo. Estos sean anatema (malditos). En Timoteo 4:1 dice que algunos predicarán doctrinas de demonios y habrá quien les escuche y apostaten de la fe. De quien no predica la doctrina de Cristo, Pablo dice que: “está envanecido, nada sabe y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales”. (1 Timoteo 6:4- 5) En 2 Timoteo 3:1- 9 Pablo advierte de lo peligrosos que son los tiempos debido al carácter de los hombres (refiriéndose a hombres de iglesia). El apóstol Pedro también dedicó parte de sus últimos años en advertir y exhortar a las iglesias acerca de la aparición de falsos profetas y maestros con sus falsas doctrinas. (1 Pedro 2) Juan, junto con Pablo fueron dos de los apóstoles que más combatieron el Gnosticismo, lo cual queda reflejado en sus escritos. Los gnósticos salían en muchas ocasiones de las propias iglesias y llegaron a tener un gran número de seguidores ya en los tiempos de la iglesia primitiva. (Quizás en otro momento se podría estudiar dicha secta). El énfasis de Juan es, en todo caso, el de resaltar la divinidad y eternidad de Cristo y rebatir las falsas enseñanzas con la exaltación de la doctrina de Cristo: el AMOR. También en la epístola de Judas encontramos advertencias y descripciones de los falsos maestros con sus falsas doctrinas. (Leer Judas 3- 23) 1 3. Hoy no estamos mucho mejor. Hoy estamos en tiempos si cabe aún más peligrosos para la iglesia de Cristo. Las falsas doctrinas, las sectas y las falsas religiones proliferan por doquier y bombardean constantemente a los escogidos, a aquellos que han seguido a Cristo. Hoy son muchos los cristianos que se rigen por sentimientos y emociones en lugar de basarse en la Escritura. Se oye mucho la expresión “siento del Señor”, ¡como si Dios fuera un sentimiento! Hay otros muchos que son autodidactas y se declaran librepensadores de la Escritura, interpretándola privadamente según su propio interés y olvidándose de lo que la propia Escritura dice (2 Pedro 1:20). ¡Cuidado con los tales! Están en el error y pueden hacer, aún sin querer, mucho daño a la iglesia del Señor. Es por todo esto que la Biblia nos dice claramente que debemos ¡Permanecer en la doctrina de Cristo! La nueva generación de cristianos se acerca a la Palabra con los sentimientos y con la intención de encontrar “sus” propias respuestas, olvidando que la Palabra, el Verbo de Dios solo puede ser entendido por el espíritu y traer luz y verdad a través del Espíritu Santo. Estamos en un momento en el que ya no es tan importante lo que la Palabra dice a la iglesia, el cuerpo de Cristo, a través del cual se manifiesta el Espíritu Santo, sino que lo que realmente nos importa es lo que la Biblia me dice a mí según mi necesidad (o mi entendimiento, se debería decir). Casi sin que nos demos cuenta, se está colocando al hombre en una posición de igualdad, sino de superioridad con respecto a la Palabra de Dios. Que el Señor tenga misericordia de nosotros. Algunos de los peligros más visibles hoy día son aquellos que se refieren a la santidad, al compromiso, al uso del dinero y a la verdad bíblica sobre el Espíritu Santo. - Santidad: el sexo ilícito, las relaciones extramatrimoniales, la importancia del matrimonio y como llevarlo a cabo de acuerdo con la Escritura, la lengua,… Permanecer en la doctrina de Cristo implica: “Sed santos porque Yo soy santo” (1 Pedro 1:16) y “aquel que invoca el nombre del Señor, apártese de toda iniquidad”. - Compromiso: cristianos que van de una iglesia a otra; otros que sólo buscan un cargo visible; los que dicen tener un compromiso serio con el Señor pero no con la iglesia del Señor; otros muchos son fieles hasta que se les corrige o llama la atención por algo que no va bien en sus vidas. Después de esto desaparecen de la iglesia. Permanecer en la doctrina de Cristo implica “no dejar de congregarse, como algunos tienen por costumbre” (Hebreos 10:25) y “tomar nuestra cruz cada día” por amor a Dios, a su obra y a nuestros hermanos en la fe en total mansedumbre y paciencia, con piedad y perseverancia. - Dinero: en muchas partes se predican falsas doctrinas acerca de una “supuesta” prosperidad económica y de salud basadas en una “supuesta” fe que nos hace recibir todo lo que pidamos. ¡MENTIRA! Los que tales cosas predican tergiversan la Biblia para justificar sus engaños y enriquecerse a través de ellos. Para pedir y recibir lo que se pide hay que pedir bien y para hacerlo, la única forma es conociendo la voluntad de Dios y guardando sus mandamientos (1 Juan 3:21- 22). Dios da y Dios quita según le parece y no depende de nuestra fe para actuar o no en nuestro favor. Su amor por nosotros va mucho mas allá y sus promesas superan todo lo que materialmente podamos alcanzar. La Biblia es clara en cuanto a los que buscan amontonar riquezas. Creemos en un Dios que sana y que quiere sanar, pero también en Aquel que en su soberanía dice: “Bástate mi gracia”. Permanecer en la doctrina de Cristo implica: vivir en contentamiento con lo que Dios nos da, pidiendo siempre con fe y recordando que Él sabe lo que necesitamos y siempre tiene cuidado de nosotros. (1 Pedro 5:6- 7) - El Espíritu Santo: este es, por desgracia, el gran desconocido de la iglesia. Hay todo tipo de ideas extrañas y errores acerca de su persona, actividades y lugar dentro de la Trinidad. Se le 2 confunde con las emociones y se le relaciona con reacciones que, más que atraer a los creyentes, hacen que estos huyan de Él. Esto es consecuencia de la mala o deficiente enseñanza acerca de quién es y lo que hace en la iglesia de Cristo. Muchos abusos humanos adjudicados a Su actuación han traído recelo y rechazo hacia su santa persona y su presencia. El es el protagonista de la era histórica en que vivimos y sin su presencia en nosotros estaríamos perdidos. Permanecer en la doctrina de Cristo implica: ser llenos del Espíritu Santo, buscar sus dones, permitirle que se mueva con libertad en la iglesia y saber discernir aquellos espíritus que no son de Dios. (1 Juan 4:1- 4) Conclusión: Amor. Amaos los unos a los otros como yo os he amado. Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas halláis la vida eterna. Ama a Dios y ama a tu prójimo como a ti mismo, buscando antes el bien ajeno que el tuyo propio. Perdonad para que podáis ser perdonados Permanecer en la doctrina de Cristo es permanecer en su amor. Este no es humano ni tiene que ver con nuestras emociones. Viene del Padre y nos lleva a toda verdad, santidad y justicia. 1 Corintios 13:4- 8 el verdadero amor. Amor por su Palabra y su Verdad. Amor. 3